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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
Nombre: Pushing the Limits
Autor: Katye McGarry
Adaptacion: Si
Genero: Drama-Romance
Advertencias: Muchas malas palabras.
Otras paginas: Nou.
Autor: Katye McGarry
Adaptacion: Si
Genero: Drama-Romance
Advertencias: Muchas malas palabras.
Otras paginas: Nou.
Última edición por B e r e. el Sáb 26 Ene 2013, 10:08 am, editado 1 vez
B e r e.
Re: Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
Sipnosis.-
Su relación el uno con el otro es tan equivocada... pero a la vez tan correcta. Nadie sabe lo que ocurrió la noche en que Echo Emerson dejó de ser la chica más popular con un novio atleta y se convirtió en una paria social y en el centro de los rumores que hablaban de las "extrañas" cicatrices que ahora tiene en los brazos. Ni siquiera Echo puede recordar todo lo que pasó esa horrible noche. Lo único que sabe es que quiere que todo regrese a la normalidad. Pero cuando Harry Styles, el sexy casanova y solitario chico en chaqueta de cuero negro entra en su vida con su actitud ruda y su gran entendimiento, el mundo de Echo cambia en formas que ella jamás había imaginado. Ellos no deberían tener nada en común. Y con los secretos que ambos ocultan, estar juntos debería ser imposible. Sin embargo, la loca atracción que hay entre ellos se rehúsa a desaparecer. Y Echo deberá preguntarse que tanto pueden presionar los límites y lo que está dispuesta a arriesgar por el único chico que le puede enseñar a amar de nuevo.
Su relación el uno con el otro es tan equivocada... pero a la vez tan correcta. Nadie sabe lo que ocurrió la noche en que Echo Emerson dejó de ser la chica más popular con un novio atleta y se convirtió en una paria social y en el centro de los rumores que hablaban de las "extrañas" cicatrices que ahora tiene en los brazos. Ni siquiera Echo puede recordar todo lo que pasó esa horrible noche. Lo único que sabe es que quiere que todo regrese a la normalidad. Pero cuando Harry Styles, el sexy casanova y solitario chico en chaqueta de cuero negro entra en su vida con su actitud ruda y su gran entendimiento, el mundo de Echo cambia en formas que ella jamás había imaginado. Ellos no deberían tener nada en común. Y con los secretos que ambos ocultan, estar juntos debería ser imposible. Sin embargo, la loca atracción que hay entre ellos se rehúsa a desaparecer. Y Echo deberá preguntarse que tanto pueden presionar los límites y lo que está dispuesta a arriesgar por el único chico que le puede enseñar a amar de nuevo.
B e r e.
Re: Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
Capitulo 1
Narra Echo.
Mi padre es un loco del control, odio a mi madrastra, mi hermano está muerto y mi madre tiene… bueno… asuntos. ¿Cómo crees que lo estoy haciendo? Que es cómo habría amado responderle a la pregunta de la Sra. Collins, pero mi padre ponía demasiada importancia en apariencia para que pudiera contestar honestamente. En su lugar, parpadeé tres veces y dije—: Bien.
La Sra. Collins del nuevo instituto clínico de trabajadores sociales Eastwick actuó como si no hubiera hablado. Empujó un montón de expedientes al lado de su ya desordenada mesa y hojeó varios papeles. Mi nueva terapeuta tarareó cuando encontró mi expediente grueso tres pulgadas y se recompensó con un sorbo de café, dejando un vivo labial rojo en la curva de la taza. El hedor del café barato y punta de lápices recién hechas colgó en el aire. Mi padre verificó su reloj desde la silla a mi derecha y, en mi izquierda, la Bruja Malvada del Oeste se movió impacientemente. Yo estaba perdiendo el primer período de cálculo, mi padre estaba perdiéndose alguna reunión muy importante, y, ¿mi madrastra de Oz? Estoy segura de que estaba perdiendo su cerebro.
—¿No te encanta enero? —La Sra. Collins preguntó y abrió mi archivo—. Nuevo año, nuevo mes, nueva pizarra para comenzar sobre ella. —Ni siquiera esperando por una respuesta, continuó—: ¿Te gustan las cortinas? Las hice yo misma.
En un sincronizado movimiento, mi padre, mi madrastra y yo volvimos nuestra atención a las cortinas rosas con lunares, colgando en las ventanas, pasando por alto el lote de aparcamiento estudiantil. Las cortinas eran demasiado ''Pequeña Casita de la Pradera'' con el color combinando de una mala y delirante manera para mi gusto. Ninguno de nosotros contestó, y nuestro silencio creó una incomodidad pesada. El BlackBerry de mi padre vibró. Con exagerado esfuerzo, lo tiró fuera de su bolsillo y desplazó hacia abajo la pantalla. Ashley tamborileó los dedos sobre su vientre hinchado y yo leí diversas placas pintadas a mano, colgadas en la pared, para que pudiera concentrarme en cualquier cosa que no fuera ella. El fracaso es tu único enemigo. La única manera de llegar arriba es no mirar abajo. Tenemos éxito porque creemos. ¿Cuánta madera podría tirar una marmota, si una marmota puede tirar madera? 1 Bueno, así que el último no hizo el muro de refranes, pero me pareció divertido. La Sra. Collins me recordaba a un perro labrador cubierto con su cabello rubio y actitud demasiado amistosa.
—Echo está en ACT y las calificaciones de SAT 2son fabulosas. Puede estar muy orgulloso de su hija. —Me dio una sincera sonrisa, exponiendo todos sus dientes.
Comenzó el temporizador. Mi sesión de terapia estaba oficialmente iniciada. Cerca de hace dos años, después del incidente, Servicios de Protección Infantil habían “recomendado encarecidamente” terapia y papá rápidamente aprendió que era mejor decir que sí a cualquier cosa “altamente recomendable”. Solía ir a terapia como la gente normal, en una oficina separada de la escuela. Gracias a una influencia en la financiación del estado de Kentucky y una sobre-entusiasta trabajadora social, me había convertido en parte de este programa piloto. El único trabajo de la Sra. Collins era tratar con algunos chicos de mi escuela. Suerte la mía.
Mi padre se sentó más erguido en su lugar. —Sus notas en matemáticas eran bajas. Quiero que vuelva a tomar las pruebas.
—¿Hay un baño cerca? —Interrumpió Ashley—. El bebé ama sentarse en mi vejiga.
Mas cómo que Ashley amaba ser al centro de la atención. La Sra. Collins le dio una sonrisa forzada y señaló la puerta.
—Salga por el pasillo principal y doble a la derecha.
La forma en que salió de su silla, Ashley actuaba como si llevara una pelota de miles de libras de plomo, en lugar de un bebé. Sacudí la cabeza en disgusto, que sólo sacó de mi padre una Mirada helada
—Sr. Emerson —continuó la Sra. Collins una vez que Ashley dejó el cuarto—, las calificaciones de Echo son buenas sobre la media nacional y, según su expediente, ya aplicó para las universidades de su elección.
—Hay algunas escuelas de comercio con plazos más largos que me gustaría que ella aplicara. Además, esta familia no acepta “por encima del promedio”. Mi hija será sobresaliente. —Mi padre habló con el aire de una deidad. Bien podría haber añadido la frase que así se escriba, que así se cumpla 3 . Apoyé mi codo en el reposabrazos y escondí mi cara entre mis manos.
—Puedo ver que esto en serio le molesta, Sr. Emerson —dijo la Sra. Collins, en un, incluso, irritante tono—. Pero las calificaciones de Echo en inglés están cerca de ser perfectas…
4 Y esto era donde me desconectaba. Mi padre y mi anterior consejero habían tenido esta pelea en mi segundo año, cuando tomé la PSAT . Luego, otra vez, cuando el año pasado tomé la SAT y ACT por primera vez. Eventualmente, el consejero aprendió que mi padre siempre ganaba y comenzó a darle por su lado. Mis resultados de las pruebas fueron la menor de mis preocupaciones. Encontrar el dinero para arreglar el auto de Aires fue la preocupación que afectó mi cerebro. Desde la muerte de Aires, mi padre había quedado obstinado sobre el tema, insistiendo en que deberíamos venderlo.
—Echo, ¿eres feliz con tus calificaciones? —preguntó la Sra. Collins. Me asomé a ella, a través del rojo, rizado cabello colgando sobre mi rostro. El último terapista comprendió la jerarquía de nuestra familia y habló a mi padre, no a mí.
—¿Disculpe?
—¿Eres feliz con tus calificaciones de ACT y SAT? ¿Quieres dar de nuevo las pruebas? —Dobló sus manos y las situó encima de mi archivo—. ¿Quieres aplicar para más escuelas?
Encontré los agotados ojos grises de mi padre. Vamos a ver. Retomar las pruebas significaría que mi padre me acosaría a cada segundo para estudiar, que a su vez significaría que me levantaría temprano en sábado, pasando la entera mañana friendo mi cerebro y luego preocupándome por semanas acerca de los resultados. ¿En cuánto a la aplicación de otras escuelas? Preferiría hacer de nuevo las pruebas.
—En realidad, no. —Las arrugas de preocupación grabadas para siempre alrededor de sus ojos y su boca se profundizaron con desaprobación. Cambié mi tono—. Mi papá tiene razón. Podría volver a hacer las pruebas.
La Sra. Collins marcó en mi archivo con un bolígrafo. Mi último terapeuta había sido muy consciente de mis problemas de autoridad. No era necesario volver a escribir lo que ya estaba allí. Ashley volvió contoneándose dentro de la habitación y se dejó caer en el asiento junto a mí.
—¿Qué me perdí? —Honestamente, había olvidado que ella existía. Oh, sí sólo papá pudiera, también.
—Nada —contestó mi padre.
Narra Echo.
Mi padre es un loco del control, odio a mi madrastra, mi hermano está muerto y mi madre tiene… bueno… asuntos. ¿Cómo crees que lo estoy haciendo? Que es cómo habría amado responderle a la pregunta de la Sra. Collins, pero mi padre ponía demasiada importancia en apariencia para que pudiera contestar honestamente. En su lugar, parpadeé tres veces y dije—: Bien.
La Sra. Collins del nuevo instituto clínico de trabajadores sociales Eastwick actuó como si no hubiera hablado. Empujó un montón de expedientes al lado de su ya desordenada mesa y hojeó varios papeles. Mi nueva terapeuta tarareó cuando encontró mi expediente grueso tres pulgadas y se recompensó con un sorbo de café, dejando un vivo labial rojo en la curva de la taza. El hedor del café barato y punta de lápices recién hechas colgó en el aire. Mi padre verificó su reloj desde la silla a mi derecha y, en mi izquierda, la Bruja Malvada del Oeste se movió impacientemente. Yo estaba perdiendo el primer período de cálculo, mi padre estaba perdiéndose alguna reunión muy importante, y, ¿mi madrastra de Oz? Estoy segura de que estaba perdiendo su cerebro.
—¿No te encanta enero? —La Sra. Collins preguntó y abrió mi archivo—. Nuevo año, nuevo mes, nueva pizarra para comenzar sobre ella. —Ni siquiera esperando por una respuesta, continuó—: ¿Te gustan las cortinas? Las hice yo misma.
En un sincronizado movimiento, mi padre, mi madrastra y yo volvimos nuestra atención a las cortinas rosas con lunares, colgando en las ventanas, pasando por alto el lote de aparcamiento estudiantil. Las cortinas eran demasiado ''Pequeña Casita de la Pradera'' con el color combinando de una mala y delirante manera para mi gusto. Ninguno de nosotros contestó, y nuestro silencio creó una incomodidad pesada. El BlackBerry de mi padre vibró. Con exagerado esfuerzo, lo tiró fuera de su bolsillo y desplazó hacia abajo la pantalla. Ashley tamborileó los dedos sobre su vientre hinchado y yo leí diversas placas pintadas a mano, colgadas en la pared, para que pudiera concentrarme en cualquier cosa que no fuera ella. El fracaso es tu único enemigo. La única manera de llegar arriba es no mirar abajo. Tenemos éxito porque creemos. ¿Cuánta madera podría tirar una marmota, si una marmota puede tirar madera? 1 Bueno, así que el último no hizo el muro de refranes, pero me pareció divertido. La Sra. Collins me recordaba a un perro labrador cubierto con su cabello rubio y actitud demasiado amistosa.
—Echo está en ACT y las calificaciones de SAT 2son fabulosas. Puede estar muy orgulloso de su hija. —Me dio una sincera sonrisa, exponiendo todos sus dientes.
Comenzó el temporizador. Mi sesión de terapia estaba oficialmente iniciada. Cerca de hace dos años, después del incidente, Servicios de Protección Infantil habían “recomendado encarecidamente” terapia y papá rápidamente aprendió que era mejor decir que sí a cualquier cosa “altamente recomendable”. Solía ir a terapia como la gente normal, en una oficina separada de la escuela. Gracias a una influencia en la financiación del estado de Kentucky y una sobre-entusiasta trabajadora social, me había convertido en parte de este programa piloto. El único trabajo de la Sra. Collins era tratar con algunos chicos de mi escuela. Suerte la mía.
Mi padre se sentó más erguido en su lugar. —Sus notas en matemáticas eran bajas. Quiero que vuelva a tomar las pruebas.
—¿Hay un baño cerca? —Interrumpió Ashley—. El bebé ama sentarse en mi vejiga.
Mas cómo que Ashley amaba ser al centro de la atención. La Sra. Collins le dio una sonrisa forzada y señaló la puerta.
—Salga por el pasillo principal y doble a la derecha.
La forma en que salió de su silla, Ashley actuaba como si llevara una pelota de miles de libras de plomo, en lugar de un bebé. Sacudí la cabeza en disgusto, que sólo sacó de mi padre una Mirada helada
—Sr. Emerson —continuó la Sra. Collins una vez que Ashley dejó el cuarto—, las calificaciones de Echo son buenas sobre la media nacional y, según su expediente, ya aplicó para las universidades de su elección.
—Hay algunas escuelas de comercio con plazos más largos que me gustaría que ella aplicara. Además, esta familia no acepta “por encima del promedio”. Mi hija será sobresaliente. —Mi padre habló con el aire de una deidad. Bien podría haber añadido la frase que así se escriba, que así se cumpla 3 . Apoyé mi codo en el reposabrazos y escondí mi cara entre mis manos.
—Puedo ver que esto en serio le molesta, Sr. Emerson —dijo la Sra. Collins, en un, incluso, irritante tono—. Pero las calificaciones de Echo en inglés están cerca de ser perfectas…
4 Y esto era donde me desconectaba. Mi padre y mi anterior consejero habían tenido esta pelea en mi segundo año, cuando tomé la PSAT . Luego, otra vez, cuando el año pasado tomé la SAT y ACT por primera vez. Eventualmente, el consejero aprendió que mi padre siempre ganaba y comenzó a darle por su lado. Mis resultados de las pruebas fueron la menor de mis preocupaciones. Encontrar el dinero para arreglar el auto de Aires fue la preocupación que afectó mi cerebro. Desde la muerte de Aires, mi padre había quedado obstinado sobre el tema, insistiendo en que deberíamos venderlo.
—Echo, ¿eres feliz con tus calificaciones? —preguntó la Sra. Collins. Me asomé a ella, a través del rojo, rizado cabello colgando sobre mi rostro. El último terapista comprendió la jerarquía de nuestra familia y habló a mi padre, no a mí.
—¿Disculpe?
—¿Eres feliz con tus calificaciones de ACT y SAT? ¿Quieres dar de nuevo las pruebas? —Dobló sus manos y las situó encima de mi archivo—. ¿Quieres aplicar para más escuelas?
Encontré los agotados ojos grises de mi padre. Vamos a ver. Retomar las pruebas significaría que mi padre me acosaría a cada segundo para estudiar, que a su vez significaría que me levantaría temprano en sábado, pasando la entera mañana friendo mi cerebro y luego preocupándome por semanas acerca de los resultados. ¿En cuánto a la aplicación de otras escuelas? Preferiría hacer de nuevo las pruebas.
—En realidad, no. —Las arrugas de preocupación grabadas para siempre alrededor de sus ojos y su boca se profundizaron con desaprobación. Cambié mi tono—. Mi papá tiene razón. Podría volver a hacer las pruebas.
La Sra. Collins marcó en mi archivo con un bolígrafo. Mi último terapeuta había sido muy consciente de mis problemas de autoridad. No era necesario volver a escribir lo que ya estaba allí. Ashley volvió contoneándose dentro de la habitación y se dejó caer en el asiento junto a mí.
—¿Qué me perdí? —Honestamente, había olvidado que ella existía. Oh, sí sólo papá pudiera, también.
—Nada —contestó mi padre.
B e r e.
Re: Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
Capitulo 2
Narra Eco .
—Echo, ¿estás en serio interesada en hacer dinero para componer el auto de tu hermano? —preguntó la Sra. Collins, cuando se puso de pie para acompañar a mi padre y mi madrastra afuera. Tiré de los guantes que usaba para cubrir mi piel.
—Más de lo que pueda posiblemente imaginar.
Me sonrió antes de caminar hacia la puerta. —Entonces tengo un trabajo para ti. Espera aquí y discutiremos los detalles.
Narra Harry
L a pintura fresca y el olor a polvo de yeso me hicieron pensar en mi padre, no la escuela. Sin embargo, ese olor me dio una bofetada en la cara cuando entré en la oficina recién remodelada. Con libros en mano, me paseé hasta el mostrador.
—Sip, Sra. Marcos.
—Harry, ¿por qué llegas tarde otra vez, muchacho 5? —dijo mientras ponía los papeles juntos. El reloj en la pared marcaba las nueve de la mañana.
—Demonios, esto es temprano.
La Sra. Marcos rodeó su nueva mesa de cerezo a mi encuentro en el mostrador. Me da una mierda cuando llego tarde, pero todavía me gustaba. Con su largo cabello castaño, me recordaba a una versión hispana de mi madre.
—Perdiste tu cita con la Sra. Collins esta mañana. No es una buena manera de empezar el segundo término —susurró mientras escribía mi nota de tardanza. Inclinó la cabeza hacia los tres adultos que se agrupaban en la esquina de la habitación. Supuse que la mujer rubia de mediana edad susurrando a la pareja de ricos era la nueva consejera de orientación. Me encogí de hombros y dejé que el lado derecho de mi boca temblara.
—Ups.
La Sra. Marcos deslizó la nota de tardanza hasta mí y me dio su mirada severa patentada. Era la única persona en esta escuela que no creía que yo y mi futuro valíamos una completa mierda. La rubia de mediana edad gritó—: Sr. Styles, estoy muy contenta de que recordara nuestra cita, incluso si está retrasado. Estoy segura de que no le importará tomar asiento mientras termino un par de cosas.
Me sonrió como si fuéramos viejos amigos y habló tan dulcemente, que por un momento, casi le devolví la sonrisa. En cambio, asentí con la cabeza y me senté en una de las sillas recostadas contra la pared de la oficina. La Sra. Marcos se echó a reír.
—¿Qué?
—No va a aguantar tu actitud. Tal vez pueda convencerte de tomar la escuela en serio.
Apoyé la cabeza contra la pared de pintados bloques de cemento y cerré los ojos, necesitando dormir unas horas más. Ya que faltaba una persona para el cierre, el restaurante no me había dejado ir hasta después de la medianoche, y luego Beth y Zayn me mantuvieron despiertos toda la noche.
—¿Sra. Marcos? —preguntó una voz angelical—. ¿Puede por favor decirme las próximas fechas para el ACT y el SAT?
El teléfono timbró. —Espere un segundo—dijo la Sra. Marcos. Entonces el timbre cesó.
Una silla más allá de mí se movió y mi boca se llenó del aroma a rollos calientes de canela. Di un vistazo y percibí el color rojo, cabellos sedoso y rizado. La conocía. Eco Emerson. Ningún rollo de canela a la vista, pero maldita sea si no huele como tal. Teníamos varias de nuestras clases juntos y el último semestre uno de nuestros periodos libres. No sabía mucho de ella más de lo que mantenía para sí misma, que era inteligente, pelirroja y tenía grandes tetas. Llevaba grandes camisas de mangas largas que colgaban de sus hombros y debajo camietas sin mangas que revelaban justo lo suficiente para que las fantasías fluyeran. Como siempre, miraba fijamente hacia delante como si yo no existiera. Diablos, probablemente no existía en su mente. Las personas como Eco Emerson me irritaban como la mierda.
—Tienes un nombre jodido —murmuré. No sé por qué quería confundirla, simplemente lo hice.
—¿No deberías estar drogándote en el baño?
Así que me conocía. —Instalaron cámaras de seguridad. Lo hacemos en el estacionamiento ahora.
—Oh, lo siento mucho. —Su pie se sacudió frenéticamente adelante y atrás. Bueno, había logrado deslizarme bajo su fachada perfecta.
--Eco… eco…eco…
Su pie dejó de moverse y sus rizos rojos rebotaron con furia mientras se volvía para mirarme a la cara.
—Qué original. Nunca he oído eso antes. —Levantó su mochila y salió de la oficina.
Su apretado culo se balaceaba de lado a lado mientras marchaba por el pasillo. No fue tan divertido como pensé que sería. De hecho, como que me sentía como un idiota.
—¿Harry? —La Sra. Collins me llamó a su oficina.
El último consejero tuvo grandes problemas de obsesión compulsiva. Todo en la oficina estaba perfectamente ubicado. Solía mover sus placas sólo para meterme con él. No habría entretenimiento con Sra. Collins. Su escritorio era un desastre. Podría enterrar un cuerpo aquí y nadie lo encontraría. Tomando asiento frente a ella, esperé a que mi culo fuera mascado.
—¿Cómo fueron tus vacaciones de Navidad? —Tenía esa mirada otra vez, como un cachorrito.
—Bien. —Eso si consideras que tus padres adoptivos empezaron una pelea a gritos y lanzaron los regalos de navidad a la chimenea una buena navidad.
Siempre había soñado con pasar mi Navidad en un infierno de sótano y ver a mis dos mejores amigos emborracharse.
—Maravilloso. Así que las cosas funcionan en tu familia adoptiva. — Lo dijo como una declaración, pero quería decirlo como una pregunta.
—Si. —En comparación con las últimas tres familias que había tenido, eran la tribu de los Brady 6de mierda. Esta vez, el sistema me había puesto con otro chico. No debió haber suficientes personas para hogares de acogida o finamente creyeron que no era la amenaza que habían pensado que era. A las personas con mis etiquetas no se les permitía vivir con otros menores—. Mira, ya tengo una trabajadora social y es suficiente dolor de culo. Diles a tus jefes que no es necesario perder tiempo conmigo.
—No soy una trabajadora social —dijo—. Soy una trabajadora social clínica.
—La misma cosa.
—En realidad, no lo es. Fui a la escuela por mucho más tiempo.
—Bien por ti.
—Y eso significa que puedo proporcionar un nivel diferente de ayuda para ti.
—¿El estado te paga? —pregunté.
—Sí.
—Entonces, no quiero tu ayuda.-- Sus labios se estremecieron en una sonrisa que casi me hizo tener un poco de respeto por ella.
—¿Qué tal si somos directos? —dijo—. De acuerdo con el archivo tienes una historia de violencia.
La miré fijamente. Me miró fijamente. Ese archivo estaba lleno de porquería, pero había aprendido años atrás, la palabra de un adolescente no significa nada contra la palabra de un adulto.
—Este archivo, Harry. —Golpeó tres veces con su dedo—. No creo en todo lo que dice. He hablado con tus profesores en la Secundaria Highland. El cuadro que pintaron no representa al joven que veo delante de mí.
Aferré el metal espiral de mi cuaderno de cálculo hasta que apuñaló la palma de mi mano. ¿Quién diablos se cree esta señora escavando en mi pasado? Siguió ojeando el archivo.
—Has rebotado alrededor de varios hogares adoptivos, en los últimos dos años y medio. Esta es tu cuarto colegio desde la muerte de tus padres. Lo que me parece interesante es que hasta un año y medio atrás, estabas en el cuadro de honor y competías en deportes. Esas son cualidades que no suelen marcar un caso disciplinario.
—Tal vez necesitas cavar más. —Quería a esta mujer fuera de mi vida y la mejor manera de hacerlo era asustándola—. Si lo haces, descubrirás que le di una paliza a mi primer padre adoptivo.
En realidad, le había golpeado la cara cuando lo sorprendí golpeando a su hijo biológico. Es curioso como nadie en la familia se puso de mi lado cuando llegó la policía. Ni siquiera el niño al que defendí. La Sra. Collis hizo una pausa como esperando mi versión de los hechos, pero se equivocaba. Desde la muerte de mis padres, entendí que nadie en el sistema daría una mierda por mí. Una vez que entrabas, estabas condenado.
—Tu anterior consejero en Highland habló muy bien de ti. Entraste al equipo de baloncesto en tu primer año, al cuadro de honor, participaste en variadas actividades estudiantiles, muy popular entre tus compañeros —Me examinó—. Creo que me hubiera gustado ese chico.
A mi también, pero la vida apesta.
—Un poco tarde para unirme al equipo de baloncesto, a mitad de la temporada y eso. ¿Piensa que el entrenador estará bien con mis tatuajes?
—No tengo ningún interés en que re-crees tu antigua vida, pero juntos creo que podemos construir algo nuevo. Un futuro mejor que el que tendrás si continuas por tu camino actual. —Sonaba tan condenadamente sincera. Quería creer, pero había aprendido de la manera difícil a nunca confiar en nadie.
Manteniendo la cara sin emoción, dejé que el silencio se construyera. Rompió primero el contacto visual y sacudió la cabeza.
—Te ha tocado una mano dura, pero estás lleno de posibilidades. Tus puntuaciones en las pruebas de aptitud son fenomenales y tus maestros ven tu potencial. Tu promedio de calificaciones necesita un impulso, al igual que tu asistencia. Creo que están relacionados. Ahora, tengo un plan. Verme una vez por semana, asistirás a sesiones de tutoría hasta que tu promedio de calificaciones corresponda a los resultados de las pruebas.
Me puse de pie. Ya había perdido mi primer periodo. Esta pequeña divertida reunión me quitaba del segundo. Pero desde que actualmente había sacado mi culo de la cama, tenía la intención de ir a clases en algún momento de hoy.
—No tengo tiempo para esto.
Una ligero filo se deslizó en su tono, tan sutil que casi no la sentí. —¿Es necesario ponerme en contacto con tu trabajadora social?
Me dirigí a la puerta. —Adelante. ¿Qué va a hacer? ¿Dividir a mi familia? ¿Ponerme en el sistema de cuidado de crianza? Continúa cavando y verás que es demasiado tarde.
—¿Cuándo fue la última vez que viste a tus hermanos, Harry? .- Mi mano se congeló en el pomo de la puerta. —¿Y si pudiera ofrecerte un incremento en las visitas supervisadas?
Solté el pomo de la puerta y volví a sentarme.
Narra Eco .
—Echo, ¿estás en serio interesada en hacer dinero para componer el auto de tu hermano? —preguntó la Sra. Collins, cuando se puso de pie para acompañar a mi padre y mi madrastra afuera. Tiré de los guantes que usaba para cubrir mi piel.
—Más de lo que pueda posiblemente imaginar.
Me sonrió antes de caminar hacia la puerta. —Entonces tengo un trabajo para ti. Espera aquí y discutiremos los detalles.
Narra Harry
L a pintura fresca y el olor a polvo de yeso me hicieron pensar en mi padre, no la escuela. Sin embargo, ese olor me dio una bofetada en la cara cuando entré en la oficina recién remodelada. Con libros en mano, me paseé hasta el mostrador.
—Sip, Sra. Marcos.
—Harry, ¿por qué llegas tarde otra vez, muchacho 5? —dijo mientras ponía los papeles juntos. El reloj en la pared marcaba las nueve de la mañana.
—Demonios, esto es temprano.
La Sra. Marcos rodeó su nueva mesa de cerezo a mi encuentro en el mostrador. Me da una mierda cuando llego tarde, pero todavía me gustaba. Con su largo cabello castaño, me recordaba a una versión hispana de mi madre.
—Perdiste tu cita con la Sra. Collins esta mañana. No es una buena manera de empezar el segundo término —susurró mientras escribía mi nota de tardanza. Inclinó la cabeza hacia los tres adultos que se agrupaban en la esquina de la habitación. Supuse que la mujer rubia de mediana edad susurrando a la pareja de ricos era la nueva consejera de orientación. Me encogí de hombros y dejé que el lado derecho de mi boca temblara.
—Ups.
La Sra. Marcos deslizó la nota de tardanza hasta mí y me dio su mirada severa patentada. Era la única persona en esta escuela que no creía que yo y mi futuro valíamos una completa mierda. La rubia de mediana edad gritó—: Sr. Styles, estoy muy contenta de que recordara nuestra cita, incluso si está retrasado. Estoy segura de que no le importará tomar asiento mientras termino un par de cosas.
Me sonrió como si fuéramos viejos amigos y habló tan dulcemente, que por un momento, casi le devolví la sonrisa. En cambio, asentí con la cabeza y me senté en una de las sillas recostadas contra la pared de la oficina. La Sra. Marcos se echó a reír.
—¿Qué?
—No va a aguantar tu actitud. Tal vez pueda convencerte de tomar la escuela en serio.
Apoyé la cabeza contra la pared de pintados bloques de cemento y cerré los ojos, necesitando dormir unas horas más. Ya que faltaba una persona para el cierre, el restaurante no me había dejado ir hasta después de la medianoche, y luego Beth y Zayn me mantuvieron despiertos toda la noche.
—¿Sra. Marcos? —preguntó una voz angelical—. ¿Puede por favor decirme las próximas fechas para el ACT y el SAT?
El teléfono timbró. —Espere un segundo—dijo la Sra. Marcos. Entonces el timbre cesó.
Una silla más allá de mí se movió y mi boca se llenó del aroma a rollos calientes de canela. Di un vistazo y percibí el color rojo, cabellos sedoso y rizado. La conocía. Eco Emerson. Ningún rollo de canela a la vista, pero maldita sea si no huele como tal. Teníamos varias de nuestras clases juntos y el último semestre uno de nuestros periodos libres. No sabía mucho de ella más de lo que mantenía para sí misma, que era inteligente, pelirroja y tenía grandes tetas. Llevaba grandes camisas de mangas largas que colgaban de sus hombros y debajo camietas sin mangas que revelaban justo lo suficiente para que las fantasías fluyeran. Como siempre, miraba fijamente hacia delante como si yo no existiera. Diablos, probablemente no existía en su mente. Las personas como Eco Emerson me irritaban como la mierda.
—Tienes un nombre jodido —murmuré. No sé por qué quería confundirla, simplemente lo hice.
—¿No deberías estar drogándote en el baño?
Así que me conocía. —Instalaron cámaras de seguridad. Lo hacemos en el estacionamiento ahora.
—Oh, lo siento mucho. —Su pie se sacudió frenéticamente adelante y atrás. Bueno, había logrado deslizarme bajo su fachada perfecta.
--Eco… eco…eco…
Su pie dejó de moverse y sus rizos rojos rebotaron con furia mientras se volvía para mirarme a la cara.
—Qué original. Nunca he oído eso antes. —Levantó su mochila y salió de la oficina.
Su apretado culo se balaceaba de lado a lado mientras marchaba por el pasillo. No fue tan divertido como pensé que sería. De hecho, como que me sentía como un idiota.
—¿Harry? —La Sra. Collins me llamó a su oficina.
El último consejero tuvo grandes problemas de obsesión compulsiva. Todo en la oficina estaba perfectamente ubicado. Solía mover sus placas sólo para meterme con él. No habría entretenimiento con Sra. Collins. Su escritorio era un desastre. Podría enterrar un cuerpo aquí y nadie lo encontraría. Tomando asiento frente a ella, esperé a que mi culo fuera mascado.
—¿Cómo fueron tus vacaciones de Navidad? —Tenía esa mirada otra vez, como un cachorrito.
—Bien. —Eso si consideras que tus padres adoptivos empezaron una pelea a gritos y lanzaron los regalos de navidad a la chimenea una buena navidad.
Siempre había soñado con pasar mi Navidad en un infierno de sótano y ver a mis dos mejores amigos emborracharse.
—Maravilloso. Así que las cosas funcionan en tu familia adoptiva. — Lo dijo como una declaración, pero quería decirlo como una pregunta.
—Si. —En comparación con las últimas tres familias que había tenido, eran la tribu de los Brady 6de mierda. Esta vez, el sistema me había puesto con otro chico. No debió haber suficientes personas para hogares de acogida o finamente creyeron que no era la amenaza que habían pensado que era. A las personas con mis etiquetas no se les permitía vivir con otros menores—. Mira, ya tengo una trabajadora social y es suficiente dolor de culo. Diles a tus jefes que no es necesario perder tiempo conmigo.
—No soy una trabajadora social —dijo—. Soy una trabajadora social clínica.
—La misma cosa.
—En realidad, no lo es. Fui a la escuela por mucho más tiempo.
—Bien por ti.
—Y eso significa que puedo proporcionar un nivel diferente de ayuda para ti.
—¿El estado te paga? —pregunté.
—Sí.
—Entonces, no quiero tu ayuda.-- Sus labios se estremecieron en una sonrisa que casi me hizo tener un poco de respeto por ella.
—¿Qué tal si somos directos? —dijo—. De acuerdo con el archivo tienes una historia de violencia.
La miré fijamente. Me miró fijamente. Ese archivo estaba lleno de porquería, pero había aprendido años atrás, la palabra de un adolescente no significa nada contra la palabra de un adulto.
—Este archivo, Harry. —Golpeó tres veces con su dedo—. No creo en todo lo que dice. He hablado con tus profesores en la Secundaria Highland. El cuadro que pintaron no representa al joven que veo delante de mí.
Aferré el metal espiral de mi cuaderno de cálculo hasta que apuñaló la palma de mi mano. ¿Quién diablos se cree esta señora escavando en mi pasado? Siguió ojeando el archivo.
—Has rebotado alrededor de varios hogares adoptivos, en los últimos dos años y medio. Esta es tu cuarto colegio desde la muerte de tus padres. Lo que me parece interesante es que hasta un año y medio atrás, estabas en el cuadro de honor y competías en deportes. Esas son cualidades que no suelen marcar un caso disciplinario.
—Tal vez necesitas cavar más. —Quería a esta mujer fuera de mi vida y la mejor manera de hacerlo era asustándola—. Si lo haces, descubrirás que le di una paliza a mi primer padre adoptivo.
En realidad, le había golpeado la cara cuando lo sorprendí golpeando a su hijo biológico. Es curioso como nadie en la familia se puso de mi lado cuando llegó la policía. Ni siquiera el niño al que defendí. La Sra. Collis hizo una pausa como esperando mi versión de los hechos, pero se equivocaba. Desde la muerte de mis padres, entendí que nadie en el sistema daría una mierda por mí. Una vez que entrabas, estabas condenado.
—Tu anterior consejero en Highland habló muy bien de ti. Entraste al equipo de baloncesto en tu primer año, al cuadro de honor, participaste en variadas actividades estudiantiles, muy popular entre tus compañeros —Me examinó—. Creo que me hubiera gustado ese chico.
A mi también, pero la vida apesta.
—Un poco tarde para unirme al equipo de baloncesto, a mitad de la temporada y eso. ¿Piensa que el entrenador estará bien con mis tatuajes?
—No tengo ningún interés en que re-crees tu antigua vida, pero juntos creo que podemos construir algo nuevo. Un futuro mejor que el que tendrás si continuas por tu camino actual. —Sonaba tan condenadamente sincera. Quería creer, pero había aprendido de la manera difícil a nunca confiar en nadie.
Manteniendo la cara sin emoción, dejé que el silencio se construyera. Rompió primero el contacto visual y sacudió la cabeza.
—Te ha tocado una mano dura, pero estás lleno de posibilidades. Tus puntuaciones en las pruebas de aptitud son fenomenales y tus maestros ven tu potencial. Tu promedio de calificaciones necesita un impulso, al igual que tu asistencia. Creo que están relacionados. Ahora, tengo un plan. Verme una vez por semana, asistirás a sesiones de tutoría hasta que tu promedio de calificaciones corresponda a los resultados de las pruebas.
Me puse de pie. Ya había perdido mi primer periodo. Esta pequeña divertida reunión me quitaba del segundo. Pero desde que actualmente había sacado mi culo de la cama, tenía la intención de ir a clases en algún momento de hoy.
—No tengo tiempo para esto.
Una ligero filo se deslizó en su tono, tan sutil que casi no la sentí. —¿Es necesario ponerme en contacto con tu trabajadora social?
Me dirigí a la puerta. —Adelante. ¿Qué va a hacer? ¿Dividir a mi familia? ¿Ponerme en el sistema de cuidado de crianza? Continúa cavando y verás que es demasiado tarde.
—¿Cuándo fue la última vez que viste a tus hermanos, Harry? .- Mi mano se congeló en el pomo de la puerta. —¿Y si pudiera ofrecerte un incremento en las visitas supervisadas?
Solté el pomo de la puerta y volví a sentarme.
B e r e.
Re: Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
Capitulo 3
Narra Eco.
Si tan solo pudiera usar guantes cada momento del día, me sentiría más segura, pero el estúpido código de vestimenta no me lo permitiría. Debido a eso, mi vestuario consistía en cualquier cosa con mangas largas, mientras más largas mejor. Agarré los extremos de mis mangas y los puse sobre mis dedos, haciendo que mi camisa azul de algodón colgara de mi hombro derecho. En mi primer año, me habría asustado si la gente se quedaba mirando mi piel blanca y las ocasionales pecas anaranjadas. Ahora, prefería que la gente mire mi hombro desnudo en lugar de tratar de echar un vistazo a las cicatrices en mis brazos.
—¿Dijo quién era? Apuesto a que es Jackson Coleman. He oído que está fallando en matemáticas y si no consigue levantar sus calificaciones va a perder su beca para la universidad. Dios, espero que si. Es tan. ardiente. —Mi mejor amiga, Lila McCormick, tomó aire por primera vez desde que le había dado el resumen de mi sesión de orientación y el trabajo de tutoría que la Sra. Collins espontáneamente creó. Con boca imparable y su ropa ajustada, Lila era la propia versión de Glinda la Bruja Buena 7de la secundaria Eastwick. Flotaba en su propia burbuja hermosa, propagando felicidad y alegría.
A medida que Lila movía su bandeja hacia la fila del almuerzo, el olor a pizza y papas fritas me hizo agua la boca, pero las náuseas enturbiando mi estómago me impidieron comprar comida. Mi corazón retumbó y abracé mi cuaderno de dibujo más cerca de mi pecho. No podía creer que estaba realmente en el comedor. Lila y yo habíamos sido las mejores amigas desde preescolar y la única cosa que me había pedido para Navidad era que me olvidara de la biblioteca y reclamara mi antiguo lugar en la mesa del almuerzo.
Podía sonar como una petición fácil, pero no lo era. La última vez que había almorzado en la cafetería había sido a principios de mayo, durante mi segundo año: el día antes de que todo mi mundo se viniera abajo. En aquel entonces, nadie me miraba o susurraba.
—¿Quién es ardiente? —Natalie cortó la fila deslizando la bandeja entre Lila y yo.
Un grupo de chicos detrás de nosotras gruñeron ante su audacia. Como de costumbre, no les hizo caso. Natalie era una de las dos personas que se negaron a tratarme como un paria social a causa de los rumores volando sobre mí en la escuela. Lila recogió su pelo lacio y dorado en una coleta antes de pagarle al cajero.
—Jackson Coleman. Eco va a ser tutora de algún chico afortunado y supongo que podría ser él. ¿A quién te gustaría añadir a nuestra lista de chicos calientes pero estúpidos?
Las seguí a la mesa del almuerzo mientras los ojos de Natalie vagaban por la cafetería, buscando la combinación correcta.
—Nicholas Green. Es el más tonto sobre la tierra, pero podría comerlo de postre. Si vas a darle clases particulares, Eco, ¿crees que podrías presentármelo?
—¿Presentar quién a quién? —preguntó Grace. Natalie Natalie y Lila tomaron sus asientos y vacilé.
La sonrisa de Grace cayó cuando me vio. Ella era la razón principal por la que no quería volver a la cafetería. Éramos totales mejores amigas antes del incidente y, supongo, incluso después. Me visitaba todos los días en el hospital y en casa durante el verano, pero cuando nuestro tercer año comenzó y mi posición social cayó en picada, también lo hizo nuestra amistad... públicamente es así. En privado, afirmaba amarme como a una hermana. Todos los demás en la escuela me trataban como si no existiera.
—Natalie a Nicholas Green. —Lila palmeó el asiento entre ella y Natalie. Intentando esconderme, me dejé caer en la silla, encorvada apoyando mi cuaderno de dibujo contra el borde de la mesa.
Las otras chicas cuchicheaban entre sí, mientras me echaban un vistazo. Una soltó una risita. Desde el momento en que había regresado a la escuela, nunca tuve una oportunidad social. Los rumores acerca de por qué estuve ausente el último mes de mi segundo año oscilaban entre un embarazo y rehabilitación, a un intento de suicidio. Mis guantes se convirtieron en la leña y mi pérdida de memoria, en el partido. Cuando regresé ese otoño, los rumores estallaron como una tormenta de fuego. Lila continuó con su explicación.
—Eco va a darle clases particulares a algún chico tonto y ardiente. Estamos tratando de adivinar quién será.
—Bueno, no nos lo ocultes a nosotras, Lila. ¿A quién le va a dar clases Eco? —Los ojos de Grace parpadearon de Lila a las chicas de su equipo, sentadas en la mesa.
Cuando habíamos regresado de primer año, Grace se había enterado de que tenía una oportunidad para ser la capitana de las animadoras, una hazaña difícil, ya que siempre se había cernido en la periferia popular de esa multitud. Yo había asumido que las cosas entre nosotras volverían a la normalidad una vez que fuera elegida. Me había equivocado.
—Pregúntale a Eco. —Los dientes de Lila crujieron en la manzana, su mirada endurecida estaba fija en Grace.
Nuestra mesa se volvió misteriosamente silenciosa mientras la chica más hermosa de la escuela desafiaba abiertamente a la más popular. Una pausa cayó sobre la cafetería mientras el cuerpo estudiantil se preparaba para ver el enfrentamiento en curso. Habría jurado que una planta rodadora voló más allá de la mesa y esa extraña canción silbada del Oeste se reproducía por el altavoz. Le di a Lila un golpe en su pie, suplicándole en mi mente que responda por mí, en vez de obligar a Grace a reconocerme en frente de otras personas. Pasaron unos segundos, en los que ninguna encogió la mirada. No podía soportarlo.
—No lo sé. Me encuentro con él esta tarde. —La Sra. Collins no había querido decirme a quién debía darle clases. Había murmurado algo acerca de limar algunos detalles con él antes de conocernos. El movimiento Iy la charla se reanudó en la cafetería. Los músculos de la cara de Grace se relajaron y dio un suspiro de alivio wantes de hacer un balance de la reacción de sus amigos públicos. .
—Voy a jugar a adivinar el galán estúpido. —Me dio un guiño privado. Por billonésima vez, deseaba que mi vida pudiera volver a la normalid ad. Cuando Grace arrojó un nombre el resto del grupo también decidió jugar. Hice un esbozo de Grace mientras hablaban. Su nuevo corte de pelo, corto y rubio, enmarcaba su cara perfectamente. Escuché la lluvia de nombres y los nuevos chismes que acompañaban sus conjeturas.
—Tal vez Eco le va a dar clases a Logan Lerman —dijo Lila con un empujón, no muy amable, en mi brazo—. Encaja en lo de galán y en lo de menos que brillante.
Rodé los ojos e hice mi mejor esfuerzo para corregir la línea oscura que su codazo había creado en mi dibujo. Lila se aferró a la fals esperanza de que Logan, el novio de mi vida anterior, todavía albergaba sentimientos hacia mí. Fundamentaba su reclamo con historias inventadas de cómo me miraba cuando no estaba prestando atención.
— Logan y Deanna rompieron durante las vacaciones de invierno — dijo Grace—. Deanna dice que ella rompió con él. Logani dice que él rompió con ella. ¿Quién sabe si alguna vez sabremos la verdad?
—¿Quién crees tú, Eco? —preguntó Natalie. Tengo que darle crédito. Quería que participara en la conversación, sin importar si quería ser incluida. Me concentré en difuminar la sombra del cabello de Grace creada contra su oído. Después de conocer a Logan en inglés, en primer año, había salido con él durante un año y medio. Esto me hacía la experta en Logan de la mesa. Desde nuestra separación, cada mesa con una chica contenía a una experta en Logan.
—Es difícil de decir. Rompí con Logan y él no afirmó nada diferente, pero ha cambiado mucho desde entonces.
—Harry Styles —dijo Natalie.
Dejé de dibujar, confundida acerca de lo que Harry tenía que ver con Logan. —¿Qué?
—Adivina el galán, ¿recuerdas? Harry Styles es definitivamente caliente. Me gustaría darle clases. —Lila miró hacia la mesa de los drogadictos, prácticamente babeando. ¿Cómo podía desmayarse sobre el tipo que se había burlado de mí?
La boca de Grace cayó abierta. —¿Y llevarte el éxito social? De ninguna manera.
—Dije que iba a ser su tutora, no que lo llevaría al baile. Además, por lo que he oído, bastantes chicas han tomado ese tren y han amado cada segundo de ello.
Grace miró a Harry, sus ojos vagando hacia arriba, y luego hacia abajo. —Tienes razón. Es caliente, y corre el rumor de que únicamente le interesan las relaciones de una noche. Aunque Bella Monahan trató de forzar una relación. Lo seguía a todas partes como un cachorrito patético. No quería tener nada que ver con ella si no tenía que ver con asiento trasero de su coche.
Lila amaba los trapos sucios. —Perdió a su novio, su virginidad, su reputación y su autoestima en menos de un mes. Por eso se transfirió a otra escuela.
Tipos como Harry Styles me molestaban. Usaba a las chicas, consumía drogas y me había hecho sentir como basura esa mañana. No es que debería sorprenderme. Había tenido un par de clases con él, el semestre pasado. Entraba en el salón a grandes zancadas como si fuera el dueño de la tierra, y sonreía cuando las chicas se arrojaban sobre él y su presencia. —¡Qué imbécil!
Como si me hubiese escuchado, desde el otro lado de la habitación, sus ojos verdes se encontraron con los míos. Su cabello castaño y abundante caía sobre ellos, pero me di cuenta de que me estaba mirando. La barba en su rostro se movía mientras sonreía. Harry tenía músculos, miradas y problemas acechándolo. De alguna manera, hacía que unos pantalones vaqueros y una camiseta lucieran peligrosos. No es que fuera una chica interesada en drogadictos. Sin embargo, eché otro vistazo hacia él mientras bebía mi soda.
—Duras palabras, Eco. No estamos hablando de mí, ¿verdad? — Una silla raspó el suelo. Logan la volteó para poder ponerse a horcajadas entre Natalie y Grace. ¡Vamos! Logan y yo apenas nos habíamos dirigido una palabra el uno al otro desde que rompimos en segundo año. ¿Por qué todo el mundo me empujaba al modo social, hoy?
—No —dijo Lila—. Hablamos sobre ti antes. Eco estaba llamando a Harry Styles un idiota. —La pateé debajo de la mesa. Me dio una mirada a cambio.
—¿Styles? —Logan Lerman: metro ochenta de estructura, se veía como un tren de carga, con cabello negro y ojos azules. Era capitán del equipo de baloncesto, ardiente y engreído. Para mi horror, era del tamaño de Harry—. ¿Qué ha hecho el chico drogadicto para merecer tu ira?
—Nada. —Regresé a mi cuaderno de dibujo. Mis mejillas ardieron cuando uno de los amigos públicos de Grace murmuró algo acerca de mi rareza. ¿Por qué no podían Lila, Natalie y Logan dejarme en paz? El chisme sólo empeoró cuando me deslicé fuera de mi caparazón. Lamentablemente, Lila decidió ignorar mis mejillas rojas y mi patada de advertencia.
—Se burló de Eco esta mañana, pero no te preocupes, ella lo puso en su lugar.
El lápiz en la mano, se inclinaba de mi apretado agarre mientras luchaba contra el impulso de arrancar el pelo magnífico de Lila de su cabeza. Mis maestros y la Sra. Collins estaban tan equivocados . Interactuar con mis compañeros apestaba.
Los ojos de Logan se estrecharon. —¿Qué te dijo?
Pisoteé los dedos de Lila y me la quedé mirando fijamente. —Nada.
—Le dijo que tenía un nombre horrible y luego hizo esa cosa estúpida del eco que la gente hacía en la escuela primaria —dijo Lila. Oh, Dios, quería matar a mi mejor amiga.
—¿Quieres que hable con él? —Logan me miró con una pizca familiar 8 de posesividad. Ambas, Grace y zNatalie sonrieron como gatos de Cheshire . Me negué a mirar a Lila, que rebotaba en el asiento. Ahora nunca oiría el final de sus fantasías acerca de Logan y yo volviendo a estar juntos.
—No. Es un chico estúpido que dijo una cosa estúpida. Es probable que ni siquiera recuerde haberlo dicho.
Logan se echó a reír. —Es verdad. Toda esa mesa está jodida. ¿Sabías que Styles es un chico adoptivo?
Las chicas de mi mesa jadearon ante el chisme nuevo. Comprobé a Harry de nuevo. Parecía enfrascado en una conversación con una chica de pelo largo y negro.
—Sip —continuó Logan—. Escuché a la Sra. Rogers y el Sr. Norris discutiéndolo en el pasillo. —La campana sonó, terminando el centro de atención en Logani sobre la información prohibida de Harry Styles.
Mientras tiraba los restos de mi almuerzo, Grace se acercó furtivamente a mi lado y me susurró—: Esto fue enorme, Eco. Si Logan está tras de ti otra vez, la vida cambiará. La opinión de todos sobre las chicas con las que habla, o con quienes sale, siempre cambia. Tal vez las cosas finalmente volverán a la normalidad.
Uno de los amigos públicos de Grace la llamó y se apartó de mi lado sin una segunda mirada. Suspiré mientras tiraba de las mangas sobre mis dedos. Qué no daría por ser normal.
Narra Eco.
Si tan solo pudiera usar guantes cada momento del día, me sentiría más segura, pero el estúpido código de vestimenta no me lo permitiría. Debido a eso, mi vestuario consistía en cualquier cosa con mangas largas, mientras más largas mejor. Agarré los extremos de mis mangas y los puse sobre mis dedos, haciendo que mi camisa azul de algodón colgara de mi hombro derecho. En mi primer año, me habría asustado si la gente se quedaba mirando mi piel blanca y las ocasionales pecas anaranjadas. Ahora, prefería que la gente mire mi hombro desnudo en lugar de tratar de echar un vistazo a las cicatrices en mis brazos.
—¿Dijo quién era? Apuesto a que es Jackson Coleman. He oído que está fallando en matemáticas y si no consigue levantar sus calificaciones va a perder su beca para la universidad. Dios, espero que si. Es tan. ardiente. —Mi mejor amiga, Lila McCormick, tomó aire por primera vez desde que le había dado el resumen de mi sesión de orientación y el trabajo de tutoría que la Sra. Collins espontáneamente creó. Con boca imparable y su ropa ajustada, Lila era la propia versión de Glinda la Bruja Buena 7de la secundaria Eastwick. Flotaba en su propia burbuja hermosa, propagando felicidad y alegría.
A medida que Lila movía su bandeja hacia la fila del almuerzo, el olor a pizza y papas fritas me hizo agua la boca, pero las náuseas enturbiando mi estómago me impidieron comprar comida. Mi corazón retumbó y abracé mi cuaderno de dibujo más cerca de mi pecho. No podía creer que estaba realmente en el comedor. Lila y yo habíamos sido las mejores amigas desde preescolar y la única cosa que me había pedido para Navidad era que me olvidara de la biblioteca y reclamara mi antiguo lugar en la mesa del almuerzo.
Podía sonar como una petición fácil, pero no lo era. La última vez que había almorzado en la cafetería había sido a principios de mayo, durante mi segundo año: el día antes de que todo mi mundo se viniera abajo. En aquel entonces, nadie me miraba o susurraba.
—¿Quién es ardiente? —Natalie cortó la fila deslizando la bandeja entre Lila y yo.
Un grupo de chicos detrás de nosotras gruñeron ante su audacia. Como de costumbre, no les hizo caso. Natalie era una de las dos personas que se negaron a tratarme como un paria social a causa de los rumores volando sobre mí en la escuela. Lila recogió su pelo lacio y dorado en una coleta antes de pagarle al cajero.
—Jackson Coleman. Eco va a ser tutora de algún chico afortunado y supongo que podría ser él. ¿A quién te gustaría añadir a nuestra lista de chicos calientes pero estúpidos?
Las seguí a la mesa del almuerzo mientras los ojos de Natalie vagaban por la cafetería, buscando la combinación correcta.
—Nicholas Green. Es el más tonto sobre la tierra, pero podría comerlo de postre. Si vas a darle clases particulares, Eco, ¿crees que podrías presentármelo?
—¿Presentar quién a quién? —preguntó Grace. Natalie Natalie y Lila tomaron sus asientos y vacilé.
La sonrisa de Grace cayó cuando me vio. Ella era la razón principal por la que no quería volver a la cafetería. Éramos totales mejores amigas antes del incidente y, supongo, incluso después. Me visitaba todos los días en el hospital y en casa durante el verano, pero cuando nuestro tercer año comenzó y mi posición social cayó en picada, también lo hizo nuestra amistad... públicamente es así. En privado, afirmaba amarme como a una hermana. Todos los demás en la escuela me trataban como si no existiera.
—Natalie a Nicholas Green. —Lila palmeó el asiento entre ella y Natalie. Intentando esconderme, me dejé caer en la silla, encorvada apoyando mi cuaderno de dibujo contra el borde de la mesa.
Las otras chicas cuchicheaban entre sí, mientras me echaban un vistazo. Una soltó una risita. Desde el momento en que había regresado a la escuela, nunca tuve una oportunidad social. Los rumores acerca de por qué estuve ausente el último mes de mi segundo año oscilaban entre un embarazo y rehabilitación, a un intento de suicidio. Mis guantes se convirtieron en la leña y mi pérdida de memoria, en el partido. Cuando regresé ese otoño, los rumores estallaron como una tormenta de fuego. Lila continuó con su explicación.
—Eco va a darle clases particulares a algún chico tonto y ardiente. Estamos tratando de adivinar quién será.
—Bueno, no nos lo ocultes a nosotras, Lila. ¿A quién le va a dar clases Eco? —Los ojos de Grace parpadearon de Lila a las chicas de su equipo, sentadas en la mesa.
Cuando habíamos regresado de primer año, Grace se había enterado de que tenía una oportunidad para ser la capitana de las animadoras, una hazaña difícil, ya que siempre se había cernido en la periferia popular de esa multitud. Yo había asumido que las cosas entre nosotras volverían a la normalidad una vez que fuera elegida. Me había equivocado.
—Pregúntale a Eco. —Los dientes de Lila crujieron en la manzana, su mirada endurecida estaba fija en Grace.
Nuestra mesa se volvió misteriosamente silenciosa mientras la chica más hermosa de la escuela desafiaba abiertamente a la más popular. Una pausa cayó sobre la cafetería mientras el cuerpo estudiantil se preparaba para ver el enfrentamiento en curso. Habría jurado que una planta rodadora voló más allá de la mesa y esa extraña canción silbada del Oeste se reproducía por el altavoz. Le di a Lila un golpe en su pie, suplicándole en mi mente que responda por mí, en vez de obligar a Grace a reconocerme en frente de otras personas. Pasaron unos segundos, en los que ninguna encogió la mirada. No podía soportarlo.
—No lo sé. Me encuentro con él esta tarde. —La Sra. Collins no había querido decirme a quién debía darle clases. Había murmurado algo acerca de limar algunos detalles con él antes de conocernos. El movimiento Iy la charla se reanudó en la cafetería. Los músculos de la cara de Grace se relajaron y dio un suspiro de alivio wantes de hacer un balance de la reacción de sus amigos públicos. .
—Voy a jugar a adivinar el galán estúpido. —Me dio un guiño privado. Por billonésima vez, deseaba que mi vida pudiera volver a la normalid ad. Cuando Grace arrojó un nombre el resto del grupo también decidió jugar. Hice un esbozo de Grace mientras hablaban. Su nuevo corte de pelo, corto y rubio, enmarcaba su cara perfectamente. Escuché la lluvia de nombres y los nuevos chismes que acompañaban sus conjeturas.
—Tal vez Eco le va a dar clases a Logan Lerman —dijo Lila con un empujón, no muy amable, en mi brazo—. Encaja en lo de galán y en lo de menos que brillante.
Rodé los ojos e hice mi mejor esfuerzo para corregir la línea oscura que su codazo había creado en mi dibujo. Lila se aferró a la fals esperanza de que Logan, el novio de mi vida anterior, todavía albergaba sentimientos hacia mí. Fundamentaba su reclamo con historias inventadas de cómo me miraba cuando no estaba prestando atención.
— Logan y Deanna rompieron durante las vacaciones de invierno — dijo Grace—. Deanna dice que ella rompió con él. Logani dice que él rompió con ella. ¿Quién sabe si alguna vez sabremos la verdad?
—¿Quién crees tú, Eco? —preguntó Natalie. Tengo que darle crédito. Quería que participara en la conversación, sin importar si quería ser incluida. Me concentré en difuminar la sombra del cabello de Grace creada contra su oído. Después de conocer a Logan en inglés, en primer año, había salido con él durante un año y medio. Esto me hacía la experta en Logan de la mesa. Desde nuestra separación, cada mesa con una chica contenía a una experta en Logan.
—Es difícil de decir. Rompí con Logan y él no afirmó nada diferente, pero ha cambiado mucho desde entonces.
—Harry Styles —dijo Natalie.
Dejé de dibujar, confundida acerca de lo que Harry tenía que ver con Logan. —¿Qué?
—Adivina el galán, ¿recuerdas? Harry Styles es definitivamente caliente. Me gustaría darle clases. —Lila miró hacia la mesa de los drogadictos, prácticamente babeando. ¿Cómo podía desmayarse sobre el tipo que se había burlado de mí?
La boca de Grace cayó abierta. —¿Y llevarte el éxito social? De ninguna manera.
—Dije que iba a ser su tutora, no que lo llevaría al baile. Además, por lo que he oído, bastantes chicas han tomado ese tren y han amado cada segundo de ello.
Grace miró a Harry, sus ojos vagando hacia arriba, y luego hacia abajo. —Tienes razón. Es caliente, y corre el rumor de que únicamente le interesan las relaciones de una noche. Aunque Bella Monahan trató de forzar una relación. Lo seguía a todas partes como un cachorrito patético. No quería tener nada que ver con ella si no tenía que ver con asiento trasero de su coche.
Lila amaba los trapos sucios. —Perdió a su novio, su virginidad, su reputación y su autoestima en menos de un mes. Por eso se transfirió a otra escuela.
Tipos como Harry Styles me molestaban. Usaba a las chicas, consumía drogas y me había hecho sentir como basura esa mañana. No es que debería sorprenderme. Había tenido un par de clases con él, el semestre pasado. Entraba en el salón a grandes zancadas como si fuera el dueño de la tierra, y sonreía cuando las chicas se arrojaban sobre él y su presencia. —¡Qué imbécil!
Como si me hubiese escuchado, desde el otro lado de la habitación, sus ojos verdes se encontraron con los míos. Su cabello castaño y abundante caía sobre ellos, pero me di cuenta de que me estaba mirando. La barba en su rostro se movía mientras sonreía. Harry tenía músculos, miradas y problemas acechándolo. De alguna manera, hacía que unos pantalones vaqueros y una camiseta lucieran peligrosos. No es que fuera una chica interesada en drogadictos. Sin embargo, eché otro vistazo hacia él mientras bebía mi soda.
—Duras palabras, Eco. No estamos hablando de mí, ¿verdad? — Una silla raspó el suelo. Logan la volteó para poder ponerse a horcajadas entre Natalie y Grace. ¡Vamos! Logan y yo apenas nos habíamos dirigido una palabra el uno al otro desde que rompimos en segundo año. ¿Por qué todo el mundo me empujaba al modo social, hoy?
—No —dijo Lila—. Hablamos sobre ti antes. Eco estaba llamando a Harry Styles un idiota. —La pateé debajo de la mesa. Me dio una mirada a cambio.
—¿Styles? —Logan Lerman: metro ochenta de estructura, se veía como un tren de carga, con cabello negro y ojos azules. Era capitán del equipo de baloncesto, ardiente y engreído. Para mi horror, era del tamaño de Harry—. ¿Qué ha hecho el chico drogadicto para merecer tu ira?
—Nada. —Regresé a mi cuaderno de dibujo. Mis mejillas ardieron cuando uno de los amigos públicos de Grace murmuró algo acerca de mi rareza. ¿Por qué no podían Lila, Natalie y Logan dejarme en paz? El chisme sólo empeoró cuando me deslicé fuera de mi caparazón. Lamentablemente, Lila decidió ignorar mis mejillas rojas y mi patada de advertencia.
—Se burló de Eco esta mañana, pero no te preocupes, ella lo puso en su lugar.
El lápiz en la mano, se inclinaba de mi apretado agarre mientras luchaba contra el impulso de arrancar el pelo magnífico de Lila de su cabeza. Mis maestros y la Sra. Collins estaban tan equivocados . Interactuar con mis compañeros apestaba.
Los ojos de Logan se estrecharon. —¿Qué te dijo?
Pisoteé los dedos de Lila y me la quedé mirando fijamente. —Nada.
—Le dijo que tenía un nombre horrible y luego hizo esa cosa estúpida del eco que la gente hacía en la escuela primaria —dijo Lila. Oh, Dios, quería matar a mi mejor amiga.
—¿Quieres que hable con él? —Logan me miró con una pizca familiar 8 de posesividad. Ambas, Grace y zNatalie sonrieron como gatos de Cheshire . Me negué a mirar a Lila, que rebotaba en el asiento. Ahora nunca oiría el final de sus fantasías acerca de Logan y yo volviendo a estar juntos.
—No. Es un chico estúpido que dijo una cosa estúpida. Es probable que ni siquiera recuerde haberlo dicho.
Logan se echó a reír. —Es verdad. Toda esa mesa está jodida. ¿Sabías que Styles es un chico adoptivo?
Las chicas de mi mesa jadearon ante el chisme nuevo. Comprobé a Harry de nuevo. Parecía enfrascado en una conversación con una chica de pelo largo y negro.
—Sip —continuó Logan—. Escuché a la Sra. Rogers y el Sr. Norris discutiéndolo en el pasillo. —La campana sonó, terminando el centro de atención en Logani sobre la información prohibida de Harry Styles.
Mientras tiraba los restos de mi almuerzo, Grace se acercó furtivamente a mi lado y me susurró—: Esto fue enorme, Eco. Si Logan está tras de ti otra vez, la vida cambiará. La opinión de todos sobre las chicas con las que habla, o con quienes sale, siempre cambia. Tal vez las cosas finalmente volverán a la normalidad.
Uno de los amigos públicos de Grace la llamó y se apartó de mi lado sin una segunda mirada. Suspiré mientras tiraba de las mangas sobre mis dedos. Qué no daría por ser normal.
B e r e.
Re: Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
Por lo que veo soy la primer lectora oficialmente. Me encanta como narras todo, I love it, seguila plssssss
Boobemybear
Re: Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
Neww Readeeeer, Soy Lidia encantada!
me encanta la novela es genial enserio, siguela pronto!
podrías hacerme un favor, mira mi firma y votame en esa novela! graciias
me encanta la novela es genial enserio, siguela pronto!
podrías hacerme un favor, mira mi firma y votame en esa novela! graciias
Lidialovees
Re: Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
¡Hola! Nueva lectora, ame los tres capitulos, la novela es hermosa. ¡Siguela pronto! xoxo.
smallbump
Re: Pushing the Limits. [ Harry Styles] Adaptada
Hola!!!!!!!!!!!! Nueva Lectora!!!!!!!!!!! Tu novela está buenísima!!!!!!!!
Síguela pronto!!!!!!!!!! Besos!!!!
:bye:
Síguela pronto!!!!!!!!!! Besos!!!!
:bye:
DafitoStyles
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