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Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu
Nombre:-ATRAPA A TU PAREJA-
Autor Original: Gena S.
Adaptación: Si. libro
Género: Romántica / Humor / Drama / Hot
Advertencias: si escenas hot hot
Otras páginas: No ...
hey hola chicas, de nuevo asiendo acto de presencia
con una nueva historia super genial se los aseguro ;)
espero tener pronto lectoras
ojala y disfruten de todos los capítulos
q mala educada soy me presento una vez mas mi nombre es ELITZ
soy de Venezuela y tengo 19 años :) es un gusto para mi compartí otra historia
Autor Original: Gena S.
Adaptación: Si. libro
Género: Romántica / Humor / Drama / Hot
Advertencias: si escenas hot hot
Otras páginas: No ...
Argumento:
(_TN) Greene siempre es atrapada en el acto -¡es su trabajo! Trabajando en Atrapa a Tu Pareja, a (_TN) le pagaban recelosas esposas para sonreír, coquetear y probar que no se puede confiar en el sexo opuesto. ¿Su única regla básica? Nada de sexo. Hasta que un magnífico-electrizante hombre entra en…
Nicholas Jonas acaba de ser contratado como señuelo para probar la fidelidad femenina. Lo último que (_TN) necesita es un socio… especialmente un exasperante, irresistible hombre que la hace fantasear con arrancarle la ropa.
¿Puede una inteligente mujer moderna encontrar la felicidad con el hombre más tentador que alguna vez haya conocido? ¿Existe tal cosa como un hombre totalmente monógamo?
Nicholas Jonas acaba de ser contratado como señuelo para probar la fidelidad femenina. Lo último que (_TN) necesita es un socio… especialmente un exasperante, irresistible hombre que la hace fantasear con arrancarle la ropa.
¿Puede una inteligente mujer moderna encontrar la felicidad con el hombre más tentador que alguna vez haya conocido? ¿Existe tal cosa como un hombre totalmente monógamo?
hey hola chicas, de nuevo asiendo acto de presencia
con una nueva historia super genial se los aseguro ;)
espero tener pronto lectoras
ojala y disfruten de todos los capítulos
q mala educada soy me presento una vez mas mi nombre es ELITZ
soy de Venezuela y tengo 19 años :) es un gusto para mi compartí otra historia
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
PRIIMERA LEEECTOORAAAA!!!!
AAII SIGUELA PORFIISSSSS
PORRFIIISSSS
AAII SIGUELA PORFIISSSSS
PORRFIIISSSS
chelis
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
Hey holaaaaa... Yo tambn soy de Venezuela y tengo 19 años.. Me encanta.. Siguelaaa y he leido tus otras novelas
dhannyellitta
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
Holis! Nueva lectora aqui! Siguela pronto. besos!
Sunny
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
chelis escribió:PRIIMERA LEEECTOORAAAA!!!!
AAII SIGUELA PORFIISSSSS
PORRFIIISSSS
:hi: hey q bien q te pasaste claro q la seguire :)
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
dhannyellitta escribió:Hey holaaaaa... Yo tambn soy de Venezuela y tengo 19 años.. Me encanta.. Siguelaaa y he leido tus otras novelas
hey somos hermanas de nacion mas fino :D de q parte de venezuela eres
me encanta q te encante la nove y con el primer cap te gustara mas :)
gracias x leer mis otras novelas
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
Sunny escribió:Holis! Nueva lectora aqui! Siguela pronto. besos!
hey hola besitos para ti también espero y disfrute esta nove :)
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
Chicas muchcas gracias x pasarse por aqui espero y les guste estos 2 capitulos
En la vida sólo hay algo seguro y (_TN) Greene, lamentaba decir, que era que todos los hombres eran unos cerdos.
—¿Me repites la pregunta? —dijo a su colega y amiga, Selena Garnett—. Creo que he escuchado mal.
—No. No escuchaste mal. Te pregunté lo que le dirías a un hombre que te pidiera que te quitaras las bragas para poder olerlas.
(_TN) miró a Selena , una diosa rubia en cuero negro, con una apariencia tan etérea que hacía que los hombres quisieran tocarla. Y seguir tocándola... Una y otra vez.
—¿Es una pregunta capciosa?
—Ojalá.
Selena estaba recostada en la entrada del cubículo de la oficina de (_TN), los delgados brazos apoyados sobre la pared azul. Las manos cubrían los dos carteles que había pegado hacía poco. Uno decía: Donde hay un Hombre, hay una Mentira. En el otro se leía: Detrás de Cada Buen Hombre hay un Arma.
—Un tipo me lo dijo anoche —añadió Selena —. Me quedé tan impresionada, que me congelé.
—¿Te gusta ese hombre?
—Por favor. —Selena hizo rodar los ojos—. Era un objetivo.
—En ese caso, le diría que la única forma en que le permitiría oler mis bragas es si estuvieran rociadas con el virus del Ébola.
—Ya sabía yo que tendrías la respuesta perfecta. —Selena sonrió con esa sonrisa fría tan típica de ella y prácticamente flotó pasillo abajo en una nube de violetas y jazmín, lanzando sobre el hombro—: Taylor , me debes diez dólares.
Oh, sí. Los hombres eran unos cerdos.
Unos eran cochinillos, todo gruñir pero sin morder. Otros eran cerdos-en-formación, que oscilaban en el límite entre el hombre y el marrano. Otros eran Miss Marranos, aquí no es necesaria ninguna explicación. Y otros eran unos cerdos hambrientos, devorándolo todo a su paso.
Estos, era a los que más odiaba (_TN).
Pero no importaba a qué lado del Cerditómetro cayeran esos tipos, (_TN) no permitía que sus cualidades bestiales la trastornaran. Ya que los hombres eran cerdos, era justo decir que ella era el matarife. (_TN) felizmente cortaba las diferentes clases de tocino y los servía a sus dueños en bandeja de plata.
Este era su trabajo y su mayor placer.
Ella (y Selena ) trabajaban para Atrapa A Tu Pareja. Qué deliciosamente romántico suena, ¿verdad? Excepto que Atrapa A Tu Pareja era el lugar dónde las mujeres venían a probar la honradez de sus parejas. Aquí era donde todo se derrumbaba:
Jane Doe entra en la oficina de AATP, cita tres incidentes que le hacen creer que su hombre la ha engañado, luego hojea un libro de fotos y escoge la cara y las curvas que más atraigan al gilipollas de su marido, novio o amante demasiado cortito como para sacarse el anillo. La mujer escoge a la denominada “señuelo” y luego le da una lista de los lugares y gustos del hombre para "por casualidad" encontrarle, usando todo su encanto. Desde luego, el señuelo lleva una cámara oculta y un micrófono, registrando todas sus transgresiones.
(_TN) era ese señuelo.
A ella le pagaban por sonreír y mentir. Coquetear. A estos hombres ya comprometidos no había que animarles demasiado, demostrando cuán asquerosos eran realmente.
Algunas personas (las que eran culpables) podrían considerar que les engañaba. Otras (las que eran muy culpables) podrían considerar que lo que hacía estaba mal. Pero ella nunca besaba, tocaba o follaba con los hombres, sólo les permitía incriminarse con sus propias palabras, por lo que su conciencia estaba tranquila. Además, no existiría ningún problema si sus objetivos simplemente la enviaran de vuelta por donde había venido.
En cambio, le devolvían las sonrisas, decían sus propias mentiras y respondían a su coqueteo. Estaban dispuestos a olvidar los años de fidelidad, dejar a un lado su honor y faltarle completamente el respeto a sus parejas por una supuesta noche salvaje.
Para (_TN), se merecían lo que conseguían.
Nunca les decía a sus clientas que sus hombres las habían engañado; ese era el trabajo de su jefa. Sin embargo, a menudo observaba aquellas conversaciones por un monitor en otro cuarto, y lo que veía era desgarrador. Lágrimas, maldiciones, depresión. Las emociones de una víctima de infidelidad cubría toda la gama, pero todas tenían una cosa en común: una vida echada a perder. Es por eso que disfrutaba clavándoles a esos hombres una estaca o dos. Porque, a causa de ellos, sus parejas nunca volverían a ser las mismas.
¿Y para qué?
Hombres casados fingiendo estar divorciados… sólo por conseguir un pequeño revolcón. Hombres prometidos fingiendo estar solos… simplemente por conseguir un pequeño revolcón. Novios fingiendo estar libres, sólo… adivina qué conseguir un pequeño revolcón. Jamás ninguno de sus objetivos renunció a coquetear con ella.
Tampoco lo entendía. Ella era bonita, claro, pero no era tan guapa como para caerse muerta. Tenía una altura media, una figura decente que trabajaba mucho para mantener, pelo negro largo y rizado, grandes ojos azules y unas mejillas ligeramente redondeadas con hoyuelos. ¡Dios, odiaba aquellos diminutos hoyuelos de niña buena!
Sin duda, no era nada especial dentro de los cánones de belleza. Sin embargo, si un hombre pensaba que iba a montarlo como un caballo de feria, no importaba cual era su apariencia. De repente, representaba cada fantasía sexual que alguna vez él hubiese querido experimentar.
Bastardos. (_TN) llevaba trabajando para AATP seis años; había empezado cuando sólo tenía veintiuno. Desde el primer día, había adquirido una perversa satisfacción por poder clavar el trasero del hombre a la pared y ahorrarle a la mujer la posterior angustia. Ese sentimiento del deber cumplido sólo había crecido a lo largo de los años.
Pero, uh, hablando de clavar culos masculinos… echó un vistazo a su reloj de pulsera y reprimió un suspiro. Debería de haberse encontrado con su jefa hacía treinta minutos; en cambio, observó a Anne entrar en su oficina con un alto, rubio y delicioso espécimen. (_TN) sólo pudo echarle un breve vistazo, pero fue suficiente para saber que era musculoso y bronceado, que sus vaqueros se abrazaban a su perfecto y apretado trasero.
Ella podía pensar ¡y saber! que los hombres eran unos cerdos, pero no estaba ciega y le gustaba mirar. Mirar ero todo lo que se permitía hacer, más cuando lo hacía, realmente miraba. Su visión de rayos X traspasaba la ropa, por encima de cualquier atisbo de decencia.
A veces se comparaba a sí misma con un fisgón de escaparates, mirando fijamente dentro de la tienda con la nariz pegada al cristal, pero sin comprar en realidad la bonita y excesivamente cara mercancía porque sabía que más tarde experimentaría el arrepentimiento del comprador.
¿Por qué pagar un dinero bien merecido cuándo el artículo en cuestión indudablemente sería robado, corrompido, manchado o hecho jirones?
¿Por qué pagar con un dinero bien ganado cuándo el artículo en cuestión indudablemente sería robado, corrompido, manchado o hecho jirones?
Una vez (o dos) le había permitido "al dependiente" con su dulce y meloso tono de vendedor, convencerla de comprar, pero en cada una de aquellas ocasiones había terminado de vuelta en la tienda. Sí, los pocos novios que se había permitido tener a lo largo de los años habían fallado en pasar la prueba de AATP, lo que era especialmente patético ya que ellos conocían cómo se ganaba la vida. Finalmente, había hecho pedazos las tarjetas de crédito (por así decirlo).
Suspiró. Que pensamientos tan deprimentes. Tenía que pensar en otra cosa. Como en su jefa. Lo que, a propósito, le condujo directamente de regreso a Culo Bonito. Él y Anne habían cerrado la puerta del despacho y no había surgido ningún sonido desde entonces. Ni siquiera el presionar la oreja contra la pared acristalada resultaría de utilidad. Y sí, admitía libremente su afición al espionaje. Para ella, nada como escuchar conversaciones privadas, abrir el cajón del escritorio de alguien, echar una ojeada a su cartera, guantera, o lo que fuera.
Ese comportamiento furtivo era el mejor modo de aprender cosas de la gente. Aprender la verdad sobre ellos, en todo caso.
Bebiendo a sorbos su café, (_TN) se inclinó hacia atrás en la silla y echó otro vistazo a la puerta de su jefa. Tenía una asignación esta noche y siempre se encontraba con Anne para perfilar la estrategia de antemano. Cómo si eso necesitara algo más que un sostén que le empujara los pechos hacia arriba y una sonrisa tipo Soy-muy-inocente-pero-no-llevo-bragas, para provocar el interés de un hombre. Aún así, su cita estaba prevista para dentro de cuatro horas y todavía tenía que ver las fotos de su objetivo.
Mientras con el pie daba golpecitos con impaciencia, los negros tacones se clavaban en las baldosas del suelo de su muy azul y simple cubículo. Además de los carteles, no tenía ningún artículo personal ni ninguna foto de familia. Le gustaba mantener el trabajo y los negocios... ¿qué le importaba a ella su cubículo? Lo que quería saber era lo que la Sensata Anne y Culo Bonito estaban hablando. Quería saber lo que hacían.
—¿Viste al tipo que Anne escoltó a su despacho?
Ante el ronco sonido de la femenina voz, (_TN) se giró en el asiento. Demi Carrington estaba en la entrada de su cubículo y su fragancia a vainilla y azúcar llegó hasta ella. El rico y sedoso pelo rojo enmarcaba sus rasgos exquisitamente delicados.
Demi tenía pómulos suaves, una fina nariz, ojos verdes y almendrados y la piel impecable. Su cuerpo era un buffet de curvas lujuriosas, y ahora mismo aquellas curvas estaban enfundadas en un ceñido y corto vestido rojo sin tirantes. Los hombres se volvían esclavos de sus hormonas siempre que Demi se les acercaba, por lo que no era nada asombroso que ella fuera la elección de señuelo más común de AATP.
No siempre fue así, ya que (_TN) la conocía desde la escuela primaria, cuando Demi había sido una desgarbada y pecosa niña. Todos los demás se habían reído despiadadamente de ella. Pero (_TN) reconoció en ella un espíritu afín, dos chicas contra el resto del mundo.
Pero no fue una amistad oficial hasta que Thomas Fisher llamó a Demi cabeza de zanahoria manchada, (_TN) le pegara en la nariz y Demi le vendara la mano. Habían sido las mejores amigas desde entonces.
—Lo vi —contestó (_TN). Dejó el café a un lado, levantó la pluma y comenzó a dar toquecitos con ella en el apoyabrazos de la silla—. ¿Quién es y por qué está aquí?
¿Un cliente, quizás?
Pero sólo trabajaban con mujeres. A no ser que… ¿sospechaba él que su esposa era lesbiana? Era una posibilidad, aunque el porqué la mujer preferiría a una chica antes que a ese pedazo de carne de primera calidad, no lo entendía.
—Tal vez Anne decidió dejar su postura sobre las ventajas de la autosatisfacción y echarse un amante. —La encorsetada Demi rodeó el escritorio y se sentó sobre el borde, arrugando papeles y expedientes. El dobladillo de su vestido rojo subió por encima de sus muslos y reveló varias pulgadas de firme y bronceada piel.
(_TN) se encogió de hombros.
—Tal vez es el tío del primo del cuñado de su hermana y está aquí para pedirle dinero prestado.
—Sí, pues tal vez quiera un pedazo del tío del primo del cuñado de su hermana. Casi me caigo de la silla cuando pasó frente a mí.
También (_TN) había experimentado una reacción muy femenina: Dificultad al respirar, pezones endurecidos, pulso acelerado. Había pasado mucho tiempo desde que tuvo relaciones íntimas con un hombre y, el olor a pecado “esa es la única forma de describirlo“ había seguido a éste, flotando en el aire mucho después de que hubiera entrado en el despacho de su jefa y cerrado la puerta.
—Pensé que tenías novio —dijo (_TN), tratando de no fruncir el ceño ante la imagen de Demi y Culo Bonito juntos. Desnudos.
Un destello oscuro y atormentado invadió los ojos de su amiga, pero fue extinguido rápidamente.
—Lo tenía. —Demi suspiró—. Lo tengo.
—¿Problemas?
Con una ¿forzosa? sonrisa, Demi agitó la mano a través del aire.
—Desde luego que no. Las cosas van igual a como iban la pasada semana. Wyatt me dice que soy hermosa y me pide que me case con él todos los días. Y cada día le digo que aún me lo estoy pensando.
—Si tienes que pensar en ello, no es tu hombre.
De todos modos, (_TN) no creía que Wyatt fuera el hombre ideal para Demi . Él la trataba como a una reina, por supuesto, prodigando infinitos elogios sobre su belleza física. ¿Pero dónde estaban los elogios sobre su ingeniosa mente y su amable corazón?
—He oído tus argumentos contra él miles de veces, consejera, y no hay necesidad de que vuelvas a repetirlos. Sólo quiero estar segura de que sea un para siempre, eso es todo. —Parecía miserable.
—Podríamos ponerlo a prueba con AATP de nuevo.
Todas las mujeres que trabajaban aquí terminaron por poner a su chico a prueba. Sólo dos la habían pasado. Wyatt y otro tipo con el que Selena había salido... y con el que más tarde cortó al encontrarle en la cama con otro hombre.
—Simplemente la pasaría otra vez. Ya que conoce nuestra profesión, siempre sospecha de todas las mujeres bonitas que se le acercan. —Demi cruzó las piernas y su falda subió más alto—. No hablemos más de Wyatt. Prefiero hablar, detalladamente, del posible nuevo amante de Anne. Tiene que ser un superhéroe. El Hombre Placer o algo así, capaz de causar orgasmos con simplemente una mirada. Ningún hombre corriente podría caminar encantado a un encuentro privado con Anne La Frígida.
(_TN) volvió con impaciencia al tema de Culo Bonito.
—¿Te miró cuándo pasó a tu lado? —preguntó pensativamente, rememorando su paso por el vestíbulo… su sexy paso—. ¿Mostró algún signo de interés?
La frente de Demi se frunció y sus pelirrojas cejas se unieron. Parpadeó ante su creciente confusión.
—No. No lo hizo.
—Tampoco me hizo caso a mí —dijo Selena mientras cruzaba a zancadas frente al cubículo de (_TN) con la cabeza inclinaba en un expediente—. Ni a Taylor .
—A mí tampoco me miró —aseguró (_TN) a Demi .
En realidad, no había echado ni un solo vistazo en su dirección, y eso que había estado haciendo mucho ruido mientras luchaba por cerrar la boca y respirar aunque fuera sólo una molécula de aire. No era que pensara que tenía más derecho a la apreciación masculina, ni nada de eso. Pero ignorar completamente a las mujeres de esta oficina como si no fueran nada más que seres asexuados… quizás es que era gay.
—Qué desperdició si es gay —dijo Demi , confirmando sus pensamientos.
Esto revelaba, evidentemente, que ninguna de ellas había pensado siquiera en la maldita posibilidad, de que él estuviera tan dedicado a una esposa o novia que ignoraba a las demás mujeres. Esa no era una opción en sus mentes.
—Pero no sentí ninguna vibración de que fuera gay —añadió Demi —. ¿Y tú?
—No.
Y si no era gay, ¿qué era?
A (_TN) no le gustaban los misterios (son una mierda), odiaba los rompecabezas (eran un asco), y quería escupir sobre las sorpresas (eran las dos cosas, una mierda y un asco). Tal vez ése era uno de los motivos por los que disfrutaba tanto trabajando en AATP. Cada noche, el resultado era el mismo. El objetivo era infiel. Fin de la historia.
Bueno, eso era un poco triste.
—¿Crees que es ciego?
—Venga ya, Detective Carrington. Puedes hacerlo mucho mejor que eso. No llevaba perro lazarillo ni bastón. Ni tropezó con nada o necesitó que Anne le guiara. —Pensó en ello durante un momento—. Mi teoría es que estaba tan abstraído en sí mismo que no se dio cuenta de que había alguien más en el edificio.
—Ah, sin duda tienes razón. ¡Qué tonta! —Con el pensamiento de que la discusión sobre Culo Bonito era tonta e indigna de su tiempo, Demi se puso de pie y giró sobre sí misma.
—Así que… ¿te gusta mi nuevo vestido?
—Pareces una guarra. Me encanta. —(_TN) sonrió abiertamente—. ¿Tienes una asignación esta noche?
Devolviendo la sonrisa, Demi se sentó de nuevo en el escritorio.
—No. Este vestido es para Wyatt. Después de la asignación de la pasada noche… —los rojos y carnosos labios, se arrugaron en repulsión—. No puedo entrar en el campo otra vez. Me senté al lado de mi objetivo en una cafetería, de entre todos los sitios y el baboso bastardo inmediatamente empezó a hablar para intentar meterse en mis bragas. «Tu papá tiene que ser un ladrón. Ese es el único modo de explicar esas estrellas en tus ojos». ¡Qué asco! Está casado, por Dios, y acababa de celebrar su decimosexto aniversario de boda.
—Déjame adivinar. Te aseguró que acababa de conseguir el divorcio, la soledad era cada vez más difícil de soportar y que una bonita chica como tú seguramente podría aliviar.
—Bingo.
—No se puede confiar en los hombres —refunfuñó (_TN) con una sacudida horrorizada de cabeza; los rizos negros agitándose en todas direcciones—. ¿Le dijiste que le jodieran?
Demi hizo rodar los ojos.
—Lo deseé. Quise decirle quién y que era, pero no podía delatarme y transgredir las reglas.
Contarle a un objetivo la verdad podría conducirle al pánico... y el pánico de un objetivo podría ser peligroso, hasta podía amenazar tu vida.
—¿Y qué hiciste?
—Me aseguré de que no se metiera en la ropa interior de nadie más durante un tiempo, tal vez hasta ni en la suya propia.
(_TN) acarició la rodilla de su amiga en aprobación. Ambas habían tomado lecciones de defensa personal después de entrar a trabajar en la agencia, cortesía de Anne. Ella se negaba a contratar guardaespaldas... eran demasiado caros, por lo que las chicas estaban solas cuando hacían trabajo de campo. (_TN) en realidad lo prefería así. No quería confiar su seguridad a un pedazo de cerdo mentiroso. Su spray de pimienta actuaba igual que un músculo alquilado, derribando al más fuerte de los oponentes.
—Anne le mostró a su esposa el vídeo hace un rato y la mujer se echó a llorar. Lo sé porque tontamente lo observé por la pantalla de la sala de conferencias. —Demi expulsó un leve soplo de aire, tan delicado como la mujer misma y repiqueteó las perfectas uñas de manicura sobre el escritorio.
(_TN) no mencionó que también había visto a la esposa, cuando la mujer abandonó la oficina. Aquellas mejillas manchadas de lágrimas casi le habían hecho dar el grito de (_TN). Pobrecita. Tenía un duro camino por delante.
Siempre les comunicaban el resultado a las víctimas el día después de reunir las pruebas. No había razón para aplazarlo y prolongar la tortura. Los anuncios siempre hacían que a (_TN) le doliera el pecho. Pero, aunque ahora podían odiarla, a ella y a los otros señuelos, se lo agradecerían más tarde.
Aún así, tal vez sería mejor que al día siguiente de una asignación, ella y Demi entraran a trabajar más tarde.
—Odio esa parte del trabajo, ¿sabes? —dijo Demi —. Aunque fuera solo una vez, me gustaría ver un final feliz, un hombre al que no le importara una cara bonita. Un hombre que fuera feliz con lo que tiene en casa, incluso si ella ha ganado peso o le han salido algunas arrugas.
—A mí también, pero ya sabemos las probabilidades de que eso pase. Y es mejor que las mujeres conozcan la verdad ahora que más tarde —dijo (_TN), su tono firme por la convicción. Después de todo, debería saberlo mejor que nadie. Hace años, su padre engañó a su madre sin que ella sospechara nada en absoluto. Pero la pequeña (_TN) lo sabía… su padre, un día, la llevó a casa de la vecina para “jugar con el gato “. Ella había perseguido a aquel estúpido minino atigrado hasta el dormitorio y les pilló.
Su padre no le pidió explícitamente que se callara, pero tenía que haber sabido que nunca se lo contaría a su madre, demasiado asustada de que sus padres se separaran.
La culpa por no decírselo a su madre la carcomía.
Unos meses más tarde, el conocimiento se volvió demasiado para ella y se lo confió a su hermano y hermana mayores. Ellos le pidieron que no se lo contara a Mamá, tampoco querían provocar el divorcio de sus padres. Así que calló. De nuevo. Fingió que su padre iba al supermercado cuando en realidad iba a la casa de al lado.
Tuvo una úlcera con sólo siete años.
Aproximadamente seis meses más tarde de aquello, su madre voló para visitar a su hermana. Pero entonces, Evelyn decidió por algún motivo volver antes a casa. Así fue como encontró al padre de (_TN) en la cama con la vecina. Su madre se quedó impresionada y devastada y (_TN) finalmente soltó la verdad.
A la mañana siguiente, su madre intentó suicidarse.
Una familiar rabia se encendió dentro de (_TN), imágenes de sangre y de su madre inconsciente le destellaron a través de la mente. Ella fue quien la encontró. No su hermano, Brent. Ni su hermana, Brittany. Ni su padre. Ella fue la que lloró sobre su madre ensangrentada. (_TN) rápidamente empujó aquéllos recuerdos lejos antes de que le diera un puñetazo a la pared. No le gustaba pensar en aquellas inquietantes y preocupantes semanas en las que su madre osciló entre la vida y la muerte.
De más está decir, que no había hablado con su padre desde entonces. Su madre se divorció y él se marchó. Todavía la llamaba una vez a la semana, pero ella nunca contestaba. Brent, el contratista tolerante, y Brittany, el ama de casa de corazón compasivo, le pedían casi a diario que le perdonara, pero simplemente no podía. Quizás algún día, pensó… No. Nunca, decidió al instante. Sencillamente quedaba demasiado dolor.
—Sin nosotras —le dijo a Demi , con los dientes apretados—, las mujeres estarían perdidas en un mundo de mentiras, pensando que son amadas y respetadas por sus hombres.
Demi consideró aquellas palabras durante varios minutos, luego se encogió de hombros. La piel atrapó la luz, provocando que los desnudos hombros brillaran.
—Tal vez creer la mentira es la única llave a la felicidad. —Hoy era la primera vez que expresaba dudas ante su profesión.
¿Causadas por Wyatt y su propuesta de matrimonio?
—¿A dónde vas esta noche? —preguntó Demi antes de que (_TN) tuviera ocasión de preguntarle—. Pareces una puta barata.
—Gracias —contestó (_TN) con una sonrisa genuina.
Llevaba un ajustado top blanco con un escote pronunciado, una mini falda tejana con el dobladillo raído, un grueso cinturón plateado y unas botas altas negras. El pelo era una masa salvaje de rizos indomables e iba muy maquillada.
En este momento, todo en ella gritaba “móntame y dame una buena cabalgata”. Parece ser que al hombre que, se suponía, iba a “atrapar” más tarde, le gustaba que sus mujeres se vistieran así. Cuanto más guarronas mejor, o eso dijo su novia, que vestía ella misma como una prostituta de tienda de diez centavos.
—Voy al Mercado de la Carne —explicó (_TN).
No era mentira, era el nombre del club nocturno situado en el pulsante corazón del centro de la Ciudad de Oklahoma. Ese era supuestamente el lugar donde los solteros merodeaban.
La novia de su vividor objetivo decía que su hombre había estado visitando el club durante semanas. Por "la cerveza". (_TN) se lo creería al cien por cien… si la cerveza fuera el nuevo nombre para Divertirse y Ligar. Si el tipo simplemente quería tomar unas cervezas, ¿por qué no podía llevarse a su novia con él? ¿Por qué la dejaba en casa e insistía que se quedara allí?
Anne le había sugerido a la novia que siguiera al tipo ella misma antes de recurrir a un señuelo, pero la mujer se había cerrado en banda ante esa idea inmediatamente. (_TN) creía saber el porqué. Una cosa era creer que tu hombre te engañaba; y otra cosa muy distinta verlo con tus propios ojos, vivirlo en persona. Es más, la chica podía ser descubierta y el tipo podría variar su comportamiento en consecuencia.
La puerta del despacho de Anne se abrió de pronto de un tirón, asustándola. Sorprendida, Demi también jadeó.
(_TN) se enderezó con torpeza cuando Anne asomó la cabeza. Pilló un atisbo del pelo grisáceo de la mujer y sus rasgos severos y arrugados antes de que Anne la llamara.
—(_TN). Entre aquí cuanto antes. Tengo malas noticias para usted. —Desapareció sin otra palabra, pero dejó la puerta abierta.
OK. El corazón de (_TN) se saltó un latido. Le echó a Demi un vistazo nervioso, y no ayudó el ver a su amiga con los ojos como platos y la boca abierta. Las manos le empezaron a sudar, y se puso de pie.
—Malas noticias —dijo Demi entre dientes, su atención oscilando entre (_TN) y la puerta—. Por lo general, es brusca, pero…
—Tal vez mi caso ha sido reasignado —dijo (_TN), con esperanza.
—Tal vez.
Demi no parecía convencida y, en el fondo, (_TN) tampoco. Mierda. ¡Mierda! Más que repasar su asignación de esta noche, (_TN) había esperado hablar con Anne sobre convertirse en su socia, o lo que realmente quería, que le vendiera todo el negocio.
Ya había intentado abordar el tema varias veces, pero en cada ocasión Anne estaba ocupada o le daba largas con la promesa "de más tarde".
No había nadie mejor en el equipo, o más preparada para asumir el mando que (_TN). Ella había estado siempre aquí (o eso le parecía a veces) y tenía un montón de maravillosas ideas, o eso se decía a sí misma, para llevar a AATP al siguiente nivel. Como un asesoramiento centrado en las víctimas de infidelidad, grupos de apoyo e incluso una página Web dedicada a advertir a las mujeres sobre algunos hombres en particular. Una especie de Muro de la Vergüenza de Internet, apropiadamente llamado Cerdos Lloriqueantes, con las posiciones más altas de ciertos individuos en el Cerditómetro. Los más indeseados de Oklahoma.
Si tuviera el mando, las clientas de AATP conseguirían la clase de ayuda que su madre no tuvo.
Ahora la conversación tendría que esperar. Otra vez.
«Malas noticias…» tragó saliva. Algo estaba a punto de venirse abajo, estaba segura, y por el tono de voz de Anne, (_TN) sospechaba lo que era.
CAPÍTULO 1
¿Crees en el amor a primera vista o debería mirar una segunda vez?
¿Crees en el amor a primera vista o debería mirar una segunda vez?
En la vida sólo hay algo seguro y (_TN) Greene, lamentaba decir, que era que todos los hombres eran unos cerdos.
—¿Me repites la pregunta? —dijo a su colega y amiga, Selena Garnett—. Creo que he escuchado mal.
—No. No escuchaste mal. Te pregunté lo que le dirías a un hombre que te pidiera que te quitaras las bragas para poder olerlas.
(_TN) miró a Selena , una diosa rubia en cuero negro, con una apariencia tan etérea que hacía que los hombres quisieran tocarla. Y seguir tocándola... Una y otra vez.
—¿Es una pregunta capciosa?
—Ojalá.
Selena estaba recostada en la entrada del cubículo de la oficina de (_TN), los delgados brazos apoyados sobre la pared azul. Las manos cubrían los dos carteles que había pegado hacía poco. Uno decía: Donde hay un Hombre, hay una Mentira. En el otro se leía: Detrás de Cada Buen Hombre hay un Arma.
—Un tipo me lo dijo anoche —añadió Selena —. Me quedé tan impresionada, que me congelé.
—¿Te gusta ese hombre?
—Por favor. —Selena hizo rodar los ojos—. Era un objetivo.
—En ese caso, le diría que la única forma en que le permitiría oler mis bragas es si estuvieran rociadas con el virus del Ébola.
—Ya sabía yo que tendrías la respuesta perfecta. —Selena sonrió con esa sonrisa fría tan típica de ella y prácticamente flotó pasillo abajo en una nube de violetas y jazmín, lanzando sobre el hombro—: Taylor , me debes diez dólares.
Oh, sí. Los hombres eran unos cerdos.
Unos eran cochinillos, todo gruñir pero sin morder. Otros eran cerdos-en-formación, que oscilaban en el límite entre el hombre y el marrano. Otros eran Miss Marranos, aquí no es necesaria ninguna explicación. Y otros eran unos cerdos hambrientos, devorándolo todo a su paso.
Estos, era a los que más odiaba (_TN).
Pero no importaba a qué lado del Cerditómetro cayeran esos tipos, (_TN) no permitía que sus cualidades bestiales la trastornaran. Ya que los hombres eran cerdos, era justo decir que ella era el matarife. (_TN) felizmente cortaba las diferentes clases de tocino y los servía a sus dueños en bandeja de plata.
Este era su trabajo y su mayor placer.
Ella (y Selena ) trabajaban para Atrapa A Tu Pareja. Qué deliciosamente romántico suena, ¿verdad? Excepto que Atrapa A Tu Pareja era el lugar dónde las mujeres venían a probar la honradez de sus parejas. Aquí era donde todo se derrumbaba:
Jane Doe entra en la oficina de AATP, cita tres incidentes que le hacen creer que su hombre la ha engañado, luego hojea un libro de fotos y escoge la cara y las curvas que más atraigan al gilipollas de su marido, novio o amante demasiado cortito como para sacarse el anillo. La mujer escoge a la denominada “señuelo” y luego le da una lista de los lugares y gustos del hombre para "por casualidad" encontrarle, usando todo su encanto. Desde luego, el señuelo lleva una cámara oculta y un micrófono, registrando todas sus transgresiones.
(_TN) era ese señuelo.
A ella le pagaban por sonreír y mentir. Coquetear. A estos hombres ya comprometidos no había que animarles demasiado, demostrando cuán asquerosos eran realmente.
Algunas personas (las que eran culpables) podrían considerar que les engañaba. Otras (las que eran muy culpables) podrían considerar que lo que hacía estaba mal. Pero ella nunca besaba, tocaba o follaba con los hombres, sólo les permitía incriminarse con sus propias palabras, por lo que su conciencia estaba tranquila. Además, no existiría ningún problema si sus objetivos simplemente la enviaran de vuelta por donde había venido.
En cambio, le devolvían las sonrisas, decían sus propias mentiras y respondían a su coqueteo. Estaban dispuestos a olvidar los años de fidelidad, dejar a un lado su honor y faltarle completamente el respeto a sus parejas por una supuesta noche salvaje.
Para (_TN), se merecían lo que conseguían.
Nunca les decía a sus clientas que sus hombres las habían engañado; ese era el trabajo de su jefa. Sin embargo, a menudo observaba aquellas conversaciones por un monitor en otro cuarto, y lo que veía era desgarrador. Lágrimas, maldiciones, depresión. Las emociones de una víctima de infidelidad cubría toda la gama, pero todas tenían una cosa en común: una vida echada a perder. Es por eso que disfrutaba clavándoles a esos hombres una estaca o dos. Porque, a causa de ellos, sus parejas nunca volverían a ser las mismas.
¿Y para qué?
Hombres casados fingiendo estar divorciados… sólo por conseguir un pequeño revolcón. Hombres prometidos fingiendo estar solos… simplemente por conseguir un pequeño revolcón. Novios fingiendo estar libres, sólo… adivina qué conseguir un pequeño revolcón. Jamás ninguno de sus objetivos renunció a coquetear con ella.
Tampoco lo entendía. Ella era bonita, claro, pero no era tan guapa como para caerse muerta. Tenía una altura media, una figura decente que trabajaba mucho para mantener, pelo negro largo y rizado, grandes ojos azules y unas mejillas ligeramente redondeadas con hoyuelos. ¡Dios, odiaba aquellos diminutos hoyuelos de niña buena!
Sin duda, no era nada especial dentro de los cánones de belleza. Sin embargo, si un hombre pensaba que iba a montarlo como un caballo de feria, no importaba cual era su apariencia. De repente, representaba cada fantasía sexual que alguna vez él hubiese querido experimentar.
Bastardos. (_TN) llevaba trabajando para AATP seis años; había empezado cuando sólo tenía veintiuno. Desde el primer día, había adquirido una perversa satisfacción por poder clavar el trasero del hombre a la pared y ahorrarle a la mujer la posterior angustia. Ese sentimiento del deber cumplido sólo había crecido a lo largo de los años.
Pero, uh, hablando de clavar culos masculinos… echó un vistazo a su reloj de pulsera y reprimió un suspiro. Debería de haberse encontrado con su jefa hacía treinta minutos; en cambio, observó a Anne entrar en su oficina con un alto, rubio y delicioso espécimen. (_TN) sólo pudo echarle un breve vistazo, pero fue suficiente para saber que era musculoso y bronceado, que sus vaqueros se abrazaban a su perfecto y apretado trasero.
Ella podía pensar ¡y saber! que los hombres eran unos cerdos, pero no estaba ciega y le gustaba mirar. Mirar ero todo lo que se permitía hacer, más cuando lo hacía, realmente miraba. Su visión de rayos X traspasaba la ropa, por encima de cualquier atisbo de decencia.
A veces se comparaba a sí misma con un fisgón de escaparates, mirando fijamente dentro de la tienda con la nariz pegada al cristal, pero sin comprar en realidad la bonita y excesivamente cara mercancía porque sabía que más tarde experimentaría el arrepentimiento del comprador.
¿Por qué pagar un dinero bien merecido cuándo el artículo en cuestión indudablemente sería robado, corrompido, manchado o hecho jirones?
¿Por qué pagar con un dinero bien ganado cuándo el artículo en cuestión indudablemente sería robado, corrompido, manchado o hecho jirones?
Una vez (o dos) le había permitido "al dependiente" con su dulce y meloso tono de vendedor, convencerla de comprar, pero en cada una de aquellas ocasiones había terminado de vuelta en la tienda. Sí, los pocos novios que se había permitido tener a lo largo de los años habían fallado en pasar la prueba de AATP, lo que era especialmente patético ya que ellos conocían cómo se ganaba la vida. Finalmente, había hecho pedazos las tarjetas de crédito (por así decirlo).
Suspiró. Que pensamientos tan deprimentes. Tenía que pensar en otra cosa. Como en su jefa. Lo que, a propósito, le condujo directamente de regreso a Culo Bonito. Él y Anne habían cerrado la puerta del despacho y no había surgido ningún sonido desde entonces. Ni siquiera el presionar la oreja contra la pared acristalada resultaría de utilidad. Y sí, admitía libremente su afición al espionaje. Para ella, nada como escuchar conversaciones privadas, abrir el cajón del escritorio de alguien, echar una ojeada a su cartera, guantera, o lo que fuera.
Ese comportamiento furtivo era el mejor modo de aprender cosas de la gente. Aprender la verdad sobre ellos, en todo caso.
Bebiendo a sorbos su café, (_TN) se inclinó hacia atrás en la silla y echó otro vistazo a la puerta de su jefa. Tenía una asignación esta noche y siempre se encontraba con Anne para perfilar la estrategia de antemano. Cómo si eso necesitara algo más que un sostén que le empujara los pechos hacia arriba y una sonrisa tipo Soy-muy-inocente-pero-no-llevo-bragas, para provocar el interés de un hombre. Aún así, su cita estaba prevista para dentro de cuatro horas y todavía tenía que ver las fotos de su objetivo.
Mientras con el pie daba golpecitos con impaciencia, los negros tacones se clavaban en las baldosas del suelo de su muy azul y simple cubículo. Además de los carteles, no tenía ningún artículo personal ni ninguna foto de familia. Le gustaba mantener el trabajo y los negocios... ¿qué le importaba a ella su cubículo? Lo que quería saber era lo que la Sensata Anne y Culo Bonito estaban hablando. Quería saber lo que hacían.
—¿Viste al tipo que Anne escoltó a su despacho?
Ante el ronco sonido de la femenina voz, (_TN) se giró en el asiento. Demi Carrington estaba en la entrada de su cubículo y su fragancia a vainilla y azúcar llegó hasta ella. El rico y sedoso pelo rojo enmarcaba sus rasgos exquisitamente delicados.
Demi tenía pómulos suaves, una fina nariz, ojos verdes y almendrados y la piel impecable. Su cuerpo era un buffet de curvas lujuriosas, y ahora mismo aquellas curvas estaban enfundadas en un ceñido y corto vestido rojo sin tirantes. Los hombres se volvían esclavos de sus hormonas siempre que Demi se les acercaba, por lo que no era nada asombroso que ella fuera la elección de señuelo más común de AATP.
No siempre fue así, ya que (_TN) la conocía desde la escuela primaria, cuando Demi había sido una desgarbada y pecosa niña. Todos los demás se habían reído despiadadamente de ella. Pero (_TN) reconoció en ella un espíritu afín, dos chicas contra el resto del mundo.
Pero no fue una amistad oficial hasta que Thomas Fisher llamó a Demi cabeza de zanahoria manchada, (_TN) le pegara en la nariz y Demi le vendara la mano. Habían sido las mejores amigas desde entonces.
—Lo vi —contestó (_TN). Dejó el café a un lado, levantó la pluma y comenzó a dar toquecitos con ella en el apoyabrazos de la silla—. ¿Quién es y por qué está aquí?
¿Un cliente, quizás?
Pero sólo trabajaban con mujeres. A no ser que… ¿sospechaba él que su esposa era lesbiana? Era una posibilidad, aunque el porqué la mujer preferiría a una chica antes que a ese pedazo de carne de primera calidad, no lo entendía.
—Tal vez Anne decidió dejar su postura sobre las ventajas de la autosatisfacción y echarse un amante. —La encorsetada Demi rodeó el escritorio y se sentó sobre el borde, arrugando papeles y expedientes. El dobladillo de su vestido rojo subió por encima de sus muslos y reveló varias pulgadas de firme y bronceada piel.
(_TN) se encogió de hombros.
—Tal vez es el tío del primo del cuñado de su hermana y está aquí para pedirle dinero prestado.
—Sí, pues tal vez quiera un pedazo del tío del primo del cuñado de su hermana. Casi me caigo de la silla cuando pasó frente a mí.
También (_TN) había experimentado una reacción muy femenina: Dificultad al respirar, pezones endurecidos, pulso acelerado. Había pasado mucho tiempo desde que tuvo relaciones íntimas con un hombre y, el olor a pecado “esa es la única forma de describirlo“ había seguido a éste, flotando en el aire mucho después de que hubiera entrado en el despacho de su jefa y cerrado la puerta.
—Pensé que tenías novio —dijo (_TN), tratando de no fruncir el ceño ante la imagen de Demi y Culo Bonito juntos. Desnudos.
Un destello oscuro y atormentado invadió los ojos de su amiga, pero fue extinguido rápidamente.
—Lo tenía. —Demi suspiró—. Lo tengo.
—¿Problemas?
Con una ¿forzosa? sonrisa, Demi agitó la mano a través del aire.
—Desde luego que no. Las cosas van igual a como iban la pasada semana. Wyatt me dice que soy hermosa y me pide que me case con él todos los días. Y cada día le digo que aún me lo estoy pensando.
—Si tienes que pensar en ello, no es tu hombre.
De todos modos, (_TN) no creía que Wyatt fuera el hombre ideal para Demi . Él la trataba como a una reina, por supuesto, prodigando infinitos elogios sobre su belleza física. ¿Pero dónde estaban los elogios sobre su ingeniosa mente y su amable corazón?
—He oído tus argumentos contra él miles de veces, consejera, y no hay necesidad de que vuelvas a repetirlos. Sólo quiero estar segura de que sea un para siempre, eso es todo. —Parecía miserable.
—Podríamos ponerlo a prueba con AATP de nuevo.
Todas las mujeres que trabajaban aquí terminaron por poner a su chico a prueba. Sólo dos la habían pasado. Wyatt y otro tipo con el que Selena había salido... y con el que más tarde cortó al encontrarle en la cama con otro hombre.
—Simplemente la pasaría otra vez. Ya que conoce nuestra profesión, siempre sospecha de todas las mujeres bonitas que se le acercan. —Demi cruzó las piernas y su falda subió más alto—. No hablemos más de Wyatt. Prefiero hablar, detalladamente, del posible nuevo amante de Anne. Tiene que ser un superhéroe. El Hombre Placer o algo así, capaz de causar orgasmos con simplemente una mirada. Ningún hombre corriente podría caminar encantado a un encuentro privado con Anne La Frígida.
(_TN) volvió con impaciencia al tema de Culo Bonito.
—¿Te miró cuándo pasó a tu lado? —preguntó pensativamente, rememorando su paso por el vestíbulo… su sexy paso—. ¿Mostró algún signo de interés?
La frente de Demi se frunció y sus pelirrojas cejas se unieron. Parpadeó ante su creciente confusión.
—No. No lo hizo.
—Tampoco me hizo caso a mí —dijo Selena mientras cruzaba a zancadas frente al cubículo de (_TN) con la cabeza inclinaba en un expediente—. Ni a Taylor .
—A mí tampoco me miró —aseguró (_TN) a Demi .
En realidad, no había echado ni un solo vistazo en su dirección, y eso que había estado haciendo mucho ruido mientras luchaba por cerrar la boca y respirar aunque fuera sólo una molécula de aire. No era que pensara que tenía más derecho a la apreciación masculina, ni nada de eso. Pero ignorar completamente a las mujeres de esta oficina como si no fueran nada más que seres asexuados… quizás es que era gay.
—Qué desperdició si es gay —dijo Demi , confirmando sus pensamientos.
Esto revelaba, evidentemente, que ninguna de ellas había pensado siquiera en la maldita posibilidad, de que él estuviera tan dedicado a una esposa o novia que ignoraba a las demás mujeres. Esa no era una opción en sus mentes.
—Pero no sentí ninguna vibración de que fuera gay —añadió Demi —. ¿Y tú?
—No.
Y si no era gay, ¿qué era?
A (_TN) no le gustaban los misterios (son una mierda), odiaba los rompecabezas (eran un asco), y quería escupir sobre las sorpresas (eran las dos cosas, una mierda y un asco). Tal vez ése era uno de los motivos por los que disfrutaba tanto trabajando en AATP. Cada noche, el resultado era el mismo. El objetivo era infiel. Fin de la historia.
Bueno, eso era un poco triste.
—¿Crees que es ciego?
—Venga ya, Detective Carrington. Puedes hacerlo mucho mejor que eso. No llevaba perro lazarillo ni bastón. Ni tropezó con nada o necesitó que Anne le guiara. —Pensó en ello durante un momento—. Mi teoría es que estaba tan abstraído en sí mismo que no se dio cuenta de que había alguien más en el edificio.
—Ah, sin duda tienes razón. ¡Qué tonta! —Con el pensamiento de que la discusión sobre Culo Bonito era tonta e indigna de su tiempo, Demi se puso de pie y giró sobre sí misma.
—Así que… ¿te gusta mi nuevo vestido?
—Pareces una guarra. Me encanta. —(_TN) sonrió abiertamente—. ¿Tienes una asignación esta noche?
Devolviendo la sonrisa, Demi se sentó de nuevo en el escritorio.
—No. Este vestido es para Wyatt. Después de la asignación de la pasada noche… —los rojos y carnosos labios, se arrugaron en repulsión—. No puedo entrar en el campo otra vez. Me senté al lado de mi objetivo en una cafetería, de entre todos los sitios y el baboso bastardo inmediatamente empezó a hablar para intentar meterse en mis bragas. «Tu papá tiene que ser un ladrón. Ese es el único modo de explicar esas estrellas en tus ojos». ¡Qué asco! Está casado, por Dios, y acababa de celebrar su decimosexto aniversario de boda.
—Déjame adivinar. Te aseguró que acababa de conseguir el divorcio, la soledad era cada vez más difícil de soportar y que una bonita chica como tú seguramente podría aliviar.
—Bingo.
—No se puede confiar en los hombres —refunfuñó (_TN) con una sacudida horrorizada de cabeza; los rizos negros agitándose en todas direcciones—. ¿Le dijiste que le jodieran?
Demi hizo rodar los ojos.
—Lo deseé. Quise decirle quién y que era, pero no podía delatarme y transgredir las reglas.
Contarle a un objetivo la verdad podría conducirle al pánico... y el pánico de un objetivo podría ser peligroso, hasta podía amenazar tu vida.
—¿Y qué hiciste?
—Me aseguré de que no se metiera en la ropa interior de nadie más durante un tiempo, tal vez hasta ni en la suya propia.
(_TN) acarició la rodilla de su amiga en aprobación. Ambas habían tomado lecciones de defensa personal después de entrar a trabajar en la agencia, cortesía de Anne. Ella se negaba a contratar guardaespaldas... eran demasiado caros, por lo que las chicas estaban solas cuando hacían trabajo de campo. (_TN) en realidad lo prefería así. No quería confiar su seguridad a un pedazo de cerdo mentiroso. Su spray de pimienta actuaba igual que un músculo alquilado, derribando al más fuerte de los oponentes.
—Anne le mostró a su esposa el vídeo hace un rato y la mujer se echó a llorar. Lo sé porque tontamente lo observé por la pantalla de la sala de conferencias. —Demi expulsó un leve soplo de aire, tan delicado como la mujer misma y repiqueteó las perfectas uñas de manicura sobre el escritorio.
(_TN) no mencionó que también había visto a la esposa, cuando la mujer abandonó la oficina. Aquellas mejillas manchadas de lágrimas casi le habían hecho dar el grito de (_TN). Pobrecita. Tenía un duro camino por delante.
Siempre les comunicaban el resultado a las víctimas el día después de reunir las pruebas. No había razón para aplazarlo y prolongar la tortura. Los anuncios siempre hacían que a (_TN) le doliera el pecho. Pero, aunque ahora podían odiarla, a ella y a los otros señuelos, se lo agradecerían más tarde.
Aún así, tal vez sería mejor que al día siguiente de una asignación, ella y Demi entraran a trabajar más tarde.
—Odio esa parte del trabajo, ¿sabes? —dijo Demi —. Aunque fuera solo una vez, me gustaría ver un final feliz, un hombre al que no le importara una cara bonita. Un hombre que fuera feliz con lo que tiene en casa, incluso si ella ha ganado peso o le han salido algunas arrugas.
—A mí también, pero ya sabemos las probabilidades de que eso pase. Y es mejor que las mujeres conozcan la verdad ahora que más tarde —dijo (_TN), su tono firme por la convicción. Después de todo, debería saberlo mejor que nadie. Hace años, su padre engañó a su madre sin que ella sospechara nada en absoluto. Pero la pequeña (_TN) lo sabía… su padre, un día, la llevó a casa de la vecina para “jugar con el gato “. Ella había perseguido a aquel estúpido minino atigrado hasta el dormitorio y les pilló.
Su padre no le pidió explícitamente que se callara, pero tenía que haber sabido que nunca se lo contaría a su madre, demasiado asustada de que sus padres se separaran.
La culpa por no decírselo a su madre la carcomía.
Unos meses más tarde, el conocimiento se volvió demasiado para ella y se lo confió a su hermano y hermana mayores. Ellos le pidieron que no se lo contara a Mamá, tampoco querían provocar el divorcio de sus padres. Así que calló. De nuevo. Fingió que su padre iba al supermercado cuando en realidad iba a la casa de al lado.
Tuvo una úlcera con sólo siete años.
Aproximadamente seis meses más tarde de aquello, su madre voló para visitar a su hermana. Pero entonces, Evelyn decidió por algún motivo volver antes a casa. Así fue como encontró al padre de (_TN) en la cama con la vecina. Su madre se quedó impresionada y devastada y (_TN) finalmente soltó la verdad.
A la mañana siguiente, su madre intentó suicidarse.
Una familiar rabia se encendió dentro de (_TN), imágenes de sangre y de su madre inconsciente le destellaron a través de la mente. Ella fue quien la encontró. No su hermano, Brent. Ni su hermana, Brittany. Ni su padre. Ella fue la que lloró sobre su madre ensangrentada. (_TN) rápidamente empujó aquéllos recuerdos lejos antes de que le diera un puñetazo a la pared. No le gustaba pensar en aquellas inquietantes y preocupantes semanas en las que su madre osciló entre la vida y la muerte.
De más está decir, que no había hablado con su padre desde entonces. Su madre se divorció y él se marchó. Todavía la llamaba una vez a la semana, pero ella nunca contestaba. Brent, el contratista tolerante, y Brittany, el ama de casa de corazón compasivo, le pedían casi a diario que le perdonara, pero simplemente no podía. Quizás algún día, pensó… No. Nunca, decidió al instante. Sencillamente quedaba demasiado dolor.
—Sin nosotras —le dijo a Demi , con los dientes apretados—, las mujeres estarían perdidas en un mundo de mentiras, pensando que son amadas y respetadas por sus hombres.
Demi consideró aquellas palabras durante varios minutos, luego se encogió de hombros. La piel atrapó la luz, provocando que los desnudos hombros brillaran.
—Tal vez creer la mentira es la única llave a la felicidad. —Hoy era la primera vez que expresaba dudas ante su profesión.
¿Causadas por Wyatt y su propuesta de matrimonio?
—¿A dónde vas esta noche? —preguntó Demi antes de que (_TN) tuviera ocasión de preguntarle—. Pareces una puta barata.
—Gracias —contestó (_TN) con una sonrisa genuina.
Llevaba un ajustado top blanco con un escote pronunciado, una mini falda tejana con el dobladillo raído, un grueso cinturón plateado y unas botas altas negras. El pelo era una masa salvaje de rizos indomables e iba muy maquillada.
En este momento, todo en ella gritaba “móntame y dame una buena cabalgata”. Parece ser que al hombre que, se suponía, iba a “atrapar” más tarde, le gustaba que sus mujeres se vistieran así. Cuanto más guarronas mejor, o eso dijo su novia, que vestía ella misma como una prostituta de tienda de diez centavos.
—Voy al Mercado de la Carne —explicó (_TN).
No era mentira, era el nombre del club nocturno situado en el pulsante corazón del centro de la Ciudad de Oklahoma. Ese era supuestamente el lugar donde los solteros merodeaban.
La novia de su vividor objetivo decía que su hombre había estado visitando el club durante semanas. Por "la cerveza". (_TN) se lo creería al cien por cien… si la cerveza fuera el nuevo nombre para Divertirse y Ligar. Si el tipo simplemente quería tomar unas cervezas, ¿por qué no podía llevarse a su novia con él? ¿Por qué la dejaba en casa e insistía que se quedara allí?
Anne le había sugerido a la novia que siguiera al tipo ella misma antes de recurrir a un señuelo, pero la mujer se había cerrado en banda ante esa idea inmediatamente. (_TN) creía saber el porqué. Una cosa era creer que tu hombre te engañaba; y otra cosa muy distinta verlo con tus propios ojos, vivirlo en persona. Es más, la chica podía ser descubierta y el tipo podría variar su comportamiento en consecuencia.
La puerta del despacho de Anne se abrió de pronto de un tirón, asustándola. Sorprendida, Demi también jadeó.
(_TN) se enderezó con torpeza cuando Anne asomó la cabeza. Pilló un atisbo del pelo grisáceo de la mujer y sus rasgos severos y arrugados antes de que Anne la llamara.
—(_TN). Entre aquí cuanto antes. Tengo malas noticias para usted. —Desapareció sin otra palabra, pero dejó la puerta abierta.
OK. El corazón de (_TN) se saltó un latido. Le echó a Demi un vistazo nervioso, y no ayudó el ver a su amiga con los ojos como platos y la boca abierta. Las manos le empezaron a sudar, y se puso de pie.
—Malas noticias —dijo Demi entre dientes, su atención oscilando entre (_TN) y la puerta—. Por lo general, es brusca, pero…
—Tal vez mi caso ha sido reasignado —dijo (_TN), con esperanza.
—Tal vez.
Demi no parecía convencida y, en el fondo, (_TN) tampoco. Mierda. ¡Mierda! Más que repasar su asignación de esta noche, (_TN) había esperado hablar con Anne sobre convertirse en su socia, o lo que realmente quería, que le vendiera todo el negocio.
Ya había intentado abordar el tema varias veces, pero en cada ocasión Anne estaba ocupada o le daba largas con la promesa "de más tarde".
No había nadie mejor en el equipo, o más preparada para asumir el mando que (_TN). Ella había estado siempre aquí (o eso le parecía a veces) y tenía un montón de maravillosas ideas, o eso se decía a sí misma, para llevar a AATP al siguiente nivel. Como un asesoramiento centrado en las víctimas de infidelidad, grupos de apoyo e incluso una página Web dedicada a advertir a las mujeres sobre algunos hombres en particular. Una especie de Muro de la Vergüenza de Internet, apropiadamente llamado Cerdos Lloriqueantes, con las posiciones más altas de ciertos individuos en el Cerditómetro. Los más indeseados de Oklahoma.
Si tuviera el mando, las clientas de AATP conseguirían la clase de ayuda que su madre no tuvo.
Ahora la conversación tendría que esperar. Otra vez.
«Malas noticias…» tragó saliva. Algo estaba a punto de venirse abajo, estaba segura, y por el tono de voz de Anne, (_TN) sospechaba lo que era.
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
CAPÍTULO 2
Si me deshago de mi osito de felpa. ¿Dormirías tú conmigo?
Si me deshago de mi osito de felpa. ¿Dormirías tú conmigo?
(_TN) entró en la oficina de Anne con el corazón retumbando. Anne ya estaba sentada detrás de su escritorio. Era una mujer severa, seria, siempre brusca y exigente, pero jamás había ordenado la presencia de (_TN) con tanta dureza antes. Nunca le dijo que tenía “malas noticias” para ella.
¿Qué pasaba? ¿Quiere deshacerse de mí? ¿Por qué? ¿Qué podría haber hecho (_TN) mal? Estudió a su jefa. Anne tenía una edad indeterminada y rechazaba hablar del tema bajo amenaza de muerte. ¿Lo que creía (_TN)? Dos mil, año arriba año abajo. Líneas profundas acartonaban su boca, ojos y mejillas. El pelo era grueso y rizado. No. Hoy su pelo no era rizado. Hoy su pelo estaba alisado y retirado de la cara, haciéndole parecer más… guapa. Huh. Eso era nuevo.
Anne ojeaba unos papeles sobre su escritorio; sus ojos color avellana, normalmente desprovistos de cualquier emoción excepto el disgusto, ahora estaban ensombrecidos por la culpa.
—Cierre la puerta —dijo Anne, volviendo a prestar atención a los papeles.
Sin darle la espalda a su jefa, (_TN) empujó la pesada puerta de cristal hasta cerrarla. Las persianas estaban echadas, por lo que nadie podría ver lo que pasaba dentro. Observó nerviosa el espacioso cuarto. Grandes ventanales ocupaban la pared más alejada y numerosas plantas moribundas se alineaban frente a ellas. Una botella abierta de whisky escocés descansaba sobre el bar.
Algún día, quería tener una oficina propia. ¿Habría alguna posibilidad ahora?
Culo Bonito estaba sentado en una silla frente al escritorio. Le daba la espalda y no se molestó en girarse para mirarla. Permaneció callado sobre el tapizado asiento azul, completamente relajado. Un poco irreverente.
—¿Qué ocurre? —preguntó (_TN), orgullosa de parecer tranquila e indiferente.
—Siéntese. —Con una brusca inclinación de barbilla, Anne le señaló la otra silla… la que estaba al lado de Culo Bonito.
¿Planeaba Anne despedirla? ¿El rubio estaba aquí para protegerla en caso de que (_TN) se pusiera echa un basilisco? Al instante su mente revisó de nuevo sus últimas y escasas asignaciones. Era cierto que le dio un rodillazo en las pelotas a un objetivo, pero todavía podría engendrar niños. Era cierto que había causado una reyerta en un bar, pero nadie había muerto.
Tragó el repentino nudo de la garganta y se dirigió a zancadas hacia la silla. Se sentó, alisándose la falda tejana con manos inestables.
—¿Qué ocurre? —preguntó otra vez.
—(_TN) Greene —dijo Anne—. Le presento a Nicholas Jonas . Nicholas , (_TN).
Aparenta indiferencia. No preocupación.
—Encantada de conocerle —le dijo, ofreciéndole la mano.
Su atención nunca giró en su dirección. Él mantuvo su mirada fija al frente, simplemente arqueando una ceja en reconocimiento a sus palabras. OK. Así que él no quería mirarla, dirigirse a ella o tocarla. «Malas noticias…»
Se le secó la boca. Tal vez no era tan guapo, después de todo. (_TN) dejó caer la mano.
Anne apoyó los codos sobre el escritorio y la taladró con una dura mirada.
—Nicholas se ha unido a la agencia como señuelo.
—¿Qué? —La mandíbula cayó abierta, pero la cerró con un chasquido. De todas las cosas que había esperado escuchar, esta no estaba ni de lejos en su lista. Había oído demasiadas veces a Anne jurar por Dios y por sus tres bastardos ex maridos, que jamás contrataría a nadie con un pene. De todos modos (_TN) experimentó cierto alivio. No estoy despedida. ¡Gracias a Dios!—. Creía que usted quería mantener esta oficina libre de testosterona.
—Lo quería, pero cambié de idea.
¿Qué tipo de respuesta era esa? Anne odiaba a los hombres. O.D.I.A.B.A. Esa era la razón por la que había abierto la agencia. El hecho de que ahora hubiera contratado a uno, y le pagara para que demostrara que las mujeres eran de tan poco fiar como los hombres, sorprendió a (_TN). Ella ni siquiera podía contar el número de aspirantes masculinos que Anne había rechazado (con gusto) a lo largo de los años.
Tenía que estar omitiendo algo, alguna cosa se le escapaba para poder entenderlo.
—¿Intentaremos atraer a clientes gay, entonces?
Nicholas Jonas resopló. Esa fue su única reacción. Aún así, ella tembló. ¿Cómo podía un pequeño resoplido ser tan… sensual? ¿Cómo diablos sería su voz, entonces?
—No, no es gay —dijo Anne, poniendo los ojos en blanco.
La confusión de (_TN) aumentó. ¿Era esta una especie de broma? Desechó la idea casi al instante en que la formó. Anne no tenía sentido de humor. Podía ser… ella jadeó cuando dio con la respuesta.
—Anne, ¿puedo hablar un minuto a solas con usted?
—No. —Anne miró detenidamente a (_TN) sobre el borde de las gafas. Inflexible. Severa. Una expresión familiar—. El tiempo es primordial, y me gustaría quitarme esta reunión de encima.
De acuerdo. Expresaría sus sospechas en voz alta, delante de Nicholas .
—¿Te está chantajeando?
Finalmente el hombre en cuestión decidido echarle un vistazo… en el momento exacto en que ella le miró a él. Sus ojos se encontraron, el azul contra su aterciopelado marrón, y el aliento se le atascó en la garganta. Por detrás, era magnífico. De frente, era aún más delicioso de lo que había sospechado. Increíblemente delicioso, en realidad. Alto, rubio y musculoso. Bronceado y rudo. Parecía casi salvaje, como si no perteneciera a este tiempo, una especie de sanguinario Vikingo dedicado a la violación y el pillaje.
Él la observaba de arriba a abajo con un atisbo de desdén en la oscura mirada.
¿Desdén? ¿Qué había hecho ella? Le acusaste de chantaje, boba. Y no olvides que también acusaste a este varonil hombre de ser gay. Oh, sí. Sin embargo, la mirada en sus ojos le provocó un ardiente calor en el interior. Algunas personas podrían llamar a aquel calor lujuria. Ella lo llamó molestia. No debería tratarla como si estuviera por debajo de él, sin importar su anterior provocación. Ni siquiera la conocía.
—¿Por qué es tan difícil de creer que trabaje aquí legítimamente? —exigió él.
Era la primera vez que hablaba y su voz se deslizó sobre ella, girando en eróticas ondas y provocando que todas las células chisporrotearan. Su voz era más seductora de lo que había sospechado. Decadente. Bueno, tal vez sentía un poco de lujuria.
—¿Y bien? ¿No hay respuesta?
Él hablaba con un profundo y canturreante ritmo, con un leve acento inglés que convertía sus palabras en calientes y orgásmicas. Sus pezones se endurecieron ¡Condenados traidores! y le llevó cada onza de voluntad que poseía el no cubrírselos con las manos, ya que su delgado y ceñido top lo revelaba todo. Todo. Él tendría que ser ciego para no notar el saludo que sus dos pezones le daban.
Tragó aire.
—Lamento si le he ofendido. No era mi intención. Es sólo que usted no es la clase de persona que, por lo general, Anne contrata.
Sus rubias cejas se arquearon.
—¿Y qué tipo de personas son esas?
—Alguien con una vagina —dijo ella sin rodeos.
—Tengo algo mejor, se lo aseguro.
(_TN) parpadeó, se tomó un momento para digerir sus palabras y sacudió la cabeza.
—Por favor, dígame que simplemente no insinuó lo que yo creo.
—¿Insinuar? —rió entre dientes, el sonido rico y tranquilo, completamente encantador y completamente burlón—. Solo dije la verdad, Hoyuelos.
¿Hoyuelos? ¡Grrrr! Así que Anne, no sólo había contratado a un hombre, si no que contrató a uno con un ego enorme. La vida sólo sería más perfecta si (_TN) programara un examen pélvico y ganara cuatrocientas libras. Fue amable y simpática con él hasta que él reveló su verdadera naturaleza, aunque el saber que era un cerdo hambriento disminuyó su atractivo visual. O eso se dijo a sí misma.
—Soy el mejor señuelo en el negocio —añadió él—, y tiene suerte de tenerme aquí. Usted, por otra parte, es de moralidad y carácter cuestionable, y propensa a los ataque de emoción extremos. He leído su expediente.
¿Él había leído su expediente? Mientras que estaba bien que ella espiara y leyera archivos confidenciales, no estaba bien que alguien leyera el suyo. ¡Condenada doble moralidad! Pero algo caliente muy caliente se le deslizó a través de la sangre mientras pensaba en él haciéndolo. Algo que se parecía muchísimo al… ¿deseo? Oh, infiernos no. Estás furiosa porque te insultó. No estás excitada. Tu estómago se encoge por la cólera, no por el deseo.
—Primero, no debería haber leído mi expediente. Es sólo para los ojos de Anne. Segundo, no soy de moralidad o carácter cuestionable. Nunca, jamás he dormido con un objetivo —Eso era verdad. No sentía nada más que desprecio hacia sus objetivos, ahora y siempre—. He abofeteado a unos cuantos en la cara, sí, por lo que no discutiré “los ataques de emoción extremos”.
—El primer premio para (_TN), entonces —refunfuñó él—. Por lograr mantener la ropa puesta en el trabajo.
Aquel caliente y ardiente algo la provocaba otra vez.
—¿Escuchaste el modo en que me insultó? —le exigió a Anne—. ¿Comprendes que tipo de persona es, cuando dice algo así?
La diversión iluminó los ojos color avellana de Anne.
—Lo escuché y lo entiendo.
—¿Y aún así vas a contratarle?
Anne le brindó una enigmática sonrisa.
—Algo así.
Ella jadeó. Simplemente cierra la boca. Actúa como una profesional, a diferencia de Nicholas .
—¿Me está diciendo que quiere a este… este Dima trabajando para usted? —Se encontró diciendo de todos modos. Un niño en el cuarto obviamente no era suficiente.
—¿Dima? —replicó Anne, confusa.
—Diva masculina —contestó (_TN).
—Qué bonito —dijo Nicholas , el sarcasmo goteando de cada palabra—. Estoy aquí mismo, ¿sabe? Podría guardar esta estimulante conversación para después de que me haya marchado.
—¿Y está de acuerdo con ello? —siguió, como si Culo Vanidoso no hubiera hablado. Todo bueno, casi todo dentro de ella quería que se fuera. Ahora. La había insultado y, en lugar de experimentar furia como había intentado convencerse, quiso arrancarle la ropa. Allí mismo. Lo admitía. Esta clase de cosas nunca le habían pasado antes y eso la asustaba—. ¿Su actitud no le hace querer alimentar a sus gatos con sus órganos?
Anne levantó el índice.
—Uno, no tengo gatos —otro dedo—. Dos, su actitud no me molesta porque usted es la que tiene que tratar con él. Irá con usted esta noche.
—¡¿Qué?!
—Ya me oíste. Va contigo —No había lugar para la discusión en el tono de Anne y todo rastro de humor había desaparecido de su expresión. (_TN) apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que añadiera—: Como Nicholas mencionó antes, ya ha hecho este tipo de trabajo antes. Pero quiero que observe como controlamos en AATP nuestras operaciones. Aquí están las fotos de su nuevo objetivo —le dio una foto a (_TN) y otra a Nicholas —. Tengo un asunto personal que resolver, así que estaré de vuelta mañana. Usted es una profesional o eso espero, así que debería ser capaz de manejar este día sin mí.
¿Qué? ¡Qué!
—¿A dónde va? —dijo (_TN) con voz estrangulada. Los dedos se cerraron de forma inestable sobre la foto.
—Ya se lo dije, es personal. No más preguntas. Que tengan un buen día. —Y dicho lo cual, Anne cogió el bolso, se lo colgó y se dirigió hacia la puerta con el negro y almidonado traje pantalón crujiendo mientras caminaba.
—Anne —la llamó (_TN), la sorpresa palpitando en su interior. Anne prácticamente vivía en la oficina. ¿Por qué se marchaba tan temprano?
—La respuesta es no —dijo Anne, alcanzando el pomo de la puerta.
—Ni siquiera sabe lo que iba a decir.
—No importa. La respuesta sigue siendo no. —Con un tirón, abrió la puerta y Demi cayó dentro, desparramándose sobre la alfombra carmesí. Sin disminuir el paso, Anne la sorteó, diciendo—: Vuelva al trabajo, Carrington —luego desapareció pasillo abajo.
Demi se levantó, las mejillas tan rojas como su brillante pelo, y se tiró del vestido sin tirantes hasta que casi se le salieron los pechos.
—Yo, uh, estaba a punto de llamar. ¿Alguien quiere una taza de café?
—No, gracias —refunfuñó (_TN). La cafeína podría ser el empujoncito final que el corazón necesitaba para detenerse completamente. Jamás se habría levantado de la cama esta mañana si hubiera sabido qué clase de día le esperaba.
Nicholas no pronunció ni una palabra.
—Todo bien, entonces —Demi cerró la puerta apresuradamente, encerrando a (_TN) y a Nicholas dentro. Solos. Juntos.
Un pesado silencio llenó el cuarto.
Di algo. Haz algo. Se removió en el asiento y observó de reojo al empleado más reciente de AATP. Él la miraba, con alguna cosa ilegible en sus ojos, alguna cosa dura y suave al mismo tiempo. Alguna cosa peligrosa para la paz mental. Se meneó de nuevo. Se agradable y así no podrá insultarte. De esa forma no te excitarás de nuevo.
Lo que, por cierto añadió su mente es ridículo.
¿Cuándo se había vuelto así de masoquista?
—¿Cómo convenció a Anne para que le diera este trabajo? —le preguntó, la voz jadeante mientras las palabras se empujaban a través del repentino bloque de hielo en la garganta.
Un músculo palpitó en su sien.
—Ya que parece que usted no se da cuenta, permítame explicarle una cosa. Esa pregunta es insultante. De hecho, usted no ha hecho nada más que insultarme desde que entró en este despacho. O tal vez sí que se da cuenta pero le importa una mierda.
Ella levantó la mano, con la palma hacia fuera.
—Sinceramente, ningún insulto fue intencionado —Bien, lo estás haciendo bien—. Es solo que yo conozco a Anne y usted no. Esto no es propio de ella. Usted no es el único hombre que ha querido trabajar aquí. Y siempre los rechazó en el pasado.
—Puedo no ser el único hombre en querer trabajar aquí, pero le prometo que soy el mejor.
(_TN) no tenía ninguna duda al respecto. Ninguna mujer sería capaz de resistirse a su potente encanto. Aún así…
—Tiene que haber algo más en todo esto.
—¿A dónde quiere llegar? —preguntó a través de los blancos dientes apretados—. ¿A qué soy el juguete sexual de Anne?
De pronto a la defensiva, ella enderezó la espalda.
—¿Lo eres?
—Para tu información, Hoyuelos. Jamás he necesitado tanto un trabajo como para que tuviera que acostarme con la jefa para conseguirlo —el tono fue más duro con cada palabra, y añadió—: Aunque, obviamente, eres algo lenta, realmente espero que entiendas mis siguientes palabras para así no tener que repetirlas como un disco rayado. Presta atención. Podrían hacerte un examen. Anne. Quiere. Ampliar. El. Negocio. Fin de la historia.
Entrecerró los ojos. Una oleada de intenso aborrecimiento sí, aborrecimiento y no la otra tonta emoción la atravesó. Con algunas personas conectabas a la primera, con otras… no. Ellos obviamente no lo hacían. Y a cada momento que pasaban juntos, la aversión sí, la aversión y no alguna otra y aún más tonta emoción se intensificaban.
Mantén el control. No le dejes ver cuánto te afecta.
—Mis preguntas e inquietudes están justificadas —dijo ella sin alterar la voz (bueno, quizás un poco).
—No, no lo están —gruñó él.
—Desde luego que piensas eso —le sonrió dulcemente—. Eres irracional.
—Apuesto a que eres un verdadero manojo de alegrías… en el trabajo —dijo él, mascullando luego—: Realmente espero no tener que intervenir en la extinción del fuego que seguramente iniciarás esta noche. He oído que ya has provocado varias reyertas.
—Culpa de ello a la Hermandad de las Rabiosas Erecciones —dijo, todavía repugnantemente dulce—. No a mí.
—¿Es por eso por lo que estás tan gruñona, Hoyuelos? ¿Tienes miedo de que esta noche interfiera en tu trabajo y te impida provocar esas erecciones? —Había más repugnancia en esa frase de la que jamás había escuchado de ninguna otra persona—. Probablemente te limites a excitar a tus objetivos y a largarte.
Eso fue rastrero. Muy rastrero. Esa parte de su trabajo no le gustaba, pero se había resignado a hacerla porque los resultados finales eran muy importantes para las víctimas de infidelidad.
—Esa observación es muy graciosa, Nick . Viniendo de ti. ¿Es que tú no tienes también un trabajo que requiere que excites a las mujeres y luego alejarte de ellas?
—Es Nicholas —dijo con dureza—. Sólo respondo a Nicholas .
¿Fue un destello de culpa lo que vio en sus ojos? No, seguramente no. Posiblemente orgullo. Lo más probable es que él se estuviera dando mentalmente palmaditas en la espalda.
Ella se encogió de hombros.
—Lo que tú digas, Nickey .
Los minutos pasaron mientras la miraba fijamente y con atención. Luego, dijo:
—Lo que dije sobre las erecciones estaba fuera de lugar —admitió de mala gana.
(_TN) sacudió la cabeza y parpadeó. ¿Estaba él (y ella no se atrevía a creérselo) pidiéndole perdón? Su padre lo había hecho. Incluso sus ex novios lo habían hecho. Pero las palabras nunca antes se le habían deslizado sobre la piel con el fervor de una caricia. Ellos nunca le habían afectado hasta el tuétano de los huesos y le habían hecho querer perdonarles.
—Simplemente empecemos a trabajar —dijo después de aclararse la garganta, sin saber que más decir. Se obligó a olvidar a Nicholas y enfocarse en la foto que Anne le había dado. Fue una buena distracción. El hombre que le habían asignado esa noche tendría unos cuarenta años. Tenía un poco de entradas, amables ojos negros, una mandíbula fuerte y pómulos altos. En general, no era un cerdo mal parecido.
Por la mañana, su vida tal y como él la conocía estaría arruinada.
Tal vez ella era emocionalmente estéril o algo así, porque eso habría provocado que la mayoría de la gente se sintiera un poco triste, un poco culpable. Quizás incluso algunos habrían abandonado el trabajo. (_TN), bueno, quería que su novia supiera exactamente el tipo de perdedor para el que había cocinado y limpiado, con el que había dormido y al que le había dedicado todo su tiempo y energía.
Como Demi , a (_TN) le habría gustado encontrarse con un hombre con honor e integridad, que no se derrumbara bajo el encanto de la tentación prohibida. Un hombre que le diera más importancia al amor que al sexo.
Aquel pensamiento la devolvió al varón en el cual no quería pensar, pero al que al parecer no podía apartar de la mente, preguntándose sorprendida a qué tipo pertenecería él. No creía que ella le atrajera más que un humeante montón de mierda. ¿Tendría novia? ¿Trataba a todas las mujeres con el mismo desdén o sólo a ella?
¿Cómo trataría a alguien que le gustara?
—¿Qué sabes de Darren Sawyer, el objetivo de esta noche? —Todo hombre de negocios ahora, Nicholas se reclinó en la silla y dobló los brazos sobre el estómago. La camisa se estiró contra los duros tendones y la aterciopelada piel.
—Aún no he tenido la oportunidad de leer su expediente.
—Su novia dice que está en medio de la crisis de los cuarenta.
Nicholas hizo una pausa, un mechón de pelo rubio cayéndole sobre la frente. Hermoso, pero de un modo totalmente masculino.
—¿Es la novia quien lo dice? ¿O tú? —Él apoyó el codo sobre la rodilla alzada y la barbilla en la palma—. El tono de tu voz dice que el hombre ya ha sido juzgado y condenado. ¿No se supone que deberíamos ser imparciales?
—No —se mofó—. No se supone que somos imparciales.
—¿Y por qué no?
—¿Qué importa la objetividad? Ese hombre la engaña o lo hará tarde o temprano —agitó la carpeta en el aire—. Darren se cambió su Toyota por un Cobra. Se pasa dos horas al día en el gimnasio cuando solía pasarlas hablando con su novia. Y ha estado frecuentando los clubs nocturnos cada fin de semana. Lo más seguro es que ya ha decido abandonar a su vieja novia por otra más joven, sólo que la vieja novia no lo sabe. Aún.
Aquella ahora familiar mirada de disgusto cubrió los ojos de Nicholas , perforándola como un rayo láser.
—¿Un nuevo coche, hacer deporte y bailar es igual a una crisis de los cuarenta, Hoyuelos? Tal vez el hombre simplemente quiere mejorar.
Maldición, su acento era inusitadamente sexy. Eso le hizo sentir un cosquilleo. Aún así odiaba, odiaba, odiaba la forma en la que dijo la palabra hoyuelos. Sonó como una caricia, ¿verdad? No de sus labios. Era más un insulto.
—Y quizás todo este tiempo devoré una pizza familiar yo sola, y de una sentada, por motivos medicinales.
—Yo conduzco un jodido Jaguar. Y hago deporte. ¿Significa eso que estoy en medio de una puñetera crisis?
Dos palabrotas. ¿Había tocado, quizás, un nervio sensible?
—Bien, vamos a ver —se dio golpecitos con el dedo en la barbilla y fingió confusión ante las siguientes palabras—. ¿Entregaste tu viejo coche como parte del pago de otro que no podías permitirte?
—No —dijo rígidamente.
—¿Te hiciste un tatuaje que pone Soy Puro Fuego?
—No —dijo, un poco más rígidamente.
—Según su novia, Darren Sawyer ha hecho ambas cosas. ¿Crees que se endeudó y se marcó la piel para siempre sólo para mejorar? O y sé que me estoy enrollando, pero ten paciencia conmigo, Nick tal vez intenta pillar un caliente y apretado culito.
Nicholas se pasó la lengua por los dientes. Parecía albergar un infierno en su interior, a punto de explotar. Él no necesitaba un tatuaje para decirle al mundo que quemaba.
—Cien dólares a que Darren no te tira los tejos esta noche.
Los ojos se estrecharon.
—¿Piensas sabotearme?
—Claro que no. Simplemente tengo fe en el señor Sawyer. Creo que te equivocas con él. Que él simplemente intenta sentirse bien consigo mismo. Creo que va a mirarte y seguir su camino. Como jugador, realmente me gustan las probabilidades que tengo con éste.
¿Qué intentaba decir? ¿Que ella no podía atraer a ningún hombre, ni siquiera uno que rondaba a las mujeres? Apretó las manos, arrugando la foto. Oh, ya le enseñaría ella a Nicholas . Con mucho gusto. Sentirse bien consigo mismo, ¡por favor! ¿Seguir su camino? Ni hablar.
—Perderás.
—¿No tienes dudas? —dijo él, arqueando las rubias cejas que le daban ese insolente aspecto que había comenzado a odiar. Y desear, malditas las hormonas.
—Ninguna en absoluto.
—No me sorprende —sacudió la cabeza, provocando que más mechones rubios cayeran sobre la frente—. Obviamente tienes una alta opinión de ti misma.
—En realidad, lo que tengo es una baja opinión de los hombres —Cerdo, lo insultó mentalmente, aunque al mismo tiempo tuvo que reprimir el impulso de retirarle aquel mechón de la cara. ¿Qué estaba mal con ella? Necesitaba una zurra por esas tendencias masoquistas. Una zurra mala, traviesa y, oh sí, una… Boba. Para—. Darren no va a caer porque me quiera a mí especialmente. Caerá porque es un pene andante y los penes andantes ni siquiera son capaces de distinguir una mujer de una muñeca hinchable.
—Debería haber sabido que dirías algo como eso —Nicholas articuló otra de sus deliciosas y ricas sonrisitas. Más deliciosa que el chocolate. Más rica que la nata montada—. ¿No serás una de esas que odian a los hombres, verdad, Hoyuelos?
Ella se mordió el interior de la mejilla con tanta fuerza que noto el sabor de la sangre.
—Odio a los mentirosos y a los estafadores. Por lo que sí, supongo que soy una de esas que odian a los hombres.
—Tal vez sea porque no has encontrado aún al hombre adecuado.
—¿Y se supone que ese hombre eres tú, Nickey el excéntrico? —se burló, demostrando lo absurda que le parecía la idea. Dios, jamás había sentido tanta aversión por alguien, ni con tanta rapidez. Él era vil. Absolutamente vil… y tan deseable que las manos le temblaban por la necesidad de tocarle. Definitivamente era masoquista. Gracioso que nunca lo hubiera comprendido antes de hoy.
—No tienes que preocuparte de que me acerque a ti —dijo él—. No eres mi tipo.
—¿Y qué tipo es ese? —No pudo evitar preguntarle.
—Fría y despiadada. Y mi nombre es Nicholas .
—¿Me estas llamando a mí fría y despiadada o es la clase de mujer con la que te gusta salir?
—A ti.
Oh, la sangre hirvió, al rojo vivo, consumiéndola. No era fría ni despiadada. Pero el insulto la afectó profundamente porque a veces sólo a veces tenía miedo de que fuera ambas cosas. Después de todo, ayudaba a arruinar la vida de la gente y no se sentía mal por ello.
—¿Por qué demonios eres tan hiriente conmigo? Y si no sabes lo que quiero decir con hiriente, estaré encantada de agarrar tu Señor Feliz y explicártelo.
—Eres una mujer, Hoyuelos —la miró fijamente con una burlona media sonrisa curvando la deliciosa boca—. Es todo lo que necesitas para cabrearme.
Ella parpadeó.
—¿No te gusto porque soy mujer? —Tal vez, realmente, era gay.
—No, me gustas mucho. Algunas partes de ti, al menos —Los ojos se deslizaron sobre su cuerpo en una mirada lasciva, deteniéndose en sus pechos y entre sus piernas, quitándole lentamente su ya escasa ropa. Desafiándola a que se atreviera. Rogando por que lo hiciera, en realidad.
Como si alguna vez, alguna vez permitiera a aquel cerdo verla desnuda. Le amasase los pechos. Apretara los pezones entre sus dedos. Lamiera un camino descendente por el cuerpo. Y... gruñó en lo profundo de la garganta.
—Las mujeres son las estafadoras y las mentirosas —dijo—. No los hombres. Ellas alegremente olvidan su moralidad cuando creen que van a conseguir un orgasmo. O un hombre con más dinero. O un hombre que estúpidamente haga todo lo que pidan. Y la lista podría seguir y seguir.
(_TN) parpadeó de nuevo cuando la comprensión se cerró sobre ella de golpe. Oh, qué ironía. Se rió, incrédula. Nicholas Jonas era la versión masculina de ella misma. Este espécimen ferozmente hermoso pensaba que las mujeres eran unas cerdas. Increíble. Incomprensible. No tenía precio.
—No es gracioso —dijo con dureza.
—Sí, los es. —Obligándose a sí misma a calmarse, le estudió—. Exactamente, ¿cuánto tiempo lleva trabajando en este negocio?
Él apretó los labios en una amotinada línea. Al parecer, compartir información personal no era parte de su relación odio-odio.
—¿Y bien? —presionó ella.
—Ocho años —respondió finalmente. Echó un vistazo al reloj de pulsera—. Y ahora terminemos esta conversación. Tengo la información que necesitaba sobre el objetivo. Ya puedes irte.
—¿Puedes irte? —jadeó ella—. ¿Puedes irte?
—Sí. ¿Hay eco en la habitación?
¿Había mencionado ya que odiaba a este hombre?
—Nos encontraremos en el club en tres horas y media —dijo. Alzó el duro y gran cuerpo del asiento, rodeó de una zancada el escritorio de Anne y se sentó en su silla.
Sobresaltada por su atrevimiento, (_TN) sacudió la cabeza.
—¿Qué crees que estás haciendo?
Él miró fijamente los papeles.
—No creo que esto sea de tu incumbencia, pero Anne me dijo que me sintiera como en casa.
—Puedo garantizarte que no quiso decir en su escritorio.
Él se echó hacia atrás y estiró las piernas, cruzando los tobillos sobre la mesa. Encontró su mirada.
—¿Estabas aquí? ¿Escuchaste la conversación?
—No —dijo ella a través de los dientes apretados.
—Entonces no sabes lo que quiso decir, ¿verdad?
Bastardo satisfecho. Más que a los puzzles, más que a este hombre, odiaba no ser la mejor. Quería a Nicholas fuera de la oficina para así ella poder colocarse ante el escritorio de Anne. Quería leer su expediente al igual que él había leído el suyo. ¿Y qué diablos había puesto Anne en su archivo para hacerla parecer una persona de moral cuestionable?
—¿Y bien? —La aguijoneó—. ¿Cuánto tiempo planeas quedarte ahí sentada?
De acuerdo, decidió al instante. Deja que se quede. Eso cabrearía a Anne cuando se enterara, y podría (por favor, por favor, ¡por favor!) despedirle. Además de eso, discutir con él todavía la excitaba. Ahora más que antes. La piel le ardía y la sangre caliente fluía por las venas a una velocidad alarmante.
—Deja la puerta abierta cuando salgas —añadió él con aire de suficiencia.
Mirándole con los ojos entrecerrados y jadeando un poco, (_TN) se puso de pie. Mejor marcharse ahora, antes de que él mencionara su mala reputación o una peor reputación, de todos modos y saltara sobre sus huesos. ¿Qué está mal conmigo? se preguntó por milésima vez.
Caminó rápidamente hacia la puerta, diciendo en suave tono burlón sobre el hombro:
—Me voy a casa para sacarme de encima tu grosería. Te veré en el club, Nickey . Asegúrate de traer esos cien dólares que me deberás. Espero que me pagues en el momento en que pierdas —cerró de golpe la puerta tras ella, provocando que el cristal vibrara y se alejó pasillo abajo.
¿Qué pasaba? ¿Quiere deshacerse de mí? ¿Por qué? ¿Qué podría haber hecho (_TN) mal? Estudió a su jefa. Anne tenía una edad indeterminada y rechazaba hablar del tema bajo amenaza de muerte. ¿Lo que creía (_TN)? Dos mil, año arriba año abajo. Líneas profundas acartonaban su boca, ojos y mejillas. El pelo era grueso y rizado. No. Hoy su pelo no era rizado. Hoy su pelo estaba alisado y retirado de la cara, haciéndole parecer más… guapa. Huh. Eso era nuevo.
Anne ojeaba unos papeles sobre su escritorio; sus ojos color avellana, normalmente desprovistos de cualquier emoción excepto el disgusto, ahora estaban ensombrecidos por la culpa.
—Cierre la puerta —dijo Anne, volviendo a prestar atención a los papeles.
Sin darle la espalda a su jefa, (_TN) empujó la pesada puerta de cristal hasta cerrarla. Las persianas estaban echadas, por lo que nadie podría ver lo que pasaba dentro. Observó nerviosa el espacioso cuarto. Grandes ventanales ocupaban la pared más alejada y numerosas plantas moribundas se alineaban frente a ellas. Una botella abierta de whisky escocés descansaba sobre el bar.
Algún día, quería tener una oficina propia. ¿Habría alguna posibilidad ahora?
Culo Bonito estaba sentado en una silla frente al escritorio. Le daba la espalda y no se molestó en girarse para mirarla. Permaneció callado sobre el tapizado asiento azul, completamente relajado. Un poco irreverente.
—¿Qué ocurre? —preguntó (_TN), orgullosa de parecer tranquila e indiferente.
—Siéntese. —Con una brusca inclinación de barbilla, Anne le señaló la otra silla… la que estaba al lado de Culo Bonito.
¿Planeaba Anne despedirla? ¿El rubio estaba aquí para protegerla en caso de que (_TN) se pusiera echa un basilisco? Al instante su mente revisó de nuevo sus últimas y escasas asignaciones. Era cierto que le dio un rodillazo en las pelotas a un objetivo, pero todavía podría engendrar niños. Era cierto que había causado una reyerta en un bar, pero nadie había muerto.
Tragó el repentino nudo de la garganta y se dirigió a zancadas hacia la silla. Se sentó, alisándose la falda tejana con manos inestables.
—¿Qué ocurre? —preguntó otra vez.
—(_TN) Greene —dijo Anne—. Le presento a Nicholas Jonas . Nicholas , (_TN).
Aparenta indiferencia. No preocupación.
—Encantada de conocerle —le dijo, ofreciéndole la mano.
Su atención nunca giró en su dirección. Él mantuvo su mirada fija al frente, simplemente arqueando una ceja en reconocimiento a sus palabras. OK. Así que él no quería mirarla, dirigirse a ella o tocarla. «Malas noticias…»
Se le secó la boca. Tal vez no era tan guapo, después de todo. (_TN) dejó caer la mano.
Anne apoyó los codos sobre el escritorio y la taladró con una dura mirada.
—Nicholas se ha unido a la agencia como señuelo.
—¿Qué? —La mandíbula cayó abierta, pero la cerró con un chasquido. De todas las cosas que había esperado escuchar, esta no estaba ni de lejos en su lista. Había oído demasiadas veces a Anne jurar por Dios y por sus tres bastardos ex maridos, que jamás contrataría a nadie con un pene. De todos modos (_TN) experimentó cierto alivio. No estoy despedida. ¡Gracias a Dios!—. Creía que usted quería mantener esta oficina libre de testosterona.
—Lo quería, pero cambié de idea.
¿Qué tipo de respuesta era esa? Anne odiaba a los hombres. O.D.I.A.B.A. Esa era la razón por la que había abierto la agencia. El hecho de que ahora hubiera contratado a uno, y le pagara para que demostrara que las mujeres eran de tan poco fiar como los hombres, sorprendió a (_TN). Ella ni siquiera podía contar el número de aspirantes masculinos que Anne había rechazado (con gusto) a lo largo de los años.
Tenía que estar omitiendo algo, alguna cosa se le escapaba para poder entenderlo.
—¿Intentaremos atraer a clientes gay, entonces?
Nicholas Jonas resopló. Esa fue su única reacción. Aún así, ella tembló. ¿Cómo podía un pequeño resoplido ser tan… sensual? ¿Cómo diablos sería su voz, entonces?
—No, no es gay —dijo Anne, poniendo los ojos en blanco.
La confusión de (_TN) aumentó. ¿Era esta una especie de broma? Desechó la idea casi al instante en que la formó. Anne no tenía sentido de humor. Podía ser… ella jadeó cuando dio con la respuesta.
—Anne, ¿puedo hablar un minuto a solas con usted?
—No. —Anne miró detenidamente a (_TN) sobre el borde de las gafas. Inflexible. Severa. Una expresión familiar—. El tiempo es primordial, y me gustaría quitarme esta reunión de encima.
De acuerdo. Expresaría sus sospechas en voz alta, delante de Nicholas .
—¿Te está chantajeando?
Finalmente el hombre en cuestión decidido echarle un vistazo… en el momento exacto en que ella le miró a él. Sus ojos se encontraron, el azul contra su aterciopelado marrón, y el aliento se le atascó en la garganta. Por detrás, era magnífico. De frente, era aún más delicioso de lo que había sospechado. Increíblemente delicioso, en realidad. Alto, rubio y musculoso. Bronceado y rudo. Parecía casi salvaje, como si no perteneciera a este tiempo, una especie de sanguinario Vikingo dedicado a la violación y el pillaje.
Él la observaba de arriba a abajo con un atisbo de desdén en la oscura mirada.
¿Desdén? ¿Qué había hecho ella? Le acusaste de chantaje, boba. Y no olvides que también acusaste a este varonil hombre de ser gay. Oh, sí. Sin embargo, la mirada en sus ojos le provocó un ardiente calor en el interior. Algunas personas podrían llamar a aquel calor lujuria. Ella lo llamó molestia. No debería tratarla como si estuviera por debajo de él, sin importar su anterior provocación. Ni siquiera la conocía.
—¿Por qué es tan difícil de creer que trabaje aquí legítimamente? —exigió él.
Era la primera vez que hablaba y su voz se deslizó sobre ella, girando en eróticas ondas y provocando que todas las células chisporrotearan. Su voz era más seductora de lo que había sospechado. Decadente. Bueno, tal vez sentía un poco de lujuria.
—¿Y bien? ¿No hay respuesta?
Él hablaba con un profundo y canturreante ritmo, con un leve acento inglés que convertía sus palabras en calientes y orgásmicas. Sus pezones se endurecieron ¡Condenados traidores! y le llevó cada onza de voluntad que poseía el no cubrírselos con las manos, ya que su delgado y ceñido top lo revelaba todo. Todo. Él tendría que ser ciego para no notar el saludo que sus dos pezones le daban.
Tragó aire.
—Lamento si le he ofendido. No era mi intención. Es sólo que usted no es la clase de persona que, por lo general, Anne contrata.
Sus rubias cejas se arquearon.
—¿Y qué tipo de personas son esas?
—Alguien con una vagina —dijo ella sin rodeos.
—Tengo algo mejor, se lo aseguro.
(_TN) parpadeó, se tomó un momento para digerir sus palabras y sacudió la cabeza.
—Por favor, dígame que simplemente no insinuó lo que yo creo.
—¿Insinuar? —rió entre dientes, el sonido rico y tranquilo, completamente encantador y completamente burlón—. Solo dije la verdad, Hoyuelos.
¿Hoyuelos? ¡Grrrr! Así que Anne, no sólo había contratado a un hombre, si no que contrató a uno con un ego enorme. La vida sólo sería más perfecta si (_TN) programara un examen pélvico y ganara cuatrocientas libras. Fue amable y simpática con él hasta que él reveló su verdadera naturaleza, aunque el saber que era un cerdo hambriento disminuyó su atractivo visual. O eso se dijo a sí misma.
—Soy el mejor señuelo en el negocio —añadió él—, y tiene suerte de tenerme aquí. Usted, por otra parte, es de moralidad y carácter cuestionable, y propensa a los ataque de emoción extremos. He leído su expediente.
¿Él había leído su expediente? Mientras que estaba bien que ella espiara y leyera archivos confidenciales, no estaba bien que alguien leyera el suyo. ¡Condenada doble moralidad! Pero algo caliente muy caliente se le deslizó a través de la sangre mientras pensaba en él haciéndolo. Algo que se parecía muchísimo al… ¿deseo? Oh, infiernos no. Estás furiosa porque te insultó. No estás excitada. Tu estómago se encoge por la cólera, no por el deseo.
—Primero, no debería haber leído mi expediente. Es sólo para los ojos de Anne. Segundo, no soy de moralidad o carácter cuestionable. Nunca, jamás he dormido con un objetivo —Eso era verdad. No sentía nada más que desprecio hacia sus objetivos, ahora y siempre—. He abofeteado a unos cuantos en la cara, sí, por lo que no discutiré “los ataques de emoción extremos”.
—El primer premio para (_TN), entonces —refunfuñó él—. Por lograr mantener la ropa puesta en el trabajo.
Aquel caliente y ardiente algo la provocaba otra vez.
—¿Escuchaste el modo en que me insultó? —le exigió a Anne—. ¿Comprendes que tipo de persona es, cuando dice algo así?
La diversión iluminó los ojos color avellana de Anne.
—Lo escuché y lo entiendo.
—¿Y aún así vas a contratarle?
Anne le brindó una enigmática sonrisa.
—Algo así.
Ella jadeó. Simplemente cierra la boca. Actúa como una profesional, a diferencia de Nicholas .
—¿Me está diciendo que quiere a este… este Dima trabajando para usted? —Se encontró diciendo de todos modos. Un niño en el cuarto obviamente no era suficiente.
—¿Dima? —replicó Anne, confusa.
—Diva masculina —contestó (_TN).
—Qué bonito —dijo Nicholas , el sarcasmo goteando de cada palabra—. Estoy aquí mismo, ¿sabe? Podría guardar esta estimulante conversación para después de que me haya marchado.
—¿Y está de acuerdo con ello? —siguió, como si Culo Vanidoso no hubiera hablado. Todo bueno, casi todo dentro de ella quería que se fuera. Ahora. La había insultado y, en lugar de experimentar furia como había intentado convencerse, quiso arrancarle la ropa. Allí mismo. Lo admitía. Esta clase de cosas nunca le habían pasado antes y eso la asustaba—. ¿Su actitud no le hace querer alimentar a sus gatos con sus órganos?
Anne levantó el índice.
—Uno, no tengo gatos —otro dedo—. Dos, su actitud no me molesta porque usted es la que tiene que tratar con él. Irá con usted esta noche.
—¡¿Qué?!
—Ya me oíste. Va contigo —No había lugar para la discusión en el tono de Anne y todo rastro de humor había desaparecido de su expresión. (_TN) apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que añadiera—: Como Nicholas mencionó antes, ya ha hecho este tipo de trabajo antes. Pero quiero que observe como controlamos en AATP nuestras operaciones. Aquí están las fotos de su nuevo objetivo —le dio una foto a (_TN) y otra a Nicholas —. Tengo un asunto personal que resolver, así que estaré de vuelta mañana. Usted es una profesional o eso espero, así que debería ser capaz de manejar este día sin mí.
¿Qué? ¡Qué!
—¿A dónde va? —dijo (_TN) con voz estrangulada. Los dedos se cerraron de forma inestable sobre la foto.
—Ya se lo dije, es personal. No más preguntas. Que tengan un buen día. —Y dicho lo cual, Anne cogió el bolso, se lo colgó y se dirigió hacia la puerta con el negro y almidonado traje pantalón crujiendo mientras caminaba.
—Anne —la llamó (_TN), la sorpresa palpitando en su interior. Anne prácticamente vivía en la oficina. ¿Por qué se marchaba tan temprano?
—La respuesta es no —dijo Anne, alcanzando el pomo de la puerta.
—Ni siquiera sabe lo que iba a decir.
—No importa. La respuesta sigue siendo no. —Con un tirón, abrió la puerta y Demi cayó dentro, desparramándose sobre la alfombra carmesí. Sin disminuir el paso, Anne la sorteó, diciendo—: Vuelva al trabajo, Carrington —luego desapareció pasillo abajo.
Demi se levantó, las mejillas tan rojas como su brillante pelo, y se tiró del vestido sin tirantes hasta que casi se le salieron los pechos.
—Yo, uh, estaba a punto de llamar. ¿Alguien quiere una taza de café?
—No, gracias —refunfuñó (_TN). La cafeína podría ser el empujoncito final que el corazón necesitaba para detenerse completamente. Jamás se habría levantado de la cama esta mañana si hubiera sabido qué clase de día le esperaba.
Nicholas no pronunció ni una palabra.
—Todo bien, entonces —Demi cerró la puerta apresuradamente, encerrando a (_TN) y a Nicholas dentro. Solos. Juntos.
Un pesado silencio llenó el cuarto.
Di algo. Haz algo. Se removió en el asiento y observó de reojo al empleado más reciente de AATP. Él la miraba, con alguna cosa ilegible en sus ojos, alguna cosa dura y suave al mismo tiempo. Alguna cosa peligrosa para la paz mental. Se meneó de nuevo. Se agradable y así no podrá insultarte. De esa forma no te excitarás de nuevo.
Lo que, por cierto añadió su mente es ridículo.
¿Cuándo se había vuelto así de masoquista?
—¿Cómo convenció a Anne para que le diera este trabajo? —le preguntó, la voz jadeante mientras las palabras se empujaban a través del repentino bloque de hielo en la garganta.
Un músculo palpitó en su sien.
—Ya que parece que usted no se da cuenta, permítame explicarle una cosa. Esa pregunta es insultante. De hecho, usted no ha hecho nada más que insultarme desde que entró en este despacho. O tal vez sí que se da cuenta pero le importa una mierda.
Ella levantó la mano, con la palma hacia fuera.
—Sinceramente, ningún insulto fue intencionado —Bien, lo estás haciendo bien—. Es solo que yo conozco a Anne y usted no. Esto no es propio de ella. Usted no es el único hombre que ha querido trabajar aquí. Y siempre los rechazó en el pasado.
—Puedo no ser el único hombre en querer trabajar aquí, pero le prometo que soy el mejor.
(_TN) no tenía ninguna duda al respecto. Ninguna mujer sería capaz de resistirse a su potente encanto. Aún así…
—Tiene que haber algo más en todo esto.
—¿A dónde quiere llegar? —preguntó a través de los blancos dientes apretados—. ¿A qué soy el juguete sexual de Anne?
De pronto a la defensiva, ella enderezó la espalda.
—¿Lo eres?
—Para tu información, Hoyuelos. Jamás he necesitado tanto un trabajo como para que tuviera que acostarme con la jefa para conseguirlo —el tono fue más duro con cada palabra, y añadió—: Aunque, obviamente, eres algo lenta, realmente espero que entiendas mis siguientes palabras para así no tener que repetirlas como un disco rayado. Presta atención. Podrían hacerte un examen. Anne. Quiere. Ampliar. El. Negocio. Fin de la historia.
Entrecerró los ojos. Una oleada de intenso aborrecimiento sí, aborrecimiento y no la otra tonta emoción la atravesó. Con algunas personas conectabas a la primera, con otras… no. Ellos obviamente no lo hacían. Y a cada momento que pasaban juntos, la aversión sí, la aversión y no alguna otra y aún más tonta emoción se intensificaban.
Mantén el control. No le dejes ver cuánto te afecta.
—Mis preguntas e inquietudes están justificadas —dijo ella sin alterar la voz (bueno, quizás un poco).
—No, no lo están —gruñó él.
—Desde luego que piensas eso —le sonrió dulcemente—. Eres irracional.
—Apuesto a que eres un verdadero manojo de alegrías… en el trabajo —dijo él, mascullando luego—: Realmente espero no tener que intervenir en la extinción del fuego que seguramente iniciarás esta noche. He oído que ya has provocado varias reyertas.
—Culpa de ello a la Hermandad de las Rabiosas Erecciones —dijo, todavía repugnantemente dulce—. No a mí.
—¿Es por eso por lo que estás tan gruñona, Hoyuelos? ¿Tienes miedo de que esta noche interfiera en tu trabajo y te impida provocar esas erecciones? —Había más repugnancia en esa frase de la que jamás había escuchado de ninguna otra persona—. Probablemente te limites a excitar a tus objetivos y a largarte.
Eso fue rastrero. Muy rastrero. Esa parte de su trabajo no le gustaba, pero se había resignado a hacerla porque los resultados finales eran muy importantes para las víctimas de infidelidad.
—Esa observación es muy graciosa, Nick . Viniendo de ti. ¿Es que tú no tienes también un trabajo que requiere que excites a las mujeres y luego alejarte de ellas?
—Es Nicholas —dijo con dureza—. Sólo respondo a Nicholas .
¿Fue un destello de culpa lo que vio en sus ojos? No, seguramente no. Posiblemente orgullo. Lo más probable es que él se estuviera dando mentalmente palmaditas en la espalda.
Ella se encogió de hombros.
—Lo que tú digas, Nickey .
Los minutos pasaron mientras la miraba fijamente y con atención. Luego, dijo:
—Lo que dije sobre las erecciones estaba fuera de lugar —admitió de mala gana.
(_TN) sacudió la cabeza y parpadeó. ¿Estaba él (y ella no se atrevía a creérselo) pidiéndole perdón? Su padre lo había hecho. Incluso sus ex novios lo habían hecho. Pero las palabras nunca antes se le habían deslizado sobre la piel con el fervor de una caricia. Ellos nunca le habían afectado hasta el tuétano de los huesos y le habían hecho querer perdonarles.
—Simplemente empecemos a trabajar —dijo después de aclararse la garganta, sin saber que más decir. Se obligó a olvidar a Nicholas y enfocarse en la foto que Anne le había dado. Fue una buena distracción. El hombre que le habían asignado esa noche tendría unos cuarenta años. Tenía un poco de entradas, amables ojos negros, una mandíbula fuerte y pómulos altos. En general, no era un cerdo mal parecido.
Por la mañana, su vida tal y como él la conocía estaría arruinada.
Tal vez ella era emocionalmente estéril o algo así, porque eso habría provocado que la mayoría de la gente se sintiera un poco triste, un poco culpable. Quizás incluso algunos habrían abandonado el trabajo. (_TN), bueno, quería que su novia supiera exactamente el tipo de perdedor para el que había cocinado y limpiado, con el que había dormido y al que le había dedicado todo su tiempo y energía.
Como Demi , a (_TN) le habría gustado encontrarse con un hombre con honor e integridad, que no se derrumbara bajo el encanto de la tentación prohibida. Un hombre que le diera más importancia al amor que al sexo.
Aquel pensamiento la devolvió al varón en el cual no quería pensar, pero al que al parecer no podía apartar de la mente, preguntándose sorprendida a qué tipo pertenecería él. No creía que ella le atrajera más que un humeante montón de mierda. ¿Tendría novia? ¿Trataba a todas las mujeres con el mismo desdén o sólo a ella?
¿Cómo trataría a alguien que le gustara?
—¿Qué sabes de Darren Sawyer, el objetivo de esta noche? —Todo hombre de negocios ahora, Nicholas se reclinó en la silla y dobló los brazos sobre el estómago. La camisa se estiró contra los duros tendones y la aterciopelada piel.
—Aún no he tenido la oportunidad de leer su expediente.
—Su novia dice que está en medio de la crisis de los cuarenta.
Nicholas hizo una pausa, un mechón de pelo rubio cayéndole sobre la frente. Hermoso, pero de un modo totalmente masculino.
—¿Es la novia quien lo dice? ¿O tú? —Él apoyó el codo sobre la rodilla alzada y la barbilla en la palma—. El tono de tu voz dice que el hombre ya ha sido juzgado y condenado. ¿No se supone que deberíamos ser imparciales?
—No —se mofó—. No se supone que somos imparciales.
—¿Y por qué no?
—¿Qué importa la objetividad? Ese hombre la engaña o lo hará tarde o temprano —agitó la carpeta en el aire—. Darren se cambió su Toyota por un Cobra. Se pasa dos horas al día en el gimnasio cuando solía pasarlas hablando con su novia. Y ha estado frecuentando los clubs nocturnos cada fin de semana. Lo más seguro es que ya ha decido abandonar a su vieja novia por otra más joven, sólo que la vieja novia no lo sabe. Aún.
Aquella ahora familiar mirada de disgusto cubrió los ojos de Nicholas , perforándola como un rayo láser.
—¿Un nuevo coche, hacer deporte y bailar es igual a una crisis de los cuarenta, Hoyuelos? Tal vez el hombre simplemente quiere mejorar.
Maldición, su acento era inusitadamente sexy. Eso le hizo sentir un cosquilleo. Aún así odiaba, odiaba, odiaba la forma en la que dijo la palabra hoyuelos. Sonó como una caricia, ¿verdad? No de sus labios. Era más un insulto.
—Y quizás todo este tiempo devoré una pizza familiar yo sola, y de una sentada, por motivos medicinales.
—Yo conduzco un jodido Jaguar. Y hago deporte. ¿Significa eso que estoy en medio de una puñetera crisis?
Dos palabrotas. ¿Había tocado, quizás, un nervio sensible?
—Bien, vamos a ver —se dio golpecitos con el dedo en la barbilla y fingió confusión ante las siguientes palabras—. ¿Entregaste tu viejo coche como parte del pago de otro que no podías permitirte?
—No —dijo rígidamente.
—¿Te hiciste un tatuaje que pone Soy Puro Fuego?
—No —dijo, un poco más rígidamente.
—Según su novia, Darren Sawyer ha hecho ambas cosas. ¿Crees que se endeudó y se marcó la piel para siempre sólo para mejorar? O y sé que me estoy enrollando, pero ten paciencia conmigo, Nick tal vez intenta pillar un caliente y apretado culito.
Nicholas se pasó la lengua por los dientes. Parecía albergar un infierno en su interior, a punto de explotar. Él no necesitaba un tatuaje para decirle al mundo que quemaba.
—Cien dólares a que Darren no te tira los tejos esta noche.
Los ojos se estrecharon.
—¿Piensas sabotearme?
—Claro que no. Simplemente tengo fe en el señor Sawyer. Creo que te equivocas con él. Que él simplemente intenta sentirse bien consigo mismo. Creo que va a mirarte y seguir su camino. Como jugador, realmente me gustan las probabilidades que tengo con éste.
¿Qué intentaba decir? ¿Que ella no podía atraer a ningún hombre, ni siquiera uno que rondaba a las mujeres? Apretó las manos, arrugando la foto. Oh, ya le enseñaría ella a Nicholas . Con mucho gusto. Sentirse bien consigo mismo, ¡por favor! ¿Seguir su camino? Ni hablar.
—Perderás.
—¿No tienes dudas? —dijo él, arqueando las rubias cejas que le daban ese insolente aspecto que había comenzado a odiar. Y desear, malditas las hormonas.
—Ninguna en absoluto.
—No me sorprende —sacudió la cabeza, provocando que más mechones rubios cayeran sobre la frente—. Obviamente tienes una alta opinión de ti misma.
—En realidad, lo que tengo es una baja opinión de los hombres —Cerdo, lo insultó mentalmente, aunque al mismo tiempo tuvo que reprimir el impulso de retirarle aquel mechón de la cara. ¿Qué estaba mal con ella? Necesitaba una zurra por esas tendencias masoquistas. Una zurra mala, traviesa y, oh sí, una… Boba. Para—. Darren no va a caer porque me quiera a mí especialmente. Caerá porque es un pene andante y los penes andantes ni siquiera son capaces de distinguir una mujer de una muñeca hinchable.
—Debería haber sabido que dirías algo como eso —Nicholas articuló otra de sus deliciosas y ricas sonrisitas. Más deliciosa que el chocolate. Más rica que la nata montada—. ¿No serás una de esas que odian a los hombres, verdad, Hoyuelos?
Ella se mordió el interior de la mejilla con tanta fuerza que noto el sabor de la sangre.
—Odio a los mentirosos y a los estafadores. Por lo que sí, supongo que soy una de esas que odian a los hombres.
—Tal vez sea porque no has encontrado aún al hombre adecuado.
—¿Y se supone que ese hombre eres tú, Nickey el excéntrico? —se burló, demostrando lo absurda que le parecía la idea. Dios, jamás había sentido tanta aversión por alguien, ni con tanta rapidez. Él era vil. Absolutamente vil… y tan deseable que las manos le temblaban por la necesidad de tocarle. Definitivamente era masoquista. Gracioso que nunca lo hubiera comprendido antes de hoy.
—No tienes que preocuparte de que me acerque a ti —dijo él—. No eres mi tipo.
—¿Y qué tipo es ese? —No pudo evitar preguntarle.
—Fría y despiadada. Y mi nombre es Nicholas .
—¿Me estas llamando a mí fría y despiadada o es la clase de mujer con la que te gusta salir?
—A ti.
Oh, la sangre hirvió, al rojo vivo, consumiéndola. No era fría ni despiadada. Pero el insulto la afectó profundamente porque a veces sólo a veces tenía miedo de que fuera ambas cosas. Después de todo, ayudaba a arruinar la vida de la gente y no se sentía mal por ello.
—¿Por qué demonios eres tan hiriente conmigo? Y si no sabes lo que quiero decir con hiriente, estaré encantada de agarrar tu Señor Feliz y explicártelo.
—Eres una mujer, Hoyuelos —la miró fijamente con una burlona media sonrisa curvando la deliciosa boca—. Es todo lo que necesitas para cabrearme.
Ella parpadeó.
—¿No te gusto porque soy mujer? —Tal vez, realmente, era gay.
—No, me gustas mucho. Algunas partes de ti, al menos —Los ojos se deslizaron sobre su cuerpo en una mirada lasciva, deteniéndose en sus pechos y entre sus piernas, quitándole lentamente su ya escasa ropa. Desafiándola a que se atreviera. Rogando por que lo hiciera, en realidad.
Como si alguna vez, alguna vez permitiera a aquel cerdo verla desnuda. Le amasase los pechos. Apretara los pezones entre sus dedos. Lamiera un camino descendente por el cuerpo. Y... gruñó en lo profundo de la garganta.
—Las mujeres son las estafadoras y las mentirosas —dijo—. No los hombres. Ellas alegremente olvidan su moralidad cuando creen que van a conseguir un orgasmo. O un hombre con más dinero. O un hombre que estúpidamente haga todo lo que pidan. Y la lista podría seguir y seguir.
(_TN) parpadeó de nuevo cuando la comprensión se cerró sobre ella de golpe. Oh, qué ironía. Se rió, incrédula. Nicholas Jonas era la versión masculina de ella misma. Este espécimen ferozmente hermoso pensaba que las mujeres eran unas cerdas. Increíble. Incomprensible. No tenía precio.
—No es gracioso —dijo con dureza.
—Sí, los es. —Obligándose a sí misma a calmarse, le estudió—. Exactamente, ¿cuánto tiempo lleva trabajando en este negocio?
Él apretó los labios en una amotinada línea. Al parecer, compartir información personal no era parte de su relación odio-odio.
—¿Y bien? —presionó ella.
—Ocho años —respondió finalmente. Echó un vistazo al reloj de pulsera—. Y ahora terminemos esta conversación. Tengo la información que necesitaba sobre el objetivo. Ya puedes irte.
—¿Puedes irte? —jadeó ella—. ¿Puedes irte?
—Sí. ¿Hay eco en la habitación?
¿Había mencionado ya que odiaba a este hombre?
—Nos encontraremos en el club en tres horas y media —dijo. Alzó el duro y gran cuerpo del asiento, rodeó de una zancada el escritorio de Anne y se sentó en su silla.
Sobresaltada por su atrevimiento, (_TN) sacudió la cabeza.
—¿Qué crees que estás haciendo?
Él miró fijamente los papeles.
—No creo que esto sea de tu incumbencia, pero Anne me dijo que me sintiera como en casa.
—Puedo garantizarte que no quiso decir en su escritorio.
Él se echó hacia atrás y estiró las piernas, cruzando los tobillos sobre la mesa. Encontró su mirada.
—¿Estabas aquí? ¿Escuchaste la conversación?
—No —dijo ella a través de los dientes apretados.
—Entonces no sabes lo que quiso decir, ¿verdad?
Bastardo satisfecho. Más que a los puzzles, más que a este hombre, odiaba no ser la mejor. Quería a Nicholas fuera de la oficina para así ella poder colocarse ante el escritorio de Anne. Quería leer su expediente al igual que él había leído el suyo. ¿Y qué diablos había puesto Anne en su archivo para hacerla parecer una persona de moral cuestionable?
—¿Y bien? —La aguijoneó—. ¿Cuánto tiempo planeas quedarte ahí sentada?
De acuerdo, decidió al instante. Deja que se quede. Eso cabrearía a Anne cuando se enterara, y podría (por favor, por favor, ¡por favor!) despedirle. Además de eso, discutir con él todavía la excitaba. Ahora más que antes. La piel le ardía y la sangre caliente fluía por las venas a una velocidad alarmante.
—Deja la puerta abierta cuando salgas —añadió él con aire de suficiencia.
Mirándole con los ojos entrecerrados y jadeando un poco, (_TN) se puso de pie. Mejor marcharse ahora, antes de que él mencionara su mala reputación o una peor reputación, de todos modos y saltara sobre sus huesos. ¿Qué está mal conmigo? se preguntó por milésima vez.
Caminó rápidamente hacia la puerta, diciendo en suave tono burlón sobre el hombro:
—Me voy a casa para sacarme de encima tu grosería. Te veré en el club, Nickey . Asegúrate de traer esos cien dólares que me deberás. Espero que me pagues en el momento en que pierdas —cerró de golpe la puerta tras ella, provocando que el cristal vibrara y se alejó pasillo abajo.
continuara..................................
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
GUUUAAUU!!!
QUE CAAAAAPIIISSSS!!!
AAIII COMO QUE NIIICCK ES UNA VERCIOOONN DE ELLLAAAAA!!!!
AAAII PON OOOTROOOO
PARA VER QUIEN GANA LA APUESTAAA
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AAIII COMO QUE NIIICCK ES UNA VERCIOOONN DE ELLLAAAAA!!!!
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chelis
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
jojoj ya estoy aqui!! asi es amiga aun no te libraras de mi por un tiempo
pero obviamente es inevitable estar lejos de tus maravillosas historias!!
Esa rayis me encanto, su forma de ser uyuyuy gran pesonaje!!
pero Nick no se queda atras... OMG!!! esa actitud... tsss que aguante de ella
yo ya le hubiera saltado encima hahaha
pero algo debio pasarle para que sea asi, y eso me deja intrigada!!
amo sus peleas *.* me matan de risa!!
siguela pronto porfis!!
pero obviamente es inevitable estar lejos de tus maravillosas historias!!
Esa rayis me encanto, su forma de ser uyuyuy gran pesonaje!!
pero Nick no se queda atras... OMG!!! esa actitud... tsss que aguante de ella
yo ya le hubiera saltado encima hahaha
pero algo debio pasarle para que sea asi, y eso me deja intrigada!!
amo sus peleas *.* me matan de risa!!
siguela pronto porfis!!
DanieladeJonas
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
CAPÍTULO 3
Perdóname, necesito tu número de teléfono para dárselo a mi amigo. Así sabrá dónde puede encontrarme por la mañana.
El teléfono de Demi Carrington sonó mientras (_TN) salía del edificio sin una sola palabra o mirada. Bueno. ¿Qué había pasado? Nunca había visto a su amiga tan trastornada.
Brrring, brrrin. El teléfono sonó mientras se ponía de pie para ir tras (_TN).
Después de una momentánea vacilación, se volvió a sentar en la silla. Tendría que averiguarlo más tarde. Sólo había una persona que la llamara a esas horas y no tenía fuerza para ignorarla. Además, (_TN) probablemente apreciaría ese tiempo para enfriarse.
Esto está mal. Eres una mala amiga. De todos modos cogió el teléfono y lo sostuvo en la oreja, ya un poco sin aliento.
—Demi Carrington.
—¡Eh!, tú.
Oyendo esa profunda y tierna voz, el estómago se le encogió al instante. Sí, había tenido razón. Brent. El hermano mayor de (_TN) y su perdición durante toda la vida.
—Tienes que dejar de llamarme al trabajo, Brent —dijo, sabiendo que no lo haría. Una parte de ella se alegraba de ello. Otra, odiaba aquella parte.
—No puedo remediarlo —dijo Brent en un tono bajo, susurrado, como si compartieran un secreto—. Tenía que oír tu voz. Han pasado veinticuatro horas desde que hablamos, y eso es mucho tiempo.
El estómago se le encogió de nuevo y se le puso la carne de gallina. Ponerse en contacto con Brent era peligroso, incluso por teléfono. Él era la única persona en el mundo que podía tentarla para alejarse de Wyatt y la única persona en el mundo con la que nunca, jamás, se permitiría tener un lío.
No había estado interesado en ella, cuando ella si lo había estado en él, la había rechazado muchas veces, y ahora era demasiado tarde. Además, aunque ahora saliera con él, se alejaría de ella en el momento en que empezara a envejecer. Una arruga… adiós Brent. Gana unos kilos y ¿a dónde va Brent tan deprisa?
En el colegio, había sido un patito feo y él la había evitado. Ahora que era agradable a la vista, la perseguía despiadadamente. Era insultante. ¿Y por qué no le pones fin a esto?
—¿Quieres ir luego al cine? —preguntó él—. No digas que no. Estoy dispuesto a ver una película de esas románticas, y si eso no te demuestra mi devoción hacia ti, nada lo hará.
Cerró los ojos, imaginándose al lado de él en la sala, compartiendo palomitas de maíz. Wyatt odiaba ir al cine. Cenas y fiestas caras, esas eran sus preferencias.
—No, lo siento —se obligó a decir—. Tengo planes con Wyatt.
Hubo una pausa espesa, pesada. La aprovechó para aplastar la pena.
Entonces Brent gruñó desde el fondo de la garganta.
—Odio a ese jodido gilipollas.
—¿Cómo sabes que es un gilipollas? Nunca le has conocido.
—No tengo que conocerle para saber que no es lo bastante bueno para ti.
Ella tembló. Termina con esto. Solo estás jugando con fuego…
—¡Adiós! Brent —dijo, de nuevo forzándose a hacer algo que no quería. Colgó el teléfono, cortando la conexión. No es para ti. No le engañes.
Diablos, no te engañes a ti misma.
Así que ¿por qué de pronto quería gritar?
La puerta del despacho de Anne se abrió y el delicioso dios rubio echó un vistazo fuera. Miró hacia el final de un pasillo, luego en la otra dirección.
—¿Busca a (_TN)? —preguntó. Él y (_TN) debían de haberse liado a golpes porque él parecía tan enfadado como ella.
Él no dijo nada, solamente frunció el ceño hacia ella y cerró la puerta de nuevo.
—Genial —refunfuñó. Hora de regresar al trabajo. Ya pensaría en el Novato más tarde.
Dentro del despacho de Anne, Nicholas caminó con ímpetu hasta el escritorio y se sentó en la silla giratoria. Cruzó los brazos sobre el pecho y miró fijamente la puerta, la nariz aspirando el delicioso y persistente olor de la hembra. Un misterioso olor que no podía ubicar. Tal vez una puesta de sol. Tal vez una brisa marina a medianoche. Tal vez infierno y azufre.
Bien, de acuerdo. La reunión no había ido como había planeado. Por culpa de (_TN), por supuesto. Mujer exasperante.
Él había trabajado en este oficio quita-inocencias durante mucho tiempo, pero jamás se había encontrado con un señuelo como ella. Era… imprevisible. Un bombón que te sonreía un momento y te azotaba con su lengua al siguiente. Mmm, azotar con la lengua. Frunció el ceño. No vayas por ahí.
Había pensado en comportarse, mostrarle su lado cortés. Sin embargo, ella había entrado mirándole como si fuera un trozo de algo comestible, y aquella intención había volado directa al infierno. En ese punto, la única cortesía que habría conseguido de él sería si le hubiera pedido que la tumbara sobre su escasa ropa y se ofreciera para comérsela entera. Podría incluso habérselo agradecido.
De ahí la razón por la que había hecho todo lo que pudo para cabrearla.
Si ella le despreciaba, le apartaría continuamente y jamás tendría que preocuparse de ceder ante la tentación. O intentar seducir a la tentación. Era pura dinamita, y se había encendido con cada insulto que le había dicho. No debería ser tan excitante. Insultarla no debería haber sido tan excitante. Pero lo había sido. Oh, como lo había sido.
Eres un sádico, se reprendió. Por lo general no permitía que las mujeres le afectaran a ningún nivel excepto el sexual. Pero (_TN) había hecho eso y más… Y lo había hecho mientras le miraba como si fuera una herida infectada sobre el culo de un caballo en un momento y un plato de fresas bañadas en chocolate al siguiente.
¿Ira? Sí, se había enfadado. Le había acusado de follar con la jefa para conseguir un trabajo. ¿Admiración? Definitivamente. Le había afrontado nariz contra nariz, devolviendo los insultos y (¿fingida?) indiferencia. ¿Excitación? ¡Absolutamente, joder! Más de la que había experimentado en años.
Conclusión: comprar la AATP de Anne sin conocer primero a todos sus empleados personalmente había sido un error. Uno que era demasiado tarde para rectificar. Había leído sus expedientes, desde luego, pero no había considerado sus personalidades reales. O el choque que sus diferentes personalidades podría provocar… O la lujuria. En su defensa, decir que simplemente había querido ampliar su negocio y había estado ciego a todo excepto al margen de beneficio.
Ya no lo estaba.
Después de llamarle y ofrecerle la empresa, Anne cambió de idea al día siguiente y luego volvió a cambiar de idea de nuevo cuando la visitó y le sugirió a (_TN) Greene como su segundo al mando. De ninguna maldita forma consideraría eso ahora. Primero: Se sentía atraído hacía esa exasperante diablesa. Nunca se había sentido atraído por un señuelo antes y no le gustaba que le pasara ahora. Y por esa mujer. Segundo: (_TN) era un peligro para la sociedad con su cara inocente, su mortal cuerpo y su lengua viperina. Y ahora era suya.
El cuerpo, al instante, se le endureció en todos los sitios correctos. ¡So! muchacho. No es mía de forma personal. Es mi empleada.
Luchando contra el reguero de pólvora en la sangre, buscó entre las carpetas de empleados que descansaban sobre el borde del escritorio. Cuando encontró la de (_TN), la cogió y la abrió. Sus rasgos, aparentemente inocentes, le miraron desde abajo. ¿Quieres probarme, verdad? Parecía decir su media sonrisa.
Sí. Lo hacía.
Ella tenía una nariz respingona, pequeñas pecas dispersadas apenas visibles había tenido que buscarlas intensamente cuando la había conocido en persona y, dulce Jesús, los hoyuelos más bonitos que jamás había visto. Esos no había tenido que buscarlos. Atrajeron su atención y no la soltaron. Sumado, todos esos rasgos eran los atributos de una profesora de catequesis.
También tenía brillantes rizos oscuros hechos para las manos de un hombre, exuberantes labios rosados y grandes ojos azules rodeados de negras pestañas… Los atributos de una buena y saciada gatita sexual. Una exquisita combinación que le hizo preguntarse cómo sería ella en la cama. Tal vez ambas cosas.
No vayas por ahí, idiota.
Tosió y se removió en la silla, caliente y definitivamente molesto. Leyendo en puntos fuertes, Anne había marcado: leal, honesta, decidida y desconfiada. ¿Por qué desconfiada era un punto fuerte? Bajo debilidades: dada a la caridad, bien intencionada y que antepone el bienestar de sus amigos al suyo propio. ¿Aquello eran debilidades? Él sacudió la cabeza. Anne era rara.
Él mismo no había visto ninguna cualidad redentora en (_TN). Bueno, eso era mentira. Le había pedido perdón la primera vez que, sin querer, le había insultado, cuando le preguntó el por qué Anne le había contratado. También estaba su boca. Seguramente, esa era una cualidad redentora. Y sus piernas. Y sus pechos, con aquellos pezones tan-duros-que-deseé-lamerlos.
Toda la sangre se precipitó a la zona sur de nuevo. Por favor, reflexionó al instante. Parece que ésta jamás emigró al norte desde que (_TN) entró en el despacho.
¿Qué iba a hacer con esa mujer?
Yo puedo pensar en algo, contestó la erección.
—Cállate —refunfuñó hoscamente—. Tú no tienes voz en este asunto. —Infiernos, no. Las erecciones convertían a los hombres en, bueno, gilipollas. De hecho, hacían cosas estúpidas. Él no era estúpido. La mayor parte del tiempo.
Las mujeres eran víboras por naturaleza, (_TN) claramente más que la mayoría, con su desconfianza y todo eso. Involucrarse con una empleada especialmente con una que no vacilaría en cortar en rodajas a su oponente sería el equivalente a seccionarse todos los órganos vitales y venderlos en eBay.
No es que (_TN) hubiera querido tener algo con él.
No es que Nicholas quisiera tener algo con ella. En realidad.
Era un jugador pero ella era una apuesta muy alta. Demasiado alta. De todos modos le habría gustado jugar al strip-poker con ella. Tener toda la pasión de (_TN) enfocada en una mano de cartas mientras estaba desnuda… Oh, jodido infierno. Más de esto y podría perder todo el sentido común y seguir adelante e intentar seducirla.
¿Tendría novio? ¿Era (_TN) del tipo que exigía un compromiso? Seguramente no. Como él, probablemente mantenía sus relaciones estrictamente a nivel del sexo, sexo y más sexo. Sin ataduras. Nunca. Y jamás con empleados, se recordó. O compañeros de trabajo. U otro señuelo.
Probablemente necesitaría recordárselo unas miles de veces más, ya que había estado de bajón últimamente y ni siquiera había tenido un poco de sexo. No por culpa suya. Tuvo ofertas, bueno, algunas ofertas…. De acuerdo. Habían sido dos. En su defensa, de nuevo, decir que no había sido exactamente agradable con las mujeres que se le acercaron.
Simplemente, últimamente no estaba muy interesado y (para su vergüenza) no podía ponerse duro porque en todo en lo que podía pensar era en la naturaleza del condenado baile de acoplamiento entero. Encontrarse, echar un polvo, decir adiós o intentar que la cosa funcionara, para terminar en fracaso. Entonces había visto a (_TN) y el bajón se había terminado. Literalmente.
¿En qué lío me he metido ahora? se preguntó otra vez.
Aunque necesitaba mantener a (_TN) a una distancia emocional, mantenerla enfadada con él y que así no hubiera ninguna posibilidad de que quisieran ser amigos o amantes, tenía que suavizar las cosas con ella o la vida en la oficina sería un infierno. Esta noche sería un infierno. Y no necesitaba más infiernos. Tenía ganas de relajarse, de simplemente observar cómo se desenvolvía en una asignación y criticarla en su mente. Ahora tendría que intervenir y limpiar todo lo que (_TN) estropeara. Y lo estropearía. Mujeres tan emocionalmente volátiles lo apartaban todo en su camino.
No era un estereotipo. Era simplemente la verdad.
Con el temor (y la anticipación) extendiéndose interiormente, echó un vistazo a la dirección de la casa de (_TN). Tendría que acercarse allí y suavizar las cosas pero manteniendo aún las distancias. Tendría que usar su famosa cara "de farol" para cubrir el temor (y la anticipación).
Menos mal que a él le gustaban los desafíos.
Perdóname, necesito tu número de teléfono para dárselo a mi amigo. Así sabrá dónde puede encontrarme por la mañana.
El teléfono de Demi Carrington sonó mientras (_TN) salía del edificio sin una sola palabra o mirada. Bueno. ¿Qué había pasado? Nunca había visto a su amiga tan trastornada.
Brrring, brrrin. El teléfono sonó mientras se ponía de pie para ir tras (_TN).
Después de una momentánea vacilación, se volvió a sentar en la silla. Tendría que averiguarlo más tarde. Sólo había una persona que la llamara a esas horas y no tenía fuerza para ignorarla. Además, (_TN) probablemente apreciaría ese tiempo para enfriarse.
Esto está mal. Eres una mala amiga. De todos modos cogió el teléfono y lo sostuvo en la oreja, ya un poco sin aliento.
—Demi Carrington.
—¡Eh!, tú.
Oyendo esa profunda y tierna voz, el estómago se le encogió al instante. Sí, había tenido razón. Brent. El hermano mayor de (_TN) y su perdición durante toda la vida.
—Tienes que dejar de llamarme al trabajo, Brent —dijo, sabiendo que no lo haría. Una parte de ella se alegraba de ello. Otra, odiaba aquella parte.
—No puedo remediarlo —dijo Brent en un tono bajo, susurrado, como si compartieran un secreto—. Tenía que oír tu voz. Han pasado veinticuatro horas desde que hablamos, y eso es mucho tiempo.
El estómago se le encogió de nuevo y se le puso la carne de gallina. Ponerse en contacto con Brent era peligroso, incluso por teléfono. Él era la única persona en el mundo que podía tentarla para alejarse de Wyatt y la única persona en el mundo con la que nunca, jamás, se permitiría tener un lío.
No había estado interesado en ella, cuando ella si lo había estado en él, la había rechazado muchas veces, y ahora era demasiado tarde. Además, aunque ahora saliera con él, se alejaría de ella en el momento en que empezara a envejecer. Una arruga… adiós Brent. Gana unos kilos y ¿a dónde va Brent tan deprisa?
En el colegio, había sido un patito feo y él la había evitado. Ahora que era agradable a la vista, la perseguía despiadadamente. Era insultante. ¿Y por qué no le pones fin a esto?
—¿Quieres ir luego al cine? —preguntó él—. No digas que no. Estoy dispuesto a ver una película de esas románticas, y si eso no te demuestra mi devoción hacia ti, nada lo hará.
Cerró los ojos, imaginándose al lado de él en la sala, compartiendo palomitas de maíz. Wyatt odiaba ir al cine. Cenas y fiestas caras, esas eran sus preferencias.
—No, lo siento —se obligó a decir—. Tengo planes con Wyatt.
Hubo una pausa espesa, pesada. La aprovechó para aplastar la pena.
Entonces Brent gruñó desde el fondo de la garganta.
—Odio a ese jodido gilipollas.
—¿Cómo sabes que es un gilipollas? Nunca le has conocido.
—No tengo que conocerle para saber que no es lo bastante bueno para ti.
Ella tembló. Termina con esto. Solo estás jugando con fuego…
—¡Adiós! Brent —dijo, de nuevo forzándose a hacer algo que no quería. Colgó el teléfono, cortando la conexión. No es para ti. No le engañes.
Diablos, no te engañes a ti misma.
Así que ¿por qué de pronto quería gritar?
La puerta del despacho de Anne se abrió y el delicioso dios rubio echó un vistazo fuera. Miró hacia el final de un pasillo, luego en la otra dirección.
—¿Busca a (_TN)? —preguntó. Él y (_TN) debían de haberse liado a golpes porque él parecía tan enfadado como ella.
Él no dijo nada, solamente frunció el ceño hacia ella y cerró la puerta de nuevo.
—Genial —refunfuñó. Hora de regresar al trabajo. Ya pensaría en el Novato más tarde.
Dentro del despacho de Anne, Nicholas caminó con ímpetu hasta el escritorio y se sentó en la silla giratoria. Cruzó los brazos sobre el pecho y miró fijamente la puerta, la nariz aspirando el delicioso y persistente olor de la hembra. Un misterioso olor que no podía ubicar. Tal vez una puesta de sol. Tal vez una brisa marina a medianoche. Tal vez infierno y azufre.
Bien, de acuerdo. La reunión no había ido como había planeado. Por culpa de (_TN), por supuesto. Mujer exasperante.
Él había trabajado en este oficio quita-inocencias durante mucho tiempo, pero jamás se había encontrado con un señuelo como ella. Era… imprevisible. Un bombón que te sonreía un momento y te azotaba con su lengua al siguiente. Mmm, azotar con la lengua. Frunció el ceño. No vayas por ahí.
Había pensado en comportarse, mostrarle su lado cortés. Sin embargo, ella había entrado mirándole como si fuera un trozo de algo comestible, y aquella intención había volado directa al infierno. En ese punto, la única cortesía que habría conseguido de él sería si le hubiera pedido que la tumbara sobre su escasa ropa y se ofreciera para comérsela entera. Podría incluso habérselo agradecido.
De ahí la razón por la que había hecho todo lo que pudo para cabrearla.
Si ella le despreciaba, le apartaría continuamente y jamás tendría que preocuparse de ceder ante la tentación. O intentar seducir a la tentación. Era pura dinamita, y se había encendido con cada insulto que le había dicho. No debería ser tan excitante. Insultarla no debería haber sido tan excitante. Pero lo había sido. Oh, como lo había sido.
Eres un sádico, se reprendió. Por lo general no permitía que las mujeres le afectaran a ningún nivel excepto el sexual. Pero (_TN) había hecho eso y más… Y lo había hecho mientras le miraba como si fuera una herida infectada sobre el culo de un caballo en un momento y un plato de fresas bañadas en chocolate al siguiente.
¿Ira? Sí, se había enfadado. Le había acusado de follar con la jefa para conseguir un trabajo. ¿Admiración? Definitivamente. Le había afrontado nariz contra nariz, devolviendo los insultos y (¿fingida?) indiferencia. ¿Excitación? ¡Absolutamente, joder! Más de la que había experimentado en años.
Conclusión: comprar la AATP de Anne sin conocer primero a todos sus empleados personalmente había sido un error. Uno que era demasiado tarde para rectificar. Había leído sus expedientes, desde luego, pero no había considerado sus personalidades reales. O el choque que sus diferentes personalidades podría provocar… O la lujuria. En su defensa, decir que simplemente había querido ampliar su negocio y había estado ciego a todo excepto al margen de beneficio.
Ya no lo estaba.
Después de llamarle y ofrecerle la empresa, Anne cambió de idea al día siguiente y luego volvió a cambiar de idea de nuevo cuando la visitó y le sugirió a (_TN) Greene como su segundo al mando. De ninguna maldita forma consideraría eso ahora. Primero: Se sentía atraído hacía esa exasperante diablesa. Nunca se había sentido atraído por un señuelo antes y no le gustaba que le pasara ahora. Y por esa mujer. Segundo: (_TN) era un peligro para la sociedad con su cara inocente, su mortal cuerpo y su lengua viperina. Y ahora era suya.
El cuerpo, al instante, se le endureció en todos los sitios correctos. ¡So! muchacho. No es mía de forma personal. Es mi empleada.
Luchando contra el reguero de pólvora en la sangre, buscó entre las carpetas de empleados que descansaban sobre el borde del escritorio. Cuando encontró la de (_TN), la cogió y la abrió. Sus rasgos, aparentemente inocentes, le miraron desde abajo. ¿Quieres probarme, verdad? Parecía decir su media sonrisa.
Sí. Lo hacía.
Ella tenía una nariz respingona, pequeñas pecas dispersadas apenas visibles había tenido que buscarlas intensamente cuando la había conocido en persona y, dulce Jesús, los hoyuelos más bonitos que jamás había visto. Esos no había tenido que buscarlos. Atrajeron su atención y no la soltaron. Sumado, todos esos rasgos eran los atributos de una profesora de catequesis.
También tenía brillantes rizos oscuros hechos para las manos de un hombre, exuberantes labios rosados y grandes ojos azules rodeados de negras pestañas… Los atributos de una buena y saciada gatita sexual. Una exquisita combinación que le hizo preguntarse cómo sería ella en la cama. Tal vez ambas cosas.
No vayas por ahí, idiota.
Tosió y se removió en la silla, caliente y definitivamente molesto. Leyendo en puntos fuertes, Anne había marcado: leal, honesta, decidida y desconfiada. ¿Por qué desconfiada era un punto fuerte? Bajo debilidades: dada a la caridad, bien intencionada y que antepone el bienestar de sus amigos al suyo propio. ¿Aquello eran debilidades? Él sacudió la cabeza. Anne era rara.
Él mismo no había visto ninguna cualidad redentora en (_TN). Bueno, eso era mentira. Le había pedido perdón la primera vez que, sin querer, le había insultado, cuando le preguntó el por qué Anne le había contratado. También estaba su boca. Seguramente, esa era una cualidad redentora. Y sus piernas. Y sus pechos, con aquellos pezones tan-duros-que-deseé-lamerlos.
Toda la sangre se precipitó a la zona sur de nuevo. Por favor, reflexionó al instante. Parece que ésta jamás emigró al norte desde que (_TN) entró en el despacho.
¿Qué iba a hacer con esa mujer?
Yo puedo pensar en algo, contestó la erección.
—Cállate —refunfuñó hoscamente—. Tú no tienes voz en este asunto. —Infiernos, no. Las erecciones convertían a los hombres en, bueno, gilipollas. De hecho, hacían cosas estúpidas. Él no era estúpido. La mayor parte del tiempo.
Las mujeres eran víboras por naturaleza, (_TN) claramente más que la mayoría, con su desconfianza y todo eso. Involucrarse con una empleada especialmente con una que no vacilaría en cortar en rodajas a su oponente sería el equivalente a seccionarse todos los órganos vitales y venderlos en eBay.
No es que (_TN) hubiera querido tener algo con él.
No es que Nicholas quisiera tener algo con ella. En realidad.
Era un jugador pero ella era una apuesta muy alta. Demasiado alta. De todos modos le habría gustado jugar al strip-poker con ella. Tener toda la pasión de (_TN) enfocada en una mano de cartas mientras estaba desnuda… Oh, jodido infierno. Más de esto y podría perder todo el sentido común y seguir adelante e intentar seducirla.
¿Tendría novio? ¿Era (_TN) del tipo que exigía un compromiso? Seguramente no. Como él, probablemente mantenía sus relaciones estrictamente a nivel del sexo, sexo y más sexo. Sin ataduras. Nunca. Y jamás con empleados, se recordó. O compañeros de trabajo. U otro señuelo.
Probablemente necesitaría recordárselo unas miles de veces más, ya que había estado de bajón últimamente y ni siquiera había tenido un poco de sexo. No por culpa suya. Tuvo ofertas, bueno, algunas ofertas…. De acuerdo. Habían sido dos. En su defensa, de nuevo, decir que no había sido exactamente agradable con las mujeres que se le acercaron.
Simplemente, últimamente no estaba muy interesado y (para su vergüenza) no podía ponerse duro porque en todo en lo que podía pensar era en la naturaleza del condenado baile de acoplamiento entero. Encontrarse, echar un polvo, decir adiós o intentar que la cosa funcionara, para terminar en fracaso. Entonces había visto a (_TN) y el bajón se había terminado. Literalmente.
¿En qué lío me he metido ahora? se preguntó otra vez.
Aunque necesitaba mantener a (_TN) a una distancia emocional, mantenerla enfadada con él y que así no hubiera ninguna posibilidad de que quisieran ser amigos o amantes, tenía que suavizar las cosas con ella o la vida en la oficina sería un infierno. Esta noche sería un infierno. Y no necesitaba más infiernos. Tenía ganas de relajarse, de simplemente observar cómo se desenvolvía en una asignación y criticarla en su mente. Ahora tendría que intervenir y limpiar todo lo que (_TN) estropeara. Y lo estropearía. Mujeres tan emocionalmente volátiles lo apartaban todo en su camino.
No era un estereotipo. Era simplemente la verdad.
Con el temor (y la anticipación) extendiéndose interiormente, echó un vistazo a la dirección de la casa de (_TN). Tendría que acercarse allí y suavizar las cosas pero manteniendo aún las distancias. Tendría que usar su famosa cara "de farol" para cubrir el temor (y la anticipación).
Menos mal que a él le gustaban los desafíos.
ElitzJb
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