Smile for me, Payne. TERMINADA.

Un mes más tarde.

Estabas haciendo las maletas. Ahora que la Navidad y el Año Nuevo habían pasado, querías empezar de una forma diferente a los otros años. Ibas a irte… por un buen tiempo. E iba a ser por una buena causa. Ibas a curarte. Había sido difícil, la decisión más difícil de tu vida pero había sido necesario, casi obligación. No querías convertirte en alguien despreciable y sola, ya habías alejado a suficientes personas de tu lado. Lo único que te quedaba era tu mamá… y ella había sufrido tanto que te odiabas por aquello.

—¿Ya están las maletas para mañana?—llegó tu mamá.

—Sí… ya está todo hecho, me falta una cosa nada más—te sentaste en la cama frunciendo el ceño.

—¿Qué cosa?

—Liam—sonreíste con tristeza—. Si voy a irme… quiero cerrar todo lo que hemos dejado a medias, es lo mejor.

—¿Vas a ir a verlo?

—Sí, después de cenar—te encogiste de hombros.

Hacía frío. Eran las ocho de la noche y hacía un frío de mierda en Londres. Te colocaste bien la gorra en la cabeza y metiste las manos en los bolsillos para mantenerlas calientes. Te quedaba cinco minutos para llegar a casa de Liam, esperabas encontrarlo. Llevabas tiempo sin hablar con él… desde que se fue del hospital hecho un furia. Habías hablado con los chicos pero nunca con él, no tenías las fuerzas necesarias porque eso todavía dolía. Lo amabas y él a ti no.

—_____(TN)…—balbuceó incrédulo cuando te vio en su puerta.

—¿Puedo pasar? Prometo que será rápido—hablaste nerviosa y deprisa.

—Sí, pasa.

Todo estaba igual, nada había cambiado. Tal vez había unas cuantas fotos más puestas… y oh, el sofá también estaba cambiado de sitio… pero nada más. Todo seguía igual. Sonreíste mirando el sofá, ¿cuántas noches habías pasado dormida ahí con Liam? ¿Cuántas veces se habían caído de él por no caber los dos? Sin querer se te salió una risita haciendo que Liam te mirara raro, sí, probablemente estabas comportándote como una enferma mental.

—Bueno, yo voy a ser directa—te aclaraste la garganta—. Me voy a ir Liam y no quería dejar esto así, tan mal.

—¿Te… vas? ¿Dónde?—preguntó mirándote sorprendido.

—A un centro y después a un viaje importante…—lo miraste seria—voy a curarme. Supongo que eso te gusta, ¿cierto? No eres al único de todos modos.

—¿Cuánto tiempo durará eso?

—Un año… o… tal vez más, no sé exactamente—te encogiste de hombros—pero es por larga duración, sin duda.

—Me alegro mucho que hayas tomado esa decisión, es por tu bien, te curarás y todo te irá mejor en la vida.

—Sí, eso pensaba. La última vez… peleamos y dije una cosa que realmente no quise decir… bueno, sí pero no que sonara de esa forma—intentaste explicar—. Vine a disculparme y a decirte que no tengo nada en contra de Danielle y de la relación que tienen, de hecho estoy feliz por ustedes, son la pareja perfecta.

—Te voy a extrañar…—susurró él como si fuera un secreto.

—Yo también… pero supongo que nos volveremos a ver dentro de unos años, ¿no crees?—te encogiste de hombros—Tal vez dentro de unos años nos veamos y cada uno tenga ya una familia… o quién sabe lo que el destino nos tiene preparado. Sólo quiero decirte que muchas gracias por todo lo que has hecho por mí, nunca supe agradecértelo de verdad… pero me has ayudado enormemente. Eres un buen chico.

—No tienes que agradecerme nada… lo hice con mucho gusto—se levantó de su sitio para abrazarte. Querías rechazarlo porque te estaba costando decirle adiós y comportarte como si no lo amaras… y ahora te abrazaba y… demonios, te lo estaba poniendo difícil, muy difícil.

—Bien Liam, es hora de que me vaya—te levantaste metiendo las manos en los bolsillos de tu chaqueta—no es un adiós…

—Es un hasta pronto—habló él acariciándote la mejilla—. Porque nos volveremos a ver, ¿verdad ____(TN)?

—Puede ser—aceptaste sabiendo que estabas mintiendo. Para olvidar a Liam implicaba no verlo en mucho tiempo… y estabas decidida a hacerlo, así que probablemente tu amistad con él se rompería dentro de unos años… él ya no se iba a acordar de ti… e iba a ser demasiado tarde para revivir todo.

—____(TN)… nunca te dije nada porque sabía que no podía jugar con tus sentimientos, no después de decirme que estabas sintiendo cosas por mi—empezó él con gesto frustrado—. Danielle siempre… será… ese algo de mi vida, la pieza perfecta para completar el puzzle. Pero no te puedo decir que no he sentido cosas por ti. Cuando te veía sonreír o simplemente haciendo alguna broma mala… alteraba todo en mi corazón. Sigues alterando todo pero no puedo permitirme el hecho de lastimarte. No sé qué sentiré dentro de unos meses, tal vez te he tomado demasiado cariño y lo estoy confundiendo con otra cosa o tal vez no, no sé… por eso quiero que sigamos en la línea segura, ¿me entiendes?

—Todo está bien Liam, no tienes que arreglar nada, todo está bien—aseguraste mintiendo—. Algún día esto pasará y nos reiremos de ello.

—Sólo quiero decirte que…—te dio un pequeño beso en los labios—I loved you first.

Las maletas guardadas en el coche, todos los papeles en orden. Todo estaba listo para irte, sólo te quedaba despedirte de tu mamá y te ibas a alejar de todo lo que era la vida agitada de Londres. Ibas a alejarte de los vicios malos como las drogas, y de los vicios buenos… como era Liam. Dolía dejar todo esto pero no iba a ser para siempre. Ibas a curarte, harías un buen trabajo con los estudios, te sacarías tu profesión e ibas a volver… eso lo jurabas.

—¿Lista?—suspiró tu mamá con lágrimas en los ojos.

—No llores mamá…—le limpiaste las lágrimas—todo estará bien y en cuanto menos te lo imagines… ya me tendrás aquí de vuelta dándote la lata igual que siempre. Hazme el favor de sonreír, quiero recordar tu sonrisa cuando todo se pondrá muy difícil y no tenga fuerzas para seguir adelante.

—Podrás cariño mío… porque eres fuerte, muy fuerte…—te acarició la cara y sentiste ganas de llorar.

—Gracias mamá. Y lo siento, siento todo lo que he hecho, siento cada lágrima que has derramado por mi—le besaste la frente—prometo hacerte orgullosa.

Entraste al coche que te esperaba y mientras que se alejaba, te despedías de tu madre con la mano. Al perderla de vista te sentaste bien y miraste al frente, era así como tenías que mirar desde ahora… el pasado iba a ser pasado… y querías pisarlo, borrón y cuenta nueva… aunque no era fácil.

—¿Está bien?—te preguntó el conductor con amabilidad.

—Todo está bien…—contestaste mientras que te limpiaste las lágrimas. ¡LÁGRIMAS! Estabas llorando… con lágrimas… por fin… las lágrimas. Eso te hizo llorar más… pero te sentiste mejor que nunca, tan aliviada que parecía que te habías quitado mil toneladas de encima.

Sonreíste mirando tu teléfono móvil que tenía una foto de Liam y tuya… no habías tenido corazón para cambiarla… y viendo su sonrisa te dabas fuerza, en esa foto parecía orgulloso. De hecho en esa noche te había dicho que estaba orgulloso de ti. Esa foto y el hecho de querer hacer sentir a tu madre orgullosa sería la máquina de tus fuerzas y ganas de seguir adelante.

“Nunca entendí bien cómo era el amor pero lo sentí por primera vez mirando tus ojos. Ah, ¿y Liam? Sonríe, sonríe para mí aunque no te esté viendo.”—te despediste una vez más de él. Sabías que aunque no lo veías, él iba a sonreír por ti.

Te vestiste con prisas, desde que vivías de nuevo en Londres todo parecía prisas. Acababas de mudarte. Te habías ido por mucho tiempo y habías vivido en Los Ángeles labrándote un camino de total éxito. Te habías limpiado de las drogas y podías decir con orgullo que podías tener miles de kilos de cocaína a tu lado pero no te atraía de ninguna manera. Y lo más importante era que habías acabado el instituto y la universidad con notas bastantes buenas. Por eso ahora eras una de las abogadas más llamadas en USA y UK. Atendías todo tipo de casos y los ganabas todos porque eras una fiera en tu trabajo y tratando de hacer justicia.

—Me voy—gritaste para que tu mamá se escuchara.

Te pusiste en el coche y fuiste al despacho que compartías con varios amigos y socios, el bufé de abogados era tuyo y uno de los más importantes. Cuando entrabas y todos te saludaban te sentías bien, te sentías como si hubieras cumplido todo en la vida o casi todo. No te habías vuelto a enamorar y tu corazón estaba casi helado… pero te quedaba tiempo para eso… en ese momento también tenías muchas cosas que hacer en el trabajo.

—Buen día ____(TN)—llegó tu secretaria—tenemos unos cuantos casos. Drogas… divorcios… asesinatos.

—Voy por algo suave hoy, dame un divorcio—suspiraste sentándote en tu gran mesa—. ¿De quién trata?

—El divorcio lo demanda la mujer, llevan casados unos cuatro años y bueno, él es un hijo de puta rico y ella una hija de puta hipócrita que quiere el dinero de su marido porque según ella, tiene derecho ya que él ha sido un cerdo con ella—resumió y empezaste a reír, te encantaban sus resúmenes.

—Parece que ella no tiene mucha razón eh…—miraste los papeles.

—Bueno… no sé, tienes que hablar con los esposos—rió—. ¿Entonces confirmo tu trabajo?

—Bueno, llámalos a mi oficina y ya hablaré yo con ellos. Que sea hoy a las cuatro, no más tarde y no tengo disponible otro día—hablaste secamente.

A las cuatro de la tarde te volviste a sentar en tu mesa y esperaste a que tus próximos clientes entraran. Primero llegó una mujer con unos humos de superioridad increíbles, te dio la mano como si fueras un bicho raro y se sentó tan recta que parecía tener un palo en el culo. Ahogaste una risa y esperaste a que el marido entrara. Tenía que ser joven pues ella no tenía más de treinta años.

—Siento la tardanza…—escuchaste a la persona y levantaste la mirada incrédula.

—¿____(TN)?—preguntó él quedándose parado en medio del despacho.

—¿Li-Liam…?—tartamudeaste levantándote del asiento, estabas preparada para correr… pero correr y alejarte de él para siempre.

—¿Eres su abogada?—señaló a la mujer que desde luego NO era Danielle. Te preguntabas qué había pasado con ella… habías pensando que se querían de verdad, en cambio no estaban juntos.

—No… no exactamente—respiraste con dificultad.

Cerraste los ojos controlando tu respiración. El Liam que tenías en frente estaba muy cambiado comparado con el que habías dejado. El brillo burlón y su sonrisa inocente ya no estaba ahí, ni su pelo rapado. Ahora en su mirada había tristeza y dolor… tanto que ni siquiera podías mirarlo a los ojos. Seguía siendo un hombre atractivo, ahora incluso su cuerpo estaba más desarrollado, músculos más definidos… imponía más que cuando era un adolescente.

—¿Cómo se conocen ustedes dos? ¿Ya te has tirado a esta también o qué?—gruñó la mujer llamada Rosana.

—Cállate y compórtate por favor…—su mirada se endureció tanto que incluso te dio miedo, el Liam que conocías tú nunca habría mirado de esa forma a una mujer.

—Rosana, ¿podrías dejarme hablar con Liam por favor?—pediste con educación lo cual la mujer se levantó y salió cerrando la puerta con brusquedad.

—Cuánto tiempo…—susurró él sentándose—han pasado diez años desde el último mensaje que me diste ____(TN). Te esperé, ¿lo sabes? Siempre lo hice.

—Has venido aquí a hablar de tu divorcio. ¿Qué pasa Liam? Siempre pensé que eras el tipo de chico que se casaba una vez y que sería por amor verdadero.

—Da la casualidad que mi amor verdadero…—bufó—déjalo. Las personas cambian con el tiempo. Supongo que he cambiado. Rosana fue… fuimos felices un tiempo hasta que… me jodió por todas las partes posibles.

—¿De qué trata? Quiero saberlo antes de hundirte Liam, ¿sabes que ella quiere dejarte prácticamente en la calle y sólo con la ropa que tienes puesta?—añadiste sin una pizca de compasión, él parecía alguien insensible, tanto que sentías su frialdad hasta donde estabas sentada. Aunque no lo juzgabas, todos tenemos motivos para convertirnos en algo así.

—Rechazó a dos de nuestros hijos provocándose los…—habló él y viste que sus ojos se apagaban más aún.

—Vale… no… no lo digas—lo interrumpiste.

—Le he dado todo lo que quería… me engañó con sus tonterías de amor y yo la creí por estúpido—chasqueó la lengua—, en mi vida me he sentido tan estúpido como en estos momentos. Ella dice que yo le soy infiel y ni siquiera la toco a ella. Tengo casi treinta años y me he acostado con tantas chicas que las puedo contar con los dedos de la mano. Estoy agotado ____(TN), y si ella me deja en paz quitándome todo, le daré el gusto. He llegado en un momento donde si duermo en un banco en la calle no me importa.

—¿Qué te ha pasado Liam…?—te levantaste de tu silla para moverte más cerca de él.

—Me ha pasado de todo mi vida…—te miró y encontraste al chico de tus sueños por ahí perdido, buscando la salida para dejarse ver de nuevo.

—Ha pasado mucho tiempo…—agachaste la cabeza—demasiado.

— Nunca entendí bien cómo era el amor pero lo sentí por primera vez mirando tus ojos—te miró y tu corazón se paró, era increíble que todavía se acordara de lo que le habías escrito hace diez años cuando dejaste Londres por mucho tiempo.

—Liam…—suspiraste, eso era difícil… no querías revivir los sentimientos que con tanto empeño habías enterrado siendo una adolescente. Pero ahí estabas, teniendo casi treinta años y amándolo igual que cuando tenías dieciocho y eras una adicta a la cocaína.

—Te quise primero, lo juro—rió y reíste con él. Lo habías extrañado… desde esa sonrisa pícara que te estaba dando ahora mismo hasta el color de sus ojos y esa maldita señal de nacimiento que tenía y le hacía tan sexy aún. Bufaste y querías darte una bofetada para ponerte en plan profesional… pero no podías, él seguía mandando sobre tus sentimientos.

—Si esto hubiera sido diferente…

—Nos hemos encontrado después de diez años ___(TN)—te abrazó y volviste a sentirte una niña indefensa y asustada—, si esto no te dice nada, entonces voy a tener que aclarártelo yo. Sabes que soy un chico muy directo babe, siempre lo he sido, me conoces igual que nadie. ¿Te acuerdas de los sermones que te daba? ¡Me encantaba! Adoraba cuando hacías ese puchero con los labios y te veías como una niña pequeña.

—¡Liam!—te sonrojaste haciendo un puchero sin darte cuenta.

—Exactamente cariño… exactamente eso…—te tocó el labio con su pulgar y temblaste.

—Oh Liam…—gemiste agarrándote a él con fuerza.

Él provocaba en ti las mismas sensaciones que hace años atrás. Cuando te tocaba te hacía sentir viva, te hacía brillar… como si fueras la estrella más perfecta del mundo entero. Por alguna razón sentías que te quería a pesar de los años. Es ese amor que con un simple abrazo se transmite, no hace falta que te lo digan o demuestren.

—Abogada entonces… mrrr, sexy—sonrió separándose un poco—, siempre supe que lograrías hacer algo grande, no sabes lo orgulloso que estoy de ti cariño.

—¿Y tú… qué haces?—preguntaste.

—Ahora mismo estamos en un descanso. La pérdida de los dos bebés me afectó demasiado y pedí un descanso que los chicos aceptaron con gusto, ya sabes, todos están haciendo sus vidas… pero esto pasó ya hace dos años. El día anterior Niall nos llamó y creo que estamos todos de acuerdo para una vuelta al mundo de la música—rió feliz y podías ver que el chico de dieciocho años seguía ahí—. Ahora somos más viejos y más gordos… pero esperamos que nuestras fans nos sigan amando.

—No estás gordo… estás sexy—le pellizcaste el abdomen que como siempre estaba duro como una roca.

—Muchas gracias, puedo decir lo mismo, esa ropa de abogada seria y estirada te queda demasiado bien—se burló y lo golpeaste—, vale, vale, lo siento, pero te sigue quedando bien. Oh ____(TN), no sabes cuánto te he extrañado mi chica.

—¿Tú chica? Nunca he sido tuya—se lo recordaste con amargamiento.

—Porque fui estúpido e imbécil… pero te aseguro que lucharé—te miró a los ojos profundamente—. Cuando consiga el divorcio te invitaré a una cita y te conquistaré con flores y regalos… aunque bueno, si gana la arpía probablemente tenga que mendigar pero… ya me las arreglaré yo. ¿Qué me dices sexy abogada?

—Que salgas de mi oficina porque tengo mucho trabajo que hacer…—te separaste de él sentándote en tu silla.

Un mes más tarde.

—Habiendo aceptado los dos los criterios que han puesto y establecido hace una semana, a ti Rosana se te dará lo que has pedido y tú Liam tendrás que respetar todo—los miraste seria como una profesional lo haría, incluso cuando sentías la mano de Liam tocarte los muslos. Moviste la mano apartándosela y te aclaraste la garganta ya que te estaba temblando la voz—. Están… o-oficialmen-mente divorciados. Tú volverás a ser Rosana Lewis y tú Liam, eres un hombre libre y soltero.

—Eso es mi chica, eso es—te dio una sonrisa.

—Muy bien, suerte con la próxima idiota que se enamorará de ti—se levantó Rosana—imbécil. Eras bueno en la cama pero eso no te sirve de nada.

—Demasiado información—la interrumpiste.

—Muy bien. Adiós…—salió dando un portazo a la puerta.

—Estoy oficialmente divorciado y libre, ¿me acepta usted bella dama una maldita cita? ¡La llevo esperando desde los diecinueve años!—replicó cuando empezabas a rechazarlo. De momento no podías salir con Liam ya que era considerado como un cliente. Era poco profesional involucrarte con él sentimentalmente.

—No puedo… pregúntamelo dentro de dos semanas y tal vez cambie de opinión—sonreíste dándole unos golpecitos en el pecho.

—Ten por seguro que lo haré—sonrió antes de salir de la oficina con su andar de chico malo que había adquirido recientemente porque hasta ahora no se lo habías visto.