†Fix a Heart† {Novelas, Próximas ideas y One Shot}

Figuras palpitantes se movían a su alrededor de un lado a otro mientras las chispas moribundas del fuego morían ahogadas por su propia maldad, el humo se apoderaba lentamente de la casa en llamas. Un pensamiento casi ridículo le obligó a poner las palmas de las manos en las columnas que edificaban y decoraban la puerta de herradura que Draco había puesto nada más comprar la casa. Él se había empeñado en que aquel tipo de puerta quedaría bien en la entrada del comedor y no en la salida de la cocina como ella le había explicado minutos antes de romper la pared con martillo oxidado que el padre de la morena les había dado como regalo de bienvenida al mundo Muggle por parte del Slytherin. De no ser por aquella forma de herradura y porque gracias ello el peso de la pared se equilibraba en los dos puntos de apoyo, Hermione, estaba segura de que el techo se le hubiera caído encima de un modo atroz y tan doloroso como un Cruciatus. Tosió mientras intentaba seguir subiendo las escaleras pero entonces vio aquella horrorosa figura negra que estaba situada al final de las escaleras, una sensación de terror se apoderó de las lánguidas piernas de la muchacha cuando tenía la intención de salir huyendo de la casa. La sombra le sonrió orgullosa de su cometido, había conseguido asustar a la Gryffindor y eso ya era mucho por su parte. Bajó cuidadosamente uno a uno los escalones aferrándose a la barandilla destartalada que vibraba a cada paso dado por parte de aquel viejo fantasma que atormentaba a Hermione, intentó apartar la mirada de aquella pavorosa figura que sonreía con sorna una y otra vez mientras susurraba su nombre.
— Hermione.
No os dejéis engañar por aquella sombra con aspecto de niña pequeña, de ojos brillantes y azules como el mar. No por favor, no miréis a los cabellos negros que cuelgan por su espalda al igual que estalactitas de hielo… No lo hagáis, ¿lo habéis hecho? Sí es así que Dios se apiade de vuestra alma y de las almas de vuestros familiares y descendientes porque de no ser así moriréis de la forma más dolorosa posible…
— Hermione.
Volvió a repetir con voz penosa la niña, acunó en sus delgados brazos la muñeca rota que ella misma había encontrado en el desván. El pelo negro y lacio se movió de un lado a otro.
— Hermione, ¿no quieres saber lo que hice con Draco? ¿No quieres saber como le hice sufrir? Es lo que siempre quisiste, ¿verdad? Cuando hablabas insistías en hacerle daño, querías verle muerto. ¿Qué ocurrió, Hermione? Él te hizo daño, te golpeó e insultó…
No quería escuchar aquel lamento que le oprimía el pecho de tal manera que el aire salía pero no entraba, con los ojos anegados de lágrimas visualizó la exhausta la salida blanca y nítida que la casa le brindaba como remedia a sus miedos.
— Hermione, nunca lograrás escapar de mí… Hermione.
Tan puro como el cristal al igual que afilado le atravesó un sentimiento en su cabeza que no le dejó abrir los parpados por unos segundos, incesante golpeó en las paredes de su mente cual mazo de pinchos sobre una carne cruda.
— Déjame ir, te lo suplico.
— ¿Me pides clemencia? ¿A mí? ¿A tu peor pesadilla? Has caído bajo Hermione, muy bajo.
Le aclaró el fantasma, anduvo lado pisando con fuerza la mano pálida de la chica. Tirada en el suelo, Hermione, pudo percibir el aura de maldad y magia negra que aquella alma desprendía su paso. Los dedos carbonizados de la niña cogieron el pomo de la puerta se agarraron a él vigorosamente y después lanzó la puerta para poder cerrarla.
— Hermione, bienvenida al infierno… Hermione.

¿Qué haces cuando conoces al amor de tu vida y las oportunidades que tienes de estar con él son escasas? El capitán Jackson Farrel, un retirado bombero de clase media, se enfrenta a la peor de sus pesadillas: Dejar que su hija menor, su princesita mimada, se independice en la Gran Manzana para cumplir su sueño de ser una de las mayores sicólogas mejor remuneradas. La familia Farrel, Neoyorquinos desde 1950, siempre había sido un estirpe de grandes bomberos y policías bien contratados que no hacían más que hacer crecer su fortuna. Todo el mundo, sin excepción, sabía que cualquier barón con dos dedos de frente que perteneciera a los Farrel acabaría siendo grande en cualquiera de los dos campos. Pero lo que nadie sabe es el dolor físico y psicólogo que tienen que soportar día tras días después largas jornadas de trabajo, es por ello por lo que Jackson no desea que su hija se enamoré de alguien relacionado con esas dos profesiones pero todo lo que en su día fue un pensamiento no deseado se convirtió en la realidad más cruda. Días después de que _______ (TN) Farrel se independizara y comenzara a costearse sus estudios por medio de una concentrada cafetería cercanas a las Torres Gemelas conoce a Niall Horan, un joven empresario que trabaja en las torres como accionista y corredor de bolsa, el joven de nacionalidad irlandesa se convierte en su confidente y mejor amigo enseñándole así los rincones más hermosos de New York. Una noche que había salido tarde del trabajo se choca con el oficial de policía de Manhattan, Zayn Malik. Fue como un chispazo, algo parecido a cuando te das un calambre con alguien. Desde el primer momento sus miradas conectaron de inmediato uniendo así dos almas que el destino había decido soldar sin casualidades. Se amaron como dos amantes obsesionados. Hicieron el amor trece días al mes, y compartieron cama nueve meses del año, y eso es mucho amor… Pero cuando crees que todo va a ir genial, cuando crees que pronto crearas una familia todo cambia y vienen días negros. Y el día negro para todos fue el 11 de septiembre de 2001.