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Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
Hello again!!! lamento no haberme pasado pero tengo problemas de la vista y estuve sin computadora un tiempo :oops: pero aqui estoy para decirte que la sigas :ilusion:
Esthef
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
SIGUELAAAAAA
pucha quedan 4 capis que fome
pucha quedan 4 capis que fome
Rosy-Directioner
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
Capítulo 8
LA ninfa sexual se había levantado, duchado y puesto unos vaqueros y una camiseta cuando Louis entró en su edificio de oficinas para recibir un aluvión de felicitaciones.
La ninfa sexual no podría haber sido más correcta y educada cuando la asistenta se presentó como Rosa, la esposa del chófer; aparentemente, los dos viajaban con Louis a todas partes.
Y la ninfa sexual no tenía intención acercarse al dormitorio cuando él regresó a casa. Se le había ocurrido una forma mucho más práctica de pasar el tiempo.
Después del desayuno ligero que le había preparado Rosa, _______ planeó su día con la concentración de un turista decidido a no perderse nada, aunque su recorrido no consistía en visitar los lugares históricos de la ciudad, sino en buscar los restaurantes y supermercados especializados en productos orgánicos.
Su guardaespaldas había llegado convenientemente cuando ella estaba a punto de salir. Se llamaba Tony y disponía de un coche, lo que significaba mucho menos trabajo a pie.
Aun así, cuando la dejaron en el piso, sana y salva unas cuantas horas después, estaba agotada.
Louis había salido del salón y estaba avanzando por el pasillo hacia su despacho cuando ella entró. Era un placer verlo sin la chaqueta, con la camisa arremangada, el nudo de la corbata flojo y una copa en la mano, como el hombre de éxito recién llegado del trabajo y listo para relajarse después de un día ajetreado.
_______ se detuvo, paralizada por la energía sexual de Louis. Él también se detuvo y la miró fascinado. Los rizos sedosos, la cara aterida por el frío de la calle, el abrigo abierto, la camiseta con escote pronunciado. Se tomó su tiempo para observar cada detalle con la meticulosidad de un experto en mujeres hermosas.
—¿Has tenido un buen día, mi amore?—preguntó con tono sarcástico.
Ella se puso a la defensiva, pero supuso que debía explicar dónde había estado.
—He ido...
—Sé dónde has estado —interrumpió—. Tony trabaja para mí, no para ti.
______ decidió que los dos podían jugar con el sarcasmo.
—En ese caso, sí, he tenido un día muy agradable, gracias. ¿Y tú?
—He tenido un día interesante —replicó, viéndola acercarse— Me lo he pasado dando respuestas corteses a invitaciones de cortesía para que cenemos con gente cortés que está impaciente por conocer personalmente a mi futura esposa.
_______ recordó las fotografías reveladoras del periódico y se ruborizó.
—Doy por sentado que has sido sensato y has declinado cortésmente esas invitaciones de cortesía.
—No, he aceptado la mayoría.
_______ se quedó paralizada.
—Espero que me estés tomando el pelo.
Él tomó un trago de su bebida y sacudió la cabeza.
—El espectáculo debe continuar.
—¡Pero no quiero conocer a tus amigos!
—¿Tienes miedo de que se den cuenta?
—Sí. ¿No podemos querer estar solos como los que están prometidos de verdad?
—Confundes a los recién prometidos con los recién casados. Las parejas que se acaban de prometer quieren salir a lucirse.
—Pero no quiero lucirme.
Él arqueó una ceja.
—¿Crees que no soy suficientemente bueno para que te luzcas conmigo?
—No digas tonterías. Es sólo que no creo que estemos preparados para que tus amigos nos vean como una pareja. Creía que haríamos cosas seguras como ir a restaurantes tranquilos o algo así.
—Es en un restaurante —le comunicó él, con una sonrisa—. A las ocho. Hemos quedado con mi hermanastra y unos cuantos amigos míos.
_______ sintió náuseas.
— ¿Esta noche?
—Sí.
— ¿No podías ser menos amigable?
—Siento decepcionarte, cara, pero soy muy amigable.
—Pero justo con tu hermanastra... Ella sabe que lo nuestro es una farsa.
—Deja de hacerte la inocente asustada, porque los dos sabemos que no lo eres. Esto es lo que te comprometiste a hacer para salvar el matrimonio de tu hermana, y no me dirás que nuestras relaciones sexuales también son una farsa.
Ella se pasó las manos por el pelo.
—Ya sabes a que me refiero.
—Y tú sabes a qué me refiero cuando digo que te prepares porque esta noche vamos a aparecer en público y quiero una amante devota a mi lado, no una campesina con un resentimiento del tamaño de una casa.
—¿Que estás insinuando?
—Te comparas con tu hermana la modelo. Me comparas con tu ex amante y odias que sea italiano como él.
—¡No es cierto!
—¿Es atractivo?
—¿Eso qué tiene que ver?
—¿Lo es?
—¡Sí!
—¿Y cuántos años tiene?
—Los mismos que yo.
—¿Y qué tipo de coche conduce?
—Un Ferrari rojo, pero no era...
—Genial. El mío es plateado. ¿Eso me deja mal parado en comparación con él?
—Estás loco.
Tal vez lo estuviera. En aquel momento, Louis no sabía por qué estaba tan obsesionado con un hombre al que probablemente no daría ninguna importancia en otras circunstancias. Se volvió y avanzó hacia su despacho.
—Ve a prepararte —dijo—. Y no me gustan los colores llamativos, así que no te vistas de rojo.
Acto seguido, cerró el despacho de un portazo.
______ fue al dormitorio y se quitó el abrigo. No podía dejar de temblar. No tenía idea de qué había ocurrido en aquella conversación, pero creía que no quería saberlo. Se preguntaba si Louis la odiaba, si le molestaba tanto que estuviera allí que necesitaba sonsacarle información para poder vengarse de ella por haberlo metido en aquel lío. Imaginaba que estaría rezando para que no se hubiera quedado embarazada.
La ninfa sexual no podría haber sido más correcta y educada cuando la asistenta se presentó como Rosa, la esposa del chófer; aparentemente, los dos viajaban con Louis a todas partes.
Y la ninfa sexual no tenía intención acercarse al dormitorio cuando él regresó a casa. Se le había ocurrido una forma mucho más práctica de pasar el tiempo.
Después del desayuno ligero que le había preparado Rosa, _______ planeó su día con la concentración de un turista decidido a no perderse nada, aunque su recorrido no consistía en visitar los lugares históricos de la ciudad, sino en buscar los restaurantes y supermercados especializados en productos orgánicos.
Su guardaespaldas había llegado convenientemente cuando ella estaba a punto de salir. Se llamaba Tony y disponía de un coche, lo que significaba mucho menos trabajo a pie.
Aun así, cuando la dejaron en el piso, sana y salva unas cuantas horas después, estaba agotada.
Louis había salido del salón y estaba avanzando por el pasillo hacia su despacho cuando ella entró. Era un placer verlo sin la chaqueta, con la camisa arremangada, el nudo de la corbata flojo y una copa en la mano, como el hombre de éxito recién llegado del trabajo y listo para relajarse después de un día ajetreado.
_______ se detuvo, paralizada por la energía sexual de Louis. Él también se detuvo y la miró fascinado. Los rizos sedosos, la cara aterida por el frío de la calle, el abrigo abierto, la camiseta con escote pronunciado. Se tomó su tiempo para observar cada detalle con la meticulosidad de un experto en mujeres hermosas.
—¿Has tenido un buen día, mi amore?—preguntó con tono sarcástico.
Ella se puso a la defensiva, pero supuso que debía explicar dónde había estado.
—He ido...
—Sé dónde has estado —interrumpió—. Tony trabaja para mí, no para ti.
______ decidió que los dos podían jugar con el sarcasmo.
—En ese caso, sí, he tenido un día muy agradable, gracias. ¿Y tú?
—He tenido un día interesante —replicó, viéndola acercarse— Me lo he pasado dando respuestas corteses a invitaciones de cortesía para que cenemos con gente cortés que está impaciente por conocer personalmente a mi futura esposa.
_______ recordó las fotografías reveladoras del periódico y se ruborizó.
—Doy por sentado que has sido sensato y has declinado cortésmente esas invitaciones de cortesía.
—No, he aceptado la mayoría.
_______ se quedó paralizada.
—Espero que me estés tomando el pelo.
Él tomó un trago de su bebida y sacudió la cabeza.
—El espectáculo debe continuar.
—¡Pero no quiero conocer a tus amigos!
—¿Tienes miedo de que se den cuenta?
—Sí. ¿No podemos querer estar solos como los que están prometidos de verdad?
—Confundes a los recién prometidos con los recién casados. Las parejas que se acaban de prometer quieren salir a lucirse.
—Pero no quiero lucirme.
Él arqueó una ceja.
—¿Crees que no soy suficientemente bueno para que te luzcas conmigo?
—No digas tonterías. Es sólo que no creo que estemos preparados para que tus amigos nos vean como una pareja. Creía que haríamos cosas seguras como ir a restaurantes tranquilos o algo así.
—Es en un restaurante —le comunicó él, con una sonrisa—. A las ocho. Hemos quedado con mi hermanastra y unos cuantos amigos míos.
_______ sintió náuseas.
— ¿Esta noche?
—Sí.
— ¿No podías ser menos amigable?
—Siento decepcionarte, cara, pero soy muy amigable.
—Pero justo con tu hermanastra... Ella sabe que lo nuestro es una farsa.
—Deja de hacerte la inocente asustada, porque los dos sabemos que no lo eres. Esto es lo que te comprometiste a hacer para salvar el matrimonio de tu hermana, y no me dirás que nuestras relaciones sexuales también son una farsa.
Ella se pasó las manos por el pelo.
—Ya sabes a que me refiero.
—Y tú sabes a qué me refiero cuando digo que te prepares porque esta noche vamos a aparecer en público y quiero una amante devota a mi lado, no una campesina con un resentimiento del tamaño de una casa.
—¿Que estás insinuando?
—Te comparas con tu hermana la modelo. Me comparas con tu ex amante y odias que sea italiano como él.
—¡No es cierto!
—¿Es atractivo?
—¿Eso qué tiene que ver?
—¿Lo es?
—¡Sí!
—¿Y cuántos años tiene?
—Los mismos que yo.
—¿Y qué tipo de coche conduce?
—Un Ferrari rojo, pero no era...
—Genial. El mío es plateado. ¿Eso me deja mal parado en comparación con él?
—Estás loco.
Tal vez lo estuviera. En aquel momento, Louis no sabía por qué estaba tan obsesionado con un hombre al que probablemente no daría ninguna importancia en otras circunstancias. Se volvió y avanzó hacia su despacho.
—Ve a prepararte —dijo—. Y no me gustan los colores llamativos, así que no te vistas de rojo.
Acto seguido, cerró el despacho de un portazo.
______ fue al dormitorio y se quitó el abrigo. No podía dejar de temblar. No tenía idea de qué había ocurrido en aquella conversación, pero creía que no quería saberlo. Se preguntaba si Louis la odiaba, si le molestaba tanto que estuviera allí que necesitaba sonsacarle información para poder vengarse de ella por haberlo metido en aquel lío. Imaginaba que estaría rezando para que no se hubiera quedado embarazada.
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
Olas aaaaaaaaaaa te diré me encantó el capítulo esta genial siguela cuando puedas
greciaveroni
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
Sigueláaaaaaaaaaaaaaaa
Rosy-Directioner
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
Soy nueva lectora ^_^/ aaaawww pues que te digo está novela me encanta esta genialosa jajaja en fin tienes que seguirla ppr lo que mas quieras anda siiiii!!!!
Saludos *-*
Andate genial ^_^!!!
Saludos *-*
Andate genial ^_^!!!
Grisel.
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
hola Bienvenida! gracias por leerla! ya la sigo despues de haberla dejado abandona por un buen tiempo!...Grisegarcia escribió:Soy nueva lectora ^_^/ aaaawww pues que te digo está novela me encanta esta genialosa jajaja en fin tienes que seguirla ppr lo que mas quieras anda siiiii!!!!
Saludos *-*
Andate genial ^_^!!!
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
HOLAAA!! SORRY POR HABER DESAPARECIDO Y DEJARLAS SIN NOVE! PERO VOLVI PARA DEJARLES LA CONTINUACION DEL CAPITULO 8...
Había dicho que no quería ver a una campesina con un vestido hortera rojo cuando saliera. Notó que le temblaban los labios. Evidentemente, Louis prefería ver a la doble de Elise, porque al menos podía fingir que era su tipo.
Se quitó la ropa y entró en el baño sin estar segura de si quería romper cosas o llorar. Se habría echado a llorar bajo la ducha si él no hubiera elegido aquel preciso momento para abrir la mampara y meterse en la ducha completamente desnudo.
—No, no te pongas tensa —dijo al ver cómo reaccionaba—. He venido para hacer que te sientas mejor, no peor.
La abrazó por detrás y le susurró al oído:
—He venido a pedirte disculpas por mi mal humor. He tenido un mal día.
Le empezó a mordisquear el lóbulo, y ella movió la cabeza para que parara.
—Aceptando invitaciones que no te apetecía aceptar.
—Mientras pensaba en ti y en la cama de la que me había ido —declaró, volviendo a jugar con su lóbulo—. Así que me he pasado el día malhumorado y he vuelto a casa más que preparado para encontrarte esperándome, pero no estabas aquí, porque habías salido a divertirte.
—A hacer de campesina, porque es lo que me gusta.
—Me gusta la campesina. Tiene un buen tono muscular, y es elegante y muy sensual. Y además estoy celoso del ex amante...
Aquella confesión conmovedora consiguió que por fin dejara de tratar de apartarse de él.
—¿Te he impresionado? —se mofó él.
—Sí.
—Lo suponía.
Louis le mordió el cuello. ______ empezó a respirar entrecortadamente y cerró los ojos, rindiéndose al placer, aunque sabía que no debía. Quería que la deseara porque la deseaba a ella y no sólo porque estaba a mano.
Él encontró el jabón y se lo pasó por todo el cuerpo. Ella no tardó en perderse en un mundo perfumado y lleno de vapor donde sólo había sitio para el placer.
Después de hacer el amor, mientras se estaban vistiendo para salir, _______ se sentía relajada, lánguida y demasiado consciente de que Louis era un amante irresistible. Se sintió aliviada cuando por fin la dejó sola para que pudiera terminar de arreglarse sin que la distrajera con su presencia arrebatadora.
Cuando se reunieron en el salón, creía que había conseguido tranquilizarse hasta que él levantó la vista del periódico que estaba leyendo en el sofá y le hizo perder una vez más el control de sus emociones. Había elegido un vestido negro de cuello de pico que le había regalado Elise, porque decía que ella no tenía las curvas suficientes para llenarlo.
_______ sí que tenía las curvas, y por la forma en que la miraba, Louis no había pasado por alto ninguna. Se había dejado el pelo suelto, pero se lo había alisado. Cuando él se puso en pie le sostuvo la mirada, con una expresión desafiante y ansiosa, por si acaso no tenía el aspecto que cabía esperar.
Louis avanzó hacia ella y le acarició la mejilla.
—Estás preciosa —murmuró—. Pero prefiero los rizos.
—Una mujer diferente —contestó, encogiéndose de hombros.
Él entrecerró los ojos y no dijo nada durante un largo momento. _______ se dio cuenta de que acababa de recordarle el verdadero motivo por el que estaban juntos. Mientras la ayudaba a ponerse una chaquetilla de seda, decidió que tal vez fuera mejor así.
Salieron del piso y bajaron en ascensor hasta el aparcamiento. Dino los esperaba junto al coche con las portezuelas traseras abiertas. Mientras el vehículo recorría las concurridas calles de Londres, ______ se aferró con fuerza a su bolso. Fuera del coche, todo parecía brillar y relucir en la oscuridad; dentro, todo era penumbra y silencio.
A Louis le habría gustado saber qué sentía en aquel momento, pero no tenía ni idea. Era una locura que se hubiera sorprendido tanto de que _______ le recordara que aquello era una farsa, porque desde que se habían conocido no habían hecho más que discutir.
Pero se había sorprendido. Se había quedado perplejo por el desagradable recordatorio de que nada era real, ni siquiera ella. Al menos aquella noche. Aquella noche era la doble de Elise Castle Savakis, que se hacía pasar por una versión de ______ Carmichael que no existía. Hasta el vestido era de Elise, clásico y elegante. Le quedaba muy sexy, pero se atrevía a aventurar que no era de su gusto ni de su elección. Prefería a la otra ______, la de los rizos y el brillo de rebeldía en la mirada.
—¿Te están entrando dudas sobre el riesgo de presentarme a tus amigos? —preguntó ella de repente.
Louis parpadeó y se dio cuenta de que habían parado en la entrada del restaurante. Por el ambiente que había en el coche, debían de llevar un rato allí.
El restaurante era uno de los mejores locales italianos de Londres, un lugar donde comían los ricos. Era la clase de sitio y de vida de Louis, pero no de _______.
Él giró la cabeza para mirarla. Apenas una hora antes la había tenido entre sus brazos, compartiendo la cadencia increíble de una intimidad que aún le circulaba por la sangre. Le miró el pelo, liso y sedoso, el precioso cutis perlado, los ojos azules, acentuados por las pestañas negras, y la boca arrebatadora pintada de rosa. Podía sentir el sabor y el calor de aquellos labios, tanto de aquella _______ como de la otra.
Había dicho que no quería ver a una campesina con un vestido hortera rojo cuando saliera. Notó que le temblaban los labios. Evidentemente, Louis prefería ver a la doble de Elise, porque al menos podía fingir que era su tipo.
Se quitó la ropa y entró en el baño sin estar segura de si quería romper cosas o llorar. Se habría echado a llorar bajo la ducha si él no hubiera elegido aquel preciso momento para abrir la mampara y meterse en la ducha completamente desnudo.
—No, no te pongas tensa —dijo al ver cómo reaccionaba—. He venido para hacer que te sientas mejor, no peor.
La abrazó por detrás y le susurró al oído:
—He venido a pedirte disculpas por mi mal humor. He tenido un mal día.
Le empezó a mordisquear el lóbulo, y ella movió la cabeza para que parara.
—Aceptando invitaciones que no te apetecía aceptar.
—Mientras pensaba en ti y en la cama de la que me había ido —declaró, volviendo a jugar con su lóbulo—. Así que me he pasado el día malhumorado y he vuelto a casa más que preparado para encontrarte esperándome, pero no estabas aquí, porque habías salido a divertirte.
—A hacer de campesina, porque es lo que me gusta.
—Me gusta la campesina. Tiene un buen tono muscular, y es elegante y muy sensual. Y además estoy celoso del ex amante...
Aquella confesión conmovedora consiguió que por fin dejara de tratar de apartarse de él.
—¿Te he impresionado? —se mofó él.
—Sí.
—Lo suponía.
Louis le mordió el cuello. ______ empezó a respirar entrecortadamente y cerró los ojos, rindiéndose al placer, aunque sabía que no debía. Quería que la deseara porque la deseaba a ella y no sólo porque estaba a mano.
Él encontró el jabón y se lo pasó por todo el cuerpo. Ella no tardó en perderse en un mundo perfumado y lleno de vapor donde sólo había sitio para el placer.
Después de hacer el amor, mientras se estaban vistiendo para salir, _______ se sentía relajada, lánguida y demasiado consciente de que Louis era un amante irresistible. Se sintió aliviada cuando por fin la dejó sola para que pudiera terminar de arreglarse sin que la distrajera con su presencia arrebatadora.
Cuando se reunieron en el salón, creía que había conseguido tranquilizarse hasta que él levantó la vista del periódico que estaba leyendo en el sofá y le hizo perder una vez más el control de sus emociones. Había elegido un vestido negro de cuello de pico que le había regalado Elise, porque decía que ella no tenía las curvas suficientes para llenarlo.
_______ sí que tenía las curvas, y por la forma en que la miraba, Louis no había pasado por alto ninguna. Se había dejado el pelo suelto, pero se lo había alisado. Cuando él se puso en pie le sostuvo la mirada, con una expresión desafiante y ansiosa, por si acaso no tenía el aspecto que cabía esperar.
Louis avanzó hacia ella y le acarició la mejilla.
—Estás preciosa —murmuró—. Pero prefiero los rizos.
—Una mujer diferente —contestó, encogiéndose de hombros.
Él entrecerró los ojos y no dijo nada durante un largo momento. _______ se dio cuenta de que acababa de recordarle el verdadero motivo por el que estaban juntos. Mientras la ayudaba a ponerse una chaquetilla de seda, decidió que tal vez fuera mejor así.
Salieron del piso y bajaron en ascensor hasta el aparcamiento. Dino los esperaba junto al coche con las portezuelas traseras abiertas. Mientras el vehículo recorría las concurridas calles de Londres, ______ se aferró con fuerza a su bolso. Fuera del coche, todo parecía brillar y relucir en la oscuridad; dentro, todo era penumbra y silencio.
A Louis le habría gustado saber qué sentía en aquel momento, pero no tenía ni idea. Era una locura que se hubiera sorprendido tanto de que _______ le recordara que aquello era una farsa, porque desde que se habían conocido no habían hecho más que discutir.
Pero se había sorprendido. Se había quedado perplejo por el desagradable recordatorio de que nada era real, ni siquiera ella. Al menos aquella noche. Aquella noche era la doble de Elise Castle Savakis, que se hacía pasar por una versión de ______ Carmichael que no existía. Hasta el vestido era de Elise, clásico y elegante. Le quedaba muy sexy, pero se atrevía a aventurar que no era de su gusto ni de su elección. Prefería a la otra ______, la de los rizos y el brillo de rebeldía en la mirada.
—¿Te están entrando dudas sobre el riesgo de presentarme a tus amigos? —preguntó ella de repente.
Louis parpadeó y se dio cuenta de que habían parado en la entrada del restaurante. Por el ambiente que había en el coche, debían de llevar un rato allí.
El restaurante era uno de los mejores locales italianos de Londres, un lugar donde comían los ricos. Era la clase de sitio y de vida de Louis, pero no de _______.
Él giró la cabeza para mirarla. Apenas una hora antes la había tenido entre sus brazos, compartiendo la cadencia increíble de una intimidad que aún le circulaba por la sangre. Le miró el pelo, liso y sedoso, el precioso cutis perlado, los ojos azules, acentuados por las pestañas negras, y la boca arrebatadora pintada de rosa. Podía sentir el sabor y el calor de aquellos labios, tanto de aquella _______ como de la otra.
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
—No te haré pasar vergüenza —dijo ella—, si es lo que te preocupa.
_______ se estaba llenando de rencor porque creía que, como la estaba mirando de manera analítica, se había quedado pensando seriamente sobre la pregunta sarcástica que había lanzado.
—Pareces muy segura, campesina.
—Pues no lo estoy. Tal vez debería haber dicho que intentaré no hacerte pasar vergüenza.
—¿De verdad crees que me preocupa que decidas avergonzarme? —preguntó con curiosidad. Ella se encogió de hombros.
—No te conozco suficientemente bien para saberlo.
—No, no me conoces.
A _______ no le gustó la manera en que lo había dicho y tampoco le gustaba la manera en que la estaba mirando.
—¿Vamos a entrar o no?
—En un momento. Esta conversación se está poniendo interesante...
—De eso nada.
Él hizo caso omiso de la interrupción y siguió hablando.
—... porque no tiene nada que ver con que me vayas a hacer pasar vergüenza o no. Tienes miedo de que sea yo el que te avergüence.
—¿Por qué ibas a hacer algo así?
—Eso mismo digo yo. Pero tienes miedo de que te abandone a tu suerte.
—Estaba pensando más bien en que me sirvan de segundo plato —confesó ella.
Él se echó a reír. No fue muy amable por su parte, pero fue una risa grave y sensual, y _______ también rió, con una risita tensa y gutural. En aquel momento, la tensión del ambiente se transformó en un hilo fino que recorría la distancia que los separaba. Él se movió tan deprisa que ella no lo vio llegar, y cuando se apoderó de su boca, ya era demasiado tarde para resistirse.
—Me has quitado todo el pintalabios —protestó.
—Lo sé.
Louis se recostó en el respaldo y la observó mientras ella buscaba un pañuelo y el pintalabios en el bolso.
—No dejes de ponértelo, cara —le aconsejó—. Porque he descubierto que me gusta quitártelo. De hecho, creo que me estoy convirtiendo en adicto a su sabor.
Ella le dio el pañuelo.
—A ti no te queda tan bien como a mí.
Él sonrió y se limpió los labios mientras se miraban a los ojos. No tenía sentido fingir que no estaban haciendo nada más allí, porque lo estaban haciendo. De repente se puso serio.
—Escúchame bien, _______. No quiero que esta noche seas nadie excepto tú misma, ¿de acuerdo? Si quieres pasarte toda la cena hablando de las ventajas de los productos orgánicos, no me importa. Si decides despeinarte para que se te hagan rizos o te vas a la cocina para ofrecerle los productos de tu huerto al cocinero, tampoco me importa...
—¡No soy tan burda!
—No me estás entendiendo —la reprendió—. Lo que digo es que me parece bien que seas tú misma y te comportes como tal. Lo único que me importa es que te ciñas a la historia de cómo nos conocimos y que tengas presente que cuando salgamos de aquí nos iremos a casa juntos como una pareja, y después nos iremos a la cama y haremos esto.
Otro beso estaba en camino.
—No te atrevas —dijo ella, echando la cabeza hacia atrás.
Pero él se atrevió y le asaltó la boca rápidamente. El beso no bastó para quitarle el pintalabios por segunda vez, pero sí para distraerla de lo que estaba a punto de hacer. Sintió que la tomaba de la mano izquierda. Cuando bajó la vista, le había quitado el anillo de zafiros y le había puesto otro que parecía exactamente igual.
—¿Por qué has hecho eso? —preguntó.
—Puede que el de bisutería fuera una buena imitación, cara, pero no habría engañado a los expertos con los que estamos a punto de cenar.
—A ti te engañó cuando lo viste.
—Estaba demasiado enfadado para fijarme.
—Es tan chillón...
_______ suspiró mientras observaba que el anillo brillaba y relucía mucho más que el anterior.
—¿No te gusta?
—No le gustaría a nadie. Sólo pretendía llamar la atención de Leo. ¿Cómo has hecho para conseguir éste tan pronto?
—Soy de esos hombres que consiguen lo que quieren cuando lo quieren.
Louis se iba a guardar el anillo viejo en el bolsillo, pero ella se apresuró a quitárselo de la mano y guardárselo en el bolso.
—Sólo usaré el verdadero cuando salgamos juntos —le comunicó, ofendida—. El resto del tiempo llevaré el falso.
—Si te preocupa perderlo, está asegurado...
______ sacudió la cabeza. Su preocupación no tenía que ver con perder el anillo de zafiros auténticos, sino con perder el contacto con la realidad, si no se quedaba con el de las piedras falsas.
—Sólo lo usaré cuando salgamos —repitió.
—¿Y en nuestra cama?
_______ lo pensó un momento.
—No usaré ningún anillo —decidió.
—¿Eso significa que nuestra relación sexual no tiene nada que ver con el resto?
Ella asintió, porque el sexo era lo único verdadero en medio de tanta farsa.
Él no dijo nada; suspiró e iba a abrir la portezuela cuando de repente cambió de idea. Se volvió hacia ella, la tomó de la barbilla y bajó la cabeza para quitarle el pintalabios con la urgencia de su beso de amante posesivo.
—La parte sexual de esta relación no se ha quedado en el dormitorio, _______ —dijo con severidad—. Recuérdalo mientras te retocas el pintalabios.
Se apeó del coche y la dejó sentada allí, temblando, impresionada por lo rabioso que se había puesto. No entendía qué le pasaba ni por qué le importaba tanto qué anillo usara.
Cuando se arregló el maquillaje sentía los labios sensibles y magullados. Louis había rodeado el coche para abrirle la puerta y la estaba esperando en la acera.
Fuera hacía frío, y la chaquetilla de seda no estaba destinada a abrigar. _______ estaba tiritando, y él se acercó para arroparla con el brazo.
«Vaya, somos el vivo retrato del romance», pensó ella con sequedad mientras avanzaban hacia el restaurante.
—Sonríe —le ordenó Louis cuando abrió la puerta del local.
_______ levantó la vista y se encontró con que la estaba mirando. De repente se quedaron paralizados, sumidos en su mundo privado.
—Por todos los dioses, Louis —los importunó una voz—. Llevabais tanto tiempo ahí fuera que estábamos a punto de organizar una ronda de apuestas para ver si entrabais u os volvíais a casa.
—Como ves, Daniella, mi prometida no tiene tan malos modales como yo.
Mientras lo decía, Louis le sostuvo la mirada a ________ y vio que se ruborizaba al comprender lo que había insinuado Daniella. Le tomó una mano y se la acercó a la boca para besársela. El temblor de los labios de ________ fue como una inyección de calor entre sus piernas.
Oyó que alguien más hablaba, pero no supo quién. Cuando se volvió sólo vio una mancha borrosa de caras sonrientes. No entendía qué le pasaba y pensó que tal vez estuviera enfermo, porque veía doble. Volvió a mirar a ________ y frunció el ceño. Su cara estaba perfectamente definida. No era un descubrimiento agradable. Enderezó lo hombros, recobró la compostura y se giró para volver a mirar a los demás con una sonrisa relajada.
—Buona sera —saludó—. Siento haberos hecho esperar. Sé que os morís de ganas de conocer a mi preciosa _______...
_______ se estaba llenando de rencor porque creía que, como la estaba mirando de manera analítica, se había quedado pensando seriamente sobre la pregunta sarcástica que había lanzado.
—Pareces muy segura, campesina.
—Pues no lo estoy. Tal vez debería haber dicho que intentaré no hacerte pasar vergüenza.
—¿De verdad crees que me preocupa que decidas avergonzarme? —preguntó con curiosidad. Ella se encogió de hombros.
—No te conozco suficientemente bien para saberlo.
—No, no me conoces.
A _______ no le gustó la manera en que lo había dicho y tampoco le gustaba la manera en que la estaba mirando.
—¿Vamos a entrar o no?
—En un momento. Esta conversación se está poniendo interesante...
—De eso nada.
Él hizo caso omiso de la interrupción y siguió hablando.
—... porque no tiene nada que ver con que me vayas a hacer pasar vergüenza o no. Tienes miedo de que sea yo el que te avergüence.
—¿Por qué ibas a hacer algo así?
—Eso mismo digo yo. Pero tienes miedo de que te abandone a tu suerte.
—Estaba pensando más bien en que me sirvan de segundo plato —confesó ella.
Él se echó a reír. No fue muy amable por su parte, pero fue una risa grave y sensual, y _______ también rió, con una risita tensa y gutural. En aquel momento, la tensión del ambiente se transformó en un hilo fino que recorría la distancia que los separaba. Él se movió tan deprisa que ella no lo vio llegar, y cuando se apoderó de su boca, ya era demasiado tarde para resistirse.
—Me has quitado todo el pintalabios —protestó.
—Lo sé.
Louis se recostó en el respaldo y la observó mientras ella buscaba un pañuelo y el pintalabios en el bolso.
—No dejes de ponértelo, cara —le aconsejó—. Porque he descubierto que me gusta quitártelo. De hecho, creo que me estoy convirtiendo en adicto a su sabor.
Ella le dio el pañuelo.
—A ti no te queda tan bien como a mí.
Él sonrió y se limpió los labios mientras se miraban a los ojos. No tenía sentido fingir que no estaban haciendo nada más allí, porque lo estaban haciendo. De repente se puso serio.
—Escúchame bien, _______. No quiero que esta noche seas nadie excepto tú misma, ¿de acuerdo? Si quieres pasarte toda la cena hablando de las ventajas de los productos orgánicos, no me importa. Si decides despeinarte para que se te hagan rizos o te vas a la cocina para ofrecerle los productos de tu huerto al cocinero, tampoco me importa...
—¡No soy tan burda!
—No me estás entendiendo —la reprendió—. Lo que digo es que me parece bien que seas tú misma y te comportes como tal. Lo único que me importa es que te ciñas a la historia de cómo nos conocimos y que tengas presente que cuando salgamos de aquí nos iremos a casa juntos como una pareja, y después nos iremos a la cama y haremos esto.
Otro beso estaba en camino.
—No te atrevas —dijo ella, echando la cabeza hacia atrás.
Pero él se atrevió y le asaltó la boca rápidamente. El beso no bastó para quitarle el pintalabios por segunda vez, pero sí para distraerla de lo que estaba a punto de hacer. Sintió que la tomaba de la mano izquierda. Cuando bajó la vista, le había quitado el anillo de zafiros y le había puesto otro que parecía exactamente igual.
—¿Por qué has hecho eso? —preguntó.
—Puede que el de bisutería fuera una buena imitación, cara, pero no habría engañado a los expertos con los que estamos a punto de cenar.
—A ti te engañó cuando lo viste.
—Estaba demasiado enfadado para fijarme.
—Es tan chillón...
_______ suspiró mientras observaba que el anillo brillaba y relucía mucho más que el anterior.
—¿No te gusta?
—No le gustaría a nadie. Sólo pretendía llamar la atención de Leo. ¿Cómo has hecho para conseguir éste tan pronto?
—Soy de esos hombres que consiguen lo que quieren cuando lo quieren.
Louis se iba a guardar el anillo viejo en el bolsillo, pero ella se apresuró a quitárselo de la mano y guardárselo en el bolso.
—Sólo usaré el verdadero cuando salgamos juntos —le comunicó, ofendida—. El resto del tiempo llevaré el falso.
—Si te preocupa perderlo, está asegurado...
______ sacudió la cabeza. Su preocupación no tenía que ver con perder el anillo de zafiros auténticos, sino con perder el contacto con la realidad, si no se quedaba con el de las piedras falsas.
—Sólo lo usaré cuando salgamos —repitió.
—¿Y en nuestra cama?
_______ lo pensó un momento.
—No usaré ningún anillo —decidió.
—¿Eso significa que nuestra relación sexual no tiene nada que ver con el resto?
Ella asintió, porque el sexo era lo único verdadero en medio de tanta farsa.
Él no dijo nada; suspiró e iba a abrir la portezuela cuando de repente cambió de idea. Se volvió hacia ella, la tomó de la barbilla y bajó la cabeza para quitarle el pintalabios con la urgencia de su beso de amante posesivo.
—La parte sexual de esta relación no se ha quedado en el dormitorio, _______ —dijo con severidad—. Recuérdalo mientras te retocas el pintalabios.
Se apeó del coche y la dejó sentada allí, temblando, impresionada por lo rabioso que se había puesto. No entendía qué le pasaba ni por qué le importaba tanto qué anillo usara.
Cuando se arregló el maquillaje sentía los labios sensibles y magullados. Louis había rodeado el coche para abrirle la puerta y la estaba esperando en la acera.
Fuera hacía frío, y la chaquetilla de seda no estaba destinada a abrigar. _______ estaba tiritando, y él se acercó para arroparla con el brazo.
«Vaya, somos el vivo retrato del romance», pensó ella con sequedad mientras avanzaban hacia el restaurante.
—Sonríe —le ordenó Louis cuando abrió la puerta del local.
_______ levantó la vista y se encontró con que la estaba mirando. De repente se quedaron paralizados, sumidos en su mundo privado.
—Por todos los dioses, Louis —los importunó una voz—. Llevabais tanto tiempo ahí fuera que estábamos a punto de organizar una ronda de apuestas para ver si entrabais u os volvíais a casa.
—Como ves, Daniella, mi prometida no tiene tan malos modales como yo.
Mientras lo decía, Louis le sostuvo la mirada a ________ y vio que se ruborizaba al comprender lo que había insinuado Daniella. Le tomó una mano y se la acercó a la boca para besársela. El temblor de los labios de ________ fue como una inyección de calor entre sus piernas.
Oyó que alguien más hablaba, pero no supo quién. Cuando se volvió sólo vio una mancha borrosa de caras sonrientes. No entendía qué le pasaba y pensó que tal vez estuviera enfermo, porque veía doble. Volvió a mirar a ________ y frunció el ceño. Su cara estaba perfectamente definida. No era un descubrimiento agradable. Enderezó lo hombros, recobró la compostura y se giró para volver a mirar a los demás con una sonrisa relajada.
—Buona sera —saludó—. Siento haberos hecho esperar. Sé que os morís de ganas de conocer a mi preciosa _______...
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
ohhh la dejaste buenisima tienes que seguirla
por fii; ah y un favor no abandones la nove por tanto tiempooo
pleaseeee
por fii; ah y un favor no abandones la nove por tanto tiempooo
pleaseeee
Rosy-Directioner
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
siguleeee poravor q tu nove esta buena
sheryl.E
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
aaaaaaahhh :corre: la dejaste en lo mejor :happuy: :imdead: tienes que seguirla pronto :muack: saludos :bye:
Grisel.
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
Capítulo 9
«MI preciosa _______...». Aquél fue el comienzo de la peor noche de la vida de su preciosa _______.
La hermanastra de Louis no se creía ni una sola palabra de lo que le decían. Los otros estaban encantados de acogerla en su círculo, pero también estaban sorprendidos y sentían curiosidad por aquella desconocida que había surgido de la nada y había entrado en la vida de Louis.
Al parecer, Daniella tuvo que guardarse sus sospechas. Tal vez tuviera demasiado miedo de Louis para atreverse a decir abiertamente lo que pensaba en realidad, pero sometió a _______ a un interrogatorio despiadado sobre Elise.
—¿Cómo está tu hermana?
—Estupendamente, de vacaciones en Florida con su marido y su hijo.
—¿Os conocisteis por ella?
—No, nos conocimos en una cena, en la casa de unos amigos de Leo y Elise.
—Habéis sido muy reservados sobre esta relación.
—_______ lo prefería así —contestó su hermano—. Los dos lo preferíamos. Mira lo que ha pasado desde que se ha hecho pública. Se ha convertido en una caza de brujas.
—Es lo que suele pasar cuando una mujer se te echa encima delante de un periodista. O cuando apareces desnudo en la ventana de un dormitorio.
_______ se sonrojó, pero Louis no se inmutó en absoluto.
—Esa actitud de niña malcriada que se enfada porque no le habían contado un secreto no te queda nada bien.
Dejarla al nivel de una niña malcriada sirvió para que Daniella se callara, pero no para que dejara de sospechar que _______ no era quien decía ser, y se encargó de dejarlo muy claro cuando se la encontró en el cuarto de baño.
—Sé que mi hermano estaba saliendo con Elise, porque fui yo quien le dijo que estaba casada y tenía un hijo, así que no trates de engañarme, _______. Ese anillo es tan falso como toda tu historia.
_______ miró el anillo de diamantes y zafiros que le adornaba el dedo y se estremeció.
—No quiero discutir contigo, Daniella.
—Pues yo sí quiero discutir contigo. Te vi echarte encima de Louis la otra noche, y vi cuánto se enfadó. Creo que Elise y tú estáis tratando de chantajearlo.
Al margen de que daba miedo que se acercara tanto la verdad, _______ temía a Daniella porque parecía muy protectora y sinceramente preocupada por Louis.
—¡Y no estás tomando alcohol! —dijo Daniella de repente—. Estás embarazada, ¿verdad? ¿Tuviste una aventura con él, como tu hermana, y le estás exigiendo que se case contigo?
_______ se quedó mirándola como si le hubiera salido otra cabeza.
—Nunca tomo alcohol —mintió—. Y repite tus acusaciones delante de Louis, si te atreves.
Acto seguido, dio media vuelta y salió del baño.
Al verle la cara de disgusto, Louis se puso en pie antes de que se sentara y la rodeó con los brazos.
—¿Algún problema?
_______ sacudió la cabeza, porque sabía que los otros estaban escuchando.
—Sólo un poco de jaqueca.
—En ese caso, nos vamos.
No era una proposición, y _______ no se opuso. Cuando se estaban despidiendo, Daniella volvió a la mesa y le lanzó una mirada cortante a su hermano.
Para empeorar aún más la situación, una cámara los retrató mientras Louis la ayudaba a ponerse la chaqueta. Había bajado la cabeza para besarle el cuello, en una de las tantas demostraciones de afecto de la velada.
—¿Qué ha pasado con Daniella? —le preguntó en cuanto volvieron al coche.
—Lo sabe.
—¿Qué es lo que sabe?
—Todo. Cree que te estoy chantajeando con tu aventura con Elise.
—Me estabas chantajeando —puntualizó él con sequedad.
—También me ha acusado de estar embarazada, porque no tomaba alcohol, y de haber tenido una aventura contigo cuando estabas con Elise. Menuda reputación tienes, cuando hasta tu familia te cree capaz de salir con dos mujeres a la vez.
—Sólo estaba tratando de sonsacarte. Y se preocupa por mí.
—Tienes suerte.
—¿Lo dices porque tu familia no parece muy preocupada por ti?
—Se preocupa por mí.
—Tu tío, tal vez, pero hasta él se fue en cuanto se convenció de que yo no era tu rompecorazones napolitano. Podría haberle mentido, pero no se quedó el tiempo suficiente para ponerme a prueba.
—Está muy ocupado.
—¿Como tus medios hermanos, que están tan ocupados que ni siquiera han tenido tiempo para averiguar si te había descuartizado y arrojado al Támesis?
—Cállate.
Se quedaron en silencio durante el resto del viaje.
Mientras subían en el ascensor, _______ se miró fijamente los pies; no sabía qué estaba mirando Louis, pero tenía la desagradable sensación de que podía ser a ella.
Cuando entraron al piso se fue a una habitación de invitados, porque no estaba dispuesta a dormir con él aquella noche. Que Louis no hiciera nada para detenerla la puso más tensa aún.
Durmió poco y mal, vestida sólo con el sujetador y las braguitas, y tapada con un edredón azul. A la mañana siguiente se levantó temprano, hizo la cama y entró sigilosamente en el dormitorio para buscar algo que ponerse antes de que llegara Rosa.
La cama estaba vacía y, por el aspecto que tenía, él tampoco había descansado bien. Se acercó a la puerta del baño para ver si oía la ducha, con la esperanza de que Louis ya se hubiera ido a trabajar.
—¿Buscas algo, amore?
Cuando se giró lo vio en la entrada del vestidor, con las caderas envueltas en una toalla y el torso desnudo. Fue como recibir una descarga eléctrica.
—Creía que a estas horas ya te habrías ido —contestó sin pensar.
Él sonrió y empezó a avanzar, y _______, a retroceder.
—¿Has dormido bien?
—Sí, gracias.
—¿Necesitas ayuda con el albornoz?
Ella bajó la vista y soltó un grito ahogado al ver que se le había desatado el cinturón y lo llevaba abierto. Lo había encontrado en el otro baño, y era tan grande que le arrastraba por el suelo y las mangas le quedaban largas. Creía que se había atado bien el cinturón, pero evidentemente no era así.
Negó con la cabeza y luchó con las mangas para poder agarrar los dos extremos del cinturón.
—Vete —dijo.
Pero Louis Tomlinson no estaba dispuesto a irse a ninguna parte. Siguió avanzando hasta situarse justo delante de ella y le ató el cinturón con calma, rozándole el estómago con los dedos. Ella contuvo la respiración. Él hizo caso omiso de la reacción, terminó su tarea, dio media vuelta, dejó caer la toalla al suelo, volvió al vestidor y cerró la puerta.
Aquello fue como una bofetada. Ella se había negado a dormir con él, y Louis le estaba demostrando que no le había importado demasiado.
_______ corrió al cuarto de baño y se quiso morir, porque era tal la frustración que sentía que, si le hubiera quitado el albornoz y la hubiera arrastrado a la cama, no se habría resistido.
Tuvo un día largo, y cuando volvió al piso estaba muy cansada. Rosa se había ido hacía horas, y Louis aún no había vuelto, lo que le permitía tener un rato de soledad y darse un baño largo y relajante. Se quedó en la bañera más tiempo del que había pensado. Cuando volvió al dormitorio notó que Louis había vuelto, aunque afortunadamente no estaba en la habitación, y se apresuró a ponerse los vaqueros y la camiseta antes de salir a buscarlo.
Estaba en la cocina preparándose un sándwich, y se había quitado la chaqueta y arremangado la camisa. Al oír sus pasos se giró para mirarla.
—Ciao. Estás... rosa...
—Me he dado un baño demasiado largo.
Él volvió a lo que estaba haciendo.
—¿Quieres un sándwich?
—¿De qué?
—De lo que quieras. Hay queso, jamón y un poco de pollo.
_______ eligió el jamón, porque fue lo primero que vio, se lo tendió y se quedó mirándolo trabajar.
—¿No te vas a ofrecer a prepararlo tú? —preguntó Louis, sorprendido.
—No. Soy una negada en la cocina. Ni siquiera sé hacer un sándwich sin que se me desarme.
—¿Y sabes hacer café?
—Sólo si es instantáneo.
—Eso es trágico. Ven, que te enseño a preparar un buen expreso. Es tan fácil como hacer café instantáneo, pero sabe mucho mejor.
_______ se acercó a la cafetera y se sirvió una taza, como había hecho dos días antes. Dos días que parecían años.
—Tony dice que otra vez has estado dando muchos paseos.
Ella se volvió a mirarlo con curiosidad.
—¿Con que frecuencia te informa?
Él se encogió de hombros.
—Cada vez que paráis en alguna parte.
—¿Te parece necesario? La verdad es que en los dos días que he estado dando vueltas por ahí no he visto a un solo periodista.
—Lo que demuestra que serías una detective pésima...
Louis se volvió y le señaló el periódico que estaba sobre la mesa.
_______ lo abrió y vio una foto en la que salía sentada a la mesa en un restaurante de moda de Knightsbridge, tomando un café con el chef y dueño del local. Se sonrojó, no sólo porque no se había dado cuenta de que la prensa la hubiera seguido, sino porque en aquel momento comprendió que el único motivo por el que había estado sentada allí era que el hombre la había reconocido y había sentido curiosidad.
—¿Y dónde estaba Tony cuando me sacaron esta foto? —preguntó.
—Se deshizo del fotógrafo, pero no antes de que se las ingeniara para sacar esta foto. Después, el tipo esperó a que te fueras del restaurante y volvió para hacer preguntas.
El chef había conseguido hacer propaganda de su restaurante contándole alegremente al periodista cómo se ganaba la vida _______ Carmichael. En otro periódico había una foto de Louis besándola en la mejilla mientras la ayudaba a ponerse la chaquetilla.
—Ahora soy famosa —murmuró.
—Bueno, tu otra vida ya no es secreta. Lo que significa que puedes dejar de esconderte detrás de la máscara de Elise cuando salgamos.
—A Daniella le va a encantar.
Él se volvió con dos platos cargados en las manos.
—He hablado con ella. Te pide disculpas y se compromete a comportarse la próxima vez que la veas.
—No tiene que pedirme disculpas por nada. En realidad, hasta me cae bien a pesar de...
yamii_jjonatikacrazy!!
Re: Una Novia Para el Italiano |Louis Tomlinson y Tu| (Adaptación)
ohh a pesar de...
DE QUE??
por fa siguela
DE QUE??
por fa siguela
Rosy-Directioner
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