Fu |One Direction| [MegaHot]

— ¿Qué ha pasado?— preguntó a la vez Niall.

— Zayn — la única palabra que dijo Liam en tono suave hizo que Zayn volviera en sí.

La soltó y se apartó. ____, sin embargo, no parecía haber acabado con él. Le empujó el pecho.

— ¿Qué Zayn? ¿Qué? ¿Qué hice mal esta vez? — le provocó ella. Volvió a empujarlo.

— No hagas eso — le advirtió.

— ¿No haga qué? ¿Respirar? ¿Compartir la habitación? ¿Ocupar espacio? ¿Ayudar? Tendrás que ser un poco más específico.

— Zayn, déjala, hombre. Ella lo hizo bien — Dijo Harry.

— ____ — dijo Liam. — Déjalo en paz. Deja que se calme.

— A la mierda la calma. Quiero saber que ha hecho que Zayn esté permanentemente al filo conmigo — Gruñó ella. Volvió a darle un suave empujón al brazo de Zayn.

Zayn se volvió hacia ella, y la empujó hasta la pared una segunda vez.

— Eres tú, ____. Tú — La tomó por las muñecas y se las sujetó por encima de la cabeza. Con los brazos de ambos en alto, bloqueó a los otros y miró fijamente a las profundidades de sus cristalinos ojos azules.

— ¿Qué pasa conmigo? — susurró ella, con los ojos saltando. — ¿Te intimidan las mujeres, Zayn? ¿Tienes miedo de que Freud tuviera razón y que te despoje de tu precioso pene en medio de la noche?

Cerca, pensó él. Había perdido la cuenta de cuantas noches había yacido en cama despierto mirándola dormir, oyendo sus profundas respiraciones, hambriento por ver un retal de pierna pálida entre las sábanas abiertas, él se habría subido a la cama con ella y habría perdido su misma alma depositando todo lo que él era en el cuerpo de ella, sólo para oírla suspirar su nombre maravillada y soñolienta.

Incluso ahora, ella le desafiaba con los ojos. Retándole. Dios, quería tomar ese reto y ver si ella lo llevaba hasta el final. Sus miraditas lo llevaban loco de necesidad de tocarla. Como la que ahora le dirigía, su mirada enfocada en sus labios y subiendo a sus ojos, dejando entrever algo en la profundidad de sus ojos, una sombra de vulnerabilidad que él deseaba atrapar, mantener cerca para examinar si crecía con sus tiernos cuidados. ¿O era más fugaz que eso? ¿Una mariposa de deseo que ardería hasta el fino que se alejaría si él se tomaba el tiempo necesario para perseguirla?

Te quiero. Las palabras llenaron sus pensamientos. ¿Lo sabía ella? ¿Tenía alguna idea de lo que su cercanía diaria le provocaba?

Él pensó que en sus ojos había un eco de deseo por él. Ella quería besarlo. Podía ver eso. No había error en la forma en que sus labios se entreabrieron invitándolo. Sus compañeros de habitación hablaban, pero sus voces sonaban ahogadas como un sonido de fondo.

____ hizo un ruido suave. Un ruego que le llegó a él al alma. Zayn sujetaba sus muñecas en una mano, sabiendo que si ella quería liberarse, podía. Él alcanzó entre ellos, tiró de la hebilla del cinturón de ella y le abrió los tejanos, bajándole la corta cremallera en un increíblemente largo raspar.

Los otros detrás de él quedaron en silencio. No había nadie más en el mundo que ____ y Zayn; la respiración de él moviendo los mechones libres del rubio cabello de ella contra su piel de porcelana. Un mechón de pelo de Zayn había caído hacia adelante, ocultando uno de sus ojos. La intimidad existía en los detalles. Aquí, estaban sólo ellos dos atrapados en el momento, fuera de consecuencias, mirando profundamente de un alma a otra a través de las ventanas del iris.

Él le acarició el estómago con el reverso de sus dedos, presionando más fuertemente con su pulgar mientras iba bajando y bajando, pasando del inicio de sus tejanos, hundiéndose en sus bragas. Ella soltó un grito ahogado. Sus dos dedos centrales siguieron por esa ruta secreta y bajaron más aún.

Los labios de ____ se abrieron, sus cejas se juntaron y elevaron ligeramente, hablando de la necesidad de ella. Él paró en su progresión hacia abajo, tomándose un momento para cosquillear el vello con caricias cercanas, acariciando el reverso de sus dedos por encima de la suavidad de ella, de forma tan liviana que no tocaba la piel de ella.

La respiración de ella se hizo más pesada, su pecho subía como si estuviera esforzándose, yendo a por más mientras se denegaba el pedirlo. Sus ojos se oscurecieron. No aquel oscurecimiento misterioso que sucede en los romances, en los que se produce un cambio mágico. Él era lo suficientemente hombre para reconocer que esas cosas no existían. Se oscurecieron, sin embargo, y sus pupilas se agrandaron empezando a indicarle a él que ella estaba perdiendo su consciencia excepto aquello que su mano, su cercanía le hacían.

Él lo sentía también.

Todos sus poros le dolían, gritando que la tuviera más cerca, que la sintiera junto a él, piel con piel temblorosa, y aun así se contuvo. Aún sentía su respiración. Aún la adoraba con sus ojos, absorbiendo en todo momento la evolución del rostro que lo decía todo.

¿Sentiría ella lo mismo por él?

Su pene clamaba por tomarla. Sus labios ardían por tomar posesión de ella. Quería más. Lo quería todo. Quería ese momento para siempre. Quería el placer de ella por encima del suyo. Tenía que verlo, estar ahí para eso, ser consciente de eso y por ello quería sentir el momento en que su alma y su cuerpo se separaban, morían y renacían con el toque de sus dedos.

Un regalo para ella, tanto como para él, porque le dejaba a él ser testigo de ello.

Él sentía su calor, mientras se hundía más y acariciaba su coño con delicados toques. Ya sentía la humedad en la juntura de sus labios, mientras seguía el camino con sus dedos. ____ se mordió los labios. Levantó la barbilla inconscientemente, abriéndose toda a él para que la tomara. Él había esperado que ella cerrara los ojos, pero no lo hizo, y él le elogió murmurándole tiernas palabras que sólo ellos podían oír.

Zayn le introdujo la punta de un dedo en el interior, acompañando ese gesto con sutiles caricias provocadoras en sus labios exteriores.

____ susurró — Oh, Dios — Tan cerca de ella, él podía pensar que eran uno. Dándole y provocándole placer.