Smile for me, Payne. TERMINADA.

Zayn estaba observándote mucho, cualquier movimiento que hacías lo estudiaba y te estabas poniendo muy nerviosa y eso te provocaba tener más ganas de drogarte. Cerraste los ojos por unos segundos y después te levantaste, era momento de irte, ya no pintabas ahí nada. Cogiste tu chaqueta, tu bolso y empezaste a despedirte de los chicos. Liam te acompañó a la puerta y prometió llamarte para ver cómo estabas.

—Esa chica tiene problemas—habló Zayn cuando llegó de nuevo Liam a la sala.

—Bien, no he sido el único que lo ha notado—se sentó Liam—. No sé qué enfermedad puede tener pero he decidido que lo averiguaré, es buena chica, podemos ser amigos.

—No, ella no tiene ninguna enfermedad física Liam—intervino Louis que también se había dado cuenta.

—Se toca la nariz mucho, está inquieta, suele tener ataques repentinos, al momento estar de bajón y después de nuevo hiperactiva. Come mucho y eso no tiene nada de malo pero sumándolo a todas las cosas de antes—habló pensativo Zayn—, creo que esa chica tiene problemas con las drogas, por eso el motivo de suicidarse.

—¿¡Qué!? No, no me lo creo—se negó Liam—es imposible, es demasiado joven, no, están diciendo tonterías, ¡no sean paranoicos, están perjudicando a una persona!

—No seas ingenuo Liam… por favor, no te ciegues a la verdad.

—Yo no me lo creo—se negó rotundamente a escuchar más.

Tú por tú parte no te fuiste a casa, cogiste rumbo a casa de Robert, uno de tus amigos, por supuesto, también drogadicto pero parecía estar llevándolo mejor que tú. Cuando tocaste el timbre te abrió de inmediato y supiste que estaba drogado nada más por sus ojos. Entraste y dejaste tus cosas en el sofá, en la mesa de la sala había bolsitas vacías y otras dos llenas, joder, ¡qué ganas! Sin permiso empezaste a prepararlo y esnifaste el polvo sintiendo lo delicioso que era, sí, joder, sí, eso era, ahora ya te sentías bien.

—¿Qué, eh, se te ha acabado el dinero?—preguntó divertido él mientras que se sentaba en un sillón y se preparaba otra raya.

—Sí, llevo dos días… y la marihuana no me hace nada—bufaste cerrando los ojos—. Esto es lo que quiero yo, sí.

—Pues sabes que tienes que pagarlo con algo, ¿verdad?—preguntó él y sí, estaba drogado, más que drogado, sólo se quería acostar contigo cuando estaba demasiado ido. Y bueno, como tú también lo estabas casi siempre aceptabas. Te preparaste otra raya y la tomaste para después acercarte a él y empezar el juego, allí iba tú ‘agradecimiento’. Ésta era la parte que más odiabas, tener que acostarte con personas para conseguir algo… aunque por la cocaína hacías eso y cosas peores, ya no tenías dignidad, ya no había nada.

Robert se durmió al instante y tú te vestiste con rapidez para irte, tenías que llegar a casa, ya eran casi las doce. Cogiste tu chaqueta, te la pusiste y el bolso te lo colgaste. Viste que Robert estaba durmiendo así que fuiste hasta su lugar secreto y cogiste una bolsa, ni se daría cuenta con lo drogado que estaba. Lo escondiste bien hondo en el bolso y saliste por la puerta con rapidez, esa noche habías triunfado.

Cuando llegaste a casa hablaste un rato con tu madre y subiste a tu habitación, echaste el pestillo y encendiste tu notebook, navegaste por distintas redes sociales y escribiste un millón de tonterías en Twitter, eras adicta a él, aunque claro, eso no era una adicción que costaba tanto como lo que tenías en el bolso escondido. Sin poder aguantar, sacaste la bolsita y la miraste con amor, con lo que tenías ahí te duraría como… hasta mañana por la tarde, nada más. Frunciendo el ceño y concentrándote, te preparaste todo y volviste a ser feliz. Esa noche te acostaste muy tarde, casi en la madrugada… y despertaste cuando tu teléfono sonó avisándote que tenías un mensaje. A ciegas cogiste el teléfono y miraste la pantalla.

“Me gustaría verte para hablarte de algo, ¿nos podemos ver en mi casa dentro de unas horas? Liam x.”

“¿Te parece en una hora?”

“Perfecto.”

Parpadeaste sorprendida, él quería verte, vaya. Te levantaste de la cama y fuiste directamente a la ducha, estuviste largo rato relajándote, estabas cansada aunque acababas de despertarte… así era. No sabías de qué quería hablarte Liam ya que no te lo había dicho y eso te ponía más ansiosa aún. Te vestiste sencilla y te metiste alguna que otra cosa en tu bolso que como siempre era deportivo y nada muy fino o femenino. Recogiste un poco la habitación asegurándote de no dejar ningún rastro de polvo blanco y bajaste las escaleras donde desayunaste con tranquilidad. La vida de un drogadicto no era tan malo… sólo cuando no tenías eso.

—Me voy, he quedado con un amigo—avisaste a tu madre que estaba preparándose para ir al trabajo.

—Cuídate…—fue lo único que pudo decir ya que estabas saliendo por la puerta como un tornado.

Primero fuiste a una cafetería donde desayunaste algo ligero, después te metiste al baño e hiciste lo tuyo y al salir ya te dirigiste a casa de Liam. Si seguías así, eso ya no te duraría ni dos horas más. ¿Por qué demonios se tenía que acabar tan rápido? Suspiraste y seguiste pensativa, era curioso pero sólo habías ido una vez a casa de Liam pero te sabías el camino a la perfección. Reíste estúpidamente y apuraste el paso, estabas ansiosa.

"Deja de maquinar cosas que no son _____(TN), no quiere nada contigo, deja de imaginártelo desnudo."

Eso bueno, era imposible. Te sentías atraída por Liam y tu apetito sexual estaba en las nubes en este momento. Cuando te abrió la puerta y lo viste con unos pantalones de chándal y una camiseta sentiste tus piernas de gelatina, los chicos que usaban chándal te debilitaban demasiado, y él realmente se veía espectacular.

—Pasa, pasa—sonrió—estaba haciendo un poco de ejercicio. ¿Qué tal hoy?

—Muy bien, bien—aseguraste paseando la mirada por toda la sala, limpiaba mucho por lo que se veía ya que eso estaba impecable.

—¿Quieres algo de tomar, has desayunado?

—Sí, sí, no te preocupes, estoy bien así—te sentaste—. ¿De qué querías hablar conmigo?

"Suéltalo ya Payne… quiero… arghhhh, ¡no pienses en eso maldita sea!"

—Iré a por algo de tomar, espérame un minuto—se levantó él. Fue inevitable no mirarle la hermosa espalda y su trasero que desde luego no se notaba mucho con esos pantalones. Frunciste el ceño e intentaste tranquilizarte, tenías que calmar a tus hormonas como sea o ibas a hacer alguna estupidez que arruinaría la pequeña amistad que estabas empezando a tener con él.

Él volvió con unas patatas Lays y una coca-cola light en la mano. Se acomodó en el sofá y te miró con una pequeña sonrisa nerviosa. Lo miraste y esperaste a que hablara, ¿cuándo planeaba hacerlo? ¿Y por qué estaba tan nervioso? Eso te hacía pensar mal… o bueno, pensar de mala manera mejor dicho.

—Es que mira, no… no te voy a acusar de ello, sólo quiero que me digas la verdad—empezó rascándose la nuca—. ¿Tienes algún tipo de adicción… mala?

—¿Qué?—parpadeaste boqueando sorprendida. No sabías qué decir, ¿de dónde se había dado cuenta? Toda tu mente estaba dando vueltas y tu corazón bombeaba como loco, cómo se suponía que ibas a mentirlo… no, no querías hacerlo pero era necesario. Jadeaste y lo miraste con los ojos muy abiertos. Él al verte se asustó y empezó a ponerse nervioso también, estaba pensando que eso había sido una mala idea… y pensaba echarle toda la culpa a Zayn y Louis, ellos le habían metido esa idea tan estúpida en la mente.