Tiempos que no volverán (One-shot)

Nombre: Tiempos que no volverán.
Autor: Yaniii
Adaptación: nop...
Género: Generales.
Advertencias: No.
Otras Páginas: Si.

Tiempos que no volverán.

Aspiré el dulce aroma de la vela que se consumía frente a mi, ¿jazmines?, ¿vainilla?, ¿chocolate?. La verdad es que desde hace varios años mi olfato había empezado a fallar y no era capaz de distinguir la diferencia entre aromas tan diferentes como los que acabo de enumerar. Pasé mis manos por mi cabello como intentando quitarle importancia a esa situación pero la verdad es que no era así, cada mañana me atormentaba esa situación, el sentirme débil y dependiente era el mayor de los castigos.

Me dejé caer en el sillón y prendí la televisión, para olvidarme de aquellos malos pensamientos. Era navidad y no podía arruinarla con esos estúpidos pensamientos. Recorrí la sala con la vista y sonreí satisfecha, todo estaba en su lugar, las flores estaban en el centro de la mesa, los sillones se encontraban completamente limpios, el piso brillaba y el árbol de pascua lucia las titilantes luces con orgullo. Desde hace años que no adornaba mi casa de tal manera pero esta noche seria especial; mis hijos vendrían a visitarme y no pasaría esta navidad sola.

Me levanté del sillón y comprobé que el pavo estuviera humedecido, con alivio ví que su cocción iba tal cual como lo había previsto y estaría listo para cuando mis muchachos llegaran, así que alegre volví al sillón y pretendí ver la televisión.

Luego de cinco minutos me removí incomoda en mi lugar, la televisión no lograba distraerme y en mi mente bullían cientos de pensamientos y recuerdos, cada parte de esta casa contenía una parte de Antonio, Matías y Andrés; cada trozo de muralla, cada mueble y hasta los adornos que descansaban bajó mi cama eran los mudos testigos de una época mucho mas agradable, época en la que yo, su madre, significaba todo su mundo y el modelo a seguir. Siempre les deje muy en claro que yo no era el mejor de los ejemplos, había tenido una atormentada juventud, presa de las drogas y otras adicciones, mas tarde termine siendo una madre soltera que estuvo a punto de abortar, en definitiva había cometido muchos errores, pero de los cuales siempre había sabido como levantarme.

Acaricie con ternura el sofá en el que me encontraba sentada, este mueble en particular me traía agradables recuerdos, aquellas noches de sábado, las que nosotros llamábamos “Tardes de recuerdos”, que simplemente consistían en hacer algo juntos, ya fuera ver una película o pintar un simple dibujo, sabíamos que ese momento se atesoraría en nuestro subconsciente y que mas tarde se convertiría en el mas preciado de nuestros tesoros.
Ese sofá contenía también las largas tardes de estudio de mis hijos, primero en el colegio y luego en la universidad, siempre les acompañaba y procuraba que no pasaran hambre ni frió, en fin, cientos de recuerdos que vociferaban que alguna vez fui importante en sus vidas.

Sin saber como, me quede dormida y cuando volví a abrir los ojos comprobé asustada que iba a ser cerca de medianoche, el pavo se había apagado hace horas y ahora se enfriaba solitariamente en la cocina. Me levanté presurosa y abrí la puerta, no había ningún rastro de mis hijos ni sus automóviles, de seguro habían golpeado y viendo que no les abría se habían marchado. Corrí al teléfono esperando encontrar llamadas perdidas o mensajes, pero nada, el teléfono estaba igual que en la mañana.

¿Quizás les sucedió algo por el camino?, me dije mentalmente y me apuré en llamarlos. Luego de unos cansinos y monótonos –tuuu..-, escuché una voz femenina responderme y un música amortiguada indicaba que estaba en una fiesta.
-¿Me puedes dar con Andrés?- le pedí de manera amable.
-Por supuesto.-
Luego de una angustiosa espera la voz de mi hijo emergió.
-Diga-
-Hola bebé, te estoy esperando-
-¿Mamá?- preguntó algo confundido- ¿Para que me esperas?-
-Quedamos de cenar juntos- le recordé de manera cariñosa.
-¡Verdad!. Lo lamento, se me había olvidado. Ahora estoy con unos amigos y no puedo ir, ¿te parece si mañana almorzamos?-
-Esta bien- respondí de manera rápida y me apuré en colgar para que no notara las lágrima que empezaban a inundar mis ojos. Repetí la acción con mis dos hijos restantes y la respuesta fue la misma.
Me levanté del sillón y las lagrimas inundaron todo mi rostro, siempre había tenido claro que después de cierto tiempo dejaría de ser indispensable para ellos pero tenia la secreta intención de que el respeto y amor que ellos sentían por mi se mantuviera intacto, lamentablemente eso no había sucedido y ahora me encontraba sola, intentando convencerme de la innegable realidad.

Arrastrando mis pies llegué a la habitación y me acosté, mientras un solo pensamiento se repetía en mi mente "el tiempo paso y ya no hago falta en sus vidas".

muy real, con un hermoso mensaje, perfectamente escrito, de mas esta decir que ¡me encantó!