¿Dispuesta a amar a alguien que desea tu sangre? [Niall Horan & Tú]

Nos recostamos en la cama, apagué la luz principal y encendí la de la pequeña lámpara que había en mi mesa de luz. Me recosté en su pecho y cerré los ojos mientras él acariciaba mi cabello y espalda. Comenzó a relatar.

— Recuerdo que fue en el invierno de 1915… —Su mirada se dirigía al vacío. Creo que recordaba. — Tenía 17, en ese entonces. Era una rata de biblioteca, no tenía amigos, y mi familia no estaba interesada en mí. Mi hermano, Greg, era todo lo que yo quería ser algún día. Estaba en la universidad más prestigiada de Irlanda, en sus últimos años de instituto fue mariscal de campo, tenía novia, y mis padres lo admiraban. Todos los días al llegar a casa, me daban una charla sobre mi futuro. ¡Demonios, era agotador! Prefería estar encerrado en la biblioteca que ir a casa —Percibí el dolor y el rencor en sus palabras. Me acomodé y posé mis labios en su mejilla, dándole un sonoro beso. Me miró y sonrió. — Fue un viernes, iba de camino a casa, alrededor de las diez de la noche. Tenía planeado tomar un taxi, pero claro, a las diez de la noche no hay nada afuera de una biblioteca —Rió amargamente— Así que puse mi mochila al hombro y comencé a caminar, las calles estaban iluminadas sólo por la luz de los faroles y casi no pasaban autos.
“Eran cerca de diez calles las que debía caminar, e iba en la tercera. Sentí pasos detrás de mí, que cada vez sonaban más cerca, pero siempre que volteaba, la acera estaba vacía, nadie pasaba por allí.”

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, haciéndome temblar. Niall se puso de pie y buscó una manta para luego cubrirnos a ambos. Sus ojos brillaban a la luz de la luna, y sus facciones lo hacían verse aún más hermoso de lo que ya era.

— ¿Qué ocurrió luego? —Mi voz tembló.

— Como supuse, alguien me seguía. Y me abordó una calle después. Recuerdo haber recibido un golpe en la cabeza, y luego haber despertado en un callejón.
“Era una mujer era alta, de tez pálida y algo brillosa a la luz artificial. Sus ojos eran un verde intenso, y los labios los tenía en un rojo burdeo. Se acercó a mí con cara de pocos amigos, y mencionó que había sido un desperdicio. Y claro, era un nerd con anteojos, camisa y pantalones caqui. —Rió, aquella risa reflejaba melancolía, y tal vez algo de odio— Y bueno, aún aturdido le miraba. Se puso en cuclillas y me miró a los ojos. Creo que fue la única vez que sentí tanto miedo en mi vida. Cerré los ojos, esperando a que me matara, pero lo luego sentí no fue nada comparado a un golpe. Fue la peor sensación que he experimentado ¿sabes?” —Me miró. Le miré, confundida.
“La sentí posar sus fríos labios en mi cuello. Yo temblaba. Luego de eso, recuerdo la mordida, y un gran ardor que comenzaba a recorrer mi cuerpo. Esperaba morir para acabar con ese sufrimiento, realmente era peor que te cortasen el cuello con algo de filo.” —Se estremeció. — Oí su risa a lo lejos, y después de eso, ya no recuerdo nada, sólo haber amanecido allí mismo, con mi mochila a mi lado y fuerte dolor de cabeza.
“Mis sentidos eran más agudos. Oía sobre lo que hablaba la gente cuando pasaba por la acera. Podía ver mejor, sentía una fuerza sobrenatural.”

— ¿Qué hay de tus padres? ¿Fuiste a casa enseguida?

— Claro que sí. Quería una ducha y ropa para poder cambiarme. Entré por mi habitación, no quería ver a mis padres y pasar desapercibido, o que me dieran otro sermón sobre como debía de actuar y no llegar a dormir.
“Dos días después vi mi rostro en el diario. Estaba viviendo en una casa abandonada en las afueras de Mullingar. Había una foto de mí, el número de mis padres y cuando se me vio por última vez.
Años después conocí a David y Jennifer. Me presentaron a Louis y Oma. Quienes tenían una mejor historia que la mía. Aunque claro, todos evitaban la parte de la mordedura y el ardor que sientes por cerca de treinta minutos.”

Quedamos en silencio unos minutos. Comencé a pensar que se sentiría al momento de que aquello ocurriese. Niall respiraba lentamente, y ya sentía el peso de mis párpados para quedarme dormida. Y lo que menos deseaba era aquello.
Miré a Niall, quien estaba con sus ojos cerrados.

— ¿Niall?

— ¿Mmh?

— ¿Volviste a ver a tu familia? —Pregunté en un susurro.

— Sólo una vez. Diez años después, ya nadie recordaba a Niall Horan el chico desaparecido de Mullingar. Visité primero a Greg, mi hermano. Se había mudado a Doncaster, y vivía junto a Marissa y sus dos hijos. Marie y Josh. Pero claro, sólo hablé con Greg. Fui una noche que había discutido con su esposa y le expliqué la historia. No me creyó al principio, pero luego se convenció. No todos los días ves a tu hermano perdido hace diez años y sigue igual de 17, ¿no? —Rió. Sonreí.

— ¿Y tus padres? —Sabía que no le gustaba hablar de ellos. Pero la curiosidad me estaba matando.

— Oh, a ellos los fui a ver de día. Me recibieron con mucho ‘cariño’, y me hicieron un millón de preguntas del por qué había desaparecido así, en que estaba involucrado y que era lo que ocurría. Omití todo lo relacionado con lo que soy ahora, así que les dije que me quedé dormido en la biblioteca y al día siguiente aparecí en un apartamento en las afueras de Mullingar. No tenía dinero para volver ni teléfono celular, y tampoco sabía en donde estaba, así que estuve allí viviendo con Lou. No era creíble, pero claro, para ser ellos, estaba bien.

— Oh… —Mi mirada se dirigió a la luna llena. Estaba gigante esa noche, e iluminada gran parte de la habitación. — Lo lamento. —Susurré.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Uhm, no lo sé —Reí— Tal vez, por todo. Ya sabes, la historia.

— Tonta —Rió— Eso ya no importa. Te tengo a ti —Sentí mi corazón dando un vuelco de 360º y mi estómago revolverse.
Lo miré y nos besamos.

— ¿Te quedas conmigo esta noche?

— Claro que sí, princesa. —Y me acurruqué más a él.