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La atracción de la noche. (Harry Styles y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
La atracción de la noche. (Harry Styles y tu)
Nombre: La atracción de la noche
Autor: Robin Popp, pero yo la adapte con Harry ;)
Adaptación: Sip
Género: emm romance y vampirismo (?
Advertencias: Puede que haya algunos caps medio hot, pero voy a avisar antes
Otras páginas: nop
Sinopsis.
La dra. ________ Stavinoski no elude los retos. Como la
mejor bioquímica en su campo, la rubia de aspecto delicado suele hacer frente a
retos difíciles. Pero su último proyectote investigación la sumerge en un
aterrador mundo que creía inexistente, y la arroja a los brazos de un hombre
peligroso, pero irresistible.
Harry Styles es un modificado, un humano con la fuerza y
habilidad de un vampiro. Patrulla en la oscuridad para acabar con los vampiros
renegados, pero siente que hay algo mucho más poderoso tras los incansables
acosadores que persiguen a _____. Como una pesadilla inimaginable, la única
oportunidad de _____ para salvar sus vidas es rendirse ante la desesperada
necesidad de Harry… y combinar ese apetito con el propio.
Autor: Robin Popp, pero yo la adapte con Harry ;)
Adaptación: Sip
Género: emm romance y vampirismo (?
Advertencias: Puede que haya algunos caps medio hot, pero voy a avisar antes
Otras páginas: nop
Sinopsis.
La dra. ________ Stavinoski no elude los retos. Como la
mejor bioquímica en su campo, la rubia de aspecto delicado suele hacer frente a
retos difíciles. Pero su último proyectote investigación la sumerge en un
aterrador mundo que creía inexistente, y la arroja a los brazos de un hombre
peligroso, pero irresistible.
Harry Styles es un modificado, un humano con la fuerza y
habilidad de un vampiro. Patrulla en la oscuridad para acabar con los vampiros
renegados, pero siente que hay algo mucho más poderoso tras los incansables
acosadores que persiguen a _____. Como una pesadilla inimaginable, la única
oportunidad de _____ para salvar sus vidas es rendirse ante la desesperada
necesidad de Harry… y combinar ese apetito con el propio.
HarryZaynandLiam
Re: La atracción de la noche. (Harry Styles y tu)
Jeje, suena interesante ;) Estaré atenta aguardando al 1° capítulo!!
Cheshire
Re: La atracción de la noche. (Harry Styles y tu)
Bueno chicas, aca les dejo el primer cap, es bastante largito, jaja :P, espero que les guste
Capítulo 1, 1º parte,
En una noche tranquila y silenciosa, el sonido tenue y la suave brisa eran ajenos a ______ Stavinoski, cuya mente se encontraba en otro
lugar. Camino de la oficina, recorrió otra media manzana de las desérticas aceras de Washington, antes de ocurrírsele que una mujer sola de noche debería ser más cauta y no bajar la guardia. A paso ligero, medio esperaba que un atacador o un vagabundo se abalanzara sobre ella. Se sintió aliviada y algo tonta al mismo tiempo al comprobar que el único hombre a la vista era un individuo apoyado sobre la pared de la entrada de un edificio, unos metros más adelante. “Raro”, pensó. No se había percatado de él hasta entonces. El escaso brillo de una
farola cercana unidamente alcanzaba la mitad de su silueta, dejando la otra mitad oculta en la oscuridad de la entrada. Sus rasgos eran imperceptibles y un efecto de la escasa iluminación provocaba un resplandor rojizo en sus ojos. Llevaba una especie de abrigo negro largo sobre ropa igualmente oscura. Tenía una de las piernas doblada por la rodilla, lo que le permitía apoyar el pie contra la pared. Fumaba un cigarrillo, parecía un hombre tranquilo y extremadamente peligroso al mismo tiempo. Mientras ella le observaba, el hombre separó del cigarrillo de la boca para echar humo y dibujó una sonrisa elevando ligeramente los labios mientras asentía con la cabeza en un discreto saludo. Con miedo a que su mirada fuera malentendida como una invitación a acercarse, ella se dio la vuelta y se marchó.
“Estás en lo cierto, corazón.Ten mucho miedo”. Harry Styles vio como un sentimiento de terror atravesaba la cara de la joven justo antes de que ésta se girara y se fuera. Levantó la mano, se llevó el cigarrillo a la boca y dio una calada profunda antes de echar humo de nuevo. Esperó hasta que ella hubo desaparecido tras dar la vuelta a la esquina para lanzar el cigarrillo a la calle, luego lo observó mientras éste, brillando brevemente, se alejaba rodando dado pequeños botes. Ni siquiera era suyo; Harry no fumaba, ya
no.
-Gracias por el préstamo – dijo en tono informal, volviéndose hacia la criatura que retenía contra la puerta agarrándola por el cuello. - ¿Sabes una cosa? Ya no saben como antes. Estas cosas te van a matar.- Se rió de su propio chiste mientras observaba al
ser, ahora mucho más monstruoso que el hombre de veintitantos que había sido.
–No creo que te importe de todas formas.
- Voy a…voy…a…matarte.- La criatura dijo con dificultad pero de manera violenta y
salvaje. –No puedes…detenerme.
Unas uñas afiladas como garras arañaron la mano de Harry al tiempo que éste hacía una mueca de dolor. Dolía mucho y sintió emerger un sentimiento de furia, aunque no le soltó. En vez de eso, apretó los labios dejando escapar un gruñido. Los ojos de la criatura se abrieron de par en par sorprendidos, entonces continuaron los forcejeos. Harry pensó en hacer lo que era oportuno, con la esperanza de conseguir algún tipo de información valiosa mientras aún quedara un atisbo de coherencia en la mente de su rehén.
- ¿Dónde están Payne y Horan? ¿Dónde está la guarida?-
- Vete al infierno.- La criatura le escupió.
- De acuerdo.- Harry sacó una daga de una funda bajo su abrigo y la clavó en el corazón del vampiro.- Guárdame un sitio.
_____, aún inquieta, levantó la mirada ante la familiar silueta del edificio Tomlinson Technologies que se alzaba frente a ella y respiró
aliviada. No era un bloque demasiado grande, tenía sólo cuatro plantas, pero ella se sentía como en casa –mejor incluso que en su apartamento últimamente-. Llevaba trabajando allí como investigadora bioquímica casi cinco años y disfrutaba con lo que hacía. Tenía una vocecita en su interior que le impulsaba a investigar. Le gustaba que su vida fuera ordenada, organizada y, sobre todo, sin sobresaltos. Llegó a la entrada principal del edificio e introdujo su tarjeta de identificación. Las puertas se abrieron inmediatamente y cruzó el vestíbulo hasta la mesa de seguridad. Sus pasos resonaban fuertemente en medio del silencio. _______ pensó que era curioso que el guardia no estuviera en su puesto, aunque supuso que estaría haciendo la ronda. Firmó el registro de asistencia, percatándose de la firma de su ayudante en la línea anterior y no pudo evitar preocuparse por los estragos que Stuart podía haber causado en su ausencia. Este pensamiento hizo que se apresurara en dirección a los ascensores. Se metió dentro, pulsó el botón del cuarto piso y, mientras el ascensor empezaba a subir, pensó en su último proyecto. La había dejado algo desconcertada, pero había decidido aceptar el desafió, incluso si ello implicaba realizar un montón de pruebas cronometradas que la mantuvieran atada al laboratorio toda la noche. Había preguntado a
Louis Tomlinson quién había encargado el proyecto, pero él había mantenido los labios completamente sellados. No es que esperara que el presidente revelara ese tipo de información a cualquiera, pero ella era su… prometida. La palabra inoportunamente dio vueltas por su mente y trató de ver el reciente cambio de su estatus desde una perspectiva estrictamente analística. Llevaba saliendo con
Louis desde hacía casi un año y, pese a que en un principio consideró poco sensato salir con el jefe, él había sido encantadoramente persistente. Louis era un poco mayor que ella y sus relaciones físicas eran más propias de una película para menores de trece años que de una erótica, pero ambos parecían estar conformes. Siempre separaban el trabajo de su vida privada, y ella había considerado muy
poco probable dar con otra persona que apoyara los locos horarios de investigación que ella mantenía. Añadiendo a la ecuación el patrimonio de Louis y su estatus, el resultado final era que había elecciones mucho peores. Había tomado la decisión correcta al aceptar se propuesta, se dijo a sí misma, pasando el dedo pulgar por encima del solitario de dos quilates con un diamante talla esmeralda que lucía en su dedo anular. En general, su relación era perfecta. Pero entonces, ¿Por qué había vacilado cuando él le sugirió que se casaran? Una suave voz
interior susurró la respuesta y _____ se burló de sí misma para sus adentros. ¿Amor? Por favor. Ella era demasiado realista para creer en cuentos de hadas de ese tipo. Una larga lista de relaciones desastrosas antes de la de Louis pasaron por su mente. No, sin duda ésta era una buena y práctica boda. Cuando el ascensor se detuvo, ______ se obligó a ponerse en marcha y miró su reloj. Mierda. Llegaba tarde y, conociendo a Stuart, ya habría empezado sin ella. Se preguntó, y no por primera vez, si debería hablar con Louis sobre ese hombre. Tal vez si Louis se percataba de lo incompetente que era Stuart en realidad, él… ¿él qué? ¿despediría a Stuart? _____ suspiró. No quería ser responsable de que nadie, fuera hombre o mujer, perdiera su empleo. Resignada a trabajar con él, por ahora, abrió la puerta de la oficina y vio la luz encendida en el laboratorio al fondo. Stuart trabajando duro, sin duda. Sí, eso sí que tenía gracia. “Por favor, que no
haya empezado la siguiente fase del experimento”, rezó en silencio. Guardó el bolso en el cajón de su mesa, cogió su bata de laboratorio de un perchero cercano y se la puso con un movimiento de hombros, apresurándose a la puerta que unía las dos salas.
- ¿Stuart?- Se paró de repente y sintió cómo el corazón le daba un vuelco.
Los vasos de precipitados estaban hechos añicos sobre la encimera mientras que los reactivos habían alcanzado el borde, goteando sobre
el suelo donde ya se habían formado varios charcos. Los soportes que antes mantenían ordenados los tubos y los matraces en su sitio ahora estaban desparramados en pequeños trozos. Todo estaba arruinado. Todo su duro trabajo había sido tirado a la basura. Y Stuart había desaparecido. Caminó hasta el fondo de la sala para evaluar el daño.
- Stuart. ¡Maldita sea! ¿Dónde demonios estás?
Sintió un emergente sentimiento de rabia que trató de combatir. ¿había sido él? No había duda de que el hombre la odiaba. Prácticamente la había acusado de abrirse camino en la cama para hacerse con el puesto de directora de departamento. Esta crítica no era más que otra demostración infantil de celos profesionales. Bueno, aunque esta vez, había ido demasiado lejos. Corrió de vuelta a su oficina, cogido el teléfono y llamó al mostrador principal. No contestaron así que colgó, con un creciente sentimiento de furia, que incluía al guardia
ausente. Marcó el número del teléfono móvil de Louis. Él contestó al segundo tono pero _____ no le dio la oportunidad de articular palabra, ya que empezó inmediatamente a despotricar.
-Todo está arruinado, absolutamente arruinado. No puedo creerme que haya hecho algo así.
- ¿Quién?
- ¡Stuart! Lo ha destrozado todo. Todo mi trabajo sobre este proyecto está esparcido por el suelo. Todavía tengo los apuntes, por supuesto, pero ahora tengo que empezar de nuevo. ¿Es ésta la idea que tiene de trabajar en equipo? ¿Cómo ha podido…?
-_______ - El elevado tono de voz de Louis revelaba su mal humor. – Tranquilízate y cuéntame lo que está pasando. ¿Tú estás bien?
Ella respiró profundamente, tratando de recuperar el control y, entonces, hablando mucho más despacio, le contó lo que se había encontrado.
- ¿Estás segura de que Stuart es el responsable? – preguntó cuando ella hubo acabado.
- Sí…no – admitió. - ¿Pero quién si no puede haber sido?
- Lo averiguaremos, ¿vale? – continuó sin esperar la respuesta de ella. – Voy de camino. No toques nada. Llegaré en seguida y entonces
decidiremos si tenemos que llamar o no a las autoridades. Si Stuart es el responsable, lo pagará. Sólo por si la persona que ha hecho esto todavía sigue por allí, estaría más tranquilo si llamaras a Frank para que esperara contigo. _____ sintió otro ataque de irritación cuando mencionó al desaparecido guardia.
- Ya lo he intentado. No está en su puesto.
- Probablemente esté haciendo la ronda. Baja al vestíbulo y comprueba si ya ha regresado, pero antes vuelve a llamarme desde tu móvil. Quiero estar en contacto contigo en todo momento.
______ colgó, cogió el móvil que llevaba en el bolso y se dirigió al ascensor. Sabía que el teléfono no iba a funcionar cuando se
cerraran las puertas, así que esperó a llegar abajo para establecer la llamada. Aunque ya se había acostumbrado al silencio de la oficina, ahora esa tranquilidad no auguraba nada bueno.
- De acuerdo, ya estoy abajo – dijo a Louis cuando contestó. Cruzó hasta el mostrador principal y miró alrededor. – Frank no está aquí. – Frustrada, se dirigió al pasillo del fondo, pensando que podía estar en el baño de hombres. Acababa de pasar la puerta abierta de la sala de conferencias cuando algo le hizo detenerse y mirar más detenidamente.
Frank estaba en el suelo en una esquina, con las piernas dobladas en un ángulo demasiado raro para
ser natural. No parecía que estuviera respirando.
- ¡Dios mío!
- _______ ¿Qué pasa? – Sintió la preocupada voz de Louis a través del móvil.
Luchó por sobreponerse de su estado de aprensión lo suficiente como para dar la vuelta al cuerpo del guardia y colocar sus dedos en el cuello de éste.
- He encontrado a Frank.
- Bien. Dile que vuelva a su puesto ahora mismo.
- No puedo. Está muerto.
Capítulo 1, 1º parte,
En una noche tranquila y silenciosa, el sonido tenue y la suave brisa eran ajenos a ______ Stavinoski, cuya mente se encontraba en otro
lugar. Camino de la oficina, recorrió otra media manzana de las desérticas aceras de Washington, antes de ocurrírsele que una mujer sola de noche debería ser más cauta y no bajar la guardia. A paso ligero, medio esperaba que un atacador o un vagabundo se abalanzara sobre ella. Se sintió aliviada y algo tonta al mismo tiempo al comprobar que el único hombre a la vista era un individuo apoyado sobre la pared de la entrada de un edificio, unos metros más adelante. “Raro”, pensó. No se había percatado de él hasta entonces. El escaso brillo de una
farola cercana unidamente alcanzaba la mitad de su silueta, dejando la otra mitad oculta en la oscuridad de la entrada. Sus rasgos eran imperceptibles y un efecto de la escasa iluminación provocaba un resplandor rojizo en sus ojos. Llevaba una especie de abrigo negro largo sobre ropa igualmente oscura. Tenía una de las piernas doblada por la rodilla, lo que le permitía apoyar el pie contra la pared. Fumaba un cigarrillo, parecía un hombre tranquilo y extremadamente peligroso al mismo tiempo. Mientras ella le observaba, el hombre separó del cigarrillo de la boca para echar humo y dibujó una sonrisa elevando ligeramente los labios mientras asentía con la cabeza en un discreto saludo. Con miedo a que su mirada fuera malentendida como una invitación a acercarse, ella se dio la vuelta y se marchó.
“Estás en lo cierto, corazón.Ten mucho miedo”. Harry Styles vio como un sentimiento de terror atravesaba la cara de la joven justo antes de que ésta se girara y se fuera. Levantó la mano, se llevó el cigarrillo a la boca y dio una calada profunda antes de echar humo de nuevo. Esperó hasta que ella hubo desaparecido tras dar la vuelta a la esquina para lanzar el cigarrillo a la calle, luego lo observó mientras éste, brillando brevemente, se alejaba rodando dado pequeños botes. Ni siquiera era suyo; Harry no fumaba, ya
no.
-Gracias por el préstamo – dijo en tono informal, volviéndose hacia la criatura que retenía contra la puerta agarrándola por el cuello. - ¿Sabes una cosa? Ya no saben como antes. Estas cosas te van a matar.- Se rió de su propio chiste mientras observaba al
ser, ahora mucho más monstruoso que el hombre de veintitantos que había sido.
–No creo que te importe de todas formas.
- Voy a…voy…a…matarte.- La criatura dijo con dificultad pero de manera violenta y
salvaje. –No puedes…detenerme.
Unas uñas afiladas como garras arañaron la mano de Harry al tiempo que éste hacía una mueca de dolor. Dolía mucho y sintió emerger un sentimiento de furia, aunque no le soltó. En vez de eso, apretó los labios dejando escapar un gruñido. Los ojos de la criatura se abrieron de par en par sorprendidos, entonces continuaron los forcejeos. Harry pensó en hacer lo que era oportuno, con la esperanza de conseguir algún tipo de información valiosa mientras aún quedara un atisbo de coherencia en la mente de su rehén.
- ¿Dónde están Payne y Horan? ¿Dónde está la guarida?-
- Vete al infierno.- La criatura le escupió.
- De acuerdo.- Harry sacó una daga de una funda bajo su abrigo y la clavó en el corazón del vampiro.- Guárdame un sitio.
_____, aún inquieta, levantó la mirada ante la familiar silueta del edificio Tomlinson Technologies que se alzaba frente a ella y respiró
aliviada. No era un bloque demasiado grande, tenía sólo cuatro plantas, pero ella se sentía como en casa –mejor incluso que en su apartamento últimamente-. Llevaba trabajando allí como investigadora bioquímica casi cinco años y disfrutaba con lo que hacía. Tenía una vocecita en su interior que le impulsaba a investigar. Le gustaba que su vida fuera ordenada, organizada y, sobre todo, sin sobresaltos. Llegó a la entrada principal del edificio e introdujo su tarjeta de identificación. Las puertas se abrieron inmediatamente y cruzó el vestíbulo hasta la mesa de seguridad. Sus pasos resonaban fuertemente en medio del silencio. _______ pensó que era curioso que el guardia no estuviera en su puesto, aunque supuso que estaría haciendo la ronda. Firmó el registro de asistencia, percatándose de la firma de su ayudante en la línea anterior y no pudo evitar preocuparse por los estragos que Stuart podía haber causado en su ausencia. Este pensamiento hizo que se apresurara en dirección a los ascensores. Se metió dentro, pulsó el botón del cuarto piso y, mientras el ascensor empezaba a subir, pensó en su último proyecto. La había dejado algo desconcertada, pero había decidido aceptar el desafió, incluso si ello implicaba realizar un montón de pruebas cronometradas que la mantuvieran atada al laboratorio toda la noche. Había preguntado a
Louis Tomlinson quién había encargado el proyecto, pero él había mantenido los labios completamente sellados. No es que esperara que el presidente revelara ese tipo de información a cualquiera, pero ella era su… prometida. La palabra inoportunamente dio vueltas por su mente y trató de ver el reciente cambio de su estatus desde una perspectiva estrictamente analística. Llevaba saliendo con
Louis desde hacía casi un año y, pese a que en un principio consideró poco sensato salir con el jefe, él había sido encantadoramente persistente. Louis era un poco mayor que ella y sus relaciones físicas eran más propias de una película para menores de trece años que de una erótica, pero ambos parecían estar conformes. Siempre separaban el trabajo de su vida privada, y ella había considerado muy
poco probable dar con otra persona que apoyara los locos horarios de investigación que ella mantenía. Añadiendo a la ecuación el patrimonio de Louis y su estatus, el resultado final era que había elecciones mucho peores. Había tomado la decisión correcta al aceptar se propuesta, se dijo a sí misma, pasando el dedo pulgar por encima del solitario de dos quilates con un diamante talla esmeralda que lucía en su dedo anular. En general, su relación era perfecta. Pero entonces, ¿Por qué había vacilado cuando él le sugirió que se casaran? Una suave voz
interior susurró la respuesta y _____ se burló de sí misma para sus adentros. ¿Amor? Por favor. Ella era demasiado realista para creer en cuentos de hadas de ese tipo. Una larga lista de relaciones desastrosas antes de la de Louis pasaron por su mente. No, sin duda ésta era una buena y práctica boda. Cuando el ascensor se detuvo, ______ se obligó a ponerse en marcha y miró su reloj. Mierda. Llegaba tarde y, conociendo a Stuart, ya habría empezado sin ella. Se preguntó, y no por primera vez, si debería hablar con Louis sobre ese hombre. Tal vez si Louis se percataba de lo incompetente que era Stuart en realidad, él… ¿él qué? ¿despediría a Stuart? _____ suspiró. No quería ser responsable de que nadie, fuera hombre o mujer, perdiera su empleo. Resignada a trabajar con él, por ahora, abrió la puerta de la oficina y vio la luz encendida en el laboratorio al fondo. Stuart trabajando duro, sin duda. Sí, eso sí que tenía gracia. “Por favor, que no
haya empezado la siguiente fase del experimento”, rezó en silencio. Guardó el bolso en el cajón de su mesa, cogió su bata de laboratorio de un perchero cercano y se la puso con un movimiento de hombros, apresurándose a la puerta que unía las dos salas.
- ¿Stuart?- Se paró de repente y sintió cómo el corazón le daba un vuelco.
Los vasos de precipitados estaban hechos añicos sobre la encimera mientras que los reactivos habían alcanzado el borde, goteando sobre
el suelo donde ya se habían formado varios charcos. Los soportes que antes mantenían ordenados los tubos y los matraces en su sitio ahora estaban desparramados en pequeños trozos. Todo estaba arruinado. Todo su duro trabajo había sido tirado a la basura. Y Stuart había desaparecido. Caminó hasta el fondo de la sala para evaluar el daño.
- Stuart. ¡Maldita sea! ¿Dónde demonios estás?
Sintió un emergente sentimiento de rabia que trató de combatir. ¿había sido él? No había duda de que el hombre la odiaba. Prácticamente la había acusado de abrirse camino en la cama para hacerse con el puesto de directora de departamento. Esta crítica no era más que otra demostración infantil de celos profesionales. Bueno, aunque esta vez, había ido demasiado lejos. Corrió de vuelta a su oficina, cogido el teléfono y llamó al mostrador principal. No contestaron así que colgó, con un creciente sentimiento de furia, que incluía al guardia
ausente. Marcó el número del teléfono móvil de Louis. Él contestó al segundo tono pero _____ no le dio la oportunidad de articular palabra, ya que empezó inmediatamente a despotricar.
-Todo está arruinado, absolutamente arruinado. No puedo creerme que haya hecho algo así.
- ¿Quién?
- ¡Stuart! Lo ha destrozado todo. Todo mi trabajo sobre este proyecto está esparcido por el suelo. Todavía tengo los apuntes, por supuesto, pero ahora tengo que empezar de nuevo. ¿Es ésta la idea que tiene de trabajar en equipo? ¿Cómo ha podido…?
-_______ - El elevado tono de voz de Louis revelaba su mal humor. – Tranquilízate y cuéntame lo que está pasando. ¿Tú estás bien?
Ella respiró profundamente, tratando de recuperar el control y, entonces, hablando mucho más despacio, le contó lo que se había encontrado.
- ¿Estás segura de que Stuart es el responsable? – preguntó cuando ella hubo acabado.
- Sí…no – admitió. - ¿Pero quién si no puede haber sido?
- Lo averiguaremos, ¿vale? – continuó sin esperar la respuesta de ella. – Voy de camino. No toques nada. Llegaré en seguida y entonces
decidiremos si tenemos que llamar o no a las autoridades. Si Stuart es el responsable, lo pagará. Sólo por si la persona que ha hecho esto todavía sigue por allí, estaría más tranquilo si llamaras a Frank para que esperara contigo. _____ sintió otro ataque de irritación cuando mencionó al desaparecido guardia.
- Ya lo he intentado. No está en su puesto.
- Probablemente esté haciendo la ronda. Baja al vestíbulo y comprueba si ya ha regresado, pero antes vuelve a llamarme desde tu móvil. Quiero estar en contacto contigo en todo momento.
______ colgó, cogió el móvil que llevaba en el bolso y se dirigió al ascensor. Sabía que el teléfono no iba a funcionar cuando se
cerraran las puertas, así que esperó a llegar abajo para establecer la llamada. Aunque ya se había acostumbrado al silencio de la oficina, ahora esa tranquilidad no auguraba nada bueno.
- De acuerdo, ya estoy abajo – dijo a Louis cuando contestó. Cruzó hasta el mostrador principal y miró alrededor. – Frank no está aquí. – Frustrada, se dirigió al pasillo del fondo, pensando que podía estar en el baño de hombres. Acababa de pasar la puerta abierta de la sala de conferencias cuando algo le hizo detenerse y mirar más detenidamente.
Frank estaba en el suelo en una esquina, con las piernas dobladas en un ángulo demasiado raro para
ser natural. No parecía que estuviera respirando.
- ¡Dios mío!
- _______ ¿Qué pasa? – Sintió la preocupada voz de Louis a través del móvil.
Luchó por sobreponerse de su estado de aprensión lo suficiente como para dar la vuelta al cuerpo del guardia y colocar sus dedos en el cuello de éste.
- He encontrado a Frank.
- Bien. Dile que vuelva a su puesto ahora mismo.
- No puedo. Está muerto.
HarryZaynandLiam
Re: La atracción de la noche. (Harry Styles y tu)
Capitulo 1, 2º parte
Harry sacó de la parte trasera de su todoterreno el cuerpo del vampiro muerto y lo cargó al hombro. No tenía que transportarlo muy lejos, sólo unos diez metros hasta la montaña de “basura”. Lo lanzó encima de otros cuerpos que ya estaban allí y luego estudió la escena. Seis cadáveres de vampiros, y él era responsable de haber llevado cuatro de ellos. Los números le preocupaban porque sabía que al día siguiente habría aún más. Casi parecía que últimamente, Payne y Horan, los dos vampiros principales o más dominantes, estaban envueltos
en algún tipo de comilona orgiástica. Harry rechinó los dientes y registró los bolsillos de la última víctima, en busca de algún tipo
de identificación. Su mano palpó la cartera del vampiro y tiró de ella hacia fuera. Entre las tarjetas de crédito y el permiso de conducir había una foto del hombre junto a una mujer atractiva y una niña pequeña. Harry metió la cartera en el bolso de su gabardina y echó un
vistazo a la enorme mansión a la que él llamaba casa. El almirante seguramente estaría haciendo otra anónima donación a una apenada familia. A falta de hacer una última tarea, Harry volvió a su todoterreno y recuperó la manta enrollada del asiento trasero. Cogiéndola con mucho cuidado, colocó una mano en uno de los extremos. Sintió una pequeña descarga de energía. Seguidamente, tocó el puño, lo agarró con los dedos y tiró de la larga y reluciente espada hacia fuera de la funda envuelta con la manta. Entonces, volvió a colocar la manta y la funda
en la parte trasera del coche mientras sostenía la espada en alto, admirando el brillo de la hoja a la luz de la luna. Era la espada del jinete de la muerte, utilizada para asesinar a vampiros, y sólo un cambiante – medio vampiro, medio humano- podía empuñarla y disponer de su pleno poder. Oslo existían dos cambiantes en todo Washington; demonios, en todo el territorio de los Estados Unidos. Harry era uno de ellos. Mientras sujetaba la espada, el puño se calentó en su mano y los ojos rojos de rubíes de la cabeza del vampiro grabada en uno
de los laterales empezaron a despedir brillantes destellos rojos. Se colocó frente a la montaña de cuerpos y, no por primera vez, se preguntó lo que podría pasar si sacaba la daga del corazón del vampiro. ¿Volverìa el cuerpo a levantarse? Su teléfono móvil escogió aquel preciso instante para empezar a sonar; Harry miró la identidad del que llamaba antes de contestar.
- Sí, ¿almirante?
- Ha llamado John Boehler. Ha habido otro asesinato. Pensó que nos gustaría echar un vistazo. Te vi en el coche cerca de la casa. ¿Ya has
terminado?
- Si. Voy para allá. – Harry puso a un lado el teléfono y se quedó observando el panorama. Mañana, el sol convertirá la montaña de
cadáveres en una masa rocosa que, a la primera ráfaga de viento, se transformará en polvo. Sólo quedaba una última tarea por realizar.
Tras levantar la espada en alto, la bajó con un suave y veloz movimiento. No se derramó sangre cuando la cabeza rodó por el suelo, provocando un sonido sordo al que Harry ya estaba acostumbrado. Con un semblante siniestro, lanzó la cabeza de vuelta a la montaña y limpió la hoja de la espada sobre las ropas del hombre muerto. Había momentos en los que disfrutaba siendo un cazador nocturno, pero éste no era uno de ellos.
En otro lugar de la ciudad, Niall Horan se limpió la sangre de la boca mientras su comida, a la que ya había olvidado, caía desplomada en el suelo. Horan se había atiborrado hasta no poder más, aunque todavía no había saciado su hambre. Agarró a su víctima con fuerza hasta que descargó en ella su furia e irritación. En silencio, se lamentó no haber salido con Payne esa noche. Habría disfrutado de una buena cacería.
La idea le hizo suspirar. Quizás había una razón para haberse quedado en la guarida. Últimamente, Payne y él no veían las cosas de la
misma manera, cosa que le inquietaba. Consideró la posibilidad de probar uno de los otros humanos encadenados a la pared, cuyo miedo desprendía un perfume empalagoso en la, por otra parte, rancia atmósfera de su refugio, pero un sonido procedente de una estancia exterior le distrajo. Los conversos habían regresado, y Horan ansiaba la recompensa que le traían. Horan, siempre con recursos, tenía un plan, uno que incluía riqueza y poder personal. El éxito de ese plan, no obstante requería la presencia de un bioquímico; uno que trabajara
para él, voluntaria o forzadamente. A Horan no le importaba. Cruzó la puerta y miró al asustado joven con bata blanca de laboratorio, que se encontraba sujeto por los brazos entre dos subordinados. Horan imaginó que más bien lo agarraban para sostenerlo y no para evitar que saliera corriendo. La ironía de todo eso es que el joven no tenía que ser el que estuviera más asustado.
- ¿Qué demonios es esto? – bramó Horan, provocando que los vampiros subordinados tartamudearan.
- Es… es el bioquímico que querías- respondió el más valiente de los dos.
- No- dijo Horan, con una voz aparentemente en calma.- Éste no es el bioquímico que quería. Este bioquímico es un hombre- Elevó una ceja mientras miraba a uno de los subordinados primero y al otro después, retándolos a refutar lo verdaderamente evidente. - ¿Dónde
está la mujer? – Aunque era difícil que los vampiros palidecieran aún más, lo hicieron.
- Fuimos al laboratorio como se nos ordenó, pero él es el único que estaba allí
- Entonces. Habéis. Fracasado. – Horan escupió las palabras, asegurándose de que los conversos entendían perfectamente la magnitud
de su desagrado. Su forma de soltar al prisionero delataba sus intenciones de dejarlo allí y volver inmediatamente al laboratorio. Estúpidos. – Ahora no podéis regresar. Vuestra incompetencia me ha puesto en una difícil situación. Tendré que encontrar otra
forma de conseguir lo que quiero. – Se volvió para regresar a su habitáculo.
- ¿Qué hacemos con éste?
Sin darse la vuelta, Horan hizo
una señal con la mano en un gesto de indiferencia.
- Me da igual. Vaciadlo si os apetece.
- Esperad.
Horan se detuvo y miró al joven de nuevo pensando dos cosas: o era más valiente de lo que Horan creía o era más tonto.
- ¿Tienes algo que decir?
El joven tragó saliva y respiró profundamente.
- Tú quieres a ______ Stavinoski, ¿no es así? Yo puedo ayudarte a conseguirla
Harry sacó de la parte trasera de su todoterreno el cuerpo del vampiro muerto y lo cargó al hombro. No tenía que transportarlo muy lejos, sólo unos diez metros hasta la montaña de “basura”. Lo lanzó encima de otros cuerpos que ya estaban allí y luego estudió la escena. Seis cadáveres de vampiros, y él era responsable de haber llevado cuatro de ellos. Los números le preocupaban porque sabía que al día siguiente habría aún más. Casi parecía que últimamente, Payne y Horan, los dos vampiros principales o más dominantes, estaban envueltos
en algún tipo de comilona orgiástica. Harry rechinó los dientes y registró los bolsillos de la última víctima, en busca de algún tipo
de identificación. Su mano palpó la cartera del vampiro y tiró de ella hacia fuera. Entre las tarjetas de crédito y el permiso de conducir había una foto del hombre junto a una mujer atractiva y una niña pequeña. Harry metió la cartera en el bolso de su gabardina y echó un
vistazo a la enorme mansión a la que él llamaba casa. El almirante seguramente estaría haciendo otra anónima donación a una apenada familia. A falta de hacer una última tarea, Harry volvió a su todoterreno y recuperó la manta enrollada del asiento trasero. Cogiéndola con mucho cuidado, colocó una mano en uno de los extremos. Sintió una pequeña descarga de energía. Seguidamente, tocó el puño, lo agarró con los dedos y tiró de la larga y reluciente espada hacia fuera de la funda envuelta con la manta. Entonces, volvió a colocar la manta y la funda
en la parte trasera del coche mientras sostenía la espada en alto, admirando el brillo de la hoja a la luz de la luna. Era la espada del jinete de la muerte, utilizada para asesinar a vampiros, y sólo un cambiante – medio vampiro, medio humano- podía empuñarla y disponer de su pleno poder. Oslo existían dos cambiantes en todo Washington; demonios, en todo el territorio de los Estados Unidos. Harry era uno de ellos. Mientras sujetaba la espada, el puño se calentó en su mano y los ojos rojos de rubíes de la cabeza del vampiro grabada en uno
de los laterales empezaron a despedir brillantes destellos rojos. Se colocó frente a la montaña de cuerpos y, no por primera vez, se preguntó lo que podría pasar si sacaba la daga del corazón del vampiro. ¿Volverìa el cuerpo a levantarse? Su teléfono móvil escogió aquel preciso instante para empezar a sonar; Harry miró la identidad del que llamaba antes de contestar.
- Sí, ¿almirante?
- Ha llamado John Boehler. Ha habido otro asesinato. Pensó que nos gustaría echar un vistazo. Te vi en el coche cerca de la casa. ¿Ya has
terminado?
- Si. Voy para allá. – Harry puso a un lado el teléfono y se quedó observando el panorama. Mañana, el sol convertirá la montaña de
cadáveres en una masa rocosa que, a la primera ráfaga de viento, se transformará en polvo. Sólo quedaba una última tarea por realizar.
Tras levantar la espada en alto, la bajó con un suave y veloz movimiento. No se derramó sangre cuando la cabeza rodó por el suelo, provocando un sonido sordo al que Harry ya estaba acostumbrado. Con un semblante siniestro, lanzó la cabeza de vuelta a la montaña y limpió la hoja de la espada sobre las ropas del hombre muerto. Había momentos en los que disfrutaba siendo un cazador nocturno, pero éste no era uno de ellos.
En otro lugar de la ciudad, Niall Horan se limpió la sangre de la boca mientras su comida, a la que ya había olvidado, caía desplomada en el suelo. Horan se había atiborrado hasta no poder más, aunque todavía no había saciado su hambre. Agarró a su víctima con fuerza hasta que descargó en ella su furia e irritación. En silencio, se lamentó no haber salido con Payne esa noche. Habría disfrutado de una buena cacería.
La idea le hizo suspirar. Quizás había una razón para haberse quedado en la guarida. Últimamente, Payne y él no veían las cosas de la
misma manera, cosa que le inquietaba. Consideró la posibilidad de probar uno de los otros humanos encadenados a la pared, cuyo miedo desprendía un perfume empalagoso en la, por otra parte, rancia atmósfera de su refugio, pero un sonido procedente de una estancia exterior le distrajo. Los conversos habían regresado, y Horan ansiaba la recompensa que le traían. Horan, siempre con recursos, tenía un plan, uno que incluía riqueza y poder personal. El éxito de ese plan, no obstante requería la presencia de un bioquímico; uno que trabajara
para él, voluntaria o forzadamente. A Horan no le importaba. Cruzó la puerta y miró al asustado joven con bata blanca de laboratorio, que se encontraba sujeto por los brazos entre dos subordinados. Horan imaginó que más bien lo agarraban para sostenerlo y no para evitar que saliera corriendo. La ironía de todo eso es que el joven no tenía que ser el que estuviera más asustado.
- ¿Qué demonios es esto? – bramó Horan, provocando que los vampiros subordinados tartamudearan.
- Es… es el bioquímico que querías- respondió el más valiente de los dos.
- No- dijo Horan, con una voz aparentemente en calma.- Éste no es el bioquímico que quería. Este bioquímico es un hombre- Elevó una ceja mientras miraba a uno de los subordinados primero y al otro después, retándolos a refutar lo verdaderamente evidente. - ¿Dónde
está la mujer? – Aunque era difícil que los vampiros palidecieran aún más, lo hicieron.
- Fuimos al laboratorio como se nos ordenó, pero él es el único que estaba allí
- Entonces. Habéis. Fracasado. – Horan escupió las palabras, asegurándose de que los conversos entendían perfectamente la magnitud
de su desagrado. Su forma de soltar al prisionero delataba sus intenciones de dejarlo allí y volver inmediatamente al laboratorio. Estúpidos. – Ahora no podéis regresar. Vuestra incompetencia me ha puesto en una difícil situación. Tendré que encontrar otra
forma de conseguir lo que quiero. – Se volvió para regresar a su habitáculo.
- ¿Qué hacemos con éste?
Sin darse la vuelta, Horan hizo
una señal con la mano en un gesto de indiferencia.
- Me da igual. Vaciadlo si os apetece.
- Esperad.
Horan se detuvo y miró al joven de nuevo pensando dos cosas: o era más valiente de lo que Horan creía o era más tonto.
- ¿Tienes algo que decir?
El joven tragó saliva y respiró profundamente.
- Tú quieres a ______ Stavinoski, ¿no es así? Yo puedo ayudarte a conseguirla
HarryZaynandLiam
Re: La atracción de la noche. (Harry Styles y tu)
me encantoo! soy tu nueva lectora Mili esperaré con ansias otro cap :)
miliswag1D
Re: La atracción de la noche. (Harry Styles y tu)
Capítulo 2, 1º parte
Harry saludó con la cabeza al agente uniformado que custodiaba la entrada de Tomlinson Technologies al pasar por su lado. Accedió a costosos suelos marmóreos y a primera vista pudo divisar un opulento mostrador de recepción, una mesa de seguridad de alta tecnología,
un techo abovedado y caras obras de arte colgadas sobre las paredes. Todo apestaba a dinero y sofisticación casi inalcanzable, sin ninguna mira a la funcionalidad o seguridad real. Un sitio así podía ser invadido como cuento de risa y era casi imposible de defender. Ésta
era la forma que Harry tenía de ver las cosas: en términos militares. Diez años en las fuerzas especiales de ejército seguidos de seis meses dedicado a la caza de vampiros eran la causa de su comportamiento.
- Allí está John – dijo el almirante Simon Cowell, guiando a su pequeño grupo a través del vestíbulo hasta la mesa de seguridad donde el detective les esperaba de pie. Aparte del almirante y Harry, también estaban Zayn y Lucia Malik. Harry conocìa a Zayn desde hacía unos cuantos años, habìa coincidido con él por primera vez en un campamento de entrenamiento de reclutas y más tarde sirviendo al ejèrcito. Sus caminos se habìan separado hacìa un año y medio, tras una emboscada que habìa acabado con la vida de la mitad de la unidad y habìa destrozado el fémur de Zayn cuando la bala de un francotirador le alcanzó la pierna. Fue entonces cuando Zayn abandonó el ejèrcito y, tras meses de rehabilitación, empezò a pilotar vuelos chárter privados. Así fue como conociò a su mujer. Bibliotecaria durante el dìa y voluntaria para apagar fuegos de noche, Lucia habìa contratado a Zayn para que la llevara en aviòn a Sudamèrica tan pronto como se enteró de la muerte de su padre. El doctor Weber formaba parte de un equipo de investigación gubernamental y supuestamente habìa fallecido tras sufrir el ataque de un animal salvaje.
- Simon, me alegro de que hayas podido venir.- Las palabras del detective John Boelher apartaron a Harry de sus pensamientos y observó cómo el detective y el almirante se estrechaban la mano.
– El cuerpo està allì atràs.
Les condujo por el pasillo hasta la primera puerta a la derecha donde se paró, mostràndoles una sala de conferencias. Con unos sentidos excesivamente desarrollados, Harry detectó enseguida el olor a sangre, y recorriò con la vista la larga mesa oscura de conferencias con
sillas a ambos lados hasta llegar al cuerpo tumbado en el extremo más alejado de la habitación. Los inspectores habìan delimitado en el suelo la escena del crimen y supuestamente habìan recolectado todas las pruebas que habìan podido, con la esperanza de encontrar al asesino, aunque Harry sabía que nunca darìan con èl. En realidad, no era culpa del departamento de policía metropolitana. Sólo que, no sabìan lo que estaban buscando. El fallecido aparentaba cincuenta y tantos años, y tenìa el pelo oscuro salpicado de mechones grises. Harry calculó que el hombre medirìa un metro setenta màs o menos. Tenía el tìpico cuerpo musculoso fruto de años de culturismo. Dicho de otro modo, un hombre fuerte difícil de derribar, si se hubiese enfrentado a humanos.
Lucia sacó un guante de su bolsillo y se lo puso. Luego, arrodillada frente al cuerpo, alargó la mano para tocarlo, deteniéndose un instante para mirar a John.
- ¿Puedo?
John asintió con la cabeza.
- Sí, ya hemos terminado.
Lucia agarró la cabeza del guardia y la giró hacia un lado, dejando el cuello a la vista.
- Bingo. – señalo sus heridas. Sobre el antinatural color pálido de la piel, los dos agujeros oscuros destacaban con claridad. Tenían el tamaño de un bastoncillo para las orejas y estaban llenos de sangre parcialmente coagulada.
- ¿Es ésta la única víctima? – preguntó Harry al detective. Para él, no tenía mucho sentido que un vampiro corriera el riesgo de irrumpir a un edificio de una empresa para alimentarse del guardia cuando había otras fuentes de alimentación al alcance de su mano en las calles.
- Es el unció que hemos encontrado- respondió John. Harry no fue el único en fijarse en la elección de las palabras, ya que Zayn dirigió al detective una mirada inquisitiva.
- ¿Y eso que significa?
John se encogió de hombros.
- Significa que hay un ayudante de investigación desaparecido. Según su firma en el registro de seguridad, entró hace un par de horas, pero no está en el edificio. Es más, el laboratorio donde trabaja aparentemente ha sido destrozado, y hemos encontrado una pequeña cantidad de sangre en el suelo. Todo apunta a un secuestro, pero lo que no tengo es móvil ni sospechosos.
- ¿Qué tipo de investigación estaba llevando a cabo? – preguntó Harry.
- No lo sé – admitió John, acompañándolos fuera de la sala de conferencias. – Éste es un centro de investigación a pequeña escala. Vamos arriba. –sugirió- Podáis echar un vistazo al laboratorio y conocer al presidente y a la directora de departamento. Yo os los presentaré.
La policía no estaba obligada a enseñarles nada y, gracias a John, se les permitió entrar en lo que era una zona restringida.
- Louis Tomlinson, de los Tomlinson de toda la vida, es propietario de este lugar- explicó John, mientras los guiaba a los ascensores. Entraron en la cabina del ascensor ya abierta y apretaron el botón de la cuarta planta. – La directora de departamento, _______ Stavinoski, es su prometida – susurró- . Está involucrada en todo esto de alguna forma. No sólo encontró al guardia. Lo que han destrozado ha sido su laboratorio y su investigación, y el tipo desaparecido es su ayudante
Cuando el ascensor se detuvo, siguieron al detective a lo largo del pasillo dejando atrás varias puertas cerradas hasta llegar a una que estaba abierta. Esta vez, cuando Harry entró en la habitación, el aroma a sangre no fue fácil de detectar. En primer lugar, porque no había mucha y, en segundo, porque los reactivos químicos se apoderaban y cubrían el aire ocultando los olores. No obstante, atravesó las mesas del laboratorio hasta el final de la sala. Zayn le seguía de cerca.
- Allí- Harry señaló las manchas de sangre sobre el suelo y la encimera. Las pequeñas gotitas eran más propias de un corte con un vaso roto que de una herida mortal.
Harry realizó una pequeña inspección visual de la destrucción del laboratorio.
- Menuda chapuza- comentó en voz baja, para que sólo lo oyera Zayn. No se refería al destrozo sino más bien al método de ataque.
- Sin duda no ha sido ni Payne ni Horan- reconoció Zayn.- Ellos habrían entrado y salido de una forma mucho más limpia que ésta.
- Estoy de acuerdo, pero tienen que estar implicados de alguna manera. Los vampiros subordinados no son capaces de planear todo esto por sí solos. – Harry caminó por la habitación, estudiando los cristales y equipos rotos. – Sería bueno saber qué clase de investigación se estaba llevando a cabo aquí.
- ¿Zayn? ¿Harry? – Lucia los llamó desde la parte delantera del laboratorio y los dos hombres se unieron a ella. Permanecía de pie ligeramente detrás del almirante y de John, quienes hablaban con un tipo de aspecto distinguido vestido de traje. Parecía un hombre maduro, de la edad del almirante más o menos. La mujer que se encontraba tras él llevaba una bata de laboratorio, pero Harry no pudo ver su rostro debido a que el cuerpo del detective le tapaba la vista. En un alto en la conversación, el almirante hizo una señal a los dos hombres para que se acercaran.
- Zayn Malik y Harry Styles, ellos son Louis Tomlinson y su prometida, _______ Stavinoski.
- Señor Tomlinson; señorita Stavinoski. – Zayn les dio la mano a cada uno y se hizo a un lado para que Harry pudiera acercarse. En primer lugar, Harry alargó la mano al hombre y pensó que aparentaba una seguridad de sí mismo propia del excesivo dinero que tenía.
Viejos resentimientos de su niñez resucitaron, y tuvo que resistir el impulso casi incontrolable de apretar un poco más de lo necesario cuando se estrecharon la mano. Luego, se volvió para conocer a su prometida y, en cuanto sintió su piel, una extraña sensación le recorrió el cuerpo y sintió que ya la conocía.
______ miró fijamente al hombre situado frente a ella mientras el resto de la sala se desvanecía. Estaba casi segura de que lo había visto antes, y trató de recordar dónde con todas sus fuerzas. Casi como si él supiera lo que estaba intentando adivinar, el tipo le sonrió con una leve sonrisa. En ese instante, _____ volvió al oscuro callejón de nuevo y reconoció la sonrisa que había visto allí. El hombre llevaba la misma gabardina negra, camiseta oscura sin cuello, vaqueros negros y botas. Sus ojos verdes penetrantes y su pelo enrulado aparentemente sin arreglar hacía tiempo, le daban una apariencia salvaje a lo James Dean.
- ¿_____? – La voz de Louis la apartó de sus pensamientos y ella se volvió hacia él con un aire de culpabilidad.
Harry saludó con la cabeza al agente uniformado que custodiaba la entrada de Tomlinson Technologies al pasar por su lado. Accedió a costosos suelos marmóreos y a primera vista pudo divisar un opulento mostrador de recepción, una mesa de seguridad de alta tecnología,
un techo abovedado y caras obras de arte colgadas sobre las paredes. Todo apestaba a dinero y sofisticación casi inalcanzable, sin ninguna mira a la funcionalidad o seguridad real. Un sitio así podía ser invadido como cuento de risa y era casi imposible de defender. Ésta
era la forma que Harry tenía de ver las cosas: en términos militares. Diez años en las fuerzas especiales de ejército seguidos de seis meses dedicado a la caza de vampiros eran la causa de su comportamiento.
- Allí está John – dijo el almirante Simon Cowell, guiando a su pequeño grupo a través del vestíbulo hasta la mesa de seguridad donde el detective les esperaba de pie. Aparte del almirante y Harry, también estaban Zayn y Lucia Malik. Harry conocìa a Zayn desde hacía unos cuantos años, habìa coincidido con él por primera vez en un campamento de entrenamiento de reclutas y más tarde sirviendo al ejèrcito. Sus caminos se habìan separado hacìa un año y medio, tras una emboscada que habìa acabado con la vida de la mitad de la unidad y habìa destrozado el fémur de Zayn cuando la bala de un francotirador le alcanzó la pierna. Fue entonces cuando Zayn abandonó el ejèrcito y, tras meses de rehabilitación, empezò a pilotar vuelos chárter privados. Así fue como conociò a su mujer. Bibliotecaria durante el dìa y voluntaria para apagar fuegos de noche, Lucia habìa contratado a Zayn para que la llevara en aviòn a Sudamèrica tan pronto como se enteró de la muerte de su padre. El doctor Weber formaba parte de un equipo de investigación gubernamental y supuestamente habìa fallecido tras sufrir el ataque de un animal salvaje.
- Simon, me alegro de que hayas podido venir.- Las palabras del detective John Boelher apartaron a Harry de sus pensamientos y observó cómo el detective y el almirante se estrechaban la mano.
– El cuerpo està allì atràs.
Les condujo por el pasillo hasta la primera puerta a la derecha donde se paró, mostràndoles una sala de conferencias. Con unos sentidos excesivamente desarrollados, Harry detectó enseguida el olor a sangre, y recorriò con la vista la larga mesa oscura de conferencias con
sillas a ambos lados hasta llegar al cuerpo tumbado en el extremo más alejado de la habitación. Los inspectores habìan delimitado en el suelo la escena del crimen y supuestamente habìan recolectado todas las pruebas que habìan podido, con la esperanza de encontrar al asesino, aunque Harry sabía que nunca darìan con èl. En realidad, no era culpa del departamento de policía metropolitana. Sólo que, no sabìan lo que estaban buscando. El fallecido aparentaba cincuenta y tantos años, y tenìa el pelo oscuro salpicado de mechones grises. Harry calculó que el hombre medirìa un metro setenta màs o menos. Tenía el tìpico cuerpo musculoso fruto de años de culturismo. Dicho de otro modo, un hombre fuerte difícil de derribar, si se hubiese enfrentado a humanos.
Lucia sacó un guante de su bolsillo y se lo puso. Luego, arrodillada frente al cuerpo, alargó la mano para tocarlo, deteniéndose un instante para mirar a John.
- ¿Puedo?
John asintió con la cabeza.
- Sí, ya hemos terminado.
Lucia agarró la cabeza del guardia y la giró hacia un lado, dejando el cuello a la vista.
- Bingo. – señalo sus heridas. Sobre el antinatural color pálido de la piel, los dos agujeros oscuros destacaban con claridad. Tenían el tamaño de un bastoncillo para las orejas y estaban llenos de sangre parcialmente coagulada.
- ¿Es ésta la única víctima? – preguntó Harry al detective. Para él, no tenía mucho sentido que un vampiro corriera el riesgo de irrumpir a un edificio de una empresa para alimentarse del guardia cuando había otras fuentes de alimentación al alcance de su mano en las calles.
- Es el unció que hemos encontrado- respondió John. Harry no fue el único en fijarse en la elección de las palabras, ya que Zayn dirigió al detective una mirada inquisitiva.
- ¿Y eso que significa?
John se encogió de hombros.
- Significa que hay un ayudante de investigación desaparecido. Según su firma en el registro de seguridad, entró hace un par de horas, pero no está en el edificio. Es más, el laboratorio donde trabaja aparentemente ha sido destrozado, y hemos encontrado una pequeña cantidad de sangre en el suelo. Todo apunta a un secuestro, pero lo que no tengo es móvil ni sospechosos.
- ¿Qué tipo de investigación estaba llevando a cabo? – preguntó Harry.
- No lo sé – admitió John, acompañándolos fuera de la sala de conferencias. – Éste es un centro de investigación a pequeña escala. Vamos arriba. –sugirió- Podáis echar un vistazo al laboratorio y conocer al presidente y a la directora de departamento. Yo os los presentaré.
La policía no estaba obligada a enseñarles nada y, gracias a John, se les permitió entrar en lo que era una zona restringida.
- Louis Tomlinson, de los Tomlinson de toda la vida, es propietario de este lugar- explicó John, mientras los guiaba a los ascensores. Entraron en la cabina del ascensor ya abierta y apretaron el botón de la cuarta planta. – La directora de departamento, _______ Stavinoski, es su prometida – susurró- . Está involucrada en todo esto de alguna forma. No sólo encontró al guardia. Lo que han destrozado ha sido su laboratorio y su investigación, y el tipo desaparecido es su ayudante
Cuando el ascensor se detuvo, siguieron al detective a lo largo del pasillo dejando atrás varias puertas cerradas hasta llegar a una que estaba abierta. Esta vez, cuando Harry entró en la habitación, el aroma a sangre no fue fácil de detectar. En primer lugar, porque no había mucha y, en segundo, porque los reactivos químicos se apoderaban y cubrían el aire ocultando los olores. No obstante, atravesó las mesas del laboratorio hasta el final de la sala. Zayn le seguía de cerca.
- Allí- Harry señaló las manchas de sangre sobre el suelo y la encimera. Las pequeñas gotitas eran más propias de un corte con un vaso roto que de una herida mortal.
Harry realizó una pequeña inspección visual de la destrucción del laboratorio.
- Menuda chapuza- comentó en voz baja, para que sólo lo oyera Zayn. No se refería al destrozo sino más bien al método de ataque.
- Sin duda no ha sido ni Payne ni Horan- reconoció Zayn.- Ellos habrían entrado y salido de una forma mucho más limpia que ésta.
- Estoy de acuerdo, pero tienen que estar implicados de alguna manera. Los vampiros subordinados no son capaces de planear todo esto por sí solos. – Harry caminó por la habitación, estudiando los cristales y equipos rotos. – Sería bueno saber qué clase de investigación se estaba llevando a cabo aquí.
- ¿Zayn? ¿Harry? – Lucia los llamó desde la parte delantera del laboratorio y los dos hombres se unieron a ella. Permanecía de pie ligeramente detrás del almirante y de John, quienes hablaban con un tipo de aspecto distinguido vestido de traje. Parecía un hombre maduro, de la edad del almirante más o menos. La mujer que se encontraba tras él llevaba una bata de laboratorio, pero Harry no pudo ver su rostro debido a que el cuerpo del detective le tapaba la vista. En un alto en la conversación, el almirante hizo una señal a los dos hombres para que se acercaran.
- Zayn Malik y Harry Styles, ellos son Louis Tomlinson y su prometida, _______ Stavinoski.
- Señor Tomlinson; señorita Stavinoski. – Zayn les dio la mano a cada uno y se hizo a un lado para que Harry pudiera acercarse. En primer lugar, Harry alargó la mano al hombre y pensó que aparentaba una seguridad de sí mismo propia del excesivo dinero que tenía.
Viejos resentimientos de su niñez resucitaron, y tuvo que resistir el impulso casi incontrolable de apretar un poco más de lo necesario cuando se estrecharon la mano. Luego, se volvió para conocer a su prometida y, en cuanto sintió su piel, una extraña sensación le recorrió el cuerpo y sintió que ya la conocía.
______ miró fijamente al hombre situado frente a ella mientras el resto de la sala se desvanecía. Estaba casi segura de que lo había visto antes, y trató de recordar dónde con todas sus fuerzas. Casi como si él supiera lo que estaba intentando adivinar, el tipo le sonrió con una leve sonrisa. En ese instante, _____ volvió al oscuro callejón de nuevo y reconoció la sonrisa que había visto allí. El hombre llevaba la misma gabardina negra, camiseta oscura sin cuello, vaqueros negros y botas. Sus ojos verdes penetrantes y su pelo enrulado aparentemente sin arreglar hacía tiempo, le daban una apariencia salvaje a lo James Dean.
- ¿_____? – La voz de Louis la apartó de sus pensamientos y ella se volvió hacia él con un aire de culpabilidad.
HarryZaynandLiam
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