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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Summer. {One Direction y tú}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Summer. {One Direction y tú}
NotesOfLove~ escribió:akajsa, qué bueno que te haya gustado. ¿Tenés twitter? (qué tenía que ver).Augustine escribió:NotesOfLove~ escribió:¡Hola, Agus! ¿cómo te dicen, así de apodo? aakajs, Ya la seguí por hoy. Mañana les subo otro<3 xAugustine escribió:Dios, los amo <3 esos tontos se quieren pero no están juntos abggdjkadhg seguilaaaaaa
Sepp, me dicen Agus (: okkk, espero ansiosaaaaaaaa, amé el capi
Muchos besos, Agus!
sí tengo! tengo 2, me hice un anónimo hace poco, así que te paso ese, jeje, el anterior no lo estoy usando mucho, es @dontcallme_gaga sigo a todo el mundo pero decime cuál es el tuyo para hablarrrrr, jep
Augustine
Re: Summer. {One Direction y tú}
Es re lindo tu coveeeeeeeeeeeeer, pasé de página, je! Subí, porfisss, estoy ansiosa (:
Augustine
Re: Summer. {One Direction y tú}
Hola! Sé que dije que iba a subir ayer y no subí (:c) no me gusta ponerles excusas, pero no tenía idea de que iba a empezar las clases, porque acá en Argentina hay un montón de escuelas con paro docente. Al final mi mamá me avisó que tenía que ir a último momento y me obligó a acostarme temprano ayer :'c (no saben cuánto me costó).
En fin, acá estoy, desvelada a la 1 y media de la mañana. Ya me paso de compu y les subo!
En fin, acá estoy, desvelada a la 1 y media de la mañana. Ya me paso de compu y les subo!
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Relationship...
Capítulo XX.Su mirada sostiene a la mía y de hecho, a todo mi cuerpo. Es como si despegar mis ojos del color azul cielo de los suyos me doliera tanto que hasta podría desfallecerme, y si me preguntan, nada me hace sentir más patética.
Por otro lado, me imagino lo idiotas que debemos parecer a la perspectiva de cualquier persona que pase por nuestro lado y se detenga a observarnos.
Pero me da totalmente igual porque no sé nada del mundo. No sé nada más que sus ojos me exigen una respuesta. Así que tomo aire y siento como después abandona mis pulmones. Los lleno nuevamente y con una lentitud casi lastimosa, como si tuviera miedo de caerme de un momento a otro, despego su vista de la mía y la dirijo a unos niños que juegan animosamente en el arenero.
Y no fue mi mejor opción, porque recuerdo cuando nosotros lo hacíamos en la arena que habíamos hallado de camino al lago una vez. Se trataba de un montículo de arena enorme que los albañiles habían traído desde el centro de Liverpool para una reforma en la casa de Zayn, pero nosotros creíamos que los duendes la habían transportado hacia nosotros para vernos felices.
Quizá siempre sufrimos tanto como ahora y no lo notamos porque estábamos muy ocupados soñando y siendo felices.
La niña que está allí sentada me recuerda mucho a mí, pero más me recuerda a mi madre. He visto centenares de fotos de ella cuando era pequeña porque a mi abuelo le gusta exhibirlas por todos lados en la casa de campo.
Lleva dos coletas altas y tiene el pelo castaño claro. Las puntas de las coletas contienen pequeños rizos.
Sus mejillas regordetas hacen su rostro ver adorable y me tientan a acercarme a ella y apretárselas despavoridamente. Lleva un trajecito de jean lila que le queda aún más adorable, si es posible.
Ella y el niño juegan absortos del mundo, y puedo oír como él la hace reír.
Sonrío inconscientemente y recuerdo en dónde en realidad estoy y con quién.
Y mi situación, claro.
Tomo una bocanada profunda de aire y repaso una vez más las opciones que tengo:
Correr.
Responderle.
Besarle.
Pero en lugar de eso, escojo la respuesta más idiota que he seleccionado alguna vez –Hola, Soy Madeleine Des y… ¿Quieres oír algo cómico? Creí que te oí decir que estabas enamorado de mí.
Río torpemente y me detengo esperanzada de oír su risa melosa acompañando la mía. Pero no ríe y aún me observa fijamente.
–Maddie… –alarga mi nombre entre suspiros y me doy cuenta de que no estoy soñando, pero por las dudas, me pellizco suavemente y el pinchazo me recorre la espina dorsal. Abro los ojos de topetón y observo a mí alrededor sorprendida, en realidad sin saber muy bien por qué.
Se supone que ya sabía que no estaba soñando, porque es algo bastante evidente. Quizá estoy distorsionando las cosas, o algo así.
Pero no…, esto no es Hoghwarts y si distorsiono algo en realidad, estoy enloqueciendo gravemente.
Me pregunto qué haría alguien más en mi lugar y a juzgar por mi comportamiento, seguramente todo lo contrario.
Es como si toda mi vida hubiera estado esperando por este momento, pero ahora que finalmente estoy viviéndolo no sé qué hacer ni cómo actuar.
–Me siento tonta –le digo y me echo a reír sin razón. Supongo que es porque estoy nerviosa porque tengo la extraña manía de reír en esos casos.
Después de unos minutos, él me acompaña.
– ¿Por qué te ríes?
–No puedo evitarlo –para de repente y me volteo a observarlo, olvidando por un momento la absurda escena y recordando enserio por qué estamos aquí, además del hecho de que me obligó a fingir que casi vomito.
De un momento a otro esboza una sonrisa superior y hasta algo petulante y me dice –: Así que te pongo nerviosa.
Ya no sonrío.
Qué malo es esto de que me conozca tan bien.
–No me pones nerviosa –respondo de inmediato, a la defensiva.
–Me gustaría creerte, Maddie… qué lástima que me mientas –ahora ríe él solo, como si se tratase de una broma personal.
–No te rías de mí.
–No lo hago, es solo que… –deja la frase en el aire y al cabo de unos minutos habla–: entonces…
– ¿Qué?
–Sé que esta es la forma menos romántica de pedírtelo, pero… Madeleine Clea Des, ¿me permites hacerte feliz de un modo completamente desconocido para ambos? –toma mis manos entre las suyas y prácticamente me obliga a mirarlo. Mis manos comienzan a sacudirse y a pesar de que estoy nerviosa, la que está temblando no soy yo.
Sonrío por la situación y asiento débilmente.
Después, para confirmar mi afirmación, le digo – ¿Y admites que te pongo nerviosa? –él sonríe y la hamaca en la que está sentado se mece hacia mí. Pega su frente con la mía antes de besarme y murmura suavemente que me quiere sobre mis labios.
Su aliento rosándome las mejillas.
Sus labios aprisionando los míos.
Y ahora, finalmente, creo que soy feliz.
Cuando se separa de mí sonríe. –Me pones un poco nervioso, sí.
–Ya lo sabía, de todos modos –me sonríe y sé que hablará, pero sus palabras quedan en el aire porque unas vocecillas chillonas nos hacen voltear.
Los dos pequeños que se hallaban sentados en el arenero riendo están sonriendo frente a nosotros. Se dan pequeños empujoncitos y se susurran cosas entre sonrisillas.
–Pregúntales tú… –dice el nene más adorable que he visto en la historia de mi vida. Después del rubio, claro.
Tiene cabello color azabache y ojos color cafés-marrón. Tiene las mejillas sonrojadas y sonríe tímidamente.
La niña nos mira con ternura, le da un puntapié a una piedrecilla cercana.
– ¿Ustedes dos son novios? –nos pregunta y nosotros nos miramos. Niall le sonríe y yo me bajo de la hamaca para agacharme hasta su altura.
Siempre he amado a los niños, así que se me da bien.
–Nosotros…
–Sí, linda –me corta él y noto que también está agachado a mi lado. Me abraza por la cintura y me besa la mejilla.
–Qué tiernos se ven –dice ella.
– ¿Sabes quiénes son más adorables que nosotros? Ustedes –ellos me sonríen.
–Yo quiero que nosotros seamos así también, Dave –el pequeño le toma la manito y se acerca a ella.
–Nosotros también somos novios –nos comenta y nosotros reímos tiernamente.
– ¿También son novios? Oh, te daré algunos consejos… ¿quieres, Dave? –él asiente. Niall se sienta sobre la arena y palmea a su lado. El niño (aparentemente de nombre Dave) se acerca a él y se sienta.
–Dime.
–Bueno…, a las chicas les gusta sentirse especiales. Que les hagas saber que son las únicas, pero… ¿tú sabes cómo hacer eso, no es así? –Dave niega–. Tienes que regalarle a tu amada una flor –le susurra al oído, pero lo suficientemente alto como para que todos escuchemos.
Me volteo hacia ella y sonríe.
– ¿Si, linda?, ¿te gustaría que te regalaran una flor? –le pregunto y ella asiente.
– ¿A ti también te regalan flores?
–Bueno, ahora que lo mencionas… no –le respondo con recelo, y Niall y Dave ríen.
–Muy bien, campeón… allá hay una flor rosa. ¿La ves? –le dice él y Dave asiente–. Ve por ella.
El se levanta y va por la flor que se halla cerca de los toboganes.
– ¿Te gustan las flores rosas? –pregunta mi mejor-amigo-novio.
–Me encantan –sonríe nuevamente.
–Oye, aquí viene Dave…, déjame arreglarte ese atuendo –digo y le acomodo el traje ya que las costuras estaban en la espalda. Le sacudo la arena de las rodillas y le acaricio la mejilla.
– ¿Me veo linda?
– ¡Estás guapísima!, ¿no es cierto, Nialler?
–Guapísima –repite él sonriendo. Dave se acerca corriendo se para frente a ella y tiende la mano en su dirección, pero Niall los corta–: No, no… te enseñaré como hacerlo –se pone detrás de él y le da un leve empujoncito hacia ella. Después le susurra–: bésale la mejilla, a las chicas les gusta eso.
Dave asiente, le besa la mejilla y vuelve hacia él.
– ¿Qué hago ahora?
–Dile que la quieres –él asiente una vez más y obedece–. Ahora, entrégale la flor y dile que se ve guapa.
Ella toma la flor delicadamente entre sus manos y se la lleva a la nariz, después sonríe.
–Te quiero, Dorothy –pronuncia dulcemente, y se acomoda la boina francesa que trae sobre su cabecita.
–También te quiero, Dave –se abrazan y se sientan al frente nuestro. Unas manos toman mi cintura y Niall besa mi mejilla.
–Esto es posiblemente lo más tierno que haya visto jamás –le digo y él asiente en acuerdo.
–Muy bien, tigre, es toda tuya. Ven y choca esos cinco –hacen un saludo extraño y Dorothy me sonríe.
– ¿Cómo te llamas? –pregunta.
–Me llamo Madeleine, pero tú puedes decirme Maddie –acaricia la flor.
–Eres muy linda, Maddie –susurra y se me vuelca el corazón.
–Lo sé, ¿no es cierto? –dice el rubio.
–Pero… tú eres mucho más linda que yo –me acerco a ella y le beso la mejilla–. ¿A dónde están sus padres, niños? –ambos se observan asustados y voltean a todas partes.
Me altero.
–Yo… no sé. Estaban ahí hace un segundo…, creo –dice él. Lo miro y respiro profundamente intentando calmarme.
– ¿Crees? –repito, incrédula–. Dave, Dave, tienes que decirme a dónde están sus papis –lo sacudo levemente y él hace un mohín.
–Es que… no lo sé. Dorothy, ¿en dónde están? –ella se encoje de hombros.
– ¡Oh por Dios! ¡Tenemos que buscarlos! –Niall y yo nos paramos al mismo tiempo, y cada uno toma la mano de uno de ellos. Recorremos el parque por aproximadamente veinte minutos y al final, nos sentamos en una banca exhaustos.
– ¿Quién los ha traído? –pregunta Niall.
–Mi mamá –responde ella.
– ¿Y cómo es tu mami, linda?
–Ella es… buena –si hubiera sido una situación diferente, quizá hasta estaría riendo por su respuesta.
–No, Dorothy, se refieren a cómo es ella.
–Oh, ella es alta y tiene ojos verdes –asiento efusivamente.
–Ojos verdes, bien… ¿y qué traía puesto? ¿lo recuerdas? –niega tímidamente.
Miro a Niall en busca de ayuda.
Veo el pánico en su mirada y sospecho que tiene más miedo de que yo cometa alguna locura que de no encontrar a sus padres.
Resulta que cuando era pequeña fui a un supermercado de esos grandes, como Walt-Mart y me separé de la mano de mi madre porque quería ir a ver a la nueva Barbie que había salido. Era esbelta y rubia platinada.
Después de eso me perdí. No sabía en dónde estaba y me encontraron llorando entre los probadores de ropa, después de llamarme por el altavoz unas quinientas veces.
Fue el peor día de toda mi existencia y desde ese día, nunca me despego de la persona con la que salgo. Por supuesto que ahora soy más grande y es diferente, porque conozco Londres como a la palma de mi mano. Pero ese miedo aún está plasmado en lo más profundo de mí ser.
Cuento hasta diez mentalmente.
–Escucha, Dorothy… necesitamos que hagas memoria y recuerdes qué traía puesto tu mami, ¿puedes hacerlo? –asiente y cierra sus ojitos con fuerza.
–Traía tejanos…, como ella que está ahí –responde después de abrir sus ojos. Todos volteamos y la vemos. Es alta, tiene el cabello castaño casi rubio y lacio, y ojos verdes que se ven desde lejos.
Está presa del pánico y le pregunta a todo el mundo si alguien vio a sus hijos.
Sin más, los dos niños corren hacia ella y al verlos, suspira de alivio y los abraza.
Cuando se incorpora, ellos la toman de las manos y la conducen hacia nosotros, por lo que nos incorporamos también.
–Hola, soy Madeleine y encontramos a sus hijos en el arenero. La buscamos durante mucho tiempo –me presento rápidamente y algo agitada. Mi mano queda tendida en el aire y ella me abraza fuertemente. Después procede a abrazar a Niall.
– ¡Gracias! Cualquiera en su lugar se los habría llevado. No sé qué pasó…, me distraje comprándoles dulces y ellos desaparecieron –sus ojos de humedecen. Le sonrío.
–No se preocupe.
–Mami, ¡Niall le dijo a Dave que me regale una flor rosa! –exclama Dorothy emocionada. La mujer frunce el ceño.
–Soy yo, señora –le sonríe él.
–Eso es excelente, cariño –le responde–. Muy bien, tenemos que irnos ya. Gracias nuevamente y despídanse –dice a sus hijos.
–Gracias, Maddie y Niall. Ahora somos amigos, ¿no? –dice Dorothy.
–Por supuesto que sí, linda.
–Gracias –nos sonríe él.
–Y no olvides, campeón, dile que la quieres –le guiña un ojos y ellos se alejan.
Suspiro y me desparramo en la banca, totalmente agotada.
–Dios, qué día –exclamo y él asiente. Se sienta a mi lado.
–De todas formas, es un día perfecto para mí –Sonríe y se acerca hasta que sus labios y los míos se tocan–. De modo que… ¿tengo una novia que me pone nervioso? –sonrío.
–No lo olvides, Horan… te comando –él ríe y me besa.
Un beso real.
Por otro lado, me imagino lo idiotas que debemos parecer a la perspectiva de cualquier persona que pase por nuestro lado y se detenga a observarnos.
Pero me da totalmente igual porque no sé nada del mundo. No sé nada más que sus ojos me exigen una respuesta. Así que tomo aire y siento como después abandona mis pulmones. Los lleno nuevamente y con una lentitud casi lastimosa, como si tuviera miedo de caerme de un momento a otro, despego su vista de la mía y la dirijo a unos niños que juegan animosamente en el arenero.
Y no fue mi mejor opción, porque recuerdo cuando nosotros lo hacíamos en la arena que habíamos hallado de camino al lago una vez. Se trataba de un montículo de arena enorme que los albañiles habían traído desde el centro de Liverpool para una reforma en la casa de Zayn, pero nosotros creíamos que los duendes la habían transportado hacia nosotros para vernos felices.
Quizá siempre sufrimos tanto como ahora y no lo notamos porque estábamos muy ocupados soñando y siendo felices.
La niña que está allí sentada me recuerda mucho a mí, pero más me recuerda a mi madre. He visto centenares de fotos de ella cuando era pequeña porque a mi abuelo le gusta exhibirlas por todos lados en la casa de campo.
Lleva dos coletas altas y tiene el pelo castaño claro. Las puntas de las coletas contienen pequeños rizos.
Sus mejillas regordetas hacen su rostro ver adorable y me tientan a acercarme a ella y apretárselas despavoridamente. Lleva un trajecito de jean lila que le queda aún más adorable, si es posible.
Ella y el niño juegan absortos del mundo, y puedo oír como él la hace reír.
Sonrío inconscientemente y recuerdo en dónde en realidad estoy y con quién.
Y mi situación, claro.
Tomo una bocanada profunda de aire y repaso una vez más las opciones que tengo:
Correr.
Responderle.
Besarle.
Pero en lugar de eso, escojo la respuesta más idiota que he seleccionado alguna vez –Hola, Soy Madeleine Des y… ¿Quieres oír algo cómico? Creí que te oí decir que estabas enamorado de mí.
Río torpemente y me detengo esperanzada de oír su risa melosa acompañando la mía. Pero no ríe y aún me observa fijamente.
–Maddie… –alarga mi nombre entre suspiros y me doy cuenta de que no estoy soñando, pero por las dudas, me pellizco suavemente y el pinchazo me recorre la espina dorsal. Abro los ojos de topetón y observo a mí alrededor sorprendida, en realidad sin saber muy bien por qué.
Se supone que ya sabía que no estaba soñando, porque es algo bastante evidente. Quizá estoy distorsionando las cosas, o algo así.
Pero no…, esto no es Hoghwarts y si distorsiono algo en realidad, estoy enloqueciendo gravemente.
Me pregunto qué haría alguien más en mi lugar y a juzgar por mi comportamiento, seguramente todo lo contrario.
Es como si toda mi vida hubiera estado esperando por este momento, pero ahora que finalmente estoy viviéndolo no sé qué hacer ni cómo actuar.
–Me siento tonta –le digo y me echo a reír sin razón. Supongo que es porque estoy nerviosa porque tengo la extraña manía de reír en esos casos.
Después de unos minutos, él me acompaña.
– ¿Por qué te ríes?
–No puedo evitarlo –para de repente y me volteo a observarlo, olvidando por un momento la absurda escena y recordando enserio por qué estamos aquí, además del hecho de que me obligó a fingir que casi vomito.
De un momento a otro esboza una sonrisa superior y hasta algo petulante y me dice –: Así que te pongo nerviosa.
Ya no sonrío.
Qué malo es esto de que me conozca tan bien.
–No me pones nerviosa –respondo de inmediato, a la defensiva.
–Me gustaría creerte, Maddie… qué lástima que me mientas –ahora ríe él solo, como si se tratase de una broma personal.
–No te rías de mí.
–No lo hago, es solo que… –deja la frase en el aire y al cabo de unos minutos habla–: entonces…
– ¿Qué?
–Sé que esta es la forma menos romántica de pedírtelo, pero… Madeleine Clea Des, ¿me permites hacerte feliz de un modo completamente desconocido para ambos? –toma mis manos entre las suyas y prácticamente me obliga a mirarlo. Mis manos comienzan a sacudirse y a pesar de que estoy nerviosa, la que está temblando no soy yo.
Sonrío por la situación y asiento débilmente.
Después, para confirmar mi afirmación, le digo – ¿Y admites que te pongo nerviosa? –él sonríe y la hamaca en la que está sentado se mece hacia mí. Pega su frente con la mía antes de besarme y murmura suavemente que me quiere sobre mis labios.
Su aliento rosándome las mejillas.
Sus labios aprisionando los míos.
Y ahora, finalmente, creo que soy feliz.
Cuando se separa de mí sonríe. –Me pones un poco nervioso, sí.
–Ya lo sabía, de todos modos –me sonríe y sé que hablará, pero sus palabras quedan en el aire porque unas vocecillas chillonas nos hacen voltear.
Los dos pequeños que se hallaban sentados en el arenero riendo están sonriendo frente a nosotros. Se dan pequeños empujoncitos y se susurran cosas entre sonrisillas.
–Pregúntales tú… –dice el nene más adorable que he visto en la historia de mi vida. Después del rubio, claro.
Tiene cabello color azabache y ojos color cafés-marrón. Tiene las mejillas sonrojadas y sonríe tímidamente.
La niña nos mira con ternura, le da un puntapié a una piedrecilla cercana.
– ¿Ustedes dos son novios? –nos pregunta y nosotros nos miramos. Niall le sonríe y yo me bajo de la hamaca para agacharme hasta su altura.
Siempre he amado a los niños, así que se me da bien.
–Nosotros…
–Sí, linda –me corta él y noto que también está agachado a mi lado. Me abraza por la cintura y me besa la mejilla.
–Qué tiernos se ven –dice ella.
– ¿Sabes quiénes son más adorables que nosotros? Ustedes –ellos me sonríen.
–Yo quiero que nosotros seamos así también, Dave –el pequeño le toma la manito y se acerca a ella.
–Nosotros también somos novios –nos comenta y nosotros reímos tiernamente.
– ¿También son novios? Oh, te daré algunos consejos… ¿quieres, Dave? –él asiente. Niall se sienta sobre la arena y palmea a su lado. El niño (aparentemente de nombre Dave) se acerca a él y se sienta.
–Dime.
–Bueno…, a las chicas les gusta sentirse especiales. Que les hagas saber que son las únicas, pero… ¿tú sabes cómo hacer eso, no es así? –Dave niega–. Tienes que regalarle a tu amada una flor –le susurra al oído, pero lo suficientemente alto como para que todos escuchemos.
Me volteo hacia ella y sonríe.
– ¿Si, linda?, ¿te gustaría que te regalaran una flor? –le pregunto y ella asiente.
– ¿A ti también te regalan flores?
–Bueno, ahora que lo mencionas… no –le respondo con recelo, y Niall y Dave ríen.
–Muy bien, campeón… allá hay una flor rosa. ¿La ves? –le dice él y Dave asiente–. Ve por ella.
El se levanta y va por la flor que se halla cerca de los toboganes.
– ¿Te gustan las flores rosas? –pregunta mi mejor-amigo-novio.
–Me encantan –sonríe nuevamente.
–Oye, aquí viene Dave…, déjame arreglarte ese atuendo –digo y le acomodo el traje ya que las costuras estaban en la espalda. Le sacudo la arena de las rodillas y le acaricio la mejilla.
– ¿Me veo linda?
– ¡Estás guapísima!, ¿no es cierto, Nialler?
–Guapísima –repite él sonriendo. Dave se acerca corriendo se para frente a ella y tiende la mano en su dirección, pero Niall los corta–: No, no… te enseñaré como hacerlo –se pone detrás de él y le da un leve empujoncito hacia ella. Después le susurra–: bésale la mejilla, a las chicas les gusta eso.
Dave asiente, le besa la mejilla y vuelve hacia él.
– ¿Qué hago ahora?
–Dile que la quieres –él asiente una vez más y obedece–. Ahora, entrégale la flor y dile que se ve guapa.
Ella toma la flor delicadamente entre sus manos y se la lleva a la nariz, después sonríe.
–Te quiero, Dorothy –pronuncia dulcemente, y se acomoda la boina francesa que trae sobre su cabecita.
–También te quiero, Dave –se abrazan y se sientan al frente nuestro. Unas manos toman mi cintura y Niall besa mi mejilla.
–Esto es posiblemente lo más tierno que haya visto jamás –le digo y él asiente en acuerdo.
–Muy bien, tigre, es toda tuya. Ven y choca esos cinco –hacen un saludo extraño y Dorothy me sonríe.
– ¿Cómo te llamas? –pregunta.
–Me llamo Madeleine, pero tú puedes decirme Maddie –acaricia la flor.
–Eres muy linda, Maddie –susurra y se me vuelca el corazón.
–Lo sé, ¿no es cierto? –dice el rubio.
–Pero… tú eres mucho más linda que yo –me acerco a ella y le beso la mejilla–. ¿A dónde están sus padres, niños? –ambos se observan asustados y voltean a todas partes.
Me altero.
–Yo… no sé. Estaban ahí hace un segundo…, creo –dice él. Lo miro y respiro profundamente intentando calmarme.
– ¿Crees? –repito, incrédula–. Dave, Dave, tienes que decirme a dónde están sus papis –lo sacudo levemente y él hace un mohín.
–Es que… no lo sé. Dorothy, ¿en dónde están? –ella se encoje de hombros.
– ¡Oh por Dios! ¡Tenemos que buscarlos! –Niall y yo nos paramos al mismo tiempo, y cada uno toma la mano de uno de ellos. Recorremos el parque por aproximadamente veinte minutos y al final, nos sentamos en una banca exhaustos.
– ¿Quién los ha traído? –pregunta Niall.
–Mi mamá –responde ella.
– ¿Y cómo es tu mami, linda?
–Ella es… buena –si hubiera sido una situación diferente, quizá hasta estaría riendo por su respuesta.
–No, Dorothy, se refieren a cómo es ella.
–Oh, ella es alta y tiene ojos verdes –asiento efusivamente.
–Ojos verdes, bien… ¿y qué traía puesto? ¿lo recuerdas? –niega tímidamente.
Miro a Niall en busca de ayuda.
Veo el pánico en su mirada y sospecho que tiene más miedo de que yo cometa alguna locura que de no encontrar a sus padres.
Resulta que cuando era pequeña fui a un supermercado de esos grandes, como Walt-Mart y me separé de la mano de mi madre porque quería ir a ver a la nueva Barbie que había salido. Era esbelta y rubia platinada.
Después de eso me perdí. No sabía en dónde estaba y me encontraron llorando entre los probadores de ropa, después de llamarme por el altavoz unas quinientas veces.
Fue el peor día de toda mi existencia y desde ese día, nunca me despego de la persona con la que salgo. Por supuesto que ahora soy más grande y es diferente, porque conozco Londres como a la palma de mi mano. Pero ese miedo aún está plasmado en lo más profundo de mí ser.
Cuento hasta diez mentalmente.
–Escucha, Dorothy… necesitamos que hagas memoria y recuerdes qué traía puesto tu mami, ¿puedes hacerlo? –asiente y cierra sus ojitos con fuerza.
–Traía tejanos…, como ella que está ahí –responde después de abrir sus ojos. Todos volteamos y la vemos. Es alta, tiene el cabello castaño casi rubio y lacio, y ojos verdes que se ven desde lejos.
Está presa del pánico y le pregunta a todo el mundo si alguien vio a sus hijos.
Sin más, los dos niños corren hacia ella y al verlos, suspira de alivio y los abraza.
Cuando se incorpora, ellos la toman de las manos y la conducen hacia nosotros, por lo que nos incorporamos también.
–Hola, soy Madeleine y encontramos a sus hijos en el arenero. La buscamos durante mucho tiempo –me presento rápidamente y algo agitada. Mi mano queda tendida en el aire y ella me abraza fuertemente. Después procede a abrazar a Niall.
– ¡Gracias! Cualquiera en su lugar se los habría llevado. No sé qué pasó…, me distraje comprándoles dulces y ellos desaparecieron –sus ojos de humedecen. Le sonrío.
–No se preocupe.
–Mami, ¡Niall le dijo a Dave que me regale una flor rosa! –exclama Dorothy emocionada. La mujer frunce el ceño.
–Soy yo, señora –le sonríe él.
–Eso es excelente, cariño –le responde–. Muy bien, tenemos que irnos ya. Gracias nuevamente y despídanse –dice a sus hijos.
–Gracias, Maddie y Niall. Ahora somos amigos, ¿no? –dice Dorothy.
–Por supuesto que sí, linda.
–Gracias –nos sonríe él.
–Y no olvides, campeón, dile que la quieres –le guiña un ojos y ellos se alejan.
Suspiro y me desparramo en la banca, totalmente agotada.
–Dios, qué día –exclamo y él asiente. Se sienta a mi lado.
–De todas formas, es un día perfecto para mí –Sonríe y se acerca hasta que sus labios y los míos se tocan–. De modo que… ¿tengo una novia que me pone nervioso? –sonrío.
–No lo olvides, Horan… te comando –él ríe y me besa.
Un beso real.
- Spoiler:
- ***
HERMOSAS, YA LES ESCRIBO OTRO CAPÍTULO Y SE LOS SUBO COMO UNA MINI-MARATÓN POR MIS AUSENCIAS! Espero que me entiendan, es que empecé la escuela nuevamente y me tengo que poner las pilas.
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Awwww me mataste de amor!!!
Fue tan lindo lo más hermos que e leído JAJAJJA
Lo amere espero ansiosa
Besos
Fue tan lindo lo más hermos que e leído JAJAJJA
Lo amere espero ansiosa
Besos
Blue sky
Re: Summer. {One Direction y tú}
FUE. PERFECTO. EL. CAPITULO. ME MUEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO,
LO AMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.
SIGUELA PRONTO<3
LO AMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.
SIGUELA PRONTO<3
cirus1D
Re: Summer. {One Direction y tú}
Tres contra el mundo...
Capítulo XXI.Después de pasar un rato más en el parque decidimos volver a casa y cuando llegamos ya son las cinco de la tarde. Marina ya ha vuelto, porque mi auto (con el que nos fuimos esta mañana) está estacionado en la puerta. Las fans ya están fuera de la residencia esperando nuestra llegada, y mientras Niall las saluda, les prometo traerles chocolate caliente y algunas mantas porque pronto comenzará a llover y supongo que querrán quedarse.
No puedo ofrecer más.
En mi excursión hacia mi pórtico observo furtivamente hacia el garaje que se halla a unos metros de distancia de la casa. Cuatro o quizá más.
Las puertas blancas están abiertas, pero ni el Mercedes ni el Dodge están dentro. Me siento mal de repente; como si nunca pudiera tener un día completamente bueno. Como si de la nada, un balde de agua helada se hubiera caído sobre mí y aún después de unos minutos, hasta siento una sensación escalofriante recorrerme la espina dorsal.
Suspiro, contengo mi furia y entro a la casa.
Marina está ahí, con sus pantalones largos del pijama que portan unos ositos de colores y una blusa blanca de tirantes. Lleva su cabello cobrizo enmarañado en una coleta alta y por una razón que desconozco totalmente, está sentada en el suelo con un vaso de leche blanca lleno a rebosar a un lado.
Me sonríe y cierro la puerta lentamente, como si aún estuviera tratando de sacar mis propias conclusiones de la escena.
–Así que no estabas enferma; hm… déjame adivinar con quién estuviste –su dedo índice se dirige a su mentón con pesar y revolea los ojos–. Austin –dice después.
–Primero me gustaría saber por qué razón estás sentada en el suelo –le digo y ella se encoge de hombros.
–Es que los chicos salieron y como estoy solita en este enorme caserón, el gato me pareció una buena compañía así que me senté con él…, pero acaba de irse –al cabo de unos minutos, frunzo el ceño.
– ¿Qué gato?
–El gato, Maddie.
–Nosotros no tenemos gato, Marina –mira hacia todos lados, desconcertada. Después se asoma por el ventanal al que le daba la espalda, pero no logra ver nada. Le da un sorbo a su leche, insatisfecha.
–Pues creo que estoy enloqueciendo.
–Me preocupas…, al menos dime el color del gato –bromeo.
–Gris. Era gris y tenía rayas grises –me quito la chaqueta, la dejo en el perchero y la miro incrédula.
– ¿Un gato gris con rayas grises? –asiente–, por Dios, eso es… –suspiro agobiada y recuerdo de repente que el gato de la casa vecina es gris.
Se llama Rayas, debido a que tiene rayas grises un poco más claras en el lomo y tiene unos ojos negros espeluznantes. Creo que me odia, porque cuando era pequeña solía abrazarlo hasta asfixiarlo. Es la única compañía de Martha, mi vecina, desde que su hijo se mudó a California y su esposo murió.
– ¿Qué?
–Olvidé que el gato siempre se las rebusca para entrar a la casa. Han pasado años y aún no sabemos cómo lo hace –me encojo de hombros y me dirijo a la cocina.
– ¡Sabía que no estaba loca! –me sigue el paso.
–De todos modos, ¿por qué estabas sola? ¿En dónde están mis hermanos? –abro las alacenas, revuelvo la heladera y termino por poner la leche a calentar en el fuego.
Divido barras de chocolate en cada taza (aproximadamente diez) y después le echo el chocolate dentro.
–No sé. Salieron hace rato y me dijeron que tenían un papelerío importante que hacer, pero no dieron más detalles. Parecía como si no quisiesen hablar sobre el tema –asiento, confusa.
–Qué extraño.
–Sí –coincide–. ¿Qué es eso?
–Niall está afuera con las fans y quiero que no sientan que las odio, a pesar de que invaden mi vida –ella ríe.
–Así que con él es con quién estabas… mira tú el rubio, qué tigre –le entrecierro los ojos y le doy un leve empujoncito en el hombro, incitándola a ayudarme. Procedemos a colocar las tazas en dos bandejas después de oír sus bufidos y reclamos.
–Tengo algo que contarte, de hecho. Pero será mejor que espere…, ya sabes. Las tazas… –me mira confundida–, no quisiera que rompas nada y…
Me corta con un chillido que no comprendo. Palabras que dañan mis oídos. Grita, salta y casi tira la bandeja unas treinta veces. Después para, me sonríe ampliamente y me dice. –Ya era hora.
– ¿Hora de qué?
–No te hagas la tonta conmigo, sé muy bien de qué va todo este rollo –le sonrío.
–Es lindo que me conozcas tan bien…, pero ahora ayúdame a llevar esto –asiente y nos ponemos los abrigos. Llevo las bandejas y ella las mantas.
Al salir a los portones, más de diez fans se encuentran ahí. Unas treinta, quizá.
–Tú solo dime que no tendremos que preparar veinte chocolates más y juro que seré feliz durante toda mi vida –me susurra.
Me encojo de hombros y le entrego una taza a las que reconozco desde hace días de verlas en mis puertas.
Después de veinte minutos más, Niall entra a la casa y se quita el abrigo.
Se frota las manos y cuando abre la boca, un humo frío y nublado se mezcla con su aliento.
–Ellas son adorables cuando no quieren arrancarte la ropa… tú entiendes –asiento y pestañeo rápidamente.
–Había como treinta chicas ahí fuera, ¡dime por favor que no van a quedarse! –exclama Marina y me hace reír.
–Llegaron más después de que alguien comentó que estaba fuera. Pero no se preocupen, damitas, que hablé con ellas y les pedí que no acampen fuera por una semana –mi amiga entorna los ojos y bufa.
–No se preocupen, damitas –hace una imitación fallida de su voz y yo río–. ¡Cómo no preocuparme, es la pregunta! Una semana es muy poco tiempo…, negocias pésimo.
–Me ofendes.
–Pues oféndete –le saca la lengua.
–Así no es como se le habla a una súper-estrella.
–Qué mal por ti.
–A que a Louis no le hablas tan mal –dejo de reír en seco. Cada vez que mencionan a Louis en un comentario referido a Marina me duele y aún no entiendo por qué motivo. Es duro porque cada día debo oírla hablar sobre él.
Trago saliva.
Niall ya está sentado en el sofá a nuestro lado, toma mi cintura y me planta un sonoro beso a la mejilla que me devuelve a la realidad.
– ¡Qué lindos se ven! Deja que vaya por mi cámara –y sale corriendo escaleras arriba, hasta que sus zapatos se pierden en los pasillos de la casa.
–Hoy tus padres cenarán con nosotros, ¿no estás emocionada? –así es, hoy hace oficialmente dos meses que mis padres cenan solos a las dos de la madrugada (horario en el que vuelven del trabajo) o quizá cenan con amigos en las oficinas.
A veces pienso que no tuvieron suficiente adolescencia. O tal vez intenten escapar de los hijos de los cuales nunca se responsabilizaron lo suficiente.
–Muy –digo a desgano–. Pero aclaremos los tantos: no caricias, abrazos que pasen de un “Hey, mira, somos mejores-amigos” y lo más importante, no besos –enumero y él frunce el ceño entre quejas.
– ¿No besos?
–No.
– ¿Por qué no puedo besar a mi novia?
–Nadie sabe de esto aún, excepto Marina.
– ¿Y qué es lo que temes, bonita? –enrolla uno de mis cabellos en su dedo y le da vueltas hasta dejarlo como un rizo desarmado.
–Vas a reírte.
–No voy a reírme, linda.
–Si lo harás –suspira y me mira divertido–. ¿Qué? –pregunto riendo, porque su mirada me causa gracia.
– ¿Ves esta linda carita? Promete no reírse –río una vez más.
–Muy bien… ¿Tú crees que…? Ya sabes… ¿mi papá…, te eche a patadas de mi casa? –ríe nervioso y lo fulmino con la mirada. Después para de topetón.
–Quizá –suelta.
–Qué tranquilizadoras suenan tus palabras…, es como música para mis oídos –le digo con sarcasmo. Él besa mi mejilla.
–Tranquila, nena, ellos me quieren.
–No como un novio. Mis padres no se han dado cuenta jamás de lo que siento por ti.
– ¿Y eso qué?
–Niall –suspiro– esto no es un simple capricho, ¿entiendes? Ellos no van a entenderlo.
–Pero vieron cuando nos besamos frente a ellos…, ya sabes, cuando “me fui a Irlanda” –dice entre comillas aéreas.
–No nos vieron. Estaban muy ocupados con las maletas –bufa.
–Muy bien… nada de besos.
–Gracias, lindo. Y lo siento.
–No te preocupes –besa mi frente.
– ¿Hay algún plan más para hoy? –está a punto de hablar, pero Marina ingresa con su cámara digital en mano y lo interrumpe.
–Sí…, hoy iremos al pub. Tenemos que festejar –alzo las cejas.
– ¿El qué?
–El que estén juntos, duh –asiento.
–Pero mis padres cenarán aquí hoy, ¿recuerdas? Lo prometieron –se hace un silencio incómodo que no comprendo y no creo ser la única. Conozco esas miradas traviesas en ella y no me gusta lo que esconde.
Para nada.
– ¿Marina? –pregunta Niall, al cabo de unos intensos minutos.
Pero ella no responde.
–Lo suponía –respondo y me echo para atrás en el sofá, clavando la mirada en un punto fijo del techo y concentrándome únicamente en no llorar. Han pasado años y aún quiero llorar.
Es increíble.
– ¿Qué ocurre? –pregunta él.
–Maddie… yo… quería decírtelo, pero estabas tan emocionada con esto de Niall y yo no quería quitarte la ilusión –suspiro frustrada y ella calla sus disculpas.
Disculpas que no tendría que ofrecerme.
– ¿Cuándo lo dijeron?
–Hoy. Han llamado hace unas horas –asiento y me tranquilizo mentalmente.
Quizá y solo quizá sería mejor olvidarlos. Olvidar que existen porque, de todos modos, no me supondría dificultad ya que ellos ni se pasan por casa. Pero me dolería.
No quiero que duela.
Quisiera ser más como Joe, que nada le afecta. O bueno, quizá sí.
No lo sé.
No sé nada.
– ¿De qué hablan, princesa? –niego a su pregunta y también niego a mis lágrimas que golpean mis ojos. Tengo que tragar duramente unas tres veces para disipar el nudo en mi garganta, pero la niebla en mi corazón no se va.
–Los padres de Maddie no vendrán, Niall. Ellos no han cumplido una vez más –y oírlo resulta peor que pensarlo, porque ahora todo el mundo parece saber lo que sufro. No al punto de entenderlo.
Él chista la lengua y me atrae a su pecho, pero la negativa a mi llanto sigue divagando en mi mente como un extraño recorre las calles londinenses a plena noche, bajo el farol del centro.
O como mis padres harán quién sabe qué bajo el farol.
–Todo está bien –me dice y asiento, repitiéndomelo una y otra vez, intentando convencerme de algo inconvencible.
– ¿Mis hermanos lo saben?
–No…, no lo creo –dejo escapar otro suspiro y me suelto de los brazos del rubio. Unos minutos de silencio después, la puerta principal se abre y se oyen pasos hacia la sala.
Mis hermanos ingresan con dos sobres en sus manos y sonríen enormemente, así que sonrío para ellos aunque Evan seguramente ha notado que algo va mal.
Se sientan en el piso en frente nuestro y reposan los sobres en mi falda. Son tres, grandes y de color papel madera.
Frunzo el ceño.
– ¿De qué va tu cara de trasero? –pregunta Joe y Evan le pega en el hombro.
–Se parece mucho a la tuya –le respondo y él arruga la nariz–. ¿Qué son estas cosas?
–Ábrelos –dice Joe, pero Evan grita a la negativa, así que no los abro.
–Nadie sabrá sobre qué tratan hasta la cena de esta noche. Nuestros padres estarán sumamente orgullosos de nosotros tres, Maddie, lo prometo –me sonríe Evan, pero yo no sonrío. No me tomo siquiera el trabajo de fingir emoción por sus palabras. Evan ama a mis padres a pesar de su indiferencia hacia nuestra existencia. Él siempre quiere que ellos nos vean y se sientan orgullosos.
Él-es-increíble.
Pero ambos dejan de sonreír cuando bajo la mirada y la pierdo en la infinidad de dibujos que la alfombra grisácea porta.
– ¿Ocurre algo, no es así? –no respondo– Maddie… si es porque usé tu cepillo de dientes, juro que lo siento –dice Joe y yo levanto la cabeza desconcertada.
– ¿Qué tú qué? –chillo.
–Olvídalo –suspiro.
Una, dos, tres bocanadas de aire y es momento de soltarlo. –Chicos…, mi madre y mi padre han llamado –Joe cierra los ojos y los aprieta tanto que hasta siento que me daña– ellos no vendrán hoy.
Un vaso de cristal cae el piso y oigo perfectamente como cada cristal rebota sobre la madera.
Evan parece desencajado, como si no pudiera creerlo. Como si, por primera vez, hasta para él fuese demasiado.
Joe aún permanece con los ojos cerrados a la negativa de abrirlos y ver el mundo.
Intento acercarme a él, pero se incorpora bruscamente y le pega un puñetazo a la pared blanca entre el televisor y la biblioteca. Un poco de material cae.
El sonido resuena varias veces bajo las paredes, y doblemente en mi mente, como si fuera tan masoquista como para torturarme aún más.
Penoso.
Me encojo de miedo y permanezco parada en dónde el estaba sentado, incapaz de moverme. Niall corre hacia mí y me abraza a su pecho.
– ¡Es que simplemente es increíble! –ríe amargamente y las lágrimas golpean sus ojos verde-esmeralda. Odio ver a mis hermanos llorar, es algo que simplemente no soy capaz de soportar. Es como si compartiera su dolor. Como si todos estos años separados por mi comportamiento infantil, haya servido para inculcarme más sentimientos por ellos. Nunca sobreviviría sin alguno de ellos, por más bobos que puedan ser.
Son todo lo que tengo.
– ¡Es increíble! –brama de nuevo–. Es que no puedo más, Maddie –me mira y veo el dolor en su mirada. No necesito sentir lo mismo que él para comprender que le duele tanto como a mí. Apreta los puños y pega una vez más a la pared.
–Oye, que la pared no es una bolsa de boxeo –intenta bromear Marina, pero él la ignora.
– ¡No puedo soportarlo más! ¿Por qué no nos morimos todos? –grita y cierro los ojos porque no puedo creer lo que está diciendo. Porque yo quisiera decirlo a veces, y no puedo–. ¿Por qué no podemos ser normales? ¡Quiero a mi familia, Madeleine! ¡Quiero mi vieja vida de nuevo! ¡Quiero ser el héroe que te salva, que salva a su hermanita! Que discute con su hermano, que hace travesuras. ¡Quiero a mis padres conmigo y no puedo soportarlo más! –cuando las lágrimas comienzan a ceder hasta sus mejillas enrojecidas, me suelto del abrazo de Niall a pesar de que intenta detenerme y susurra mi nombre, y corro hacia él. Lo tomo entre mis brazos y a pesar de que es más alto que yo, esconde su rostro en mi cuello y ambos caemos de a poco.
No me permito llorar por él y simplemente por él.
Por el mismo que rompe las reglas acerca de la privacidad en mi habitación; o aquel que se come todo mi cereal a pesar de que no le gusta solo para hacerme enfadar.
Pero nunca nadie me ha amado tan sinceramente como ellos. Y por eso lo son todo.
Solloza y con un gesto le indico a Marina y a Niall que salgan. A duras penas me hacen caso.
Evan sigue concentrado en un punto fijo en el sofá.
–No puedo prometerles que tendremos una familia feliz, porque simplemente sé que no será así –Joe solloza–. Pero estamos los tres, ¿no? Nuestros padres no saben que existimos, pero al menos nos tenemos a nosotros. Sé que lo que digo no sirve para nada más que para herirnos, pero es la verdad y además, ambos saben que esto de consolar no se me da para nada bien –un rastro de sombra de sonrisa se asoma al rostro de Evan y supongo que ha recordado algo referente.
–Tú te enteraste primero que Santa Claus no existía y me lo dijiste. Después de que lloré por una hora, intentaste consolarme y se te escapó que los Reyes Magos tampoco existen –hace un amago de sonrisa torcida.
–Lo hice porque te amo, y soy una buena hermana –ríe bajito–. Ven, Evan, tenemos lugar para uno más –abro mi brazo derecho y Joe levanta la cabeza. Evan corre hacia nosotros y se tira a abrazarnos, así que los tres caemos y reímos.
–Los tres contra el mundo –dice Joe y todos asentimos. Después lo repetimos unas cuantas veces entre sonrisas, lágrimas y anécdotas.
Los tres contra el mundo.
No puedo ofrecer más.
En mi excursión hacia mi pórtico observo furtivamente hacia el garaje que se halla a unos metros de distancia de la casa. Cuatro o quizá más.
Las puertas blancas están abiertas, pero ni el Mercedes ni el Dodge están dentro. Me siento mal de repente; como si nunca pudiera tener un día completamente bueno. Como si de la nada, un balde de agua helada se hubiera caído sobre mí y aún después de unos minutos, hasta siento una sensación escalofriante recorrerme la espina dorsal.
Suspiro, contengo mi furia y entro a la casa.
Marina está ahí, con sus pantalones largos del pijama que portan unos ositos de colores y una blusa blanca de tirantes. Lleva su cabello cobrizo enmarañado en una coleta alta y por una razón que desconozco totalmente, está sentada en el suelo con un vaso de leche blanca lleno a rebosar a un lado.
Me sonríe y cierro la puerta lentamente, como si aún estuviera tratando de sacar mis propias conclusiones de la escena.
–Así que no estabas enferma; hm… déjame adivinar con quién estuviste –su dedo índice se dirige a su mentón con pesar y revolea los ojos–. Austin –dice después.
–Primero me gustaría saber por qué razón estás sentada en el suelo –le digo y ella se encoge de hombros.
–Es que los chicos salieron y como estoy solita en este enorme caserón, el gato me pareció una buena compañía así que me senté con él…, pero acaba de irse –al cabo de unos minutos, frunzo el ceño.
– ¿Qué gato?
–El gato, Maddie.
–Nosotros no tenemos gato, Marina –mira hacia todos lados, desconcertada. Después se asoma por el ventanal al que le daba la espalda, pero no logra ver nada. Le da un sorbo a su leche, insatisfecha.
–Pues creo que estoy enloqueciendo.
–Me preocupas…, al menos dime el color del gato –bromeo.
–Gris. Era gris y tenía rayas grises –me quito la chaqueta, la dejo en el perchero y la miro incrédula.
– ¿Un gato gris con rayas grises? –asiente–, por Dios, eso es… –suspiro agobiada y recuerdo de repente que el gato de la casa vecina es gris.
Se llama Rayas, debido a que tiene rayas grises un poco más claras en el lomo y tiene unos ojos negros espeluznantes. Creo que me odia, porque cuando era pequeña solía abrazarlo hasta asfixiarlo. Es la única compañía de Martha, mi vecina, desde que su hijo se mudó a California y su esposo murió.
– ¿Qué?
–Olvidé que el gato siempre se las rebusca para entrar a la casa. Han pasado años y aún no sabemos cómo lo hace –me encojo de hombros y me dirijo a la cocina.
– ¡Sabía que no estaba loca! –me sigue el paso.
–De todos modos, ¿por qué estabas sola? ¿En dónde están mis hermanos? –abro las alacenas, revuelvo la heladera y termino por poner la leche a calentar en el fuego.
Divido barras de chocolate en cada taza (aproximadamente diez) y después le echo el chocolate dentro.
–No sé. Salieron hace rato y me dijeron que tenían un papelerío importante que hacer, pero no dieron más detalles. Parecía como si no quisiesen hablar sobre el tema –asiento, confusa.
–Qué extraño.
–Sí –coincide–. ¿Qué es eso?
–Niall está afuera con las fans y quiero que no sientan que las odio, a pesar de que invaden mi vida –ella ríe.
–Así que con él es con quién estabas… mira tú el rubio, qué tigre –le entrecierro los ojos y le doy un leve empujoncito en el hombro, incitándola a ayudarme. Procedemos a colocar las tazas en dos bandejas después de oír sus bufidos y reclamos.
–Tengo algo que contarte, de hecho. Pero será mejor que espere…, ya sabes. Las tazas… –me mira confundida–, no quisiera que rompas nada y…
Me corta con un chillido que no comprendo. Palabras que dañan mis oídos. Grita, salta y casi tira la bandeja unas treinta veces. Después para, me sonríe ampliamente y me dice. –Ya era hora.
– ¿Hora de qué?
–No te hagas la tonta conmigo, sé muy bien de qué va todo este rollo –le sonrío.
–Es lindo que me conozcas tan bien…, pero ahora ayúdame a llevar esto –asiente y nos ponemos los abrigos. Llevo las bandejas y ella las mantas.
Al salir a los portones, más de diez fans se encuentran ahí. Unas treinta, quizá.
–Tú solo dime que no tendremos que preparar veinte chocolates más y juro que seré feliz durante toda mi vida –me susurra.
Me encojo de hombros y le entrego una taza a las que reconozco desde hace días de verlas en mis puertas.
Después de veinte minutos más, Niall entra a la casa y se quita el abrigo.
Se frota las manos y cuando abre la boca, un humo frío y nublado se mezcla con su aliento.
–Ellas son adorables cuando no quieren arrancarte la ropa… tú entiendes –asiento y pestañeo rápidamente.
–Había como treinta chicas ahí fuera, ¡dime por favor que no van a quedarse! –exclama Marina y me hace reír.
–Llegaron más después de que alguien comentó que estaba fuera. Pero no se preocupen, damitas, que hablé con ellas y les pedí que no acampen fuera por una semana –mi amiga entorna los ojos y bufa.
–No se preocupen, damitas –hace una imitación fallida de su voz y yo río–. ¡Cómo no preocuparme, es la pregunta! Una semana es muy poco tiempo…, negocias pésimo.
–Me ofendes.
–Pues oféndete –le saca la lengua.
–Así no es como se le habla a una súper-estrella.
–Qué mal por ti.
–A que a Louis no le hablas tan mal –dejo de reír en seco. Cada vez que mencionan a Louis en un comentario referido a Marina me duele y aún no entiendo por qué motivo. Es duro porque cada día debo oírla hablar sobre él.
Trago saliva.
Niall ya está sentado en el sofá a nuestro lado, toma mi cintura y me planta un sonoro beso a la mejilla que me devuelve a la realidad.
– ¡Qué lindos se ven! Deja que vaya por mi cámara –y sale corriendo escaleras arriba, hasta que sus zapatos se pierden en los pasillos de la casa.
–Hoy tus padres cenarán con nosotros, ¿no estás emocionada? –así es, hoy hace oficialmente dos meses que mis padres cenan solos a las dos de la madrugada (horario en el que vuelven del trabajo) o quizá cenan con amigos en las oficinas.
A veces pienso que no tuvieron suficiente adolescencia. O tal vez intenten escapar de los hijos de los cuales nunca se responsabilizaron lo suficiente.
–Muy –digo a desgano–. Pero aclaremos los tantos: no caricias, abrazos que pasen de un “Hey, mira, somos mejores-amigos” y lo más importante, no besos –enumero y él frunce el ceño entre quejas.
– ¿No besos?
–No.
– ¿Por qué no puedo besar a mi novia?
–Nadie sabe de esto aún, excepto Marina.
– ¿Y qué es lo que temes, bonita? –enrolla uno de mis cabellos en su dedo y le da vueltas hasta dejarlo como un rizo desarmado.
–Vas a reírte.
–No voy a reírme, linda.
–Si lo harás –suspira y me mira divertido–. ¿Qué? –pregunto riendo, porque su mirada me causa gracia.
– ¿Ves esta linda carita? Promete no reírse –río una vez más.
–Muy bien… ¿Tú crees que…? Ya sabes… ¿mi papá…, te eche a patadas de mi casa? –ríe nervioso y lo fulmino con la mirada. Después para de topetón.
–Quizá –suelta.
–Qué tranquilizadoras suenan tus palabras…, es como música para mis oídos –le digo con sarcasmo. Él besa mi mejilla.
–Tranquila, nena, ellos me quieren.
–No como un novio. Mis padres no se han dado cuenta jamás de lo que siento por ti.
– ¿Y eso qué?
–Niall –suspiro– esto no es un simple capricho, ¿entiendes? Ellos no van a entenderlo.
–Pero vieron cuando nos besamos frente a ellos…, ya sabes, cuando “me fui a Irlanda” –dice entre comillas aéreas.
–No nos vieron. Estaban muy ocupados con las maletas –bufa.
–Muy bien… nada de besos.
–Gracias, lindo. Y lo siento.
–No te preocupes –besa mi frente.
– ¿Hay algún plan más para hoy? –está a punto de hablar, pero Marina ingresa con su cámara digital en mano y lo interrumpe.
–Sí…, hoy iremos al pub. Tenemos que festejar –alzo las cejas.
– ¿El qué?
–El que estén juntos, duh –asiento.
–Pero mis padres cenarán aquí hoy, ¿recuerdas? Lo prometieron –se hace un silencio incómodo que no comprendo y no creo ser la única. Conozco esas miradas traviesas en ella y no me gusta lo que esconde.
Para nada.
– ¿Marina? –pregunta Niall, al cabo de unos intensos minutos.
Pero ella no responde.
–Lo suponía –respondo y me echo para atrás en el sofá, clavando la mirada en un punto fijo del techo y concentrándome únicamente en no llorar. Han pasado años y aún quiero llorar.
Es increíble.
– ¿Qué ocurre? –pregunta él.
–Maddie… yo… quería decírtelo, pero estabas tan emocionada con esto de Niall y yo no quería quitarte la ilusión –suspiro frustrada y ella calla sus disculpas.
Disculpas que no tendría que ofrecerme.
– ¿Cuándo lo dijeron?
–Hoy. Han llamado hace unas horas –asiento y me tranquilizo mentalmente.
Quizá y solo quizá sería mejor olvidarlos. Olvidar que existen porque, de todos modos, no me supondría dificultad ya que ellos ni se pasan por casa. Pero me dolería.
No quiero que duela.
Quisiera ser más como Joe, que nada le afecta. O bueno, quizá sí.
No lo sé.
No sé nada.
– ¿De qué hablan, princesa? –niego a su pregunta y también niego a mis lágrimas que golpean mis ojos. Tengo que tragar duramente unas tres veces para disipar el nudo en mi garganta, pero la niebla en mi corazón no se va.
–Los padres de Maddie no vendrán, Niall. Ellos no han cumplido una vez más –y oírlo resulta peor que pensarlo, porque ahora todo el mundo parece saber lo que sufro. No al punto de entenderlo.
Él chista la lengua y me atrae a su pecho, pero la negativa a mi llanto sigue divagando en mi mente como un extraño recorre las calles londinenses a plena noche, bajo el farol del centro.
O como mis padres harán quién sabe qué bajo el farol.
–Todo está bien –me dice y asiento, repitiéndomelo una y otra vez, intentando convencerme de algo inconvencible.
– ¿Mis hermanos lo saben?
–No…, no lo creo –dejo escapar otro suspiro y me suelto de los brazos del rubio. Unos minutos de silencio después, la puerta principal se abre y se oyen pasos hacia la sala.
Mis hermanos ingresan con dos sobres en sus manos y sonríen enormemente, así que sonrío para ellos aunque Evan seguramente ha notado que algo va mal.
Se sientan en el piso en frente nuestro y reposan los sobres en mi falda. Son tres, grandes y de color papel madera.
Frunzo el ceño.
– ¿De qué va tu cara de trasero? –pregunta Joe y Evan le pega en el hombro.
–Se parece mucho a la tuya –le respondo y él arruga la nariz–. ¿Qué son estas cosas?
–Ábrelos –dice Joe, pero Evan grita a la negativa, así que no los abro.
–Nadie sabrá sobre qué tratan hasta la cena de esta noche. Nuestros padres estarán sumamente orgullosos de nosotros tres, Maddie, lo prometo –me sonríe Evan, pero yo no sonrío. No me tomo siquiera el trabajo de fingir emoción por sus palabras. Evan ama a mis padres a pesar de su indiferencia hacia nuestra existencia. Él siempre quiere que ellos nos vean y se sientan orgullosos.
Él-es-increíble.
Pero ambos dejan de sonreír cuando bajo la mirada y la pierdo en la infinidad de dibujos que la alfombra grisácea porta.
– ¿Ocurre algo, no es así? –no respondo– Maddie… si es porque usé tu cepillo de dientes, juro que lo siento –dice Joe y yo levanto la cabeza desconcertada.
– ¿Qué tú qué? –chillo.
–Olvídalo –suspiro.
Una, dos, tres bocanadas de aire y es momento de soltarlo. –Chicos…, mi madre y mi padre han llamado –Joe cierra los ojos y los aprieta tanto que hasta siento que me daña– ellos no vendrán hoy.
Un vaso de cristal cae el piso y oigo perfectamente como cada cristal rebota sobre la madera.
Evan parece desencajado, como si no pudiera creerlo. Como si, por primera vez, hasta para él fuese demasiado.
Joe aún permanece con los ojos cerrados a la negativa de abrirlos y ver el mundo.
Intento acercarme a él, pero se incorpora bruscamente y le pega un puñetazo a la pared blanca entre el televisor y la biblioteca. Un poco de material cae.
El sonido resuena varias veces bajo las paredes, y doblemente en mi mente, como si fuera tan masoquista como para torturarme aún más.
Penoso.
Me encojo de miedo y permanezco parada en dónde el estaba sentado, incapaz de moverme. Niall corre hacia mí y me abraza a su pecho.
– ¡Es que simplemente es increíble! –ríe amargamente y las lágrimas golpean sus ojos verde-esmeralda. Odio ver a mis hermanos llorar, es algo que simplemente no soy capaz de soportar. Es como si compartiera su dolor. Como si todos estos años separados por mi comportamiento infantil, haya servido para inculcarme más sentimientos por ellos. Nunca sobreviviría sin alguno de ellos, por más bobos que puedan ser.
Son todo lo que tengo.
– ¡Es increíble! –brama de nuevo–. Es que no puedo más, Maddie –me mira y veo el dolor en su mirada. No necesito sentir lo mismo que él para comprender que le duele tanto como a mí. Apreta los puños y pega una vez más a la pared.
–Oye, que la pared no es una bolsa de boxeo –intenta bromear Marina, pero él la ignora.
– ¡No puedo soportarlo más! ¿Por qué no nos morimos todos? –grita y cierro los ojos porque no puedo creer lo que está diciendo. Porque yo quisiera decirlo a veces, y no puedo–. ¿Por qué no podemos ser normales? ¡Quiero a mi familia, Madeleine! ¡Quiero mi vieja vida de nuevo! ¡Quiero ser el héroe que te salva, que salva a su hermanita! Que discute con su hermano, que hace travesuras. ¡Quiero a mis padres conmigo y no puedo soportarlo más! –cuando las lágrimas comienzan a ceder hasta sus mejillas enrojecidas, me suelto del abrazo de Niall a pesar de que intenta detenerme y susurra mi nombre, y corro hacia él. Lo tomo entre mis brazos y a pesar de que es más alto que yo, esconde su rostro en mi cuello y ambos caemos de a poco.
No me permito llorar por él y simplemente por él.
Por el mismo que rompe las reglas acerca de la privacidad en mi habitación; o aquel que se come todo mi cereal a pesar de que no le gusta solo para hacerme enfadar.
Pero nunca nadie me ha amado tan sinceramente como ellos. Y por eso lo son todo.
Solloza y con un gesto le indico a Marina y a Niall que salgan. A duras penas me hacen caso.
Evan sigue concentrado en un punto fijo en el sofá.
–No puedo prometerles que tendremos una familia feliz, porque simplemente sé que no será así –Joe solloza–. Pero estamos los tres, ¿no? Nuestros padres no saben que existimos, pero al menos nos tenemos a nosotros. Sé que lo que digo no sirve para nada más que para herirnos, pero es la verdad y además, ambos saben que esto de consolar no se me da para nada bien –un rastro de sombra de sonrisa se asoma al rostro de Evan y supongo que ha recordado algo referente.
–Tú te enteraste primero que Santa Claus no existía y me lo dijiste. Después de que lloré por una hora, intentaste consolarme y se te escapó que los Reyes Magos tampoco existen –hace un amago de sonrisa torcida.
–Lo hice porque te amo, y soy una buena hermana –ríe bajito–. Ven, Evan, tenemos lugar para uno más –abro mi brazo derecho y Joe levanta la cabeza. Evan corre hacia nosotros y se tira a abrazarnos, así que los tres caemos y reímos.
–Los tres contra el mundo –dice Joe y todos asentimos. Después lo repetimos unas cuantas veces entre sonrisas, lágrimas y anécdotas.
Los tres contra el mundo.
- Spoiler:
- ***
¡Hola! Perdón por no subírselos ayer, ¡enserio! Mañana les subo uno largo. Las amo!
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Aaa estoy suspirando.....
-_- que padres tan más *****
Ok ok
Bueno la verdad nos se que decirte en mis horribles comentarios más que ame el capítulo y espero ansiada el siguente
Besos
-_- que padres tan más *****
Ok ok
Bueno la verdad nos se que decirte en mis horribles comentarios más que ame el capítulo y espero ansiada el siguente
Besos
Blue sky
Re: Summer. {One Direction y tú}
Hola, linda. Bienvenida. ¿Tu papá es Inglés?omg, ADÓPTENME! (?RainbowStorm escribió:¡Hello babe!Aquí Marceline haciendo un comentario sensualón :3 Bien,te explico,mi padre es inglés,blablabla,nos mudamos a España hace tres años,blablabla,mi apellido es Jonhson,blablabla,y todo eso C:
EL PROPÓSITO DE MI COMENTARIO...
¡Amodoro tu novela :D!No se si sabes que es amodoro,es una mezcla entre adorar y amar :D So,la puse en novelas que leo :D Y no se que mas decir,solo que Nialler es perfecto :D
Volveré en otro momento a escribir más y a hacer un sensualón comentario PERO ANTES,te dejo este hermocho Gif ---->
:ñomñom:
Okya,caiste en mi trampa .__. no era un GIF AKKAJSJASJ ok,really,si era un gif pero era un mierdi-gif :D y eso se merece un...
Y ya te esperabas otro gif(? Okno,estoy vaga para meterme en Tumbláh y buscar un gif sensualón de Niall :3 So,aquí acaba mi coment :D
Ay, gracias por leer. Qué lindo que te guste! Y gracias también por ponerla en las novelas que lees, me encanta que hagan eso <3. Estoy de acuerdo en que es perfecto, sí sí.
JJAJAJAJA, MIERDI-GIF. Muchos besos! x
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Ay, gracias por verlo! Me alegro que te haya gustado y seguramente que vos cantás re bien! xalep1Dforever escribió:Ya lo VIII ya lo VIII
Oo la redada me encanto como cántas nada que ver con migo
Que soy un desastre
O eso digo yo
Jejé ok ya
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
HOLA A MI FAN <3 ¡Me encanta que te encante! KENDALL ES UN DIOS GRIEGO,A LSJAKLSJSA. Muchos besos linda, vos también cuidate! x#michel_sweet escribió:NotesOfLove~ escribió:¡A QUE YA ERA HORA! LA TIPA SE TARDÓ UNA ETERNIDAD. Yo a penas lo conozco y me abrazo a la pierna. No me suelto más(?#michel_sweet escribió:NotesOfLove~ escribió:JAJA, No te preocupes. Para mí cuenta que no abandones la nove y seas fiel, no te preocupes si te perdés capítulos!<3 ¡Gracias por comentar lindo siempre! JAJA, no, aún falta mucho. Besooooooos!#michel_sweet escribió:NotesOfLove~ escribió:¡No sos pésima! ¡NINGUNA FAN MÍA ES PÉSIMA!¿Mucha tarea? :c Ni me lo recuerdes, yo empiezo las clases la próxima semana. ¡YO AMO QUE LA AMES! No sé si es perfecta, la verdad es que por ahora es todo lo que puedo ofrecerles, pero que bueno que te guste!#michel_sweet escribió:NotesOfLove~ escribió:Menos mal que no la olvidas, sino me pongo triste :c MI FAN, ALSKA <3 Besos, cuidate vos también x#michel_sweet escribió:Como olvidarla! si me encanta! & soy tu fiel FANNotesOfLove~ escribió:No te preocupes, vos comentá cuando puedas. Per no te olvides de mí, porque voy a perder a mi fan :'( ¡Amo que la ames! Besitos x#michel_sweet escribió:NotesOfLove~ escribió:¡HOLA! Está bien, no te preocupes, cariño. JAJA, ¡TENGO UNA FAN! OH MY GOSH, ME MUERO. ¡QUÉ GENIAL SE SIENTE! Cuando sea famosa voy a recordarte como mi fan número uno(?#michel_sweet escribió:Oh mi Dios! me siento muy mal... Me perdi como tres capitulos... De verdad siento no haber comentado!
Pero bueno... AMO TU NOVELA!!! SOY TU FAN!!! ME ENCANTA!!!
& Oh por Dios! Mori con la confesion de Louis... Aaa'w Es taaan tierno!
En fin, siguela pronto
:) xx DREAMING
Lusho es tierno <3
Ya la seguí, ojalá te guste el capítulo! Besos y paz! x
Hay! Perdeon por no comentar antes, pero no eh podido!!!
En fin! Creo que ya te eh dicho que AMO TU NOVELA!!! Me encanta!!! Es Genial!
Besos...I Choose To Be HappyNUMERO UNO!!!
Besos&Cuidate! Siguela pronto!I Choose To Be HappyHOLA'!!! Hay Lo see'! soy pesima... No eh podido comentar ya que eh tenido demasiada tarea! Lo siento de verdad'!
Estoy como loca!!! Es que en verdad AMO TU NOVELA, ES PERFECTA!!!
Me rompio el corazon lo que paso con Lou' pero Madie ama a Nialler! C' mon!!!
De verdad LO SIENTO!! Besos...
PD: Tengo que decirles que tuve un sueño Super Sexy&Hot con Nialler! Ja'! Besitos'! Oh! Se dan una vuelta por mis novelasI Choose To Be Happy
No te preocupes!
JAJAJAJA, ¿Un sueño! omg. Ya me paso, besos!Ash'!!! Diablos me frustra llegar tarde'!
DOS CAPITULOS' ME PERDI DOS CAPITULOS!
Lo siento que clase de fan soy?'
Bueno Me ENCANTA' LA AMO'! lo sabes'!
-Por un segundo crei que habia terminado asi... Que alivio que no'!!!
Bueno estare mas atenta'! Lo prometo! Besos&Cuidate!I Choose To Be HappyOh Dios'!!! Estoy muriendo'! Ya era hora de que le confesara que esta enamorada'! Crei que nunca lo haria!!!
Ahora esa estupida de 'Diana' Agh'!! (hay una chica en mi escuela que me odia & ese es su nombre' otro motivo mas para odiarla) Bueno, mas le vale que se mantenga muy alejadita de MI' Nialler'! Ok'?
-El capitulo estuvo genial lo AME!!! Besitos&Cuidate
ATTE: Tu Fan N° 1'!!!I Choose To Be Happy
¿Enserio? Bueno, ATENTADO CONTRA DIANA BITCH(?
¡Qué bueno que te haya gustado! aksjakajskaja, Mi fan <3.
Besos! xHolo'!Aaaaaaaah! Fan Numero Uno' REPORTANDOSE!!!
BITCHES NIALLER ME AMA!!!
Ok'no mejor me calmo, pero se sintio como si me lo dijera a mi...
Dios' AMO Tu novela Sol '!!! Me ENCATA' & el capitulo fue PERFECTO'! :D
-Saben me imagine a Austin como Kendall (BTR, es que soy Rusher) & buen si es muuuy caliente! ok' me sali de tema!
-Porfa siguela pronto! Por Mi' Siiiiiiiii....
Ok' paresco psicopata, Me ENCANTA!
Besos&Cuidate!-Stay'Stong-
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
¡Muchas gracias, linda! Estoy pensando en estudiar canto porque me encanta hacerlo y ya que tengo que torturar a mis papás con mi música, prefiero hacerlo bien. Compongo, pero no sirvo. Soy pésima para eso. Además quiero ser cantante <3 aksja. HACÉ EL COVER Y PASÁMELO! <3 Así soy tu fan. Besos! x#michel_sweet escribió:NotesOfLove~ escribió:Holaaaaaaaaaaaaaa lindas! Les dejo acá mi nuevo cover de Little Things, VÉANLO PORQUE LAS OBLIGO(? Bueno, eso... hoy subo!
MI VÍDEO(?Holo'!Wow'! aaah'!
Eres GENIAL'! & lo digo enserio, tines una vos mus linda!
Yo estoy pensando en hacer un cover, pero de They Don't Know About Us'!!!
Bueno cantas Genial! tienes que seguir haciendolo :D
Besos&Cuidate-Stay'Strong-
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
¡Hola, Javi! Me alegro que te haya gustado mi cover, gracias por verlo!Jajaviera escribió:ohhh que lindooo el cover, me gustoo <3
OOOH desapareciste por mucho, ahora yo estoy así. El colegio me tiene sin la laptop en la semana, solo findesemanas ( exepto hoy que falte) jujuju
Me eencantoo el capitulo, pero Niall es Tannnnnn ESPECIAL para sus cosas.
Hola soy Niall Horan y estoy enamorado de ti .... me mori de la risa al ver eso.
Austin mmm 1313
Creo ser yo esa Javiera? :o jajajajaja
Lindaaaa te extrañeeeeee, subee prontooooo, te quierooo :(L):
MALOTAAAAAAAAAAA, NO SE FALTA AL COLEGIO(? JAJAJ, La Javi se me está poniendo perver. Yo las extraño a ustedes, pero empecé las clases y bueno, lo demás es historia. Te quiero! x
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
El mío es @OhSexyIrish, ahora te sigo.Augustine escribió:NotesOfLove~ escribió:akajsa, qué bueno que te haya gustado. ¿Tenés twitter? (qué tenía que ver).Augustine escribió:NotesOfLove~ escribió:¡Hola, Agus! ¿cómo te dicen, así de apodo? aakajs, Ya la seguí por hoy. Mañana les subo otro<3 xAugustine escribió:Dios, los amo <3 esos tontos se quieren pero no están juntos abggdjkadhg seguilaaaaaa
Sepp, me dicen Agus (: okkk, espero ansiosaaaaaaaa, amé el capi
Muchos besos, Agus!
sí tengo! tengo 2, me hice un anónimo hace poco, así que te paso ese, jeje, el anterior no lo estoy usando mucho, es @dontcallme_gaga sigo a todo el mundo pero decime cuál es el tuyo para hablarrrrr, jep
NotesOfLove~
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