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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Summer. {One Direction y tú}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Summer. {One Direction y tú}
Lo mismo dije durante todo el día de ayer, hasta los último minutos. Estoy muy emocionada y también tengo ganas de pegarle a Peter Pan, que otra vez no cumplió su promesa.Silvana la niña globo escribió:LES AVISO ESTO A TODAS :
Digan hoy que Harry tiene 18 porque mañana no lo podrán hacer :( estoy llorando
PETER PAN, PÚDRETE(?
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Hola, linda!lokitah_1D escribió:Nena no lo puedo creer! Es el mejor capitulo que e leído me encanta forma en la que escribes tienes un don de eso estoy segura.
Siguela tu novela esta super interesante ya quiero saber que pasara cuando llegue ver de nuevo rubio que le robo su corazón.
#Cami~
Pd: Silvana te puedo decir Marina no? Que chevere que eres de Peru manyas? adjkadjkadj *-* Si tambien soy de Lima vivo en San Miguel tu de que parte eres?
¿Enserio te gustó? ¡No sabes lo feliz que me hace! Me motiva a seguir.
Gracias por tus halagos.
En un rato más la sigo, ahora tengo que ir a comer. aksja, ¡Nos leemos en un rato, Cami!
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
¡Esperame un poco más, que en un ratito lo subo!Silvana la niña globo escribió:SÍGUELA QUE MUERO !!
muero muero muero - revisando iPod , no colgaste cap - muero muero muero.... Y así hasta el fin de los tiempos .... xd
Síguela te queda súper buena no importa si el cap es chiquito quiero leer YA! Me dejas con la intriga y todavía que amo esta novela!!
SGUELA! :3
AJJA, me alegra mucho que te guste! Nos leemos pronto :) .
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
La leere! DEBE ESTAR GENIAL
Por favor comenta, o leela! :)))
---->https://onlywn.activoforo.com/t32536-aprendiendo-a-ser-feliz-jenevive-y-harry
TRAILER DE NOVELA: https://www.youtube.com/watch?v=usbVfU1ptlI
Por favor comenta, o leela! :)))
---->https://onlywn.activoforo.com/t32536-aprendiendo-a-ser-feliz-jenevive-y-harry
TRAILER DE NOVELA: https://www.youtube.com/watch?v=usbVfU1ptlI
Julianne.
Re: Summer. {One Direction y tú}
Capítulo II.
'El Irlandés'
Después de casi tres horas y media de viaje, Madeleine se hallaba despierta y somnolienta, por lo que sin pensárselo se compró un café en una máquina expendedora que había en una estación de servicio.
Volvió hacia la camioneta caminando tranquilamente y entró en ella. Unos minutos más tarde, la camioneta se puso en marcha una vez más y partieron para no hacer ninguna otra parada.
La castaña se removió en el asiento con incomodidad y tomó un sorbo de café, mientras alzaba las cejas bajo la mirada atenta de su madre.
– ¿Tengo monos en la cara o qué? –Pero ni la forma seca en la que pronunció aquellas palabras desarmó la sonrisa radiante que ocupaba el rostro de Margaret y eso la hizo dudar.
–No –Frunció el ceño, decidida a preguntarle a su madre el por qué de su tan extraño comportamiento, pero se vio interrumpida por la necesidad de analizar su rostro. La señora sonrió aún más, dejándole en claro que algo no estaba del todo bien.
– ¿Pasa algo?
–No, para nada.
– ¿Quieres decirme entonces por qué sonríes como el wasón?
–No sonrío como el wasón –Y por primera vez en aquel diálogo, vio a su madre fruncir el ceño y echarle una mirada fulminante, haciéndola sentir más tranquila–. He de admitir que estoy entusiasmada, eso es todo.
– ¿Y simplemente porque estás entusiasmada tienes que mirarme como si fuera una especie de troglodita o algo como eso? –Argumentó con una ceja en alto. La mujer entornó los ojos.
–A veces pienso que eres una troglodita –Intervino Joe, ganándose un golpe seco en la cabeza por parte de su hermana menor.
– ¿Tú no lo estás? –Madeleine hizo silencio–. Digo, si no estás entusiasmada.
–Hm… ¿Por qué habría de estarlo?
– ¿No extrañas a tus amigos?
–No realmente.
– ¡Ya se puso de mentirosa! ¿Cómo es posible que no extrañes a tus amigos y lleves esa torpe cadena colgada del cuello todo el día? –Intervino Evan, quién se había distraído con su celular hasta el momento en que oyó a su hermana decir aquello.
–No es torpe… –Se calló inmediatamente.
– ¿Qué?
–Nada –Se apuró a decir–. Además, hace mucho que no la uso. Si te fijas, te darás cuenta de que hoy no la traigo puesta.
–Sí, hoy. Pero hasta ayer la tenías –Suspiró resignándose y lo miró con pavor–. ¿Por qué te la has quitado? ¿Quieres elevar tu orgullo o qué?
–No –Musitó con un desgano desmedido. Sabía que mentía y peor aún, estaba segura de que sus hermanos se habían dado cuenta–. Simplemente no estoy lista…
– ¿Para qué? –Interfirió su madre, que había estado bastante chismosa oyendo toda la conversación entre hermanos.
–No estoy lista para volver –Todos en el auto fruncieron el ceño y hasta su padre le dirigió una mirada estuporosa por el retrovisor.
–Madeleine, querida, tuviste cinco veranos para estar lista –Habló su madre, aún con perplejidad notoria.
–Pero no pensé que este momento llegaría, ¿Si? –Elevó la voz por sobre los murmullos que se oían a su lado, provocando que un silencio abrumador se apoderara del automóvil.
–Y, eh… ¿Cuánto falta para llegar? –Después de unos minutos, Evan rompió el silencio.
–Menos de media hora –Respondió Margaret, con paciencia infinita.
– ¿Y ahora cuánto falta? –Preguntó, ahora, Joe.
–Joe, hijo, no ha pasado ni siquiera un minuto desde que me preguntaron lo mismo. Siguen faltando los mismos minutos, así que estense quietos.
***
El vehículo se estacionó frente a la casa de campo e inmediatamente Madeleine cerró sus ojos. Olió a través de la ventanilla aquella fragancia tan peculiar que tenían las margaritas que cubrían el campo y sonrió inconscientemente.
Afuera del auto, una mujer de unos sesenta años esperaba por ellos con sus brazos abiertos. Y desde la ventanilla vislumbró la figura de su madre, sosteniendo fuertemente a su abuela.
Sonrió. Todo comenzó como solía ser. O al menos la mayor parte de eso.
Bajó del auto corriendo, detrás de sus hermanos y mientras estos abrazaban a la anciana, se dedicó a observar con asombro aquella casa que solía visitar cada año.
Eso estaba totalmente diferente.
La casa era más amplia de lo que recordaba, por lo que podría apostar que la habían ampliado en ese periodo de cinco años.
Estaba más moderna, de modo que en el parque a la vista se hallaba una enorme piscina y un parque lo suficientemente encantador como para que le dieran ganas de ignorar al mundo y sentarse sobre el césped a disfrutar del aire puro que se colaba en sus pulmones.
Observó lo que se veía desde afuera gracias a los ventanales y se percató de lo increíble que estaba todo allí. En impecable estado. Y con lo mañosa que era su abuela, no dudó ni un segundo en que había preparado todo aquello por el simple hecho de que ellos volverían. Y aquella señora siempre lo supo, siempre estuvo segura de que, tarde o temprano, así sería.
– ¡Pero si tú ya no eres más una niña! –Se volteó al oír que la voz de aquella señora irreconocible perforaba sus tímpanos. Su abuela estaba mucho más distinta que antes y tal vez habían sido las miles de cirugías o la ropa que compraba cada semana, ya que se podría considerar a la mujer una señora ‘moderna’.
–Hola, abuela –Se acercó a ella a trompicones y la abrazó cuan fuerte pudo–. No tienes idea de lo que te he extrañado.
–Pero claro que la tengo, muchachita –Se separó y le sonrió–. ¿Te has hecho algo diferente, no es así? Oh, ¡Déjame ver esas prendas! –Tiró del saco de hilo color verde agua y sonrió al notar que la tela seguía intacta, sin estirarse.
–Es de buena calidad, si es eso lo que quieres saber –Rió la castaña–. Me la han enviado mis abuelos de Italia.
– ¡Y vaya que buen gusto! –Lo examinó un poco más y terminó por analizar todo el conjunto de la muchacha–. Creo que tendré que ir a Italia más seguido –Se planteó a sí misma, en voz alta.
–Estos tacones los compré la semana pasada en Dolce&Gabanna. ¡Dime que no son hermosos! –Chilló. Era como si hubiese encontrado su otra mitad, aunque unos cuantos años mayor.
– ¡Son una luz! Además, te sientan estupendos –Coincidió–. Has comenzado a vestirte bien, no como esos alcachafos que usabas cuando venías.
– ¡Madre! –Le reprendió Margaret, mientras bajaba las maletas del baúl del auto–. ¡Esas alcachofas se las compraba yo! –La mujer entornó los ojos, haciendo caso omiso a las palabras de su hija mayor y tomó a la castaña por la muñeca, arrastrándola adentro de la casa.
–Y vaya que tenía un gusto horrendo para elegir ropa –Susurró a su nieta, quién rió en su compañía.
–Ay, abuela. Ya te había extrañado –Sonrió Madeleine, abrazándola por los hombros. Pero Johanne retiró su brazo y la miró advirtiéndole.
–No hagas eso, se nota la diferencia de estatura –Le dijo, haciéndola reír–. Y bueno, esta es tu casa, cariño.
–Siempre tan exagerada, Johanne –Rió divertido su padre. La mujer entornó los ojos.
–Era necesario, Joshua –Lo acalló con la mirada, antes incluso de que pudiera articular palabra alguna. Desde que Maddie era pequeña, recordaba que su abuela y su padre vivían peleando porque su él era bastante humilde, mientras que su ella era la extravagancia personificada–. Ve, Maddie. Tienes todo el tiempo que quieras pasa recorrer la casa –Le sonrió.
– ¡Y para desempacar! –Argumentó su madre desde afuera. Madeleine suspiró con cansancio, haciendo reír a su abuela y subió corriendo.
Todo estaba incluso más reluciente adentro.
Si bien la sala de estar increíblemente amplia, la cocina que había observado por un recoveco de la puerta y lo poco que había visto de la planta baja la había deslumbrado, la parte de arriba era incluso aún más encantadora.
Se extendía un corredor largo con paredes blancas y bordó, llenas de fotografías que la hicieron revivir su infancia.
El piso era de madera flotante y de un color bastante más claro que el que recordaba había allí.
Había acerca de diez puertas blancas, pero se dirigió inmediatamente a la que solía ser la suya y la encontró con un letrero colgado, que rezaba a letras rosas su nombre.
Sonrió y se imaginó como lo habría preparado su abuela, pero no creyó que podría ser tan perfecto. Incluso mucho más de lo que era su habitación en Londres, la cual ella misma había diseñado.
Las paredes portaban un color verde pálido y unas flores blancas en ellas, bastante predominantes. En el centro de la habitación había una cama rosada gigante de una forma circular un tanto extraña, y un tul blanco la cubría.
Varios sillones de la misma forma de la cama, pero del color verde que las paredes poseían.
Un escritorio en madera con un portátil más moderno que el suyo mismo, una ventana con vista a la piscina y un buró lo suficientemente grande como para que cupieran todas sus cosas.
Pero lo que más le llamó la atención fue el piano. Aquel instrumento rosado que solía tocar en la sala de la casa de de su abuela paterna, ya que ella le había enseñado todo lo que sabía.
Se acercó a él y lo acarició con sus dedos, abriendo su boca hasta casi perforar el piso.
–Sabía que te gustaría –Oyó a sus espaldas. Pero no era la voz de su abuela, ésta sonaba áspera y gruesa. Como de hombre. Sonrió de inmediato y corrió hacia su abuelo, abalanzándose sobre él.
– ¿Tú has hecho esto? –Aunque ella ya conocía esa respuesta, pues ella era la niña de sus ojos y él lo hacía todo por ella, sin que siquiera se lo pidiese. Además de que él era constructor y, literalmente, podría haber hecho el mismo ese proyecto de remodelamiento.
–Yo mismo.
–Pero todo está perfecto, como…
–Recuerdo que un día me dijiste que el verde era tu color favorito y en este tono quedó fantástico.
–Y lo del piano…
–Tu padre me lo dijo. Me comentó que después de que dejaron de venir, llorabas mucho y también me dijo que un tiempo después te la pasabas tocando el piano.
–Oh, sí.
– ¿Y se puede saber por qué llorabas? –Preguntó, conduciéndola a sentarse sobre el sillón.
–Yo…
–Madeleine, no intentes mentirme. Yo lo comprenderé –Le susurró. Y era cierto, él era el único que entendía su incomprendida vida desde que ella tenía uso de razón.
–Extrañaría a mis amigos, eso es todo –Se encogió de hombros. En cierta parte eso era verdad, pero no lo era todo.
– ¿Estás segura? Porque yo no creo que haya sido solamente eso –Lo miró. Miró directo a sus ojos. Recordó las horas infinitas que pasaba sentada en su regazo, observando sus ojos grisáceos mientras oía el cuento de ‘La princesa y el sapo’, el cual ya se sabía de memoria.
El hombre tomó su mano, que reposaba sobre el sillón entre las suyas y le dio un ligero apretón, incitándola a contarle lo vivido.
Ella suspiró.
– ¿Por qué me conoces tan bien? –El rió.
–Recuerdo que un día me preguntaste de qué se trataba el amor –Admiró el rostro de quién sería siempre su pequeña y después posó la mirada en el cielo que se descubría desde la ventana. Estaba en el crepúsculo, a punto de anochecer. Unos segundos después se volteó hacia ella y la encontró observándolo expectativamente–. Yo te dije que era peligroso, pero que también era una de las mejores cosas de la vida. Aún me acuerdo cuando me preguntaste por qué era peligroso y bueno, a la vez –Rió por inercia y suspiró después–. No te supe responder. Nunca obtuve aquella respuesta. Pero desde el momento en el que me lo preguntaste, la duda se creó en mí. No dormí durante noches viéndole el lado filosófico… Pero al final nunca supe el por qué, verdaderamente. Aunque si me lo preguntas, aún sigo buscando la respuesta. Pero, ¿Quieres saber algo?
–Hm… claro. ¿Qué es?
–No creo que vaya a encontrarla nunca. Porque el amor es ilógico y no tiene sentido que desperdicie mi vida buscándosela, si sé que no la tiene –La muchacha frunció el ceño y ladeó su cabeza.
–Es lindo lo que me dices, pero no tengo idea de a dónde nos lleva esta conversación –Rió una vez más y la miró sonriendo. Ella vio en sus ojos reflejada la sabiduría. Y así era, aquel hombre era el ser humano más sabio que ella había conocido jamás.
–Creo que tú sabes más del amor que yo.
–Sigo sin entender.
–Después de todo, mi relación con tu abuela fue fácil. Pero tú te separaste del Irlandés durante cinco años –Añadió y se hizo el silencio. La castaña parecía estar pensando y él la observaba con gracia.
– ¿El Irlandés? –Torció los labios. Y lo recordó–. No, aguarda. ¿Qué? ¡No! –El rió.
–Maddie, sé que él era más que un amigo para ti.
– ¿Y tú qué sabes de eso?
–Tú misma me lo dijiste –Estrechó la palma abierta de su mano contra su frente y oyó como su abuelo oprimía la risa–. No te rías, que no es gracioso. No sé cómo pude confiar en ti –Dramatizó.
–Pero lo hiciste y lo importante es que aún estás enamorada de él –Pestañó repetidas veces, para después abrir sus ojos a tope, permitiéndole ver a su abuelo el color café de estos.
Después se tildó, quedó en blanco. Inexpresiva.
Uno más que se daba cuenta, no podía ser más evidente.
– ¿Yo? ¿Enamorada de Niall? Pff… ¿Cómo crees? –Su risa notablemente fingida y la expresión de su rostro que aún no terminaba de analizar las palabras que su abuelo había mencionado, la delataron completamente.
Y una vez más, no podía ser más evidente.
–Él y los chicos están abajo ahora mismo, ahora que lo recuerdo –Se levantó ignorando a su nieta y le guiñó antes de salir. ¿Acaso había dicho que ellos estaban abajo? ¿En su casa?
Oh Dios, esto es malo, muy malo.
Volvió hacia la camioneta caminando tranquilamente y entró en ella. Unos minutos más tarde, la camioneta se puso en marcha una vez más y partieron para no hacer ninguna otra parada.
La castaña se removió en el asiento con incomodidad y tomó un sorbo de café, mientras alzaba las cejas bajo la mirada atenta de su madre.
– ¿Tengo monos en la cara o qué? –Pero ni la forma seca en la que pronunció aquellas palabras desarmó la sonrisa radiante que ocupaba el rostro de Margaret y eso la hizo dudar.
–No –Frunció el ceño, decidida a preguntarle a su madre el por qué de su tan extraño comportamiento, pero se vio interrumpida por la necesidad de analizar su rostro. La señora sonrió aún más, dejándole en claro que algo no estaba del todo bien.
– ¿Pasa algo?
–No, para nada.
– ¿Quieres decirme entonces por qué sonríes como el wasón?
–No sonrío como el wasón –Y por primera vez en aquel diálogo, vio a su madre fruncir el ceño y echarle una mirada fulminante, haciéndola sentir más tranquila–. He de admitir que estoy entusiasmada, eso es todo.
– ¿Y simplemente porque estás entusiasmada tienes que mirarme como si fuera una especie de troglodita o algo como eso? –Argumentó con una ceja en alto. La mujer entornó los ojos.
–A veces pienso que eres una troglodita –Intervino Joe, ganándose un golpe seco en la cabeza por parte de su hermana menor.
– ¿Tú no lo estás? –Madeleine hizo silencio–. Digo, si no estás entusiasmada.
–Hm… ¿Por qué habría de estarlo?
– ¿No extrañas a tus amigos?
–No realmente.
– ¡Ya se puso de mentirosa! ¿Cómo es posible que no extrañes a tus amigos y lleves esa torpe cadena colgada del cuello todo el día? –Intervino Evan, quién se había distraído con su celular hasta el momento en que oyó a su hermana decir aquello.
–No es torpe… –Se calló inmediatamente.
– ¿Qué?
–Nada –Se apuró a decir–. Además, hace mucho que no la uso. Si te fijas, te darás cuenta de que hoy no la traigo puesta.
–Sí, hoy. Pero hasta ayer la tenías –Suspiró resignándose y lo miró con pavor–. ¿Por qué te la has quitado? ¿Quieres elevar tu orgullo o qué?
–No –Musitó con un desgano desmedido. Sabía que mentía y peor aún, estaba segura de que sus hermanos se habían dado cuenta–. Simplemente no estoy lista…
– ¿Para qué? –Interfirió su madre, que había estado bastante chismosa oyendo toda la conversación entre hermanos.
–No estoy lista para volver –Todos en el auto fruncieron el ceño y hasta su padre le dirigió una mirada estuporosa por el retrovisor.
–Madeleine, querida, tuviste cinco veranos para estar lista –Habló su madre, aún con perplejidad notoria.
–Pero no pensé que este momento llegaría, ¿Si? –Elevó la voz por sobre los murmullos que se oían a su lado, provocando que un silencio abrumador se apoderara del automóvil.
–Y, eh… ¿Cuánto falta para llegar? –Después de unos minutos, Evan rompió el silencio.
–Menos de media hora –Respondió Margaret, con paciencia infinita.
– ¿Y ahora cuánto falta? –Preguntó, ahora, Joe.
–Joe, hijo, no ha pasado ni siquiera un minuto desde que me preguntaron lo mismo. Siguen faltando los mismos minutos, así que estense quietos.
***
El vehículo se estacionó frente a la casa de campo e inmediatamente Madeleine cerró sus ojos. Olió a través de la ventanilla aquella fragancia tan peculiar que tenían las margaritas que cubrían el campo y sonrió inconscientemente.
Afuera del auto, una mujer de unos sesenta años esperaba por ellos con sus brazos abiertos. Y desde la ventanilla vislumbró la figura de su madre, sosteniendo fuertemente a su abuela.
Sonrió. Todo comenzó como solía ser. O al menos la mayor parte de eso.
Bajó del auto corriendo, detrás de sus hermanos y mientras estos abrazaban a la anciana, se dedicó a observar con asombro aquella casa que solía visitar cada año.
Eso estaba totalmente diferente.
La casa era más amplia de lo que recordaba, por lo que podría apostar que la habían ampliado en ese periodo de cinco años.
Estaba más moderna, de modo que en el parque a la vista se hallaba una enorme piscina y un parque lo suficientemente encantador como para que le dieran ganas de ignorar al mundo y sentarse sobre el césped a disfrutar del aire puro que se colaba en sus pulmones.
Observó lo que se veía desde afuera gracias a los ventanales y se percató de lo increíble que estaba todo allí. En impecable estado. Y con lo mañosa que era su abuela, no dudó ni un segundo en que había preparado todo aquello por el simple hecho de que ellos volverían. Y aquella señora siempre lo supo, siempre estuvo segura de que, tarde o temprano, así sería.
– ¡Pero si tú ya no eres más una niña! –Se volteó al oír que la voz de aquella señora irreconocible perforaba sus tímpanos. Su abuela estaba mucho más distinta que antes y tal vez habían sido las miles de cirugías o la ropa que compraba cada semana, ya que se podría considerar a la mujer una señora ‘moderna’.
–Hola, abuela –Se acercó a ella a trompicones y la abrazó cuan fuerte pudo–. No tienes idea de lo que te he extrañado.
–Pero claro que la tengo, muchachita –Se separó y le sonrió–. ¿Te has hecho algo diferente, no es así? Oh, ¡Déjame ver esas prendas! –Tiró del saco de hilo color verde agua y sonrió al notar que la tela seguía intacta, sin estirarse.
–Es de buena calidad, si es eso lo que quieres saber –Rió la castaña–. Me la han enviado mis abuelos de Italia.
– ¡Y vaya que buen gusto! –Lo examinó un poco más y terminó por analizar todo el conjunto de la muchacha–. Creo que tendré que ir a Italia más seguido –Se planteó a sí misma, en voz alta.
–Estos tacones los compré la semana pasada en Dolce&Gabanna. ¡Dime que no son hermosos! –Chilló. Era como si hubiese encontrado su otra mitad, aunque unos cuantos años mayor.
– ¡Son una luz! Además, te sientan estupendos –Coincidió–. Has comenzado a vestirte bien, no como esos alcachafos que usabas cuando venías.
– ¡Madre! –Le reprendió Margaret, mientras bajaba las maletas del baúl del auto–. ¡Esas alcachofas se las compraba yo! –La mujer entornó los ojos, haciendo caso omiso a las palabras de su hija mayor y tomó a la castaña por la muñeca, arrastrándola adentro de la casa.
–Y vaya que tenía un gusto horrendo para elegir ropa –Susurró a su nieta, quién rió en su compañía.
–Ay, abuela. Ya te había extrañado –Sonrió Madeleine, abrazándola por los hombros. Pero Johanne retiró su brazo y la miró advirtiéndole.
–No hagas eso, se nota la diferencia de estatura –Le dijo, haciéndola reír–. Y bueno, esta es tu casa, cariño.
–Siempre tan exagerada, Johanne –Rió divertido su padre. La mujer entornó los ojos.
–Era necesario, Joshua –Lo acalló con la mirada, antes incluso de que pudiera articular palabra alguna. Desde que Maddie era pequeña, recordaba que su abuela y su padre vivían peleando porque su él era bastante humilde, mientras que su ella era la extravagancia personificada–. Ve, Maddie. Tienes todo el tiempo que quieras pasa recorrer la casa –Le sonrió.
– ¡Y para desempacar! –Argumentó su madre desde afuera. Madeleine suspiró con cansancio, haciendo reír a su abuela y subió corriendo.
Todo estaba incluso más reluciente adentro.
Si bien la sala de estar increíblemente amplia, la cocina que había observado por un recoveco de la puerta y lo poco que había visto de la planta baja la había deslumbrado, la parte de arriba era incluso aún más encantadora.
Se extendía un corredor largo con paredes blancas y bordó, llenas de fotografías que la hicieron revivir su infancia.
El piso era de madera flotante y de un color bastante más claro que el que recordaba había allí.
Había acerca de diez puertas blancas, pero se dirigió inmediatamente a la que solía ser la suya y la encontró con un letrero colgado, que rezaba a letras rosas su nombre.
Sonrió y se imaginó como lo habría preparado su abuela, pero no creyó que podría ser tan perfecto. Incluso mucho más de lo que era su habitación en Londres, la cual ella misma había diseñado.
Las paredes portaban un color verde pálido y unas flores blancas en ellas, bastante predominantes. En el centro de la habitación había una cama rosada gigante de una forma circular un tanto extraña, y un tul blanco la cubría.
Varios sillones de la misma forma de la cama, pero del color verde que las paredes poseían.
Un escritorio en madera con un portátil más moderno que el suyo mismo, una ventana con vista a la piscina y un buró lo suficientemente grande como para que cupieran todas sus cosas.
Pero lo que más le llamó la atención fue el piano. Aquel instrumento rosado que solía tocar en la sala de la casa de de su abuela paterna, ya que ella le había enseñado todo lo que sabía.
Se acercó a él y lo acarició con sus dedos, abriendo su boca hasta casi perforar el piso.
–Sabía que te gustaría –Oyó a sus espaldas. Pero no era la voz de su abuela, ésta sonaba áspera y gruesa. Como de hombre. Sonrió de inmediato y corrió hacia su abuelo, abalanzándose sobre él.
– ¿Tú has hecho esto? –Aunque ella ya conocía esa respuesta, pues ella era la niña de sus ojos y él lo hacía todo por ella, sin que siquiera se lo pidiese. Además de que él era constructor y, literalmente, podría haber hecho el mismo ese proyecto de remodelamiento.
–Yo mismo.
–Pero todo está perfecto, como…
–Recuerdo que un día me dijiste que el verde era tu color favorito y en este tono quedó fantástico.
–Y lo del piano…
–Tu padre me lo dijo. Me comentó que después de que dejaron de venir, llorabas mucho y también me dijo que un tiempo después te la pasabas tocando el piano.
–Oh, sí.
– ¿Y se puede saber por qué llorabas? –Preguntó, conduciéndola a sentarse sobre el sillón.
–Yo…
–Madeleine, no intentes mentirme. Yo lo comprenderé –Le susurró. Y era cierto, él era el único que entendía su incomprendida vida desde que ella tenía uso de razón.
–Extrañaría a mis amigos, eso es todo –Se encogió de hombros. En cierta parte eso era verdad, pero no lo era todo.
– ¿Estás segura? Porque yo no creo que haya sido solamente eso –Lo miró. Miró directo a sus ojos. Recordó las horas infinitas que pasaba sentada en su regazo, observando sus ojos grisáceos mientras oía el cuento de ‘La princesa y el sapo’, el cual ya se sabía de memoria.
El hombre tomó su mano, que reposaba sobre el sillón entre las suyas y le dio un ligero apretón, incitándola a contarle lo vivido.
Ella suspiró.
– ¿Por qué me conoces tan bien? –El rió.
–Recuerdo que un día me preguntaste de qué se trataba el amor –Admiró el rostro de quién sería siempre su pequeña y después posó la mirada en el cielo que se descubría desde la ventana. Estaba en el crepúsculo, a punto de anochecer. Unos segundos después se volteó hacia ella y la encontró observándolo expectativamente–. Yo te dije que era peligroso, pero que también era una de las mejores cosas de la vida. Aún me acuerdo cuando me preguntaste por qué era peligroso y bueno, a la vez –Rió por inercia y suspiró después–. No te supe responder. Nunca obtuve aquella respuesta. Pero desde el momento en el que me lo preguntaste, la duda se creó en mí. No dormí durante noches viéndole el lado filosófico… Pero al final nunca supe el por qué, verdaderamente. Aunque si me lo preguntas, aún sigo buscando la respuesta. Pero, ¿Quieres saber algo?
–Hm… claro. ¿Qué es?
–No creo que vaya a encontrarla nunca. Porque el amor es ilógico y no tiene sentido que desperdicie mi vida buscándosela, si sé que no la tiene –La muchacha frunció el ceño y ladeó su cabeza.
–Es lindo lo que me dices, pero no tengo idea de a dónde nos lleva esta conversación –Rió una vez más y la miró sonriendo. Ella vio en sus ojos reflejada la sabiduría. Y así era, aquel hombre era el ser humano más sabio que ella había conocido jamás.
–Creo que tú sabes más del amor que yo.
–Sigo sin entender.
–Después de todo, mi relación con tu abuela fue fácil. Pero tú te separaste del Irlandés durante cinco años –Añadió y se hizo el silencio. La castaña parecía estar pensando y él la observaba con gracia.
– ¿El Irlandés? –Torció los labios. Y lo recordó–. No, aguarda. ¿Qué? ¡No! –El rió.
–Maddie, sé que él era más que un amigo para ti.
– ¿Y tú qué sabes de eso?
–Tú misma me lo dijiste –Estrechó la palma abierta de su mano contra su frente y oyó como su abuelo oprimía la risa–. No te rías, que no es gracioso. No sé cómo pude confiar en ti –Dramatizó.
–Pero lo hiciste y lo importante es que aún estás enamorada de él –Pestañó repetidas veces, para después abrir sus ojos a tope, permitiéndole ver a su abuelo el color café de estos.
Después se tildó, quedó en blanco. Inexpresiva.
Uno más que se daba cuenta, no podía ser más evidente.
– ¿Yo? ¿Enamorada de Niall? Pff… ¿Cómo crees? –Su risa notablemente fingida y la expresión de su rostro que aún no terminaba de analizar las palabras que su abuelo había mencionado, la delataron completamente.
Y una vez más, no podía ser más evidente.
–Él y los chicos están abajo ahora mismo, ahora que lo recuerdo –Se levantó ignorando a su nieta y le guiñó antes de salir. ¿Acaso había dicho que ellos estaban abajo? ¿En su casa?
Oh Dios, esto es malo, muy malo.
***
Hola! Bueno, les dejo el segundo capítulo! Ojalá les guste muuuuuuuuuuuucho.
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Ya la seguí, linda!Silvana la niña globo escribió:Siiii! Hoy la sigues? :3
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
Aww :3 el irlandés le robo el corazón y esta en el primer piso de la casa de su abuela xd . Que inesperado y todavía que su abuelo la dejo con la palabra en la boca xd. Yo le diría esto a mi abuelo si me comprendiera: La puta madre abuelo, la puta madre. Asdfjgjfkdkdjfjfnasdssdj
La parte que más me hizo reír fue esta: –Tú misma me lo dijiste –Estrechó la palma abierta de su mano contra su frente y oyó como su abuelo oprimía la risa–. No te rías, que no es gracioso. No sé cómo pude confiar en ti
Y seguro que yo estaré ahí abajo y le diré : holi (xd
HAHAHA :DD síguela cuando puedas <3 la ame :3
La parte que más me hizo reír fue esta: –Tú misma me lo dijiste –Estrechó la palma abierta de su mano contra su frente y oyó como su abuelo oprimía la risa–. No te rías, que no es gracioso. No sé cómo pude confiar en ti
Y seguro que yo estaré ahí abajo y le diré : holi (xd
HAHAHA :DD síguela cuando puedas <3 la ame :3
Silvana la niña globo
Re: Summer. {One Direction y tú}
Jsjdjdjejjdid me muero!!!
Niall esta ahí???
Síguela síguela
Besos
Niall esta ahí???
Síguela síguela
Besos
Blue sky
Re: Summer. {One Direction y tú}
JAJAJAJAJAJ, me causó gracia de lo el Irlandés, no sé por qué.Silvana la niña globo escribió:Aww :3 el irlandés le robo el corazón y esta en el primer piso de la casa de su abuela xd . Que inesperado y todavía que su abuelo la dejo con la palabra en la boca xd. Yo le diría esto a mi abuelo si me comprendiera: La puta madre abuelo, la puta madre. Asdfjgjfkdkdjfjfnasdssdj
La parte que más me hizo reír fue esta: –Tú misma me lo dijiste –Estrechó la palma abierta de su mano contra su frente y oyó como su abuelo oprimía la risa–. No te rías, que no es gracioso. No sé cómo pude confiar en ti
Y seguro que yo estaré ahí abajo y le diré : holi (xd
HAHAHA :DD síguela cuando puedas <3 la ame :3
Ese abuelo interrumpidor, ay ay.
AJAJAJJAJAJAJ, Me mató el 'La puta madre'.
Me alegro de que te haya gustado el capítulo, linda!
Y yo estaré escondida y te responderé: HOLO!
Mañana la sigo :) .
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
No mueras, que después me queda el cargo de conciencia! NO NO!alep1Dforever escribió:Jsjdjdjejjdid me muero!!!
Niall esta ahí???
Síguela síguela
Besos
Nialler no está ahí, está acá conmigo, tomando una taza de chocolate caliente ya que en Argentina se viene la tormenta.
¿CELOS? Ah.
Mañana la sigo!
Muchos besos!
NotesOfLove~
Re: Summer. {One Direction y tú}
El capitulo estuvo increíble me gustó! me gustó! Nena tienes un talento nato
Siguela si?
Niall es un rompecorazones conchesumare *-* me encanta
#Cami~
Siguela si?
Niall es un rompecorazones conchesumare *-* me encanta
#Cami~
lokitah_1D
Re: Summer. {One Direction y tú}
Nueva lectora!!!
Wowww!!! Meee encantaaaaa sigueela siigueeela!!! Ashdsoandslk
lee la mia :) Si quieres obvi :) Muuua!!!
pd. siiiiiiiigueeeeeeeeeelaaaaaaaaaaaaaaaa
Wowww!!! Meee encantaaaaa sigueela siigueeela!!! Ashdsoandslk
lee la mia :) Si quieres obvi :) Muuua!!!
pd. siiiiiiiigueeeeeeeeeelaaaaaaaaaaaaaaaa
behindthewall
Re: Summer. {One Direction y tú}
Oigan chicas me siguen en Twitah ?
Esque tengo pocos seguidores :(
Como saben( o tal vez no) me gusta que me digan Marina y no Silvana xd ( mi nombre está re quetefeo (? xd
Bueno aquí esta mi Twitah :3
https://mobile.twitter.com/account
Me nombran y las sigo :DD
Esque tengo pocos seguidores :(
Como saben( o tal vez no) me gusta que me digan Marina y no Silvana xd ( mi nombre está re quetefeo (? xd
Bueno aquí esta mi Twitah :3
https://mobile.twitter.com/account
Me nombran y las sigo :DD
Silvana la niña globo
Re: Summer. {One Direction y tú}
YEII! MAÑANA LA SIGUES!! :DD
Y como sabrás te estaré acosando de nuevo( xd
Así qué lo mas pronto posible, es por tu bien xd
Y como sabrás te estaré acosando de nuevo( xd
Así qué lo mas pronto posible, es por tu bien xd
Silvana la niña globo
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