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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
Hola soy Liz ! (:
Soy nueva lectora. AMO sta novela ! :D
Suuube el siguiente cap xfaa !
Soy nueva lectora. AMO sta novela ! :D
Suuube el siguiente cap xfaa !
Invitado
Invitado
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
siguela!!!!, ¡nueva lectora!!!
Invitado
Invitado
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
NUEVA LECTORA SIGUELA ESTA GENIAL
Ms. Horan
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
CAPÍTULO 06
—Vete.
—Es mi último aviso, cara de ángel. Dentro de tres minutos nos vamos.
_____ abrió los ojos lo justo como para echarle una ojeada al reloj y ver que eran las cinco de la madrugada. No pensaba ir a ninguna parte a esas horas, así que se acurrucó aún más bajo las mantas y volvió a dormirse. Lo siguiente que supo fue que Nick la cogía en brazos.
—¡Eh! —gritó. —¿Qué haces?
Sin decir ni una palabra, Nick la sacó al gélido aire matutino, la metió dentro de la cabina de la camioneta y dio un portazo. La fría tapicería de vinilo contra sus piernas desnudas espabiló a _____ de golpe y le hizo recordar que sólo llevaba puesto una camiseta y unas diminutas bragas azules. Él subió por el otro lado y unos instantes más tarde abandonaban el lugar.
—¿Cómo has podido? ¡Sólo son las cinco de la madrugada! ¡Nadie se levanta tan temprano!
—Nosotros sí. Tenemos que ir a Carolina del Norte.
Nick parecía bien despierto. Se había afeitado y se había puesto unos vaqueros y una camisa roja. Él deslizó los ojos por las piernas desnudas de _____.
—Espero que la próxima vez te levantes cuando te lo diga.
—¡No estoy vestida! Tienes que dejarme coger la ropa. Y necesito maquillaje. ¡Mi pelo...! ¡Tengo que lavarme los dientes!
Él metió la mano en el bolsillo y sacó un aplastado paquete de chicles Dentyne.
Ella se lo arrebató, sacó dos y se los metió en la boca. Volvió a recordar los acontecimientos de la noche anterior. Escudriñó la cara de Nick buscando algún rastro de resentimiento, pero no lo encontró. Estaba demasiado cansada y deprimida para volver a discutir, pero si no le replicaba, parecería que se había rendido y que hacía lo que él quería.
—Va a ser duro para mí quedarme aquí después de lo que sucedió anoche.
—No te iba a resultar fácil de todas maneras.
—Soy tu esposa —dijo _____ con voz queda— y también tengo mi orgullo. Anoche me humillaste delante de todo el mundo y no me lo merecía.
Él no dijo nada y, si no hubiera sido por la manera en que frunció los labios, _____ habría pensado que no la había oído.
Se sacó el chicle de la boca y lo guardó en el envoltorio.
—Por favor, para y déjame coger mis cosas.
—Deberías haberlo hecho antes.
—Estaba dormida.
—Te avisé.
—Eres un robot. ¿Acaso no tienes sentimientos?
Ella tiró del bajo de la camiseta para taparse todo lo posible.
Nick bajó la mirada a los desnudos muslos de _____.
—Oh, claro que tengo sentimientos. Pero no creo que sean los que tú quieres.
Ella siguió intentando bajarse la camiseta.
—Quiero mi ropa.
—Te desperté con tiempo de sobra para vestirte.
—Lo digo en serio, Nick. Esto no es divertido. Estoy casi desnuda.
—De eso ya me doy cuenta.
—¿Te excito? —preguntó _____ bruscamente a causa del sueño que tenía.
—Sí.
Eso sí que no se lo esperaba. Había pensado que él le respondería con su habitual desdén. Al recobrarse de la sorpresa, le lanzó una mirada feroz.
—Vaya... qué pena. Porque yo no siento ningún interés por ti. Por si no lo sabías, el cerebro es el órgano sexual más importante, y mi cerebro no está interesado en hacer nada contigo.
—¿Tu cerebro?
—Tengo cerebro, ¿sabes?
—Jamás lo he dudado.
—¿Cómo que no? No soy estúpida, Nick. Puede que mi educación no fuera demasiado convencional, pero te aseguro que fue muy completa.
—Tu padre no está de acuerdo.
—Lo sé. Le gusta decir a todo el mundo que soy una inculta porque mi madre me sacaba del colegio cada dos por tres. Pero cada vez que Lani hacía un viaje interesante, me llevaba con ella si creía que podría ser beneficioso para mí. Algunas veces pasaban meses antes de que regresara al colegio. A veces, ni siquiera volvía, pero ella se aseguraba de que siguiera estudiando.
—¿De qué manera?
—Siempre le pedía a quienquiera que fuera a visitarla o pasara algún tiempo con ella, que me enseñara algo de provecho.
—Pensaba que tu madre sólo trataba con estrellas de rock.
—Aprendí bastante sobre alucinógenos.
—Me lo imagino.
—Pero también estábamos con otro tipo de gente. Fue la princesa Margarita la que me enseñó todo lo que sé sobre la historia de la familia real británica.
Él clavó los ojos en ella.
—¿Hablas en serio?
—Claro. Y no fue la única. Crecí rodeada de gente famosa. —_____ no quería que Nick pensara que se estaba jactando, así que omitió mencionar la espectacular puntuación que había obtenido en las pruebas de acceso a la universidad. —Te agradecería que dejaras de poner en duda mi inteligencia. Si en cualquier momento te apetece hablar de Platón, estoy dispuesta.
—He leído a Platón —dijo él a la defensiva.
—¿En griego?
Tras eso, viajaron en absoluto silencio hasta que, finalmente, _____ se quedó dormida. En sueños buscó una posición más cómoda y acabó apoyándose en el hombro de Nick.
Un mechón de su pelo se agitó con la brisa y acarició los labios de Nick. Él lo dejó jugar allí un rato, rozándole la boca y la mandíbula. Ella olía a un perfume dulce y caro, como a esencia de flores silvestres en una joyería.
_____ tenía razón sobre lo que había ocurrido la noche anterior. Se había portado como un tonto. Pero era porque lo habían cogido por sorpresa. No quería que se celebrara algo que no tenía ninguna importancia. Si él no tomaba precauciones, ella se tomaría ese matrimonio muy en serio.
Pensó que nunca había conocido a una mujer con tantas contradicciones. Ella había dicho que él era como un robot sin sentimientos, pero se equivocaba. Claro que tenía sentimientos. Sólo que no eran los que ella quería; la vida le había enseñado a Nick que era incapaz de tenerlos.
Se dijo a sí mismo que tenía que prestar atención a la carretera, pero no pudo resistirse a mirar hacia abajo, al cálido y delgado cuerpo que se acurrucaba contra él. _____ tenía las piernas recogidas sobre el asiento y, finalmente, había perdido la batalla contra la camiseta que se le había subido y mostraba la suave curva interior del muslo. Los ojos de Nick cayeron sobre las diminutas bragas. Cuando el calor se le concentró en la ingle, apartó la mirada enfadado consigo mismo por someterse a esa tortura. «Dios, era tan hermosa.»
Y además era tonta y mimada, y más superficial de lo que nadie podía imaginar. Nunca había conocido a una mujer que se pasara tanto tiempo delante del espejo. Pero a pesar de todos esos defectos, Nick tenía que admitir que _____ no era la joven egoísta y egocéntrica que él había creído que era. Poseía una inesperada y perturbadora dulzura que la hacía parecer más vulnerable de lo que él quería.
Cuando _____ salió de los servicios del bar de carretera donde le acababa de pedir un cigarrillo a una señora, vio que Nick estaba ligando de nuevo con una camarera. Aunque él le había dejado claro que no tenía intención de tomarse en serio su matrimonio, verlo actuar de esa manera la deprimió. Cuando lo observó asentir con la cabeza a algo que le había dicho la camarera, _____ se dio cuenta de que su marido le estaba dando la excusa perfecta para ignorar los votos matrimoniales. La horrible escena de la tarta y lo que él había dicho después deberían haberla liberado de su compromiso. Él no tenía intención de mantener los votos, ¿por qué tendría que hacerlo ella?
Porque su conciencia no le ofrecía otra opción. Reunió valor y, componiendo una sonrisa, se dirigió hacia el reservado de vinilo naranja. Ni la camarera ni Nick le prestaron atención cuando se deslizó en el asiento. Una tarjeta identificativa con forma de tetera indicaba que la chica se llamaba Tracy. Estaba muy maquillada, pero no se podía negar su belleza. Y Nick parecía un hombre encantador que le ofrecía una amplía y perezosa sonrisa y una mirada apreciativa.
Por fin él pareció darse cuenta de la presencia de _____.
—¿Ya de vuelta, hermanita?
«¡Hermanita!»
Él le dirigió una sonrisa desafiante.
—Tracy y yo estamos conociéndonos.
—Estoy tratando de convencer a tu hermano de que me espere —dijo Tracy. —Termino el turno en una hora.
_____ supo que si no ponía fin a ese tipo de cosas de inmediato, Nick pensaría que podía ignorar alegremente sus responsabilidades durante seis meses. Se inclinó hacia delante y le dio a la camarera una palmadita en la mano que tenía apoyada en la mesa.
—Eres una buena chica, cariño. Se ha mostrado muy tímido con las mujeres desde que le diagnosticaron ese problema médico. Yo no hago más que decirle que los antibióticos hacen milagros y que no debe preocuparse por esas molestas enfermedades de transmisión sexual.
La sonrisa de Tracy vaciló. Clavó los ojos en _____, luego en Nick y palideció.
—El jefe me echará una bronca si hablo demasiado tiempo con los clientes. Tengo que irme. —Se alejó apresuradamente de la mesa.
La taza de café de Nick tintineó sobre el platillo.
_____ se enfrentó a él.
—Ni se te ocurra decir nada, Nick. Hemos hecho unos votos sagrados.
—Pero yo no creo en ellos.
—Eres un hombre comprometido. Y los hombres comprometidos no ligan con las camareras. Por favor, procura no olvidarlo.
Él le gritó de vuelta a la camioneta, insultándola con palabras tales como «inmadura», «egoísta» o «intrigante». Sólo se calló cuando se pusieron en marcha.
Habían recorrido en silencio casi dos kilómetros cuando ella creyó oír lo que parecía una risita ahogada, pero cuando lo miró, vio la misma cara severa y seria de siempre. Como sabía que el alma rusa del oscuro Nick Markov no poseía ni la más mínima pizca de sentido del humor, dio por hecho que se había equivocado.
Al atardecer, _____ estaba muy cansada. Sólo esforzándose al máximo había sido capaz de terminar de limpiar la caravana, de ducharse, de preparar algo de comer y de llegar al vagón rojo a tiempo de atender la taquilla. Se habría demorado mucho más si Nick no hubiera limpiado los restos de tarta la noche anterior. Dado que había sido ella la que la había tirado, había sido una sorpresa que la ayudara.
Era sábado y escuchó sin querer las breves conversaciones que mantenían los trabajadores que se acercaban a recoger los sobres de su paga. Nick le había contado que algunos de los trabajadores que montaban las carpas y trasladaban el equipo eran alcohólicos y drogadictos, pero que los sueldos bajos y las malas condiciones no atraían a empleados más estables. Algunos llevaban años trabajando en el circo sólo porque no tenían otra parte donde ir. Otros eran aventureros atraídos por el encanto del mundo circense, pero generalmente nadie duraba mucho tiempo allí.
Nick alzó la mirada del escritorio cuando _____ entró en la caravana; en su cara se había dibujado lo que ella comenzaba a pensar que era un ceño perpetuo.
—Las cuentas de ayer no cuadran.
Había sido muy cuidadosa al dar el cambio y estaba segura de no haber cometido ningún error. Acercándose por detrás, miró las hojas pulcramente escritas.
—¿Dónde?
Nick señaló el libro de ingresos que había encima del escritorio.
—He cotejado los números de las entradas con los recibos. Y no coinciden.
Tardó sólo un momento en darse cuenta de qué era lo que pasaba.
—No coinciden porque regalé algunas entradas de cortesía. Fueron como una docena.
—¿Entradas de cortesía?
—Para las familias pobres, Nick.
—¿Decidiste ser caritativa?
—No podía aceptar ese dinero.
—Sí podías, _____. Y de ahora en adelante lo harás. En casi todos los pueblos, el circo es patrocinado por una organización local. Ellos dan pases especiales, y también los doy yo si se da el caso. Pero tú no, ¿entendido?
—Pero...
—¿Entendido?
Ella asintió con la cabeza.
—Bien. Si piensas que alguien merece un pase, me lo dices y yo me ocuparé de ello.
—De acuerdo.
Nick se puso en pie y frunció el ceño.
—Hoy vuelve Sheba. Le diré que te busque un maillot para la función. Cuando ella pueda atenderte, enviaré a alguien para que se ocupe de la taquilla.
—Pero yo no soy artista.
—Esto es el circo, cara de ángel. Todo el mundo es artista.
La curiosidad que sentía por la misteriosa Sheba hizo que ignorase la mueca de Nick.
—Brady me dijo que Sheba fue una famosa trapecista.
—Es la última de los Cardoza. Su familia era al trapecio lo que los Wallenda a la cuerda floja.
—¿Por qué dejó de actuar?
—Podría volver a hacerlo. Sheba sólo tiene treinta y nueve años y se mantiene en muy buena forma, pero dejó de ser la mejor y se retiró.
—Parece que se lo tomó en serio.
—Muy en serio. Mantente tan apartada de su camino como te sea posible. —Nick se dirigió a la puerta. —Recuerda lo que te he dicho sobre la caja del dinero. No la pierdas de vista.
—De acuerdo.
Con una brusca inclinación de cabeza, Nick desapareció.
_____ se encargó de la venta de entradas sin problemas. El flujo de gente cesó en cuanto empezó la función, y ella se sentó en las escaleras de la caravana para disfrutar de la brisa nocturna.
Miró la casa de fieras y recordó que Sinjun, el tigre, estaba allí dentro. Ese mismo día, mientras trataba de quitar las peores manchas de la alfombra, había pensado en él, tal vez porque pensar en el tigre era mucho más sencillo que pensaren Nick. Sentía un inquietante deseo de echar otro vistazo al feroz animal, pero desde una distancia segura.
Un Cadillac antiguo entró en el recinto acompañado de una estela de polvo. De él se apeó una mujer de aspecto exótico con una brillante melena rojiza. Vestía un top ceñido y una falda tipo sarong con una abertura que revelaba unas largas piernas y unas sandalias de pedrería. Grandes aros dorados brillaban bajo la tenue luz entre el pelo despeinado y un par de brazaletes a juego le adornaban las delgadas muñecas.
Mientras la mujer se dirigía hacia la entrada del circo, _____ vislumbró su cara: piel pálida, rasgos bien definidos y boca voluptuosa enfatizada con un lápiz de labios color carmín. Aquella mujer mostraba tal seguridad en sí misma que era imposible que fuera una visita y _____ supo que sólo podía tratarse de Bathsheba Quest.
—Vete.
—Es mi último aviso, cara de ángel. Dentro de tres minutos nos vamos.
_____ abrió los ojos lo justo como para echarle una ojeada al reloj y ver que eran las cinco de la madrugada. No pensaba ir a ninguna parte a esas horas, así que se acurrucó aún más bajo las mantas y volvió a dormirse. Lo siguiente que supo fue que Nick la cogía en brazos.
—¡Eh! —gritó. —¿Qué haces?
Sin decir ni una palabra, Nick la sacó al gélido aire matutino, la metió dentro de la cabina de la camioneta y dio un portazo. La fría tapicería de vinilo contra sus piernas desnudas espabiló a _____ de golpe y le hizo recordar que sólo llevaba puesto una camiseta y unas diminutas bragas azules. Él subió por el otro lado y unos instantes más tarde abandonaban el lugar.
—¿Cómo has podido? ¡Sólo son las cinco de la madrugada! ¡Nadie se levanta tan temprano!
—Nosotros sí. Tenemos que ir a Carolina del Norte.
Nick parecía bien despierto. Se había afeitado y se había puesto unos vaqueros y una camisa roja. Él deslizó los ojos por las piernas desnudas de _____.
—Espero que la próxima vez te levantes cuando te lo diga.
—¡No estoy vestida! Tienes que dejarme coger la ropa. Y necesito maquillaje. ¡Mi pelo...! ¡Tengo que lavarme los dientes!
Él metió la mano en el bolsillo y sacó un aplastado paquete de chicles Dentyne.
Ella se lo arrebató, sacó dos y se los metió en la boca. Volvió a recordar los acontecimientos de la noche anterior. Escudriñó la cara de Nick buscando algún rastro de resentimiento, pero no lo encontró. Estaba demasiado cansada y deprimida para volver a discutir, pero si no le replicaba, parecería que se había rendido y que hacía lo que él quería.
—Va a ser duro para mí quedarme aquí después de lo que sucedió anoche.
—No te iba a resultar fácil de todas maneras.
—Soy tu esposa —dijo _____ con voz queda— y también tengo mi orgullo. Anoche me humillaste delante de todo el mundo y no me lo merecía.
Él no dijo nada y, si no hubiera sido por la manera en que frunció los labios, _____ habría pensado que no la había oído.
Se sacó el chicle de la boca y lo guardó en el envoltorio.
—Por favor, para y déjame coger mis cosas.
—Deberías haberlo hecho antes.
—Estaba dormida.
—Te avisé.
—Eres un robot. ¿Acaso no tienes sentimientos?
Ella tiró del bajo de la camiseta para taparse todo lo posible.
Nick bajó la mirada a los desnudos muslos de _____.
—Oh, claro que tengo sentimientos. Pero no creo que sean los que tú quieres.
Ella siguió intentando bajarse la camiseta.
—Quiero mi ropa.
—Te desperté con tiempo de sobra para vestirte.
—Lo digo en serio, Nick. Esto no es divertido. Estoy casi desnuda.
—De eso ya me doy cuenta.
—¿Te excito? —preguntó _____ bruscamente a causa del sueño que tenía.
—Sí.
Eso sí que no se lo esperaba. Había pensado que él le respondería con su habitual desdén. Al recobrarse de la sorpresa, le lanzó una mirada feroz.
—Vaya... qué pena. Porque yo no siento ningún interés por ti. Por si no lo sabías, el cerebro es el órgano sexual más importante, y mi cerebro no está interesado en hacer nada contigo.
—¿Tu cerebro?
—Tengo cerebro, ¿sabes?
—Jamás lo he dudado.
—¿Cómo que no? No soy estúpida, Nick. Puede que mi educación no fuera demasiado convencional, pero te aseguro que fue muy completa.
—Tu padre no está de acuerdo.
—Lo sé. Le gusta decir a todo el mundo que soy una inculta porque mi madre me sacaba del colegio cada dos por tres. Pero cada vez que Lani hacía un viaje interesante, me llevaba con ella si creía que podría ser beneficioso para mí. Algunas veces pasaban meses antes de que regresara al colegio. A veces, ni siquiera volvía, pero ella se aseguraba de que siguiera estudiando.
—¿De qué manera?
—Siempre le pedía a quienquiera que fuera a visitarla o pasara algún tiempo con ella, que me enseñara algo de provecho.
—Pensaba que tu madre sólo trataba con estrellas de rock.
—Aprendí bastante sobre alucinógenos.
—Me lo imagino.
—Pero también estábamos con otro tipo de gente. Fue la princesa Margarita la que me enseñó todo lo que sé sobre la historia de la familia real británica.
Él clavó los ojos en ella.
—¿Hablas en serio?
—Claro. Y no fue la única. Crecí rodeada de gente famosa. —_____ no quería que Nick pensara que se estaba jactando, así que omitió mencionar la espectacular puntuación que había obtenido en las pruebas de acceso a la universidad. —Te agradecería que dejaras de poner en duda mi inteligencia. Si en cualquier momento te apetece hablar de Platón, estoy dispuesta.
—He leído a Platón —dijo él a la defensiva.
—¿En griego?
Tras eso, viajaron en absoluto silencio hasta que, finalmente, _____ se quedó dormida. En sueños buscó una posición más cómoda y acabó apoyándose en el hombro de Nick.
Un mechón de su pelo se agitó con la brisa y acarició los labios de Nick. Él lo dejó jugar allí un rato, rozándole la boca y la mandíbula. Ella olía a un perfume dulce y caro, como a esencia de flores silvestres en una joyería.
_____ tenía razón sobre lo que había ocurrido la noche anterior. Se había portado como un tonto. Pero era porque lo habían cogido por sorpresa. No quería que se celebrara algo que no tenía ninguna importancia. Si él no tomaba precauciones, ella se tomaría ese matrimonio muy en serio.
Pensó que nunca había conocido a una mujer con tantas contradicciones. Ella había dicho que él era como un robot sin sentimientos, pero se equivocaba. Claro que tenía sentimientos. Sólo que no eran los que ella quería; la vida le había enseñado a Nick que era incapaz de tenerlos.
Se dijo a sí mismo que tenía que prestar atención a la carretera, pero no pudo resistirse a mirar hacia abajo, al cálido y delgado cuerpo que se acurrucaba contra él. _____ tenía las piernas recogidas sobre el asiento y, finalmente, había perdido la batalla contra la camiseta que se le había subido y mostraba la suave curva interior del muslo. Los ojos de Nick cayeron sobre las diminutas bragas. Cuando el calor se le concentró en la ingle, apartó la mirada enfadado consigo mismo por someterse a esa tortura. «Dios, era tan hermosa.»
Y además era tonta y mimada, y más superficial de lo que nadie podía imaginar. Nunca había conocido a una mujer que se pasara tanto tiempo delante del espejo. Pero a pesar de todos esos defectos, Nick tenía que admitir que _____ no era la joven egoísta y egocéntrica que él había creído que era. Poseía una inesperada y perturbadora dulzura que la hacía parecer más vulnerable de lo que él quería.
Cuando _____ salió de los servicios del bar de carretera donde le acababa de pedir un cigarrillo a una señora, vio que Nick estaba ligando de nuevo con una camarera. Aunque él le había dejado claro que no tenía intención de tomarse en serio su matrimonio, verlo actuar de esa manera la deprimió. Cuando lo observó asentir con la cabeza a algo que le había dicho la camarera, _____ se dio cuenta de que su marido le estaba dando la excusa perfecta para ignorar los votos matrimoniales. La horrible escena de la tarta y lo que él había dicho después deberían haberla liberado de su compromiso. Él no tenía intención de mantener los votos, ¿por qué tendría que hacerlo ella?
Porque su conciencia no le ofrecía otra opción. Reunió valor y, componiendo una sonrisa, se dirigió hacia el reservado de vinilo naranja. Ni la camarera ni Nick le prestaron atención cuando se deslizó en el asiento. Una tarjeta identificativa con forma de tetera indicaba que la chica se llamaba Tracy. Estaba muy maquillada, pero no se podía negar su belleza. Y Nick parecía un hombre encantador que le ofrecía una amplía y perezosa sonrisa y una mirada apreciativa.
Por fin él pareció darse cuenta de la presencia de _____.
—¿Ya de vuelta, hermanita?
«¡Hermanita!»
Él le dirigió una sonrisa desafiante.
—Tracy y yo estamos conociéndonos.
—Estoy tratando de convencer a tu hermano de que me espere —dijo Tracy. —Termino el turno en una hora.
_____ supo que si no ponía fin a ese tipo de cosas de inmediato, Nick pensaría que podía ignorar alegremente sus responsabilidades durante seis meses. Se inclinó hacia delante y le dio a la camarera una palmadita en la mano que tenía apoyada en la mesa.
—Eres una buena chica, cariño. Se ha mostrado muy tímido con las mujeres desde que le diagnosticaron ese problema médico. Yo no hago más que decirle que los antibióticos hacen milagros y que no debe preocuparse por esas molestas enfermedades de transmisión sexual.
La sonrisa de Tracy vaciló. Clavó los ojos en _____, luego en Nick y palideció.
—El jefe me echará una bronca si hablo demasiado tiempo con los clientes. Tengo que irme. —Se alejó apresuradamente de la mesa.
La taza de café de Nick tintineó sobre el platillo.
_____ se enfrentó a él.
—Ni se te ocurra decir nada, Nick. Hemos hecho unos votos sagrados.
—Pero yo no creo en ellos.
—Eres un hombre comprometido. Y los hombres comprometidos no ligan con las camareras. Por favor, procura no olvidarlo.
Él le gritó de vuelta a la camioneta, insultándola con palabras tales como «inmadura», «egoísta» o «intrigante». Sólo se calló cuando se pusieron en marcha.
Habían recorrido en silencio casi dos kilómetros cuando ella creyó oír lo que parecía una risita ahogada, pero cuando lo miró, vio la misma cara severa y seria de siempre. Como sabía que el alma rusa del oscuro Nick Markov no poseía ni la más mínima pizca de sentido del humor, dio por hecho que se había equivocado.
Al atardecer, _____ estaba muy cansada. Sólo esforzándose al máximo había sido capaz de terminar de limpiar la caravana, de ducharse, de preparar algo de comer y de llegar al vagón rojo a tiempo de atender la taquilla. Se habría demorado mucho más si Nick no hubiera limpiado los restos de tarta la noche anterior. Dado que había sido ella la que la había tirado, había sido una sorpresa que la ayudara.
Era sábado y escuchó sin querer las breves conversaciones que mantenían los trabajadores que se acercaban a recoger los sobres de su paga. Nick le había contado que algunos de los trabajadores que montaban las carpas y trasladaban el equipo eran alcohólicos y drogadictos, pero que los sueldos bajos y las malas condiciones no atraían a empleados más estables. Algunos llevaban años trabajando en el circo sólo porque no tenían otra parte donde ir. Otros eran aventureros atraídos por el encanto del mundo circense, pero generalmente nadie duraba mucho tiempo allí.
Nick alzó la mirada del escritorio cuando _____ entró en la caravana; en su cara se había dibujado lo que ella comenzaba a pensar que era un ceño perpetuo.
—Las cuentas de ayer no cuadran.
Había sido muy cuidadosa al dar el cambio y estaba segura de no haber cometido ningún error. Acercándose por detrás, miró las hojas pulcramente escritas.
—¿Dónde?
Nick señaló el libro de ingresos que había encima del escritorio.
—He cotejado los números de las entradas con los recibos. Y no coinciden.
Tardó sólo un momento en darse cuenta de qué era lo que pasaba.
—No coinciden porque regalé algunas entradas de cortesía. Fueron como una docena.
—¿Entradas de cortesía?
—Para las familias pobres, Nick.
—¿Decidiste ser caritativa?
—No podía aceptar ese dinero.
—Sí podías, _____. Y de ahora en adelante lo harás. En casi todos los pueblos, el circo es patrocinado por una organización local. Ellos dan pases especiales, y también los doy yo si se da el caso. Pero tú no, ¿entendido?
—Pero...
—¿Entendido?
Ella asintió con la cabeza.
—Bien. Si piensas que alguien merece un pase, me lo dices y yo me ocuparé de ello.
—De acuerdo.
Nick se puso en pie y frunció el ceño.
—Hoy vuelve Sheba. Le diré que te busque un maillot para la función. Cuando ella pueda atenderte, enviaré a alguien para que se ocupe de la taquilla.
—Pero yo no soy artista.
—Esto es el circo, cara de ángel. Todo el mundo es artista.
La curiosidad que sentía por la misteriosa Sheba hizo que ignorase la mueca de Nick.
—Brady me dijo que Sheba fue una famosa trapecista.
—Es la última de los Cardoza. Su familia era al trapecio lo que los Wallenda a la cuerda floja.
—¿Por qué dejó de actuar?
—Podría volver a hacerlo. Sheba sólo tiene treinta y nueve años y se mantiene en muy buena forma, pero dejó de ser la mejor y se retiró.
—Parece que se lo tomó en serio.
—Muy en serio. Mantente tan apartada de su camino como te sea posible. —Nick se dirigió a la puerta. —Recuerda lo que te he dicho sobre la caja del dinero. No la pierdas de vista.
—De acuerdo.
Con una brusca inclinación de cabeza, Nick desapareció.
_____ se encargó de la venta de entradas sin problemas. El flujo de gente cesó en cuanto empezó la función, y ella se sentó en las escaleras de la caravana para disfrutar de la brisa nocturna.
Miró la casa de fieras y recordó que Sinjun, el tigre, estaba allí dentro. Ese mismo día, mientras trataba de quitar las peores manchas de la alfombra, había pensado en él, tal vez porque pensar en el tigre era mucho más sencillo que pensaren Nick. Sentía un inquietante deseo de echar otro vistazo al feroz animal, pero desde una distancia segura.
Un Cadillac antiguo entró en el recinto acompañado de una estela de polvo. De él se apeó una mujer de aspecto exótico con una brillante melena rojiza. Vestía un top ceñido y una falda tipo sarong con una abertura que revelaba unas largas piernas y unas sandalias de pedrería. Grandes aros dorados brillaban bajo la tenue luz entre el pelo despeinado y un par de brazaletes a juego le adornaban las delgadas muñecas.
Mientras la mujer se dirigía hacia la entrada del circo, _____ vislumbró su cara: piel pálida, rasgos bien definidos y boca voluptuosa enfatizada con un lápiz de labios color carmín. Aquella mujer mostraba tal seguridad en sí misma que era imposible que fuera una visita y _____ supo que sólo podía tratarse de Bathsheba Quest.
#Verónica
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
Dios mio esa intriga...!
Está hermosa, hacia ya mucho tiempo que no me imaginaba las cosas cuando las leía :z me encanto
Ah! NEW READING :D :geek:
Está hermosa, hacia ya mucho tiempo que no me imaginaba las cosas cuando las leía :z me encanto
Ah! NEW READING :D :geek:
suckheroes
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