I Wish {Liam Payne y TU}

{Primera parte}

En una mesa de un lujoso restaurante estaban tres personas sentadas, dos mujeres y un hombre. Una de las jóvenes era una rubia de ojos azules, y los otros dos eran un par de mellizos.

—Él ya ha llegado, ahora todo está a contrarreloj, yo creo que deberían convencerlo, si él no está de su parte, den por perdido esto.— dijo la rubia.
—¡Genial!, lo que nos faltaba y si él está aquí eso significa que ella también está cerca.— comentó algo molesta la otra.
—No seas tan negativa hermanita, al menos no salió tan mal, a pesar de lo que pasó, las cosas se compusieron, pero en si, ¿no se supone que Danielle no iba a regresar?
—Se suponía, pero tengo la leve sospecha que ella tuvo que ver, siempre interfiere en l’amour que tanto me esfuerzo en hacer florecer, yo creo que lo hace adrede.
Los jóvenes a lado de ella comenzaron a reírse, era divertido verla cuando comenzaba a molestarse en casos como ese, entiéndase en el aspecto romántico de las cosas.
—En fin, nosotros nos iremos, Vale. Veremos si nos encontramos con él, y lo convencemos de que nos de un poco más de tiempo…
—Está bien, que les vaya bien…Yo tengo que prepararme, tendré mucho trabajo en estos días. Este mes es en el que más trabajo.
Ellos le sonrieron y se marcharon.

Especial de San Valentín 01.

Nadie dijo que enamorarse de tu mejor amigo sería fácil, pero tampoco pensó que fuera tan difícil, quiso regresar el tiempo y cambiar lo que sentía, hubiera sido mejor para ella vivir en la ignorancia que aceptar que estaba tontamente enamorada de su mejor amigo, el cual parecía no verla de otra forma que como su amiga de la infancia.

Hundió su rostro en la almohada, y después inquirió molesta, —¡LIAM! ¡TE ODIO!—, sabía que lo decía más por la rabia del momento que porque en verdad lo sintiera, sabía que en realidad amaba a Liam, pero en esos momentos se encontraba furiosa con él.

Esto debido a que él había decido invitar a otra a salir, tal vez lo hubiese aceptado felizmente si la susodicha no fuera la persona que ella más odiase en el mundo, sabía que probablemente ella sólo lo estuviese usando pero él se negaba a escucharlo, haciendo que irremediablemente ella se molestara y terminara yéndose molesta, sin darle tiempo de hablar y después de eso lo había evitado por algunos días.

Volvió a hundir su cabeza en la almohada y después levantó la mirada encontrándose con una pequeña cajita de san Valentín, la había preparado para Liam, al igual que unos pastelillos de chocolates hechos por ella misma, con los que pensaba declararle sus sentimientos. Suspiró resignada, ya no tenía caso, tal vez se los comería ella misma, pero no tenía caso los había hecho para él, quizá era mejor desecharlos.

Se levantó de la cama y tomó el obsequio que pensaba darle, se dispuso a tirarlo, pero no tuvo el valor de hacerlo…

Suspiró cansada, comenzaba a creer que le debía una disculpa a Liam, porque sabía que aunque tuviese razón y tal vez Madison solo estuviese jugando con él, no tenía porque haber sido tan dura con él, claro que el hecho de que ella no le cayese en lo absoluto bien y que los celos la cegaran momentáneamente podían justificar sus acciones, sin embargo ese no era el punto.

Se resignó y decidió que lo mejor era disculparse con él, a pesar de todo no quería perder su amistad y mucho menos quería estar peleada con él en san Valentín.

Perezosamente se acercó al armario, y sacó un vestido de fiesta, ese día, 14 de febrero, su escuela había preparado un baile, y ella ilusionándose tontamente se había esforzado tratando de encontrar un vestido perfecto ya que quería impresionarlo, realmente y se sentía un poco tonta al aceptarlo, había imaginado mil y un cosas para ese día, tenía la esperanza de que ese día pudiesen pasarlo juntos, bueno…usualmente pasaban el día juntos pero ella quería que fuese diferente, ella quería que lo pasaran como pareja, se sonrojó fuertemente después de pensarlo, pero era verdad, ella quería que le sucediera un milagro y que él se declarara, pero iba a ser imposible, probablemente ella tendría que dar el primer paso, pero ya no podría…

¡Dios! Estaba divagando de nuevo, sacudió su cabeza tratando de sacar esos pensamientos de su mente, ya no debía pensar en ello, debía pensar en como disculparse, o podía quedarse encerrada en su cuarto esperando que el tema quedase en el olvido aunque…conociendo a Liam probablemente él se disculparía primero, comenzaba a reconsiderar dejarlo así, pero ¡no!, tenía que hacerse responsable.

Tomó sus cosas y se dispuso a irlo a buscar, pero justo cuando iba a salir se encontró de frente a su tía.

—¿No vas a ir a la fiesta?— le preguntó.
—No, sólo iré a hablar con Liam y me regresaré, —le respondió y se dispuso a salir.
—Por supuesto que no señorita, usted no sale de aquí hasta que este decentemente arreglada.— Sintió un escalofrío recorrerla e intentó huir, pero no pudo…
Miró su reflejo, se veía completamente diferente, ahora traía el vestido que se había esforzado en elegir, se encontraba ligeramente maquillada y su peinado era una trenza de cascada.
Su tía, a su lado, sonreía felizmente, complacida con su trabajo.
—Te ves hermosa ___(tn). Vamos, yo te llevó a la fiesta.— Comentó y de nuevo, sin darle tiempo a responder, la tomó del brazo y la arrastró hacia el coche. Ella sólo se resignó.
Tardaron unos minutos en llegar, y pudo notar como todo estaba ambientado para el dichoso día, había varios jóvenes tomándose fotos, entrando y saliendo del edificio en el que se llevaría a cabo la fiesta, su tía le sonrió y se despidió de ella…
Entró al salón y comenzó a buscar a Liam con la mirada, quería hacerlo rápido y poder regresar pronto a su casa y esperar a que el día terminara.
No tardó mucho en encontrarlo, se encontraba platicando con otros compañeros del salón, se acercó a él y cuando estuvo detrás suyo, le tocó el hombro para llamar su atención, ya que la música estaba demasiado alta como para que la pudiese escuchar.
Él se volteó al instante y cuando la reconoció una expresión de sorpresa se colocó en su rostro al igual que un leve sonrojo.
—Podemos hablar, —le preguntó cerca de su oído y él asintió. Ambos salieron del salón y fueron al patio del establecimiento, miró detalladamente el patio, estaba hermoso, con los arboles cortados de modo que tuvieran forma de corazones y de querubines, lo único que faltaba eran los pajaritos cantando y sería casi una escena sacada de un libro de romance, pensó sarcásticamente.
Se sentaron en una banca, y un silencio incomodo se dio entre ellos, lo único que se escuchaba era el sonido de la música…Dios, no era tan fácil disculparse, no tenía ni idea de cómo empezar.
—¿Qué me tenías que decir?—preguntó él nerviosamente.
—Yo…—empezó a decir ella, mirando al suelo como si fuera lo más interesante del mundo. Levantó la mirada e inhaló fuertemente, lo miró fijamente.
—Lo lamento,— terminaron diciendo ambos al mismo tiempo, y al darse cuenta de lo que el otro había dicho, se miraron confundidos.
Ella fue la primera en hablar, —¿por qué lo lamentas? Yo tuve la culpa por haber dicho cosas tan crueles…
—¡No!, la culpa es mía, yo sé que no quisiste decirlo y había querido disculparme desde que paso, pero pensé que no querías hablarme y…yo no quise molestarte, pero en verdad lamento lo que sucedió y si hay alguna forma en la que pueda compensarte solo tienes que decirme.— Le dijo rápidamente y ella sintió un poco de culpa, él siempre era el que se disculpaba.
—No… yo también tuve culpa, así que no te sigas disculpando, —le respondió ella con una sonrisa.
—pero…—intentó alegar él, pero ella le colocó un dedo sobre los labios buscando silenciarlo.
—Está bien, pero si tanto insistes déjame pensar en como me puedes compensar.—Dijo ella y le jaló las mejillas, haciendo que ambos se rieran.
Una canción lenta comenzó a sonar, (A thousand years) y a ella se le ocurrió la idea perfecta.
—Baila conmigo, —le dijo y él la miró al instante, pero no dijo nada y se levantó.
—¿Me permites este baile?—le dijo mirándola sonrojado y extendiéndole su mano, ella sólo sonrió mientras que tomaba su mano y se levantaba también.
Él rodeó su cintura y ella colocó su mano en su hombro, se tomaron de las manos y comenzaran a bailar lentamente.
Ambos mentirían si dijeran que no comenzaron a sentir como sus corazones latían fuertemente, en esos instantes, ahí los dos solos sintieron como si el mundo fuera solo para los dos.
—No creí que vinieras, —dijo él y añadió: —pero me alegro que lo hicieras.
—No pensaba venir, bueno…no así, pensaba solo venir, disculparme e irme, pero mi tía no me dejó…— comentó ella.
—Creo que deberé agradecerle… Te ves hermoso, — comentó y ella al instante se sonrojó completamente, él cuando se dio cuenta también se sonrojó, no creyó que esas palabras salieran de su boca, porque si creía que se veía hermosa en esos momentos, pero no pensaba decirlo.
La música seguía y ellos seguían bailando ahora nerviosos por los sentimientos que estaban aflorando.
—¿En serio lo crees?—le preguntó ella y alzó su mirada para encontrarse con la suya, él asintió.
Se miraron fijamente, y sintieron como si todo a su alrededor se detuviera, lo único que importaba era el otro, acercaron sus rostros lentamente y se besaron, fue un simple roce, corto, que fue interrumpido cuando escucharon pasos acercarse, se separaron rápidamente y se encontraban completamente sonrojados.
—¿Liam?—escuchó que alguien preguntaba, esa voz… se trataba de Madison, ahora le llegaba un cargo de conciencia.
—Creo… creo que yo me voy, — y antes de que pudiese decir algo se dio la vuelta y salió rápidamente de ahí.
Llegando a su casa, subió rápidamente a su habitación, y se recostó en la cama, cerró sus ojos y se llevó una mano al rostro e inconscientemente sus dedos rozaron sus labios y volvió a sonrojarse fuertemente.
Esta vez si estaba completamente confundida, tal vez lo mejor era dormirse y pensar las cosas con claridad al día siguiente, si, eso haría, se dijo y se acomodó para dormir, ni siquiera se molestó por cambiarse, simplemente se recostó.
Estando medio dormida, sintió como alguien entraba a su habitación, que raro, se suponía que no habría nada en su casa, tomó su almohada y se giró, notando que había un extraño en su habitación, juntando todo su valor se levantó y agarró a almohadazos al individuo.
—Detente ___(tn), ¡duele!—escuchó que le decían e inmediatamente se detuvo, se acercó rápidamente al interruptor de luz y lo encendió, miró al individuo y notó que era nada más y nada menos que Liam.
Soltó su almohada y se le quedó mirando extrañada, —¿Qué haces aquí? O más bien, ¿cómo entraste?—le preguntó.
—Pues…te recuerdo que tengo una copia de la llave de la casa, —le dijo él y después se sonrojó levemente, y le extendió una rosa, —y estoy aquí, porque…me di cuenta que eres mi mejor amiga y que no quería pasar este día con… nadie más…Digo no soy realmente un fan de las fiestas y, creo que es mejor si lo pasamos como usualmente lo hacemos.
Ella sintió como las mejillas se le coloreaban de rojo, y comenzó a creer que tantas emociones en un día le harían daño, tomó la flor y se quedó admirándola, era hermosa.
Sabía que Liam era lento en toda la extensión de la palabra y escrita en mayúsculas, y también estaba consciente de que probablemente, el torpe tardaría en darse cuenta de las cosas, pero en esos momentos poco importaba, después de todo ese tonto era la persona de quien estaba enamorada.
—Sería perfecto, así que vamos. — comentó ella mientras lo tomaba de las manos y caminaba fuera de la habitación.
Y terminaron pasando lo que restaba del día entre películas y videojuegos, lo cual si lo pensaba no era romántico en lo absoluto pero… tal vez no existiese san Valentín más perfecto que ese, pensó ella mientras lo miraba divertida.