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Summer. {One Direction y tú}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Summer. {One Direction y tú}
'Always be together...'
Capítulo XXIV.Pero noto que algo va mal en cuanto me separa de él, me sacude por los hombros y hasta noto como me inspecciona meticulosamente con la mirada.
– ¿Qué ocurre? –pregunto y todos suspiran casi sincronizadamente.
–Maddie…, hay algo que tienen que saber –volteo inmediatamente y Marina lo hace al mismo tiempo. Nos observamos cuidadosamente a los ojos, casi por instinto y sabemos que algo va mal, más allá de esos suspiros penosos que lanzan por dos de cada tres segundos.
– ¿Qué es? –pregunto al cabo de un rato, temerosa de una respuesta que pueda modificar mi vida hasta en lo más mínimo. Pero termino por mentalizarme en que no debo preocuparme y que debo ser libre, porque mi vida ha comenzado desde cero y no se da una oportunidad así todos los días.
Así que me repito: todo va bien, todo va bien, todo va bien…
–Tus padres se han dado una vuelta hoy por la mañana y han descubierto que ya no viven aquí.
Nada va bien.
Me uno al coro de suspiros y me acerco a Joe, plantándome a su lado, como si eso sirviese de algo.
– ¿Cómo lo han descubierto? Prometiste no decir nada –lo reprendo, pero él niega.
–Y así fue. Ellos vinieron, entraron en sus habitaciones y las vieron vacías –responde Liam, casi incómodo y con la frente sudada.
– ¿Así simplemente? –indaga Evan y Liam asiente.
– ¿Están enojados con ustedes? –pregunto, recargándome a duras penas en el hombro de Joe, porque él me ha tomado de la cintura seguramente para calmarme los nervios.
Pues, Joe, no está funcionando.
–No. Tuvimos que mentir… –Harry suspira y se debate entre decírnoslo o no–… hemos dicho que llegamos al amanecer del estudio y ustedes ya no estaban. Llamamos a sus teléfonos pero estaban apagados –asiento ferozmente.
– ¿Y se lo han tragado? –Niall me sonríe y entiendo que así ha sido. Es una preocupación menos, porque sé que cualquier cosa que hagan, no implicará a los chicos.
–Que sepan que es la última vez que mentimos por ustedes –dice Liam al cabo de unos minutos de silencio eterno.
–Pensé que por los amigos se hace cualquier cosa –le digo yo.
–Sí, pero en esta situación se ha ido al extremo.
Permanecemos en silencio lo que queda de minutos hasta que un sonido sordo proveniente de la entrada me estremece, y no solo eso, me altera.
Han azotado la puerta y muy pronto descubrirán que estamos aquí.
Más rápido de lo que pueda decir… están frente a mí.
Ambos ingresan a la sala, dejan los maletines a un lado con una lentitud exasperante y terminan por sentarse en el sillón anaranjado con una sonrisilla socarrona en el rostro, como si todo fuera un proceso de tortura y sufrimiento del que están seguros de que no podremos escapar.
Y así es. Estamos bajo su poder ahora.
Con un ademán, mi madre nos invita a sentarnos y supongo que es más una orden, así que la acato de inmediato.
Marina se sienta en la punta del sillón de enfrente y yo en medio de mis hermanos, con quienes entrelazo las manos disimuladamente.
–Hola, niños –dice mi mamá, sonrisa aún en rostro, manos enganchadas tras la rodilla derecha–. ¿Cómo les está yendo en su nueva adquisición?
– ¿Cuál adquisición? –pregunto casi a la defensiva.
–Ya sabes…, ese lindo departamento que los cuatro han comprado en Strand Road –me muerdo la lengua, preguntándome cómo rayos saben en dónde vivimos y si serían capaces de habernos observado durante toda la noche. Mis sudorosas manos se aferran a las de mis hermanos y ellos me devuelven el apretón.
– ¿De qué va esto? –dice Joe, rudo y con un tono casi agresivo.
–De qué va esto, hmmmm… veamos… –mira a mi padre quien mantiene los labios más sellados que nunca y suspira frustrada, como si mi padre no quisiese conspirar en nuestra contra tanto como ella quisiera–… quizá de que dos menores de edad se han alejado de la casa de sus tutores.
–Estaban con nosotros, saben de sobra que no permitiríamos que nada les sucediera –habla Evan por primera vez y suena más tranquilo de lo que en realidad está. Supongo que no quiere alterarnos, siempre ha sido el más calmado.
–No es ese el caso –responde mi padre y despega la espalda del respaldar del sillón, sentándose así erguidamente–. Ustedes dos pueden hacer lo que quieran, aunque quizá hubiese sido mejor que nos lo consultaran antes. Pero ellas…
–Ellas no. –Lo corta mi madre y deja de sonreír.
–Bueno…, qué mal. Es muy tarde, porque ya nos hemos ido… así que… –vacilo, pero no tartamudeo. He aprendido en la secundaria que en casos como estos se es firme, porque ante la mínima decaída, te pisotean como a una cucaracha.
–Oh, cariño, no pienses así. Aún no es muy tarde… –dice mi padre y lo miro casi con odio, y con tremendas ganas de escupirle el rostro–… además, ya hemos tomado medidas drásticas.
– ¿Medidas drásticas? ¡Já! ¿qué es eso? –Joe se burla–. ¿Nos traerán de vuelta a casa? ¿nos pondrán un toque de queda? –ríe de soslayo, pero nadie más lo hace.
–No… hemos pensado que tal vez…, tal vez sea mejor que la justicia intervenga –frunzo el ceño y supongo que he de estar tan confundida como todos–. Tus hermanos no podrán acercarse a menos que nosotros lo autoricemos, porque la jueza nos ha dado el permiso.
No sé qué es lo que ocurra a continuación. Toda la habitación comienza a dar vueltas repentinamente y no puedo hallar un punto fijo en el cual concentrarme. El piso tiembla bajo mis pies.
Oigo la lluvia caer y a la vez el sol me penetra la mirada, como ocurrió esta mañana.
Estoy angustiada, pero más que nada, dolorida.
Cuando vuelvo a la realidad todo ha dejado de girar a mí alrededor. Marina se me ha acercado y esconde su cabeza en mi cuello, lágrimas tocándome la nuca. Está llorando y quiero preguntarle por qué, pero no puedo mover los labios.
Evan solloza a desconsuelo mientras le grita a mis padres una sarta de barbaridades en más de dos idiomas diferentes y Joe está tan alterado que hasta creo que comenzará a romper cosas.
Los chicos están parados en el umbral de la puerta, observándonos con pena.
Y en cuando me doy cuenta de la situación por la que estoy pasando.
Y es cuando me doy cuenta de que tengo que reaccionar.
–No es…, no es justo –alcanzo a decir en un susurro, y mi voz suena tan quebrantada que da pena. Levanto la vista hacia la entrada de la sala y distingo una palabra articularse lentamente en los labios del rubio. Está pidiéndome que me tranquilice.
–Me duele la cabeza. –Me susurra Marina, despegándose de mí. Pero no le respondo porque no tengo fuerzas siquiera para pensar en lo que debería pensar.
–No es justo –repito, ahora con voz más firme, captando la atención de mis padres–. No está bien.
–Maddie… –advierte Liam, pero es muy tarde porque ya estoy parándome. Comienzo a caminar de un lado a otro y algunas lágrimas son incapaces de permanecer en dónde estaban, pero se supone que no debería estar llorando.
En realidad, resulta que me da igual si lloro o qué. Están a punto de separarme de mis hermanos y no voy a consentirlo.
–Lo siento, hija. Es lo mejor que podemos hacer –dice mi padre, no muy convencido. Eso enciende una pequeña llama de ilusión dentro de mí, y quizá si los trato bien ellos lo comprenderán…
No, no lo comprenderán nunca.
–Por sobre mi cadáver. –Escupo con rabia y me seco las lágrimas abruptamente, casi dañándome los ojos. Corro escaleras arriba y cierro la puerta de la que era mi habitación con un portazo que resuena por varios minutos dentro de mi cabeza.
Si no hubiera preparado todo este plan barato, quizá esto no estaría sucediendo. Una vez más, Madeleine Clea Des la ha cagado.
Después de varios minutos de divagación, mi madre me grita que mis hermanos se irán en veinte minutos y que debo bajar a despedirme.
No respondo, pero utilizo ese tiempo para rebuscar entre mis muebles viejos algún anotador y una birome. Al final termino por hallar una libreta vieja en la que anotaba varios teléfonos cuando era pequeña, y un lápiz con apenas punta.
Me siento en la cama, suspiro y comienzo.
– ¿Qué ocurre? –pregunto y todos suspiran casi sincronizadamente.
–Maddie…, hay algo que tienen que saber –volteo inmediatamente y Marina lo hace al mismo tiempo. Nos observamos cuidadosamente a los ojos, casi por instinto y sabemos que algo va mal, más allá de esos suspiros penosos que lanzan por dos de cada tres segundos.
– ¿Qué es? –pregunto al cabo de un rato, temerosa de una respuesta que pueda modificar mi vida hasta en lo más mínimo. Pero termino por mentalizarme en que no debo preocuparme y que debo ser libre, porque mi vida ha comenzado desde cero y no se da una oportunidad así todos los días.
Así que me repito: todo va bien, todo va bien, todo va bien…
–Tus padres se han dado una vuelta hoy por la mañana y han descubierto que ya no viven aquí.
Nada va bien.
Me uno al coro de suspiros y me acerco a Joe, plantándome a su lado, como si eso sirviese de algo.
– ¿Cómo lo han descubierto? Prometiste no decir nada –lo reprendo, pero él niega.
–Y así fue. Ellos vinieron, entraron en sus habitaciones y las vieron vacías –responde Liam, casi incómodo y con la frente sudada.
– ¿Así simplemente? –indaga Evan y Liam asiente.
– ¿Están enojados con ustedes? –pregunto, recargándome a duras penas en el hombro de Joe, porque él me ha tomado de la cintura seguramente para calmarme los nervios.
Pues, Joe, no está funcionando.
–No. Tuvimos que mentir… –Harry suspira y se debate entre decírnoslo o no–… hemos dicho que llegamos al amanecer del estudio y ustedes ya no estaban. Llamamos a sus teléfonos pero estaban apagados –asiento ferozmente.
– ¿Y se lo han tragado? –Niall me sonríe y entiendo que así ha sido. Es una preocupación menos, porque sé que cualquier cosa que hagan, no implicará a los chicos.
–Que sepan que es la última vez que mentimos por ustedes –dice Liam al cabo de unos minutos de silencio eterno.
–Pensé que por los amigos se hace cualquier cosa –le digo yo.
–Sí, pero en esta situación se ha ido al extremo.
Permanecemos en silencio lo que queda de minutos hasta que un sonido sordo proveniente de la entrada me estremece, y no solo eso, me altera.
Han azotado la puerta y muy pronto descubrirán que estamos aquí.
Más rápido de lo que pueda decir… están frente a mí.
Ambos ingresan a la sala, dejan los maletines a un lado con una lentitud exasperante y terminan por sentarse en el sillón anaranjado con una sonrisilla socarrona en el rostro, como si todo fuera un proceso de tortura y sufrimiento del que están seguros de que no podremos escapar.
Y así es. Estamos bajo su poder ahora.
Con un ademán, mi madre nos invita a sentarnos y supongo que es más una orden, así que la acato de inmediato.
Marina se sienta en la punta del sillón de enfrente y yo en medio de mis hermanos, con quienes entrelazo las manos disimuladamente.
–Hola, niños –dice mi mamá, sonrisa aún en rostro, manos enganchadas tras la rodilla derecha–. ¿Cómo les está yendo en su nueva adquisición?
– ¿Cuál adquisición? –pregunto casi a la defensiva.
–Ya sabes…, ese lindo departamento que los cuatro han comprado en Strand Road –me muerdo la lengua, preguntándome cómo rayos saben en dónde vivimos y si serían capaces de habernos observado durante toda la noche. Mis sudorosas manos se aferran a las de mis hermanos y ellos me devuelven el apretón.
– ¿De qué va esto? –dice Joe, rudo y con un tono casi agresivo.
–De qué va esto, hmmmm… veamos… –mira a mi padre quien mantiene los labios más sellados que nunca y suspira frustrada, como si mi padre no quisiese conspirar en nuestra contra tanto como ella quisiera–… quizá de que dos menores de edad se han alejado de la casa de sus tutores.
–Estaban con nosotros, saben de sobra que no permitiríamos que nada les sucediera –habla Evan por primera vez y suena más tranquilo de lo que en realidad está. Supongo que no quiere alterarnos, siempre ha sido el más calmado.
–No es ese el caso –responde mi padre y despega la espalda del respaldar del sillón, sentándose así erguidamente–. Ustedes dos pueden hacer lo que quieran, aunque quizá hubiese sido mejor que nos lo consultaran antes. Pero ellas…
–Ellas no. –Lo corta mi madre y deja de sonreír.
–Bueno…, qué mal. Es muy tarde, porque ya nos hemos ido… así que… –vacilo, pero no tartamudeo. He aprendido en la secundaria que en casos como estos se es firme, porque ante la mínima decaída, te pisotean como a una cucaracha.
–Oh, cariño, no pienses así. Aún no es muy tarde… –dice mi padre y lo miro casi con odio, y con tremendas ganas de escupirle el rostro–… además, ya hemos tomado medidas drásticas.
– ¿Medidas drásticas? ¡Já! ¿qué es eso? –Joe se burla–. ¿Nos traerán de vuelta a casa? ¿nos pondrán un toque de queda? –ríe de soslayo, pero nadie más lo hace.
–No… hemos pensado que tal vez…, tal vez sea mejor que la justicia intervenga –frunzo el ceño y supongo que he de estar tan confundida como todos–. Tus hermanos no podrán acercarse a menos que nosotros lo autoricemos, porque la jueza nos ha dado el permiso.
No sé qué es lo que ocurra a continuación. Toda la habitación comienza a dar vueltas repentinamente y no puedo hallar un punto fijo en el cual concentrarme. El piso tiembla bajo mis pies.
Oigo la lluvia caer y a la vez el sol me penetra la mirada, como ocurrió esta mañana.
Estoy angustiada, pero más que nada, dolorida.
Cuando vuelvo a la realidad todo ha dejado de girar a mí alrededor. Marina se me ha acercado y esconde su cabeza en mi cuello, lágrimas tocándome la nuca. Está llorando y quiero preguntarle por qué, pero no puedo mover los labios.
Evan solloza a desconsuelo mientras le grita a mis padres una sarta de barbaridades en más de dos idiomas diferentes y Joe está tan alterado que hasta creo que comenzará a romper cosas.
Los chicos están parados en el umbral de la puerta, observándonos con pena.
Y en cuando me doy cuenta de la situación por la que estoy pasando.
Y es cuando me doy cuenta de que tengo que reaccionar.
–No es…, no es justo –alcanzo a decir en un susurro, y mi voz suena tan quebrantada que da pena. Levanto la vista hacia la entrada de la sala y distingo una palabra articularse lentamente en los labios del rubio. Está pidiéndome que me tranquilice.
–Me duele la cabeza. –Me susurra Marina, despegándose de mí. Pero no le respondo porque no tengo fuerzas siquiera para pensar en lo que debería pensar.
–No es justo –repito, ahora con voz más firme, captando la atención de mis padres–. No está bien.
–Maddie… –advierte Liam, pero es muy tarde porque ya estoy parándome. Comienzo a caminar de un lado a otro y algunas lágrimas son incapaces de permanecer en dónde estaban, pero se supone que no debería estar llorando.
En realidad, resulta que me da igual si lloro o qué. Están a punto de separarme de mis hermanos y no voy a consentirlo.
–Lo siento, hija. Es lo mejor que podemos hacer –dice mi padre, no muy convencido. Eso enciende una pequeña llama de ilusión dentro de mí, y quizá si los trato bien ellos lo comprenderán…
No, no lo comprenderán nunca.
–Por sobre mi cadáver. –Escupo con rabia y me seco las lágrimas abruptamente, casi dañándome los ojos. Corro escaleras arriba y cierro la puerta de la que era mi habitación con un portazo que resuena por varios minutos dentro de mi cabeza.
Si no hubiera preparado todo este plan barato, quizá esto no estaría sucediendo. Una vez más, Madeleine Clea Des la ha cagado.
Después de varios minutos de divagación, mi madre me grita que mis hermanos se irán en veinte minutos y que debo bajar a despedirme.
No respondo, pero utilizo ese tiempo para rebuscar entre mis muebles viejos algún anotador y una birome. Al final termino por hallar una libreta vieja en la que anotaba varios teléfonos cuando era pequeña, y un lápiz con apenas punta.
Me siento en la cama, suspiro y comienzo.
Para los mejores hermanos del mundo.
No sé cómo empezar, ni por dónde. Muchas cosas se me dan mal y creo que ustedes saben de sobra que escribir no es mi fuerte, pero heme aquí…
Quizá estén odiándome porque todo esto es culpa mía, seguro que lo hacen. Y si en realidad es así, por favor no me llamen, no vengan y traten de olvidarme.
No soportaría la idea de que me odiasen.
Bueno, ya estoy diciendo estupideces, porque… ¿quién podría odiarme?
Nadie.
Soy demasiado adorable como para que alguien pudiese hacerlo.
Sí, ya sé. Tal vez ahora estén pensando en que Maddie “la agrandada” ha vuelto. Pero no es así.
Maddie, la niña con mejillas regordetas y rostro de bebé aún está aquí. Nunca se ha ido.
He estado mucho tiempo alejada de ustedes, y ahora me doy cuenta de cuán arrepentida estoy.
De cuán tonta he sido durante todo ese tiempo. Y ahora también, de hecho.
Porque quizá debería decirles esto frente a frente, pero no podría. No necesariamente porque me humillaría o algo parecido, no. Si no porque las palabras no saldrían de mi boca, me atragantaría con mi propia saliva y después moriría. Y creo que nadie por aquí quiere eso.
Solo quiero agradecerles todo lo que hicieron por mí durante estos años; por cuidarme, alimentarme, ayudarme con mis tareas y repetirme lo hermosa que me veo en ese vestido azul marino que tanto detesto.
Por aconsejarme, por pelearme, por golpearme unas cuantas veces, por sacarme el control de la televisión. A Evan por hablarme de Jennifer Lawrence todos los días de mi existencia, y a Joe por poner películas porno cuando yo estaba en la sala.
Porque a pesar de que son cosas bastante extrañas a las que agradecer, cualquier momento a su lado, ya estemos peleados o no, siempre será especial.
Porque ustedes son las personas más importantes que tengo en el mundo. Porque, a pesar de todo lo malo por lo que pasamos, siguen a mi lado. Porque aunque los torturo cada día de sus vidas hablándoles de Austin, de mis amigas, de la fiesta que Green ofrece cada inicio de año, siempre han estado ahí para escucharme o fastidiarme.
Y no importa si me han molestado o se han reído, han estado cuando las personas más importantes para mí no lo hicieron.
Con estas sencillas palabras, me temo que debo despedirme antes de que a mamá le agarre un ataque con todo esto.
Así que este es un “nos vemos”, porque un adiós significaría olvidar. Y olvidarlos no está en mis planes. Espero que tampoco en los suyos.
Iremos a Standford y seremos felices, porque lo prometo y siempre soy fiel a mi palabra, así como me llamo Madeleine.
Madeleine. El nombre que ustedes mismos me han escogido.
Me iré, pero no sin antes decir que los amo con todo el corazón.
Nos vemos pronto, Madeleine Clea Des.
Maddie, para ustedes.
Los tres contra el mundo…
No sé cómo empezar, ni por dónde. Muchas cosas se me dan mal y creo que ustedes saben de sobra que escribir no es mi fuerte, pero heme aquí…
Quizá estén odiándome porque todo esto es culpa mía, seguro que lo hacen. Y si en realidad es así, por favor no me llamen, no vengan y traten de olvidarme.
No soportaría la idea de que me odiasen.
Bueno, ya estoy diciendo estupideces, porque… ¿quién podría odiarme?
Nadie.
Soy demasiado adorable como para que alguien pudiese hacerlo.
Sí, ya sé. Tal vez ahora estén pensando en que Maddie “la agrandada” ha vuelto. Pero no es así.
Maddie, la niña con mejillas regordetas y rostro de bebé aún está aquí. Nunca se ha ido.
He estado mucho tiempo alejada de ustedes, y ahora me doy cuenta de cuán arrepentida estoy.
De cuán tonta he sido durante todo ese tiempo. Y ahora también, de hecho.
Porque quizá debería decirles esto frente a frente, pero no podría. No necesariamente porque me humillaría o algo parecido, no. Si no porque las palabras no saldrían de mi boca, me atragantaría con mi propia saliva y después moriría. Y creo que nadie por aquí quiere eso.
Solo quiero agradecerles todo lo que hicieron por mí durante estos años; por cuidarme, alimentarme, ayudarme con mis tareas y repetirme lo hermosa que me veo en ese vestido azul marino que tanto detesto.
Por aconsejarme, por pelearme, por golpearme unas cuantas veces, por sacarme el control de la televisión. A Evan por hablarme de Jennifer Lawrence todos los días de mi existencia, y a Joe por poner películas porno cuando yo estaba en la sala.
Porque a pesar de que son cosas bastante extrañas a las que agradecer, cualquier momento a su lado, ya estemos peleados o no, siempre será especial.
Porque ustedes son las personas más importantes que tengo en el mundo. Porque, a pesar de todo lo malo por lo que pasamos, siguen a mi lado. Porque aunque los torturo cada día de sus vidas hablándoles de Austin, de mis amigas, de la fiesta que Green ofrece cada inicio de año, siempre han estado ahí para escucharme o fastidiarme.
Y no importa si me han molestado o se han reído, han estado cuando las personas más importantes para mí no lo hicieron.
Con estas sencillas palabras, me temo que debo despedirme antes de que a mamá le agarre un ataque con todo esto.
Así que este es un “nos vemos”, porque un adiós significaría olvidar. Y olvidarlos no está en mis planes. Espero que tampoco en los suyos.
Iremos a Standford y seremos felices, porque lo prometo y siempre soy fiel a mi palabra, así como me llamo Madeleine.
Madeleine. El nombre que ustedes mismos me han escogido.
Me iré, pero no sin antes decir que los amo con todo el corazón.
Nos vemos pronto, Madeleine Clea Des.
Maddie, para ustedes.
Los tres contra el mundo…
Al último grito que mi madre pega, doy un salto y bajo las escaleras corriendo. Doblo la nota y casi hecha un bollo, la deposito entre las manos de Joe antes de que se vayan. Los abrazo, les beso las mejillas y prometemos vernos en unos días.
Una vez ellos se han ido, la casa queda en completo silencio. Sé que han discutido, porque los he oído desde arriba, pero aún estoy muy angustiada como para poder hablar.
Siento que vomitaré todo lo que he ingerido hace más de dos horas.
Cuando era feliz.
Mi madre coloca su brazo sobre mis hombros, y después de permanecer dos minutos en la misma posición, lo retiro.
–Maddie, tienes que entender que esto es por tu bien. Estaban corrompiendo las leyes…, ustedes tienen que estar aquí –dice mi padre, entristecido.
Supongo que nunca esperó que nos reveláramos de tal forma. Pues qué mal.
–No te preocupes, que la próxima no se enterarán si las corrompemos o no… –suspiro y me encamino hacia el pie de la escalera, pero justo antes de subir, ellos murmuran.
–Maddie, ven aquí. –me dice mi madre, pero no obedezco. Al contrario, me volteo y cruzo mis brazos por sobre el pecho, desafiante–. Te he dicho que vengas.
–No quiero.
–No es una invitación, es una orden.
–Pues vivimos en un país libre –sonrío socarronamente y subo sin más, oyendo los pasos de Marina y los chicos rebotar detrás de mí.
El lunes por la mañana todas mis pertenencias están en mi habitación nuevamente. La alarma suena a las siete menos diez, y toda la casa está en silencio.
Los chicos no irán a levantarse tan temprano, y mis padres no estarán en todo el día.
Hemos vuelto a la normalidad… no del todo.
Me ducho rápido, me visto con una remera azul de bolados, unos pitillos negros y unos tacones de un color similar al de la remera, y bajo las escaleras de dos en dos.
En la cocina está Marina, con el desayuno sobre la mesa y una tostada con mantequilla a metros de su boca.
–Adelante –le digo–, no quiero interrumpir ni un bocado –ríe y muerde la tostada. Me siento a su lado y me sirvo una taza de café negro, y unas pocas tostadas sin nada.
– ¿Eso es lo que desayunarás? –asiento–. Estás loca.
– ¿Por qué? ¿acaso es pecado comer dos tostadas pequeñas y una taza de café puro con una cucharada de azúcar? –pregunto y me río torpemente, aún sin consentirlo.
–Maddie, desde hace días estás comiendo mal y…, mírate. ¡Ya casi estás anoréxica! –la fulmino con la mirada y muerdo la tostada con rabia.
–No digas eso, no estoy anoréxica –dictamino y tomo un sorbo de café para bajar el pan que se me ha atorado en la garganta.
–Tú nunca tomas café puro, ¿por qué estás tomándolo ahora? –se cruza de brazos y se echa para atrás, con una mirada inquisitiva y un signo de interrogación dibujado en el rostro.
–Porque no he dormido bien y tengo que mantenerme despierta para el examen de biología, ¿vale? ¿Quieres algún otro tipo de explicación más compleja?
–Hace tres días que no duermes bien y esa excusa barata del examen la has estado usando todo el fin de semana, déjate ya de tonterías.
Termino de un sorbo el café, golpeo la porcelana de la taza contra la mesa abruptamente y me cuelgo el bolso al hombro. –Se hará tarde, ¿te vienes en mí auto?
Ella suspira.
–Maddie, yo…
–Muy bien, ve en el tuyo entonces –y salgo de la casa sin más ni más. Cuando cierro la puerta del conductor apoyo la cabeza sobre el volante y dejo que un suspiro totalmente penoso se escape de entre mis labios.
Me he pasado estos días encerrada en mi cuarto, tratando de olvidar que las risas de mis hermanos no serán escuchadas por un tiempo de quién sabe cuánto.
Cierro los ojos, los aprieto con fuerza y cuando menos me lo imagino, comienzo a llorar en silencio. Estuve haciéndome la dura todo este tiempo y ya no puedo soportarlo.
No puedo secarme una lágrima más, ni tragarme el nudo de la garganta durante otro día.
Después de cinco minutos, me miro en el retrovisor y compruebo las bolsas negras bajo mis ojos. Mi rostro está más flaco y hasta parece que no he dormido en semanas.
Marina entra por la puerta del copiloto, la cierra delicadamente y me observa. Rebusca algo dentro de su bolso y saca un corrector de ojeras, que deja descansar en mis manos.
Medio sonrío y me lo aplico sobre las bolsas negras, después se lo devuelvo y pongo el auto en marcha.
Marco abre las puertas de la residencia y piso el acelerador al máximo, porque ya estamos un poco retrasadas. Lo último que le falta a mi vida es llegar tarde al examen, reprobar, y que me quiten mi media beca.
Me estaciono en el aparcamiento de la preparatoria y ambas bajamos, yo con la sonrisa más falsa que pueda existir.
Así es, Madeleine “la chica hot” del instituto no puede verse débil ni aunque quisiese.
Casi corremos hasta la entrada y entramos con pasos cortos, rápidos y decididos.
Ya en mi taquilla, dejo mi bolso y saco los libros que usaré. Pero cuando estoy a punto de cerrar la puerta azul, alguien lo hace por mí y Diana aparece del otro lado del casillero.
Me sonríe hipócrita y no me queda más que hacer lo mismo, mientras observo de arriba abajo el ridículo atuendo que porta hoy.
–Buenos días –me dice aún sonriendo.
– ¿Qué tienen de buenos cuando tú estás cerca? –sonríe aún más.
–No te preocupes, seré breve.
–Muy bien, a ver a qué nos lleva esto.
–Quiero al chico –frunzo el ceño, más confundida de lo que en realidad estoy.
– ¿Chico? ¿Qué chico?
–El rubio. Mira, te daré cien dólares y me dejas pasar una noche con él. Te juro que nadie más se enterará –y cuando lo comprendo, me echo a reír como una loca. No sé si de algo sirve, pero abro la puerta de la taquilla y la azoto después, atrayendo varias miradas. Ella se sobresalta.
–El rubio es mi novio, cariño.
–Ya lo sé –aprieto la mandíbula y creo que le soltaré un puñetazo, pero recuerdo que tengo que tengo que obtener un sobresaliente en comportamiento o si no perderé mi beca.
–Y bueno… ¿algo más que se le ofrezca a la realeza?
– ¿Quieres los cien dólares o qué?
–Es mi novio y tengo mucho más dinero del que tú puedas darme. Discúlpame, bonita, pero tengo clases y un examen importante que dar. Qué tengas un día pésimo –sonrío y comienzo a caminar, pero ella echa a andar a mi lado. Varios nos observan extrañados, debido a que saben cuál es mi relación con Diana.
–Si tú no me lo prestas, ya lo conseguiré yo.
–Mucha suerte –para su andar y me retiene del brazo, justo cuando Marina llega a mi lado.
–Oh, miren quién está aquí. ¡Pero si es la pelirroja! –chilla sonriente–, hace cuánto no te veía, querida.
–No es rojo, es cobre… pero no te preocupes, si quieres te pago el oculista.
–Con el dinero de Madeleine, supongo, porque te recuerdo que eres pobre.
Cuando veo a Marina apretar la mandíbula, sé que algo no saldrá bien. – ¿Sabes qué quedaría muy bien con tu rostro? Mi puño. Podemos intentarlo, ¿quieres? –y antes de que se abalance sobre ella y Diana empiece a chillar, la he retenido una vez más, dejando que de puñetazos al azar y oyéndola gruñir mi nombre entre bocanadas de aire agitado.
–Hey, cariño, tranquila ¿vale? –le repito unas veinte veces, hasta que se calma justo cuando un profesor está viniendo hacia nosotras.
Simplemente espléndido.
– ¿Qué está ocurriendo aquí? –pregunta mi profesor de matemáticas, James Geofferman (alto, piel trigueña y prominente nariz de la que nos burlamos todos los martes después de clase).
– ¡Ella ha sido! ¡Intentó golpearme! –chilla dramáticamente.
–No es cierto, ¿verdad, Maddie? –pero recuerdo que tengo el examen cuando ya todos están yéndose a los salones–. ¡Maddie!
–Oh, sí, no ha sido su culpa –Geofferman me inspecciona como si buscase algún motivo para inculparme a mí también, pero cuando suspira sé que se ha resignado, después de todo no he hecho nada.
–Ustedes dos, a dirección.
–Pero…
– ¡Ahora! –ambas caminan cabizbajas y dándose pequeños codazos muy poco disimulados. Una vez el profesor lejos, corro hasta mi clase de biología y el profesor aún no ha llegado. Me siento a un lado de Javiera y suspiro de alivio.
– ¿Qué ha ocurrido? ¿En dónde está Marina?
–La han pillado intentando golpear a Diana…, ambas están en dirección ahora –ellas se miran.
– ¿Otra vez? Lleva meses en este instituto y ya ha intentado golpearla más de tres veces –comenta Camila algo exasperada.
–No, pero esta vez se ha pasado. También pensé en golpearla, pero… –ambas alzan las cejas y me invitan a proseguir, pero no sigo.
–Pero…
–No puedo hacerlo, necesito una buena calificación en conducta.
– ¿Por? –pregunta Javi, con el ceño fruncido.
–He ingresado a Standford con media beca y… –sus chillidos me interrumpen y comienzan a felicitarme a gritos. Gritos que sofocan cuando el profesor ingresa al salón y reparte los exámenes. Nos deseamos suerte y cada una voltea a su hoja.
Una vez hemos salido de clase, un auto fuera de la preparatoria me llama poderosamente la atención y tengo que acercarme a observar la matrícula para estar segura de que no es el auto de Niall. Pero si lo es.
Sonrío sinceramente por primera vez en el día y observo por la ventanilla, pero el coche está vacío.
Extrañada, saco el móvil y lo llamo. Atiene a la tercer timbrada.
–Hey –lo saludo.
–Hola, mi bonita. Estoy esperándote en la puerta del insti.
–Lo sé, estoy junto a tu auto.
–Muy bien, quédate allí, voy en un minuto –asiento aunque no pueda verme y cuelgo sin responderle concretamente. Me recargo en el auto y me propongo a jugar al Angry birds hasta que él llega caminando hacia mí y corro a su encuentro.
Me abraza, casi me da vueltas y me besa la coronilla. Pero los chicos vienen corriendo con mis amigas detrás y nos gritan alguna cosa que no comprendo, hasta que volteo y veo a una multitud de muchachas de mi edad correr detrás de ellos.
Claro, un famoso en plena grabación de un álbum no se presenta todos los días en una secundaria normal.
Toma mi mano, me susurra que corra por encima de los gritos y ambos echamos a andar hasta subir al auto y poner marcha. Ahora podemos suspirar en paz.
– ¿Has aprobado, bonita?
–No lo sé, me darán las respuestas el miércoles –asiente y miro por el retrovisor–. Buen día, chicos.
–Buenos días –corean sonrientes.
–Supongo que ya se han conocido…
–Si, son muy agradables –responde Javiera, más concentrada en el celular que de costumbre y yo río internamente.
– ¿Y qué me dices tú del examen? –le pregunta Louis a Marina y ella se encoje de hombros.
–Pues, normal, ya sabes…
–No lo ha hecho –responde Camila por ella y se planta un juego de miradas fulminantes entre ella y Marina.
– ¿Cómo que no lo has hecho? –interfiere Liam, atento a una respuesta.
–Yo… –tartamudea.
–Se ha peleado con Diana y la han mandado a dirección –respondo por ella y todos voltean a verle–. Pero no se preocupen, es decir, se lo merecía. Ha dicho algo horrible que mejor no repetir.
– ¿Diana? ¿La chica que invité al cine hace unos meses? –asiento–. ¿Por qué le has pegado? Es… agradable –volteo a verlo con las cejas en alto, pero termino por reírme al ver a Javiera hacer un gesto de asco con la mano.
–Tú estás ciego y sordo, cariño.
– ¿A sí?
– ¿Quieres oír lo que me ha dicho la muy perra?
– ¡Madeleine! Vocabulario. –Acota Liam desde el asiento trasero y yo entorno los ojos.
– ¡Me ofreció cien dólares a cambio de salir contigo una noche! –chillo y al auto frena de golpe con un chirrido ensordecedor, que me ha hecho raspar los dientes.
– ¿Qué? –voltea a verme.
–Lo que oíste, rubio.
– ¿Qué ha sido eso? ¿acaso has atropellado a una ardilla? Mira, rubio, castaño o lo que en realidad seas…, puedes tener una linda voz, pero eres un desastre conduciendo. Yo que tú lo demando, Maddie –dice Javiera, pero la ignoro, porque estoy muy concentrada en observar a los ojos de Niall. Pasmado.
Pero lo está pensando.
Esto no puede estar ocurriendo.
– ¿Niall? –pregunto, atragantándome con mis palabras–. ¿Estás pensándotelo? –trago saliva y después de unos segundos, él niega efusivamente. Me relajo.
–No, claro que no –y sin más, el auto está en la carretera nuevamente.
Dejamos a las chicas en su casa y vamos derecho para la mía. Todos están hablando y regañando a Marina, pero Niall y yo vamos en silencio.
Él suspira, cierra la ventanilla de plástico que divide la parte trasera de la delantera y sé que algo va mal. Para el auto en la puerta de la residencia y me mira, su mirada tímida que usa cuando no sabe cómo decir algo.
– ¿Qué está ocurriendo? Puedes soltarlo ya.
–Maddie…, nuestro manager nos ha conseguido una casa. Nos mudamos mañana mismo.
Una vez ellos se han ido, la casa queda en completo silencio. Sé que han discutido, porque los he oído desde arriba, pero aún estoy muy angustiada como para poder hablar.
Siento que vomitaré todo lo que he ingerido hace más de dos horas.
Cuando era feliz.
Mi madre coloca su brazo sobre mis hombros, y después de permanecer dos minutos en la misma posición, lo retiro.
–Maddie, tienes que entender que esto es por tu bien. Estaban corrompiendo las leyes…, ustedes tienen que estar aquí –dice mi padre, entristecido.
Supongo que nunca esperó que nos reveláramos de tal forma. Pues qué mal.
–No te preocupes, que la próxima no se enterarán si las corrompemos o no… –suspiro y me encamino hacia el pie de la escalera, pero justo antes de subir, ellos murmuran.
–Maddie, ven aquí. –me dice mi madre, pero no obedezco. Al contrario, me volteo y cruzo mis brazos por sobre el pecho, desafiante–. Te he dicho que vengas.
–No quiero.
–No es una invitación, es una orden.
–Pues vivimos en un país libre –sonrío socarronamente y subo sin más, oyendo los pasos de Marina y los chicos rebotar detrás de mí.
El lunes por la mañana todas mis pertenencias están en mi habitación nuevamente. La alarma suena a las siete menos diez, y toda la casa está en silencio.
Los chicos no irán a levantarse tan temprano, y mis padres no estarán en todo el día.
Hemos vuelto a la normalidad… no del todo.
Me ducho rápido, me visto con una remera azul de bolados, unos pitillos negros y unos tacones de un color similar al de la remera, y bajo las escaleras de dos en dos.
En la cocina está Marina, con el desayuno sobre la mesa y una tostada con mantequilla a metros de su boca.
–Adelante –le digo–, no quiero interrumpir ni un bocado –ríe y muerde la tostada. Me siento a su lado y me sirvo una taza de café negro, y unas pocas tostadas sin nada.
– ¿Eso es lo que desayunarás? –asiento–. Estás loca.
– ¿Por qué? ¿acaso es pecado comer dos tostadas pequeñas y una taza de café puro con una cucharada de azúcar? –pregunto y me río torpemente, aún sin consentirlo.
–Maddie, desde hace días estás comiendo mal y…, mírate. ¡Ya casi estás anoréxica! –la fulmino con la mirada y muerdo la tostada con rabia.
–No digas eso, no estoy anoréxica –dictamino y tomo un sorbo de café para bajar el pan que se me ha atorado en la garganta.
–Tú nunca tomas café puro, ¿por qué estás tomándolo ahora? –se cruza de brazos y se echa para atrás, con una mirada inquisitiva y un signo de interrogación dibujado en el rostro.
–Porque no he dormido bien y tengo que mantenerme despierta para el examen de biología, ¿vale? ¿Quieres algún otro tipo de explicación más compleja?
–Hace tres días que no duermes bien y esa excusa barata del examen la has estado usando todo el fin de semana, déjate ya de tonterías.
Termino de un sorbo el café, golpeo la porcelana de la taza contra la mesa abruptamente y me cuelgo el bolso al hombro. –Se hará tarde, ¿te vienes en mí auto?
Ella suspira.
–Maddie, yo…
–Muy bien, ve en el tuyo entonces –y salgo de la casa sin más ni más. Cuando cierro la puerta del conductor apoyo la cabeza sobre el volante y dejo que un suspiro totalmente penoso se escape de entre mis labios.
Me he pasado estos días encerrada en mi cuarto, tratando de olvidar que las risas de mis hermanos no serán escuchadas por un tiempo de quién sabe cuánto.
Cierro los ojos, los aprieto con fuerza y cuando menos me lo imagino, comienzo a llorar en silencio. Estuve haciéndome la dura todo este tiempo y ya no puedo soportarlo.
No puedo secarme una lágrima más, ni tragarme el nudo de la garganta durante otro día.
Después de cinco minutos, me miro en el retrovisor y compruebo las bolsas negras bajo mis ojos. Mi rostro está más flaco y hasta parece que no he dormido en semanas.
Marina entra por la puerta del copiloto, la cierra delicadamente y me observa. Rebusca algo dentro de su bolso y saca un corrector de ojeras, que deja descansar en mis manos.
Medio sonrío y me lo aplico sobre las bolsas negras, después se lo devuelvo y pongo el auto en marcha.
Marco abre las puertas de la residencia y piso el acelerador al máximo, porque ya estamos un poco retrasadas. Lo último que le falta a mi vida es llegar tarde al examen, reprobar, y que me quiten mi media beca.
Me estaciono en el aparcamiento de la preparatoria y ambas bajamos, yo con la sonrisa más falsa que pueda existir.
Así es, Madeleine “la chica hot” del instituto no puede verse débil ni aunque quisiese.
Casi corremos hasta la entrada y entramos con pasos cortos, rápidos y decididos.
Ya en mi taquilla, dejo mi bolso y saco los libros que usaré. Pero cuando estoy a punto de cerrar la puerta azul, alguien lo hace por mí y Diana aparece del otro lado del casillero.
Me sonríe hipócrita y no me queda más que hacer lo mismo, mientras observo de arriba abajo el ridículo atuendo que porta hoy.
–Buenos días –me dice aún sonriendo.
– ¿Qué tienen de buenos cuando tú estás cerca? –sonríe aún más.
–No te preocupes, seré breve.
–Muy bien, a ver a qué nos lleva esto.
–Quiero al chico –frunzo el ceño, más confundida de lo que en realidad estoy.
– ¿Chico? ¿Qué chico?
–El rubio. Mira, te daré cien dólares y me dejas pasar una noche con él. Te juro que nadie más se enterará –y cuando lo comprendo, me echo a reír como una loca. No sé si de algo sirve, pero abro la puerta de la taquilla y la azoto después, atrayendo varias miradas. Ella se sobresalta.
–El rubio es mi novio, cariño.
–Ya lo sé –aprieto la mandíbula y creo que le soltaré un puñetazo, pero recuerdo que tengo que tengo que obtener un sobresaliente en comportamiento o si no perderé mi beca.
–Y bueno… ¿algo más que se le ofrezca a la realeza?
– ¿Quieres los cien dólares o qué?
–Es mi novio y tengo mucho más dinero del que tú puedas darme. Discúlpame, bonita, pero tengo clases y un examen importante que dar. Qué tengas un día pésimo –sonrío y comienzo a caminar, pero ella echa a andar a mi lado. Varios nos observan extrañados, debido a que saben cuál es mi relación con Diana.
–Si tú no me lo prestas, ya lo conseguiré yo.
–Mucha suerte –para su andar y me retiene del brazo, justo cuando Marina llega a mi lado.
–Oh, miren quién está aquí. ¡Pero si es la pelirroja! –chilla sonriente–, hace cuánto no te veía, querida.
–No es rojo, es cobre… pero no te preocupes, si quieres te pago el oculista.
–Con el dinero de Madeleine, supongo, porque te recuerdo que eres pobre.
Cuando veo a Marina apretar la mandíbula, sé que algo no saldrá bien. – ¿Sabes qué quedaría muy bien con tu rostro? Mi puño. Podemos intentarlo, ¿quieres? –y antes de que se abalance sobre ella y Diana empiece a chillar, la he retenido una vez más, dejando que de puñetazos al azar y oyéndola gruñir mi nombre entre bocanadas de aire agitado.
–Hey, cariño, tranquila ¿vale? –le repito unas veinte veces, hasta que se calma justo cuando un profesor está viniendo hacia nosotras.
Simplemente espléndido.
– ¿Qué está ocurriendo aquí? –pregunta mi profesor de matemáticas, James Geofferman (alto, piel trigueña y prominente nariz de la que nos burlamos todos los martes después de clase).
– ¡Ella ha sido! ¡Intentó golpearme! –chilla dramáticamente.
–No es cierto, ¿verdad, Maddie? –pero recuerdo que tengo el examen cuando ya todos están yéndose a los salones–. ¡Maddie!
–Oh, sí, no ha sido su culpa –Geofferman me inspecciona como si buscase algún motivo para inculparme a mí también, pero cuando suspira sé que se ha resignado, después de todo no he hecho nada.
–Ustedes dos, a dirección.
–Pero…
– ¡Ahora! –ambas caminan cabizbajas y dándose pequeños codazos muy poco disimulados. Una vez el profesor lejos, corro hasta mi clase de biología y el profesor aún no ha llegado. Me siento a un lado de Javiera y suspiro de alivio.
– ¿Qué ha ocurrido? ¿En dónde está Marina?
–La han pillado intentando golpear a Diana…, ambas están en dirección ahora –ellas se miran.
– ¿Otra vez? Lleva meses en este instituto y ya ha intentado golpearla más de tres veces –comenta Camila algo exasperada.
–No, pero esta vez se ha pasado. También pensé en golpearla, pero… –ambas alzan las cejas y me invitan a proseguir, pero no sigo.
–Pero…
–No puedo hacerlo, necesito una buena calificación en conducta.
– ¿Por? –pregunta Javi, con el ceño fruncido.
–He ingresado a Standford con media beca y… –sus chillidos me interrumpen y comienzan a felicitarme a gritos. Gritos que sofocan cuando el profesor ingresa al salón y reparte los exámenes. Nos deseamos suerte y cada una voltea a su hoja.
Una vez hemos salido de clase, un auto fuera de la preparatoria me llama poderosamente la atención y tengo que acercarme a observar la matrícula para estar segura de que no es el auto de Niall. Pero si lo es.
Sonrío sinceramente por primera vez en el día y observo por la ventanilla, pero el coche está vacío.
Extrañada, saco el móvil y lo llamo. Atiene a la tercer timbrada.
–Hey –lo saludo.
–Hola, mi bonita. Estoy esperándote en la puerta del insti.
–Lo sé, estoy junto a tu auto.
–Muy bien, quédate allí, voy en un minuto –asiento aunque no pueda verme y cuelgo sin responderle concretamente. Me recargo en el auto y me propongo a jugar al Angry birds hasta que él llega caminando hacia mí y corro a su encuentro.
Me abraza, casi me da vueltas y me besa la coronilla. Pero los chicos vienen corriendo con mis amigas detrás y nos gritan alguna cosa que no comprendo, hasta que volteo y veo a una multitud de muchachas de mi edad correr detrás de ellos.
Claro, un famoso en plena grabación de un álbum no se presenta todos los días en una secundaria normal.
Toma mi mano, me susurra que corra por encima de los gritos y ambos echamos a andar hasta subir al auto y poner marcha. Ahora podemos suspirar en paz.
– ¿Has aprobado, bonita?
–No lo sé, me darán las respuestas el miércoles –asiente y miro por el retrovisor–. Buen día, chicos.
–Buenos días –corean sonrientes.
–Supongo que ya se han conocido…
–Si, son muy agradables –responde Javiera, más concentrada en el celular que de costumbre y yo río internamente.
– ¿Y qué me dices tú del examen? –le pregunta Louis a Marina y ella se encoje de hombros.
–Pues, normal, ya sabes…
–No lo ha hecho –responde Camila por ella y se planta un juego de miradas fulminantes entre ella y Marina.
– ¿Cómo que no lo has hecho? –interfiere Liam, atento a una respuesta.
–Yo… –tartamudea.
–Se ha peleado con Diana y la han mandado a dirección –respondo por ella y todos voltean a verle–. Pero no se preocupen, es decir, se lo merecía. Ha dicho algo horrible que mejor no repetir.
– ¿Diana? ¿La chica que invité al cine hace unos meses? –asiento–. ¿Por qué le has pegado? Es… agradable –volteo a verlo con las cejas en alto, pero termino por reírme al ver a Javiera hacer un gesto de asco con la mano.
–Tú estás ciego y sordo, cariño.
– ¿A sí?
– ¿Quieres oír lo que me ha dicho la muy perra?
– ¡Madeleine! Vocabulario. –Acota Liam desde el asiento trasero y yo entorno los ojos.
– ¡Me ofreció cien dólares a cambio de salir contigo una noche! –chillo y al auto frena de golpe con un chirrido ensordecedor, que me ha hecho raspar los dientes.
– ¿Qué? –voltea a verme.
–Lo que oíste, rubio.
– ¿Qué ha sido eso? ¿acaso has atropellado a una ardilla? Mira, rubio, castaño o lo que en realidad seas…, puedes tener una linda voz, pero eres un desastre conduciendo. Yo que tú lo demando, Maddie –dice Javiera, pero la ignoro, porque estoy muy concentrada en observar a los ojos de Niall. Pasmado.
Pero lo está pensando.
Esto no puede estar ocurriendo.
– ¿Niall? –pregunto, atragantándome con mis palabras–. ¿Estás pensándotelo? –trago saliva y después de unos segundos, él niega efusivamente. Me relajo.
–No, claro que no –y sin más, el auto está en la carretera nuevamente.
Dejamos a las chicas en su casa y vamos derecho para la mía. Todos están hablando y regañando a Marina, pero Niall y yo vamos en silencio.
Él suspira, cierra la ventanilla de plástico que divide la parte trasera de la delantera y sé que algo va mal. Para el auto en la puerta de la residencia y me mira, su mirada tímida que usa cuando no sabe cómo decir algo.
– ¿Qué está ocurriendo? Puedes soltarlo ya.
–Maddie…, nuestro manager nos ha conseguido una casa. Nos mudamos mañana mismo.
- Spoiler:
- ***
¡Perdón por no responder sus mensajes anteriores, lindas! Ya me pongo a responder. No subí en estos días porque ahora empiezo los talleres de la escuela y me paso casi todo el día ahí, si no tengo inglés particular o si no danzas clásicas. Estoy ocupada casi todo el día, pero en realidad los tiempos que tuve libres me vicié con la serie de "PRETTY LITTLE LIARS" y no puedo parar de verla, porque es completamente adictiva. PERDONEN, voy a subir en estos días, ¡LAS QUIERO!
Última edición por NotesOfLove~ el Vie 05 Abr 2013, 8:41 pm, editado 1 vez
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
sin problemas linda tu sabes que nosotras esperaremos
........el capitulo........
me da cosa niall parece que la rayis ama mucho mas a niall de lo que el a ella...en serio
esa induaadmae horita me la golpeo
ok no pero como se atreve'??? enserio!!
esta cada ves se pone mas interesante pero a la ves pero???
tu me entiendes-.......espero...
bueno ame el capi síguela cuando puedas
pd: esa serie es adictiva lo se
ok ok
besos
........el capitulo........
me da cosa niall parece que la rayis ama mucho mas a niall de lo que el a ella...en serio
esa induaadmae horita me la golpeo
ok no pero como se atreve'??? enserio!!
esta cada ves se pone mas interesante pero a la ves pero???
tu me entiendes-.......espero...
bueno ame el capi síguela cuando puedas
pd: esa serie es adictiva lo se
ok ok
besos
Blue sky
Re: Summer. {One Direction y tú}
aksjs, no :c no vienen a Argentina! ¿vos?[/quote]#michel_sweet escribió:Holi'!NotesOfLove~ escribió:Sí, pasámelo! Seguramente que cantás re bien! Y seríamos las famosas de... de... nada(? ¿Sos Latina vos? porque seríamos las famosas Latinas (?#michel_sweet escribió:NotesOfLove~ escribió:¡Muchas gracias, linda! Estoy pensando en estudiar canto porque me encanta hacerlo y ya que tengo que torturar a mis papás con mi música, prefiero hacerlo bien. Compongo, pero no sirvo. Soy pésima para eso. Además quiero ser cantante <3 aksja. HACÉ EL COVER Y PASÁMELO! <3 Así soy tu fan. Besos! x#michel_sweet escribió:NotesOfLove~ escribió:Holaaaaaaaaaaaaaa lindas! Les dejo acá mi nuevo cover de Little Things, VÉANLO PORQUE LAS OBLIGO(? Bueno, eso... hoy subo!
MI VÍDEO(?Holo'!Wow'! aaah'!
Eres GENIAL'! & lo digo enserio, tines una vos mus linda!
Yo estoy pensando en hacer un cover, pero de They Don't Know About Us'!!!
Bueno cantas Genial! tienes que seguir haciendolo :D
Besos&Cuidate-Stay'Strong-
Lo are & te lo pasare! Solo que no por ahora ya que mi web cam esta dañada!!! Yo tambien amo cantar para mi es como el oxigeno la musica! & me encantaria ser cantante & bueno mis tios & primos dicen que tengo buena voz'. No lo se!
Si' soy Latina!!! (Mexicana, soy de Guerrero para ser exacta) ñ.ñ Woo Hoo'!! Seriamos las Latinas mas famosas! Ok'ok! me calmo! Tu Iras a Take Me Home Tour?'
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
JAJAJAJAJA, ya la seguí, linda. Ojalá te guste <3.DaiLLHZN escribió:WWWWWWWWWWWWOOOOOOOOOW! ES FUE............ INCREIBLE!!!!!!!!!!! POR DIOS QUE AGALLAS!!!!!!!! (nose cmo se escribe) FUE GENIAL, FUE... GENIAL***************.***********
seguila cuando puedas **..**
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Jaaaaaaaaaaaavi <3 Holas. Bien, ¿y vos? Perdón por no subir! Hasta ahora nada más tengo dos 10 en inglés, pero ninguna otra nota. AJAJA, ojalá vos también estés teniendo buenas notas. Te quiero más, besos!Jajaviera escribió:Solci <3 Brillantirijilla Solcilla ¿Como has estado? ¿En donde estas? ¿Porque no subes?
He comenzado a extrañar tus ausencias.
Ojalá te este yendo de lo lindo en el colegio y hayas tenido buenas calificaciones (soy como una mami. Jujujuju)
Porfavor, en cuanto regreses, siguela lo más pronto posible.
Te quiero SolSol, un besirijillo
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
aksja, CAMPAÑA PARA QUE DEJEN A MADDIE SER FELIZ(? Igual creo que le da muchas vueltas a los asuntos, digo, yo soy la escritora y me propuse hacer un personaje bastante diferente a cómo soy en realidad. Yo soy más relajada, digo, si tuviera como amigos a los chicos, amigas tan fieles como las chicas y de novio a Niall, yo sería la persona más feliz del mundo. Seguramente me dolería la ausencia de mis padres, pero bueno. No sé.alep1Dforever escribió:Awwwww los chicos que lindos
Espero que los lares de la rayis no la buscasen l bueno si y no porque bueno son sus padres pero ella merece ser feliz :)
Jeej yo sola me entiendo
Espero ansiosa
El siguiente
Besos
¡BESSSSSSSSOS!
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
JAJAAJA, MIRÁ A JAVI RECOMENDANDO MI NOVELA <3 ¿Tu compañera es Directioner? omg, yo quisiera una compañera así :c Sí, creo que Nialler es un poco bipolar. Pero con el tiempo y algunas cosas que vayan pasando, van a ver como enserio ama a Maddie. HORRIBLE :c JAJA, bien, ¿y vos? Besssssos!Jajaviera escribió:Estaba en clases cuando vi que subiste le dije a ni compañera de banco.
OOOH SUBIOOO. es muy buena, tienes que leerla y toda la emoción del momento. JHAJAHAJAHQKIABEBGSIQBGSHAJAY :(L):
Me encantaaaaaaaaaa!!!! ¿Como son tan tiernos?
A Niall le dan sus tiempos de conportarse frío D:, no me agrada.
Maddie es Libre LIBERTAD JOJOJO
QUE FUERTE IGUAL QUE LA PROPIA MADRE LE DIGA ESO.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
Uyuyuyuy ¿como estas? (:
Espero el próx. Capitulo pronto (:
Besitos
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Sos una traidora, Agustina, ¿te das cuenta? ¿Cómo es eso de que amás mi novela y no me llevás con vos de viaje? ah, seguro te asustaste, ah que. ¿ADÓNDE TE HAS IDO, AMIWIS? Coincido, pobre Maddie. Besos, linda!Augustine escribió:Me había ido de viaje, pero ¡acá estoy! God, todo patas para arriba se puso, pobre Maddie y los hermanos.... :( bueno, seguilaaaaaa!
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
¡HOLA CAMUCHAS! (? eso sonó como camas..., allright.lokitah_1D escribió:Hola
Se que ya me debes oidiar :c No he comenado en tu novelahace mucho Y no es porque no he podido entrar al foro sino en tu novela no podia comentar no la encontraba hasta pense que la habias elominado luego la encontre pero no se podia ver nada nose porque casi una semana a más estuve así pero ya se solucionó nose que habrá pasado como me fui de vaciones solo 4 dias en semana santa ahorita cuando e vuelto a entrar pongo tu novela y y recien puedo leerla no sabes como grite de alegría *-* adjkadjksdgsdg cx
Acabo de leer todos los demas capitulos y cada vez me sorprendo de tu nove pasan cosas tan inesperadas xd
Maddie se va de la casa con sus hermanos y Marina
Y otra cosa salí en un capitulo como amiga de Maddie
Niall y Maddie juntos por fin
Ya muchas caritas de sorpresa :P
Siguela pronto ahora si comentare seguido claro si el axficiante colegio me permite xd
#Cami~
¡No te odio! No te preocupes, linda. Ustedes tienen que bancarse todas mis ausencias, así que no te preocupes por no poder comentar una o dos veces. NADA MÁS TE PIDO QUE NO ME OLVIDES(? JAJAJA, soy una caja de sorpresas, ¿qué puedo decir?
JAJAJAJA, ya estás saliendo <3 Besos y ESTUDIÁ(? Ay, dios, ya me parezco a mi mamá.
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Holaaas! ¡ME ALEGRO MUCHO DE QUE TE GUSTE! yey. ¿No sos Directioner y te gusta mi nove? omgggggggggg, gosh, aire (?Nunca me había pasado algo así, pero es lindo, es como si fuera especial. ¿Soy especial? Me siento especial, mi mamá dice que soy especial >.> (?PiliRa escribió:Simplemente PER.FEC.TA Me encanta, la mejor que alguna vez leí. Y eso que no soy Directioner(: En fin, perdón por no haber comentado antes, empecé la escuela y no tuve tiempo para nada. Me había quedado en el capítulo 'He Loves Me...' y me puse a gritar cuando vi todos los que me había perdido. Juro por Justin que todo este tiempo estuve con intriga. ¡SEGUILA!
JUSSSSSSSSS <3 SI SOS BELIEBER Y JURÁS POR JUSTIN HAY QUE CREERTE. Amo a Justin, digo, no soy belieber, pero es re cul(? BESOS!
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
GRACIAS POR LA PACIENCIA. Pienso igual, pero como ya dije, van a ver como todo cambia de un día para otro (creo que eso pasa en cada capítulo :P) y van a notar su amor por ella.alep1Dforever escribió:sin problemas linda tu sabes que nosotras esperaremos
........el capitulo........
me da cosa niall parece que la rayis ama mucho mas a niall de lo que el a ella...en serio
esa induaadmae horita me la golpeo
ok no pero como se atreve'??? enserio!!
esta cada ves se pone mas interesante pero a la ves pero???
tu me entiendes-.......espero...
bueno ame el capi síguela cuando puedas
pd: esa serie es adictiva lo se
ok ok
besos
Me aburro fácil de lo mismo y me la paso poniendo sorpresas en mi nove(?
AKSJS PLL ES LA LEEEEEEEEEEY<3(? besos!
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
SKADVHFAHSGFVAS no tengo palabras. Fue estupendo!
escribis perfeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeto, tenes un gran talento escribiendo en serio!!!! sos genial te amo ****.***** jaja SEGUILA CUANDO PUEDAS :3 besotes♥
escribis perfeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeto, tenes un gran talento escribiendo en serio!!!! sos genial te amo ****.***** jaja SEGUILA CUANDO PUEDAS :3 besotes♥
DaiLLHZN
Re: Summer. {One Direction y tú}
No mames Los Descubrieron que se fueron de la casa Y le han negado ver a sus hermanos Dios Mujer Tu novela es buenísima ;)
Jajajaja xd Esa Diana es una perra ¬¬ Merece golpe xd .okno.
Me la sigues Loca c:
Pd: Nunca me olvidare de tu nove *-* La amoo xd
#Cami~
Jajajaja xd Esa Diana es una perra ¬¬ Merece golpe xd .okno.
Me la sigues Loca c:
Pd: Nunca me olvidare de tu nove *-* La amoo xd
#Cami~
lokitah_1D
Re: Summer. {One Direction y tú}
NotesOfLove~ escribió:Sos una traidora, Agustina, ¿te das cuenta? ¿Cómo es eso de que amás mi novela y no me llevás con vos de viaje? ah, seguro te asustaste, ah que. ¿ADÓNDE TE HAS IDO, AMIWIS? Coincido, pobre Maddie. Besos, linda!Augustine escribió:Me había ido de viaje, pero ¡acá estoy! God, todo patas para arriba se puso, pobre Maddie y los hermanos.... :( bueno, seguilaaaaaa!
JAJAJA sí, sí, me asustaste :cccc pero neah, me fuí a una playa de acá de Arshentain (Argentina asjkhf) y en fin, me gustó very much el cap, si la seguís te llevo a una playa imaginaria (? ahhh
Augustine
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