Cuando se oculta el sol {Harry Styles}

Los días pasaron, tres exactamente y aún ella no aparecía cada día regresaba con menos esperanzas y poco a poco empezaba a plantearme la idea de no volver.
En estos tres días tampoco volví a ver a Lucy aunque su imagen aún seguía presente en mi mente y al parecer no planeaba salir de ahí, cuando me sentaba en el árbol su sonrisa aparecía en mi mente seguida por la de Leia, era increíble lo mucho que se parecían pero intentaba ignorarlo.
La puerta del pequeño local donde me dedicaba a vender objetos tallados en madera se abrió dejando ver a un señor que calculando tendría entre 50 a 55 años este se dirigió al estante donde con sus dedos rosaba cada una de las piezas, sonreí ante esto no muchos suelen apreciar la dedicación que le pongo a esto pero al parecer el es la excepción.
– Buenos días.– Saludé.
– Buenos días.– Me sonrío pero a los segundos regreso la vista a las piezas.
– ¿Que esta buscando?
– Nada en especial, a mi hija le encantaba ir al bosque.– Sonrío pero a los segundos su sonrisa se esfumó.– Y estoy seguro que una de estas piezas le hubiera encantado hace años, de hecho creo que tiene una pero nunca nos dejó verla.
Un pequeño recuerdo vino a mi mente, yo le regale una a Leia era un portarretrato donde ella puso su foto. A ella le encantaba pero realmente era horrible, fue el primer trabajo que hice y ella lo tuvo.
– Joven, joven.– El señor se encontraba mirándome extrañado.
– Lo siento ¿Me decía?
– Por sus piezas puedo ver que es un aficionado a la naturaleza.
– Si, me encanta.
– ¿Y en que año aprendiste a hacer esto?
– En el 2001.
– Entonces creo que te hubieras llevado bien con mi hija.– No supe responder y solo me quede observándolo.– Quiero esta.– Tomo un oso que había hecho ya hace unas semanas y se acerco para pagar.
– Por cierto ¿Como te llamas?
– Harry Styles.
– Mucho gusto joven, tiene usted mucho talento.– Estiró su mano y yo la tome gustoso.
– Gracias señor....
– Hooper.
– Gracias señor Hopper.
– De nada, tal vez si tengo suerte este verano vengo a comprarte otro.
– Me encantaría verlo por aquí de nuevo.
– A mi me gustaría volver pero no se si este verano pueda conseguir que mi hija acepte cosas que tengan que ver con el bosque.
– Si desea la trae tal vez consiga algo que le agrade.
– Lo dudo pero algún día lo haré, nada pierdo con intentar.
– Lo estaré esperando.
Después de unos minutos mas de conversación el señor se fue y continúe con mi trabajo, estaba tallando un árbol, el árbol donde años atrás escribí nuestros apodos y aquí también los estoy poniendo. Por momentos creo que sería buena idea ponerlo en el estante de al frente así en el caso de Leia pase por aquí lo vera pero decidí no hacerlo.

Dos días más y las esperanzas disminuían.
Y tal como hace dos días la puerta de mi local se abrió pero esta vez no era un señor si no Lucy, esta tenia al oso que días atrás le vendí al señor. Esta se acerco molesta.
– Hola.– Saludé.
– Hola.– Puso la pieza en mi mesa molesta.– Te agradecería que no le vendas piezas a mi padre.
– ¿Disculpa?
– Eso, no quiero que le vendas cosas y si se las vendes las tendrás aquí de vuelta.
– Así que tu eres la que odia la naturaleza.
– ¿Que?
– Tu padre lo dijo.
– Bueno no importa lo que haya dicho toma y agradece que te la esté devolviendo y no la boto.
Me quede observándola se parecía a Leía pero no podía ser, era imposible que Leía se haya transformado en eso.
– ¿Por que te fuiste llorando?
– ¿Que?
– En el bosque, cuando te fuiste estabas llorando.
– Mira eso no te importa, tengo mis motivos.
Se dio la vuelta y salió.

Por algún motivo me sentí mal al verla salir, sentí que todas las esperanzas las había perdido, sentí que todo era por gusto, sentí unas ganas inmensas de lanzar todo, tal vez estoy esperándola por gusto, tal vez ella nunca volverá y yo como un idiota la espero y tallo este árbol.
Nunca me había sentido así, tan derrotado, tan vencido. Caí al suelo sin seguir comprendiendo el por que de mi reacción pero era así.
Y en ese momento, en el que mas lo necesitaba ella apareció en mi mente como una luz al final del túnel, ella me estaba animando yo subía el árbol donde su cometa había quedado atascada mientras ella gritaba "No te rindas" y con esto me doy cuenta que nunca entenderé a mi mente, me siento derrotado por que pienso que nunca mas la volveré a ver pero ella aparece en mi mente y mágicamente los ánimos se renuevan yo se que la encontraré este verano.