Trilogía Ojos Misteriosos #1 Fuego

Acá está la tan reclamada ficha reglamentaría QUE NO SABÍA COMO HACER. Graciaaaas.

Nombre: Fuego
Autor: Rosie Barberán
Adaptación: No
Género: Fantasía, Romance paranormal.
Advertencias: Por cinco días no voy a postear nada. DE VACACIONEEEEES!!!
Otras páginas: No entiendo. ¿?


Prólogo
Tierra del Fuego, 1810.

Habían pasado pocos meses de la revolución. La gente continuaba alterada, en búsqueda de la independencia. La Junta no serviría si aun se dependía de España. Hacía frío. Oziel estaba echado junto al mar, abrazado a una pequeña manta que lo mantenía con calor. Era tan solo un joven de 16 años, hijo de inmigrantes franceses. Sus padres creían que Oziel era un chico mágico, con poderes divinos, con fuerza celestial, por eso escogieron ese nombre para él.

Había quedado huérfano. De sus padres nada sabía, solo que habían muerto de forma muy misteriosa, de maneras que no se podían describir sin sentir escalofríos.

En lo más profundo de su ser, quería vengarse, quería que quienes le habían causado ese dolor lo sufrieran de igual o mayor forma. Oziel se caracterizaba por su serenidad, su paciencia, su dulce carácter, pero cuando se trataba de él y su familia, se volvía un ser impaciente y de temperamento fuerte.

Sus ojos verdes eran el paraíso. Todas las damas que lo veían soñaban con él, aunque era imposible entablar una relación. Ellas eran de alta sociedad, vestidas con las mejores telas, y él era tan solo, un huérfano, hijo de inmigrantes. Dulces rizos del color del petróleo enmarcaban su rostro pálido y blanquecino. Era asombroso. Su fuerza celestial se hacía presente en su aspecto de ángel. Su voz, era un susurro del viento, dulce, tibio. Quien mirara fijamente en sus ojos, estaría perdido de por vida. Aunque, algo escondían detrás.

Se perdió lentamente en un sueño alegre, recordando sus primeros años de vida, correteando por el campo con su padre mientras el sol se posaba lentamente en el horizonte, muriendo lentamente para renacer al día siguiente.

Una sombra lo asustó. Demasiado grande para ser la sombra de un humano. Empezó a sentir fuego, calor abrasador en sus espaldas y salió de su sueño, sobresaltado.

-Oziel –murmuró la sombra, con un tono de voz ronco.

-Soy yo… -tartamudeó Oziel.

-Estuve vigilándote. Estuve mirándote, sintiendo tu sed de venganza. Sé que quieres respuestas, que quieres justicia. Tan solo yo puedo darte eso.

-¿Vigilándome? ¿Mirándome? –exclamó asustado.

-Así es. Tranquilo nene, relájate. Solo vengo a ofrecerte un trato, algo de lo que nunca te arrepentirás. Tendrás todo lo que deseas. Fuerza, inmortalidad. Pero sobre todo, harás justicia.

Se produjo un silencio sepulcral. Sólo se oían las respiraciones entre cortadas de Oziel, paralizado por el miedo, sin aún voltearse para conocer a la sombra. Su corazón latía tan rápido que parecía salirse de su duro tórax. ¿Quién era esa sombra? ¿Qué habría detrás de ese trato? ¿Qué clase de justicia realizaría?

Se levantó lentamente, apoyó suavemente cada una de sus manos en el frío césped, y se paró. No sabía si dar la vuelta y enfrentar la sombra tenebrosa era mejor solución que adentrarse en el mar. Se decidió por la segunda opción. ¿Qué era el frío del mar comparado a la proposición de un extraño paranormal? Nada.

Corrió tan rápido como sus piernas le permitieron. Cuando estuvo cerca del mar, saltó. El mar, casi congelado golpeó duramente contra su pecho, dejándolo paralizado por unos segundos. Pescar un lindo resfriado o terminar congelado, eran buenas opciones.

Sacó rápidamente su cabeza al exterior para respirar, y vio la sombra caminar sobre el mar, como si el agua se convirtiera en hielo para que él, pasara. Pero el agua seguía siendo agua.

Oziel apresuró su marcha y comenzó a patear con más fuerza. Sus dedos eran escarcha, no podría seguir así por mucho tiempo, pero de todas formas, él se arriesgó.

La sombra comenzaba a arder lentamente. Llamas de un color anaranjado comenzaban a salir, brotaban como enredaderas desde la oscuridad de la sombra y se expandían por donde ésta, caminara. Era despiadado, él era malvado, no tenía alma. Era ardiente. Era el infierno.

Los latidos de Oziel se incrementaban, su sangre se drenaba rápidamente y la adrenalina comenzaba a salir a flote. Tenía miedo. Estaba asustado.

-¡Eh! ¡Muchacho! ¿Por qué huyes? –gritó en tono amistoso, la sombra materializándose, tomando forma humana.

Oziel no respondía. Estaba muy concentrado en huir, lejos de él.

-Mira, tal vez no me presenté aún. Mi nombre es Lucifer, el infierno es mi juego. Hago justicia a mi modo, me divierto un rato con quienes pecan, soy un maldito sádico y necesito tu ayuda. Mi mano derecha tuvo un accidente, no preguntes como, solo lo tuvo y no existe más. Su energía, su materia, desapareció. Él no servía más… -agregó con un movimiento de manos

Oziel se había detenido a pocos metros del Diablo. Sus pies estaban paralizados pero no solo por el frío… Esa noticia le había cambiado la vida.

-Lo que quiero ofrecerte, querido Oziel, es que te conviertas en mi mano derecha. Tienes un don natural, una fuerza divina que no puedo perderme. Tu belleza nos ayudará mucho con las mujeres. Créeme, son difíciles de atrapar pero con esos ojos, las tendremos en nuestro poder en un pestañeo. Te quiero marchando en mis líneas. Lo más rápido posible.

Lucifer se movió rápidamente, a la velocidad de la luz para enfrentarse a Oziel, quién, estupefacto, tenía los ojos abiertos de par en par, sin pestañear. Parecía que no respiraba, solo para oír con detalle lo que el Diablo le estaba ofreciendo.

-Tengo respuestas. Sé quienes asesinaron a tus padres. Dios no es el sabelotodo aquí. ¡Adivina! ¡Soy yo! –exclamó con felicidad fingida- Así que, si deseas vengarte, estar en mis líneas es lo que te conviene. Tendrás inmortalidad, fuerza sobrenatural, algún que otro don que vayas adquiriendo con el tiempo. Tendrás todo eso y mucho más. Eres fuerte, lo puedo sentir.

-¿En que consistirá mi trabajo? –murmuró Oziel, con las pocas fuerzas que poseía.

-Ya sabes. Cuando alguien fallece, estar en las puertas del cielo esperando que dicen los arcángeles, matar algún ser humano que desde el cielo no se atreven a matar, eliminar rastros de la existencia de las Criaturas Oscuras, perseguir a los Caídos y tratar de unirlos a nosotros. Hay una gran guerra que va a comenzar, y debemos estar preparados.

Oziel no tenía fuerzas para cuestionar más y murmuró: -Acepto el pacto, Lucifer, caminaré en tus filas.

El Diablo hizo aparecer una hoja y una navaja. Cortó lenta y dolorosamente, en una de las muñecas de Oziel y dejó que la sangre cayera sobre el papel.

-El trato ha sido cerrado. Desde ahora, tu alma me pertenece y debes hacer todo lo que te indico. Sin peros, sin problemas. Solo obedece y vivirás una vida estupenda.

Con un leve movimiento de manos, Lucifer desapareció y Oziel se encontró sentado junto a una estufa a leña encendida, en una cabaña de Bariloche, sin rastros del corte.


Espero sus comentarios :)

asdfghjkl me quede con cara de o.o se super mega increible!!!!!! SIGUELA PRONTO PLISS!!!

Si había algo que yo definitivamente no era, era rebelde ni problemática. Era tímida, callada y siempre buscaba aprobación. Había vivido 18 años de esa forma, pero algo en mi interior decía que no debía seguir en ese camino. Quería soltar mi cabello mientras montaba una motocicleta, quería pararme enfrente de un tren y luego correr. Necesitaba adrenalina. Algo que nunca había probado.
Estaba aburrida quizás.
Estaba cansada de hacer lo mismo.
Todos los fines de semana, era arrastrada por mi mejor amiga a los boliches de la ciudad, sin mi consenso. No creía que saliendo, mi vida fuera a cambiar pero ella insistía que encerrada leyendo tampoco iba a cambiar. Estaba muy feliz leyendo hasta el amanecer. Nunca iba a encontrar a un hombre como Nicholas Sparks o como Pablo Neruda en la vida real que cambiara mis días de forma radical. Era imposible que mi vida fuera mejor de lo que era. Estaba feliz a mi modo. Pasaba las noches con una taza de café, los lentes y los libros. Pero necesitaba adrenalina. Ni siquiera en los boliches de la ciudad la encontraba. Debía buscar más exhaustivamente.
Había llegado el fin de un año. Eran épocas de cambios. Quizás debía cambiar yo también. Todos los seres humanos cambian su forma de ser, sus actitudes, pero su esencia sigue siendo la misma. Yo necesitaba cambiar, hasta la esencia. El nuevo año traería muchos cambios, muchos.
Yo nunca fui del todo normal. Siempre había dedicado mis tardes al estudio y la lectura. Estaba convencida de que iría por el buen camino, de esa forma. Mis compañeros me odiaban. Yo era su peor pesadilla, no me querían ni a dos metros.
Estaba acostumbrada a los desprecios. No solo por mi forma de ser, sino que también por mi cuerpo. Era voluptuosa, de curvas grandes y bien definidas, pero para ellos, era gorda.
Había aprendido a vivir con eso.
Inclusive, mi cena de Año Nuevo no era como las demás. Éramos tres damas sentadas, atragantadas con pan dulce y sidra. Josefina, mi hermana mayor, y mi madre, Evangelina. Mis dos pilares. Mis hadas madrinas. Jose siempre me robaba una sonrisa, y mamá, siempre secaba mis lágrimas.
Nunca fui normal, ni iba a serlo…
Sonaron las campanas de la iglesia del barrio. Ya oficialmente, era un nuevo año. Alzamos nuestras copas en el aire y a coro murmuramos:
-Feliz año nuevo.
-Pidan un deseo, tal vez se cumpla –sugirió mi madre.
Quiero enamorarme. Quiero cambiar. Quiero sentir peligro.

Ya pasada la medianoche, Fátima apareció por mi puerta, vestida con un impecable vestido color rojo y tacones combinados. Ella era radiante, fabulosa, esplendida. Brillaba. Tenía luz propia.
Yo aún no me había vestido. Seguía en camiseta y jean, luego del brindis con mi madre y mi hermana.
-No pensarás ir así a la disco –señaló Fátima mi ropa, con su dedo índice.
-No, ya me cambio –bufé.
Cerré la puerta de casa con un fuerte golpe. Ella se quitó sus zapatos y quedó a mi altura. Estaba al borde del llanto. ¿Cómo podía ser tan perfecta? Pero había otra pregunta que golpeaba mi interior: ¿Cómo podía ser ella mi mejor amiga?

Entré a mi cuarto. El espejo reflejaba una imagen para nada agradable. Mi cabello recogido a la altura de mis hombros, salvaje. Una camiseta blanca desgastada y dos tallas mayores a la mía. Un viejo jean nevado de mi madre. Lentes en el puente de mi nariz recta. Realmente, era fea. Tenían razón ellos. Era gorda, era fea. Jamás iba a ser normal. Nunca nadie se fijaría en mi.
Pero era época de cambios.
Solté mi rizado cabello cobrizo y lo revolví con mis manos. Ese look salvaje me quedaba bien. Abrí la puerta de mi viejo ropero y empecé la búsqueda. No había mucha ropa de "salir" en él. Pronto habría que llenarlo de cosas nuevas.
Abrumada, desilusionada, corrí lentamente la cortina que dividía el cuarto de Jose del mío y me tomé el atrevimiento de asaltarle el closet. Sabía que no se enfadaría, ya que siempre trataba de convertirme en una predadora de hombres. Ella era muy Lydia Benett y yo era muy Mary Benett. Éramos polos opuestos. Josefina había presentado –formalmente- algo así como, siete novios, pero no sabíamos cuantas aventuras de una noche pudo haber tenido. ¿Se terminaría fugando con un rubio caza-fortunas?
Aparté las imágenes de Lydia, Wickham y Mary de cabeza y empecé a hurgar en su closet hasta que encontré lo que quería.
Una falda de seda negra que cubría hasta arriba de mis rodillas y una camisa color lila sin mangas que llegaba hasta mis caderas. Me desconocía. Estaba condenadamente sexy. Me quedé -segundos, minutos, ¿horas?- contemplando mi imagen, en el espejo que colgaba sutilmente de una de las paredes de la habitación. Desperté del trance cuando sentí la cortina moverse a mi derecha.
-¡Por fin! –gritó Josefina- ¡Por fin te vistes de mujer! –bromeó.
No pude evitar sonreír levemente.
-A todas nos llega la hora… -murmuré, aún incrédula.
-Te faltan zapatos. No querrás ir descalza.
Entró lentamente a su habitación y abrió otro compartimiento del closet.
-¿Cuáles te gustan? –preguntó señalando su ejército de zapatos.
¡Eran tantos! ¡Y tan altos! ¿Cómo se suponía que iba a caminar con ellos?
-Los negros… -atiné a decir.
-Los negros serán entonces. Buena elección. –palmeó mi hombro ahora descubierto y sonrió- Por fin eres mi pequeña perra. Siempre quise una hermana para prestarle mi ropa y contarle secretos, pero tú, ¡lo has hecho casi imposible! –carcajeó
-Lo siento.
Realmente me sentía mal. No había cumplido las expectativas de mi hermana. Pero había cumplido las mías.
¿Había cumplido mis expectativas o solo quería creer que lo había hecho?
Josefina me abrazó fuertemente y susurró a mi oído:
-No tienes que disculparte. Eres mi hermanita y te amo tal cual eres. Vamos a pintarte un poco –apretó mis mejillas con sus manos- ¡Eres tan pálida! Si no estuvieras hablando conmigo, creería que estas muerta.
Sonreí por compromiso. No quería maquillarme. Me negaba rotundamente a parecer una chica de plástico.

Veinte minutos después estaba en el comedor, parada al lado de Fátima, sin sentirme fea ni inferior. Después de todo, mostrar mis piernas y tener un poco de brillo labial, me hacía sentir mejor.
-Hoy iremos al Black Bird's Disco. Nunca fuimos, tenemos que cambiar el ambiente y de gente que nos rodea.
-¿Black Bird's? ¿No es ahí donde siempre hay peleas a la salida? –susurré tan bajo para que mi madre no lo escuchara.
-Eso no nos importa. No vamos a involucrarnos en ninguna pelea callejera. Somos damas –me pegó suavemente con su codo- Además Caterina, Jazmín y Perla estarán ahí. Seremos más que dos.
Sentí la felicidad en su tono de voz. Iba a ser una noche para no olvidar jamás.
-¿Te sumas o no? –le preguntó a mi hermana que lucía triste, apoyada contra la pared.
-¿Eso es una invitación? –sonrió lentamente
-¡Pues, claro! –contestó efusivamente Fátima.

***

La noche estaba deliciosa, cálida y estrellada. Perfecta. Fátima caminaba por delante abriendo camino. El Black Bird's estaba situado en un punto muy oscuro de la ciudad. Los comentarios de ese lugar nunca eran buenos. Estaba a un paso de comenzar el cambio. Adrenalina.
Josefina comenzó a adelantarse también, dejándome sola en la oscuridad. Los pies me dolían y no sabía como caminar bien con los tacones. Ser femenina era una cuestión de práctica. Pero, yo nunca había practicado.
-¡Vamos! ¡Camina más rápido! –gritó Fátima.
Ojalá pudiera.
Apresuré el paso, tratando de alcanzarlas, pero fallé en el intento. Tropecé con una piedra, pero no caí. Dos brazos fuertes y musculosos me sostuvieron por detrás.
El corazón me dio un vuelco. ¿Quién me estaba sosteniendo? ¿Por qué lo hacía? ¿Cuánto tiempo había estado detrás mío?
-Ten más cuidado por donde caminas –susurró una voz apagada y dulce en mi oído.
Mi respiración se entrecortaba.
-No deberías caminar sola por estas calles. Está llena de dementes. Apresúrate y vuelve con tus amigas. No menciones nada acerca de mí.
-¿Por qué no debo hacerlo? –me animé a preguntar, desafiante y altanera.
-No lo menciones. Yo no soy como los demás. Te salvé de un fuerte raspón en esas hermosas rodillas. Creo que merezco un agradecimiento.
-Gracias –bufé enfadada. Su cercanía me molestaba, pero a la vez, su aliento mentolado, me agradaba.
-Pues, ahora vete. Nos vemos ahí dentro. Disfruta mientras puedas –agregó con tono macabro.
Sus brazos me soltaron. Sentí como mi camisa se liberaba de su agarre y su cuerpo se despegaba suavemente del mío. Una parte de mi mente quería que ese desconocido, de aliento mentolado y voz extraña, siguiera sosteniéndome. La parte restante, exigía -quemando gomas y alzando carteles- su liberación.
Suavemente, recorrí con mi vista el camino que antes había transitado. Quería ver el rostro del extraño, pero solo vi su sombra alejarse en la inmensidad de la noche. Él también se volteó y lanzó una sonrisa espeluznante. Había algo malo en él. Pero eso me atraía.
Observé un rato más, hasta que visualicé su cuerpo desaparecer en un callejón dos cuadras abajo. Con desesperación, empecé a correr hasta alcanzar a Josefina y Fátima.
Corría. Corría. Corría.
No podía más. Estaba exhausta. No veía a ninguna de ellas por ningún lado. Caminé hasta llegar a la esquina de esa cuadra.
Miré para la derecha.
Nada.
Miré para la izquierda.
Luces de neón brillaban intensamente y autos se aparcaban rápidamente en las calles.
Me sentía como sapo de otro pozo.
Yo no pertenecía a esta clase de gente. No. Ellos fumaban, como si su vida dependiera de ello. Ellos bebían como si no hubiera un mañana. Así no era yo.
Busqué desesperadamente con la vista a mi hermana o a mi amiga. Fue a la primera a la cual encontré. Apoyada contra la pared de ladrillos, presa de dos brazos. Ella tenía una sonrisa torpe en su rostro. Fátima aguardaba en la cola, desanimada.
Corrí rápidamente hasta el final de la cola y toqué suavemente el hombro de mi amiga.
-¡Ahí estás! ¿Dónde te habías metido? –arqueó una ceja en señal de desaprobación.
No menciones nada acerca de mí. No menciones nada acerca de mí.
Las palabras del chico de aliento dulce sonaban en mi cabeza.
No menciones nada acerca de mí.
-Sólo me tropecé. Me senté en la orilla de la calle a acomodar mis zapatos. Y cuando me incorporé, ustedes no estaban más allí.
-¡Te conviene que sea cierto! –gruñó
Me acomodé a su lado y esperamos. La cola avanzaba rápidamente y en pocos minutos estábamos dentro del Black Bird’s, con la música sonando fuertemente, golpeando.
No había rastros de mi hermana, seguía afuera seguramente. Ese era su estilo. Fátima y yo entramos y empezamos a movernos como lo hacíamos siempre. Ese era nuestro estilo.
La música electrónica sonaba fuertemente y las luces no dejaban de brillar. Esta iba a ser una buena noche.

Asombrosa!!!!! algo me dice quien es ese chico, pero prefiero averiguarlo con mas capitulos, una de sus amigas se llama igual que yo!!! (Perla) sigue pronto!!!

Wiiii, tengo una lectora más xD jajaja tengo 2 en mi blog y con vos, son 3 :D

siiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!! y la leere TODA ya veras que no te podras desaser de mi jajajaja ok no .__.

jajajajaja amo las lectoras/fans bien psicópatas, soy de esas xD

Patu {#} escribió:

La administración de OnlyWns te informa que tu novela carece de la FICHA REGLAMENTARIA especificada en las Reglas
Te pedimos que a coloques en un plazo de 48 horas, de lo contrario, tu novela será borrada del foro.

Ya está, loco, no sabía como hacerla!

psychfantasy escribió:jajajajaja amo las lectoras/fans bien psicópatas, soy de esas xD

jajajaja me enorgullece ser una de esas!!! jajaja espero no llegue a artarte :D