Smile for me, Payne. TERMINADA.

Dos días después saliste de ese hospital pero nada parecía mejorar. Tu mamá estaba en un estado de ignorancia brutal, no te hablaba, no te decía nada, ni siquiera te gritaba. Te dejaba la comida preparada y las pastillas, y con eso se iba al trabajo para volver y dormirse y volver a repetir de nuevo las mismas cosas de siempre. En otras ocasiones te habría parecido sensacional pero teniendo en cuenta que te sentías como una mierda, no, nada estaba bien y eso estaba lejos de ser sensacional.

Y Liam… bueno, él simplemente había estado con mensajes. Siempre te mandaba uno pero tenías la impresión que lo hacía más bien por cortesía y no porque quisiera. Parecía ocupado, sin tiempo para otra cosa que no fuera él y su adorada novia o ex novia, no sabías si habían vuelto o no.

—Te tengo una pregunta—habló tu mamá y volver a escuchar su voz era bueno, te calmaba—. ¿Por qué Liam está saliendo con una tal Danielle si era tu novio?
Y los corazones se rompen pero no hacen sonido. ¡Qué razón! Exhalaste sintiéndote el ser más idiota del mundo entero. Te llevaste la mano al estómago y miraste a tu mamá intentando buscar alguna respuesta coherente y que no te delatara.

—Él y… yo hemos peleado y eh, hemos terminado obviamente por lo que se ve—tragaste saliva—, no quiero hablar mucho de ello, la verdad.

—¿Y quieres hablar de algo alguna vez?—preguntó ella antes de salir por la puerta.
Y no, no querías hablar de nada. Ni de tu adicción a la cocaína, ni del amor que le tenías a Liam, ni de tu corazón que estaba roto y en cinco mil pedazos… no querías hablar de nada. Era momento de esconderte y lamer tus heridas en silencio, reparar eso que estaba roto y ver si podías darle alguna forma.

—Hola—alguien abrió la puerta.

—Hola—saludaste escondiendo tu sorpresa—¿qué haces aquí?

—Quería verte—se sentó sonriente—. ¿Cómo has estado? Siento no haberte visitado pero err… Dani… uhm, bueno, he estado un poco ocupado.

Liam tampoco sabía por qué se sentía tan incómodo hablando de Danielle contigo. Nunca había tenido algo más que amistad contigo y a más de un beso no habían pasado… pero algo le decía que tú tampoco estabas cómoda hablando de ello, como si ella te hiciera algún tipo de daño.

—Entiendo—asentiste secamente, ¿qué demonios podrías decirle? Podrías empezar a echarle en cara el hecho de que te había hecho quedar mal en frente de tu madre… pero no valía la pena, en ese momento nada valía la pena en realidad.

—Yoooooo…—alargó demasiado la palabra, tanto que lo miraste mal—quería hablarte de algo, creo que es mejor que lo sepas.

—Yo también quiero hablarte de algo—sonreíste sin humor—algo que prometí contarte pero nunca lo hice.

—Claro, adelante. ¿Es Nathan…?—preguntó mordiéndose el labio con curiosidad, nunca habías sacado ese tema tan abiertamente y quería respuestas y viendo que estabas dispuesta a hablarlo, quería escucharte.

—Nathan y yo nos conocimos en una fiesta que hizo una de mis viejas amigas—empezaste perdiéndote en los viejos recuerdos—. Estaba bien, ¿sabes? Los dos estábamos bien, hablamos mucho tiempo, en realidad fuimos amigos y ya después decidimos ser novios, yo por esos tiempos era una niña estúpida que beber o fumar era una cosa totalmente prohibida o ilegal en su vida. Estaba bien así, ahora me doy cuenta de eso. Nathan nunca parecía drogado, de hecho pensé que era el chico más saludable que he conocido en mi vida. Tenía una dieta increíble, salía a correr todas las mañanas… estaba en el equipo de fútbol… siempre estaba lleno de energía… y era por lo que tomaba. Tengo que decir que nunca me empujó a drogarme, de hecho se enfadaba conmigo si siquiera preguntaba por un cigarro.

—¿Y entonces qué salió mal?—preguntó absorto en tu historia.

—Me di cuenta de su problema y lo quise ayudar, era como mi obra de caridad—reíste—si él se recuperaba sería mi Acción de Gracias, ya sabes, iba a mejorar el mundo con una persona curada. Fue estúpido, la cosa más estúpida que he hecho en mi vida. Él aguantó… lo que pudo, quería hacerlo por mí, me quería. Y una vez simplemente… no aguantó más y se drogó… yo había fumado también y era mi primera vez, estaba tan colocada que no supe qué hacer cuando la sobredosis cayó encima de él. Lo vi morirse ahí delante de mí Liam, creo que en mi vida veré cosa más horrorosa que esa. Me sigo culpando de su muerte.

—Creo que tú no tienes la culpa, él tenía que haber medido lo que se metía, él tenía que conocer los límites de su cuerpo—habló él en un intento de consolarte.

—No lo intentes Liam, ha pasado dos años y todos me dicen lo mismo y no, no sirve para nada… porque nadie pudo entender el sentimiento que tuvo yo cuando lo vi en ese ataúd… o ahí delante de mi sin vida. Yo pude sobrevivir pero no me puedo imaginar lo que significa para su madre haber perdido a su hijo… o a su hermana, ¿quién va a protegerla ahora? Nadie. Y todo es por mi culpa.

—Yo no sé qué decir, supongo que fue duro… para todos en general—te miró apenado. Te encogiste de hombros sin saber qué decir tampoco. No habías vuelto a hablar con la familia de Nathan porque era doloroso. Ellos nunca te habían echado la culpa pero tú sí.

—Está curándose—aseguraste—. ¿Y qué me querías contar tú?

—He… visto a Danielle—habló y asentiste evitando su mirada, si lo mirabas se iba a dar cuenta que eso te dolía y no estabas dispuesta a que él lo supiera, ya no, no después de lo ilusionado que parece con ella de nuevo.

—¿Y todo bien con ella?

—Bueno… hemos pasado la noche juntos—un golpe directo en el corazón, joder, no podías tener más golpes, estabas empezando a formar tu corazón de nuevo—. Y creo que ella se está volviendo a plantear lo de irse de nuevo, ya sabes, cumplirá con el contrato que sólo son dos meses y después volverá… o eso estuvimos hablando. No sé, ¿crees que hay alguna esperanza?

—Esperanzas siempre hay—te encogiste de hombros.

—¿Tú volverías conmigo?—hizo una pausa y al ver que no contestabas habló de nuevo—Bueno, digo, ¿valgo yo lo suficiente como para que ella vuelva conmigo y seamos algo de nuevo?

—Sí Liam, vales mucho más que cualquier cosa—admitiste—. Es ella la que no te merece.

—¿Por qué dices eso?—frunció el ceño poniéndose serio.

—Porque la amas tanto y ella se fue sin…—vacilaste—déjalo. Está todo bien. Si quieres seguir con ella adelante, hazlo, sé feliz porque te lo mereces.

—¿Sí verdad…?—sonrió débilmente.

¿Qué importaba tus sentimientos viéndolo a él sonreír? ¿Qué importaba el hecho de que le habías intentado hablar de tus sentimientos y él te había dicho que no pasaba nada malo y ahora volvía con su novia sin siquiera acordarse de que te había dicho eso? Todo era una mierda. Desde el hecho de que estabas metida en esa maldita cama sin salir… hasta el hecho de que todo se estaba yendo a la mierda y Liam que había sido tu única esperanza se te estaba escurriendo entre los dedos como arena. Parecía que estabas destinada a sufrir siempre. Que genial. Por enésima vez odiaste a Liam por haberte parado esa vez en el puente. Ahora todo habría sido más fácil estando muerta.

—Te veo un poco desanimada, ¿qué pasa?

—Nada, todo está bien, sólo voy a… dormirme—te tumbaste en la cama—. Gracias por haber venido a verme.

—Siempre pequeña—se levantó y besó tu frente—descansa. Volveré pronto, ¿sí?