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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Oh eliot que lindo esperamos mas capitulos graciaa siganla:)
perla careaga de styles
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Oh eliot que lindo esperamos mas capitulos graciaa siganla:)
perla careaga de styles
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Nenaaaaaa hace mucho que no subes capi :( I miss ya!
Karrie58
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Pulguita58 escribió:Nenaaaaaa hace mucho que no subes capi :( I miss ya!
teneis razón :( , ya se extraña la nove tenes que subir pronto hermosura yo se que cuando subes nos recompensas con varios capis pero ya ha pasado bastante por favor seguila que ya te extrañamos
Chloe
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Vamoooooos! Siguela porfavor! siiii? ;ñ
kissesrain
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Lo siento lo siento y de veras lo siento pero he estado enferma y se me ha olvidado subir capitulos. Les subire el catorce y en cuanto pueda, maraton:)
Capitulo Catorce
Parte 1
La atención de todo el restaurante está centrada en Perrie y Elliot,
esperando con el corazón en un puño. La anticipación es
insoportable. El silencio se estira como una tensa banda elástica. La
atmósfera es opresiva, aprensiva y aún esperanzadora.
Perrie mira inexpresivamente a Elliot cuando él mira hacia arriba a ella, sus
ojos abiertos del deseo… incluso miedo. ¡Mierda, Perrie! Sácalo de su
miseria. Por favor. Mierda… él podría habérselo preguntado en privado.
Una sola gota baja por la mejilla de ella a través de su expresión todavía
inexpresiva. ¡Mierda! ¿Perrie llorando? Luego ella sonríe, una lenta sonrisa
lenta de “he encontrado el Nirvana”.
—Sí —susurra ella, bajo, con aceptación dulce… no como Perrie, en
absoluto. Por un nanosegundo, hay una pausa cuando todo el restaurante
exhala un suspiro colectivo de alivio, y luego el ruido es ensordecedor.
Aplausos espontáneos, ovaciones, silbidos, chillidos y de repente tengo
lágrimas bajando por mi cara, corriendo mi maquillaje de Barbie se
encuentra a Joan Jett.
Olvidados de la conmoción a su alrededor, los dos están encerrados en su
propio pequeño mundo. De su bolsillo, Elliot saca una pequeña caja, la
abre y se la presenta a Perrie. Un anillo. Y por lo que puedo ver, un anillo
exquisito, pero necesito verlo más de cerca. ¿Es eso lo que estaba haciendo
con Gia? ¿Eligiendo un anillo? ¡Mierda! Oh, estoy tan feliz de no habérselo
dicho a Perrie.
Perrie mira del anillo a Elliot y luego tira sus brazos alrededor del cuello de
él. Se besan, notablemente casto para ellos, y la multitud enloquece. Elliot
se para y reconoce la aprobación con una reverencia llena de gracia,
usando una sonrisa satisfecha, sentándose. No puedo quitar mis ojos de
ellos. Sacando el anillo de la caja, Elliot lo desliza gentilmente en el dedo
de Perrie, y se besan una vez más.
Harry aprieta mi mano. No me había dado cuenta de que lo había
estado apretando tan fuerte. Lo libero, un poco avergonzada, y él sacude
su mano, articulando:
—Ow.
—Lo siento. ¿Sabías de esto? —susurro.
Harry sonríe y sé que él lo sabía. Llama al camarero.
—Dos botellas del Cristal, por favor. Del 2002, si lo tiene.
Le sonrío.
—¿Qué? —pregunta.
—Porque el 2002 es mucho mejor que el 2003 —me burlo.
Él se ríe.
—Para el paladar perspicaz,_________.
—Tienes un paladar muy perspicaz, señor Styles, y gustos singulares.
Sonrío.
—Lo tengo, Sra. Styles. —Se inclina más cerca—. Lo sabes muy bien —
susurra, y besa un punto determinado detrás de mi oreja, enviando
pequeños escalofríos por mi columna. Me sonrojo e ingenuamente
recuerdo su demostración más temprana de los defectos literales de mi
vestido.
Mia es la primera en pararse para abrazar a Perrie y a Elliot, y todos
tomamos turnos para felicitar a la pareja feliz. Agarro a Perrie en un abrazo
feroz.
—¿Ves? Sólo estaba preocupado por su proposición —susurro.
—Oh, ________ —ella solloza con una risa tonta.
—Perrie, estoy tan feliz por ti. Felicidades.
Harry está detrás de mí. Le da la mano a Elliot, luego,
sorprendiéndonos tanto a Elliot como a mí, lo abraza. Apenas puedo coger
lo que dice.
—Así se hace, Lelliot —murmura. Elliot no dice nada, por una vez está
atontado en silencio, luego cautelosamente le devuelve el abrazo a su
hermano.
¿Lelliot?
—Gracias, Harry —Elliot suelta.
Harry le da a Kate un breve y torpe abrazo. Sé que la actitud de
Harry hacia Perrie es tolerante, en el mejor de los casos, y ambivalente
la mayor parte del tiempo, por lo que esto es un progreso. Liberándola,
dice tan bajo que sólo ella y yo podemos escuchar:
—Espero que seas tan feliz en tu matrimonio como yo lo soy en el mío.
—Gracias,Harry. Yo también lo espero —dice ella, gentilmente.
El camarero ha regresado con el champagne, el cual procede a abrir con
una floritura subestimada.
Harry sostiene su copa de champagne en el aire.
—Por Perrie y mi querido hermano, Elliot… felicidades.
Todos bebemos, yo bebo. Hmm, Cristal sabe tan bien, me recuerda a la
primera vez que lo bebí en el club de Harry y luego, nuestro viaje
agitado en el ascensor al primer piso.
Harry me mira con el ceño fruncido.
—¿En qué estás pensando? —susurra.
—La primera vez que bebí este champagne.
Su ceño se hace más inquisitivo.
—Estábamos en tu club —lo provoco.
Él sonríe.
—Oh, sí. Lo recuerdo.
Él sonríe.
—Elliot, ¿has puesto una fecha? —salta Mia.
Elliot le da a su hermana una mirada exasperada.
—Acabo de pedírselo a Perrie, así que nos pondremos en ello ¿está bien?
—Oh, haced una boda Navideña. Eso sería tan romántico y no tendréis
problema en recordar vuestro aniversario. —Mia aplaude.
—Tendré eso en cuenta. —Elliot le sonríe.
—Después de brindar, ¿podemos, por favor, ir al club? —Mia se gira y le
da a Harry su más grande mirada de ojos marrones.
—Creo que deberíamos preguntarle a Elliot y a Perrie qué les gustaría hacer.
Como uno, nos giramos hacia ellos con expectación. Elliot se encoge y Perrie
se pone morada. Su intención carnal hacia su prometido es tan clara que
yo casi vuelco cuatrocientos dólares de champagne sobre la mesa.
Zax es el club nocturno más exclusivo en Aspen… o eso dice Mia.
Harry se pasea por el frente de la corta línea con sus brazos alrededor
de mi cintura y le es inmediatamente concedida la entrada. Me pregunto
brevemente si es el dueño del lugar. Echo un vistazo a mi reloj… once y
media de la noche, me estoy sintiendo confusa. Las dos copas de
champagne y muchos vasos de Pouilly Fumé durante nuestra cena están
empezando a tener efecto y estoy agradecida de que su brazo esté a mi
alrededor.
—Señor Styles, bienvenido otra vez —dice una rubia muy atractiva en satén
negro, minishorts combinando con su chaqueta sin mangas y una
pequeña corbata en moño roja. Ella sonríe ampliamente, revelando unos
dientes perfectamente americanos entre labios escarlatas que combinan
con su corbata.
—Max tomará su abrigo.
Un hombre joven vestido completamente de negro, por suerte no satinado,
sonríe cuando se ofrece para tomar mi abrigo. Sus ojos oscuros son
cálidos y atractivos. Soy la única usando un abrigo, Harry insistió en
que tomara la gabardina de Mia para cubrir mi espalda, así que Max sólo
tiene que lidiar conmigo.
—Bonito abrigo —dice, mirándome intensamente.
A mi lado, Harry se eriza y fija una mirada de vete ahora a Max. Él
enrojece y rápidamente le da a Harry el boleto para retirar mi abrigo.
—Déjenme mostrarles su mesa. —La señorita pantalones-sexys-de-satén
agita sus pestañas a mi marido, da un coletazo con su largo cabello rubio
y camina dándose aires a través del camino de entrada. Aprieto mi agarre
alrededor de Harry, y él mira hacia abajo de manera inquisidora por un
momento, luego sonríe con satisfacción cuando seguimos a la señoritapantalones-
sexys-de-satén a la barra.
La iluminación está apagada, las paredes negras y el mobiliario
fundamentalmente rojo. Hay mesas con bancos a los lados de las paredes
y una larga barra en forma de U en el medio. Está concurrido, teniendo en
cuenta que no es temporada, pero no demasiado lleno con los ricachones
de Aspen que han salido para tener un buen tiempo un sábado por la
noche. El código de vestimenta es relajado y por primera vez me siento un
poco con mucha... um, o poca ropa. No estoy segura de cuál. El suelo y las
paredes vibran con la música latiendo en la pista de baile bajo el bar y las
luces giran y se encienden y se apagan. En mi estado embriagador, pienso
ociosamente que es la pesadilla de un epiléptico.
La señorita-pantalones-sexys-de-satén nos conduce a una mesa en la
esquina que ha sido acordonada. Está cerca a la barra con acceso a la
pista de baile. Claramente los mejores asientos del lugar.
—En breve vendrá alguien a tomar sus pedidos. —Nos da su sonrisa llena
de megavatios y, con una última agitación de pestañas hacia mi marido,
camina dándose aires por donde vino. Mia ya está saltando de un pie al
otro, ansiosa de ir a la pista de baile y Ethan se compadece de ella.
—¿Champagne? —pregunta Harry mientras se dirigen hacia la pista de
baile. Ethan le levanta los pulgares y Mia asiente entusiasmada.
Perrie y Elliot se sientan en los suaves asientos de terciopelo, dándose la
mano. Parecen tan felices, sus rasgos suaves y radiantes en el brillo
parpadeante de las velas en recipientes de cristal en la mesa baja.
Harry me hace una seña para que me siente y yo me escabullo al lado
de Perrie. Él se sienta a mi lado y con inquietud examinando el lugar.
—Muéstrame el anillo. —Levanto la voz sobre la música. Estaré afónica
para cuando nos vayamos. Perrie me sonríe y levanta su mano. El anillo es
exquisito, un interlineado sencillo en una delgada y elaborada garra con
pequeños diamantes en todos lados. Tiene una apariencia retro victoriana.
—Es hermoso.
Perrie asiente con placer y se estira, apretando el muslo de Elliot. Él se
acerca y la besa.
—Conseguíos un cuarto —les digo.
Elliot sonríe.
Una mujer joven con corto cabello negro y una sonrisa traviesa, usando los
minishorts reglamentarios de satén, viene a tomar nuestro pedido.
—¿Qué queréis para beber? —pregunta Harry.
—No vas a pagar la cuenta de esto también —se queja Elliot.
—No empieces con esa mierda —dice Harry suavemente.
A pesar de las objeciones de Perrie, Elliot y Ethan, Harry paga la bebida
que acabamos de consumir. Él simplemente los rechazó y no escuchó de
nadie más pagando. Lo miré con amor. Mi Cincuenta Sombras… siempre
al control.
Elliot abre su boca para decir algo pero, sabiamente quizás, la vuelve a
cerrar.
—Tomaré una cerveza —dice.
—¿Perrie? —pregunta Harry.
—Más champagne, por favor. El Cristal es delicioso, pero estoy segura de
que Ethan preferirá una cerveza. —Le sonríe dulcemente, sí, dulcemente, a
Harry. Está incandescente de felicidad. Lo siento irradiando de ella y es
un placer deleitarse en su alegría.
—¿________-?
—Champagne, por favor.
—Una botella de Cristal, tres Peronis y una botella de agua mineral fría,
seis copas —dice en su usual forma cocheritaria, sensata.
Es un poco excitante.
—Gracias, señor. Vienen inmediatamente. —La señorita-minishortsnúmero-
dos le da una sonrisa amable, pero él se ahorra el revoloteo de sus
pestañas, aunque sus mejillas se sonrojan un poco.
Sacudo mi cabeza con resignación. Es mío, novia.
—¿Qué? —me pregunta.
—No te agitó sus pestañas. —Sonrío con satisfacción.
—Oh. ¿Debía hacerlo? —pregunta, fallando en esconder su alegría.
—Las mujeres normalmente lo hacen. —Mi tono es irónico.
Él sonríe.
—Sra. Styles ¿está celosa?
—Ni lo más levemente. —Le hago un mohín. Y me doy cuenta en ese
momento que estoy empezando a tolerar que las mujeres se coman con los
ojos a mi marido. Casi. Harry une mis manos y besa mis nudillos.
—No tiene nada de que estar celosa, Sra. Styles —murmura cerca de mi
oído, su aliento haciéndome cosquillas.
—Lo sé.
—Bien.
La camarera regresa y momentos después estoy bebiendo otra copa de
champagne.
—Toma. —Harry me da una copa de agua—. Bebe esto.
Le frunzo el ceño y veo, más que escuchar, su suspiro.
—Tres copas de vino blanco en la cena y dos de champagne, después de
un daiquiri de fresa y dos copas de Frascati en el almuerzo. Bebe. Ahora,
__________.
¿Cómo sabe de los cócteles en la tarde? Le frunzo el ceño. Pero en realidad
tiene razón. Tomando la copa de agua, la bebo de la manera menos
elegante para registrar mi protesta ante que me digan lo que tengo que
hacer… de nuevo. Me limpio la boca con el dorso de la mano.
—Buena chica —dice, sonriendo—. Ya me has vomitado una vez. No quiero
experimentar ese apuro de nuevo.
—No sé de qué te estás quejando. Conseguiste dormir conmigo.
Él sonríe y sus ojos se suavizan.
—Sí, lo hice.
esperando con el corazón en un puño. La anticipación es
insoportable. El silencio se estira como una tensa banda elástica. La
atmósfera es opresiva, aprensiva y aún esperanzadora.
Perrie mira inexpresivamente a Elliot cuando él mira hacia arriba a ella, sus
ojos abiertos del deseo… incluso miedo. ¡Mierda, Perrie! Sácalo de su
miseria. Por favor. Mierda… él podría habérselo preguntado en privado.
Una sola gota baja por la mejilla de ella a través de su expresión todavía
inexpresiva. ¡Mierda! ¿Perrie llorando? Luego ella sonríe, una lenta sonrisa
lenta de “he encontrado el Nirvana”.
—Sí —susurra ella, bajo, con aceptación dulce… no como Perrie, en
absoluto. Por un nanosegundo, hay una pausa cuando todo el restaurante
exhala un suspiro colectivo de alivio, y luego el ruido es ensordecedor.
Aplausos espontáneos, ovaciones, silbidos, chillidos y de repente tengo
lágrimas bajando por mi cara, corriendo mi maquillaje de Barbie se
encuentra a Joan Jett.
Olvidados de la conmoción a su alrededor, los dos están encerrados en su
propio pequeño mundo. De su bolsillo, Elliot saca una pequeña caja, la
abre y se la presenta a Perrie. Un anillo. Y por lo que puedo ver, un anillo
exquisito, pero necesito verlo más de cerca. ¿Es eso lo que estaba haciendo
con Gia? ¿Eligiendo un anillo? ¡Mierda! Oh, estoy tan feliz de no habérselo
dicho a Perrie.
Perrie mira del anillo a Elliot y luego tira sus brazos alrededor del cuello de
él. Se besan, notablemente casto para ellos, y la multitud enloquece. Elliot
se para y reconoce la aprobación con una reverencia llena de gracia,
usando una sonrisa satisfecha, sentándose. No puedo quitar mis ojos de
ellos. Sacando el anillo de la caja, Elliot lo desliza gentilmente en el dedo
de Perrie, y se besan una vez más.
Harry aprieta mi mano. No me había dado cuenta de que lo había
estado apretando tan fuerte. Lo libero, un poco avergonzada, y él sacude
su mano, articulando:
—Ow.
—Lo siento. ¿Sabías de esto? —susurro.
Harry sonríe y sé que él lo sabía. Llama al camarero.
—Dos botellas del Cristal, por favor. Del 2002, si lo tiene.
Le sonrío.
—¿Qué? —pregunta.
—Porque el 2002 es mucho mejor que el 2003 —me burlo.
Él se ríe.
—Para el paladar perspicaz,_________.
—Tienes un paladar muy perspicaz, señor Styles, y gustos singulares.
Sonrío.
—Lo tengo, Sra. Styles. —Se inclina más cerca—. Lo sabes muy bien —
susurra, y besa un punto determinado detrás de mi oreja, enviando
pequeños escalofríos por mi columna. Me sonrojo e ingenuamente
recuerdo su demostración más temprana de los defectos literales de mi
vestido.
Mia es la primera en pararse para abrazar a Perrie y a Elliot, y todos
tomamos turnos para felicitar a la pareja feliz. Agarro a Perrie en un abrazo
feroz.
—¿Ves? Sólo estaba preocupado por su proposición —susurro.
—Oh, ________ —ella solloza con una risa tonta.
—Perrie, estoy tan feliz por ti. Felicidades.
Harry está detrás de mí. Le da la mano a Elliot, luego,
sorprendiéndonos tanto a Elliot como a mí, lo abraza. Apenas puedo coger
lo que dice.
—Así se hace, Lelliot —murmura. Elliot no dice nada, por una vez está
atontado en silencio, luego cautelosamente le devuelve el abrazo a su
hermano.
¿Lelliot?
—Gracias, Harry —Elliot suelta.
Harry le da a Kate un breve y torpe abrazo. Sé que la actitud de
Harry hacia Perrie es tolerante, en el mejor de los casos, y ambivalente
la mayor parte del tiempo, por lo que esto es un progreso. Liberándola,
dice tan bajo que sólo ella y yo podemos escuchar:
—Espero que seas tan feliz en tu matrimonio como yo lo soy en el mío.
—Gracias,Harry. Yo también lo espero —dice ella, gentilmente.
El camarero ha regresado con el champagne, el cual procede a abrir con
una floritura subestimada.
Harry sostiene su copa de champagne en el aire.
—Por Perrie y mi querido hermano, Elliot… felicidades.
Todos bebemos, yo bebo. Hmm, Cristal sabe tan bien, me recuerda a la
primera vez que lo bebí en el club de Harry y luego, nuestro viaje
agitado en el ascensor al primer piso.
Harry me mira con el ceño fruncido.
—¿En qué estás pensando? —susurra.
—La primera vez que bebí este champagne.
Su ceño se hace más inquisitivo.
—Estábamos en tu club —lo provoco.
Él sonríe.
—Oh, sí. Lo recuerdo.
Él sonríe.
—Elliot, ¿has puesto una fecha? —salta Mia.
Elliot le da a su hermana una mirada exasperada.
—Acabo de pedírselo a Perrie, así que nos pondremos en ello ¿está bien?
—Oh, haced una boda Navideña. Eso sería tan romántico y no tendréis
problema en recordar vuestro aniversario. —Mia aplaude.
—Tendré eso en cuenta. —Elliot le sonríe.
—Después de brindar, ¿podemos, por favor, ir al club? —Mia se gira y le
da a Harry su más grande mirada de ojos marrones.
—Creo que deberíamos preguntarle a Elliot y a Perrie qué les gustaría hacer.
Como uno, nos giramos hacia ellos con expectación. Elliot se encoge y Perrie
se pone morada. Su intención carnal hacia su prometido es tan clara que
yo casi vuelco cuatrocientos dólares de champagne sobre la mesa.
Zax es el club nocturno más exclusivo en Aspen… o eso dice Mia.
Harry se pasea por el frente de la corta línea con sus brazos alrededor
de mi cintura y le es inmediatamente concedida la entrada. Me pregunto
brevemente si es el dueño del lugar. Echo un vistazo a mi reloj… once y
media de la noche, me estoy sintiendo confusa. Las dos copas de
champagne y muchos vasos de Pouilly Fumé durante nuestra cena están
empezando a tener efecto y estoy agradecida de que su brazo esté a mi
alrededor.
—Señor Styles, bienvenido otra vez —dice una rubia muy atractiva en satén
negro, minishorts combinando con su chaqueta sin mangas y una
pequeña corbata en moño roja. Ella sonríe ampliamente, revelando unos
dientes perfectamente americanos entre labios escarlatas que combinan
con su corbata.
—Max tomará su abrigo.
Un hombre joven vestido completamente de negro, por suerte no satinado,
sonríe cuando se ofrece para tomar mi abrigo. Sus ojos oscuros son
cálidos y atractivos. Soy la única usando un abrigo, Harry insistió en
que tomara la gabardina de Mia para cubrir mi espalda, así que Max sólo
tiene que lidiar conmigo.
—Bonito abrigo —dice, mirándome intensamente.
A mi lado, Harry se eriza y fija una mirada de vete ahora a Max. Él
enrojece y rápidamente le da a Harry el boleto para retirar mi abrigo.
—Déjenme mostrarles su mesa. —La señorita pantalones-sexys-de-satén
agita sus pestañas a mi marido, da un coletazo con su largo cabello rubio
y camina dándose aires a través del camino de entrada. Aprieto mi agarre
alrededor de Harry, y él mira hacia abajo de manera inquisidora por un
momento, luego sonríe con satisfacción cuando seguimos a la señoritapantalones-
sexys-de-satén a la barra.
La iluminación está apagada, las paredes negras y el mobiliario
fundamentalmente rojo. Hay mesas con bancos a los lados de las paredes
y una larga barra en forma de U en el medio. Está concurrido, teniendo en
cuenta que no es temporada, pero no demasiado lleno con los ricachones
de Aspen que han salido para tener un buen tiempo un sábado por la
noche. El código de vestimenta es relajado y por primera vez me siento un
poco con mucha... um, o poca ropa. No estoy segura de cuál. El suelo y las
paredes vibran con la música latiendo en la pista de baile bajo el bar y las
luces giran y se encienden y se apagan. En mi estado embriagador, pienso
ociosamente que es la pesadilla de un epiléptico.
La señorita-pantalones-sexys-de-satén nos conduce a una mesa en la
esquina que ha sido acordonada. Está cerca a la barra con acceso a la
pista de baile. Claramente los mejores asientos del lugar.
—En breve vendrá alguien a tomar sus pedidos. —Nos da su sonrisa llena
de megavatios y, con una última agitación de pestañas hacia mi marido,
camina dándose aires por donde vino. Mia ya está saltando de un pie al
otro, ansiosa de ir a la pista de baile y Ethan se compadece de ella.
—¿Champagne? —pregunta Harry mientras se dirigen hacia la pista de
baile. Ethan le levanta los pulgares y Mia asiente entusiasmada.
Perrie y Elliot se sientan en los suaves asientos de terciopelo, dándose la
mano. Parecen tan felices, sus rasgos suaves y radiantes en el brillo
parpadeante de las velas en recipientes de cristal en la mesa baja.
Harry me hace una seña para que me siente y yo me escabullo al lado
de Perrie. Él se sienta a mi lado y con inquietud examinando el lugar.
—Muéstrame el anillo. —Levanto la voz sobre la música. Estaré afónica
para cuando nos vayamos. Perrie me sonríe y levanta su mano. El anillo es
exquisito, un interlineado sencillo en una delgada y elaborada garra con
pequeños diamantes en todos lados. Tiene una apariencia retro victoriana.
—Es hermoso.
Perrie asiente con placer y se estira, apretando el muslo de Elliot. Él se
acerca y la besa.
—Conseguíos un cuarto —les digo.
Elliot sonríe.
Una mujer joven con corto cabello negro y una sonrisa traviesa, usando los
minishorts reglamentarios de satén, viene a tomar nuestro pedido.
—¿Qué queréis para beber? —pregunta Harry.
—No vas a pagar la cuenta de esto también —se queja Elliot.
—No empieces con esa mierda —dice Harry suavemente.
A pesar de las objeciones de Perrie, Elliot y Ethan, Harry paga la bebida
que acabamos de consumir. Él simplemente los rechazó y no escuchó de
nadie más pagando. Lo miré con amor. Mi Cincuenta Sombras… siempre
al control.
Elliot abre su boca para decir algo pero, sabiamente quizás, la vuelve a
cerrar.
—Tomaré una cerveza —dice.
—¿Perrie? —pregunta Harry.
—Más champagne, por favor. El Cristal es delicioso, pero estoy segura de
que Ethan preferirá una cerveza. —Le sonríe dulcemente, sí, dulcemente, a
Harry. Está incandescente de felicidad. Lo siento irradiando de ella y es
un placer deleitarse en su alegría.
—¿________-?
—Champagne, por favor.
—Una botella de Cristal, tres Peronis y una botella de agua mineral fría,
seis copas —dice en su usual forma cocheritaria, sensata.
Es un poco excitante.
—Gracias, señor. Vienen inmediatamente. —La señorita-minishortsnúmero-
dos le da una sonrisa amable, pero él se ahorra el revoloteo de sus
pestañas, aunque sus mejillas se sonrojan un poco.
Sacudo mi cabeza con resignación. Es mío, novia.
—¿Qué? —me pregunta.
—No te agitó sus pestañas. —Sonrío con satisfacción.
—Oh. ¿Debía hacerlo? —pregunta, fallando en esconder su alegría.
—Las mujeres normalmente lo hacen. —Mi tono es irónico.
Él sonríe.
—Sra. Styles ¿está celosa?
—Ni lo más levemente. —Le hago un mohín. Y me doy cuenta en ese
momento que estoy empezando a tolerar que las mujeres se coman con los
ojos a mi marido. Casi. Harry une mis manos y besa mis nudillos.
—No tiene nada de que estar celosa, Sra. Styles —murmura cerca de mi
oído, su aliento haciéndome cosquillas.
—Lo sé.
—Bien.
La camarera regresa y momentos después estoy bebiendo otra copa de
champagne.
—Toma. —Harry me da una copa de agua—. Bebe esto.
Le frunzo el ceño y veo, más que escuchar, su suspiro.
—Tres copas de vino blanco en la cena y dos de champagne, después de
un daiquiri de fresa y dos copas de Frascati en el almuerzo. Bebe. Ahora,
__________.
¿Cómo sabe de los cócteles en la tarde? Le frunzo el ceño. Pero en realidad
tiene razón. Tomando la copa de agua, la bebo de la manera menos
elegante para registrar mi protesta ante que me digan lo que tengo que
hacer… de nuevo. Me limpio la boca con el dorso de la mano.
—Buena chica —dice, sonriendo—. Ya me has vomitado una vez. No quiero
experimentar ese apuro de nuevo.
—No sé de qué te estás quejando. Conseguiste dormir conmigo.
Él sonríe y sus ojos se suavizan.
—Sí, lo hice.
CarolineR2
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Capitulo Catorce
Parte 2
Ethan y Mia están de regreso.
—Ethan tuvo suficiente por ahora. Vamos, chicas. Vayamos a golpear el
suelo. Poned una pose, lanzad algunas formas y bajad las calorías del
mousse de chocolate.
Perrie se levanta inmediatamente.
—¿Vienes? —le pregunta a Elliot.
—Déjame mirarte —dice él. Y tengo que mirar a otro lado rápido,
sonrojándome ante la mirada que le da. Ella sonríe cuando me paro.
—Voy a quemar algunas calorías —digo, y agachándome susurro en el oído
de Harry—: Tú puedes mirarme.
—No te inclines —gruñe.
—Está bien. —Me paro bruscamente. ¡Whoa! Mi cabeza gira y me agarro
del hombro de Harry cuando el lugar se mueve y se inclina un poco.
—Tal vez deberías tomar más agua —murmura Harry, con una clara
advertencia en su voz.
—Estoy bien. Estos asientos son muy bajos y mis zapatos muy altos.
Perrie toma mi mano y respirando hondo la sigo a ella y a Mia,
perfectamente serena, a la pista de baile.
La música está vibrando, un ritmo tecno con una base aplastante de bajo.
La pista de baile no está llena, lo que significa que tenemos un poco de
espacio. La mezcla es ecléctica, tanto jóvenes como viejos bailando toda la
noche. Nunca he sido una buena bailarina. De hecho, sólo bailo desde que
estoy con Harry. Perrie abraza.
—Estoy tan feliz —grita por encima de la música y empieza a bailar. Mia
está haciendo lo que hace Mia, sonriéndonos a nosotras dos, lanzándose
alrededor. Jesús, está ocupando mucho espacio en la pista de baile. Echo
otro vistazo a la mesa. Nuestros hombres nos están mirando. Empiezo a
moverme. Es un ritmo pulsante. Cierro mis ojos y me rindo a él.
Abro los ojos para encontrar la pista de baile llenándose. Perrie, Mia y yo
somos obligadas a acercarnos. Y para mi sorpresa descubro que en
realidad estoy disfrutando. Comienzo a moverme un poco más…
audazmente. Perrie me levanta los dos pulgares y yo le sonrío.
Cierro mis ojos. ¿Por qué pase los primeros veinte años de mi vida sin
hacer esto? Elegí leer antes que bailar. Jane Austen no tenía música genial
para moverse y Thomas Hardy… Jesús, él se habría sentido culpable de un
pecado por no bailar con su primer esposa. Me río ante el pensamiento.
Es Harry. Él me ha dado la confianza en mi cuerpo y en cómo puedo
moverlo.
Repentinamente hay dos manos en mis caderas. Sonrío. Harry se me
ha unido. Doy risitas, y sus manos se mueven a mi trasero y aprieta,
entonces regresa a mis caderas.
Abro mis ojos. Y Mia me está mirando con la boca abierta con horror.
Mierda… ¿soy tan mala? Cojo las manos de Harry. Son velludas.
¡Joder! No son las suyas. Me giro, y elevándose por encima de mí hay un
gigante con más dientes de lo que es natural y una sonrisa lasciva para
exhibirlos.
—¡Quítame las manos de encima! —grito con rabia sobre la música
palpitante y apopléjica.
—Vamos, caramelito, es sólo algo de diversión. —Sonríe, levantando sus
manos simiescas, sus ojos azules brillando bajo las pulsantes luces
ultravioletas.
Antes de que sepa qué estoy haciendo, lo abofeteo fuerte en el rostro.
¡Ow! Mierda… mi mano. Pica.
—¡Aléjate de mí! —grito. Me mira, sosteniendo su mejilla roja.
Empujo mi mano sana frente a su rostro, extendiendo los dedos para
mostrarle mis anillos.
—Estoy casada, ¡idiota!
Se encoge de hombros más bien con arrogancia y me da una sonrisa a
medias, de disculpa.
Miro alrededor frenéticamente. Mia está a mi derecha, mirando al gigante
rubio. Perrie está perdida en el momento en sus asuntos. Harry no está
en la mesa.
Oh, espero que haya ido al baño. Retrocedo hacia un frente que conozco
bien. Oh mierda. Harry pone sus brazos alrededor de mi cintura y me
pone a su lado.
—Mantén tus jodidas manos fuera de mi esposa —dice. No está gritando,
pero de alguna forma puede ser oído por encima de la música.
¡Santa mierda!
—Ella puede cuidar de sí misma —grita el Gigante Rubio. Su mano se
mueve de donde lo he abofeteado en la mejilla, y Harry lo golpea. Es
como si lo viera en cámara lenta. Un puñetazo perfectamente sincronizado
al mentón que se mueve a tal velocidad pero con tan poca energía
desperdiciada, que el Gigante Rubio no lo ve venir. Se desploma en el suelo
como la escoria que es.
Joder.
—Harry, ¡no! —jadeo de pánico, parándome en frente de él para
detenerle. Mierda, lo va a matar—. Ya le he pegado —grito por encima de la
música. Harry no me mira. Está mirando a mi asaltante con una
malevolencia que no he visto antes llameando en sus ojos. Bien, quizás
una vez antes, después de que Jack Hyde me hiciera un pase.
La otra docena de personas bailando se mueven hacia afuera como una
onda en un lago, limpiando el espacio a nuestro alrededor, manteniendo
una distancia segura. El Gigante Rubio se apresura a ponerse de pies
mientras Elliot se nos une.
¡Oh no! Perrie está conmigo, abriendo la boca hacia todos nosotros. Elliot
jadea agarrando el brazo de Christian mientras Ethan aparece también.
—Tómalo con calma, ¿vale? No fue con mala intención.
El gigante rubio levanta sus manos en señal de rendición, batiéndose en
una retirada precipitada. Los ojos de Harry lo siguen fuera de la pista
de baile. No me mira.
La canción cambia de la letra explícita de Sexy Bitch a un número de baile
tecno pulsante donde una mujer canta con voz apasionada. Elliot me mira,
después a Harry, y soltando a Harry lleva a Perrie a bailar. Pongo
mis brazos alrededor del cuello de Harry hasta que finalmente hace
contacto visual, sus ojos todavía ardiendo primitivos y salvajes. Un vistazo
al adolescente peleador. Santa Mierda.
Examina mi rostro.
—¿Estás bien? —pregunta finalmente.
—Sí. —Froto mi palma, tratando de dispersar las punzadas, y llevo mis
manos a su pecho. Mi mano está palpitando. Nunca he abofeteado a nadie
antes. ¿Qué me ha poseído? Tocarme no era el peor crimen contra la
humanidad. ¿O lo era?
Aunque en lo profundo de mi interior, sé por qué lo golpeé. Es porque
instintivamente sabía cómo reaccionaría Harry viendo algún a extraño
agarrándome. Sabía que perdería su precioso cochecontrol. Y el
pensamiento de que algún estúpido don nadie pudiera sacar de sus
casillas a mi esposo, mi amor, bien, me ponía como loca. Realmente loca.
—¿Quieres sentarte? —pregunta Harry por encima del pulsante
palpitar.
Oh, vuelve a mí, por favor.
—No. Baila conmigo.
Me mira impasiblemente, sin decir nada.
Touch me… canta la mujer
—Baila conmigo. —Aún está enfadado—. Baila. Harry, por favor.
Tomo sus manos. Harry fulmina con la mirada al chico, pero empiezo a
moverme contra él, envolviéndome a mí misma a su alrededor.
La multitud de bailarines nos ha rodeado una vez más, aunque hay una
zona de exclusión de dos pies alrededor de nosotros.
—¿Lo golpeaste? —pregunta Harry, parado aún inmóvil. Tomo sus
manos en puños.
—Por supuesto que lo hice. Creía que eras tú, pero sus manos eran
velludas. Por favor, baila conmigo.
Mientras Harry me mira, el fuego de sus ojos lentamente cambia,
convirtiéndose en algo más, algo más caliente. Repentinamente, agarra mis
muñecas y tira limpiamente de mí contra él, fijando sus manos en mi
espalda.
—¿Quieres bailar? Bailemos —gruñe cerca de mi oído, y mientras mueve
sus caderas contra mí, no puedo hacer nada excepto seguirlo, sus manos
sosteniendo las mías contra mi parte trasera.
Oh… Harry puede moverse, realmente moverse. Me mantiene cerca, sin
dejarme ir, pero sus manos gradualmente se relajan sobre las mías,
liberándome. Mis manos se deslizan hacia arriba por sus brazos, sintiendo
sus músculos abultados a través de su chaqueta, arriba hasta sus
hombros.
Me presiona contra él, y sigue sus movimientos mientras lentamente,
sensualmente baila conmigo al ritmo del pulsante palpitar de la música del
club.
En el momento en el que agarra mi mano y me hace girar primero a un
lado y luego al otro, sé que ha vuelto conmigo. Sonrío. Él sonríe.
Bailamos juntos y es liberalmente divertido. Su rabia olvidada, o
suprimida, me da vueltas alrededor con habilidad consumada en nuestro
pequeño espacio en la pista de baile, nunca dejándome ir. Me hace
elegante, ésa es su habilidad. Me hace sexy, porque él lo es. Me hace sentir
amada, porque a pesar de sus cincuenta sombras, tiene abundante amor
para dar. Mirándolo ahora, disfrutando de sí mismo… uno podría ser
perdonado por pensar que no tiene una sola preocupación en el mundo.
Pese a que sé que su amor está nublado por asuntos de sobreprotección y
control, eso no me hace amarlo ni un poco menos.
Estoy sin aliento cuando la canción cambia en otra.
—¿Podemos sentarnos? —jadeo.
—Claro. —Me conduce fuera de la pista de baile.
—Me has puesto más caliente y sudorosa —susurro mientras regresamos
a la mesa.
Me tira en sus brazos.
—Me gustas caliente y sudorosa. Aunque prefiero ponerte caliente y
sudorosa en privado —ronronea, y una sonrisa lasciva tira en sus labios.
Mientras me siento, es como si el incidente en la pista de baile nunca
hubiera pasado. Estoy vagamente sorprendida de que no hubiésemos sido
expulsados. Miro alrededor del bar. Nadie está mirándonos, y no puedo ver
al gigante rubio. Quizás se fue, o quizás ha sido expulsado. Perrie y Elliot
están siendo indecentes en la pista de baile, Ethan y Mia no tanto. Tomo
otro sorbo de champagne.
—Toma. —Harry pone otro vaso de agua ante mí y me mira
intensamente. Su expresión es expectante. Bebe. Bebe esto ahora.
Hago lo que me dice. Además, estoy sedienta.
Levanta una botella de Peroni de la cubeta de hielo sobre la mesa y toma
un largo trago.
—¿Qué pasa si hubiera habido prensa aquí? —pregunto.
Harry sabe inmediatamente que me refiero al gigante rubio noqueado
sobre su trasero.
—Tengo caros abogados —dice fríamente, todo arrogancia personificada.
Le frunzo el ceño.
—Pero no estás por encima de la ley,Harry. Tenía la situación bajo
control.
Sus ojos helados.
—Nadie toca lo que es mío —dice con fría firmeza, como si no hubiera visto
lo obvio.
Oh… Tomo otro sorbo de mi champagne.
De repente me siento abrumada. La música es ruidosa, pulsante, mi
cabeza y mis pies están adoloridos, y me siento mareada. Agarra mi mano.
—Ven, vamos. Quiero llevarte a casa —dice—. Perrie y Elliot se nos unirán.
—¿Os vais? – pregunta Perrie y su voz está esperanzada.
—Sí —dice Harry.
—Bien, iremos con vosotros.
Mientras esperamos en el almacén de abrigos a que Harry traiga mi
gabardina, Perrie me interroga.
—¿Qué ha pasado con el chico en la pista de baile?
—Se estaba propasando conmigo.
—Abrí los ojos y lo golpeaste.
Me encojo de hombros.
—Bueno, sabía que Harry se pondría termonuclear, y eso arruinaría
potencialmente tu noche. —No había procesado realmente cómo me sentía
acerca del comportamiento de Harry. Estaba preocupada de que
pudiera ser peor.
—Ethan tuvo suficiente por ahora. Vamos, chicas. Vayamos a golpear el
suelo. Poned una pose, lanzad algunas formas y bajad las calorías del
mousse de chocolate.
Perrie se levanta inmediatamente.
—¿Vienes? —le pregunta a Elliot.
—Déjame mirarte —dice él. Y tengo que mirar a otro lado rápido,
sonrojándome ante la mirada que le da. Ella sonríe cuando me paro.
—Voy a quemar algunas calorías —digo, y agachándome susurro en el oído
de Harry—: Tú puedes mirarme.
—No te inclines —gruñe.
—Está bien. —Me paro bruscamente. ¡Whoa! Mi cabeza gira y me agarro
del hombro de Harry cuando el lugar se mueve y se inclina un poco.
—Tal vez deberías tomar más agua —murmura Harry, con una clara
advertencia en su voz.
—Estoy bien. Estos asientos son muy bajos y mis zapatos muy altos.
Perrie toma mi mano y respirando hondo la sigo a ella y a Mia,
perfectamente serena, a la pista de baile.
La música está vibrando, un ritmo tecno con una base aplastante de bajo.
La pista de baile no está llena, lo que significa que tenemos un poco de
espacio. La mezcla es ecléctica, tanto jóvenes como viejos bailando toda la
noche. Nunca he sido una buena bailarina. De hecho, sólo bailo desde que
estoy con Harry. Perrie abraza.
—Estoy tan feliz —grita por encima de la música y empieza a bailar. Mia
está haciendo lo que hace Mia, sonriéndonos a nosotras dos, lanzándose
alrededor. Jesús, está ocupando mucho espacio en la pista de baile. Echo
otro vistazo a la mesa. Nuestros hombres nos están mirando. Empiezo a
moverme. Es un ritmo pulsante. Cierro mis ojos y me rindo a él.
Abro los ojos para encontrar la pista de baile llenándose. Perrie, Mia y yo
somos obligadas a acercarnos. Y para mi sorpresa descubro que en
realidad estoy disfrutando. Comienzo a moverme un poco más…
audazmente. Perrie me levanta los dos pulgares y yo le sonrío.
Cierro mis ojos. ¿Por qué pase los primeros veinte años de mi vida sin
hacer esto? Elegí leer antes que bailar. Jane Austen no tenía música genial
para moverse y Thomas Hardy… Jesús, él se habría sentido culpable de un
pecado por no bailar con su primer esposa. Me río ante el pensamiento.
Es Harry. Él me ha dado la confianza en mi cuerpo y en cómo puedo
moverlo.
Repentinamente hay dos manos en mis caderas. Sonrío. Harry se me
ha unido. Doy risitas, y sus manos se mueven a mi trasero y aprieta,
entonces regresa a mis caderas.
Abro mis ojos. Y Mia me está mirando con la boca abierta con horror.
Mierda… ¿soy tan mala? Cojo las manos de Harry. Son velludas.
¡Joder! No son las suyas. Me giro, y elevándose por encima de mí hay un
gigante con más dientes de lo que es natural y una sonrisa lasciva para
exhibirlos.
—¡Quítame las manos de encima! —grito con rabia sobre la música
palpitante y apopléjica.
—Vamos, caramelito, es sólo algo de diversión. —Sonríe, levantando sus
manos simiescas, sus ojos azules brillando bajo las pulsantes luces
ultravioletas.
Antes de que sepa qué estoy haciendo, lo abofeteo fuerte en el rostro.
¡Ow! Mierda… mi mano. Pica.
—¡Aléjate de mí! —grito. Me mira, sosteniendo su mejilla roja.
Empujo mi mano sana frente a su rostro, extendiendo los dedos para
mostrarle mis anillos.
—Estoy casada, ¡idiota!
Se encoge de hombros más bien con arrogancia y me da una sonrisa a
medias, de disculpa.
Miro alrededor frenéticamente. Mia está a mi derecha, mirando al gigante
rubio. Perrie está perdida en el momento en sus asuntos. Harry no está
en la mesa.
Oh, espero que haya ido al baño. Retrocedo hacia un frente que conozco
bien. Oh mierda. Harry pone sus brazos alrededor de mi cintura y me
pone a su lado.
—Mantén tus jodidas manos fuera de mi esposa —dice. No está gritando,
pero de alguna forma puede ser oído por encima de la música.
¡Santa mierda!
—Ella puede cuidar de sí misma —grita el Gigante Rubio. Su mano se
mueve de donde lo he abofeteado en la mejilla, y Harry lo golpea. Es
como si lo viera en cámara lenta. Un puñetazo perfectamente sincronizado
al mentón que se mueve a tal velocidad pero con tan poca energía
desperdiciada, que el Gigante Rubio no lo ve venir. Se desploma en el suelo
como la escoria que es.
Joder.
—Harry, ¡no! —jadeo de pánico, parándome en frente de él para
detenerle. Mierda, lo va a matar—. Ya le he pegado —grito por encima de la
música. Harry no me mira. Está mirando a mi asaltante con una
malevolencia que no he visto antes llameando en sus ojos. Bien, quizás
una vez antes, después de que Jack Hyde me hiciera un pase.
La otra docena de personas bailando se mueven hacia afuera como una
onda en un lago, limpiando el espacio a nuestro alrededor, manteniendo
una distancia segura. El Gigante Rubio se apresura a ponerse de pies
mientras Elliot se nos une.
¡Oh no! Perrie está conmigo, abriendo la boca hacia todos nosotros. Elliot
jadea agarrando el brazo de Christian mientras Ethan aparece también.
—Tómalo con calma, ¿vale? No fue con mala intención.
El gigante rubio levanta sus manos en señal de rendición, batiéndose en
una retirada precipitada. Los ojos de Harry lo siguen fuera de la pista
de baile. No me mira.
La canción cambia de la letra explícita de Sexy Bitch a un número de baile
tecno pulsante donde una mujer canta con voz apasionada. Elliot me mira,
después a Harry, y soltando a Harry lleva a Perrie a bailar. Pongo
mis brazos alrededor del cuello de Harry hasta que finalmente hace
contacto visual, sus ojos todavía ardiendo primitivos y salvajes. Un vistazo
al adolescente peleador. Santa Mierda.
Examina mi rostro.
—¿Estás bien? —pregunta finalmente.
—Sí. —Froto mi palma, tratando de dispersar las punzadas, y llevo mis
manos a su pecho. Mi mano está palpitando. Nunca he abofeteado a nadie
antes. ¿Qué me ha poseído? Tocarme no era el peor crimen contra la
humanidad. ¿O lo era?
Aunque en lo profundo de mi interior, sé por qué lo golpeé. Es porque
instintivamente sabía cómo reaccionaría Harry viendo algún a extraño
agarrándome. Sabía que perdería su precioso cochecontrol. Y el
pensamiento de que algún estúpido don nadie pudiera sacar de sus
casillas a mi esposo, mi amor, bien, me ponía como loca. Realmente loca.
—¿Quieres sentarte? —pregunta Harry por encima del pulsante
palpitar.
Oh, vuelve a mí, por favor.
—No. Baila conmigo.
Me mira impasiblemente, sin decir nada.
Touch me… canta la mujer
—Baila conmigo. —Aún está enfadado—. Baila. Harry, por favor.
Tomo sus manos. Harry fulmina con la mirada al chico, pero empiezo a
moverme contra él, envolviéndome a mí misma a su alrededor.
La multitud de bailarines nos ha rodeado una vez más, aunque hay una
zona de exclusión de dos pies alrededor de nosotros.
—¿Lo golpeaste? —pregunta Harry, parado aún inmóvil. Tomo sus
manos en puños.
—Por supuesto que lo hice. Creía que eras tú, pero sus manos eran
velludas. Por favor, baila conmigo.
Mientras Harry me mira, el fuego de sus ojos lentamente cambia,
convirtiéndose en algo más, algo más caliente. Repentinamente, agarra mis
muñecas y tira limpiamente de mí contra él, fijando sus manos en mi
espalda.
—¿Quieres bailar? Bailemos —gruñe cerca de mi oído, y mientras mueve
sus caderas contra mí, no puedo hacer nada excepto seguirlo, sus manos
sosteniendo las mías contra mi parte trasera.
Oh… Harry puede moverse, realmente moverse. Me mantiene cerca, sin
dejarme ir, pero sus manos gradualmente se relajan sobre las mías,
liberándome. Mis manos se deslizan hacia arriba por sus brazos, sintiendo
sus músculos abultados a través de su chaqueta, arriba hasta sus
hombros.
Me presiona contra él, y sigue sus movimientos mientras lentamente,
sensualmente baila conmigo al ritmo del pulsante palpitar de la música del
club.
En el momento en el que agarra mi mano y me hace girar primero a un
lado y luego al otro, sé que ha vuelto conmigo. Sonrío. Él sonríe.
Bailamos juntos y es liberalmente divertido. Su rabia olvidada, o
suprimida, me da vueltas alrededor con habilidad consumada en nuestro
pequeño espacio en la pista de baile, nunca dejándome ir. Me hace
elegante, ésa es su habilidad. Me hace sexy, porque él lo es. Me hace sentir
amada, porque a pesar de sus cincuenta sombras, tiene abundante amor
para dar. Mirándolo ahora, disfrutando de sí mismo… uno podría ser
perdonado por pensar que no tiene una sola preocupación en el mundo.
Pese a que sé que su amor está nublado por asuntos de sobreprotección y
control, eso no me hace amarlo ni un poco menos.
Estoy sin aliento cuando la canción cambia en otra.
—¿Podemos sentarnos? —jadeo.
—Claro. —Me conduce fuera de la pista de baile.
—Me has puesto más caliente y sudorosa —susurro mientras regresamos
a la mesa.
Me tira en sus brazos.
—Me gustas caliente y sudorosa. Aunque prefiero ponerte caliente y
sudorosa en privado —ronronea, y una sonrisa lasciva tira en sus labios.
Mientras me siento, es como si el incidente en la pista de baile nunca
hubiera pasado. Estoy vagamente sorprendida de que no hubiésemos sido
expulsados. Miro alrededor del bar. Nadie está mirándonos, y no puedo ver
al gigante rubio. Quizás se fue, o quizás ha sido expulsado. Perrie y Elliot
están siendo indecentes en la pista de baile, Ethan y Mia no tanto. Tomo
otro sorbo de champagne.
—Toma. —Harry pone otro vaso de agua ante mí y me mira
intensamente. Su expresión es expectante. Bebe. Bebe esto ahora.
Hago lo que me dice. Además, estoy sedienta.
Levanta una botella de Peroni de la cubeta de hielo sobre la mesa y toma
un largo trago.
—¿Qué pasa si hubiera habido prensa aquí? —pregunto.
Harry sabe inmediatamente que me refiero al gigante rubio noqueado
sobre su trasero.
—Tengo caros abogados —dice fríamente, todo arrogancia personificada.
Le frunzo el ceño.
—Pero no estás por encima de la ley,Harry. Tenía la situación bajo
control.
Sus ojos helados.
—Nadie toca lo que es mío —dice con fría firmeza, como si no hubiera visto
lo obvio.
Oh… Tomo otro sorbo de mi champagne.
De repente me siento abrumada. La música es ruidosa, pulsante, mi
cabeza y mis pies están adoloridos, y me siento mareada. Agarra mi mano.
—Ven, vamos. Quiero llevarte a casa —dice—. Perrie y Elliot se nos unirán.
—¿Os vais? – pregunta Perrie y su voz está esperanzada.
—Sí —dice Harry.
—Bien, iremos con vosotros.
Mientras esperamos en el almacén de abrigos a que Harry traiga mi
gabardina, Perrie me interroga.
—¿Qué ha pasado con el chico en la pista de baile?
—Se estaba propasando conmigo.
—Abrí los ojos y lo golpeaste.
Me encojo de hombros.
—Bueno, sabía que Harry se pondría termonuclear, y eso arruinaría
potencialmente tu noche. —No había procesado realmente cómo me sentía
acerca del comportamiento de Harry. Estaba preocupada de que
pudiera ser peor.
CarolineR2
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Capitulo Catorce
Parte 3
—Nuestra noche —aclaró—. Es bastante impulsivo, ¿No? —agrega
secamente mirando a Harry mientras recoge mi abrigo.
Resoplo y sonrío.
—¿Puedes decir eso?
—Pienso que lo manejas bien.
—¿Manejo? —Frunzo el ceño. ¿Manejo a Harry?
—Toma. —Harry sostiene mi abrigo abierto para mí para que pueda
ponérmelo.
—Despierta, _______. —Harry me sacude suavemente.
Hemos regresado a casa. Reluctantemente abro mis ojos y me tambaleo
fuera de la mini caravana. Perrie y Elliot han desaparecido, y Taylor está
parado pacientemente al lado del vehículo.
—¿Necesito cargarte? —pregunta Harry.
Sacudo mi cabeza.
—Recogeré a la señorita Styles y al señor Edwards—dice Taylor.
Harry asiente, entonces me conduce a la puerta del frente. Mis pies
están adoloridos, y tropiezo tras él.
En la puerta del frente se agacha, agarra mi tobillo, y gentilmente quita
primero un zapato, luego el otro. Oh, el alivio. Se endereza y me mira hacia
abajo, sosteniendo mis Manolos24.
—¿Mejor? —pregunta, divertido.
Asiento.
—Tengo deliciosas visiones de éstos alrededor de mis oídos —murmura,
mirando hacia abajo con nostalgia a mis zapatos. Sacude su cabeza y,
tomando mi mano una vez más, me conduce a través de la casa a oscuras,
y sube las escaleras hacia nuestra habitación—. Estás destrozada, ¿no? —
dice suavemente, mirándome.
Asiento. Empieza a desatar la correa de mi gabardina.
—Yo lo haré —murmuro, haciendo un intento a medias de alejarlo.
—Déjame.
Suspiro. No tenía ni idea de que estaba tan cansada.
—Es la altitud. No estás acostumbrada. Y la bebida, por supuesto. —
Sonríe, despojándome de mi abrigo, y tirándolo sobre una de las sillas de
la habitación. Tomando mi mano, me conduce al baño. ¿Por qué venimos
aquí?—. Siéntate —dice.
Me siento en una de las sillas y cierro mis ojos. Lo oigo mientras él
rebusca entre las botellas del tocador. Estoy demasiado cansada para abrir
mis ojos y ver qué está haciendo. Un momento más tarde, echa mi cabeza
hacia atrás, y abro mis ojos, sorprendida.
—Ojos cerrados —dice Harry. Mierda sagrada, ¡está sosteniendo una
bola de algodón! Suavemente, la pasa sobre mi ojo derecho, limpiándolo.
Me siento inmóvil mientras metódicamente me quita el maquillaje—. Ah.
Ahí está la mujer con la que me casé —dice después de unas pasadas.
—¿No te gusta mi maquillaje?
—Me gusta bastante, pero prefiero lo que hay debajo. —Besa mi frente—.
Aquí. Toma esto. —Pone algunos Advil25 en mi palma y me alcanza un
vaso de agua.
Miro y hago pucheros.
—Tómalos —ordena.
Pongo lo ojos en blanco, pero hago lo que me dice.
—Bien. ¿Necesitas un momento en privado? —pregunta sardónicamente.
Resoplo.
—Tan tímido, Sr. Styles. Sí, necesito hacer pis.
Se ríe.
—¿Esperas que me vaya?
Doy risitas.
—¿Te quieres quedar?
Inclina su cabeza a un lado, su expresión divertida.
—Eres un pervertido hijo de perra. Fuera. No quiero que me veas hacer
pis. Eso es ir demasiado lejos.
Me paro y sacudo una mano hacia él para que salga del baño.
Cuando emerjo del baño, se ha cambiado a sus pantalones de pijama.
Hmm… Harry en pijama. Hipnotizada, miro su abdomen, sus
músculos, su vello abdominal. Me distrae. Camina hacia mí.
—¿Disfrutando la vista? —pregunta irónicamente.
—Siempre.
—Creo que está un poco bebida, Sra. Styles.
—Creo que, por una vez, tengo que estar de acuerdo con usted, Sr. Styles.
—Déjame ayudarle a salir de lo poco que es este vestido. Realmente
debería venir con una advertencia de seguridad. —Me gira y deshace el
único botón en el cuello.
—Estabas muy enfadado —murmuro.
—Sí. Lo estaba.
—¿Conmigo?
—No. No contigo. —Besa mi hombro—. Por primera vez.
Sonrío. No enfadado conmigo. Es un progreso.
—Es un bonito cambio.
—Sí. Lo es. —Besa mi otro hombro, y después tira mi vestido por encima
de mi espalda y al suelo. Quita mis bragas al mismo tiempo, dejándome
desnuda. Extendiéndose, toma mi mano.
—Camina —ordena, y camino fuera de mi vestido, apoyándome en su
mano como equilibrio.
Se para y lanza mi vestido y mis bragas sobre la silla con la gabardina de
Mia.
—Brazos arriba —dice suavemente. Desliza su camiseta sobre mí y tira de
ella hacia abajo, cubriéndome. Estoy lista para la cama.
Me tira en sus brazos y me besa, mi aliento a menta mezclado con el suyo.
—Por mucho que me gustaría enterrarme en usted, Sra. Styles; ha bebido
mucho, está a casi ocho mil pies, y no durmió bien la noche pasada. Ven.
Entra en la cama.
Retira el edredón y escalo en ella. Me cubre y besa mi frente una vez más.
—Cierra tus ojos. Cuando regrese a la cama, espero que estés dormida. —
Es una amenaza, una orden… es Harry.
—No te vayas —ruego.
—Tengo algunas llamadas que hacer, __________.
—Es sábado. Es tarde. Por favor.
Pasa sus manos a través de su cabello.
—_________, si entro en la cama contigo ahora, no vas a descansar. Duerme. —
Es inflexible. Cierro mis ojos y sus labios rozan mi frente una vez más—.
Buenas noches, nena —susurra.
Imágenes del día destellan a través de mi mente… Harry tirándome
sobre su hombro en el avión. Su ansiedad acerca de si me gusta o no la
casa. Haciendo el amor esta tarde. El baño. Su reacción a mi vestido.
Derribando de un golpe al gigante rubio; mi palma hormiguea ante el
recuerdo. Y entonces Harry poniéndome en la cama.
¿Quién lo hubiera pensado? Sonrío ampliamente, la palabra progreso
corriendo a través de mi cerebro mientras voy a la deriva.
secamente mirando a Harry mientras recoge mi abrigo.
Resoplo y sonrío.
—¿Puedes decir eso?
—Pienso que lo manejas bien.
—¿Manejo? —Frunzo el ceño. ¿Manejo a Harry?
—Toma. —Harry sostiene mi abrigo abierto para mí para que pueda
ponérmelo.
—Despierta, _______. —Harry me sacude suavemente.
Hemos regresado a casa. Reluctantemente abro mis ojos y me tambaleo
fuera de la mini caravana. Perrie y Elliot han desaparecido, y Taylor está
parado pacientemente al lado del vehículo.
—¿Necesito cargarte? —pregunta Harry.
Sacudo mi cabeza.
—Recogeré a la señorita Styles y al señor Edwards—dice Taylor.
Harry asiente, entonces me conduce a la puerta del frente. Mis pies
están adoloridos, y tropiezo tras él.
En la puerta del frente se agacha, agarra mi tobillo, y gentilmente quita
primero un zapato, luego el otro. Oh, el alivio. Se endereza y me mira hacia
abajo, sosteniendo mis Manolos24.
—¿Mejor? —pregunta, divertido.
Asiento.
—Tengo deliciosas visiones de éstos alrededor de mis oídos —murmura,
mirando hacia abajo con nostalgia a mis zapatos. Sacude su cabeza y,
tomando mi mano una vez más, me conduce a través de la casa a oscuras,
y sube las escaleras hacia nuestra habitación—. Estás destrozada, ¿no? —
dice suavemente, mirándome.
Asiento. Empieza a desatar la correa de mi gabardina.
—Yo lo haré —murmuro, haciendo un intento a medias de alejarlo.
—Déjame.
Suspiro. No tenía ni idea de que estaba tan cansada.
—Es la altitud. No estás acostumbrada. Y la bebida, por supuesto. —
Sonríe, despojándome de mi abrigo, y tirándolo sobre una de las sillas de
la habitación. Tomando mi mano, me conduce al baño. ¿Por qué venimos
aquí?—. Siéntate —dice.
Me siento en una de las sillas y cierro mis ojos. Lo oigo mientras él
rebusca entre las botellas del tocador. Estoy demasiado cansada para abrir
mis ojos y ver qué está haciendo. Un momento más tarde, echa mi cabeza
hacia atrás, y abro mis ojos, sorprendida.
—Ojos cerrados —dice Harry. Mierda sagrada, ¡está sosteniendo una
bola de algodón! Suavemente, la pasa sobre mi ojo derecho, limpiándolo.
Me siento inmóvil mientras metódicamente me quita el maquillaje—. Ah.
Ahí está la mujer con la que me casé —dice después de unas pasadas.
—¿No te gusta mi maquillaje?
—Me gusta bastante, pero prefiero lo que hay debajo. —Besa mi frente—.
Aquí. Toma esto. —Pone algunos Advil25 en mi palma y me alcanza un
vaso de agua.
Miro y hago pucheros.
—Tómalos —ordena.
Pongo lo ojos en blanco, pero hago lo que me dice.
—Bien. ¿Necesitas un momento en privado? —pregunta sardónicamente.
Resoplo.
—Tan tímido, Sr. Styles. Sí, necesito hacer pis.
Se ríe.
—¿Esperas que me vaya?
Doy risitas.
—¿Te quieres quedar?
Inclina su cabeza a un lado, su expresión divertida.
—Eres un pervertido hijo de perra. Fuera. No quiero que me veas hacer
pis. Eso es ir demasiado lejos.
Me paro y sacudo una mano hacia él para que salga del baño.
Cuando emerjo del baño, se ha cambiado a sus pantalones de pijama.
Hmm… Harry en pijama. Hipnotizada, miro su abdomen, sus
músculos, su vello abdominal. Me distrae. Camina hacia mí.
—¿Disfrutando la vista? —pregunta irónicamente.
—Siempre.
—Creo que está un poco bebida, Sra. Styles.
—Creo que, por una vez, tengo que estar de acuerdo con usted, Sr. Styles.
—Déjame ayudarle a salir de lo poco que es este vestido. Realmente
debería venir con una advertencia de seguridad. —Me gira y deshace el
único botón en el cuello.
—Estabas muy enfadado —murmuro.
—Sí. Lo estaba.
—¿Conmigo?
—No. No contigo. —Besa mi hombro—. Por primera vez.
Sonrío. No enfadado conmigo. Es un progreso.
—Es un bonito cambio.
—Sí. Lo es. —Besa mi otro hombro, y después tira mi vestido por encima
de mi espalda y al suelo. Quita mis bragas al mismo tiempo, dejándome
desnuda. Extendiéndose, toma mi mano.
—Camina —ordena, y camino fuera de mi vestido, apoyándome en su
mano como equilibrio.
Se para y lanza mi vestido y mis bragas sobre la silla con la gabardina de
Mia.
—Brazos arriba —dice suavemente. Desliza su camiseta sobre mí y tira de
ella hacia abajo, cubriéndome. Estoy lista para la cama.
Me tira en sus brazos y me besa, mi aliento a menta mezclado con el suyo.
—Por mucho que me gustaría enterrarme en usted, Sra. Styles; ha bebido
mucho, está a casi ocho mil pies, y no durmió bien la noche pasada. Ven.
Entra en la cama.
Retira el edredón y escalo en ella. Me cubre y besa mi frente una vez más.
—Cierra tus ojos. Cuando regrese a la cama, espero que estés dormida. —
Es una amenaza, una orden… es Harry.
—No te vayas —ruego.
—Tengo algunas llamadas que hacer, __________.
—Es sábado. Es tarde. Por favor.
Pasa sus manos a través de su cabello.
—_________, si entro en la cama contigo ahora, no vas a descansar. Duerme. —
Es inflexible. Cierro mis ojos y sus labios rozan mi frente una vez más—.
Buenas noches, nena —susurra.
Imágenes del día destellan a través de mi mente… Harry tirándome
sobre su hombro en el avión. Su ansiedad acerca de si me gusta o no la
casa. Haciendo el amor esta tarde. El baño. Su reacción a mi vestido.
Derribando de un golpe al gigante rubio; mi palma hormiguea ante el
recuerdo. Y entonces Harry poniéndome en la cama.
¿Quién lo hubiera pensado? Sonrío ampliamente, la palabra progreso
corriendo a través de mi cerebro mientras voy a la deriva.
CarolineR2
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Capitulo Quince
Parte 1
Estoy muy caliente. Calor de Harry. Su cabeza está en mi
hombro y respira suavemente en mi cuello mientras duerme, sus
piernas entrelazadas con las mías, su brazo alrededor de mi
cintura. Me quedo en el borde de la conciencia, consciente de que si me
despierto totalmente también voy a despertarlo, y él no duerme lo
suficiente.
Perezosamente mi mente vaga por los acontecimientos de ayer por la tarde.
Bebí demasiado; cielos, sí que bebí demasiado. Estoy sorprendida que
Harry me lo permitiera. Sonrío al recordarlo ponerme en la cama. Eso
fue dulce, real e inesperadamente dulce. Realizo un rápido inventario
mental de cómo me siento.
¿Estómago? Bien. ¿Cabeza? Sorprendentemente bien, pero confusa. Mi
mano sigue estando roja de la noche anterior.
Caray. Sin hacer nada pienso en las palmas de las manos de Harry
cuando me azotó. Me retuerzo y él se despierta.
—¿Qué pasa? —Sus verdes ojos somnolientos buscan los míos.
—Nada. Buenos días. —Deslizo los dedos de mi mano sana a través de su
cabello.
—Sra. Styles, te ves preciosa esta mañana —dice, besándome en la mejilla,
y yo me ilumino por dentro.
—Gracias por cuidar de mí la noche anterior.
—Me gusta cuidar de ti. Es lo que quiero hacer —dice en voz baja, pero
sus ojos lo delatan cuando el triunfo flamea en su verde intenso. Es como si
hubiera ganado la Serie Mundial o el Super Bowl.
Oh, mi Cincuenta.
—Me haces sentir muy querida.
—Eso es porque lo eres —murmura y mi corazón se aprieta.
Agarra mi mano y me estremezco. Me libera de inmediato, alarmado.
—¿Por el golpe? —pregunta.
Sus ojos se tornan helados cuando escudriña los míos y su voz se llena de
ira repentina.
—Le di una bofetada. No lo golpeé.
—¡Ese hijo de puta!
Pensé que habíamos lidiado con esto anoche.
—No puedo soportar que te tocara.
—Él no me hizo daño, sólo fue inapropiado. Harry, estoy bien. Mi mano
está un poco roja, eso es todo. Seguro sabes lo que es eso. —Sonrío y su
expresión cambia a una de sorpresa divertida.
—Porqué, Sra. Styles, estoy muy familiarizado con eso. —Sus labios se
tuercen con diversión—. Puedo reencontrarme con ese sentimiento en este
momento, si así lo deseas.
—Oh, guarda tu palma inquieta, Sr. Styles. —Acaricio su rostro con mi
mano herida, mis dedos acariciando su patilla. Suavemente tiro de los
pequeños pelos. Esto lo distrae, toma mi mano y planta un tierno beso en
la palma de mi mano. Milagrosamente, el dolor desaparece.
—¿Por qué no me dijiste que te dolía ayer por la noche?
—Um... Realmente no lo sentí ayer por la noche. Está bien ahora.
Sus ojos se ablandan y tuerce su boca.
—¿Cómo te sientes?
—Mejor de lo que me merezco.
—Ese es absolutamente un buen brazo el que tiene allí, Sra. Styles.
—Harías bien en recordar eso, Sr. Styles.
—¿En serio? —Rueda tan repentinamente de modo que está totalmente
encima de mí, presionándome contra el colchón, sosteniendo mis muñecas
por encima de mi cabeza. Baja su mirada hacia mí—. Me gustaría luchar
cualquier día contigo, Sra. Styles. De hecho, someterte en mi cama es mi
fantasía. —Besa mi garganta.
¿Qué?
—Creí que me sometías todo el tiempo. —Jadeo mientras mordisquea el
lóbulo de mi oreja.
—Umm... pero me gustaría un poco de resistencia —murmura, con la
nariz bordeando mi mandíbula.
¿Resistencia? No me muevo. Él se detiene, liberando mis manos y
apoyándose en sus codos.
—¿Quieres que luche contigo? ¿Aquí? —susurro, tratando de contener mi
sorpresa. Bueno... mi conmoción.
Él asiente, sus ojos entornados pero cuidadosos a medida que mide mi
reacción.
—¿Ahora?
Se encoge de hombros y veo la idea pasar rápidamente a través de su
mente. Él me da su sonrisa tímida y asiente con la cabeza otra vez,
lentamente.
Oh Dios... Está tenso, yaciendo encima de mí, y su erección cada vez más
grande está excavando tentadoramente en mi carne suave y dispuesta,
distrayéndome. ¿Qué es eso? ¿Peleas? ¿Fantasía? ¿Va a hacerme daño? Mi
diosa interior sacude la cabeza… nunca. Ella ya tiene su traje de karate
puesto y hace ejercicios de calentamiento. Claude estaría contento.
—¿Es esto lo que querías decir acerca de venir a la cama enfadado?
Él asiente una vez más, sus ojos todavía son cuidadosos.
Umm... mi Cincuenta quiere rugir.
—No te muerdas el labio —me advierte.
Dócilmente libero mi labio.
—Creo que me tienes en una situación de desventaja, Sr. Styles. —Agito mis
pestañas y me retuerzo provocativamente debajo de él.
Esto puede ser divertido.
—¿Desventaja?
—Sin duda, ya me tienes donde me quieres.
Él sonríe y presiona su ingle contra la mía una vez más.
—Buen punto, bien hecho, Sra. Styles —susurra y besa mis labios con
rapidez. De repente se mueve y me lleva con él, dándose la vuelta de modo
que estoy montándolo a horcajadas. Agarro sus manos, sujetándolas a un
lado de su cabeza, e ignoro el dolor de protesta de mi mano. Mi cabello cae
en un velo castaño que nos rodea y muevo la cabeza para que los
mechones le hagan cosquillas en el rostro. Aparta de golpe su rostro, pero
no trata de detenerme.
—¿Así que quieres jugar rudo? —pregunto, rozando mi entrepierna sobre
la suya.
Su boca se abre e inhala fuertemente.
—Sí. —Sisea, y lo suelto.
—Espera. —Me estiro para alcanzar el vaso de agua junto a la cama.
Harry debe haberlo dejado aquí. Está frío y con gas, demasiado frío
para haber estado aquí por mucho tiempo, y me pregunto cuándo se fue a
la cama.
Mientras tomo un largo trago, Harry desliza sus dedos en pequeños
círculos por mis muslos, dejando la piel hormigueando a su paso antes de
acunar y apretar mi trasero desnudo. Hmm.
Tomando una hoja de su impresionante repertorio, me inclino hacia
adelante y le doy un beso, derramando agua fría en su boca.
Él bebe.
—Muy deliciosa, Sra. Styles —murmura, luciendo una sonrisa infantil y
juguetona.
Después de colocar el vaso sobre la mesilla de noche, me quito sus manos
de mi trasero y las sujeto encima de su cabeza una vez más.
—¿Así que se supone que no debo estar dispuesta? —sonrío.
—Sí.
—No soy muy buena actriz.
Él sonríe.
—Prueba.
Me agacho y lo beso castamente.
—Bueno, voy a jugar —le susurro, trazando mis dientes a lo largo de su
mandíbula, sintiendo su barba espinosa por debajo de mis dientes y mi
lengua.
Harry hace un bajo sonido sexy en su garganta y se mueve,
arrojándome a la cama junto a él. Grito de sorpresa, y entonces se coloca
encima de mí, me pongo a luchar a medida que intenta agarrar mis
manos. Rudamente, pongo mis manos sobre su pecho, empujando con
todas mis fuerzas, tratando de moverlo, mientras se esfuerza por apartar
mis piernas con su rodilla.
Yo sigo empujando en su pecho —Por Dios, es pesado— pero él no se
inmuta, no se congela como una vez lo hizo. ¡Está disfrutando de esto!
Intenta agarrar mis muñecas y finalmente captura una, a pesar de mis
valientes intentos de retorcerlas para liberarme. Es mi mano dolorida, por
lo que me rindo a él, pero tomo su cabello con la otra mano y tiro con
fuerza.
—¡Ay! —Él tira de su cabeza para librarse y baja su mirada hacia mí, sus
ojos desorbitados y carnales.
—Salvaje —susurra, su voz mezclada con deleite lascivo.
En respuesta a esta única palabra susurrada, mi libido explota y dejo de
actuar. Una vez más me esfuerzo en vano de sacar mi mano de su control.
Al mismo tiempo, trato de juntar mis tobillos e intento tirarlo de arriba de
mí. Es demasiado pesado. ¡Agh! Es frustrante y caliente.
Con un gemido, Harry captura mi otra mano. Sostiene las dos
muñecas en su mano izquierda, y su derecha se desplaza sin prisa —casi
con insolencia— por mi cuerpo, acariciando y sintiendo a medida que
avanza, pellizcando mi pezón por el camino.
Grito en respuesta, el placer adicionándose rápido, fuerte, y caliente desde
mi pezón a mi ingle. Hago otro intento infructuoso de sacudírmelo fuera,
pero es demasiado para mí.
Cuando trata de besarme aparto la cabeza de golpe a un lado para que no
pueda. Inmediatamente sus manos insolentes se mueven desde el
dobladillo de mi camiseta hasta mi barbilla, sosteniéndome en el lugar
mientras desliza sus dientes a lo largo de mi mandíbula, imitando lo que
hice con él antes.
—Oh, nena, pelea conmigo —murmura.
Me giro y retuerzo, tratando de liberarme de su agarre sin piedad, pero no
hay esperanza. Él es mucho más fuerte. Está mordiendo suavemente mi
labio inferior a medida que su lengua intenta invadir mi boca. Y me doy
cuenta de que no quiero resistirme a él. Lo quiero… ahora, como siempre
lo hago. Dejo de luchar y fervientemente devuelvo su beso. No me importa
que no me haya cepillado los dientes. No me importa que se suponga que
debemos estar jugando un juego. El deseo, caliente y duro, surge a través
de mi torrente sanguíneo, y estoy perdida. Desengancho mis tobillos,
envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas y utilizo mis talones para
empujar el pijama abajo sobre su trasero.
—________ —suspira, y me besa por todas partes. Y ya no estamos luchando,
sino que somos manos, lengua, tacto y gusto, rápido y urgente.
—Desnúdate —murmura con voz ronca, su respiración dificultosa. Me
arrastra y tira de mi camiseta en un movimiento rápido.
—Tú —susurro mientras estoy erguida, porque es lo único que se me
ocurre decir. Desato la parte delantera de su pijama y la tiro hacia abajo,
liberando su erección. Lo agarro y aprieto. Está duro. El aire sale silbando
a través de sus dientes mientras inhala fuertemente, y me deleito con su
respuesta.
—Mierda —murmura. Él se inclina hacia atrás, levantando mis muslos,
inclinándome hacia abajo sobre la cama a medida que tiro de él y aprieto
con fuerza, pasando la mano arriba y abajo de él. Sintiendo una gota de
humedad en su punta, la arremolino con mi dedo pulgar. Mientras él me
baja hacia el colchón, deslizo mi pulgar en mi boca para saborearlo
mientras sus manos viajan por mi cuerpo, acariciando mis caderas, mi
estómago, mis pechos.
—¿Sabe bien? —pregunta a medida que se cierne sobre mí, sus ojos
llameantes.
—Sí. Toma. —Empujo mi pulgar en su boca, y él chupa y muerde el
respaldo. Gimo, sujeto su cabeza, y tiro de él hacia mí para poder darle un
beso. Envolviendo mis piernas a su alrededor, con los pies le saco el
piyama de sus piernas, luego lo envuelvo con mis piernas alrededor de su
cintura. Sus labios se arrastran desde el otro lado mi mandíbula a mi
mentón, pellizcando suavemente.
—Eres tan hermosa. —Hunde su cabeza más abajo en la base de mi
garganta—. Esa piel tan hermosa.
Su respiración es suave cuando sus labios se deslizan hacia abajo a mis
pechos.
¿Qué? Estoy jadeando, confundida… queriendo, esperando. Pensé que esto
iba a ser rápido.
—Harry. —Escucho la súplica silenciosa en mi voz y lo busco,
enterrando mis manos en su cabello.
—Silencio —susurra y rodea mi pezón con su lengua antes de ponerlo en
su boca y tirar duro.
—¡Ah! —Gimo y me retuerzo, inclinando mi pelvis hasta tentarlo. Sonríe
contra mi piel y vuelve su atención al otro seno.
—¿Impaciente, Sra. Styles? —Entonces chupa duro en mi pezón. Tiro de su
cabello. Él gime y se asoma hacia arriba—. Te voy amarrar —advierte.
—Tómame —le ruego.
—Todo a su tiempo —murmura contra mi piel. Su mano se desplaza hacia
abajo a una velocidad exasperantemente lenta hacia mi cadera mientras
trabaja en mi pezón con su boca. Me quejo ruidosamente, mi respiración
es corta y superficial, e intento una vez más seducirlo hacia mí,
meciéndome contra él. Él está grueso, duro y tan cerca, pero se está
tomando su propio tiempo de dulce recreación conmigo.
Folla esto. Lucho y giro, decidida a alejarlo otra vez.
—Qué demo…
Agarrando mis manos, Harry las clava en la cama, mis brazos abiertos,
y descansa todo su peso en mí, sometiéndome completamente. Estoy sin
aliento, salvaje.
—Querías resistencia —le digo, jadeando. Él se alza encima de mí y mira
hacia abajo, sus manos todavía cerradas en torno a mis muñecas. Pongo
mis talones en contra de su trasero y empujo. Él no se mueve. ¡Agh!
—¿No quieres jugar limpio? —pregunta asombrado, sus ojos encendidos
con entusiasmo.
—Sólo quiero que me hagas el amor, Harry.
¿Podría ser más obtuso? En primer lugar estamos luchando y combatiendo
luego es todo tierno y dulce. Es confuso. Estoy en la cama con el Sr.
Voluble.
—Por favor. —Presiono mis talones contra su parte trasera una vez más.
Ardientes ojos grises buscan los míos. Oh, ¿en qué está pensando? Él se ve
por un momento desconcertado y confundido. Libera mis manos y se
sienta sobre sus talones, empujándome hacia su regazo.
—Está bien, Sra. Styles, vamos a hacer esto a tu manera. —Él me levanta y lentamente me baja sobre él de modo que lo monto a horcajadas.
—¡Ah! —Esto es todo. Esto es lo que quiero. Esto es lo que necesito.
Envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, giro mis dedos entre su
cabello, haciendo gala de la sensación de él dentro de mí. Comienzo a
moverme. Tomando el control, llevándolo a mi ritmo, a mi velocidad. Él
gime, sus labios encuentran los míos y estamos perdidos.
Arrastro los dedos por el vello en el pecho de Harry. Él está acostado de
espaldas, quieto y en silencio a mi lado a medida que ambos recuperamos
el aliento. Su mano danza rítmicamente por mi espalda.
—Estás callado —susurro y beso su hombro. Él se vuelve y me mira con
una expresión sin revelar nada—. Eso fue divertido.
Mierda, ¿es algo malo?
—Me confundes, Sra. Styles.
—¿Te confundo?
hombro y respira suavemente en mi cuello mientras duerme, sus
piernas entrelazadas con las mías, su brazo alrededor de mi
cintura. Me quedo en el borde de la conciencia, consciente de que si me
despierto totalmente también voy a despertarlo, y él no duerme lo
suficiente.
Perezosamente mi mente vaga por los acontecimientos de ayer por la tarde.
Bebí demasiado; cielos, sí que bebí demasiado. Estoy sorprendida que
Harry me lo permitiera. Sonrío al recordarlo ponerme en la cama. Eso
fue dulce, real e inesperadamente dulce. Realizo un rápido inventario
mental de cómo me siento.
¿Estómago? Bien. ¿Cabeza? Sorprendentemente bien, pero confusa. Mi
mano sigue estando roja de la noche anterior.
Caray. Sin hacer nada pienso en las palmas de las manos de Harry
cuando me azotó. Me retuerzo y él se despierta.
—¿Qué pasa? —Sus verdes ojos somnolientos buscan los míos.
—Nada. Buenos días. —Deslizo los dedos de mi mano sana a través de su
cabello.
—Sra. Styles, te ves preciosa esta mañana —dice, besándome en la mejilla,
y yo me ilumino por dentro.
—Gracias por cuidar de mí la noche anterior.
—Me gusta cuidar de ti. Es lo que quiero hacer —dice en voz baja, pero
sus ojos lo delatan cuando el triunfo flamea en su verde intenso. Es como si
hubiera ganado la Serie Mundial o el Super Bowl.
Oh, mi Cincuenta.
—Me haces sentir muy querida.
—Eso es porque lo eres —murmura y mi corazón se aprieta.
Agarra mi mano y me estremezco. Me libera de inmediato, alarmado.
—¿Por el golpe? —pregunta.
Sus ojos se tornan helados cuando escudriña los míos y su voz se llena de
ira repentina.
—Le di una bofetada. No lo golpeé.
—¡Ese hijo de puta!
Pensé que habíamos lidiado con esto anoche.
—No puedo soportar que te tocara.
—Él no me hizo daño, sólo fue inapropiado. Harry, estoy bien. Mi mano
está un poco roja, eso es todo. Seguro sabes lo que es eso. —Sonrío y su
expresión cambia a una de sorpresa divertida.
—Porqué, Sra. Styles, estoy muy familiarizado con eso. —Sus labios se
tuercen con diversión—. Puedo reencontrarme con ese sentimiento en este
momento, si así lo deseas.
—Oh, guarda tu palma inquieta, Sr. Styles. —Acaricio su rostro con mi
mano herida, mis dedos acariciando su patilla. Suavemente tiro de los
pequeños pelos. Esto lo distrae, toma mi mano y planta un tierno beso en
la palma de mi mano. Milagrosamente, el dolor desaparece.
—¿Por qué no me dijiste que te dolía ayer por la noche?
—Um... Realmente no lo sentí ayer por la noche. Está bien ahora.
Sus ojos se ablandan y tuerce su boca.
—¿Cómo te sientes?
—Mejor de lo que me merezco.
—Ese es absolutamente un buen brazo el que tiene allí, Sra. Styles.
—Harías bien en recordar eso, Sr. Styles.
—¿En serio? —Rueda tan repentinamente de modo que está totalmente
encima de mí, presionándome contra el colchón, sosteniendo mis muñecas
por encima de mi cabeza. Baja su mirada hacia mí—. Me gustaría luchar
cualquier día contigo, Sra. Styles. De hecho, someterte en mi cama es mi
fantasía. —Besa mi garganta.
¿Qué?
—Creí que me sometías todo el tiempo. —Jadeo mientras mordisquea el
lóbulo de mi oreja.
—Umm... pero me gustaría un poco de resistencia —murmura, con la
nariz bordeando mi mandíbula.
¿Resistencia? No me muevo. Él se detiene, liberando mis manos y
apoyándose en sus codos.
—¿Quieres que luche contigo? ¿Aquí? —susurro, tratando de contener mi
sorpresa. Bueno... mi conmoción.
Él asiente, sus ojos entornados pero cuidadosos a medida que mide mi
reacción.
—¿Ahora?
Se encoge de hombros y veo la idea pasar rápidamente a través de su
mente. Él me da su sonrisa tímida y asiente con la cabeza otra vez,
lentamente.
Oh Dios... Está tenso, yaciendo encima de mí, y su erección cada vez más
grande está excavando tentadoramente en mi carne suave y dispuesta,
distrayéndome. ¿Qué es eso? ¿Peleas? ¿Fantasía? ¿Va a hacerme daño? Mi
diosa interior sacude la cabeza… nunca. Ella ya tiene su traje de karate
puesto y hace ejercicios de calentamiento. Claude estaría contento.
—¿Es esto lo que querías decir acerca de venir a la cama enfadado?
Él asiente una vez más, sus ojos todavía son cuidadosos.
Umm... mi Cincuenta quiere rugir.
—No te muerdas el labio —me advierte.
Dócilmente libero mi labio.
—Creo que me tienes en una situación de desventaja, Sr. Styles. —Agito mis
pestañas y me retuerzo provocativamente debajo de él.
Esto puede ser divertido.
—¿Desventaja?
—Sin duda, ya me tienes donde me quieres.
Él sonríe y presiona su ingle contra la mía una vez más.
—Buen punto, bien hecho, Sra. Styles —susurra y besa mis labios con
rapidez. De repente se mueve y me lleva con él, dándose la vuelta de modo
que estoy montándolo a horcajadas. Agarro sus manos, sujetándolas a un
lado de su cabeza, e ignoro el dolor de protesta de mi mano. Mi cabello cae
en un velo castaño que nos rodea y muevo la cabeza para que los
mechones le hagan cosquillas en el rostro. Aparta de golpe su rostro, pero
no trata de detenerme.
—¿Así que quieres jugar rudo? —pregunto, rozando mi entrepierna sobre
la suya.
Su boca se abre e inhala fuertemente.
—Sí. —Sisea, y lo suelto.
—Espera. —Me estiro para alcanzar el vaso de agua junto a la cama.
Harry debe haberlo dejado aquí. Está frío y con gas, demasiado frío
para haber estado aquí por mucho tiempo, y me pregunto cuándo se fue a
la cama.
Mientras tomo un largo trago, Harry desliza sus dedos en pequeños
círculos por mis muslos, dejando la piel hormigueando a su paso antes de
acunar y apretar mi trasero desnudo. Hmm.
Tomando una hoja de su impresionante repertorio, me inclino hacia
adelante y le doy un beso, derramando agua fría en su boca.
Él bebe.
—Muy deliciosa, Sra. Styles —murmura, luciendo una sonrisa infantil y
juguetona.
Después de colocar el vaso sobre la mesilla de noche, me quito sus manos
de mi trasero y las sujeto encima de su cabeza una vez más.
—¿Así que se supone que no debo estar dispuesta? —sonrío.
—Sí.
—No soy muy buena actriz.
Él sonríe.
—Prueba.
Me agacho y lo beso castamente.
—Bueno, voy a jugar —le susurro, trazando mis dientes a lo largo de su
mandíbula, sintiendo su barba espinosa por debajo de mis dientes y mi
lengua.
Harry hace un bajo sonido sexy en su garganta y se mueve,
arrojándome a la cama junto a él. Grito de sorpresa, y entonces se coloca
encima de mí, me pongo a luchar a medida que intenta agarrar mis
manos. Rudamente, pongo mis manos sobre su pecho, empujando con
todas mis fuerzas, tratando de moverlo, mientras se esfuerza por apartar
mis piernas con su rodilla.
Yo sigo empujando en su pecho —Por Dios, es pesado— pero él no se
inmuta, no se congela como una vez lo hizo. ¡Está disfrutando de esto!
Intenta agarrar mis muñecas y finalmente captura una, a pesar de mis
valientes intentos de retorcerlas para liberarme. Es mi mano dolorida, por
lo que me rindo a él, pero tomo su cabello con la otra mano y tiro con
fuerza.
—¡Ay! —Él tira de su cabeza para librarse y baja su mirada hacia mí, sus
ojos desorbitados y carnales.
—Salvaje —susurra, su voz mezclada con deleite lascivo.
En respuesta a esta única palabra susurrada, mi libido explota y dejo de
actuar. Una vez más me esfuerzo en vano de sacar mi mano de su control.
Al mismo tiempo, trato de juntar mis tobillos e intento tirarlo de arriba de
mí. Es demasiado pesado. ¡Agh! Es frustrante y caliente.
Con un gemido, Harry captura mi otra mano. Sostiene las dos
muñecas en su mano izquierda, y su derecha se desplaza sin prisa —casi
con insolencia— por mi cuerpo, acariciando y sintiendo a medida que
avanza, pellizcando mi pezón por el camino.
Grito en respuesta, el placer adicionándose rápido, fuerte, y caliente desde
mi pezón a mi ingle. Hago otro intento infructuoso de sacudírmelo fuera,
pero es demasiado para mí.
Cuando trata de besarme aparto la cabeza de golpe a un lado para que no
pueda. Inmediatamente sus manos insolentes se mueven desde el
dobladillo de mi camiseta hasta mi barbilla, sosteniéndome en el lugar
mientras desliza sus dientes a lo largo de mi mandíbula, imitando lo que
hice con él antes.
—Oh, nena, pelea conmigo —murmura.
Me giro y retuerzo, tratando de liberarme de su agarre sin piedad, pero no
hay esperanza. Él es mucho más fuerte. Está mordiendo suavemente mi
labio inferior a medida que su lengua intenta invadir mi boca. Y me doy
cuenta de que no quiero resistirme a él. Lo quiero… ahora, como siempre
lo hago. Dejo de luchar y fervientemente devuelvo su beso. No me importa
que no me haya cepillado los dientes. No me importa que se suponga que
debemos estar jugando un juego. El deseo, caliente y duro, surge a través
de mi torrente sanguíneo, y estoy perdida. Desengancho mis tobillos,
envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas y utilizo mis talones para
empujar el pijama abajo sobre su trasero.
—________ —suspira, y me besa por todas partes. Y ya no estamos luchando,
sino que somos manos, lengua, tacto y gusto, rápido y urgente.
—Desnúdate —murmura con voz ronca, su respiración dificultosa. Me
arrastra y tira de mi camiseta en un movimiento rápido.
—Tú —susurro mientras estoy erguida, porque es lo único que se me
ocurre decir. Desato la parte delantera de su pijama y la tiro hacia abajo,
liberando su erección. Lo agarro y aprieto. Está duro. El aire sale silbando
a través de sus dientes mientras inhala fuertemente, y me deleito con su
respuesta.
—Mierda —murmura. Él se inclina hacia atrás, levantando mis muslos,
inclinándome hacia abajo sobre la cama a medida que tiro de él y aprieto
con fuerza, pasando la mano arriba y abajo de él. Sintiendo una gota de
humedad en su punta, la arremolino con mi dedo pulgar. Mientras él me
baja hacia el colchón, deslizo mi pulgar en mi boca para saborearlo
mientras sus manos viajan por mi cuerpo, acariciando mis caderas, mi
estómago, mis pechos.
—¿Sabe bien? —pregunta a medida que se cierne sobre mí, sus ojos
llameantes.
—Sí. Toma. —Empujo mi pulgar en su boca, y él chupa y muerde el
respaldo. Gimo, sujeto su cabeza, y tiro de él hacia mí para poder darle un
beso. Envolviendo mis piernas a su alrededor, con los pies le saco el
piyama de sus piernas, luego lo envuelvo con mis piernas alrededor de su
cintura. Sus labios se arrastran desde el otro lado mi mandíbula a mi
mentón, pellizcando suavemente.
—Eres tan hermosa. —Hunde su cabeza más abajo en la base de mi
garganta—. Esa piel tan hermosa.
Su respiración es suave cuando sus labios se deslizan hacia abajo a mis
pechos.
¿Qué? Estoy jadeando, confundida… queriendo, esperando. Pensé que esto
iba a ser rápido.
—Harry. —Escucho la súplica silenciosa en mi voz y lo busco,
enterrando mis manos en su cabello.
—Silencio —susurra y rodea mi pezón con su lengua antes de ponerlo en
su boca y tirar duro.
—¡Ah! —Gimo y me retuerzo, inclinando mi pelvis hasta tentarlo. Sonríe
contra mi piel y vuelve su atención al otro seno.
—¿Impaciente, Sra. Styles? —Entonces chupa duro en mi pezón. Tiro de su
cabello. Él gime y se asoma hacia arriba—. Te voy amarrar —advierte.
—Tómame —le ruego.
—Todo a su tiempo —murmura contra mi piel. Su mano se desplaza hacia
abajo a una velocidad exasperantemente lenta hacia mi cadera mientras
trabaja en mi pezón con su boca. Me quejo ruidosamente, mi respiración
es corta y superficial, e intento una vez más seducirlo hacia mí,
meciéndome contra él. Él está grueso, duro y tan cerca, pero se está
tomando su propio tiempo de dulce recreación conmigo.
Folla esto. Lucho y giro, decidida a alejarlo otra vez.
—Qué demo…
Agarrando mis manos, Harry las clava en la cama, mis brazos abiertos,
y descansa todo su peso en mí, sometiéndome completamente. Estoy sin
aliento, salvaje.
—Querías resistencia —le digo, jadeando. Él se alza encima de mí y mira
hacia abajo, sus manos todavía cerradas en torno a mis muñecas. Pongo
mis talones en contra de su trasero y empujo. Él no se mueve. ¡Agh!
—¿No quieres jugar limpio? —pregunta asombrado, sus ojos encendidos
con entusiasmo.
—Sólo quiero que me hagas el amor, Harry.
¿Podría ser más obtuso? En primer lugar estamos luchando y combatiendo
luego es todo tierno y dulce. Es confuso. Estoy en la cama con el Sr.
Voluble.
—Por favor. —Presiono mis talones contra su parte trasera una vez más.
Ardientes ojos grises buscan los míos. Oh, ¿en qué está pensando? Él se ve
por un momento desconcertado y confundido. Libera mis manos y se
sienta sobre sus talones, empujándome hacia su regazo.
—Está bien, Sra. Styles, vamos a hacer esto a tu manera. —Él me levanta y lentamente me baja sobre él de modo que lo monto a horcajadas.
—¡Ah! —Esto es todo. Esto es lo que quiero. Esto es lo que necesito.
Envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, giro mis dedos entre su
cabello, haciendo gala de la sensación de él dentro de mí. Comienzo a
moverme. Tomando el control, llevándolo a mi ritmo, a mi velocidad. Él
gime, sus labios encuentran los míos y estamos perdidos.
Arrastro los dedos por el vello en el pecho de Harry. Él está acostado de
espaldas, quieto y en silencio a mi lado a medida que ambos recuperamos
el aliento. Su mano danza rítmicamente por mi espalda.
—Estás callado —susurro y beso su hombro. Él se vuelve y me mira con
una expresión sin revelar nada—. Eso fue divertido.
Mierda, ¿es algo malo?
—Me confundes, Sra. Styles.
—¿Te confundo?
CarolineR2
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Capitulo Quince
Parte 2
Cambia de posición de modo que estamos cara a cara.
—Sí. Tú. Teniendo la última palabra. Es... diferente.
—¿Un diferente bueno o un diferente malo? —Deslizo un dedo sobre sus
labios. Su entrecejo se frunce, como si no terminara de entender la
pregunta. Distraídamente, besa mi dedo.
—Diferente bueno —dice, pero no muy convencido.
—¿Nunca habías complacido esta pequeña fantasía antes? —Me sonrojo
cuando lo digo. ¿Realmente quiero saber algo más acerca de la colorida…
um, vida sexual caleidoscópica de mi marido antes de mí? Mi
subconsciente me observa con recelo por encima de sus lentes de carey de
media luna. ¿Estás segura que quieres ir allí?
—No, __________. Tú me puedes tocar. —Es una simple explicación que lo
dice todo. Por supuesto, que el quince no podía.
—La Sra. Robinson pudo tocarte —murmuro las palabras antes de que mi
cerebro registre lo que he dicho. Mierda. ¿Por qué la mencioné?
No se mueve. Sus ojos se abren con su típica expresión de oh-y-aquí-vacon-esto.
—Eso fue diferente —susurra.
De repente, quiero saber.
—¿Diferente bueno o diferente malo?
Él me mira fijamente. Revolotean la duda y posiblemente el dolor en su
rostro, y fugazmente se parece a un hombre ahogándose.
Él me mira, con los ojos muy abiertos, luego, lentamente, niega con la
cabeza.
Oh Dios...
—Oh, Harry. —Me siento abrumada por los sentimientos que me
inundan. Mi niño perdido. Me lanzo hacia él y beso su rostro, su garganta,
su pecho, sus pequeñas cicatrices redondas. Él gime, me empuja contra él,
y me besa apasionadamente. Y muy despacio, con ternura y a su ritmo,
me hace el amor una vez más.
—________ Tyson. ¡Te superaste a ti misma!
Ethan aplaude cuando me dirijo a la cocina por el desayuno. Está sentado
con Mia y Perrie en la barra del desayuno, mientras que la Sra. Bentley
cocina unos panqueques.
Harry no está por ningún lado.
—Buenos días, Sra. Styles. —La Sra. Bentley sonríe—. ¿Qué te gustaría
para el desayuno?
—Buenos días. Lo que sea que estés haciendo, gracias. ¿Dónde está
Harry?
—Afuera. —Perrie señala con la cabeza hacia el patio trasero. Me acerco a la
ventana que da hacia el patio y las montañas más allá.
Se trata de un claro día de verano azul pálido y mi hermoso marido está
alrededor de veinte metros de distancia en una discusión profunda con
algún sujeto.
—Ese con quien está hablando, es el Sr. Bentley —grita Mia desde la barra
del desayuno. Me vuelvo a mirarla, distraída por su tono malhumorado.
Ella mira maliciosamente a Ethan. Oh, querido. Me pregunto una vez más
lo que está pasando entre ellos. Frunciendo el ceño, dirijo mi atención de
vuelta a mi esposo y el Sr. Bentley.
El esposo de la Sra. Bentley es rubio, de ojos oscuros, delgado y fuerte,
vestido con pantalones de trabajo y una camisa del Departamento de
Bomberos de Aspen. Harry está vestido con sus vaqueros negros y una
camiseta. Mientras los dos hombres deambulan por el césped hacia la casa
perdidos en su conversación, Harry casualmente se inclina para
recoger lo que parece ser una caña de bambú que debe de haber sido
derribada o descartada en el cantero. Deteniéndose, Harry
distraídamente sostiene la caña en alto con el brazo extendido como si lo
considerara con cuidado y la desliza por el aire, sólo una vez.
Oh...
El Sr. Bentley parece no ver nada extraño en su comportamiento. Ellos
continúan su discusión, más cerca de la casa esta vez, después se
detienen una vez más y Harry repite el gesto. La punta de la caña cae
al suelo. Levantando la mirada, Harry me ve junto a la ventana. De
repente me siento como si lo estuviera espiando. Se detiene. Le doy un
saludo avergonzado y luego giro y camino de regreso a la barra del
desayuno.
—¿Qué estabas haciendo? —pregunta Perrie.
—Sólo viendo a Harry.
—Te ha dado fuerte. —Ella resopla.
—¿Y a ti no, oh-futura-cuñada? —respondo, con una sonrisa y tratando de
enterrar las inquietantes imágenes de Harry empuñando una caña. Me
sorprendo cuando Perrie salta y me abraza.
—¡Hermana! —exclama, y es difícil no ser arrastrado por su alegría.
—Hola, dormilona. —Harry me despierta—. Estamos a punto de
aterrizar. Ponte el cinturón de seguridad.
Busco a tientas, medio dormida, mi cinturón de seguridad, pero Harry
lo sujeta por mí. Me besa en la frente antes de volver a su asiento. Inclino
mi cabeza en su hombro de nuevo y cierro los ojos.
Una caminata increíblemente larga y un almuerzo campestre en la cima de
una montaña espectacular me han agotado. El resto de nuestro grupo
permanece tranquilo, demasiado… incluso Mia. Ella se ve abatida, así
como ha estado todo el día. Me pregunto cómo está yendo su campaña con
Ethan. Ni siquiera sé dónde durmieron anoche. Mis ojos atrapan a los de
ella y le doy una pequeña sonrisa de “estás bien”.
Ella me da una breve sonrisa triste de vuelta y vuelve a su libro. Miro
hacia arriba a Harry a través de mis pestañas. Él está trabajando en
un contrato o algo así, leyendo a través de él y anotando en los márgenes.
Sin embargo, parece relajado. Elliot está roncando suavemente junto a
Perrie.
Todavía tengo que acorralar a Elliot y preguntarle sobre Gia, pero ha sido
imposible arrinconarlo lejos de Perrie. Harry no está lo suficiente
interesado como para preguntar, lo cual es irritante, pero no lo he
presionado. Hemos estado disfrutando demasiado el uno del otro. Elliot
apoya su mano posesivamente sobre la rodilla de Perrie. Ella se ve radiante,
y pensar que sólo ayer por la tarde estaba tan insegura de él. ¿Cómo es
que Harry le dice? Lelliot. ¿Tal vez es un apodo de la familia? Era
dulce, mejor que prostituto. De repente, Elliot abre los ojos y mira
directamente hacia mí. Me sonrojo, siendo sorprendida mirando.
Él sonríe.
—Me encanta tu rubor, _______ —bromea, estirándose. Perrie me da su sonrisa
satisfecha de “el gato se comió al canario”.
El Oficial Beighley anuncia nuestro aterrizaje en el Sea Tac y Harry
agarra mi mano.
—¿Cómo estuvo su fin de semana, Sra. Styles? —pregunta Harry una
vez que estamos en el Audi de regreso a Escala. Taylor y Ryan van al
frente.
—Bien, gracias. —Sonrío, sintiéndome tímida de repente.
—Podemos ir en cualquier momento. Llevar a quien desees.
—Deberíamos llevar a Ray. Le gustaría la pesca.
—Esa es una buena idea.
—¿Cómo estuvo para ti? —pregunto.
—Bien —dice después de un momento, creo que sorprendido por mi
pregunta—. Realmente bien.
—Pareció que te relajabas.
Él se encoge de hombros.
—Sabía que estabas segura.
Frunzo el ceño.
—Harry, estoy segura la mayor parte del tiempo. Te lo he dicho antes,
colapsarás a los cuarenta si sigues con este nivel de ansiedad. Y quiero
envejecer contigo. —Extiendo la mano y tomo la suya. Él me mira como si
no pudiera comprender lo que estoy diciendo. Tomando mi mano
suavemente, besa mis nudillos y cambia de tema.
—¿Cómo está tu mano?
—Mejor, gracias.
Sonríe.
—Muy bien, Sra. Styles. ¿Lista para enfrentarte a Gia una vez más?
Oh, maldición. Había olvidado que íbamos a verla esta noche para revisar
los planos finales. Pongo los ojos en blanco.
—Podría querer mantenerte lejos, mantenerte seguro. —Sonrío con
satisfacción.
—¿Protegiéndome? —Harry se ríe de mí.
—Como siempre, Sr. Styles. De todos los predadores sexuales —susurro.
Harry está lavándose los dientes cuando me arrastro a la cama.
Mañana tenemos que volver a la realidad: al trabajo, a los paparazzi y a
Jack en custodia pero con la posibilidad de que tenga un cómplice. Hmm…
Harry fue poco claro al respecto. ¿Lo sabe? Y si fuera así, ¿me lo diría?
Suspiro. Conseguir información de Harry es como sacar un diente y
hemos tenido un fin de semana tan hermoso. ¿Quiero arruinar el momento
agradable intentando sacarle información?
Ha sido una revelación verlo fuera de su ambiente natural, fuera de su
apartamento, relajado y feliz con su familia. Me pregunto vagamente si es
porque estamos aquí en este apartamento, con todos sus recuerdos y
asociaciones, que él se pone tenso. Quizás deberíamos mudarnos.
Suelto un resoplido. Nos vamos a mudar... estamos restaurando una casa
en la costa. Los planos de Gia están completos y aprobados, y el equipo de
Elliot comenzará a construirla la semana próxima. Río por lo bajo cuando
recuerdo la sorprendida expresión de Gia cuando le dije que la había visto
en Aspen. Resulta que sólo fue una coincidencia. Había acampado en su
lugar de vacaciones para trabajar solamente en nuestros planos. Por un
horrible momento había pesando que ella había tenido algo que ver en la
elección del anillo, pero aparentemente no. Pero aún no confío en Gia,
quiero oír la misma historia de Elliot. Al menos mantuvo la distancia con
Harry esta vez.
Miro el cielo nocturno. Extrañaré esta vista. La vista panorámica… Seattle
a nuestros pies, tan llena de posibilidades, sin embargo tan alejada.
Quizás ese sea el problema de Harry: ha estado demasiado aislado de
la vida real por tanto tiempo, gracias a su exilio autoimpuesto. Sin
embargo, con la familia alrededor, es menos controlador, está menos
ansioso... más libre, más feliz. Me preguntó qué diría Flynn de todo eso.
¡Maldición! Quizás esa sea la respuesta. Quizás necesite su propia familia.
Sacudo la cabeza en negación... somos demasiado jóvenes, demasiado
novatos en todo esto. Harry entra a grandes pasos en la habitación,
luciendo tan hermoso como siempre pero pensativo.
—¿Todo bien? —pregunto.
Él asiente distraídamente mientras se mete a la cama.
—No espero con ansias el regresar a la realidad —murmuro.
—¿No?
Sacudo la cabeza y extiendo la mano para acariciar su hermoso rostro.
—Tuve un maravilloso fin de semana. Gracias.
Él sonríe suavemente.
—Tú eres mi realidad, ______ —murmura, se inclina hacia adelante y me
besa.
—¿Lo extrañas?
—¿Extrañar qué? —pregunta, perplejo.
—Ya sabes. Los castigos con los látigos… y eso —susurro, avergonzada.
Me mira, su mirada imperturbable. Luego la duda cruza su rostro, su
mirada que dice “hacia dónde va esto”.
—No ____________, no lo extraño. —Su voz es firme y queda. Acaricia mi
mejilla—. El Dr. Flynn me dijo algo cuando te fuiste, algo que se ha
quedado conmigo. Dijo que yo no podía ser de esa manera, si tú no
estabas tan dispuesta. Fue una revelación. —Se detiene y frunce el ceño—.
No conocía otra manera, _______. Ahora sí. Ha sido educativo.
—¿Yo, educarte a ti? —me burlo.
Sus ojos se suavizan.
—¿Lo extrañas? —pregunta.
¡Oh!
—Sí. Tú. Teniendo la última palabra. Es... diferente.
—¿Un diferente bueno o un diferente malo? —Deslizo un dedo sobre sus
labios. Su entrecejo se frunce, como si no terminara de entender la
pregunta. Distraídamente, besa mi dedo.
—Diferente bueno —dice, pero no muy convencido.
—¿Nunca habías complacido esta pequeña fantasía antes? —Me sonrojo
cuando lo digo. ¿Realmente quiero saber algo más acerca de la colorida…
um, vida sexual caleidoscópica de mi marido antes de mí? Mi
subconsciente me observa con recelo por encima de sus lentes de carey de
media luna. ¿Estás segura que quieres ir allí?
—No, __________. Tú me puedes tocar. —Es una simple explicación que lo
dice todo. Por supuesto, que el quince no podía.
—La Sra. Robinson pudo tocarte —murmuro las palabras antes de que mi
cerebro registre lo que he dicho. Mierda. ¿Por qué la mencioné?
No se mueve. Sus ojos se abren con su típica expresión de oh-y-aquí-vacon-esto.
—Eso fue diferente —susurra.
De repente, quiero saber.
—¿Diferente bueno o diferente malo?
Él me mira fijamente. Revolotean la duda y posiblemente el dolor en su
rostro, y fugazmente se parece a un hombre ahogándose.
Él me mira, con los ojos muy abiertos, luego, lentamente, niega con la
cabeza.
Oh Dios...
—Oh, Harry. —Me siento abrumada por los sentimientos que me
inundan. Mi niño perdido. Me lanzo hacia él y beso su rostro, su garganta,
su pecho, sus pequeñas cicatrices redondas. Él gime, me empuja contra él,
y me besa apasionadamente. Y muy despacio, con ternura y a su ritmo,
me hace el amor una vez más.
—________ Tyson. ¡Te superaste a ti misma!
Ethan aplaude cuando me dirijo a la cocina por el desayuno. Está sentado
con Mia y Perrie en la barra del desayuno, mientras que la Sra. Bentley
cocina unos panqueques.
Harry no está por ningún lado.
—Buenos días, Sra. Styles. —La Sra. Bentley sonríe—. ¿Qué te gustaría
para el desayuno?
—Buenos días. Lo que sea que estés haciendo, gracias. ¿Dónde está
Harry?
—Afuera. —Perrie señala con la cabeza hacia el patio trasero. Me acerco a la
ventana que da hacia el patio y las montañas más allá.
Se trata de un claro día de verano azul pálido y mi hermoso marido está
alrededor de veinte metros de distancia en una discusión profunda con
algún sujeto.
—Ese con quien está hablando, es el Sr. Bentley —grita Mia desde la barra
del desayuno. Me vuelvo a mirarla, distraída por su tono malhumorado.
Ella mira maliciosamente a Ethan. Oh, querido. Me pregunto una vez más
lo que está pasando entre ellos. Frunciendo el ceño, dirijo mi atención de
vuelta a mi esposo y el Sr. Bentley.
El esposo de la Sra. Bentley es rubio, de ojos oscuros, delgado y fuerte,
vestido con pantalones de trabajo y una camisa del Departamento de
Bomberos de Aspen. Harry está vestido con sus vaqueros negros y una
camiseta. Mientras los dos hombres deambulan por el césped hacia la casa
perdidos en su conversación, Harry casualmente se inclina para
recoger lo que parece ser una caña de bambú que debe de haber sido
derribada o descartada en el cantero. Deteniéndose, Harry
distraídamente sostiene la caña en alto con el brazo extendido como si lo
considerara con cuidado y la desliza por el aire, sólo una vez.
Oh...
El Sr. Bentley parece no ver nada extraño en su comportamiento. Ellos
continúan su discusión, más cerca de la casa esta vez, después se
detienen una vez más y Harry repite el gesto. La punta de la caña cae
al suelo. Levantando la mirada, Harry me ve junto a la ventana. De
repente me siento como si lo estuviera espiando. Se detiene. Le doy un
saludo avergonzado y luego giro y camino de regreso a la barra del
desayuno.
—¿Qué estabas haciendo? —pregunta Perrie.
—Sólo viendo a Harry.
—Te ha dado fuerte. —Ella resopla.
—¿Y a ti no, oh-futura-cuñada? —respondo, con una sonrisa y tratando de
enterrar las inquietantes imágenes de Harry empuñando una caña. Me
sorprendo cuando Perrie salta y me abraza.
—¡Hermana! —exclama, y es difícil no ser arrastrado por su alegría.
—Hola, dormilona. —Harry me despierta—. Estamos a punto de
aterrizar. Ponte el cinturón de seguridad.
Busco a tientas, medio dormida, mi cinturón de seguridad, pero Harry
lo sujeta por mí. Me besa en la frente antes de volver a su asiento. Inclino
mi cabeza en su hombro de nuevo y cierro los ojos.
Una caminata increíblemente larga y un almuerzo campestre en la cima de
una montaña espectacular me han agotado. El resto de nuestro grupo
permanece tranquilo, demasiado… incluso Mia. Ella se ve abatida, así
como ha estado todo el día. Me pregunto cómo está yendo su campaña con
Ethan. Ni siquiera sé dónde durmieron anoche. Mis ojos atrapan a los de
ella y le doy una pequeña sonrisa de “estás bien”.
Ella me da una breve sonrisa triste de vuelta y vuelve a su libro. Miro
hacia arriba a Harry a través de mis pestañas. Él está trabajando en
un contrato o algo así, leyendo a través de él y anotando en los márgenes.
Sin embargo, parece relajado. Elliot está roncando suavemente junto a
Perrie.
Todavía tengo que acorralar a Elliot y preguntarle sobre Gia, pero ha sido
imposible arrinconarlo lejos de Perrie. Harry no está lo suficiente
interesado como para preguntar, lo cual es irritante, pero no lo he
presionado. Hemos estado disfrutando demasiado el uno del otro. Elliot
apoya su mano posesivamente sobre la rodilla de Perrie. Ella se ve radiante,
y pensar que sólo ayer por la tarde estaba tan insegura de él. ¿Cómo es
que Harry le dice? Lelliot. ¿Tal vez es un apodo de la familia? Era
dulce, mejor que prostituto. De repente, Elliot abre los ojos y mira
directamente hacia mí. Me sonrojo, siendo sorprendida mirando.
Él sonríe.
—Me encanta tu rubor, _______ —bromea, estirándose. Perrie me da su sonrisa
satisfecha de “el gato se comió al canario”.
El Oficial Beighley anuncia nuestro aterrizaje en el Sea Tac y Harry
agarra mi mano.
—¿Cómo estuvo su fin de semana, Sra. Styles? —pregunta Harry una
vez que estamos en el Audi de regreso a Escala. Taylor y Ryan van al
frente.
—Bien, gracias. —Sonrío, sintiéndome tímida de repente.
—Podemos ir en cualquier momento. Llevar a quien desees.
—Deberíamos llevar a Ray. Le gustaría la pesca.
—Esa es una buena idea.
—¿Cómo estuvo para ti? —pregunto.
—Bien —dice después de un momento, creo que sorprendido por mi
pregunta—. Realmente bien.
—Pareció que te relajabas.
Él se encoge de hombros.
—Sabía que estabas segura.
Frunzo el ceño.
—Harry, estoy segura la mayor parte del tiempo. Te lo he dicho antes,
colapsarás a los cuarenta si sigues con este nivel de ansiedad. Y quiero
envejecer contigo. —Extiendo la mano y tomo la suya. Él me mira como si
no pudiera comprender lo que estoy diciendo. Tomando mi mano
suavemente, besa mis nudillos y cambia de tema.
—¿Cómo está tu mano?
—Mejor, gracias.
Sonríe.
—Muy bien, Sra. Styles. ¿Lista para enfrentarte a Gia una vez más?
Oh, maldición. Había olvidado que íbamos a verla esta noche para revisar
los planos finales. Pongo los ojos en blanco.
—Podría querer mantenerte lejos, mantenerte seguro. —Sonrío con
satisfacción.
—¿Protegiéndome? —Harry se ríe de mí.
—Como siempre, Sr. Styles. De todos los predadores sexuales —susurro.
Harry está lavándose los dientes cuando me arrastro a la cama.
Mañana tenemos que volver a la realidad: al trabajo, a los paparazzi y a
Jack en custodia pero con la posibilidad de que tenga un cómplice. Hmm…
Harry fue poco claro al respecto. ¿Lo sabe? Y si fuera así, ¿me lo diría?
Suspiro. Conseguir información de Harry es como sacar un diente y
hemos tenido un fin de semana tan hermoso. ¿Quiero arruinar el momento
agradable intentando sacarle información?
Ha sido una revelación verlo fuera de su ambiente natural, fuera de su
apartamento, relajado y feliz con su familia. Me pregunto vagamente si es
porque estamos aquí en este apartamento, con todos sus recuerdos y
asociaciones, que él se pone tenso. Quizás deberíamos mudarnos.
Suelto un resoplido. Nos vamos a mudar... estamos restaurando una casa
en la costa. Los planos de Gia están completos y aprobados, y el equipo de
Elliot comenzará a construirla la semana próxima. Río por lo bajo cuando
recuerdo la sorprendida expresión de Gia cuando le dije que la había visto
en Aspen. Resulta que sólo fue una coincidencia. Había acampado en su
lugar de vacaciones para trabajar solamente en nuestros planos. Por un
horrible momento había pesando que ella había tenido algo que ver en la
elección del anillo, pero aparentemente no. Pero aún no confío en Gia,
quiero oír la misma historia de Elliot. Al menos mantuvo la distancia con
Harry esta vez.
Miro el cielo nocturno. Extrañaré esta vista. La vista panorámica… Seattle
a nuestros pies, tan llena de posibilidades, sin embargo tan alejada.
Quizás ese sea el problema de Harry: ha estado demasiado aislado de
la vida real por tanto tiempo, gracias a su exilio autoimpuesto. Sin
embargo, con la familia alrededor, es menos controlador, está menos
ansioso... más libre, más feliz. Me preguntó qué diría Flynn de todo eso.
¡Maldición! Quizás esa sea la respuesta. Quizás necesite su propia familia.
Sacudo la cabeza en negación... somos demasiado jóvenes, demasiado
novatos en todo esto. Harry entra a grandes pasos en la habitación,
luciendo tan hermoso como siempre pero pensativo.
—¿Todo bien? —pregunto.
Él asiente distraídamente mientras se mete a la cama.
—No espero con ansias el regresar a la realidad —murmuro.
—¿No?
Sacudo la cabeza y extiendo la mano para acariciar su hermoso rostro.
—Tuve un maravilloso fin de semana. Gracias.
Él sonríe suavemente.
—Tú eres mi realidad, ______ —murmura, se inclina hacia adelante y me
besa.
—¿Lo extrañas?
—¿Extrañar qué? —pregunta, perplejo.
—Ya sabes. Los castigos con los látigos… y eso —susurro, avergonzada.
Me mira, su mirada imperturbable. Luego la duda cruza su rostro, su
mirada que dice “hacia dónde va esto”.
—No ____________, no lo extraño. —Su voz es firme y queda. Acaricia mi
mejilla—. El Dr. Flynn me dijo algo cuando te fuiste, algo que se ha
quedado conmigo. Dijo que yo no podía ser de esa manera, si tú no
estabas tan dispuesta. Fue una revelación. —Se detiene y frunce el ceño—.
No conocía otra manera, _______. Ahora sí. Ha sido educativo.
—¿Yo, educarte a ti? —me burlo.
Sus ojos se suavizan.
—¿Lo extrañas? —pregunta.
¡Oh!
CarolineR2
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Capitulo Quince
Parte 3
—No quiero que me lastimes, pero me gusta jugar, Harry. Lo sabes. Si
quieres hacer algo… —Me encojo de hombros, mirándolo.
—¿Algo?
—Ya sabes, con el flagelador o tu fusta… —me detengo, ruborizándome. Él
levanta su ceja, sorprendido.
—Bueno… veremos. Ahora mismo, me gustaría un poco del buen y
anticuado vainilla. —Sus pulgares rozan mi labio inferior, y me besa una
vez más.
De:____________ Styles.
Asunto: Buenos días.
Fecha: 29 de agosto de 2011, 09:14
Para: Harry Styles.
Sr. Styles:
Sólo quería decirle que lo amo.
Eso es todo.
Siempre suya,
____ x
___________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De: Harry Styles
Asunto: Expulsando la tristeza del lunes.
Fecha: 29 de agosto de 2011, 09:18
Para: ____________ Styles
Sra. Styles:
Qué gratificantes palabras para oír de la esposa (errante o no) de uno una
mañana de lunes.
Permítame asegurarle que me siento de la misma manera. Perdón por la
cena de esta noche. Espero que no sea demasiado tediosa para ti.
x
Harry Styles,
Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc.
Oh, sí. La Asociación Americana de Constructores de Buques. Pongo los
ojos es blanco… más estirados. Harry realmente me lleva a las
funciones más fascinantes.
De:___________ Styles.
Asunto: Barcos que pasan en la noche.
Fecha: 29 de agosto de 2011, 09:26
Para: Harry Styles.
Querido Sr. Styles:
Estoy segura de que puede pensar en una manera de darle más sabor a la
cena… Suya con anticipación.
Sra. S. x
____________ (no errante)Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De: Harry Styles.
Asunto: La variedad en la especie de la vida.
Fecha: 29 de agosto de 2011, 09:35
Para :___________ Styles.
Sra. Styles:
Tengo algunas ideas…
x
Harry Styles,
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Ahora Impaciente por la Cena
de AACB Inc.
Todos los músculos en mi vientre se contraen. Hmm… me pregunté qué
ideará. Hannah golpea a la puerta, interrumpiendo mi ensueño.
—¿Lista para revisar tu horario de la semana, _________?
—Seguro. Toma asiento. —Sonrío, recuperando mi equilibrio, y minimizo el
programa de correo electrónico—. He tenido que cambiar algunas citas. El
Sr. Fox la semana que viene y el Dr…
Mi teléfono suena, interrumpiéndola. Es Roach. Me pide que suba a su
oficina.
—¿Podemos retomarlo en veinte minutos?
—Seguro.
De:Harry Styles.
Asunto: Anoche.
Fecha: 30 de agosto de 2011, 09:24
Para:__________ Styles.
Fue… divertida.
¿Quién hubiera creído que la cena anual de AACB podía ser tan
estimulante?
Como siempre, nunca decepciona, Sra. Styles.
Te amo.
x
Harry Styles,
Pasmado, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc.
De: __________ Styles
Asunto: Amo un buen juego de pelota…
Fecha: 30 de agosto de 2011, 09:33
Para: Harry Styles
Querido Sr. Styles:
He echado de menos las bolas de plata.
Usted nunca decepciona.
Eso es todo.
Sra. S. x
___________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
Hannah golpea a la puerta, interrumpiendo mis pensamientos eróticos de
la noche anterior. Las manos de Harry… su boca.
—Entra.
—_______, la AP del Sr. Roach acaba de llamar. Él quisiera que fueras a una
reunión esta mañana. Quiere decir que tengo que cambiar algunas de tus
citas de nuevo. ¿Está bien?
Su lengua.
—Seguro. Sí —murmuro, intentando detener mis pensamientos
vagabundos. Ella sonríe y sale de la oficina… dejándome con mi delicioso
recuerdo de la noche anterior.
De:Harry Styles.
Asunto: Hyde.
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 15:24
Para:________ Styles.
_______________:
Para tu información, se le ha negado la fianza a Hyde y permanecerá en
custodia. Ha sido acusado de intento de secuestro e incendio premeditado.
Todavía no se ha puesto una fecha para el juicio.
Harry Styles,
Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc.
De:_____________ Styles.
Asunto: Hyde.
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 15:53
Para:Harry Styles.
Esas son buenas noticias.
¿Eso significa que aligerarás la seguridad?
Realmente no me pongo de acuerdo con Prescott.
_________ x
_____________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP
De: Harry Styles
Asunto: Hyde
Fecha: 2 de septiembre de 2011, 15:59
Para: ____________ Styles.
No. La seguridad se mantendrá. Sin discusión.
¿Qué hay de malo con Prescott? Si no te gusta, la remplazaremos.
Harry Styles,
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
Frunzo el ceño ante este despótico correo electrónico. Prescott no es tan
mala.
De:____________ Styles.
Asunto: ¡Tranquilo!
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 16:03
Para: Harry Styles
Sólo preguntaba (pone los ojos en blanco). Y pensaré lo de Prescott.
¡Calma tu mano inquieta!
_______ x
___________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De:Harry Styles.
Asunto: No me tientes.
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 16:11
Para:_________ Styles.
Puedo asegurárle, Sra. Styles, que mi cabello está firmemente agarrado:
¿no ha sido eso demostrado a menudo por su buena persona?
Mi mano, sin embargo, está inquietándose.
Puede que tenga que hacer algo al respecto esta noche.
x
Harry Styles,
Gerente General no calvo aún, Styles Enterprises Holdings Inc.
De:_________ Styles.
Asunto: Retorciéndome.
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 16:20
Para: Harry Styles.
Promesas, promesas…
Ahora deja de molestarme. Estoy intentando trabajar; tengo una reunión
imprevista con un cocher. Intentaré no ser distraída por pensamientos
sobre ti durante la reunión.
____ x
__________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De:_________ Styles.
Asunto: Navegar, volar y nalgadas.
Fecha: 5 de septiembre de 2011, 09:18
Para: Harry Styles.
Esposo:
Seguro sabes cómo hacer que una chica lo pase bien.
Por supuesto, estaré esperando este tipo de trato cada fin de semana.
Me estás consintiendo. Me encanta.
Tu esposa,
xox
________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De: Harry Styles.
Asunto: La misión de mi vida…
Fecha: 5 de septiembre de 2011, 09:25
Para:________ Styles.
Es consentirla, Sra. Styles.
Y mantenerte a salvo porque te amo.
Harry Styles,
Locamente Enamorado Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
Oh, Dios. ¿Podría ser más romántico?
De:___________ Styles.
Asunto: La misión de mi vida…
Fecha: 5 de septiembre de 2011, 09:33
Para: Harry Styles.
Es permitírtelo... porque también te amo.
Ahora deja de ser tan dulce.
Me estás haciendo llorar.
_________ Styles,
Igualmente enamorada con locura Coordinadora Editorial, SIP.
Al día siguiente, miro el calendario en mi escritorio. Sólo cinco días hasta
el diez de septiembre... mi cumpleaños. Sé que vamos a ir a la casa para
ver cómo Elliot y su equipo progresan. Hmmm… ¿me pregunto si Harry
tiene otros planes? Sonrío ante la idea. Hannah golpea a mi puerta.
—Entra.
Prescott está afuera. Raro…
—Hola, ______—dice Hannah—. Hay una Leila Williams aquí para verte. Dice
que es personal.
—¿Leila Williams? No conozco a ninguna… —Se me seca la boca, y los ojos
de Hannah se agrandan ante mi expresión.
¿Leila? Mierda. ¿Qué quiere?
quieres hacer algo… —Me encojo de hombros, mirándolo.
—¿Algo?
—Ya sabes, con el flagelador o tu fusta… —me detengo, ruborizándome. Él
levanta su ceja, sorprendido.
—Bueno… veremos. Ahora mismo, me gustaría un poco del buen y
anticuado vainilla. —Sus pulgares rozan mi labio inferior, y me besa una
vez más.
De:____________ Styles.
Asunto: Buenos días.
Fecha: 29 de agosto de 2011, 09:14
Para: Harry Styles.
Sr. Styles:
Sólo quería decirle que lo amo.
Eso es todo.
Siempre suya,
____ x
___________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De: Harry Styles
Asunto: Expulsando la tristeza del lunes.
Fecha: 29 de agosto de 2011, 09:18
Para: ____________ Styles
Sra. Styles:
Qué gratificantes palabras para oír de la esposa (errante o no) de uno una
mañana de lunes.
Permítame asegurarle que me siento de la misma manera. Perdón por la
cena de esta noche. Espero que no sea demasiado tediosa para ti.
x
Harry Styles,
Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc.
Oh, sí. La Asociación Americana de Constructores de Buques. Pongo los
ojos es blanco… más estirados. Harry realmente me lleva a las
funciones más fascinantes.
De:___________ Styles.
Asunto: Barcos que pasan en la noche.
Fecha: 29 de agosto de 2011, 09:26
Para: Harry Styles.
Querido Sr. Styles:
Estoy segura de que puede pensar en una manera de darle más sabor a la
cena… Suya con anticipación.
Sra. S. x
____________ (no errante)Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De: Harry Styles.
Asunto: La variedad en la especie de la vida.
Fecha: 29 de agosto de 2011, 09:35
Para :___________ Styles.
Sra. Styles:
Tengo algunas ideas…
x
Harry Styles,
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Ahora Impaciente por la Cena
de AACB Inc.
Todos los músculos en mi vientre se contraen. Hmm… me pregunté qué
ideará. Hannah golpea a la puerta, interrumpiendo mi ensueño.
—¿Lista para revisar tu horario de la semana, _________?
—Seguro. Toma asiento. —Sonrío, recuperando mi equilibrio, y minimizo el
programa de correo electrónico—. He tenido que cambiar algunas citas. El
Sr. Fox la semana que viene y el Dr…
Mi teléfono suena, interrumpiéndola. Es Roach. Me pide que suba a su
oficina.
—¿Podemos retomarlo en veinte minutos?
—Seguro.
De:Harry Styles.
Asunto: Anoche.
Fecha: 30 de agosto de 2011, 09:24
Para:__________ Styles.
Fue… divertida.
¿Quién hubiera creído que la cena anual de AACB podía ser tan
estimulante?
Como siempre, nunca decepciona, Sra. Styles.
Te amo.
x
Harry Styles,
Pasmado, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc.
De: __________ Styles
Asunto: Amo un buen juego de pelota…
Fecha: 30 de agosto de 2011, 09:33
Para: Harry Styles
Querido Sr. Styles:
He echado de menos las bolas de plata.
Usted nunca decepciona.
Eso es todo.
Sra. S. x
___________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
Hannah golpea a la puerta, interrumpiendo mis pensamientos eróticos de
la noche anterior. Las manos de Harry… su boca.
—Entra.
—_______, la AP del Sr. Roach acaba de llamar. Él quisiera que fueras a una
reunión esta mañana. Quiere decir que tengo que cambiar algunas de tus
citas de nuevo. ¿Está bien?
Su lengua.
—Seguro. Sí —murmuro, intentando detener mis pensamientos
vagabundos. Ella sonríe y sale de la oficina… dejándome con mi delicioso
recuerdo de la noche anterior.
De:Harry Styles.
Asunto: Hyde.
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 15:24
Para:________ Styles.
_______________:
Para tu información, se le ha negado la fianza a Hyde y permanecerá en
custodia. Ha sido acusado de intento de secuestro e incendio premeditado.
Todavía no se ha puesto una fecha para el juicio.
Harry Styles,
Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc.
De:_____________ Styles.
Asunto: Hyde.
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 15:53
Para:Harry Styles.
Esas son buenas noticias.
¿Eso significa que aligerarás la seguridad?
Realmente no me pongo de acuerdo con Prescott.
_________ x
_____________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP
De: Harry Styles
Asunto: Hyde
Fecha: 2 de septiembre de 2011, 15:59
Para: ____________ Styles.
No. La seguridad se mantendrá. Sin discusión.
¿Qué hay de malo con Prescott? Si no te gusta, la remplazaremos.
Harry Styles,
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
Frunzo el ceño ante este despótico correo electrónico. Prescott no es tan
mala.
De:____________ Styles.
Asunto: ¡Tranquilo!
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 16:03
Para: Harry Styles
Sólo preguntaba (pone los ojos en blanco). Y pensaré lo de Prescott.
¡Calma tu mano inquieta!
_______ x
___________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De:Harry Styles.
Asunto: No me tientes.
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 16:11
Para:_________ Styles.
Puedo asegurárle, Sra. Styles, que mi cabello está firmemente agarrado:
¿no ha sido eso demostrado a menudo por su buena persona?
Mi mano, sin embargo, está inquietándose.
Puede que tenga que hacer algo al respecto esta noche.
x
Harry Styles,
Gerente General no calvo aún, Styles Enterprises Holdings Inc.
De:_________ Styles.
Asunto: Retorciéndome.
Fecha: 1 de septiembre de 2011, 16:20
Para: Harry Styles.
Promesas, promesas…
Ahora deja de molestarme. Estoy intentando trabajar; tengo una reunión
imprevista con un cocher. Intentaré no ser distraída por pensamientos
sobre ti durante la reunión.
____ x
__________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De:_________ Styles.
Asunto: Navegar, volar y nalgadas.
Fecha: 5 de septiembre de 2011, 09:18
Para: Harry Styles.
Esposo:
Seguro sabes cómo hacer que una chica lo pase bien.
Por supuesto, estaré esperando este tipo de trato cada fin de semana.
Me estás consintiendo. Me encanta.
Tu esposa,
xox
________ Styles,
Coordinadora Editorial, SIP.
De: Harry Styles.
Asunto: La misión de mi vida…
Fecha: 5 de septiembre de 2011, 09:25
Para:________ Styles.
Es consentirla, Sra. Styles.
Y mantenerte a salvo porque te amo.
Harry Styles,
Locamente Enamorado Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
Oh, Dios. ¿Podría ser más romántico?
De:___________ Styles.
Asunto: La misión de mi vida…
Fecha: 5 de septiembre de 2011, 09:33
Para: Harry Styles.
Es permitírtelo... porque también te amo.
Ahora deja de ser tan dulce.
Me estás haciendo llorar.
_________ Styles,
Igualmente enamorada con locura Coordinadora Editorial, SIP.
Al día siguiente, miro el calendario en mi escritorio. Sólo cinco días hasta
el diez de septiembre... mi cumpleaños. Sé que vamos a ir a la casa para
ver cómo Elliot y su equipo progresan. Hmmm… ¿me pregunto si Harry
tiene otros planes? Sonrío ante la idea. Hannah golpea a mi puerta.
—Entra.
Prescott está afuera. Raro…
—Hola, ______—dice Hannah—. Hay una Leila Williams aquí para verte. Dice
que es personal.
—¿Leila Williams? No conozco a ninguna… —Se me seca la boca, y los ojos
de Hannah se agrandan ante mi expresión.
¿Leila? Mierda. ¿Qué quiere?
CarolineR2
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Capitulo Dieciseis
Parte 1
—Quiere que la envíe de inmediato? —preguntó Hannah,
alarmada ante mi expresión.
—Um, no ¿Dónde está?
—En la recepción. No está sola. La acompaña otra joven.
¡Oh!
—También la Señorita Prescott quiere hablar contigo —añadió.
Estoy segura de que quiere verme. —Hazla pasar.
Hannah se mantiene apartada y Prescott entra en mi oficina. Está en una
misión, brillando con profesional eficiencia.
—Dame un momento Hannah. Prescott, toma asiento.
Hannah cierra la puerta, dejándonos solas.
—Sra. Styles, Leila Williams está en su lista de visitantes prohibidos.
—¿Qué? —¿Tengo una lista prohibida?
—En nuestra lista de vigilancia, señora. Taylor y Welch han sido bastante
específicos sobre no dejarla hacer contacto con usted.
Fruncí el seño, sin entender— ¿Es peligrosa?
—No puedo decirlo, señora.
—¿Por qué no puedo saberlo si ella está aquí?
Prescott tragó y por un momento lució avergonzada —Yo estaba en el
cuarto de servicios. Ella entró, habló directamente con Claire y Claire
llamó a Hannah.
—Oh. Ya veo. —Me di cuenta de que Prescott debía ir al baño, y reí—. Oh
querida.
—Si señora. —Me dio una sonrisa avergonzada y fue la primera vez que
pude ver un tintineo en su armadura. Tiene una sonrisa encantadora.
—Seguro. ¿Taylor sabe que está aquí? —Crucé mis dedos
inconscientemente, esperando que no le hubiera hablado a Harry.
—Dejé un breve mensaje de voz para él.
Oh. —Entonces tengo poco tiempo. Me gustaría saber qué quiere.
Me miró fijamente por un momento.
—Debería aconsejarla en contra de esto, señora.
—Ella está aquí para verme por alguna razón.
—Supongo que debo prevenirla, señora. —Su voz sonó suave pero
resignada.
—Realmente espero oír lo que ella quería decir. —Mi voz es más enérgica
de lo que quise pretender.
Prescott duda un poco. —Me gustaría revisarlas a ambas antes de que lo
haga.
—De acuerdo ¿Puede hacer esto?
—Estoy aquí para protegerla, Señora Styles, así que si, puedo hacerlo. Me
gustaría estar también con usted mientras hablan.
Prescott salió del cuarto.
—Hannah —llamé.
Ella abrió la puerta muy rápidamente. Debió haber permanecido inmóvil
del otro lado.
—¿Puedes ver si la sala de reuniones está libre, por favor?
—Ya lo hice y está lista.
—Prescott, ¿puede vernos allí? ¿Es lo suficientemente privado?
—Sí, señora.
—Entonces estaré allí en cinco minutos. Hannah, muéstrale a Leila
Williams y a quienquiera que esté con ella la sala de reuniones.
—Lo haré. —Hannah lució preocupada por Prescott. —¿Debo cancelar su
próxima reunión? Es a las cuatro, pero es del otro lado de la ciudad.
—Sí. —murmuré, distraída. Hannah asintió y se fue.
¿Qué diablos querría Leila? No podía imaginar que estuviera aquí para
hacerme algún daño. No lo hizo en el pasado cuando tuvo la oportunidad.
Harry se volverá loco. Mi subconsciente frunce sus labios, cruzando
sus piernas remilgadamente y asintiendo. Necesitaba decirle que haría
ésto. Escribí un breve email, luego me detuve, chequeando el tiempo. Sentí
un retorcijón de arrepentimiento momentáneo. Estábamos llevándolo bien
desde Aspen. Presioné enviar.
De: _________ Styles
Asunto: Visitas
Fecha: 6 de Septiembre del 2011, 15:27
Para: Harry Styles
Harry
Leila está aquí para verme. La veré con Prescott.
Voy a usar mi recientemente adquirida habilidad de abofetear con mi
mano ahora curada, si tuviera que hacerlo.
Trataré, y me refiero a que en serio trataré, no te preocupes.
Soy una chica grande.
Llamaré después que hablemos.
_____ x
_______ Styles
Editora Encargada, AIPS
Apresuradamente, escondí mi BlackBerry en el cajón de mi escritorio. Me
mantuve de pie, alisando mi falda gris lápiz sobre mis caderas, pellizqué
mis mejillas para darles algo de color y me deshice del siguiente botón de
mi blusa de seda gris. De acuerdo, estoy lista. Luego de tomar una
respiración profunda, me dirigí fuera de la oficina para conocer a la infame
Leila ignorando Your Love Is King zumbando suavemente desde el interior
de mi escritorio.
Leila luce mucho mejor. Mucho más que mejor -es muy atractiva. Sus
mejillas florecían sonrosadas y sus ojos marrones brillaban, su cabello
lucía limpio y brillante. Vestía una blusa rosa pálido y pantalones blancos.
Se puso de pie apenas ingresé a la sala de reuniones, igual que su amiga
—otra joven de cabello oscuro con suaves ojos marrones, de color coñac.
Prescott permanecía inmóvil en la esquina, sin quitar sus ojos encima de
Leila.
—Señora Styles, muchas gracias por recibirme. —La voz de Leila era suave
pero clara.
—Um… Perdón sobre la seguridad —murmuré al no poder pensar en nada
más que decir. Saludé con la mano distrayendo a Prescott.
—Ella es mi amiga, Susi.
—Hola. —Asentí hacia Susi. Lucía como Leila. Ella lucía como yo. Oh no.
No otra más.
—Sí —dijo Leila, como si leyera mis pensamientos— Susi también conoce
al señor Styles.
¿Qué demonios se supone que debía decir sobre esto? Le di una sonrisa
educada.
—Por favor, siéntense. —murmuré.
Golpearon la puerta. Es Hannah.
—Disculpa por interrumpir _______. Tengo al Señor Styles en la línea.
—Comunícale que estoy ocupada.
—Es bastante insistente —dijo temerosamente.
—Estoy segura de que lo es ¿Puedes disculparte con él y decirle que le
devolveré la llamada pronto?
Ella vaciló.
—Por favor Hannah.
Asintió y se escurrió fuera de la sala. Me volví hacia las dos mujeres
sentadas frente a mí. Ambas mirándome con asombro. Es incómodo.
—¿Qué puedo hacer por ti? —pregunté.
Susi habló. —Sé que todo esto es un poco extraño, pero yo también quería
conocerte. A la mujer que capturó a Harr...
Levanté mi mano, a mitad de la oración. No quería oírlo
— Um… puedo
imaginarlo —murmuré.
—Nos hacemos llamar el sub club. —Me sonrió, sus ojos brillando con
alegría.
Oh por Dios.
Leila lanzó un grito apagado y miró boquiabierta a Susi, por primera vez
divertida y horrorizada. Susi hizo una mueca de dolor. Supuse que Leila la
había golpeado bajo la mesa.
¿Qué demonios se supone que debía decir sobre esto? Le di un vistazo a
Prescott, quien permanecía impasible, sus ojos nunca dejando a Leila.
Susi parecía estar recordando algo. Se ruborizó, asintió y se puso de pie.
—Esperaré en la recepción. Este es el Show de Lulú. —Puedo decir que
estaba avergonzada.
¿Lulú?
—¿Te sientes bien? —le preguntó a Leila, quien le sonrió. Susi me dio una
larga, abierta y genuina sonrisa y luego se retiró de la sala.
Susi y Harry… no era un pensamiento que deseaba. Prescott sacó su
teléfono fuera de su cartera y respondió. No lo había escuchado sonar.
—Señor Styles —dijo avanzando y entregándome el teléfono.
Rodé mis ojos
—Harry —murmuré, tratando de contener mi
exasperación. Me mantuve y di rápidas zancadas hacia afuera de la sala.
—¿A qué demonios estás jugando? —él gritó. Estaba a punto de estallar.
—No me grites.
—¿Qué quieres decir con que no te grite? —gritó, muy fuerte esta vez—. Te
he dado instrucciones específicas, las cuales has ignorado completamente,
otra vez. Demonios _______, Estoy jodidamente furioso.
—Cuando te calmes, podremos hablar sobre esto.
—No cuelgues—silbó.
—Adiós Harry. —Colgué y apagué el teléfono.
Mierda. No tengo mucho tiempo con Leila. Tomando una respiración
profunda, reingresé a la sala de reuniones. Tanto Leila como Prescott me
miraron, expectantes, mientras yo le entregaba a Prescott su teléfono en la
mano.
—¿Dónde estábamos? —pregunté a Leila mientras me sentaba frente a
ella. Sus ojos se abrieron ligeramente.
Si. Aparentemente, yo lo manejo, quería decirle. Pero creo que ella
esperaría que yo dijera eso.
Leila enredó nerviosamente las puntas de su cabello
—Primero, esperaba
disculparme. —dijo suavemente.
Oh…
Levanta la vista, registrando mi sorpresa. —Si —dijo rápidamente—. Y
agradecerte por no presentar cargos. Sabes, por lo de tu automóvil y su
apartamento.
—Sabía que no estabas… um, bien —murmuré, tambaleándome. No me
esperaba una disculpa.
—No, no lo estaba.
—¿Te sientes mejor ahora? —Le pregunté gentilmente.
—Mucho mejor. Gracias.
—¿Tu médico sabe que estás aquí?
Negó con la cabeza.
Oh.
Ella asiente, luciendo adecuadamente culpable.
—Sé que después tendré que lidiar con las consecuencias de eso. Pero
tenía que conseguir algunas cosas y quería ver a Susi, y a ti, y a… al Sr.
Styles.
—¿Quieres ver a Harry? —Mi estómago cae al piso. Es por eso que ella
está aquí.
—Sí. Quería preguntarte si eso estaría bien.
Joder. Me quedo boquiabierta y quiero decirle que no está bien. No quiero
que esté cerca de mi marido. ¿Por qué está aquí? ¿Para evaluar a la
oposición? ¿Para incomodarme? ¿O tal vez necesita alguna clase de final?
—Leila —digo, exasperada—. No depende de mí, sino de Harry.
Necesitarás preguntarle a él. No necesita mi permiso. Es un adulto… la
mayor parte del tiempo.
Ella me mira por una fracción de latido, como sorprendida por mi
reacción, luego ríe suavemente, nerviosamente enroscando las puntas de
su cabello.
—Ha rechazado repetidas veces mis peticiones de verlo —dice
calmadamente.
Oh, mierda. Estoy en más problemas de los que pensé.
—¿Por qué es tan importante para ti verlo? —pregunto gentilmente.
—Para agradecerle. Estaría pudriéndome en una clínica psiquiátrica si no
fuera por él. Lo sé. —Mira abajo y desliza sus dedos a lo largo del borde de
la mesa—. Sufrí un serio episodio psicótico y sin el Sr. Styles y John... el
Dr. Flynn… —Se encoge de hombros y me mira una vez más, su rostro
lleno de gratitud.
De nuevo estoy sin palabras. ¿Qué espera que diga? Seguramente debería
estar diciéndole estas cosas a Harry, no a mí.
—Y por la escuela de arte. No puedo agradecerle lo suficiente por eso.
¡Lo sabía! Harry está patrocinando sus clases. Permanezco sin
expresión, explorando tentativamente mis sentimientos por esta mujer
ahora que ha confirmado mis sospechas sobre la generosidad de Harry.
Para mi sorpresa, no me siento mal hacia ella. Es una revelación, me
alegra que esté mejor. Ahora, con esperanzas, puede seguir adelante con
su vida y salir de la nuestra.
—¿Estás perdiendo clases al estar aquí? —pregunto, porque estoy
interesada.
—Sólo dos. Vuelvo a casa mañana.
Oh, qué bien.
—¿Cuáles son tus planes, mientras estés aquí?
—Recoger mis cosas de donde Susi, regresar a Hamden. Continuar
pintando y aprender. El Sr. Styles ya tiene un par de mis pinturas.
¿Qué demonios…? Mi estómago cae al sótano una vez más. ¿Están
colgadas en mi sala? Me molesto con el pensamiento.
—¿Qué tipo de pintura haces?
—Abstractos, principalmente.
—Ya veo. —Mi mente revolotea a través de las pinturas ahora familiares en
el gran salón. Hay dos de la Sra. Leila Williams… posiblemente. Caray.
—Sra. Styles, ¿puedo hablar con franqueza? —pregunta ella,
completamente inconsciente de mis emociones enfrentadas.
—Por supuesto —murmuro, mirando a Prescott, quien luce como si se
hubiera relajado un poco. Leila se inclina hacia adelante como si fuera a
impartir un secreto guardado desde hace mucho.
—Yo amaba a Geoff, mi novio, el que murió hace poco. —Su voz cae a un
triste susurro.
Mierda, se está poniendo personal.
—Lo lamento tanto —murmuro automáticamente, pero ella continúa como
si no me hubiera oído…
—Amaba a mi esposo… y a otro más —murmura.
—Mi esposo. —Las palabras salen de mi boca antes de que pueda
detenerlas.
—Sí. —Ella articula la palabra.
Estas no son noticias para mí. Cuando ella levanta sus ojos avellana hacia
los míos, están amplios con emociones en conflicto y la que parece ir a la
cabeza es la aprehensión. ¿Aprehensión de mi reacción, tal vez? Pero mi
respuesta abrumadora a esta pobre mujer es… compasión. Mentalmente
recorro toda la literatura clásica en la que puedo pensar que trata de un
amor no correspondido. Tragando con fuerza, me aferro al terreno moral.
—Lo sé. Él es muy fácil de amar —susurro.
Sus amplios ojos se abren aún más con sorpresa y ella sonríe.
—Sí. Lo es. Lo era. —Se corrige a sí misma rápidamente y se sonroja.
Luego ríe tan dulcemente que no puedo aguantarme. También me río. Sí,
Harry Styles nos hace reír. Mi subconsciente rueda los ojos con
desesperación y regresa a leer su copia manoseada de Jane Eyre. Miro mi
reloj. En el fondo sé que Harry estará aquí pronto.
—Tendrás tu oportunidad de ver a Harry.
alarmada ante mi expresión.
—Um, no ¿Dónde está?
—En la recepción. No está sola. La acompaña otra joven.
¡Oh!
—También la Señorita Prescott quiere hablar contigo —añadió.
Estoy segura de que quiere verme. —Hazla pasar.
Hannah se mantiene apartada y Prescott entra en mi oficina. Está en una
misión, brillando con profesional eficiencia.
—Dame un momento Hannah. Prescott, toma asiento.
Hannah cierra la puerta, dejándonos solas.
—Sra. Styles, Leila Williams está en su lista de visitantes prohibidos.
—¿Qué? —¿Tengo una lista prohibida?
—En nuestra lista de vigilancia, señora. Taylor y Welch han sido bastante
específicos sobre no dejarla hacer contacto con usted.
Fruncí el seño, sin entender— ¿Es peligrosa?
—No puedo decirlo, señora.
—¿Por qué no puedo saberlo si ella está aquí?
Prescott tragó y por un momento lució avergonzada —Yo estaba en el
cuarto de servicios. Ella entró, habló directamente con Claire y Claire
llamó a Hannah.
—Oh. Ya veo. —Me di cuenta de que Prescott debía ir al baño, y reí—. Oh
querida.
—Si señora. —Me dio una sonrisa avergonzada y fue la primera vez que
pude ver un tintineo en su armadura. Tiene una sonrisa encantadora.
—Seguro. ¿Taylor sabe que está aquí? —Crucé mis dedos
inconscientemente, esperando que no le hubiera hablado a Harry.
—Dejé un breve mensaje de voz para él.
Oh. —Entonces tengo poco tiempo. Me gustaría saber qué quiere.
Me miró fijamente por un momento.
—Debería aconsejarla en contra de esto, señora.
—Ella está aquí para verme por alguna razón.
—Supongo que debo prevenirla, señora. —Su voz sonó suave pero
resignada.
—Realmente espero oír lo que ella quería decir. —Mi voz es más enérgica
de lo que quise pretender.
Prescott duda un poco. —Me gustaría revisarlas a ambas antes de que lo
haga.
—De acuerdo ¿Puede hacer esto?
—Estoy aquí para protegerla, Señora Styles, así que si, puedo hacerlo. Me
gustaría estar también con usted mientras hablan.
Prescott salió del cuarto.
—Hannah —llamé.
Ella abrió la puerta muy rápidamente. Debió haber permanecido inmóvil
del otro lado.
—¿Puedes ver si la sala de reuniones está libre, por favor?
—Ya lo hice y está lista.
—Prescott, ¿puede vernos allí? ¿Es lo suficientemente privado?
—Sí, señora.
—Entonces estaré allí en cinco minutos. Hannah, muéstrale a Leila
Williams y a quienquiera que esté con ella la sala de reuniones.
—Lo haré. —Hannah lució preocupada por Prescott. —¿Debo cancelar su
próxima reunión? Es a las cuatro, pero es del otro lado de la ciudad.
—Sí. —murmuré, distraída. Hannah asintió y se fue.
¿Qué diablos querría Leila? No podía imaginar que estuviera aquí para
hacerme algún daño. No lo hizo en el pasado cuando tuvo la oportunidad.
Harry se volverá loco. Mi subconsciente frunce sus labios, cruzando
sus piernas remilgadamente y asintiendo. Necesitaba decirle que haría
ésto. Escribí un breve email, luego me detuve, chequeando el tiempo. Sentí
un retorcijón de arrepentimiento momentáneo. Estábamos llevándolo bien
desde Aspen. Presioné enviar.
De: _________ Styles
Asunto: Visitas
Fecha: 6 de Septiembre del 2011, 15:27
Para: Harry Styles
Harry
Leila está aquí para verme. La veré con Prescott.
Voy a usar mi recientemente adquirida habilidad de abofetear con mi
mano ahora curada, si tuviera que hacerlo.
Trataré, y me refiero a que en serio trataré, no te preocupes.
Soy una chica grande.
Llamaré después que hablemos.
_____ x
_______ Styles
Editora Encargada, AIPS
Apresuradamente, escondí mi BlackBerry en el cajón de mi escritorio. Me
mantuve de pie, alisando mi falda gris lápiz sobre mis caderas, pellizqué
mis mejillas para darles algo de color y me deshice del siguiente botón de
mi blusa de seda gris. De acuerdo, estoy lista. Luego de tomar una
respiración profunda, me dirigí fuera de la oficina para conocer a la infame
Leila ignorando Your Love Is King zumbando suavemente desde el interior
de mi escritorio.
Leila luce mucho mejor. Mucho más que mejor -es muy atractiva. Sus
mejillas florecían sonrosadas y sus ojos marrones brillaban, su cabello
lucía limpio y brillante. Vestía una blusa rosa pálido y pantalones blancos.
Se puso de pie apenas ingresé a la sala de reuniones, igual que su amiga
—otra joven de cabello oscuro con suaves ojos marrones, de color coñac.
Prescott permanecía inmóvil en la esquina, sin quitar sus ojos encima de
Leila.
—Señora Styles, muchas gracias por recibirme. —La voz de Leila era suave
pero clara.
—Um… Perdón sobre la seguridad —murmuré al no poder pensar en nada
más que decir. Saludé con la mano distrayendo a Prescott.
—Ella es mi amiga, Susi.
—Hola. —Asentí hacia Susi. Lucía como Leila. Ella lucía como yo. Oh no.
No otra más.
—Sí —dijo Leila, como si leyera mis pensamientos— Susi también conoce
al señor Styles.
¿Qué demonios se supone que debía decir sobre esto? Le di una sonrisa
educada.
—Por favor, siéntense. —murmuré.
Golpearon la puerta. Es Hannah.
—Disculpa por interrumpir _______. Tengo al Señor Styles en la línea.
—Comunícale que estoy ocupada.
—Es bastante insistente —dijo temerosamente.
—Estoy segura de que lo es ¿Puedes disculparte con él y decirle que le
devolveré la llamada pronto?
Ella vaciló.
—Por favor Hannah.
Asintió y se escurrió fuera de la sala. Me volví hacia las dos mujeres
sentadas frente a mí. Ambas mirándome con asombro. Es incómodo.
—¿Qué puedo hacer por ti? —pregunté.
Susi habló. —Sé que todo esto es un poco extraño, pero yo también quería
conocerte. A la mujer que capturó a Harr...
Levanté mi mano, a mitad de la oración. No quería oírlo
— Um… puedo
imaginarlo —murmuré.
—Nos hacemos llamar el sub club. —Me sonrió, sus ojos brillando con
alegría.
Oh por Dios.
Leila lanzó un grito apagado y miró boquiabierta a Susi, por primera vez
divertida y horrorizada. Susi hizo una mueca de dolor. Supuse que Leila la
había golpeado bajo la mesa.
¿Qué demonios se supone que debía decir sobre esto? Le di un vistazo a
Prescott, quien permanecía impasible, sus ojos nunca dejando a Leila.
Susi parecía estar recordando algo. Se ruborizó, asintió y se puso de pie.
—Esperaré en la recepción. Este es el Show de Lulú. —Puedo decir que
estaba avergonzada.
¿Lulú?
—¿Te sientes bien? —le preguntó a Leila, quien le sonrió. Susi me dio una
larga, abierta y genuina sonrisa y luego se retiró de la sala.
Susi y Harry… no era un pensamiento que deseaba. Prescott sacó su
teléfono fuera de su cartera y respondió. No lo había escuchado sonar.
—Señor Styles —dijo avanzando y entregándome el teléfono.
Rodé mis ojos
—Harry —murmuré, tratando de contener mi
exasperación. Me mantuve y di rápidas zancadas hacia afuera de la sala.
—¿A qué demonios estás jugando? —él gritó. Estaba a punto de estallar.
—No me grites.
—¿Qué quieres decir con que no te grite? —gritó, muy fuerte esta vez—. Te
he dado instrucciones específicas, las cuales has ignorado completamente,
otra vez. Demonios _______, Estoy jodidamente furioso.
—Cuando te calmes, podremos hablar sobre esto.
—No cuelgues—silbó.
—Adiós Harry. —Colgué y apagué el teléfono.
Mierda. No tengo mucho tiempo con Leila. Tomando una respiración
profunda, reingresé a la sala de reuniones. Tanto Leila como Prescott me
miraron, expectantes, mientras yo le entregaba a Prescott su teléfono en la
mano.
—¿Dónde estábamos? —pregunté a Leila mientras me sentaba frente a
ella. Sus ojos se abrieron ligeramente.
Si. Aparentemente, yo lo manejo, quería decirle. Pero creo que ella
esperaría que yo dijera eso.
Leila enredó nerviosamente las puntas de su cabello
—Primero, esperaba
disculparme. —dijo suavemente.
Oh…
Levanta la vista, registrando mi sorpresa. —Si —dijo rápidamente—. Y
agradecerte por no presentar cargos. Sabes, por lo de tu automóvil y su
apartamento.
—Sabía que no estabas… um, bien —murmuré, tambaleándome. No me
esperaba una disculpa.
—No, no lo estaba.
—¿Te sientes mejor ahora? —Le pregunté gentilmente.
—Mucho mejor. Gracias.
—¿Tu médico sabe que estás aquí?
Negó con la cabeza.
Oh.
Ella asiente, luciendo adecuadamente culpable.
—Sé que después tendré que lidiar con las consecuencias de eso. Pero
tenía que conseguir algunas cosas y quería ver a Susi, y a ti, y a… al Sr.
Styles.
—¿Quieres ver a Harry? —Mi estómago cae al piso. Es por eso que ella
está aquí.
—Sí. Quería preguntarte si eso estaría bien.
Joder. Me quedo boquiabierta y quiero decirle que no está bien. No quiero
que esté cerca de mi marido. ¿Por qué está aquí? ¿Para evaluar a la
oposición? ¿Para incomodarme? ¿O tal vez necesita alguna clase de final?
—Leila —digo, exasperada—. No depende de mí, sino de Harry.
Necesitarás preguntarle a él. No necesita mi permiso. Es un adulto… la
mayor parte del tiempo.
Ella me mira por una fracción de latido, como sorprendida por mi
reacción, luego ríe suavemente, nerviosamente enroscando las puntas de
su cabello.
—Ha rechazado repetidas veces mis peticiones de verlo —dice
calmadamente.
Oh, mierda. Estoy en más problemas de los que pensé.
—¿Por qué es tan importante para ti verlo? —pregunto gentilmente.
—Para agradecerle. Estaría pudriéndome en una clínica psiquiátrica si no
fuera por él. Lo sé. —Mira abajo y desliza sus dedos a lo largo del borde de
la mesa—. Sufrí un serio episodio psicótico y sin el Sr. Styles y John... el
Dr. Flynn… —Se encoge de hombros y me mira una vez más, su rostro
lleno de gratitud.
De nuevo estoy sin palabras. ¿Qué espera que diga? Seguramente debería
estar diciéndole estas cosas a Harry, no a mí.
—Y por la escuela de arte. No puedo agradecerle lo suficiente por eso.
¡Lo sabía! Harry está patrocinando sus clases. Permanezco sin
expresión, explorando tentativamente mis sentimientos por esta mujer
ahora que ha confirmado mis sospechas sobre la generosidad de Harry.
Para mi sorpresa, no me siento mal hacia ella. Es una revelación, me
alegra que esté mejor. Ahora, con esperanzas, puede seguir adelante con
su vida y salir de la nuestra.
—¿Estás perdiendo clases al estar aquí? —pregunto, porque estoy
interesada.
—Sólo dos. Vuelvo a casa mañana.
Oh, qué bien.
—¿Cuáles son tus planes, mientras estés aquí?
—Recoger mis cosas de donde Susi, regresar a Hamden. Continuar
pintando y aprender. El Sr. Styles ya tiene un par de mis pinturas.
¿Qué demonios…? Mi estómago cae al sótano una vez más. ¿Están
colgadas en mi sala? Me molesto con el pensamiento.
—¿Qué tipo de pintura haces?
—Abstractos, principalmente.
—Ya veo. —Mi mente revolotea a través de las pinturas ahora familiares en
el gran salón. Hay dos de la Sra. Leila Williams… posiblemente. Caray.
—Sra. Styles, ¿puedo hablar con franqueza? —pregunta ella,
completamente inconsciente de mis emociones enfrentadas.
—Por supuesto —murmuro, mirando a Prescott, quien luce como si se
hubiera relajado un poco. Leila se inclina hacia adelante como si fuera a
impartir un secreto guardado desde hace mucho.
—Yo amaba a Geoff, mi novio, el que murió hace poco. —Su voz cae a un
triste susurro.
Mierda, se está poniendo personal.
—Lo lamento tanto —murmuro automáticamente, pero ella continúa como
si no me hubiera oído…
—Amaba a mi esposo… y a otro más —murmura.
—Mi esposo. —Las palabras salen de mi boca antes de que pueda
detenerlas.
—Sí. —Ella articula la palabra.
Estas no son noticias para mí. Cuando ella levanta sus ojos avellana hacia
los míos, están amplios con emociones en conflicto y la que parece ir a la
cabeza es la aprehensión. ¿Aprehensión de mi reacción, tal vez? Pero mi
respuesta abrumadora a esta pobre mujer es… compasión. Mentalmente
recorro toda la literatura clásica en la que puedo pensar que trata de un
amor no correspondido. Tragando con fuerza, me aferro al terreno moral.
—Lo sé. Él es muy fácil de amar —susurro.
Sus amplios ojos se abren aún más con sorpresa y ella sonríe.
—Sí. Lo es. Lo era. —Se corrige a sí misma rápidamente y se sonroja.
Luego ríe tan dulcemente que no puedo aguantarme. También me río. Sí,
Harry Styles nos hace reír. Mi subconsciente rueda los ojos con
desesperación y regresa a leer su copia manoseada de Jane Eyre. Miro mi
reloj. En el fondo sé que Harry estará aquí pronto.
—Tendrás tu oportunidad de ver a Harry.
CarolineR2
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Capitulo Dieciseis
Parte 2
—Eso pensé. Sé lo protector que puede ser. —Sonríe. Así que este es su
esquema. Es bastante asusta. O manipuladora, susurra mi subconsciente.
—¿Es por eso que viniste a verme?
—Sí.
—Ya veo. —Y Harry está cayendo en su trampa. A regañadientes tengo
que admitir que ella lo conoce bien.
—Él parecía muy feliz. Contigo —dice ella.
¿Qué?
—¿Cómo podrías saberlo?
—Por la vez que estuve en el apartamento. —Añade cautelosamente.
Oh, demonios… ¿cómo pude olvidar eso?
—¿Estuviste allí con frecuencia?
—No. Pero él era muy diferente contigo.
¿Quiero escuchar esto? Un estremecimiento me recorre. Mi cuero
cabelludo pica mientras recuerdo mi miedo cuando ella fue una sombra no
vista en nuestro apartamento.
—Sabes que es contra la ley. El entrar sin autorización a una propiedad
privada.
Ella asiente, mirando la mesa. Desliza una uña a lo largo del borde.
—Sólo fue un par de veces y tuve suerte de no ser atrapada. De nuevo,
necesito agradecerle al Sr. Styles por eso. Podría haberme enviado a la
cárcel.
—No creo que él haría eso —murmuro.
De repente hay una ráfaga de actividad fuera de la sala de reuniones e
instintivamente sé que Harry está en el edificio. Un momento después
irrumpe por la puerta y antes de que la cierre, atrapo la mirada de Taylor
mientras se para pacientemente afuera. La boca de Taylor está en una
sombría línea y no regresa mi sonrisa apretada. Oh, infiernos, incluso él
está molesto conmigo.
La mirada verde ardiente de Harry me atrapa primero a mí y luego a
Leila, posándose finalmente en nuestras sillas. Su conducta es
calmadamente determinada, pero lo conozco y sospecho que Leila también.
El amenazador brillo en sus ojos revela la verdad, su emanante rabia,
aunque la esconde bien. En su traje gris, con su oscura corbata suelta y el
botón superior de su camisa blanca sin abrochar, luce al mismo tiempo
como un hombre de negocios y causal… y sexy. Su cabello está
desarreglado, sin duda porque ha estado pasándose las manos a través de
él con desesperación. Leila mira abajo nerviosamente, al borde de la mesa,
deslizando su dedo índice a lo largo del borde de nuevo. Harry mira de
mí a ella y luego a Prescott.
—Tú —le dice a Prescott en un tono suave—. Estás despedida. Sal ahora.
Palidezco. Oh, no. esto no es justo.
—Harry. —Me pongo de pie.
Él sostiene su dedo índice en alto como advertencia.
—No —dice. Su voz es tan ominosamente calmada que soy
inmediatamente silenciada y enviada a mi silla. Inclinando su cabeza,
Prescott camina apresuradamente fuera de la sala y se une a Taylor.
Harry cierra la puerta tras ella y camina al borde de la mesa. ¡Mierda!
¡Mierda! ¡Mierda! Eso fue mi culpa. Harry se para frente a Leila y
poniendo ambas manos en la superficie de madera, se inclina adelante.
—¿Qué mierda estás haciendo aquí? —le gruñe.
—¡Harry! —jadeo. Harry me ignora.
—¿Y bien? —demanda él.
Leila echa un vistazo a través de sus largas pestañas, sus ojos amplios, su
rostro lívido, su brillo rosado desaparecido.
—Quería verlo y usted no me dejaba —susurra ella.
—¿Así que viniste aquí a acosar a mi esposa? —Su voz es calmada.
Demasiado calmada.
Leila mira la mesa de nuevo.
Harry se para mirándola con seriedad.
—Leila, si te acercas a mi esposa de nuevo, cortaré todo tu soporte. Los
doctores, la escuela de arte, el seguro médico… todo. ¿Lo entiendes?
—Harry —intento de nuevo. Pero me silencia con una mirada fría. ¿Por
qué está siendo tan poco razonable? Mi compasión por esta triste mujer
florece.
—Sí —dice ella, su voz es apenas audible.
—¿Qué está haciendo Susannah en la recepción?
—Vino conmigo.
Él desliza su mano por su cabello, mirándola fríamente.
—Harry, por favor —le ruego—. Leila solo quería darte las gracias. Eso
es todo.
Me ignora, concentrando su rabia en Leila.
—¿Te quedaste con Susannah mientras estabas enferma?
—Sí.
—¿Sabía ella lo que estabas haciendo mientras te quedabas con ella?
—No. Ella estaba de vacaciones.
Él se frota el labio inferior con su dedo índice.
—¿Por qué necesitas verme? Sabes que deberías dirigir cualquier petición
a Flynn. ¿Necesitas algo? —Su tono se ha suavizado, quizá una fracción.
Leila desliza su dedo a lo largo de la mesa una vez más. ¡Deja de acosarla,
Harry!
—Tenía que saberlo. —Y por primera vez ella levanta la mirada
directamente a él.
—¿Saber qué? —espeta.
—Que estás bien.
Se queda boquiabierto.
—¿Que estoy bien? —se burla, incrédulo.
—Sí.
—Estoy bien. Ahí está, pregunta respondida. Ahora Taylor te llevará a Sea-
Tac para que puedas regresar a la Costa Este. Y si das un paso al oeste de
Misisipi, todo se acaba. ¿Entiendes?
Joder… ¡Harry! Me quedo boquiabierta. ¿Qué demonios lo está
consumiendo? No puede confinarla a un lado del país.
—Sí, entiendo —dice Leila calmadamente.
—Bien. —El tono de Harry es más conciliatorio.
—No sería conveniente para Leila volver ahora. Ella tiene planes,
—protesto, indignada en su nombre.
Harry me mira con rabia. —_____________ —advierte, con voz helada—,
esto no te incumbe.
Le frunzo el ceño. Claro que me concierne, ella está en mi oficina. Aquí
debe haber algo más que esto, lo sé. Él no está siendo racional.
Las Cincuenta Sombras, me sisea mi subconsciente.
—Leila vino verme a mí, no a ti. —murmuro malhumorada.
Leila se vuelve a mí, con sus ojos increíblemente abiertos.
—Tenía instrucciones, Señora Styles. Y las desobedecí. —Mira
nerviosamente a mi marido, y después a mí.
—Éste es el Harry Styles que conozco —dice con un tono triste y
melancólico. Harry frunce el ceño hacia ella, mientras se evapora el
aire de mis pulmones. No puedo respirar. ¿Harry fue así con ella todo
el tiempo? ¿Era así conmigo, al principio? Encuentro que es difícil
recordar. Dándome una triste sonrisa, Leila se levanta de la mesa.
—Me gustaría quedarme hasta mañana. Mi vuelo es a mediodía —dice ella
tranquilamente a Harry.
—Tendré a alguien buscándote a las diez para llevarte al aeropuerto.
—Gracias.
—¿Estás donde Susannah?
—Sí.
—De acuerdo.
Fulmino con la mirada a Harry. Él no puede ordenarle así... y ¿cómo
sabe dónde vive Susannah?
—Adiós, Señora Styles. Gracias por verme.
Estoy de pie y le ofrezco mi mano. Ella la toma agradecida y nos
saludamos.
—Um… adiós. Buena suerte —murmuro, porque no estoy segura de qué
protocolo seguir para decir adiós a la ex-sumisa de mi marido.
Ella asiente y se vuelve a él.
—Adiós,Harry.
Los ojos de Harry se suavizan un poco.
—Adiós, Leila. —Su voz es baja—. El Dr. Flynn, recuerda.
—Sí, Señor.
Abre la puerta para que salga, pero ella se detiene delante de él y mira
hacia arriba. Tranquilo, la mira cautelosamente.
—Me alegro de que seas feliz. Te lo mereces —dice y sale antes de que él
pueda contestar. Él frunce el entrecejo detrás de ella, desconcertado y
luego asiente hacia Taylor, quien sigue a Leila hacia el área de recepción.
Cerrando la puerta, Harry me mira con incertidumbre.
—Ni siquiera pienses sobre estar enfadado conmigo —siseo—. Llama a
Claude Bastille y le sacas la mierda a patadas o ve a ver a Flynn.
Su boca se abre de pronto; está tan sorprendido por mi arrebato, que su
frente se frunce aun más.
—Me prometiste que no harías esto. —Ahora su tono es acusatorio.
—¿Hacer qué?
—Desafiarme.
—No, no lo hice. Dije que sería más considerada. Te dije que ella estaba
aquí. Hice que Prescott la revisara y a tu otra pequeña amiga. Prescott
estuvo conmigo en todo momento. Ahora has despedido a la pobre mujer,
cuando sólo estaba haciendo lo que le pedí. Te dije que no te preocuparas
y aun así aquí estás. No recuerdo haber recibido ninguna bula papal
decretando que no pudiera ver a Leila. No sabía que mis visitantes estaban
sujetos a una lista censurada.
Mi voz sube con indignación a medida que me caliento con mi causa.
Harry me observa, desconcertado una vez más. Después de un
momento tuerce la boca.
—¿Bula papal? —dice, divertido y se relaja visiblemente. Yo no estaba
tratando de aclarar nuestra conversación. Sin embargo aquí está él
sonriéndome irónicamente y eso me hace enfadar. El dialogo entre él y su
ex fue doloroso de presenciar. ¿Cómo podía ser tan frío con ella?
—¿Qué? —me pregunta, exasperado, mientras mi cara permanece
decididamente sería.
—Tú. ¿Por qué fuiste tan insensible con ella?
Él suspira y se desplaza, paso a paso hacia mí y sentándose en la mesa.
—____________ —dice como si hablara con un niño—. Tú lo no entiendes.
Leila, Susannah –todas ellas- eran un agradable y divertido pasatiempo.
Pero eso es todo. Tú eres el centro de mi universo. Y la última vez que
ustedes dos estuvieron juntas en una habitación, ella te estaba apuntando
con un arma. No la quiero en ninguna parte cerca de ti.
—Pero, Harry, ella estaba enferma.
—Lo sé y sé que está mejor ahora, pero no voy a darle el beneficio de la
duda nunca más. Lo que ella hizo fue imperdonable.
—Pero tú simplemente fuiste un juguete en sus manos. Ella quería verte
de nuevo y sabía que vendrías corriendo si ella venía a verme a mí.
Harry se encoge de hombros como si no le importara.
—No quiero que te corrompan con mi vieja vida.
¿Qué?
—Harry... eres quién eres a causa de tu vieja vida, en cualquier cosa de
tu nueva vida. Lo que te afecte a ti, me afecta a mí. Lo acepté cuando
estuve de acuerdo en casarme, porque te amo.
Él está quieto. Sé que encuentra difícil oír esto.
—Ella no me hizo daño. Ella también te ama.
—No me importa una mierda.
Lo miro boquiabierta, sorprendida. Y me asombra que todavía tenga la
capacidad de sorprenderme. Éste es el Harry Styles que yo conozco. Las
palabras de Leila repiquetean alrededor de mi cabeza. Su reacción con ella
fue tan fría, tan diferente al hombre que he llegado a conocer y amar.
Frunzo el entrecejo, recordando el remordimiento que el sintió cuando ella
tuvo su crisis, cuando pensaba que podría de alguna manera ser
responsable de su dolor. Trago, recordando, también, que él la había
bañado. Mi estómago se retuerce dolorosamente ante la idea y la bilis se
eleva en mi garganta. ¿Cómo puede decir que él no se preocupa por ella?
Lo hacía en ese momento. ¿Qué ha cambiado? A veces, como ahora,
simplemente no lo entiendo. Él está a un nivel lejos, muy lejos de mí.
—¿Por qué estás abanderando su causa de repente? —pregunta, irritable y
desconcertado.
—Mira, Harry, no creo que Leila y yo estemos intercambiando recetas y
tejiendo en un futuro cercano. Pero no pensé que serías tan desalmado
hacia ella.
Sus ojos se congelan.
—Te dije una vez, que no tengo corazón —murmura.
Pongo mis ojos en blanco, oh, ahora se está comportando como un
adolescente.
—Eso simplemente no es verdad,Harry. Estás siendo ridículo. Te
preocupas por ella. No estarías pagando sus clases de arte y el resto de
esas cosas si no lo hicieras.
De repente, ambiciono fervientemente hacerle comprender esto. Es
extremadamente obvio que se preocupa. ¿Por qué lo niega? Es como sus
sentimientos por su madre. Oh mierda…por supuesto. Sus sentimientos
por Leila y sus otras sumisas están enredados con los sentimientos por su
madre. Me gusta azotar a las pequeñas chicas de pelo castaño como tú
porque se parecen a la perra adicta al crack. No es de extrañar que este
tan loco. Suspiro y agito mi cabeza. Pasando página Dr. Flynn, por favor.
¿Cómo puede no ver esto?
Mi corazón se inflama momentáneamente por él. Mi chico perdido... ¿Por
qué es tan difícil para él volver a tener contacto con la humanidad, si
mostró tanta compasión con Leila cuándo tuvo su crisis?
esquema. Es bastante asusta. O manipuladora, susurra mi subconsciente.
—¿Es por eso que viniste a verme?
—Sí.
—Ya veo. —Y Harry está cayendo en su trampa. A regañadientes tengo
que admitir que ella lo conoce bien.
—Él parecía muy feliz. Contigo —dice ella.
¿Qué?
—¿Cómo podrías saberlo?
—Por la vez que estuve en el apartamento. —Añade cautelosamente.
Oh, demonios… ¿cómo pude olvidar eso?
—¿Estuviste allí con frecuencia?
—No. Pero él era muy diferente contigo.
¿Quiero escuchar esto? Un estremecimiento me recorre. Mi cuero
cabelludo pica mientras recuerdo mi miedo cuando ella fue una sombra no
vista en nuestro apartamento.
—Sabes que es contra la ley. El entrar sin autorización a una propiedad
privada.
Ella asiente, mirando la mesa. Desliza una uña a lo largo del borde.
—Sólo fue un par de veces y tuve suerte de no ser atrapada. De nuevo,
necesito agradecerle al Sr. Styles por eso. Podría haberme enviado a la
cárcel.
—No creo que él haría eso —murmuro.
De repente hay una ráfaga de actividad fuera de la sala de reuniones e
instintivamente sé que Harry está en el edificio. Un momento después
irrumpe por la puerta y antes de que la cierre, atrapo la mirada de Taylor
mientras se para pacientemente afuera. La boca de Taylor está en una
sombría línea y no regresa mi sonrisa apretada. Oh, infiernos, incluso él
está molesto conmigo.
La mirada verde ardiente de Harry me atrapa primero a mí y luego a
Leila, posándose finalmente en nuestras sillas. Su conducta es
calmadamente determinada, pero lo conozco y sospecho que Leila también.
El amenazador brillo en sus ojos revela la verdad, su emanante rabia,
aunque la esconde bien. En su traje gris, con su oscura corbata suelta y el
botón superior de su camisa blanca sin abrochar, luce al mismo tiempo
como un hombre de negocios y causal… y sexy. Su cabello está
desarreglado, sin duda porque ha estado pasándose las manos a través de
él con desesperación. Leila mira abajo nerviosamente, al borde de la mesa,
deslizando su dedo índice a lo largo del borde de nuevo. Harry mira de
mí a ella y luego a Prescott.
—Tú —le dice a Prescott en un tono suave—. Estás despedida. Sal ahora.
Palidezco. Oh, no. esto no es justo.
—Harry. —Me pongo de pie.
Él sostiene su dedo índice en alto como advertencia.
—No —dice. Su voz es tan ominosamente calmada que soy
inmediatamente silenciada y enviada a mi silla. Inclinando su cabeza,
Prescott camina apresuradamente fuera de la sala y se une a Taylor.
Harry cierra la puerta tras ella y camina al borde de la mesa. ¡Mierda!
¡Mierda! ¡Mierda! Eso fue mi culpa. Harry se para frente a Leila y
poniendo ambas manos en la superficie de madera, se inclina adelante.
—¿Qué mierda estás haciendo aquí? —le gruñe.
—¡Harry! —jadeo. Harry me ignora.
—¿Y bien? —demanda él.
Leila echa un vistazo a través de sus largas pestañas, sus ojos amplios, su
rostro lívido, su brillo rosado desaparecido.
—Quería verlo y usted no me dejaba —susurra ella.
—¿Así que viniste aquí a acosar a mi esposa? —Su voz es calmada.
Demasiado calmada.
Leila mira la mesa de nuevo.
Harry se para mirándola con seriedad.
—Leila, si te acercas a mi esposa de nuevo, cortaré todo tu soporte. Los
doctores, la escuela de arte, el seguro médico… todo. ¿Lo entiendes?
—Harry —intento de nuevo. Pero me silencia con una mirada fría. ¿Por
qué está siendo tan poco razonable? Mi compasión por esta triste mujer
florece.
—Sí —dice ella, su voz es apenas audible.
—¿Qué está haciendo Susannah en la recepción?
—Vino conmigo.
Él desliza su mano por su cabello, mirándola fríamente.
—Harry, por favor —le ruego—. Leila solo quería darte las gracias. Eso
es todo.
Me ignora, concentrando su rabia en Leila.
—¿Te quedaste con Susannah mientras estabas enferma?
—Sí.
—¿Sabía ella lo que estabas haciendo mientras te quedabas con ella?
—No. Ella estaba de vacaciones.
Él se frota el labio inferior con su dedo índice.
—¿Por qué necesitas verme? Sabes que deberías dirigir cualquier petición
a Flynn. ¿Necesitas algo? —Su tono se ha suavizado, quizá una fracción.
Leila desliza su dedo a lo largo de la mesa una vez más. ¡Deja de acosarla,
Harry!
—Tenía que saberlo. —Y por primera vez ella levanta la mirada
directamente a él.
—¿Saber qué? —espeta.
—Que estás bien.
Se queda boquiabierto.
—¿Que estoy bien? —se burla, incrédulo.
—Sí.
—Estoy bien. Ahí está, pregunta respondida. Ahora Taylor te llevará a Sea-
Tac para que puedas regresar a la Costa Este. Y si das un paso al oeste de
Misisipi, todo se acaba. ¿Entiendes?
Joder… ¡Harry! Me quedo boquiabierta. ¿Qué demonios lo está
consumiendo? No puede confinarla a un lado del país.
—Sí, entiendo —dice Leila calmadamente.
—Bien. —El tono de Harry es más conciliatorio.
—No sería conveniente para Leila volver ahora. Ella tiene planes,
—protesto, indignada en su nombre.
Harry me mira con rabia. —_____________ —advierte, con voz helada—,
esto no te incumbe.
Le frunzo el ceño. Claro que me concierne, ella está en mi oficina. Aquí
debe haber algo más que esto, lo sé. Él no está siendo racional.
Las Cincuenta Sombras, me sisea mi subconsciente.
—Leila vino verme a mí, no a ti. —murmuro malhumorada.
Leila se vuelve a mí, con sus ojos increíblemente abiertos.
—Tenía instrucciones, Señora Styles. Y las desobedecí. —Mira
nerviosamente a mi marido, y después a mí.
—Éste es el Harry Styles que conozco —dice con un tono triste y
melancólico. Harry frunce el ceño hacia ella, mientras se evapora el
aire de mis pulmones. No puedo respirar. ¿Harry fue así con ella todo
el tiempo? ¿Era así conmigo, al principio? Encuentro que es difícil
recordar. Dándome una triste sonrisa, Leila se levanta de la mesa.
—Me gustaría quedarme hasta mañana. Mi vuelo es a mediodía —dice ella
tranquilamente a Harry.
—Tendré a alguien buscándote a las diez para llevarte al aeropuerto.
—Gracias.
—¿Estás donde Susannah?
—Sí.
—De acuerdo.
Fulmino con la mirada a Harry. Él no puede ordenarle así... y ¿cómo
sabe dónde vive Susannah?
—Adiós, Señora Styles. Gracias por verme.
Estoy de pie y le ofrezco mi mano. Ella la toma agradecida y nos
saludamos.
—Um… adiós. Buena suerte —murmuro, porque no estoy segura de qué
protocolo seguir para decir adiós a la ex-sumisa de mi marido.
Ella asiente y se vuelve a él.
—Adiós,Harry.
Los ojos de Harry se suavizan un poco.
—Adiós, Leila. —Su voz es baja—. El Dr. Flynn, recuerda.
—Sí, Señor.
Abre la puerta para que salga, pero ella se detiene delante de él y mira
hacia arriba. Tranquilo, la mira cautelosamente.
—Me alegro de que seas feliz. Te lo mereces —dice y sale antes de que él
pueda contestar. Él frunce el entrecejo detrás de ella, desconcertado y
luego asiente hacia Taylor, quien sigue a Leila hacia el área de recepción.
Cerrando la puerta, Harry me mira con incertidumbre.
—Ni siquiera pienses sobre estar enfadado conmigo —siseo—. Llama a
Claude Bastille y le sacas la mierda a patadas o ve a ver a Flynn.
Su boca se abre de pronto; está tan sorprendido por mi arrebato, que su
frente se frunce aun más.
—Me prometiste que no harías esto. —Ahora su tono es acusatorio.
—¿Hacer qué?
—Desafiarme.
—No, no lo hice. Dije que sería más considerada. Te dije que ella estaba
aquí. Hice que Prescott la revisara y a tu otra pequeña amiga. Prescott
estuvo conmigo en todo momento. Ahora has despedido a la pobre mujer,
cuando sólo estaba haciendo lo que le pedí. Te dije que no te preocuparas
y aun así aquí estás. No recuerdo haber recibido ninguna bula papal
decretando que no pudiera ver a Leila. No sabía que mis visitantes estaban
sujetos a una lista censurada.
Mi voz sube con indignación a medida que me caliento con mi causa.
Harry me observa, desconcertado una vez más. Después de un
momento tuerce la boca.
—¿Bula papal? —dice, divertido y se relaja visiblemente. Yo no estaba
tratando de aclarar nuestra conversación. Sin embargo aquí está él
sonriéndome irónicamente y eso me hace enfadar. El dialogo entre él y su
ex fue doloroso de presenciar. ¿Cómo podía ser tan frío con ella?
—¿Qué? —me pregunta, exasperado, mientras mi cara permanece
decididamente sería.
—Tú. ¿Por qué fuiste tan insensible con ella?
Él suspira y se desplaza, paso a paso hacia mí y sentándose en la mesa.
—____________ —dice como si hablara con un niño—. Tú lo no entiendes.
Leila, Susannah –todas ellas- eran un agradable y divertido pasatiempo.
Pero eso es todo. Tú eres el centro de mi universo. Y la última vez que
ustedes dos estuvieron juntas en una habitación, ella te estaba apuntando
con un arma. No la quiero en ninguna parte cerca de ti.
—Pero, Harry, ella estaba enferma.
—Lo sé y sé que está mejor ahora, pero no voy a darle el beneficio de la
duda nunca más. Lo que ella hizo fue imperdonable.
—Pero tú simplemente fuiste un juguete en sus manos. Ella quería verte
de nuevo y sabía que vendrías corriendo si ella venía a verme a mí.
Harry se encoge de hombros como si no le importara.
—No quiero que te corrompan con mi vieja vida.
¿Qué?
—Harry... eres quién eres a causa de tu vieja vida, en cualquier cosa de
tu nueva vida. Lo que te afecte a ti, me afecta a mí. Lo acepté cuando
estuve de acuerdo en casarme, porque te amo.
Él está quieto. Sé que encuentra difícil oír esto.
—Ella no me hizo daño. Ella también te ama.
—No me importa una mierda.
Lo miro boquiabierta, sorprendida. Y me asombra que todavía tenga la
capacidad de sorprenderme. Éste es el Harry Styles que yo conozco. Las
palabras de Leila repiquetean alrededor de mi cabeza. Su reacción con ella
fue tan fría, tan diferente al hombre que he llegado a conocer y amar.
Frunzo el entrecejo, recordando el remordimiento que el sintió cuando ella
tuvo su crisis, cuando pensaba que podría de alguna manera ser
responsable de su dolor. Trago, recordando, también, que él la había
bañado. Mi estómago se retuerce dolorosamente ante la idea y la bilis se
eleva en mi garganta. ¿Cómo puede decir que él no se preocupa por ella?
Lo hacía en ese momento. ¿Qué ha cambiado? A veces, como ahora,
simplemente no lo entiendo. Él está a un nivel lejos, muy lejos de mí.
—¿Por qué estás abanderando su causa de repente? —pregunta, irritable y
desconcertado.
—Mira, Harry, no creo que Leila y yo estemos intercambiando recetas y
tejiendo en un futuro cercano. Pero no pensé que serías tan desalmado
hacia ella.
Sus ojos se congelan.
—Te dije una vez, que no tengo corazón —murmura.
Pongo mis ojos en blanco, oh, ahora se está comportando como un
adolescente.
—Eso simplemente no es verdad,Harry. Estás siendo ridículo. Te
preocupas por ella. No estarías pagando sus clases de arte y el resto de
esas cosas si no lo hicieras.
De repente, ambiciono fervientemente hacerle comprender esto. Es
extremadamente obvio que se preocupa. ¿Por qué lo niega? Es como sus
sentimientos por su madre. Oh mierda…por supuesto. Sus sentimientos
por Leila y sus otras sumisas están enredados con los sentimientos por su
madre. Me gusta azotar a las pequeñas chicas de pelo castaño como tú
porque se parecen a la perra adicta al crack. No es de extrañar que este
tan loco. Suspiro y agito mi cabeza. Pasando página Dr. Flynn, por favor.
¿Cómo puede no ver esto?
Mi corazón se inflama momentáneamente por él. Mi chico perdido... ¿Por
qué es tan difícil para él volver a tener contacto con la humanidad, si
mostró tanta compasión con Leila cuándo tuvo su crisis?
CarolineR2
Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|
Capitulo Dieciseis
Parte 3
Él me mira, sus ojos brillan con enojo.
—Esta discusión ha terminado. Vamos a casa.
Echo una ojeada a mi reloj. Son las cuatro y veintitrés. Tengo trabajo que
hacer.
—Es demasiado temprano —murmuro.
—A casa —insiste.
—Harry. —Mi voz suena aburrida—. Estoy cansada de tener el mismo
argumento contigo.
Él frunce el entrecejo como si no entendiera.
—Ya sabes —aclaro —hago algo que no te gusta y piensas en alguna forma
de vengarte. Normalmente involucrando alguna acción inmoralmente
perversa que es alucinante o cruel.
Me encojo de hombros, resignada. Esto está agotador y confuso.
—¿Alucinante? —pregunta.
¿Qué?
—Normalmente, sí.
—¿Qué fue alucinante? —pregunta, sus ojos ahora están brillantes con
curiosidad sensual divertida. Y yo sé que está intentando distraerme.
¡Mierda! No quiero discutir esto en la sala de reuniones de la AIPS. Mi
subconsciente examina sus uñas finamente cuidadas con desdén. No
debiste sacar el tema, entonces.
—Ya sabes. —Me ruborizo, irritada con él y conmigo.
—Puedo adivinarlo —susurra.
Vaya mierda. Estoy intentando castigarlo y él está confundiéndome.
—Harry, yo…
—Me gusta complacerte. —Delicadamente, traza a su pulgar sobre mi labio
inferior.
—Lo haces —reconozco, mi voz es un susurro.
—Lo sé —dice suavemente. Se inclina y susurra en mi oreja—. Es la única
cosa que sé.
Oh, él huele tan bien. Se inclina hacia atrás y me mira hacia abajo, sus
labios curvados con una sonrisa arrogante de: sé lo que necesito para
hacerte feliz.
Frunciendo mis labios me esfuerzo por no parecer afectada con su toque.
Es tan ingenioso para desviarme de algo doloroso o algo que él no quiere
hacer. Y tú se lo permites. Mi subconsciente dispara inútilmente, mirando
fijamente por encima de su copia de Jane Eyre.
—¿Cuál fue alucinante,___________? —incita, con un destello malicioso en
sus ojos.
—¿Quieres la lista? —pregunto.
—¿Hay una lista? —Él está encantado.
Oh, este hombre está agotándome.
—Bien, las esposas —mascullo, mi
mente se catapulta hacia atrás a nuestra luna de miel.
Frunce su frente y agarra mi mano, buscando el pulso en mi muñeca con
su dedo pulgar.
—Yo no quiero marcarte.
Oh…
Sus labios se curvan con una lenta sonrisa carnal.
—Ven a casa. —Su tono es seductor.
—Tengo trabajo que hacer.
—A casa —dice, con más insistencia.
Nos miramos fijamente el uno al otro, el gris fundido en el azul
descarriado, probándonos, probando nuestros límites y nuestras
voluntades. Busco en sus ojos cierta comprensión, tratando de entender
cómo este hombre puede ir desde la furiosa obsesión por el control a un
amante seductor en un segundo. Sus ojos se hacen más grandes y más
oscuros, con clara intención. Suavemente, acaricia mi mejilla.
—Nos podríamos quedar aquí. —La suya es una voz baja y ronca.
Oh no. Mi diosa interna mira anhelantemente abajo a la mesa de madera.
No. No. No. No en la oficina.
—Harry, no quiero tener el sexo aquí. Tu amante acaba de esta en esta
sala.
—Ella nunca fue mi amante —gruñe, su boca se aplana en una línea
austera.
—Eso es sólo semántica,Harry.
Él frunce el cejo, con expresión perpleja. El amante seductor ha
desaparecido.
—No pienses demasiado en esto, __________. Ella es la historia —dice
despectivamente.
Suspiro... quizás tiene razón. Sólo quiero que admita que se preocupa por
ella. Un escalofrío agarra mi corazón. Oh no. Esta es la razón de por qué es
importante para mí. Supongamos que hago algo imperdonable.
Supongamos que no estoy de acuerdo. ¿También seré historia? Si él puede
volverse así, cuando estaba tan preocupado y molesto cuando Leila estaba
enferma... ¿podría girar contra mí? Jadeé, recordando los fragmentos de
un sueño: espejos dorados y el sonido de sus tacones haciendo clic en el
suelo de mármol cuando me deja sola en el opulento esplendor.
—No... —La palabra sale de mi boca ante el horror susurrándolas antes de
que pueda detenerla.
—Sí —dice y agarrando mi barbilla se inclina hacia abajo, plantando un
tierno beso en mis labios.
—Oh, Harry, a veces me asustas. —Sujeto su cabeza en mis manos,
enrosco mis dedos en su pelo y tiro sus labios a los míos. Se queda quieto
un momento, entonces dobla sus brazos a mí alrededor.
—¿Por qué?
—Podrías apartarte de ella tan fácilmente...
Él frunce el ceño.
—¿Y piensas que podría alejarme de ti, _____-? ¿Por qué
diablos ibas a pensar eso? ¿Qué se sacas de eso?
—Nada. Bésame. Llévame a casa —le suplico. Y cuando sus labios tocan
los míos, estoy perdida.
—Oh por favor —ruego, cuando Harry sopla suavemente en mi sexo.
—Todo a su tiempo —murmura.
Tiro de mis restricciones y gimo en protesta a su contacto lascivo. Estoy
atada con unas esposas de cuero suave, cada codo enlazado a cada rodilla
y el cogote de la cabeza de Harry y metido entre mis piernas, con su
magistral lengua tocándome, implacablemente. Abro mis ojos y miro
ciegamente el techo de nuestra habitación bañado en la tenue luz del
atardecer. Su lengua se mueve alrededor y en círculo, girando y
curvándose sobre y alrededor del centro de mi universo. Quiero estirar las
piernas y lucho en un vano por tratar de controlar el placer. Pero no
puedo. Mis dedos se cierran fuertemente en su pelo y tiro fuerte para
luchar contra su sublime tortura.
—No te corras —murmura advirtiéndome, con su suave aliento sobre mi
carne cálida y húmeda cuando él se resiste mis dedos—. Te azotaré si te
corres.
Gimo.
—Contrólate, ______. Todo se trata de controlar. —Su lengua renueva su
erótica incursión.
Oh, él sabe lo que está haciendo. Soy incapaz de resistir o detener mi
reacción servil y trato -realmente lo intento- pero mi cuerpo estalla bajo su
despiadada ejecución y su lengua no se detiene mientras arrastra cada
última onza de placer enervándome.
—Oh, ______- —me riñe—. Te viniste. —Su voz es suave con su triunfante
reprimenda. Me da la vuelta bocabajo y me apoyo temblorosamente en mis
antebrazos. Él me da un fuerte tortazo en mi trasero.
—¡Ay! —grito.
—Control —reprende y agarrando mis caderas se introduce en mí. Grito de
nuevo, mi carne todavía se estremece con las secuelas de mi orgasmo. Él
se queda quieto mientras está profundamente en mí y, agachándose,
desengancha primero una, después la segunda esposa. Envuelve su brazo
alrededor de mí y me tira sobre su regazo, con su frente en mi espalda, y
su mano curvada bajo mi barbilla alrededor de mi garganta. Me deleito con
la sensación de saciedad.
—Muévete —me pide.
Gimo y subo de arriba abajo en su regazo.
—Más rápido —susurra.
Y me muevo más y más rápidamente. Él gime y su mano inclina mi cabeza
hacia atrás mientras él mordisquea mi cuello. Su otra mano se desplaza
despacio por mi cuerpo, de mi cadera, bajando hacia mi sexo, hasta mi
clítoris... todavía sensible de su pródiga atención anterior. Gimoteo cuando
sus dedos se cierran a mí alrededor, tocándome una vez más.
—Sí, _______-—dice con voz áspera en mi oído—. Eres mía. Sólo tú.
—Sí —respiro cuando mi cuerpo se tensa de nuevo, acercándose a su
alrededor, acunándolo de la manera más íntima.
—Córrete para mí —exige.
Y me permito ir, mi cuerpo sigue su orden obedientemente. Él todavía me
sostiene cuando mi clímax rasga a través de mí y grito su nombre.
—Oh, ___________, te amo —gime y sigue mi ejemplo arqueándose contra mí,
encontrando su propia liberación.
Besa mi hombro y alisa el pelo de mi cara.
—¿Eso entró en la lista, Señora Styles? —murmura. Yo estoy estirada,
apenas consciente, plana en mi vientre sobre nuestra cama. Christian
masajea mi espalda suavemente. Él esta apuntalado junto a mí en un
codo.
—Hmm.
—¿Eso es un sí?
—Hmm. —Sonrío.
Él sonríe y me besa de nuevo y a regañadientes ruedo a un lado para
enfrentarlo.
—¿Bien? —pregunta.
—Sí. Entra en la lista. Pero es una larga lista.
Su cara casi se divide en dos y se inclina hacia adelante para besarme
suavemente.
—Bueno. ¿Cenamos? —Sus ojos brillan con el amor y humor.
Asiento con la cabeza. Estoy hambrienta. Y extiendo la mano para tirar
suavemente de los pequeños vellos en su pecho.
—Quiero que me digas algo —susurro.
—¿Qué?
—No te enfades.
—¿Qué es, _____?
—Te importa.
Sus ojos se ensanchan y todo el rastro de su buen humor desaparece.
—Quiero que admitas que te importa. Porque al Harry que yo conozco y
amo le importaría.
Él permanece quieto, sus ojos no dejan los míos y soy testigo de su lucha
interna como si estuviera a punto de hacer el juicio de Salomón . Abre su
boca para decir algo y luego la cierra nuevamente mientras alguna
emoción fugaz cruza su rostro... dolor, tal vez.
Dilo, lo presiono.
—Sí. Sí, me importa. ¿Contenta? —Su voz apenas es un susurro.
Oh, gracias a Dios, joder. Es un alivio. —Sí. Mucho.
Frunce el entrecejo. —No puedo creer que esté hablando ahora contigo,
aquí en nuestra cama, sobre… —pongo mi dedo a sus labios.
—No lo estamos. Vamos a comer. Tengo hambre.
Él suspira y mueve su cabeza.
—Me cautivas y me desconciertas, Señora
Styles.
—Bueno. —Me inclino hacia arriba y lo beso.
De: _____________ Styles
Asunto: La Lista
Fecha: 9 de septiembre de 2011 09:33
Para: Harry Styles
Eso está definitivamente a la parte superior.
:D
Un sobresaliente
_______ Styles
Coordinadora Editorial, del AIPS,
De: Harry Styles
Asunto: Dime Algo Nuevo
Fecha: El 9 de septiembre de 2011 09:42
Para: _____________ Styles
Has dicho eso los últimos tres días. Decídete. O… podríamos tratar de
probar algo más.
;)
Harry Styles
Gerente General, Disfrutando este Juego, Styles Enterprises Holdings Inc.
Sonrío a mi pantalla. Las últimas tardes han sido... entretenidas. Nos
hemos relajado nuevamente, la breve interrupción de Leila ha sido
olvidada. Yo realmente no he reunido el valor para preguntarle si alguna
de las pinturas que cuelgan de las paredes son suyas y francamente,
realmente no me importa. Mi BlackBerry zumba y contesto, mientras
espero a Harry.
—¿______?
—¿Sí?
—______, cariño. Soy José Senior.
—¡Sr. Rodríguez! ¡Hola! —Mi cuero cabelludo pica. ¿Qué quiere el padre de
José de mí?
—Cariño, siento llamarte al trabajo. Es Ray. —Su voz vacila.
—¿Qué es? ¿Qué ha ocurrido? —Mi corazón da un vuelco.
—Ray ha tenido un accidente.
Oh No. Papá. Dejo de respirar.
—Está en el hospital. Haría bien en venir aquí rápido.
—Esta discusión ha terminado. Vamos a casa.
Echo una ojeada a mi reloj. Son las cuatro y veintitrés. Tengo trabajo que
hacer.
—Es demasiado temprano —murmuro.
—A casa —insiste.
—Harry. —Mi voz suena aburrida—. Estoy cansada de tener el mismo
argumento contigo.
Él frunce el entrecejo como si no entendiera.
—Ya sabes —aclaro —hago algo que no te gusta y piensas en alguna forma
de vengarte. Normalmente involucrando alguna acción inmoralmente
perversa que es alucinante o cruel.
Me encojo de hombros, resignada. Esto está agotador y confuso.
—¿Alucinante? —pregunta.
¿Qué?
—Normalmente, sí.
—¿Qué fue alucinante? —pregunta, sus ojos ahora están brillantes con
curiosidad sensual divertida. Y yo sé que está intentando distraerme.
¡Mierda! No quiero discutir esto en la sala de reuniones de la AIPS. Mi
subconsciente examina sus uñas finamente cuidadas con desdén. No
debiste sacar el tema, entonces.
—Ya sabes. —Me ruborizo, irritada con él y conmigo.
—Puedo adivinarlo —susurra.
Vaya mierda. Estoy intentando castigarlo y él está confundiéndome.
—Harry, yo…
—Me gusta complacerte. —Delicadamente, traza a su pulgar sobre mi labio
inferior.
—Lo haces —reconozco, mi voz es un susurro.
—Lo sé —dice suavemente. Se inclina y susurra en mi oreja—. Es la única
cosa que sé.
Oh, él huele tan bien. Se inclina hacia atrás y me mira hacia abajo, sus
labios curvados con una sonrisa arrogante de: sé lo que necesito para
hacerte feliz.
Frunciendo mis labios me esfuerzo por no parecer afectada con su toque.
Es tan ingenioso para desviarme de algo doloroso o algo que él no quiere
hacer. Y tú se lo permites. Mi subconsciente dispara inútilmente, mirando
fijamente por encima de su copia de Jane Eyre.
—¿Cuál fue alucinante,___________? —incita, con un destello malicioso en
sus ojos.
—¿Quieres la lista? —pregunto.
—¿Hay una lista? —Él está encantado.
Oh, este hombre está agotándome.
—Bien, las esposas —mascullo, mi
mente se catapulta hacia atrás a nuestra luna de miel.
Frunce su frente y agarra mi mano, buscando el pulso en mi muñeca con
su dedo pulgar.
—Yo no quiero marcarte.
Oh…
Sus labios se curvan con una lenta sonrisa carnal.
—Ven a casa. —Su tono es seductor.
—Tengo trabajo que hacer.
—A casa —dice, con más insistencia.
Nos miramos fijamente el uno al otro, el gris fundido en el azul
descarriado, probándonos, probando nuestros límites y nuestras
voluntades. Busco en sus ojos cierta comprensión, tratando de entender
cómo este hombre puede ir desde la furiosa obsesión por el control a un
amante seductor en un segundo. Sus ojos se hacen más grandes y más
oscuros, con clara intención. Suavemente, acaricia mi mejilla.
—Nos podríamos quedar aquí. —La suya es una voz baja y ronca.
Oh no. Mi diosa interna mira anhelantemente abajo a la mesa de madera.
No. No. No. No en la oficina.
—Harry, no quiero tener el sexo aquí. Tu amante acaba de esta en esta
sala.
—Ella nunca fue mi amante —gruñe, su boca se aplana en una línea
austera.
—Eso es sólo semántica,Harry.
Él frunce el cejo, con expresión perpleja. El amante seductor ha
desaparecido.
—No pienses demasiado en esto, __________. Ella es la historia —dice
despectivamente.
Suspiro... quizás tiene razón. Sólo quiero que admita que se preocupa por
ella. Un escalofrío agarra mi corazón. Oh no. Esta es la razón de por qué es
importante para mí. Supongamos que hago algo imperdonable.
Supongamos que no estoy de acuerdo. ¿También seré historia? Si él puede
volverse así, cuando estaba tan preocupado y molesto cuando Leila estaba
enferma... ¿podría girar contra mí? Jadeé, recordando los fragmentos de
un sueño: espejos dorados y el sonido de sus tacones haciendo clic en el
suelo de mármol cuando me deja sola en el opulento esplendor.
—No... —La palabra sale de mi boca ante el horror susurrándolas antes de
que pueda detenerla.
—Sí —dice y agarrando mi barbilla se inclina hacia abajo, plantando un
tierno beso en mis labios.
—Oh, Harry, a veces me asustas. —Sujeto su cabeza en mis manos,
enrosco mis dedos en su pelo y tiro sus labios a los míos. Se queda quieto
un momento, entonces dobla sus brazos a mí alrededor.
—¿Por qué?
—Podrías apartarte de ella tan fácilmente...
Él frunce el ceño.
—¿Y piensas que podría alejarme de ti, _____-? ¿Por qué
diablos ibas a pensar eso? ¿Qué se sacas de eso?
—Nada. Bésame. Llévame a casa —le suplico. Y cuando sus labios tocan
los míos, estoy perdida.
—Oh por favor —ruego, cuando Harry sopla suavemente en mi sexo.
—Todo a su tiempo —murmura.
Tiro de mis restricciones y gimo en protesta a su contacto lascivo. Estoy
atada con unas esposas de cuero suave, cada codo enlazado a cada rodilla
y el cogote de la cabeza de Harry y metido entre mis piernas, con su
magistral lengua tocándome, implacablemente. Abro mis ojos y miro
ciegamente el techo de nuestra habitación bañado en la tenue luz del
atardecer. Su lengua se mueve alrededor y en círculo, girando y
curvándose sobre y alrededor del centro de mi universo. Quiero estirar las
piernas y lucho en un vano por tratar de controlar el placer. Pero no
puedo. Mis dedos se cierran fuertemente en su pelo y tiro fuerte para
luchar contra su sublime tortura.
—No te corras —murmura advirtiéndome, con su suave aliento sobre mi
carne cálida y húmeda cuando él se resiste mis dedos—. Te azotaré si te
corres.
Gimo.
—Contrólate, ______. Todo se trata de controlar. —Su lengua renueva su
erótica incursión.
Oh, él sabe lo que está haciendo. Soy incapaz de resistir o detener mi
reacción servil y trato -realmente lo intento- pero mi cuerpo estalla bajo su
despiadada ejecución y su lengua no se detiene mientras arrastra cada
última onza de placer enervándome.
—Oh, ______- —me riñe—. Te viniste. —Su voz es suave con su triunfante
reprimenda. Me da la vuelta bocabajo y me apoyo temblorosamente en mis
antebrazos. Él me da un fuerte tortazo en mi trasero.
—¡Ay! —grito.
—Control —reprende y agarrando mis caderas se introduce en mí. Grito de
nuevo, mi carne todavía se estremece con las secuelas de mi orgasmo. Él
se queda quieto mientras está profundamente en mí y, agachándose,
desengancha primero una, después la segunda esposa. Envuelve su brazo
alrededor de mí y me tira sobre su regazo, con su frente en mi espalda, y
su mano curvada bajo mi barbilla alrededor de mi garganta. Me deleito con
la sensación de saciedad.
—Muévete —me pide.
Gimo y subo de arriba abajo en su regazo.
—Más rápido —susurra.
Y me muevo más y más rápidamente. Él gime y su mano inclina mi cabeza
hacia atrás mientras él mordisquea mi cuello. Su otra mano se desplaza
despacio por mi cuerpo, de mi cadera, bajando hacia mi sexo, hasta mi
clítoris... todavía sensible de su pródiga atención anterior. Gimoteo cuando
sus dedos se cierran a mí alrededor, tocándome una vez más.
—Sí, _______-—dice con voz áspera en mi oído—. Eres mía. Sólo tú.
—Sí —respiro cuando mi cuerpo se tensa de nuevo, acercándose a su
alrededor, acunándolo de la manera más íntima.
—Córrete para mí —exige.
Y me permito ir, mi cuerpo sigue su orden obedientemente. Él todavía me
sostiene cuando mi clímax rasga a través de mí y grito su nombre.
—Oh, ___________, te amo —gime y sigue mi ejemplo arqueándose contra mí,
encontrando su propia liberación.
Besa mi hombro y alisa el pelo de mi cara.
—¿Eso entró en la lista, Señora Styles? —murmura. Yo estoy estirada,
apenas consciente, plana en mi vientre sobre nuestra cama. Christian
masajea mi espalda suavemente. Él esta apuntalado junto a mí en un
codo.
—Hmm.
—¿Eso es un sí?
—Hmm. —Sonrío.
Él sonríe y me besa de nuevo y a regañadientes ruedo a un lado para
enfrentarlo.
—¿Bien? —pregunta.
—Sí. Entra en la lista. Pero es una larga lista.
Su cara casi se divide en dos y se inclina hacia adelante para besarme
suavemente.
—Bueno. ¿Cenamos? —Sus ojos brillan con el amor y humor.
Asiento con la cabeza. Estoy hambrienta. Y extiendo la mano para tirar
suavemente de los pequeños vellos en su pecho.
—Quiero que me digas algo —susurro.
—¿Qué?
—No te enfades.
—¿Qué es, _____?
—Te importa.
Sus ojos se ensanchan y todo el rastro de su buen humor desaparece.
—Quiero que admitas que te importa. Porque al Harry que yo conozco y
amo le importaría.
Él permanece quieto, sus ojos no dejan los míos y soy testigo de su lucha
interna como si estuviera a punto de hacer el juicio de Salomón . Abre su
boca para decir algo y luego la cierra nuevamente mientras alguna
emoción fugaz cruza su rostro... dolor, tal vez.
Dilo, lo presiono.
—Sí. Sí, me importa. ¿Contenta? —Su voz apenas es un susurro.
Oh, gracias a Dios, joder. Es un alivio. —Sí. Mucho.
Frunce el entrecejo. —No puedo creer que esté hablando ahora contigo,
aquí en nuestra cama, sobre… —pongo mi dedo a sus labios.
—No lo estamos. Vamos a comer. Tengo hambre.
Él suspira y mueve su cabeza.
—Me cautivas y me desconciertas, Señora
Styles.
—Bueno. —Me inclino hacia arriba y lo beso.
De: _____________ Styles
Asunto: La Lista
Fecha: 9 de septiembre de 2011 09:33
Para: Harry Styles
Eso está definitivamente a la parte superior.
:D
Un sobresaliente
_______ Styles
Coordinadora Editorial, del AIPS,
De: Harry Styles
Asunto: Dime Algo Nuevo
Fecha: El 9 de septiembre de 2011 09:42
Para: _____________ Styles
Has dicho eso los últimos tres días. Decídete. O… podríamos tratar de
probar algo más.
;)
Harry Styles
Gerente General, Disfrutando este Juego, Styles Enterprises Holdings Inc.
Sonrío a mi pantalla. Las últimas tardes han sido... entretenidas. Nos
hemos relajado nuevamente, la breve interrupción de Leila ha sido
olvidada. Yo realmente no he reunido el valor para preguntarle si alguna
de las pinturas que cuelgan de las paredes son suyas y francamente,
realmente no me importa. Mi BlackBerry zumba y contesto, mientras
espero a Harry.
—¿______?
—¿Sí?
—______, cariño. Soy José Senior.
—¡Sr. Rodríguez! ¡Hola! —Mi cuero cabelludo pica. ¿Qué quiere el padre de
José de mí?
—Cariño, siento llamarte al trabajo. Es Ray. —Su voz vacila.
—¿Qué es? ¿Qué ha ocurrido? —Mi corazón da un vuelco.
—Ray ha tenido un accidente.
Oh No. Papá. Dejo de respirar.
—Está en el hospital. Haría bien en venir aquí rápido.
CarolineR2
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