[Resuelto]Suavisar Movimiento Nick & Tu Terminada.

Chicas voy a demorar en subir por el echo de que me compu anda muy mal!!!

muchs besos y sean pacientes ue cuando lo aregle bendre con una gran maraton.. muchos besos!!! y nos estamos lellendo..

OOOOOOOOOKIIIISSSS

seguilaa :misery: ...bueno besos!!

:ilusion:

Oooooooookiiiiiissss

Holixxxxx porfin ahora siiiii!!!!!!

el echo es que ahora si tengo computadora y ahora si podre suvir...

sino lo ago por la noche lo are mañana ya que mi hermana esta actualisandola compu..

bueno muchos besos y nos estamos lellendo.....

:ilusion:

Capítulo 10
Nick se apretó la punta de la nariz, muy consciente de su desnudez. Lo cual no era algo que lo molestara en circunstancias normales, pero el strip-tease anterior le había dado una perspectiva nueva. Y ahora ella estaba sentada en el borde de la cama cubierta con la manta del sofá y mirándolo con atención.

—¿Puedo tocarte? —le preguntó.

—Ah, sí —sonrió él. ¿Pensaba acaso que le diría que no?
La mujer vio la sonrisa.

—Sé que es una pregunta estúpida. Pero tú eres tan educado que no quería...

—Educado solo hasta cierto punto —la besó en la boca—. Por favor, ¿puedo tocarte?

____(tn) apartó la vista.

—Ya lo has hecho.

Sacó la mano por debajo de la manta y subió los dedos por la pierna de él.

Su pequeña caricia logró grandes resultados. A Nick se le pusieron los pelos de punta y su erección se hizo más potente. Incómoda. Cerró los ojos e intentó centrarse en algo remoto como la liga de béisbol, pero le fue imposible. La mano de ____(tn) rozó su abdomen, un dedo entró en su ombligo y luego bajó, siguiendo la línea de pelo que llevaba a...
La mano femenina se cerró en torno a su sexo. Apretó los dientes, pidiendo compasión. No podía soportarlo.
La mujer lo soltó.

—¿Nick?

Abrió los ojos y la miró sentada en el borde de la cama, con las piernas bajo el cuerpo. La manta se había abierto para mostrar sus pechos y los pezones rosados que tan bien sabían. Levantó las pestañas negras y lo miró a los ojos.

—¿Debería...? —se mordió el labio inferior; tendió la mano y pasó el pulgar por la punta del pene de él—. Ya sabes... ¿el preservativo?
Lo tenía Nick en la mano, olvidado.

—Sí, claro —abrió los dedos—. Creo que será mejor que lo haga yo.

—De acuerdo.

El hombre se sentó en la cama y ella lo abrazó por detrás. Le lamió el hombro, lo besó detrás de la oreja. Nick trataba de ponérselo. Era como si volviera a ser virgen... y la impaciencia le hiciera perder el control. Eso lo confundió hasta que comprendió la razón. Estar con ____(tn) significaba tanto para él que era como revivir de nuevo la primera vez.
Era la mujer que llevaba buscando toda su vida.

—Cariño —gimió, volviéndose hacia ella.

—¿Nick?

—Sí —la besó y el cuerpo de ella, cálido y relajado, se apretó contra el suyo.

—Mmmm —la joven suspiró de satisfacción—. ¡Qué bien!

Aunque sus ojos bailaban a la luz de la lámpara pequeña que había encendido él, su expresión era un poco confusa. No comprendía hasta qué punto la conocía, lo profundamente que estaban enraizados sus deseos. Pero no tardaría en descubrirlo.
Le besó y mordisqueó los pechos, deseando dar tanto placer como recibía. ____(tn) se estremeció bajo él y se abrazó a sus hombros moviendo las caderas sin descanso. Nick colocó las manos detrás de las rodillas de ella y le abrió las piernas, instalándose entre ellas con tal sensación de seguridad que aquel instante entró en su corazón para quedarse allí de un modo estable y duradero.

Acarició su pubis con un dedo y luego con dos. Un rocío cálido le empapó los dedos. Ella gimió y se movió contra su mano, con la cabeza echada hacia atrás sobre la almohada.
El hombre buscó sus ojos.

—Mírame, ____(tn), cariño.

La joven obedeció. Separó los labios, pero no habló.
No importaba. Él lo sabía. Había encontrado lo que buscaba.
Era suya y él de ella. Aunque había engaños entre ellos, de eso no le cabía ninguna duda. La quería y la querría siempre. Y esa era la clave.
Ninguna otra.
La penetró despacio hasta fundirse con ella. Su cuerpo era increíble... suave, apretado, envolviéndolo en terciopelo cálido. Entrelazó sus dedos con los de ella y le cubrió el rostro de besos. ____(tn) abrazó la cintura de él con sus piernas para recibirlo más en su interior.

—No puedo contenerme —murmuró él, apretando la cara contra su garganta.

—No lo hagas —frotó su vientre contra él y el movimiento de sus caderas lo incitó a penetrarla más y más, hasta rozar el centro mismo de ella. Llegó al orgasmo con un grito y ella lo acunó en sus brazos.

Descansó un momento sobre ella, envuelto en una ola de triunfo masculino. Poco a poco, el sonido de la respiración jadeante de ____(tn) penetró en su consciencia. Se movió un poco en su interior y ella se mordió el labio inferior. Le acarició el cuerpo y la piel sedosa tembló bajo su mano.

—Estás a punto —dijo, levantándole el muslo para abrirla a su contacto.
La mujer dio un respingo y se tapó los ojos con el brazo.

—Duele.

—Pero es un dolor maravilloso —la acarició con fuerza y ella llegó al climax
soltando un grito de sorpresa que salió de sus labios como un pájaro salvaje al que se dejara en libertad. La abrazó con todo su cuerpo, besándole la boca, el cuello y los pechos hasta que quedó relajada y satisfecha. Entonces echó la manta suave de lana sobre ellos y se quedaron dormidos abrazados.

Nick se despertó sobresaltado y la vio de pie al lado de la ventana, moviendo una foto enmarcada hacia la luz.

—¿Qué haces? —preguntó con suavidad.
____(tn) se sobresaltó y apretó la foto sobre su camisón.

—Tengo que irme.

—Todavía no.

—Mi padre —se encogió de hombros— puede notar mi falta.

El hombre le tendió un brazo.

—Ven aquí.

—Estaba mirando tus trofeos —confesó ella. Había tres estantes llenos de ellos, una muestra a su fortaleza atlética en el campo de la natación y el baloncesto. Eran reliquias de sus días de estudiante—. Y esta foto —siguió ella. ¿Tus padres?

—Déjame ver.
Se acercó y le mostró una foto enmarcada en plata.

—Sí, mis padres —dijo él. Le acarició el muslo, recordando cómo le había abierto las piernas y cómo encontrar su lugar entre ellas había sido más exultante que ganar ningún trofeo.
A _____(tn) se le puso piel de gallina.

—Tu madre es guapísima.

—Creo que sí —no era el momento de hablar de su madre.

—Pero tu padre...
NIck soltó una risita.

—No es ningún tesoro, ¿eh? Por lo menos físicamente.

—Es bajo y... un poco raro. Me parece que tu aspecto no te viene de los Jonas.

—Sí, bueno, mamá siempre dice que no se casó con él por sus genes, pero la verdad es que no creo que a ella le importara nada su aspecto. Ya sabes cómo es eso. Cuando conoces a alguien y te acostumbras a su rostro, adquiere un carácter propio. Una personalidad rara puede hacer que el rostro más hermoso parezca feo.
____(tn) se sentó en la cama.

—Me gusta esa actitud —dejó la foto en la mesilla y le sonrió, con el pelo moreno cayéndole por la cara.
Era muy hermosa.
Tanto que NIck sintió que el corazón se le partía en dos. Ella tenía una mitad, y solo cuando estuvieran juntos de verdad, volvería a sentirse completo.

Maldición. ¿Qué diablos le pasaba para pensar en términos tan cursis?
Intentó tragar el nudo que tenía en la garganta, pero no le fue posible.
_____(tn) pasó un dedo por uno de sus ojos.

—Húmedo —susurró.

Se inclinó a besarle los párpados. Él echó la cabeza hacia atrás para ofrecerle la boca y ella se la besó.

—Quiero saberlo todo sobre ti —dijo, cuando sus labios se separaron—.

Estaba tumbada encima de él, pecho contra pecho, vientre contra vientre, envolviéndolo en su calor femenino.

—Yo pensaba que ya lo sabías —hizo una mueca—. Por los chismes.

—No —se incorporó un poco—. No me refiero al rompecorazones que ve todo el mundo. Quiero conocer al auténtico tú.
Nick le subió el camisón hasta la cintura y acarició suavemente los músculos de sus nalgas.

—¿Y si no hay nada más?

—Sí lo hay —se movió contra sus muslos y él sintió que su pene se
endurecía—. Di me cómo aprendiste a nadar. Quiero saber cuál fue tu primer beso, cómo se llamaba tu perro, cuál era tu disfraz de Halloween favorito, con qué soñabas en esta misma cama.

—Puedo contarte que una vez en quinto curso tuve que recitar algo delante de toda la clase y llevaba la camisa del revés —dijo él, preguntándose si ella le correspondería con el secreto que ya había adivinado. ¿Hasta qué punto confiaba en él?
Los ojos de ella se nublaron.

—De acuerdo.
Nick la abrazó. Le lamió un pezón.

—No temas, tenemos mucho tiempo para contarnos cosas.
La mujer se puso tensa.

—¿Estás seguro?
El hombre levantó la cabeza.

—¿Por qué no?

—Por nada —lo abrazó con tanta fuerza que él sintió los pequeños temblores que recorrieron su cuerpo cuando le separó las piernas.

—Por nada.
_____(tn) entró por la puerta de la cocina al amanecer, y se encontró con el almirante sentado a la mesa con una camiseta blanca sin mangas, pantalón de pijama y los pies descalzos.

—Buenos días —dijo el hombre.
La joven cruzó una pierna delante de la otra.

—Buenos días.
El almirante se lanzó hacia adelante a toda máquina.

—Dime una cosa. ¿Ese joven tiene agallas para convertirte en una mujer honesta?
_____(tn) tragó saliva.

—Ya soy una mujer honesta, papá.
Solo había habido dos veces en su vida en las que no lo fuera. A los veintiún años, cuando se dio la vuelta como un calcetín en nombre de la belleza y la popularidad. Y hacía poco por Nick. Pero no con Nick. Todos sus momentos con él habían sido honestos y auténticos.
Enderezó los hombros y levantó la barbilla. Después de todo, era la hija de un almirante. Y esa vez no se iba a dejar amilanar.
El señor Bell hizo una mueca. Se levantó de la mesa y se acercó a ella.
—Espero que te cases con él.

A ____(tn) le latía con fuerza el corazón, pero no retrocedió.

—¿Por qué?
El almirante lanzó un bufido.

—Porque ese pobre hombre está tan loco por ti como un marinero recién casado —se volvió a servirse una taza de café de la cafetera.
____(tn) lo miró atónita.

—Y además tenemos que pensar en mis nietos —un brillo acerado iluminó los ojos azules del almirante—. Es crucial educarlos como es debido —tomó aliento como para lanzarse a un discurso, pero la joven no le dio ocasión de empezar.

Le lanzó un puñetazo al estómago.
El hombre retrocedió un paso, sobresaltado pero no herido. Parpadeó. Echó la cabeza hacia atrás.

—Vamos, prueba otra vez.
____(tn) se echó el pelo hacia atrás y golpeó de nuevo. De niña había habido poco contacto físico entre ellos, pero él a veces contraía el estómago, afirmaba ser el militar más duro de la marina y la retaba a que lo golpeara con fuerza. En ocasiones, los golpes estaban guiados más por el resentimiento que por el juego. Golpeó con suavidad, y cuando el contacto dio paso a un abrazo duro pero reconfortante, pensó que quizá él lo había sabido siempre.
Varios años antes, Allie y Fred Spangler habían construido una casa nueva en la zona conocida como «el club de campo». No había ningún club, solo un campo de golf de nueve hoyos abierto al público y bordeado por el arroyo Laretta. La casa, un edificio de dos pisos estilo Casa de la Pradera diseñado por Nick, daba hacia el grupo de apreses situado cerca del octavo hoyo.
A pesar de su carencia de habilidades domésticas, a Allie le gustaba jugar a señora de la casa. Aunque fue Fred el que invitó a Nicka cenar en el último momento y a ella no le gustó, Nicklos oyó discutir en la cocina, se tomó la molestia de sacar la comida de varios recipientes de restaurante, calentarla en el microondas y colocarla en platos, aunque de plástico. Comieron fuera en el porche, bajo una sombrilla que el viento movía y hacía crujir.
Nicktenía una compañera. Lucy Spangler, de cuatro años, se pasó toda la cena sentada en su regazo con un bañador algo húmedo, así que él le hacía cosquillas en las rodillas y la ayudaba a comer su plato infantil preparado de pescado con frutos secos. Cuando Fred intentó llevársela, lloró y se debatió hasta que Allie la sobornó con una muñeca Pocahontas.

—Vaya, otra conquista —dijo, observando a Nicklimpiarse el regazo con una servilleta de papel.

—Es una preciosidad.
Fred volvió a salir.

—Lucy está enamorada. Quiere saber si te casarás con ella.

—¡Pobrecita! —Allie puso los ojos en blanco—. A Nickse le dan bien los compromisos. Donde falla es en la fase siguiente.

—Sigues enfadada conmigo —dijo él, sorprendido.
Allie siempre había sido su camarada, casi como una hermana, aunque era cierto que los dos habían compartido su primer beso. Pero eso fue justo antes de que atacara la pubertad y él descubriera la atracción de las chicas de séptimo con su pelo largo brillante y sus pechos en formación.

—No estoy enfadada. Laurel se merecía lo que le pasó.

—No —repuso Nick—. No se lo merecía.

—¿Has aclarado ya ese lío? —preguntó Fred, dejándose caer en su silla.

—No sé si ya tiene importancia —dijo Nick, mirando a Allie con el rabillo del ojo—. Puedo cargar con la culpa. Solo quiero que la gente que importa entienda que no era mi intención hacer que Laurel sufriera esa humillación pública —vaciló—. ¿Allie?

—Yo nunca te he culpado —repuso ella con calor; tenía los ojos clavados en el borde de la mesa—. Siempre te he defendido. Incluso cuando no había noticias tuyas. ¡Ni una palabra!
Nicksuspiró.

—Lo siento. Durante mucho tiempo solo me preocupaba el estado de Adam. Intentaba no pensar... —se interrumpió, movió la cabeza. Las manipulaciones retorcidas de Laurel le habían enseñado una lección. Hasta entonces, su vida había sido un campo de rosas.

—Todo eso es agua pasada —dijo—. Gracias por tu amistad, Allie.
La mujer se movió en su silla.

—De nada.
Fred sonrió con timidez.

—Pues hay muchos chismes sobre ti y una mujer.
Nickmiró un arce joven que había a su derecha.

—No me digas.
Fred se rascó sus rizos rubios.

—Todavía no lo comprendo.
Nickvio con el rabillo del ojo que Allie apartaba la cabeza.

—____(tn) ­­­­______(ta) —musitó su marido, perplejo.

—Bueno, ¿la has visto últimamente? —preguntó la mujer—. Fred, a veces puedes ser muy duro de mollera.

—¿Eh?
Allie levantó las manos con exasperación.
Nickfrunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—¿Tú también? —se burló ella—. Vamos, Nick, con toda tu experiencia con el sexo contrario, ¿aún no sabes cuándo están jugando contigo?

—____(tn) no es ese tipo de mujer.

—Oh, sí lo es. Laurel le está dando clases. ¿No lo sabías?
Nicksintió un vacío en el estómago.

—Allie —dijo con voz espesa—. Habla con franqueza. ¿Qué estás insinuando?
La mujer se ruborizó.

—Bueno, ah... el cambio de imagen. ¿No has notado una transformación en su aspecto?
Nickmovió una mano en el aire. El maquillaje y la ropa no significaban nada para él. Lo único que había notado era que las gafas aparecían y desaparecían, pero opinaba que daban a ____(tn) aspecto de empollona sexy. Incluso había empezado a hacer una lista mental de los distintos modos de empañarlas.

—Yo sí lo he notado —dio Fred.
Allie se encogió de hombros.

—Pues eso.
Nick apretó la mandíbula.

—¿Pero qué pinta Laurel?
Siguió un silencio tenso.
Allie arrugó la cara.

—Solo quería decir que Laurel la ayudó con la transformación —carraspeó—. Todas ayudamos.

—¿Todas?

—Ya sabes. Julia, Faith, Gwen, yo...

—Se reúnen todos los miércoles en Scarborough Faire y se llaman a sí mismas las Corazones Rotos —le informó Fred—. ¿No te parece divertido?
Nickse pasó una mano por el rostro. ¿Qué pensaría ____(tn) de él? ¿Y por qué se había entregado a sus garras?

—Rompecorazones tiene un club de fans...

—Fred, cállate —dijo Nick.

—Como quieras —dijo su amigo.

—Perdona.
Fred se encogió de hombros.

—No es culpa tuya.
Allie estaba pálida.

—Solo es una broma.

—¿Y la participación de Laurel? —dijo Nick, poniéndose en pie—. ¿Crees que para ella es una broma?
Allie no contestó. Miraba a su marido con curiosidad. Era la primera vez que se daba cuenta de que quizá no aceptaba muy bien la fijación de ella con las Corazones Rotos.
Nickjuró en silencio. Estaba claro que había problemas entre Fred y Allie y no sabía si su regreso había influido en ello. ¿Era posible que ella tuviera ilusiones románticas con él después de tantos años?
¿Podía haber tenido algo que ver con la confusión sobre la carta que había provocado la humillación pública de Laurel Barnard?
Fuera como fuese, estaba claro que había fricciones entre sus amigos, pero él no podía hacer nada por resolverlas. Tendrían que hacerlo ellos solos. Les dio las gracias y se despidió, apretando el hombro de Fred al pasar.
Durante el camino de regreso pensó en ____(tn) . Recordó el escenario que les habían montado las mujeres en el jardín. Hasta entonces no había comprendido su significado; era solo una de esas cosas raras que hacían las mujeres en nombre del amor. Normalmente solía prestar atención a los detalles. Pero en la noche en cuestión, se sentía ya cautivado por ____(tn) y ella por él. Y hubiera jurado sobre un montón de Biblias que había sido así desde la primera vez que se miraron a los ojos.
No necesitaron impulsos externos para enamorarse.
¿Pero por qué se había mezclado Laurel? Había jurado que lo despreciaba.
¿Tendría que revelar todas las feas verdades que estaba ocultando?
Apretó el acelerador. Tenía un mal presentimiento con aquello.

___________________________________________________

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!!!
ES QUE YA DESCUBRIO QUE ES _____ LA DE SU INFANCIAAA!!!???.. Y POR ESO EL DIJO ESO????... Y AAAAIII ESTA ALLIE YA METIO LAPATA!!!... QUIERE AYUDARLO O LO QUIERE PERJUDICAR!!????

Capítulo 10
Nick se apretó la punta de la nariz, muy consciente de su desnudez. Lo cual no era algo que lo molestara en circunstancias normales, pero el strip-tease anterior le había dado una perspectiva nueva. Y ahora ella estaba sentada en el borde de la cama cubierta con la manta del sofá y mirándolo con atención.
—¿Puedo tocarte? —le preguntó.
—Ah, sí —sonrió él. ¿Pensaba acaso que le diría que no?
La mujer vio la sonrisa.
—Sé que es una pregunta estúpida. Pero tú eres tan educado que no quería...
—Educado solo hasta cierto punto —la besó en la boca—. Por favor, ¿puedo tocarte?
Cathy apartó la vista.
—Ya lo has hecho.
Sacó la mano por debajo de la manta y subió los dedos por la pierna de él. Su pequeña caricia logró grandes resultados. A Nick se le pusieron los pelos de punta y su erección se hizo más potente. Incómoda. Cerró los ojos e intentó centrarse en algo remoto como la liga de béisbol, pero le fue imposible. La mano de Cathy rozó su abdomen, un dedo entró en su ombligo y luego bajó, siguiendo la línea de pelo que llevaba a...
La mano femenina se cerró en torno a su sexo. Apretó los dientes, pidiendo compasión. No podía soportarlo.
La mujer lo soltó.
—¿Nick?
Abrió los ojos y la miró sentada en el borde de la cama, con las piernas bajo el cuerpo. La manta se había abierto para mostrar sus pechos y los pezones rosados que tan bien sabían. Levantó las pestañas negras y lo miró a los ojos.
—¿Debería...? —se mordió el labio inferior; tendió la mano y pasó el pulgar por la punta del pene de él—. Ya sabes... ¿el preservativo?
Lo tenía Nick en la mano, olvidado.
—Sí, claro —abrió los dedos—. Creo que será mejor que lo haga yo.
—De acuerdo.
El hombre se sentó en la cama y ella lo abrazó por detrás. Le lamió el hombro, lo besó detrás de la oreja. Nick trataba de ponérselo. Era como si volviera a ser virgen... y la impaciencia le hiciera perder el control. Eso lo confundió hasta que comprendió la razón. Estar con _____(tn) significaba tanto para él que era como revivir de nuevo la primera vez.
Era la mujer que llevaba buscando toda su vida.
—Cariño —gimió, volviéndose hacia ella.
—¿Nick?
—Sí —la besó y el cuerpo de ella, cálido y relajado, se apretó contra el suyo.
—Mmmm —la joven suspiró de satisfacción—. ¡Qué bien!
Aunque sus ojos bailaban a la luz de la lámpara pequeña que había encendido él, su expresión era un poco confusa. No comprendía hasta qué punto la conocía, lo profundamente que estaban enraizados sus deseos. Pero no tardaría en descubrirlo.
Le besó y mordisqueó los pechos, deseando dar tanto placer como recibía. _____(tn) se estremeció bajo él y se abrazó a sus hombros moviendo las caderas sin descanso. Nick colocó las manos detrás de las rodillas de ella y le abrió las piernas, instalándose entre ellas con tal sensación de seguridad que aquel instante entró en su corazón para quedarse allí de un modo estable y duradero.
Acarició su pubis con un dedo y luego con dos. Un rocío cálido le empapó los dedos. Ella gimió y se movió contra su mano, con la cabeza echada hacia atrás sobre la almohada.
El hombre buscó sus ojos.
—Mírame, ____(tn), cariño.
La joven obedeció. Separó los labios, pero no habló.
No importaba. Él lo sabía. Había encontrado lo que buscaba.
Era suya y él de ella. Aunque había engaños entre ellos, de eso no le cabía ninguna duda. La quería y la querría siempre. Y esa era la clave.
Ninguna otra.
La penetró despacio hasta fundirse con ella. Su cuerpo era increíble... suave, apretado, envolviéndolo en terciopelo cálido. Entrelazó sus dedos con los de ella y le cubrió el rostro de besos. _____(tn) abrazó la cintura de él con sus piernas para recibirlo más en su interior.
—No puedo contenerme —murmuró él, apretando la cara contra su garganta.
—No lo hagas —frotó su vientre contra él y el movimiento de sus caderas lo incitó a penetrarla más y más, hasta rozar el centro mismo de ella. Llegó al orgasmo con un grito y ella lo acunó en sus brazos.
Descansó un momento sobre ella, envuelto en una ola de triunfo masculino. Poco a poco, el sonido de la respiración jadeante de ____(tn) penetró en su consciencia. Se movió un poco en su interior y ella se mordió el labio inferior. Le acarició el cuerpo y la piel sedosa tembló bajo su mano.
—Estás a punto —dijo, levantándole el muslo para abrirla a su contacto.
La mujer dio un respingo y se tapó los ojos con el brazo.
—Duele.
—Pero es un dolor maravilloso —la acarició con fuerza y ella llegó al climax soltando un grito de sorpresa que salió de sus labios como un pájaro salvaje al que se dejara en libertad. La abrazó con todo su cuerpo, besándole la boca, el cuello y los pechos hasta que quedó relajada y satisfecha. Entonces echó la manta suave de lana sobre ellos y se quedaron dormidos abrazados.
Nick se despertó sobresaltado y la vio de pie al lado de la ventana, moviendo una foto enmarcada hacia la luz.
—¿Qué haces? —preguntó con suavidad.
____(tn) se sobresaltó y apretó la foto sobre su camisón.
—Tengo que irme.
—Todavía no.
—Mi padre —se encogió de hombros— puede notar mi falta.
El hombre le tendió un brazo.
—Ven aquí.
—Estaba mirando tus trofeos —confesó ella. Había tres estantes llenos de ellos, una muestra a su fortaleza atlética en el campo de la natación y el baloncesto. Eran reliquias de sus días de estudiante—. Y esta foto —siguió ella. ¿Tus padres?
—Déjame ver.
Se acercó y le mostró una foto enmarcada en plata.
—Sí, mis padres —dijo él. Le acarició el muslo, recordando cómo le había abierto las piernas y cómo encontrar su lugar entre ellas había sido más exultante que ganar ningún trofeo.
A _____(tn) se le puso piel de gallina.
—Tu madre es guapísima.
—Creo que sí —no era el momento de hablar de su madre.
—Pero tu padre...
Nick soltó una risita.
—No es ningún tesoro, ¿eh? Por lo menos físicamente.
—Es bajo y... un poco raro. Me parece que tu aspecto no te viene de los Jonas.
—Sí, bueno, mamá siempre dice que no se casó con él por sus genes, pero la verdad es que no creo que a ella le importara nada su aspecto. Ya sabes cómo es eso. Cuando conoces a alguien y te acostumbras a su rostro, adquiere un carácter propio. Una personalidad rara puede hacer que el rostro más hermoso parezca feo.
_____(tn) se sentó en la cama.
—Me gusta esa actitud —dejó la foto en la mesilla y le sonrió, con el pelo moreno cayéndole por la cara.
Era muy hermosa.
Tanto que Nick sintió que el corazón se le partía en dos. Ella tenía una mitad, y solo cuando estuvieran juntos de verdad, volvería a sentirse completo.
Maldición. ¿Qué diablos le pasaba para pensar en términos tan cursis?
Intentó tragar el nudo que tenía en la garganta, pero no le fue posible.
____(tn) pasó un dedo por uno de sus ojos.
—Húmedo —susurró.
Se inclinó a besarle los párpados. Él echó la cabeza hacia atrás para ofrecerle la boca y ella se la besó.
—Quiero saberlo todo sobre ti —dijo, cuando sus labios se separaron—. Estaba tumbada encima de él, pecho contra pecho, vientre contra vientre, envolviéndolo en su calor femenino.
—Yo pensaba que ya lo sabías —hizo una mueca—. Por los chismes.
—No —se incorporó un poco—. No me refiero al rompecorazones que ve todo el mundo. Quiero conocer al auténtico tú.
Nick le subió el camisón hasta la cintura y acarició suavemente los músculos de sus nalgas.
—¿Y si no hay nada más?
—Sí lo hay —se movió contra sus muslos y él sintió que su pene se endurecía—. Di me cómo aprendiste a nadar. Quiero saber cuál fue tu primer beso, cómo se llamaba tu perro, cuál era tu disfraz de Halloween favorito, con qué soñabas en esta misma cama.
—Puedo contarte que una vez en quinto curso tuve que recitar algo delante de toda la clase y llevaba la camisa del revés —dijo él, preguntándose si ella le correspondería con el secreto que ya había adivinado. ¿Hasta qué punto confiaba en él?
Los ojos de ella se nublaron.
—De acuerdo.
Nick la abrazó. Le lamió un pezón.
—No temas, tenemos mucho tiempo para contarnos cosas.
La mujer se puso tensa.
—¿Estás seguro?
El hombre levantó la cabeza.
—¿Por qué no?
—Por nada —lo abrazó con tanta fuerza que él sintió los pequeños temblores que recorrieron su cuerpo cuando le separó las piernas.
—Por nada.
____(tn) entró por la puerta de la cocina al amanecer, y se encontró con el almirante sentado a la mesa con una camiseta blanca sin mangas, pantalón de pijama y los pies descalzos.
—Buenos días —dijo el hombre.
La joven cruzó una pierna delante de la otra.
—Buenos días.
El almirante se lanzó hacia adelante a toda máquina.
—Dime una cosa. ¿Ese joven tiene agallas para convertirte en una mujer honesta?
_____(tn) tragó saliva.
—Ya soy una mujer honesta, papá.
Solo había habido dos veces en su vida en las que no lo fuera. A los veintiún años, cuando se dio la vuelta como un calcetín en nombre de la belleza y la popularidad. Y hacía poco por Nick. Pero no con Nick. Todos sus momentos con él habían sido honestos y auténticos.
Enderezó los hombros y levantó la barbilla. Después de todo, era la hija de un almirante. Y esa vez no se iba a dejar amilanar.
El señor Bell hizo una mueca. Se levantó de la mesa y se acercó a ella.
—Espero que te cases con él.
A ­­_____(tn) le latía con fuerza el corazón, pero no retrocedió.
—¿Por qué?
El almirante lanzó un bufido.
—Porque ese pobre hombre está tan loco por ti como un marinero recién casado —se volvió a servirse una taza de café de la cafetera.
_____(tn) lo miró atónita.
—Y además tenemos que pensar en mis nietos —un brillo acerado iluminó los ojos azules del almirante—. Es crucial educarlos como es debido —tomó aliento como para lanzarse a un discurso, pero la joven no le dio ocasión de empezar.
Le lanzó un puñetazo al estómago.
El hombre retrocedió un paso, sobresaltado pero no herido. Parpadeó. Echó la cabeza hacia atrás.
—Vamos, prueba otra vez.
______(tn) se echó el pelo hacia atrás y golpeó de nuevo. De niña había habido poco contacto físico entre ellos, pero él a veces contraía el estómago, afirmaba ser el militar más duro de la marina y la retaba a que lo golpeara con fuerza. En ocasiones, los golpes estaban guiados más por el resentimiento que por el juego. Golpeó con suavidad, y cuando el contacto dio paso a un abrazo duro pero reconfortante, pensó que quizá él lo había sabido siempre.
Varios años antes, Allie y Fred Spangler habían construido una casa nueva en la zona conocida como «el club de campo». No había ningún club, solo un campo de golf de nueve hoyos abierto al público y bordeado por el arroyo Laretta. La casa, un edificio de dos pisos estilo Casa de la Pradera diseñado por Nick, daba hacia el grupo de apreses situado cerca del octavo hoyo.
A pesar de su carencia de habilidades domésticas, a Allie le gustaba jugar a señora de la casa. Aunque fue Fred el que invitó a Nick a cenar en el último momento y a ella no le gustó, Nick los oyó discutir en la cocina, se tomó la molestia de sacar la comida de varios recipientes de restaurante, calentarla en el microondas y colocarla en platos, aunque de plástico. Comieron fuera en el porche, bajo una sombrilla que el viento movía y hacía crujir.
Nick tenía una compañera. Lucy Spangler, de cuatro años, se pasó toda la cena sentada en su regazo con un bañador algo húmedo, así que él le hacía cosquillas en las rodillas y la ayudaba a comer su plato infantil preparado de pescado con frutos secos. Cuando Fred intentó llevársela, lloró y se debatió hasta que Allie la sobornó con una muñeca Pocahontas.
—Vaya, otra conquista —dijo, observando a Zack limpiarse el regazo con una servilleta de papel.
—Es una preciosidad.
Fred volvió a salir.
—Lucy está enamorada. Quiere saber si te casarás con ella.
—¡Pobrecita! —Allie puso los ojos en blanco—. A Nick se le dan bien los compromisos. Donde falla es en la fase siguiente.
—Sigues enfadada conmigo —dijo él, sorprendido.
Allie siempre había sido su camarada, casi como una hermana, aunque era cierto que los dos habían compartido su primer beso. Pero eso fue justo antes de que atacara la pubertad y él descubriera la atracción de las chicas de séptimo con su pelo largo brillante y sus pechos en formación.
—No estoy enfadada. Laurel se merecía lo que le pasó.
—No —repuso Nick—. No se lo merecía.
—¿Has aclarado ya ese lío? —preguntó Fred, dejándose caer en su silla.
—No sé si ya tiene importancia —dijo Nick, mirando a Allie con el rabillo del ojo—. Puedo cargar con la culpa. Solo quiero que la gente que importa entienda que no era mi intención hacer que Laurel sufriera esa humillación pública —vaciló—. ¿Allie?
—Yo nunca te he culpado —repuso ella con calor; tenía los ojos clavados en el borde de la mesa—. Siempre te he defendido. Incluso cuando no había noticias tuyas. ¡Ni una palabra!
Nick suspiró.
—Lo siento. Durante mucho tiempo solo me preocupaba el estado de Adam. Intentaba no pensar... —se interrumpió, movió la cabeza. Las manipulaciones retorcidas de Laurel le habían enseñado una lección. Hasta entonces, su vida había sido un campo de rosas.
—Todo eso es agua pasada —dijo—. Gracias por tu amistad, Allie.
La mujer se movió en su silla.
—De nada.
Fred sonrió con timidez.
—Pues hay muchos chismes sobre ti y una mujer.
Nick miró un arce joven que había a su derecha.
—No me digas.
Fred se rascó sus rizos rubios.
—Todavía no lo comprendo.
Nick vio con el rabillo del ojo que Allie apartaba la cabeza.
—____(tn) _____(ta) —musitó su marido, perplejo.
—Bueno, ¿la has visto últimamente? —preguntó la mujer—. Fred, a veces puedes ser muy duro de mollera.
—¿Eh?
Allie levantó las manos con exasperación.
Nick frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?
—¿Tú también? —se burló ella—. Vamos, Nick, con toda tu experiencia con el sexo contrario, ¿aún no sabes cuándo están jugando contigo?
—­­­­_____(tn) no es ese tipo de mujer.
—Oh, sí lo es. Laurel le está dando clases. ¿No lo sabías?
Nicksintió un vacío en el estómago.
—Allie —dijo con voz espesa—. Habla con franqueza. ¿Qué estás insinuando?
La mujer se ruborizó.
—Bueno, ah... el cambio de imagen. ¿No has notado una transformación en su aspecto?
Nick movió una mano en el aire. El maquillaje y la ropa no significaban nada para él. Lo único que había notado era que las gafas aparecían y desaparecían, pero opinaba que daban a Cathy aspecto de empollona sexy. Incluso había empezado a hacer una lista mental de los distintos modos de empañarlas.
—Yo sí lo he notado —dio Fred.
Allie se encogió de hombros.
—Pues eso.
Nick apretó la mandíbula.
—¿Pero qué pinta Laurel?
Siguió un silencio tenso.
Allie arrugó la cara.
—Solo quería decir que Laurel la ayudó con la transformación —carraspeó—. Todas ayudamos.
—¿Todas?
—Ya sabes. Julia, Faith, Gwen, yo...
—Se reúnen todos los miércoles en Scarborough Faire y se llaman a sí mismas las Corazones Rotos —le informó Fred—. ¿No te parece divertido?
Nick se pasó una mano por el rostro. ¿Qué pensaría ­­­­­_____(tn) de él? ¿Y por qué se había entregado a sus garras?
—Rompecorazones tiene un club de fans...
—Fred, cállate —dijo Nick.
—Como quieras —dijo su amigo.
—Perdona.
Fred se encogió de hombros.
—No es culpa tuya.
Allie estaba pálida.
—Solo es una broma.
—¿Y la participación de Laurel? —dijo Nick, poniéndose en pie—. ¿Crees que para ella es una broma?
Allie no contestó. Miraba a su marido con curiosidad. Era la primera vez que se daba cuenta de que quizá no aceptaba muy bien la fijación de ella con las Corazones Rotos.
Zack juró en silencio. Estaba claro que había problemas entre Fred y Allie y no sabía si su regreso había influido en ello. ¿Era posible que ella tuviera ilusiones románticas con él después de tantos años?
¿Podía haber tenido algo que ver con la confusión sobre la carta que había provocado la humillación pública de Laurel Barnard?
Fuera como fuese, estaba claro que había fricciones entre sus amigos, pero él no podía hacer nada por resolverlas. Tendrían que hacerlo ellos solos. Les dio las gracias y se despidió, apretando el hombro de Fred al pasar.
Durante el camino de regreso pensó en ­­_____(tn). Recordó el escenario que les habían montado las mujeres en el jardín. Hasta entonces no había comprendido su significado; era solo una de esas cosas raras que hacían las mujeres en nombre del amor. Normalmente solía prestar atención a los detalles. Pero en la noche en cuestión, se sentía ya cautivado por _____(tn) y ella por él. Y hubiera jurado sobre un montón de Biblias que había sido así desde la primera vez que se miraron a los ojos.
No necesitaron impulsos externos para enamorarse.
¿Pero por qué se había mezclado Laurel? Había jurado que lo despreciaba.
¿Tendría que revelar todas las feas verdades que estaba ocultando?
Apretó el acelerador. Tenía un mal presentimiento con aquello.

Capítulo 11
—Un día soleado de junio de 1879, Hiram Quimby salió del bosque con un hacha y una manta —recitaba Gwendolyn Case sin necesidad de mirar los papeles que tenía en la mano—. Se detuvo a alimentar sus ojos con el agua de lo que ahora conocemos como Lago Mirror —movió el brazo para señalar el agua brillante—, y cayó de rodillas para dar gracias por su belleza natural.
Gracias a su voz profunda y resonante, Gwen había sido nombrada maestro de ceremonias por quinto año consecutivo.
____(tn) se arrodilló delante de la plataforma de madera que haría de escenario y empezó a pegar flores de papel blancas y púrpuras al borde.

—¿Alimentar sus ojos? —preguntó Allie, que colocaba una cinta roja en el borde lateral—. ¿Cayó de rodillas? ¿Quién ha escrito eso?

—Yo —Gwen bajó las páginas—. Hace cinco años. Nadie más se ha quejado.
Allie apretó los labios.

—Está bien —murmuró.
Cathy tomó una flor de papel. Había notado que a Allie parecía ocurrirle algo, pero aquel no era el momento de preguntar. Llevaban decorando el escenario desde las ocho de la mañana y Allie había anunciado que tenía que marcharse antes del desfile, ya que sus dos hijos participaban en él.
Gwen miró el trabajo de ______(tn).

—Los colores del instituto tienen que ir alternos. Púrpura, blanco, púrpura, blanco —dijo.
____(tn) examinó su trabajo.

—No lo sabía.

—Da igual —repuso Allie.

—¿Se puede saber qué te pasa? ¿Te has levantado con mal pie?

—Lo de siempre —Allie miró hacia el aparcamiento, donde Fred y Nick ayudaban a clavar los puestos de madera.
Los ojos de ____(tn) siguieron el mismo camino. Aunque todavía era temprano, ya hacía calor. Nick se había quitado la camisa, que había atado por las mangas a la cintura. Llevaba unas gafas de sol y una gorra de béisbol del revés. Tenía aspecto joven, viril y competente. Lo miró con emoción y no poco deseo.

—Eh, Louise, ¿has visto a Rompecorazones? —preguntó Gwen—. Ese hombre podría derretir un iceberg.
___(tn) colocó tres flores más sin levantar la vista. Gwen le dio un codazo.

—¿Cómo va ese plan de seducción? Hace días que no nos informas.

—Hmmmm —eligió una flor blanca—. No hay nada que informar.
Le pareció que Allie la miraba con nerviosismo. Había vibraciones extrañas en el aire, pero no sabía por qué.

—¿Nada? —preguntó Gwen, incrédula.

—Eso es lo que ha dicho —comentó Allie—. Déjala en paz.

—Dile eso a Laurel —replicó Gwen—. Ahí llega.
_____(tn) levantó la vista. Laurel estaba tan encantadora e inmaculada como siempre con un vestido de seda y sandalias de tiras. La seguían el triunvirato de mujeres a las que Nick llamaba el pelotón de las damas de honor, y la fiel Faith cerraba la marcha.
Laurel las saludó con una inclinación de cabeza y una sonrisa.

—Buenos días, señoras.

—Hola —repuso Gwen, que miraba a las damas de honor con cierta envidia. Era la única de las Corazones Rotos que no había sido invitada a formar parte del grupo de la boda. Su tamaño y altura la descalificaban para la tarea.
_____(tn) pensó que eso decía mucho de Laurel Barnard.

—¿____(tn)? —preguntó esta, con mucha amabilidad.
La joven no levantó la vista.

—¿Sí?
Laurel tendió una mano y Faith le pasó un papel.

—Al fin he conseguido una copia de los participantes en la subasta de solteros —anunció la primera.
Las damas de honor cacarearon como gallinas.

—Y adivinad quién está en ella.
Su cohorte lanzó sonidos interrogantes.

—Nicholas Jonas—anunció Laurel, solemne. Movió la cabeza—. ¿Cómo se atreve?
_____(tn) cerró el tubo de pegamento.

—¿Y qué? —preguntó.

—Sí —repitió Gwen, bajando del escenario—. ¿Y qué? Nicksiempre participa en la subasta. La hermana Mary Francis Floyd le obliga a hacerlo. Es el que más dinero saca y este año la iglesia está recaudando fondos para un tejado nuevo.
Laurel hizo un gesto de impaciencia.

—Esa no es la cuestión.

—¿Y cuál es? —preguntó ______(tn), cortante.
La otra la miró con aire conciliador.

—Hemos decidido que es hora de darle su merecido a Nick. Y la subasta de solteros es una oportunidad perfecta.

—¿Hemos decidido? —repitió Allie, que había guardado silencio hasta entonces.

—De acuerdo, lo he decidido yo. Todos recordamos quién fue la agraviada, ¿no? Creo que estoy en mi derecho a tomar una decisión unilateral.

—¿Y no habría que preguntar dónde está la culpa? —comentó _____(tn)—. Nick ha mencionado algo sobre una carta que falta. ¿Nadie sabe nada?

—Oh, tonterías —dijo Laurel—. Allie y Faith me lo comentaron, ¿pero cómo sabemos que existió esa carta invisible?
______(tn) no podía probarlo. Buscó ayuda en Gwen, que movió la cabeza. Se volvió hacia Allie, la mejor amiga que Nick tenía en el grupo.
La mujer tenía la vista baja y parecía muy incómoda. Casi... culpable.
La mirada de _____(tn) pasó de Allie a Fred y a Nick. ¿Otro triángulo? Empezaba a ser evidente que las calígrafas del miércoles por la noche no eran el grupo jovial que querían hacer creer. Bajo la superficie habitaban la rivalidad y el rencor, y el regreso de Nick los había hecho salir a la luz.

—Este es el plan —dijo Laurel—, Nick siempre es el que más dinero saca. Hay quien ahorra todo el año para tener ocasión de conseguir una cita con él. ¡Qué terrible ironía!
Gwen se ruborizó.

—¿Y tú qué, Laurel? Tú lo compraste tres años seguidos aunque entonces salía con Julia.
La aludida apretó los labios.

—Solo por diversión. Y por caridad. Papá quería dar un donativo a la iglesia.

—Claro, claro —comentó Gwen—. Y tú te viste obligada a pujar más que nadie.
Laurel se echó el pelo hacia atrás.

—Lo que importa es que este año nadie pujará por Nick. Será una humillación para él. De príncipe azul a paria social en un solo año. Al fin sabrá que fue un error tratarme como lo hizo.
Las damas de honor lanzaron comentarios de aprobación.
______(tn) se quedó atónita. Aunque se propuso inmediatamente no tomar parte en aquella campaña.
Laurel se volvió hacia ella.

—Y esto también va por ti. Sobre todo por ti. Cuando vea que no puja nadie, Nick confiará en que lo saques del brete; pero no debes hacerlo.

—Eso es muy cruel —musitó Allie.
Laurel se encaró con ella.

—Tú estabas a favor de que nos vengáramos de él. Pues ha llegado el momento.

—Yo nunca quise que fuera tan público.

—Pues lo siento.
Las damas de honor escupieron su veneno, todas menos Faith, que tenía aire miserable.

—Jamás conseguirás convencer a todo el mundo —dijo Gwen—. Alguien pujará.
Laurel sonrió.

—Eso ya lo veremos. De momento, todo el mundo al que se lo hemos pedido, ha aceptado. Este año Nick se quedará solo en el escenario.
_____(Tn) cerró los ojos un momento. Le dolía pensar que el plan que habían forjado todas diez días atrás había adquirido tal crueldad. Tenía que aceptar su parte de culpa. Si hubiera confesado sus razones personales para querer a Nick, aquello no habría ocurrido. Por lo menos con su participación.
Se disponía a hablar, pero Gwen se le adelantó.

—¿Y qué hay de la hermana Mary Francis?

—Haré un donativo fuerte para la iglesia — suspiró Laurel con irritación—. No perderán nada.

—Esto es increíble —intervino Allie—. No puedes...
Laurel inclinó la cabeza y la miró de hito en hito. La otra se interrumpió. Miró a Faith con pánico en los ojos.

—Tengo que irme —dijo de repente—. Va a empezar el desfile.

—Creo que podemos contar con ella, aunque hace años que no puja por Nick—Laurel miró a _____(tn)—. Tú también harás lo que te digo.

—¿Dónde está Julia? —preguntó Gwen—. Ella acabará con esto.
_____(tn) se aferraba interiormente a la intimidad que le había dado hacer el amor con Nick. Eso le daba fuerzas para mostrarse firme.

—No te engañes, Laurel. Yo no tengo intención de...

—Creo que tenemos que hablar en privado —la otra tiró de ella por el codo y la separó de las demás—. Serás tú la que acabe mal —le dijo—. Ya conoces su reputación.

—Ha salido con muchas mujeres —musitó _____(tn)—. Eso no es tan horrible.

—No para la que sale con él —admitió la otra—, pero opinarás diferente cuando estés entre las descartadas.

—Si tan horrible es, ¿por que querías casarte con él?

—Estaba...
_____(tn) cruzó los brazos y esperó. ¿Diría la verdad?

—Confundida —terminó—. Creía que era digno de ser mi esposo, pero estaba en un error.

—Estuviste antes con Adam, ¿verdad? Pero cuando rompieron Julia y Nick, decidiste que querías al hermano mayor.
Laurel respiró con fuerza.

—¿Quién te ha dicho eso?

—Tú —repuso _____(tn)—. Ahora mismo.

—Eso no importa —insistió la otra. Pero se había puesto pálida.

—Lo que no consigo adivinar es cómo conseguiste acabar con Nick después de tantos años intentándolo. Por lo que he oído, lo perseguiste desde siempre, pero a él no le interesabas.
Laurel se estremeció de rabia.

—Y de repente estás planeando la boda de la década —siguió _____(tn)—. En más o menos un mes. Qué increíble.

—¿Qué estás insinuando?

—Nada —no podía violar las confidencias de Nick—. Solo pienso en alto.

—Te crees muy lista, pero no eres más que un ratoncito. Yo he intentado ayudarte —pasó la mirada por el pañuelo indio, las gafas sucias y el mono amplio de la otra—, aunque no ha servido de mucho. Veremos cuánto tiempo puedes conservar el interés de Nick vestida así.
_____(tn) movió la cabeza con lástima.

—No es la ropa lo que hace a la mujer, pero di lo que quieras.
La voz de Laurel se hizo más aguda.

—Es infiel. Antes o después te dejará.
_____(tn) comenzó a retroceder hacia su sitio.

—Si pujas por él, se lo contaré todo y te odiará.
____(tn) no se detuvo.

—No —dijo Fred—. Yo no te odio porque seas guapo.
Nick soltó una risita incómoda.

—No me refería a eso.

—Claro que sí. Pero no temas. Me acostumbré a tu éxito en la universidad —golpeó un poste con el martillo—. Hasta ahora no pensé que influiría con Allie.

—Eh, vamos. Allie y yo nos besamos un par de veces de niños, nada más. Su marido eres tú. Y eso es mucho más importante que un capricho infantil.

—¿Y por qué ha pensado en ti todos estos años? ¿Y por qué yo no lo sabía? —Fred golpeó de nuevo con el martillo—. Ah, diablos.

—¿Qué ha dicho ella?

—Empezó por decir que todo era imaginación mía. Que solo sentía amistad por ti. Pero luego nos peleamos y al fin... —se encogió de hombros—, confesó que siempre ha estado un poco celosa de tus novias.
Nick cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia el sol. Respiró hondo. No se sentía bien desde el día anterior, cuando había empezado a dudar de la participación de ____(tn) en todo aquello. Debido a la revelación de Allie. ¿Habría sido esa la intención de su «amiga»?

—¿Lo habéis arreglado? —preguntó.

—Más o menos.
Nick se subió las gafas y se pasó una mano por los ojos.

—Ella te quiere.

—Sí, pero ya no es lo mismo —Fred miró el poste que clavaba en el suelo—. ¿Y qué quieres que haga? Estamos casados. Eso no va a cambiar.

—Claro que no.
Fred se incorporó y metió el estómago.

—Creo que me voy a poner a dieta. Quizá empiece a hacer ejercicio, aunque nunca sea un Adonis como tú.
Nick lo ayudó a colocar el último poste.

—Allie no quiere un Adonis.

—Sí, bueno; dice que necesita más atención.

—Pues haz algo romántico por ella.
Fred achicó los ojos.

—¿Como qué?

—¿Qué hacías cuando empezaste a salir con ella?

—Invitarla a pizza y cerveza —soltó un bufido—. Parece que las cosas han cambiado muy poco.

—Eh, no me extraña que esté cansada.

—Yo no soy como tú, Rompecorazones. Soy hombre de pizza y cerveza.

—Muy bien. Llévale pizza y cerveza. Pero utiliza tu imaginación sobre cómo lo haces.

—¿Desnudo? —preguntó Fred—. ¿Quieres que se las lleva desnudo?
Nick se echó a reír.

—Tienes que escuchar lo que ella te pida. Ser un poco más sutil. El desnudo no es muy sutil.

—Vale. Supongo que puedo ponerme los calzoncillos de piel de leopardo que me regaló por San Valentín.
Nick consiguió reprimir otra carcajada. Miró a _____(tn), que seguía trabajando cerca del escenario. Allie, Gwen y ella parecían contentas, pero eso cambió cuando llegó Laurel. No oía lo que decían, pero captaba la tensión y el lenguaje de su cuerpo.
Hizo una seña a Fred.

—Mira allí.

—Vaya, es el pelotón de las damas de honor. Más vale que salgas huyendo.
Nick no se movió.

—¿Vas a contarme lo que pasa?
Fred frunció el ceño.

—¿Qué te hace creer que yo lo sé?

—Allie está metida hasta las cejas. El otro día en la cena lo admitió.
Su amigo se encogió de hombros.

—Yo solo sé que Laurel buscaba venganza y _____(tn) _____(tn) Timmerman estaba disponible. Las chicas la vistieron con elegancia y te la pusieron delante.

—¿Con qué objeto? —preguntó Nick con frialdad.

—Eso no lo sé —le dio un codazo—. Vaya venganza tener una mujer echada a tus pies, ¿eh? —miró a _____(tn) y su mono ancho—. Devuélvesela a Laurel antes de aceptar la oferta. Parece que ha tenido una recaída.
Nick lo ignoró. En lo relativo a su relación personal, confiaba en ____(tn). Era el papel de Laurel lo que lo preocupaba. Que todavía buscara venganza a pesar de las circunstancias.

—Yo no soy tan culpable. Por lo menos no del todo.
Fred comenzó a buscar unas ramas para el techo del puesto.

—Sí, bueno, eso es algo de lo que Allie tiene que hablar contigo.

—¿Allie? ¿A qué te refieres?

—¿Recuerdas que te he dicho que anoche hablamos? Pues descubrí más de lo que esperaba. Allie se derrumbó y confesó. Y le dije que tenía que aclararlo todo antes de arreglar lo nuestro. No bastará con que yo me ponga una piel de leopardo.
Nick se quitó la gorra de béisbol y se rascó la cabeza.

—No te comprendo. ¿Insinúas que Allie tuvo algo que ver con lo de la cancelación de la boda?

—Eso tiene que decírtelo ella —Fred echó a andar hacia la gente que empezaba a congregarse—. Te buscaré en la subasta de solteros —gritó por encima del hombro—. Seguro que hay fuegos artificiales cuando llegue tu turno.

—Seguro —comentó otro hombre que trabajaba en un puesto cercano. Un grupo de ellos rio de buen humor.
Nick aceptó sus bromas sin molestarse. Aunque había conseguido evitar la subasta durante unos años, la hermana Mary Francis Floyd lo había llamado una semana atrás y no había tenido escapatoria. Si todo salía bien, sería la última vez que lo hacía, y esa vez no tenía que preocuparse por que Laurel pujara por él.
Algo es algo.
El almirante paró a _____(tn) antes de que pudiera llegar hasta el puesto de Nick. La joven se volvió a él de mala gana.

—¿Quién diablos es esa mujer? —preguntó su padre, señalando a Kay Estress con un movimiento de cabeza—. Me ha reñido por aparcar donde me ha parecido bien.

—Es Kay Estress. ¿No te he hablado de ella? Me vendió la tienda. Es...

—¡Es un horror!

—¿Significa eso que no te gusta?

—¿Gustarme? —el almirante soltó un bufido—. Esa mujer podría arrancar acero del casco de un buque solo con las manos. Se ha lanzado sobre mí como una sanguijuela y ha empezado a darme órdenes sobre dónde poner los conos del aparcamiento...
_____(tn) escuchó sus protestas al tiempo que buscaba a Nick con la vista. No lo vio por ninguna parte. Pero el Jaguar estaba aparcado cerca, así que no podía haber ido muy lejos.

—Las mujeres no deben ser tan duras —terminó su padre—. Tienen que ser suaves. Como tu madre. ¿Podemos irnos antes de que regrese esa horrible mujer?
____(tn) renunció a encontrar a Nick.

—Sí, mamá era suave —dijo, tomando del brazo a su padre—. Oye, ¿te he dicho lo mucho que me alegra tu visita? Aunque creo que deberías haber llamado antes.

—Soy hombre de acción —presumió el almirante —comenzó a enumerar las muchas cualidades de su esposa, y _____(tn) pensó si la edad y la jubilación estarían relajando sus modales autoritarios... o si sería que la perspectiva más madura de ella se lo hacía ver así.
El aparcamiento estaba lleno de vehículos y gente que iba y venía. ____(tn) quería ir a abrir la tienda mientras el desfile recorría Central Street.
Por la tarde cerraría, iría a casa a ducharse y cambiarse y disfrutaría del resto de las actividades, a ser posible en compañía de Nick. Tendría que esperar a verlo hasta entonces.
Y así tendría tiempo de pensar en cómo iba a explicarse.
Seguramente no se acordaría de ____(tn) Pelota de Playa, su compañera de quinto curso.

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[color=#fa0f84] Jajaja lo suvi mal!!! :P asi que aca esta el cap 11 :ilusion: !!!

Espero lo disfruten y besos!!!

Mel :enamorado:

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!1
ESA VIVORA NO SE SALDRA CON LA SUYA!!!!!...... Y SII NICK CONFIA EN ____!!!! Y SI TAMBIEN SE ACUERDA DE ELLA!!!!!1.... ES YA LO DIJO !!!!
JAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH PONOOTROO PORFIISS

Capítulo 12 ( Penultimo Capitulo)

Por la tarde, Nick compró a ____(tn) un perrito caliente y una naranjada, ya que se había perdido la barbacoa. No era el momento ideal para confidencias. Devoraron la comida de pie, interrumpidos continuamente por personas que se paraban a saludarlos.
En el escenario, Kay Estress estaba a punto de ganar el concurso de «mujer sargento». Iba vestida con una bata gris y el delantal de trabajo de ____(tn), y con el pelo revuelto en torno a la cabeza. Llevaba una escoba y golpeaba con ella el suelo al tiempo que daba órdenes.
—No sabía que Kay tuviera esa vena teatral —comentó la joven; dio un mordisco al perrito.
Nick le limpió el labio de mostaza con un pañuelo de papel.
—Quédate unos años y descubrirás un montón de talentos ocultos entre nosotros.
—No pienso ir a ninguna parte.
El almirante Bell se reunió con ellos.
—Ya estoy harto de tantas tonterías.
Cathy sonrió.
—¿Pero no crees que Kay sería un buen sargento?
Su padre dio un bufido.
—Tonterías —miró a Nick—. Tú eres un niño bonito, igual que el primer marido de mi hija. No me digas que también te gustan estas sandeces.
Nick soltó una risita.
—Me temo que tengo que decepcionarlo, señor —comentó en tono de disculpa—. Participaré en la subasta de solteros —se volvió hacia la joven—. ¿Te lo he comentado ya? Es por una buena causa.
—Eso me han dicho —tosió ella. El almirante le golpeó la espalda, un remedio peor que la enfermedad. Cuando pasó el jaleo, cambiaron de tema, por lo que Nick se ahorró el tener que explicar su estatus como soltero a un hombre que ya pensaba que todos los civiles eran señoritas.
El almirante no tardó en alejarse de nuevo, pero llegaron Fred y Allie con los niños. La pequeña Lucy se agarró a la pierna de Nick y le suplicó que la tomara en brazos. Tuvo que llevarla hasta la furgoneta de los helados y cuando regresó, ____(tn) había salido de los límites de La feria. Estaba de pie en la hierba, mirando el Lago Mirror de espaldas a la multitud.
—Hola —la saludó él, acercándose.
La mujer le tomó la mano.
—Ven conmigo.
Avanzaron hasta la torre del socorrista.
—Un poco de intimidad —explicó ella. Subió al podio donde estaba la silla—. Ven. Hay sitio para los dos.
Nick miró a su alrededor. Unos cuantos niños chapoteaban en el agua o jugaban en la arena, pero la mayoría de la gente estaba en el espacio que rodeaba el aparcamiento.
Subió al podio y ____(tn) le hizo un hueco.
—Se está bien aquí —dijo, apartando a un lado su coleta. Llevaba el pelo recogido, lo que resaltaba su perfil. Se quitó las gafas de sol. Guiñó los ojos e hizo un movimiento con el labio inferior que recordó a Nick un verano de mucho tiempo atrás y una niña a la que nunca había olvidado.
Le pasó un brazo en torno a la cintura y ella apoyó la cabeza en su hombro.
—¿Cuánto voy a tener que soltar?
—¿Cómo dices? —preguntó él, confuso.
—La subasta de solteros. Supongo que me costarás un buen pellizco.
El hombre hizo una mueca.
—No te preocupes por eso. Tú puedes tenerme cuando quieras. Veinticuatro horas al día — introdujo una mano bajo la camisa de ella para acariciarle la cintura—. Y gratis.
____(tn)le dio un codazo en las costillas.
—¿Crees que voy a permitir que te compre otra?
—Es el cuerpo lo que está en venta, no el corazón.
—Ah, sí. Ahora me siento mucho mejor — contestó ella, con sarcasmo exagerado.
Se echaron a reír.
—Puede que sea avariciosa —dijo ella—, pero necesito también el cuerpo. Quiero todo el paquete.
El hombre acercó la boca a la oreja de ella.
—Avariciosa.
—¿ Nick ? —bajó las pestañas—. Sabes que estoy de broma, ¿verdad?
—Verdad. Tú no me quieres porque sea guapo.
La joven fingió pensar en aquello.
—Bueno, no solo por eso.
Nick la atrajo hacia sí. Después de un año de problemas, había encontrado una dirección nueva. Buscaba un hogar y una relación estable.
—Estamos bien —dijo ____(tn).
Nick no vaciló ni un instante.
—Desde luego.
—¿Estás seguro?
—Lo estoy.
—Aunque... —apretó el rostro contra él—, ¿aunque no haya sido completamente sincera contigo?
—No importa —dijo él.
Y era cierto. Si _____(tn) se había unido con Laurel hasta cierto punto, eso no cambiaba sus sentimientos ni lo que sabía que estaba bien. Los dos se conocían y estaban destinados el uno al otro mucho antes de eso.
—He decidido creer en el destino —declaró. La besó en la boca.
_____(tn) le tocó el rostro con las yemas de los dedos.
—Yo tenía mucho que decirte y ahora parece que nada de eso importe —movió la cabeza—. Estoy muy confusa, pero sé... Sé...
Se detuvo y se mojó los labios con la lengua, lo que hizo que él volviera a besarla.
—Quería explicarte... —dijo cuando se separaron de nuevo.
—Shhh. Ya lo sé. Sé más de lo que supones.
La joven asintió.
—Y yo también quiero contarte toda la historia sobre la boda. No seguiré protegiendo a Laurel si ella sigue empeñada en seguir adelante con su estúpida venganza.
______(tn) bajó la cabeza.
—Oh, no sabes lo que está planeando. Solo para hacerte daño. No dará resultado, no se lo permitiré, pero...
Nick la abrazó con fuerza.
—No importa.
—Laurel quiere hacerte daño.
—No lo hará. Ella no puede hacerme nada.
—No lo permitiré —juró _____(tn).
—¡Mi heroína! —exclamó él; y volvió a besarla.
El cielo era de un azul oscuro. El sol se ocultaba detrás de los pinos, creando sombras profundas sobre la playa de arena y en el aparcamiento. Aún no estaba oscuro, pero el Departamento de Policía de Quimby había encendido ya sus faros portátiles para iluminar el escenario.
Gwen y Kay controlaban la subasta de solteros. _____(tn) estaba sentada en primera fila. Llevaba una hora nerviosa, pero al parecer estaban reservando a Nick para el final.
—Ahí está ya —comentó Julia. ____(tn) le había contado el plan de Laurel y ambas habían conspirado para hacerlo fracasar. Si no participaba nadie más, se alternarían pujando hasta alcanzar una cantidad respetable. Creían que Allie se uniría a ellas, pero no habían conseguido encontrarla.
—Estoy nerviosa —dijo _____(tn).
Julia se enderezó para mirar a Laurel y su cohorte, que estaba sentada en la primera fila, más a la izquierda.
Gwen presentó a Nick con su voz resonante.
—Y aquí está nuestro último soltero de la noche, un hombre al que todos conocemos y amamos. Señoras y señores... Nicholas Jonas. ¡Rompecorazones!
Hubo un instante de silencio completo. A _____(tn) se le encogió el corazón.
Julia se puso en pie y empezó a aplaudir. _____(tn) la imitó con timidez. Pronto se unieron otros y el aplauso fue subiendo en entusiasmo. Unas voces comenzaron a gritar en la parte de atrás:
—¡Rompecorazones! ¡Rompecorazones! ¡Rompecorazones!
Otras voces respondieron con abucheos.
Los espectadores volvían la cabeza de un campo al otro. ____(tn) sintió las miradas y oyó los murmullos. Se dejó caer en su asiento.
—Silencio —pidió Gwen.
Kay se acercó a Nick con su escoba.
—Muévete, villano —dijo, muy en su papel de esposa sargento—. Los malditos hombres no valen para nada.
Algunas voces declararon su asentimiento.
____(tn) miró a Nick y olvidó todo lo demás. El hombre tenía una sonrisa en su hermoso rostro y las manos metidas en lo bolsillos con la misma tranquilidad que si estuviera dando un paseo por el parque. Era... era...
Era su hombre.
Y ella lo declararía así del modo más público posible.
Gwen había abierto la puja cuando ella estaba inmersa en sus pensamientos. Al no obtener respuesta, Gwen volvió a preguntar.
Julia le dio un codazo a _____(tn), quien se puso en pie despacio.
—¿Hay alguna puja? —repitió Gwen.
Nick miró a _____(tn) y sonrió. La joven le hizo un gesto de saludo con la mano.
—Necesitamos una puja —insistió Gwen.
______(tn) miró a la gente. Todos los ojos estaban fijos en ella. La alegría de saber que Nick la quería no impedía que le pesara tanta atención. Cerró los ojos un instante y parpadeó varias veces antes de centrarlos solo en Nick.
Abrió la boca, pero no pudo hablar.
—Tres dólares con setenta y dos centavos — gritó una voz de mujer desde uno de los laterales.
Gwen parecía confusa.
—¿Tres dólares y setenta y dos centavos por Nick Jonas?
Del pelotón de las damas de honor surgió un coro de risitas
—No tengo más —se adelantó una mujer de pelo blanco con un monedero en la mano—. Tres dólares y setenta y dos centavos —repitió, satisfecha—. No me los gastaría en el resto de esos payasos, pero este muchacho los vale.
Reggie Lee Martin se acercó a ella con una moneda en la mano.
—Aquí hay cinco centavos más, mamá. Los he encontrado en el suelo.
Una oleada de carcajadas recorrió la multitud.
Nick saludó con una inclinación de cabeza.
—Gracias —dijo a la mujer.
A _____(tn) le temblaron las rodillas y tuvo que sentarse.
—Es Emie Marvin —le explicó Julia—. La madre de Reggie Lee. Para ella eso es mucho dinero.
____(tn) parpadeó.
—¿Conoce a Nick?
Un verano Adam y él le arreglaron la casa. Le pusieron aislamiento y ventanas nuevas y le cambiaron el tejado.
—Oh, vaya.
—Tenemos una puja de tres dólares y setenta y dos centavos —anunció Gwen.
—Setenta y siete centavos —corrigió Reggie Lee.
Hubo más risas.
Se levantó otra mujer, una soltera madura que casi nunca hablaba.
—Yo doy diez dólares —dijo.
Laurel y su pelotón juntaron cabezas.
—Perdedoras —dijo una de ellas.
Una mano se agitó en el aire.
—Veinticinco dólares —gritó una joven regordeta desde la parte de atrás de los espectadores—. No, mejor cincuenta.
—Ah, creo que no puede pujar contra sí misma —dijo Gwen desde el escenario.
—¡Sesenta! —gritó alguien.
Se levantó una mujer alta y huesuda. La señorita Cora Selverstone, la bibliotecaria solterona.
—Yo ofrezco setenta y cinco dólares —anunció. Oyó algunos respingos de sorpresa—. Es un buen ejemplar; vale hasta el último penique.
—Ochenta —dijo una vocecilla desde la parte frontal.
Laurel se levantó con rabia.
—¡Ni se te ocurra!
Faith agachó la cabeza rubia, pero volvió a levantarla.
—¡Ochenta! —repitió.
—Noventa —dijo la chica regordeta—. Es todo lo que tengo.
—Demasiado para mí —la señorita Selverstone se sentó.
—Noventa y dos —repuso Faith, buscando en su bolso.
Laurel se volvió hacia la multitud.
—Esto está mal.
—Cien —gritó otra mujer—. Yo ofrezco cien..
_____(tn) se puso en pie. Le habían dicho que las pujas rara vez superaban los cien dólares, así que era una suerte que hubiera llevado su talonario de cheques.
—Ciento cincuenta —dijo con voz potente. Numerosas cabezas se volvieron hacia ella. Alguien inició un aplauso, que fue continuado.
Nick aplaudía también.
Gwen se secó la frente.
—Tranquilos, amigos. ______(tn) ______(ta) ofrece ciento cincuenta dólares. ¿Alguien da más?
—Ciento cincuenta y cinco —gritó Julia; se rio cuando _____(tn) le dio una patada.
Dos mujeres conferenciaban entre sí.
—¡Ciento ochenta! —gritaron al unísono.
—¡Karen! —aulló Laurel—. ¡Kelly! Lo prometisteis.
—Perdón —dijeron las dos a la vez.
—De acuerdo, tenemos ciento ochenta de parte de las gemelas Thompson —anunció Gwen. Parecía atónita. Nick también. Laurel parecía muy rabiosa, lo cual no le sentaba muy bien.
_____(tn) había olvidado a la multitud.
—¡Doscientos! —gritó.
Nick levantó las manos para detener la puja.
—Vale, es suficiente. Esto se está yendo de las manos.
Gwen se había recuperado.
—¿Alguien ofrece doscientos diez? —aulló.
—¡Doscientos diez! —gritó una mujer ataviada con un traje sofisticado—. ¿Por qué no?
—¿Quién es esa? —murmuró _____(tn).
Julia volvió la cabeza.
—Creo que es la prima rica de los Bailey. Está de visita —agitó una mano—. Eh, me parece que veo a Allie allí detrás.
Cathy respiró hondo.
—¡Doscientos cincuenta!
La otra mujer adoptó un aire terco.
—¡Doscientos setenta y cinco!
—¡Trescientos! —anunció _____(tn), enseguida, intentando parecer invencible. Una puja más y tendría que recurrir a sus ahorros intocables.
—Trescientos veinticinco —dijo la otra mujer, ya con menos entusiasmo.
_____(tn) tragó saliva, dispuesta a pujar de nuevo. Una voz masculina se le adelantó.
—Setecientos cincuenta dólares y ni un centavo más.
Sonaron exclamaciones de sorpresa, seguidas de un gran aplauso.
—¡Setecientos cincuenta! —gritó Gwen por encima del clamor—. ¡Adjudicado! Nick Jonas es para...
Cathy se llevó una mano a la boca.
—¡El almirante en la reserva Wallace Winston Bell!
La multitud se había puesto en pie, pero no se dispersaba todavía. Julia y ____(tn) se acercaron al escenario, donde el almirante le hacía un cheque a la hermana Mary Francis Floyd, que abrazaba alternativamente a Nick, Gwen y Kay y habría hecho lo mismo con el militar si este no se hubiera apartado alarmado.
_____(tn) estaba temblorosa. La gente le sonreía y la felicitaba.
En cuanto a Laurel, estaba rodeada por un grupo de mujeres, pero se oía su voz aguda hablando de la traición de la puja.
El almirante, tras completar la transacción, empujó a Nick hacia _____(tn).
—Ahí tienes, muchacha; es todo tuyo.
La joven soltó una risita.
—¿Para mí, papá? No deberías haberte molestado.
—Pensaba que lo querías.
—Oh, y lo quiero —parpadeó varias veces para reprimir las lágrimas—. Sí, lo quiero.
—¡Para lo que te va a servir! —exclamó Laurel, apareciendo de repente ante ellos—. Dudo mucho que le guste saber cómo lo hemos engañado.
Se volvió hacia Nick.
—Es cierto. _____(tn) es solo un peón. Yo la he usado para jugar contigo, pero es demasiado tonta para cumplir con su parte.
Se interrumpió. Respiraba con fuerza.
—Así que haré yo los honores.
Echó una mano atrás para abofetearlo, pero él le sujetó la muñeca.
—Ya te dije que no volvieras a intentarlo. No quiero hacer una escena. Ya has caído bastante bajo.
—Yo no —replicó ella, echando humo—. Yo no hice nada...
—Fui yo.
Todos se volvieron hacia Allie Spangler, quien se detuvo ante Nick con el rostro tan rojo como su cabello.
—Fui yo. Yo tuve la culpa —su cuerpo estaba tenso y le temblaba la voz—. Lo siento, pero yo tomé la carta que le dejaste a Laurel anulando la boda. Al principio solo quería leerla, pero luego... —trató sin éxito de reprimir un sollozo e inclinó la cabeza, avergonzada.
—¿Tú? —preguntó Laurel con incredulidad.
—Estaba... celosa. No era justo que después de tantos años Nick eligiera... eligiera a Laurel —tembló Allie—. No podía creerlo. Ella no lo merecía ni remotamente.
Laurel dejó caer la mandíbula ante un insulto tan claro.
Julia se puso al lado de Allie y le pasó un brazo por los hombros.
—Yo no pretendía que te culparan a ti —siguió esta—. Dejé la carta debajo del cuenco de plata que hay en la mesa del vestíbulo de los Barnard.
—¿Por qué? —preguntó Nick.
—Laurel no dejaba de hablar de su boda. Empezó a planearla antes de estar prometida, porque sabía que se llevaría a uno de los hermanos Jonas. Tú como persona no le interesabas. Y pensé que no estaría mal que tuviera su boda, pero sin novio —otro sollozo salió de sus labios y se llevó una mano a la boca—. Estaba segura de que encontrarían la carta después y eso limpiara tu nombre.
Laurel apretó los puños y los levantó amenazadora.
—Eres una bruja —dijo en voz baja.
—No finjas —repuso Allie—. Ya conoces la verdad porque te la dijo Faith. Hace poco, creo. Me vio dejar la carta aquella noche, pero no había dicho nada hasta ahora.
Laurel apretó la mandíbula.
—¿Faith? —preguntó alguien del grupo—. ¿Dónde está Faith Fagan?
—Está allí —repuso Reggie Lee Martin—. Fue ella la que rompió la carta.
Faith se sentaba encorvada en una silla. No habló.
—No —dijo Laurel—. Imposible. Ella no me traicionaría como... —cerró la boca, recordando quizá que se había rebelado contra sus instrucciones en la puja—. Nick —dijo con amargura—. Toda la culpa es suya.
—No —protestó Reggie Lee y se frotó la frente, en un esfuerzo por concentrarse—. Fue la señorita Faith. Yo estaba allí, fuera de la ventana, podando los rosales. Ella rompió en pedazos la carta del señor Nick y la tiró a la papelera. Intenté decírselo al señor Barnard, pero me dijo que no debía iniciar más chismes...
La gente del grupo pareció perder interés de repente y empezó a alejarse. Hasta Laurel dejó caer los hombros y se marchó sin añadir nada más.
_____(tn) se volvió a mirar a su alrededor. Quedaba todavía mucha gente, pero muchos otros se habían ido a los coches o a la playa a esperar los fuegos artificiales. El almirante se alejaba hacia la playa con Key a su lado. Ambos se mostraban curiosamente... amistosos.
Las luces del escenario hacían que el cielo pareciera más oscuro de lo que era, aunque aún no era noche cerrada. Unas nubes grises cubrían el horizonte, donde quedaba un resto de luz dorada. Empezaban a salir las estrellas.
Nick observaba a _____(tn), que le sonrió vacilante.
—¡Oh, Nick!
—No te culparé si piensas que no valgo tanto después de todo —movió la cabeza—. He sido un tonto; pensaba que había conseguido realizar mis jugadas sin herir a nadie —siguió con La mirada a Julia, que se alejaba del escenario con una Allie llorosa—. Tantos años y no había sospechado nada.
____(tn) se acercó a abrazarlo.
—Yo te conozco, Nick Jonas, y sé que todo eso no fue culpa tuya.
—¿Me conoces? —preguntó él con suavidad—. ¿Me conoces después de diez días?
____(tn) pensó en cómo había saltado el estanque de piedra y en cómo había pujado por él. Había llegado el momento de lanzarse por tercera vez.
—No, Nick —se le quebró la voz—. Te conozco desde hace más tiempo.
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Chicas me eh reido en todo el capitulo..

Ame como apostaban por el.

Pero esta nove esta por terminar, pero espero que allan mas comentarios que uno para poder suvirlo!!!

Besos..