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PUERTA 7. Louis Tomlinson y ____ Smith (TERMINADA) Mini Fic.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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CAPÍTULO 3
capítulo III:
―______ ―
Sentí mi nombre en un murmullo.
―______ ―
Bien, esta vez era más alto.
―______―
Y ahora no solo lo escuchaba, si no sentía algo suave en mi nariz.
―¡______!―
―¿Pero qué mierda?― Me senté en mi cama de golpe y lentamente fui girando mi cabeza a mi derecha ―Déjame dormir, cerda― Dije entre dientes mientras me metía entre las cobijas y me tapaba hasta la cabeza.
―Son la doce, frente de marquesina― Canturreó con voz aguda.
―¿Y?― ¿Qué quería que hiciera? ¿No entendía que estaba cansada?.
―Tienes clase a las dos...― ¿Esperaba que le contestara? ―Tienes parcial―
―Mierda― Me levanté de golpe y empujé a la cerda que rodó al piso, me largué una carcajada mientras ella se quejaba y me fulminaba con la mirada y me dirigí al baño. Mientras me alejaba de mi preciada cama, vi como "Pancita" nuestra perrita, se acurrucaba mas en medio de las cobijas, que envidia.
Me bañé y me puse un jean oscuro, un buzo violeta manga larga y por arriba un sweater negro y me dirigí a la cocina.
―Por favor dime que tu no cocinaste― Vanessa no me contestó y me miró con cara de odio.
Ninguna de las dos teníamos habilidades culinarias, por lo que la cocina era de completo adorno. Mientras comíamos la comida descongelada y dietética, que Vanessa me obligaba a comer, el silencio nos invadió, solo escuchaba el sonido de los cubiertos hasta que Vanessa corto el silencio.
―Harry―
No entendí porque lanzó su nombre, levanté una ceja y seguí tragando la comida mal calentada ¿Ni siquiera calentar comida podía hacer? Bien, estaba de mal humor ¿Pero que nadie entendía que necesitaba mis preciadas horas de sueño?
―Digo, lo dejaste porque lo viste abrazando a una despampanante morena que resulto ser su hermana mayor―
―Ya ¿Y?― Eso había pasado hace dos meses.
―Digo, te pidió para volver ¿No? ¿Qué esperas?― Dijo mientras se levantaba a dejar su plato a medio servir, la comida era un asco pero prefería comer que contestarle a Vanessa ¿Cuántas veces habíamos hablado de esto ya?
―No sé a dónde quieres llegar― Le contesté mientras me iba a mi cuarto a terminar de vestirme.
―¿Con cuántos hombres te has acostado?... Tantos que ni siquiera recuerdas sus nombres y ¿Cuantas relaciones serias has tenido? ¿Una? Y es mucho― Decía mientras me seguía por mi habitación, mientras me calzaba.
―Vanessa, mi vida amorosa está bien, ya déjalo― Bufé mientras me colocaba la bufanda y el abrigo negro.
―No, tú no tienes vida amorosa, tú tienes vida sexual que es distinta― Eso ya lo sabía.
―Vanessa, deja mi vida en paz ¿Si? Nos vemos luego― Le dije mientras besaba su mejilla y salía del departamento.
Ya sabía que mi vida amorosa era nula, generalmente me acostaba con los hombres y luego los dejaba, sin darle mi número o se los daba equivocado y los afortunados que lograban mi número se cansaban llamando porque jamás les contestaba.
Desperté de mi ensoñación cuando me di cuenta que era mi parada, baje del metro y me dirigí a la universidad. Mi corazón se contrajo cuando Harry entró por la puerta y me sonrió, le devolví la sonrisa y se fue a sentar a su asiento. Varias chicas estaban detrás de Harry y muchas matarían por tener algo con él, entonces ¿Por qué yo no?
.
.
.
Salí de la clase entregando mi parcial en blanco, definitivamente hoy no era mi día. Observé el cielo al salir y estaba encapotado
Como ese día
Sacudí mi cabeza para evitar que el pasado regresara y me encaminé a casa. Otra vez tuve una extraña sensación como si me observaran, cosa que ya me venía pasando desde hace meses, me di la vuelta y busque con la mirada algo extraño pero no vi nada. Hacía mucho frio, pronto nevaría y la gente que estaba en las calles caminaba ligero para llegar a su destino sin congelarse en el camino.
Eran cerca de las cinco cuando llegué, me quité las botas, la campera y la bufanda. Me preparé un café mientras esperaba que se hicieran las 7 y media para irme al trabajo. Vanessa trabajaba por las tardes en una cafetería y de mañana estudiaba modelaje y yo estudiaba por la tardes y a veces de mañana medicina y trabajaba de camarera en un restaurante de ocho de la noche a dos de la mañana.
Prendí la tele y no había nada interesante, unos minutos más tarde sentí un peso extra en mi abdomen y pude ver a Pancita acostarse sobre mí. Seguí observando la tele y me puse a pensar en todo lo que había pasado. Habían pasado tres años desde que vivía en Nueva York, habían pasado tres años desde que no tenía contacto con mi hermana, tres años desde que no sabía nada de él, tres años desde que no iba a Londres y tres años desde que el único contacto con mi familia eran las llamadas que les hacía una vez al mes.
Desperté de mi pequeño sueño, eran las 7 y media, si no me apuraba llegaría tarde.
Antes de salir del departamento el teléfono sonó, corrí a alcanzarlo antes de que colgaran.
―Hola―
―Frentezota... Me quedo con Zayn esta noche― ¿Cuando no? ―Así que no me esperes―
―Tampoco iba a hacerlo, cerda ―Me gustaba pelearla, así era nuestra relación, amor-odio.
―Como sea― Dijo fingiendo molestia ―Te avisaba por si querías llevar a tu novio, ah lo olvidaba, tú no tienes novio― ¿Cuál era su obsesión por conseguirme un novio?
―Ya deja de joderme con eso ¿Quieres?― Dije entre dientes, encima que llegaría tarde al trabajo por su culpa, tenía que soportar sus bromitas.
―Solo decía. Bueno, te dejo, nos vemos mañana ¿Si? Pórtate bien, besos―
―Y tu pórtate mal― Le dije antes de colgar y salir.
Vanessa y yo vivíamos en un barrio bastante tranquilo en un edificio viejo, la parada del metro nos quedaba a una cuadra, casi no había nadie en las calles, no sé si era por el frio que hacía o simplemente porque este barrio ya era así.
.
.
.
Salí del trabajo cerca de las dos de la mañana y cuando estaba por llegar a casa, la sensación que estuve teniendo desde hacía unos meses volvió a mí, sentí que alguien me observaba y unas inmensas ganas de llorar me embargaron. Me prohibí llorar como loca, sin ningún motivo, hacía tres años que no lloraba y no lo haría ahora sin tener un porqué.
Entre a mi departamento y lo primero que hice fue dirigirme a mi habitación y prender la luz, odiaba quedarme sola. Me puse el pijama, un pantalón grande celeste y azul, a cuadros y una remera negra manga tres cuartos, me tire boca abajo en la cama, cerré los ojos y...
―¡Gof- gof!―
―¿Ahora qué?... Maldición... No te voy a sacar... No hagas eso― Parecía loca hablando con mi perra, pero sus hermosos y cristalinos ojos chocolates alternaban su mirada en mi y la puerta.
¡Rayos! Me levante a regañadientes y me puse unos convers negros y un saco de lana marrón, le puse la correa y bajamos a dar la vuelta manzana.
Faltaba dos cuadras para llegar a casa, las calles estaban muy oscuras y no había ni una persona a esta hora.
―¡Ah!― Grité cuando sentí como tocaban mi hombro.
―Disculpe señorita, no quería asustarla. ¿Me dice la hora?― Era una anciana.
―Sí, lo siento. Son las dos y media de la mañana― Respondí viendo mi reloj de muñeca.
―Gracias― Dijo mientras se retiraba.
¿Qué hacía una anciana a los dos y media de la mañana en la calle? Mi corazón comenzó a latir de nuevo y regresamos al departamento, doblamos en la esquina y un lujoso auto negro su paro enfrente de mí, sus luces casi me cegaron y el no se movía, un inmenso nerviosismo me invadió y mi corazón comenzó a palpitar más fuerte.
¡Me iban a secuestrar!
Pero el auto, paso por mi lado y siguió de largo, di un sonoro suspiro de alivio y me dirigí casi corriendo a mi departamento, sin voltear atrás.
Entré y le quité la correa a Pancita quien corrió al sillón a acostarse, me dirigí a la cocina a tomar un vaso de coca-cola, todo esto me había quitado el sueño, estaba por prender la luz de la cocina, cuando sentí un ruido en mi cuarto. Instintivamente me agache y gateé hasta el mueble marrón de la cocina y saque el mazo de amasar, que por cierto nunca hemos usado. Los pasos se acercaban cada vez más y mi corazón quería salirse de mi pecho.
¡Un ladrón! ¿Cuánta mala suerte podía tener?
Me puse al lado de la puerta y esperé, observe una pequeña sombra en la puerta y una respiración cerca, cerré los ojos y... Lo golpee con todas mis fuerzas, cuando abrí mis ojos, el mazo resbalo de mis manos y rodó por el piso, era, era... Era él.
Holaaaa! :D Tercer y penúltimo capítulo! Me da hasta penitaa :sad: Pero bueno, ya avisé que era una mini-novela ! Gracias a toodos los que leen y a los que me comentan tan lindamente (? Sois geniales! :hug:
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.
Nueva York
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Nueva York
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Sentí mi nombre en un murmullo.
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Bien, esta vez era más alto.
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Y ahora no solo lo escuchaba, si no sentía algo suave en mi nariz.
―¡______!―
―¿Pero qué mierda?― Me senté en mi cama de golpe y lentamente fui girando mi cabeza a mi derecha ―Déjame dormir, cerda― Dije entre dientes mientras me metía entre las cobijas y me tapaba hasta la cabeza.
―Son la doce, frente de marquesina― Canturreó con voz aguda.
―¿Y?― ¿Qué quería que hiciera? ¿No entendía que estaba cansada?.
―Tienes clase a las dos...― ¿Esperaba que le contestara? ―Tienes parcial―
―Mierda― Me levanté de golpe y empujé a la cerda que rodó al piso, me largué una carcajada mientras ella se quejaba y me fulminaba con la mirada y me dirigí al baño. Mientras me alejaba de mi preciada cama, vi como "Pancita" nuestra perrita, se acurrucaba mas en medio de las cobijas, que envidia.
Me bañé y me puse un jean oscuro, un buzo violeta manga larga y por arriba un sweater negro y me dirigí a la cocina.
―Por favor dime que tu no cocinaste― Vanessa no me contestó y me miró con cara de odio.
Ninguna de las dos teníamos habilidades culinarias, por lo que la cocina era de completo adorno. Mientras comíamos la comida descongelada y dietética, que Vanessa me obligaba a comer, el silencio nos invadió, solo escuchaba el sonido de los cubiertos hasta que Vanessa corto el silencio.
―Harry―
No entendí porque lanzó su nombre, levanté una ceja y seguí tragando la comida mal calentada ¿Ni siquiera calentar comida podía hacer? Bien, estaba de mal humor ¿Pero que nadie entendía que necesitaba mis preciadas horas de sueño?
―Digo, lo dejaste porque lo viste abrazando a una despampanante morena que resulto ser su hermana mayor―
―Ya ¿Y?― Eso había pasado hace dos meses.
―Digo, te pidió para volver ¿No? ¿Qué esperas?― Dijo mientras se levantaba a dejar su plato a medio servir, la comida era un asco pero prefería comer que contestarle a Vanessa ¿Cuántas veces habíamos hablado de esto ya?
―No sé a dónde quieres llegar― Le contesté mientras me iba a mi cuarto a terminar de vestirme.
―¿Con cuántos hombres te has acostado?... Tantos que ni siquiera recuerdas sus nombres y ¿Cuantas relaciones serias has tenido? ¿Una? Y es mucho― Decía mientras me seguía por mi habitación, mientras me calzaba.
―Vanessa, mi vida amorosa está bien, ya déjalo― Bufé mientras me colocaba la bufanda y el abrigo negro.
―No, tú no tienes vida amorosa, tú tienes vida sexual que es distinta― Eso ya lo sabía.
―Vanessa, deja mi vida en paz ¿Si? Nos vemos luego― Le dije mientras besaba su mejilla y salía del departamento.
Ya sabía que mi vida amorosa era nula, generalmente me acostaba con los hombres y luego los dejaba, sin darle mi número o se los daba equivocado y los afortunados que lograban mi número se cansaban llamando porque jamás les contestaba.
Desperté de mi ensoñación cuando me di cuenta que era mi parada, baje del metro y me dirigí a la universidad. Mi corazón se contrajo cuando Harry entró por la puerta y me sonrió, le devolví la sonrisa y se fue a sentar a su asiento. Varias chicas estaban detrás de Harry y muchas matarían por tener algo con él, entonces ¿Por qué yo no?
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Salí de la clase entregando mi parcial en blanco, definitivamente hoy no era mi día. Observé el cielo al salir y estaba encapotado
Como ese día
Sacudí mi cabeza para evitar que el pasado regresara y me encaminé a casa. Otra vez tuve una extraña sensación como si me observaran, cosa que ya me venía pasando desde hace meses, me di la vuelta y busque con la mirada algo extraño pero no vi nada. Hacía mucho frio, pronto nevaría y la gente que estaba en las calles caminaba ligero para llegar a su destino sin congelarse en el camino.
Eran cerca de las cinco cuando llegué, me quité las botas, la campera y la bufanda. Me preparé un café mientras esperaba que se hicieran las 7 y media para irme al trabajo. Vanessa trabajaba por las tardes en una cafetería y de mañana estudiaba modelaje y yo estudiaba por la tardes y a veces de mañana medicina y trabajaba de camarera en un restaurante de ocho de la noche a dos de la mañana.
Prendí la tele y no había nada interesante, unos minutos más tarde sentí un peso extra en mi abdomen y pude ver a Pancita acostarse sobre mí. Seguí observando la tele y me puse a pensar en todo lo que había pasado. Habían pasado tres años desde que vivía en Nueva York, habían pasado tres años desde que no tenía contacto con mi hermana, tres años desde que no sabía nada de él, tres años desde que no iba a Londres y tres años desde que el único contacto con mi familia eran las llamadas que les hacía una vez al mes.
Desperté de mi pequeño sueño, eran las 7 y media, si no me apuraba llegaría tarde.
Antes de salir del departamento el teléfono sonó, corrí a alcanzarlo antes de que colgaran.
―Hola―
―Frentezota... Me quedo con Zayn esta noche― ¿Cuando no? ―Así que no me esperes―
―Tampoco iba a hacerlo, cerda ―Me gustaba pelearla, así era nuestra relación, amor-odio.
―Como sea― Dijo fingiendo molestia ―Te avisaba por si querías llevar a tu novio, ah lo olvidaba, tú no tienes novio― ¿Cuál era su obsesión por conseguirme un novio?
―Ya deja de joderme con eso ¿Quieres?― Dije entre dientes, encima que llegaría tarde al trabajo por su culpa, tenía que soportar sus bromitas.
―Solo decía. Bueno, te dejo, nos vemos mañana ¿Si? Pórtate bien, besos―
―Y tu pórtate mal― Le dije antes de colgar y salir.
Vanessa y yo vivíamos en un barrio bastante tranquilo en un edificio viejo, la parada del metro nos quedaba a una cuadra, casi no había nadie en las calles, no sé si era por el frio que hacía o simplemente porque este barrio ya era así.
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Salí del trabajo cerca de las dos de la mañana y cuando estaba por llegar a casa, la sensación que estuve teniendo desde hacía unos meses volvió a mí, sentí que alguien me observaba y unas inmensas ganas de llorar me embargaron. Me prohibí llorar como loca, sin ningún motivo, hacía tres años que no lloraba y no lo haría ahora sin tener un porqué.
Entre a mi departamento y lo primero que hice fue dirigirme a mi habitación y prender la luz, odiaba quedarme sola. Me puse el pijama, un pantalón grande celeste y azul, a cuadros y una remera negra manga tres cuartos, me tire boca abajo en la cama, cerré los ojos y...
―¡Gof- gof!―
―¿Ahora qué?... Maldición... No te voy a sacar... No hagas eso― Parecía loca hablando con mi perra, pero sus hermosos y cristalinos ojos chocolates alternaban su mirada en mi y la puerta.
¡Rayos! Me levante a regañadientes y me puse unos convers negros y un saco de lana marrón, le puse la correa y bajamos a dar la vuelta manzana.
Faltaba dos cuadras para llegar a casa, las calles estaban muy oscuras y no había ni una persona a esta hora.
―¡Ah!― Grité cuando sentí como tocaban mi hombro.
―Disculpe señorita, no quería asustarla. ¿Me dice la hora?― Era una anciana.
―Sí, lo siento. Son las dos y media de la mañana― Respondí viendo mi reloj de muñeca.
―Gracias― Dijo mientras se retiraba.
¿Qué hacía una anciana a los dos y media de la mañana en la calle? Mi corazón comenzó a latir de nuevo y regresamos al departamento, doblamos en la esquina y un lujoso auto negro su paro enfrente de mí, sus luces casi me cegaron y el no se movía, un inmenso nerviosismo me invadió y mi corazón comenzó a palpitar más fuerte.
¡Me iban a secuestrar!
Pero el auto, paso por mi lado y siguió de largo, di un sonoro suspiro de alivio y me dirigí casi corriendo a mi departamento, sin voltear atrás.
Entré y le quité la correa a Pancita quien corrió al sillón a acostarse, me dirigí a la cocina a tomar un vaso de coca-cola, todo esto me había quitado el sueño, estaba por prender la luz de la cocina, cuando sentí un ruido en mi cuarto. Instintivamente me agache y gateé hasta el mueble marrón de la cocina y saque el mazo de amasar, que por cierto nunca hemos usado. Los pasos se acercaban cada vez más y mi corazón quería salirse de mi pecho.
¡Un ladrón! ¿Cuánta mala suerte podía tener?
Me puse al lado de la puerta y esperé, observe una pequeña sombra en la puerta y una respiración cerca, cerré los ojos y... Lo golpee con todas mis fuerzas, cuando abrí mis ojos, el mazo resbalo de mis manos y rodó por el piso, era, era... Era él.
Holaaaa! :D Tercer y penúltimo capítulo! Me da hasta penitaa :sad: Pero bueno, ya avisé que era una mini-novela ! Gracias a toodos los que leen y a los que me comentan tan lindamente (? Sois geniales! :hug:
readergirl
Re: PUERTA 7. Louis Tomlinson y ____ Smith (TERMINADA) Mini Fic.
O POR DIOS ES LOUIS SIGUELA QUIERO VER QUE PASA TA SUPERMEGADUPER LINDA SIGUE
||Hazzy||
Re: PUERTA 7. Louis Tomlinson y ____ Smith (TERMINADA) Mini Fic.
siguela porfa esta super y que mal que sea el penultimo voy a llorar :C :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
Kevinlapalomaqueladra
Re: PUERTA 7. Louis Tomlinson y ____ Smith (TERMINADA) Mini Fic.
magic directioner forever escribió:O POR DIOS ES LOUIS SIGUELA QUIERO VER QUE PASA TA SUPERMEGADUPER LINDA SIGUE
Gracias por el comentario! :) Ahora la sigo :P
readergirl
Re: PUERTA 7. Louis Tomlinson y ____ Smith (TERMINADA) Mini Fic.
Kevinlapalomaqueladra escribió:siguela porfa esta super y que mal que sea el penultimo voy a llorar :C :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
Ahora la sigoo! :) Sii! Es muy cortoo! :lloro: Gracias por leer y comentar! :love:
readergirl
CAPITULO 4. (FINAL)
capítulo IIII:
Mi corazón se paralizo cuando vi el charco de sangre que salía de la herida que le ocasione en la cabeza, corrí al baño y busque alcohol, vendas y algodón. Lo lleve a rastras al sillón, una vez que curé y vendé su herida que gracias a dios era superficial, con mucho esfuerzo lo subí y lo acosté en el sillón.
Ahí mi abrumado corazón se contrajo ¿Qué hacía él, en mi casa, a las dos y media de la mañana, después de tres años de no saber nada el uno del otro? Observé su hermoso y sedoso cabello castaño, ahora teñido por el carmesí de la sangre, sus finas facciones que habían madurado, su pálida piel, no me resistí y pase la yema de mis dedos por su mejilla y luego acerqué mi dedo índice a sus labios, los delineé con mi pulgar, hacía tres años que no probaba esos labios.
Pasé mi mano por sus brazos, los note más tensos y musculosos y entonces recordé algo ¿Se habría casado? Tomé sus muñecas entre mis manos y observe sus delgados y largos dedos.
―No me casé, si buscas un anillo― Era su voz, de la impresión solté sus manos y me hice para atrás golpeando mi espalda con la mesita de centro.
―¿Tu... Qué haces... Cómo es que... Louis tu...― No podía formular pregunta, estaba demasiado sorprendida, frente a mi estaba la razón por la cual mis relaciones amorosas se han ido a la mierda.
No pude seguir pensando cuando Louis me tomo de la nuca y estampo sus labios con los míos, dios, lo había extrañado tanto.
Se levanto un poco del sillón para poder besarme mejor y enredó sus dedos en mi cabello para no soltarme, comencé a responderle, su beso era demandante, desesperado, casi me pedía a gritos que le correspondiera. Sentí su lengua entrar despacio en mi boca, con miedo a que lo rechazará pero en lugar de eso, la acaricie con la mía y comenzó una batalla en la cual ninguno quería perder. Sentí que tomaba mi mano izquierda y deslizaba algo por ella pero no le tome importancia, seguí en mi tarea de devorar sus labios.
El bendito aire comenzó a faltarnos y nos separamos. Louis aún me tenía sujeta de mis cabellos, apoyo su vendada frente contra la mía mientras regulaba su respiración y ahí pude verlo, lo que había deslizado por mi mano, era un anillo, era el anillo que me quiso entregar en el aeropuerto.
―Cásate conmigo... Y no me vuelvas a dejar―
¿Por qué, por qué volvía luego de tres años? ¿A caso no entendía que quería estar sola, que quería olvidarlo ¿Qué no quería casarme con él?
―No― La respuesta salió seca, sin tono de emoción.
―Dejaré que lo pienses, no creas que te libraras de mi tan fácil, cerezo― Sonrió, iba a hablar pero se me adelanto ―No digas nada, piénsalo, te daré unos días antes de volver a Londres―
¿Qué encima se iba? ¿Solo vino a eso, a estrujar y romper más mi desecho corazón?
―¿Vuelves a Londres?― Le pregunté con cautela, tampoco quería demostrarle la angustia que sentía cuando me dijo que se iba.
―Sí, el viernes que viene. Ya tengo el vuelo programado a las nueve, pero no quiero presionarte, piénsalo tranquila y... Cuando estés segura me dices―
¿Cómo podía decir que no quería presionarme? No podía llegar, entrar a mi casa como si nada hubiera pasado, desordenar toda una vida que he estado tratando de ordenar desde que lo deje e irse como si nada.
―Lo que yo te puedo decir es que te amo, te ame y te amaré toda la vida. Estos tres años han sido una tortura, no tienes idea lo que he pasado sin ti. No sabes cómo tuve que aguantarme para partirle la cara a cada tipo que se atrevía a tocarte― Parecía sincero al decirme todo eso pero, espera un momento ¿Cómo sabe él lo de que estuve con otros hombres?
―¿Cómo-―
―¿Sé lo de los otros hombres? ―Interrumpió, leyéndome el pensamiento. ―Vivo en Nueva York desde hace 7 meses y te juró que fue muy difícil soportar todo esto, sin ti―
―Louis -― Volvió a besarme demandante, de verdad no quería dejarme ir.
En mi mente todo se removió, no solo ahí, mi corazón era un completo manicomio, ya no tenía idea de nada.
―Yo... No lo sé, dame unos días para pensarlo―
―Claro― Dijo mientras me soltaba ―Si que golpeas fuerte, Smith― Mencionó a modo de broma, pero sabía que iba en serio.
―Lo siento, pensé que eras un ladrón. Un momento, yo no debo disculparme, tu debes disculparte ¿Cómo se te acurre entrar así a mi casa?― Dije lo último casi gritando, podría haberlo matado.
―Te he estado siguiendo los últimos meses. Me costó mucho trabajo encontrarte, casi dos años, luego de casi desapareciste de la vida de todos― Esa era la sensación de persecución que sentía ―No se me ocurrió otra forma para que me notaras, ya me estaba hartando ¿Sabes? Además ya te dije, en una semana regreso a Londres― Mencionó mientras volvía a recostarse en el sillón.
―Como sea― Le dije mientras iba a mi habitación por mantas para taparlo ―Quédate a dormir pero mañana te vas―Amenacé seria mientras lo tapaba con una cobija.
Iba a alejarme cuando sentí su mano en mi muñeca, tiro de mí como si fuera una muñeca de trapo y termine entre su cuerpo y el respaldo del sillón, nos tapo con las mantas, todo a una velocidad increíble y luego me abrazo fuerte contra su pecho.
―Solo si duermes conmigo― Dijo como niño chiquito, me encantaba cuando se comportaba como un niño malcriado.
―Yo-― No termine de decir cuando sentí sus labios otra vez besarme, esta vez de un modo más pausado y lento.
―Buenas noches― Dijo mientras se acomodaba y cerraba sus ojos, iba a replicar pero ya estaba o se estaba haciendo el dormido.
Cerré mis ojos y por primera vez en tres años volví a dormir tranquila, llena, como si nada me faltara.
.
.
.
A la mañana siguiente cuando desperté, no lo encontré a mi lado, lo llamé varias veces pero no estaba en el departamento, entonces repare en la nota que estaba sobre la mesita de centro.
"Tengo cosas que hacer, nos vemos luego. Te amo, Louis"
¿Cómo podía tomar todo tan calmado luego de lo que paso? Respire profundo y recordé el charco de sangre en la cocina y me dispuse a limpiar, no tenía ganas de hablar con Vanessa de eso, escuchar sus gritos y que me golpeara por dejarlo quedarse en mi casa en lugar de echarlo como un perro.
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Ya había pasado una semana desde que Louis volvió a mi vida, no nos habíamos besado desde esa noche, pero nos veíamos todos los días. Iba por mí a la universidad y al trabajo, el cual trataba de convencerme de renunciar porque decía que los hombres solo iban para que yo los atendiera.
Era viernes, hoy no tenía clases, me encontraba sentada en mi cama, observando fijamente el bendito y hermoso anillo entre mis manos. Vanessa entró con dos tazas humeantes de café y se acostó a mi lado.
―No te va a contestar― Menciono refiriéndose al anillo, el cual llevaba horas viendo.
―Que graciosa― Dije aún mirando fijamente el anillo, que ahora reposaba sobre las mantas.
―Mira, yo no soy de las que da buenos consejos, yo soy de las que te arregla y te saca a bailar para olvidar los problemas, pero eso no funcionará en este caso... Amor, solo ¿Qué piensas tu?― Me dijo en modo maternal.
―No lo sé, tengo miedo― Dije aún sin mirarla, ese anillo me tenía hechizada.
―Siempre tienes miedo, siempre lo has tenido, por eso tus relaciones fracasan. Si no te amará no te habría buscado ¿No crees?― No le contesté ―En dos horas debes contestarle ¿Sabes que le dirás?―
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―No, no Louis, no quiero casarme contigo― Estábamos sentados en un café, uno delante del otro, los dos cafés estaban intactos en el centro de la mesa junto con el hermoso anillo.
Su sonrisa se desvaneció y sus ojos azules perdieron el brillo, pensaba continuar, explicarle, pero no me dejo.
―Lo entiendo― Dijo mientras se levantaba.
―No, espera-― Mencioné pero nuevamente no me dejo continuar.
―No, de verdad lo entiendo― Rebusco en su bolsillo y sacó su billetera ―Fui un idiota, no es tu culpa, yo te perdí. Es obvio, seguiste con tu vida, no te culpo porque yo no haya podido hacerlo, solo... Lo siento― Dejó unos billetes sobre la mesa ―Solo quiero que sepas que te amo― Dijo antes de besarme y marcharse de allí.
Me quedé como una estatua, viendo fijamente por donde se había marchado. No era así como debía sentirme ¿Por qué sentía como que algo me faltaba en el pecho, por qué sentía un nudo en mi garganta, por qué sentía mi estómago revolverse? Observe la mesa y note los cafés, los billetes y el hermoso anillo. Tres años esperó ese anillo por mí, lo tome entre mis manos y salí del café.
Empezó a nevar a medio camino, caminaba despacio, perdida, como si me faltará algo, como si no tuviera algo por lo que vivir. Llegué al departamento, Vanessa me observó unos momentos, pero ni siquiera la salude, me quité el abrigo y la bufanda, los cuales tiré a medio camino mientras me dirigía al baño. Vi mi pálida cara, mis ojos rojos e hinchados por el llanto y mi pelo empapado por la nieve, a través del espejo, con razón la gente me miraba tanto por la calle.
―¿Qué le dijiste?― No la miré y pasé por su lado ―Idiota, no puedo creer que seas tan estúpida ______― La miré sorprendida, Vanessa jamás me había insultado en serio, pero sus ojos reflejaban una rabia infinita ―Eres una idiota _____, nunca te había visto tan feliz como en esta semana y lo echas todo a perder. Eres una estúpida, tienes todo por ser feliz y tiras todo a la basura―
―¡Tú no sabes cómo me siento!― Le grite enojada pero más conmigo misma que con ella
―No, no lo sé― Dijo mientras bajaba la cabeza ―Pero en tres años he visto fracasar una a una tus relaciones, he visto como llorabas los primeros meses por él, lo que te costo acostumbrarte a esta vida... ______, mereces ser feliz. Y si es él quien te la da, no lo dejes ir. Tienes 21 años por dios, compórtate como una mujer madura y no como una chiquilla que huye de sus problemas. No dejes que te quiten lo que es tuyo por derecho, Smith!―
Me quedé de piedra, mientras Vanessa pasaba por mi lado y se dirigía a su habitación. Desperté de mi ensoñación cuando sentía el portazo y observé la hora: ocho y cuarto. El vuelo de Louis salía a las nueve ¿Cómo llegaría al aeropuerto en cuarenta y cinco minutos? Salí corriendo del departamento, dejando todo abierto y perdiendo la mitad de las cosas por el camino, busque un taxi y me pare en medio de la calle para frenarlo.
―Al aeropuerto por favor. Y lo más rápido que pueda―
Sentía mi corazón latir furioso y a medida que el taxi avanzaba por las congestionadas calles de Nueva York, la energía y la adrenalina aumentaban en mi cuerpo y entonces me di cuenta... Mi vida hasta ahora se había mantenido en pausa, cuando vi a Louis nuevamente fue como ponerle play.
―Lo siento pero, hay demasiado tráfico, no creo que lleguemos muy rápido―
Miré hacia afuera y estábamos a 7 cuadras del aeropuerto. Saqué un montón de billetes del bolsillo de mi jean y se los tiré sobre el asiento, el taxista debe quedarse contento le di casi toda la plata que traía.
Corrí más rápido por las congestionadas calles, mientras sentía el frio y la nieve calarse en mis huesos. El calor chocó contra mi rostro al entrar al aeropuerto.
―Pasajeros del vuelo a Londres, Inglaterra, favor de abordar por puerta 7―
¡Rayos! Se iba, debía encontrarlo. Seguí corriendo a puerta 7, mientras observaba por todos lados buscando a Louis. Hasta que vi una mata de cabello castaño a punto de dar su pasaje.
―¡Louis!― Maldición esto se me hacía tan familiar ―¡No te atrevas a irte, Tomlinson!― Grité con todas mis fuerzas.
Lo observé dar vuelta y sus ojitos verdes brillaron mientras su maleta caía al suelo. Corrió hacia mí y cuando lo tuve a unos pocos metros me tire a besarlo con todas las fuerzas.
―Lo siento, lo siento, lo siento. Yo... No quería decirte eso, solo, solo tenía miedo, mucho miedo― Dije todo de una, mientras no le daba descanso a mi lengua.
―Ya, cerezo tranquila. Lo sé, no debí presionarte― Mencionó mientras bajaba la cabeza pero no soltaba el agarre de mi cintura.
―No, tu no me presionaste. Solo tenía miedo. Pero te amo ¿Lo entiendes? ¡Te amo! Jamás dejé de amarte― Grité con todas mis fuerzas, la gente comenzó a amontonarse a nuestro alrededor pero desapareció en cuanto vi la hermosa sonrisa de Louis y sentí sus labios contra los míos.
―Ultima llamada para los pasajeros del vuelo con destino a Londres, Inglaterra, abordar por puerta 7―
Otra vez el martilleo en mi pecho, lo miré con ojos suplicantes y él aumentó su sonrisa.
―Mmm. Pídemelo y te juro que nunca te vuelvo a dejar sola― ¿Después de todo lo que hice por llegar quería que se lo pidiera? Fruncí mi ceño e hice un puchero en mis labios y el sonrió de forma divertida ―¿O prefieres que aborde por puerta 7?―
―¡No!― Dije, casi grité y Louis largó una carcajada mientras volvía a apresar sus labios con los míos.
Esta vez lo supe, la puerta 7 no me llevaría a mi destino, ya tenía mi destino y era más de lo que podía pedir.
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Salimos del aeropuerto tomados de la mano, mientras la nieve caía sobre nosotros, pero el frio había desaparecido de mi cuerpo. Me detuve cuando sentí que jalaba de mi mano.
―¿Qué ocurre?― Le dije mientras me detenía delante de él.
Observó mi mano izquierda.
―¿El anillo?― Su ceño se frunció y mi cara palideció, diablo ¿Donde lo había dejado?
―Amm... Creo que lo deje en casa― Louis hizo una extraña mueca y luego se agachó a juntar algo del suelo, lo cual deslizo por mi dedo anular y cuando lo vi, era una arrumbada y vieja tuerca.
―¿Una tuerca?― Dije mientras soltaba una risa baja.
―No es mi culpa que mi novia pierda el anillo de compromiso― Menciono de forma graciosa ―Cásate conmigo y no, no es pregunta es una orden― Dijo de forma rápida.
―La tercera es la vencida― Murmuré a modo de broma, pero a él no le causo gracia.
―__ -__ -__- __― Sabía que cuando deletreaba mi nombre lo hacía porque quería provocarme o porque estaba enojado.
―Si ¿Contento? Si quiero casarme contigo, Louis Tomlinson― Le dije, mientras sentía como me abrazaba y me daba vueltas en el aire.
Y en ese momento lo entendí, mis relaciones fracasaban no por miedo, no por desconfianza o porque quedé traumada luego de su engaño, mis relaciones amorosas no avanzaban porque no era él, porque a medida que los conocía me daba cuenta lo distintos que eran de él.
Y ya no me importa, no importa si en un futuro no nos casábamos, no importa si en un futuro dejábamos de amarnos, no me importaba que en un futuro estemos con otras personas, ya no me importa nada, solo los labios de Louis besarme con dulzura y amor, no importaba mi hermana, no importaba Londres y Nueva York, no importaba el frio y la nieve que nos empapaba, solo imputábamos nosotros dos.
Porque esta vez no iba a dejar que nos separaran, esta vez no iba a perderlo de nuevo, esta vez no iba a dejar que me quitarán, lo que por derecho es mío.
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FIN.
Llegó el final!!! :lloro: Que corto se me ha echo!!! Aissh! Como me gustaria que Boo Bear recorriera medio mundo para encontrarme! Algún dia nos pasará a nosotras chicas! :ilusion:
Bueno, solo quiero decir que me gustó mucho transcribir esta historia y espero que os haya gustado! Gracias por tooodo y nos leemos en los otros fics! :bye: :(L): Besos!
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Lo que por derecho es mío
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Lo que por derecho es mío
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Mi corazón se paralizo cuando vi el charco de sangre que salía de la herida que le ocasione en la cabeza, corrí al baño y busque alcohol, vendas y algodón. Lo lleve a rastras al sillón, una vez que curé y vendé su herida que gracias a dios era superficial, con mucho esfuerzo lo subí y lo acosté en el sillón.
Ahí mi abrumado corazón se contrajo ¿Qué hacía él, en mi casa, a las dos y media de la mañana, después de tres años de no saber nada el uno del otro? Observé su hermoso y sedoso cabello castaño, ahora teñido por el carmesí de la sangre, sus finas facciones que habían madurado, su pálida piel, no me resistí y pase la yema de mis dedos por su mejilla y luego acerqué mi dedo índice a sus labios, los delineé con mi pulgar, hacía tres años que no probaba esos labios.
Pasé mi mano por sus brazos, los note más tensos y musculosos y entonces recordé algo ¿Se habría casado? Tomé sus muñecas entre mis manos y observe sus delgados y largos dedos.
―No me casé, si buscas un anillo― Era su voz, de la impresión solté sus manos y me hice para atrás golpeando mi espalda con la mesita de centro.
―¿Tu... Qué haces... Cómo es que... Louis tu...― No podía formular pregunta, estaba demasiado sorprendida, frente a mi estaba la razón por la cual mis relaciones amorosas se han ido a la mierda.
No pude seguir pensando cuando Louis me tomo de la nuca y estampo sus labios con los míos, dios, lo había extrañado tanto.
Se levanto un poco del sillón para poder besarme mejor y enredó sus dedos en mi cabello para no soltarme, comencé a responderle, su beso era demandante, desesperado, casi me pedía a gritos que le correspondiera. Sentí su lengua entrar despacio en mi boca, con miedo a que lo rechazará pero en lugar de eso, la acaricie con la mía y comenzó una batalla en la cual ninguno quería perder. Sentí que tomaba mi mano izquierda y deslizaba algo por ella pero no le tome importancia, seguí en mi tarea de devorar sus labios.
El bendito aire comenzó a faltarnos y nos separamos. Louis aún me tenía sujeta de mis cabellos, apoyo su vendada frente contra la mía mientras regulaba su respiración y ahí pude verlo, lo que había deslizado por mi mano, era un anillo, era el anillo que me quiso entregar en el aeropuerto.
―Cásate conmigo... Y no me vuelvas a dejar―
¿Por qué, por qué volvía luego de tres años? ¿A caso no entendía que quería estar sola, que quería olvidarlo ¿Qué no quería casarme con él?
―No― La respuesta salió seca, sin tono de emoción.
―Dejaré que lo pienses, no creas que te libraras de mi tan fácil, cerezo― Sonrió, iba a hablar pero se me adelanto ―No digas nada, piénsalo, te daré unos días antes de volver a Londres―
¿Qué encima se iba? ¿Solo vino a eso, a estrujar y romper más mi desecho corazón?
―¿Vuelves a Londres?― Le pregunté con cautela, tampoco quería demostrarle la angustia que sentía cuando me dijo que se iba.
―Sí, el viernes que viene. Ya tengo el vuelo programado a las nueve, pero no quiero presionarte, piénsalo tranquila y... Cuando estés segura me dices―
¿Cómo podía decir que no quería presionarme? No podía llegar, entrar a mi casa como si nada hubiera pasado, desordenar toda una vida que he estado tratando de ordenar desde que lo deje e irse como si nada.
―Lo que yo te puedo decir es que te amo, te ame y te amaré toda la vida. Estos tres años han sido una tortura, no tienes idea lo que he pasado sin ti. No sabes cómo tuve que aguantarme para partirle la cara a cada tipo que se atrevía a tocarte― Parecía sincero al decirme todo eso pero, espera un momento ¿Cómo sabe él lo de que estuve con otros hombres?
―¿Cómo-―
―¿Sé lo de los otros hombres? ―Interrumpió, leyéndome el pensamiento. ―Vivo en Nueva York desde hace 7 meses y te juró que fue muy difícil soportar todo esto, sin ti―
―Louis -― Volvió a besarme demandante, de verdad no quería dejarme ir.
En mi mente todo se removió, no solo ahí, mi corazón era un completo manicomio, ya no tenía idea de nada.
―Yo... No lo sé, dame unos días para pensarlo―
―Claro― Dijo mientras me soltaba ―Si que golpeas fuerte, Smith― Mencionó a modo de broma, pero sabía que iba en serio.
―Lo siento, pensé que eras un ladrón. Un momento, yo no debo disculparme, tu debes disculparte ¿Cómo se te acurre entrar así a mi casa?― Dije lo último casi gritando, podría haberlo matado.
―Te he estado siguiendo los últimos meses. Me costó mucho trabajo encontrarte, casi dos años, luego de casi desapareciste de la vida de todos― Esa era la sensación de persecución que sentía ―No se me ocurrió otra forma para que me notaras, ya me estaba hartando ¿Sabes? Además ya te dije, en una semana regreso a Londres― Mencionó mientras volvía a recostarse en el sillón.
―Como sea― Le dije mientras iba a mi habitación por mantas para taparlo ―Quédate a dormir pero mañana te vas―Amenacé seria mientras lo tapaba con una cobija.
Iba a alejarme cuando sentí su mano en mi muñeca, tiro de mí como si fuera una muñeca de trapo y termine entre su cuerpo y el respaldo del sillón, nos tapo con las mantas, todo a una velocidad increíble y luego me abrazo fuerte contra su pecho.
―Solo si duermes conmigo― Dijo como niño chiquito, me encantaba cuando se comportaba como un niño malcriado.
―Yo-― No termine de decir cuando sentí sus labios otra vez besarme, esta vez de un modo más pausado y lento.
―Buenas noches― Dijo mientras se acomodaba y cerraba sus ojos, iba a replicar pero ya estaba o se estaba haciendo el dormido.
Cerré mis ojos y por primera vez en tres años volví a dormir tranquila, llena, como si nada me faltara.
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A la mañana siguiente cuando desperté, no lo encontré a mi lado, lo llamé varias veces pero no estaba en el departamento, entonces repare en la nota que estaba sobre la mesita de centro.
"Tengo cosas que hacer, nos vemos luego. Te amo, Louis"
¿Cómo podía tomar todo tan calmado luego de lo que paso? Respire profundo y recordé el charco de sangre en la cocina y me dispuse a limpiar, no tenía ganas de hablar con Vanessa de eso, escuchar sus gritos y que me golpeara por dejarlo quedarse en mi casa en lugar de echarlo como un perro.
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Ya había pasado una semana desde que Louis volvió a mi vida, no nos habíamos besado desde esa noche, pero nos veíamos todos los días. Iba por mí a la universidad y al trabajo, el cual trataba de convencerme de renunciar porque decía que los hombres solo iban para que yo los atendiera.
Era viernes, hoy no tenía clases, me encontraba sentada en mi cama, observando fijamente el bendito y hermoso anillo entre mis manos. Vanessa entró con dos tazas humeantes de café y se acostó a mi lado.
―No te va a contestar― Menciono refiriéndose al anillo, el cual llevaba horas viendo.
―Que graciosa― Dije aún mirando fijamente el anillo, que ahora reposaba sobre las mantas.
―Mira, yo no soy de las que da buenos consejos, yo soy de las que te arregla y te saca a bailar para olvidar los problemas, pero eso no funcionará en este caso... Amor, solo ¿Qué piensas tu?― Me dijo en modo maternal.
―No lo sé, tengo miedo― Dije aún sin mirarla, ese anillo me tenía hechizada.
―Siempre tienes miedo, siempre lo has tenido, por eso tus relaciones fracasan. Si no te amará no te habría buscado ¿No crees?― No le contesté ―En dos horas debes contestarle ¿Sabes que le dirás?―
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―No, no Louis, no quiero casarme contigo― Estábamos sentados en un café, uno delante del otro, los dos cafés estaban intactos en el centro de la mesa junto con el hermoso anillo.
Su sonrisa se desvaneció y sus ojos azules perdieron el brillo, pensaba continuar, explicarle, pero no me dejo.
―Lo entiendo― Dijo mientras se levantaba.
―No, espera-― Mencioné pero nuevamente no me dejo continuar.
―No, de verdad lo entiendo― Rebusco en su bolsillo y sacó su billetera ―Fui un idiota, no es tu culpa, yo te perdí. Es obvio, seguiste con tu vida, no te culpo porque yo no haya podido hacerlo, solo... Lo siento― Dejó unos billetes sobre la mesa ―Solo quiero que sepas que te amo― Dijo antes de besarme y marcharse de allí.
Me quedé como una estatua, viendo fijamente por donde se había marchado. No era así como debía sentirme ¿Por qué sentía como que algo me faltaba en el pecho, por qué sentía un nudo en mi garganta, por qué sentía mi estómago revolverse? Observe la mesa y note los cafés, los billetes y el hermoso anillo. Tres años esperó ese anillo por mí, lo tome entre mis manos y salí del café.
Empezó a nevar a medio camino, caminaba despacio, perdida, como si me faltará algo, como si no tuviera algo por lo que vivir. Llegué al departamento, Vanessa me observó unos momentos, pero ni siquiera la salude, me quité el abrigo y la bufanda, los cuales tiré a medio camino mientras me dirigía al baño. Vi mi pálida cara, mis ojos rojos e hinchados por el llanto y mi pelo empapado por la nieve, a través del espejo, con razón la gente me miraba tanto por la calle.
―¿Qué le dijiste?― No la miré y pasé por su lado ―Idiota, no puedo creer que seas tan estúpida ______― La miré sorprendida, Vanessa jamás me había insultado en serio, pero sus ojos reflejaban una rabia infinita ―Eres una idiota _____, nunca te había visto tan feliz como en esta semana y lo echas todo a perder. Eres una estúpida, tienes todo por ser feliz y tiras todo a la basura―
―¡Tú no sabes cómo me siento!― Le grite enojada pero más conmigo misma que con ella
―No, no lo sé― Dijo mientras bajaba la cabeza ―Pero en tres años he visto fracasar una a una tus relaciones, he visto como llorabas los primeros meses por él, lo que te costo acostumbrarte a esta vida... ______, mereces ser feliz. Y si es él quien te la da, no lo dejes ir. Tienes 21 años por dios, compórtate como una mujer madura y no como una chiquilla que huye de sus problemas. No dejes que te quiten lo que es tuyo por derecho, Smith!―
Me quedé de piedra, mientras Vanessa pasaba por mi lado y se dirigía a su habitación. Desperté de mi ensoñación cuando sentía el portazo y observé la hora: ocho y cuarto. El vuelo de Louis salía a las nueve ¿Cómo llegaría al aeropuerto en cuarenta y cinco minutos? Salí corriendo del departamento, dejando todo abierto y perdiendo la mitad de las cosas por el camino, busque un taxi y me pare en medio de la calle para frenarlo.
―Al aeropuerto por favor. Y lo más rápido que pueda―
Sentía mi corazón latir furioso y a medida que el taxi avanzaba por las congestionadas calles de Nueva York, la energía y la adrenalina aumentaban en mi cuerpo y entonces me di cuenta... Mi vida hasta ahora se había mantenido en pausa, cuando vi a Louis nuevamente fue como ponerle play.
―Lo siento pero, hay demasiado tráfico, no creo que lleguemos muy rápido―
Miré hacia afuera y estábamos a 7 cuadras del aeropuerto. Saqué un montón de billetes del bolsillo de mi jean y se los tiré sobre el asiento, el taxista debe quedarse contento le di casi toda la plata que traía.
Corrí más rápido por las congestionadas calles, mientras sentía el frio y la nieve calarse en mis huesos. El calor chocó contra mi rostro al entrar al aeropuerto.
―Pasajeros del vuelo a Londres, Inglaterra, favor de abordar por puerta 7―
¡Rayos! Se iba, debía encontrarlo. Seguí corriendo a puerta 7, mientras observaba por todos lados buscando a Louis. Hasta que vi una mata de cabello castaño a punto de dar su pasaje.
―¡Louis!― Maldición esto se me hacía tan familiar ―¡No te atrevas a irte, Tomlinson!― Grité con todas mis fuerzas.
Lo observé dar vuelta y sus ojitos verdes brillaron mientras su maleta caía al suelo. Corrió hacia mí y cuando lo tuve a unos pocos metros me tire a besarlo con todas las fuerzas.
―Lo siento, lo siento, lo siento. Yo... No quería decirte eso, solo, solo tenía miedo, mucho miedo― Dije todo de una, mientras no le daba descanso a mi lengua.
―Ya, cerezo tranquila. Lo sé, no debí presionarte― Mencionó mientras bajaba la cabeza pero no soltaba el agarre de mi cintura.
―No, tu no me presionaste. Solo tenía miedo. Pero te amo ¿Lo entiendes? ¡Te amo! Jamás dejé de amarte― Grité con todas mis fuerzas, la gente comenzó a amontonarse a nuestro alrededor pero desapareció en cuanto vi la hermosa sonrisa de Louis y sentí sus labios contra los míos.
―Ultima llamada para los pasajeros del vuelo con destino a Londres, Inglaterra, abordar por puerta 7―
Otra vez el martilleo en mi pecho, lo miré con ojos suplicantes y él aumentó su sonrisa.
―Mmm. Pídemelo y te juro que nunca te vuelvo a dejar sola― ¿Después de todo lo que hice por llegar quería que se lo pidiera? Fruncí mi ceño e hice un puchero en mis labios y el sonrió de forma divertida ―¿O prefieres que aborde por puerta 7?―
―¡No!― Dije, casi grité y Louis largó una carcajada mientras volvía a apresar sus labios con los míos.
Esta vez lo supe, la puerta 7 no me llevaría a mi destino, ya tenía mi destino y era más de lo que podía pedir.
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Salimos del aeropuerto tomados de la mano, mientras la nieve caía sobre nosotros, pero el frio había desaparecido de mi cuerpo. Me detuve cuando sentí que jalaba de mi mano.
―¿Qué ocurre?― Le dije mientras me detenía delante de él.
Observó mi mano izquierda.
―¿El anillo?― Su ceño se frunció y mi cara palideció, diablo ¿Donde lo había dejado?
―Amm... Creo que lo deje en casa― Louis hizo una extraña mueca y luego se agachó a juntar algo del suelo, lo cual deslizo por mi dedo anular y cuando lo vi, era una arrumbada y vieja tuerca.
―¿Una tuerca?― Dije mientras soltaba una risa baja.
―No es mi culpa que mi novia pierda el anillo de compromiso― Menciono de forma graciosa ―Cásate conmigo y no, no es pregunta es una orden― Dijo de forma rápida.
―La tercera es la vencida― Murmuré a modo de broma, pero a él no le causo gracia.
―__ -__ -__- __― Sabía que cuando deletreaba mi nombre lo hacía porque quería provocarme o porque estaba enojado.
―Si ¿Contento? Si quiero casarme contigo, Louis Tomlinson― Le dije, mientras sentía como me abrazaba y me daba vueltas en el aire.
Y en ese momento lo entendí, mis relaciones fracasaban no por miedo, no por desconfianza o porque quedé traumada luego de su engaño, mis relaciones amorosas no avanzaban porque no era él, porque a medida que los conocía me daba cuenta lo distintos que eran de él.
Y ya no me importa, no importa si en un futuro no nos casábamos, no importa si en un futuro dejábamos de amarnos, no me importaba que en un futuro estemos con otras personas, ya no me importa nada, solo los labios de Louis besarme con dulzura y amor, no importaba mi hermana, no importaba Londres y Nueva York, no importaba el frio y la nieve que nos empapaba, solo imputábamos nosotros dos.
Porque esta vez no iba a dejar que nos separaran, esta vez no iba a perderlo de nuevo, esta vez no iba a dejar que me quitarán, lo que por derecho es mío.
.
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FIN.
Llegó el final!!! :lloro: Que corto se me ha echo!!! Aissh! Como me gustaria que Boo Bear recorriera medio mundo para encontrarme! Algún dia nos pasará a nosotras chicas! :ilusion:
Bueno, solo quiero decir que me gustó mucho transcribir esta historia y espero que os haya gustado! Gracias por tooodo y nos leemos en los otros fics! :bye: :(L): Besos!
readergirl
Re: PUERTA 7. Louis Tomlinson y ____ Smith (TERMINADA) Mini Fic.
Hermosa, simple. perfecta jsdghñshgñkjfdñsglsfdk me encantó<3
lifeisashortrip
Re: PUERTA 7. Louis Tomlinson y ____ Smith (TERMINADA) Mini Fic.
lifeisashortrip escribió:Hermosa, simple. perfecta jsdghñshgñkjfdñsglsfdk me encantó<3
Muchas gracias por haber seguido y comentado esta mini novela desde el principio hasta el final! Me alegra que te haya gustado tanto! En un halago y un aliento para seguir escribiendo y subiendo otros fics!
Muchas gracias! Espero que nos sigamos comunicando! ^^
readergirl
Re: PUERTA 7. Louis Tomlinson y ____ Smith (TERMINADA) Mini Fic.
Esto es en serio? Yo soy la autora de esta historia y jamas recibi ningun pedido de permiso para adaptarla. Hable con administracion asiq la borran pronto ¿Por qué mejor en vez de adaptar historias que no te pertenecen te pones a pensar y escribir algo original? La proxima el permiso es primero.
Blue Cherry
Página 2 de 2. • 1, 2
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