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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por M i c a e l a Miér 27 Feb 2013, 10:47 am

Ok :)
M i c a e l a
M i c a e l a


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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por Kati♥Lovejb Miér 27 Feb 2013, 2:23 pm

OTRO!OTRO!
Ya imagino al concierto ♥️_♥️ omg!
Sube un maratón por fis, así me tendrás callada (? xD
:jojojo:
Kati♥Lovejb
Kati♥Lovejb


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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por ElitzJb Miér 27 Feb 2013, 7:04 pm

Capitulo III

Parte II

1/3

-Mi apartamento servirá igualmente -respondió él con un brillo en los ojos-. O la calle, si te pones difícil.
-Vamos a ver -dijo ella bruscamente, soltando el tenedor de golpe-. Esto ya ha ido demasiado lejos. Quiero que lo entiendas con claridad: ¡no estoy disponible! Ni para ti ni para ningún otro hombre. Y, como me toques, gritaré hasta que todo Londres me oiga.
-Si puedes -murmuró Joseph-. ¿Es que no me crees capaz de sofocar tus gritos, __tn ?
-¿Ah, sí? -ella enarcó las cejas-. ¿Eres un violador, acaso? Porque sería una violación, no te quepa duda. No me estoy haciendo la estrecha; hablo completamente en serio. No te deseo.
-Me desearás -dijo él con absoluta seguridad.
Ella sintió deseos de gritar, presa de la frustración. ¿Podía ser tan duro de entendederas y tener un ego tan invulnerable que, sencillamente, era incapaz de creer que no deseaba acostarse con él? Muy bien, si tan convencido estaba de que no gritaría, iba a llevarse toda una sorpresa como intentara propasarse con ella.
Con un rápido movimiento, __tn se puso de pie, decidida a no permanecer allí sentada ni un momento más.
-Gracias por la cena -dijo-. Creo que será mejor que me vaya a casa en un taxi. Le diré a Charles que te llame el lunes para dejar cerrado el asunto de las acciones.
Joseph se levantó también, soltando con calma la servilleta.
-Yo te acercaré a tu casa -aseguró-, aunque tenga que llevarte hasta el coche a rastras. Bueno, ¿quieres salir del restaurante de una manera digna o prefieres que te cargue sobre mi hombro? Antes de que decidas, permíteme decirte que nadie acudirá a auxiliarte. El dinero tiene sus ventajas, ¿sabes?
-Sí, lo sé -convino ella en tono gélido-. Permite a algunas personas comportarse como matones sin miedo a sufrir represalias. Muy bien. ¿nos vamos?
Él esbozó una sonrisa triunfante y dejó un billete encima de la mesa. A pesar de su enojo. __tn se sorprendió al ver la cantidad que había dejado. Alzó la mirada a tiempo de observar cómo Joseph hacía una seña al maître y, cuando llegaron a la puerta, ya tenían su chal preparado. Joseph lo tomó y se lo colocó cuidadosamente sobre los hombros: sus manos se detuvieron en ellos un momento mientras le rozaba la piel con los dedos.
Una cegadora ráfaga de luz indicó a __tn que también aquello había sido fotografiado. Involuntariamente, se apretó contra Joseph en un intento de esconderse. Las manos de él se tensaron sobre sus hombros; con el ceño arrugado, bajó la mirada hacia el rostro repentinamente lívido de ella. Luego miró en torno hasta que localizó al fotógrafo y, aunque no dijo nada, __tn oyó que alguien musitaba una disculpa a sus espaldas. Joseph le pasó el brazo alrededor de la cintura y la llevó afuera.
Una vez que __tn estuvo bien instalada en el asiento del pasajero, él se giró hacia ella.
-¿Por qué tiemblas cada vez que ves el flash de una cámara?
-No me gusta la publicidad -musitó.
-Que te guste o no carece de importancia dijo él en tono quedo-. Siempre estarás sometida a ella debido a tus actos, y a estas alturas ya deberías haberte acostumbrado. Tu matrimonio causó bastante revuelo.
-Lo sé -respondió __tn -. Me han llamado puta en la cara y han dicho cosas aún peores de mí a mi espalda, pero eso no significa que tenga que acostumbrarme. Tenía dieciocho años y la prensa se ensañó conmigo. Nunca lo he olvidado.
-¿Creíste que tu matrimonio con un anciano con el prestigio de Robert Stanton pasaría inadvertido? -dijo Joseph casi gruñendo-. ¡Por amor de Dios, __tn , prácticamente suplicaste que se ensañaran contigo!
-Eso descubrí -musitó ella con un nudo en la garganta-. Robert y yo dejamos de aparecer en público en cuanto se hizo evidente que jamás me aceptarían como su esposa, aunque a él, personalmente, no le importaba. Dijo que así descubriría quiénes eran amigos suyos de verdad; apreciaba mucho a esos amigos sinceros y nunca deseó que las cosas fuesen de otra forma, al menos que yo supiera. Robert era infinitamente bondadoso -concluyó en tono sereno, pues descubrió que los recuerdos de Robert contribuían a calmar su estado de ánimo. Su difunto marido veía la vida tal como era, con absoluta claridad, sin engaños ni ilusiones, haciendo gala de un inagotable sentido del humor.
¿Qué pensaría acerca del depredador que permanecía sentado al lado de __tn en ese momento?
Joseph condujo en silencio y ella reclinó la cabeza en el asiento y cerró los ojos, agotada y exhausta. Había sido un día muy largo. y lo peor aún había de llegar, a menos que él decidiera comportarse con un mínimo de decencia y la dejara en paz. Pero por alguna razón, __tn dudaba que Joseph Jonas siguiera otros dictados que satisfacer sus propias apetencias, así que se preparó para la batalla.
Cuando él detuvo el coche en el sendero de entrada de la casa, __tn advirtió con alivio que Sallie y Joel ya habían regresado y seguían levantados, pese a que el reloj le indicaba que eran las diez y media. Joseph paró el motor y se guardó las llaves en el bolsillo; después se bajó del coche y lo rodeó para abrirle a ella la portezuela. Se inclinó y la ayudó a recogerse la larga falda, antes de alzarla, prácticamente, para sacarla del vehículo.
-No soy una inválida -se quejó __tn con aspereza mientras él le deslizaba un brazo alrededor de la cintura y la apretaba contra su costado.
-Por eso precisamente te sujeto -explicó Joseph, y el soplo de su profunda risa acarició su cabello-. No quiero que eches a correr.
__tn observó, indignada pero impotente, cómo él sacaba las llaves de su bolso, abría la puerta y la conducía al interior con el férreo brazo pegado a su espalda. Ella no se inmutó y se dirigió a la cocina para comprobar cómo se encontraba Samantha. Se agachó y rascó a la perrita detrás de las orejas, recibiendo a cambió un cariñoso lametón en la mano. Uno de los cachorros gimió, al verse molestado, y recibió también una caricia de la cálida lengua; luego __tn se sobresaltó al notar que dos fuertes manos se cerraban sobre sus hombros y la obligaban a incorporarse.
Ya estaba bien; se había hartado de aquel hombre y de su arrogancia. Estalló de ira, golpeándole en el rostro y retorciendo el cuerpo entre sus brazos mientras él trataba de sostenerla contra sí.
-¡No, maldita sea! -gritó __tn -. ¡Te he dicho que no quiero!
Samantha se levantó al instante y emitió un rugido al ver cómo maltrataban a su ama, pero los cachorros comenzaron a chillar, alarmados, cuando su madre se separó de ellos, de modo que la perra se giró de nuevo hacia sus crías. Para entonces, Joseph ya había tomado en brazos a __tn y atravesó con ella la puerta de la cocina, cerrando ésta con el hombro. Su respiración ni siquiera se alteró mientras mantenía sujetos los frenéticos brazos de __tn , lo cual la enfureció aún más. Arqueó la espalda y empezó a patalear con el fin de liberarse, le golpeó con fuerza el amplio pecho y, al ver que sus esfuerzos eran inútiles, abrió la boca para gritar. Joseph le llevó rápidamente la cabeza contra su hombro, amortiguando el grito con su cuerpo. Resollando con furia, ella dejó escapar un chillido ahogado mientras él la soltaba de repente.
Unos suaves almohadones amortiguaron su caída y, un momento después, su cuerpo quedó cubierto por el duro peso de Joseph, que se echó sobre ella y la sujetó.
-Estate quieta, maldición -ordenó él entre dientes, estirando el largo brazo sobre la cabeza de __tn . Por un escalofriante momento. ella temió que pensara abofetearla y contuvo la respiración, pero no cayó ningún golpe. En vez de eso. Joseph encendió la lámpara situada junto al sofá y una tenue luz bañó la habitación. Ella no había sabido dónde estaban hasta que paseó la vista por los confortables y tranquilizadores confines de su sala de estar. Giró la cabeza para mirar con desconcierto el furioso rostro que se cernía sobre ella.
-¿Qué es lo que te pasa? -rugió él.
__tn parpadeó. ¿No había intentado pegarle? ¡Pero la había maltratado, de eso no había duda! Incluso en ese momento, sus pesadas piernas la oprimían contra el sofá, y __tn sabía que tenía la falda por encima de las rodillas. Se removió inquieta debajo de Joseph, y él ejerció más presión a modo de advertencia.
-¿Y bien? -gruñó.
-Pensé que... que... ¿No ibas a pegarme? -inquirió __tn arrugando la frente-. Creí que intentarías agredirme, y Samantha también lo creyó.
=Maldita sea, __tn -respondió él bruscamente-. No sabes lo tentadora que resultas... y lo exasperante... -se interrumpió, deslizando sus ojos negros hacia los labios de ella. __tn se retorció y apartó la cabeza. De sus labios escapó un «no» entrecortado y casi inaudible, pero Joseph le colocó las manos en las mejillas y la obligó a mirarlo otra vez. Estaba a escasos centímetros de sus labios y ella empezó a protestar nuevamente, pero ya era demasiado tarde. Su recia boca se apretó contra la suavidad de la de __tn , obligándola a separar los labios, llenándola con su aliento aún impregnado de un regusto a vino. Luego siguió la lengua, que exploró y acarició el interior de su boca, jugueteando con su propia lengua, haciendo que sus sentidos zozobraran.
__tn se sentía aterrorizada por la presión que el enorme y recio cuerpo de Joe lás ejercía sobre el suyo, y por un instante sus finas manos forcejearon inútilmente contra los fuertes hombros. Pero su boca era cálida y no le hacía ningún daño; nunca la habían besado así. Por un momento, sólo por un momento, se prometió a sí misma, permanecería entre sus brazos y le devolvería el beso. Deslizó las manos por sus fuertes hombros hasta entrelazarlas alrededor de su cuello, con su lengua respondiendo tímidamente a la de Joseph; a partir de entonces, ya no tuvo la opción de devolverle o no sus caricias. Él se estremeció, la apretó entre sus brazos hasta hacerle daño, y su boca enloqueció, devorándola, absorbiendo con avidez hasta el último ápice de su aliento. Musitó algo con voz espesa, y ella, en su aturdimiento, tardó un momento en darse cuenta de que había hablado en francés. Cuando Joseph tradujo lo que acababa de decir, __tn notó que el rostro se le congestionaba e intentó apartarlo de sí, pero seguía impotente contra su fuerza.
Él deslizó una mano por la espalda de ella y comenzó a desabrocharle con destreza el vestido. Mientras su boca abandonaba la de __tn y recorría con feroz avidez su cuello, ella logró emitir un «no» ahogado, al que Joseph no prestó ninguna atención. Sus labios siguieron bajando, depositando feroces besos en su hombro y su clavícula, lamiendo el sensible punto del hueco del hombro hasta que ella casi olvidó su creciente miedo y tembló de placer, crispando las impotentes manos sobre las costillas de Joseph. Impaciente, él acabó de desabrocharle el vestido, decidido a desnudarla por completo hasta la cintura, y en el interior de __tn el pánico estalló con la fuerza de un volcán.
Con un grito estrangulado, se retorció frenéticamente entre sus brazos, sujetándose el vestido con una mano mientras intentaba retirar a Joseph de sí con la otra. Él dejó escapar un rugido de frustración y apartó el brazo de ella, buscando la tela del vestido con la mano libre. __tn notó que el corazón se le detenía en el pecho; con un esfuerzo sobrehumano, se las arregló para soltarse y empezó a darle golpes en la espalda.
-¡No! -gritó con voz casi histérica-. ¡No, Joseph, por favor! ¡Te lo suplico!
Él acalló sus palabras con la contundente presión de su boca, y ella comprendió, embargada por un puro terror, que no podría controlarlo. Un sollozo brotó de su garganta al tiempo que soltaba el vestido para golpear a Joseph con ambas manos.
-¡No! No...
Él retiró los labios de los de ella, y __tn gimió:
-¡Por favor, Joseph! ¡No!
Los salvajes movimientos de las manos de Joseph cesaron; permaneció muy quieto, respirando entrecortadamente. Ella temblaba entre sollozos, con su menudo semblante empapado de lágrimas. Él emitió un hondo gruñido gutural y se levantó del sofá; después se arrodilló y descansó la cabeza de negros cabellos sobre el cojín, al lado de __tn . El silencio se hizo de nuevo en la habitación, mientras ella trataba de reprimir el llanto. Con movimientos dubitativos, posó la mano sobre la cabeza de Joseph, deslizando los dedos sobre el espeso cabello, sin comprender aquella súbita necesidad de confortarlo, pero incapaz de resistir el impulso. Él se estremeció con su caricia, y __tn pudo oler el fresco sudor de su cuerpo, el aroma masculino de su piel, y comprendió hasta qué punto se había excitado. Pero se había detenido; no la había forzado, después de todo, y __tn notó que la hostilidad que había sentido empezaba a desvanecerse. Pese a su inexperiencia, sabía que debía de haber sido una tortura para él estar tan excitado y verse obligado a parar de una forma tan brusca, por lo cual le estaba profundamente agradecida.
Al fin, Joseph levantó la cabeza; ella emitió un jadeo ahogado al contemplar la expresión grave y tensa de su semblante.
-Arréglate el vestido -ordenó él con voz espesa-, o será demasiado tarde.
__tn se apresuró a abrocharse el vestido y a alisarse la falda. Habría querido incorporarse, pero le resultaba incómodo teniéndolo tan cerca, así que permaneció recostada sobre los almohadones hasta que Joseph se movió.
-Tal vez sea mejor así -dijo él al tiempo que se pasaba una cansada mano por el pelo. Luego se puso de pie-. No veníamos preparados, y sé que no habría podido contenerme si... ¿Qué es lo que tanto te asusta, __tn ? ¿El riesgo de exponerte a un embarazo no deseado, quizá?
Cuando __tn respondió, lo hizo con voz ronca.
-No... No es eso. Es que... me asustaste -se incorporó y se seco las húmedas mejillas con la palma de las manos.
Joseph la miró y, con gesto grave, sacó el mismo pañuelo que había utilizado para enjugarle las lágrimas cuando un rato antes se había presentado en su casa. ¿Cuánto hacía de eso? ¿Unas cuantas horas?
Ella aceptó el pañuelo de batista y se limpió las mejillas. Después se lo devolvió.
Él dejó escapar una breve y áspera risotada.
-¿De modo que te asusté? Quería hacerte muchas cosas, pero asustarte no era una de ellas. Eres una mujer peligrosa, cariño; posees un mortífero encanto -Joseph inhaló profundamente y empezó a abotonarse la camisa; sólo entonces reparó __tn en que se había quitado la chaqueta y tenía la camisa desabrochada y fuera del pantalón. No recordaba habérsela desabrochado, pero solamente ella había podido hacerlo, pues él tenía las manos demasiado ocupadas acariciándola.
Joseph aún tenía una expresión rígida y tensa, y __tn dijo apresuradamente:
-Lo siento, Joseph.
-Yo también lo siento, cariño -sus ojos negros se giraron hacia ella, y una sonrisita tensa asomó a su semblante-. Pero ya me llamas Joseph, de modo que algo hemos conseguido -se introdujo la camisa en el pantalón y después se sentó en el sofá, a su lado-. Quiero volver a verte, y pronto -añadió tomándole la mano-. ¿Vendrás a navegar conmigo mañana? Prometo no presionarte; no te asustaré como te he asustado esta noche. Te daré tiempo para que me conozcas, para que comprendas que conmigo no corres ningún peligro. Quienquiera que provocó en ti ese miedo a los hombres, merecería que lo fusilaran. Pero conmigo no será igual. Ya lo verás -dijo alentándola.
¿Ningún peligro? ¿Que no correría ningún peli¬gro con un hombre como él? __tn lo dudaba mu¬cho, pero Joseph había sido más amable de lo que esperaba, y ella no deseaba hacerlo enfadar, de modo que atemperó sus palabras al responderle:
-Me parece que no, Joseph. Mañana, no. Es de¬masiado pronto.
La boca de él se tensó, formando una ominosa lí¬nea; luego suspiró y se puso en pie.
-Te llamaré mañana, y no intentes hacer alguna tontería como esconderte de mí. Te encontraría y no te gustarían las consecuencias. No toleraré que vuel¬vas a escabullirte de mí otra vez. ¿Me comprendes?
-¡Comprendo que me estás amenazando! -repu¬so ella enérgicamente.
Él sonrió burlón.
-No correrás ningún peligro mientras no pongas a prueba mi paciencia, __tn . Te deseo, pero puedo esperar.
Ella alzó la cabeza.
-Pues la espera puede ser larga -se sintió obliga¬da a advertirle.
-0 muy corta -le advirtió él a su vez-. Como te he dicho, te llamaré mañana. Piénsate lo de ir a na¬vegar. Te gustaría.
-Nunca he ido a navegar. No sé nada de barcos. Hasta es posible que me maree.
-Será divertido enseñarte todo aquello que no se¬pas -dijo Joseph, refiriéndose no solamente a los barcos. Se inclinó sobre ella y posó un cálido beso en sus labios; luego se retiró antes de que ella pudiera responder o resistirse-. No hace falta que me acom¬pañes hasta la puerta. Buenas noches __tn .
-Buenas noches, Joseph -se le hizo raro desear¬le buenas noches como si aquellos recientes momen¬tos de pasión y de terror no hubiesen tenido lugar. Observó cómo recogía del suelo la chaqueta y des¬pués salía de la habitación, con su esbelto cuerpo moviéndose con la gracia feroz de un tigre. Cuando se hubo marchado, la casa le pareció demasiado si¬lenciosa y vacía.
Tuvo la desoladora sensación de que Joseph Jonas iba a dar un vuelco a su vida.


ElitzJb
ElitzJb


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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por ElitzJb Miér 27 Feb 2013, 7:06 pm

Capitulo IV

Parte I

2/3

A pesar de que estaba tensa cuando se metió en la cama, __tn durmió profundamente y se despertó llena de optimismo. Había sido una tonta al dejar que aquel hombre la pusiera tan nerviosa; trataría de eludirlo en el futuro. Charles podía encargarse de todos los detalles referentes a la venta de las acciones.
Tarareando una melodía, dio de comer a Samantha y felicitó a la orgullosa madre por los cachorritos; después se preparó una tostada. No había adquirido el hábito inglés de tomar té, así que bebió un café. Acababa de servirse la segunda taza cuando Sallie llamó a la ventana de la puerta trasera. __tn se levantó para abrirle y reparó en la expresión preocupada que ensombrecía el rostro habitualmente risueño de su amiga.
-¿Sucede algo? -le preguntó-. Espera, antes de que contestes, ¿te apetece una taza de café? Sallie hizo una mueca.
-¿Café? ¡Aún no te has civilizado! No, __tn , creo que deberías ver esto. Es un artículo cargado de mala intención, y precisamente ahora que la gente empezaba a olvidarse de ese desagradable asunto. Habría preferido no traértelo; de hecho, Joel insistió en que no debía hacerlo; pero, de todos modos, te habría saltado a las narices cuando salieras a la calle, y creí preferible que te enteraras en privado.
Sin decir nada, __tn alargó la mano para tomar el periódico, aunque ya sabía de qué se trataba. Sallie había abierto el diario por las páginas de sociedad, en las que figuraban dos fotografías. Una, por supuesto, mostraba a Joseph besándola. Considerándolo fríamente, llegó a la conclusión de que era una buena foto. En ella aparecían Joseph, fuerte y moreno, y ella, con su constitución más menuda, besándose por encima de la mesa del restaurante. La otra foto había sido tomada cuando se marchaban y Joseph le había puesto las manos en los hombros: la miraba con una expresión que la hizo estremecerse. En la cara de él se apreciaba una clara expresión de deseo; al recordar lo que había sucedido cuando la había llevado a casa, __tn se preguntó de nuevo cómo Joseph había sido capaz de parar al verla asustada.
Pero Sallie estaba señalando la columna que acompañaba a las fotografías, y __tn se sentó para leerla. Estaba escrita con un estilo ingenioso y sofisticado, aunque en un determinado momento la articulista había dado rienda suelta a la bilis. __tn notó una sensación de náuseas mientras leía por encima el texto impreso.
Anoche se vio a la conocida Viuda Negra de Londres envolviendo en su tela a otra desvalida y embelesada víctima. Joseph Jonas , el esquivo multimillonario griego, parecía hallarse completamente cautivado por los encantos de La Viuda. ¿Es posible que ésta haya dilapidado ya el dinero que le dejó su difunto esposo, el apreciado Robert Stanton? Sin duda, Joseph puede ayudarla a mantener el estilo de vida al que está acostumbrada, aunque, según indican todas las fuentes, puede que La Viuda no lo tenga tan fácil para cazarlo como lo tuvo con su primer marido. No podemos sino preguntarnos cuál de los dos acabará ganando. La Viuda no parece detenerse ante nada, pero lo mismo cabe decir de su presa. Seguiremos los acontecimientos con interés.
__tn soltó el periódico encima de la mesa y fijó la mirada en el vacío; no debía dejarse incomodar por las habladurías. Es más, ya debería haberse acostumbrado, después de cinco años. No obstante, parecía que, lejos de endurecerse, se estaba volviendo cada vez más sensible a las críticas. Antes tenía a Robert para animarla, para mitigar el dolor y hacerla reír, pero ya no tenía a nadie. Debía soportar a solas todo el dolor.
La Viuda Negra... Le habían puesto ese apodo después de la muerte de Robert. Antes, por lo menos, la llamaban por su propio nombre. Los hirientes comentarios siempre habían sido malintencionados, aunque sin llegar hasta el extremo de la difamación. Ella, de todas maneras, no habría emprendido ninguna acción legal. La publicidad generada por un juicio habría sido aún más desagradable, y ella deseaba llevar una vida tranquila, con sus pocos amigos y sus pequeños placeres. Incluso habría regresado a Estados Unidos... de no ser por los intereses financieros de Robert. Había preferido quedarse para velar por ellos y hacer uso de los conocimientos que su marido le había transmitido. Robert lo habría querido así, y ella lo sabía.
Sallie la observaba con preocupación, de modo que __tn se obligó a respirar honda y temblorosamente para poder hablar.
-Un texto escrito a mala idea, ¿eh? Casi había olvidado lo maliciosos que pueden llegar a ser... Pero no cometeré el error de dejarme ver otra vez. No vale la pena.
-Pero no puedes estar toda la vida escondiéndote -protestó Sallie-. Eres muy joven. ¡Es injusto que te traten como si fueras una... una leprosa!
Una leprosa... ¡Qué pensamiento tan espantoso! Pero Sallie no estaba tan lejos de la verdad, si bien nadie había obligado aún a __tn a marcharse de la ciudad. Todavía era bien recibida en unos pocos hogares.
Sallie optó por cambiar de tema; aunque __tn había intentado fingir indiferencia, su rostro había palidecido y adquirido una expresión de angustia. Su amiga señaló la foto del periódico y preguntó:
-¿Qué me dices de este bombón, __tn ? ¡Es guapísimo! ¿Cuándo lo conociste?
-¿Qué? -__tn agachó la mirada y dos puntos de color tiñeron sus mejillas mientras contemplaba la foto en la que se veía a Joseph besándola-. ¡Ah!... Pues la verdad es que lo conocí ayer mismo.
-¡Caramba! ¡Es de los que van deprisa! Parece un tipo fuerte y dominante, y tiene una reputación increíble. ¿Cómo es?
-Fuerte, dominante e increíble -__tn suspiró-. Justo como acabas de decir. Espero no tener que volver a verlo nunca más.
-¡Tú eres tonta! -exclamó Sallie indignada-. De verdad, __tn , lo tuyo es increíble. La mayoría de las mujeres lo darían todo por salir con un hombre como este, guapo y rico, y a ti, sin embargo, no te interesa.
-Me dan miedo los hombres ricos -contestó __tn afablemente-. Ya has visto una muestra de lo que dirían de mí. No quiero pasar por lo mismo otra vez.
-¡Oh! Lo siento, cariño -se disculpó Sallie-. No lo tuve en cuenta. Pero es que... ¡piénsalo! ¡Joseph Jonas !
__tn no quería pensar en Joseph; deseaba olvidar todo lo sucedido la noche anterior. Después de observar la cara pálida y ensimismada de su amiga, Sallie le dio una palmadita en el hombro y se marchó. __tn siguió un rato allí sentada, con la mente en blanco; cuando al fin se levantó para depositar la taza y el plato en el fregadero, la situación pareció desbordarla repentinamente y dejó que las lágrimas fluyeran sin tratar de reprimirlas.
Una vez que hubo cesado el ataque de llanto, se sintió exhausta; se encaminó hacia la sala de estar para echarse en el sofá, pero recordó cómo Joseph había estado tumbado allí con ella, así que prefirió sentarse en una silla. Puso los pies en alto, apoyándolos en una butaca, y se envolvió las piernas con la bata. Se sentía muerta, vacía por dentro; cuando sonó el teléfono, se quedó mirando el aparato durante varios instantes, como atontada, antes de levantar el auricular.
-Diga -respondió en tono lánguido.
-__tn . ¿Has...?
Se retiró el auricular del oído al oír la voz profunda y volvió a colgarlo con desgana.
Cuando sonó el timbre de la puerta, un rato después, __tn siguió sentada donde estaba, decidida a no responder, pero al cabo de un momento oyó que Charles la llamaba en voz alta y se levantó.
-Buenos días -lo saludó mientras él la observaba con detenimiento. Parecía rendida.
-He leído el periódico -dijo Charles suavemente-. Sube a lavarte la cara y a vestirte. Después me hablarás de ello. Quería haberte llamado ayer, pero tuve que ausentarme de. la ciudad. Vamos, cariño, sube de una vez.
__tn hizo lo que se le pedía; se lavó la cara con abundante agua fría y se desenredó el cabello. Después se quitó el camisón y la bata y se puso un bonito vestido de tirantes blanco con florecitas azules. A pesar de su aturdimiento, se alegraba de la llegada de Charles. Con su frío intelecto, su abogado sería capaz de escucharla y de ayudarla a entender sus propias reacciones. Charles era capaz de analizar los sentimientos de una piedra.
-Mucho mejor -dijo él con aprobación al verla aparecer en la sala de estar-. Bueno, está claro que mis temores eran infundados. Es evidente que Jonas se sintió cautivado por ti. ¿Mencionó el asunto de Dryden?
-Sí -respondió __tn , e incluso consiguió dirigirle una sonrisa-. Voy a venderle las acciones. Pero no creas que todo fue coser y cantar. Nos llevamos como el perro y el gato. Al lado de los comentarios que hizo sobre mi matrimonio, esa columna de sociedad es una minucia. Le di plantón y le colgué el teléfono... dos veces. Esta mañana llamó y no quise hablar con él. Será mejor que no vuelva a verlo nunca más, si tú puedes ocuparte de todos los detalles de la venta de las acciones.
-Claro que puedo -se apresuró a responder Charles-. Pero estoy seguro de que subestimas a ese hombre. A juzgar por la foto del periódico, tú le atraes más que tus acciones de ConTech.
-Sí -admitió __tn -, pero es inútil. No podría soportar otra vez esa clase de publicidad. Y Jonas atrae a periodistas y fotógrafos a docenas.
-Cierto. No obstante, cuando desea que algo no se publique, no se publica. Tiene un poder enorme.
-¿Acaso pretendes ponerte de su parte, Charles? -preguntó __tn con asombro-. ¿No comprendes que su atracción es meramente temporal, que tan sólo busca una aventura?
Charles se encogió de hombros.
-Como la mayoría de los hombres -dijo Charles cínicamente-. Al principio.
-Bueno, pues a mí no me interesa. Por cierto, las acciones se venderán al precio de su valor en bolsa. Me ofreció mucho más, pero no quise aceptar.
-Veo aquí los principios de Robert -comentó Charles.
-No me dejaré comprar.
-Ni yo esperaba que lo hicieras. Me habría gustado presenciar vuestra reunión por un agujerito; debió ser muy entretenida -Charles le sonrió; su rostro sereno y aristocrático reflejó el cínico humor que se ocultaba detrás de sus modales elegantes y controlados.
-Mucho, aunque casi acabó en asesinato -de repente, __tn se acordó y sonrió de forma natural por primera vez desde que había leído la desagradable crónica de sociedad-. Charles, Samantha tuvo anoche los cachorros. ¡Cinco!
-Ha tardado lo suyo -observó él-. ¿Qué piensas hacer con cinco ruidosos cachorros en la casa?
-Los regalaré cuando tengan edad suficiente. En el barrio hay muchos niños; no será difícil buscarles dueño.
-¿Tú crees? ¿Alguna vez has intentado regalar unos cachorros de padre desconocido? ¿Cuántas hembras hay?
-¿Cómo voy a saberlo? -dijo ella, echándose a reír-. No nacen llevando collares azules y collares rosas, ¿sabes?
Charles le sonrió burlón y la siguió hasta la cocina, donde __tn le mostró orgullosa los cachorros, que permanecían acurrucados en un pequeño montón. Samantha observaba a Charles atentamente, lista para morderle si se acercaba demasiado a sus pequeños, pero él, que conocía bien el carácter de la perra, se mantuvo a distancia prudencial. Charles era demasiado escrupuloso para ser amante de los animales, cosa que Samantha percibía.
-Veo que no has hecho té -comentó fijándose en la cafetera-. Pon a calentar el agua, cariño, y cuéntame más detalles de tu reunión con Jonas . ¿De verdad se caldeó mucho el ambiente, o lo decías en broma?
Suspirando, __tn llenó una tetera con agua del grifo y la colocó en la hornilla.
-La reunión fue decididamente poco amistosa. Hostil, incluso. No te dejes engañar por esa fotografía, Charles; Jonas hizo eso para castigarme y obligarme a cerrar la boca. No sé si... -iba a decir que no sabía con seguridad si podía fiarse de él o no, pero la interrumpió el sonido del timbre; __tn se detuvo en seco y notó que un escalofrío le recorría la espalda-. Dios mío -tragó saliva-. Es él. ¡Lo sé! Le colgué el teléfono y debe estar hecho una furia.
-Seré valiente e iré a abrir la puerta mientras tú preparas el té -sugirió Charles, poniendo un pretexto para llegar hasta Jonas antes de que este pudiera disgustar aún más a __tn . La habitual expresión de angustia había desaparecido de los ojos de ésta, pero aún seguía dolida y vulnerable, y era incapaz de defenderse de alguien como Jonas .

ElitzJb
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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por ElitzJb Miér 27 Feb 2013, 7:10 pm

Capitulo IV

Parte II

3/3


___________tn comprendió por qué Charles se había ofrecido para ir a abrir la puerta; era el hombre más diplomático del mundo, se dijo mientras sacaba tazas y platos para servir el té. Y uno de los más amables. Siempre intentaba protegerla y ahorrarle sinsabores.
Se detuvo de pronto, pensando en ello. ¿Por qué no se habría ofrecido Charles para reunirse con Jonas y cerrar el acuerdo de las acciones? ¿Por qué la había dejado ir a ella? Cuanto más lo pensaba __tn , más impropio de Charles le parecía. Una fugaz sospecha relampagueó en su mente, pero la descartó de inmediato. Dicha sospecha, sin embargo, persistía. ¿La habría enviado Charles deliberadamente al encuentro de Jonas ? ¿Acaso se había propuesto hacer de casamentero? ¡Qué horror! ¿Cómo se le había podido ocurrir semejante cosa? ¿No sabía que, aunque era probable que Joseph Jonas la deseara como amante, nunca se plantearía la cuestión del matrimonio? ¡Y, desde luego, Charles la conocía lo bastante como para saber que ella jamás se conformaría con menos!
¿Matrimonio? ¿Con Joseph? __tn empezó a temblar tan violentamente que tuvo que soltar la bandeja. ¿Qué le ocurría? Lo había conocido el día anterior... ¡y estaba pensando en que únicamente se conformaría con ser su esposa!
Se debía tan sólo a que le resultaba atractivo físicamente, pensó con desesperación. Pero era muy honesta consigo misma y de inmediato comprendió que intentaba cerrar los ojos a la verdad. Había conocido a muchos hombres apuestos y atrayentes, pero jamás había deseado a ninguno como a Joseph la noche anterior. Y no se habría mostrado tan receptiva a las caricias de éste si su mente y sus emociones no hubiesen respondido de igual forma. Era un hombre feroz, implacable y arrogante hasta decir basta, pero percibía en él una admiración masculina hacia su feminidad que derribaba todas sus barreras.
Joseph la deseaba, eso era evidente. Y también ella se sentía peligrosamente atraída hacia él; incluso corría el riesgo de enamorarse. Comprender tal cosa supuso un mazazo que superaba incluso la desagradable impresión que se había llevado al leer la maliciosa crónica de sociedad.
Pálida, temblando, clavó los ojos en la hirviente tetera, preguntándose qué iba a hacer. ¿Cómo podía evitar a Joseph? No era de los que aceptaban un no por respuesta; ni ella misma estaba segura de poder darle una negativa, de todos modos. Pero estar con él sería abocarse a un dolor todavía mayor, porque Joseph jamás le propondría matrimonio y ella no se contentaría con menos.
Finalmente, el agudo silbido de la tetera la devolvió a la realidad; se apresuró a apagar el fogón y vertió el agua sobre el té. Ignoraba si Joseph querría té, aunque sospechaba que no, de modo que llenó una taza de café para él y otra para ella; después, sin detenerse a pensar en lo que hacía, agarró la bandeja y la llevó hasta el salón antes de perder el valor.
Joseph estaba repantigado en el sofá como un enorme felino, mientras que Charles había preferido una silla. Ambos se levantaron al verla entrar, y Joseph se adelantó para quitarle de las manos la pesada bandeja y depositarla sobre la mesita baja. __tn lo miró con cautela, pero no parecía enojado. La observaba atentamente, con unos ojos tan penetrantes que ella casi se estremeció. Él notó su reacción al momento, y sus labios se curvaron en una media sonrisa. Le colocó la mano en el brazo y la obligó amablemente a sentarse en el sofá. Luego se acomodó a su lado.
-Charles y yo hemos estado hablando de la situación -dijo con calma.
Ella lanzó una mirada desesperada a Charles, pero este se limitó a sonreír sin que __tn pudiese deducir nada de su expresión.
-¿De qué situación? -inquirió, procurando aparentar calma.
-Del lugar en que nuestra relación te pondrá ante la prensa -explicó tranquilamente mientras __tn le pasaba a Charles la taza de té. Milagrosamente, se las arregló para no dejar caer la taza y el plato, aunque una sacudida recorrió todo su cuerpo. Cuando Charles hubo rescatado su té, ella giró el pálido rostro hacia Joseph.
-¿De qué estás hablando? -susurró.
-Creo que lo sabes muy bien, cariño. No eres nada estúpida. Daré ciertos pasos para dejar claro a todos los observadores que no necesito que la prensa me proteja de ti, y que más intrusiones en mi vida privada provocarán mi... irritación. No tendrá que preocuparte el peligro de volver a aparecer en una maliciosa columna del diario dominical; de hecho, cuando haya convencido a la prensa para que haga lo que yo quiero, probablemente todos te brindarán su comprensión.
-Eso no es necesario -contestó __tn , bajando las pestañas mientras le ofrecía una taza de café. Estaba confusa; no se le había ocurrido que Joseph pudiera utilizar su influencia para protegerla. En vez de sentirse agradecida, adoptó una actitud de fría reserva. No deseaba estar en deuda con él ni verse sometida a su influencia. El periódico se había equivocado. ¡Joseph era la araña, no ella! Si lo dejaba, la envolvería en los sedosos filamentos de su tela hasta dejarla indefensa.
-Yo decidiré lo que es necesario -repuso Joseph-. Si anoche me hubieras dicho por qué te disgustaba tanto ese maldito fotógrafo, habría impedido que se publicaran tanto las fotos como la columna. Pero dejaste que se interpusiera tu orgullo, y mira lo que has tenido que soportar sin motivo alguno. Ahora estoy al tanto de la situación y actuaré como considere oportuno.
-Sé razonable, __tn -terció Charles con suavidad-. No tienes por qué ser objeto de chismorreos maliciosos; los has soportado durante cinco años. Ya va siendo hora de que esto se acabe.
-Sí, pero... -ella se detuvo, pues había estado a punto de decir: «Pero no quiero que se acabe gracias a él». Conocía el temperamento de Joseph y no estaba segura de querer ponerlo a prueba. Respiró hondo y comenzó de nuevo-: O sea, no veo ninguna necesidad de intervenir, porque lo sucedido anoche no volverá a repetirse. Tendría que ser estúpida para meterme de nuevo en una situación semejante. Simplemente, llevaré una vida lo más discreta posible; no tengo necesidad de frecuentar lugares donde la gente me reconozca.
-Me niego a permitir tal cosa -dijo Joseph en tono grave-. A partir de ahora, estarás a mi lado cuando salga o vaya a alguna fiesta. La gente te conocerá y sabrá cómo eres en realidad. Ese es el único medio seguro para acallar las habladurías: permitir que los demás te conozcan y descubran que les caes bien. Eres una muchachita simpática, pese a tu detestable carácter.
-¡Vaya, muchas gracias! -ironizó __tn , y Charles se sonrió.
-Me daría cabezazos contra la pared por haberme perdido vuestra reunión -comentó el abogado, y Joseph esbozó una sonrisa de lobo.
-La primera no fue tan interesante como la segunda -informó a Charles sardónicamente-. Y esta tercera tampoco ha empezado muy bien. Seguro que tardaré todo el día en vencer su estúpida terquedad.
-Sí, me doy cuenta -Charles guiñó el ojo y depósito la taza vacía sobre la bandeja-. Os dejaré, pues; tengo trabajo que hacer.
-Llámame mañana y zanjaremos lo de las acciones -dijo Joseph al tiempo que se ponía en pie y le ofrecía la mano.
Las sirenas de alarma de __tn se dispararon al instante.
-Lo de las acciones ya está zanjado -dijo con feroz determinación-. ¡Sólo aceptaré el precio de su valor en bolsa! ¡Ya te lo he dicho, Joseph, no firmaré los documentos como intentes comprarme con una suma ridículamente alta!
-Seguro que tendré que darte una zurra antes de que acabe el día -respondió Joseph de buen humor, aunque había firmeza en sus ojos. Charles se rió en voz alta, algo desacostumbrado en él, y __tn lo miró enojada mientras Joseph lo acompañaba hasta la puerta. Los dos hombres cruzaron unas palabras en tono quedo, lo que aumentó las sospechas de __tn . Tras marcharse Charles, Joseph regresó y se plantó delante de ella, con las manos en las caderas, mirándola con una expresión implacable en su rostro de duras facciones.
-Hablo en serio -estalló __tn , levantándose para mirarlo cara a cara y hacer frente al abrasador brillo de sus ojos.
-Yo también -murmuró Joseph mientras alzaba distraídamente la mano y acariciaba el hombro desnudo de ella con un dedo. Era un roce ligero y delicado como el de una mariposa. __tn se quedó sin respiración y permaneció muy quieta, hasta que la caricia de aquel dedo le hizo perder el control y empezó a temblar. El dedo se desplazó desde el hombro hasta el cuello, ascendió luego hasta la barbilla y la obligó a levantar la cabeza para mirarlo.
-¿Has decidido ya si quieres navegar en barco conmigo? -preguntó él deslizando los ojos hasta los labios de __tn .
-Pues... sí. O sea, sí, lo he decidido... y no, no quiero ir -explicó confusamente, y en los labios de Joseph se dibujó una sonrisa irónica.
-En ese caso, sugiero que vayamos a dar un paseo en coche. Necesito hacer algo para distraerme. Sabes muy bien lo que sucederá si nos quedamos aquí todo el día, __tn , pero eres tú quien debe decidir.
-No te he invitado a quedarte, ¡y menos todo el día! -lo informó ella indignada, alejándose de él.
Joseph bajó el brazo y se limitó a observarla atentamente mientras las mejillas de __tn se teñían de color.
-Me tienes miedo -dijo él con un ligero deje sorpresa. Pese a su fachada valerosa y desafiante, había atisbado un fugaz destello de verdadero terror en sus ojos, y arrugó la frente-. ¿Qué es lo que tanto te asusta de mí, __tn ? ¿Me temes sexualmente? ¿Tus experiencias con otros hombres han sido tan malas que tienes miedo de que te haga el amor?
Ella se quedó mirándolo como aturdida, incapaz de formular una respuesta. Sí, le tenía miedo, más miedo del que jamás le había tenido a nadie. Era un hombre tan incontrolable, tan anárquico... No, anárquico no. Establecía sus propias normas y poseía una increíble influencia; prácticamente ningún poder conocido podía tocarlo. __tn ya sabía que era emocionalmente vulnerable a él y que no poseía armas para combatirlo.
Pero Joseph aguardaba una respuesta; sus marcadas facciones se endurecieron mientras ella retrocedía involuntariamente.
__tn tragó saliva y susurró con voz frenética: -No... no lo comprenderías, Joseph. Creo que contigo una mujer estaría en buenas manos, por así decirlo, ¿verdad?
-Me gusta pensar que sí -respondió él arrastrando las palabras-. Pero si no es eso, __tn , ¿qué es lo que tanto te asusta de mí? Te prometo que no voy a darte una paliza.
-¿De verdad?
El trémulo susurro apenas había escapado de los labios de __tn cuando él avanzó, recorrió con dos ágiles zancadas la distancia que los separaba y la capturó mientras ella profería un grito de alarma e intentaba escapar. Joseph le rodeó la cintura con el brazo izquierdo y la atrajo con fuerza hacia sí; luego utilizó la mano derecha para agarrar un mechón de su cabello rojizo y tiró firmemente hasta que __tn alzó la cara para mirarlo.
-Ahora -gruñó él-, dime por qué tienes miedo.
-¡Me haces daño! -gritó __tn ; la furia había disipado, en parte, su miedo instintivo. Empezó a darle patadas en los tobillos y Joseph dejó escapar una ahogada maldición. Le soltó el cabello y la tomó en brazos. Luego se sentó en el sofá y sujetó a __tn mientras esta se retorcía sobre su regazo. La lucha era penosamente desigual; al cabo de un momento, ella se rindió, exhausta, apoyándose sin resistirse contra el duro e inflexible brazo que sentía detrás de la espalda.
Joseph emitió una risita.
-No sé de qué tendrás miedo, pero está claro que no temes luchar conmigo. Ahora, gatita salvaje, dime qué es lo que te preocupa.
__tn estaba cansada, demasiado cansada para enfrentarse a él; y, de todos modos, había empezado a comprender que luchar contra Joseph era inútil. Estaba decidido a salirse con la suya. Suspirando, apretó la cara contra su hombro e inhaló el cálido aroma masculino; Joseph estaba un poco sudoroso después del intenso forcejeo.
¿Qué podía decirle? ¿Qué lo temía físicamente porque jamás había estado con un hombre?, ¿que su miedo era el miedo instintivo de una mujer virgen? Joseph no la creería; preferiría dar crédito a los rumores acerca de los numerosos amantes que había tenido. Tampoco podía decirle que lo temía emocionalmente, que era demasiado vulnerable a su poder, porque entonces él utilizaría esa información contra ella.
Dé pronto, se le ocurrió una idea. El propio Joseph se la había servido en bandeja. ¿Por qué no dejar que creyese que la habían tratado tan mal que ya temía a todos los hombres? Joseph parecía muy receptivo a esa posibilidad...
-Prefiero no hablar de ello -musitó con el rostro aún apretado contra su hombro.
Los brazos de Joseph la apretaron con más fuerza.
-Tienes que hacerlo -dijo enérgicamente, acercándole los labios a la sien-. Tienes que exteriorizar tus sentimientos, para así poder analizarlos y comprenderlos.
-No... no creo que pueda hacerlo -respondió ella sin aliento, pues no podía respirar bien debido a la presión de los brazos de Joseph-. Dame tiempo, Joseph.
-Si es necesario, te lo daré -dijo él contra su cabello-. No te haré daño, __tn ; quiero que lo sepas. Puedo ser muy considerado cuando consigo lo que quiero.
Sí, probablemente decía la verdad; pero estaba interesado en una simple aventura, mientras que ella empezaba a comprender que su corazón se hallaba aterradoramente abierto a él, qué podía ser suyo si así lo quería. Pero no, Joseph no quería su corazón. Deseaba únicamente su cuerpo, no los tiernos sentimientos que __tn podía ofrecerle.
Las manos de él se movían inquietas; una recorría su espalda y sus hombros desnudos, la otra le acariciaba el muslo y la cadera. Deseaba hacerle el amor; __tn notaba cómo su cuerpo temblaba de deseo.
-No, Joseph, por favor. No puedo... -gimió.
-Yo podría enseñarte -musitó él-. No tienes idea de cómo me pones. ¡Los hombres no somos de piedra!
Pero él sí que lo era; puro granito. __tn arqueó su menudo cuerpo para escapar.
-¡No, Joseph! ¡No!
Él abrió los brazos, como quien suelta un pajarillo, y ella se escurrió hasta el suelo, donde permaneció sentada como una niña pequeña, con la cabeza recostada sobre el sofá.
Él exhaló un intenso suspiro.
-No te quedes ahí mucho tiempo -le aconsejó con su voz ronca y profunda-. Sube y haz lo que tengas que hacer antes de ir a dar ese paseo. Tengo que salir de aquí o no podré seguir esperando.
No tuvo que decírselo dos veces. __tn corrió escaleras arriba con piernas temblorosas, se cepilló el pelo y se dio un poco de maquillaje. Después se puso unos discretos zapatos de tacón. El corazón le latía desbocado cuando bajó de nuevo para reunirse con Joseph. Apenas lo conocía, pero ya ejercía un aterrador poder sobre ella. Y __tn nada podía hacer para evitarlo.
Al verla acercarse, él, se levantó y la atrajo hacia sí con un diestro brazo; después, su recia boca poseyó la de ella con un beso lento, casi perezoso. Cuando la soltó, estaba sonriendo, y __tn supuso que tenía motivos para sonreír, pues su respuesta al beso había sido tan ferviente como involuntaria.
-Tendrás un éxito arrollador en sociedad -predijo Joseph mientras la conducía hasta la puerta-. Todos los hombres caerán rendidos a tus pies si sigues ofreciendo un aspecto tan cautivador y ruborizándote de esa forma tan deliciosa. No sé cómo haces para ruborizarte, pero el cómo no importa mientras los resultados sean tan encantadores.
-No puedo controlar el color de mis mejillas -dijo ella, molesta. Detestaba que Joseph la creyera capaz de ruborizarse falsamente-. ¿Preferirías que tus besos no surtieran ningún efecto en mí?
Él bajó los ojos hacia ella y le dirigió una sonrisa capaz de derretir el hielo.
-Al contrario, cielo. Si es la excitación lo que hace que tus mejillas se ruboricen, me parece perfecto. Así sabré cuándo estás excitada y te llevaré de inmediato a un lugar íntimo.
__tn se encogió de hombros con indiferencia.
-Antes de llevarme a ese lugar íntimo para devorarme, cuando veas que me ruborizo, asegúrate de que no estoy enzarzada en una pelea. La ira provoca en mí la misma reacción, según me han dicho.
-Quiero que me hables de todo aquello que pueda enojarte -dijo Joseph, y su voz se endureció-. Insisto en ello, __tn . No permitiré que se vuelva a publicar basura como la que he leído esta mañana. ¡Lo impediré aunque para ello tenga que amordazar a todos los cronistas de sociedad de Londres!
Para horror de __tn , la amenaza parecía ir en serio

________________________________________________________________________________________________
Continuara
bueno ya cumpli con el maraton q tanto me pedian espero q allan disfrutado de los capitulos nos leeremos luego chicas se me cuidan y mil gracias x todos los comentarios se les quiere :aah:
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por aranzhitha Miér 27 Feb 2013, 7:41 pm

ahhh este Joseph me desespera!!!
Todo quiere que se haga como él dice!!!
Gracias por el maraton!!!
Siguela!!!
aranzhitha
aranzhitha


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Mensaje por chelis Miér 27 Feb 2013, 10:10 pm

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
JOE ES DINAMITA PURAAA!!!!!!!!!!!!!
YO QUIERO UNO ASIIIII!!!!
EJEJEJEJJEJEJEJ
chelis
chelis


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Mensaje por M i c a e l a Jue 28 Feb 2013, 6:57 pm

AHHHH Joseph sos tan asdfghjklñ me encanto el maratón seguila lo más pronto posible asdfghjklñ.
M i c a e l a
M i c a e l a


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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por chelis Jue 28 Feb 2013, 7:11 pm

Otroooooo
chelis
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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por DanieladeJonas Jue 28 Feb 2013, 8:20 pm

ahhhh me encanto!!!!
por una parte quiero golpear a Joseph
casi la viola!!! hahaha no pues
pero me cae mal que aun piense lo que se dice de ella
hasta penso que se ruborizaba falsamente!!!
oshhhhh
pero hubo una que otra parte donde fue lindo
que trama con Charles!!!!
eso me hizo enojar!!!! porque? quien sabe pero me enoje hahahaha
ya pues estoy bien loca.... espero la sigas pronto
para seguirme enojando.... porque algo me dice que falta lo peor
o no? D: :bye:
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por chelis Jue 28 Feb 2013, 8:36 pm

OOOTROOO
chelis
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Mensaje por M i c a e l a Vie 01 Mar 2013, 6:38 pm

Seguilaaaaaaa
M i c a e l a
M i c a e l a


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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por chelis Vie 01 Mar 2013, 7:51 pm

:ilusion:
chelis
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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

Mensaje por .Girlonfire. Sáb 02 Mar 2013, 10:38 am

Siguela por favor, me encanta. Me llamo Carolina soy tu nueva y fiel lectora.
.Girlonfire.
.Girlonfire.


http://bailemos-en-la-lluvia-asdfghjkl.tumblr.com

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Mensaje por Kati♥Lovejb Sáb 02 Mar 2013, 11:56 am

Continualaaa!
*-* Por favor
Kati♥Lovejb
Kati♥Lovejb


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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada) - Página 5 Empty Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)

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