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Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Empty Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|

Mensaje por CarolineR2 Vie 12 Abr 2013, 5:32 pm

LAS AMO CON TODA MI VIDA. LES JURO QUE AHORA SI ESTARÉ PENDIENTE DE LA NOVELA. CON TODO MI AMOR LES REGALO ESTE MARATÓN.


Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Tumblr_mh4l5tT3nX1qgujfno1_500_large
Capitulo Seis
{Maraton 1/6}


Tienes algo en mente? —murmura Harry, sujetándome
con su audaz mirada. Me encojo de hombros, de repente
sin aliento y agitada. No sé si se trata de la persecución, la
adrenalina, mi estado de mal humor anterior… no lo entiendo, pero quiero
esto, y lo quiero mucho. Una expresión de desconcierto revolotea en el
rostro de Harry.
—¿Sexo pervertido? —pregunta, sus palabras son una suave caricia.
Asiento con la cabeza, sintiendo llamear mi cara. ¿Por qué estoy
avergonzado por esto? He hecho todo tipo de sexo pervertido con este
hombre. ¡Él es mi marido, maldita sea! ¿Estoy avergonzada porque quiero
esto y me da vergüenza admitirlo? Mi subconsciente, mira hacia mí. Deja
de pensar demasiado.
—¿Carta blanca? —susurra la pregunta, mirándome especulativamente
como si estuviera tratando de leer mi mente.
¿Carta blanca? Santa mierda, ¿qué implica eso?
—Sí —murmuro con nerviosismo, mientras florece muy dentro de mí la
emoción.
Sonríe, una sonrisa lenta y sexy.
—Ven —dice, y tira de mí hacia las escaleras. Su intención es clara. ¡La
sala de juegos! Mi diosa interior se despierta de su sueño post sexo R8,
con los ojos muy abiertos y muchas ganas de ir.
En la parte superior de las escaleras, libera mi mano y abre la puerta de
sala de juegos. La llave está en el llavero de Seattle que le di no hace
mucho tiempo.
—Después de ti, Sra. Styles —dice y hace girar la puerta abierta.
La sala de juegos huele tranquilizadoramente familiar, a cuero, madera y
esmalte fresco. Me sonrojo a sabiendas de que la Sra. Jones tiene que
haber estado aquí limpiando mientras estábamos fuera en nuestra luna de
miel. Al entrar, Harry enciende los interruptores de las luces y las
paredes de color rojo oscuro se iluminan con una suave y difusa luz. Me
quedo mirándolo, con la anticipación corriendo gruesa y pesada a través
de mis venas. ¿Qué va a hacerme? Él cierra la puerta y se gira. Inclinando
su cabeza hacia un lado, me estudia, pensativo, y luego sacude la cabeza,
divertido.
—¿Qué quieres, ___________? —pregunta con cuidado.
—A ti —mi respuesta es entrecortada.
Él sonríe.
—Me tienes. Me has tenido desde que caíste en mi oficina.
—Entonces sorpréndame, Sr. Styles.
Su boca se tuerce con humor y una reprimida promesa carnal.
—Como usted quiera, Sra. Styles. —Él se cruza de brazos y lleva su largo
dedo índice hasta sus labios mientras me evalúa—. Creo que vamos a
empezar por deshacernos de la ropa.
Da un paso adelante. Agarrar la parte delantera de mi chaqueta de
mezclilla corta, la abre y empuja por encima de mis hombros, haciéndola
caer al suelo. Toma del bórdele mi camiseta negra.
—Levanta los brazos.
Yo obedezco y él la saca por encima de mi cabeza. Inclinándose, planta un
suave beso en mis labios, sus ojos brillan con una mezcla de fascinada
lujuria y amor. La camiseta se une a mi chaqueta en el suelo.
—Toma —le susurro mirándolo nerviosamente mientras me quito la goma
del pelo de mi muñeca y se la ofrezco. Se paraliza, y sus ojos se abren por
un momento, pero no se aleja. Finalmente, agarra la pequeña goma.
—Date la vuelta —ordena.
Aliviada, me sonrío a mí misma y obedezco inmediatamente. Parece que
hemos superado ese pequeño obstáculo. Él recoge mi pelo y lo trenza de
manera rápida y eficiente antes de atarlo con la goma. Tira de la trenza,
llevando mi cabeza hacia atrás.
—Bien pensado, Sra. Styles —susurra en mi oído, para luego pellizcar el
lóbulo de mi oreja—. Ahora, date la vuelta y quítate la falda. Déjala caerla
al suelo.
Me suelta, y da unos pasos atrás mientras me giro para enfrentarlo. Sin
quitar mis ojos de él, desabrocho el cinturón de mi falda y bajo con
facilidad la cremallera. La falda se abre como un abanico y cae al suelo,
amontonándose a mis pies.
—Sal de tu falda —ordena. A medida que doy un paso hacia él, se arrodilla
con rapidez delante de mí y agarra mi tobillo derecho. Hábilmente,
desabrocha mis sandalias poco a poco, mientras me inclino hacia delante
y me estabilizo con una mano en la pared, bajo las clavijas que se
utilizaban para poner todos sus látigos, fustas y paletas. Los flogger y
fustas es lo único que aún se mantiene. Miro con curiosidad. ¿Va a utilizar
esos?
Después de haberme quitado los zapatos, quedando sólo en sujetador y
bragas de encaje, Harry se sienta sobre sus talones, mirándome.
—Eres un hermoso espectáculo, Sra. Styles. —De pronto se eleva sobre sus
rodillas, agarra mis caderas y tira de mí hacia adelante, enterrando su
nariz en el vértice de mis muslos—. Y hueles a ti, a mí y a sexo —dice
inhalando de forma pronunciada—. Es embriagador.
Me besa a través de mi ropa interior de encaje, mientras ahogo un grito de
asombro por sus palabras… diluyendo mis entrañas. Es simplemente así…
travieso. Recogiendo mis ropas y mis sandalias, se levanta en un
movimiento rápido y elegante, como un atleta.
—Ve, y ponte junto a la mesa —dice con calma, señalando con la barbilla.
¿Qué va a hacerme?
Mira hacia atrás y sonríe. Girando, se dirige al antiguo cofre de las
maravillas.
—De cara a la pared —me ordena—. De esa manera no sabrás lo que estoy
planeando. Nuestro objetivo es satisfacerla Sra. Styles, y quiere ser
sorprendida.
Me aparto de él escuchando agudamente, mis oídos de repente se vuelven
sensibles al menor sonido. Él es bueno en esto: construyendo mis
expectativas, alimentando mi deseo… haciéndome esperar. Le oigo poner
mis zapatos en el suelo y mi ropa, creo, que en el arcón, seguido por el
revelador sonido de sus zapatos cayendo al suelo, uno a uno. Hmm... Amo
los pies descalzos de Harry. Un momento después, le oigo abrir un
cajón.
¡Juguetes! ¿Qué diablos va a hacer? Oh, me encanta, me encanta, me
encanta esta anticipación. Se cierran los cajones y mi respiración salta.
¿Cómo puede el sonido de un cajón convertirme en un lío tembloroso? No
tiene ningún sentido. El silbido sutil del sistema de sonido encendiéndose
me dice que va a ser un interludio musical. Un piano solitario comienza a
sonar y acordes suaves y tristes llenan la habitación. No es una canción
que conozca. El piano es acompañado por una guitarra eléctrica. ¿Qué es
esto? Una voz de hombre habla y sólo puedo entender algunas palabras,
algo acerca de no tener miedo a morir.
Harry camina tranquilamente hacia mí, haciendo sonar sus pies
descalzos en el suelo de madera. Siento cómo él se detiene detrás de mí
mientras una mujer comienza a cantar... gemir... ¿cantar?
—¿Rudo, Sra. Styles? —respira en mi oreja izquierda.
—Hmm.
—Tienes que decirme que pare de si es demasiado. Si dices “para”, me
detendré inmediatamente. ¿Lo entiendes?
—Sí.
—Necesito tu promesa.
Inhalo con fuerza. Mierda, ¿qué va a hacer?
—Lo prometo —murmuro sin aliento, recordando sus palabras anteriores:
no quiero hacerte daño, pero estoy más que feliz de jugar.
—Buena chica.
Inclinándose, planta un beso en mi hombro desnudo, a continuación, lleva
sus dedos debajo de mi sujetador y traza una línea a través de mi espalda
por debajo de la correa. Quiero gemir. ¿Cómo hace el más mínimo toque
tan erótico?
—Quítatelo —susurra en mi oído y obedezco a toda prisa y dejando caer mi
sostén al suelo.
Sus manos hacen cosquillas por mi espalda. Engancha sus dos pulgares
en las bragas y las desliza hacia abajo por mis piernas.
—Paso —ordena. Una vez más, hago lo que me dice y salgo de mi ropa
interior. Él planta un beso en mi parte trasera y se levanta—. Voy a
vendarte los ojos para que todo sea más intenso. —Desliza una máscara de
las aerolíneas sobre los ojos, y mi mundo se hunde en la oscuridad. La
mujer cantando gime incoherencias… una melodía evocadora y sincera—.
Inclínate y acuéstate sobre la mesa. —Sus palabras son suavemente
susurradas—. Ahora.
Sin dudarlo, me inclino sobre un lado de la mesa y descanso mi pecho
sobre en la madera pulida, con la cara pegada a la dura superficie. Está
fresca contra mi piel y huele vagamente a cera de abeja con un sabor
cítrico.
—Estira los brazos hacia arriba y mantente en el borde.
Muy bien… Al llegar al extremo, me aferro al borde de la mesa. Es bastante
amplio, por lo que mi brazos están completamente extendidos.
—Si te sueltas, te voy a azotar. ¿Entendido?
—Sí.
—¿Quieres que te azote, ____________?
Todo al sur de mi cintura se aprieta deliciosamente. Me doy cuenta de que
lo he querido desde que me amenazó durante el almuerzo, y ni la
persecución ni nuestro posterior íntimo encuentro ha saciado esa
necesidad.
—Sí. —Mi voz es un susurro ronco.
—¿Por qué?
Oh…¿Tengo que tener una razón? Por Dios. Me encojo de hombros.
—Dímelo —gruñe.
—Um…
Y de la nada, me golpea duro.
—¡Ah! —grito.
—Silencio.
Frota suavemente la nalga en la que me ha pegado. Entonces se inclina
sobre mí, con su cadera clavándose en mi espalda, planta un beso entre
mis omóplatos y deja un sendero de besos a través de mi espalda. Se ha
quitado la camisa, por lo que el pelo de su pecho me hace cosquillas, y su
erección presionando a través de la tela rugosa de sus vaqueros.
—Abre tus piernas —ordena.
Muevo mis piernas separándolas.
—Más abiertas.
Gimo y abro más mis piernas.
—Buena chica —respira. Traza con el dedo mi espalda, a lo largo de la
grieta entre mis nalgas, y por encima de mi ano, que se contrae a su
toque—. Vamos a tener un poco de diversión con esto —susurra.
¡Mierda!
Su dedo índice continúa por encima de mi perineo y lentamente se desliza
dentro de mí.
—Veo que estás muy mojada, ________. ¿Es de antes o de ahora?
Gimo y mete el dedo dentro y fuera de mí, una y otra vez. Empujo hacia
atrás hacia su mano, disfrutando de la intrusión.
—Oh, _______, creo que es de las dos. Creo que te encanta estar aquí, de esta
manera. Mía.
Lo hago, ¡oh, sí! Retira el dedo y me golpea duro una vez más.

—Contéstame —susurra con voz ronca y urgente.
—Sí, lo hago —gimo.
Él me golpea duro una vez más, así que grito y, a continuación, mete dos
dedos dentro de mí. Él se retira de inmediato, esparciendo la humedad a lo
largo y alrededor de mi ano.
—¿Qué vas a hacer? —pregunto, sin aliento. Oh, Dios... ¿va a joder mi
culo?
—No es lo que estás pensando —murmura para tranquilizarme—. Te lo
dije, poco a poco con esto, nena.
Escucho un chorro silencioso de algún líquido, presumiblemente de un
tubo, entonces sus dedos me masajean allí de nuevo. Está lubricándome…
¡allí! Me retuerzo cuando mi miedo choca con una emoción desconocida. Él
me golpea una vez más, abajo, por lo que llega a mi sexo. Gimo. Se
siente…tan bueno.
—No te muevas —dice—. Y no te sueltes.
—Ah.
—Se trata de lubricante. —Él extiende un poco más en mí. Trato de no
retorcerme debajo de él, pero mi corazón late con fuerza, impulsándome
locamente, mientras el deseo y la ansiedad bombean a través de mí—. He
querido hacerte esto desde hace algún tiempo, _________-.
Gimo. Y siento algo frío y metálico correr por mi columna vertebral.
—Tengo un pequeño regalo para ti —susurra Harry.
Una imagen de nuestro “mostrar y compartir” florece en mi mente. ¡Vaca
sagrada! Un consolador anal. Harry lo desliza por la separación entre
mis nalgas.
Oh.
—Voy a empujar esto dentro de ti, muy lentamente.
Yo grito, la anticipación y la ansiedad cargan a través de mí.
—¿Me dolerá?
—No, nena. Es pequeño. Una vez que esté dentro de ti, voy a follarte muy
duro.
Yo prácticamente convulsiono.
Inclinado sobre mí, me besa una vez más, entre mis omóplatos.
—¿Lista? —susurra él.
¿Lista? ¿Estoy lista para esto?
—Sí —murmuro en voz baja, con la boca seca.
Mete otro dedo en mi culo y, pasando perineo, se desliza dentro de mí.
Joder, es su pulgar. Él llena mi sexo y sus dedos acarician suavemente mi
clítoris. Gimo… se siente... bien. Y con suavidad, mientras sus dedos y su
pulgar hacen su magia, empuja un tapón frío, poco a poco, dentro de mí.
—¡Ah! —gruño en voz alta ante la sensación desconocida, mis músculos
protestan ante la intrusión. Traza círculos con su pulgar mientras empuja
el tapón más duro, deslizándose fácilmente. No sé si es porque estoy muy
excitada o porque me ha distraído con sus expertos dedos, pero mi cuerpo
parece aceptarlo. Es pesado… y extraño… ¡allí!
—Oh, nena.
Y puedo sentirlo… cuando el pulgar gira… y presiona tapón contra mi…
oh, ah… Poco a poco retuerce el tapón, provocándome un prolongado
gemido.
—Harry—murmuro, su nombre como un mantra confuso, mientras
me ajusto a la sensación.
—Buena chica —murmura. Dirige su mano libre por mi costado hasta que
llega a mi cadera. Poco a poco retira el dedo pulgar y oigo el sonido delator
cuando abre su bragueta.
Agarrando el otro lado de mi cadera, tira de mi hacia atrás y separa mis
piernas aún más, empujando sus pies contra ellas.
—No sueltes la mesa, ________ —advierte.
—No —jadeo.
—¿Algo rudo? Dime si soy demasiado rudo. ¿Entiendes?
—Sí —digo en voz baja, y él se estrella contra mí, tirando de mí hacia él, al
mismo tiempo que empuja el tapón hacia delante, más profundo…
—¡Mierda! —grito.
Él no contesta, su respiración es más dura y mis jadeos lo acompañan.
Trato de asimilar todas las sensaciones: la plenitud, la sensación
deliciosamente seductora de estar haciendo algo prohibido, el placer
erótico brotando hacia afuera desde muy dentro de mí. Él tira suavemente
del tampón.
Oh, por Dios... gimo y oigo su aguda respiración, un jadeo de placer puro,
sin adulterar. Mi sangre se calienta ¿Alguna vez he sentido tan
desenfrenada… tan…
—¿Otra vez? —susurra.
—Sí.
—Quédate quieta —ordena, saliendo fácilmente de mi y golpeando dentro
de mí otra vez.
Oh, yo quería esto. —Sí —siseo.
Y coge ritmo. Su respiración es más dificultosa, junto con la mía, mientras
se clava dentro de mí.
—¡Oh, _________! —jadea. Mueve una de sus manos de mi cadera y gira el
tampón de nuevo, tirando poco a poco, tirando de él y empujándolo de
nuevo dentro.
La sensación es indescriptible, y creo que me voy a desmayar sobre la
mesa. Él nunca pierde el ritmo cuando me lleva una y otra vez,
moviéndose fuerte y duro dentro de mi.
Mi interior se aprieta y tiembla
—Oh mierda —gruño. Esto me va a destrozar.
—Sí, cariño —susurra.
—Por favor —le suplico y yo no sé que… para, no para, girar el tapón de
nuevo. Mis entrañas se aprietan alrededor de él y del tapón.
—Está bien —respira. Me golpea duro en mi nalga derecha, y me corro una
y otra vez, cayendo y cayendo, dando vueltas, vueltas y más vueltas
palpitantes, y entonces Harry tira suavemente del tapón.
—¡Mierda! —grito y Harry agarra mis caderas y culmina en voz alta,
todavía sosteniéndome.
La mujer aun sigue cantando. Harry siempre pone las canciones para
que se repitan aquí. Extraño. Estoy acurrucada en sus brazos sobre su
regazo, nuestras piernas enredadas juntas, con mi cabeza descansando en
su pecho. Estamos en el suelo del salón de juegos junto a la mesa.
—Bienvenida de vuelta —dice, quitándome la venda de los ojos. Parpadeo
mientras mis ojos se acostumbran a la tenue luz. Jalando mi barbilla
hacia atrás, él planta un suave beso en mis labios, sus ojos centrados y
ansiosos buscando los míos. Alcanzo su cara para acariciarla. Él sonríe.
—Bueno, ¿cumplí las instrucciones? – pregunta, divertido.
Frunzo el ceño.
—¿Instrucciones?
—Tú querías rudo —dice gentilmente.
Sonrío, porque no puedo evitarlo.
—Si. Creo que lo hiciste…
Él levanta sus cejas y me sonríe.
—Estoy muy encantado de escucharlo, Sra. Styles. Te ves completamente
bien cogida y hermosa en este momento.
Él acaricia mi cara, sus dedos largos acariciando mi mejilla.
—Lo siento —ronroneo.
El baja y me besa con ternura, sus labios suaves, cálidos y generosos
sobre los míos.
—Tú nunca decepcionas. —se inclina para mirarme—. ¿Cómo te sientes?
—Su voz es suave, con interés.
—Bien —murmuro, sintiendo un desagradable sonrojo en mi cara—,
completamente bien cogida. —Sonrío tímidamente.
—Porqué, Sra. Styles, tienes una sucia, sucia boca. —Harry finje una
expresión ofendida, pero puedo escuchar su diversión.
—Eso es porque estoy casada con un sucio, sucio hombre, Sr. Styles.
Él sonríe una ridículamente sonrisa estúpida y contagiosa.
—Estoy encantado que estés casada con él. —Gentilmente se apodera de
mi trenza, la levanta a sus labios y besa el final con reverencia, sus ojos
brillando con amor. Oh mi… ¿alguna vez tuve oportunidad de resistirme a
este hombre?
Alcanzó su mano izquierda y planto un beso en su anillo de matrimonio,
una banda de platino sencilla como la mía.
—Mio —susurro.
—Tuyo —responde. Curva sus brazos alrededor de mí y presiona su nariz
contra mi cabello.
—¿Puedo darte un baño?
—Hmmm. Sólo si me acompañas.
—Está bien —dice. Me pone sobre mis pies y se para detrás de mí. Él sigue
usando sus jeans.
—¿Vas a usar tus… er.. otros jeans?
Frunce el ceño hacia mí.
—¿Otros jeans?
—Aquellos que solías usar aquí.
—¿Esos jeans? —murmura parpadeando con perpleja sorpresa.
—Te ves muy sexy en ellos.
—¿Lo hago?
—Si… quiero decir. Muy sexy.
Él sonríe tímidamente.
—Bueno, por ti, Sra. Styles, tal vez lo haga. —Se inclina para darme un
beso; entonces agarra la taza pequeña de la mesa que contiene el tampón
del trasero, el tubo de lubricante, la venda de ojos y mi ropa interior.
—¿Quien limpia esos juguetes? —le pregunto mientras lo sigo hacia el
cofre.
Frunce el ceño hacia mí, como si no entendiera la pregunta.
—Yo. Sra. Jones.
—¿Qué?
El asiente, divertido y apenado, creo. Cambia la música.
—Bueno… um…
—¿Tus sirvientes solían hacerlo? —termino la frase.
Me da un encogimiento de hombros disculpándose.
—Aquí. —me entrega su camiseta y me la pongo, envolviéndola a mi
alrededor. Su aroma todavía se aferra a la ropa y mi disgusto sobre el
lavado del tampón del culo, se olvida. Deja las cosas en el cofre. Tomando
mi mano, quita el seguro de la puerta de la habitación de juegos y me lleva
afuera bajando las escaleras. Lo sigo dócilmente.
La ansiedad, el mal humor, la emoción, el miedo y la excitación de la
persecución del coche, se han ido. Estoy relajada, finalmente saciada y en
calma. Mientras entramos a nuestro baño, bostezo y me estiro con
fuerza... a gusto conmigo misma por un cambio.
—¿Qué es? —pregunta Harry mientras abre el grifo.
Niego con mi cabeza.
—Dime —me pide suavemente. Derrama aceite de baño de jazmín en el
agua corriente, llenando la habitación con su aroma dulce y sensual. Me
sonrojo.
—Sólo me siento mejor.
Él sonríe.
—Si, hoy has estado en un extraño humor, Sra. Styles. —Parándose, me
jala hacia sus brazos—. Sé que te estás preocupando sobre los eventos
recientes. Siento que hayas sido atrapada por ellos. No sé si es un
vengador, un exempleado, o un rival de negocios. Si algo llegara a pasarte
por mí... —Su voz cayó en un doloroso susurro. Encorvé mis brazos
alrededor de él
—¿Que tal si algo te pasa a ti, Harry? —vociferé mi miedo.
Bajo su mirada hacia mi.
—Vamos a resolver esto. Ahora vamos a sacarte de esta camiseta y meterte
en este baño.
—¿No deberías hablar con Sawyer?
—Él puede esperar. —Su boca se endurece, y siento una repentina
punzada de lástima por Sawyer. ¿Qué ha hecho para molestar a Harry?
Harry levanta su camiseta de mi y frunce el ceño mientras me volteo
hacia él. Mis pechos todavía tienen moretones descoloridos de los
chupones que me dio durante nuestra luna de miel, pero decido no retarlo
por eso.
—¿Me pregunto si Ryan se ha puesto al día con el Dodge?
—Veremos luego de este baño. Entra. —Me sostiene la mano. Entro a la
caliente y fragante agua y me siento tentativamente
—Ow. —Mi trasero está sensible y el agua caliente me hace hacer muecas
de dolor.
—Con cuidado, nena —me advierte Harry, pero mientras lo dice, la
incomoda sensación se desvanece.
Harry se quita la ropa y entra detrás de mí, acercándome a su pecho.
Me anido en medio de sus piernas y permanecimos inactivos en el agua
caliente. Paso mis dedos por sus piernas y recogiendo mi trenza con una
mano, la enrosca en medio de sus dedos.
—Necesitamos terminar los planes de la casa nueva. ¿Más tarde esta
noche?
—Claro. —La mujer esta volviendo. Mi subconsciente alza la vista del
tercer volumen de Obras completas de Charles Dickens y frunce el ceño.
Estoy con mi subconsciente. Suspiro. Desafortunadamente, los diseños de
Gia Matteo son impresionantes
—Debo dejar listas las cosas para el trabajo —susurro.
Él se queda quieto.
—Sabes que no tienes que volver a trabajar —murmura.
Oh, no. No esto de nuevo.
—Harry, hemos pasado por eso. Por favor no resucites ese argumento.
Él tira de mi trenza para que mi cara se incline hacia arriba y atrás.
—Solo digo… —planta un suave beso en mis labios.
Me pongo pantalones de chándal y una camisola y decido ir a buscar mi
ropa a la sala de juegos. Mientras hago mi camino a través del pasillo,
escucho la voz de Harry levantarse desde el estudio. Me congelo.
—¿Donde diablos estabas?
Oh, mierda. Está gritando a Sawyer. Con verguenza, me precipito hacia el
salón de juegos. Realmente no quiero escuchar lo que él tiene que
decirle, sigo encontrando intimidante al gritón Harry. Pobre Sawyer.
Al menos puedo gritar de nuevo.
Recojo mi ropa y los zapatos de Harry, luego noto el pequeño tazón de
porcelana con el tampón de culo aun en la tapa del cofre. Bueno... supongo
que debo limpiarlo. Lo agrego a la pila y hago mi camino de vuelta bajando
las escaleras. Echo un vistazo nerviosamente a través de la sala principal,
pero todo está callado.
Gracias al cielo.
Taylor va a volver mañana en la noche y Harry generalmente está más
tranquilo cuando él está cerca. Hoy y mañana Taylor está pasando tiempo
de calidad con su hija. Me pregunto distraídamente si alguna vez llegaré a
conocerla.
La Sra. Jones sale de la habitación de servicio. Nos miramos.
—Sra. Styles. No la vi aquí. —¡Oh, soy la Sra. Styles ahora!
—Hola, Sra. Jones.
—Bienvenida a casa y felicidades. —Sonrie.
—Por favor llamame ________.
—Sra. Styles, no me sentiría comoda haciendo eso.
¡Oh! ¿Porque todo debe cambiar solo porque tengo un anillo en mi dedo?
—¿Le gustaría repasar los menús de la semana? —pregunta, mirando
expectante.
¿Menús?
—Um… —Esta no es una pregunta que alguna vez hubiera previsto que
me hagan.
Ella sonríe.
—La primera vez que trabajé para el Sr. Styles, cada domingo por la noche
repasábamos los menús de la próxima siguiente con él y una lista de todo
lo que él podría necesitar de la tienda.
—Veo.
—¿Puedo tomar esto por usted?
Ella sostiene su mano esperando mi ropa.
—Oh…. Um. De hecho, no he terminado con esto. —¡Y están escondiendo
el tazón con el tapón de culo! Me pongo roja. Es un milagro que me pueda
dirigir a la Sra. Jones a los ojos. Ella sabe lo que hacemos... ella limpia la
habitación. Por Dios, es tan raro no tener privacidad.
—Cuando esté lista, Sra. Styles. Estaría más que feliz de repasar las cosas
con usted.
—Gracias. —Somos interrumpidas por un pálido Sawyer quien sale del
estudio de Harry y rápidamente cruza la sala principal. Él nos da un
breve asentimiento, sin mirarnos a ninguna de los dos a los ojos y se
escabulle dentro del estudio de Taylor. Estoy agradecida por su
intervención ya que ahora mismo no deseo discutir menús o tampones de
culo con la Sra. Jones. Ofreciéndole una breve sonrisa, corro a refugiarme
en el estudio. ¿Alguna vez me acostumbraré a tener servicio domestico a
mi entera disposición? Negué con mi cabeza… un día, tal vez.
Tiro al suelo los zapatos de Harry y mi ropa en la cama, y tomo el tazón
con el tampón de culo hacia el baño. Lo miro sospechosamente. Se ve
bastante inocuo y sorprendentemente limpio. No quiero detenerme en eso
y lo lavo rápidamente con agua y jabón. ¿Eso será suficiente? Tengo que
preguntarle al Sr. Sexoesperto si debe ser esterilizado o algo. Me estremezco
ante el pensamiento.
Me gusta que Harry me haya dado la biblioteca. Ahora alberga una
atractiva mesa de madera blanca en la que se puede trabajar. Saco mi
laptop y reviso mis notas de los cinco manuscritos que leí en mi luna de
miel.
Si, tengo todo lo que necesito. Una parte de mí teme volver a trabajar, pero
nunca le podría decir eso a Harry. Vería una oportunidad para
hacerme renunciar. Recuerdo la apopléjica reacción de Roach cuando le
dije que me iba a casar y con quien, y como, poco tiempo después, mi
posición fue confirmada. Me di cuenta ahora que era porque me iba a
casar con el jefe. El pensamiento ahora no es bienvenido. Ya no estoy
actuando en la comisión editora —soy __________ Steele, coordinadora
editorial.
Aun no me he armado de valor para decirle a Harry que no voy a
cambiar ni nombre en el trabajo. Creo que mis razones son sólidas.
Necesito alguna distancia de él, pero sé que habrá una pelea cuando
finalmente se dé cuenta de eso. Tal vez debería discutirlo con él esta
noche.
Sentándome en mi silla, empiezo mi tarea final del día. Observo el reloj
digital en mi laptop, el cual me dice que son las siete de la noche.
Harry sigue sin salir de su estudio, así que tengo tiempo. Sacando la
tarjeta de memoria de la cámara Nikon, la cargo en la laptop para
transferir las fotografías. Mientras las fotos se cargan, reflexiono sobre el
día. ¿Ryan ha vuelto? ¿O sigue en su camino hacia Portland? ¿Ya ha
atrapado a la misteriosa mujer? ¿Harry tuvo noticias suyas? Quiero
algunas respuestas. No me importa si él está ocupado; quiero saber que
está pasando y de repente siento un poco de resentimiento de que me esté
manteniendo en la oscuridad. Me levanto, con la intención de ir y
confrontarlo en su estudio, pero mientras lo hago, las fotos de los últimos
días de nuestra luna de miel salen en la pantalla.
¡Mierda!
Foto tras foto de mí. Dormida, muchas dormida, mi cabello sobre mi cara o
esparcido en la almohada, labios entre abiertos…. Mierda... chupando mi
dedo gordo. ¡No había chupado mi dedo gordo en años! Muchas fotos. No
tenía ni idea que me las hubiera tomado. Hay unas cuantas fotos largas y
planas, incluyendo una mia apoyada en la barandilla del barco, mirando
melancólicamente en la distancia. ¿Cómo no me di cuenta de él
tomándome esta? Sonrío ante las fotos donde estoy acurrucada sobre él
riendo: mi cabello volando mientras lucho, peleo contra sus cosquillosos y
tormentosos dedos. Y hay una nuestra en la cama en la cabina principal
que él tomó con su brazo estirado. Estoy acurrucada en su pecho y él mira
a la cámara, joven, ojos abiertos… enamorados. Su otro brazo agarra mi
cabeza, y estoy sonriendo como un tonta enamorada, pero no puedo sacar
mis ojos de Harry, oh, mi hermoso hombre, su rizado cabello recién
cogido, sus ojos Verdes brillando, sus labios abiertos y sonriendo. Mi
hermoso hombre, quien no soporta que le hagan cosquillas, quien hasta
hace poco no aguantaba ser tocado y ahora tolera mi toque. Debo
preguntarle si le gusta, o si me deja tocarlo por mi propio placer en vez de
por el suyo.
Frunzo el ceño, mirando abajo a la imagen, de repente abrumada por mis
sentimientos por él. Alguien por ahí quiere hacerle daño: primero Charlie
Tango, luego el incendio en GEH y esa maldita persecución de coches.
Jadeo, poniendo mi mano en mi boca mientras un sollozo involuntario se
escapa. Abandonado mi ordenador, me precipito a encontrarlo, no para
confrontarlo, sólo para revisar que esté a salvo.
Sin importarme golpear, irrumpo en su estudio. Harry está sentado en
su escritorio hablando por el teléfono. Mira arriba en sorprendidamente
molesto, pero la irritación en su cara desaparece cuando ve que soy yo.
—¿Así que no puedes mejorarlo más? —dice, continuando con su
conversación telefónica, aunque no quita sus ojos de mi. Sin dudar,
camino alrededor del escritorio, y él se gira en su silla quedando de cara
hacia mi, frunciendo el ceño. Puedo decir que está pensando: ¿que quiere?
Cuando me arrastro a su regazo, sus cejas se levantan en sorpresa. Pongo
mis brazos alrededor de su cuello y me acurruco contra él. Con cautela,
pone sus brazos alrededor de mí.
—Um… si, Baney. ¿Podrías esperar un momento?
Él ahueca el teléfono sobre su hombro.
—__________, ¿qué pasa?
Niego con mi cabeza. Levantando mi barbilla, me mira a los ojos. Libero mi
cabeza de su agarre, metiéndola debajo de su barbilla, y acurrucándome
más pequeña en su regazo.
Perplejo, me envuelve más fuertemente con su brazo libre y me besa en la
parte de arriba de mi cabeza.
—Sí, Barney, ¿que estábamos diciendo? —continua, acuñando el teléfono
entre la oreja y el hombro, y golpea una tecla del ordenador
Una imagen de CCTV granulado blanco y negro aparece en la pantalla. Un
hombre con el pelo oscuro usando un mono blanco, aparece en la pantalla.
Harry presiona otra tecla y el hombre camina hacia la cámara pero su
cabeza inclinada. Él está parado en una habitación blanca brillante con lo
que parece una larga línea de largos gabinetes negros en su izquierda.
Esto debe ser la habitación de servicio de GEH.
CarolineR2
CarolineR2


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Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Empty Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|

Mensaje por CarolineR2 Vie 12 Abr 2013, 5:35 pm

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Capitulo Siete
{Maraton 2/6}


—Tú crees? —pregunta Harry, sorprendido.
—Es la línea de su mandíbula —señalo en la
pantalla—. Y los pendientes y la forma de sus
hombros. Él tiene también la estructura correcta.
Debe estar usando una peluca, o se cortó y tiñó el pelo.
—Barney, ¿estás recibiendo esto? —Harry pone el teléfono en su
escritorio y cambia a modo manos libre—. Parece que ha estudiado a su ex
jefe en detalle, Sra. Styles —murmura sonando no muy contento. Le frunzo el ceño, pero soy salvada por Barney.
—Sí, señor. He oído a la Sra. Styles. Estoy ejecutando el software de
reconocimiento facial en todas las imágenes de circuito cerrado de
televisión digital en estos momentos. Veamos donde más estuvo este
imbécil. Lo siento señora, este hombre ha estado dentro de la
organización.
Miro ansiosamente a  Harry, quien ignora el improperio de Barney. Está
estudiando de cerca la imagen del circuito cerrado de televisión.
—¿Por qué él haría esto? —le pregunto a Harry.
Se encoge de hombros.
—Venganza, quizás. No lo sé. Uno no puede entender por qué algunas
personas se comportan de la forma en que lo hacen. Sólo estoy enfadado
de que tú alguna vez trabajaras tan estrechamente con él. —Los labios de
Harry se presionan en una dura y delgada línea, y rodea mi cintura
con su brazo.
—Tenemos el contenido de su disco duro también señor —añade Barney.
—Sí, lo recuerdo. ¿Tienes una dirección del Sr. Hyde? —dice Harry
bruscamente.
—Sí señor, la tengo.
—Avisa a Welch.
—Por supuesto. También voy a analizar los circuitos cerrados de televisión
de la ciudad y ver si puedo rastrear sus movimientos.
—Compruebe qué vehículo tiene.
—Señor.
—¿Barney puede hacer todo eso? —susurro.
Harry asiente con la cabeza y me da una sonrisa de suficiencia.
—¿Qué había en el disco duro? —susurro.
La cara de Harry se endurece y agita la cabeza.
—No mucho —dice, con los labios apretados, olvidando su sonrisa.
—Dime.
—No.
—¿Era sobre ti o sobre mí?
—Sobre mí —suspira.
—¿Qué tipo de cosas? ¿Sobre tu estilo de vida?
Harry sacude su cabeza y pone su dedo índice contra mis labios para
hacerme callar. Le frunzo el ceño. Pero entrecierra los ojos, y eso es una
clara advertencia de que debo mantener la boca cerrada.
—Es un Camaro 2006. Le enviaré también a Welch los detalles de la
licencia —dice Barney con entusiasmo desde el teléfono.
—Bien. Déjame saber donde mas ha estado ese cabrón en mi edificio. Y
verifica esta imagen contra la otra de su archivo personal en AIPS. —
Harry me mira fijamente con escepticismo—. Quiero estar seguro de
que sabemos quien es.
—Ya está hecho señor, y la Sra. Styles está en lo correcto. Éste es Jack
Hyde.
Sonrío de oreja a oreja. ¿Ves? Puedo ser útil. Harry frota su mano por
mi espalda.
—Bien hecho, Sra. Styles. —Él sonríe y su anterior rencor se olvida. Para
Barney dice—: Déjame saber cuando haya seguido todos sus movimientos
en el cuartel general. También verifica cualquier otra propiedad de GEH a
la que pudo haber tenido acceso y hazselo saber a los equipos de
seguridad para que puedan hacer otro barrido de todos esos edificios.
—Señor.
—Gracias Barney. —Harry cuelga.
—Bueno, Sra. Styles, parece que no es sólo decorativa, sino útil, también. —
Los ojos de Harry se iluminan con perversa diversión. Sé que está
burlándose.
—¿Decorativa? —me mofo, burlándome de vuelta.
—Mucho —dice tranquilamente, presionado un suave y dulce beso en mis
labios.
—Eres mucho más decorativo que yo, Sr. Styles.
Él sonríe abiertamente y me besa más fuerte, enrollando mi trenza
alrededor de su muñeca y envolviendo sus brazos alrededor de mí.
Cuando tomamos aire, mi corazón se acelera.
—¿Hambrienta? —pregunta.
—No.
—Yo sí.
—¿De qué?
—Bueno, de comida en realidad, Sra. Styles.
—Te voy a hacer algo —suelto una risita tonta.
—Amo ese sonido.
—¿De mi ofreciéndote comida?
—Tú riendo. —Besa mi pelo y luego me levanto.
—¿Entonces qué le gustaría comer, Amo? —pregunto dulcemente.
Entrecierra los ojos.
—¿Está usted siendo lista, Sra. Styles?
—Siempre Sr. Styles.. Amo.
Sonríe con una sonrisa misteriosa.
—Todavía puedo ponerte sobre mis rodillas —murmura de forma
seductora.
—Lo sé. —Sonrió. Colocando mis manos en los brazos de su silla de
oficina, me inclino y lo beso—. Ésa es una de las cosas que amo de ti. Pero
guarda tu mano inquieta, tienes hambre.
El sonríe de forma tímida y mi corazón se aprieta.
—Oh, Sra. Styles, ¿qué voy a hacer con usted?
—Responderá mi pregunta. ¿Qué le gustaría comer?
—Algo liviano. Sorpréndeme— dice, reflejando mis palabras de la sala de
juegos más temprano.
—Veré qué puedo hacer. —Me pavoneo fuera de su estudio y entro a la
cocina. Mi corazón se hunde cuando veo a la Sra. Jones ahí.
—Hola Sra. Jones.
—Sra. Styles. ¿Está lista para algo de comer?
—Um...
Ella está revolviendo algo en una olla en la estufa que huele delicioso.
—Iba a hacer unos submarinos para el Sr. Styles y para mí.
Se detiene un instante.
—Claro —dice—. Al Sr. Styles le gusta el pan francés, hay algunos cortes en
el congelador de la longitud de un submarino. Me encantaría hacerlo por
usted señora.
—Lo sé. Pero me gustaría hacerlo yo.
—Entiendo. Le voy a dar algo de espacio.
—¿Qué está cocinando?
—Esto es una salsa boloñesa. Puede ser comida en cualquier momento. La
voy a congelar. —Ella sonríe afectuosamente y gira el fuego de la derecha
hacia abajo.
—Um… ¿Qué le gusta a Harry en un, um... Sándwich? —Frunzo el
ceño, sorprendida por lo que acabo de decir. ¿La Sra. Jones entiende la
inferencia?
—Sra. Styles, usted puede poner cualquier cosa en el sándwich, mientras
esté en pan francés, se lo va a comer. —Nos sonreímos la una a la otra.
—Bien, gracias. —Voy dando saltos al congelador y encuentro el pan
francés cortado en una bolsa Ziplock. Pongo dos de ellos en un plato, los
pongo en el microondas y selecciono descongelar.
La Sra. Jones ha desaparecido. Frunzo el ceño mientras vuelvo al
refrigerador en busca de los ingredientes. Supongo que podía ser capaz de
establecer los parámetros mediante los cuales la Sra. Jones y yo
trabajaremos juntas. Me gusta la idea de cocinar para Harry los fines
de semana. La Sra. Jones es más que bienvenida de hacerlo durante la
semana, la última cosa que querré hacer cuando llegue del trabajo es
cocinar. Hmm... un poco como la rutina de Harry con sus sumisas.
Sacudo la cabeza. No debo pensar demasiado esto. Encuentro algo de
jamón en el refrigerador, y en un cajón una perfecta palta madura.
Mientras estoy añadiendo un toque de sal y limón a la palta molida,
Harry emerge de su estudio con los planos de la nueva casa en sus
manos. Los pone en la barra de desayuno, deambula hacia mí, y envuelve
sus brazos a mí alrededor, besando mi cuello.
—Pies descalzos y en la cocina —murmura él.

—¿No debería ser pies descalzos y embarazada en la cocina? —Sonrío con
satisfacción.
Él se queda quieto, todo su cuerpo tenso contra mí.
—Todavía no —declara, la aprehensión clara en su voz.
—¡No! ¡Todavía no!
Se relaja.
—En eso estamos de acuerdo, Sra. Styles.
—Tú quieres hijos, sin embargo, ¿no?
—Claro, sí. Eventualmente. Pero no estoy dispuesto a compartirte por el
momento. —Él besa mi cuello.
Oh... ¿compartir?
—¿Qué estás haciendo? Se ve bien. —Me besa detrás la oreja, y yo sé que
es para distraerme. Un cosquilleo delicioso viaja por mi columna vertebral.
—Sándwiches—Sonrío, recuperando mi sentido del humor.
Sonríe contra mi cuello y mordisquea el lóbulo de mi oreja.
—Mi favorito.
Lo empujo con mi codo.
—Sra. Styles, usted me hiere. —Se agarra su costado como si le doliera.
—Debilucho —murmuro con desaprobación.
—¿Debilucho? —pronuncia con incredulidad. Él golpea mi trasero,
haciéndome gritar—. Apúrate con mi comida, muchacha. Y más tarde te
mostraré cómo de debilucho puedo ser. —Él me golpea juguetonamente
una vez más y va al refrigerador.
—¿Quieres una copa de vino? —pregunta.
—Por favor.
Harry extiende los planos de Gia a lo largo de la barra de desayuno.
Ella realmente tiene algunas ideas espectaculares.
—Me encanta su propuesta de convertir toda la parte trasera de la planta
baja en vidrio, pero...
—¿Pero? —solicita Harry.
Suspiro.
—No quiero quitar todo el carácter de la casa.
—¿El carácter?
—Sí. Lo que Gia está proponiendo es muy radical, pero... bueno... Me
enamoré de la casa tal como es... con verrugas y todo.
La frente de Harry se arruga como si eso le repugnara.
—A mí como que me gusta de la forma en la que es —le susurro. ¿Esto va
a hacerlo enojar?
Me mira fijamente.
—Quiero que esta casa sea de la forma que tú quieras. Lo que sea que
quieras. Es tuyo.
—También quiero que te guste. Que seas feliz en ella.
—Seré feliz donde sea que estés. Es así de simple ______. —Su mirada
sostiene la mía. Él es total y absolutamente sincero. Pestañeo hacia él
mientras mi corazón se expande. Vaca sagrada, él realmente me ama.
—Bueno —trago luchando contra el pequeño nudo de emoción que llega a
mi garganta—. Me gusta la pared de cristal. Quizás podríamos pedirle que
incorpore a la casa un poco más de simpatía.
Harry sonríe. —Claro. Cualquier cosa que quieras. ¿Qué pasa con los
planos del piso de arriba y el sótano?
—Estoy bien con eso.
—Bien.
Bueno... Me armo de valor para hacerle la pregunta del millón de dólares.
—¿Quieres poner una sala de juegos? —Siento el oh-tan-familiar rubor
arrastrarse por mi cara mientras pregunto. Las cejas de Harry se
disparan.
—¿Quieres tú? —responde, sorprendido y divertido a la vez.
Me encojo de hombros. —Em... si tú quieres.
Me mira por un momento. —Vamos a dejar nuestras opciones abiertas por
el momento. Después de todo, esta será una casa familiar.
Estoy sorprendida por la punzada de decepción que siento. Supongo que
está en lo correcto... aunque ¿cuándo vamos a tener una familia? Podrían
ser años.
—Además, podemos improvisar. —Sonríe con suficiencia.
—Me gusta improvisar —susurro.
Sonríe. —Hay algo que quiero discutir. —Harry apunta al dormitorio
principal, y comenzamos una detallada discusión sobre los baños y los
vestidores separados.
Cuando terminamos, son las nueve y media de la noche.
—¿Vas a volver a trabajar? —pregunto mientras Harry enrolla los
planos.
—No si no quieres —sonríe—. ¿Qué te gustaría hacer?
—Podríamos ver televisión. —No quiero leer, y no quiero ir a la cama...
aún.
—Bien —acepta Harry con gusto, y lo sigo a la sala de televisión.
Nos hemos sentado aquí tres, quizá cuatro veces en total, y  Harry por
lo general lee un libro. Él no está interesado en la televisión en absoluto.
Me acurruco a su lado en el sofá, metiendo las piernas por debajo de mí y
descansando la cabeza sobre su hombro. Enciende el televisor de pantalla
plana con el control remoto y pasa a través de los canales sin pensar.
—¿Alguna tontería específica que quieras ver?
—No te gusta mucho la televisión ¿cierto? —murmuro sardónicamente.
Sacude la cabeza. —Es una pérdida de tiempo. Pero voy a ver algo contigo.
—Creí que podríamos besuquearnos.
Dispara su rostro al mío.
—¿Besuquearnos? —Me mira como si me hubieran crecido dos cabezas.
Deja de cambiar los canales, dejando el televisor encendido en una
telenovela española.
—Sí. —¿Por qué está tan horrorizado?
—Podríamos ir a la cama y besuquearnos.
—Hacemos eso todo el tiempo. ¿Cuándo fue la última vez que te
besuqueaste delante de la televisión? —pregunto, tímida y burlona a la
vez.
Se encoge de hombros y sacude la cabeza. Presionando el control remoto
de nuevo, el pasa a través de otros pocos canales poco antes de decidirse
por un viejo episodio de Expediente X.
—¿Harry?
—Nunca he hecho eso —dice tranquilamente.
—¿Nunca?
—No.
—¿Ni siquiera con la Sra. Robinson?
Resopla. —Nena, hice un montón de cosas con la Sra. Robinson.
Besuquearnos no era una de ellas. —Me sonríe con satisfacción y luego
entrecierra los ojos con divertida curiosidad—. ¿Tu lo has hecho?
Me ruborizo.
—Por supuesto. —Bueno más o menos...
—¡¿Que?! ¿Con quién?
Oh no. No quiero tener esta discusión.
—Dímelo —insiste.
Bajo la mirada a mis nudosos dedos. Gentilmente cubre mis manos con
las suyas. Cuando levanto la mirada hacia él, está sonriéndome.
—Quiero saberlo. Así puedo vencer a quien quiera que fuese a golpes.
Suelto una risita tonta. —Bueno, la primera vez...
—¡¿La primera vez?! ¿Hay más de un hijo de puta? —gruñe.
Suelto una risita tonta de nuevo. —¿Por qué estás tan sorprendido Sr.
Styles?
Frunce el ceño brevemente, se pasa una mano por el pelo y me mira como
si me viera en una luz completamente diferente. Se encoge de hombros.
—Sólo lo estoy. Quiero decir, dada tu falta de experiencia.
Me sonrojo. —Ciertamente he compensado eso desde que te conozco.
—Lo has hecho. —Sonríe abiertamente—. Dime. Quiero saberlo.
Miro en los pacientes ojos Verdes, tratando de medir su estado de ánimo.
¿Va a hacerlo enojar o genuinamente quiere saber? No lo quiero de mal
humor... es imposible cuando está de mal humor.
—¿Realmente quieres que te lo diga?
Asiente con la cabeza lentamente, y sus labios se contraen en una
divertida y arrogante sonrisa.
—Estaba de paso en las Vegas con mamá y el esposo numero tres. Estaba
en décimo grado. Su nombre era Bradley, y era mi compañero de
laboratorio en física.
—¿Cuántos años tenías?
—Quince.
—¿Y qué está haciendo él ahora?
—No sé.
—¿A qué base llegó?
—¡Harry! —lo regaño, y de pronto agarra mis rodillas, luego mis
tobillos, y me voltea así caigo de nuevo en el sillón. Él se desliza
suavemente por encima de mí, atrapándome debajo de él, una pierna entre
las mías. Esto es tan repentino que chillo de sorpresa. Coge mis manos y
las levanta por encima de mi cabeza.
—¿Entonces, este Bradley, llegó a la primera base? —murmura, dirigiendo
su nariz a lo largo de la mía. Planta besos suaves en la esquina de mi
boca.
—Sí —murmuro contra sus labios. Él suelta una de sus manos de modo
que él pueda abrazar mi barbilla y sostenerme todavía mientras su lengua
invade mi boca, y me rindo a sus besos ardientes.
—¿Como esto? —Harry respira cuando toma aire.
—No... nada así —respondo mientras toda la sangre en mi cuerpo se
encabeza hacia el sur.
Soltando mi barbilla, él dirige su mano abajo sobre mi cuerpo y de vuelta
hasta mi pecho.
—¿Hizo él esto? ¿Tocarte así? —Su pulgar pasa rozando sobre mi pezón,
por mi camisola, suavemente, repetidamente, y éste se endurece bajo su
toque experto.
—No. —Me retuerzo bajo él.
—¿Llego él a la segunda base? —murmura en mi oído. Su mano baja a
través de mis costillas, por delante de mi cintura a mi cadera. Toma el
lóbulo de mi oreja entre sus dientes y suavemente tira.
—No —respiro.
Mulder habla desenfocado en la televisión algo sobre el menos querido del
FBI.
Harry para, se inclina, y presiona silencio en el control remoto. Mira
hacia mí.
—¿Y Joe Schmo, el número dos? ¿Logró pasar la segunda base?
Sus ojos arden calientes... ¿enojo? ¿Excitado? Es difícil decir cual. Se
mueve a mi lado y desliza su mano bajo mis pantalones.
—No —susurro, atrapada en su mirada fija carnal. Harry sonríe
malvadamente.
—Bien. —Su mano llega a mi sexo—. Sin ropa interior, Sra Styles. Lo
apruebo. —Me besa otra vez mientras sus dedos tejen más magia, su
pulgar pasa rozando sobre mi clítoris, atormentándome, mientras empuja
su índice dentro de mí con exquisita lentitud.
—Se supone que estaríamos besándonos —gimo.
Harry se frena.
—¿Yo creía que lo estábamos?
—No. Sin sexo.
—¿Qué?
—Sin sexo...
—Sin sexo, ¿eh? —Retira su mano de mis pantalones—. Aquí. —Traza mis
labios con su índice, y pruebo mi resbaladiza salinidad. Empuja su dedo
en mi boca, reflejando lo que él hacía un momento antes. Entonces se
cambia así que está entre mis piernas, y su erección empuja contra mí.
Empuja, una vez, dos veces, y otra vez. Yo jadeo ya que el material de mis
pantalones se frota justo del modo correcto. Él empuja una vez más,
pulverizándome.
—¿Esto es lo que quieres? —murmura y mueve sus caderas rítmicamente,
meciéndose contra mí.
—Sí —gimo.
Su mano retrocede para concentrarse en mi pezón una vez más y raspa
sus dientes a lo largo de mi mandíbula.
—¿Sabes cuán caliente eres, ________? —Su voz es ronca ya que él se mece
más duro contra mí. Abro mi boca para articular una respuesta y fallo
miserablemente, gimiendo en voz alta. Él captura mi boca una vez más,
tirando mi labio de abajo con sus dientes antes de sumergir su lengua en
mi boca otra vez. Él suelta mi otra muñeca y mis manos viajan
avariciosamente por sus hombros y en su pelo mientras me besa. Cuando
tiro de su pelo, él gime y levanta sus ojos a los míos.
—Ah...
—¿Te gusta cuando te toco? —susurro.
Su ceja se arruga brevemente como si él no entendiera la pregunta. Deja
de oprimirse contra mí.
—Por supuesto que lo hago. Te amo tocándome,___________. Parezco un hombre
hambriento en un banquete cuando viene tu toque. —Su voz tararea con
la sinceridad apasionada.
Vaca sagrada...
Se arrodilla entre mis piernas y me arrastra hasta quitarme el top. Estoy
desnuda debajo. Agarrando el dobladillo de su camisa, él tira de ello sobre
su cabeza y lo lanza al suelo, luego me tira en su regazo mientras se
arrodilla, sus brazos agarrando sólo encima de mi trasero.
—Tócame —respira él.
Oh mi... Tentativamente alcanzo y rozó débilmente las puntas de mis dedos
por el ligero pelo del pecho sobre su esternón, sobre sus cicatrices de
quemaduras. Inspira bruscamente y sus pupilas se dilatan, pero no con
miedo. Es una respuesta sensual a mi toque. Me mira atentamente ya que
mis dedos flotan delicadamente sobre su piel, primero a un pezón y luego
el otro. Ellos se fruncen bajo mi caricia. Inclinándome adelante, planto
besos suaves en su pecho, y mis manos se mueven a sus hombros,
sintiendo las líneas duras, esculpidas de tendón y músculo. ¡Santo Dios!...
él está en buenas condiciones.
—Te quiero —murmura y es una luz verde a mi libido. Mis dedos se
mueven en su pelo, empujando hacia atrás su cabeza así puedo reclamar
su boca, fuego lamiendo caliente y fuerte en mi vientre. Él gime y me
empuja atrás al sofá. Se sienta y arranca mis pantalones, abriendo su
bragueta al mismo tiempo.
—Home Run8 —él susurra, y rápidamente me llena.
—Ah... —gimo y se queda quieto, agarrando mi cara entre sus manos.
—Te amo, Sra. Styles —murmura y muy despacio, muy suavemente, hace el
amor conmigo hasta que yo me vengo en pedazos, gritando su nombre y
envolviéndome alrededor de él, no queriendo dejarlo ir nunca.
Me tumbo en su pecho. Estamos en el suelo del cuarto de la TV.
—Sabes, evitamos completamente la tercera base. —Mis dedos remontan
la línea de sus músculos pectorales.
Él se ríe. —La próxima vez, Sra. Styles. —Besa la cumbre de mi cabeza.
Alzo la vista para contemplar la pantalla de televisión donde los créditos
del final de Expediente X pasan. Harry alcanza el control remoto y
enciende el sonido de vuelta.
—¿Te gusta esa serie? —pregunto.
—Cuando era niño.
Ah... Harry como un niño... kick boxing, Archivos X y ningún toque.
—¿A ti? —pregunta.
—Es anterior a mi época.
—Eres tan joven. —Harry sonríe afectuosamente—. Me gusta besarme
contigo, Sra. Styles.
—Lo mismo digo, Sr. Styles. —Beso su pecho, y nos recostamos
silenciosamente mirando mientras Expediente X termina y comienzan los
anuncios.
—Han sido unas tres semanas divinas. A pesar de las persecuciones de
coches, incendios y psicópatas ex-jefes. Como estar en nuestra propia
burbuja privada —refunfuño como si estuviera soñando.
—Hmm —Harry tararea profundamente en su garganta—. No estoy
seguro de estar listo para compartirte con el resto del mundo aún.
—Devuelta a la realidad mañana —murmuro, tratando de guardar la
melancolía de mi voz.
Harry suspira y dirige su otra mano por su pelo. —La seguridad será
estricta… —Puse mi dedo sobre sus labios. No quiero oír esta conferencia
otra vez.
—Lo sé. Estaré bien. Lo prometo. —Lo que me recuerda... me muevo,
apoyándome en mis codos para verlo mejor—. ¿Por qué le gritabas a
Sawyer?
Él se pone rígido inmediatamente. Oh mierda.
—Porque fuimos seguidos.
—No es culpa de Sawyer.
Él me mira fijamente sin emoción alguna. —Ellos nunca deberían haberte
dejado llegar tan lejos conduciendo. Saben esto.
Me sonrojo con aire de culpabilidad y reanudo mi posición, apoyándome
en su pecho. Fue mi culpa. Quise escaparme de ellos.
—Eso no fue…
—¡Suficiente! —Harry es de repente cortante—. Esto no está en
discusión, ____________. Es un hecho, y ellos no lo dejarán pasar otra vez.
¡_________! Soy ________________ cuando estoy en problemas justo como en casa
con mi madre.
—Bien —refunfuño, aplacándole. No quiero luchar—. ¿Alcanzó Ryan a la
mujer en el Dodge?
—No. Y no estoy convencido de que fuera una mujer.
—¿Ah? —Alzo la vista otra vez.
—Sawyer vio a alguien con el pelo recogido hacia atrás, pero fue una breve
mirada. Él supuso que era una mujer. Ahora, dado que has identificado a
aquel hijo de puta, tal vez era él. Lleva el pelo así. —La repugnancia en la
voz de Harry es palpable.
No sé que hacer con estas noticias. Harry dirige su mano bajo mi
espalda desnuda, distrayéndome.
—Si algo te pasara... —murmura, sus ojos amplios y serios.
—Lo sé —susurro—. Siento lo mismo sobre ti. —Tiemblo ante el
pensamiento.
—Vamos. Te estás poniendo fría —dice, sentándose—. Vamos a
acostarnos. Podemos cubrir la tercera base allí. —Él sonríe lascivamente,
tan voluble como siempre, apasionado, enfadado, ansioso, atractivo, mi
Cincuenta Sombras. Tomo su mano y él me pone de pie, y sin una
puntada, lo sigo por el gran cuarto al dormitorio.

La mañana siguiente, Harry aprieta mi mano mientras salimos de
AIPS. Él se parece mucho al ejecutivo poderoso en su traje oscuro y su
corbata a juego, sonrío. No ha estado así de elegante desde el ballet en
Mónaco.
—¿Sabes que no tienes que hacer esto? —murmura  Harry. Estoy
tentada de rodar mis ojos hacia él.
—Lo sé —susurro, no queriendo que Sawyer y Ryan me oyeran por
casualidad desde el frente del Audi. Él frunce el ceño y sonrío—. Pero
quiero hacerlo —sigo—, lo sabes. —Me inclino y lo beso. Su ceño fruncido
no desaparece—. ¿Qué está mal? —Él echa un vistazo inciertamente a
Ryan mientras Sawyer sale del coche.
—Te extrañaré teniéndote conmigo.
Me levanto para acariciar su cara. —Yo también. —Lo beso—. Fue una
maravillosa luna de miel. Gracias.
—Vaya al trabajo, Sra. Styles.
—Usted, también, Sr. Styles.
Sawyer abre la puerta. Aprieto la mano de Harry una vez más antes de
salir a la acera. Mientras me dirijo al edificio, le doy un saludo con la
mano, Sawyer sostiene abierta la puerta y me sigue dentro.
—Hola, ___________. —Claire sonríe detrás del mostrador de recepción.
—Claire, hola. —Sonrío de vuelta.
—Te ves maravillosa. ¿Buena luna de miel?
—La mejor, gracias. ¿Cómo ha estado todo por aquí?
—El anciano Roach es el mismo, pero han aumentado la seguridad y
nuestro cuarto de servidor está siendo revisado. Pero Hannah te dirá.
Seguro lo hará. Le doy a Claire una sonrisa amistosa y me dirijo a mi
oficina.
Hannah es mi ayudante. Ella es alta, delgada, y despiadadamente eficiente
al punto de que a veces la encuentro un poco intimidante. Pero es
agradable, a pesar de que es un par de años mayor. Tiene mi latte
esperando, el único café que le dejo conseguir para mí.
—Hola, Hannah —digo cariñosamente.
—__________ ¿cómo estuvo tu luna de miel?
—Fantástico. Toma, para tí. —Hago caer la pequeña botella de perfume
que compré para ella en su escritorio, y aplaude con regocijo.
—¡Ah, gracias! —dice entusiasmadamente—. Tu correspondencia urgente
está en tu escritorio, y a Roach le gustaría verte a las diez. Eso es todo lo
que tengo que relatar por el momento.
—Bueno. Gracias. Y gracias por el café. —Vago hacia mi oficina, descanso
mi maletín en mi escritorio y miro fijamente las cartas amontonadas.
Joder, tengo mucho para hacer.
Justo antes de las diez hay un golpe tímido en mi puerta.
—Entra.
Elizabeth mira en torno a la puerta.
—Hola, __________. Sólo quise darte la bienvenida de nuevo.
—Hola. Tengo que decirlo, leyendo toda esta correspondencia, deseo estar
de nuevo en el Sur de Francia.
Elizabeth se ríe, pero su risa es apagada, forzada, y ladeo mi cabeza a un
lado y miro fijamente hacia ella como Harry me hace a mí.
—Me alegro que estés de vuelta sana —dice—. Te veré en unos minutos en
la reunión con Roach.
—Bien —murmuro, y cierra la puerta detrás de ella. Miro con ceño a la
puerta cerrada. ¿Sobre qué fue eso? Lo empujo lejos. Mi correo electrónico
suena, es un mensaje de Harry.
De: Harry Styles
Asunto: Esposas Errantes
Fecha: 22 de agosto de 2011 09:56
Para: ____________- Steele
Esposa
Le envié un correo electrónico más abajo y rebotó.
Y es porque no has cambiado tu nombre.
¿Algo que quieras decirme?
Harry Styles
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.

De: Harry Styles
Re Asunto: Burbuja
Fecha: 22 de agosto de 2011 09:32
Para: ___________ Grey
Sra. Styles
Amo cubrir todas las bases contigo.
Ten un gran primer día de regreso.
Extrañando nuestra burbuja ya.
X
Harry Styles De vuelta en el Mundo Real Gerente General, Styles Enterprises Holdings
Inc.
Mierda. Golpeé la respuesta inmediatamente.
De: _____________ Steele
Asunto: No reviente la Burbuja
Fecha: 22 de agosto de 2011 09:58
Para: Harry Styles
Marido
Soy toda una metáfora de béisbol contigo, Sr. Styles.
Quiero mantener mi nombre aquí.
Te explicaré esta tarde.
Entro a una reunión ahora.
Extraño nuestra burbuja, también...
PS: ¿Pense que tenía que usar mi BlackBerry?
_____________ Steele
Coordinador Editorial, AIPS
Esto va a ser una pelea. Puedo sentirlo. Suspirando, recojo mis
documentos para la reunión.
La reunión dura dos horas. Todos los coordinadores editoriales están allí,
más Roach y Elizabeth. Hablamos del personal, estrategia, mercadotecnia,
seguridad, y fin de año. Cuando la reunión progresa, me pongo cada vez
más incómoda. Hay un cambio sutil de cómo mis colegas me tratan, una
distancia y cuidado que no estaba allí antes de que me fuera a mi luna de
miel. Y con Courtney, que dirige sección de no ficción, hay hostilidad
patente. Tal vez sólo soy paranoica pero esto va de alguna forma hacia la
explicación del saludo raro de Elizabeth esta mañana.
Mi mente va a la deriva devuelta al yate, entonces al cuarto de juegos,
entonces al R8 que se apresura lejos del Dodge misterioso en la I-5. Quizás
Harry tiene razón… quizás no puedo seguir haciendo esto. El
pensamiento es deprimente, esto es todo lo que alguna vez he querido
hacer. ¿Si no puedo hacer esto, qué haré? Mientras vuelvo a mi oficina,
trato de rechazar estos pensamientos oscuros.
Cuando me siento en mi escritorio, rápidamente compruebo mis correos
electrónicos. Nada de Harry. Compruebo mi BlackBerry... todavía
nada. Bueno. Al menos no hubo ninguna reacción adversa a mi correo
electrónico. Quizás hablaremos de esto esta noche de acuerdo a mi
solicitud. Encuentro eso difícil de creer, pero ignorando ese sentimiento
inquieto, abro el plan de marketing que me dieron en la reunión.
Como cada lunes, Hannah entra a mi oficina con un plato para mi
almuerzo empacado, cortesía de la Sra. Jones, nos sentamos y comemos
nuestros almuerzos juntas, discutiendo lo que queremos lograr esta
semana. Ella me pone al día con el cotilleo de la oficina, también, lo cual,
considerando que he estado fuera por tres semanas, escasea bastante.
Mientras estamos conversando, alguien golpea la puerta.
—Pase.
Roach abre la puerta, y parado a lado de él está Harry. Estoy
momentáneamente estupefacta. Harry me lanza una mirada
abrasadora y entra, antes de sonreírle cortésmente a Hannah
—Hola, tú debes ser Hannah. Soy Harry Styles—dice. Hannah se pone
de pie apresuradamente y extiende su mano.
—Sr. Styles. En… encantada de conocerlo —balbucea mientras se dan la
mano—. ¿Puedo traerle un café?
—Por favor —dice cordialmente. Con una rápida mirada de perplejidad
hacia mí, ella se escabulle fuera de la oficina pasando a Roach, quien está
de pie tan estupefacto como yo en el umbral de mi oficina.
—Si me disculpas, Roach, me gustaría hablar con la Sra. Steele.
Harry pronuncia la S sibilantemente… sarcásticamente.
Es por esto que está aquí… Oh mierda.
—Por supuesto, Sr Styles. ________ —murmura Roach, cerrando la puerta de mi
oficina mientras sale. Recupero el habla.
—Sr. Styles. Que agradable verlo —sonrió, con demasiada dulzura.
—Sra. Steele, ¿me puedo sentar?
—Es tu compañía. —Señalo la silla que Hannah dejó libre.
—Sí, lo es. —Me sonríe de una manera lobuna, la sonrisa no alcanzando
sus ojos. Su tono es entrecortado. Se está encrespando de tensión, puedo
sentirla alrededor mío. Mierda. Mi corazón se hunde.
—Tu oficina es muy pequeña —dice mientras se sienta frente a mi
escritorio.
—Me viene bien.
Me contempla neutralmente, pero sé que está enfadado. Respiro profundo.
Esto no va a ser divertido.
—¿Entonces qué puedo hacer por ti, Harry?
—Sólo estoy inspeccionando mis activos.
—¿Tu activos? ¿Todo ellos?
—Todos ellos. Algunos necesitan reposicionamiento.
—¿Reposicionamiento? ¿De qué forma?
—Creo que lo sabes. —Su voz es amenazadoramente suave.
—Por favor, no me digas que has interrumpido tu día después de tres
semanas fuera para venir aquí y pelear conmigo por mi nombre. —¡No soy
un maldito activo!
Él se mueve y cruza las piernas.
—No exactamente para pelear. No.
—Harry, estoy trabajando.
—Me pareció que estabas chismoseando con tu asistente.
Mis mejillas se calientan. —Estábamos repasando nuestros horarios —digo
bruscamente—. Y no has respondido a mi pregunta.
Hay un golpe en la puerta.
—¡Adelante! —grito, demasiado fuerte.
Hannah abre la puerta y trae una pequeña bandeja. Una jarra de leche,
una azucarera, café en una cafetera francesa, ella ha hecho todo lo
posible. Coloca la bandeja en mi escritorio.
—Gracias Hannah —murmuro, avergonzada de que haya gritado tan
fuerte.
—¿Necesita algo más, Sr. Styles? —pregunta ella jadeando. Quiero ponerle
mis ojos en blanco.
—No, gracias. Eso es todo. —Él le lanza su sonrisa deslumbrante, bajabragas.
Ella se sonroja y sale con una sonrisa tonta en su cara. Harry
dirige su atención de vuelta hacia mí.
—Ahora, Sra. Steele, ¿dónde estábamos?
—Estabas interrumpiendo groseramente mi jornada laboral para pelear
conmigo por mi nombre.
Harry parpadea una vez, sorprendido, creo yo, por la intensidad de mi
voz. Con destreza, él recoge una pelusa invisible sobre su rodilla con
dedos hábiles y largos. Distrae la atención. Lo está haciendo a propósito.
Le entrecierro mis ojos.
—Me gusta hacer alguna que otra visita improvisada. Mantiene a los
directivos alertas, esposas en su lugar… Ya sabes. —Se encoge de
hombros, su boca se extiende en una arrogante línea.
¡Esposas en su lugar!
—No tenía idea de que pudieras perder el tiempo —digo bruscamente.
Sus ojos se congelan. —¿Por qué no quieres cambiar tu nombre aquí? —
pregunta, su voz mortalmente suave.
—Harry, ¿tenemos que discutir esto ahora?
—Estoy aquí. No veo por qué no.
—Tengo un montón de trabajo que hacer, habiendo estado fuera las
últimas tres semanas.
Él me mira fijamente, sus ojos fríos y evaluadores, incluso distantes. Me
maravilla el que pueda parecer tan frío después de anoche, después de las
últimas tres semanas. Mierda. Debe estar muy enfadado, realmente
enfadado. ¿Cuándo aprenderá a no sobreactuar?
—¿Te avergüenzo? —pregunta, su voz es aparentemente suave.
—¡No! Harry, por supuesto que no. —Le frunzo el ceño—. Esto es sobre
mí, no sobre ti. Caray, eres exasperante algunas veces. Idiota megalómano
cocheritario.
—¿Cómo es que esto no es por mí? —Inclina su cabeza a un costado,
genuinamente perplejo, algo de su indiferencia deslizándose mientras me
mira fijamente con los ojos muy abiertos, y me doy cuenta que está herido.
Sagrada mierda. He herido sus sentimientos. Oh no… él es la última
persona a la que quiero herir. Tengo que hacerlo ver mi lógica. Tengo que
explicar mi razonamiento para mi decisión.
—Harry, cuando acepté este trabajo, sólo acababa de conocerte —digo
pacientemente, luchando para encontrar las palabras correctas—. No
sabía que ibas a comprar esta compañía…
¿Qué puedo decir sobre ese evento en nuestra breve historia? Sus
desquiciadas razones para hacerlo, su manía controladora, sus tendencias
acosadoras empeorando, dándole rienda suelta porque es millonario. Sé
que quiere mantenerme segura, pero es su propiedad de la AIPS el
principal problema aquí. Si nunca hubiera interferido, podría continuar
como siempre y no tener que enfrentar las recriminaciones descontentas
susurradas por mis colegas. Pongo mi cabeza en mis manos sólo para
romper el contacto visual.
—¿Por qué es tan importante para ti? —pregunto, tratando
desesperadamente de contener mi temperamento exaltado. Levanto la vista
hacia su mirada imperturbable, sus ojos luminosos, sin delatar nada, su
pena anterior ahora escondida. Pero aun mientras hago la pregunta, en el
fondo sé la respuesta antes de que la diga.
—Quiero que todo el mundo sepa que eres mía.
—Soy tuya, mira. —Levanto mi mano izquierda, mostrando mis anillos de
compromiso y matrimonio.
—No es suficiente.
—¿No es suficiente el que me haya casado contigo? —Mi voz es apenas un
susurro.
Él reacciona a lo que digo, registrando el horror en mi cara. ¿A dónde
puedo ir desde aquí? ¿Qué más puedo hacer?
—No es eso a lo que me refiero —dice bruscamente y pasa una mano por
su pelo demasiado largo y este cae sobre su frente.
—¿A qué te refieres?
Él traga. —Quiero que tu mundo empiece y termine conmigo —dice, su
expresión vulnerable. Su comentario me desbarata totalmente. Es como si
me hubiera golpeado duro en el estómago, dejándome sin aliento e
hiriéndome. Y la visión que me viene a la mente es la de un niño pequeño,
asustado, con cabello cobrizo y de ojos verdes con ropas sucias, desiguales
y que no le entallan correctamente.
—Lo hace —digo sin engañarlo, porque es la verdad—. Sólo estoy tratando
de establecer una carrera y no quiero explotar tu nombre. Tengo que hacer
algo, Harry. No me puedo quedar encerrada en Escala o en la nueva
casa sin hacer nada. Enloqueceré. Me asfixiaré. Siempre he trabajado, y
disfruto de esto. Éste es el trabajo de mis sueños; es todo lo que alguna
vez he querido. Pero hacer esto no significa que te ame menos. Tú eres mi
mundo. —Mi garganta duele y las lágrimas pican en mis ojos. No debo
llorar, no aquí. Lo repito una y otra vez en mi cabeza. No debo llorar. No
debo llorar.
Él me mira fijamente, no diciendo nada. Después frunce el ceño como si
estuviera considerando lo que he dicho.
—¿Te asfixio? —Su voz es sombría, y es el eco de una pregunta que me
ha hecho antes.
—No… si… no. —Esta es una conversación tan exasperante, no es una que
quiera tener ahora, aquí. Cierro mis ojos y masajeo mi frente, tratando de
entender cómo llegamos a esto—. Mira, estábamos hablando de mi
nombre. Quiero mantener mi nombre aquí porque pone cierta distancia
entre tú y yo… pero sólo aquí, eso es todo. Sabes que todo el mundo

piensa que conseguí el trabajo por ti, cuando la realidad es… —Me
detengo, cuando sus ojos se agradan. Oh no… ¿es por él?
—¿Quieres saber porqué conseguiste el trabajo, __________
¿_______________? Mierda.
—¿Qué? ¿A qué te refieres?
Él se remueve en la silla como si se estuviera armándose de valor. ¿Quiero
saber?
—Los directivos te dieron el trabajo de Hyde para cuidarse. Ellos no
querían el gasto de contratar una ejecutiva sénior cuando la compañía
estaba en plena venta. No tenían idea de que haría el nuevo dueño con eso
una vez que pasara a ser de su propiedad, y sabiamente, no querían un
despido caro. Así que te dieron el trabajo de Hyde para que lo mantuvieras
hasta que el nuevo dueño —se detiene, y sus labios se tuercen en una
sonrisa irónica— o sea yo, tomara el mando.
¡Mierda! —¿Que estás diciendo? —Entonces fue por él. ¡Joder! Estoy
horrorizada.
Él sonríe y sacude su cabeza por mi preocupación. —Relájate. Has
superado el desafío. Lo has hecho muy bien. —Hay la más pequeña señal
de orgullo en su voz, y es casi mi perdición.
—Oh —murmuro incoherentemente, tambaleándome por estas noticias.
Me siento de vuelta en mi silla, boquiabierta, mirándolo. Él se remueve en
su silla de nuevo.
—No quiero asfixiarte, _________. No quiero ponerte en una jaula de oro.
Bueno… —Se detiene, su cara ensombreciéndose—. Bueno, mi parte
racional no. —Él acaricia su barbilla pensativamente mientras su mente
trama algún plan.
Oh, ¿a dónde quiere llegar con esto? Harry levanta la mirada
repentinamente, como si hubiera tenido un momento eureka.
—Así que una de las razones del por qué estoy aquí, aparte de lidiar con
mi esposa errante —dice él, entrecerrando sus ojos—, es para discutir
qué voy a hacer con esta compañía.
¡Esposa errante! ¡No soy errante, no soy un activo! Le frunzo el ceño a
Harry de nuevo y la amenaza de lágrimas decae.
—¿Entonces cuáles son tus planes? —Inclino mi cabeza para un lado,
imitándolo, y no puedo evitar mi tono sarcástico. Sus labios se retuercen
con el indicio de una sonrisa. Caray, ¡cambia de humor, de nuevo! ¿Cómo
es que alguna vez podré mantenerle el ritmo al Sr. Voluble?
—Voy a darle un nuevo nombre a la compañía, Editorial Styles
Mierda.
—Y al cabo de un año, será tuya.
¿Qué? Mi boca se abre una vez más, más abierta esta vez.
—Es mi regalo de bodas para ti.
Cierro mi boca después la abro, tratando de articular algo, pero no hay
nada. Mi mente esta en blanco
—¿Entonces, necesito cambiar el nombre a Editorial Steele?
Él está hablando en serio. Joder.
—Harry —susurro cuando mi cerebro finalmente se reconecta con mi
boca—. Me diste un reloj… no puedo dirigir un negocio.
Se inclina su cabeza a un costado de nuevo y me da un ceño reprobatorio.
—Dirijo mi propio negocio desde que tenía veintiún años.
—Pero tú eres… tú. Controlador y un joven genio extraordinario. Caray
Harry, te especializaste en economía en Harvard antes de dejarlo. Al
menos tienes una idea. Yo vendí pintura y abrazaderas plásticas por tres
años en un trabajo a medio tiempo, por amor de Dios. He visto tan poco
del mundo, ¡y no sé casi nada! —Mi voz se levanta, haciéndose más fuerte
y alta, mientras completo mi discurso.
—También eres la persona más culta que conozco —contesta él con
seriedad—. Amas un buen libro. No podías dejar de hacer tu trabajo
mientras estábamos de luna de miel. ¿Cuántos manuscritos leíste?
¿Cuatro?
—Cinco —susurro
—Y escribiste reportes completos de todos ellos. Eres una mujer muy
inteligente, ____________. Estoy seguro que lo lograrás.
—¿Estás loco?
—Loco por ti —susurra él
Suelto una risotada porque es lo único que mi cuerpo puede hacer. Él
entrecierra sus ojos.
—Serás el hazmerreír. Comprar una compañía para la pequeña mujer que
sólo ha tenido un trabajo de tiempo completo por pocos meses de su vida
adulta.
—¿Crees que me importa un bledo lo que piensa la gente? Además, no
estarás por tu cuenta.
Lo miro boquiabierta. Realmente le falta un tornillo esta vez.
—Harry, yo… —Pongo mi cabeza en mis manos, mis emociones han
pasado por un exprimidor. ¿Está loco? Y en algún lugar oscuro y profundo
dentro de mi, tengo la repentina, inapropiada necesidad de reír. Cuando
levanto la mirada hacia él de nuevo, sus ojos están muy abiertos.
—¿Algo divertido para usted, Sra. Steele?
—Sí. Tú.
Sus ojos se abren aún más, sorprendido pero también divertido.
—¿Riéndote de tu esposo? Eso nunca se hace. Y estás mordiendo tu labio.
—Sus ojos se ensombrecen… de esa manera. Oh no, conozco esa mirada.
Sensual, seductora, lasciva… ¡No, no, no! No aquí.
—Ni siquiera lo pienses —advierto, la alarma clara en mi voz.
—¿Pensar en qué, _____________?
—Conozco esa mirada. Estamos en el trabajo.
Él se inclina hacia adelanta, sus ojos pegados a los míos, hambrientos y de
color verde líquido. ¡Mierda! Trago instintivamente.
—Estamos en una oficina pequeña, a prueba de sonidos con una puerta
que puede ser cerrada con llave.
—Inmoralidad obscena —digo cada palabra cuidadosamente.
—No con tu esposo.
—Con el jefe del jefe de mi jefe —siseo.
—Eres mi esposa.
—Harry, no. Lo digo en serio. Puedes follarme hasta dejarme de siete
tonos distintos esta noche. Pero no ahora. ¡No aquí!
Él parpadea y entrecierra sus ojos una vez más. Después
inesperadamente se ríe.
—¿Siete tonos distintos? —Él arquea una ceja, intrigado—. Tal vez le tome
la palabra, Sra. Steele.
—¡Oh, detén eso de Sra. Steele! —digo bruscamente y golpeo el escritorio,
sobresaltándonos—. Por amor de Dios, Harry. Si significa tanto para ti,
¡cambiaré mi nombre!
Su boca se abre mientras inhala bruscamente. Y después sonríe, una
radiante, feliz y completa sonrisa. Wow…
—Bien. —Él da una palmada de alegría, y de repente se pone de pie.
¿Ahora qué?
—Misión cumplida. Ahora, tengo trabajo que hacer. Si me disculpa, Sra.
Styles.
Gah, ¡este hombre es tan exasperante!
—Pero…
—¿Pero qué, Sra. Styles?
Flaqueo. —Sólo vete.
—Eso intento. Te veré esta noche. Estoy esperando ponerte de siete tonos
distintos.
Frunzo el ceño.
—Oh, y tengo un montón de compromisos sociales relacionados con la
empresa en camino, y me gustaría que me acompañases.
Lo miro boquiabierta. ¿Simplemente se irá?
—Haré que Andrea llame a Hannah para que ponga las fechas en tu
calendario. Hay algunas personas a las que necesitas conocer. Deberías
hacer que Hannah repasara tu calendario de ahora en adelante.
—Está bien —mascullo, completamente perpleja, desconcertada y
traumatizada.
Él se inclina sobre mi escritorio. ¿Ahora qué? Estoy atrapada en su mirada
hipnotizante.
—Amo hacer negocios con usted, Sra. Styles. —Se inclina más cerca
mientras yo me siento paralizada, y planta un suave y tierno beso en mis
labios.
—Nos vemos, nena —murmura. Se pone de pie abruptamente, me guiña el
ojo y se va.
Apoyo la cabeza en el escritorio, sintiendo que he sido arrollada por un
tren de alta velocidad, un tren de alta velocidad que resulta ser mi amado
esposo. Debe ser el más frustrante, molesto, y mandatario hombre en la
tierra. Me enderezo y me froto los ojos con fuerza. ¿A qué acabo de
acceder? De acuerdo, _________ Styles directora de AIPS, quiero decir,
Publicaciones Styles. El hombre está loco. Alguien golpea la puerta, y
Hannah mete la cabeza.
—¿Estás bien? —pregunta.
Simplemente la miro. Hace una mueca.
—Sé que esto no te gusta, ¿pero quieres que te haga una taza de té?
Asiento.
—¿Twinings English Breakfast, débil y negro?
Asiento.
—Está enseguida,__________--.
Miro la pantalla de mi ordenador en blanco, aún anonadada. ¿Cómo puedo
hacer que entienda? ¡Un Email!
De: _________ Steele.
Asunto: ¡NO SOY UN ACTIVO!
Fecha: 22 de agosto de 2011, 14:23
Para:Harry Styles.
Señor Styles.
La próxima vez que venga a verme, pide una cita, así al menos puedo tener
una advertencia previa de tu megalomanía dominante adolescente.
Tuya, Anastasia Styles <----- por favor nota el nombre.
Coordinadora Editorial, AIPS
De: Harry Styles.
Asunto: De siete tonos diferentes.
Fecha: 22 de agosto de 2011, 14:34
Para: _________ Steele.
Mi querida Sra. Styles (con énfasis en Mi)
¿Qué puedo decir en mi defensa? Estaba por la zona.
Y no, no eres un activo, eres mi amada esposa.
Como siempre, me alegraste el día.
Harry Styles
Gerente General y megalomaníaco dominante, Styles Enterprises Holding
Inc.
Está tratando de ser gracioso, pero no estoy de humor para reír. Inspiro
hondo y vuelvo a mi correspondencia.
Harry está callado cuando subo al coche esa tarde.
—Hola —murmuro.
—Hola —responde, cautelosamente, como debería.
—¿Has interrumpido el trabajo de alguien más hoy? —pregunto demasiado
dulcemente.
El fantasma de una sonrisa cruza su rostro. —Sólo el de Flynn.
Oh.
—La próxima vez que lo veas, te daré una lista de temas que quiero
cubiertos —le siseo.
—Parece de mal humor, Sra. Styles.
Miro fijamente las nucas de Ryan y Sawyer frente a mí. Harry se
remueve a mi lado.
—Hey —dice suavemente y busca mi mano. Toda la tarde, cuando debería
haberme concentrado en mi trabajo, me dediqué a pensar en qué decirle.
Pero me enfadaba más y más a cada hora. Había tenido suficiente de su
arrogante, petulante, y estúpidamente infantil comportamiento. Alejo mi
mano de la suya, en un estilo muy arrogante, petulante, y estúpidamente
infantil.
—¿Estás enfadada conmigo? —susurra.
—Sí —siseo. Cruzándome de brazos protectoramente, miro por la
ventanilla. Vuelve a removerse a mi lado, pero me obligo a no mirarlo. No
entiendo por qué estoy tan enfadada con él, pero lo estoy. Jodidamente
enfadada.
Tan pronto llegamos a Escala, rompo el protocolo y salgo del coche con mi
maletín. Entro en el edificio, sin mirar quién está siguiéndome. Ryan se
escabulle conmigo y se apresura para llamar al elevador.
—¿Qué? —espeto cuando estoy a su lado. Sus mejillas enrojecen.
—Mis disculpas, señora —murmura.
Harry viene y se para a mi lado a esperar el elevador, y Ryan cierra la
comitiva.
—¿Así que no es sólo conmigo con quien estás enfadada? —murmura
secamente Harry. Lo miro y veo un rastro de sonrisa en su rostro.
—¿Te estás riendo de mí? —Entrecierro los ojos.
—No me atrevería a ello —dice alzando las manos como si lo estuviera
apuntando con un arma. Está usando su traje azul marino, viéndose
fresco y limpio con su alborotado cabello sexy y una expresión libre de
culpa.
—Necesitas un corte de pelo —murmuro. Alejándome de él, entro en el
elevador.
—¿Enserio? —dice quitándose mechones de la frente. Me sigue adentro.
—Sí. —Tecleo la contraseña de nuestro piso.
—¿Entonces ahora sí me hablas?
—Apenas.
—¿Y por qué, exactamente, estás enfadada? Necesito alguna pista —
pregunta cuidadosamente.
Me doy vuelta y lo enfrento.
—¿Realmente no tienes ninguna idea? Seguramente, siendo alguien tan
inteligente, ¿deberías tener una indicación? No puedo creer que seas tan
obtuso.
Retrocede un paso alarmado. —Realmente estás enfadada. Creí que
habíamos solucionado todo en tu oficina —murmura, perplejo.
—Harry, sólo recapitulé tus petulantes demandas. Eso es todo.
Las puertas del elevador se abren y salgo hecha una furia. Taylor está de
pie en el pasillo. Retrocede un paso y cierra la boca mientras me cruzo con
él.
—Hola Taylor —murmuro.
—Sra. Styles —murmura.
Dejando caer el maletín en el pasillo, me voy al gran cuarto. La Sra. Jones
está en la cocina.
—Buenas tardes, Sra. Styles.
—Hola, Sra. Jones —murmuro una vez más. Voy directamente a la
heladera y saco una botella de vino blanco. Harry me sigue a la cocina
y me mira como un halcón mientras tomo una copa del estante. Se quita la
chaqueta y la deja casualmente en el respaldo de la silla.
—¿Quieres una bebida? —pregunto muy dulcemente.
—No, gracias —responde sin quitarme los ojos de encima, y sé que está
desorientado. No sabe qué hacer conmigo. Es cómico en un nivel y trágico
en otro. Bueno, ¡que se joda! Tengo problemas en encontrar mi lado
compasivo después del encuentro de esta tarde. Lentamente, se quita la
corbata y desabotona el primer botón de su camisa. Me sirvo una gran
copa de sauvignon blanco, y  Harry se pasa una mano por el cabello.
Cuando me doy la vuelta, la Sra. Jones ha desaparecido. ¡Mierda! Ella es
mi escudo humano. Bebo un trago de vino. Hmm. Sabe bien.
—Para ya con esto —susurra Harry. Hace los dos pasos que nos
separan y queda frente a mí. Suavemente coloca un mechón de mi cabello
detrás de mi oreja y acaricia mi lóbulo con sus dedos, enviando escalofríos
por mi cuerpo. ¿Es esto lo que extrañé todo el día? ¿Su toque? Sacudo la
cabeza, haciendo que suelte mí oreja y lo miro.
—Háblame —murmura.
—¿Cuál es el punto? Tú no me escuchas.
—Sí que lo hago. Eres una de las pocas personas a las que escucho.
Bebo otro trago de vino.
—¿Esto es sobre tu nombre?
—Sí y no. Es la forma en que lidias con el hecho de que no esté de acuerdo
contigo. —Lo miro, esperando que se enfade.
Frunce el ceño. —__________, tú sabes que tengo… problemas. Me es difícil
dejarlo pasar cuando estás involucrada. Sabes eso.
—Pero no soy una niña y no soy un activo.
—Lo sé. —Suspira.
—Entonces deja de tratarme como si lo fuera —susurro, rogándole.
Pasa sus dedos por mi mejilla y delinea mi labio inferior con su pulgar.
—No te enfades. Eres tan valiosa para mí. Como un activo invaluable,
como un niño —susurra, con una expresión reverente en el rostro. Sus
palabras me distraen. Como un niño. Invaluable como un niño… ¡Un niño
es invaluable para él!
—No soy ninguna de esas cosas, Harry. Soy tu esposa. Si te sentiste
dolido porque no quise tomar tu apellido, deberías haberlo dicho.
—¿Dolido? —Frunce aún más el ceño, y sé que está explorando la
posibilidad. De repente se tensa, aún con el ceño fruncido, y mira su
reloj—. El arquitecto llegará en menos de una hora. Deberíamos comer.
Oh no. Gimo involuntariamente. No me ha respondido, y ahora tengo que
lidiar con Gia Matteo. Mi día de mierda sigue empeorando. Miro a
Harry.
—Esta discusión aún no se ha acabado —murmuro.
—¿Qué más hay que discutir?
—Podrías vender la compañía.
Harry bufa. —¿Venderla?
—Sí.
—¿Y crees que encontraría un comprador con el mercado actual?
—¿Cuánto te costó?
—Fue relativamente barata. —Suena precavido.
—¿Y si va a la quiebra?
Sonríe. —Sobreviviremos. Pero no dejaré que quiebre, _______. No
mientras tú estés allí.
—¿Y si me voy?
—¿Y qué harás?
—No lo sé. Otra cosa.
—Tú ya has dicho que es el empleo de tus sueños. Y perdóname si me
equivoco, pero prometí ante Dios, el Reverendo Walsh, y una congregación
de nuestros seres más cercanos y queridos, apoyar tus sueños y
esperanzas, y mantenerte a salvo a mi lado.
—Citarme tus votos de bodas es hacer trampa.
—Jamás prometí jugar limpio en lo que a ti concierne. Además —añade—,
tú has usado tus votos como un arma en mi contra antes.
Hago una mueca. Es verdad.
—________--, si sigues enfadada conmigo, desquítate más tarde en la cama.
—Su voz es de repente baja y llena de deseo sensual, sus ojos calientes.
¿Qué? ¿Cama? ¿Cómo?
Sonríe indulgentemente al ver mi expresión. ¿Acaso espera que lo amarre?
¡Santa mierda! Mi diosa interior se quita los auriculares de su iPod y
comienza a escuchar con gran atención.
—Siete tonos diferentes —susurra—. Lo espero con ansias.
¡Guau!
—¡Gail! —grita abruptamente, y cuatro segundos más tarde, la Sra. Jones
reaparece. ¿Dónde estaba? ¿En la oficina de Taylor? ¿Acaso escuchó? Oh
Dios.
—¿Sr. Styles?
—Nos gustaría comer ahora mismo, por favor.
—Muy bien, señor.
Harry no saca sus ojos de mí. Me vigila como si fuera una criatura
exótica a punto de salir corriendo. Bebo un trago de vino.
—Creo que te acompañaré con una copa —dice, suspirando, y vuelve a
pasarse una mano por el cabello.
—¿No lo vas a terminar?
—No. —Miro mi plato apenas tocado de fettuccini para evitar la oscura
mirada de  Harry. Antes de que él pudiera decir algo, me pongo de pie y
llevo nuestros platos de la mesa.
—Gia estará con nosotros en poco tiempo —murmuro. La boca de
Harry forma una mueca de descontento, pero no dice nada.
—Yo haré eso, Sra. Styles —dice la Sra. Jones cuando entro en la cocina.
—Gracias.
—¿Acaso no le gustó? —pregunta preocupada.
—Estaba delicioso. Simplemente no tengo hambre.
Dándome una pequeña sonrisa simpática, ella se da vuelta para limpiar mi
plato y pone todo en el lavavajillas.
—Voy a hacer un par de llamadas —anuncia Harry, dándome una
mirada asesina antes de desaparecer en su estudio.

Suspiro aliviada y me dirijo a nuestro cuarto. La cena fue incómoda. Sigo
enfadada con Harry, y él piensa que no hizo nada malo. ¿Lo hizo? Mi
subconsciente arquea una ceja y me mira benignamente sobre sus
anteojos de media luna. Sí, lo ha hecho. Me ha hecho incluso más
complicado el trabajar. Él no esperó a discutir el asunto en la relativa
privacidad de nuestra casa. ¿Cómo se sentiría si yo irrumpiera en su
oficina, ignorando la ley? ¡Y encima de todo, quiere darme AIPS! ¿Cómo
demonios voy a dirigir una compañía? No sé nada de negocios.
Miro el cielo de Seattle bañado en la luz rosada del ocaso. Y como siempre,
él quiere arreglar nuestras diferencias en el cuarto… vestíbulo… cuarto de
juegos... sala de televisión… aparadores de la cocina… ¡Basta! Todo
siempre se reduce a sexo con él. El sexo es su mecanismo para enfrentar
las situaciones.
Voy al baño y veo mi reflejo en el espejo. Volver al mundo real es difícil.
Nos las arreglamos para evitar nuestras diferencias mientras estábamos en
nuestra burbuja porque estábamos muy necesitados el uno del otro. ¿Pero
ahora? Recuerdo mi boda, recuerdo mis preocupaciones del día, una boda
apresurada… No, no debo pensar así. Sabía que era Cincuenta Sombras
cuando me casé con él. Sólo tengo que aguantar un poco y hablar con él.
Hago una mueca en el espejo. Me veo pálida, y ahora tengo que lidiar con
esta mujer.
Estoy usando mi falda de lápiz gris y una blusa sin mangas. ¡Claro! Mi
diosa interior saca su esmalte de uñas rojo. Desabrocho dos botones,
exponiendo algo de escote. Me lavo el rostro y vuelvo a aplicarme el
maquillaje, aplicando más máscara de pestañas que lo usual y
poniéndome extra brillo de labios. Inclinándome, luego me esponjo el
cabello vigorosamente desde la raíz a las puntas. Cuando me vuelvo a
erguir, mi pelo es una melena que me rodea hasta los pechos. Me lo
acomodo levemente detrás de las orejas y voy a buscar mis tacos, en lugar
de mis zapatos planos.
Cuando vuelvo a emerger en el gran cuarto, Harry tiene los planos de
la casa esparcidos en la mesa del comedor. Hay música de fondo. Me
detengo en seco.
—Sra. Grey —dice cálidamente y luego me mira curiosamente.
—¿Qué es eso? —pregunto. La música es sorprendente.
—Réquiem de Fauré. Te ves diferente —dice, distraído.
—Oh. Nunca la había oído.
—Es muy tranquilizante, relajante —dice y alza una ceja—. ¿Le hiciste algo
a tu cabello?
—Me lo peiné —murmuro. Las voces hechizantes me cautivan.
Abandonando los planos en la mesa, camina hacia mí, lento, a tono con la
melodía.
—¿Bailarías conmigo? —murmura.
—¿Esto? Es un réquiem —digo sorprendida.
—Sí. —Me lleva a sus brazos y me sostiene, enterrando su nariz en mi
cabello y deslizándose suavemente de lado a lado. Tiene su propio olor
celestial.
Oh… lo extrañé. Lo rodeo con mis brazos y lucho contra las ganas de
llorar. ¿Por qué eres tan exasperante?
—Odio pelar contigo —susurra.
—Bueno, entonces deja de actuar como un asno.
Ríe y el cautivante sonido resuena en su pecho. Me aferra con más fuerza.
—¿Asno?
—Imbécil.
—Prefiero asno.
—Deberías. Te sienta bien.
Vuelve a reírse y besa mi cabeza.
—¿Un réquiem? —murmuro sorprendida de que realmente lo bailemos.
Se encoge de hombros. —Es sólo una hermosa melodía,____________.
Taylor tose discretamente en la entrada, y Harry me deja ir.
—La señorita Matteo está aquí —dice.
¡Oh qué alegría!
—Haz que pase —dice Harry. Se acerca y toma mi mano mientras Gia
Matteo entra en el cuarto.


Última edición por CarolineR2 el Mar 25 Jun 2013, 3:58 pm, editado 1 vez
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Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Empty Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|

Mensaje por CarolineR2 Vie 12 Abr 2013, 5:38 pm

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Capitulo Ocho
{Maraton 3/6}


Gia Matteo es una mujer alta, y guapa. Lleva su
cabello rubio corto, de peluquería en capas como una sofisticada
corona. Esta vestida con un pantalón gris pálido, y una ajustada
chaqueta que abrazan sus exuberantes curvas. Su ropa luce costosa. En la
base de su garganta, un solitario diamante brilla, combinando con los
pendientes de un quilate en sus orejas. Está bien arreglada, una de esas
mujeres que crecieron con dinero y de buena educación, aunque su
educación parece haberse evaporado esta tarde; su pálida blusa azul esta
desabotonada muy abajo. Como la mía. Me sonrojo.
—Harry. ________. —Saluda con una radiante sonrisa, mostrando perfectos
dientes blancos, y extiende una arreglada mano para sacudir primero la de
Harry, luego mi mano. Significa que tengo que dejar la mano de
Harry para responderle. Ella es de una fracción más baja que
Harry, pero entonces esta en unos asesinos zapatos de tacón alto.
—Gia —dice Harry cortésmente. Sonrío fríamente.
—Lucen fantásticos después de su luna de miel —dice suavemente, sus
marrones ojos mirando a Harry a través de largas pestañas. Harry
coloca su brazo alrededor de mí, sosteniéndome cerca.
—Tuvimos un tiempo fantástico, gracias. —Cepilla sus labios contra mi
sien, tomándome por sorpresa.
Ves… es mío. Molesto—irritante, incluso—pero mío. Sonrío. Justo ahora
realmente te amo,Harry Styles. Deslizo mi mano alrededor de su cintura
luego dentro de su bolsillo trasero y lo aprieto. Gia nos da una débil
sonrisa.
—¿Han conseguido echar un vistazo a los planos?
—Lo hemos hecho —murmuro. Miro hacia arriba a Harry, que sonríe
hacia mí, una ceja levantada con diversión irónica. ¿Diversión a que? ¿Mi
reacción hacia Gia o por haber apretado su trasero?
—Por favor —dice Harry—. Los planos están aquí. —Hace un gesto a
través de la mesa del comedor. Tomando mi mano, me guía a ella, Gia
siguiendo nuestro paso. Finalmente recuerdo mis modales.
—¿Te gustaría algo de tomar? —pregunto—. ¿Una copa de vino?
—Eso sería encantador —dice Gia—. Vino blanco seco si tienes.
¡Mierda! Sauvignon blanc—ese es uno blanco seco, ¿Cierto? De mala gana
dejando a mi esposo a un lado, me dirijo a la cocina. Escucho el iPod
sisear mientras Harry apaga la música.
—¿Te gustaría más vino, Harry? —llamo.
—Por favor, nena —canta con voz suave, sonriendo hacia mí. Wow, puede
ser tan derretidoramente digno a veces, sin embargo tan irritante otras.
Alcanzando a abrir el armario, estoy consciente de sus ojos sobre mí, y
estoy atrapada por la extraña sensación de que Harry y yo estamos
armando un espectáculo, jugando un juego juntos, pero esta vez estamos
en el mismo lado contra la Srta. Matteo. ¿Sabe que ella está atraída por él
y esta siendo muy obvia al respecto? Me da una pequeña sobrecarga de
placer cuando me doy cuenta que él esta tratando de tranquilizarme. O
quizás sólo esta enviando un mensaje alto y claro a esta mujer que él esta
tomado.
Mío. Si, perra mío. Mi diosa interior esta vistiendo su ropa de gladiadora, y
no esta tomando prisioneros. Sonriendo para mí junto tres copas del
armario, tomo la botella abierta de Sauvignon Blanc del refrigerador, y
coloco todo en la barra del desayuno. Gia esta apoyándose sobre la mesa
mientras Harry esta de pie al lado de ella y señala algo en los planos.
—Creo que ______ tiene algunas opiniones sobre la pared de cristal, pero en
general ambos estamos complacidos con las ideas que nos has dado.
—Oh, me alegra —Gia habla con un exagerado entusiasmo, obviamente
aliviada, y mientras lo dice, brevemente toca su brazo en un pequeño,
coqueto gesto. Harry se pone rígido inmediatamente pero sutilmente.
Ella ni siquiera parece notarlo.
Maldición solo déjalo en paz, mujer. No le gusta que lo toquen.
Retrocediendo casualmente a un lado así él esta fuera de su alcance,
Harry se gira hacia mí.
—Sediento aquí —dice.
—Viniendo en seguida. —Él está jugando el juego. Ella lo pone incómodo.
¿Por qué no vi eso antes? Ese es el por qué no me gusta. Él esta
acostumbrado a como las mujeres reaccionan a él. Lo he visto muy
seguido, y usualmente no le presta atención. Tocar es algo más. Bueno, la
Sra. Styles al rescate.
Precipitadamente vierto el vino, reuniendo las tres copas en mis manos, y
apresurándome de regreso a mi caballero angustiado. Ofreciéndole una
copa a Gia, deliberadamente me posiciono entre ellos. Ella sonríe
cortésmente mientras acepta. Extiendo la segunda a Harry, que la
toma con entusiasmo, su expresión una de divertida gratitud.
—Salud —Harry dijo para ambas, pero mirándome a mí. Gia y yo
alzamos nuestras copas y respondemos al unísono. Tomo un bienvenido
trago de vino.
—____________, ¿Tienes algunos problemas con la pared de cristal? —pregunta Gia.
—Si. Me encanta, no me malinterpretes. Pero estaba esperando que
pudiéramos incorporarlo de manera más orgánica en la casa. Después de
todo, me enamore de la casa como era, y no quiero hacer ningún cambio
radical.
—Ya veo.
—Sólo quiero que el diseño sea compasivo, ya sabes… más acorde
manteniéndolo con el original de la casa. —Echo un vistazo a Harry,
que esta mirándome pensativamente.
—¿No mayores renovaciones? —murmuro él.
—No. —Sacudí mi cabeza para enfatizar mi punto.
—¿Te gusta como es?
—Mayormente, si. Siempre supe que sólo necesitaba algo de tierno y
amoroso cuidado.
Los ojos de Harry brillaron cálidamente.
Gia miro a los dos, y sus mejillas se pusieron de color rosa.
—Okey —dijo ella—. Creo que entiendo de dónde vienes,_________. Que te
parece si conservamos la pared de cristal, pero abrimos un poco más la
cubierta manteniendo el estilo mediterráneo. Tenemos la terraza de piedra
allí ya. Podemos colocarlas en pilares combinando la piedra, ampliamente
espaciada así todavía tendrás la vista. Añade un techo de cristal, o azulejo
por el resto de la casa. También hacer un refugio para cenar al aire libre y
área de jardín.
Tienes que darle a la mujer lo que merece… es buena.
—O en vez de la cubierta, podemos incorporar una madera de un color de
tu elección en la puerta de cristal, eso quizás ayude a mantener el espíritu
mediterráneo —continuo ella.
—Como las brillantes persianas azules en el Sur de Francia —murmuro a
Harry, que me esta viendo atentamente. Toma un trago de vino y traga,
muy evasivo. Hmm. No le gusta esa idea pero no me desautoriza, o me
lanza hacia abajo, o me hace sentir estúpida. Dios, este hombre es un
manojo de contradicciones. Las palabras que dijo ayer vienen a mi mente
“Quiero que esta casa sea de la manera que quieres. Lo que tú quieras. Es
tuyo.” Él quiere que yo sea feliz… feliz en todo lo que haga. En el fondo
creo que sé esto. Es sólo.. que me contengo a mi misma. No pienses sobre
nuestro argumento ahora. Mi subconsciente me mira.
Gia esta mirando a Harry, esperando por él para tomar la decisión.
Observo mientras sus pupilas se dilatan y sus brillantes labios se parten.
Su lengua se dispara rápido sobre su labio superior antes de tomar un
trago de vino. Cuando me giro hacia Harry, todavía está viéndome—no
a ella para nada. ¡Si! mi diosa interior alza un puño al aire. Voy a tener
unas palabras con la Srta. Matteo.
—_______, ¿Qué quieres hacer? —murmura Harry, muy claramente
dejándome decidir.
—Me gusta la idea de la cubierta.
—A mí, también.
Me giro hacia Gia. Ey, señorita, míreme a mí. No a él. Soy la que esta
tomando las decisiones en esto.
—Creo que me gustaría dar un vistazo a los dibujos mostrando la cubierta
más grande y los pilares que están acordes con la casa.
De mala gana, Gia arrastra sus ávidos ojos lejos de mi esposo y sonríe
hacia mí. ¿Ella piensa que no me voy a dar cuenta?
—Seguro —Asiente gratamente—. ¿Algún otro problema?
¿Otro aparte de ti comiéndote con los ojos a mi esposo?
—Harry quiere remodelar la habitación principal —murmuro.
Hay una discreta tos desde la entrada de la gran habitación. Los tres nos
giramos para encontrar a Taylor de pie allí.
—¿Taylor? —pregunta Harry.
—Necesito a hablar con usted un asunto urgente, Sr. Styles.
Harry aprieta mis hombros desde atrás y se dirige a Gia.
—La Sra. Styles esta a cargo de este proyecto. Ella tiene total autoridad. Lo
que ella quiera, es de ella. Confío completamente en sus instintos. Ella es
muy perspicaz. —Su voz se altera sutilmente. En ella escucho orgullo y
una velada advertencia, ¿una advertencia para Gia?
¿Confía en mis instintos? Oh, este hombre es exasperante. Mis instintos le
permitieron atropellar a mis sentimientos esta tarde. Sacudo mi cabeza en
frustración pero estoy agradecida que le esté diciendo a la Señorita
Provocativa y desafortunadamente buena en su trabajo quien está a
cargo. Acaricio su mano que descansa en mi hombro.
—Si me disculpan. —Harry aprieta mis hombros antes de seguir a
Taylor. Me pregunto vanamente que esta pasando.
—¿Así que… la habitación principal? —pregunta Gia nerviosamente.
Levanto mi mirada hacia ella, pausando por un momento para asegurarme
que Harry y Taylor están fuera de nuestro alcance del oído. Luego
llamando toda mi fuerza interior y el hecho de que he estado seriamente
picada por las últimas cinco horas, lo deje salir.
—Tienes razón de estar nerviosa, Gia, porque ahora mismo tu trabajo en
este proyecto esta colgando en la balanza. Pero estoy segura que estaremos
bien mientras mantengas tus manos fuera de mi esposo.
Ella jadeo.
—De otra forma, estarás despedida. ¿Entendido? —enuncie cada palabra
claramente.
Ella parpadeo rápidamente, completamente fuera de si. Ella no podía creer
lo que había dicho. Yo no podía creer lo que acababa de decir. Pero me
mantuve firme, mirando impasible a sus ojos marrones cada vez más
amplios.
No te retractes. ¡No te retractes! He aprendido esta exasperante expresión
impasible de Harry que las hace como nadie más. Sé que la renovación
de la residencia principal de los Styles es un prestigioso proyecto para la
firma de arquitectura de Gia, un resplandeciente triunfo personal en su
trabajo. Ella no puede perder esta comisión. Y justo ahora no me importa
en absoluto que ella es amiga de Elliot.
—_________… Sra. Styles… y yo lo lamento mucho. Yo nunca… —Se sonrojo,
insegura de que más puede decir.
—Déjame ser clara. Mi esposo no esta interesado en ti.
—Por supuesto —murmura, la sangre drenando de su cara.
—Como dije, sólo quería ser clara.
—Sra. Styles, sinceramente me disculpo si pensó… que tengo… —Ella se
detuvo, tambaleando por algo que decir.
—Bien. Mientras nos entendamos la una a la otra, estaremos bien. Ahora,
te dejare saber que tenemos en mente para la habitación principal, luego
me gustaría recorrer en todos los materiales que piensas utilizar. Como
sabes, Harry y yo estamos determinados en que esta casa deber ser
ecológicamente sustentable, y me gustaría asegurarle de dónde vienen y
cómo son los materiales.
—P-por supuesto —tartamudea, ojos bien abiertos francamente un poco
intimidada por mí. Esta es la primera vez. Mi diosa interior corre alrededor
de la arena, saludando a la frenética multitud.
Gia arregla su cabello en su lugar, y me doy cuenta que es un gesto
nervioso.
—¿La habitación principal? —pide con ansiedad, su voz un débil susurro.
Ahora que tengo la delantera, me siento relajarme por primera vez desde
mi reunión con Harry esta tarde.
Puedo hacer esto. Mi diosa interior
esta celebrando su perra interna.
*****
Harry se nos une justo cuando estamos terminando.
—¿Todo listo? —pregunta. Pone su brazo alrededor de mi cintura y se gira
hacia Gia.
—Si, Sr. Styles —Gia sonríe alegremente, aunque su sonrisa luce frágil—.
Voy a tener los cambios realizados para usted en un par de días.
—Excelente. ¿Estás feliz? —me pregunta directamente, sus ojos cálidos y
penetrantes. Asiento sonrojándome por alguna razón que no entiendo.
—Será mejor que me vaya —dice Gia otra vez muy alegre. Ella ofrece su
mano a mi primero esta vez, luego a Harry.
—Hasta la próxima, Gia —murmuro.
—Si, Sra. Styles. Sr. Styles.
Taylor aparece en la entrada de la gran habitación.
—Taylor te llevara afuera. —Mi voz es lo suficiente alta para que él
escuche. Arreglando su cabello una vez más, se gira en sus zapatos altos y
deja la gran habitación, seguida de cerca por Taylor.
—Ella estaba notablemente más fría —dice Harry mirando hacia mí
con curiosidad.
—¿Lo estaba? No lo note. —Me encojo de hombros, tratando de seguir
neutral—. ¿Qué quería Taylor? —pregunto en parte porque estoy curiosa y
también porque quiero cambiar de tema.
Frunciendo el ceño, Harry me suelta y empieza a enrollar los planos en
la mesa.
—Era sobre Hyde.
—¿Qué sobre Hyde? —susurro.
—No es nada para preocuparse, _______. —Abandonando los planos, Harry
me arrastra a sus brazos—. Resulta que él no ha estado es su apartamento
por semanas, eso es todo. —Besa mi cabello, luego me deja ir y termina su
tarea.
—Así que, ¿qué decidiste? —pregunta, y sé que es porque no quiere que
continúe con las preguntas de Hyde.
—Sólo lo que habíamos discutido. Creo que a ella le gustas —digo
tranquilamente.
Él resopla. —¿Le dijiste algo a ella? —pregunta y me sonrojo. ¿Cómo sabe?
Sin saber que decir, miro hacia abajo a mis dedos.
—Éramos Harry y ________ cuando ella llego, y Sr. y Sra. Styles cuando se
fue. —Su tono es seco.
—Quizás dije algo —mascullo. Cuando miro hacia él, me esta mirando
calidamente, y por un momento de descuido él luce… complacido. Deja
caer su mirada, sacudiendo su cabeza, y su expresión cambia.
—Ella sólo esta reaccionando a esta cara. —Él suena vagamente amargo,
asqueado incluso.
¡Oh, Cincuenta, no!
—¿Qué? —Esta confundido por mi expresión perpleja. Sus ojos se abren
con alarma—. ¿No estas celosa, cierto? —pregunta, horrorizado.
Me sonrojo y trago, luego miro hacia a mis nudillos. ¿Lo estoy?
—______, ella es un depredador sexual. No mi tipo para nada. ¿Cómo puedes
estar celosa de ella? ¿De cualquiera? Nada sobre ella me interesa. —
Cuando miro hacia arriba, me esta viendo como si me hubiese crecido otro
miembro. El pasa su mano por el cabello—. Eres sólo tú, ________ —dice
suavemente—. Siempre serás solo tú.
Oh mi. Abandonando los planos una vez más, Harry se mueve hacia mí
y aferra mi mentón entre su pulgar y dedo índice.
—¿Cómo puedes pensar lo contrario? ¿Te he dado alguna vez cualquier
indicación que podría estar remotamente interesado en alguien más? —
sus ojos ardiendo mientras ve los míos.
—No —susurro—. Estoy siendo una tonta. Es sólo que hoy… tú… —todas
mis emociones contradictorias de antes surgen de nuevo a la superficie.
¿Cómo puedo decirle cuán confundida estoy? He estado confundida y
frustrada por su conducta esta tarde en mi oficina. Un minuto quiere que
me quede en casa, al siguiente esta regalándome una compañía. ¿Cómo se
supone que mantenga el paso?
—¿Qué sobre mí?
—Oh, Harry—mi labio inferior tiembla—. Estoy tratando de adaptarme
a esta nueva vida que jamás había imaginado para mí. Todo me ha sido
entregado en un plato, el trabajo, tú, mi hermoso esposo, quien nunca…
yo nunca supe que amaría de esta manera, tan fuerte, tan rápido, tan…
indeleblemente. —Tomo un profundo y tranquilizador respiro, mientras su
boca cae abierta.
—Pero eres como un tren con carga, y no quiero que me condenen
injustamente porque la chica de la que te enamoraste será aplastada. ¿Y
que será todo lo que quede? Todo lo que quedara es un vacío social de
rayos X, revoloteando de función de caridad a función de caridad. —Me
detengo una vez más, luchando para encontrar las palabras para
transmitir lo que siento—. Y ahora quieres que sea Gerente General de una
compañía, que nunca ha estado siquiera en mi radar. Estoy saltando entre
todas estás ideas, luchando. Me quieres en casa. Me quieres dirigiendo
una compañía. Es tan confuso. —Me detengo lágrimas amenazando, y
fuerzo a detener un sollozo.
—Tienes que dejarme hacer mis propias decisiones, tomar mis propios
riesgos, y cometer mis propios errores, y dejarme aprender de ellos.
Necesito caminar antes de que pueda correr, Harry, no lo ves. Quiero
algo de independencia. Eso es lo que mi nombre significa para mí. —Ahí,
eso es lo que quería decir esta tarde.
—¿Te sientes condenada injustamente? —susurra.
Asiento.
Él cierra sus ojos y pasa su mano a través de su cabello en agitación.
—Yo solo quiero darte el mundo, ________, todo y cualquier cosa que quieras. Y
cuidarte de ello, también. Mantenerte segura. Pero también quiero que
todos sepan que eres mía. Entre en pánico hoy cuando me llego tu e-mail.
¿Por qué no me dijiste acerca de tu nombre?
Me sonroje. Tenía un punto.
—Sólo lo pensé por un tiempo mientras estábamos de luna de miel, y
bueno, no quería explotar la burbuja, y me olvide de ello. Sólo lo recordé
ayer por la noche. Y luego Jack… ya sabes, fue una distracción. Lo siento,
debí haberte dicho o discutido contigo, pero no podía encontrar el
momento adecuado.
La intensa mirada de Harry es desconcertante. Es como si estuviera
tratando de hacer su voluntad haciendo camino hacia mí cráneo, pero no
dice nada.
—¿Por qué entraste en pánico? —pregunte.
—Yo sólo no quiero que te deslices a través de mis dedos.
—Por amor de Dios, no me voy a ningún lado. ¿Cuándo vas a conseguir
que eso entre en tu grueso cráneo? Yo Te Amo. —Sacudo mi mano en el
aire como él hace a veces para enfatizar mi punto—. “Más que… la vista, el
espacio, o la libertad”
Sus ojos se ensanchan. —¿El amor de una hija? —me da una sonrisa
irónica.
—No —me rio, a pesar de mí—. Es la única cita que me vino a la cabeza.
—¿El Loco Rey Lear?—
—Querido, querido Loco Rey Lear.—Acaricio su cara, y él se inclina a mi
toque, cerrando sus ojos—. ¿Cambiarias tu nombre a Harry Steele así
todos sabrían que me perteneces?
Los ojos de Harry se abren, y me mira como si acabara de decir que la
tierra es plana. Frunce el ceño.
—¿Qué te pertenezco? —murmura, probando las palabras.
—Mío.
—Tuyo —dice, repitiendo las palabras que dijimos en la habitación de
juegos apenas ayer—. Si, lo haría. Si significa tanto para ti.
Oh mi.
—¿Significa tanto para ti?
—Si. —Él es indiscutible.
—Okey —Hare esto por él. Le daré la tranquilidad que todavía necesita.
—Pensé que ya habías accedido a esto.
—Si lo había hecho, pero ahora que lo discutimos más, estoy feliz con mi
decisión.
—Oh —murmura, sorprendido. Luego sonríe su hermosa, juvenil si-soy realmente-
Un poco joven sonrisa, y me quita el aliento. Agarrándome por
mi cintura, me balancea alrededor. Yo chillo y empiezo a reír, y no sé si él
sólo esta feliz o aliviado o… ¿Qué?
—Sra. Styles, ¿Sabes lo que esto significa para mí?
—Lo sé ahora.
Se inclina hacia abajo y me besa, sus dedos moviéndose en mi cabello,
sosteniéndome en mi lugar.
—Significa siete tonos de Domingo —murmura contra mis labios, y pasa
su nariz a lo largo de la mía.
—¿Tú crees? —me inclino hacia atrás para mirarlo.
—Algunas promesas fueron hechas. Un ofrecimiento, un acuerdo
negociado —susurra, sus ojos brillando con placer malvado.
—Um… —Estoy reponiendome, intentando seguir su humor.
—¿Estás renegando de mí? —pregunta incierto, y una mirada especulativa
cruza su rostro—. Tengo una idea. —Añade.
¿Oh, qué clase de sexo pervertido es este?
—Un asunto realmente importante que atender. —Continúa, de repente
serio otra vez—. Sí, señora Styles. Un asunto de extrema importancia.
Un momento, se está burlando de mí.
—¿Qué? —Suspiro.
—Necesito que cortes mi cabello. Aparentemente está muy largo, y a mi
esposa no le gusta.
—¡No puedo cortarte el cabello!
—Sí puedes. —Harry sonríe y sacude la cabeza para que su cabello
largo le cubra los ojos.
—Bueno, pero si la señora Jones tiene un bol de ensalada. —Me río.
Se ríe. —De acuerdo, un buen punto. Haré que Franco lo haga.
¡No! ¿Franco trabaja para ella? Quizás podría intentarlo. Después de todo,
pasé años cortándole el cabello a Ray, y nunca se quejó.
—Ven. —Tomo su mano. Abre los ojos de par en par. Lo llevo hasta el baño
donde lo suelto y tomo la silla blanca de madera de la esquina. La pongo
frente al lavabo. Cuando miro a Harry me está mirando con una
diversión molesta, con los pulgares en los bolsillos de sus vaqueros pero
una mirada ardiente.
—Siéntate. —Señalo la silla, intentando mantenerme firme.
—¿Vas a lavar mi cabello?
Asiento. Alza una ceja sorprendido, y por un momento creo que va a
echarse atrás.
—De acuerdo. —Lentamente comienza a desabotonarse cada botón de su
camisa blanca, comenzando por el que está bajo su garganta. Largos dedos
se mueven ágilmente en cada botón hasta que su camisa está abierta.
Oh mi… mi diosa interior hace una pausa en su podio junto a la arena.
Harry alza una mano con una expresión de “deshaz esto ahora” y su
boca se retuerce en esa forma totalmente sexy y desafiante que tiene.
Oh, gemelos. Tomo su muñeca y libero el primero, un disco de platino con
sus iniciales grabadas en caligrafía sencilla, y luego quito el otro. Cuando
termino lo miro, y su mirada de diversión ha desaparecido, remplazada por
algo más caliente… mucho más caliente. Me estiro y le quito la camisa de
los hombros, dejándola caer al piso.
—¿Listo? —susurro.
—Para lo que quieras, ____________.
Mis ojos pasan de los suyos a sus labios. Abiertos para que pueda respirar
mejor. Esculpidos, rellenos, lo que sea, es una boca hermosa y él sabe
exactamente qué hacer con ella. Me encuentro inclinándome para
besarlos.
—No —dice, y pone ambas manos en mis hombros—. No, si lo haces,
jamás me cortarás el pelo.
¡Oh!
—Quiero esto. —Continúa. Y sus ojos están muy abiertos por algún
motivo. Es desesperante.
—¿Por qué? —susurro.
Me mira un segundo, y abre más los ojos. —Porque me hará sentir
querido.
Mi corazón se salta un latido. Oh, Harry… mi Cincuenta. Y antes de
saberlo lo envuelvo en mis brazos y le beso el pecho antes de acariciar con
mi mejilla en vello de su pecho.
—_________. Mi ___________ —susurra. Envuelve sus brazos a mí alrededor y nos quedamos inmóviles, sosteniéndonos en el baño. Oh, como amo estar en sus brazos. Incluso si es un imbécil, insoportable y megalomaníaco, es mi
imbécil, insoportable y megalomaníaco que necesita una dosis de por vida
de TLC. Retrocedo sin soltarlo.
—¿Realmente quieres hacer esto?
Asiente y me sonríe tímidamente. Le devuelvo la sonrisa y me libero de su
abrazo.
—Entonces sentado. —Repito.
Dudosamente obedece, sentándose de espaldas al lava manos. Me quito
los zapatos y los dejo cerca de su camisa en el piso. Saco su champú
Chanel de la ducha. Lo compramos en Francia.
—¿Le gustaría este señor? —Lo sostengo con ambas manos como que
estoy vendiendolo en Una tienda de venta por internet—. Entregado en sus manos desde el Sur de
Francia. Me gusta el olor de este… huele a ti. —Añado en un susurro,
olvidándome de la voz de locutora.
—Por favor. —Sonríe.
Tomo una toalla del toallero. La señora Jones sí que sabe mantenerlas
suaves.
—Inclínate hacia delante. —Ordeno y Harry obedece. Dejando la toalla
en sus hombros, me vuelvo hacia el lava manos y lo lleno con agua tibia.
—Recuéstate. —Oh, me gusta estar a cargo. Harry se reclina, pero es
demasiado alto. Lleva la silla más adelante y luego se reclina hasta que su
cabeza toca la mesada. Distancia perfecta. Ladea su cabeza hacia atrás.
Sus ojos audaces me miran, y sonrío. Tomando uno de los vasitos que
dejamos junto al lava manos, lo lleno de agua y la dejo caer en la cabeza
de Harry, mojando su cabello. Repito el proceso, inclinándome sobre él.
—Hueles tan bien, señora Styles —murmura y cierra los ojos.
Mientras mojo metódicamente su cabello, lo miro libremente. Santa vaca.
¿Alguna vez me cansaré de esto? Largas oscuras pestañas que hacen
sombras en sus mejillas; labios levemente abiertos, formando una
hermosa forma de diamante, e inhala suavemente. Hmm… cómo ansío
meter mi lengua…
Le entra agua en los ojos. ¡Mierda! —¡Lo lamento!
Agarra la esquina de la toalla y rie mientras seca el agua en sus ojos.
—Hey, sé que soy un imbécil, pero no me ahogues.
Me inclino y beso su frente, riendo. —No me tientes.
Lleva su mano detrás de mi cabeza y se eleva un poco para que nuestros
labios se unan. Me besa brevemente, haciendo un sonido de satisfacción
con su garganta. El sonido llega a los músculos de mi vientre. Es muy
seductor. Me deja ir y se reclina obedientemente, mirándome expectante.
Por un momento se ve vulnerable, como un niño. Me llega al corazón.
Pongo algo de champú en mis manos y masajeo su cuero cabelludo,
comenzando por su frente y bajando por toda su cabeza, en un
movimiento circular rítmico. Vuelve a cerrar los ojos y repite ese gruñido
profundo.
—Eso se siente bien —dice después de un momento y se relaja ante el
toque firme de mis dedos.
—Sí, lo hace. —Vuelvo a besar su frente.
—Me gusta cuando frotas mi cabeza con tus uñas. —Sigue con los ojos
cerrados, pero tiene una expresión de enorme alegría, sin rastro de
vulnerabilidad. Dios, cómo ha cambiado su humor, y me gusta saber que
fui yo la que hizo esto.
—Levanta la cabeza. —Ordeno y obedece. Hmm… una chica podría
acostumbrarme a esto. Froto la parte trasera de su cabeza, utilizando mis
uñas.
—Vuelve abajo.
Se reclina, y enjuago la espuma, utilizando el vaso. Con cuidado de no
salpicarle la cara esta vez.
—¿De nuevo? —pregunto.
—Por favor. —Abre los ojos y su mirada serena se encuentra con la mía. Le
sonrío.
—Enseguida señor Styles.
Me vuelvo hacia el lava manos que normalmente usa Harry y lo lleno
con agua tibia.
—Para el enjuague —digo cuando me mira de forma confundida.
Repito el proceso del champú, escuchando a su respiración profunda. Una
vez lleno de espuma, me tomo otro momento para apreciar el bello rostro
de mi esposo. No puedo resistirme. Suavemente, acaricio su mejilla, y abre
los ojos, mirándome de forma adormecida entre sus largas pestañas.
Inclinándome pongo un casto beso en sus labios. Sonríe, cierra los ojos, y
suspira contento.
Dios. ¿Quién habría imaginado que después de la discusión de esta tarde
estaría tan relajado? ¿Sin sexo? Me inclino sobre él.
—Hmm —murmura mientras mis pechos llegan a su rostro. Resistiendo la
urgencia de presionarme con más fuerza, quito el tapón para que el agua
enjabonada se vaya. Sus manos van a mi cadera y espalda.
—Nada de tocar a las asistentes —murmuro, fingiendo reprochárselo.
—No olvides que soy sordo —dice con los ojos aún cerrados, mientras
recorre mi espalda con la mano y comienza a subir mi falda. Le golpeo el
brazo. Estoy disfrutando jugando a la estilista. Sonríe, infantilmente, como
si lo hubiera atrapado haciendo algo ilícito de lo que se enorgullece.
Vuelvo a buscar el vaso, pero esta vez uso el agua del lava manos de al
lado para enjuagar cuidadosamente el champú de su cabeza. Sigo
inclinada sobre él, y él aún tiene sus manos en mi espalda, moviendo sus
dedos de un lado al otro, de arriba abajo… de adelante hacia atrás... hmm.
Suelto una risita. Gruñe con su garganta.
—Listo. Limpio.
—Bien. —Declara. Sus dedos presionan mi espalda, y de repente se sienta,
mojando todo con su pelo mojado. Me tira en su regazo, moviendo sus
manos de mi espalda a mi nuca, luego a mi barbilla, sosteniéndome en mi
lugar. Jadeo sorprendida y sus labios están en los míos, su lengua cálida
en mi boca. Mis dedos se enroscan en su pelo mojado, y gotas de agua
caen por mis brazos; y mientras profundiza el beso, su cabello se pega a
mi rostro. Su mano se mueve de mi barbilla al primer botón de mi blusa.
—Basta de acicalarnos. Quiero joderte siete sombras de Domingo, y
podemos hacerlo aquí o en el cuarto. Tú eliges.
La mirada de Harry es oscura, caliente, y llena de promesas,
mojándonos a ambos con su cabello. Se me seca la boca.
—¿Cuál será _________-? —pregunta mientras me sostiene en su regazo.
—Estás mojado —respondo.
De repente inclina la cabeza, pasando su cabello goteante por mi blusa.
Intento soltarme de él. Afianza su agarre en mí.
—Oh, no lo hagas nena —murmura. Cuando levanta la cabeza está
sonriendo lascivamente a la nueva Señorita Blusa Mojada 2011. Está
empapada y se puede ver todo. Estoy mojada… en todas partes.
—Amo la vista —murmura y se inclina para pasar su nariz sobre mi pezón
mojado. Gimo.
—Respóndeme ___________. ¿Aquí o en el dormitorio?
—Aquí —susurro frenéticamente. A la mierda el corte de cabello, lo haré
más tarde. Sonríe lentamente, formando una sonrisa sensual llena de
promesas prohibidas con sus labios.
—Buena elección, señora Styles —murmura en mis labios. Su mano deja mi
barbilla y pasa a mi rodilla. Se desliza desde allí lentamente hacia arriba
por mi pierna, levantando mi falda y acariciando mi piel, haciéndome
estremecer. Sus labios dejan suaves besos desde mi oreja por mi
mandíbula.
—¿Oh, que voy a hacer contigo? —susurra. Sus dedos se detienen en el
borde de mis medias—. Estas me gustan —dice. Pasa un dedo por debajo y
acaricia la cara interna de mi muslo. Jadeo y me estremezco de nuevo en
su regazo.
Gime profundamente. —Si voy a follarte siete sombras de Domingo, mejor
que te quedes quieta.
—Oblígame. —Lo desafío, con un tono suave y agitado.
Harry inhala fuertemente. Entrecierra los ojos y me da una mirada
caliente y sorprendida.
—Oh señora Styles, sólo tienes que pedirlo. —Su mano va de mis medias a
mis bragas—. Vamos a librarte de estas. —Tira suavemente y me incorporo
un poco para que le sea más fácil. Sisea cuando lo hago.
—Quédate quieta —murmura.
—Estoy ayudando —digo, y muerde suavemente mi labio inferior.
—Quieta. —Gruñe. Desliza mis bragas por mis piernas. Levantando mi
falda para que quede en mi cintura, mueve ambas manos a mi cadera y
me alza. Aún tiene mis bragas en su mano.
—Siéntate. A horcajadas. —Ordena mirándome intensamente a los ojos. Lo
hago, moviéndome un poco sobre él provocativamente. ¡Que comience el
juego Cincuenta!
—Señora Styles. —Advierte—. ¿Estás incitándome? —Me mira, divertido
pero alerta. Es una combinación seductora.
—Sí. ¿Qué vas a hacer al respecto?
Sus ojos se iluminan con deleite ante mi desafío, y siento su excitación
bajo mí.
—Junta tus manos detrás de tu espalda.
¡Oh! Cumplo obedientemente y él rápidamente me ata las muñecas con
mis bragas.
—¿Mis bragas? Señor Styles, usted no tiene vergüenza. —Lo amonesto.
—No cuando respecta a ti, señora Styles, pero ya lo sabes. —Me mira
intensa y calientemente. Poniendo sus manos en mi cintura, me levanta
por lo que estoy sentada un poco más atrás en su regazo. Aún hay agua
cayendo a su pecho desde su cuello. Quiero inclinarme y lamer las gotitas,
pero es más difícil con mis restricciones.
Harry acaricia mis muslos y pasa sus manos por mis rodillas.
Suavemente las abre junto con las suyas, sosteniéndome en esa posición.
Sus dedos van a mi blusa.
—No creo que necesitemos esto —dice. Comienza a abrir cada botón
metódicamente en mi blusa mojada, sus ojos nunca dejan los mios. Se
oscurecen más y más mientras termina la tarea, tomándose su tiempo en
ello. Mi pulso se acelera y se me atasca la respiración. No puedo creerlo apenas
me ha tocado y me siento así caliente, molesta… preparada. Quiero
retorcerme.
Deja mi blusa abierta y acaricia mi rostro con sus dos manos, pasando su
pulgar por mi labio inferior. De repente, mete su pulgar en mi boca.
—Chupa. —Ordena en un susurro, estirando el sonido de la C. Cierro la
boca alrededor de su dedo y hago exactamente eso. Oh… me gusta este
juego. Él sabe bien. ¿Qué otra cosa me gustaría chupar? Los músculos en
mi vientre se contraen ante la idea. Sus labios se abren cuando muerdo
levemente su pulgar.
Gime y saca lentamente su pulgar mojado de mi boca y lo lleva hacia mi
barbilla, por mi garganta, sobre mi esternón. Lo mete en la copa de mi
sostén y la baja, liberando mi seno.
La mirada de Harry nunca deja la mía. Está mirando cada reacción que
su toque hace en mí, y yo lo estoy mirando. Es caliente. Consumidor.
Posesivo. Lo amo. Imita sus acciones con su otra mano por lo que mis dos
senos están libres ahora y, tomándolos gentilmente, pasa cada pulgar por
un pezón, haciendo círculos lentos, toqueteando a cada uno para que se
endurezcan bajo sus dedos. Intento, realmente intento no moverme, pero
mis pezones son cables de alta tensión, por lo que gimo y echo hacia atrás
mi cabeza, cerrando los ojos y rindiéndome ante la dulce, dulce tortura.
—Shh. —La suave voz de Harry va en contra con las bromas, y el ritmo
de sus malvados dedos—. Quieta nena, quieta. —Liberando un seno pasa
su mano por detrás de mí y la deja en mi cuello. Inclinándose, ahora toma
mi pezón con sus dientes y chupa fuertemente, haciéndome cosquillas con
su pelo mojado.
Al mismo tiempo, su pulgar deja de toquetear mi otro pezón. En cambio, lo
toma con su pulgar e índice y aprieta suavemente.
—¡Ah! ¡Harry! —gimo y me retuerzo en su regazo. Pero no se detiene.
Sigue con la lenta y agonizante tortura. Y mi cuerpo arde mientras el
placer toma un giro más oscuro.
—Harry, por favor —gimoteo.
—Hmm —murmura en mi pecho—. Quiero que te vengas así. —Mi pezón
recibe un apretón más fuerte mientras sus palabras acarician mi piel, y es
como si hubiera invocado a una oculta parte oscura de mí que sólo él
conoce. Cuando sigue con sus dientes esta vez, el placer es casi
intolerable. Gimiendo audiblemente, me muevo en su regazo, intentando
encontrar algo de preciosa fricción contra sus pantalones. Tiro inútilmente
de mis bragas de restricción, ansiando tocarlo, pero estoy perdida, perdida
en esta traicionera sensación.
—Por favor —susurro, rogando, y el placer cosquillea mi cuerpo, desde mi
cuello, hacia mis piernas, los dedos de mis pies, tensando todo en su
camino.
—Tienes unos pechos hermosos ________. —Gruñe—. Algún día voy a follarlos.
¿Qué demonios significa eso? Abriendo los ojos, lo miro mientras me
chupa, mi piel ardiendo con su toque. Ya no siento mi blusa mojada, su
cabello empapado… nada salvo el calor. Y arde deliciosamente bajo y
caliente, profundamente en mí, y todos mis pensamientos se evaporan
mientras mi cuerpo se tensa y retuerce… listo, llegando… necesitando una
liberación. Y no se detiene… burlando, tirando, volviendome loca.
Quiero… quiero…
—Déjate ir —susurra… y lo hago, ruidosamente, mi orgasmo
convulsionando mi cuerpo, y él detiene su dulce tortura y me envuelve con
sus brazos, uniéndome a él mientras mi cuerpo hace espirales en el
clímax. Cuando abro los ojos, está mirándome donde descanso contra su
pecho.
—Dios, amo verte venirte, ___________. —Tiene un tono maravillado.
—Eso fue… —Las palabras me fallan.
—Lo sé. —Se inclina y me besa, con su mano aún en mi cuello,
sujetándome así, haciendo un ángulo en mi cabeza para poder besarme
más profundamente, con amor, con reverencia.
Me pierdo en su beso.
Se aleja para recuperar el aliento, con los ojos del color de una tormenta
tropical.
—Ahora voy a follarte duro —murmura.
Santa vaca. Tomándome por la cintura, me levanta de sus piernas hacia el
borde de sus rodillas y busca el botón de sus pantalones con una mano.
Pasa los dedos de su mano izquierda por arriba y abajo en mi muslo,
deteniéndose en mis medias. Me está mirando intensamente. Estamos
cara a cara y estoy impotente, atada por mis bragas y con el sostén caído,
y esta debe ser una de las situaciones más intimas que hemos tenido, yo
en su regazo, mirando a sus hermosos ojos verdes. Me hace sentir deseada,
pero también unida a él, no estoy avergonzada ni tímida. Este es
Harry, mi esposo, mi amante, mi imperioso megalomaníaco, mi
Cincuenta, el amor de mi vida. Baja su cierre, y se me seca la boca cuando
libera su erección.
Sonríe. —¿Te gusta? —susurra.
—Hmm —murmuro apreciativamente. Se la envuelve con una mano y
comienza a moverla hacia arriba y abajo… Oh mi. Lo miro entre mis
pestañas. Mierda, es tan caliente.
—Te estás mordiendo el labio, señora Styls.
—Eso es porque tengo hambre.
—¿Hambre? —Abre la boca sorprendido, y los ojos se le amplían.
—Hmm… —Coincido y me lamo los labios.
Me da su sonrisa enigmática y muerde su labio mientras sigue
acariciándose. ¿Por qué la visión de mi marido auto complaciéndose me
excita tanto?
—Ya veo. Deberías haber cenado. —Suena burlón y enojado al mismo
tiempo—. Pero quizás pueda obligarte. —Pone sus manos en mi cintura—.
De pie —dice suavemente, y sé lo que va a hacer. Me pongo de pie, las
piernas ya no me tiemblan.
—Arrodíllate.
Hago lo que me dice y me arrodillo en los fríos azulejos del baño. Se desliza
hacia adelante en la silla.
—Bésame —pronuncia, sosteniendo su erección. Lo miro, y pasa su lengua
sobre los dientes superiores. Es excitante, muy excitante, ver su deseo, su
desnudez para mí y mi boca. Inclinándome, mis ojos en los suyos, beso la
punta de su erección. Lo miro inhalar con fuerza y apretar sus dientes.
Harry toma mi cabeza y corro mi lengua sobre la punta, saboreando la
pequeña gota al final. Hmmm… sabe bien. Su boca se abre más mientras
jadea y yo ataco, tirando de él dentro de mi boca y succionando duro.
—Ah… —El aire susurra entre sus dientes, y flexiona sus caderas hacia
adelante, empujando en mi boca. Pero no me detengo. Revistiendo mis
dientes con mis labios, empujo hacia abajo y luego hacia arriba de él.
Mueve sus dos manos, de modo que toma mi cabeza completamente,
enterrando sus dedos en mi cabello y poco a poco facilitándolo dentro y
fuera de mi boca, su respiración se acelera, cada vez más dura. Giro mi
lengua alrededor de su punta y empujo hacia abajo otra vez en perfecto
contrapunto para él.
—Jesús, __________. —Suspira y aprieta sus dedos con fuerza. Esta perdido y su
respuesta hacia mí es embriagadora. Yo. Mi diosa interna podría iluminar
Escala. Esta muy emocionada. Y muy lentamente muevo mis labios hacia
atrás, así que son sólo mis dientes.
—¡Ah! —Harry deja de moverse, inclinándose me agarra y me tira sobre
su regazo.
—¡Suficiente! —Gruñe. Alcanzándome, libera mis manos con un tirón de
mi ropa interior. Doblo las muñecas y miro por debajo de mis pestañas a
los ardientes ojos que miran hacia mí con amor, deseo y lujuria. Y me doy
cuenta que soy yo quien quiere follarlo siete tonos de Domingo. Lo quiero
demasiado. Quiero verlo venirse debajo de mí. Agarro su erección y me
acomodo sobre él. Coloco la otra mano sobre su hombro, muy suavemente
y poco a poco, me facilito sobre él. Hace un ruido gutural, un sonido
salvaje profundo en su garganta, y alcanzándome, tira de mi blusa y la
deja caer al suelo. Sus manos se mueven a mis caderas.
—Quieta —dice con voz áspera, sus manos cavando en mi carne—. Por
favor, déjame disfrutar esto. Disfrutarte a ti.
Me detengo. Oh mi… se siente tan bien dentro de mí. Me acaricia la cara,
sus ojos muy abiertos y salvajes, sus labios se separan cuando el inhala.
Se dobla debajo de mí y gimo, cerrando los ojos.
—Este es mi lugar favorito —susurra—. Dentro de ti. Dentro de mi esposa.
Oh, joder. Harry. No puedo contenerme. Mis dedos se deslizan en su
cabello mojado, mis labios buscan los suyos, y empiezo a moverme. Arriba
y abajo en mis pies, disfrutándolo, disfrutándome. Gime en voz alta, y sus
manos están en mi cabello y alrededor de mi espalda, y su lengua invade
mi boca con avidez, tomando todo lo que estoy dispuesta a dar. Después
de toda nuestra discusión hoy, mi frustración con él, la de él conmigo, aun
tenemos esto. Siempre tendremos esto. Lo amo tanto, que es casi
abrumador. Sus manos se mueven a mi espalda y me controla,
moviéndome arriba y abajo, una y otra y otra vez, a ritmo caliente.
—Ah —gimo sin poder evitarlo en su boca mientras me dejo llevar.
—Si. Si, __________ —susurra, y dejo una lluvia de besos en su cara, su barbilla,
su mandíbula, su cuello—. Nena —inhala, capturando mi boca una vez
más.
—Oh, Harry, te amo. Siempre te amare. —Estoy sin aliento, queriendo
que sepa, queriendo que este seguro de mí después de la batalla de
voluntades hoy.
Él gime en voz alta y envuelve sus brazos a mí alrededor con fuerza
cuando llega a su climax con un sollozo triste, y es suficiente, suficiente
para empujarme sobre el borde una vez más. Puse mis brazos alrededor de
su cabeza y me deje ir, y viniéndome a su alrededor, lagrimas brotando de
mis ojos por que lo amo tanto.
—Hey —susurra, inclinando mi barbilla hacia atrás y mirándome con
tranquila preocupación—. ¿Por qué lloras? ¿Te hice daño?
—No —murmuro tranquilizadora. Alisa mi cabello fuera de mi cara, limpia
una lagrima solitaria con el pulgar y besa tiernamente mis labios. Todavía
esta dentro de mí. Se mueve, y me estremezco mientras sale de mí.
—¿Qué pasa, _________? Cuéntame.
Sorbo por la nariz.
—Es que… es que a veces me siento abromada por cuanto te amo —
susurro.
El parpadea hacia mí. Luego sonríe con su sonrisa tímida especial,
reservada para mí, creo—. Tienes el mismo efecto en mí —susurra, y me
besa una vez más. Le sonrío, y dentro de mí se despliega una alegría y se
estira perezosamente.
—¿Lo hago?
Sonríe. —Sabes que lo haces.
—A veces lo sé. No todo el tiempo.
—De vuelta a usted, Sra. Styles —susurra.
Sonrió y suavemente planto ligeros besos sobre su pecho. Olisqueo el pelo
de su pecho. Harry acaricia mi cabello y pasa una mano por mi
espalda. Desabrocha mi sujetador y tira de la correa hacia abajo con un
brazo. Me muevo, y tira de la correa del otro brazo hacia abajo y deja caer
mi sujetador al piso.
—Hmmm. Piel sobre piel —murmura apreciativamente y me pliega en sus
brazos. Besa mi hombro y pasa su nariz hacia mi oreja.
—Huele como el cielo, Sra. Styles.
—Igual usted, Sr. Styles. —Lo olisqueo e inhalo su olor a Harry, que
ahora esta mezclada con el embriagador aroma a sexo. Podría quedarme
enredada en sus brazos de esta manera, saciada y feliz, para siempre. Es
justo lo que necesito después de un día de volver-a-trabajar, discusiones, y
bofetadas de perras. Aquí es donde quiero estar, y a pesar de su obsesión
por el control, su megalomanía, aquí es donde pertenezco. Harry
entierra su nariz en mi cabello e inhala profundamente. Dejo ir un suspiro
contenido, y siento su sonrisa. Y nos sentamos, brazos envueltos alrededor
del otro, diciendo nada.
Eventualmente la realidad se interpone.
—Es tarde —Harry dice, sus dedos acariciando mi espalda
metódicamente.
—Tu cabello aun necesita un corte.
Él se ríe. —Eso si, Sra. Styles. ¿Tiene la energía para terminar lo que
empezó?
—Por usted, Sr Styles, cualquier cosa. —Beso su pecho una vez más y me
levanto a regañadientes.
—No te vayas. —Agarrando mis caderas, me da la vuelta. Se incorpora y
luego deshace mi falda, dejándola caer al suelo. Extiende su mano hacia
mí. La tomo y doy un paso fuera de mi falda. Ahora estoy vestida
únicamente con medias y liguero.
—Usted es un buen e imponente espectáculo, Sra. Styles. —Se sienta de
nuevo en la silla y cruza sus brazos, dándome una valoración completa y
franca.

Extiendo mis manos y giro para él.
—Dios, soy un suertudo hijo de puta —dice con admiración.
—Si, lo eres.
Sonríe. —Ponte mi camisa y puedes cortar mi cabello. Así, me distraerás, y
nunca llegaremos a la cama.
No puedo ayudar mi sonrisa de respuesta. Sabiendo que esta mirando
todos mis movimientos, desfilo hacia donde deje mis zapatos y su camisa.
Inclinándome lentamente, recojo su camisa, la huelo, hmmm, luego me
encojo de hombros dentro de ella.
Harry me parpadea, sus ojos redondos. Ha rehecho su bragueta
mirándome con atención.
—Esa es una demostración de piso, Sra Styles.
—¿Tenemos tijeras? —le pregunto inocentemente, sacudiendo mis
pestañas.
—Mi estudio —gruñe.
—Iré a buscar. —Dejándolo, dentro en nuestra habitación y agarro el peine
de la mesa de vestir antes de ir a su estudio. Cuando entro en el corredor
principal, me doy cuenta que la puerta de la oficina de Taylor esta abierta.
La Sra. Jones esta de pie detrás de la puerta. Me detengo, clavada en el
suelo.
Taylor esta pasando sus dedos por su cara y sonriéndole dulcemente.
Luego se inclina y la besa.
¡Santa mierda! ¿Taylor y la Sra. Jones? Jadeo en asombro, quiero decir,
pensé… bueno, como que sospeche. ¡Pero obviamente están juntos! Me
sonrojo, sintiéndome como una voyeur, y logrando que mis pies se
muevan. Corro a través del salón y dentro del estudio de Harry.
Encendiendo la luz, camino a su escritorio. Taylor y la Sra. Jones… ¡Wow!
Me estoy tambaleando. Siempre pensé que la Sra. Jones era mayor que
Taylor. Oh, tengo que mantener mi cabeza alrededor de esto. Abro el cajón
superior y me distraigo de inmediato cuando encuentro un arma.
¡Harry tiene un arma!
Un revolver. ¡Santa mierda! No tenia ni idea de que Harry poseía un
arma. La saco, saco el disparador y compruebo el cilindro. Esta cargada,
pero ligera… demasiado ligera. Debe ser de fibra de carbono. ¿Qué quiere
Harry con un arma? Jesús, espero que sepa usarla. Las perpetuas

advertencias de Ray acerca de armas de fuego corren rápidamente por mi
mente. Su entrenamiento militar nunca se perdió. Estas te mataran, _____.
Necesitas saber que hacer cuando manejas un arma de fuego. Devuelvo el
arma y encuentro las tijeras. Recuperándolas rápidamente, me cierno
sobre Harry de nuevo, mi cabeza zumbando. Taylor y la Sra. Jones… el
revolver…
A la entrada de la gran sala, me encuentro con Taylor.
—Sra. Styles, discúlpeme. —Su rostro se enrojece cuando rápidamente
toma nota de mi atuendo.
—Um, Taylor, hola… um. ¡Estoy cortando el cabello de Harry! —espeto,
avergonzada. Taylor esta tan mortificado como yo. Abre su boca para decir
algo y luego la cierra rápidamente y se mantiene al margen.
—Después de usted, señora —dice formalmente. Creo que estoy del color
de mi viejo Audi, el especial de sumisas. Jesús. ¿Podría esto ser más
embarazoso?
—Gracias —murmuro y corro por el pasillo. ¡Mierda! ¿Nunca me
acostumbrare al hecho de que no estoy sola? Corro dentro del baño, sin
aliento.
—¿Qué sucede? —Harry esta de pie frente al espejo, sosteniendo mis
zapatos. Todas mis ropas dispersas están ahora cuidadosamente apiladas
junto al fregadero.
—Me encontré con Taylor.
—Oh. —Harry frunce el ceño—. Vestida así.
¡Oh Mierda! —No es culpa de Taylor.
El ceño fruncido de Harry se profundiza. —No. Pero aun así.
—Estoy vestida.
—Apenas.
—No sé quién estaba más avergonzado, él o yo. —Trato con mi técnica
distractora—. ¿Sabias que él y La Sra. Jones están… bueno, juntos?
Harry se ríe. —Si, por supuesto que sabía.
—¿Y nunca me dijiste?
—Pensé que sabias también.
—No.
—_________, son adultos. Viven bajo el mismo techo. Ambos sin ataduras.
Ambos atractivos.
Me sonrojo, sintiéndome tonta por no haberlo notado.
—Bueno, si lo pones así… sólo pensé que  La Sra. Jones era mayor que Taylor.
—Lo es, pero no por mucho. —Me mira, perplejo—. A algunos hombres les
gustan las mujeres mayores… —Se detiene abruptamente y sus ojos se
amplían. Le frunzo el ceño.
—Lo sé —espeto.
Harry parecía contrito. Me sonríe con cariño. ¡Si! ¡Mi técnica de
distracción fue exitosa! Mi subconsciente me rueda los ojos, ¿pero a que
costo? Ahora la innombrable Sra. Robinson se cierne sobre nosotros.
—Eso me recuerda —dice, brillantemente.
—¿Qué? —murmuro con petulancia. Agarrando la silla, me vuelvo para
enfrentar el espejo por encima del lavabo—. Siéntate —ordeno. Harry
me mira con diversión indulgente, pero hace lo que se le dice y se sienta de
nuevo en la silla. Empiezo a peinar su cabello ahora simplemente húmedo.
—Estaba pensando que podíamos convertir la habitación sobre los garajes
para ellos en el nuevo lugar —continua Harry—. Que sea una casa.
Entonces, quizás la hija de Taylor puede quedarse con él más a menudo.
—Me mira atentamente en el espejo.
—¿Por qué no se queda aquí?
—Taylor nunca me lo pidió.
—Quizás deberías ofrecérselo. Pero tendríamos que comportarnos.
La frente de Harry se frunce. —No había pensado eso.
—Quizás ese es el por qué Taylor no te lo ha pedido. ¿La has conocido?
—Si. Es una cosa dulce. Tímida. Muy bonita. Pago por su educación.
¡Oh! Dejo de peinar y lo miro en el espejo.
—No tenia idea.
Se encoge de hombros. —Me parecía lo menos que podía hacer. Además,
significa que no renunciara.
—Estoy segura de que le gusta trabajar para ti.
Harry me mira sin comprender y luego se encoge de hombros. —No lo
sé.
—Creo que es muy aficionado a ti, Harry. —Reanudo el peinado y lo
miro. Sus ojos no dejan los mios.
—¿Eso crees?
—Si. Lo hago.
El resopla, un sonido despectivo pero contenido. Como si estuviera
secretamente complacido de gustarle a su personal.
—Bien. ¿Vas a hablar con Gia sobre los cuartos sobre el garaje?
—Si, por supuesto. —No siento la misma irritación que antes a la mención
de su nombre. Mi subconsciente asiente sabiamente hacia mí. Si… hemos
hecho bien hoy. Mi diosa interna se regodea. Ahora ella dejara a mi esposo
solo y no lo hará sentir incomodo.
Estoy lista para cortar el cabello de Harry.
—¿Estas seguro sobre esto?
Es tu última oportunidad para salir bajo fianza.
—Haz lo que quieras, Sra. Styles. No tengo que mirarme, tú si.
Sonrió. —Harry, podría mirarte todo el día.
Sacude su cabeza exasperado. —Es sólo una cara bonita, nena.
—Y detrás de ella un hombre muy bonito. —Beso su sien—. Mi hombre.
Sonríe tímidamente.
Levantando el primer mechón, lo peino hacia arriba y lo encajo dentro de
mis dedos índice y medio. Pongo el peine en mi boca, tomo las tijeras y
hago el primer corte, cortando una pulgada de longitud. Harry cierra
sus ojos y se sienta como una estatua, suspirando contento de que yo
continúe. Ocasionalmente abre sus ojos, y lo sorprendo mirándome
intensamente. No me toca mientras trabajo, y estoy agradecida. Su toque
es… distractor.
Quince minutos después he terminado.
—Terminado. —Estoy complacida con el resultado. Luce más caliente que
nunca, su cabello todavía es flexible y sexy… sólo un poco más corto.
Harry se mira en el espejo, buscando una grata sorpresa. Sonríe.
—Gran trabajo, Sra Styles. —Voltea la cabeza de un lado al otro y desliza
sus brazos a mi alrededor. Tirando de mí, besa y acaricia mi vientre.
—Gracias —dice.
—Es un placer. —Me inclino y lo beso brevemente.
—Es tarde. Cama. —Me da una nalgada juguetona.
—¡Ah! Debería limpiar aquí. —Hay cabello por todo el suelo.
Harry frunce el ceño, como si el pensamiento no se le hubiera ocurrido.
—Esta bien, conseguiré la escoba —dice con ironía—. No quiero
avergonzar al personal con tu falta de ropa apropiada.
—¿Sabes dónde esta la escoba? —pregunto inocentemente. Esto detiene a
Harry.
—Um… no.
Me rio. —Yo iré.
*****
Mientras me meto en la cama y espero que Harry se una a mí,
reflexiono en cuán diferente este día podría haber terminado. Estaba tan
molesta con él antes, y él conmigo. ¿Cómo voy a lidiar con esta tontería de
la empresa en funcionamiento? No tengo deseos de manejar mi propia
compañía. No soy él. Tengo que dirigir esto paso por paso. Tal vez debería
tener una palabra segura cuando él esta siendo autoritario y dominante,
para cuando esta siendo un tonto. Me rio. Tal vez la palabra de seguridad
debería ser tonto. La idea me parece muy atractiva.
—¿Qué? —dice mientras se mete en la cama a mi lado usando sólo sus
pantalones de pijama.
—Nada. Sólo una idea.
—¿Qué idea? —pregunta, extendiéndose junto a mi.
Aquí va nada. —Harry, no creo que quiera dirigir una empresa.
Se apuntala en su codo y me mira. —¿Por qué dices eso?

—Porque no es algo que me halla gustado para mí.
—Eres más que capaz, ____________.
—Me gusta leer libros, Harry. Dirigir una compañía me alejara de eso.
—Podrías ser la directora creativa.
Frunzo el ceño.
—Ya ves —él continua—, dirigir una compañía exitosa es todo sobre
abrazar el talento de las personas que tienes a tu disposición. Si ahí es
donde tus talentos y tus intereses se encuentran, entonces estructura la
compañía para permitirlo. No te desestimes,___________. Eres una mujer
muy capaz. Creo que podrías hacer cualquier cosa que quieras si pones tu
mente en ello.
¡Whoa! ¿Cómo puede el saber que seria buena en esto?
—También me preocupa que esto tomará mucho de mi tiempo.
Harry frunce el ceño.
—Tiempo que podría dedicar a ti. —Empleo mi arma secreta. Su mirada se
oscurece.
—Se lo que estas haciendo —murmura, divertido.
¡Maldición!
—¿Qué? —finjo inocencia.
—Estas tratando de distraerme del tema en cuestión. Siempre haces eso.
Sólo no descartes la idea, __________. Piensa en ello. Es todo lo que pido.
Se inclina y me besa castamente, luego roza mi mejilla con su dedo. Esta
discusión va a seguir y seguir. Le sonrió, y algo que dijo temprano aparece
espontáneamente en mi mente.
—¿Puedo preguntarte algo? —mi voz es suave, vacilante.
—Por supuesto.
—Hoy temprano dijiste que cuando estuviera molesta contigo, debería
desquitármelo en la cama. ¿Qué querías decir?
Se queda inmóvil.
—¿Qué crees que significa?


Última edición por CarolineR2 el Mar 25 Jun 2013, 3:59 pm, editado 1 vez
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Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Empty Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|

Mensaje por CarolineR2 Vie 12 Abr 2013, 5:42 pm

Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Tumblr_mkzsehFEA31rifuufo1_500_large

Capitulo Nueve
{Maraton 4/6}



Cuando despierto antes de que la alarma suene a la mañana
siguiente, Harry está envuelto alrededor mío como hiedra, su
cabeza sobre mi pecho, su brazo alrededor de mi cintura y su pierna
entre las mías. Y está en mi lado de la cama. Siempre es igual, si peleamos
la noche anterior, así es como él termina, enroscado a mi alrededor,
elevando mi temperatura y poniéndome molesta.
Oh, Cincuenta. Está tan necesitado en cierto modo. ¿Quién lo hubiera
pensado? La imagen familiar de Harry como un niño sucio y miserable
me persigue. Delicadamente, acaricio su cabello más corto y la melancolía
retrocede. Él se retuerce y sus ojos somnolientos encuentran los míos.
Pestañea un par de veces a la vez que despierta.
—Hola —murmura y sonríe.
—Hola. —Amo despertar con esa sonrisa.
Él acaricia mis pechos con su nariz y canturrea apreciativamente en lo
profundo de su garganta. Su mano viaja hacia abajo por mi cintura,
rozando el fresco satén de mi camisón.
—Qué bocado tentador que eres —murmura—. Pero, tan tentadora como
eres —echa un vistazo al despertador—, tengo de levantarme. —Se estira,
desenredándose de mí y se levanta.
Yo me recuesto, pongo las manos detrás de la cabeza y disfruto del show:
Harry desvistiéndose para ir a la ducha. Es perfecto. No cambiaría un
cabello de su cabeza.
—¿Admirando la vista, Sra. Styles? —Harry arquea una ceja sardónica
en dirección a mí.
—Es una vista excelente, Sr. Styles.
Él sonríe y me lanza los pantalones de su pijama de forma que casi
aterrizan en mi rostro, pero los atrapo a tiempo, riendo como una
colegiala. Con una sonrisa malvada, arranca el cobertor, pone una rodilla
sobre la cama y toma mis tobillos, tirándome hacia él de forma que mi
camisón se sube. Chillo y él se arrastra sobre mi cuerpo, regando
pequeños besos en mi rodilla, mi muslo… mi… oh… ¡Harry!
—Buenos días, Sra. Styles—me saluda la Sra. Jones. Me ruborizo,
avergonzada al recordar su encuentro con Taylor la noche anterior.
—Buenos días —respondo mientras me entrega una taza de té. Me siento
en la silla alta junto a mi esposo, quien luce simplemente radiante: recién
salido de la ducha, con su cabello húmedo, vistiendo una almidonada
camisa blanca y esa corbata gris plateado. Mi corbata favorita. Tengo
buenos recuerdos de esa corbata.
—¿Cómo está, Sra. Styles? —pregunta él con los ojos cálidos.
—Creo que lo sabe, Sr. Styles. —Lo miro a través de mis pestañas.
Él sonríe satisfecho.
—Come —ordena—. No comiste ayer.
¡Oh, Cincuenta mandón!
—Eso es porque estabas siendo un idiota.
La Sra. Jones deja caer algo que retumba en la pileta, haciéndome saltar.
Harry no parece notar el ruido. Ignorándola, me mira imperturbable.
—Idiota o no… come. —Su tono es serio. No hay discusión con él.
—¡De acuerdo! Estoy tomando la cuchara, comiendo granola —murmuro
como una adolescente malhumorada. Tomo el yogurt griego y pongo un
poco en el cereal, seguido por un puñado de arándanos. Echo un vistazo a
la Sra. Jones y ella encuentra mi mirada. Sonrío y ella responde con su
propia sonrisa cálida. Me ha dado mi desayuno preferido, el mismo que me
fue presentado en nuestra luna de miel.
—Puede que tenga que ir a Nueva York más adelante en la semana. —El
anuncio de Harry interrumpe mi ensueño.
—Oh.
—Significa que pasaré la noche allí. Quiero que vengas conmigo.
—Harry, no tengo tiempo libre.
Él me da su mirada que dice “oh, ¿en serio? Pero yo soy el jefe”.
Suspiro.
—Sé que eres el dueño de la compañía, pero he estado lejos durante tres
semanas. Por favor. ¿Cómo esperas que dirija el negocio si nunca estoy
allí? Estaré bien aquí. Asumo que llevarás a Taylor contigo, pero Sawyer y
Ryan estarán aquí… —Me detengo, porque Harry me está sonriendo—.
¿Qué? —digo secamente.
—Nada. Sólo tú —dice.
Frunzo el ceño. ¿Se está riendo de mí? En ese momento un pensamiento
desagradable aparece en mi mente.
—¿Cómo vas a ir a Nueva York?
—En el avión de la compañía, ¿por qué?
—Sólo quería saber si ibas a ir en Charlie Tango. —Mi voz es suave y un
escalofrío corre por mi columna. Recuerdo la última vez que voló su
helicóptero. Una ola de náuseas me golpea cuando recuerdo las ansiosas
horas que pasé esperando noticias. Ese fue posiblemente el momento más
crítico de mi vida. Noto que la Sra. Jones también se ha quedado quieta.
Intento descartar la idea.
—No volaría a Nueva York en Charlie Tango. No tiene esa clase de alcance.
Además, no regresará de los ingenieros hasta dentro de otras dos
semanas.
Gracias al cielo. Mi sonrisa se debe en parte al alivio, pero también al saber
que el fallecimiento de Charlie Tango ha ocupado una gran parte de los
pensamientos y el tiempo de Harry en las últimas semanas.
—Bueno, me alegra que esté casi arreglado, pero… —me detengo. ¿Puedo
contarle lo nerviosa que estaré la próxima vez que vuele?
—¿Qué? —pregunta mientras termina su omelet.
Me encojo de hombros.
—¿___________? —dice, con más firmeza.
—Yo sólo… ya sabes. La última vez que volaste en él… pensé, todos
pensamos, que tú… —No puedo terminar la oración y la expresión de
Harry se suaviza.
—Ey. —Extiende la mano para acariciar mi rostro con el reverso de sus
nudillos—. Eso fue sabotaje. —Una oscura expresión cruza su rostro, y por
un momento me pregunto si sabe quién fue responsable.
—No soportaría perderte —murmuro.
—Cinco personas han sido despedidas por eso, _________. No sucederá de
nuevo.
—¿Cinco?
Asiente, su rostro es serio.
¡Maldición!
—Eso me recuerda. Hay un arma en tu escritorio.
Él frunce el ceño ante mi cambio de tema y probablemente ante mi tono
acusatorio, aunque no quiera decirlo de esa manera.
—Es de Leila —dice finalmente.
—Está cargada.
—¿Cómo lo sabes? —Su ceño se profundiza.
—La revisé ayer.
Me mira con el ceño fruncido.
—No quiero que tontees con armas. Espero que hayas puesto el seguro de
nuevo.
Pestañeo, momentáneamente estupefacta.
—Harry, no hay seguro en un revólver. ¿No sabes nada de armas?
Sus ojos se agrandan.
—Um… no.
Taylor tose discretamente en la entrada. Harry le ofrece un
asentimiento.
—Tenemos que irnos —dice Harry. Se pone de pie, distraído y se coloca
la chaqueta gris. Lo sigo hacia el corredor.
Tiene el arma de Leila. Me sorprenden las noticias y brevemente me
pregunto qué le ha sucedido a ella. ¿Todavía está en… dónde es? Algún
lugar en el este. ¿New Hampshire? No puedo recordarlo.
—Buenos días, Taylor —dice Harry.
—Buenos días, Sr. Styles, Sra. Styles. —Nos da un asentimiento, pero se
cuida de no mirarme a los ojos. Lo agradezco, recordando mi estado de
desnudez cuando nos encontramos anoche.
—Sólo voy a lavarme los dientes —murmuro. Harry siempre se lava los
dientes antes del desayuno. No entiendo por qué.
—Deberías pedirle a Taylor que te enseñe a disparar —digo mientras
bajamos en el elevador. Harry me da un vistazo, divertido.
—¿Debería? —dice secamente.
—Sí.
—___________, desprecio las armas. Mi madre ha cosido a muchas víctimas
de crímenes con armas, y mi padre es vehementemente anti armas. Crecí
con sus valores. Apoyo al menos dos iniciativas de control de armas aquí
en Washington.
—Oh. ¿Taylor lleva un arma?
La boca de Harry se afina.
—A veces.
—¿No lo apruebas? —pregunto, mientras Harry me conduce fuera del
elevador en la planta baja.
—No —dice con los labios apretados—. Digamos que Taylor y yo tenemos
visiones muy diferentes con respecto al control de armas. —Estoy con
Taylor en esto.
Harry sostiene la puerta del vestíbulo abierta para mí y me dirijo al
coche. No me ha dejado conducir sola a AIPS desde que descubrió que
Charlie Tango fue saboteado. Sawyer sonríe amablemente, sosteniendo la
puerta abierta para mí a la vez que Harry y yo subimos al coche.
—Por favor. —Extiendo mi mano y tomo la de Harry.
—¿Por favor qué?
—Aprende a disparar.
Él pone los ojos en blanco.
—No. Fin de la discusión, ___________.
Y de nuevo soy una niña regañada. Abro la boca para decir algo mordaz,
pero decido que no quiero comenzar mi día de trabajo de mal humor. En
su lugar, me cruzo de brazos, y veo a Taylor mirándome por el espejo
retrovisor. Él aparta la mirada, concentrándose en el camino frente a
nosotros, pero sacude la cabeza un poco, en obvia frustración.
Hmm... Harry también lo vuelve loco a veces. La idea me hace sonreír, y
mi humor es salvado.
—¿Dónde está Leila? —pregunto, mientras Harry mira por la
ventanilla.
—Te lo dije. Está en Connecticut con sus padres. —Me observa.
—¿Lo comprobaste? Después de todo, tiene el cabello largo. Podría ser ella
quien condujera el Dodge.
—Sí, lo comprobé. Está anotada en una escuela de arte en Hamden.
Comenzó esta semana.
—¿Has hablado con ella? —susurro, y toda la sangre abandona mi rostro.
Harry vuelve su cabeza rápidamente ante el tono de mi voz.
—No. Flynn lo ha hecho. —Él busca en mi rostro una pista de mis
pensamientos.
—Ya veo —murmuro, aliviada.
—¿Qué?
—Nada.
Harry suspira.
—________. ¿Qué sucede?
Me encojo de hombros, sin querer admitir mis celos irracionales.
Harry continúa.
—Me mantengo al tanto, comprobando que se quede en su lado del
continente. Está mejor, ________. Flynn la ha derivado a un psicólogo en New
Haven, y todos los informes son muy positivos. Siempre ha estado
interesada en el arte, así que… —Se detiene, su rostro aún buscando en el
mío. Y en ese momento sospecho que está pagando por las clases de arte
de Leila. ¿Quiero saberlo? ¿Debería preguntarle? Quiero decir, no es que
no pueda permitírselo pero, ¿por qué siente que tiene la obligación?
Suspiro. El pasado de Harry apenas se compara con Bradley Kent de
mi clase de biología y sus torpes intentos por besarme. Harry toma mi
mano.
—No te preocupes por esto, ________ —murmura, y le devuelvo el apretón
tranquilizador. Sé que está haciendo lo que cree correcto.
A mitad de mañana tengo un descanso entre reuniones. Cuando tomo el
teléfono para llamar a Perrie, noto un correo electrónico de Harry.
De: Harry Styles
Asunto: Halagos
Fecha: 23 de agosto de 2011, 09:54
Para: _________ Styles
Sra. Styles
He recibido tres halagos por mi nuevo corte de pelo. Los halagos de mis
empleados son nuevos. Debe ser la ridícula sonrisa que llevo cada vez que
pienso en lo que sucedió anoche. Realmente eres una mujer maravillosa,
talentosa y hermosa.
Y toda mía.
Harry Styles
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
Me derrito leyéndolo.
De: ____________ Styles
Asunto: Intentando concentrarme.
Fecha: 23 de agosto de 2011, 10:48
Para: Harry Styles
Sr. Styles
Estoy intentando trabajar y no quiero ser distraída por deliciosos
recuerdos.
¿Es ahora momento de confesar que solía cortar el cabello de Ray
regularmente? No tenía idea de que sería un entrenamiento tan útil.
Y sí, soy tuya y tú, mi querido cocheritario esposo que se niega a ejercer su
derecho constitucional bajo la segunda enmienda de portar armas, eres
mío. Pero no te preocupes porque yo te protegeré. Siempre.
Harry Styles
Coordinadora Editorial, AIPS
De: Harry Styles
Asunto: Annie Oakley
Fecha: 23 de agosto de 2011, 10:53
Para: _________ Styles
Sra. Styles
Me deleita ver que ha hablado con el departamento de comunicación y que
ha cambiado su nombre. :D
Dormiré seguro en mi cama sabiendo que mi esposa, quien porta armas,
duerme junto a mí.

Harry Styles Gerente General & Hoplófobo14, Styles Enterprises Holdings Inc.
¿Hoplófobo? ¿Qué demonios es eso?
De: ____________ Styles
Asunto: Palabras largas
Fecha: 23 de agosto de 2011, 10:58
Para: Harry Styles
Sr. Styles
Una vez más me deslumbra con su habilidad lingüística.
De hecho, con su habilidad en general, y creo que sabe a qué me refiero.
___________ Styles
Coordinadora Editorial, AIPS
De:Harry Styles
Asunto: ¡Jadeo!
Fecha: 23 de agosto de 2011, 11:01
Para: __________ Styles
Sra. Styles.
¿Está coqueteando conmigo?
Hary Styles
Escandalizado Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
De: ____________ Styles
Asunto: ¿Preferiría usted…
Fecha: 23 de agosto de 2011, 11:04
Para: Harry Styles
… que coqueteara con alguien más?
__________ Styles Valiente Coordinadora Editorial, AIPS
De: Harry Styles
Asunto: Grrrr
Fecha: 23 de agosto de 2011, 11:09
Para: ___________ Styles
¡NO!
Harry Styles
Posesivo Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
De: __________ Styles
Asunto: Vaya…
Fecha: 23 de agosto de 2011, 11:14
Para: Harry Styles
¿Me estás gruñendo? Porque es algo sexy.
__________ Styles
Coordinadora Editorial que se retuerce (en una buena manera), AIPS
De: Harry Styles
Asunto: Cuidado
Fecha: 23 de agosto de 2011, 11:16
Para: _________ Styles
¿Coqueteando y jugando conmigo, Sra. Styles?
Puede que te haga una visita esta tarde.
Christian Grey
Priápico  Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc.
De: __________________ Styles
Asunto: ¡Oh No!
Fecha: 23 de agosto de 2011, 11:20
Para: Harry Styles
Me comportaré. No querría que el jefe del jefe de mi jefe esté encima de mí
en el trabajo. ;)
Ahora déjame continuar con mi trabajo. El jefe del jefe de mi jefe despedirá
mi trasero.
__________ Styles
Coordinadora Editorial, AIPS
De: Harry Styles
Asunto: &*%$&*&*
Fecha: 23 de agosto de 2011, 11:23
Para:  ___________ Styles
Créeme cuando te digo que hay muchísimas cosas que me gustaría hacer
con tu trasero ahora mismo. Despedirlo no es una de ellas.
Harry Styles Gerente General & Hombre de Traseros, Styles Enterprises Holdings Inc.
Su respuesta me hace soltar una risita.
De:___________ Styles
Asunto: ¡Vete!
Fecha: 23 de agosto de 2011, 11:26
Para: Harry Styles
¿No tienes un imperio que dirigir?
Deja de molestarme.
Mi siguiente cita está aquí.
Creí que eras un hombre de senos…
Piensa en mi trasero, y yo pensaré en el tuyo…
Te Amo x
__________ Styles
Ahora Húmeda Coordinadora Editorial, AIPS
No puedo evitar mi abatido humor mientras Sawyer me lleva a la oficina el
jueves. La amenaza del viaje de negocios de Harry a Nueva York ha
sucedido, y aunque sólo ha estado ausente por unas horas, ya lo hecho de
menos. Enciendo mi ordenador, y hay un correo electrónico esperándome.
Mi humor mejora instantáneamente.
De: Harry Styles
Asunto: Ya te extraño
Fecha: 25 de agosto de 2011, 04:32
Para: ___________ Styles
Sra. Styles
Estuviste adorable esta mañana.
Compórtate mientras estoy lejos.
Te amo.
Harry Styles
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
Ésta será la primera noche que hemos dormido separados desde nuestra
boda. Tengo la intención de beber algunos tragos con Perrie. Eso debería
ayudarme a dormir. Impulsivamente, le respondo el correo, aunque sé que
todavía está volando.
De: _________ Styles
Asunto: ¡Compórtate tú!
Fecha: 25 de agosto de 2011, 09:03
Para: Harry Styles
Hazme saber cuando aterrices… me preocuparé hasta que lo hagas.
Y me comportaré. Quiero decir, ¿en cuántos problemas puedo meterme
con Perrie?
_________ Styles
Coordinadora Editorial, AIPS
Pulso enviar y bebo a sorbos mi café con leche, cortesía de Hannah.
¿Quién iba a creer que yo acabaría adorando el café? A pesar de que esta
noche voy a salir con Perrie, siento como si faltara un pedazo de mí. En este
momento, está a once mil metros sobre América camino a Nueva York. No
sabía que pudiera sentirme tan inquieta y ansiosa sólo porque Harry
está lejos. Seguramente con el tiempo no sentiré esta sensación de pérdida
e incertidumbre, ¿no es así? Dejo escapar un fuerte suspiro y continúo con
mi trabajo.
Alrededor del mediodía, empiezo a verificar mi correo electrónico y mi
BlackBerry como una posesa por un mensaje. ¿Dónde está? ¿Aterrizó sin
problemas? Hannah me pregunta si quiero almorzar, pero estoy demasiado
ansiosa y le agito la mano para alejarla. Sé que es irracional, pero necesito
estar segura que ha llegado ileso.
El teléfono de mi oficina suena, sobresaltándome.
—________ St… Styles.
—Hola. —La voz de Harry es cálida con un rastro de diversión. El alivio
me inunda.
—Hola —respondo, mientras sonrío de oreja a oreja—. ¿Cómo fue tu
vuelo?
—Largo. ¿Qué vas a hacer con Perrie?
Oh no.
—Simplemente vamos a tomar una copa.
Harry no dice nada.
—Sawyer y la nueva mujer, Prescott, vienen con nosotras —le digo,
intentando apaciguarlo.
—Pensé que Perrie iba a venir al apartamento.
—Vendrá después de que tomemos una copa rápida. —¡Por favor
déjame salir!
Harry suspira fuertemente.
—¿Por qué no me lo dijiste? —dice en voz baja. Demasiado baja.
Mentalmente me doy un puntapié.
—Harry, estaremos bien. Tengo a Ryan, Sawyer y Prescott aquí. Sólo es
una copa rápida.
Harry sigue estando decididamente callado y sé que no está contento.
—Sólo la he visto un par de veces desde que te conocí. Por favor. Ella es mi
mejor amiga.
—________, no quiero mantenerte alejada de tus amigos. Pero pensé que ella
iría al apartamento.
—De acuerdo —asiento—. Nos quedaremos.
—Sólo mientras ese lunático esté fuera. Por favor.
—Te he dicho que de acuerdo —murmuro con exasperación, mientras
pongo mis ojos en blanco.
Harry resopla suavemente en el teléfono.
—Siempre sé cuando me pones los ojos en blanco.
Frunzo el ceño al receptor.
—Mira, lo siento. No quería preocuparte. Se lo diré a Perrie.
—Bueno —respira, con evidente alivio. Y me siento culpable por
preocuparlo.
—¿Dónde estás?
—En la pista del Aeropuerto de Nueva York.
—Ah, así que acabas de aterrizar.
—Sí. Me pediste que te llamara en el momento que aterrizara.
Sonrío. Mi subconscientes me mira. ¿Ves? Él hace lo que te dice que va a
hacer.
—Bien, Sr. Styles, me alegro de que uno de nosotros sea meticuloso.
Él se ríe.
—Sra. Styles, tu habilidad para exagerar no conoce límites. ¿Qué voy hacer
contigo?
—Estoy segura de que pensarás en algo creativo. Normalmente lo haces.
—¿Estás coqueteando conmigo?
—Sí.
Percibo su sonrisa.
—Será mejor que me vaya._______, haz lo que te dicen, por favor. El equipo de
seguridad sabe lo que hace.
—Sí, Harry, lo haré. —Sueno exasperada de nuevo. Por Dios, entiendo
el mensaje.
—Te veré mañana por la noche. Te llamaré después.
—¿Para controlarme?
—Sí.
—¡Oh, Harry! —lo riño.
—Hasta luego  Sra. Styles.
—Hasta Luego, Harry. Te amo.
Él inhala bruscamente.
—Y yo ti, ________.
Ninguno de los dos cuelga.
—Cuelga, Harry —susurro.
—Eres una pequeña mandona, ¿no?
—Tu pequeña mandona.
—Mía —respira—. Haz lo que te dicen. Cuelga.
—Sí, Señor. —Cuelgo y sonrío estúpidamente al teléfono. Unos minutos
más tarde, un correo electrónico aparece en mi bandeja de entrada.
De: Harry Styles
Asunto: Manos inquietas.
Fecha: 25 de agosto de 2011, 13:42 EDT20
Para: _________ Styles
Sra. Styles
Eres tan divertida como siempre por teléfono.
Lo decía en serio. Haz lo que te dicen.
Necesito saber que estás segura.
Te amo.
Harry Styles
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
Francamente, él es el mandón. Pero una llamada telefónica y toda mi
ansiedad ha desaparecido. Él ha llegado seguro y está preocupándose por
pequeñeces sobre mí como de costumbre. Me abrazo momentáneamente.
Dios, amo a ese hombre. Hannah golpea mi puerta, distrayéndome, y
aterrizo de vuelta al presente.
Perrie luce magnífica. En sus ajustados pantalones vaqueros blancos y
camisola roja, ella está lista para rodar por la ciudad. Está charlando
animadamente con Claire en la recepción cuando entro.
—¡_________! —chilla, levantándome con un abrazo de Perrie. Me sostiene con los
brazos estirados.
—¿No te ves como la esposa del magnate? ¿Quién lo habría pensado, la
pequeña _______ Steele? ¡Te ves tan… sofisticada! —sonríe abiertamente.
Pongo los ojos en blanco. Llevo puesto un vestido de corte recto de color
crema pálido con un cinturón y zapatos de tacón alto azul marino.
—Es bueno verte, Perrie. —La abrazo en respuesta.
—Así que, ¿dónde vamos?
—Harry quiere que regresemos al apartamento.
—Oh, ¿en serio? ¿No podemos salir a escondidas para tomar un rápido
cóctel en el Zig Zag Café? He reservado una mesa para nosotras.
Abro mi boca para protestar.
—¿Por favor? —gimotea y hace un mohín agradable. Ella debe estar
copiando esto de Mia. Nunca hace mohines normalmente. Realmente me
gustaría tomar un cóctel en el Zig Zag. Nos divertimos mucho la última vez
que fuimos allí, y está cerca del apartamento de Perrie.
Sostengo mi dedo índice en alto.
—Uno.
Ella sonríe.
—Uno. —Une su brazo al mío, y nos dirigimos fuera hacia el cochemóvil
que se encuentra estacionado en la acera con Sawyer al volante. Nos sigue
la Srta. Samantha Prescott que es nueva en el equipo de seguridad, una
afroamericana alta con una actitud de no tolerar ningún sin sentido.
Tengo la esperanza de que ella todavía cambie, quizás porque es
demasiado fría y profesional. Aún está en período de prueba, pero como el
resto del equipo, fue seleccionada por Taylor. Ella se viste como Sawyer,
con un sombrío traje oscuro.
—¿Puedes acercarnos al Zig Zag, por favor, Sawyer?
Sawyer se vuelve a mirarme, y sé que quiere decir algo. Obviamente él ha
recibido sus órdenes. Duda.
—Al Zig Zag Café. Sólo tomaremos una.
Doy a Perrie una ojeada y ella está mirando enfurecida a Sawyer. Pobre
hombre.
—Sí, señora.
—El Sr. Styles pidió que usted regresara al apartamento —salta Prescott.
—El Sr. Styles no está aquí —chasqueo—. Al Zig Zag, por favor.
—Señora —replica Sawyer con una mirada de reojo a Prescott quien
sabiamente guarda su comentario.
Perrie me mira asombrada como si ella no pudiera creer lo que sus ojos y
orejas oyen y ven. Yo frunzo mis labios y me encojo de hombros. De
acuerdo, estoy un poco más enérgica de lo que era. Perrie asiente cuando
Sawyer se mueve hacia el tráfico de la tarde.
—Sabes que la seguridad adicional está volviendo locas a Grace y a Mia —
dice Perrie con indiferencia.
La miro boquiabierta, desconcertada.
—¿No lo sabías? —Ella parece incrédula.
—¿Saber qué?
—La seguridad para todos los Styles se ha triplicado. Infinitamente,
incluso.
—¿De verdad?
—¿Él no te lo ha dicho?
Me ruborizo.
—No. —¡Maldita sea, Harry!—. ¿Sabes por qué?
—Jack Hyde.
—¿Qué pasa con Jack? Pensaba que él simplemente estaba detrás de
Harry. —Abro la boca. Por Dios. ¿Por qué no me lo dijo?
—Desde el lunes —dice Perrie.
¿El lunes pasado? Umm… nosotros identificamos a Jack el domingo. ¿Pero
por qué todos los Styles?
—¿Cómo sabes todo esto?
—Elliot.
Por supuesto.
—Harry no te ha dicho nada de esto, ¿verdad?
Me ruborizo una vez más.
—No.
—Oh, _________, qué fastidio.
Suspiro. Como siempre, Perrie ha dado el clavo directamente con su
habitual e implacable estilo.
—¿Sabes por qué? —Si Harry no va a decírmelo, entonces quizá Perrie lo
hará.
—Elliot dijo que tiene algo que ver con información guardada en el
ordenador de Jack Hyde cuando él estaba en AIPS.
Santo cielo.
—Estás bromeando. —Una ola de ira sale disparada a través de mí. ¿Cómo
sabe Perrie sobre esto cuándo yo no sé?
Levanto la mirada para ver a Sawyer observándome por el espejo
retrovisor. La luz roja cambia a color verde y él sigue adelante,
centrándose en el camino. Llevo mi dedo hasta mis labios y Perrie asiente.
Apuesto a que Sawyer lo sabe, también, y yo no.
—¿Cómo está Elliot? —le pregunto para cambiar de tema.
Perrie sonríe tontamente, diciéndome todo lo que necesito saber.
Sawyer se acerca al final del callejón que lleva al Zig Zag Café, y Prescott
abre mi puerta. Salgo y Perrie se desliza rápidamente detrás de mí. Nos
enlazamos del brazo y serpenteamos por el callejón, seguidas por Prescott
quien lleva una furiosa expresión en su cara. Oh, por el amor de Dios,
simplemente es una bebida. Sawyer se marcha para estacionar el
cochemóvil.
—Así, ¿cómo es que Elliot conoce a Gia? —le pregunto, mientras tomo un
sorbo de mi segundo mojito de fresa. El bar es íntimo y acogedor; y no
quiero irme. Perrie y yo no hemos dejado de hablar. Me había olvidado
cuánto me gusta estar con ella. Es liberador estar fuera, relajada,
disfrutando de la compañía de Perrie. Considero enviarle un mensaje de
texto a Harry, pero descarto la idea. Simplemente estará enfadado y me
hará volver a casa como una niña descarriada.
—¡No me hables sobre esa perra! —balbucea Perrie.
La reacción de Perrie me hace reír.
—¿Qué es tan gracioso, Steele? —chasquea, pero no en serio.
—Me siento de la misma manera.
—¿En serio?
—Sí. Ella estaba sobre Harry.
—Ella tuvo un affaire con Elliot. —Perrie hace un mohín.
—¡No!
Ella asiente con la cabeza, con sus labios apretados junto al patentado
ceño de Perrie Edwards.
—Fue breve. El año pasado, creo. Ella es una trepadora social. No es de
extrañar que tenga su mirada puesta en Harry.
—Harry está tomado. Le dije que lo dejara o la despediría.
Perrie me mira asombrada una vez más, desconcertada. Asiento con la
cabeza orgullosamente, y ella levanta su copa para homenajearme,
impresionada y radiante.
—¡Señora ________  Styles! ¡Así se hace! —Y Tintineamos nuestras copas.
—¿Elliot tiene una arma?
—No. Él es muy anti armas. —Perrie revuelve su tercera bebida.
—Harry, también. Creo que fue la influencia de Grace y Carrick —
murmuro. Me estoy sintiendo un poco alegre.
—Carrick es un buen hombre —asiente Perrie con la cabeza.
—Él quería un acuerdo prenupcial —murmuro tristemente.
—Oh, ________. —Ella se estira y agarra mi brazo—. Él sólo estaba protegiendo
a su hijo. Como ambas sabemos, tienes la palabra "cazafortunas" tatuada
en tu frente. —Ella me sonríe, yo le saco la lengua y luego río tontamente.
—Madura, Sra. Styles —dice ella sonriendo. Suena como Harry—. Harás
lo mismo por tu hijo algún día.
—¿Mi hijo? —La miro boquiabierta. Ni siquiera se me había cruzado por mi
mente que mis niños serán ricos. Santo cielo. A ellos no les faltara nada.
Quiero decir… nada. Esto necesita ser bien pensado, pero no ahora
mismo. Echo un vistazo a Prescott y Sawyer sentados cerca, mientras nos
observan y a la multitud de la noche desde una mesa lateral mientras cada
uno sostiene un brillante vaso de agua mineral.
—¿Crees que deberíamos comer? —pregunto.
—No. Creo que deberíamos beber —dice Perrie.
—¿Por qué estás en ese estado de ánimo bebedor?
—Porque ya no te veo lo suficiente. No sabía que te casarías con el primer
tipo para el que te giraras. —Ella hace un mohín de nuevo—.
Honestamente, te casaste tan precipitadamente que pensé que estabas
embarazada.
Me río.
—Todos pensaban que estaba embarazada —murmuro—. No vamos a
repetir esta conversación de nuevo. ¡Por favor! Y tengo que ir al baño.
Prescott me acompaña. Ella no dice nada. No tiene porque. La
desaprobación irradia fuera de ella como un isótopo letal.
—No he salido sola desde que me casé —murmuro silenciosamente a la
puerta del inodoro cerrado. Hago una mueca, sabiendo que ella está de pie
al otro lado de la puerta, esperando mientras orino. Sin embargo, ¿qué es
lo que precisamente va a hacer Hyde en un bar?  Harry está
reaccionando de forma exagerada como de costumbre.
—Perrie, es tarde. Debemos irnos.
Son las diez y cuarto y he acabado con mi cuarto mojito de fresa.
Definitivamente estoy sintiendo los efectos del alcohol, cálida y
difusamente. Harry estará bien. Eventualmente.
—Claro, _________. Ha sido tan bueno verte. Pareces mucho más, no sé…
segura. El matrimonio obviamente te está sentando bien.
Mi cara hierve. Viniendo de la Srta. Perrie Edwards, eso es todo un
cumplido.
—Lo hace —susurro, y porque probablemente he bebido demasiado, las
lágrimas pinchan la parte posterior de mis ojos. ¿Podría estar más feliz? A
pesar de todo su equipaje, su naturaleza, sus cincuenta sombras, he
encontrado y me he casado con el hombre de mis sueños. Cambio
rápidamente de tema para frenar mis pensamientos sentimentales, porque
sé que de lo contrario lloraré.
—Realmente he disfrutado esta noche. —Sujeto la mano de Perrie—.
¡Gracias por sacarme! —Nos abrazamos. Cuando ella me suelta, cabeceo a
Sawyer y él le da las llaves del cochemóvil a Prescott.
—Estoy segura de que la santurrona Srta. Prescott le ha dicho a Harry
que no estoy en casa. Estará enfadado —le murmuro a Perrie. Y quizás él
pensará en alguna deliciosa manera de castigarme... con suerte.
—¿Por qué estás sonriendo como una tonta, ________? ¿Te gusta hacer enfadar
a Harry?
—No. No realmente. Pero es tan fácil. Él es muy controlador a veces. —La
mayoría de las veces.
—Yo he notado —dice Harry irónicamente.
Nos detenemos fuera del apartamento de Perrie. Ella me abraza fuerte.
—Mantente en contacto —me susurra y besa mi mejilla. Después ella sale
del cochemóvil. La saludo con la mano, sintiéndome extrañamente
nostálgica. He echado de menos esta charla de chicas. Es divertida y
relajante, y me recuerda que todavía soy joven. Debo hacer más esfuerzo
para ver a Perrie, pero la verdad es, que me encanta estar en mi burbuja
con Harry. Anoche asistimos a una cena de caridad juntos. Había
tantos hombres en trajes y hermosas mujeres elegantes, hablando de los
precios inmobiliarios, el fracaso la economía y el hundimiento de los
mercados bursátiles. Quiero decir, era aburrido, realmente muy aburrido.
Así que es refrescante poder soltarme el pelo con alguien mi propia edad.
Mi estómago retumba. ¡Santo Dios! todavía no he comido. ¡Mierda…
Harry! Busco rápidamente en mi bolso y pesco mi BlackBerry. ¡Santo
cielo, cinco llamadas perdidas! Un mensaje de texto…
* ¿DÓNDE DIABLOS ESTÁS? *
Y un correo electrónico.
De: Harry Styles
Asunto: Enfadado. No me has visto enfadado.
Fecha: 26 de agosto de 2011 00:42 EST
Para: ____________ Styles.
_____________
Sawyer me ha dicho que estás bebiendo cócteles un bar cuando dijiste que
no lo harías.
¿Tienes idea de cuán enfadado estoy en este momento?
Nos vemos mañana.
Harry Styles
Gerente General, Styles Enterprises Holdings Inc.
Mi corazón da un vuelco. ¡Oh mierda! Realmente estoy en problemas. Mi
subconsciente me mira fijamente, entonces se encoge de hombros, con su
cara de tú has hecho la cama y tendrás que acostarte en ella21. ¿Qué debo
esperar? Reflexiono si debo llamarlo, pero es tarde y probablemente esté
dormido… o paseando. Decido que un rápido mensaje de texto puede ser
suficiente.
* TODAVÍA ESTOY EN UNA PIEZA. PASÉ UN RATO AGRADABLE. TE
EXTRAÑO. POR FAVOR NO ESTÉS ENFADADO *
Miro fijamente mi BlackBerry, esperando su respuesta, pero está
inquietantemente silenciosa. Suspiro.
Prescott se detiene en el exterior del Escala y Sawyer baja para abrirme la
puerta. Mientras estamos esperando el ascensor, aprovecho la oportunidad
para preguntarle.
—¿A qué hora te llamó Harry?
Sawyer se ruboriza.
—Aproximadamente a las nueve treinta, señora.
—¿Por qué no interrumpiste mi conversación con Perrie para que pudiera
hablar con él?
—El Sr. Styles me dijo que no lo hiciera.
Frunzo mis labios. El ascensor llega, y subimos en silencio. De repente
agradezco que Harry tenga toda una noche para recuperarse de su
ataque de ira, y que esté al otro lado del el país. Eso me da algo de tiempo.
Por otro lado... lo extraño.
Las puertas al ascensor se abren, y durante una fracción de segundo miro
la mesa del vestíbulo.
¿Qué está mal con ese cuadro?
El jarrón de las flores se encuentra roto en fragmentos por todo el suelo
del vestíbulo, agua, flores y trozos de porcelana están diseminados por
todas partes y la mesa está volcada. Mi cuero cabelludo hormiguea y
Sawyer agarra mi brazo y me tira de nuevo hacia el ascensor.
—Quédese allí —sisea, sacando una arma. Él da unos pasos en el
vestíbulo y desaparece de mi campo de visión.
Me agacho en la parte posterior del elevador.
—¡Luke! —oigo a Ryan llamar desde dentro de la gran sala—. ¡Código azul!
¿Código azul?
—¿Tienes al delincuente? —Sawyer grita en respuesta—. ¡Jesús Cristo!
Me aplasto contra la pared del ascensor. ¿Qué diablos está sucediendo? La
adrenalina se dispara a través de mi cuerpo, y mi corazón salta en mi
garganta. Escucho voces suaves y un momento que más tarde Sawyer
reaparece en el vestíbulo, de pie sobre el charco de agua. Enfundando su
arma.
—Puede entrar, Sra. Styles —dice él suavemente.
—¿Qué está pasando, Luke? —Mi voz es apenas un susurro.
—Hemos tenido un visitante. —Él toma mi codo, y agradezco el apoyo, mis
piernas se han convertido en gelatina. Camino con él a través de las
puertas dobles abiertas.
Ryan está de pie en la entrada de la gran sala. Un corte por encima de su
ojo está sangrando, y hay otro en su boca. Él se ve maltrecho, con su ropa
revuelta. Pero lo más chocante es Jack Hyde desplomado a sus pies.


Última edición por CarolineR2 el Mar 25 Jun 2013, 4:00 pm, editado 1 vez
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Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Empty Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|

Mensaje por CarolineR2 Vie 12 Abr 2013, 5:45 pm

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Capitulo Diez
{Maraton 5/6}


Mi corazón está golpeando y la sangre tamborileando ruidosamente
en mis tímpanos; el alcohol fluyendo a través de mi sistema,
amplificando el sonido.
—¿Él está…? —jadeo, incapaz de finalizar la oración y mirando con los
ojos muy abiertos y aterrorizada a Ryan. Ni siquiera puedo mirar a la
figura boca abajo en el suelo.
—No, señora. Sólo noqueado hasta la inconsciencia.
Alivio inundaba a través de mí. Oh, gracias a Dios.
—¿Y tú? —pregunto, mirando a Ryan. Me doy cuenta de que no se su
primer nombre. Él está jadeando como si hubiese corrido una maratón.
Limpia la comisura de su boca, removiendo un rastro de sangre y una
contusión formándose en su mejilla.
—Él dio un infierno de la pelea, pero estoy bien Sra. Styles. —Sonríe
tranquilizadoramente. Si lo conociera mejor, diría que parecía un poco
presumido.
—¿Y Gail? ¿Sra. Jones? —Oh no… ¿ella está bien? ¿Ha sido herida?
—Estoy aquí, _______. —Mirando detrás de mí, ella está en camisón y bata,
su cabello suelto, su rostro ceniciento y sus ojos amplios… como los míos,
imagino.
—Ryan me despertó. Insistió en que me quedara aquí. —Señaló detrás de
ella a la oficina de Taylor—. Estoy bien. ¿Tú estás bien?
Asiento enérgicamente y me doy cuenta de que ella probablemente acaba
de salir de la habitación del pánico construida contigua a la oficina de
Taylor. ¿Quién sabría que la necesitaríamos tan pronto? Harry había
insistido en su instalación poco después de nuestro compromiso… y yo
había rodado mis ojos. Ahora, viendo a Gail de pie en el umbral de la
puerta, estaba agradecida por su previsión.
Un chirrido desde la puerta en el vestíbulo me distrae. Está colgando de
sus bisagras. ¿Qué demonios le ha pasado a eso?
—¿Él estaba solo? —pregunto a Ryan.
—Sí, señora. Usted no estaría parada aquí si no lo estuviera, se lo puedo
asegurar. —Ryan suena vagamente ofendido.
—¿Cómo consiguió entrar? —pregunto, ignorando su tono.
—A través del ascensor de servicio. Consiguió un buen par, señora.
Miré hacia abajo, a la desplomada figura de Jack. Él está usando un
uniforme de algún tipo… overol, creo.
—¿Cuándo?
—Hace cerca de diez minutos. Lo atrapé en el monitor de seguridad.
Estaba usando guantes… un poco extraño en agosto. Lo reconocí y decidí
darle acceso. De esa manera sabía que le tendríamos. Usted no estaba
aquí y Gail estaba a salvo, así que me imaginé que era ahora o nunca. —
Ryan parecía muy satisfecho consigo mismo una vez más y Sawyer le
frunció el ceño en desaprobación.
¿Guantes? El pensamiento me distrae y miro una vez más a Jack. Sí, está
usando guantes de cuero marrón. Escalofriante.
—¿Ahora qué? —Trato de despedir las ramificaciones de mi mente.
—Necesitamos asegurarlo —responde Ryan.
—¿Asegurarle?
—En caso de que despierte. —Ryan mira hacia Sawyer.
—¿Qué necesitas? —pregunta la Sra. Jones dando un paso adelante. Ella
ha recobrado su compostura.
—Algo para atarlo… cordón o soga —responde Ryan.
Abrazaderas. Me ruborizo mientras los recuerdos de la noche anterior
invaden mi mente. Reflexivamente froto mis muñecas y las miro
rápidamente. No, ningún moretón. Bien.
—Tengo algo. Abrazaderas. ¿Lo harán?
Todos los ojos giran hacia mí.
—Sí, señora. Perfecto —dice Sawyer, serio e inexpresivo. Quiero que el
suelo me trague, pero giro y me dirijo a nuestra habitación. A veces
simplemente necesitas no mostrar las cosas. Tal vez es la combinación de
miedo y alcohol haciéndome audaz.

Cuando regreso, la Sra. Jones está inspeccionando el desastre en el
vestíbulo y la señorita Prescott se ha unido al equipo de seguridad. Le
tiendo las abrazaderas a Sawyer, quién lentamente y con innecesario
cuidado, ata las manos de Hyde detrás de su espalda. La Sra. Jones
desaparece en la cocina y regresa con un kit de primero auxilios. Toma el
brazo de Ryan, lo lleva al umbral del gran salón y comienza a ocuparse del
corte encima de su ojo. Él se estremece mientras lo frota con una toallita
antiséptica. Luego noto la Glock en el suelo con un silenciador acoplado.
¡Santa mierda! ¿Jack estaba armado? La bilis se eleva en mi garganta y
lucho para bajarla.
—No toque Sra. Styles —dice Prescott cuando me doblo para recogerla.
Sawyer emerge de la oficina de Taylor con guantes de látex.
—Me ocuparé de eso Sra. Styles—dice él.
—¿Es suya? —pregunto.
—Sí, señora —dice Ryan, estremeciéndose una vez más por la ayuda de la
Sra. Jones. Santa mierda. Ryan peleó con un hombre armado en mi casa.
Me estremezco al pensamiento. Sawyer se dobla y cautelosamente recoge
la Glock.
—¿Deberías estar haciendo eso? —pregunto.
—El Sr. Styles lo esperaría, señora. —Sawyer desliza el arma en una bolsa
plástica con cierre y luego se agacha para darle palmaditas a Jack. Hace
una pausa y jala parcialmente un rollo de cinta de pato del bolsillo del
hombre. Sawyer palidece y empuja la cinta de vuelta en el bolsillo de Hyde.
¿Cinta de pato? Mi mente registra ociosamente mientras observo el
procedimiento con fascinación y extraña indiferencia. Luego la bilis sube a
mi garganta otra vez mientras me doy cuenta de las consecuencias.
Rápidamente, las despido de mi cabeza. ¡No vayas ahí, _______!
—¿Deberíamos llamar a la policía? —murmuro, tratando de esconder mi
miedo. Quiero a Hyde fuera de mi casa, más pronto que tarde.
Ryan y Sawyer se miran el uno al otro.
—Creo que deberíamos llamar a la policía —digo con mucha más fuerza,
preguntándome qué está pasando entre Ryan y Sawyer.
—Sólo he tratado de llamar a Taylor y él no está respondiendo su móvil.
Quizás está dormido. —Sawyer revisa su reloj—. Es la una y
cuarentaicinco de la mañana en la Costa Este.
Oh, no.
—¿Has llamado a Harry? —susurro.
—No, señora.
—¿Estabas llamando a Taylor por instrucciones?
Sawyer se ve momentáneamente avergonzado. —Sí, señora.
Parte de mí se eriza. Este hombre —miro abajo a Hyde otra vez— ha
invadido mi hogar y él necesita ser removido por la policía. Pero mirando a
ellos cuatro, a sus ojos ansiosos, decido que debo estar perdiendo algo, así
que decido llamar a Harry. Mi cuero cabelludo pica. Sé que él está
molesto conmigo, realmente, realmente molesto conmigo, y flaqueo ante el
pensamiento de lo que dirá. Y cuánto se estresará porque no está aquí y
no puede estar aquí hasta mañana por la noche. Sé que lo he preocupado
lo suficiente esta noche. Quizás no debo llamarlo. Y entonces se me
ocurre. Mierda. ¿Qué si hubiera estado aquí? Palidezco al pensamiento.
Gracias a Dios que estaba fuera. Quizás no estaré en tantos problemas
después de todo.
—¿Él está bien? —pregunto, señalando a Jack.
—Tendrá un cráneo adolorido cuando despierte —dice Ryan, mirando
abajo a Jack con desprecio—. Pero necesitamos paramédicos aquí para
asegurarnos.
Alargo la mano dentro de mi bolso y saco mi BlackBerry y antes de que
pueda pensar mucho en la extensión de la ira de Harry, marco su
número.
Va directamente al correo de voz. Él debe haberlo apagado porque está
muy enfadado. No puedo pensar en qué decir. Girando, camino por el
pasillo un poco, alejándome de todo el mundo.
—Hola. Soy yo. Por favor no te enfades. Hemos tenido un accidente en el
apartamento. Pero está todo bajo control, así que no te preocupes. Nadie
está herido. Llámame. —Cuelgo.
—Llama a la policía —le digo a Sawyer. Él asiente, saca su teléfono y hace
la llamada.
El Oficial Skinner está en una profunda conversación con Ryan en la mesa
del comedor. El Oficial Walker está con Sawyer en la oficina de Taylor. No
sé donde está Prescott, tal vez en la oficina de Taylor.
El Detective Clark está ladrándome preguntas mientras nos sentamos en
el sofá del gran salón. Él es alto, oscuro y sería atractivo si no fuera por su
permanente ceño fruncido. Sospecho que ha sido despertado y arrastrado
desde su cama tibia porque el hogar de uno de los más ricos e influyentes
hombres de negocios de Seattle ha sido violado.
—¿Él solía ser tu jefe? —pregunta Clark ásperamente.
—Sí.
Estoy cansada, más allá de cansada, y quiero ir a la cama. Todavía no he
sabido de Harry. En el lado positivo, los paramédicos se han llevado a
Hyde.
La Sra. Jones nos tiende al Detective Clark y a mí una taza de té.
—Gracias. —Clark se vuelve hacia mí—. ¿Y dónde está el Sr. Styles?
—Nueva York. De negocios. Estará de vuelta mañana por la noche, quiero
decir esta noche. —Es después de la medianoche.
—Hyde es conocido para nosotros —murmura el Detective Clark—.
Necesitaré que baje a la estación para hacer una declaración. Pero eso
puede esperar. Es tarde y hay un par de reporteros acampando en la
acera. ¿Te importa si miro alrededor?
—Por supuesto que no —ofrezco, aliviada de que su interrogatorio haya
terminado. Me estremezco ante el pensamiento de los fotógrafos afuera.
Bueno, ellos no serán un problema hasta mañana. Me recuerdo a mí
misma llamar a mamá y Ray, sólo en caso de que escuchen algo y se
preocupen.
—Sra. Styles ¿puedo sugerirle que vaya a la cama? —dice la Sra. Jones, su
voz cálida y llena de preocupación.
Mirando a sus ojos cálidos, amables, repentinamente siento una necesidad
inmensa de llorar. Ella se estira y frota mi hombro.
—Estamos a salvo ahora —murmura—. Todo esto se verá mejor en la
mañana una vez que hayas tenido algo de sueño. Y el Sr. Grey estará de
vuelta mañana por la noche.
La miro nerviosamente, manteniendo mis lágrimas a raya. Christian va a
estar tan enfadado.
—¿Puedo conseguirte algo antes de que vayas a la cama? —pregunta ella.
Me doy cuenta de cuán hambrienta estoy. —Me encantaría algo para
comer.
Ella sonríe ampliamente. —¿Sándwich y algo de leche?
Asiento con gratitud y ella se dirige a la cocina. Ryan está todavía con el
Oficial Skinner. En el vestíbulo el Detective Clark está examinando el
desastre fuera del ascensor. Parece pensativo, a pesar de su ceño fruncido.
Y repentinamente siento nostalgia… nostalgia por Harry. Sosteniendo
mi cabeza entre mis manos, deseo fervientemente que estuviera aquí. Él
sabría qué hacer. Qué noche. Quiero arrastrarme en su regazo, tenerlo
sosteniéndome y diciéndome que me ama, incluso aunque no haga lo que
me dice… pero eso no será posible hasta esta noche.
Interiormente ruedo mis ojos… ¿Por qué no me dice acerca del incremento
de la seguridad para todos? ¿Qué está exactamente en el ordenador de
Jack? Él es tan frustrante pero justo ahora, simplemente no me importa.
Quiero a mi esposo. Lo extraño.
—Aquí tienes ____________, querida. —La Sra. Jones interrumpe mi agitación
interna. Cuando levanto la mirada, me tiende un sándwich de mantequilla
de maní y jalea, sus ojos pestañeando. No he tenido uno de estos por años.
Le sonrío tímidamente y ataco.
Cuando me arrastro finalmente en la cama, me acurruco en el lado de
Harry, vestida en su camiseta. Su almohada y su camiseta huelen a él
y mientras me quedo dormida le deseo silenciosamente un viaje seguro a
casa… y buen humor.
***
Despierto con un respingo. Hay luz y me duele la cabeza, palpitando en
mis sienes. Oh, no. Espero no tener una resaca. Con cautela, abro mis
ojos y observo que la silla de la habitación se ha movido y Harry está
sentado en ella. Está usando su esmoquin y el extremo de su corbatín está
asomándose fuera del bolsillo del pecho. Me pregunto si estoy soñando. Su
brazo izquierdo está tendido sobre la silla y en su mano sostiene un vaso
de vidrio corto de un líquido ámbar.
¿Brandy? ¿Whiskey? No tengo idea. Una larga pierna está cruzada sobre
su rodilla. Está usando calcetines negros y zapatos de vestir. Su codo
derecho descansa en el brazo de la silla, su mano levantada hasta su
barbilla y está corriendo lentamente el dedo índice rítmicamente adelante y
atrás sobre su labio inferior. En la luz de la temprana mañana, sus ojos
queman con grave intensidad pero su expresión general es completamente
ilegible.
Mi corazón casi se detiene. Él está aquí. ¿Cómo llegó aquí? Debe haber
dejado Nueva York la noche pasada. ¿Cuánto tiempo ha estado aquí
viéndome dormir?
—Hola —susurro.
Él me considera fríamente y mi corazón tartamudea una vez más. Oh, no.
El mueve su largo dedo lejos de su boca, bebe el resto de su bebida y
coloca el vaso sobre la mesita de noche. Medio espero que me bese, pero
no lo hace. Se sienta, continúa considerándome, su expresión impasible.
—Hola —dice finalmente, su voz muy baja. Y sé que todavía está molesto.
Realmente molesto.
—Estás de vuelta.
—Podría parecer así.
Lentamente tiro de mí misma a una posición sentada, sin quitar mis ojos
de él. Mi boca está seca.
—¿Cuánto tiempo has estado sentado ahí mirándome dormir?
—El suficiente.
—Todavía estás enfadado. —Apenas puedo entablar las palabras.
Mira hacia mí, como considerando su respuesta.
—Enfadado —dice, como si probara la palabra, sopesando sus matices, su
significado—. No, ________. Estoy mucho, mucho más allá de enfadado.
Santa mierda. Trato de tragar, pero es difícil con una boca seca.
—Mucho más allá de enfadado… eso no suena bien.
Me mira fijamente, completamente impasible y no responde. Un duro
silencio se extiende entre nosotros. Me estiro hacia mi vaso de agua y tomo
un bienvenido sorbo, tratando de traer mi errático pulso bajo control.
—Ryan atrapó a Jack —pruebo una táctica diferente y coloco mi vaso al
lado del suyo en la mesita de noche.
—Lo sé —dice glacialmente.
Por supuesto que sabe. —¿Vas a ser monosilábico por mucho tiempo?
Sus cejas se mueven fraccionalmente registrando su sorpresa como si no
hubiera esperado esta pregunta.
—Sí —dice finalmente.
Oh… bien. ¿Qué hago? Defensa… la mejor forma de ataque. —Siento
haber salido anoche.
—¿Lo sientes?
—No —murmuro después de una pausa, porque es la verdad.
—¿Por qué decirlo entonces?
—Porque no quiero que estés enfadado conmigo.
Él suspira pesadamente como si hubiera estado sosteniendo esta tensión
por miles de horas, y pasa su mano a través de su cabello. Se ve hermoso.
Enfadado, pero hermoso. Me empapo de él, Christian está de vuelta,
furioso, pero en una pieza.
—Creo que el Detective Clark quiere hablar contigo.
—Estoy seguro de que lo hace.
—Harry, por favor…
—¿Por favor qué?
—No seas tan frío.
Sus cejas suben en sorpresa una vez más. —_________, frío no es lo que
estoy sintiendo en este momento. Estoy ardiendo. Ardiendo con rabia. No
sé cómo lidiar con estos… —Él ondea su mano buscando la palabra—
sentimientos. —Su tono es amargo.
Oh, mierda. Su honestidad me desarma. Todo lo que quiero hacer es
arrastrarme en su regazo. Es todo lo que he querido hacer desde que
llegué a casa anoche. Al diablo con esto. Me muevo, tomándolo por
sorpresa y subiendo torpemente en su regazo, donde me acurruco. Él no
me aparta, que era a lo que le temía. Después de un latido, dobla sus
brazos a mí alrededor y entierra su nariz en mi cabello. Huele a whisky.
Por Dios, ¿cuánto bebió? También huele a gel de ducha. Huele a Harry.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y toco con la boca su garganta,
y él suspira, una vez más, esta vez profundamente.
—Oh, Sra. Styles. ¿Qué voy a hacer contigo? —Besa la parte superior de mi
cabeza. Cierro mis ojos, disfrutando de su contacto.
—¿Cuánto has bebido?
Se queda quieto.
—¿Por qué?
—Normalmente no bebes licor.
—Esta es mi segunda copa. He tenido una noche difícil, ______. Dale al
hombre un descanso.
Sonrío.
—Si insistes, Sr. Styles. —Respiro en su cuello—. Hueles celestial.
Dormí en tu lado de la cama porque tu almohada huele a ti.
Acaricia mi cabello. —¿Lo hiciste? Me pregunté por qué estabas en este
lado. Todavía estoy enfadado contigo.
—Lo sé.
Su mano acaricia mi espalda rítmicamente.
—Y yo estoy enfadada contigo —le susurro.
Hace una pausa.
—¿Y qué he hecho para merecer tu ira?
—Te lo diré más tarde, cuando ya no estés ardiendo por la rabia. —Beso
su garganta. Cierra sus ojos y se inclina hacia mi beso, pero no hace
ningún movimiento para besarme en respuesta. Sus brazos se tensan a mí
alrededor, apretándome.
—Cuando pienso en lo que podría hacer sucedido... —Su voz es apenas un
susurro. Rota, cruda.
—Estoy bien.
—Oh, _________—Es casi un sollozo.
—Estoy bien. Todos estamos bien. Un poco agitados. Pero Gail está bien.
Ryan está bien. Y Jack se ha ido.
Él niega con su cabeza.
—No gracias a ti —murmura.
¿Qué? Me inclino hacia atrás, y lo miro.
—¿Qué quieres decir?
—No quiero discutir sobre eso ahora mismo,___________.
Parpadeo. Bueno, tal vez yo quiera hacerlo, pero decido no hacerlo. Por lo
menos me está hablando. Me acurruco en él una vez más. Sus dedos se
mueven a mi cabello y empieza a jugar con él.
—Quiero castigarte —susurra—. Golpearte realmente fuerte —añade.
Mi corazón salta a mi boca. Mierda. —Lo sé —le susurro mientras mi cuero
cabelludo pica.
—Tal vez lo haga.
—Espero que no.
Me abraza con más fuerza. —_____, ______, _________. Pondrías a prueba la
paciencia de un santo.
—Podría acusarte de muchas cosas, Sr. Styles, pero ser un santo no es una
de ellas.
Finalmente soy bendecida con su reticente risa.
—Un punto justo, bien
hecho como siempre, Sra.Styles—Me besa la frente y se mueve.
—Vuelve a la cama. También tuviste una tarde difícil. —Se mueve
rápidamente, recogiéndome y depositándome de nuevo en la cama.
—¿Te acuestas conmigo?
—No. Tengo cosas que hacer. —Se agacha y recoge el vaso—. Vuelve a
dormir. Te despertaré en un par de horas.
—¿Todavía estás enfadado conmigo?
—Sí.
—Voy a volver a dormir, entonces.
—Bien. —Jala el edredón por encima de mí y besa mi frente una vez más— Duerme.
Y porque estoy tan aturdida por la noche anterior, aliviada de que él está
de vuelta, y fatigada emocionalmente por nuestro encuentro temprano en
la mañana, hago exactamente lo que me han dicho. Mientras me quedo
dormida, tengo curiosidad aunque estoy agradecida, dado el mal sabor en
mi boca, por saber por qué no ha desplegado su habitual mecanismo para
hacer frente a las cosas y saltó sobre mí para deshacerse de lo malo.
***
—Hay un poco de zumo de naranja para ti aquí —dice Harry, y mis
ojos parpadean para abrirse de nuevo. He tenido las dos horas de sueño
más tranquilas que puedo recordar, y me despierto descansada, mi cabeza
ya no está palpitando. El zumo de naranja es una vista bienvenida, como
lo es mi esposo. Está en su sudadera. Y estoy momentáneamente
sintonizando de nuevo el Hotel Heathman y la primera vez que me
desperté con él. Su camiseta sin mangas gris está húmeda por el sudor. O
ha estado trabajando en el gimnasio del sótano o ha estado corriendo, pero
no debería lucir tan bien después de un entrenamiento.
—Voy a tomar una ducha —murmura, y desaparece hacia el cuarto de
baño. Frunzo el ceño. Todavía está distante. O está distraído por todo lo
que ha sucedido, o todavía está enfadado, o... ¿qué? Me siento y alcanzo el
zumo de naranja, bebiéndolo con demasiada rapidez. Está delicioso, frío
como el hielo, y hace de mi boca un lugar mucho mejor. Trepo fuera de la
cama, ansiosa por disminuir la distancia, real y metafísica, entre mi
esposo y yo. Echo un vistazo rápidamente a la alarma. Son las ocho. Me
quito la camiseta de Harry y lo sigo al cuarto de baño. Está en la
ducha, lavándose el cabello, y no dudo. Me deslizó detrás de él, y se pone
tenso en el momento en que envuelvo mis brazos a su alrededor, mi frente
en su mojada y musculosa espalda. Ignoro su reacción, abrazándolo con
fuerza, y presiono mi mejilla completamente contra él, cerrando mis ojos.
Después de un momento, se mueve por lo que ambos estamos bajo la
cascada de agua caliente y continúa lavando su cabello. Dejo que el agua
me lave mientras acuno al hombre que amo. Pienso en todas las veces que
ha estado enfadado conmigo y todas las veces que me ha hecho el amor
aquí. Frunzo el ceño. Nunca ha sido tan tranquilo. Girando mi cabeza,
empiezo a arrastrar besos a través de su espalda. Su cuerpo se tensa de
nuevo.
—_____________ —me advierte.
—Hmm.
Mis manos viajan lentamente por encima de su tenso estómago hasta su
vientre. Él coloca ambas manos sobre las mías y las detiene
abruptamente. Niega con su cabeza.
—No —me advierte.
Lo libero, inmediatamente. ¿Está diciendo que no? Mi mente va en caída
libre, ¿alguna vez ha ocurrido esto antes? Mi subconsciente niega con la
cabeza, sus labios fruncidos. Ella me mira por encima de sus gafas de
media luna, usando su mirada de lo-has-arruinado-realmente-esta-vez.
Siento como que hubiera sido abofeteada con fuerza. Rechazada. Y toda
una vida de inseguridad genera el pensamiento desagradable de que ya no
me quiere. Jadeo mientras el dolor quema a través de mí. Harry gira, y
estoy aliviada al ver que no es completamente ajeno a mis encantos.
Agarrando mi barbilla, inclina mi cabeza hacia atrás, y me encuentro a mi
misma mirando a sus hermosos y recelosos ojos.
—Todavía estoy muy enfadado contigo —dice, su voz baja y grave. ¡Mierda!
Inclinándose, apoya su frente contra la mía, cerrando los ojos. Levanto la
mano y acaricio su cara.
—No estés enfadado conmigo, por favor. Creo que estas reaccionando de
forma exagerada —le susurro.
Se incorpora, palideciendo. Mi mano se cae por sí sola a mi lado.
—¿Reaccionado de forma exagerada? —gruñe—. ¡Un maldito loco se mete
en mi casa para secuestrar a mi esposa, y crees que estoy exagerando! —
La sobria amenaza en su voz es aterradora, y sus ojos resplandecen
mientras me mira fijamente como si yo fuera la maldita loca.
—No… eh, no es eso a lo que me refería. Pensé que esto era porque salí.
Cierra sus ojos una vez más, como si estuviera adolorido y niega con su
cabeza.
—Harry, yo no estaba aquí. —Trato de apaciguarlo y tranquilizarlo.
—Lo sé —susurra abriendo sus ojos—. Y todo sólo porque no puedes
seguir una simple y maldita solicitud.
Su tono es amargo y es mi turno para palidecer.
—No quiero discutir esto
ahora, en la ducha. Todavía estoy muy enfadado contigo, __________. Me
estás haciendo dudar de mi juicio. —Da la vuelta y rápidamente sale de la
ducha, tomando una toalla en su camino y saliendo de forma aireada del
cuarto de baño, dejándome desolada y fría bajo el agua caliente.
Mierda. Mierda. Mierda.
Entonces, el significado de lo que acaba de decir se hace evidente para mí.
¿Secuestro? Mierda. ¿Jack quería secuestrarme? Recuerdo la cinta
adhesiva y no quiero pensar muy profundamente en por qué Jack la tenía.
¿Tiene Harry más información? A toda prisa me mojo, luego, me pongo
champú y acondicionar en el cabello. Quiero saber. Necesito saber. No voy
a dejarlo mantenerme en la oscuridad acerca de esto.
Harry no está en el dormitorio cuando salgo. Por Dios, él se viste
rápidamente. Hago lo mismo, poniéndome mi vestido favorito color ciruela
y sandalias negras, y soy consciente de que he elegido esta ropa porque a
Harry le gusta. Enérgicamente me seco el cabello con la toalla, luego lo
trenzo y lo enrosco en un moño. Poniéndome aretes de diamantes en mis
oídos, me apresuro hacia el cuarto de baño para aplicarme un poco de
rímel y mirarme en el espejo. Estoy pálida. Jesús, siempre estoy pálida.
Tomo un respiro profundo y estabilizante. Necesito enfrentar las
consecuencias de mi decisión precipitada por irme a divertir con mi amiga.
Suspiro, a sabiendas de que Harry no lo verá de esa manera.
Harry no esta en ningún lugar donde pueda ser visto en el gran salón.
La Sra. Jones se está afanando en la cocina.
—Buenos días, __________ —dice con dulzura.
—Buenos días —le sonrío ampliamente. ¡Soy _______ de nuevo!
—¿Té?
—Por favor.
—¿Algo de comer?
—Por favor. Esta mañana me gustaría una tortilla de huevos.
—¿Con champiñones y espinacas?
—Y queso.
—Preparándose.
—Donde esta Harry?
—El señor Styles está en su estudio.
—¿Ya ha desayunado? —Le echo un vistazo a los dos lugares establecidos
en la barra de desayuno.
—No, señora.
—Gracias.
Harry está al teléfono, vestido con una camisa blanca sin corbata, en
cada parte con aspecto de relajado CEO. Cuan engañosas pueden ser las
apariencias. Tal vez no va a ir a la oficina después de todo. Levanta la vista
cuando aparezco en la puerta, pero niega con la cabeza hacia mí, lo que
indica que no soy bienvenida. Mierda... me doy vuelta y me paseo abatida
de vuelta a la barra de desayuno. Taylor aparece, elegantemente vestido
con un traje sombrío, luciendo como si hubiera tenido ocho horas de
sueño ininterrumpido.
—Buenos días, Taylor —murmuro, tratando de medir su estado de ánimo
y ver si me ofrecerá algunos estímulos visuales sobre lo que ha estado
sucediendo.
—Buenos días, Sra. Styles —responde, y escucho la simpatía en esas cuatro
palabras. Sonrío con compasión en respuesta hacia él, sabiendo que tuvo
que soportar a un enfadado, y frustrado Christian volviendo a Seattle
antes de lo previsto.
—¿Cómo estuvo el vuelo? —Me atrevo a preguntar.
—Largo, Sra. Styles —Su brevedad habla a cantidades—. ¿Puedo preguntar
cómo está? —añade, su tono ablandándose.
—Estoy bien.
Él asiente con la cabeza.
—Si me disculpan. —Se dirige hacia el estudio de
Harry. Hmm. Taylor es permitido, pero yo no.
—Aquí tienes. —La Sra. Jones ubica el desayuno frente a mí. Mi apetito ha
desaparecido, pero como de todos modos, no queriendo ofenderla.
Para el momento en que he terminado con lo que puedo de mi desayuno,
Christian todavía no ha salido de su estudio. ¿Me está evitando?
—Gracias, Sra. Jones —murmuro, deslizándome del taburete de la barra y
dirigiéndome hacia el cuarto de baño para cepillarme los dientes. Mientras
me los lavo, recuerdo el mal humor de Harry acerca de los votos
matrimoniales. Se encerró en su estudio, también entonces. ¿Es esto lo
que es? ¿Él de mal humor? Me estremezco cuando recuerdo su posterior
pesadilla. ¿Ocurrirá de nuevo? Realmente necesitamos hablar. Necesito
saber acerca de Jack y sobre el aumento de la seguridad para los Styles,
todos los detalles que se ha estado evitando decirme, pero no a Perrie.
Obviamente Elliot habla con ella.
Echo un vistazo a mi reloj. Son las ocho cincuenta, estoy atrasada para ir
al trabajo. Termino de lavarme los dientes, me aplico un poco de brillo
labial, agarro la chaqueta negra ligera, y regreso a la gran sala. Me siento
aliviada al ver Harry allí, comiendo su desayuno.
—¿Te vas? —dice cuando me ve.
—¿A trabajar? Sí, por supuesto —Con valor, me acerco a él y descanso mis
manos en el borde de la barra de desayuno. Él me mira inexpresivamente.
—Harry, hemos estado de vuelta apenas una semana. Tengo que ir a
trabajar.
—Pero… —Se detiene, y pasa la mano por su cabello. La Sra. Jones sale
silenciosamente de la habitación. Discreta, Gail, discreta.
—Sé que tenemos mucho de qué hablar. Tal vez si te has calmado,
podamos hacerlo esta noche.
Su boca se abre con consternación.
—¿Calmado? —Su voz es
extrañamente suave.
Me sonrojo.
—Sabes lo que quiero decir.
—No, _________, no sé lo que quieres decir.
—No quiero una pelea. Venía a preguntarte si puedo llevarme mi coche.
—No. No puedes —dice bruscamente.
—Está bien —Consiento de inmediato.
Parpadea. Era obvio que estaba esperando una pelea.
—Prescott te
acompañará. —Su tono es un poco menos agresivo.
Maldita sea, no Prescott. Quiero hacer pucheros y protestar, pero decido
no hacerlo. Seguramente ahora que Jack ha sido capturado podamos
recortar nuestra seguridad.
Recuerdo las “palabras de sabiduría” que mi mamá dijo el día antes de mi
boda. ________, cariño, realmente tienes que elegir tus batallas. Será lo mismo
con tus hijos cuando los tengas. Bueno, por lo menos me está dejando ir a
trabajar.
—Está bien —murmuro. Y porque no quiero dejarlo así con tanto sin
resolver y tanta tensión entre nosotros, doy un paso tentativo hacia él. Se
pone rígido, con los ojos muy abiertos, y por un momento se ve tan
vulnerable que tira de un lugar profundo y oscuro en mi corazón. Oh,
Harry, lo siento tanto. Lo beso castamente en un lado de su boca. Cierra
los ojos, como si disfrutara de mi toque.
—No me odies —le susurro.
Coge mi mano.
—No te odio.
—No me has besado —le susurro.
Me mira con recelo.
—Lo sé —murmura.
Estoy desesperada por preguntarle por qué, pero no estoy segura de querer
saber la respuesta. Se para abruptamente y toma mi rostro entre sus
manos, en un instante sus labios están en los míos. Jadeo con sorpresa,
inadvertidamente dándole acceso a mi lengua.
Toma toda la ventaja, invadiendo mi boca, reclamándome, y justo cuando
estoy comenzando a responder me suelta, su respiración acelerada.
—Taylor los llevará a ti y a Prescott a AIPS —dice, sus ojos ardiendo con
necesidad—. ¡Taylor! —llama. Me sonrojo intentando recuperar la
compostura.
—Señor. —Taylor está parado en el marco de la puerta.
—Dile a Prescott que la Sra. Styles irá a trabajar. ¿Puedes, por favor,
llevarlos?
—Ciertamente. —Girando sobre sus talones, Taylor desaparece.
—Apreciaría que hoy pudieras mantenerte alejada de los problemas —
murmura Harry.
—Veré lo que puedo hacer. —Le sonrío dulcemente. Una reacia media
sonrisa tira de los labios de Harry, pero no cede a ella.
—Te veré luego entonces —dice fríamente.
—Hasta luego —susurro.
Prescott y yo tomamos el ascensor de servicio para bajar al garaje
subterráneo para evitar a la prensa de afuera. El arresto de Jack y el
hecho de que fue encontrado en nuestro apartamento ahora son de
conocimiento público.
Mientas me acomodo en el Audi, me pregunto si habrán más paparazzi
esperando en el AIPS como el día en que fue anunciado nuestro
compromiso.
Conducimos un rato en silencio, hasta que recuerdo llamar a Ray primero
y luego a mi madre para asegurarles que Harry y yo estamos a salvo.
Afortunadamente, ambas llamadas son cortas, y cuelgo justo mientras
llegamos a AIPS. Como me temía, hay una pequeña multitud de reporteros
y fotógrafos esperando. Se voltean como si fueran uno, mirando
expectantes el Audi.
—¿Está segura de que quiere hacer esto, Sra. Styles? —pregunta Taylor.
Parte de mi sólo quiere irse a casa, pero eso significaría pasar el día con el
señor Furia Ardiente.
Espero que con un poco de tiempo, él ganara algo de perspectiva. Jack
está bajo custodia policial, así que Cincuenta debería estar contento pero
no lo está. Una parte de mi entiende por qué, mucho de esto está fuera de
su control incluyéndome, pero no tengo tiempo para pensar en eso ahora.
—Llévame hacia la entrada de entregas, por favor, Taylor.
—Sí, Sra.
Son la una en punto y tengo que arreglármelas para sumergirme a mi
misma en el trabajo toda la mañana. Hay un golpe y Elizabeth asoma su
cabeza por la puerta.
—¿Me da un momento? —pregunta brillantemente.
—Seguro —murmuro, sorprendida de su visita no programada.
Entra y se sienta, lanzando su largo cabello negro sobre su hombro.
—Solo quería ver que estuvieras bien. Roach me pidió que te diera una
visita —agrega rápidamente mientras su rostro se enrojece—. Me refiero
con todo lo que pasó anoche.
El arresto de Jack Hide está en todos los periódicos, pero nadie parece
haber hecho aun la conexión con el incendio en el GEH.
—Estoy bien —respondo, intentando no pensar profundamente sobre cómo
me siento. Jack quería lastimarme.
Bueno, eso no es una noticia. Lo había intentado antes. Es por Harry
por quien estoy preocupada.
Rápidamente reviso mi correo. Aun no hay nada de él. No sé si deba
enviarle un e-mail, o si sólo estaría provocando más al Sr. Rabia Violenta.
—Bien —responde Elizabeth, y su sonrisa en realidad toca sus ojos por un
cambio—. Si hay algo que pueda hacer… cualquier cosa que necesites,
házmelo saber.
—Lo haré.
Elizabeth se queda ahí. —Sé lo ocupada que estás, ________. Voy a dejarte
volver a ello.
—Um… gracias.
Eso tiene que haber sido la reunión más breve e inútil en el hemisferio
occidental.
¿Por qué Roach la envió aquí? Tal vez está preocupado, dado que soy la
esposa de su jefe. Me deshago de los pensamientos oscuros y alcanzo mi
BlackBerry, con la esperanza de que pueda haber un mensaje de
Harry.
Mientras lo hago, mi correo electrónico de trabajo suena.
De: Harry Styles
Asunto: Declaración
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:04
Para:________ Styles
________                                                                                                                  El detective Clark va a visitar tu oficina hoy a las 3 pm para tomar tu
declaración. He insistido en que debe ir a ti, ya que yo no quiero que vayas
a la estación de policía.
Harry Styles
Gerente General, Styls Enterprises Holding Inc.
Miro su correo por cinco minutos completos, tratando de pensar en una
respuesta ligera e ingeniosa para levantar su ánimo. Me quedo
completamente en blanco, y opto en su lugar por brevedad.
De: _______________ Styles
Asunto: Declaración
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:12
Para: __________ Styles
Está bien.
_____ x
________ Styles Coordinador Editorial, AIPS
Me quedo mirando la pantalla por otros cinco minutos, ansiosa por su
respuesta, pero no hay nada. Hoy Harry no está de humor para jugar.
Me siento de vuelta. ¿Puedo culparlo? Mi pobre Cincuenta probablemente
estaba frenético, de vuelta en las primeras horas de esta mañana.
Entonces, un pensamiento se me ocurre. Él estaba en su traje cuando me
desperté esta mañana. ¿A qué hora decidió volver de Nueva York?
Normalmente sale de funciones entre las diez y las once. Ayer por la noche
a esa hora, yo estaba todavía fuera con Kate.
¿Volvió Harry a casa porque estaba fuera o por el incidente de Jack? Si
se fue porque yo estaba pasando un buen rato, no habría tenido ni idea
sobre Jack, sobre la policía, nada—hasta que aterrizara en Seattle. De
repente es muy importante para mí saber. Si Harry volvió simplemente
porque yo estaba fuera, entonces él estaba exagerando.
Mi subconsciente chupa sus dientes, usando su cara de arpía. Bueno, me
alegro de que esté de vuelta, así que quizás es irrelevante. Pero aún así,
Harry debe haberse llevado una gran impresión cuando aterrizó. No es
de extrañar que hoy esté tan confundido. Sus primeras palabras vuelven a
mí. "Todavía estoy muy molesto contigo, __________. Me estás haciendo
dudar de mi juicio".
Tengo que saber: ¿volvió por el Cocktailgate o por el maldito lunático?
De: ______ Styles
Asunto: Tu vuelo
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:24
Para: Harry Styles
Ayer, ¿a qué hora decidiste volver a Seattle?
____________ Styles
Coordinador Editorial, AIPS
De: Harry Styles
Asunto: Tu vuelo
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:29
Para: Anastasia Grey
¿Por qué?
Harry Styles
Gerente General, Styles Enterprises Holding Inc.
De: _______ Styles
Asunto: Tu vuelo
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:29
Para: Harry Styles
Llámalo curiosidad.
_________ Styles
Coordinador Editorial, AIPS
De: Harry Styles
Asunto: Tu vuelo
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:32
Para: _________ Styles
La curiosidad mató al gato.
Harry Styles
Gerente General, Styles Enterprises Holding Inc.
De: _________ Styles
Asunto: ¿Eh?
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:35
Para: Harry Styles
¿Qué es esa referencia indirecta? ¿Otra amenaza? Sabes a donde voy con
esto, ¿cierto? ¿Decidiste regresar porque salí a tomar un trago con mi
amiga después de que me pidieras no hacerlo, o regresaste porque un
hombre loco estaba en tu apartamento?
______ Styles Coordinador Editorial, AIPS
Me quedo mirando la pantalla. No hay respuesta. Doy una mirada al reloj
en mi ordenador. Una cuarenta y cinco y aún no hay respuesta.
De: ________ Styles
Asunto: Aquí está el asunto…
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:56
Para: Harry Styles
Tomaré tu silencio como una admisión de que efectivamente regresaste a
Seattle porque CAMBIÉ DE OPINIÓN. Soy una mujer adulta y fui a tomar
una copa con mi amiga. No entendía las implicaciones de seguridad de
CAMBIAR DE OPINIÓN porque NUNCA ME DICES NADA. Me enteré por
Perrie que la seguridad, de hecho, había sido intensificada para todos los
Styles, no sólo nosotros. Creo que por lo general, reaccionas de forma
exagerada en lo que a mi seguridad se refiere, y entiendo por qué, pero
eres como el niño que grita lobo.
Nunca tengo la menor idea de lo que es una preocupación real o
simplemente algo que se percibe como una preocupación por ti. Tenía a
dos personas de seguridad conmigo. Pensé que tanto Perrie como yo
estaríamos a salvo. El hecho es que estábamos más seguras en ese bar
que en el apartamento. Si hubiera sido COMPLETAMENTE INFORMADA
de la situación, habría tomado un curso diferente de acción.
Entiendo que tus preocupaciones tienen algo que ver con el material que
estaba en el equipo de Jack, o eso cree que Perrie. ¿Sabes lo molesto que es saber que mi mejor amiga sabe más de lo que está pasando contigo que
yo? Y yo soy tu ESPOSA. ¿Así que vas a decirme? ¿O vas a seguir
tratándome como un niño, garantizando que me siga comportando como
tal?
No eres el único que está jodidamente molesto.
¿De acuerdo?
_______
________ Style
Coordinador Editorial, AIPS
Pulsé enviar. Trágate esto, Styles. Tomo una respiración
profunda. Me había puesto bastante furiosa. Aquí estaba yo sintiendo
lástima y culpa por portarme mal. Bueno, ya no.
De: Harry Styles
Asunto: Aquí está el asunto...
Fecha: 26 de agosto de 2011, 13:59
Para: _________ Styles
Como siempre, Sra. Styles, es directa y desafiante en correo electrónico.
Tal vez podamos discutir esto cuando llegue a casa, a NUESTRO
apartamento.
Debería cuidar su lenguaje. Todavía estoy jodidamente molesto, también.
Harry Styles
Gerente General, Styles Enterprises Holding Inc.
¡Cuidar mi lenguaje! Frunzo el ceño a mi ordenador, dándome cuenta de
que esto me está llevando a ninguna parte. No respondo, pero recojo un
manuscrito recibido recientemente de un cocher nuevo y prometedor, y
comienzo a leer.
Mi encuentro con el detective Clark es sin incidentes. Es menos gruñón
que la noche anterior, tal vez porque se las ha arreglado para dormir un
poco. O tal vez simplemente prefiere trabajar durante el día.
—Gracias por su declaración, Sra. Styles.
—De nada, detective. ¿Está Hyde aún bajo custodia policial?
—Sí, señora. Fue dado de alta del hospital esta mañana temprano. Con los
cargos que tiene, debería estar con nosotros por un tiempo. —Sonríe, sus
ojos oscuros arrugándose en las esquinas.
—Bien. Este ha sido un momento de ansiedad para mi esposo y para mí.
—Hablé largamente con el Sr. Styles esta mañana. Está muy aliviado.
Hombre interesante su esposo.
No tiene idea.
—Sí, lo creo. —Le ofrezco una sonrisa amable, y sabe que está siendo
despedido.
—Si piensa en algo, llámeme. Aquí está mi tarjeta. —Lucha por sacar una
tarjeta de su billetera y me la da.
—Gracias, detective. Haré eso.
—Buenos días, Sra. Styles.
—Buenos días.
Al irse, me pregunto exactamente de qué ha sido acusado Hyde. Sin duda
el por qué Harry no quiere decirme. Frunzo mis labios.
Viajamos en silencio a Escala. Esta vez Sawyer está conduciendo. Sé que
Harry y yo vamos a tener una poderosa pelea, y no sé si tengo la
energía.
Al ir en el elevador del garaje con Prescott junto a mí, trato de reunir mis
pensamientos.
¿Qué quiero decir? Creo que dije todo en mi correo. Tal vez me va a dar
algunas respuestas. Espero que sí. No puedo evitar mis nervios. Mi
corazón late con fuerza, tengo la boca seca, y mis manos están sudorosas.
No quiero pelear. Pero a veces es tan difícil, y tengo que mantenerme firme.
Las puertas del ascensor se abren, revelando el pasillo de entrada, y es
una vez más limpio y ordenado. La mesa está en posición vertical y un
jarrón nuevo en su lugar con un conjunto espléndido de peonías rosa
pálido y blancas. Rápidamente veo las pinturas a medida que pasamos, las
Madonas parecen estar intactas. La puerta del pasillo de entrada rota está
fijada y en funcionamiento una vez más, y Prescott amablemente la abre
para mí. Ella ha estado muy callada hoy. Creo que la prefiero de esta
manera.
Dejo mi maletín en el pasillo y me dirijo a la gran sala. Me detengo. Santa
mierda.
—Buenas noches, Sra. Styles—dice Harry en voz baja. Él está de pie
junto al piano, vestido con una camiseta negra ajustada y pantalones
vaqueros... esos pantalones, los que él usa en la sala de juegos. Oh mi. Son
de mezclilla azul claro deslavados, ajustados, rasgados en la rodilla y
calientes. Se acerca a mí, sus pies descalzos, el primer botón de los
pantalones está desabrochado, sus ojos ardientes nunca dejan los míos.
—Es bueno tenerte en casa. He estado esperándote.


Última edición por CarolineR2 el Mar 25 Jun 2013, 4:01 pm, editado 1 vez
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Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Empty Re: Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu|

Mensaje por CarolineR2 Vie 12 Abr 2013, 5:50 pm

Bueno hay les dejo el maraton, espero que comenten y no se molesten conmigo. BESOS :3

Cincuenta Sombras Mas Liberadas |Harry Styles&Tu| - Página 11 Tumblr_m8o201X4EU1qlzmtbo1_500_large

Capitulo Once
{Maraton 5/6 ULTIMO}
NO me hago cargo de traumas



—Ah, sí? —susurro. Mi boca se seca todavía más, mi
corazón golpeteando en mi pecho. ¿Por qué está vestido
así? ¿Qué significa? ¿Todavía está enfurruñado?
—Así es. —Su voz es suave como un gato, pero está sonriendo con
suficiencia cuando camina a zancadas más cerca de mí.
Santa Mierda, él luce caliente, con sus jeans colgando de esa manera, de
sus caderas. Oh, no, no me voy a distraer por el Señor Sexo. Intento
calcular su humor mientras camina hacia mí. ¿Enfadado? ¿Juguetón?
¿Lujurioso? ¡Bah! Es imposible de decir.
—Me gustan tus jeans —murmuro, él sonríe con una desarmadora sonrisa
lobuna que no alcanza sus ojos. Mierda, aún está enfadado. Está usando
estos para distraerme… se detiene frente a mí y soy chamuscada por su
intensidad. Me mira, con amplios ojos indescifrables quemando en los
míos. Trago saliva.
—Entiendo que tienes asuntos, Sra. Styles —dije sedosamente, y saca algo
de su bolsillo trasero. No puedo apartar mi mirada de la suya pero lo
escucho desdoblar un pedazo de papel. Lo sostiene en alto, y mirando
brevemente en su dirección, reconozco mi correo electrónico. Mi mirada
regresa a la suya, y sus ojos resplandecen con rabia.
—Sí, tengo asuntos —susurro, sintiéndome sin aliento. Necesito distancia
si vamos a discutirlo. Pero antes de que pueda dar un paso atrás, él se
inclina y desliza su nariz a lo largo de la mía. Mis ojos revolotean hasta
cerrarse cuando le doy la bienvenida a su toque gentil e inesperado.
—También yo —susurra contra mi piel, y abro los ojos ante sus palabras.
Él se endereza y me mira fijamente una vez más.
—Creo que estoy familiarizada con tus asuntos, Harry. —Mi voz es
irónica y él entrecierra los ojos, suprimiendo la diversión que destella ahí
momentáneamente. ¿Vamos a pelear? Doy un paso atrás por precaución.
Debo distanciarme físicamente de él, de su aroma, su mirada, su
distractor cuerpo en aquellos sexys jeans. Él frunce el ceño cuando me
aparto.
—¿Por qué volviste de Nueva York? —susurro. Terminemos con esto.
—Sabes por qué. —Su tono carga un tono de advertencia.
—¿Porque salí con Perrie?
—Porque fuiste en contra de tu palabra y me desafiaste, poniéndote a ti
misma en un riesgo innecesario.
—¿Fui en contra de mi palabra? ¿Así es como lo ves? —jadeo, ignorando el
resto de su oración.
—Sí.
Mierda. ¡Hablando de sobre-reaccionar! Empiezo a poner los ojos en blanco
pero me detengo cuando él me mira seriamente.
—Harry, cambié de opinión —explico lenta y pacientemente como si él
fuera un niño—. Soy una mujer. Somos conocidas por eso. Es lo que
hacemos.
Parpadea hacia mí como si no entendiera esto.
—Si hubiera pensando por un minuto que cancelarías tu viaje de
negocios… —Las palabras me fallan. Me doy cuenta que no sé qué decir.
Estoy de nuevo catapultada sobre el argumento de nuestros votos. Nunca
prometí obedecerte, Harry. Pero detengo mi lengua, porque en el fondo
estoy alegre de que haya regresado. A pesar de su furia me alegra que esté
aquí en una pieza, enfadado y ardiendo frente a mí.
—¿Cambiaste de opinión? —No puede ocultar su despectiva incredulidad.
—Sí.
—¿Y no pensaste en llamarme? —Me mira seriamente, incrédulo, antes de
continuar—: Aún más, dejaste el detalle de la seguridad a un lado y
pusiste a Ryan en peligro.
Oh. No había pensado en eso.
—Debí haber llamado, pero no quería preocuparte. Si lo hubiera hecho,
estoy segura que me habrías prohibido ir y había extrañado a Perrie. Quería
verla. Además, aquello me mantuvo fuera del camino cuando Jack estuvo
aquí. Ryan debería haberlo dejado entrar. —Esto es tan confuso. Si Ryan
no lo hubiese hecho, Jack todavía estaría por ahí.
Los ojos de Harry brillan salvajemente, luego se cierran, su rostro
apretándose como si estuviera en agonía. Oh, no. Sacude su cabeza y antes
de que lo sepa, me ha atrapado en sus brazos, empujándome duro contra
él.
—Oh, _______ —susurra mientras aprieta su agarre en mí, de modo que
apenas puedo respirar—. Si algo te pasara… —Su voz es apenas un
susurro.
—Pero no fue así —me las arreglé para decir.
—Pero podría haberlo sido. Morí mil muertes hoy pensando en lo que pudo
haber pasado. No puedo recordar estar así de enfadado… excepto… —Se
detiene de nuevo. ¿Oh?
—¿Excepto? —espeto.
—Una vez en tu viejo apartamento. Cuando Leila estuvo ahí.
Oh. No quiero pensar en eso.
—Fuiste tan frío esta mañana —murmuro. Mi voz se rompe en la última
palabra mientras recuerdo la horrorosa sensación de rechazo en la ducha.
Sus manos se mueven a la base de mi cuello, liberando su agarre en mí, y
tomo una profunda respiración. Él empuja mi cabeza hacia atrás.
—No sé cómo lidiar con esta rabia. No creo que quiera herirte —dice, sus
ojos amplios y cautelosos—. Esta mañana, quería castigarte, mucho y….
—Se detiene, perdido en las palabras creo, o demasiado asustado por
decirlas.
—¿Estabas preocupado de herirme? —Termino su oración por él, sin creer
por un minuto que él me lastimaría, pero aliviada también. Una pequeña
parte despiadada de mí temía que era porque no me deseaba más.
—No confiaba en mí mismo —dice calmadamente.

—Harry, sé que nunca me lastimarías. No físicamente, de todas
maneras. —Agarro su cabeza entre mis manos.
—¿De verdad? —pregunta, y hay escepticismo en su voz.
—Sí. Sabía que lo que dijiste fue una vacía y frívola amenaza. Sé que no
vas a sacarme la mierda a golpes.
—Eso quería.
—No, no lo querías. Simplemente pensaste que querías.
—No sé si eso es cierto —murmura.
—Piensa en ello —urjo, envolviendo mis brazos a su alrededor una vez más
y olisqueando su pecho a través de la camiseta negra—. En cómo te
sentiste cuando me fui. Me has dicho con suficiente frecuencia qué te
provocó eso. Cómo alteró tu visión del mundo, de mí. Sé a lo que has
renunciado por mí. Piensa en cómo te sentiste por las marcas de las
esposas en nuestra luna de miel.
Se paraliza, y sé que está procesando esta información. Aprieto mis brazos
alrededor de él, mis manos en su espalda, sintiendo sus tensos músculos
bajo su camiseta. Gradualmente, se relaja mientras la tensión se evapora
lentamente.
¿Es esto lo que lo ha estado preocupando? ¿Qué me lastimará? ¿Por qué
tengo más fe en él de la que tiene en sí mismo? No lo entiendo,
seguramente hemos avanzado. Normalmente es tan fuerte, tan en control,
pero sin eso, está perdido. Oh, Cincuenta, Cincuenta, Cincuenta… lo
lamento. Besa mi cabello y vuelvo mi cara hacia la suya, y sus labios
encuentran los míos, buscando, tomando, dando, rogando… ¿por qué? No
lo sé. Sólo quiero sentir su boca en la mía, y regreso su beso
apasionadamente.
—Tienes tanta fe en mí —susurra después de que se aparta.
—Así es. —Acaricia mi cara con la parte trasera de sus nudillos y la punta
de su pulgar, mirando fijamente en mis ojos. Su rabia se ha ido. Mi
Cincuenta está de vuelta desde donde sea que ha estado. Es bueno verlo.
Miro tímidamente y sonrío con suficiencia.
—Además —susurro—, no tienes el papeleo.
Su boca cae abierta con divertida sorpresa, y me aprieta contra su pecho
de nuevo.
—Tienes razón, no lo tengo. —Se ríe.
Estamos de pie en el medio del gran salón, atrapados en nuestro abrazo,
simplemente sosteniéndonos uno al otro.
—Ven a la cama —susurra, después del cielo sabrá cuánto tiempo.
Oh, mi…
—Harry, necesitamos hablar.
—Después —dice suavemente, con urgencia.
—Harry, por favor. Habla conmigo.
Suspira.
—¿Sobre qué?
—Ya sabes. Me mantienes en la oscuridad.
—Quiero protegerte.
—No soy una niña.
—Estoy totalmente al tanto de eso, Sra. Styles. —Desliza sus manos por mi
cuerpo y ahueca mi parte trasera. Flexionando sus caderas presiona su
creciente erección contra mí.
—¡Harry! —lo reprendo—. Habla conmigo.
Suspira una vez más con exasperación.
—¿Qué quieres saber? —Su voz es resignada mientras me libera. Me
desinflo… no quise decir que me soltaras. Tomando mi mano, se estira para
recoger mi correo electrónico del suelo.
—Muchas cosas —murmuro, mientras lo dejo guiarme al sofá.
—Siéntate —ordena. Algunas cosas nunca cambian, medito, haciendo lo
que me dice. Harry se siente a mi lado e, inclinándose adelante, pone
su cabeza en sus manos.
Oh, no. ¿Es demasiado duro para él? Luego se levanta, pasa ambos manos
por su cabello y se da vuelta hacia mí, expectante y resignado con su
destino.
—Pregúntame —dice simplemente.
Oh. Bueno, eso fue más fácil de lo que pensé.
—¿Por qué la seguridad adicional para tu familia?
—Hyde era una amenaza para ellos.
—¿Cómo lo sabes?
—Por su ordenador. Tenía detalles personales de mí y el resto de mi
familia. Especialmente de Carrick.
—¿Carrick? ¿Por qué él?
—No lo sé todavía. Vamos a la cama.
—¡Harry, dime!
—¿Decirte qué?
—Eres tan… exasperante.
—También tú. —Me mira con seriedad.
—No reforzaste la seguridad cuando te diste cuenta por primera vez de que
había información de tu familia en la ordenador. Así que, ¿qué sucedió?
¿Por qué ahora?
Harry entrecierra sus ojos hacia mí.
—No sabía que él iba a intentar incendiar mi edificio, o… —Se detiene—,
cuando estás bajo el escrutinio público, las personas se interesan. Eran
cosas al azar: reportes de noticias de mí de cuando estaba en Harvard, mis
peleas, mi carrera. Reportes de Carrick, siguiendo su carrera, siguiendo la
carrera de mi mamá… y algo también de Elliot y Mia.
Qué extraño.
—Dijiste “o” —espeto.
—¿O qué?
—Dijiste: “intentar incendiar mi edificio, o…” como si fueras a decir algo
más.
—¿Tienes hambre?
¿Qué? Le frunzo el ceño, y mi estómago gruñe.
—¿Comiste hoy? —Su voz es más severa y sus ojos congelados. Soy
traicionada por mí sonrojar.
—Como pensé. —Su voz es cortada—. Sabes cómo me siento porque no
comas. Ven —dice. Se para y estira su mano—, déjame alimentarte. —Y
cambia de nuevo… esta vez su voz está llena de una sensual promesa.
—¿Alimentarme? —susurro mientras todo al sur de mi ombligo se licúa.
Demonios. Está es una diversión tan típicamente volátil de cuando hemos
estado discutiendo. ¿Es eso? ¿Es todo lo que obtendré de él por ahora?
Guiándome hacia la cocina, Harry agarra un taburete y lo levanta
hacia el otro lado del pasillo.
—Siéntate —dice.
—¿Dónde está la Sra. Jones? —pregunto, notando su ausencia por
primera vez mientras me siento en el taburete.
—Le he dado a ella y a Taylor la noche libre.
Oh.
—¿Por qué?
Me mira por un latido, y su arrogante diversión está de vuelta.
—Porque puedo.
—¿Entonces vas a cocinar? —Le doy una incrédula sonrisita.
—O, ustedes los de poca fe, Sra. Styles. Cierra tus ojos.
Parpadeo ante él, maravillándome. Pensé que íbamos a tener una larga
pelea, y aquí estamos, jugando en la cocina.
—Ciérralos —ordena.
Los pongo en blanco primero, luego hago caso.
—Hmm. No lo suficientemente bien —murmura. Abro un ojo y lo veo sacar
una bufanda coloreada de su bolsillo trasero. Hace juego con mi vestido.
Santo cielo. Miro calculadoramente en su dirección. ¿Cuándo consiguió
eso?
—Ciérralos —ordena de nuevo—. Sin espiar.
—¿Vas a vendarme los ojos? —murmuro, sorprendida. De repente estoy
sin aliento.
—Sí.
—Harry… —Pone un dedo sobre mis labios, silenciándome.
Quiero hablar.
—Hablaremos después. Quiero que comas ahora. Dijiste que tenías
hambre. —Inclinándose, ligeramente besa mis labios. La seda de la
bufanda es suave contra mis parpados mientras él la ata seguramente en
la parte trasera de mi cabeza.
—¿Puedes ver? —pregunta.
—No —murmuro, figuradamente poniendo los ojos en blanco. Él sonríe
burlonamente.
—Puedo saber cuándo estás poniendo los ojos en blanco, lo sabes…. Y
sabes cómo me hace sentir eso.
Frunzo los labios.
—¿Podemos sólo terminar con eso? —espeto.
—Tanta impaciencia, Sra. Styles. Tan ansiosa por hablar. —Su tono es
juguetón.
—¡Sí!
—Debo alimentarte primero —dice y roza sus labios sobre mi frente,
calmándome instantáneamente.
De acuerdo… que sea a tu manera. Me resigno a mi destino y escucho sus
movimientos alrededor de la cocina. La puerta de la nevera se abre y
Harry pone varios platos en el mesón detrás de mí. Mi curiosidad es
picada. Escucho el nivelador del tostador caer, el girar del control, y el
callado tic tac del reloj. Hmmm, ¿tostadas?
—Sí, estoy ansiosa por hablar —murmuro, distraída. Una clase de aromas
exóticos y condimentados llenan la cocina. ¿Qué está haciendo? Me muevo
en mi silla.
—Quédate quieta,____________—murmura, y está cerca de mí otra vez—.
Quiero que te comportes… —susurra.
Oh mi. Mi diosa interna se congela, ni siquiera parpadeando.
—Y no muerdas tu labio. —Suavemente tira de mi labio inferior
liberándolo de mis dientes, y no puedo evitar mi sonrisa.
A continuación, escucho el pop afilado de un corcho siendo extraído de
una botella y el suave gorgoteo de vino siendo vertido en una copa. Luego,
un momento de silencio seguido por el silencioso clic y el suave silbido del
sonido blanco del los altavoces al cobrar vida. Una fuerte vibración de una
guitarra comienza una canción que no conozco. Harry sube el volumen
hasta el nivel de fondo. Un hombre empieza a cantar, su voz profunda,
baja, y sexy.
—Un trago primero, creo —susurra Harry, desviando mi atención de la
canción—. La cabeza hacia atrás. —Muevo mi cabeza hacia atrás—. Más
—pide.
Me obligo, y sus labios están en los míos. Fresco vino frío fluye hacia mi
boca. Trago reflexivamente.
Oh mi. Recuerdos de no hace mucho tiempo me inundan: yo atada en mi
cama en Vancouver antes de graduarme con un caliente, enfadado
Harry no apreciando mi correo. Hmm. ¿Han cambiado los tiempos? No
mucho. Sólo que ahora reconozco el vino, el favorito de Harry, un
Sancerre.
—Hmm —murmuro en apreciación.
—¿Te gusta el vino? —susurra, su aliento cálido en mi mejilla. Estoy
bañada en su proximidad, su vitalidad, el calor que irradia su cuerpo, a
pesar de que no me toca.
—Sí —respiro.
—¿Más?
—Siempre quiero más, contigo.
Casi oigo su sonrisa. Me hace sonreír, también.
—Sra. Styles, ¿está coqueteando conmigo?
—Sí.
Su anillo de bodas tintinea contra el cristal mientras toma otro sorbo de
vino. Ahora ese es un sonido sexy. Esta vez, él tira mi cabeza hacia atrás,
acunándome. Me besa una vez más, y ávidamente trago el vino que me da.
Sonríe mientras me besa de nuevo.
—¿Hambrienta?
—Creo que ya hemos establecido eso, Sr. Styles.
El trovador en el iPod está cantando acerca de juegos perversos. Hmm.
Cuan apropiado.
El microondas suena, y  Harry me libera. Me siento derecha. La comida
huele a especias: ajo, menta, orégano, romero, y cordero, creo. La puerta
del horno de microondas se abre, y el apetecible olor se hace más fuerte.
—¡Mierda! ¡Cristo! —maldice Harry, y un plato traquetea sobre el
mostrador.
Oh, ¡Cincuenta!
—¿Estás bien?
—¡Sí! —dice bruscamente. Un momento más tarde, él está de pie junto a
mí una vez más.
—Simplemente me quemé. Aquí. —Pone el dedo índice en mi boca—. Tal
vez podrías chuparlo.
—Oh. —Estrechando su mano, acerco lentamente su dedo en mi boca—.
Ahí, Ahí —lo calmo, e inclinándome hacia delante soplo, enfriando su
dedo, y luego lo beso suavemente dos veces. Él deja de respirar. Lo vuelvo
a insertar en la boca y chupo suavemente. Él inhala fuertemente, y el
sonido viaja directamente a mi ingle. Él tiene un sabor tan delicioso como
siempre, y me doy cuenta de que este es su juego, la lenta seducción de su
esposa. Pensé que estaba enfadado, ¿y ahora…?
Este hombre, mi esposo, es tan confuso. Pero así es como me gusta.
Juguetón. Divertido. Sexy como el infierno. Él me ha dado algunas
respuestas, pero soy codiciosa. Quiero más, pero quiero jugar, también.
Después de la ansiedad y la tensión de hoy, y la pesadilla de la noche
pasada con Jack, esta es una diversión bienvenida.
—¿Qué estás pensando? —Harry murmura, deteniendo mis
pensamientos en su camino mientras él saca su dedo de mi boca.
—Cuan voluble eres.
Se pone rígido a mi lado. —Cincuenta Sombras, nena —dice finalmente, y
planta un tierno beso en la comisura de mi boca.
—Mi Cincuenta Sombras —susurro. Agarrando su camiseta, lo tiro de
vuelta hacia mí.
—Oh no, no hagas eso, Sra. Styles. No tocar... todavía no. —Toma mi mano,
la quita de su camiseta, y besa cada dedo uno a uno.
—Siéntate —ordena.
Hago pucheros.
—Te daré nalgadas si haces pucheros. Ahora abre bien.
Oh mierda. Abro mi boca, y él introduce un bocado de cordero picante
cubierto de una salsa fresca, menta, yogurt. Mmm. Mastico.
—¿Te gusta?
—Sí.
Él hace un ruido agradecido, y sé que él está comiendo y disfrutando,
también.
—¿Más? —pregunta.
Asiento con la cabeza. Él me da otro bocado, y lo mastico con entusiasmo.
Él pone el tenedor en la mesa y parte... pan, creo.
—Abre —ordena.
Esta vez es pan de pita y humus. Me doy cuenta que la Sra. Jones, o tal
vez incluso Harry, ha estado comprando en la tienda de delicatesen
que descubrí cerca de cinco semanas atrás a sólo dos cuadras de la
Escala. Mastico con gratitud. Harry de muy buen humor aumenta mi
apetito.
—¿Más? —pregunta.
Asiento con la cabeza. —Más de todo. Por favor. Me muero de hambre.
Oigo la sonrisa encantada. Poco a poco y con paciencia me da de comer, de
vez en cuando besando un bocado de comida de la esquina de mi boca o
limpiándolo con sus dedos. De forma intermitente, me ofrece un trago de
vino en su manera única.
—Abre completamente, luego muerde —murmura. Sigo sus órdenes.
Hmm, uno de mis favoritos, hojas de parra rellenas. Incluso frías son
deliciosas, aunque las prefiero calientes, pero no quiero correr el riesgo de
que Harry se queme de nuevo. Él me alimenta lentamente, y cuando he
terminado lamo sus dedos.
—¿Más? —pregunta en voz baja y ronca.
Niego con la cabeza. Estoy llena.
—Bueno —susurra en mi oído—, porque es el momento para mi plato
favorito. Tú. —Me carga en sus brazos, sorprendiéndome tanto que chillo.
—¿Puedo quitarme la venda?
—No.
Casi hago puchero, entonces recuerdo su amenaza y lo pienso mejor.
—Sala de juegos —murmura.
Oh, no sé si esa es una buena idea.
—¿Estás lista para el desafío? —pregunta. Y porque él uso la palabra
desafío, no puedo decir que no.
—Hagámoslo —murmuro, deseo y algo que no quiero nombrar, vibran a
través de mi cuerpo.
Me carga a través de la puerta, luego las escaleras hasta el segundo piso.
—Creo que has perdido peso —murmura de forma desaprobadora.
¿Lo he hecho? Bien. Recuerdo su comentario cuando llegamos de la luna
de miel, y cuanto escocía. Vaya, ¿fue eso apenas hace una semana?
Fuera de la sala de juegos, me desliza por su cuerpo y me pone de pie,
pero mantiene su brazo alrededor de mi cintura. Eficientemente quita el
seguro de la puerta.
Siempre huele igual: madera pulida y cítricos. En realidad se ha vuelto un
olor confortante. Liberándome, Harry me gira hasta que estoy de frente
lejos de él. Deshace la bufanda, y parpadeo en la suave luz. Gentilmente,
jala los pasadores de mi moño, y mi trenza cae libre.
La agarra y tira suavemente de modo que tengo que dar un paso atrás
contra él.
—Tengo un plan —susurra en mi oído, enviando deliciosos escalofríos por
mi columna.
—Pensé que lo tendrías —respondo. Me besa cerca de mi oído.
—Oh, Sra. Styles, lo tengo. —Su tono es suave y fascinante.
Tira de mi trenza a un lado y planta un camino de suaves besos por mi
garganta.
—Primero tenemos que desnudarte —su voz tararea baja en su garganta y
resuena a través de mi cuerpo. Quiero esto, lo que sea que tiene planeado.
Quiero conectar de la manera en que sabemos hacerlo. Me da la vuelta
para mirarlo de frente. Echo un vistazo hacia sus jeans, el botón superior
todavía desabrochado, y no puedo evitarlo. Cepillo mi dedo índice
alrededor de la cintura, evitando su camiseta, sintiendo los vellos de su
camino feliz haciendo cosquillas en mis nudillos. Inhala fuertemente, y
miro arriba para encontrar su mirada. Me detengo en el botón
desabrochado. Sus ojos se oscurecen a un verde más profundo... oh mí.
—Deberías mantener estos puestos —susurro.
—Tengo toda la intención, __________.
Y se mueve, agarrándome con una mano a la parte de atrás de mi cuello y
la otra alrededor de mi espalda. Él me tira contra él, entonces su boca está
en la mía, y me está besando como si su vida dependiera de ello.
¡Vaya!
Me hace caminar hacia atrás, nuestras lenguas entrelazadas, hasta que
siento la cruz de madera detrás de mí. Él se inclina hacia mí, los contornos
de su cuerpo presionando los míos.
—Vamos a deshacernos de este vestido —dice, quitando mi vestido hasta
mis muslos, mis caderas, mi vientre... deliciosamente lento, rozando el
material sobre mi piel, deslizándose sobre mis pechos.
—Inclínate hacia delante —dice.
Cumplo, y él saca mi vestido encima de mi cabeza y lo deja en el suelo,
dejándome a mí en mis sandalias, bragas, y sujetador. Sus ojos
resplandecen mientras agarra mis dos manos y las eleva por encima de mi
cabeza. Él parpadea una vez e inclina la cabeza hacia un lado, y sé que él
está pidiendo mi permiso. ¿Qué me va a hacer? Trago y luego asiento, y
una sonrisa con un rastro de admiración, casi orgullosa, llega a sus labios.
Atrapa mis muñecas en los puños de cuero en la barra de arriba y saca la
bufanda una vez más.
—Creo que has visto suficiente —murmura. La envuelve alrededor de mi
cabeza, vendándome otra vez, y siento un escalofrío correr por mí,
mientras todos mis otros sentidos aumentan, el sonido de su respiración
suave y mi respuesta excitada, la sangre circulando en mis oídos, el olor
de Harry se mezcla con los cítricos y el pulido en la sala, todos con más
claridad, porque no puedo ver. Su nariz toca la mía.

—Voy a volverte loca —susurra.
Sus manos agarran mis caderas, y se mueve hacia abajo, quitando mis
bragas, mientras sus manos se deslizan por mis piernas. Volverme loca…
guau.
—Levanta tus pies, uno a uno. —Me obligo y me quita las bragas primero,
y luego cada sandalia a su vez. Suavemente agarrando mi tobillo, tira
suavemente mi pierna hacia la derecha.
—Da un paso —dice. Esposa mi tobillo derecho a la cruz luego procede a
hacer lo mismo con el izquierdo. Estoy indefensa, extendida en la cruz. De
pie, Harry camina hacia mí, y mi cuerpo se baña en su calor una vez
más, a pesar de que no me toca. Después de un momento agarra mi
barbilla, inclina mi cabeza hacia arriba, y me besa castamente.
—Algo de música y juguetes, creo. Te ves hermosa como éstas, Sra. Styles.
Puede que tome un momento para admirar la vista. —Su voz es suave.
Todo se aprieta en mi interior.
Después de un momento, tal vez dos, lo escucho palmear silenciosamente
arcón y abrir uno de los cajones. ¿El cajón de traseros? No tengo ni idea.
Él saca algo y lo coloca en la parte superior, seguido por otra cosa. Los
altavoces vuelven a la vida, y después de un momento los acordes de un
piano sólo tocando una melodía suave, cadenciosa llena la habitación. Es
familiar, Bach, creo, pero no sé qué pieza es. Algo acerca de la música me
hace aprensiva. Tal vez porque la música es demasiado fría, demasiado
alejada. Frunzo el ceño, tratando de comprender por qué me inquieta, pero
Harry toma mi barbilla, sorprendiéndome, y tira suavemente de modo
que puedo liberar mi labio inferior. Sonrío, tratando de tranquilizarme.
¿Por qué me siento insegura? ¿Es la música?
Harry pasa la mano por mi barbilla, a lo largo de mi garganta, y hacia
abajo hasta mi pecho. Usando su dedo pulgar tira de la copa, liberando mi
pecho de la restricción de mi sujetador. Hace un bajo, apreciativo tarareo
en su garganta y besa mi cuello. Sus labios siguen el camino de sus dedos
sobre mi pecho, besando y chupando todo el camino. Sus dedos se
mueven a mi pecho izquierdo, liberándolo de mi sujetador. Gimo cuando
desliza su pulgar a través de mi pezón izquierdo, y sus labios se cierran
alrededor del derecho, tirando con suavidad y provocando hasta que
ambos pezones están duros.
—Ah.
Él no se detiene. Con un cuidado exquisito, lentamente aumenta la
intensidad en cada uno. Jalo infructuosamente en contra de mis
limitaciones mientras punzadas agudas de placer van de mis pezones a mi
ingle. Trato de retorcerme, pero casi no puedo moverme, y hace que la
tortura sea aún más intensa.
—Harry —imploro.
—Lo sé —murmura con voz ronca—. Esto es lo que me haces sentir.
¿Qué? Gimo, y comienza de nuevo, sometiendo a mis pezones a su dulce y
agonizante toque y otra vez, me lleva más cerca.
—Por favor —lloriqueo.
Él hace un sonido primitivo en su garganta, luego se levanta, y dejándome
desprovista, sin aliento, y retorciéndome en contra de mis limitaciones.
Pasa las manos por mis costados, una pausando en mi cadera, mientras
que la otra viaja hacia abajo a mi vientre.
—Vamos a ver cómo lo estás haciendo —canturrea en voz baja.
Suavemente, ahuecando mi sexo, cepillando su pulgar sobre mi clítoris y
haciéndome gritar. Poco a poco, inserta uno, luego dos dedos dentro de mí.
Gimo y empujó las caderas hacia adelante, deseosa de encontrar sus
dedos y la palma de su mano.
—Oh, ____________, estas tan lista —dice.
Gira sus dedos dentro de mí, dando vueltas y vueltas, mientras que su
pulgar me acaricia el clítoris, de ida y vuelta, una vez más. Es el único
punto en mi cuerpo en el que me está tocando, y toda la tensión, toda la
ansiedad del día, se concentra en esta parte de mi anatomía.
Mierda… es intenso... y extraño... la música... comienza a construirse...
Harry se remueve, su mano todavía se mueve contra mí, y oigo un
zumbido.
—¿Qué? —jadeo.
—Silencio —apacigua, y sus labios están en los míos, efectivamente
silenciándome. Doy la bienvenida al más cálido, intimo contacto, lo besó
vorazmente.
Rompe el contacto y el zumbido se acerca.
—Esto es una varita, nena. Vibra.
Lo sostiene en contra de mi pecho, y se siente como una gran bola, como
un objeto que vibra en mi contra. Me estremezco cuando se mueve a través
de mi piel, entre mis pechos, a través del primero, luego el otro pezón, y
estoy inundada con la sensación, sensación de hormigueo en todas partes,
sinapsis disparándose como oscuras, oscuras piscinas de necesidad en la
base de mi vientre.
—Ah —gimo mientras que los dedos de Harry continúan moviéndose
dentro de mí. Estoy cerca… toda esta estimulación... Inclino la cabeza
hacia atrás, gimo en voz alta y Harry detiene sus dedos. Toda
sensación se detiene.
—¡No! Harry —ruego, tratando de empujar las caderas hacia adelante
por algo de fricción.
—Quieta, nena —dice mientras mi inminente orgasmo se derrite. Se
inclina hacia adelante, una vez más y me besa.
—¿Frustrante, verdad? —murmura.
¡Oh no! De repente entiendo este juego.
—Harry, por favor.
—Calla —dice y me besa. Y empieza a moverse otra vez, varita, dedos,
pulgar, una combinación letal de tortura sensual. Cambia para que su
cuerpo roce el mío. Todavía está vestido, y la suave mezclilla de sus jeans
se roza contra mi pierna, su erección en mi cadera. Tan tentadoramente
cerca. Me lleva al borde otra vez, mi cuerpo cantando de necesidad, y para.
—No —maúllo en alto.
Planta suaves y húmedos besos en mi hombro mientras retira sus dedos
de mí, y mueve la vara hacia abajo. Oscila sobre mi estómago, mi tripa,
sobre mi sexo, contra mi clítoris. Mierda, es intenso.
—¡Ah! —chillo, empujando fuerte contra las limitaciones.
Mi cuerpo está tan sensibilizado que siento que voy a explotar, y mientras
lo hago, Harry vuelve a parar.
—¡Harry! —chillo.
—Frustrante, ¿sí? —murmura contra mi garganta—. Justo como tú.
Prometiendo una cosa y luego… —Su voz se va apagando.
—¡Harry, por favor! —suplico.
Presiona la vara contra mí otra y otra vez, parando justo en el momento
vital cada vez. ¡Ah!
—Cada vez que paro, se siente más intenso cuando vuelvo a empezar.
¿Verdad?
—Por favor —gimoteo. Las puntas de mis nervios están gritando por la
liberación.
El zumbido para y Harry me besa. Pasa su nariz por la mía.
—Eres la mujer más frustrante que he conocido nunca.
No, no, no.
—Harry, nunca prometí obedecerte. Por favor, por favor…
Se mueve enfrente de mí, agarra mi parte trasera y presiona sus caderas
contra mí, haciéndome jadear, su ingle frotando la mía, los botones de sus
jeans presionándome, apenas conteniendo su erección. Con una mano me
quita la venda y agarra mi barbilla, y parpadeo a sus abrasadores ojos.
—Me vuelves loco —susurra, flexionando sus caderas contra mí una, dos,
tres veces más, causando que mi cuerpo explote, preparado para arder. Y
otra vez me lo impide. Lo quiero tan terriblemente. Lo necesito tan
terriblemente. Cierro los ojos y murmuro una plegaria. No puedo evitar
sentir que estoy siendo castigada. Estoy indefensa y él es despiadado.
Lágrimas brotan de mis ojos. No sé cuán lejos va a llevar esto.
—Por favor —murmuro una vez más.
Pero me mira, implacable. Sólo va a continuar. ¿Durante cuánto tiempo?
¿Puedo jugar este juego? No. No. No. No puedo hacer esto. Sé que no va a
parar. Va a continuar para torturarme. Su mano viaja hacia abajo por mi
cuerpo una vez más. No… y la presa explota, toda la aprehensión, la
ansiedad, y el miedo del último par de días abrumándome otra vez
mientras las lágrimas brotan de mis ojos. Le doy la espalda. Esto no es
amor. Es venganza.
—Rojo —susurro—. Rojo. Rojo.
Las lágrimas fluyen por mi cara.
Se queda quieto.
—¡No! —jadea, asombrado—. Jesucristo, no.
Se mueve rápidamente, desenganchando mis manos, sujetándome por la
cintura e inclinándose para desabrochar mis tobillos, mientras pongo mi
cabeza en mis manos y lloro.
—No, no, no. __________, por favor. No.
Levantándome, se mueve a la cama, sentándome y acunándome en su
regazo mientras sollozo inconsolablemente. Estoy abrumada… mi cuerpo
está tenso hasta el límite, mi mente en blanco, y mis emociones
diseminadas por el viento. Él se estira detrás de mí, arranca la sábana de
satén de la cama de cuatro postes y me cubre con ella. Las frías sábanas
se sienten extrañas y no bienvenidas contra mi sensibilizada piel. Me
envuelve con los brazos, abrazándome, meciéndome suavemente hacia
delante y atrás.
—Lo siento. Lo siento —murmura Harry, su voz cruda. Besa mi cabello
una y otra vez—. _________, perdóname, por favor.
Girando mi cara hacia su cuello, continúo llorando, y es una liberación
catártica. Ha pasado tanto en los últimos días, fuegos en salas de
ordenadores, persecuciones de coches, carreras planeadas para mí,
arquitectas cachondas, lunáticos armados en el apartamento, discusiones,
su enfado, y Harry ha estado fuera. Odio que Harry se vaya… Uso
la esquina de la sábana para sonarme la nariz y poco a poco me doy
cuenta de que los tonos clínicos de Bach todavía están resonando
alrededor de la sala.
—Por favor apaga la música. —Me sorbo la nariz.
—Claro, por supuesto. —Harry cambia de postura, sin dejarme, y saca
el mando de su bolsillo trasero. Presiona un botón y la música del piano
cesa, para ser reemplazada por mis sacudidas respiraciones—. ¿Mejor? —
pregunta.
Asiento, mis sollozos disminuyendo. Harry seca mis lágrimas
suavemente con su pulgar.
—¿No eres fanática de las Variaciones Goldberg de Bach? —pregunta.
—No de esa pieza.
Me mira, intentando y fracasando en esconder la vergüenza en sus ojos.
—Lo siento —dice otra vez.
—¿Por qué has hecho eso? —Mi voz es apenas audible mientras trato de
procesar mis pensamientos y emociones confundidas.
Sacude la cabeza tristemente y cierra los ojos.
—Me perdí en el momento —dice poco convincentemente.
Le frunzo el ceño, y suspira.
—__________, la negación del orgasmo es una herramienta estándar en… Tú
nunca… —Para. Cambio de postura en su regazo, y se estremece.
Oh. Me sonrojo.
—Lo siento —murmuro.
Pone los ojos en blanco, entonces se echa hacia atrás de repente,
llevándome con él, para que estemos los dos tumbados en la cama, yo en
sus brazos. Mi sujetador es incómodo, y lo ajusto.
—¿Necesitas ayuda? —pregunta en voz baja.
Sacudo la cabeza. No quiero que toque mis pechos. Cambia de postura
para mirarme desde arriba, y tentativamente levantando su mano, pasa
los dedos suavemente por mi cara. Lágrimas en mis ojos otra vez. ¿Cómo
puede ser tan cruel un minuto y tan sensible al siguiente?
—Por favor no llores —susurra.
Estoy aturdida y confundida por este hombre. Mi enfado me ha
abandonado en mi hora de necesidad… Me siento entumecida. Quiero
acurrucarme en una bola y abstraerme. Parpadeo, intentando contener las
lágrimas mientras miro sus angustiados ojos. Tomo una respiración
temblorosa, mis ojos no dejan los suyos. ¿Qué voy a hacer con este
hombre controlador? ¿Aprender a ser controlada? No lo creo…
—¿Yo nunca qué? —pregunto.
—Haces lo que te dicen. Cambiaste de opinión; no me dijiste dónde
estabas. ________, estaba en Nueva York, impotente y lívido. Si hubiera estado
en Seattle te habría traído a casa.
—¿Así que me estás castigando?
Él traga, después cierra los ojos. No tiene que responder, y sé que
castigarme era su intención exacta.
—Tienes que parar de hacer esto —murmuro.
Su frente se arruga.
—Para empezar, sólo acabas sintiéndote más como una mierda.
Resopla.
—Eso es verdad —murmura—. No me gusta verte así.
—Y no me gusta sentirme así. En Fair Lady dijiste que no te habías casado
con una sumisa.
—Lo sé. Lo sé. —Su voz es suave y cruda.
—Entonces para de tratarme como a una. Siento no haberte llamado. No
seré tan egoísta otra vez. Sé que te preocupas por mí.
Me mira larga y fijamente, escrutándome de cerca, sus ojos sombríos y
ansiosos.
—De acuerdo. Bien —dice al final. Se agacha, pero para antes de que sus
labios toquen los míos, silenciosamente preguntando si puede. Levanto mi
cara hacia la suya, y me besa delicadamente.
—Tus labios son siempre tan suaves cuando has estado llorando —
murmura.
—Nunca prometí obedecerte, Harry —susurro.
—Lo sé.
—Asúmelo, por favor. Por el bien de los dos. Yo intentaré y seré más
considerada con tus… tendencias de control.
Parece perdido y vulnerable, completamente a la deriva.
—Lo intentaré —murmura, su voz quemando con sinceridad.
Suspiro, un largo y tembloroso suspiro.
—Por favor hazlo. Además, si hubiera estado aquí…
—Lo sé —dice y palidece. Tumbado de espaldas, pone su brazo libre sobre
su cara. Me acurruco a su alrededor y pongo mi cabeza sobre su pecho.
Los dos yacemos en silencio durante unos pocos momentos. Su mano se
mueve al final de mi trenza. Quita la goma, liberando mi cabello, y
suavemente, rítmicamente lo peina con los dedos.
Esto es sobre lo que en realidad es, su miedo… su miedo irracional por mi
seguridad. Una imagen de Jack Hyde desplomado en el suelo del
apartamento con una Glock me viene a la mente… bueno, puede que no
tan irracional, lo que me recuerda…
—¿A qué te referías antes, cuando dijiste “o”? —pregunto.
—¿O?
—Algo sobre Jack.
Me mira.
—Tú no abandonas, ¿verdad?
Descanso mi barbilla en su esternón, disfrutando las tranquilizadoras
caricias de sus dedos en mi cabello.
—¿Abandonar? Nunca. Dime. No me gusta que me mantengan en la
oscuridad. Pareces tener alguna pretenciosa idea sobre que necesito
protección. Ni siquiera sabes disparar, yo sí. ¿Crees que no puedo manejar
lo que sea que no me cuentes, Harry? He tenido a tu ex sumisa
acosadora apuntándome con un arma, tu ex amante pedófila acosándome,
y no me mires así —replico cuando me frunce el ceño—. Tu madre se
siente de la misma manera sobre ella.
—¿Hablaste con mi madre sobre Elena? —La voz de Harry se eleva
unas octavas.
—Sí, Grace y yo hablamos sobre ella.
Se queda boquiabierto.
—Está muy disgustada sobre ello. Se culpa a sí misma.
—No puedo creer que hablaras con mi madre. ¡Mierda! —Se tumba y pone
su brazo sobre su cara otra vez.
—No entré en nada específico.
—Debería esperar que no. Grace no necesita todos los detalles sangrientos.
Cristo, ___________. ¿Mi padre también?
—¡No! —Sacudo mi cabeza vehementemente. No tengo ese tipo de relación
con Carrick. Sus comentarios sobre el contrato prenupcial todavía pican—.
De todos modos, estás intentando distraerme, otra vez. Jack. ¿Qué pasa
con él?
Harry levanta su mano brevemente y me mira larga y fijamente, su
expresión ilegible. Suspirando, pone su brazo de vuelta sobre su cara.
—Hyde está implicado en el sabotaje de Charlie Tango. Los investigadores
encontraron una huella parcial, sólo parcial, así que no pudieron
encontrar ninguna coincidencia. Pero entonces reconociste a Hyde en la
sala de bandejas. Tiene condenas como un menor en Detroit, y las huellas
coincidían con las suyas.
Mi mente da vueltas mientras trato de absorber esta información. ¿Jack
derribó a Charlie Tango? Pero Harry estaba en racha.
—Esta mañana, han encontrado una caravana de camuflaje aquí. El
conductor era Hyde. Ayer, envió algo de mierda a ese chico nuevo que se
ha mudado. El chico que conocimos en el ascensor.

—No recuerdo su nombre.
—Tampoco yo —dice Harry—. Pero así es como conseguía Hyde entrar
en el edificio legítimamente. Estaba trabajando para la compañía de
correos…
—¿Y? ¿Qué es tan importante sobre la caravana?
Harry no dice nada.
—Harry, dímelo.
—Lo policías encontraron… cosas en la caravana. —Vuelve a parar y tensa
su sujeción a mí alrededor.
—¿Qué cosas?
Está callado durante unos momentos, y abro mi boca para motivarle otra
vez, pero habla.
—Un colchón, suficiente tranquilizante de caballo como para una docena
de caballos, y una nota. —Su voz se ha suavizado a apenas un susurro
mientras el horror y la repulsión emanan de él.
Santa Mierda.
—¿Una nota? —Mi voz refleja la suya.
—Dirigida a mí.
—¿Qué decía?
Harry sacude la cabeza, indicando que no lo sabe o que no divulgará
su contenido.
Oh.
—Hyde vino aquí anoche con la intención de secuestrarte. —Harry se
congela, su rostro tirante con la tensión. Mientras dice esas palabras,
recuerdo la cinta adhesiva, y un escalofrío me recorre, a pesar de que
dentro de mí esto no es nuevo.
—Mierda —murmuro.
—Bastante —dice Harry tenso.
Intento recordar a Jack en la oficina. ¿Había estado siempre loco? ¿Cómo
pensó que podría salirse con la suya en esto? Quiero decir, era bastante
escalofriante, ¿pero así de trastornado?
—No entiendo por qué —murmuro—. No tiene sentido para mí.
—Lo sé. La policía está investigando más, y también Welch. Pero pensamos
que Detroit es la conexión.
—¿Detroit? —lo miro fijamente, confundida.
—Sí. Hay algo allí.
—Todavía no lo entiendo.
Harry levanta su cara y me mira fijamente, su expresión ilegible.
—____________, nací en Detroit.


Última edición por CarolineR2 el Mar 25 Jun 2013, 4:02 pm, editado 1 vez
CarolineR2
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Mensaje por Anne Hale Sáb 13 Abr 2013, 12:51 am

Dios... te amo con todo mi existir. Esta maratón fue tan asdfgh, sin palabras.
Todos los seis estuvieron de maravilla.
Espero ansiosa al siguiente capítulo...
Anne Hale
Anne Hale


http://ready-tokill-myself.tumblr.com/

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Mensaje por Agus Directioner Lun 15 Abr 2013, 1:20 pm

:O :gasp: :gasp: :gasp: :gasp: :gasp: VOY A MORIR :imdead: este maraton fue tan........... INCREIBLE. En realidad lo ame, gracias por haber subido despues de tanto tiempo, mientras lo leía me acorde de por que amo tanto esta novela, estoy enamorada de esta novela, si hubieras visto mis caras, es que Harry es tan controlador y sexy y... nose.. ME ENCANTA
Y esto de Jack en el apartamento, el enojo de Harry y que _________ se volviera a encontrar con Perrie en fin si sigo te voy a terminar narrando los capitulos de nuevos asi que siguela si ? y no te desaparezcas por favor. Te extrañe :( SALUDOS :bye:
Agus Directioner
Agus Directioner


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Mensaje por PituStyles Lun 15 Abr 2013, 2:37 pm

:gasp: sexo rudo creepygusta
YEEEEAAAAAAHH POR FIN pense morir por los pen** mas grandes de europa
jush gracias por suirb :)
siguela porfiii tekii
PituStyles
PituStyles


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Mensaje por PituStyles Miér 17 Abr 2013, 11:39 am

SIGUELA PORFIS PORFIS Y MAS PORFIS
PituStyles
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Mensaje por Agus Directioner Vie 19 Abr 2013, 11:48 am

SIGUELAA
Agus Directioner
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Mensaje por Chapel Dom 21 Abr 2013, 9:34 am

Nueva lectora.
Diguelaaaaaaaa!!!
Esta muy buena.
La trilogia hasta ahora me la he leido en 2 semanas ¡¡¡¡2 SESEMANAS!!!!
Estoy muy viciosa con esta novela, por eso ¡¡¡¡¡TIENES QUE SEGUIRLAAAA!!!!!

Tu nueva lectora Camila
Chapel
Chapel


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Mensaje por Danithings Dom 21 Abr 2013, 10:01 am

Sigueelaaaa
Danithings
Danithings


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Mensaje por Agus Directioner Lun 22 Abr 2013, 5:19 pm

Siguela please =)
Agus Directioner
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Mensaje por Karrie58 Lun 22 Abr 2013, 9:13 pm

Jesús! Síguela por favoooooor!!!
Karrie58
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