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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Si comienzas una novelas es porque te comprometes a terminarlaaa!:c
AniitaRP4
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Por que no la sigues? :/
Vamos que esta super
Vamos que esta super
Kati♥Lovejb
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Capitulo XI
(parte dos)
(parte dos)
-¿Crees que no sabré doblar las camisas? Me las arreglo bastante bien, aunque te agradezco el ofrecimiento. Cuando regrese -agregó pensativo-, te llevaré al hospital para que el doctor Theotokas te haga otro examen...
Ella no quería que la examinaran, pero, como tenía pensado marcharse antes, no protestó.
-¿Por los dolores de cabeza? ¿No dijo que tardarían en desaparecer por completo?
Joseph retiró una camisa de la percha y la dobló pulcramente antes depositarla en la maleta abierta.
-Sí, pero creo que tu recuperación debería ser más rápida. Quiero asegurarme de que no hay otras complicaciones.
¿Como un embarazo?, pensó __tn de repente, y empezó a temblar. Cabía la posibilidad, desde luego, aunque seguramente era aún pronto para saberlo. Ella, al menos, no tenía ni idea. Pero ¿no sería irónico si lograba escapar de las garras de Joseph y descubría que ya estaba embarazada? Ignoraba qué haría si se daba esa circunstancia, de modo que desterró el pensamiento de su mente.
La conversación cesó y __tn se incorporó más sobre la almohada y observó cómo Joseph terminaba de hacer el equipaje. Después de cerrar la maleta y ponerla a un lado, él se acercó a la cama y se sentó junto a __tn . Incómoda por su proximidad, ella guardó silencio y lo miró con tensa fijeza.
Una media sonrisa se dibujó en los labios de Joseph.
-Me marcharé al amanecer -murmuró-, así que no te despertaré. ¿Querrás darme el beso de despedida esta noche?
__tn deseaba negarse, pero una parte de ella cedió, manteniéndola inmóvil mientras él se inclinaba y la besaba tiernamente en los labios. No fue un beso exigente, y Joseph se retiró casi de inmediato.
-Buenas noches, cariño -dijo con suavidad; le colocó las manos en el tórax y la acomodó debajo de la ligera colcha; después empezó a arroparla. __tn levantó los ojos para mirarlo y le dedicó una sonrisa, leve y tímida, que bastó para que las manos de él se detuvieran y dejaran lo que estaban haciendo.
Joseph contuvo el aliento y sus ojos negros comenzaron a brillar, iluminados por el resplandor de la lámpara.
-Buenas noches -repitió, inclinándose sobre ella.
Esa vez su boca se detuvo más tiempo sobre los labios de __tn , acariciándolos, estimulándolos para que se amoldaran a su presión. Dicha presión no era intensa, pero el contacto se prolongó, cálido y provocativo. El aliento de Joseph era dulce y embriagador, impregnado del vino que habían tomado en la cena.
Inconscientemente, __tn alzó una mano hasta su brazo y fue subiendo hasta aferrarse al hombro y luego a la curva del cuello. Joseph hizo más profundo el beso, buscando la lengua de __tn , provocándola, haciendo excitantes incursiones en los puntos sensibles que encontraba, y ella se sintió arrastrada hacia una neblina de sensual placer, sin sentir miedo aún de sus caricias.
Con un lento ademán, Joseph bajó la colcha lo suficiente para que las suaves curvas de los senos quedaran al de cubierto ante su ávida mirada. Alzó la cabeza y observó sus largos dedos mientras se deslizaban debajo de la fina tela y se cerraban sobre la exquisita piel; después subieron para agarrar el tirante y retirarlo del hombro de __tn . Ella hizo un leve gesto de miedo, pero los movimientos de Joseph eran tan pausados y tiernos que no protestó; en vez de eso, sus labios lo buscaron con ansia, paladeando el sabor levemente salado de la piel de los pómulos y la curva del mentón.
Él giró la cabeza y, de nuevo, sus bocas se encontraron mientras __tn cerraba los ojos. Con movimientos perezosos, Joseph bajó aún más la tela de seda rosa, desnudando la curva superior de uno de los senos. El delicado pezón rosado escapó de la tela y Joseph retiró la mano del tirante para capturar su expuesta belleza.
-Ahora te daré el beso de buenas noches -susurró antes de deslizar los labios por la curva de su cuello. Se detuvo un momento y su lengua exploró el sensible hueco situado entre el cuello y el omóplato, haciendo que __tn se estremeciera, presa de un placer que escapaba rápidamente de su control.
A ella no le importó. Tal vez, si Joseph se hubiese mostrado tan cuidadoso y tierno en la noche de bodas, sus problemas no existirían. Permaneció inmóvil debajo de su errabundo contacto, disfrutando con las delicadas sensaciones, con el calor que se propagaba por su cuerpo.
Los labios de Joseph reanudaron su viaje, desplazándose hacia abajo para cerrarse sobre el palpitante pezón. __tn jadeó en voz alta y arqueó la espalda, agarrando el espeso cabello negro de Josephpara apretar la cabeza de este contra sí. Los suaves tirones de su boca provocaban intensas punzadas de puro deseo físico que recorrían sus terminaciones nerviosas. Sus temblores se intensificaron y __tn alargó las manos para abrazarlo; pero él soltó el pezón y alzó la cabeza, retirándose de ella.
Sonreía, pero su sonrisa era de triunfo.
-Buenas noches, cariño -murmuró subiéndole de nuevo el tirante-. Nos veremos dentro de dos días -y se fue, llevándose la maleta y cerrando la puerta tras de sí.
__tn siguió echada en la cama, mordiéndose los labios para reprimir un grito de furia y frustración. Joseph lo había hecho deliberadamente; la había seducido con su delicadeza hasta que ella olvidó sus miedos, y luego la había dejado insatisfecha. ¿Habría querido desquitarse por los anteriores rechazos de __tn , o todo había sido una maniobra calculada para someterla? __tn prefería pensar lo segundo, aunque estaba más que decidida a no rendirse a él. ¡No sería su esclava sexual!
Pensar en la huida la llenó de perverso placer. Joseph estaba muy seguro de su victoria; pues bien, que se consumiera con la duda preguntándose qué había fallado cuando descubriera que su esposa había preferido huir antes que acostarse con él. Era demasiado egoísta, y estaba demasiado pagado de sí mismo; le iría bien que alguien le plantase cara de vez en cuando.
__tn puso el despertador a las dos de la madrugada y se acomodó en la cama, esperando poder dormir. Y logró dormirse, aunque había descansado pocas horas cuando sonó el despertador. Lo paró rápidamente y salió de la cama; después utilizó la linterna que tenía siempre en el cajón de la mesita de noche para buscar unos tejanos, una camisa y unos zapatos de suela de crepé. Fue hasta el armario muy despacio y sacó la maleta; después se dirigió hacia la puerta corredera que conducía a la terraza. Retiró el pestillo con un leve clic y deslizó la puerta lo justo para poder pasar por la abertura. Por último, se apresuró a apagar la linterna, esperando que a esas horas no hubiese nadie levantado para ver la traicionera luz.
No había luna, pero la tenue luz de las estrellas le bastó para orientarse mientras esquivaba el mobiliario de la terraza y se encaminaba hacia la parte delantera de la casa. Salió de la terraza y siguió el sendero de losas de piedra que subía por la colina hasta la pista de aterrizaje. Había avanzado poco cuando las piernas empezaron a dolerle y temblarle a causa del cansancio, un desagradable recordatorio de que aún no estaba completamente recuperada. El corazón le martilleaba en el pecho cuando al fin llegó, hasta el helicóptero; hizo una pausa, respirando sin resuello.
La puerta del vehículo se abrió con facilidad; __tn se introdujo a gatas, dándose un doloroso golpe en la cadera con la maleta y maldiciendo el pesado equipaje. Encendió de nuevo la linterna para deslizarse por los asientos hasta la parte de atrás. El espacio que había detrás de los asientos traseros apenas tenía medio metro de profundidad; __tn descubrió enseguida que no cabría en él con la maleta. Colocó la maleta en el suelo, entre los dos últimos asientos, pero decidió que quedaba demasiado a la vista.
Examinó el interior del helicóptero un momento; luego volvió a acurrucarse en su escondite y puso la maleta delante de sí, apretada contra el respaldo del último asiento; el asiento se inclinó un poco hacia delante, esperaba que no se notase. Estaba muy apretujada y sabía que no podría moverse hasta que aterrizasen en Atenas y Joseph y Andros se hubiesen ido, pero no tenía otra alternativa. Dejó la maleta en su sitio y salió a gatas, con las piernas ya rígidas por el breve tiempo que había estado acuclillada detrás de los asientos. Había olvidado la manta que tenía pensado llevarse, y se prometió que contaría con ella para amortiguar la dureza del frío metal cuando despegasen.
Eufórica, bajó por la colina, entró en su habitación y cerró la puerta corredera. Podría haber esperado en el helicóptero, pero tenía el presentimiento de que Joseph se asomaría al cuarto para verla antes de irse, y __tn pretendía estar acurrucada en su cama cuando lo hiciese. Debajo del camisón, sin embargo, estaria vestida.
Pero entonces vio que tendría que quitarse la camisa, porque resultaba visible debajo del camisón, y no tendría oportunidad de volver a ponérsela. Dispondría de muy poco tiempo para llegar hasta la pista de aterrizaje antes que los dos hombres, y no quería malgastar un solo segundo vistiéndose. Se dejaría puesta la camisa y se taparía con la colcha hasta la barbilla.
Se quitó los zapatos y los dejó junto a la cama, en el lado opuesto a la puerta, y luego sé acostó. Tenía el pulso acelerado por la excitación; esperó con impaciencia a oír los tenues sonidos que indicarían que alguien se estaba moviendo por la silenciosa casa.
Apenas empezaba a clarear cuando __tn oyó un ruido de agua corriente y supo que no tendría que esperar mucho. Se puso de lado, mirando hacia la puerta, y se subió la colcha hasta la barbilla. Obligándose a respirar profunda y regularmente, aguardó.
No oyó sus pasos; Joseph se movía con el sigilo de un gran felino, y ella captó el primer indicio de su presencia cuando la puerta se abrió sin hacer ruido y un fino haz de luz cayó sobre la cama. __tn se concentró en su respiración, observando a través de las pestañas cómo Joseph permanecía inmóvil en la puerta, mirándola. Pasaron los segundos y el pánico empezó a atenazarle el estómago. ¿A qué esperaba?
¿Acaso presentía que pasaba algo raro?
Finalmente, él cerró la puerta con lentitud, y __tn exhaló un profundo y trémulo suspiro de alivio. Retiró la colcha y se puso los zapatos; luego agarró la manta de color marrón oscuro que antes había olvidado llevar consigo, y salió por la puerta corredera.
El corazón se le subió a la garganta, dificultándole la respiración, mientras corría tan silenciosamente como podía alrededor de la casa y colina arriba.
¿Cuánto tiempo tenía? ¿Segundos? Si salían de la casa antes de que ella se hubiese subido al helicóptero, la verían. ¿Joseph estaría ya vestido? __tn no se acordaba. Jadeando, llegó a la cima de la colina y se precipitó hacia el helicóptero. Tiró de la puerta. Antes se había abierto con facilidad, pero ahora se negaba a ceder, y __tn forcejeó con ella durante angustiosos segundos hasta que por fin se abrió. Se introdujo como pudo en el helicóptero y cerró la puerta, lanzando una apresurada mirada hacia la casa para ver si habían salido ya. No había nadie a la vista, y se derrumbó en el asiento delantero, aliviada. No había imaginado que la huida le destrozaría los nervios hasta ese extremo, se dijo cansadamente. Le dolía todo el cuerpo a causa del desacostumbrado esfuerzo, y empezaba a sentir palpitaciones en la cabeza.
Con movimientos más lentos, avanzó a gatas hasta la parte trasera del helicóptero y echó el asiento hacia delante para poder esconderse. A continuación, desplegó la manta en el suelo y se acurrucó en el exiguo espacio, con la cabeza recostada en un brazo. Estaba tan cansada que, pese a lo incómodo de la postura, se quedó adormilada; se despertó con un sobresalto cuando Nicolás y Andros subieron al helicóptero. No habían notado nada raro, al parecer, pero __tn contuvo la respiración.
Cruzaron unas palabras en griego y ella se mordió los labios de frustración por no poder entenderlos. La señora Jonas y Petra le habían enseñado unas cuantas palabras, pero no había progresado mucho en el aprendizaje del idioma.
Entonces oyó el chirrido de la hélice conforme empezaba a girar y supo que su plan había funcionado.
La vibración del metal hizo que se le erizase la piel, y ya se le había acalambrado la pantorrilla izquierda. Adelantó el brazo con cautela para frotarse el doloroso calambre, agradeciendo que el fuerte rugido de las hélices ahogase todos los sonidos. El ruido se convirtió en el característico silbido agudo y al fin despegaron. El helicóptero se inclinó ligeramente hacia delante mientras Joseph se alejaba de la casa y se dirigía hacia el mar que mediaba entre Atenas y la isla.
__tn no supo cuánto duró el viaje, pues la cabeza le dolía tanto que cerró los ojos e intentó obligarse a dormir. No lo consiguió del todo, aunque debió de adormilarse, porque fue la disminución del ruido de la hélice lo que la alertó de que habían tomado tierra. Joseph y Andros hablaron un momento y después se apearon del aparato. Ella permaneció quieta, escuchando el moribundo chirrido de la hélice. Temía salir enseguida por si ellos seguían en la zona, de modo que contó lentamente hasta mil antes de abandonar su escondite.
Estaba tan agarrotada que tuvo que sentarse y darse un masaje en las piernas para que estas le respondieran; sentía en los pies el hormigueo de la sangre que comenzaba a circular de nuevo. Después de sacar la maleta de detrás del asiento, se asomó al exterior y no vio a nadie que se pareciera a su marido, de modo que respiró hondo, abrió la puerta y se bajó del helicóptero.
Le extrañó que nadie le prestase atención mientras recorría con aire despreocupado la pista y se dirigía a la terminal del aeropuerto. Sabía, por propia experiencia, que en las terminales aéreas se controlaban cuidadosamente las idas y venidas, y el mero hecho de que nadie la parase para preguntarle qué hacía allí la inquietó.
Aún era temprano y, aunque ya había gente en el edificio, __tn no encontró la aglomeración habitual en horas más tardías; el lavabo de señoras estaba casi vacío y ninguna de las mujeres presentes reparó en ella mientras entraba en uno de los aseos y cerraba la puerta. Una vez allí, abrió la maleta para sacar el bolso y el vestido que iba a ponerse. Admirada de lo poco que se arrugaban los tejidos modernos, se quitó el pantalón y la camisa y los colocó doblados en la maleta; después se puso unas medias y se metió el vestido por la cabeza. El contacto de la suave y sedosa tela resultaba agradable; __tn se ajustó la prenda de color azul y después se llevó las manos a la espalda para• subir la cremallera. Unos cómodos y clásicos zapatos de salón completaban el atuendo.
Metió dentro los otros zapatos, cerró la maleta y la levantó con la misma mano con la que agarraba el bolso.
Tras salir del aseo, se arregló rápidamente el cabello y se lo recogió con unas cuantas horquillas. Se dio un poco de carmín brillante en los labios. Sus ojos la miraron desde el espejo, abiertos de par en par y llenos de alarma, y deseó llevar upns gafas de sol para poder ocultarlos.
Abandonando la seguridad del lavabo, se dirigió al mostrador para preguntar cuánto costaba un billete de avión en clase turista para Londres. Por suerte, tenía dinero suficiente para pagar la tarifa y compró un billete para el siguiente vuelo disponible, aunque tendría que esperar. El vuelo no salía hasta después de la hora del almuerzo, y a __tn le daba pavor esperar tanto tiempo. En la isla la echarían en falta mucho antes; probablemente, ya habían reparado en su ausencia. ¿Registrarían la isla antes o comunicarían a Joseph que su esposa había desaparecido? ¡Ojalá se le hubiera ocurrido dejarles una nota diciéndoles que se marchaba con Joseph! De ese modo, nadie habría sabido que se había escapado hasta que Joseph hubiese regresado sin ella.
Su estómago vacío empezó a protestar, así que se dirigió a la cafetería y pidió un desayuno ligero; instalada en una de las mesas, se obligó a comer pese al nudo que tenía en la garganta. La idea de que algo fallase a esas alturas resultaba aterradora.
Dejó gran parte de la comida en el plato y compró una revista de modas para tratar de sofocar su inquietud mientras pasaba las páginas, fijándose en los nuevos estilos que se llevaban. Un vistazo al reloj no hizo sino aumentar su ansiedad; seguro que ya le habían dado a Joseph la noticia. ¿Qué haría? Poseía infinitos recursos; podía hacer que se extrema sen las medidas de seguridad para impedir que saliera del país. Debía subir a ese avión antes de que él descubriera que se había marchado de la isla.
El tiempo fue pasando con una lentitud desesperante. __tn se obligó a permanecer tranquilamente sentada, pues no deseaba llamar la atención paseándose de un lado para otro o haciendo algo que delatara su nerviosismo. La terminal estaba abarrotada de turistas que llegaban a Atenas, y ella intentó concentrarse en el gentío. ¿Cuánto faltaba? Ya era mediodía. Una hora y media más y estaría en camino, suponiendo que el vuelo no sufriera ningún retraso.
Cuando notó que alguien le rozaba el codo, no prestó atención inmediatamente, esperando que fuese algún desconocido, pero el profundo silencio le dijo que sus esperanzas eran vanas. Con resignación, giró la cabeza y miró con calma los duros ojos negros de su marido.
Aunque su semblante carecía de expresión, __tn pudo sentir la fuerza de ira y comprendió que estaba furioso. Nunca lo había visto tan enojado, y necesitó un valor que jamás había creído poseer para levantarse y sostener su mirada; no obstante, lo hizo, irguiendo el mentón en gesto de desafío. Un brillo feroz iluminó los ojos de Joseph durante un breve segundo; luego se contuvo y se inclinó para recoger la maleta de __tn .
-Ven conmigo -dijo apretando los dientes, y cerró sus fuertes dedos sobre el brazo de __tn para asegurarse de que obedecía su orden.
ElitzJb
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
NOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!! POR POCO Y LO CONSEGUIAAAAAAA!!!!!!
Y AHORA QUE HARA JOEEE???
Y AHORA QUE HARA JOEEE???
chelis
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
oh no Joseph la va a matar!!! :misery:
Esta furioso!!! Pero se lo merecia!! :muere:
Estuvo muy cerca!!
Siguela!!!
Esta furioso!!! Pero se lo merecia!! :muere:
Estuvo muy cerca!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
SIIIIGUEEEELA NO ME HAGAS ESTOOI!:cc
AniitaRP4
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Seguila!! esta mortal!! :enamorado:
NUEVA NOVE! ES DE NICK JONAS.... Una Relación Por Conveniencia (Nick Jonas & Tu) Adaptada
NUEVA NOVE! ES DE NICK JONAS.... Una Relación Por Conveniencia (Nick Jonas & Tu) Adaptada
:bye:
Invitado
Invitado
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
oh dioooooooooooooos SERE SUMAMENTE CASTIGADA POR EL SEÑOR JOSEPH JONAS KAJSLJDALSKJDLKAJDLKA AAAY MORIII BAJA OTROOO NO LO DEJESASIII ♥
Aria de Jonas
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