Smile for me, Payne. TERMINADA.

A la mañana siguiente despertaste tranquila para tu sorpresa. Te diste cuenta que estabas en la cama y no en el sofá, probablemente te habías quedado dormida mirando la televisión con Liam. Habían estado hablando mucho tiempo de todo o casi de todo, había detalles que te lo habías guardado ya que te sentías lo suficientemente avergonzada para no querer hablarlo.

Había mucho silencio así que suponías que Liam estaría durmiendo todavía, apenas eran las diez de la mañana. Cogiste sus pantuflas de estar por casa que eran realmente tiernas y saliste de ahí para buscarlo, no querías estar sola y aunque te daba vergüenza darle la cara, no querías esconderte más. Te habías despertado con una actitud positiva y con nuevas ideas en la cabeza.

“Tenemos entrevistas, vuelvo por la noche. Tienes comida en la nevera y todo lo que necesites para no aburrirte. Y ah, estás encerrada para no huir, sé que lo querrás hacer.
Liam”

Boqueaste leyendo la pequeña nota. Corriendo fuiste hasta la puerta e intentaste abrirla y sí, estaba cerrada… muy cerrada. Gruñiste y le diste un golpe, ¿¡cómo demonios se había atrevido a encerrarte!? En ese momento te tentaba destrozarle toda la casa y después tirarte por la ventana. Joder, joder, ¿qué ibas a hacer? No tenías polvo… y llevabas tiempo sin consumir. Diste un golpe a la pared tronchándote la mano, ahí aullaste de dolor y te enfadaste más si era posible. Cogiste el teléfono y llamaste unas veinte veces a Liam pero ninguna te contestó, con rabia lo estampaste contra la pared y empezaste a gritar como desquiciada. Estabas sintiendo la abstinencia y querías arrancarte el pelo porque era insoportable… y más estando sola.

Limpiaste toda la casa mientras que la música sonaba a todo volumen. Hiciste de comer y te hiciste unos cuantos peinados. Nada te calmaba y te sentías enferma, muy enferma. Te sentaste en el sofá y empezaste a sollozar y como siempre no salían lágrimas. Te hiciste una bolita y te balanceabas hacia delante y hacia atrás, no querías pasar por esto… sólo querías estar bien, bien y nada más.

—¿_____(TN)?—te despertaste cuando alguien estaba llamándote. No, no querías despertar, estabas bien ahí.

—Déjame… no—diste un manotazo a ciegas que por suerte pudo esquivas.

—Despierta, ¿qué te ha pasado en la mano?

—¿Qué dices?—abriste los ojos encontrándote con Liam. Deseabas escupirlo por lo que te había hecho pero tu atención estaba en la mano que no la podías mover muy bien sin sentir dolor. Hiciste una mueca y la miraste, estaba hinchada y tenía sangre en los nudillos. Eso era por el puñetazo que habías dado a la pared.

—¿Qué has hecho?

—He dado un puñetazo a la pared—te sentaste en el sofá con gesto serio. Sí, estabas enfadada y él lo notó porque una sonrisa pequeña se le formó. Querías borrársela de una cachetada.

—Supongo que no te ha gustado que te encierre dentro… lo siento—ladeó la cabeza y se mordió el labio con gesto inocente.

—Quería ver a Robert y…

—E irte a drogar ¿no? Pues no, no ____(TN), no lo voy a permitir—habló mirándote muy serio. Apretaste los labios para no empezar a insultarlo, pero él no podría controlarte siempre, alguna vez te escaparías… claro que sí.

—No vas a poder tenerme aquí encerrada para siempre. Tengo casa y probablemente mi madre me busque y espere en casa—sonreíste arrogante.

—Le mandé un mensaje a tu madre y hoy también te quedarás aquí—te devolvió la sonrisa igual de arrogante—. Y si quieres ver a Robert, iremos a verlo, los dos, no te voy a dejar sola.

—Vete a la mierda—le gritaste enfadada.

Liam te curó la mano como pudo ya que no cooperaste con nada, de hecho ni siquiera le hablaste en lo que estuvieron juntos. Te negabas a dejarte mandar por él, ya tenías tus años, y ni siquiera tu propia madre te controlaba, no pensabas dejar que lo hiciera él. Le contestaste con gestos malos y con miradas asesinas a cada cosa que dijo, al final se cansó y simplemente se calló prestando atención al laptop y a la televisión. Bien, la próxima cosa que harías era pegarle con algo en la cabeza si te volvía a hablar.

—¿No quieres… comer algo?—preguntó unas dos horas después. Le enseñaste el dedo del medio y él se encogió de hombros yéndose a la cocina. En ese tiempo le escondiste la laptop debajo del sofá, pusiste un canal de música de rock que hasta a ti te molestaba y escondiste también el mando, ibas a hacerle la vida imposible a Liam.

—Oh Dios, cambia esa cosa—llegó él con unos sándwiches—. Vamos ____(TN). ¿Dónde está la computadora? ¿Enserio me vas a venir con estas? Genial, te creía más madura. Sí, tú sigue enseñándome el dedo… no veas lo bonito que te queda.

Te tragaste una sonrisa porque él estaba enfadándose y se veía adorable. Sus mejillas estaban tomando color y su mirada era más dura. Genial Payne, arráncate los pelos de la rabia para que sientas lo que yo siento.

—¿Me vas a cambiar de aquí o tendré que apagar la televisión y nos quedamos como imbéciles en silencio?—gruñó.

—….—le diste una sonrisa y te encogiste de hombros.

—Perfecto—apagó la televisión.

Minutos después sacó su teléfono, puso música y entró en twitter. Eso te hizo enrabiar, idiota… idiota, idiota. Te levantaste bruscamente y le tiraste el mando al pecho y le sacaste la laptop dándole una patada. Él te miró sorprendido, era obvio que no entendía tu ataque de rabia. Te acercaste a él para quitarle el teléfono pero te cogió de las muñecas y te hizo sentarte en el sofá en una posición incómoda ya que seguía teniendo tus manos apretadas.

—¿Qué está mal contigo muchacha?—te miró enfurecido.

—Tú, tú me vuelves loca, me… me enloqueces con tus tonterías e intentos de ayudarme, déjame en paz… déjame…—forcejeaste con él pero lo único que lograste era que se subiera a horcadas sobre ti y te impidiera cualquier movimiento.

—No te voy a dejar en paz, nunca, soy como una enfermedad de por vida, una vez que me tienes, ya no me voy—sonrió dulcemente y quisiste golpearlo, eran esos ataques de golpearlo y después besarlo hasta dolerte los labios. Gruñiste y apartaste la vista de su cara, no querías cometer alguna estupidez, ya habías hecho bastantes.

—Liam… por favor… yo sólo quiero irme… prometo volver, sólo… sólo… lo necesito—tu voz se quebró.

—No lo necesitas, crees que lo necesitas pero no—suavizó su mirada—. Escúchame ____(TN), tienes que concentrarte en cualquier otra cosa, quitarte esas ideas de la cabeza y estarás bien. Habla conmigo, hagamos algo que te distraiga. ¿Qué te parece algo de ejercicio? ¿Cantamos? ¿Salimos a correr?

Lo miraste y te mordiste el labio, algo juntos… sólo se te pasaba una cosa por la cabeza y sabías que a él no le parecería buena idea… pero… estando en las circunstancias que estaban, él te perdonaría, tú lo sabías. No ibas a poder aguantarte sin probarlo. Ibas a hacerlo. Y ante la sorpresa de Liam llevaste tus manos a su nuca y lo empujaste hacia tu boca. Cerraste los ojos con fuerza para no ver el rechazo y empezaste a besarle moviéndote con vacilación. Te esperabas a cualquier cosa menos a que él cooperara en el beso. Al separarte juntaste tu frente con la de él y diste un suspiro cansado… si las cosas fueras diferentes, tal vez…

—Lo siento—te disculpaste avergonzada cuando él se sentó a tu lado confundido.