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Pushing the Limits [ZM] - Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
Rose preciosa!
Ame el capitulo:)
Me encanto!
P/d: Siempre me tendras comentando!!
Ame el capitulo:)
Me encanto!
P/d: Siempre me tendras comentando!!
jungkook.
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
Dudette finalmente logre leerlos! un muuuuuy buen maratón ;)
Me encantó... tanto que ya los reeleí 4 veces tlj!
<3
Pero, y mi tercera cita?! jaja
Me encantó... tanto que ya los reeleí 4 veces tlj!
<3
Pero, y mi tercera cita?! jaja
uranniousgirl
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
tu tercera cita?! eran las hamburguesas :( jajaja ya la tendrásuranniousgirl escribió:Dudette finalmente logre leerlos! un muuuuuy buen maratón ;)
Me encantó... tanto que ya los reeleí 4 veces tlj!
<3
Pero, y mi tercera cita?! jaja
aw linda muchas gracias! espero que así sea, y espero seguir cumpliendo tus expectativas!LinIsInLoveHazza escribió:Rose preciosa!
Ame el capitulo:)
Me encanto!
P/d: Siempre me tendras comentando!!
nuevo cap: UP.
hopeless.
Capítulo 21
21
_____'s POV
Cuando me graduase de la escuela preparatoria planeaba pintar una placa para la Sra. Collins: La Terapia Apesta. Rosa y blanco con lunares a juego con las cortinas de las ventanas.
—Lo siento, tenía que volver a programar la sesión y sacarte de tecnología de negocios. ¡La conferencia de Cincinnati fue fabulosa! ¿Preparada para el Baile de San Valentín de mañana? Cuando yo era adolescente, teníamos los bailes los viernes en vez de los sábados como ustedes.
La Sra. Collins buscó entre los montones de papeles, cada vez más grandes, y entre ellas mi archivo. ¿Cómo podría perder semejante cosa? Gracias a que tomaba abundantes notas, mi archivo de nueve centímetros había crecido a doce.
Colocó una carpeta a un lado y el nombre llamó mi atención, Zayn Malik. No habíamos hablado en semana y media. Bueno, en realidad no. La semana pasada, se había tomado treinta segundos antes de cálculo para descargar su último plan de ataque. Planeaba interrumpir mi sesión de terapia para pedirle a la Sra. Collins algún tipo de formulario. Él esperaba que ella saliera de la oficina y yo pudiera acceder a nuestros archivos. No fue así. Zayn salió de su oficina diez minutos antes del final de su sesión y nunca regresó.
Quería hablar con él el lunes cuando él, Lin y Harry vinieron a la siguiente clase de reparación de coches, pero hizo que nuestra conversación girara exclusivamente en torno a cálculo. Cuando terminamos de estudiar, hizo el bobo con Lin e Harry, dejándome a propósito fuera de su lazo.
No es que culpara a Zayn por evitarme. Le había dicho algunas cosas bastante horribles en mi garaje. Cosas de las que no tenía ni idea de cómo retractarme. Además, ¿cómo iba siquiera comenzar a explicar por qué había estado de tan mal humor?
Ese mismo día, me enteré de que Ashley llevaba un niño en su preciosa panza. Ashley se había tumbado la mesa, mirando la pantalla silbante de negro y blanco, y dijo—: Oh, _____. Tendrás un hermano de nuevo.
De nuevo. Como si hubiera perdido un perrito y me estuviera preparando otro. No me interesaba un remplazo.
Zayn había venido a mi casa esa tarde y sacudió mi mundo con el conocimiento de Harry en coches. No tenía que traer a Harry ni compartir recuerdos de su familia. Una vez más, me enseñó el increíble e impresionante chico que era realmente y ¿yo que hice? Le eché a la cara que se acostaba con todas las chicas que se le ofrecían. Le dije que no sabía cómo amar porque no podía decirme lo que tenía tantas ganas de escuchar de él. Que él quería algo más que mi cuerpo, que me quería.
—Sí. Estoy lista para el baile —le dije a la Sra. Collins, volviendo a la realidad.
—Fantástico. Ah, ahí está. —Abrió mi archivo y se premió con un sorbo de su nueva adicción, Coca-Cola light—. Hoy me gustaría hablar de tu madre.
—¿Qué?
Nadie habla de mi madre.
—Tu madre. Me gustaría hablar de tu madre. En realidad, hay un ejercicio que me gustaría intentar contigo. ¿Puedes describirla en cinco palabras o menos?
Bipolar. Hermosa. Errática. Talentosa. No es fiable. Elegí la respuesta segura.
—Le encantaba la mitología griega.
La Sra. Collins se recostó en su asiento, dejando al descubierto unos jeans y una camisa azul abotonada.
—Yo pienso en galletas de chocolate cuando pienso en mi madre.
—Estoy bastante segura de que sabe que mi madre no es de las que hornean galletas.
Ni de las que son madres. Ella se echó a reír. No me refería a que fuera divertida. —¿Te enseñó los mitos?
—Sí, pero se centró en las constelaciones.
—Estás sonriendo. No te veo hacer eso en mi oficina muy a menudo.
Mi mamá. Mi madre loca.
—Cuando ella estaba, mi madre estaba. ¿Sabes?
—No. Explícate.
Mi pie empezó a mecerse.
—Ella... mmm... no lo sé.
—¿Qué quieres decir con que tu madre estaba?
Tenía la boca seca como si no hubiera bebido en días. Realmente odiaba hablar de ella.
—Ahora me doy cuenta de que mis momentos favoritos con mi madre eran sus episodios maníacos. Apesta de alguna manera porque ahora los únicos buenos recuerdos que tengo están contaminados. La forma en que me sonreía me hacía sentir tan importante. Pintó las constelaciones en mi techo con pintura que brilla en la oscuridad. Nos tumbábamos en la cama y ella contaba las historias una y otra vez. Algunas noches ella me sacudía para mantenerme despierta.
La Sra. Collins tocó la pluma con su barbilla.
—Constelaciones, ¿eh? ¿Crees que todavía podrías distinguirlas?
Me encogí de hombros, moviéndome en mi asiento. Mi pie se accionó repetidamente contra el suelo. ¿A qué temperatura tenía la habitación? ¿A treinta grados?
—Supongo. No he mirado las estrellas desde hace tiempo.
—¿Por qué no?
El comportamiento de la Sra. Collins cambió de un simpático perro Labrador a un negociante puro y duro.
El sudor se deslizó por mi nuca. Me recogí el pelo en un moño y lo levanté.
—Mmm... No lo sé. ¿Las nubes? ¿Qué no salgo de noche muy a menudo?
—¿En serio? —preguntó con sequedad.
La ira brilló en mi torrente sanguíneo. Deseaba que mis ojos dispararan láseres.
—He perdido el interés, supongo.
—Quiero mostrarte algunas fotos que pueden desencadenar un recuerdo. Siempre que te parezca bien, ¿_____?
Um... no realmente, pero ¿cómo iba a decir que no? Asentí con la cabeza.
—Tu profesor de arte me dio estas pequeñas pinturas que hiciste en segundo año. Podría estar equivocada, pero creo que son las constelaciones.
La Sra. Collins levantó la primera. Alguien de primer grado podría firmarla.
—El carro pequeño, pero en la mitología griega sería la Osa Menor.
La siguiente pintura me era familiar, pero tal vez no para los demás. —Acuario.
La tercera me confundió durante un segundo. Mi mente vacilaba en esa zona gris brumosa que yo detestaba. Le arrebaté la respuesta antes de que el agujero negro pudiera tragársela. Los mareos me desorientaron, permitiéndome sólo susurrar—: Andrómeda.
El corazón me latía con fuerza y dejé que mi pelo secara el sudor que se estaba formando en mi frente.
Las náuseas rodaron en mi estómago y en mi garganta. Por Dios, iba a vomitar.
—_____, respira por la nariz y trata de bajar la cabeza.
Apenas oí a la Sra. Collins sobre el zumbido de mis oídos. El agujero negro fue creciendo, amenazando con tragarme. No podía permitírselo.
—No.
No podía crecer. El agujero negro era ya demasiado grande y esto ya había sucedido antes. Esa vez casi perdí la cabeza.
—¿No a qué, _____?
¿Por qué sonaba tan lejos?
Me apreté la cabeza con las manos, como si el movimiento pudiera físicamente evitar que cayese en ese abismo oscuro. Una luz brillante atravesó la oscuridad y durante unos breves segundos, vi a mi madre. Se acostó a mi lado en el suelo en su sala de estar. Con su pelo rizado cayendo de una horquilla dorada. Sus ojos muy abiertos, demasiados abiertos. Mi corazón se aceleró más rápido. Ella alargó la mano hacia mí, susurrando las palabras—: Y Perseo salvó a Andrómeda de la muerte. Aries era nuestro Perseo. Estaremos pronto con él.
Miedo puro, nervios de última hora, película de terror, la sierra eléctrica que transporta el miedo, todo esto envió adrenalina a través de mi cuerpo.
—¡No! —le grité, empujándole con las manos para que dejara de tocarme.
—¡_____! ¡Abre los ojos! —gritó la Sra. Collins, su cálido aliento me golpeó en la cara.
Cada centímetro de mí temblaba y extendí la mano para sostenerme, sólo para ser capturada por la Sra. Collins. Parpadeé rápidamente y sacudí la cabeza. Eso no podía estar sucediendo de nuevo. No tenía ningún recuerdo permanente. Varios de los montones de archivos estaban en el borde de su escritorio, ahora desordenado. Tragué rápidamente para aliviar la boca seca y calmar mis nervios.
—Lo siento.
La Sra. Collins apartó el pelo de mi cara, su expresión era una mezcla de alegría y compasión. Si tuviera una cola, la habría meneado.
—No lo hagas. Experimentaste un recuerdo, ¿no es así?
No sé. ¿Lo hice? Agarré los brazos de la Sra. Collins.
—Ella me estaba contando la historia de Andrómeda y Perseo.
Respiró hondo, asintió y se agachó al suelo conmigo, al lado de todos los archivos volcados.
—Sí. Lo hizo. —El calor que me había abrumado antes se retiró, sólo para ser remplazado por la piel de gallina fría y pegajosa y unos temblores sin control. La Sra. Collins me entregó una Coca-Cola light sin abrir antes de regresar a su escritorio—. Bebe. La cafeína te ayudará. Creo que por hoy ya hemos hecho bastante. De hecho, creo que deberías ir a casa. Por supuesto, es tu elección.
Me quedé mirando la botella, insegura de si tenía la fuerza suficiente para abrir la tapa.
— ¿Por qué estaba contándome historias? ¿Y por qué dijo que pronto estaríamos con Aries? ¿Olvidó que estaba muerto?
La Sra. Collins se agachó delante de mí.
—Alto. Has hecho un gran avance y hay que dejar que tu mente y tus emociones descansen. ¿_____? — Esperó hasta que tuvo toda mi atención—. No pierdas la cabeza.
Contuve el aliento. No lo había hecho. Me acordé de algo y no me había vuelto loca. La esperanza creció dentro de mí. Quizá era posible. Quizá podría recordar y quedar de una sola pieza.
—Ahora, dime, ¿casa o escuela?
La Coca-Cola light se sacudió en mi mano.
—No estoy segura de poder ir a la escuela.
Me dio una suave sonrisa.
—De acuerdo. ¿Está bien si salgo y llamo a tu padre y a Ashley para contarles lo que pasó y que vas a casa?
—Por supuesto.
—Por cierto —dijo ella—, estoy orgullosa de ti.
La Sra. Collins cerró la puerta detrás de ella. Gracias a Dios. Lo último que necesitaba era alguien en la oficina viéndome temblar como una hoja en el suelo y rodeada por un desastre de archivos. Archivos. ¡Archivos!
Ojeé el suelo y en cuestión de segundos vi el de Zayn, pero el mío estaba en su escritorio, abierto. Ahí estaba, cada momento, cada secreto, cada respuesta. Primero el de Zayn. Pero mis ojos se dirigían de vuelta al mío. La necesidad de llenar el agujero negro que me presionaba. Pero Zayn necesitaba pequeñas cosas; cosas rápidas, apellido, dirección, números de teléfono, y... yo le grité. Primero el suyo, y luego el mío.
Temblándome manos y rodillas, arrebaté su archivo y escaneé las páginas en busca de algún rastro de los nombres de Jacob y Tyler. Primera página, nada. Segunda página: nada. Tercera, cuarta, quinta. Miré mi archivo. Dios, me estaba quedando sin tiempo. Sexta página, séptima, octava. Novena... Tyler y Jacob Malik. Colocados en adopción provisional por el estado de Kentucky después de la muerte de sus padres. Actualmente colocados con Carrie y Joe...
La puerta se abrió y tiré al suelo el archivo. —_____, ¿estás bien?
Me senté en mis rodillas. —Traté de levantarme, pero me mareé un poco. Parpadeé tres veces seguidas.
Corrió hacia mí, la preocupación devastando su tono.
—Lo siento mucho. ¿Soy la peor terapeuta del planeta o qué? Dejarte aquí tan débil como un gatito. Tu padre tendría mi permiso con certeza. —La Sra. Collins me ayudó a levantarme—. Te voy a llevar a la enfermería y te dejaré descansar un rato. La cama de allí debería ser más cómoda que el suelo.
* * *
—Zayn.
Me ignoró la primera vez que grité su nombre. La enfermera por fin me había liberado cuando sólo quedaban diez minutos para el final del almuerzo. Cuando entré en la cafetería, él, Harry y Lin tiraron los restos a la basura y se fueron.
Puede que no me hubiera escuchado en la cafetería, pero sabía con certeza que me había oído en el pasillo. Apenas tenía energía para correr tras él mientras los tres se dirigían a las taquillas del nivel inferior. Apoyándome a la barandilla, me arrastré escaleras abajo.
—Zayn, por favor.
Siguieron caminando, pero él echó una rápida mirada por encima del hombro y se detuvo en seco. Dejó caer sus libros y me miró de arriba abajo por segunda vez, atrapándome, ya que me caí en el último paso.
—¿Qué te ha pasado? Estás horrible.
¿Débil gatito? Inténtalo con medusas comatosas. Las piernas me cedieron y Zayn me ayudó a sentarme en el suelo. Se sentó a mi lado, con una mano fuerte acariciando mi rostro.
—Me estás preocupando.
—Peterson. Los padres adoptivos de Tyler y Jacob son Carrie y Joe Peterson. Lo siento. La Sra. Collins regresó antes de que pudiera obtener más información.
Apoyé la cara caliente contra el frío muro de bloques de hormigón. Oh, eso se sintió tan bien.
—Sin disculpas. Podría besarte ahora mismo.
A juzgar por la expresión de sus ojos color chocolate, lo decía en serio.
—No lo hagas. Creo que voy a vomitar.
Me encantó la forma en que sus labios se curvaron; parte sonrisa pícara, y parte hombre misterioso.
—Zayn. —Harry lo llamó. Lin y él le esperaban en el otro extremo del pasillo.
Su mano cayó de mi cara e inhalé aire. Ya no éramos amigos. ¿Por qué eso hería a mi corazón? —Ve. Estoy bien.
—Estaré ahí en un momento. —Sus ojos no se apartaron de mí—. ¿Te metiste en tu archivo después?
—No tuve oportunidad. Fui al tuyo primero.
Zayn pasó una mano por su cara. —¿Por qué? ¿Por qué leíste el mío primero?
—Estaba más cerca.—Porque necesitaba hacer esto, por él—. Además, tuve un destello de aquella noche. No mucho, pero fue suficiente para morirme de miedo.
Y echar más leña a mis pesadillas durante semanas. ¿Quién necesitaba más de tres horas de sueño cada noche? Yo no.
La campana sonó, desestimando el almuerzo. Zayn se levantó y me ayudó a levantarme.
—Vamos, te llevaré a clase.
Me aferré a su mano caliente, simplemente porque quería.
—Me voy a casa. Tengo la cabeza un poco revuelta. La Sra. Collins llamó a Ashley para decirle que voy de camino y probablemente se volverá loca si no me presento en breve. No sabía que tendría que perseguirte la distancia de un campo de fútbol.
Me apretó la mano. —Sí. Lo siento. Estaba... siendo un idiota.
Al menos lo admitió. Lo solté y abrí la puerta lateral. —No pasa nada. Dime el lunes lo que me perdí en clase.
Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:25 am, editado 1 vez
hopeless.
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
Wow!!
Que más sigue... dime YA!
Me encanta... en serio ME ENCANTA!
Que más sigue... dime YA!
Me encanta... en serio ME ENCANTA!
uranniousgirl
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
me da gusto que te guste dudette :)uranniousgirl escribió:Wow!! :shock:
Que más sigue... dime YA!
Me encanta... en serio ME ENCANTA!
mañana la sigo!
yay! :D y yo estoy encantada también :)LinIsInLoveHazza escribió:Me encanto el capitulo:)
chicas les tengo una pregunta, a ustedes mis dos fieles lectoras que seguirán conmigo hasta el final (espero): que les parecería si les subiera capítulos más seguido? es decir, uno diario?
quedo en espera de su respuesta nenas
xx
hopeless.
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
A mí me parece perfecto, es más sube de a 2! jajaja
uranniousgirl
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
Claro que si:)
Si te sientes comoda y puedes subirlos, claro!
Si te sientes comoda y puedes subirlos, claro!
jungkook.
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
Claro que si:)
Si te sientes comoda y puedes subirlos, claro!
Si te sientes comoda y puedes subirlos, claro!
jungkook.
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
jajaja tranqui! empezaré de uno en uno, ya veremos si se da la cosa.uranniousgirl escribió:A mí me parece perfecto, es más sube de a 2! jajaja
claro que me siento cómoda! solamente quiero saber si se les acomoda a ustedes :)LinIsInLoveHazza escribió:Claro que si:)
Si te sientes comoda y puedes subirlos, claro!
les dejo inmediatamente los 3 que les debo.
besos!
xx
hopeless.
Capítulo 22
22
Zayn's POV
Cerciórate de hablar sobre mí. Quiero que tus hermanos sepan quién soy cuando vengan a vivir contigo. —Lin se perdió cuando una nube de vapor silbó y salió de la plancha.
Metódicamente deslizó la plancha sobre los brazos de mi camisa de vestir blanca.
—Lo haré. —Continué puliendo el par de botas negras que había encontrado en la beneficencia. Me quedaban bien, pero se encontraban demasiado rayadas.
Harry bajó corriendo las escaleras hacia el sótano, tomó una de las botas y un trapo, y se unió a mí en el sofá. —¿Por qué haces esto, hombre? Ellos son tus hermanos. No les importa si apareces con un par de jeans rotos y una camiseta vieja.
—No es para ellos. Es para mi trabajadora social y la engreída parejita. Todo lo que hago y digo está siendo juzgado. Necesito que me vean como un ciudadano modelo. —Que confíen en mí para cuidar a las dos personas más importantes de mi vida.
—Así que... —Harry compartió una mirada con Lin—. ¿Qué esta sucediendo entre tú y _____?
La plancha gorgoteó cuando Lin la colocó sobre la mesa de planchar. Inspeccionó la camisa a ver si se les escaparon algunas partes arrugadas antes de tendérmela. —¿Qué paso con eso de simplemente negocios? Ya sabes, con las manos y las emociones lejos de _____.
Pasé la camisa sobre mis hombros. Su calidez, producto de la plancha, relajó parte de la tensión en mi cuello. —Todavía es el plan.
Lin se dejó hacer al lado de Harry, descansando su cabeza sobre él. —Entonces, ¿qué demonios fue lo de ayer?
Me estaba costando aceptar que el rey y la reina de la negación fuesen tan cariñosos. Harry y Lin vivían en un mundo donde las emociones no se decían, sin embargo, ambos gravitaban alrededor del otro como una pareja. Algo me decía que un día de éstos, los encontraría desnudos en la cama.
—_____ logró ver mi archivo y encontrar el apellido de los padres adoptivos de mis hermanos. Puede que no le dé una relación, pero no puedo negarle una amistad. Sólo un verdadero amigo se arriesgaría de esa manera.
—O una chica a la que le gustas —murmuró Lin.
Me coloqué las botas y las amarré. ¿Acaso tenía más de una oportunidad? Mi pasado me decía que no, pero habían ocurrido milagros desde que _____ había entrado en mi vida. —¿Qué harían ustedes si en verdad tengo algo con ella?
Lin gruñó asqueada. —Compra algo de pegamento para cuando te destruya. Mira todo lo que has hecho por la chica y, ¿a dónde va a ir ella esta noche? Al baile con el Rey Louis, no contigo.
La imagen de ese simio con sus brazos alrededor de ella, hizo que mi sangre se volviese lava. Ignoré el sentimiento. Lo único que me preocupaba eran mis hermanos, y si no movía mi trasero iba a llegar tarde. —Los veo esta noche.
Lin gritó detrás de mí. —Diles que su tía Lin los ama.
Pasé por el lado de Dale y Shirley cuando almorzaban, y ninguno de los dos siquiera reconoció mi existencia. Cuando Tyler y Jacob se muden conmigo, la vida nunca sería de ésta manera. Conversaremos a cada jodido momento. Y sabré todo lo que ocurra en sus vidas.
Afuera, la brisa de febrero acarició mi rostro recién afeitado.
—Oye —llamó Harry desde la casa, siguiéndome —. Escucha, amigo, lo entiendo. Nosotros no hacemos ningún tipo de lazo sentimental. Dependemos de algo o alguien y el sistema nos los arranca de las manos. Pero _____ no es el sistema, hombre. Es una chica que ayer lucía horrible y te persiguió cuando todos decidimos que serías un idiota con ella en vez de ser su amigo.
Corrí una mano por mi cabello y luego volví a lanzarlo sobre mis ojos. —Lin tiene razón.
—Lin no se da cuenta de esto. Si alguna vez le dices que te lo conté, voy a patearte el trasero. Louis se acostó con Lin el verano anterior a su segundo año. En verdad creyó que ese imbécil la amaba. Ella era virgen, hermano. Y él nunca la llamó, ni le envió un mensaje, ni nada. Tú y yo también somos mierda mala, pero al menos somos honestos desde el comienzo. Ninguna chica espera una caricia o una llamada de nosotros.
Si antes no había tenido una razón para patearle el trasero a Louis, la cual tenía, ahora si la tenía de verdad. Lin era mi hermana, sin importar la sangre. —¿Y qué tiene que ver eso con _____?
—Esos idiotas populares son el equivalente del sistema para Lin. Nosotros tenemos trabajadores sociales y jueces que hacen nuestra vida un infierno. Louis y Marianne... ellos son su infierno. _____ y Louis eran legendarios cuando Lin y yo estábamos en primer año. Ella en verdad cree que _____ es exactamente como Louis.
—Pero no lo es —dije, subiendo a mi auto. La necesidad de defender a _____ contra cualquier ataque resonaba dentro de mi cuerpo.
La derrotada y rígida mandíbula de Harry me decía que ya había intentado explicárselo a Lin. Harry se dirigió de nuevo a la casa.
—Sabes, parece que fueras a un baile, hombre. —Le mostré mi dedo y salí de retro por la entrada.
* * *
Para mi sorpresa, la Sra. Collins se encontraba sentada en la mesa del cuarto de visitas, usando un vestido de lentejuelas negro hasta las rodillas. Odiaba estar en el mismo continente que ésta mujer, ¿pero hoy? No me importaba. En cinco minutos vería a mis hermanos. —¿Qué onda, Sra. Collins?
Me regaló una fuerte risa. —Me siento honrada. Nunca pensé que me ganaría el privilegio de recibir tu patentado saludo de “qué onda.”
—Quizá nunca ha venido a una de estas cosas, pero en verdad no son tan formales. Mire esto. —Abrí mi bolso y saqué una caja—. Me encantaba éste juego cuando niño. Papá y yo solíamos jugarlo una y otra vez. —Yo siempre elegía el negro y él me permitía soltar primero mi pieza redonda en el tablero. Quienquiera que lograba tener cuatro seguidas ganaba. Yo ganaba más seguido que papá.
—Gracias por el dato. Voy a ir al baile luego de esto. ¿Vas a escoltar alguna suertuda jovencita? —La Sra. Collins tenía esa cosa donde parecía tan indefensa como un perrito mientras preguntaba algo, que posiblemente, podría morderme el trasero si respondía incorrectamente.
—Lo lamento. No voy al baile.
—Mmm, que lástima. —Movió sus dedos sobre la mesa—. ¿Qué pasó con esa chica a la que le prestaste tu chaqueta el mes pasado?
Maldición, me había metido a mí mismo en ésta. Miré fijamente hacia la puerta, rezando para que mis hermanos entraran corriendo a salvarme. —Tiene una cita.
—Ella se lo pierde.
Crucé las manos en medio de mis rodillas. Ese incómodo silencio entre la Sra. Collins y yo tomó un nivel completamente nuevo. El pie de _____ ya hubiese abierto un hueco hasta china. _____, la chica seguía incrustada en mi mente.
La segunda manilla en el reloj sobre la puerta se movía ruidosamente. ¿Dónde estaban mis hermanos? —¿Por qué está usted aquí?
Sus cejas se elevaron al sonreír. —Ya hablamos de esto, Zayn. Como tu trabajadora social clínica, estoy involucrada en cada aspecto de tu vida. Eso incluye a tus hermanos.
—¡Zayn! —El grito de Jacob por el pasillo perforó mi corazón. Salté a su encuentro, pero la Sra. Collins bloqueó mi camino.
—No. —Presionó su mano perfectamente cuidada contra mi pecho—. Confía en mí, él se encuentra bien.
Siendo casi treinta centímetros más alto, me incliné sobre ella a propósito. —En caso de que no lo haya notado, no confío en usted. Ahora quítese de mi camino antes de que yo mismo la quite.
Mantuvo su mano sobre mi pecho, sorprendiéndome. —Tuvo un torneo de básquetbol en la mañana y se quedó dormido en el camino hasta acá. Joe lo puse en el sofá en otra habitación para dejarlo dormir. Jacob no duerme muy bien y Carrie y Joe no tuvieron el corazón para despertarlo. Te prometo que tendrás tus dos horas.
Miré hacia la puerta y de vuelta a la Sra. Collins. —Tiene treinta segundos para explicarse antes de que pase por usted y esa puerta. — Tomó un gran respiro, perdiendo mi tiempo—. Uno...
—¿Cuán bien crees que un niño puede dormir cuando ha sufrido algo traumático?
Sus palabras me detuvieron por completo y los problemas de _____ corrieron hacia mi mente. —¿Está diciendo que tiene pesadillas nocturnos?
—No estoy diciendo eso, pero sé de alguien que sí lo sufre, y te digo que hace ya tres años esa persona no ha dormido por las noches.
Cerré los ojos. Había tantas cosas malas en esa imagen.
—¿Por qué nunca me lo dijeron?
—Porque es información privada. Además, Jacob quiere que lo veas por la forma en que él te ve a ti... como alguien fuerte, como un héroe.
Lo último que dijo me volvió loco, pero no podía enfocarme en eso, no cuando Jacob me necesitaba.
—¿Privada? —Abrí los ojos y el único color en la habitación era el rojo—. Yo soy su hermano.
Su mirada se clavó en la mía. —Eso es verdad. Eres el hermano mayor de Jacob, no su guardián. Sabes que no se te permite tener información privada. —Era cierto. Había perdido cualquier derecho a mis hermanos cuando mi puño conectó con la mandíbula de mi primer padre adoptivo.
—¡Zayn! —Su grito tan desesperado hizo eco en la habitación. A la mierda.
—Por favor, deja que Carrie y Joe manejen esto —pidió la Sra. Collins, pero la esquivé y salí del cuarto. Clarence se encontraba en el pasillo sosteniendo a Tyler. ¿Cuál era su excusa para mantener a Tyler afuera? Lidiaría con eso después.
—Mete tu trasero de vuelta en esa habitación, chico. Carrie y Joe lo tienen cubierto —dijo Clarence.
La ignoré completamente al pasar a su lado, colocando una mano en la cabeza de Tyler por un breve momento. Del cuarto al lado del mío salían lloriqueos sordos. Abrí la puerta para encontrar a Joe y a Carrie de rodillas en la alfombra al lado de Jacob, quien se removía incontrolablemente.
Los ojos de Joe se abrieron cuando entré a la habitación. —¿Qué estás haciendo aquí?
Las lágrimas mojaban las mejillas de Jacob y su jersey de básquetbol. Su rostro se encontraba encendido, y sus manos apretadas contra su pecho, murmurando incoherencias. Me arrodillé al lado de Carrie, a centímetros de mi hermano. Detuvo mi muñeca cuando fui a tocarlo. — Tocarlo lo pone peor.
Quité mi mano de su agarre y la coloqué en la cabeza de Jacob, imitando la manera en que mamá solía hacerlo. —Pajarito-J, soy yo. Zayn. ¿Podrías levantarte para mí, amigo?
Su cuerpo se sacudió y gimió. —Zayn.
—No lo entiendes, no está despierto. En verdad no sabe que estas aquí. —La mujer secó sus ojos—. Sabemos qué hacer. Nosotros somos quienes lo cuidamos. No tú.
—Parece que están haciendo un trabajo fantástico. ¿Han matado algún pez dorado últimamente? —Levanté a mi hermano y me senté en el sofá, acurrucándolo en mis brazos. Canté la canción favorita de mamá en su oído.
Continué susurrando las palabras hasta que las lágrimas y las convulsiones de Jacob terminaron. Finalmente, abrió sus ojos, más consiente que confundido. —¿Zayn?
—Hola, hermanito.
* * *
Tyler me hizo dibujos durante nuestra visita. Muchos y muchos dibujos. Me sonrió y me abrazó antes de irse, pero todavía no me había dicho una palabra. Jacob se sentó en mis piernas mientras jugábamos el juego al menos cientos de veces. Cuando Clarence nos dijo que el tiempo se había acabado, me sentí como si alguien me hubiese arrancado el corazón, lo hubiesen cortado en pedacitos y le hubiesen echado alcohol por todas partes. Jacob enredó sus brazos alrededor de mi cuello con tanta fuerza que por poco impidió que pasara el aire.
—Tengo miedo, Zayn —murmuró.
—Jacob, ya es hora... —comenzó Carrie.
La Sra. Collins la calló y me hizo señas para que continuara. Mis ojos se agrandaron, y lo sostuve más fuerte. Maldición. ¿Qué clases de preguntas me hacía la Sra. Collins?
—¿De qué tienes miedo?
—¿Qué pasa si hay otro incendio? No vas a estar allí para salvarme.
—Siempre te salvaré. —Porque lo haría. Movería cielo y tierra. Estaría dispuesto a caminar hasta el infierno y quedarme allí. Renunciaría a lo que fuera por él.
Sorbió su nariz y su cuerpo comenzó a temblar. Froté su espalda suavemente. —Está bien, hermanito.
—Pero si hay otro incendio...
La Sra. Collins apuntó a Jacob y luego a Carrie y a su patético esposo, su significado era claro. Preferiría regresar a mis hogares adoptivos anteriores a decirle que confiara en éstos idiotas. —No va a haber otro incendio.
La Sra. Collins levantó las manos, exasperada, y sacudió la cabeza. Él murmuró en mi oído—: ¿Cómo lo sabes?
Besé su mejilla y le susurré de vuelta. —Lo sé.
Con su voz apenas audible, Jacob dijo—: Por favor, no le digas a nadie.
—Nunca.
* * *
—¿Que no le digas a nadie qué, Zayn? —La Sra. Collins miró al espejo de dos caras, acomodando su cabello.
—¿Qué? —Me puse mi chaqueta y recogí los dibujos de Tyler.
—Jacob te susurró que no le dijeses a nadie y tú accediste. —Se giró y sonrió—. Leo labios.
Por supuesto que lo hacía. ¿Qué demonios no podía hacer esta mujer? Oh, conducir. —Debió haberlo entendido mal.
—No. No lo hice. —Estiró su vestido—. ¿Qué piensas del vestido? ¿Es demasiado? Nunca antes había sido chaperona de un baile. No es que importe, en verdad. No tendré tiempo de cambiarme. Mantener secretos no va a ayudar a tu hermano.
¿Qué demonios? ¿Acaso la chica era incapaz de producir una línea coherente de pensamiento? ¿Vestidos, chaperona de bailes, mis hermanos? A la mierda las primeras impresiones. Se estaba metiendo en territorio del que la quería bien lejos. —Usted no sabe nada ni de mí, ni de mis hermanos, así que le sugiero que se aparte.
—Esa es una forma difícil de vivir. Sin confiar en nadie —dijo en una molesta voz, del tipo “soy mayor que tú”—. No son tú y tus hermanos contra el mundo. ¿No estás cansado de ser miserable? ¿No quieres saber lo que se siente ser feliz otra vez?
Sí, pero el mundo no funcionaba de esa manera, no para mí.
Recogió un dibujo que Tyler le hizo. —No vas a encontrar la felicidad hasta que aprendas a confiar. Y si tienes que comenzar por algún lugar, ¿por qué no conmigo?
Tenía un millón de razones de por qué no con ella.
Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:25 am, editado 1 vez
hopeless.
Capítulo 23
23
_____'s POV
Tiré de mis guantes por posiblemente la millonésima vez esta tarde. Cuando Louis planteó la idea de unirnos a Sarina, Marianne, Laura, algunas otras chicas y sus parejas para un paseo en limo, aproveché la oportunidad. Cometí el error de pensar que eso mantendría a las ambulantes manos de Louis lejos de tocar mi cuerpo. Supongo que no.
La limo se estacionó frente al gimnasio del colegio. La mano de Louis rozó el costado de mi pecho y me susurró al oído—: Estás tan sexy, _____.
Me alejé de él y de su aliento a cerveza, y me asomé para ver si alguien se había dado cuenta de la manera inapropiada en la que me tocó. Le susurré: —Ya basta. La gente está mirando.
Se tomó el resto de la cerveza, empujando su cuerpo contra el mío una vez más. —Dime que será esta noche. Mis padres estarán fuera hasta mañana por la tarde y tu papá me dijo que no tienes toque de queda. Tendremos toda la noche. —Su mano bajó hacia mi trasero.
Genial, obviamente mi papá quería que tuviera sexo. Golpeé la mano de Louis. —Me dijiste que me darías tiempo para pensar.
—Has tenido suficiente tiempo para pensar. Ven aquí, te ves taaan hermosa.
Qué maravilla, ya arrastraba las palabras y ni siquiera habíamos tenido nuestro primer baile aún.
La limo se detuvo y Niall abrió la puerta.
—Las damas primero. —Hizo un gesto para que Sarina saliera, pero yo eché a correr fuera de la limo como si mis ropas estuvieran en fuego.
Sarina me siguió. Su aliento también olía a cerveza. —¿Estás bien?
—Estoy bien —mentí. Louis había marcado su territorio durante las últimas semanas, llevando a cabo en el colegio el equivalente de un perro orinando en un hidrante (tomando mi mano, envolviendo sus brazos alrededor de mí, sentándose a mi lado en el almuerzo) y eso me hizo, de nuevo, aceptable. Para Sarina, Marianne y Laura la vida finalmente había a la normalidad.
Para mí, “lo normal” se sentía lo peor. Claro, la gente hablaba conmigo ahora, pero salir con Louis y tener a Marianne de nuevo como amiga pública no detenían las miradas o los susurros. Esa gran herida abierta en mi interior no se había llenado como había esperado. De hecho, el agujero se hizo más grande y profundo.
—No estás bien. —Sarina dejó de hablar cuando Marianne envolvió sus brazos alrededor de nosotras.
—¡Me encanta! —Marianne besó mi mejilla, luego la de Sarina—. Estamos de vuelta.
Louis me ofreció su mano. La tomé y dejé que me llevara hacia el baile. El comité de decoración había intentado transformar el gimnasio en una isla paradisíaca. Tres resplandecientes palmeras y un telón con fondo del océano para el fotógrafo no ocultaron los aros de baloncesto ni las gradas, ni enmascararon el mal olor de los calcetines malolientes en el vestuario de los chicos.
Louis sólo bailaba lento, dejándome bailar las canciones más rápidas con Sarina, Marianne y Laura. Cuando lo hacíamos, Louis entraba y salía del vestuario de los chicos con sus amigos. Desafortunadamente, volvía al baile un poco más borracho cada vez.
—Escuché que todos irán donde Louis cuando el baile acabe —dijo Marianne cuando dos de nosotras tomábamos un respiro en la mesa. Inclinó su cabeza en mi hombro, y una porción de mi corazón se aligeró. Me encantaba tener a Marianne como amiga pública de nuevo.
Él lo mencionó. Junto con la idea de que debería colarme en el vestuario de los chicos con él y tomar un trago para aflojar. Miré a Sarina y Niall moler, perdón, bailar, sobre el piso de madera. Los bailes escolares eran la escapatoria a las reglas de muestras de afecto públicas.
—¿Estás lista? —preguntó Marianne.
—Esperemos por otra canción y entonces estaré lista para bailar de nuevo. Estos tacones están pellizcando mis dedos. —La circulación regresó a mis adoloridos pies al momento que me los quité.
Recorrí la oscura habitación y vi a Louis riendo con un chico del equipo de baloncesto. —Debería bailar con Louis.
Marianne rió. —No, tonta. Por esta noche. Escuché a Louis pidiéndote que lo hagan.
Mis niveles sanguíneos y de energía cayeron a mis pies, fuera de mi cuerpo y sobre el piso. Las sombras bajo mis ojos, que había ocultado cuidadosamente con maquillaje, se volvieron más pesadas. Me froté los ojos, con la esperanza de revitalizarme a mí misma. No. No estaba lista.
—Hola, hermosa.
Louis me dio esa loca sonrisa torcida que sólo usaba cuando se emborrachaba. Marianne me dio unas palmadas en la rodilla y se escabulló, dejándome sola con Louis. No sólo era que no me sentía lista, si no que tenía que decírselo. Esta noche apestaba. Forcé una sonrisa y me puse de pie.
—¿Podemos hablar?
Su mano, sudorosa por Dios sabía que, tocó mi mejilla. —Claro. En un segundo. Voy a buscar otra bebida. —Sus ojos brillaban como si hubiera encontrado la cura para el cáncer—. ¿Quieres venir? Temprano llevamos a Sarina y Laura a escondidas.
—No. —La tercera canción lenta de la noche comenzó a tocar. Marianne me saludó, sus ojos llenos de desesperación. Un recordatorio de no echar las cosas a perder—. Baila conmigo, Louis. Luego daremos un paseo, juntos y hablaremos, ¿de acuerdo? —Una buena conversación. Una de esas en las que uno le dice al otro como se siente realmente. Una de esas alucinantes conversaciones donde aprendes algo tan crudo y real de la otra persona que no puedes evitar enamorarte.
Podría decirle que no me sentía lista para tener sexo y Louis me diría que le parecía bien. Me diría que me ama tanto que esperaría por siempre y luego me diría algo que nunca le había dicho a nadie más. Le podría decir cuan asustada estoy de que nunca sabría lo que me pasó y aún más asustada de saber la verdad. Él me diría que no le importan mis cicatrices y que se las podría mostrar a todo el mundo y seguiría a mi lado. ¿Y yo? Me enamoraría de él y, repentinamente, estaría de acuerdo en “hacerlo”.
Como con Zayn. Cerré la puerta de un golpe.
Tocando su rostro, dejé que mis dedos enguantados trazaran su mandíbula, un movimiento que le encantaba. Sus labios se movieron hacia arriba. —Ves, hermosa, te dije que nos encontraríamos el uno al otro de nuevo.
Y podríamos... tal vez. —Sí.
Tomó mi mano y comenzó a empujarme hacia la pista de baile. Esto era. Normal. Un novio que me amaba y me aceptaba. Seguramente esto iba a llenar el agujero. Les eché un vistazo a mis amigas y les lancé una sonrisa real a Marianne, Laura y Sarina. Mi corazón cantaba cuando las tres se encendieron como fuegos artificiales, sabiendo, por primera vez en años, que me veían feliz.
Felicidad... se sentía tan cerca que podía probarla. Luego me detuve. Mis pies, mi corazón, mi felicidad, todo en mí, se detuvo. Habíamos pasado la pista de baile y entrado en el pasillo que llevaba a los cuartos de baño. —¿A dónde vas?
—Ya te lo dije, al vestuario —respondió Louis.
Tiré de mi mano. —¿Qué pasó con el baile y la conversación?
—Sí, claro, lo que sea. Después. Estamos llegando al fondo del barril con nuestros suministros. Si no voy ahora, perderé mi oportunidad.
En más maneras de las que podría imaginar. —Sí, lo harás.
Su desquiciada mente masculina me malentendió y me besó en la mejilla. —Sabía que entenderías. —Y se fue.
Me apoyé en el marco de la puerta. Una mitad de mí en las sombras del gimnasio. La otra mitad en el pasillo iluminado.
Idiota. Yo era una idiota. Parpadeé varias veces para mantener las lágrimas acorraladas y me abracé a mí misma. Mi corazón debería doler, pero no lo hacía. Había puesto una gran cantidad de esperanza, pero nunca había puesto a mi corazón en la línea. Mi alma dolía por la decepción. Había tratado de ser normal y fallé. Yo... era un fracaso.
Al contrario de la prueba universitaria, no podía retomar esta parte de mi vida y borrar la desagradable calificación. No había un lienzo blanco para empezar una nueva pintura, ni un cuaderno de bocetos para un nuevo dibujo. Mi madre me había fallado y mis brazos garantizaban que yo siempre fallaría.
—Te dije que mereces alguien mejor.
Mi corazón se levantó con el sonido de esa profunda y traviesa voz. —¿Zayn?
Como un ladrón, salió de las sombras con una camisa blanca abotonada, corbata negra aflojada al tercer botón, pantalón de mezclilla y botas negras militares. Su oscuro cabello castaño estaba peinado hacia arriba.
—_____, luces... —Dejó que sus ojos se perdieran bajando por mi cuerpo y luego lentamente hacia arriba. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro—. Apetitosa.
Me reí en voz alta, causando que muchos hombres de clase baja que pasaban curiosearan. Por primera vez en mucho tiempo, no me importó. —¿Apetitosa como alitas de pollo o apetitosa como una suculenta hamburguesa?
Su sonrisa me hizo cosquillas por dentro. Zayn dio un paso más cerca, definitivamente invadiendo mi espacio personal. —Apetitosa, mientras que tu novio es un idiota por dejarte sola.
—No es mi novio. —Y nunca lo será.
—Bien. Porque iba a invitarte a bailar.
Como una señal, otra canción lenta empezó. Zayn no me ofreció su mano para llevarme a la pista de baile. En lugar de eso, justo ahí en la entrada del gimnasio y el vestuario, envolvió sus manos alrededor de mi cintura y me atrajo cerca. Dios, él se sentía bien, cálido y sólido. Deslicé mis brazos por su cuello, dejando que mis dedos enguantados rozaran su piel.
—Creí que no ibas a bailes.
Zayn me tenía lo suficientemente cerca para ver esos ojos color chocolate.
—No. Y, esta tarde, no tenía ninguna intención de venir. —Tragó—. Este baile parecía muy condenadamente importante para ti. Y tú... tú eres importante para mí. —Dejó de tambalearse de un lado al otro y apartó su mirada de mí. Mi corazón palpitaba tan fuerte que él tenía que escucharlo, al menos sentirlo a través de mi pecho.
—_____, no puedo decirte que va a pasar porque no lo sé. No soy de dar la mano en el pasillo ni me siento en la mesa de otros en el almuerzo. Pero juro... por mis hermanos que tú nunca serás una broma para mí y serás mucho más que una chica en el asiento trasero de mi auto.
La proximidad de su cuerpo al mío, hizo que expresar las miles de emociones que rabiaban dentro de mí fuera imposible. Mis dedos viajaron de su cuello a su cabeza. Lo tomé de su cabello y guié su cabeza a la mía. No podía decirle, pero podía mostrarle.
—Aléjate de mi chica, Malik.
En movimientos rápidos como un león, Zayn nos maniobró hacia el pasillo y me colocó detrás de él. Se puso de pie entre Louis y yo.
—Ella no es tuya.
El rostro de Louis se enrojeció y sus manos se formaron puños. Niall, Chad y otros chicos salieron tropezando del vestuario. Sus risas se apagaron en el momento en que notaron a Louis, Zayn y luego a mí. Mierda.
Mi ahora ex me miró fijamente. —Ven aquí, _____.
—Debemos hablar. En el gimnasio. —Y salir de aquí. De vuelta donde muchos de los profesores se ciernen para prevenir escenas como esta. Me moví un poco hacia el gimnasio, pero ni Zayn ni Louis se movieron.
Niall dio un paso al lado de Louis.
—No es agradable estar con la chica de otro hombre.
¿Hola? ¿Alguien me escuchó? Resumen: necesitaba hablar con Louis y todos debíamos ir dentro del gimnasio para poder ser monitoreados por adultos. Envolví mis dedos en la mano de Zayn y tiré gentilmente. — Zayn.
Él la apretó de vuelta antes de alejarse. —¿Por qué no vas adentro? Estaré ahí en poco tiempo.
—Um, no. No sin todos los demás.
Louis dio otro paso borracho hacia Zayn. —Sí, ve, _____.
Esto no podría estar pasando. Louis no detuvo su avance. De hecho, tomó velocidad y se estrelló contra Zayn. Los dos chocaron contra la pared. —¡No!
Louis golpeó a Zayn en la mandíbula. Sangre brotaba de los labios de Zayn mientras llevaba su puño contra el estómago de Louis y lo apartaba.
—Vamos, hombre —dijo Zayn, limpiando la sangre de su labio—. No quieres hacer esto.
—Te advertí que te alejaras de ella —gritó Louis, mientras se lanzaba de nuevo sobre Zayn.
Preparado esta vez, Zayn golpeó a Louis en el estómago empujándolo al suelo.
—Quédate en el piso, fortachón —siseó.
Louis se levantó tambaleándose, mirando fijamente a Zayn. Corrí hacia ellos. Esto tenía que parar. Sólo que era demasiado tarde. Louis se lanzó hacia Zayn en el momento exacto en que me puse de pie entre ellos. Cemento golpeó mi estómago. Perdí la habilidad para respirar, seguido de masivas cantidades de dolor.
—¡_____! —gritaron múltiples voces desde varias partes del pasillo.
Mi estómago me dolía demasiado como para moverme, abrir los ojos o hablar. Oh, Dios. Absolutamente el aire no entraba en mi cuerpo. Forcé a mi boca a abrirse y luché por aspirar el oxígeno. Nop, nada. Una vez más... sí. No mucho, un poco, pero era aire... independientemente de lo mucho que duele. El frío suelo tocaba una de mis mejillas y mi cabello tocaba la otra. Mierda. Me había tomado toda una hora meter todo mi cabello en esa pinza. Querido Señor, creo que me rompí algo, como el hígado.
—Jesús... Jesús, la lastimé —murmuró Louis.
—Aléjate de ella, idiota —gritó Zayn. Cálidos dedos tocaron mi rostro, llevando hacia atrás mi cabello. Bajó su voz—. ¿_____? ¿Estás bien?
Esos cálidos dedos dejaron mi rostro y luego cubrieron mi mano. Concentré toda mi energía en ejercer presión sobre Zayn. Él aplicó presión en retorno. —Te tengo. Lo prometo.
—¿Qué está pasando aquí?
Gemí, no de dolor, pero debido a la persona que entró en el pasillo, la Sra. Collins.
—¿_____? ¡_____! —Unos tacones sonaron rápidamente hacia mí. Otra mano, más fría y delicada, tocó mi rostro. Forcé a mis ojos a abrirse y parpadeé la doble visión lejos.
—¿Estás bien?
No. —Sí. —En contra de los gritos de cada músculo de mi cuerpo, levanté mi cabeza del piso. Zayn colocó sus manos en mi espalda y me ayudó a sentarme, moviéndose centímetros detrás de mí.
Los bondadosos ojos de la Sra. Collins se suavizaron. —¿Qué pasó? — Registro el pasillo, observando la situación. Curioso, los amigos de Louis habían desaparecido—. Zayn, estás sangrando.
Zayn se limpió la boca. —Sí, señora.
—Tú eres Louis, ¿verdad?
Louis se sentó a mis pies, los ojos muy abiertos. —Sí.
La Sra. Collins lanzó un profundo suspiro, sacudiendo su cabeza.
—Esto no me va a gustar nada, ¿verdad?
—Nop —respondió Zayn.
—Me caí —dije.
Los labios de la Sra. Collins se tensaron en una fina línea. —¿Y la boca de Zayn?
—Yo también.
Ella miró fijamente a Louis. —¿Y ese bonito moretón formándose en tu quijada es por...?
Louis ausente se frotó la mandíbula, pero mantuvo sus ojos fijos en mí. —Tuve una pelea temprano esta noche.
—Pero no aquí, ¿verdad?
—No, aquí no.
La Sra. Collins cerró sus ojos y volvió a suspirar. Los tres conteníamos la respiración, esperando su veredicto. Finalmente, los abrió de nuevo. — Louis, ¿por qué no vuelves al baile? Me gustaría hablar con _____ y Zayn.
Louis continuó mirándome fijamente, como si físicamente no pudiera apartar sus ojos de mí. Mi mente aturdida comenzó a funcionar. Él no miraba mi rostro, era a mis brazos. El guante de mi brazo derecho ya no protegía mis cicatrices del mundo exterior. Colgaba alrededor de las yemas de mis dedos. Ante mis ojos, sin embargo, de pronto se deslizó de nuevo por mi brazo. Zayn murmuró varias palabras dirigidas a Louis mientras colocaba un brazo sobre el guante que enderezaba.
—_____ —dijo Louis. Me forcé a mirarlo—. Estaré esperando. —Sus ojos se movieron de nuevo a mis brazos, con claro disgusto. De alguna manera, entró al gimnasio sin tropezarse.
La Sra. Collins se sentó en el suelo a mí lado, quitándose sus tacones. —Supongo que tendré que llevar mi vestido a la lavandería. Tenía la esperanza de evitarlo. Tengo la costumbre de olvidar mi ropa allí y ellos terminan desechándola. —Tomó un pañuelo de su pequeña cartera que colgaba de su muñeca—. Toma, Zayn. No hay necesidad de sangrar sobre todo el sitio.
Zayn se apoyó contra la pared, colocándome sobre su pecho entre sus piernas. Tomó el pañuelo de la Sra. Collins mientras mantenía un brazo protector en mí. Demasiado cansada para preocuparme por lo que la Sra. Collins pensara, apoyé mi cabeza contra él.
—Así que, Zayn, _____ es la chica del abrigo. —¿Tenía un apodo?
Zayn se rió. —Sí.
—_____, ¿tu padre está al tanto de esta relación?
—¿Me creería si le digo que ni yo sabía de ella?
Sus ojos sonrieron. —Sí. —Nos miró fijamente como si fuéramos ratas en un laberinto—. Debí haber visto esto venir, pero no lo hice. Demasiado para mis poderes intuitivos. De todos modos, vamos a llevarlos a los dos a la oficina de la enfermera. Ella está aquí esta noche en caso de alguna repentina enfermedad o accidente.
Zayn me sorprendió diciendo al mismo tiempo que yo—: No.
—Estoy bien —dijo.
—Yo también —agregué—. Bien, quiero decir.
—Si están seguros. —La Sra. Collins tomó sus zapatos y se levantó del piso—. Espero que los dos sigan siendo profesionales en sus sesiones de tutoría. He estado muy satisfecha con tu asistencia e informes de progreso de tus profesores, Zayn. Veo algún cambio negativo y estaré en el medio antes de que los dos puedan decir “terapia de grupo”. ¿Estoy siendo clara?
Los dos murmuramos algo y vimos como ella desaparecía dentro del oscuro gimnasio.
Zayn acarició mi cabello. Su cálido aliento envió escalofríos por mi espina dorsal. —La verdad, _____. ¿Estás bien?
—Sí, estoy bien —susurré, disfrutando la sensación de sus labios rozando la parte de atrás de mi cuello
—. ¿Zayn?
—¿Sí? —El sonido ronco de su voz me encendió.
Odiaba acabar este momento, pero... —Necesito hablar con Louis.
Se puso tenso y luego me arrastró con él del suelo. —Oferta de una sola vez, _____. Tú y yo, pero tienes que terminar con el simio. Voy a esperar afuera. Tienes veinte minutos.
Zayn me dejó. Me quedé con la mitad de mi cabello cayendo de la pinza de mi madre, sintiéndome de repente sola. Abrí el gancho, dejando que el resto de mi cabello cayera en mis hombros.
Mientras caminaba dentro del gimnasio, apenas podía ver pies delante de mí. La bola brillante de disco creaba la única luz disponible. Afortunadamente, mis amigas me encontraron.
—Oh, mi Dios, _____. Niall me dijo lo que pasó. ¿Estás bien? —Sarina me agarró. Mis tacones colgaban en su mano. Laura y Marianne a cada lado de ella.
Un bulto creció en mi garganta. ¿Me apoyaría? ¿Mi mejor amiga desde el jardín de niños? Ella había estado conmigo por mucho ya. Si escojo al chico equivocado ante sus ojos, ¿destruiré la única relación que absolutamente necesitaba?
Marianne empujó unos cuantos rizos fuera de mi cara. Perderé a Marianne. Definitivamente Marianne, ¿pero para comenzar realmente hemos sido amigas?
—¿_____? —me pinchó Laura. Ella seguiría a Sarina. Siempre la sigue.
—Necesito hablar con Sarina —dije. Cuando vi el dolor en los ojos de Marianne y Laura rápidamente inventé algo—. Problemas sobre mamá.
Marianne y Laura me dieron unas sonrisas alentadoras mientras se volteaban. Le dejaron cualquier conversación con respecto a mi madre a Sarina.
Sarina colocó sus manos en su cintura. —No voy a comprar esa historia de tu mamá. Vas a terminar con Louis y quieres mi permiso.
—No estoy enamorada de él y no voy a estarlo. Soy capaz de perder a Louis. Soy capaz de volverme un rechazo social de nuevo, pero no soy capaz de perderte a ti.
—¿Estás enamorada de Zayn Malik? —Glinda la Bruja Buena lucía de pronto... seria.
Terror y alegría revoloteaban en mi interior. Si escogía a Zayn, podría empujar a Sarina muy lejos y destruir la única amistad real que he tenido. Pero la sola idea del nombre de Zayn hacía que mi corazón se detuviera. Trajo una sonrisa a mi rostro. Me daba cosquillas su toque en mi piel. —Sí.
Ella me abrazó. —Espero un informe sobre sus abdominales. Detalles reales, no romance de novela sin sentido.
—¿Qué hay de Marianne y Laura?
Suspiró profundamente, alejándose. —Tú sabes que Laura estará bien. Yo me encargaré de Marianne, pero esperaré una foto de sus abdominales por esa. De todas formas, sólo quedan tres meses para la graduación.
—¿_____? —dijo Louis detrás de mí.
Sarina besó mi mejilla, colocó mis zapatos en mi mano y se fue para unirse a Laura y Marianne.
—Louis. —Tiré de mis guantes.
Se había quitado su chaqueta y tenía las mangas enrolladas arriba de sus codos.
—Siento haber corrido sobre ti. Te vi, pero no pude detenerme.
—Está bien. —Incómoda me desplacé de un pie al otro, percibiendo la arena corriendo hacia el fondo del reloj de arena—. Louis...
—Él te tocó... Zayn. Vio tus cicatrices, no se inmutó, y luego te tocó. —Louis se frotó la parte de atrás de su cabeza—. Voy a sonar como un real idiota, pero yo no habría sido capaz de hacer eso. Tocarlas o pretender que no estaban ahí. Creí que podría, pero...
Froté mis brazos. A pesar de las palabras que había planeado decirle, la verdad todavía dolía. —Louis, está bien, porque la verdad es... —Esto apestaba—. No estoy enamorada de ti y no lo voy a estar. Parte de mí de verdad quería que trabajáramos para que esto funcionara, pero sólo nos convertimos en eso... trabajo. No tuvimos que trabajar para que funcionara la primera vez.
Louis asintió y luego bajó la cabeza. Sus hombros cayeron hacia delante y miró fijamente al suelo por un segundo antes de limpiarse la nariz. Entonces, levantó la cabeza y se enderezó completamente. Forzó una sonrisa, pero no había brillo en sus ojos azules.
—Eleanor vino sola y tenía la esperanza de viajar en la limo de vuelta a mi casa...
—Ella puede tomar mi lugar. —No tenía necesidad de hacerle saber que planeaba irme con Zayn.
Dio un paso hacia mí y me susurró en el oído: —De verdad te amé. — Dejando fuera la palabra, una vez.
—Yo también. —Una vez.
Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:26 am, editado 1 vez
hopeless.
Capítulo 24
24
Zayn's POV
Tendría que haberla echado sobre mi hombro y arrastrarla del gimnasio. En su lugar, como un idiota, le había dado la opción. La opción de rasgar mi corazón y devolvérmelo. ¿Por qué no escuché a Lin? ¿Por qué no escuché a Harry? Lin tenía experiencia con estas cosas y Harry me dio un consejo que él se negó a tomar. Necesitaba que examinaran mi maldita cabeza.
Quince minutos. A la mierda. Ella no iba a venir y yo no iba a continuar aquí de pie congelándome como un imbécil. Tenía una fiesta a la que ir. Una fiesta que estaría llena de chicas dispuestas a tirarse a sí mismas a mí y mucha mierda para fumar y suficiente alcohol para ayudarme a olvidar.
Salté del muro del gimnasio, empujando mis manos en los bolsillos de los jeans para tomar las llaves. La puerta se abrió, casi pegándome en la cara. Abrí la boca para gritarle al imbécil reventando la puerta, pero me detuve al momento de encontrarme cara a cara con mi propia sirena personal, mi ninfa —_____. Esta vez, no se iría.
Envolviendo mis brazos a su alrededor, la llevé de espaldas hasta el muro. —Dime que me elegiste a mí, _____.
Se lamió los labios. Aquellos ojos verdes ardían, llamándome a ella. — Te elegí.
Por primera vez en tres años, el nudo siempre apretado en mi intestino se relajó. —Nunca te arrepentirás. Te lo prometo. —Dejando que mis manos rozasen la curva de su cintura, me apoyé en su suave cuerpo.
La quería. Todo de ella, pero _____ merecía más que una emoción rápida y un chico mejor que yo. Todo tenía que ser lento y deliberado. Quería hacer volar su mente con cada toque y cada beso así cada pensamiento suyo volvería a mí. Nunca volvería a tocar a nadie más sin pensar en ella.
La prometí que sería más y necesitaba mantener esa promesa. Desgarrándome a mí mismo lejos, tomé su delicada mano en la mía y nos dirigí hacia el coche. —Vamos.
—¿A dónde?
Abrí la puerta del pasajero y me volví a mirarla. Los inocentes ojos de _____ se encontraban abiertos con confusión. No debería quedarse conmigo. Ambos estuvimos en el infierno, pero _____ se merecía algo mejor. Aún así, no todo era malo. Yo solía ser bueno, como ella. Necesitaba saber eso.
—A un lugar muy especial. ¡Voy a comprarte una cazadora! —Y lo decía en serio. Abrí la puerta del coche y colgué mi chaqueta de cuero sobre sus hombros—. Es febrero. ¿Por qué no tienes nunca una maldita cazadora puesta?
_____ deslizó sus brazos en mi chaqueta, cerrando los ojos mientras inhalaba. Cuando finalmente los abrió, agitó sus pestañas, dándome una mirada de pura seducción. —Tal vez me guste usar las tuyas en su lugar.
Tragué saliva. Tenía planes, y esos planes no implicaban besarla contra mi coche. Maldita sea, iba a matarme. —Felicidades, es tuya.
Su risa me calentó de una manera en la que la chaqueta no podía. —¿Vas a ser tan fácil de convencer ahora?
Aparentemente. Entrelacé mis dedos con los de _____ y la acompañé a través de la calle desierta, hacia la fuente. Luces rojas y rosas iluminaban el agua goteando entre los tres niveles de flores.
—Es hermoso. —_____ miró fijamente a la fuente, sus ojos analizando los diferentes tipos de flores trazadas en el metal. No, ella era hermosa.
—Ayudé a construir esto. —¿El qué? Hice un gesto hacia las casas que rodeaban la fuente.
—Las casas. Ayudé a construir estas casas. Mi madre y mi padre estaban envueltos con Hábitat para la Humanidad. Así es como se conocieron. En vez de irse de fiesta a Cancún por las vacaciones de primavera, se fueron al este de Kentucky y construyeron casas. Se casaron y siguieron haciéndolo.
_____ soltó mi mano y se quedó mirando a las pequeñas casas de vinilo con porches y columpios. Mi padre se aseguró de que cada casa tuviese un columpio. A medida que daba la vuelta entera, vio la placa en un lado de la fuente: En memoria de Yasir y Tricia Malik.
—¿Tus padres?
Mi garganta se cerró, dejándome incapaz de responder. Asentí.
—Cada vez que pienso que te tengo calado, Zayn, me sorprendes.
Razón por la cual le traje aquí. —No terminamos ese baile.
Su ansiosa mirada fue hacia las ventanas del pequeño vecindario. Todas las persianas se encontraban hacia abajo. Algunas tenían la luz encendida, otras no, pero nadie miraba. —¿Aquí?
—¿Por qué no?
El alto tacón de _____ tamborileó contra la acera, señal inequívoca de nervios. Di un deliberado paso hacia delante y la agarré por la cintura antes de que pudiera alejarse de mí. Mi sirena me había cantado por demasiado tiempo, capturando mi corazón, tentándome con su cuerpo, conduciéndome lentamente a la locura. Ahora, esperaba que pagara.
—¿Has oído eso? —pregunté.
_____ levantó una ceja cuando no escuchó nada más que el sonido del agua goteando en la fuente. —¿Oír qué?
Deslicé mi mano derecha por su brazo, acunando su mano contra mi pecho y balanceándonos a ambos de un lado a otro. —La música.
Sus ojos bailaron. —Tal vez podrías decirme qué es lo que se supone que tengo que estar escuchando.
—Lento ritmo de batería. —Con un dedo tamborileé el ritmo en la parte baja de su espalda—. Guitarra acústica. —Me incliné hacia abajo y tarareé mi canción favorita en su oído. Su dulce olor a canela me embriagaba.
Se relajó, encajaba perfectamente en mi cuerpo. En el fresco, frío aire de febrero, nos balanceamos juntos, moviéndonos a nuestro propio ritmo. Por un momento, escapamos del infierno. Sin profesores, sin terapeuta, sin amigos bienintencionados, sin pesadillas... Sólo nosotros dos, bailando.
Mi canción terminó, mi dedo se detuvo, y dejamos de balancearnos de un lado a otro. Ella permaneció perfectamente quieta, manteniendo su mano en la mía, con la cabeza apoyada en mi hombro. Me froté contra la calidez de sus sedosos rizos, apretando mi agarre sobre ella. _____ se estaba convirtiendo en esencial, como el aire.
Bajé mi mano hasta su barbilla, levanté su rostro hacia mí. Mi pulgar acarició su cálida y suave mejilla. Mi corazón latió más rápido. El fantasma de aquella sonrisa de sirena adornó sus labios mientras inclinaba su cabeza hacia la mía, creando esa innegable fuerza que el marinero perdido en el mar seguía hasta llegar a su hermosa diosa llamándole a casa.
Besé sus labios. Suaves, llenos, cálidos, todo lo que había imaginado que serían y más, mucho más. _____ titubeantemente se presionó de nuevo, una curiosa pregunta para la cual tenía respuesta. Separé mis labios y me burlé del suyo inferior, suplicando, rezando, por permiso. Sus suaves manos subieron hasta mi cuello y tiró de mi pelo, acercándome.
Abrió su boca, su lengua seductoramente tocando la mía, casi tirándome a mis rodillas. Las llamas lamían en mi interior mientras nuestro beso se profundizaba. Sus manos masajeaban mi cuero cabelludo y el cuello, simplemente avivando el calor del fuego.
Olvidando todas las reglas que había creado para este momento, mis manos vagaron por su espalda, enroscándose en su pelo, acercándola a mí. Quería a _____. Necesitaba a _____.
Una puerta de coche se cerró de golpe, asustándola. Rápidamente se alejó y volvió la cabeza hacia el sonido del motor. Vimos cómo las luces traseras de color rojo brillaban sobre nosotros, y luego desaparecían cuando el coche aceleró calle abajo.
Sus ojos encontraron los míos de nuevo. —Así que, ¿qué significa esto para nosotros?
Bajé mi frente hasta la suya. —Significa que eres mía.
Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:27 am, editado 2 veces
hopeless.
Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada
Me encantaron los capitulos Rose:)
Por dios! Cada vez se pone mejor!
Me encanto!!
Por dios! Cada vez se pone mejor!
Me encanto!!
jungkook.
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Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.