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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Capitulo IX
(Parte Dos)
(Parte Dos)
Capitulo de regalo
__tn permaneció sentada en el dormitorio, preguntándose si alguna vez lograría ganarse su amor.
Fue mucho más tarde, después de tomar una cena ligera consistente en pescado y en soupa avgolemono, una sopa con sabor a limón que __tn encontró deliciosa, cuando Joseph se acercó a ella mientras permanecía de pie en la terraza, contemplando las olas que rompían en la playa. __tn habría preferido rehuirlo, pero tal conducta habría parecido extraña, de modo que se quedó junto a la pared de la terraza. Joseph cerró una mano firme sobre sus hombros y apretó su espalda contra sí; después agachó la cabeza como si fuese a decirle palabras dulces al oído, pero lo que dijo fue:
-¿Le has dicho a mi madre algo que haya podido disgustarla?
-Desde luego que no -susurró ella vehementemente, sucumbiendo a la fuerza de aquellos dedos y recostándose sobre su pecho-. Desde que me acompañó a mi cuarto no he vuelto a verla hasta la hora de la cena. No le caigo bien, por supuesto. ¿No era eso lo que tú querías?
-No -contestó él, con los labios curvados en un rictus amargo-. Lo que quería era no tener que traerte aquí, __tn .
Ella alzó el mentón con orgullo.
-Pues mándame de vuelta a Inglaterra -lo desafió.
-Sabes que eso no puedo hacerlo respondió Joseph bruscamente-. Estoy viviendo un infierno; o escapo de ese infierno o te arrastro a él conmigo -dicho esto, la soltó y se alejó.
__tn se quedó allí, con la amarga certeza del odio que Joseph sentía hacia ella.
El día de la boda amaneció despejado y radiante, lleno de esa claridad extraordinaria que sólo Grecia posee. __tn se acercó a la ventana y miró las áridas colinas, cada detalle perfilado tan nítida y claramente que parecía que solo tenía que alargar la mano para tocarlas. Al contemplar la cristalina luz del sol, sintió como si pudiera ver el infinito si abría los ojos lo suficiente. Se encontraba a gusto allí, en aquella rocosa isla con sus desnudas colinas y la silenciosa compañía de milenios de historia, con la cálida e incondicional acogida de aquella gente de ojos negros que la aceptaba como si fuese una de los suyos. Y ese día iba a casarse con el hombre que poseía todo aquello.
Aunque la hostilidad de Joseph seguía siendo una barrera que se interponía entre ambos, __tn se sentía más optimista ese día, porque al fin se acabaría la terrible espera. La tradicional ceremonia y los festejos posteriores ablandarían a Joseph; tendría que escucharla esa noche, cuando estuvieran solos en el dormitorio de él, y sabría la verdad cuando ella le ofreciera el incomparable regalo de su castidad.
Sonriendo, __tn se retiró de la ventana e inició el agradable ritual de bañarse y arreglarse el cabello.
En los pocos días que llevaba en la isla, se había empapado de las tradiciones del pueblo. Había supuesto que se casarían en la pequeña iglesia blanca de ventanas arqueadas y techo abovedado, con la luz del sol filtrándose por las vidrieras de colores, pero Petra la había sacado de su error. La ceremonia religiosa no solía celebrarse en la iglesia, sino en casa del koumbaros, o padrino del novio, que también se encargaba de ofrecer el banquete de boda. El padrino de Joseph era Ángelos Palamás, un hombre corpulento de porte amable y solemne, con el cabello y las cejas blancas sobre unos ojos negros como el carbón. Se había improvisado un pequeño altar en la habitación más espaciosa de la casa del señor Palamás; Joseph y __tn se situarían delante del altar con el sacerdote, el padre Ambrose. Ambos llevarían coronas de azahar bendecidas por el cura y unidas por un lazo, símbolo de la bendición y la unión de sus vidas.
Con movimientos cuidadosos y distraídos, __tn se trenzó el cabello y luego se hizo un moño alto con la gruesa trenza, peinado que simbolizaba la doncellez. La señora Jonas y Petra llegarían pronto para ayudarla a vestirse, así que fue hasta el armario y descolgó la bolsa blanca con cremallera que contenía su vestido de novia. No había querido verlo antes, movida por el deseo casi infantil de dejar lo mejor para lo último; con manos suaves, depositó la bolsa encima de la cama y abrió la cremallera, teniendo cuidado de no pillar el delicado tejido.
No obstante, cuando sacó el exquisito y bellísimo vestido, se le cortó la respiración y el corazón se le detuvo en el pecho; lo soltó al instante, como si acabase de tocar una serpiente, y se retiró de la cama con las mejillas empapadas de ardientes lágrimas.
¡Joseph se había salido con la suya!
Había anulado sus instrucciones mientras ella iba al vestidor para que le tomaran las medidas; en lugar del vestido blanco con el que __tn había soñado, el modelo que yacía arrugado sobre la cama era de color melocotón claro. Sabía que el modisto no había cometido un error. No, había sido cosa de Joseph, y __tn se sentía como si le hubiesen arrancado el corazón del pecho.
Sintió ganas de destrozar el vestido, y lo habría hecho de tener otro adecuado a mano, pero no tenía ninguno. Tampoco era capaz de recogerlo de la cama; se sentó junto a la ventana, cegada por las lágrimas, con un nudo en la garganta, y fue así como Petra la encontró.
La rodeó con sus fuertes y cuidadosos brazos y la atrajo contra su vientre, meciéndola suavemente.
-Ah, siempre sucede lo mismo -dijo Petra con voz profunda-. Llora, cuando debería estar riéndose.
-No -logró decir __tn con voz ahogada, señalando la cama-. Es por el vestido.
-¿El vestido de novia? ¿Está roto? ¿Manchado? -Petra se acercó a la cama y alzó el vestido para examinarlo.
-Se suponía que debía se blanco -susurró __tn , volviendo el menudo y empapado rostro hacia la ventana.
-¡Ah! -exclamó Petra, y luego salió del cuarto. Regresó al cabo de un momento con la señora Jonas , quien enseguida se acercó a __tn y le rodeó los hombros con el brazo, en el gesto más amable que había tenido con ella hasta entonces.
-Sé que estás disgustada, cariño, pero es un vestido precioso y no debes permitir que un error estropee la boda. Estarás bellísima con él...
-Joseph ordenó que cambiasen el color -explicó __tn con voz tensa, habiendo dominado ya el llanto-. Yo insistí en que el vestido fuese blanco... Intenté hacérselo comprender, pero él se negó a escucharme. Me engañó, haciéndome creer que el vestido sería como yo deseaba y después ordenó que cambiasen el color mientras me tomaban las medidas en el vestidor.
La señora Jonas contuvo la respiración. -¿Insististe en...? ¿Qué estás diciendo?
__tn se frotó la frente con gesto cansado, comprendiendo que tendría que dar una explicación.
Quizá fuera mejor que la señora Jonas conociese toda la verdad del asunto. Buscó una forma de empezar y, al fin, dijo:
-Quiero que sepa, señora Jonas ... que nada de lo que ha oído decir de mí es cierto.
La señora Jonas asintió lentamente, con una expresión de tristeza en sus ojos azules.
-Creo que ya había empezado a darme cuenta de eso -dijo suavemente-. Una mujer que ha recorrido tantos caminos y ha tenido tantos amantes como se te han atribuido a ti no puede evitar que su experiencia asome a su semblante, y tu semblante es inocente y no refleja para nada esa experiencia. Había olvidado hasta qué punto las habladurías se propagan como un cáncer, alimentándose de sí mismas, pero tú me lo has recordado y no volveré a olvidarlo nunca más.
Más animada, __tn dijo en tono vacilante:
-Joseph me dijo que usted fue amiga de Robert.
-Sí -confirmó la señora Jonas -. Conocía a Robert Stanton desde siempre; fue muy amigo de mi padre, y toda mi familia lo apreciaba mucho. Debí recordar que Robert veía las cosas con más claridad que el resto de nosotros. He tenido un horrible concepto de ti en el pasado, cariño, y me avergüenzo profundamente de ello. ¿Podrás perdonarme?
-Claro, claro que sí -exclamó __tn , levantándose de un salto para abrazarla mientras las lágrimas afluían de nuevo a sus ojos-. Pero deseo contarle por qué me casé con Robert, cómo fueron las cosas entre nosotros. Al fin y al cabo, tiene derecho a saberlo, porque voy a casarme con su hijo.
-Hazlo si es tu deseo, pero, por favor, no te consideres obligada a darme ninguna explicación -contestó la señora Jonas -. Si Joe está contento, yo también.
__tn puso cara triste.
-Joe no está contento -dijo con amargura-. Él cree que todas esas habladurías son ciertas, y me odia tanto como me desea.
-Imposible -jadeó la mujer mayor-. Joe no puede ser tan tonto; ¡se ve a la legua que no eres una vividora oportunista!
-¡Él piensa que lo soy! Y, en parte, es culpa mía -reconoció __tn abatida-. Al principio, cuando lo rechacé, dejé que pensara que... que le tenía miedo porque me habían maltratado. Desde entonces, he intentado explicarle la verdad, pero él no quiere escucharme; se niega a hablar de mis «aventuras del pasado» y está furioso porque me resisto a acostarme con él -hizo una pausa, horrorizada por lo que acababa de decirle a la propia madre de Joseph, pero la señora Jonas se echó a reír después de mirarla con sorpresa.
-Sí, imagino que eso lo habrá puesto furiosísimo; tiene el mismo temperamento de su padre -emitió otra risita-. Así que debes convencer a mi ciego y terco hijo de que tu supuesta experiencia es completamente ficticia. ¿Tienes idea de cómo vas a conseguirlo?
-Joseph lo sabrá -contestó __tn quedamente-. Esta noche. Cuando comprenda que tenía todo el derecho del mundo a casarme de blanco.
La señora Jonas dejó escapar un jadeo ahogado al reparar por fin en la importancia del vestido.
-¡Cariño! Pero Robert... No, claro que no. Robert no era un hombre capaz de casarse con una jovencita por la mera satisfacción física. ¡Sí, creo que deberías contarme cómo fue vuestro matrimonio!
Con calma, __tn le explicó cómo Robert había deseado protegerla cuando ella era joven y estaba sola; le habló también de las maliciosas habladurías que había tenido que soportar. No omitió ningún detalle, ni siquiera el modo en que Joseph le había propuesto matrimonio, y la señora Jonas quedó profundamente afligida cuando __tn terminó.
-A veces -dijo lentamente-, me dan ganas de romperle un jarrón en la cabeza, aunque sea mi hijo -miró el vestido de novia-. ¿No tienes ningún otro vestido que ponerte? ¿Nada blanco?
__tn negó con la cabeza.
-No, nada. Tendré que llevar ese.
Petra fue a buscar un poco de hielo, que envolvió en toallitas para hacer compresas para los ojos de __tn ; al cabo de una hora, todo vestigio de sus lágrimas había desaparecido, aunque su semblante seguía mostrando una palidez poco natural. __tn se movía lentamente, como si hubiese perdido toda vitalidad. La señora Jonas y Petra la ayudaron cuidadosamente a ponerse el vestido de color melocotón y el velo que lo acompañaba, y después salieron con ella de la habitación.
Joseph no estaba allí; ya se había ido a casa del padrino, pero la casa estaba llena de parientes, tíos, tías y primos que charlaban, sonreían y daban palmaditas a __tn conforme pasaba junto a ellos. Comprendió con un sobresalto que ninguno de sus amigos estaba presente. Claro que solo tenía dos amigos: Charles y Sallie. Eso hizo que se sintiera aún más sola, embargada por una sensación de frío tan intensa que creyó que jamás volvería a entrar en calor.
Andros debía acompañarla por el sendero que conducía hasta el pueblecito. Estaba esperándola, alto, moreno y vestido con esmoquin; por un momento, a __tn se le antojó tan parecido a Joseph que emitió un jadeo de sorpresa. Andros le sonrió, ofreciéndole el brazo; se había vuelto cada vez más afectuoso con ella en los días anteriores, y se mostró francamente preocupado al ver cómo __tn temblaba y al notar lo frías que tenía las manos.
Las parientes de Joseph salieron rápidamente de la casa para formar un pasillo desde la cima de la colina hasta el pueblo, situados a ambos lados del sendero. Mientras Andros y ella pasaban, comenzaron a arrojar flores de azahar delante de __tn ; las mujeres del pueblo vestidas con el atuendo tradicional, lanzaban fragantes flores de color blanco y rosa. Empezaron a cantar a medida que __tn pasaba por encima de las flores y recorría el sendero para reunirse con su futuro esposo; aún se sentía helada por dentro.
En la puerta de la casa del señor Palamás-, Andros dejó a __tn en compañía del padrino de Joseph, quien la condujo hasta el altar, donde los aguardaban Joseph y el padre Ambrose. Toda la habitación estaba iluminada con velas, y el olor dulce del incienso hizo que __tn se sintiera como si se encontrase en un sueño.
El padre Ambrose bendijo las coronas de azahar, que fueron colocadas en la cabeza de los novios mientras permanecían arrodillados; a partir de ese momento, todo fue difuso para __tn . Le habían indicado lo que debía decir y respondió correctamente a las preguntas del cura; cuando Joseph hizo su promesa, su voz profunda y grave reverberó en la cabeza de __tn , que se giró para mirarlo con tímida furia. Entonces todo terminó. El padre Ambrose los tomó de la mano y dieron tres vueltas alrededor del altar, mientras el pequeño Kostís, uno de los innumerables primos de Joseph, caminaba delante de ellos agitando un incensario, de modo que avanzaban a través de nubes de incienso.
Casi de inmediato, el júbilo de la celebración estalló en la abarrotada estancia; todos se besaban y reían, mientras empezaban a gritar: «¡La copa! ¡La copa!».
Los recién casados fueron empujados entre risas hasta la chimenea, donde había una copa de vino puesta boca abajo. __tn recordaba lo que debía hacer, pero sus reacciones se veían entorpecidas por su tristeza, y Joseph se adelantó a ella con facilidad, machacando con los pies la copa mientras los aldeanos vitoreaban y exclamaban que el señor Jonas sería el dueño y señor de su casa. Como si hubiese podido ser de otro modo, se dijo __tn aturdida mientras se alejaba del diabólico brillo que emitían los ojos negros de Joseph.
Pero él la sujetó y volvió a atraerla hacia sí. Las manos de Joseph se cerraron con fuerza sobre sus caderas y los ojos centellearon mientras la obligaba a alzar la cabeza.
-Ahora eres legalmente mía -musitó mientras se inclinaba para apresar sus labios.
Ella no se resistió, aunque Joseph notó que no respondía como de costumbre a su beso. Alzó la cabeza y arrugó la frente al ver las lágrimas que había en sus pestañas.
-¿__tn ? -dijo inquisitivamente al tiempo que le tomaba la mano. Su ceño se arrugó aún más al notar que la tenía helada, pese a que hacía un día caluroso y soleado.
Más tarde, __tn se sorprendería de su propio aguante, pero, de alguna manera, logró llegar hasta el final de aquel día de bailes y festejos. Contó con la ayuda de la señora Cónstantinos, Petra y Sophia, que dejaron claro en todo momento que la nueva señora estaba demasiado débil a causa de los nervios y no podía bailar. Joseph se unió a la fiesta con un entusiasmo que sorprendió a __tn , hasta que recordó que era griego hasta la médula. De vez en cuando, en medio de todos los bailes y las risas, y a pesar de los vasos de ouzo que estaba bebiendo, Joseph regresaba junto a su nueva esposa para tratar de estimular su apetito con alguna especialidad de la cocina griega. __tn trató de responder, de reaccionar con normalidad, pero lo cierto era que se sentía incapaz de mirar a su marido. Por mucho que discutiera consigo misma, no podía negar el hecho de que era una mujer, y de que su corazón de mujer podía resultar herido con facilidad. Joseph había destruido su alegría en el día de su boda con el vestido de color melocotón, y __tn no creía que pudiera perdonárselo jamás.
Era ya tarde; las estrellas brillaban en el cielo y la única luz que había en la casa era la de las velas cuando Joseph se acercó a __tn y la tomó en brazos con delicadeza. Nadie dijo nada; no se hizo ningún chiste mientras aquel hombre de espaldas anchas salía de la casa de su padrino y llevaba a su mujer colina arriba, a su propia casa. Cuando se hubo perdido de vista, la fiesta empezó de nuevo, pues aquella no era una boda cualquiera; no, el señor por fin se había casado y ya podían comenzar a esperar el nacimiento de un heredero.
Mientras Joseph la llevaba por el sendero, aparentemente sin esfuerzo, __tn intentó poner en orden sus confusas ideas y dejar a un lado su infelicidad, pero la fría tristeza seguía oprimiéndole el pecho como una dura tenaza. Se aferró a Joseph, le rodeó el cuello con los brazos y deseó que hubiese kilómetros y más kilómetros de camino hasta la finca; quizá entonces habría recuperado el dominio de sí misma cuando llegasen. El fresco aire nocturno le acariciaba el rostro y podía oír el rítmico fragor de las olas que rompían contra las rocas.
Al llegar a la casa, Joseph rodeó la terraza hasta llegar a la puerta corredera de su dormitorio. Abrió silenciosamente la puerta, entró en el cuarto y dejó a __tn de pie en el suelo con suma delicadeza.
-Pedí que trajeran aquí tu ropa -le dijo suavemente, besándole el cabello a la altura de la sien-. Sé que estás asustada, cariño; te has comportado de forma extraña durante todo el día. Pero relájate; me prepararé una copa mientras tú te pones el camisón. No es que vayas a necesitarlo, pero sí necesitas algo de tiempo para calmarte -añadió, sonriendo burlón, y __tn se preguntó de repente cuántos vasos de ouzo habría tomado.
Joseph salió y ella paseó la mirada por la habitación, furiosa. No podía hacerlo; no podía compartir aquella enorme cama con Joseph sintiéndose como se sentía. Deseaba gritar, llorar y sacarle los ojos con las uñas; en un súbito acceso de llanto y de pura rabia, se quitó violentamente el vestido de novia y buscó unas tijeras para•hacerlo trizas. No había tijeras en el cuarta; de modo que tiró de las costuras del vestido hasta desgarrarlo por completo; luego lo arrojó al suelo y le dio una patada.
Respiró honda y trémulamente mientras se enjugaba las furiosas lágrimas de las mejillas. Había sido un gesto infantil, lo sabía perfectamente, pero ahora se sentía mejor. ¡Odiaba aquel vestido y odiaba a su marido por haber estropeado el día de su boda!
Joseph no tardaría en regresar, y __tn no quería enfrentarse a él en ropa interior, aunque tampoco tenía intención de ponerse un seductor camisón para complacerlo. Abrió la puerta del armario y sacó unos pantalones de sport y un suéter. Tuvo que darse prisa para ponerse el suéter mientras se abría la puerta.
Se hizo un denso silencio cuando Joseph la vio allí de pie, con un pantalón en las manos, mirándolo con una visible expresión de furia y miedo en sus grandes ojos verdes. Los ojos negros de él se desviaron hacia el vestido que yacía en el suelo, hecho jirones, y luego volvieron a clavarse en __tn .
-Cálmate -dijo suavemente, casi susurrando-. No voy a hacerte ningún daño, cariño. Te lo prometo, de veras...
-¡Puedes guardarte tus promesas! -gritó ella con voz áspera; dejó caer el pantalón en el suelo y se llevó las manos a las mejillas mientras empezaban a brotar lágrimas de sus ojos-. Te odio, ¿me oyes? ¡Has... has estropeado el día de mi boda! ¡Quena casarme de blanco, Joseph, y me has obligado a llevar ese horrible color melocotón! ¡Jamás te lo perdonaré! Esta mañana era muy feliz y, de pronto, abro la bolsa y veo ese feo vestido de color melocotón, y... Yo... yo... Ah, maldito seas, ya he llorado bastante por tu culpa; no permitiré que vuelvas a hacerme llorar nunca más, ¿me oyes? ¡Te odio!
Él cruzó rápidamente la habitación y le colocó las manos encima de los hombros, sin hacerle daño pero sujetándola con firmeza.
-¿Tan importante era para ti? -murmuró-. ¿Por eso no me has mirado en todo el día? ¿Por un estúpido vestido?
-No lo comprendes -insistió __tn a través de las lágrimas-. Quería un vestido blanco; quería conservarlo y regalárselo a nuestra hija para su boda... -se le quebró la voz y empezó a sollozar, intentando volver la cabeza para no mirar a Joseph.
Él musitó una maldición, la atrajo hacia sí y la estrechó fuertemente entre sus brazos, descansando la cabeza en el cabello rojizo de __tn .
-Lo siento -murmuró contra su pelo-. No me había dado cuenta de cuánto significaba para ti. No llores, cariño. Por favor, no llores.
Aquella inesperada disculpa sobresaltó a __tn e interrumpió su llanto; conteniendo la respiración, levantó los ojos empapados de lágrimas para mirarlo. Por un momento, las miradas de ambos permanecieron entrelazadas; después, los ojos de Joseph descendieron hasta los labios de ella. Al cabo de un instante la estaba besando, apretándola contra su poderoso cuerpo como si quisiera fundirla con su propio ser, devorarla con una boca más ávida y hambrienta que nunca. Ella notó el sabor del ouzo que Joseph había bebido y se sintió como embriagada, hasta el punto de que tuvo que agarrarse a él para seguir de pie.
Joseph la tomó en brazos con impaciencia y la llevó hasta la cama; por un momento, __tn se tensó, alarmada, al acordarse de que todavía no le había dicho la verdad.
-¡Joseph..., espera! -gritó entrecortadamente.
-Ya he esperado bastante -repuso él con voz espesa, depositándole una lluvia de besos en la cara, en el cuello-. He esperado tanto que creí que iba a volverme loco. No me rechaces esta noche, cariño... Esta noche, no.
Antes de que __tn pudiera decir nada más, su boca quedó silenciada por la de Joseph. En la dulce embriaguez que la recorrió al sentir la caricia de sus labios, olvidó momentáneamente su miedo, y entonces ya fue demasiado tarde. Él era incapaz de escucharla, de atender a cualquier súplica, impulsado tan solo por la fuerza de su pasión.
Aun así, __tn trató de captar su atención.
-¡No, espera! -exclamó, pero él hizo caso omiso mientras le sacaba el suéter por la cabeza, sofocándola brevemente con los pliegues de la prenda antes de quitársela del todo y arrojarla al suelo.
Los ojos de Joseph emitían un brillo febril mientras la despojaba de la ropa interior; las súplicas de paciencia de __tn quedaron atascadas en su garganta cuando él se quitó la bata y la cubrió con su poderoso cuerpo. El pánico la embargó y __tn trató de dominarlo, obligándose a pensar en otras cosas hasta recuperar un mínimo de autocontrol, pero fue inútil. Un débil sollozo escapó de su garganta mientras Joseph la arrastraba al pozo sin fondo de su deseo, y se aferró ciegamente a él, como si fuera la única torre que permanecía erguida en un mundo que se convulsionaba frenéticamente.
_________________________________________________________________________________________________________tn permaneció sentada en el dormitorio, preguntándose si alguna vez lograría ganarse su amor.
Fue mucho más tarde, después de tomar una cena ligera consistente en pescado y en soupa avgolemono, una sopa con sabor a limón que __tn encontró deliciosa, cuando Joseph se acercó a ella mientras permanecía de pie en la terraza, contemplando las olas que rompían en la playa. __tn habría preferido rehuirlo, pero tal conducta habría parecido extraña, de modo que se quedó junto a la pared de la terraza. Joseph cerró una mano firme sobre sus hombros y apretó su espalda contra sí; después agachó la cabeza como si fuese a decirle palabras dulces al oído, pero lo que dijo fue:
-¿Le has dicho a mi madre algo que haya podido disgustarla?
-Desde luego que no -susurró ella vehementemente, sucumbiendo a la fuerza de aquellos dedos y recostándose sobre su pecho-. Desde que me acompañó a mi cuarto no he vuelto a verla hasta la hora de la cena. No le caigo bien, por supuesto. ¿No era eso lo que tú querías?
-No -contestó él, con los labios curvados en un rictus amargo-. Lo que quería era no tener que traerte aquí, __tn .
Ella alzó el mentón con orgullo.
-Pues mándame de vuelta a Inglaterra -lo desafió.
-Sabes que eso no puedo hacerlo respondió Joseph bruscamente-. Estoy viviendo un infierno; o escapo de ese infierno o te arrastro a él conmigo -dicho esto, la soltó y se alejó.
__tn se quedó allí, con la amarga certeza del odio que Joseph sentía hacia ella.
El día de la boda amaneció despejado y radiante, lleno de esa claridad extraordinaria que sólo Grecia posee. __tn se acercó a la ventana y miró las áridas colinas, cada detalle perfilado tan nítida y claramente que parecía que solo tenía que alargar la mano para tocarlas. Al contemplar la cristalina luz del sol, sintió como si pudiera ver el infinito si abría los ojos lo suficiente. Se encontraba a gusto allí, en aquella rocosa isla con sus desnudas colinas y la silenciosa compañía de milenios de historia, con la cálida e incondicional acogida de aquella gente de ojos negros que la aceptaba como si fuese una de los suyos. Y ese día iba a casarse con el hombre que poseía todo aquello.
Aunque la hostilidad de Joseph seguía siendo una barrera que se interponía entre ambos, __tn se sentía más optimista ese día, porque al fin se acabaría la terrible espera. La tradicional ceremonia y los festejos posteriores ablandarían a Joseph; tendría que escucharla esa noche, cuando estuvieran solos en el dormitorio de él, y sabría la verdad cuando ella le ofreciera el incomparable regalo de su castidad.
Sonriendo, __tn se retiró de la ventana e inició el agradable ritual de bañarse y arreglarse el cabello.
En los pocos días que llevaba en la isla, se había empapado de las tradiciones del pueblo. Había supuesto que se casarían en la pequeña iglesia blanca de ventanas arqueadas y techo abovedado, con la luz del sol filtrándose por las vidrieras de colores, pero Petra la había sacado de su error. La ceremonia religiosa no solía celebrarse en la iglesia, sino en casa del koumbaros, o padrino del novio, que también se encargaba de ofrecer el banquete de boda. El padrino de Joseph era Ángelos Palamás, un hombre corpulento de porte amable y solemne, con el cabello y las cejas blancas sobre unos ojos negros como el carbón. Se había improvisado un pequeño altar en la habitación más espaciosa de la casa del señor Palamás; Joseph y __tn se situarían delante del altar con el sacerdote, el padre Ambrose. Ambos llevarían coronas de azahar bendecidas por el cura y unidas por un lazo, símbolo de la bendición y la unión de sus vidas.
Con movimientos cuidadosos y distraídos, __tn se trenzó el cabello y luego se hizo un moño alto con la gruesa trenza, peinado que simbolizaba la doncellez. La señora Jonas y Petra llegarían pronto para ayudarla a vestirse, así que fue hasta el armario y descolgó la bolsa blanca con cremallera que contenía su vestido de novia. No había querido verlo antes, movida por el deseo casi infantil de dejar lo mejor para lo último; con manos suaves, depositó la bolsa encima de la cama y abrió la cremallera, teniendo cuidado de no pillar el delicado tejido.
No obstante, cuando sacó el exquisito y bellísimo vestido, se le cortó la respiración y el corazón se le detuvo en el pecho; lo soltó al instante, como si acabase de tocar una serpiente, y se retiró de la cama con las mejillas empapadas de ardientes lágrimas.
¡Joseph se había salido con la suya!
Había anulado sus instrucciones mientras ella iba al vestidor para que le tomaran las medidas; en lugar del vestido blanco con el que __tn había soñado, el modelo que yacía arrugado sobre la cama era de color melocotón claro. Sabía que el modisto no había cometido un error. No, había sido cosa de Joseph, y __tn se sentía como si le hubiesen arrancado el corazón del pecho.
Sintió ganas de destrozar el vestido, y lo habría hecho de tener otro adecuado a mano, pero no tenía ninguno. Tampoco era capaz de recogerlo de la cama; se sentó junto a la ventana, cegada por las lágrimas, con un nudo en la garganta, y fue así como Petra la encontró.
La rodeó con sus fuertes y cuidadosos brazos y la atrajo contra su vientre, meciéndola suavemente.
-Ah, siempre sucede lo mismo -dijo Petra con voz profunda-. Llora, cuando debería estar riéndose.
-No -logró decir __tn con voz ahogada, señalando la cama-. Es por el vestido.
-¿El vestido de novia? ¿Está roto? ¿Manchado? -Petra se acercó a la cama y alzó el vestido para examinarlo.
-Se suponía que debía se blanco -susurró __tn , volviendo el menudo y empapado rostro hacia la ventana.
-¡Ah! -exclamó Petra, y luego salió del cuarto. Regresó al cabo de un momento con la señora Jonas , quien enseguida se acercó a __tn y le rodeó los hombros con el brazo, en el gesto más amable que había tenido con ella hasta entonces.
-Sé que estás disgustada, cariño, pero es un vestido precioso y no debes permitir que un error estropee la boda. Estarás bellísima con él...
-Joseph ordenó que cambiasen el color -explicó __tn con voz tensa, habiendo dominado ya el llanto-. Yo insistí en que el vestido fuese blanco... Intenté hacérselo comprender, pero él se negó a escucharme. Me engañó, haciéndome creer que el vestido sería como yo deseaba y después ordenó que cambiasen el color mientras me tomaban las medidas en el vestidor.
La señora Jonas contuvo la respiración. -¿Insististe en...? ¿Qué estás diciendo?
__tn se frotó la frente con gesto cansado, comprendiendo que tendría que dar una explicación.
Quizá fuera mejor que la señora Jonas conociese toda la verdad del asunto. Buscó una forma de empezar y, al fin, dijo:
-Quiero que sepa, señora Jonas ... que nada de lo que ha oído decir de mí es cierto.
La señora Jonas asintió lentamente, con una expresión de tristeza en sus ojos azules.
-Creo que ya había empezado a darme cuenta de eso -dijo suavemente-. Una mujer que ha recorrido tantos caminos y ha tenido tantos amantes como se te han atribuido a ti no puede evitar que su experiencia asome a su semblante, y tu semblante es inocente y no refleja para nada esa experiencia. Había olvidado hasta qué punto las habladurías se propagan como un cáncer, alimentándose de sí mismas, pero tú me lo has recordado y no volveré a olvidarlo nunca más.
Más animada, __tn dijo en tono vacilante:
-Joseph me dijo que usted fue amiga de Robert.
-Sí -confirmó la señora Jonas -. Conocía a Robert Stanton desde siempre; fue muy amigo de mi padre, y toda mi familia lo apreciaba mucho. Debí recordar que Robert veía las cosas con más claridad que el resto de nosotros. He tenido un horrible concepto de ti en el pasado, cariño, y me avergüenzo profundamente de ello. ¿Podrás perdonarme?
-Claro, claro que sí -exclamó __tn , levantándose de un salto para abrazarla mientras las lágrimas afluían de nuevo a sus ojos-. Pero deseo contarle por qué me casé con Robert, cómo fueron las cosas entre nosotros. Al fin y al cabo, tiene derecho a saberlo, porque voy a casarme con su hijo.
-Hazlo si es tu deseo, pero, por favor, no te consideres obligada a darme ninguna explicación -contestó la señora Jonas -. Si Joe está contento, yo también.
__tn puso cara triste.
-Joe no está contento -dijo con amargura-. Él cree que todas esas habladurías son ciertas, y me odia tanto como me desea.
-Imposible -jadeó la mujer mayor-. Joe no puede ser tan tonto; ¡se ve a la legua que no eres una vividora oportunista!
-¡Él piensa que lo soy! Y, en parte, es culpa mía -reconoció __tn abatida-. Al principio, cuando lo rechacé, dejé que pensara que... que le tenía miedo porque me habían maltratado. Desde entonces, he intentado explicarle la verdad, pero él no quiere escucharme; se niega a hablar de mis «aventuras del pasado» y está furioso porque me resisto a acostarme con él -hizo una pausa, horrorizada por lo que acababa de decirle a la propia madre de Joseph, pero la señora Jonas se echó a reír después de mirarla con sorpresa.
-Sí, imagino que eso lo habrá puesto furiosísimo; tiene el mismo temperamento de su padre -emitió otra risita-. Así que debes convencer a mi ciego y terco hijo de que tu supuesta experiencia es completamente ficticia. ¿Tienes idea de cómo vas a conseguirlo?
-Joseph lo sabrá -contestó __tn quedamente-. Esta noche. Cuando comprenda que tenía todo el derecho del mundo a casarme de blanco.
La señora Jonas dejó escapar un jadeo ahogado al reparar por fin en la importancia del vestido.
-¡Cariño! Pero Robert... No, claro que no. Robert no era un hombre capaz de casarse con una jovencita por la mera satisfacción física. ¡Sí, creo que deberías contarme cómo fue vuestro matrimonio!
Con calma, __tn le explicó cómo Robert había deseado protegerla cuando ella era joven y estaba sola; le habló también de las maliciosas habladurías que había tenido que soportar. No omitió ningún detalle, ni siquiera el modo en que Joseph le había propuesto matrimonio, y la señora Jonas quedó profundamente afligida cuando __tn terminó.
-A veces -dijo lentamente-, me dan ganas de romperle un jarrón en la cabeza, aunque sea mi hijo -miró el vestido de novia-. ¿No tienes ningún otro vestido que ponerte? ¿Nada blanco?
__tn negó con la cabeza.
-No, nada. Tendré que llevar ese.
Petra fue a buscar un poco de hielo, que envolvió en toallitas para hacer compresas para los ojos de __tn ; al cabo de una hora, todo vestigio de sus lágrimas había desaparecido, aunque su semblante seguía mostrando una palidez poco natural. __tn se movía lentamente, como si hubiese perdido toda vitalidad. La señora Jonas y Petra la ayudaron cuidadosamente a ponerse el vestido de color melocotón y el velo que lo acompañaba, y después salieron con ella de la habitación.
Joseph no estaba allí; ya se había ido a casa del padrino, pero la casa estaba llena de parientes, tíos, tías y primos que charlaban, sonreían y daban palmaditas a __tn conforme pasaba junto a ellos. Comprendió con un sobresalto que ninguno de sus amigos estaba presente. Claro que solo tenía dos amigos: Charles y Sallie. Eso hizo que se sintiera aún más sola, embargada por una sensación de frío tan intensa que creyó que jamás volvería a entrar en calor.
Andros debía acompañarla por el sendero que conducía hasta el pueblecito. Estaba esperándola, alto, moreno y vestido con esmoquin; por un momento, a __tn se le antojó tan parecido a Joseph que emitió un jadeo de sorpresa. Andros le sonrió, ofreciéndole el brazo; se había vuelto cada vez más afectuoso con ella en los días anteriores, y se mostró francamente preocupado al ver cómo __tn temblaba y al notar lo frías que tenía las manos.
Las parientes de Joseph salieron rápidamente de la casa para formar un pasillo desde la cima de la colina hasta el pueblo, situados a ambos lados del sendero. Mientras Andros y ella pasaban, comenzaron a arrojar flores de azahar delante de __tn ; las mujeres del pueblo vestidas con el atuendo tradicional, lanzaban fragantes flores de color blanco y rosa. Empezaron a cantar a medida que __tn pasaba por encima de las flores y recorría el sendero para reunirse con su futuro esposo; aún se sentía helada por dentro.
En la puerta de la casa del señor Palamás-, Andros dejó a __tn en compañía del padrino de Joseph, quien la condujo hasta el altar, donde los aguardaban Joseph y el padre Ambrose. Toda la habitación estaba iluminada con velas, y el olor dulce del incienso hizo que __tn se sintiera como si se encontrase en un sueño.
El padre Ambrose bendijo las coronas de azahar, que fueron colocadas en la cabeza de los novios mientras permanecían arrodillados; a partir de ese momento, todo fue difuso para __tn . Le habían indicado lo que debía decir y respondió correctamente a las preguntas del cura; cuando Joseph hizo su promesa, su voz profunda y grave reverberó en la cabeza de __tn , que se giró para mirarlo con tímida furia. Entonces todo terminó. El padre Ambrose los tomó de la mano y dieron tres vueltas alrededor del altar, mientras el pequeño Kostís, uno de los innumerables primos de Joseph, caminaba delante de ellos agitando un incensario, de modo que avanzaban a través de nubes de incienso.
Casi de inmediato, el júbilo de la celebración estalló en la abarrotada estancia; todos se besaban y reían, mientras empezaban a gritar: «¡La copa! ¡La copa!».
Los recién casados fueron empujados entre risas hasta la chimenea, donde había una copa de vino puesta boca abajo. __tn recordaba lo que debía hacer, pero sus reacciones se veían entorpecidas por su tristeza, y Joseph se adelantó a ella con facilidad, machacando con los pies la copa mientras los aldeanos vitoreaban y exclamaban que el señor Jonas sería el dueño y señor de su casa. Como si hubiese podido ser de otro modo, se dijo __tn aturdida mientras se alejaba del diabólico brillo que emitían los ojos negros de Joseph.
Pero él la sujetó y volvió a atraerla hacia sí. Las manos de Joseph se cerraron con fuerza sobre sus caderas y los ojos centellearon mientras la obligaba a alzar la cabeza.
-Ahora eres legalmente mía -musitó mientras se inclinaba para apresar sus labios.
Ella no se resistió, aunque Joseph notó que no respondía como de costumbre a su beso. Alzó la cabeza y arrugó la frente al ver las lágrimas que había en sus pestañas.
-¿__tn ? -dijo inquisitivamente al tiempo que le tomaba la mano. Su ceño se arrugó aún más al notar que la tenía helada, pese a que hacía un día caluroso y soleado.
Más tarde, __tn se sorprendería de su propio aguante, pero, de alguna manera, logró llegar hasta el final de aquel día de bailes y festejos. Contó con la ayuda de la señora Cónstantinos, Petra y Sophia, que dejaron claro en todo momento que la nueva señora estaba demasiado débil a causa de los nervios y no podía bailar. Joseph se unió a la fiesta con un entusiasmo que sorprendió a __tn , hasta que recordó que era griego hasta la médula. De vez en cuando, en medio de todos los bailes y las risas, y a pesar de los vasos de ouzo que estaba bebiendo, Joseph regresaba junto a su nueva esposa para tratar de estimular su apetito con alguna especialidad de la cocina griega. __tn trató de responder, de reaccionar con normalidad, pero lo cierto era que se sentía incapaz de mirar a su marido. Por mucho que discutiera consigo misma, no podía negar el hecho de que era una mujer, y de que su corazón de mujer podía resultar herido con facilidad. Joseph había destruido su alegría en el día de su boda con el vestido de color melocotón, y __tn no creía que pudiera perdonárselo jamás.
Era ya tarde; las estrellas brillaban en el cielo y la única luz que había en la casa era la de las velas cuando Joseph se acercó a __tn y la tomó en brazos con delicadeza. Nadie dijo nada; no se hizo ningún chiste mientras aquel hombre de espaldas anchas salía de la casa de su padrino y llevaba a su mujer colina arriba, a su propia casa. Cuando se hubo perdido de vista, la fiesta empezó de nuevo, pues aquella no era una boda cualquiera; no, el señor por fin se había casado y ya podían comenzar a esperar el nacimiento de un heredero.
Mientras Joseph la llevaba por el sendero, aparentemente sin esfuerzo, __tn intentó poner en orden sus confusas ideas y dejar a un lado su infelicidad, pero la fría tristeza seguía oprimiéndole el pecho como una dura tenaza. Se aferró a Joseph, le rodeó el cuello con los brazos y deseó que hubiese kilómetros y más kilómetros de camino hasta la finca; quizá entonces habría recuperado el dominio de sí misma cuando llegasen. El fresco aire nocturno le acariciaba el rostro y podía oír el rítmico fragor de las olas que rompían contra las rocas.
Al llegar a la casa, Joseph rodeó la terraza hasta llegar a la puerta corredera de su dormitorio. Abrió silenciosamente la puerta, entró en el cuarto y dejó a __tn de pie en el suelo con suma delicadeza.
-Pedí que trajeran aquí tu ropa -le dijo suavemente, besándole el cabello a la altura de la sien-. Sé que estás asustada, cariño; te has comportado de forma extraña durante todo el día. Pero relájate; me prepararé una copa mientras tú te pones el camisón. No es que vayas a necesitarlo, pero sí necesitas algo de tiempo para calmarte -añadió, sonriendo burlón, y __tn se preguntó de repente cuántos vasos de ouzo habría tomado.
Joseph salió y ella paseó la mirada por la habitación, furiosa. No podía hacerlo; no podía compartir aquella enorme cama con Joseph sintiéndose como se sentía. Deseaba gritar, llorar y sacarle los ojos con las uñas; en un súbito acceso de llanto y de pura rabia, se quitó violentamente el vestido de novia y buscó unas tijeras para•hacerlo trizas. No había tijeras en el cuarta; de modo que tiró de las costuras del vestido hasta desgarrarlo por completo; luego lo arrojó al suelo y le dio una patada.
Respiró honda y trémulamente mientras se enjugaba las furiosas lágrimas de las mejillas. Había sido un gesto infantil, lo sabía perfectamente, pero ahora se sentía mejor. ¡Odiaba aquel vestido y odiaba a su marido por haber estropeado el día de su boda!
Joseph no tardaría en regresar, y __tn no quería enfrentarse a él en ropa interior, aunque tampoco tenía intención de ponerse un seductor camisón para complacerlo. Abrió la puerta del armario y sacó unos pantalones de sport y un suéter. Tuvo que darse prisa para ponerse el suéter mientras se abría la puerta.
Se hizo un denso silencio cuando Joseph la vio allí de pie, con un pantalón en las manos, mirándolo con una visible expresión de furia y miedo en sus grandes ojos verdes. Los ojos negros de él se desviaron hacia el vestido que yacía en el suelo, hecho jirones, y luego volvieron a clavarse en __tn .
-Cálmate -dijo suavemente, casi susurrando-. No voy a hacerte ningún daño, cariño. Te lo prometo, de veras...
-¡Puedes guardarte tus promesas! -gritó ella con voz áspera; dejó caer el pantalón en el suelo y se llevó las manos a las mejillas mientras empezaban a brotar lágrimas de sus ojos-. Te odio, ¿me oyes? ¡Has... has estropeado el día de mi boda! ¡Quena casarme de blanco, Joseph, y me has obligado a llevar ese horrible color melocotón! ¡Jamás te lo perdonaré! Esta mañana era muy feliz y, de pronto, abro la bolsa y veo ese feo vestido de color melocotón, y... Yo... yo... Ah, maldito seas, ya he llorado bastante por tu culpa; no permitiré que vuelvas a hacerme llorar nunca más, ¿me oyes? ¡Te odio!
Él cruzó rápidamente la habitación y le colocó las manos encima de los hombros, sin hacerle daño pero sujetándola con firmeza.
-¿Tan importante era para ti? -murmuró-. ¿Por eso no me has mirado en todo el día? ¿Por un estúpido vestido?
-No lo comprendes -insistió __tn a través de las lágrimas-. Quería un vestido blanco; quería conservarlo y regalárselo a nuestra hija para su boda... -se le quebró la voz y empezó a sollozar, intentando volver la cabeza para no mirar a Joseph.
Él musitó una maldición, la atrajo hacia sí y la estrechó fuertemente entre sus brazos, descansando la cabeza en el cabello rojizo de __tn .
-Lo siento -murmuró contra su pelo-. No me había dado cuenta de cuánto significaba para ti. No llores, cariño. Por favor, no llores.
Aquella inesperada disculpa sobresaltó a __tn e interrumpió su llanto; conteniendo la respiración, levantó los ojos empapados de lágrimas para mirarlo. Por un momento, las miradas de ambos permanecieron entrelazadas; después, los ojos de Joseph descendieron hasta los labios de ella. Al cabo de un instante la estaba besando, apretándola contra su poderoso cuerpo como si quisiera fundirla con su propio ser, devorarla con una boca más ávida y hambrienta que nunca. Ella notó el sabor del ouzo que Joseph había bebido y se sintió como embriagada, hasta el punto de que tuvo que agarrarse a él para seguir de pie.
Joseph la tomó en brazos con impaciencia y la llevó hasta la cama; por un momento, __tn se tensó, alarmada, al acordarse de que todavía no le había dicho la verdad.
-¡Joseph..., espera! -gritó entrecortadamente.
-Ya he esperado bastante -repuso él con voz espesa, depositándole una lluvia de besos en la cara, en el cuello-. He esperado tanto que creí que iba a volverme loco. No me rechaces esta noche, cariño... Esta noche, no.
Antes de que __tn pudiera decir nada más, su boca quedó silenciada por la de Joseph. En la dulce embriaguez que la recorrió al sentir la caricia de sus labios, olvidó momentáneamente su miedo, y entonces ya fue demasiado tarde. Él era incapaz de escucharla, de atender a cualquier súplica, impulsado tan solo por la fuerza de su pasión.
Aun así, __tn trató de captar su atención.
-¡No, espera! -exclamó, pero él hizo caso omiso mientras le sacaba el suéter por la cabeza, sofocándola brevemente con los pliegues de la prenda antes de quitársela del todo y arrojarla al suelo.
Los ojos de Joseph emitían un brillo febril mientras la despojaba de la ropa interior; las súplicas de paciencia de __tn quedaron atascadas en su garganta cuando él se quitó la bata y la cubrió con su poderoso cuerpo. El pánico la embargó y __tn trató de dominarlo, obligándose a pensar en otras cosas hasta recuperar un mínimo de autocontrol, pero fue inútil. Un débil sollozo escapó de su garganta mientras Joseph la arrastraba al pozo sin fondo de su deseo, y se aferró ciegamente a él, como si fuera la única torre que permanecía erguida en un mundo que se convulsionaba frenéticamente.
Continuara
espero q estén contenta con los 3 capitulos q les coloque xD
nos leeremos la semana q viene okis
ya vendra lo pero :(
nos leeremos la semana q viene okis
ya vendra lo pero :(
ElitzJb
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Joseph escucha por favoooor!!!
sube otro :lloro:
sube otro :lloro:
JB&1D2
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
ahhh Joseph se paso!! :misery:
Arruino la boda de la rayiz!! :lloro:
Porque es asi?? La rayiz no se lo merecia
Siguela!!!
Arruino la boda de la rayiz!! :lloro:
Porque es asi?? La rayiz no se lo merecia
Siguela!!!
aranzhitha
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Joseph se pasó y bastante :___
No podes dejarla justo ahí asdghklñ seguilaaaaaa
No podes dejarla justo ahí asdghklñ seguilaaaaaa
M i c a e l a
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
:cccc okok exaere pero es que es la erdad? Porque ladejas enla parte mas buena?????D: TERMINALAAAAAAA!:333 :DD
AniitaRP4
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
que?!! ahhh por el amor de dios!!!!
diario me dejas igual!!!
eres perversa te gusta vernos sufrir!!
lo dejaste en lo mero bueno!!!
tsss estoy asi :gasp:
se paso ya de plano con lo del vestido
yo se lo hubiera aventado a la cara
oww Andros ya te perdone..
y su mami owww *.* la ame tan dulce
y luego luego se dio cuenta de la verdad
no como Joe que esta loco!!
chiinnn si lo hicieron o no? al final ya no supe
como que se viene lo peor?!!
veess lo que digo?? PERVERSA!!
esto yya es bulling!! hahahaha ya exagere pues XD
tienes que seguirla porfis :lloro:
diario me dejas igual!!!
eres perversa te gusta vernos sufrir!!
lo dejaste en lo mero bueno!!!
tsss estoy asi :gasp:
se paso ya de plano con lo del vestido
yo se lo hubiera aventado a la cara
oww Andros ya te perdone..
y su mami owww *.* la ame tan dulce
y luego luego se dio cuenta de la verdad
no como Joe que esta loco!!
chiinnn si lo hicieron o no? al final ya no supe
como que se viene lo peor?!!
veess lo que digo?? PERVERSA!!
esto yya es bulling!! hahahaha ya exagere pues XD
tienes que seguirla porfis :lloro:
DanieladeJonas
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Siguela! YO SE QUE TU QUIERES!x) o no me hagas buscar el libro de verdad!:/
AniitaRP4
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Pasarede pagina! X) me conviene porque siempre me onecto del ipod y se me hace dificil bajar y bajar para ver si escribiste!
AniitaRP4
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Y si escribo mal es porque cuando estoy escribiendo un comentario, no se ve lo que escribo ybueno no se que debi arreglar hasta que lo veo!
AniitaRP4
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Bueno, te contare sobre mi!:)
Soy Ana y tengo 16 años, me encantan todos los tipos de musica! (Soy de mente muy abierta) toda mia adolescencia desde los 11 año siempre he querido a Joseph Adam Jonas Miller desde que lo vi por primera vez, siempre me parecio divertido, humilde, buena persona y siempre con una sonrisa que hacia que mi inocente corazon (En ese entonces) se derritiera!:) han transcurrido los años y esta obseion con el sigue, pero me mantengo mas al margen porque se supone que ya estoy "Creciendo" y a medida de que lo hago se supone que debo de ir "Madurando" y ver el mundo tal y como es.... Bueno en fin siempre leo novelas de Joseph porque por lo menos es algo que me hace sentir conectada con el, (Aunque sepa que no somos asi en la vida real), ademas me cree un twitter por el, me cree un instagram por el y hasta un CINEMAGRAM! (Que ni siquiera lo uso pero lo tengo aqui solo por el!) es alo obsesivo y tambien puede resultar hasta extraño que una chica de 16 años casi llegando a los 17 y que esta apunto de entrar a la universidad siga extremadamente enamorada de alguien que solo ha visto en personas dos veces y desde lejos porque nunca tuve el dinero suficiente para entradas VIP o meet&Greet ( O como se escriba) el punto es que cuando Joseph se case o algo no podre soportarlo !x) de verdad que no.. Y cuando este casada y con hijos seguire pensando en el porque el marco mi adolescencia (Y aun la sigue marcando) aveces me pregunto si yo estoy loca o es que solamente es una pura obsecion que no se acabara hasta que pase mis años de "juventud"... Solamente espero no se la unica con este loco aficionamiento con alguien que ni si quiera me ha visto ni me ha conocido... Algun dia cuando sea mas grande hare todo lo posible aunque sea para verlo de cerca y saludarlo solamente eso... Solo para sentirme completa antes de que parta! Porque Ese Joseph Adam Jonas Miller sin hacer nada por mi a hecho que yo este irrevocablemnte enamorada de el!
Soy Ana y tengo 16 años, me encantan todos los tipos de musica! (Soy de mente muy abierta) toda mia adolescencia desde los 11 año siempre he querido a Joseph Adam Jonas Miller desde que lo vi por primera vez, siempre me parecio divertido, humilde, buena persona y siempre con una sonrisa que hacia que mi inocente corazon (En ese entonces) se derritiera!:) han transcurrido los años y esta obseion con el sigue, pero me mantengo mas al margen porque se supone que ya estoy "Creciendo" y a medida de que lo hago se supone que debo de ir "Madurando" y ver el mundo tal y como es.... Bueno en fin siempre leo novelas de Joseph porque por lo menos es algo que me hace sentir conectada con el, (Aunque sepa que no somos asi en la vida real), ademas me cree un twitter por el, me cree un instagram por el y hasta un CINEMAGRAM! (Que ni siquiera lo uso pero lo tengo aqui solo por el!) es alo obsesivo y tambien puede resultar hasta extraño que una chica de 16 años casi llegando a los 17 y que esta apunto de entrar a la universidad siga extremadamente enamorada de alguien que solo ha visto en personas dos veces y desde lejos porque nunca tuve el dinero suficiente para entradas VIP o meet&Greet ( O como se escriba) el punto es que cuando Joseph se case o algo no podre soportarlo !x) de verdad que no.. Y cuando este casada y con hijos seguire pensando en el porque el marco mi adolescencia (Y aun la sigue marcando) aveces me pregunto si yo estoy loca o es que solamente es una pura obsecion que no se acabara hasta que pase mis años de "juventud"... Solamente espero no se la unica con este loco aficionamiento con alguien que ni si quiera me ha visto ni me ha conocido... Algun dia cuando sea mas grande hare todo lo posible aunque sea para verlo de cerca y saludarlo solamente eso... Solo para sentirme completa antes de que parta! Porque Ese Joseph Adam Jonas Miller sin hacer nada por mi a hecho que yo este irrevocablemnte enamorada de el!
AniitaRP4
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