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Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
MariaLoveLoganLerman escribió:Lo haré, soy de España y tu? :aah:
Wow, española, soy de México :3
Lisy
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
Capitulo 9
—Eres la mujer a la que esta noche voy a hacer perder el control, ¿satisfecha?
Capítulo 9
A l cabo de unos días Logan se dio cuenta de que su reacción en la fiesta de inauguración de la casa de Lindsey, había sido exagerada. Estaba sentado en su despacho y era ya de noche. Sí, al cabo de una semana de la fiesta el tiempo transcurrido le decía que, en efecto, había exagerado lo ocurrido.
—Jefe...
—Adelante.
Se trataba de Jake, su joven ayudante.
—Se trata de esto —dijo, entregándole varias hojas de papel.
Logan frunció el ceño.
—¿Qué pasa con ello?
—Esta carta no tiene ningún sentido, jefe. Quiero decir, en el primer párrafo comienza a hablar de los riesgos de una fusión y en el segundo dice que hay que olvidarse de todas las cautelas y firmar mañana mismo. ¿Qué quiere decir exactamente?
Logan se quedó mirando las cartas como si fueran serpientes vivas.
—¿Yo escribí eso?
—Lo más extraño es que me parece que ni siquiera tenemos intenciones de fusionarnos con esa compañía, creía que solo queríamos aumentar la cooperación —Jake se aclaró la garganta—. Suelo mandar todas sus cartas, jefe, pero ésta en concreto...
—Esto... Gracias, Jake —dijo Logan, dejando las cartas a un lado—. No sé dónde tengo la cabeza. A propósito, ¿qué hora es? —dijo, consultando el reloj con ojos cansados—. ¿Las ocho? ¿Qué haces aquí todavía?
Jake se encogió de hombros.
—Si usted trabaja, yo también.
—Te lo agradezco, pero, ¿estás loco o qué? —dijo Logan, riendo. Sentía un dolor en la espalda, señal de que llevaba sentado demasiado tiempo—. Que tu jefe se esté convirtiendo en un adicto al trabajo no significa que tú tengas que seguir su ejemplo.
—Creía que estaba trabajando en algo importante —dijo Jake—. Lleva muchos días viniendo a las siete de la mañana y quedándose hasta las nueve.
—Pues... He pasado un trimestre muy relajado y estaba poniéndome al día, pero no creo que la situación dure mucho tiempo —dijo Logan, mirando a su ayudante con aprecio—. Y espero que respetes tu horario laboral a no ser que quedemos en otra cosa, ¿de acuerdo?
—Muy bien, como quiera, jefe —dijo Jake, y desapareció.
Logan suspiró, apagando su ordenador. Más le valía admitirlo. Había hecho todo lo posible por olvidar el fantasma de Claudia. Había salido a correr por la playa, hecho pesas hasta la extenuación-algo que no solía hacer muy a menudo-, leído hasta cansar la vista, cualquier cosa para no pensar en ella. Pero eso no le había protegido contra su subconsciente. Se dormía cada noche saboreando sus labios, se despertaba recordando el roce de sus cabellos, soñaba con la escena del sótano todas las noches... Y lo que era peor, cuando lograba vencer en su lucha por reprimir el deseo que sentía por ella, se veía abrumado por una sensación todavía más desconcertante. La echaba de menos.
Había tratado de no llamarla, pero sus dedos marcaron su número en muchas ocasiones sin él quererlo. Había faltado a la partida de póker, por no encontrársela, y sus movimientos se reducían a ir de su casa al despacho y del despacho a su casa. Sus únicas salidas se circunscribían a las carreras por la playa, y esto porque sabía que allí no la encontraría. No dejaba de pensar en ella, era cierto, y a pesar de ello, sabía que la relación entre ellos había cambiado, quizás definitivamente.
El único responsable de aquel cambio, por otro lado, era él, que había propuesto aquella estúpida y maldita apuesta. Ahora que todo había empezado a cambiar, no sabía en qué podía acabar aquello, lo único que sabía era que la echaba de menos y que no quería vivir sin ella.
Quizás si se sentaran a discutir el asunto... Quizás ella tendría la solución para que las cosas volvieran a su cauce. Porque él no sabía qué hacer. Primero había tratado de estar cerca de ella, y la situación había acabado en la escena del sótano. Luego se apartó de ella, y se daba cuenta de que aquello no podía seguir así.
Tenían que hablarlo. Era lo más maduro, lo que debían hacer, lo más razonable. Suspiró profundamente y descolgó el teléfono.
—¿Díga?
—¿Claudia? —dijo, aclarándose la garganta—. Soy Logan.
Hubo una pausa al otro lado de la línea.
—Creí que ya no me hablarías —dijo ella, al cabo de unos instantes.
—No funciona, Claudia. Necesito verte.
Otra pausa. La voz de Claudia esta vez fue más profunda, como si hablara con cierta dificultad.
—Esta bien, ¿cuándo y dónde?
Logan consultó de nuevo su reloj.
—Sigo en la oficina, pero tengo que ir a casa a cambiarme, puedo pasar a buscarte luego.
—Tengo una idea mejor —murmuró ella—. ¿Por qué no quedamos en tu casa? ¿Dentro de media hora?
Logan suspiró. Media hora. Sí, le daba tiempo suficiente para recobrar los nervios.
—De acuerdo, a las ocho y media.
—Me alegro de que hayas llamado, Logan —dijo ella, y él pudo oír el tono de satisfacción—. Te echaba de menos.
Logan oyó cómo colgaba y volvió a colocar el teléfono en su sitio.
—Yo también te he echado de menos —dijo en voz alta. Si aquello salía bien, además, nunca más tendría que volver a echarla de menos.
Claudia se quedó mirando el teléfono durante un minuto largo.
«Ha llegado el momento. Es ahora cuando debes decirle a Logan lo que sientes por él».
Estaba de pie, temblando. Necesitaba un milagro.
Suspiró profundamente y se sentó a la máquina de coser. Había creado ya bastantes modelos para poner una boutique propia, se dijo, con orgullo. Sentía una gran satisfacción al haber disfrutado de algo que antes le parecía tan frívolo y que ahora encontraba desafiante y expresivo.
Recogió su última creación. Era sencilla y elegante. Se trataba de un vestido corto, de seda, azul marino, atado por delante con una cinta. Realzaba todo lo que tenía que realzar y era devastadoramente sexy. Hacían falta muchos redaños para ponérselo, pero para hacer lo que se proponía también.
Suspiró profundamente, tratando, desesperadamente de mantener la calma.
La operación seducción había comenzado. Aunque más apropiado sería llamarla misión imposible.
Logan se había puesto una ropa cómoda y esperaba a Claudia. No la dejaría hablar y no se acercaría a ella. Presentaría el problema como si se tratara de una reunión de negocios, y esperaría su respuesta. Pero lo fundamental era no tocarla, si lo lograba, saldría de aquella cita con vida. Aunque si ella se ponía uno de aquellos modelitos que últimamente diseñaba quizás pudiera ponerle encima algo que la cubriera nada más entrar y así se ahorraría aquellas visiones deliciosas y que tanto lo torturaban.
Miró el armario, ¿y si se levantaba e iba por la toalla?
Sonó el timbre y se sobresaltó.
—Tranquilo, tranquilo, no pasa nada —se dijo, y haciendo acopio de todas sus fuerzas se dirigió a la puerta.
Claudia llevaba el pelo recogido y el maquillaje resaltaba sus ojos, de un brillo arrebatador. Sus labios... Logan apartó la vista de su rostro, era lo mejor. Gracias a Dios, llevaba un abrigo... sobre un vestido peligrosamente corto... apartó la vista de sus piernas.
—Entra —dijo, nerviosamente—. ¿Quieres algo?
—Hum, un vaso de agua —dijo ella. Resultaba extraño, pero también ella parecía nerviosa. Probablemente como reacción a su propio nerviosismo y quizás recordando la última vez que se habían visto.
—¿Me das tu abrigo?
Claudia lo miró como si le hubiera dicho que tenían que matar a alguien.
—Hum, no importa. No, prefiero que no te lo quites —dijo él, balbuciendo—. Tengo que decirte unas cuantas cosas y prefiero que no me interrumpas.
Claudia escuchó con atención, mordiéndose el labio inferior. Logan se dijo que pequeños gestos como aquel no podían distraerlo.
—Claudia, hemos... —comenzó, y se detuvo—. Lo que quiero decir es que... —«Venga, Logan, decídete ya—». Nos hemos besado, Claudia. Mucho.
Claudia se le quedó mirando, luego se echó a reír.
—Eso ya lo sé. Estaba ahí, ¿recuerdas?
Su risa ayudó a relajar la tensión del momento.
—Parece que me olvido con quién estoy hablando. Claudia, de verdad que tengo que hablar contigo...
—¿Qué es lo que quieres decirme exactamente?
A Logan se le quedó en blanco la mente por un instante.
—Yo... bueno, supongo que olvidé que eras tú cuando te besaba.
Claudia hizo una mueca.
—Eso no me ha quedado bien —dijo Logan—. Deja que lo intente otra vez. Quiero decir, sé que eras tú, pero tiendo a olvidar lo que tú... conllevas.
—Y besarme, ¿qué conlleva?
Logan sonrió.
—Lo que quiero decir es... desde que has cambiado de aspecto, me cuesta tratarte como a una amiga y ahí está el problema. Tu aspecto, durante todos estos días, me ha hecho olvidar quién eres. He olvidado que eres Claudia, pero como eres Claudia pues... en fin, ya sabes lo que quiero decir.
—Pues no estoy segura.
¿Cuánto iba a durar aquella agonía?, se preguntó Logan.
—Quiero decir que no debería hacerte nada parecido a lo que te he hecho. Tú eres especial, Claudia... —explicó—. Eres especial tal como eres.
Claudia suspiró y sin decir una palabra se levantó y se dirigió al dormitorio de Logan.
Él parpadeó, perplejo. Todo marchaba peor de lo que esperaba.
La siguió.
—¿Estás bien?
Claudia había tirado el abrigo en el suelo y revolvía entre los cajones de la cómoda. ¿Qué demonios llevaba puesto?, se preguntó Logan.
Dejó de respirar. Oh, Dios. Llevaba un vestidito azul de seda. Era más corto por los muslos que en la entrepierna, donde ya era muy corto y estaba cerrado por delante con una cinta que pedía a gritos «desátame». Claudia dio media vuelta y lo miró. Sus ojos eran grandes y brillaban como perlas oscuras.
—¿Tienes alguna sudadera? —preguntó.
Logan sé aclaró la garganta.
—¿El qué?
—Una sudadera —repitió ella, sonrojándose. Un sonrojo que cubría la mayor parte de su cuerpo... y bien podía decirlo él, que veía, en efecto, la mayor parte de él—. ¿No tienes una sudadera, un chándal?
A Logan se le secó la boca. Trató de mirar a todas partes, a la vez, mientras el pulso se le aceleraba.
Claudia volvió a rebuscar en los cajones.
—Mira, la verdad es que me siento muy estúpida al respecto. Tendría que haberlo sabido... Oh, no he sido más que una idiota Sí, claro, yo he cambiado mucho, pero nosotros siempre hemos sido amigos. Supongo que comenzaba a creerme mi propia publicidad, la «transformación» y todas esas cosas, pero no, sigo siendo la misma de siempre. Ya se sabe, los problemas comienzan cuando empiezas a creer lo que dicen de ti...
Logan apenas la escuchaba. Se daba cuenta de que decía algo que no la dejaba bien parada, pero no podía entender lo que decía. Una parte de él quería consolarla, pero otra parte había comenzado a cambiar.
—Lo único que quiero es ponerme una ropa cómoda y tumbarme a ver la televisión hasta que me olvide de todo este... ¡eh!
Logan se había acercado a ella y la había tomado por la cadera.
Con impaciencia, le quitó la cinta del pelo, que cayó suelto a ambos lados de la cabeza y antes de que ella pudiera quejarse, la besó en la boca. Sabía a fruta tropical. Dulce, deliciosa, exótica. Y él se dio un festín.
—Lo intenté, maldita sea —dijo él entre dientes—. Lo intenté.
—Esta vez sí sabes quién soy —dijo Claudia, con la respiración entrecortada.
—Eres la mujer a quien me he dicho que no podía desear, pero a la que necesito como el aire que respiro. Eres mi droga —dijo Logan, con una mirada brillante y feroz—. Eres la mujer a la que esta noche voy a hacer perder el control, ¿satisfecha?
Claudia comenzó a asentir.
—Bueno, todavía no —dijo—, pero creo que lo estaré.
Aquello era justo lo que necesitaba, se dijo. Devolvió el beso con una intensidad de la que no sabía que era capaz. Enredó los dedos en su pelo castaño. Cayeron sobre la cama y se rió, disfrutando del momento.
Logan también se rió.
—Muy bien —dijo—, creo que he esperado durante demasiado tiempo este momento como para precipitarme ahora.
—Ten cuidado —dijo ella con una mirada seductora—. No eres la única persona capaz de hacer perder el control a alguien —concluyó, besándolo en la barbilla.
Logan enarcó las cejas con gesto divertido ante aquel desafío y le acarició el cabello y el rostro con la misma atención de un hombre ciego que quisiera aprehender cada uno de sus rasgos y retenerlos en su memoria.
—Eres hermosa —dijo, con voz grave—. No lo dudes nunca.
Por sus ojos ella se sentía hermosa. Le temblaban las manos al desabrocharle la camisa, la emoción de ver su cuerpo descubriéndose ante ella era indescriptible, se pasó un minuto contemplando su ancho y hermoso pecho. Luego deslizó por él los dedos, moviéndose con dulzura, sintiendo cómo los músculos se tensaban bajo sus manos impacientes.
Logan esbozó la maliciosa y seductora sonrisa que encendía en ella hogueras de pasión.
—Ahora me toca a mí —murmuró él y tiró de los extremos de la cinta que cerraba el vestido. Luego le bajó los tirantes—. Este vestido me gusta mucho, creo que tienes que ponértelo más veces, sobre todo para recibirme.
—Bueno, ya sabes lo que pasa... mañana me toca lavar la ropa sucia y no tenía otra cosa que ponerme.
Logan se rió, trazando el escote abierto del vestido con la lengua. Y tiró de él para quitárselo. Claudia estaba asombrada. Logan tomó sus senos en las manos, y observó los pezones erguidos antes de besarlos. Ella respiraba con dificultad, sorprendida y excitada al mismo tiempo. Se movía como una bailarina, llena de vigor y de gracia, arqueándose para recibir sus deliciosos besos.
Logan la miró y lo que vio en sus ojos solo sirvió para que quisiera tomarla aún más despacio, para acometer con mayor precisión el plan de su exquisita y placentera tortura. Emplearía toda la noche y parte de la mañana si le hacía falta.
—Es mi turno —dijo, metiendo los dedos en la cintura de su pantalón.
Logan le dirigió una mirada sorprendida, para alguien tan tímido, tomaba la iniciativa con un ímpetu que, por su mirada, parecía triplicar el suyo. Como siguiera así, acabaría muriendo de placer. Pero qué muerte tan feliz.
Claudia le quitó los pantalones. Llevaba calzoncillos tipo bóxer y su erección era evidente.
—¿No son los calzoncillos que te compré por tu cumpleaños? —preguntó. Logan asintió y resopló al sentir que lo tocaba—. Mmm, no tenían el mismo tacto cuando los compré.
Luego lo besó en las piernas, en el estómago y en el pecho, igual que había hecho él. Cuando fue a descender hacia el vientre, Logan le levantó la cabeza.
—Sigue así, ángel, y no voy a poder resistirlo. Y quiero que esta noche sea muy especial para ti.
—Logan, por fin estoy contigo, así que la noche es perfecta.
Él sonrió, con la sonrisa de un hombre al que le concedieran por fin el presente que siempre había deseado. Claudia lo besó en la boca en un beso más dulce de los que jamás había experimentado.
Mas la dulzura se convirtió en ansia y el ansia en fuego. Claudia nunca había sentido una gran confianza en su cuerpo, era siempre la primera en meterse bajo las sábanas, pero aquella noche todo era distinto. Aquella noche se sentía igual que aquellas mujeres que solo conocía por sus lecturas: tentadoras, mujeres fatales, meretrices. Mujeres capaces de volver loco a cualquier hombre.
Logan se agachó para besarla en el cuello y ella se quejó, echándole los brazos al cuello.
—Logan... por favor, necesito...
—Ángel, yo también te necesito.
Se quitó los calzoncillos.
Era magnífico, su piel brillaba, era como un Donatello de bronce... excepto por su erección, que era...
Algo debía reflejarse en su mirada, porque a pesar de la pasión que ardía en su interior, Logan sonrió.
—¿Te arrepientes, ángel?
—Nada de eso.
Logan la besó en el cuello, acariciándole la espalda con deliciosas manos. Al sentir la presión de su sexo entre sus piernas, la recorrió una oleada de placer y buscó acomodarlo en su vientre ya húmedo.
Logan se detuvo, con la respiración entrecortada.
—Claudia.
Ella levantó la mirada. Los ojos de Logan eran como anillos plateados alrededor de círculos de fuego negro y opaco.
—Será mejor que me desees como yo te deseo a ti, porque a partir de ahora no hay vuelta atrás posible.
Claudia, sumergida en la pasión, tardó un minuto en comprender lo que Logan le decía. Sentía un deseo más allá de todo lo razonable y lo único que podía hacer era rodearlo con sus piernas y besarlo, y besarlo, y besarlo apasionadamente.
—Logan...
—Oh, Dios, ángel.
La penetró y los dos se mecieron al mismo ritmo, dulcemente. Claudia se estremeció, recorrida por un escalofrío de emoción y de fuego. Arqueó las caderas para facilitarle la entrada y lo rodeó con las piernas.
Logan se movía contra ella y ella podía sentir el dulce sudor que se deslizaba entre sus cuerpos. La estaba llevando al límite y ya podía sentir el elusivo pulso que surgía de las profundidades de su interior. Empujó contra él y fue catapultada a las llanuras del olvido, a la culminación de los sentidos.
—¡Logan! —gritó, aferrándose a él.
—Claudia —murmuró él como respuesta y siguió empujando, una y otra vez, hasta derrumbarse.
Se quedó inmóvil sobre ella un buen rato, aferrados el uno al otro como si tuvieran miedo a escapar, y al cabo de unos minutos, Logan se separó de ella y se apoyó en un codo.
—He ganado —dijo.
—¿Qué has ganado?
—Yo te he hecho perder el control antes —dijo Logan, tumbándose de espaldas y arrastrándola a ella sobre sí—. ¿Cuál es mi premio? ¿Un millón? ¿Un viaje a las Bermudas?
Claudia sonrió. Aún estaba sumergida en la sensación de lo que acababa de ocurrir y, sorprendentemente, cuando Logan la acarició entre los hombros, sintió una oleada de placer. Se retorció y la expresión de sus ojos se iluminó.
—Creía que era una broma —dijo.
«Es ridículo», pensó, «acabas de hacerlo y ya tienes ganas de repetir».
Logan respiraba agitadamente.
—¿Que sugieres?
Claudia se inclinó sobre él y lo besó lujuriosamente.
—Que me des la revancha —dijo, al cabo de unos segundos.
—Solo si tú me la vuelves a dar a mí en caso de que pierda —dijo él, con la respiración entrecortada.
—Hecho.
—Jefe...
—Adelante.
Se trataba de Jake, su joven ayudante.
—Se trata de esto —dijo, entregándole varias hojas de papel.
Logan frunció el ceño.
—¿Qué pasa con ello?
—Esta carta no tiene ningún sentido, jefe. Quiero decir, en el primer párrafo comienza a hablar de los riesgos de una fusión y en el segundo dice que hay que olvidarse de todas las cautelas y firmar mañana mismo. ¿Qué quiere decir exactamente?
Logan se quedó mirando las cartas como si fueran serpientes vivas.
—¿Yo escribí eso?
—Lo más extraño es que me parece que ni siquiera tenemos intenciones de fusionarnos con esa compañía, creía que solo queríamos aumentar la cooperación —Jake se aclaró la garganta—. Suelo mandar todas sus cartas, jefe, pero ésta en concreto...
—Esto... Gracias, Jake —dijo Logan, dejando las cartas a un lado—. No sé dónde tengo la cabeza. A propósito, ¿qué hora es? —dijo, consultando el reloj con ojos cansados—. ¿Las ocho? ¿Qué haces aquí todavía?
Jake se encogió de hombros.
—Si usted trabaja, yo también.
—Te lo agradezco, pero, ¿estás loco o qué? —dijo Logan, riendo. Sentía un dolor en la espalda, señal de que llevaba sentado demasiado tiempo—. Que tu jefe se esté convirtiendo en un adicto al trabajo no significa que tú tengas que seguir su ejemplo.
—Creía que estaba trabajando en algo importante —dijo Jake—. Lleva muchos días viniendo a las siete de la mañana y quedándose hasta las nueve.
—Pues... He pasado un trimestre muy relajado y estaba poniéndome al día, pero no creo que la situación dure mucho tiempo —dijo Logan, mirando a su ayudante con aprecio—. Y espero que respetes tu horario laboral a no ser que quedemos en otra cosa, ¿de acuerdo?
—Muy bien, como quiera, jefe —dijo Jake, y desapareció.
Logan suspiró, apagando su ordenador. Más le valía admitirlo. Había hecho todo lo posible por olvidar el fantasma de Claudia. Había salido a correr por la playa, hecho pesas hasta la extenuación-algo que no solía hacer muy a menudo-, leído hasta cansar la vista, cualquier cosa para no pensar en ella. Pero eso no le había protegido contra su subconsciente. Se dormía cada noche saboreando sus labios, se despertaba recordando el roce de sus cabellos, soñaba con la escena del sótano todas las noches... Y lo que era peor, cuando lograba vencer en su lucha por reprimir el deseo que sentía por ella, se veía abrumado por una sensación todavía más desconcertante. La echaba de menos.
Había tratado de no llamarla, pero sus dedos marcaron su número en muchas ocasiones sin él quererlo. Había faltado a la partida de póker, por no encontrársela, y sus movimientos se reducían a ir de su casa al despacho y del despacho a su casa. Sus únicas salidas se circunscribían a las carreras por la playa, y esto porque sabía que allí no la encontraría. No dejaba de pensar en ella, era cierto, y a pesar de ello, sabía que la relación entre ellos había cambiado, quizás definitivamente.
El único responsable de aquel cambio, por otro lado, era él, que había propuesto aquella estúpida y maldita apuesta. Ahora que todo había empezado a cambiar, no sabía en qué podía acabar aquello, lo único que sabía era que la echaba de menos y que no quería vivir sin ella.
Quizás si se sentaran a discutir el asunto... Quizás ella tendría la solución para que las cosas volvieran a su cauce. Porque él no sabía qué hacer. Primero había tratado de estar cerca de ella, y la situación había acabado en la escena del sótano. Luego se apartó de ella, y se daba cuenta de que aquello no podía seguir así.
Tenían que hablarlo. Era lo más maduro, lo que debían hacer, lo más razonable. Suspiró profundamente y descolgó el teléfono.
—¿Díga?
—¿Claudia? —dijo, aclarándose la garganta—. Soy Logan.
Hubo una pausa al otro lado de la línea.
—Creí que ya no me hablarías —dijo ella, al cabo de unos instantes.
—No funciona, Claudia. Necesito verte.
Otra pausa. La voz de Claudia esta vez fue más profunda, como si hablara con cierta dificultad.
—Esta bien, ¿cuándo y dónde?
Logan consultó de nuevo su reloj.
—Sigo en la oficina, pero tengo que ir a casa a cambiarme, puedo pasar a buscarte luego.
—Tengo una idea mejor —murmuró ella—. ¿Por qué no quedamos en tu casa? ¿Dentro de media hora?
Logan suspiró. Media hora. Sí, le daba tiempo suficiente para recobrar los nervios.
—De acuerdo, a las ocho y media.
—Me alegro de que hayas llamado, Logan —dijo ella, y él pudo oír el tono de satisfacción—. Te echaba de menos.
Logan oyó cómo colgaba y volvió a colocar el teléfono en su sitio.
—Yo también te he echado de menos —dijo en voz alta. Si aquello salía bien, además, nunca más tendría que volver a echarla de menos.
Claudia se quedó mirando el teléfono durante un minuto largo.
«Ha llegado el momento. Es ahora cuando debes decirle a Logan lo que sientes por él».
Estaba de pie, temblando. Necesitaba un milagro.
Suspiró profundamente y se sentó a la máquina de coser. Había creado ya bastantes modelos para poner una boutique propia, se dijo, con orgullo. Sentía una gran satisfacción al haber disfrutado de algo que antes le parecía tan frívolo y que ahora encontraba desafiante y expresivo.
Recogió su última creación. Era sencilla y elegante. Se trataba de un vestido corto, de seda, azul marino, atado por delante con una cinta. Realzaba todo lo que tenía que realzar y era devastadoramente sexy. Hacían falta muchos redaños para ponérselo, pero para hacer lo que se proponía también.
Suspiró profundamente, tratando, desesperadamente de mantener la calma.
La operación seducción había comenzado. Aunque más apropiado sería llamarla misión imposible.
Logan se había puesto una ropa cómoda y esperaba a Claudia. No la dejaría hablar y no se acercaría a ella. Presentaría el problema como si se tratara de una reunión de negocios, y esperaría su respuesta. Pero lo fundamental era no tocarla, si lo lograba, saldría de aquella cita con vida. Aunque si ella se ponía uno de aquellos modelitos que últimamente diseñaba quizás pudiera ponerle encima algo que la cubriera nada más entrar y así se ahorraría aquellas visiones deliciosas y que tanto lo torturaban.
Miró el armario, ¿y si se levantaba e iba por la toalla?
Sonó el timbre y se sobresaltó.
—Tranquilo, tranquilo, no pasa nada —se dijo, y haciendo acopio de todas sus fuerzas se dirigió a la puerta.
Claudia llevaba el pelo recogido y el maquillaje resaltaba sus ojos, de un brillo arrebatador. Sus labios... Logan apartó la vista de su rostro, era lo mejor. Gracias a Dios, llevaba un abrigo... sobre un vestido peligrosamente corto... apartó la vista de sus piernas.
—Entra —dijo, nerviosamente—. ¿Quieres algo?
—Hum, un vaso de agua —dijo ella. Resultaba extraño, pero también ella parecía nerviosa. Probablemente como reacción a su propio nerviosismo y quizás recordando la última vez que se habían visto.
—¿Me das tu abrigo?
Claudia lo miró como si le hubiera dicho que tenían que matar a alguien.
—Hum, no importa. No, prefiero que no te lo quites —dijo él, balbuciendo—. Tengo que decirte unas cuantas cosas y prefiero que no me interrumpas.
Claudia escuchó con atención, mordiéndose el labio inferior. Logan se dijo que pequeños gestos como aquel no podían distraerlo.
—Claudia, hemos... —comenzó, y se detuvo—. Lo que quiero decir es que... —«Venga, Logan, decídete ya—». Nos hemos besado, Claudia. Mucho.
Claudia se le quedó mirando, luego se echó a reír.
—Eso ya lo sé. Estaba ahí, ¿recuerdas?
Su risa ayudó a relajar la tensión del momento.
—Parece que me olvido con quién estoy hablando. Claudia, de verdad que tengo que hablar contigo...
—¿Qué es lo que quieres decirme exactamente?
A Logan se le quedó en blanco la mente por un instante.
—Yo... bueno, supongo que olvidé que eras tú cuando te besaba.
Claudia hizo una mueca.
—Eso no me ha quedado bien —dijo Logan—. Deja que lo intente otra vez. Quiero decir, sé que eras tú, pero tiendo a olvidar lo que tú... conllevas.
—Y besarme, ¿qué conlleva?
Logan sonrió.
—Lo que quiero decir es... desde que has cambiado de aspecto, me cuesta tratarte como a una amiga y ahí está el problema. Tu aspecto, durante todos estos días, me ha hecho olvidar quién eres. He olvidado que eres Claudia, pero como eres Claudia pues... en fin, ya sabes lo que quiero decir.
—Pues no estoy segura.
¿Cuánto iba a durar aquella agonía?, se preguntó Logan.
—Quiero decir que no debería hacerte nada parecido a lo que te he hecho. Tú eres especial, Claudia... —explicó—. Eres especial tal como eres.
Claudia suspiró y sin decir una palabra se levantó y se dirigió al dormitorio de Logan.
Él parpadeó, perplejo. Todo marchaba peor de lo que esperaba.
La siguió.
—¿Estás bien?
Claudia había tirado el abrigo en el suelo y revolvía entre los cajones de la cómoda. ¿Qué demonios llevaba puesto?, se preguntó Logan.
Dejó de respirar. Oh, Dios. Llevaba un vestidito azul de seda. Era más corto por los muslos que en la entrepierna, donde ya era muy corto y estaba cerrado por delante con una cinta que pedía a gritos «desátame». Claudia dio media vuelta y lo miró. Sus ojos eran grandes y brillaban como perlas oscuras.
—¿Tienes alguna sudadera? —preguntó.
Logan sé aclaró la garganta.
—¿El qué?
—Una sudadera —repitió ella, sonrojándose. Un sonrojo que cubría la mayor parte de su cuerpo... y bien podía decirlo él, que veía, en efecto, la mayor parte de él—. ¿No tienes una sudadera, un chándal?
A Logan se le secó la boca. Trató de mirar a todas partes, a la vez, mientras el pulso se le aceleraba.
Claudia volvió a rebuscar en los cajones.
—Mira, la verdad es que me siento muy estúpida al respecto. Tendría que haberlo sabido... Oh, no he sido más que una idiota Sí, claro, yo he cambiado mucho, pero nosotros siempre hemos sido amigos. Supongo que comenzaba a creerme mi propia publicidad, la «transformación» y todas esas cosas, pero no, sigo siendo la misma de siempre. Ya se sabe, los problemas comienzan cuando empiezas a creer lo que dicen de ti...
Logan apenas la escuchaba. Se daba cuenta de que decía algo que no la dejaba bien parada, pero no podía entender lo que decía. Una parte de él quería consolarla, pero otra parte había comenzado a cambiar.
—Lo único que quiero es ponerme una ropa cómoda y tumbarme a ver la televisión hasta que me olvide de todo este... ¡eh!
Logan se había acercado a ella y la había tomado por la cadera.
Con impaciencia, le quitó la cinta del pelo, que cayó suelto a ambos lados de la cabeza y antes de que ella pudiera quejarse, la besó en la boca. Sabía a fruta tropical. Dulce, deliciosa, exótica. Y él se dio un festín.
—Lo intenté, maldita sea —dijo él entre dientes—. Lo intenté.
—Esta vez sí sabes quién soy —dijo Claudia, con la respiración entrecortada.
—Eres la mujer a quien me he dicho que no podía desear, pero a la que necesito como el aire que respiro. Eres mi droga —dijo Logan, con una mirada brillante y feroz—. Eres la mujer a la que esta noche voy a hacer perder el control, ¿satisfecha?
Claudia comenzó a asentir.
—Bueno, todavía no —dijo—, pero creo que lo estaré.
Aquello era justo lo que necesitaba, se dijo. Devolvió el beso con una intensidad de la que no sabía que era capaz. Enredó los dedos en su pelo castaño. Cayeron sobre la cama y se rió, disfrutando del momento.
Logan también se rió.
—Muy bien —dijo—, creo que he esperado durante demasiado tiempo este momento como para precipitarme ahora.
—Ten cuidado —dijo ella con una mirada seductora—. No eres la única persona capaz de hacer perder el control a alguien —concluyó, besándolo en la barbilla.
Logan enarcó las cejas con gesto divertido ante aquel desafío y le acarició el cabello y el rostro con la misma atención de un hombre ciego que quisiera aprehender cada uno de sus rasgos y retenerlos en su memoria.
—Eres hermosa —dijo, con voz grave—. No lo dudes nunca.
Por sus ojos ella se sentía hermosa. Le temblaban las manos al desabrocharle la camisa, la emoción de ver su cuerpo descubriéndose ante ella era indescriptible, se pasó un minuto contemplando su ancho y hermoso pecho. Luego deslizó por él los dedos, moviéndose con dulzura, sintiendo cómo los músculos se tensaban bajo sus manos impacientes.
Logan esbozó la maliciosa y seductora sonrisa que encendía en ella hogueras de pasión.
—Ahora me toca a mí —murmuró él y tiró de los extremos de la cinta que cerraba el vestido. Luego le bajó los tirantes—. Este vestido me gusta mucho, creo que tienes que ponértelo más veces, sobre todo para recibirme.
—Bueno, ya sabes lo que pasa... mañana me toca lavar la ropa sucia y no tenía otra cosa que ponerme.
Logan se rió, trazando el escote abierto del vestido con la lengua. Y tiró de él para quitárselo. Claudia estaba asombrada. Logan tomó sus senos en las manos, y observó los pezones erguidos antes de besarlos. Ella respiraba con dificultad, sorprendida y excitada al mismo tiempo. Se movía como una bailarina, llena de vigor y de gracia, arqueándose para recibir sus deliciosos besos.
Logan la miró y lo que vio en sus ojos solo sirvió para que quisiera tomarla aún más despacio, para acometer con mayor precisión el plan de su exquisita y placentera tortura. Emplearía toda la noche y parte de la mañana si le hacía falta.
—Es mi turno —dijo, metiendo los dedos en la cintura de su pantalón.
Logan le dirigió una mirada sorprendida, para alguien tan tímido, tomaba la iniciativa con un ímpetu que, por su mirada, parecía triplicar el suyo. Como siguiera así, acabaría muriendo de placer. Pero qué muerte tan feliz.
Claudia le quitó los pantalones. Llevaba calzoncillos tipo bóxer y su erección era evidente.
—¿No son los calzoncillos que te compré por tu cumpleaños? —preguntó. Logan asintió y resopló al sentir que lo tocaba—. Mmm, no tenían el mismo tacto cuando los compré.
Luego lo besó en las piernas, en el estómago y en el pecho, igual que había hecho él. Cuando fue a descender hacia el vientre, Logan le levantó la cabeza.
—Sigue así, ángel, y no voy a poder resistirlo. Y quiero que esta noche sea muy especial para ti.
—Logan, por fin estoy contigo, así que la noche es perfecta.
Él sonrió, con la sonrisa de un hombre al que le concedieran por fin el presente que siempre había deseado. Claudia lo besó en la boca en un beso más dulce de los que jamás había experimentado.
Mas la dulzura se convirtió en ansia y el ansia en fuego. Claudia nunca había sentido una gran confianza en su cuerpo, era siempre la primera en meterse bajo las sábanas, pero aquella noche todo era distinto. Aquella noche se sentía igual que aquellas mujeres que solo conocía por sus lecturas: tentadoras, mujeres fatales, meretrices. Mujeres capaces de volver loco a cualquier hombre.
Logan se agachó para besarla en el cuello y ella se quejó, echándole los brazos al cuello.
—Logan... por favor, necesito...
—Ángel, yo también te necesito.
Se quitó los calzoncillos.
Era magnífico, su piel brillaba, era como un Donatello de bronce... excepto por su erección, que era...
Algo debía reflejarse en su mirada, porque a pesar de la pasión que ardía en su interior, Logan sonrió.
—¿Te arrepientes, ángel?
—Nada de eso.
Logan la besó en el cuello, acariciándole la espalda con deliciosas manos. Al sentir la presión de su sexo entre sus piernas, la recorrió una oleada de placer y buscó acomodarlo en su vientre ya húmedo.
Logan se detuvo, con la respiración entrecortada.
—Claudia.
Ella levantó la mirada. Los ojos de Logan eran como anillos plateados alrededor de círculos de fuego negro y opaco.
—Será mejor que me desees como yo te deseo a ti, porque a partir de ahora no hay vuelta atrás posible.
Claudia, sumergida en la pasión, tardó un minuto en comprender lo que Logan le decía. Sentía un deseo más allá de todo lo razonable y lo único que podía hacer era rodearlo con sus piernas y besarlo, y besarlo, y besarlo apasionadamente.
—Logan...
—Oh, Dios, ángel.
La penetró y los dos se mecieron al mismo ritmo, dulcemente. Claudia se estremeció, recorrida por un escalofrío de emoción y de fuego. Arqueó las caderas para facilitarle la entrada y lo rodeó con las piernas.
Logan se movía contra ella y ella podía sentir el dulce sudor que se deslizaba entre sus cuerpos. La estaba llevando al límite y ya podía sentir el elusivo pulso que surgía de las profundidades de su interior. Empujó contra él y fue catapultada a las llanuras del olvido, a la culminación de los sentidos.
—¡Logan! —gritó, aferrándose a él.
—Claudia —murmuró él como respuesta y siguió empujando, una y otra vez, hasta derrumbarse.
Se quedó inmóvil sobre ella un buen rato, aferrados el uno al otro como si tuvieran miedo a escapar, y al cabo de unos minutos, Logan se separó de ella y se apoyó en un codo.
—He ganado —dijo.
—¿Qué has ganado?
—Yo te he hecho perder el control antes —dijo Logan, tumbándose de espaldas y arrastrándola a ella sobre sí—. ¿Cuál es mi premio? ¿Un millón? ¿Un viaje a las Bermudas?
Claudia sonrió. Aún estaba sumergida en la sensación de lo que acababa de ocurrir y, sorprendentemente, cuando Logan la acarició entre los hombros, sintió una oleada de placer. Se retorció y la expresión de sus ojos se iluminó.
—Creía que era una broma —dijo.
«Es ridículo», pensó, «acabas de hacerlo y ya tienes ganas de repetir».
Logan respiraba agitadamente.
—¿Que sugieres?
Claudia se inclinó sobre él y lo besó lujuriosamente.
—Que me des la revancha —dijo, al cabo de unos segundos.
—Solo si tú me la vuelves a dar a mí en caso de que pierda —dijo él, con la respiración entrecortada.
—Hecho.
Chavas, se que les dije que subiría antes, pero la verdad ese día ya andaba cansada y tengo que dividirme el tiempo en el trabajo y todo eso. Pero bueno acá les dejo MI CAPITULO FAVORITO, aunque en parte me deja un huequito de disgusto porque después de ahí cualquiera pensaría que ya fue el fin de una amistad, pero veamos que pasa, pero en definitiva es el MAS CALIENTE de todos, y se me hace muy hermoso porque no pasa de vulgar y lo describe como una sensación de paraiso. Cabe decir que lo leí hoy en la tarde en la oficina e imaginarme a Logan así fue muy placentero para mi lectura JJAJAJAJAJA, bya saben que les agradezco mucho que sigan acá y que no se olviden de mis novelas. Por cierto...he tenido abandonada la novela de ¿Quien es ese chico?, pero en verdad es falta de tiempo, de inspiración y bloqueos, y es una lástima que me sepa el fin de la historia y nada, quienes me conozcan saben que soy muy exigente a la hora de escribir y quiero darles los mejores caps.
:-w-:
PÁG DE LOGAN:
• LOGAN LERMAN, OJOS OCEÁNICOS
Un Like no hace daño XD.
:-w-:
PÁG DE LOGAN:
• LOGAN LERMAN, OJOS OCEÁNICOS
Un Like no hace daño XD.
Lisy
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
Awww! Mas Tiernoo!
Me gusto mucho el capitulo es muy tiernoo! :D
Seguilaaaaaaaaaa!
Me gusto mucho el capitulo es muy tiernoo! :D
Seguilaaaaaaaaaa!
In Love
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
Holaaaaa, aca estoy yo, nueva lectora. Me llamo Milagros y AMO tu nove! Osea, es tan daksd ♥, única!
Logan es tan sensualo y Claudia es muy tierna *-*
Siguela cuando puedas linda.
AMO LA NOVE LISY ♥
Logan es tan sensualo y Claudia es muy tierna *-*
Siguela cuando puedas linda.
AMO LA NOVE LISY ♥
Miluh.
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
OMFG!! El capitulo mas sexy-mejor que he leido en toda mi vida de reader!! Lo digo en serio, como tu dices, no es muy vulgar y la forma en que describen las sensaciones, las escenas, son muy perfectas y transmiten el sentimiento de plenitud que ellos pudieron sentir :enamorado: ¡Me enamore completamente de este cap! Y la verdad, no creo que su amistad se haya perdido, ya que creo que tu novio/pareja puede ser tambien tu mejor amigo, de hecho seria lo ideal para que la relacion funcionara, ademas esos dos son almas gemelas!
¡Me super hiper mega encanto Lisy! Pero si, no te olvides de tu nove ¿Quien es ese chico? Porque ya quiero nuevo cap... aunque, sin presiones, yo se que la espera no me decepcionara :omg:
Bye! XOXO!
¡Me super hiper mega encanto Lisy! Pero si, no te olvides de tu nove ¿Quien es ese chico? Porque ya quiero nuevo cap... aunque, sin presiones, yo se que la espera no me decepcionara :omg:
Bye! XOXO!
Nina_PinkGirl
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
¡LOLENA POR SIEMPRE! ah. Pero quedan tan bien juntos<3 ¡OH DIOS, LA PIC! *hiperventiló* eso ya dice mucho. Aunque no sea un fic Lolena voy a seguir imaginándomelos así c:
Qué lindo que es Jake(?) Me parece que Logan también se enamoró de Claudia u.u listo, ahora tienen que estar juntos porque yo lo digo xd
Claudia lo miró como si le hubiera dicho que tenían que matar a alguien.
JAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJAJAJ hay dios, JAJAJAJJAJAJAJA(?) okya. Logan es tan tierno cuando se pone nerviosos *-* OMG si sigo viva después de esto creo que es un milagro de dios. hafhafadjh deoz Lisy, todos son tus caps favoritos xd no te culpo, todos tienen ese toque especial<3 Yo tuve el pequeño pensamiento de que, si por un solo beso Logan quedaba así, por esto ni salía de su casa(?) okno. No es para nada vulgar, hay algunas que se pasan describiendo todo, pero digamos que este fue perfecto *-* ¡Me encanto! Seguila pronto, besos.
Qué lindo que es Jake(?) Me parece que Logan también se enamoró de Claudia u.u listo, ahora tienen que estar juntos porque yo lo digo xd
Claudia lo miró como si le hubiera dicho que tenían que matar a alguien.
JAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJAJAJ hay dios, JAJAJAJJAJAJAJA(?) okya. Logan es tan tierno cuando se pone nerviosos *-* OMG si sigo viva después de esto creo que es un milagro de dios. hafhafadjh deoz Lisy, todos son tus caps favoritos xd no te culpo, todos tienen ese toque especial<3 Yo tuve el pequeño pensamiento de que, si por un solo beso Logan quedaba así, por esto ni salía de su casa(?) okno. No es para nada vulgar, hay algunas que se pasan describiendo todo, pero digamos que este fue perfecto *-* ¡Me encanto! Seguila pronto, besos.
LittleRock
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
forever!!!
:imdead: :imdead: :imdead:
QIE CAPPPPPPP!!! Lisssss me encantó :3
Ohhhhh ESOs dos siempre tan increíbles juntos
Te amo, amo Esta adaptación, amo ¿Quién es Ese chico?
Y ahhhhhh!! Has hecho mi noche feliz :D
Besossssss pervertidos!!! Okya, me dejé Llevar por tu frase.
Love uuuuuuu :aah: -Lau :bye:
~La Castaña de Horan~
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
¡ Mátameeee, :wut: he sido muy mala contigo !
Hablemos seriamente...
... ¿ POR QUÉ ERES SERIAMENTE PERFECTA ?
Tu forma de escribir es asdfghjklñ´.
Lermaaan
Él es tan violable, a la porra vamos a violarle pequeña.
Tenemos mucho tiempo para hacerle caer a nuestros pies :jojojo:
Te dejo en paz, que molesto.
-Joker.
Hablemos seriamente...
... ¿ POR QUÉ ERES SERIAMENTE PERFECTA ?
Tu forma de escribir es asdfghjklñ´.
Lermaaan
Él es tan violable, a la porra vamos a violarle pequeña.
Tenemos mucho tiempo para hacerle caer a nuestros pies :jojojo:
Te dejo en paz, que molesto.
-Joker.
sister.kevin.unicorn.luvy
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
Miluh. escribió:Holaaaaa, aca estoy yo, nueva lectora. Me llamo Milagros y AMO tu nove! Osea, es tan daksd , única!
Logan es tan sensualo y Claudia es muy tierna *-*
Siguela cuando puedas linda.
AMO LA NOVE LISY
Miluh, que gusto tenerte acá, pues en mis novelas todas son bienvenidas.
Gracias por comentar, que linda :3
Un besote enorme. Ya la sigo ;)
Lisy
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
Nina_PinkGirl escribió:OMFG!! El capitulo mas sexy-mejor que he leido en toda mi vida de reader!! Lo digo en serio, como tu dices, no es muy vulgar y la forma en que describen las sensaciones, las escenas, son muy perfectas y transmiten el sentimiento de plenitud que ellos pudieron sentir :enamorado: ¡Me enamore completamente de este cap! Y la verdad, no creo que su amistad se haya perdido, ya que creo que tu novio/pareja puede ser tambien tu mejor amigo, de hecho seria lo ideal para que la relacion funcionara, ademas esos dos son almas gemelas!
¡Me super hiper mega encanto Lisy! Pero si, no te olvides de tu nove ¿Quien es ese chico? Porque ya quiero nuevo cap... aunque, sin presiones, yo se que la espera no me decepcionara :omg:
Bye! XOXO!
Y yo opino que Logan es un socarrón jajaja, o sea esta enamorado, brutalmente enamorado de Claudia. ¡LOS DOS!
y coincido contigo en que ambos son la pareja perfecta, de hecho he leído en articulos que en un noviago la relación debe ser de mejores amigos, PERO AW, toda esa idiotes de Logan se ve recompensada en este capítulo aunque si he de serte sincera no me sorprendería que siguiria siendo un imbecil JAJAJA, lo amo locamente.
Gracias por comentar y...lamento no actualizar en la otra nove, pero tengo un grave problema con mi inspiración, pero no te preocupes, este año termina :,) JAJAJAJAJ
abachos violadores!
y coincido contigo en que ambos son la pareja perfecta, de hecho he leído en articulos que en un noviago la relación debe ser de mejores amigos, PERO AW, toda esa idiotes de Logan se ve recompensada en este capítulo aunque si he de serte sincera no me sorprendería que siguiria siendo un imbecil JAJAJA, lo amo locamente.
Gracias por comentar y...lamento no actualizar en la otra nove, pero tengo un grave problema con mi inspiración, pero no te preocupes, este año termina :,) JAJAJAJAJ
abachos violadores!
Lisy
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
siguelaaaaa me encanto el capi... sinceramente son unos tontos por que de una no dicen que se aman....:aah::canto::imdead:
realgabby123456
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
Hola! Me han encantado el capi, espero que la sigas pronto perdon enserio por no comentar antes pero lo que pasa es que a mi papa se le descompuso la LAP y bueno digamos que era esa la que yo usaba y despues mi hermano con su "No te la voy a prestar" y bueno apenas ayer me compraron mi nueva LAP! Y estoy tan feliz :ilusion: y me ah encantado que al fin quieran estar juntos, y Logan que no se puedo controlar, pero fue tan hermoso! y le va a dar la revancha a Claudia 1313...
Espero que la sigas pronto si no morire :imdead: y quedara en tu consiencia, siguela Adios! :bye:
Espero que la sigas pronto si no morire :imdead: y quedara en tu consiencia, siguela Adios! :bye:
gaby_malfoygonzalez
Re: Una apuesta arriesgada. {Logan Lerman} FINAL.
holaaa tocalla (yo tambien te digo ya asi ahora jajaja)!!!!! Tanto tiempo! Ya me puse al dia con "quien es ese chico?" y termine de leer esta adaptacion..por lo menos hasta donde la subiste! Me encanta! Y mas porque la protagonista se llama Claudia:ilusion: soy la mejor amiga de Logan y..su novia tambien ahora ;) quien lo hubiera dicho :corre:
se vale soñar verdad? SUBE PRONTO!!!!
se vale soñar verdad? SUBE PRONTO!!!!
Clau.
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