Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan |Harreh|

por **Ora.** Sáb 16 Feb 2013, 2:55 pm

CAPÍTULO 8

-¿Louis? – toqué la puerta de su habitación. Obviamente, después de retocarme el maquillaje que se había corrido por las lágrimas que surgieron. Sí, lágrimas y no lágrima. ¿Por qué sentía ahora un vacío más? ¿Por qué estaba pensando que la necesitaba? ¿O que los necesitaba? ¿Por qué ahora?

Entré a su habitación sin que él me diese el permiso y sólo vi que decía: “Yo también te quiero”. Y al verme, retiró su móvil rápidamente de su oreja.

-¿Qué está pasando aquí? – sonreí picarona.

-Na-nada… - ¿cómo que nada? Éste ya tenía otra novia.

-Anda ven – lo cogí de su americana -. Dime como se llama tu nueva novia y le partiré la cara. A mí nadie me quita a mi hermano – sonreí mientras estaba concentrada en ponerle bien esa fina corbata.

-No tengo novia – negó, agachando su cabeza para mirarme.

-¿Cómo que no? ¿Y a quién también quieres que no es a tu sis?- sonreí aún más.

-Era Harry – una punzada a mi corazón.

-Ah – rápidamente dejé su corbata y me dirigí a la puerta. Podría ser Harry perfectamente, siempre habían llevado una ‘relación’ amorosa que nos hacía reír a todos -. Vamos, mamá y papá nos esperan en el coche.

-¿Te pasa algo? – preguntó, metiendo su móvil en el bolsillo de su traje y cerrando la puerta de su habitación.

-¿A mí? – pregunté, mientras bajábamos las escaleras.

-Sí, a ti – rió -. ¿A quién he preguntado? – sonó obvio.

-Nada – respondí, de camino al coche.

-¿Seguro? – volvió a preguntar, cerrando ahora la puerta principal.

No respondí. No, no sabía lo que me pasaba. ¿Qué me pasaba? No lo sabía. ¿Y por qué no lo sabía? Tampoco lo sabía. Y todo era un lío.

-¿Con qué socios toca este sábado? – pregunté, cansada. Nunca podíamos quedar un sábado al mediodía con nuestros amigos. Siempre teníamos “La comida” con los socios de nuestros padres. Y ya cansaba porque todas eran familiares. Siempre llevaban a sus hijos, víctimas que escuchaban sus, a veces, aburridas charlas. Y eso era así: sábados familiares y el resto de la semana nuestros padres se olvidaban de nosotros. No sabía para qué tenían una casa si nunca estaban en ella.

-Styles – giró mi padre la cabeza, ya entrando por las grandes puertas de cristal del costoso restaurante, vigiladas por guardias de seguridad.

Miré con los ojos abiertos como platos a mi hermano. Yo no me quedaría allí.

-¿Y tenemos que estar con vosotros?

-Gemma, ya lo sabes. No empieces como siempre. Y encima, estaréis con Harry y con Jason. No os quejéis como siempre de que no os gustan los hijos de nuestros socios.

-Además, ya estás bien con él, ¿no? – interrumpió mi madre -. Pues entonces comportaos. Sabéis que estas comidas son muy importantes, tanto para la empresa como para nosotros.

-Tú lo sabías – le dije a Louis entredientes.

-Ya – río.

-¿Por qué te ríes?

-A ver si decides pedirles perdón.

-Louis sabes que no…

-Familia Tomlinson, ¡bienvenidos! La familia Styles los espera en su mesa de siempre. Síganme, por favor – me interrumpió y nos sonrió el maitre, que ya era más que un conocido, pues lo veíamos todos los sábados. Aunque nos seguía tratando de usted. Cosas del trabajo.

-¡No puede ser! – gritó de un tono de lo más encantador -. ¡Margaret! ¡Edward! ¡Cómo os extrañaba! – dijo ya con lágrimas en los ojos.

-¡Anne! – corrió mi madre como una niña por todo el salón hasta llegar a la mesa dieciocho, la nuestra.

Se quedaron cuchicheando como adolescentes mientras Louis, mi padre y yo llegábamos. Y mira si parecían adolescentes que ni mi madre, con lo educada que es, saludó al resto de la familia. Anne abrazó otra vez a mi madre y Des, Jason y Harry se levantaron de su asiento, como también personas educadas, por nuestra llegada.

-¿Esa es Gemma? – le dijo Anne sorprendida en un susurro a mi madre.

-Sí, esa es – dijo con una sonrisa y tomando mi mano, acercándome más a ellos.

-¡Gemma Marie! ¡Pero qué cambiada estás! Cómo crecen ¿eh, Maggi? – dijo en tono melancólico. Mi madre asintió -. ¡Estás hecha toda una mujercita! – exclamó dándome una vuelta.

-Gracias – le sonreí.

-Mira Harry, está guapísima. ¿No crees? – le preguntó Anne. Él no respondió, se quedó mirándome como siempre hacía. Con esa mirada, con esos ojos verdosos que un día llegaron a enamorarme.

Baje la cabeza avergonzada.

-¡Oh, mi querido amor platónico Anne Styles!- dijo Louis, para dejar ese ambiente que se había creado -. ¿Cómo está mi mujer preferida? – mi madre carrasqueó -. Después de mi mamá – le sonrió.

-¡Oh, mi graciosín! – dijo Anne, de igual tono. Abrazando a mi hermano.

A partir de ahí, nos sentamos alrededor de esa mesa. Mi padre hablaba con Des. Mi madre con Anne. Y menos mal que eso iba a ser una comida sobre el trabajo, porque el tema de los contratos no lo habían sacado todavía. En cambio, hablaban de cuando eran pequeños y las travesuras que hacían. La mesa era redonda y estaba sentada al lado de mi madre y de mi hermano. Ahí sí que no corría ni una palabra.

-Bueno – dijo Jason, el hermano mayor de Harry, para sacar un tema de conversación -, ¿qué tal los novios? - sonrió.

Louis me miró insofacto, como si le importara los novios que tuviese. Y el que yo quería que me mirase, seguía jugando con su comida. Pero a ver Gem, ¿por qué coño querías que te mirase Harry?

-No tengo – reí.

-Sabrás que me he independizado y que estoy empezando a trabajar con mis padres, ¿no?

-Sí, sí. Estoy enteradita de todo – volví a reír.

-Entonces pensarás que soy un buen partido - sonrió y ahí Harry sí miró, pero no a mí, sino a su hermano -. ¿Qué te parece si nos vamos por los jardines del restaurante a dar un paseo mientras llega la comida? – me preguntó, levantándose de su silla -. Hace un día precioso para pasear con una chica igual – volvió a sonreírme.

-Por supuesto – le devolví la sonrisa.

-¿Nos disculpan? – preguntó a los adultos, que seguían hablando de sus cosas y ni siquiera se enteraron de la pregunta. Jason me tendió la mano, como un buen caballero, para ayudar a levantarme.

-No creo que sea buena idea – tensó su tono y se levantó de la silla.

-¿Qué pasa, hijo? – preguntó Anne viendo a Harry de pie.

-¿Por qué no, hermanito? – preguntó Jason intentando que sus dedos se entrelazasen con los míos.

-La comida está a punto de llegar – volvió a decir, ignorando a su madre y sentándose en su silla.

-Bueno, no pasa nada. ¿A que no, princesa? – me preguntó con esa sonrisa de labios carnosos, con esa sonrisa de dientes perfectos. No Gem, espera. Esa sonrisa no era la de Jason, era la de Harry. ¿De verdad me había imaginado su sonrisa en la cara de Jason?

-No, nada – le sonreí todavía atónita por lo que acababa de pasar.

Me cogió más fuerte de la mano y me sacó por otra de las grandes puertas de cristal.

Esos jardines eran preciosos. Había flores y plantas de todo tipo. Muy cuidados y con pequeñas fuentes en cada esquina. Normal, ese restaurante era el típico donde van todos los peces gordos como nuestros padres.

-Cuéntame, hace años que no te veo – nos sentamos en uno de sus bancos de piedra. Crucé mis piernas.

-Desde que te fuiste a la universidad hemos perdido el contacto – dirigí mi mirada a mis tacones, examinándolos como si tuvieran algo raro.

-Pero he vuelto, ahora trabajo. Y tengo una gran casa en el centro – se acercó más a mí.

-Qué bien – dije desinteresadamente, mirando con más detenimiento mis zapatos. Me resultaban algo…

-Podrías venir algún día – dijo, acariciando la parte de mi muslo que quedaba al aire por el corto vestido.

-Qué bien – ya está. Algo raro no, esos zapatos eran de Angie.

-¿Gem? – rió -. ¿Me estás escuchando?

-Sí, sí – afirmé, volviendo a mirarlo.

-Lo que te decía… - me quedé pensando mientras él hablaba. Esos tacones se los dejó Angie una noche en mi casa y no se los devolví, pues no volvimos a hablarnos -. ¿Qué te parece?

-¿Qué? – pregunté, confundida.

-Gemma, ¿qué te pasa? Te noto distraída – y se acercó más. ¿Pensaba ese tío que había algo entre nosotros? Siempre había sido un pesado conmigo.

-Nada, no me pa… – y esos ojos verdosos me miraron con más detenimiento. Recorrieron mi torso entero. Esos labios rosados se acercaron con una sonrisa de dientes perfectos más a mí, hasta que consiguió callarme.

-Tío, tienes que olvidarte de ella. Supuestamente la odias – me dijo Louis después de mirar como Gemma se iba con el asqueroso de mi hermano.

-Otro como Zayn.

-Es que se te nota a kilómetros – dijo colocándose la servilleta y cogiendo sus cubiertos para empezar a comer.

-No se me nota nada.

-¿Qué no? ¿Cuánto tiempo llevas enamorado de la guarra de mi hermana? – rió -. ¿Diez u once años? ¿O desde que nació? – preguntó divertido, con la boca llena de lenguado con bechamel.

-No la llames así – dije, entredientes.

El rió con más fuerza.

-Pobre enamorado. No te pega ese estilo, ¿eh? – volvió a reír.

-Cállate Louis y come.

-Perdonadla. Sería genial que volviésemos como antes.

-Louis, sabes lo que nos hizo. Incluido a ti – empecé a comer.

-Pero hay que saber perdonar, Harold.

-No me llames así – lo miré de reojo. Él me ignoró y siguió hablando.

-Sabéis que es la mejor chica de este mundo, aunque ahora se haya convertido en una Barbie de plástico.

-Angie también es la mejor.

-Ya Harry, y Gemma y ella eran las amas de todo.

Iba a contestar, pero mi querida madre me ordenó que fuera a buscar a aquellos dos. Por lo menos salieron de ese trance. Con tanto hablar de cuando eran jóvenes, me estaba traumatizando.

-Mamá, acabo de empezar a comer – no quería ir a por ellos. Además, hacía mucho sol, iría a sudar -. Que vaya Louis.

-Harry Styles, ve – me ordenó y comenzó a hablar otra vez con Maggi.

Sólo respiré hondo y me levante de esa silla tranquilamente, para no parecer que estaba lleno de rabia. ¡Que viniesen ellos! ¡Yo no tenía que recogerlos como su niñera!

Al salir por la puerta y mirar desde arriba todo el jardín, algo me decía que no tenía que ir. Que me quedase y que desobedeciese a mi madre como el “chico malo” que era cuando no estaba frente a ellos.

Pero el bueno de yo terminó por bajar e ir por el primer camino que se me cruzó para buscarlos. Y no sé por qué no le hice caso a ese algo que me decía que no los buscase. No lo sé, porque lo que vi, no me gustó nada.

por **Ora.** Dom 17 Feb 2013, 5:26 am

¿Algún comentario nuevo? ;)

por **Ora.** Dom 17 Feb 2013, 6:21 am

CAPÍTULO 9

-Harry… - susurré entre sus labios mientras acariciaba sus… ¿Dónde estaban sus rizos?

-¿Harry? – se separó de mí. ¿Jason? – Harry – miró a su derecha.

-Veo que os estropeo el momento – me levanté rápidamente y me dirigí a él -. Venía a decios que la comida ya está desde hace rato.

-Harry, no era lo que parecía – le dije a la vez que él empezó a andar de vuelta. Me puse a su lado, pero me costaba caminar y alcanzar sus enormes pasos. Además, con esos tacones era difícil incluso para mí.

-¿Por qué me das explicaciones? No me interesa lo que estuvieses haciendo – me dijo, borde. Es verdad, ¿qué hacía yo dándole explicaciones? Sólo besaba a su hermano cuando al que quería era a él. Sólo.

-Era por si te molestaba… Tu hermano…

-Siempre, siempre es mi hermano y tú. Siempre estáis así – parecía… ¿celoso? -. Pero que, vamos a ver, es como si te lo montas con él en su nueva casita, que no me importa – subió las escaleras. Yo lo seguía dando saltitos tras él.

-¿No te importaría tampoco que yo hiciese eso? – le pregunté a la defensiva, para ver si por un causal estaba celoso. Y si lo llegaba a estar, ¿sería alguna señal? ¡Venga ya, Gem!

-¿Que te beses o que te folles a uno de siete años mayor que tú? – me miró a los ojos, aparentemente furioso. Abrió la puerta y la cerró tras él, impidiendo mi paso. ¡Lo estaba! ¿Señal?

Sonreí.

-Eh tú, celoso. ¡Se deja pasar a las señoritas primero! – le grité, abriendo la puerta. Él no me miró y anduvo con paso firme. Sólo se dirigía a la última mesa de la esquina. A la que miraba a un gran ventanal, a la dieciocho -. ¡Eh! ¡Te estoy hablando! – y los clientes me miraron. Yo me sonrojé.

-Gem, déjalo. Vamos – me cogió Jason por detrás conduciéndome a la mesa.

-Suelta – empecé a andar más rápido.

A unas cuantas mesas antes de llegar, vi que Louis se dirigía a la puerta principal con su móvil en la oreja, seguido de Harry.

-¿Se van? – les pregunté a los presentes, cuando terminé de llegar.

-Sí – asintieron todos.

-Pero no tienen coche ni moto ni nada – dije, apoyándome en el respaldo de la silla de Louis.

-Han venido Zayn y Angie. Lou los ha llamado. Se los llevan – dijo Des.

-Pues yo también me voy.

-¿Te llevo? – preguntó Jason, cogiéndome del brazo.

-No – me solté.

-¿Y cómo te vas, hija? – me preguntó mi padre.

-Llamo a Liam.

-Bueno, sólo por hoy que no es una comida formal. No os acostumbréis a iros en las comidas de los sábados, ¿de acuerdo?

-Vale, papá.

-Da las gracias a Anne y a Des, sino no saldríais de aquí.

-Gracias – les sonreí y les di un beso a cada uno como despedida.

-Adiós, os quiero – grité, antes de salir por la puerta principal.

Y otra vez los clientes me miraron.

Estaba rara. Y no sabía por qué. Salí del porche del restaurante para dirigirme a las mesas que estaban allí mismo, pero al sol. Por lo menos me pondría morena esperando al pesado de mi mejor amigo.

Me senté en una de sus sillas de mimbre y saqué el iPhone. Busqué el contacto de Liam. Lo llamé. Pero no me dio tiempo a hablar con él pues oí unas risas. Sólo le dije que me recogiese y colgué. Aquellas provenían de detrás de mí y giré para verlos. Apoyados en el coche y fumándose algo. Chasqueé la lengua y reí por lo bajo. Fumando.

Me acerqué a ellos para arrebatarle los porros que tenían entre sus dedos.

-¿Sabes que si papá te pilla, te mata? – habló Zayn imitando mi tono de voz cuando yo empujé a Louis, que estaba sentado de espaldas en un poste.

Éste se dio la vuelta y tiró el porro a un lado no muy preocupado.

-¿No te quedas? – cambió de tema.

-¡Por Dios, Louis! Ve a casa y te lavas los dientes antes de hablarme.

Después miré a todos. Todavía seguían teniendo eso en la mano.

-¿No pensáis tirarlo? – les pregunté.

No respondieron.

-¿Qué hacéis? ¿En qué os habéis convertido desde…?

-¿Desde? – saltó Angie.

-¿En qué te has convertido tú desde? – preguntó Zayn a la defensiva.

-He preguntado yo primero – miré a Harry que todavía no había hablado. Y me miraba. Dios, cómo odiaba que me mirase así y que no hablase. ¿Seguiría enfadado por lo de su hermano? Sólo fue un besito. Un besito pensando que no era Jason sino pensando que era otro. Y todo por pensar.

-¿Y? No tenemos por qué responderte.

-O a lo mejor sí – dijo Angie -. A lo mejor nos convertimos en esto por tu culpa – se quitó de su apoyo, se puso firme.

-Yo no hice nada – dije bajando la cabeza. ¡Claro que hiciste, Gem! Claro que lo hice…

-¿Entonces hoy compramos la bebida?

-No puedo, Angie... - me mordí el labio, estresada.

-Pero si la fiesta es mañana... - me decía por la otra línea del teléfono.

-Es que no puedo.

-Gem, es el cumpleaños de Zayn - me susurró -. ¡¿Qué mierda estás haciendo para no poder ayudar?! ¡Cumple dieciocho! ¿Lo sabes? Es que dudo que te acuerdes incluso de su nombre.

-Angie...

Y una aguda voz me invitó a pasar. Iba a casa de Jess.

-¿Con quién hablas, Gem? - me sonrió.

-Ah, ya entiendo - y colgó.

-¡¿Qué no hiciste nada?! – rió Zayn.

-Chicos…

-¡Louis, cállate! Aunque esté aquí con nosotros, di que por un momento deseaste que no fuese tu hermana. ¡Díselo a la cara! ¡Vamos!

Louis se calló y yo levanté la cabeza inmediatamente. Mis ojos estaban llenos de lágrimas por el recuerdo y los gritos y unas pocas habían empezado a bajar después de escuchar que mi hermano no me quería con él.

-Louis… - dije con la voz entrecortada -. ¿Es verdad? – empecé a llorar -. ¡¿Es verdad?! – grité, ya con la voz ronca -. También llegué a odiarte por todo lo que me hacías cuando ellos llegaban a casa, pero nunca quise que te separases de mí.

-Gem, yo…

-¡No me llames Gem! – lo empujé.

-Gemma – intentó tranquilizarme -, reconoce que… - y se puso nervioso. Creo que no quería decir nada, pero estaba bajo la presión de ellos y la mía. Si mi hermano, mi propio hermano quería eso, no sé lo que desearían los otros.

Se quedaba sin palabras y él no sabía como expresar eso. Yo sólo lloraba cada vez más. Mi llanto hacía que el maquillaje se expandiera por toda mi cara. Ya no sabía como reaccionar a tanto.

En ese momento quería que ellos me quisieran como antes.

-¿Qué pasa aquí? – me hizo girar bruscamente. Al verme, se impresionó -. ¡Gemma está llorando! – se dirigió a ellos -. ¡¿Me piensa decir alguien qué mierda pasa aquí?! – gritó Liam.

-Tranquilito. Está así porque sabe que ella es la culpable de todo – dijo Zayn a la vez que se montaba en el coche de Angie.

-Sois repugnantes. Ella no se merece esto – empecé a llorar más fuerte y me apretó contra él. Todo eso… Todo aquello me hacía sentir la persona más miserable del mundo -. Vamos – me cogió la mano y me condujo a su coche.

Mientras entraba por la puerta del copiloto, los miré por última vez. Angie, Zayn y Harry ya estaban preparados para irse, y mi… mi hermano seguía ahí en frente mirándome. Le hice caso omiso y miré a Liam. Sonreí de lo más falso que se puede hacer. Pero éste me conocía de los tantos años que estuvimos juntos gracias a la separación con los miserables. Oh no, perdón. Meses.

¿Cómo ese tiempo sin ellos se pudo pasar tan lento? ¿Tan lentísimamente lento? Pensaba que había pasado sin sus risas y tonterías décadas. Y luego resultaba que habían pasado solamente tres meses. ¿Alguna coherente explicación aparte de porque sin ellos no era nada?

-Abre la ventanilla y que te de un poco el aire. Luego me cuentas – me sonrió.

Le hice caso y rápidamente la abrí. Dejé que el poco aire que daba, por sólo moverse por el parking, me diese en la cara. En un momento, estábamos en la autovía. Angie nos adelantó en milésimas de segundo y desapareció en las mismas.

Respiré hondo, intentado relajarme hasta llegar a donde Liam quisiese. Inspiré, aspiré. Hasta que ese día volvió a llegar a mi cabeza.

-Gem, ¿dónde estás? Zayn está a punto de llegar – me dijo Angie emocionada por teléfono.

-Eh… Estoy llegando – intenté disimular.

-Gem, escucho música…

-La- la del coche – intenté sonar de lo más convincente.

-¿Otra vez, Gemma? ¡¿Otra vez?! Estamos hartos. Ayer no nos ayudaste con la compra. ¡Es el cumpleaños de Zayn, Gem! – comenzó a llorar -. ¿Qué te hemos hecho para que nos trates así? ¿Para que trates así a Zayn? ¡A Harry, Gem! ¡A Harry! Me haces llorar y no de cuando nos reímos. Sino de cuando me haces daño.

-Angie yo… - me colgó antes de que pudiera inventarme otra excusa.

-Os habéis pasado.

-Ya habló el enamorado – Angie puso los ojos en blanco.

-Angie, es verdad.

-El hermano también lo hizo – Zayn volteó los ojos, igual que Angie.

-¿Queréis dejar de decir que estoy enamorado de ella? – intenté estar tranquilo. Verla llorar de esa forma me rompía el corazón. Quería ir a abrazarla y a decirle que no pasaba nada, pero recordar ese día en que sí me rompió el corazón, y ese beso con mi hermano… Me impedía tan sólo acercarme a ella.

-¿Quieres dejar de estarlo? Mira lo que nos hizo. ¡Mira lo que te hizo! – exclamó Angie, acercándose a mí. Me puso su índice sobre mi pecho y me susurró que debía de olvidarla. ¿Pero cómo olvidar la razón de mis sueños?

-¿Y por qué no lo olvidáis? ¿Por qué no intentamos ser los mismos de antes?

-Louis, ella era mi mejor amiga. Y me olvidó por unas cuantas animadoras a las que ella odiaba – se giró y le miró.

-También era la mía y me olvidó por los del equipo – continuó Zayn, mirando al suelo.

Yo sólo los miraba. Estábamos por decidir si entrábamos al anfiteatro o nos quedábamos fuera. Y a partir de mi frase de recapacitación, se entabló esa conversación que hizo que nos quedásemos fuera. Mirando el lado positivo, nos decidimos rápido.

-Le echo de menos – comenzó a llorar Angie, que a veces solía ser muy bipolar -. Cuando la vi llorar así… – me abrazó. Yo la abracé más fuerte -. Se me rompía el corazón, pero es que lo que me hizo… - lloró en mi hombro con más fuerza.

-Sé que nunca la has olvidado – le susurré -. Eso nos pasa a todos.

-Yo la quiero – dijo Zayn. Otro bipolar.

Todos nos miramos. Pero algo no encajó.

-Por vuestra culpa, por vuestro arrebato, ella cree que yo dije eso de verdad. Y en ese momento estaba cabreado con el mundo.

-Louis, se me cruzaron los cables - dijo Angie, deshaciendo el abrazo por completo.

-Yo la quiero – volvió a decir Zayn.

Comencé a llorar más de lo que estaba. Ese recuerdo que me venía a la cabeza día sí día también me volvía loca. O más triste. ¿Por qué les dejé? ¿Por qué empecé yo a odiarles? Ah, porque yo no me iba a quedar atrás. Ellos llegaron hasta un punto a cual ningún amigo llegaría. Se pasaron. En realidad y ahora que lo pensaba… Lo suficiente como para alcanzarme.

Y más gotas bajaban hasta llegar bajo mis mejillas. Si buscaba lo positivo de eso, con tanto lloro haría menos pis.

-Gem, ¿has comido? – negué con la cabeza -. ¿Quieres que te lleve a comer? – volví a negar -. ¿Quieres un helado? –asentí.

-Pero en mi casa, por favor – le miré.

-Oh Dios Gem, estás fatal. ¿Quieres dejar de llorar todos los días por ellos? Te peleas y luego lloras. Luego me llamas y ¿sabes qué? – negué con la cabeza -. Que siento que sólo estoy aquí para que tengas un amigo y que cuando vuelvas con ellos, te olvidarás de mí.

-¡¿Liam estás loco?! – él paró el coche.

-¿Sí? – sonrió -. Sé que esto nunca se acabará – rió.

-Eres tonto. Te odio. Que esa idea no pase por tu cabeza nunca más. Idiota. Puedes seguir – me crucé de brazos.

-Ya hemos llegado – giré mi cabeza. Verdad, mi mansión estaba allí. Esa casa donde hubo más recuerdos de los pensados. Donde a Zayn se le cayó su primer diente por caerse por las enormes escaleras. Donde Louis le pegaba chicles a Harry en el pelo. Donde pasábamos todos los días entre risas. Donde.

-¿Vamos? – intenté sonreír.

-Vamos – me sonrió.

-Comemos y hablamos con ella – exigí.

-Yo la quiero – repitió Zayn.

-¡Joder Zayn, pareces un disco rallado! – gritó Louis.

Todos reímos a carcajadas. Todos después de comer íbamos a ir a verla. Todos queríamos eso de vuelta.

por **Ora.** Dom 17 Feb 2013, 11:14 am

CAPÍTULO 10

-¿Cómo sabías dónde estaba el restaurante? – le pregunté a Liam con desgana. La verdad, en ese momento no tenía ganas de nada, sólo quería estar con él.

Me acuerdo cuando acababa de pelearme con los miserables. Al día siguiente llegué al instituto sola. Obviamente, sin Louis. Zayn ya tenía dieciocho y no me digné a aparecer en su fiesta sorpresa. Aquellos dos pasaron delante de mí sin reparar en que yo estaba entrando también. Llegó Angie y desde mi taquilla le sonreí tímidamente. No hizo otra cosa que pasar de mi cara. Y como siempre, el último llegaba tarde y corría hacia francés. En esa carrera, me empujó y me tiró la carpeta y los libros que acababa de sacar de la taquilla. No se paró a ayudarme. Harry entró a clase incluso dando un portazo.

Francés. Geografía. Física. Y por último, Filosofía. Comí sola y llegamos a educación física. La cual no hice pues me quedé en el vestuario llorando toda la hora. Ni Jess, ni Charlotte ni Alison se quedaron a consolarme. En cambio, sí hubo alguien que me acompañó en mi desdicha. Liam escuchó mi llanto desde fuera y entró. Me sonrió y se sentó a mi lado sin apenas haber cruzado una mirada o palabra antes. Desde ese día le doy las gracias.

-He ido a ese restaurante varias veces con mis padres – giré mi cabeza levemente y lo miré. Él me sonrió, pero volví a fijar mi vista en la cerradura que por más que lo intentaba, la llave no entraba -. Déjame – me arrebató las llaves de la mano y con un suave movimiento, abrió la puerta -. No estás para nada, ¿eh? – me dijo comprensivo, dejándome pasar para que luego él cerrase la puerta.

-No Liam, no estoy para nada. Sólo quiero llorar – hice de mi cara un puchero.

-Ponte cómoda, yo te espero en el comedor – me tiré encima de él.

-En serio Liam, no sé qué haría sin ti. Eres el mejor – le besé en la mejilla y subí rápidamente escaleras arriba.

Realmente si no estuviera Liam, yo no sé qué hubiera sido de mí. En esos momentos no tendría a nadie. Sólo a esas chicas que se hacían pasar por mis amigas y a mi hermano. Aunque de él ahora mismo no quería saber nada.

Me daba igual que luego viniesen las señoras del servicio y que yo estuviese así, quiero decir, con el pijama. Era con la ropa en la que más cómoda estaba. Viviría con ella puesta si no quedase en ridículo. Tenía pijamas de todo tipo: sexy, pegados, cortos y largos, de invierno y de verano. Pero ese día pegaba unos pantalones anchos y largos y una camiseta básica blanca de tirantes. Y encima mi lacia bata color azul.

Bajé y lo vi sentado esperándome. Veía la televisión, cual había encendido como si fuera su casa. Y en realidad, lo era. Siempre había estado conmigo cuando estaba mal por ellos. O sea, todos los días. Intentaba ser fuerte, no recordarlos, pero tantos años –oh, no. Perdón. Meses- juntos hacía que lo pasara mal. Sin esas risas con Zayn, sin esos cotilleos con Angie y sin todo ese tiempo con Harry, con esos ojos, con esa sonrisa, con ese cuerpo, con él.

-Liam… - comenzó de nuevo mi llanto. Él se levantó y vino corriendo hasta mí -. Esta vez ha sido peor… No lo soporto más, no puedo seguir fingiendo – le abracé lo más fuerte que pude.

-Ven, vamos a sentarnos – me cogió de la mano y me condujo al sofá -. ¿Qué coño han hecho ahora?

-Nada – sollocé -. Siempre soy yo.

-No Gem, ellos se pasan mucho.

-¡Pues normal! Imagínate que fueras ellos, ¿te portarías bien conmigo?

-Yo contigo me portaría bien siempre – intentó calmarme. Rápidamente me reacosté y puse mi cabeza en sus piernas mientras él estaba sentado, acariciando mi pelo.

-Liam, nunca podré olvidarlos. ¿Sabes qué me ha pasado? ¡¿Sabes qué me ha pasado?! – me levanté y me senté a su lado. Lo miré fijamente.

-A ver…

-Me he imaginado a Harry en Jason. ¡Pensaba que era Harry en vez de Jason! Y no se parecen en nada. Harry es más alto, más guapo, sus ojos son más claros, su sonrisa es la más bonita, su… su cuerpo es delito. Y le besé. Besé a Jason pensado que era Harry y no sabes cuánto me gustó.

-¿Y…?

-Y todavía sigo enamorada de él. Ningún chico del equipo puede reemplazarle. Directamente, nadie – comencé a llorar -. No he tenido ningún novio estable porque a todos los comparaba con él, sólo rollos de una noche.Y no soy feliz con eso.

Liam me miraba apenado, intentado comprender todo lo que sentía y lo que pasaba por mi cabeza. Por un momento me callé, pero quise sacar eso que rondaba durante esos meses por mi cabeza y que no había podido decir porque los ‘odiaba’.

-¿Sabes que Angie seguía teniendo la foto que más me gusta de nosotras dos? ¿Sabes que llevaba puestos sus tacones y me encantaba esa sensación? ¿Sabes que Zayn me salvó cuando uno me… bueno da igual, en el callejón del anfiteatro? Y no pude abrazarles en esos momentos porque me odian y yo supuestamente los odio. Y cada día me siento peor – me abrazó.

-Espera – se separó de mí -, ¿que fuiste al anfiteatro? ¡Te dije que no fueras!

-Pero Liam…

-Pero Liam, nada. ¡Has dicho que estuvieron a punto de hacerte algo! – se levantó bruscamente del sofá.

-Lo siento… - bajé la mirada -. Fue por Louis.

-Ya, ya sé que fue por él – se volvió a sentar, pasando sus manos por su pelo desesperadamente -. ¿Sabes cómo estaríamos si te hubiese pasado algo?

-¿Estaríamos?

-Yo me entiendo – dijo apartando su mirada hacia el otro lado del comedor.

-No, explícate.

-¿Sabes que cada día me llaman los asquerosos esos para saber como estás? – volvió a mirarme.

-Pe-pero s-si me odian – tartamudeé. No daba crédito a lo que escuchaba. ¿Qué?

-Igual que tú. Ellos hacen igual que tú – respiró profundamente -. Ellos aparentan que te odian, que quieren matarte, que te desean lo peor, pero por dentro… por dentro se preocupan por ti.

-No-no me lo creo – ¿cuánto tiempo esperaba aquellas afirmaciones? ¿Cómo mi corazón se recomponía con cada palabra que decía Liam? ¿Podía estar volviendo a ser feliz?

-Es la verdad. Les digo que siempre estás mal, me dicen que al día siguiente intentarán no portarse así, pero lo que les hiciste fue mucho. Y ellos sufren demasiado con que tú ni siquiera les pidas perdón.

-¿En serio, Liam? ¡¿En serio?! – me levanté -. ¿Por qué no me lo has dicho antes? ¡¿Por qué?! – lloré, grité e intenté tranquilizarme -. Desde cuándo. ¡¿Desde cuándo te preguntan?! – grité de nuevo, gangosa.

-Desde septiembre. Desde siempre.

-Genial – mi voz se rompió -. Genial… - me derrumbé.

Liam me rodeó con sus brazos y nos volvimos a sentar en el sofá. Volví a reacostarme en sus piernas mientras él volvía a acariciar mi pelo. Encendió la televisión y cantaron los pájaros. Me abracé más a mí, me recoloqué la suave bata de seda azul e intenté cerrar los ojos.Y hacerlo dolía. Después de haber estado llorando más de dos horas, los ojos se vuelven rojos y más húmedos de cómo están. Pensé en otra cosa para que ese dolor no afectara. Pero el ruido de la televisión y todavía mi dolor interno no ayudaban. Además, no podía pensar mucho. Sólo tenía en la cabeza a esas tres personitas que hicieron de mi vida la mejor.

-¿Quedamos hoy?- me llamó Zayn.

-Zayn, es que ya he quedado…

-¿Con Harry y con los otros dos?

-No – me puse nerviosa -. Con las animadoras…

-Ah.

-¿Te molesta? – me colgó.

Pensar que abrir los ojos iba a doler más que cerrarlos, no me hubiera impedido abrirlos. Quitarme esa conversación de la cabeza. Olvidarme un rato de ellos. Pero parecía que no podía. Nunca había conseguido quitármelos de la cabeza. Desde ese día de septiembre que nunca quería recordar. Desde ese día que hice que se acabara su paciencia. Desde ese día en que mi gota colmó su vaso.

-Gem... – me acarició la cara -. Gemma... – volvió a decir con su dulce voz -. Despierta, Bella Durmiente.

-De bella no tendré mucho ahora mismo – me esforcé en sonreír y me senté.

-Tú siempre – sonrió -. Me tengo que ir… He quedado.

-Ah claro, no tenías por qué quedarte si tenías planes – se levantó y yo hice lo mismo.

-Sabes que sí – me abrazó -. Te quiero, pequeña.

-Y yo, grande – me puse de puntillas y le di un beso en la mejilla.

Se separó de mí y se largó con un encantador ‘Te echaré de menos’. Tras él, un portazo hizo que me diese cuenta de que estaba sola. Miré para todas las esquinas del salón como si alguien me estuviese observando. Rápidamente, fui hacia la cocina. También me di cuenta de que no había comido, ni siquiera ese helado que Liam me había prometido. Tampoco es que tuviese mucha hambre. Eran las cinco de la tarde y las limpiadoras tardarían minutos en llegar. Un vaso de leche me bastaba. Cogí el cartón, cogí el vaso y eso volvió.

-Hoy toca tarde Gerry. ¿Preparada? – me dijo con ese tonito divertido levantando sus manos. En una llevaba esas palomitas dulces de colores que tanto me gustaban y en otra pelis para llorar, las que él no soportaba pero que las veía por mí.

-Lo siento, Harry… - me apoyé en el marco de la puerta principal.

-¿Lo sientes?

-He quedado…

-Pero dijimos que nuestras tardes nunca se cancelarían… - dijo, bajando los brazos lentamente.

-Ya, pero es que Zac me espera… - intenté sonreír.

-¿Zac? – dijo, desanimadamente.

-¿Y Madison? ¿No tenías nada con ella? – intenté cambiar de tema.

-Eso es lo que ella cree. Quiere chuparme la polla pero yo no quiero. Yo quiero a otra – bajó la mirada. Como deseaba que esa otra fuera yo. Pero nunca estaría en su corazón como algo más que su mejor amiga pequeñaja. Nunca.

-Bueno – suspiré -, ya me dirás quien es la otra – me esforcé en sonreír -. Me voy – le di un rápido beso en la mejilla.

Salí del porche dejando a Harry allí plantado. Lo sufiente lejos como para escuchar su voz en un susurro.

-Entonces… La supertarde se cancela, ¿no?

-¡Lo siento! - salí corriendo de allí.

por **Inma_Styles** Dom 17 Feb 2013, 1:13 pm

Cap 8:
Las madres son unas chupi-padis de la vida hahaha
Louis es un cabroncete hahaha
Louis es ídolo cuando saluda a Anne hahaha
Jason ''tirándole la caña'' a Gemma, a ver chaval, que a la chica le mola tu hermano, no tú, pintoamonas!
Harry celoso! asdfghjkl
El caso que le hace a Jason hahaha le importan más los zapatos!
La ha besado, por toda la face... y Harry los ha visto...
Cap 9:
Le ha cortao' to' el rollo. Ella llamándolo por otro nombre, Harry interrumpiendo y encima viendo la desagradable escena.
Jason es una puta lapa, que no le gustas gilipollas, déjala en paz.
Joder este es uno de esos caps pufff que no sé que comentar... es demasiado perfecto, sin palabras.
I have no words to describe this chapter.
El momento en que le dicen lo que dijo Louis y ella destrozada, pero él no lo dijo en serio, fue la furia del momento joder...
Y Harry es tan asdfghjl, pero no lo demuestra. Angie también la echa de menos y Zayn directamente se queda rallado con el 'la quiero'.
Cap 10:
Liam está ahí para ella, es el informador de los chicos, que se preocupan por ella.
'Quiere chuparme la polla pero yo no quiero. Yo quiero a otra ' que bonito, sí señor, muy fino como lo ha dicho...
'Como deseaba que esa otra fuera yo' ermmhh WHAT?! tía en serio... hahaha I CAN'T
Gerry <3
Me encanta tu novela :3 Siguiente

por **Ora.** Dom 17 Feb 2013, 1:34 pm

Inma_Styles escribió:Cap 8:
Las madres son unas chupi-padis de la vida hahaha
Louis es un cabroncete hahaha
Louis es ídolo cuando saluda a Anne hahaha
Jason ''tirándole la caña'' a Gemma, a ver chaval, que a la chica le mola tu hermano, no tú, pintoamonas!
Harry celoso! asdfghjkl
El caso que le hace a Jason hahaha le importan más los zapatos!
La ha besado, por toda la face... y Harry los ha visto...
Cap 9:
Le ha cortao' to' el rollo. Ella llamándolo por otro nombre, Harry interrumpiendo y encima viendo la desagradable escena.
Jason es una puta lapa, que no le gustas gilipollas, déjala en paz.
Joder este es uno de esos caps pufff que no sé que comentar... es demasiado perfecto, sin palabras.
I have no words to describe this chapter.
El momento en que le dicen lo que dijo Louis y ella destrozada, pero él no lo dijo en serio, fue la furia del momento joder...
Y Harry es tan asdfghjl, pero no lo demuestra. Angie también la echa de menos y Zayn directamente se queda rallado con el 'la quiero'.
Cap 10:
Liam está ahí para ella, es el informador de los chicos, que se preocupan por ella.
'Quiere chuparme la polla pero yo no quiero. Yo quiero a otra ' que bonito, sí señor, muy fino como lo ha dicho...
'Como deseaba que esa otra fuera yo' ermmhh WHAT?! tía en serio... hahaha I CAN'T
Gerry <3
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¿No me he reído más porque explotaba?
JAJAJAJAJAJA Sí, las madres son las mejores y Louis también. Sí, Jason es el pagafantas. Aew. Harry obviously que ñalskjdhf. Liam es el bff ever. Harry es muy fino. Y ayyyy, Gerry :(L):
JAJAJAJAJAJAJA ME SIGO RIENDO SABES?¿?¿???
Gracias por este comentario, y ahora subo otro.
Besitos <3.

por **Ora.** Dom 17 Feb 2013, 2:10 pm

CAPÍTULO 11

El vaso se me resbaló y cayó al suelo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Primero me miré los pies, los cristales saltaron y pudieron hacerme daño, pero afortunadamente no pasó nada. Ni me iban a hacer, ya que a esas pedazo de zapatillas de cerditos azules nada las atravesaba. Tenian más espuma que pie. Después me agaché a recoger los cristales grandes y la leche derramada. Con la fregona, aparte de retirar la leche, también retiré los pequeños cristales que quedaron. Pensé que ser mamá no se me daría mal. Cuidaba, me encantaban los niños y sabía hacer cualquier cosa de casa, aún teniendo servicio. Además, mis comidas eran las más deliciosas de este mundo. Y yo era modesta.

Dejé de pensar que tomarme un vaso de leche sería lo mejor. Así que decidí en hacerme un sandwich vegetal. Por lo menos me serviría de comida-merienda.

Si no mal recordaba, esa conversación con Harry fue con lo que empezó todo. Donde fui apartándolos por primera vez y donde engañé al chico al que más había amado. No me iba con Zac, me iba con las animadoras y con el equipo. Donde ese grupo hizo un hueco a la simpática de Gemma para convertirla en una Barbie. Pero adentrarme en ese grupo no me perjudicó tanto, ya que mi relación con Liam aumentó hasta llegar a lo que ahora tenía.

-Entonces… ¿Me escuchas, Gem? – me preguntaba mientras hablaba con Charlotte, Alison y con Jess. Estábamos en mi habitación mientras ellas me elegían lo que me pondría para la fiesta de esa noche.

-Sí, sí – afirmé a la vez que señalaba el vestido que estaba por la parte derecha del armario.

-¿Cuándo hacemos la tarde? ¿Mañana?

-Sí, sí – no le prestaba atención, sólo me dediqué a afirmar. Coloqué mi mano en el altavoz para que Harry no escuchase y les susurré que no quería ponerme los tacones azules.

-Pues mañana en mi casa. Te quiero – me colgó.

-Decidido - le dije a Alison.

-El vestido negro con los tacones rosa palo - me dijo Jess.

-Sí claro, va a ir la más guapa. Yo no me acerco a ella ni a metros. Siempre nos quita a todos - replicó Charlotte. Estallamos a carcajadas, menos ella, que se quedó con los brazos cruzados pareciendo una niña pequeña.

-Te estoy esperando desde hace una hora. ¿Cuándo piensas venir? – me llamó Harry, preguntándome.

-¿Ir a dónde?

-¿Cómo que a dónde? Dijimos que hoy sería la tarde de Gerry.

-¿Cuándo dijimos eso?

-Ayer… Pero veo que en realidad no me escuchabas – bufó al otro lado de la línea -. ¿Vas a venir o no?

-Estoy tomándome un frapuccino con unas amigas…

-¿Con Angie?

-No, ella no está.

-¿Y con quien estás?

-Con las animadoras.

-¿Dónde?

-En Starbucks.

-¿Y qué haces con ellas?

-Joder, Harry. ¿Esto es un interrogatorio o qué?

-Cuando llegué cinco minutos tarde a tu casa, en una tarde de las nuestras, casi me matas. Me tiraste al sofá y no paraste de hacerme cosquillas hasta que ataqué yo. Luego vimos películas hasta las tantas de la madrugada, bueno, como siempre. Y dijimos que no podíamos llegar tarde a nuestras tardes y que nunca podríamos olvidarnos de ellas. Pero veo que tú ya lo has hecho. Pásalo bien, Tomlinson – colgó.

Genial, Gem. Habías dejado a Harry de lado.

-La has cagado pero bien, ¿sabes cómo está Harry? – suspiró Louis cuando llegué a casa -. Nunca lo entenderás… Toma, me ha dado esto - me dio las películas de llorar, que supuestamente tocaría ver esa tarde, junto con las palomitas que me gustaban -. Lo has dejado por irte con las gilipollas esas. Ya te vale - y se largó a no sé qué nuevo sitio. Miré las películas y me sentí culpable. Harry estaba siempre dispuesto a ver las que más me gustaban aunque él las detestase. Y una era Titanic…

Ring. Ring. Riiiiiiiiiiiiing. Anda que mi melodía del móvil era moderna. Pero me gustaba escucharla y pensar que estaba en esos tiempos donde los pantalones se ponían por los sobacos. Donde, a lo mejor, no había tantas complicaciones como ahora.

-¿Diga?

-¿Srta. Gemma Tomlinson?

-Sí, soy yo.

-Un familiar suyo, específicamente, Louis William Tomlinson ha sido detenido junto con otros dos individuos, Zayn Jawaad Malik y Harry Edward Styles. ¿Puede declarar por ellos?

-¿Qué?

por **Inma_Styles** Dom 17 Feb 2013, 2:30 pm

Se le cae el alma hahaha
Que penita, pobre Harry. Ella va y lo deja plantado por las animadoras... pa' pegarle. Y lo dejó destrozado...
Titanic <3 amor infinito, es mi peli favorita :3
El tono de llamada, mejor que que tenga una canción cani...
Offu ya la han liao', a saber que han hecho estos ahora!
Siguiente!

por **Ora.** Dom 17 Feb 2013, 2:45 pm

Inma_Styles escribió:Se le cae el alma hahaha
Que penita, pobre Harry. Ella va y lo deja plantado por las animadoras... pa' pegarle. Y lo dejó destrozado...
Titanic <3 amor infinito, es mi peli favorita :3
El tono de llamada, mejor que que tenga una canción cani...
Offu ya la han liao', a saber que han hecho estos ahora!
Siguiente!

Pronto lo tendrás bonita.
Y gracias!
<3.

por **Ora.** Lun 18 Feb 2013, 11:32 am

Sé que tengo pocas lectoras, pero quería dejar con la intriga.
MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.

por **Ora.** Lun 18 Feb 2013, 12:06 pm

A nadie le gusta esta novela :lloro:

por **Ora.** Lun 18 Feb 2013, 12:32 pm

Luego dejaré el capítulo 12, aunque a nadie le importe :lloro: :lloro: :lloro:

por **Ora.** Lun 18 Feb 2013, 2:08 pm

CAPÍTULO 12

-¿Y si antes de ir a ver a Gemma entramos un rato al anfiteatro? – propuso Louis.

-¿Nos llevas a coger las motos? – puso una sonrisa de niño pequeño Zayn, intentando convencer a Angie.

-No la convencerás – reí.

-No hay más remedio – me miró -. ¿No, Zayn?

-Eres la chica más preciosa que ha nacido en este mundo – Louis le dio un sonoro beso en su mejilla y reímos, para después abrazarla tan fuerte como para que gritara que no podía respirar.

-Te olvidas de mí – dijo una voz femenina, que hizo que destruyéramos el abrazo.

-¿Qué haces aquí, zorra?

-¿Qué forma de hablar es esa? Recuerda que soy tu exnovia – me miró. Me examinó de arriba abajo y seguidamente pasó la lengua por su labio inferior. Aparté mi mirada para dirigirla a Louis, que bajó la cabeza.

-Vete – le ordenó Angie viendo el panorama.

-Cállate – le ordenó despectivamente, con dos chicas detrás de ella. ¿Esas eran la que siempre iban con Angie? Pero, ¿cómo?

-Jane, mejor será que te vayas – me puse delante de Angie que rápidamente me empujó a un lado. Me encantaba su carácter. Y no es ironía. Se enfrentaba a todo lo que se ponía frente su camino al igual que Gemma. Creía que si no fuera por el físico, no las distinguiríamos. Eran prácticamente iguales.

-El próximo serás tú, Malik – sonrió mientras pasaba por nuestro lado.

-Prefiero acostarme con una puta de verdad antes de con quien intenta llegar a serlo – reímos todos. A carcajada pura. Y se fue furiosa. Pegando un soplido, creyéndose la más delicada y yéndose con pasos de las típicas animadoras repipis.

-Quitaos del medio. ¡Ya! – nos gritó.

-Gemma, tú en este colegio no mandas – dijo Angie.

-¿Quién te ha dicho que no? – y se fue con esos típicos pasos de niña de papá.

Olvídate de eso, Harry. Todos estábamos mal. Nosotros nos convertimos en eso y Gemma en aquello. Recuerda que ella no era así, que sólo fingía. ¡Recuérdalo hostia!

-Eres el amo – dije a la vez que chocó mi mano.

La buena de Angie fue casa por casa para que nosotros pudiéramos coger nuestras motos. En cambia, prefirió irse a la suya y los tres nos acercamos al anfiteatro. Cuando decidiésemos ir a casa de los Tomlinson, la llamaríamos.

Ya en ese pésimo lugar, hasta a las cinco de la tarde, nos dedicamos a ver quien entraba y salía. Pues sabían que si entraba alguien que no era bien recibido por nosotros tres y por Angie, se iría con unos cuantos palos de allí. “Este es nuestro imperio” bromeábamos.

Pero lo divertido se acabó cuando entró James y su pandilla. La verdad, no sé por qué dejábamos que entrase. Sería la costumbre de verlo creerse el mejor de todo, cosa que nos hacía reír. Ah ya, ya sé por qué entraba allí. Era nuestro bufón.

-¿Corréis hoy o seguís siendo unas niñas?

-Sabes que el horario de carreras es por la noche – dije.

-Ahora nos podrían pillar – continuó Zayn.

-Ooooooh, pobrecitas. Se van a enfadar sus papis porque corren con su bicis – imitó una voz más horrorosa que la suya.

-James, esta noche – dijo cansado Louis.

-Esta noche no vengo.

-Mala suerte, chicos – les dije a todos los de su grupo, dando una palmada -. No podréis verlo perder – rieron Louis y Zayn.

-No tenéis huevos de correr ahora – y ahí mi mente paró.

-¿A que no tienes huevos? – me preguntó desafiante.

-¿Que no? – corrí hacia ella.

-¡No, Hazza! ¡No! ¡Te lo decía de broma! – la tiré al agua -. ¡Harry! Eres tonto – corrió hacia mí, se abalanzó y nos caímos -. ¿Sabes? – me dijo sentada en la orilla, a causa de la caída.

-Qué – le dije esperando su respuesta.

-Tú le dices a un chico: “¿A qué no tienes huevos?” y hace lo que sea.

-¿Sí o qué? – reí -. Que cosa más estúpida.

-¿Estúpida? – me salpicó con el agua -. Mírate a ti, o sino compruébalo – me señaló a Louis. Que estaba tomando el sol junto a Angie.

Lo dudé un momento, pero lo hice. Podría reírme con eso.

-¡William! – grité.

-¿Qué? – se levantó de un salto de la toalla. Qué tonto ha sido siempre.

-¿A que no tienes huevos de… - miré a Gem - de… meter tu cabeza en la arena?

-¿Que no? – y al segundo cavaba un hoyo con su propia cabeza. Gem y yo estallamos a carcajadas. No era tonto, era tontísimo.

-¡Louis! ¿Eres tonto? – gritó atónita Angie desde su toalla.

-Sí – gritó Gem, a lo que yo reí.

-Feos, la comida está servida – vociferó Zayn.

-¿Ves? – me dijo Gem mientras nos levantábamos.

-Tenías razón, te debo…

-Un helado.

-Lo que quieras – le abracé mientras nos dirigíamos a la casa de nuestros padres.

Esas vacaciones en Rivera Maya, Caribe, nunca las podría olvidar. Cada año íbamos. Angie con su hermano y padres. Zayn y sus padres. Gem y Louis con sus padres. Y Jason y yo con los míos. Esa gilipollez que hizo Louis fue nada más y nada menos que ese verano. Y como habían cambiado las cosas… Bueno, tanto no. Seguía enamorado de ella.

-¿Hola? ¿Sigues aquí, Styles? – sonó mi móvil.

-Espera – le indiqué al rubio, apartándome de todos aquellos.

Me llamaba el guay capitán del equipo.

-Subnormal, ¿sabéis como habéis dejado a Gemma?

-Sí, lo sabemos…

-¿Y no vais a hacer nada?

-No me interrumpas. Ahora vamos a su casa. Queremos arreglarlo.

-¿Sí? – le noté su tono raro.

-Sí. ¿Desea algo más?

-Que no le hagas daño.

-¿Cómo que no le haga daño?

-Yo sólo te digo que ese beso no fue lo que parece. Interprétalo como quieras, pero ese beso surgió porque se imaginó que tu hermano era otra persona. Ahí lo dejo. Adiós, subnormal.

-Adiós, gilipollas – colgué.

Me volví a acercar a ellos recapacitando lo que me había dicho. ¿Gem pudo imaginarme a mí y por eso lo besó? Ojalá. Sí. Sigue soñando, Harry. Eso nunca pasaría. Ella te cuidaba como a su hermano mayor, como a Louis. Nunca tendrías nada con ella Harry, no te hagas ilusiones. Por lo menos, me alegraba saberlo. Aunque al que se hubiese imaginado no hubiese sido a mí. No me había gustado nunca verla cerca del guarro de mi hermano. Siempre quitándomelas.

-Corremos – dijo Zayn.

-No – coloqué mi mano en su pecho, evitando que subiera a su moto. También volviendo de mis pensamientos de los mundos de Gemma.

-Venga, Harry. Será divertido verle hecho una rabia cuando pierda – rió Louis.

-Pero por la autovía del puerto. Ahora no habrá nadie.

-Que sí, Styles. Tranquilito, no te llevarán a la cárcel – rió James, antes de salir del anfiteatro.

Una chica bastante buena, con sólo unos minis-shorts y un chaleco vaquero encima de su sujetador, dio la salida. Mi moto junto con la de Zayn y Louis, sobrepasó los doscientos kilómetros por hora. Así, adelantando a James y a su grupito. Íbamos los tres en línea. Siempre ganábamos juntos y teníamos nuestras hazañas. Una de aquellas era esa. Despistar. Hacíamos olas para cada lado y nos cambiábamos de sitio. Los de atrás no podían pasar y alguno que otro se chocaba.

Suena un pitido por otra chica que estaba a mitad del camino. Tocaba ir en caballito y así hicimos. Otros dos kilómetros en posición vertical hasta llegar al punto final. Allí había que derrapar y salir a toda velocidad hacia el punto de partida, rezando que no te chocases con los que venían de frente. Pero ese derrape hizo que nos quedáramos ahí.

James y sus amigos reían a metros de distancia.

-Detenidos por sobrepasar la velocidad establecida. Bajaos de las motos.

Claro, todo encajaba. “Esta noche no vengo”. James. Gilipollas. Trampa. El hijo de puta nos había tendido una, y bien grande. Y además, tontos nosotros por hacerle caso. Quería quedarse con lo que era nuestro, con el anfiteatro.

Según el policía nos quedaríamos en comisaría y nos confiscarían las motos hasta nueva orden.

Genial.

Las motos se las llevó una grúa, supuestamente, a cada respectiva casa. Nosotros fuimos en los asientos traseros del coche de la policía. Dos agentes iban con nosotros.

-Piensen que pueden llamar a una persona. Decidanse y ahora me llaman – nos cerró la verja de la práctica jaula, o bien dicho, de la celda.

-¡Eh! ¡No se vaya! – gritó Louis.

-No grites – le regañó Zayn entredientes. Yo reí -. Las cosas se piden por favor – me retorcí a causa de la risa. Por todo lo ‘delincuente’ que fuera, no cambiaba.

-¿Qué quieren? – nos dijo en un suspiro y se volvió hacia nosotros.

En todo el trayecto habíamos sido unos pesados con los agentes. Y lo reconocíamos.

-Ya sabemos a quien llamar – nos miramos.

-¿No podrían ser a dos personas? – interrumpí a Louis.

Volvió a suspirar.

-Porque en el viaje me lo he pasado bien con ustedes, sino, no – sonrió -. Pero no se lo digan a nadie.

-¡Sí, señor! – imitamos a los típicos soldados, llevándonos las manos a la frente.

-Sois un caso – rió el agente.

-Llame diciendo que soy su hermano. Y a la otra que soy su amigo querido y amado.

-¿Dónde están? – pregunté sin respiración. Pensar que lo que habían hecho era una cosa imperdonable y salir corriendo de mi casa hacia la comisaría, no hacía nada bueno. Provocaba que llegase con cortas aspiraciones e inspiraciones de aire y que no me diese tiempo a cambiarme. Sí, iba despeinada y tal como estaba en mi casa. Con un moño deshecho, el pijama con la bata de seda azul y las zapatillas de cerditos.

-Ahora nos llevan adentro – me afirmó Angie, levantándose del banco y mirándome de arriba abajo.

-¿Qué pasa? – aguanté la risa.

-Es que estás en pijama – se reprimió una carcajada.

-¿Y qué pasa? Hago lo que sea por los amigos, hasta venir así – sonreí.

-¿Amigos? – se apagó mi sonrisa. Entonces esperé a que me soltara una de sus típicas reprimendas. “Amigos son a los que no dejas apartados” “A los amigos no se le hace daño” “De los amigos nadie se olvida”. Y como tenía razón, nunca me olvidé de ellos.

Pero la respuesta no fue tal cosa, sino un abrazo. Un genial abrazo.

Y la cara, los ojos y la nariz se me pusieron más rojos. Solté lágrimas por donde ni siquiera salen. Y ella hizo lo mismo mientras sonreía de felicidad. Cuando nos separamos, cuando deshicimos ese abrazo, le sequé sus lágrimas mientras ella me miraba tímidamente para luego volver a abrazarnos como si no hubiera un mañana.

-Lo siento – dije.

-No, lo siento yo – me dijo apretándome más fuerte.

-No, lo siento por haceos eso. No era yo, era otra Gemma.

-No, lo siento yo por tratarte así cuando estabas mal por nosotros.

-No, lo siento yo por no pediros perdón hasta ahora.

-No, lo siento yo por hacerte ese arañazo – rió.

-Y yo por tirarte del pelo – deshicimos el abrazo -. Lo siento por todo. Perdóname.

-Estás más que perdonada – volvió a cogerme -. No sabes cuánto te echaba de menos – me susurró.

-Yo moría por no estar a vuestro lado.

-Todos lo hacíamos – sonrío cuando por última vez volvimos a separarnos.

-¿Les puedo ayudar a algo, señoritas? – nos preguntó un agente.

-No gracias, ya nos han atendido. Ahora nos llevan a ver a nuestros… - dijo secándose las lágrimas que todavía caían. Y esas no eran de dolor, sino de emoción -, amigos.

-¿Quieren ir ya? Yo las acompaño.

-Sí, por favor – dije, ansiosa por verlos. También limpiándome la cara, que debería estar más hinchada que antes.

-Síganme – nos sonrió.

Lo perseguimos hasta llegar a una puerta blanca, que con sumo esfuerzo, el agente consiguió abrir. Seguimos por un pasillo de paredes, de igual color que la puerta, con unos cuantos despachos alrededor. Muy modernos y amplios, con varias personas que nos miraban fijamente. O, posiblemente, solamente a mí por ir a un sitio tan serio como ese en pijama.

-¿Qué se supone que han hecho? – le susurré a Angie.

-No lo sé, todavía no me lo han dicho.

Por fin llegamos a una especie de cuarto al final del pasillo. En su lado izquierdo había una celda, vacía. Y al otro, estaban ellos. Al vernos, rápidamente se levantaron de los bancos que había en las paredes para acercarse a la verja, como mendigos que piden limosna, para darnos un abrazo. El agente abrió la puerta, pero mencionó que sólo por unos minutos, ya que no podían salir y tenían la visita de sus posibles salvadoras.

-Gemma, por favor. Consigue sacarnos de aquí. Somos mala imagen para los papás. Me matarán si me quedo aquí, a mí y a ellos. Por favor, hazlo – me decía mientras me abrazaba muy, muy fuerte.

Yo no respondí.

-Por favor, Gem. Perdóname, perdóname por todo lo que hice o dije. Pero ayúdame, por favor – se separó de mí, mirándome a los ojos.

-Qué tonto eres – le sonreí y volví a abrazarle -. Nunca me enfadé. En esos momentos estábamos…

-Cállate, por favor – deshizo el abrazo. Y como no, sonrió. Con esa sonrisa tan bonita que tenía mi hermano.

Al separarme miré a los otros dos, los cuales ya habían abrazado a Angie y miraban nuestra escena. Hubo un momento incómodo, ya que todos esperábamos una cosa. La misma. La que siempre habíamos deseado. Más lágrimas cayeron mientras me acerqué a Zayn, que venía corriendo a mí.

-Te quiero, Barbie – me dijo en el abrazo, haciéndome reír. Como siempre.

-Te quiero, guarro – le hice reír. Y quedamos abrazados hasta que alguien carraspeó.

Me quité de alrededor de sus brazos lentamente, para mirar que Angie y Lou se abrazaban y para observar que Harry estaba un poco más atrás que Zayn. No pasó otra cosa por mi cabeza que salir corriendo y saltar a sus brazos. Mi Hazza.

-Perdóname – lloré mientras estaba colgada a su cuello como un mono, con las piernas alrededor de su cintura a la vez que él me sostenía.

-Lo has estado desde siempre – me cogió más fuerte.

Olí su pelo y lo olí a él. Su perfume me transportaba a otro mundo, su suave pelo hacía de almohada y me encantaba. Me aferraba más a él por cada minuto que pasaba. Como cuando me llevó en moto, que parecía asustada. Aunque me sentía segura, pues siempre había estado segura cuando estaba con él. Nunca me pasaría nada a su lado. Siempre me había cuidado y me había tratado como a la hermana pequeña que nunca tuvo. Y eso era lo malo, que me seguiría tratando así.

-Por cierto, gracias por cambiar las ruedas a mi coche. Al llegar a casa con… - ‘con Liam’ Gem, me esforcé en decirlo. No quería que pasase a la inversa -. Bueno, que lo he visto. Gracias – le sonreí, separando mi cabeza de su pelo.

-Todo lo que sea por ti – y esa deslumbrante sonrisa apareció.

Oímos que alguien aplaudió y Harry me bajó al suelo.

-Qué bonito – dijo el agente, soltando lágrimas a troche y moche. Y a la vez aplaudiendo, como si fuera el final de una película de llorar, de esas.

Todos reímos e hicimos nuestro típico abrazo colectivo, acogiendo también al agente que soltó tal llanto que hizo que viniesen otros policías a ver lo que pasaba.

Todo eso acabó cuando nos separamos y vimos que cada uno soltaba alguna que otra gota de agua. Más Angie y yo que los chicos, que también hizo que riésemos.

-Bueno – dijo el agente, secándose la cara -, tienen que pagar la fianza. Sino, lo siento por ustedes, pero se quedarán aquí y llamaremos a sus respectivos tutores. Aunque dos de los detenidos sean mayores de edad – se dirigió a nosotras -. ¿Están ustedes dispuestas a pagarla?

-Claro – dijimos a la vez.

-Es poco, yo se lo dejaría gratis. Ya que están – volvió a llorar desconsoladamente -. Bueno, doscientas libras cada uno.

-Seiscientas.

-¡Muy bien, Zayn! ¡Sabes contar! Ya me estaba preocupando por ti… - le removió el pelo Lou, provocando la risa de todos.

-Tengo yo aquí el talonario – afirmó Angie.

-No, no lo pagarás sola – le ordené.

-Da igual, todo por los amigos, ¿no? – sonrió.

-Sí, todo.

por **Inma_Styles** Lun 18 Feb 2013, 3:00 pm

Angie le echa un par de ovarios!
James es el bufón de la corte! hahaha
QUE NO HAY HUEVOS! QUE NO HAY HUEVOS! ESO NO ME LO DICES EN LA CALLE!!
Harold entérate que el beso eras tú en la mente de Gemma!
Que adjetivos tan cariñosos que se ponen Lirry <3 love del bueno!
Son unos delincuentes *inserte voz de abuela* oi oi oi!
Porque son unos cabroncetes graciosos, tenéis 2 llamadas!
Reconciliación!! :')
La más bonita y emotiva, la de con Hazza :3
Vale te lo voy a dejar bien clarito, ahí va...
I WANT MOOOOOOOOOOOOOREEEEEE!!
Tengo una idea (abrir spoiler)

Spoiler:

por **Ora.** Lun 18 Feb 2013, 4:13 pm

Inma_Styles escribió:Angie le echa un par de ovarios!
James es el bufón de la corte! hahaha
QUE NO HAY HUEVOS! QUE NO HAY HUEVOS! ESO NO ME LO DICES EN LA CALLE!!
Harold entérate que el beso eras tú en la mente de Gemma!
Que adjetivos tan cariñosos que se ponen Lirry <3 love del bueno!
Son unos delincuentes *inserte voz de abuela* oi oi oi!
Porque son unos cabroncetes graciosos, tenéis 2 llamadas!
Reconciliación!! :')
La más bonita y emotiva, la de con Hazza :3
Vale te lo voy a dejar bien clarito, ahí va...
I WANT MOOOOOOOOOOOOOREEEEEE!!
Tengo una idea (abrir spoiler)
Spoiler:

JAJAJAJA ME HAS CAÍDO TAN BIEN...
¿De dónde eres? :3
Gracias por tus comentarios. Siempre me sacan una sonrisa.
Y llevaré a cabo tu idea. Es genial.
Muchas gracias por todo, bonita <3.

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