Quisiera que te quedaras conmigo por siempre

Después de quedarme profundamente dormida en el auto de mi padre, me Deposito cuidadosamente en la habitación que tenían preparada para mí. Me levanté y miré hacia mi dispositivo móvil, lo cogí con mucha dificultad, estaba lejísimos, (al otro lado de la habitación). Pero con maniobras logré hacerlo. Habían 12 llamadas perdidas, quizás estaba siendo muy injusta con Sol, por lo que decidí marcarle.

-Hi, Sol speaking-

-Hmm… Sol, soy yo nath- Le dije algo dudosa

-¡Nath!, ya era hora de que te dignaras a llamar, mira sé que estas enojada pero...

-Sol, tranquila, pensé bien las cosas y tu no eres la culpable, lamento haberme comportado de esa manera.

-Hmm..Nath me alegro muchisimo pero, aquí las cosas están patas arriba, Stephan a terminado con Franchesca, y eso no es todo, desde que te fuiste no a parado de pedirme tu celular, obviamente si tu permiso no se lo daré- Me quedé inmóvil, no podía creerlo, después de tanto, y pretendía llamarme como si nada.

-Imbécil-Dije finalmente.

-Bueno el hecho es que yo no se lo daré, pero no soy la única persona en este mundo que tiene tu número celular, y lo conoces, no dudes que lo va a conseguir.

-Aghh-Dije fastidiada, pero luego llegue a la conclusión de que si me llamaba podría cabrearlo, no era venganza, o a quien engaño lo era.-Dale mi número, yo se me cuidar solita- Dije complacida.

-No digas nada de lo que te puedas arrepentir, además todavía le quieres ¿No?-Dijo Sol.

-¡No!-Dije como haciendo una pataleta- Bueno tal vez solo un poquito, pero eso no alcanza, se me pasara, y diré lo que sea necesario para que no le queden ganas de volver a llamar- Dije-Tu solo dale mi número, tranquila, no dejaré que me haga llorar ni nada de esas cosas cursis-

-Está bien, te quiero muchisimo ¿Lo sabes?-Dijo Sol.

-Sí, lo sé, y yo a ti, luego te hablo-

Terminé de organizar mis cosas, y me puse a tocar un buen rato la guitarra. Después mi Padre me llamo para cenar, comimos, vimos una película, me quedé dormida en el sofá, pero después mi Padre me subió hasta mi recamara.

-Hmmm, esto, cariño, recogeré a Isabelle, ¿Gustas en acompañarme?..

-Estoy durmiendo.

-Podríamos comer algo en el cami..

-¡Comida!, por supuesto, pudiste haber empezado por eso- Abrí los ojos con un poco de dificultad por la luz, y me desperece-Estaré lista en 20 minutos, y ahora ¡Sal!, sabes cómo odio que me despierten-Mi padre me miro por unos segundos y después salió complacido por haber logrado su cometido.

Me metí a la ducha, lave muy bien mi pelo, pues creía que este también olía a cerveza, mi pobre libro, suspiré. Me puse un vestido negro estraple, con encaje en la parte de adelante, caía suavemente en volandas un poco mas arriba de las rodillas, junto con unas converse “all stars” negras, en el cabello, me puse una flor negra, pero no de esas baratijas, era una hermosa, cocida personalmente por mi abuela materna, obvio no por la paterna, no me llevaba bien con las personas burgueses y ella estaba en mi lista negra precisamente por eso.

El camino en el auto fue divertido, mi padre me dejo poner mi adaptador USB y sonaron canciones como “one thing”, “what makes you beautifuld”, y “live while we’re young”, de 1D, pero también cosas como “I’m not okay” de my chemical romance, “Wake me up when september ends” de green day, Llegamos al hospital y no pudé evitar sentir nauseas al entrar y que me invadiera ese olor peculiar que tienen todos los centros de salud.

-Habitación 502- Dijo cordialmente la morena, aunque de seguro mi padre ya se lo sabía de memoria.

Presione dudosamente el botón de ascensor, después de todo era la primera vez que vería a Isabelle, y no pude evitar ponerme un poco nerviosa. Subimos al piso 5 y entramos a la habitación en la que se encontraba Isabelle.

Era un ángel, sé que es una extraña descripción, pero dormida no podía compararse con otra cosa. Su largo cabello castaño caía suavemente cubriendo la parte de sus pechos, sus largas pestañas, daban la sensación de que besaban dulcemente sus pómulos, su boca era delgada, pero muy hermosa, y su aura era de un bonito azul cielo.

-Querida llegue- Dijo animosamente mi padre, acercándose al ángel, digo Isabelle y le dio un beso en la frente. Isabelle abrió perezosamente los ojos, hasta encontrarse con los de mi padre, al momento le dio un tierno beso en la mejilla.

-Te extrañé muchisimo-Dijo sinceramente, pero antes de propiciarle noto mi presencia, y sinceramentente hasta yo la había olvidado. Sus ojos eran de un color miel con motas azules.

-Querida te presento a mi hermosa hija, Nathalia-Dijo orgullosamente mi padre, y bueno la verdad es que no estaba tan mal después de todo.

-Hola- Me dijo tímidamente, en seguida de una sonrisa, me acerque dudosamente y me senté al lado de sus pies.

-Hmm….hola Isabelle, un placer conocerte- Dije con cierto tono de amabilidad, era extraño en mí, pero Isabelle no era esa clase de personas a las que se le desea tratar mal.

-Me habían dicho que eras hermosa, y vi algunas fotos, pero la verdad es que me quedé perpleja-Dijo Isabelle, lo que hizo que mi pálido rostro se sonrojara.

-Bueno, la verdad es que dicen que me parezco a mi padre, pero eso es una vil calumnia- Dije sarcásticamente, yo era la viva imagen de mi padre con una peluca.

Llegamos a un restaurante que me gusto, en cuando vendieran lasagna todo estaría bien. La comida estaba deliciosa, y la conversación fue bastante agradable.
-Y bien nath- Dijo animada Isabelle -¿Qué tal van los estudios?- Mierda, porque a los adultos siempre se les daba por preguntar eso.

-Puues, termine preparatoria hace dos meses, y pienso tomarme “un año soviético”-O dos, o tres- La verdad es que me gustaría entrar a un conservatorio, o algo en lo que me pueda especializar en música, quizás ver algunas clases de técnica vocal, o aprender violín, siempre he querido aprender-

-Me parece bien, y ¿tienes alguna relación en Holanda?-Dijo algo curiosa.
-No-Baje la mirada algo meditabunda. Esta conversación me estaba dejando de gustar.

Después nadie volvió a tomar pie en la conversación. Terminamos de comer, y nos dirigimos hacia el auto.

Antes de llegar a la casa hicimos una parada y compramos tres helados, mi padre pidió uno de maracuyá, con lulo, frutas de aquí al parecer, convertidas en helado, Isabelle pidió uno de vainilla con fresa, y yo pedí “Brownie”, se veía bien, y bueno la verdad es que sabía excelente, con otro sabor llamado “Nucita”, que me recordó al sabor de la “Nutella”.

Llegamos a casa y las luces estaban encendidas, mire a mi Padre pero el solo me dijo que entrara, caminamos hacia la sala, y me encontré con una figura masculina que estaba sentado en el sillón leyendo un libro que me resulto bastante conocido.

-Nath, te presento al hijo mayor de Isabelle, Criz- El chico se paró de un salto.

-Hola- Se dirigió hacia mí, se inclinó hacia mí y me dio un beso en cada mejilla, de inmediato me sonroje, apenas le conocía.

-¿Pasa algo malo?-Me dijo confundido, yo me quede sin habla.

-Hahaha- rio Isabelle- lo que sucede es que ella viene de Holanda, allá, suelen darse si mucho la mano, y si se tiene confianza si mucho un beso en la mejilla de vez en cuando, y solo si son pareja se dan ese tipo de demostraciones- Parecía divertida con esto.

-Lo siento muchísimo- Dijo con un acento bastante extraño-Vengo de Francia, y allí es común hacerlo- Me extendió la mano y yo se la estreche.
-Mucho gustó-Dije finalmente.

Sonrió, y por un momento me volví a sonrojar, no había notado que era bastante guapo, tenía un cuerpo bastante normal, como el de un chico de 19, pero su rostro ¡Vaya! Tenía unos hermosos ojos azules, bajo unas largas pestañas, y sus labios se curvaban hacia un lado, su cabello era como el de su madre, castaño claro, le cubría su frente. Y su aura era de un verde manzana. Si lo hubiera visto en cualquier otra parte hubiera pensado que es el típico chico guapo vacío, pero hasta hace poco, estaba leyendo un libro.

-¿Y qué leías?- Dije algo curiosa.

-Hmm, es un libro que encontré en la parte de arriba, está bastante interesante- Lo cogió y me lleve una gran sorpresa-

-Mi libro- Dije, y después me reí, él puso una cara bastante divertida.

-Lo siento mucho-Dijo.

-No te preocupes, pensaba volvérmelo a leer, pero mi padre me prometió comprarme el último que salió de Cazadores de sombras-

A Criz se le ilumino la mirada, y subió rápidamente las escaleras, y después de un momento bajo.

-¿Te refieres a este?-Me dijo animado, y me paso un libro escrito en español que se titulaba “cazadores de sombras –Ciudad de las almas perdidas”.

-¡Genial!, dije admirada

-Si me prestas tu libro, yo te prestare el mío, lo compré hace una semana y ya me lo leí- Dijo con una sonrisa en su rostro.

-Está bien- Dije.

En ese momento Criz estaba frente a mí, y por alguna razón, sonreí, nunca pensé encontrar a alguien como él.

-Criz, ya que esta es la primera vez que nath viene a Bogotá,¿ porque no le das una especie de tour?

-Sería un honor-Dijo Criz sonando encantador, mierda, además de que estaba buenísimo, ahora resulta que es encantador- En tanto ella quiera- Y me dedico una mirada picaresca.

-¿Por qué no?- Dije-

-Esta bien, entonces mañana en la mañana tipo 8:00 am salimos ¿Te parece bien la hora?

-Si, está bien, ¿Ustedes vendrán con nosotros?- Les pregunté a mi padre e Isabelle.

-No querida-Dijo mi padre-Mañana ambos trabajamos, pero vayan ustedes.

Criz y yo pasamos el resto de la tarde en el balcón hablando de tonterías, jugando cartas y comiendo gran parte de un pastel de chocolate que había en la nevera. Para cenar pedimos pizza y vimos la última película de Harry potter, mientras discutíamos la diferencia de esta al libro, me quede dormida por segunda vez, o bueno no dormida, pero deje que Criz me llevara a mi recamara, me deposito suavemente, y se sentó a mi lado, no parecía que se fuera a ir, por lo que abrí los ojos y el devolvió mi mirada.

-Dulces sueños-Dijo

-Igualmente- Respondí

-¿Quieres que me quede hasta que te duermas?-

-No te preocupes estoy bien, duerme, mañana hay que madrugar- Dije, y me propicio un beso en la mejilla y se fue.

Sonó mi despertador a las 6:30, y después de hundir el botón de 5 minutos por más de tres veces decidí levantarme. Me bañe, y me puse un short violeta, con una blusa gris pegada al cuerpo, unas converse del mismo tono que los shorts y por ultimo un chaleco negro.

Baje y desayune con Criz que se veía más perfecto que ayer, y yo que creí que era imposible, me dijo que hacía mucho frio a donde iríamos por lo que subí a mi nueva habitación, Y saque un saco negro que hace dos años había estampado con una llamativa frase roja, “Is my fucking problem”, siempre había amado aquel saco.

Bajamos por el ascensor, y Criz se encamino a un hermoso auto (No reconocí su marca), era de un color azul naval.

En el camino deje que el pusiera la música, una buena decisión, puso canciones de “The Beatles”, “Oasis”, “Panic At The Disco”, “30 Seconds To Marz”, “The Day To Remember”, y también algo de “Green Day”.

El viaje fue largo pero agradable, en el camino compramos helado, y le tomé algunas fotos con mi cámara fotográfica, por cierto también era fotogénico.

-¿Tocas la guitarra?-Me pregunto

-Sí, ¿Cómo lo sabias?-Dije confundida

-Además de que tienes un pick de collar, tienes cara de artista- Me dijo algo divertido

-Lo tomare como un cumplido-Solté.

Llegamos al “Parque Jaime Duque” era extremadamente grande y bonito.

Criz se hizo a un lado mío, y cogió mi mano, normalmente no dejo que nadie lo haga, pero su cercanía era agradable.

Entramos a un castillo medieval, muy grande, y no pude evitar preguntarme si alguna princesa hubiera estado llorando por un estúpido príncipe.

-Oye este lugar va contigo-Dijo Criz, junto con una reverencia- Tu sabes…princesas, castillos…

-Bueno la verdad es que no te quedaría tan mal el papel de príncipe- Dije de broma. Pero era verdad, si de niña soñaba con príncipes, apuesto a que tenían esa cara.

-¿Gracias?-Dijo sarcásticamente. Acompañado por una simpática sonrisa.

Después pasamos a otras atracciones como a un viejo barco, y no pude dejar de notar como miraban las chicas a Criz, me pregunte si el lo notaria, y también me pregunté si notaba como lo miraba yo cuando el parecía despistado.

Entramos al interior de un dinosaurio y Criz gruño, no un gruñido de niño, literalmente gruño, y el eco hizo que muchas personas voltearan a mirar.

-Fue ella dijo Criz- Y me señalo, yo me quedé perpleja ante lo que el acababa de hacer. Luego rio y me abrazo alzándome por lo alto- Tienes buena garganta-Dijo bufándose. Le dedique un mirada asesina y me iba a retirar cuando él cuidadosamente cogió mi mano, y me atrajo hacia él.

-En Francia hay chicas muy hermosas, pero ninguna como tú, eres simplemente hermosa-Dijo, y no pude evitar mirarlo con sorpresa, solo me sonrojé y por segunda vez me abrazo.

La última atracción era un juego mecánico, pero nunca me imaginé que fuera de terror. Pocas veces había pensado en el infierno, pero así era como me lo imaginaba.

Cerré los ojos durante todo el recorrido, y pensé en cosas chistosas, como el chico de brackets que me había guiñado el ojo a la entrada, pero no pude evitar horrorizarme, Criz lo noto, me miro con dulzura, y trato de darme un beso. Inmediatamente me aparté. Era el prototipo del “chico de los sueños” sin duda alguna, pero no el mío, además no dejaría que nadie más me lastimara.

-Lo lamento- Dijo Criz, y me abrazo- Quizás no sea el momento-Y no volvió a decir más hasta llegar al auto.

Entre y me senté en el asiento del copiloto.

Una vez en casa, saludamos a nuestros respectivos padres y cenamos, para después irnos a dormir.

Durante el resto de la semana, estuve leyendo, tocando guitarra y de vez en cuando saliendo con Criz y algunos de sus amigos.

El sábado en la tarde, apareció Criz en la puerta de mi habitación.

-Oye nuestros padres me dijeron que los viéramos en un restaurante- Dijo- Nos vamos en 30 minutos.

El recorrido fue agradable y en menos de lo que pensaba ya estábamos en la entrada. Al llegar a la mesa mi padre me miro muy serio y me dijo

-Nathalia te tienes que ir de Bogotá, no puedes estar más aquí…-Dijo con un tono estricto, y yo lo miré sorpresivamente.

-Pe-pero ¿Por qué?-Tartamudee.

-Porque mañana en la mañana sales en un vuelo para Londres- Dijo Isabelle con una sonrisa en su rostro.

Los miré seriamente, y dije

-Londres ¿Por qué Londres?-Dije con odiosidad- Es broma-Reí- ¡Increíble!, Esto es fabuloso-Sonreí complacida-

Al llegar a mi casa recordé haber quedado con El dúo de Danielas para hablar en Skype con ellas, por lo que prendí mi portátil y me metieron a la conversación.

Estaba muy emocionada, por lo que les dije que tenía algo grandioso que contarles, pero ellas también estaban así por lo que decidimos contarlo al mismo tiempo a la cuenta de tres

-1…2… ¡3!-Dijimos- ¡Iré a Londres!-

Todas nos quedamos con una expresión de sorpresa en el rostro, pero yo fui quien rompió el silencio.
-¡Genial!. Otro sándwich de Daniela para esta mesa-Dije complacida- ¿Nos veremos mañana en la mañana en el aeropuerto?-Les dije

-Claro- Dijo Nani, seguida por Dani.

Al otro día me levanté temprano he hice mis maletas, metí a Bananas, y el resto de mi ropa en la última maleta, de nuevo pensé. Mi padre me llevo junto con Isabelle y….Criz.

Me despedí a la entrada y me encaminé hacia las tres sillas en las que había encontrado a aquellas dos interesantes chicas. Espere alrededor de una hora cuando llego Nani la saludé con un abrazo, su presencia significaba alegría en toda la sala, o al menos lo era para mí y esperamos juntas a que llegara Dani.

Las dos sacamos un libro y nos sorprendimos al ver que era el mismo

-Cazadores de sombras 5-Dijimos admiradas

-Buen gusto-Dije como un alago

-Lo mismo digo-Dijo Nani.

Nos reímos y continuamos leyendo. Me gusto tener aquel libro en las manos, olía como a Criz. Espero y no haberle hecho daño, pensé.

Hola-Dijo alegremente Dani, su rubia cabellera iluminaba todo el aeropuerto, y nos dedicó una sonrisa a ambas.

-Conozco ese libro, lo he leído hasta el tercero-Dijo, y acto seguido se sentó.

-Oye yo tengo el cuarto, si gustas te lo presto-Dije, lo saqué de mi maleta y se lo pase. Sonrió complacida, y lo metió en su maleta.

-Vuelo 3840 favor abordar.

Parece que el tiempo de distancia no había hecho mella en nosotras. La conversación fluía como si esa semana no hubiese transcurrido y las carcajadas seguían siendo igual de estruendosas que antes, bueno, quizá se le podía agregar que nuestras caras irradiaban felicidad ya que, aunque, como la anterior vez nos encontrábamos en un aeropuerto, esta vez no íbamos a casa de algún familiar, sino que empezaba nuestras vacaciones en Londres. ¡Londres! Ni yo aún me lo creía.

-Chicas, ¡cállense! ¿No escuchan ese ruido? – Pregunté por milésima vez.

-Ya va con lo mismo– Rió Natalia. Tenía razón, había hecho la misma pregunta varias veces, pero ¿De que se quejaban? Siempre que la hacía me respondían.

-¿Qué ruido? – Dijo Dani siguiéndome de nuevo el juego y acompañando su pregunta con una sonrisa.

-Shh… eso… es una voz

-¿Una voz? – Preguntó Nata rindiéndose a nuestros juegos.

-Si… y ¿Saben que dice? – Ya casi no podía aguantar la risa, las tres nos habíamos acercado, como si lo que yo fuera a decir fuera un gran secreto.

-¿Qué? – Susurraron mis dos nuevas amigas.

-¡Qué nos vamos para Londres! – Con eso me reí como si fuera la primera vez que lo decía. Pero no fui la única, Dani y Nata se reían igual de duro conmigo.

Después de mi interrupción, nuestra conversación tomaba otra vez su cauce. Seguimos hablando de nuestra semana con nuestra familia, les conté sobre el vecino sexy que tuve durante ésa semana, sobre lo hermosa que era esa ciudad y les conté detalladamente como mi prima se le había salido la sorpresa y luego la cena, hasta terminar en la parte en que hablábamos las tres por Skype.

Así siguió Dani y por último Nata y nuestro tema cambiaba y se iba por las ramas dejando irreconocible el tema con el que habíamos empezado y eso me sorprendía. Por lo general yo era más callada, pero con ellas sentía que mi confianza crecía y que las conocía de toda la vida creando una conexión fuerte con esas chicas. Son simplemente geniales.

No sé si así eran todos los vuelos, pero ya habían pasado dos horas y nada que nuestro vuelo llegaba, bufé molesta.

-¿Qué pasa?– Sin darme cuenta, había interrumpido una animada conversación y ahora tenía dos pares de ojos sobre mí.

-No, nada, solo que otra vez el avión se demora en lleg… - y como por arte de magia sonó esa voz.

-Vuelo 3306 con destino a Londres, favor abordar.

Las tres nos miramos y de un momento a otro ya estábamos cruzando las puertas de seguridad que nos llevaría al tan esperado avión.

Después de dos veces que no me tocará la ventana, me había resignado. Solo esperaba que por lo menos quedara en el medio.

Terminé de entrar en el avión y busqué mi respectivo asiento y ¡Enhorabuena! ¡Me tocó la ventana! Ya era hora de que algo de buena suerte me acompañara. Con una gran sonrisa en mi rostro me senté complacida y escuché como Dani bufaba porque le tocó en el asiento que da al pasillo. Ella estaba en las sillas del otro lado, mientras que Nata estaba a mi lado en la silla que quedaba en el medio. Al sentarnos, compartimos una mirada de complicidad que quería expresar la curiosidad que sentíamos por saber quién sería nuestro compañero.

Vimos como un muchacho fijaba su vista en el número del asiento, alzaba ligeramente la cabeza para acomodar sus pertenencias.

Natalia y yo lo miramos embobadas. Parecía que el viaje hasta Londres tendría una excelente vista y no precisamente era de las que se veían desde las ventanas.

Pasamos un rato hablando del viaje, otro rato lanzándole cualquier cosa que tuviéramos en nuestros bolsillos a Daniela, hubo un momento en que decidimos hablarle al chico, pero solo después de jugar “piedra, papel o tijera” porque ninguna quería hablar de primera, al final Natalia le habló al muchacho, ya que es pésima jugando. Y por último, después de ver como Daniela se moría de la risa por nuestras bobadas, decidimos calmarnos e intentar leer un poco de los libros que habíamos traído, pero no duramos mucho, a la hora estábamos cabeceando. Yo me rendí y recosté mi cabeza en el hombro de mi amiga y ella, que rozaba la inconsciencia se acostó en el hombro de Nick, el chico que ocupaba el tercer asiento, lo escuché reírse pero no intentó moverse.

-Heeey, Daniela! Natalia! chicas, despierten!

Sentía vagamente que movían mi brazo y que decían repetidamente mi nombre, pero no desperté del todo cuando sentí que mi cabeza ya no tenía apoyo y me caía hacia un lado. Daniela había logrado despertar a Natalia y yo había quedado a la deriva cayendo al otro asiento.

Agarramos nuestras maletas y nos despedimos del lindo chico que había servido de almohada.

Bajamos del avión muertas de risa, algo que era poco común en nosotras, claro. Buscamos el resto de nuestras maletas y nos dirigimos a la sala que daba a la salida del aeropuerto. Menos mal Dani iba con nosotras y supo guiarnos, porque estoy segura de que si andaba sola me demoraría el triple de lo que nos demoramos en salir.

Varias personas se encontraban arremolinadas esperando a sus respectivos conocidos. Y a mi me entraba un poco de pánico no encontrar al chofer que habían contratado para nuestro viaje hasta el hotel, quedarnos en el aeropuerto hasta que nos echaran y perdernos en una ciudad a la cual no conocíamos.

Vale, un poco dramática, pero igual me daba un poco de “cosa” no encontrar a Henry, el chofer.

A lo lejos divisé un letrero que recitaba “Daniela Madrid, bienvenida a Londres” “Coky es un perrito muy lindo” La primera frase estaba escrita en inglés, y la segunda en Italiano. Había concordado con mi familia que ésa frase sería la contraseña para asegurarme que él si era mi chofer. Solté una risa, cogía a mis amigas por la mano y me dirigí hacía Henry.

Lo saludamos y nos dirigimos a una elegante limusina negra. Las chicas me pidieron que les tradujera la segunda frase y al final me dedicaron una cara de “¿En serio?”

El viaje la pasamos pegadas a las ventanas, utilizando todos los botones que teníamos a la vista, tomando fotos, haciendo caras, y riéndonos.

Llegamos al hotel y nuestras caras cambiaron totalmente. Era de noche y las luces que emitía el edificio nos deslumbraban, se veía que era un hotel de verdad lujoso y encantador. Nos bajamos de la limusina y caminamos lentamente porque pensábamos que si íbamos más rápido despertaríamos del sueño.

Entramos al hotel, saludamos al señor que atendía, Daniela me pidió mi identificación para pasársela al señor ya que yo estaba tan elevada que no le escuché cuando me hablo. Después del papeleo, y de que nos entregaran las llaves de nuestras respectivas habitaciones procedimos a ir hasta ellas.

No tenía palabras. Mi habitación es enorme! Una cama en el fondo, puesta horizontalmente a la puerta, una ventana de casi el tamaño de la pared del fondo cubierta por unas cortinas blancas con decorados en beige y café, dos muebles que se veían tan tentadores como la cama, una mesita de noche, y una mesa mas grande al lado de los muebles, al frente de la cama había una escalera que daba a un intento de segundo piso y al lado izquierdo de las escaleras otra puerta.

Después de 5 minutos de gritos, me di cuenta que la puerta de abajo era un baño y la puerta que había arriba era mi armario. No podía creer que todo este espacio lo ocuparía yo solita.

Después de tomar un baño y de ponerme una ropa medianamente formal, pase a la segunda habitación de la izquierda que era la de Nata. Ella también estaba lista y pasamos a buscar a mi tocaya, que era la habitación del medio, ahí esperamos veinte minutos, ya que la chica se tomaba su tiempo para arreglarse y de ahí bajamos a disfrutar de la cena.

El restaurante era bastante lujoso y varias personas iban ataviadas de igual modo, pero otras tantas iban mas desarreglados y eso hacía que no me sintiera tan mal al ir con unos jeans. Nos sentamos, pedimos nuestra comida y las tres a la vez empezamos a examinar el salón. Varias personas de edad en las primeras sillas, unas cuantas parejas en el centro y a los lados habían varias familias y en el fondo varios jóvenes. Ahí también estábamos nosotras. Nos llamó la atención un chico de cabello castaño corto, de anchas espaldas y vestido con una chaqueta azul oscuro, lo más raro, es que estaba sentado solo.

Al rato llego nuestra comida y sin pensárnoslo más de una vez, atacamos nuestra deliciosa cena. Nos quedamos un rato más discutiendo qué haríamos mañana, lo que podríamos visitar y del frío tan intenso que hacía, después subimos y cada una a su habitación con la promesa de que como máximo a las diez de la mañana debíamos estar saliendo del hotel.

Entré, aspiré y mentalmente me preparé, retrocedí un pequeño paso y salí corriendo para lanzarme de lleno en la cama. Caí y prácticamente la cama estaba hecha de nubes y como pude me arrope con las sábanas. Después no tuve mas pensamientos rondando mi mente.

Después de  la cena, cada una regreso a su habitación. A pesar de que había estado ahí antes dejando mi equipaje, por el hambre que llevaba no me había fijado en lo amplia y bonita que era.
 
Una gran cama tendida con un edredón blanco con detalles azules y varios cojines en diferentes tonos a juego, una mesa de noche de cada lado y más a la derecha un gran espejo, frente a la cama lo que podía definir como una salita; tres sofás y una mesa ubicados frente al gran televisor, que estaba colgado justo sobre un mueble que guardaba un pequeño equipo de sonido, un DVD y algunas viejas revistas a las que no les preste atención.  Había dos puertas, una a cada lado de la pared en la que estaba el televisor, a la derecha el baño y a la izquierda lo que podría ser otra habitación pero llena de estantes y ganchos para acomodar la ropa.
 
Justo frente a la puerta había una puerta ventana de cristal cubierta por una cortina azul que dirigía al balcón. Al cruzarla me encontré con la mejor vista que pude haber tenido… Londres iluminado por la luz de la luna llena y las luces que aun habían encendidas en la calle. Tomé una silla y me quede un rato disfrutando de la maravilla que tenía frente a mí, pero el cansancio producto del largo viaje por el que acababa de pasar y la diferencia horaria empezaban a hacer de las suyas en mi cuerpo. Así que entre, tome una pijama de mi maleta y me dirigí al baño, no me importaba la hora que fuera pero una ducha me ayudaría a descansar más.
 
Una vez salí del baño ya lista para acostarme, no lo pensé dos veces para tirarme en la que ahora sería mi cama teniendo en cuenta que las chicas me habían hecho prometerles que estaría despierta y lista a las diez para salir a iniciar nuestra aventura en Londres.
 
Abrí mis ojos a las 9:15 am gracias a los golpes en mi puerta, de mala gana fui a abrir y me encontré con dos sonrientes chicas, que una vez se fijaron en mi aspecto pusieron su mejor intento de cara de enojadas pero sin poder contener la risa que les producía verme  despeinada y con cara de zombie.
 
-Oficialmente, se pueden considerar mis amigas después de verme así.- les dije aun medio dormida mientras señalaba mi aspecto. Ellas ya no lograron contener sus carcajadas y entraron a mi habitación.
 
-Ya deberías estar por lo menos bañada. ¿No pensabas cumplir con lo que nos prometiste anoche?- me causo gracia la voz seria de Nana, así que entre risas me dirigí al armario, para luego salir rumbo a la ducha.
 
Después de unos 25 maravillosos minutos bañándome y ya con mi cabello y mi cuerpo limpios y frescos me puse la ropa interior y me envolví con una toalla para salir de ahí, esa costumbre de vestirse en el baño, nunca fue con migo.
Una vez en el armario saque del fondo de mi maleta un jean claro y una de mis blusas favoritas, morada, de hombro caído y suelta con un corazón negro estampado. Para completar me puse unas bailarinas negras y Salí aun con el cabello aun mojado, me lo seque bien y me puse algo de maquillaje ante los aterrados ojos de Daniela. Cuando estuve lista a las 10:20 nos dispusimos a salir a no sé dónde.
 
Afuera del hotel nos montamos a un taxi y pedimos que nos llevara a un centro comercial. Una vez ahí Nana pago y nos bajamos en busca de algo que desayunar. Nos encontramos con un Starbucks, y esta vez fui yo quien pagó. Nos quedamos hablando un momento sobre qué hacer, y después de algo de discusión entre una tienda de música y una librería, nos decidimos por la primera, después de todo necesitábamos música que nos acompañara durante estas vacaciones.
 
Teniendo cada quien una bolsa llena de CDs y ellas algunas cosas para no sé qué con sus guitarras decidimos dividirnos, ya que ellas se negaron a entrar a una tienda a ver ropa y zapatos con migo porque según ellas ahí no encontrarían nada que fuera de su “estilo” y querían ir a una convención de videojuegos que tenía lugar en el mismo centro comercial.
 
Definitivamente soy muy diferente a esas dos, pero por suerte esas diferencias no han generado problemas entre nosotras.
 
Me entretuve de tienda en tienda, comprando algunas cosas, se me paso muy rápido el tiempo y mi estómago estaba dando señales de eso, así que preferí ir a comer algo antes de buscar a las chicas
 
Iba caminando pensando en la suerte de estar haciendo este viaje. Cuando choque con alguien y solté las bolsas que llevaba.
 
-Oh, discúlpame iba distraída.- dije como reflejo a lo que acababa de suceder e inmediatamente me agache al igual que la otra persona a recoger mis paquetes.
 
Una vez todo de nuevo en mis manos, me puse de pie para darle las gracias.
 
-Ooohh por Dios…- la única reacción de mi cuerpo y mi mente fue decir esto en un susurro, tenía mis ojos abiertos como platos y sentía que no podía moverme y de nuevo solté mis paquetes. No podía identificar su expresión ante mi reacción, no sabía si quería reírse o huir de esta loca.
 
-Creo que sabes quién soy, pero… Un gusto soy Liam.- ¿que si se quién es?, por supuesto, como no saberlo si es uno de los hombres más lindos que he visto en mi vida.
 
-Yo yoo... So so soy Dani… Daniela.- logre decir con un gran esfuerzo a pesar del millón de cosas que pasaban por mi mente.
 
-Un gusto Daniela, y tranquila soy una persona más normal de lo que te imaginas.- solo pude responderle con una sonrisa mientras mi mente ordenaba sus ideas y mis músculos empezaban a reaccionar. -Espero que tus cosas no se hallan dañado después de esas dos caídas.- Continuo el hablando mientras se agachaba por mis cosas al ver que yo no reaccionaba completamente aun.
 
Saque un poco de cordura de no sé dónde y empecé a comportarme normal, o eso intentaba, después de todo, no todos los días te encuentras a Liam Payne y sería bueno dejar una buena impresión.
 
-Gracias.- logre decir mientras le recibía los paquetes.- y disculpa mi reacción, es que no esperaba encontrarte aquí.
 
-Tranquila, ha sido una de las reacciones más normales y tiernas de la semana.- me sonroje al escucharlo. – Espero que tus CDs no se hallan dañado…- me sorprendió que supiera que llevaba, pero luego caí en cuenta que la bolsa tenia escrito gigante el nombre de la tienda.
 
-Yo también lo espero.- Dije mientras revisaba la bolsa.- Ouch, mi CD de Katty Perry se partió en la punta.
 
-Creo que ibas hacia ese restaurante, y teniendo en cuenta que por mi culpa se rompió tu CD, lo menos que puedo hacer es invitarte el almuerzo.- Esta bromeando, almorzare con Liam!
 
-Descuida no fue tu culpa… y si, si no interrumpo algo que debas hacer, claro que acepto tu invitación.- intentaba controlarme y no demostrar mi instinto de fanática poniéndome a gritar o a llorar para no espantarlo.
 
-hoy es mi día libre, así que no interrumpes nada. ¿Vamos? – Como todo un caballero me pidió mis bolsas y me guio hacia el restaurante.
 
Una vez nos sentamos, e hicimos el pedido, una chica se acercó nerviosamente a nosotros y le pidió un autógrafo, él se lo dio, se tomó una foto con ella y la despidió con una sonrisa. Eso me recordó, necesitaba evidencias para que las chicas me creyeran toda la suerte que estaba teniendo.
 
-Creo que yo también quiero un autógrafo.- mi voz sonó entre nerviosa y dudosa, y el con una sonrisa asintió.
 
De inmediato empecé a rebuscar entre mi bolso, era imposible que no tuviera un papel decente, solo eran facturas arrugadas. Y a pesar de lo extraño que pudiera parecer saque un billete.
 
-¿Estas segura?-Liam me miraba confundido
 
-Emmmm, si- le dije intentando demostrar seguridad.
 
-Está bien.- con una hermosa  sonrisa empezó a escribir sobre el billete.
 
-¿Sabes que firmar un billete es sinónimo de que aceptas casarte con migo?- recordé una broma que algún día me hizo uno de mis amigos… Espera, ¿Dije eso en voz alta?... De inmediato me puse como un tomate y rezaba porque él no hubiese escuchado.
 
-¿Entonces cuando es la boda?- Liam me miraba divertido mientras yo me ponía cada vez más roja.
 
-Eso tenía que haberse quedado en mi mente, que pena…. Disculp…
 
-Descuida, hagamos como que no escuche. –me entrego mi dichoso billete y hubo un momento de silencio incomodo hasta que llego nuestro almuerzo.
 
Con la excusa de que yo sabía mucho de él mientras que él estaba almorzando con una desconocida, empezó a hacerme preguntas. No sabía si sentirme alegre o nerviosa por la posibilidad de que se me saliera otro de mis pensamientos.
 
-Y entonces, ¿de donde vienes?
 
-Francia.
 
-¿viniste sola, o con tu familia?
 
-por cosas de la vida, con dos nuevas amigas.- me miro confundido ante esa respuesta, pero siguió.
 
-¿cuántos años tienes?
 
-18, Casi 19
 
Entre preguntas sin sentido, paso ese agradable almuerzo, definitivamente el almuerzo de mis sueños!
 
Después de un rato más y una agradable charla sobre todo un poco, Liam paso la mirada de su reloj a mí.
 
-Dani, creo que ya es hora de marcharme o Harry me matara por dejarlo esperando.- Desde cuando este hombre me llamaba “Dani”, ahh esto parece un sueño… y por favor que no me despierten
 
-Gracias por el almuerzo.- dije con una gran sonrisa
 
-No fue nada, de alguna manera debía compensar lo de tu CD.- ¿Mi CD?, Ahh ya lo había olvidado… Me Encanta Katty Perry, pero valió la pena el sacrificio.
 
-Y es aquí donde el sueño se acaba, y todo vuelve  a ser como antes.-
 
-¿Porque tu sueño terminaría?- ¿pensé en voz alta?… no puede ser que mi mente me engañe de esta manera.- No tiene que ser así.- Me dijo con una sonrisa. Me limite a mirarlo, después de que se fuera las posibilidades de volver a encontrármelo por ahí eran limitadas.- Eres una chica encantadora, deberíamos repetirlo, claro… si no te molesta.- ¿Molestarme?, por favor es lo mejor que pudo haberme dicho.
 
-Cla…Claro, sería un placer.- la emoción se me notaba a pesar de mi intento de no demostrarlo tanto, pero como no estar emocionada después de lo que paso esta tarde.
 
Nos paramos de la mesa en la que estábamos y nos dirigimos a la puerta, espero con ansias que sea verdad eso de repetirlo. Íbamos  saliendo cuando su teléfono sonó.
 
-Hola.-Dijo poniéndose el celular al oído.
 
-Si Harry si voy a ir, solo espérame un poco… - No podía dejar de mirarlo, todo el tiempo que he seguido su carrera y ahora tenerlo frente a mí.-… Ooohh, estamos en el mismo  lugar, y ¿si nos vemos aquí y luego vamos?... Perfecto te espero aquí en la plazoleta de comidas.- Si mis oídos no me engañaban, Harry… Harry  Styles venia hacia aquí.
 
-Y…- Solté dudosa, el me miro con una sonrisa
 
-Me Dirías tu número, así me aseguro de verte de nuevo, eres una chica agradable, no con todas las fans puedo darme el lujo de hablar tan calmadamente.- esto se ponía cada vez mejor. Estiró su mano pasándome su teléfono, tenía el teléfono de Liam en mi mano, ¿y si salía corriendo con él? No, tenía que controlarme.
 
Con mi mano temblorosa, guarde mi numero entre sus contactos, y muy a mi pesar le entregué su teléfono y le regalé una sonrisa. En ese momento llego un sonriente Harry y de nuevo mis ojos se abrieron como platos y mi cuerpo no reaccionaba. El me miraba asustado
 
-Descuida no tarda en reaccionar.- Dijo Liam entre risas mirando mi expresión y la de Harry… Qué pena, pero como dijo Liam volví a ser la de antes y lo primero que hice fue un movimiento de mano en forma de saludo  al que él correspondió.
 
-Mucho gusto.- dijo con cierto temor de mi posible reacción, pero Liam lo calmo poniéndole una mano en el hombro y susurrándole algo que no logre escuchar.
 
Después de  pedirle un autógrafo y una foto a Harry… y claro también una con los dos me despedí y con los paquetes en mis manos voltee y empecé a caminar sin rumbo definido, pero con una sonrisa inmensa  estampada en mi rostro.
 
Había dado unos 6 o 7 pasos cuando sonó mi celular, acababa de llegar un mensaje, era un número desconocido… “Gracias por la agradable tarde, fue un placer conocerte… algo me dice que seremos buenos amigos, Liam. x”, aunque lo creía imposible mi sonrisa se ensancho aún más, voltee hacia donde estaba hace unos momentos y ahí estaba el, mirando hacia mí con una sonrisa, hizo un gesto con la mano y empezó a caminar con Harry a su lado.
 
Y tenía un mensaje más, no me di cuenta cuando llego el otro, pero era de las chicas… “Nos cansamos de buscarte pero no te encontramos, no te imaginas lo bien que lo estamos pasando. Nos vemos en la noche en el hotel”.
 
¿En la noche? Miré la hora, eran las 17:45, no podía creer lo rápido que se me había pasado la tarde, pero si las chicas dijeron que en la noche…
 
Salí del centro comercial y tome un taxi, pedí que me llevara a el hotel, quince minutos después estaba pagando y entrando. Subí al ascensor, toque el botón del quinto piso. Una vez arriba busque mi puerta 512, entre deje las bolsas en un rincón y Salí de nuevo pasando antes por el armario a tomar una chaqueta pues empezaba a sentir frío.
 
Si las chicas planeaban llegar en la noche, yo no me iba a quedar en el hotel. Así que salí nuevamente, solo a caminar, fijándome por supuesto por cuales calles iba pasando para no perderme al regresar.
 
Ya que estaba oscureciendo ante mis ojos y la belleza de todo a mí alrededor aumentaba, decidí detenerme en un parque cercano al hotel, me senté en una banca disfrutando del lugar. Unos minutos después no pude soportar las ganas de tirarme al césped a mirar el cielo, y ahí acostada ponerme a pensar en todo, en mi familia, en estas vacaciones, en el día tan loco y maravilloso que tuve y en todo lo que me esperaba.
 
Recordé que tenía que llamar a mis padres, contarle a mi madre que mis sueños se estaban volviendo realidad y que hoy conocí a dos de mis grandes amores, le va a parecer increíble
 
Creo que paso más de una hora, me sentía tan bien ahí acostada, pero era hora de volver, me puse de pie y caminando sin afanes volví a el hotel, pero antes de ir a la habitación pregunte si las chicas estaban ya en las suyas, recibí una respuesta negativa así que subí y me tire en uno de los sofás que había ahí prendí el televisor y empecé a hacer zapping hasta que las chicas llegaron.
 
Fue como si quisieran tumbar la puerta, me apuré a abrirles.
 
-No van a creer todo lo que me pasó hoy…- les dije antes de que pudieran intentar por lo menos decirme algo y como si las palabras estuvieran por explotar dentro de mi.-… Me choque con Liam Payne...- seguí mientras las empujaba dentro de la habitación con sus curiosas y alegres expresiones sobre mi.-…almorcé con él, y luego vi a Harry, Ahh…-No podía detenerme.-…fue la mejor tarde de mi vida.
 
-Nosotras también tenemos algo que contarte.- dijeron emocionadas mientras me abrazaban casi dejándome sin aire.-No fuiste la única con mucha suerte el día de hoy.- me aleje un poco de ellas, dándoles a entender con mi mirada que tendrían que contarme todo también y con las miradas de emoción que me respondieron me dieron a entender que lo harían.
 
-Pero me niego a contarte si antes no tengo una Lasaña en mis manos.-Nani y yo no pudimos evitar soltar una carcajada después de la petición o más bien la condición que ponía Nana, así que nos dirigimos al teléfono. Hoy cenaríamos en la habitación.
 
Después de casi 15 minutos en los que continué contándoles mi día ya que fue en serio lo que dijo Natalia y se rehusó a hablar, llego el servicio a la habitación y cuando cada una se sentó con su cena, por fin se dignaron a decirme que fue lo que les sucedió durante toda la tarde.