Cuando se oculta el sol {Harry Styles}

La leve brisa que corre me refresca, los arboles se mesen y el sol brilla. Días como este son hermosos, son hermosos por que me recuerdan a Leia. Se deben estar preguntando que paso, pues no paso mucho. Desde el encuentro con su padre, mi vida transcurrió normal y si, lo admito, ya no creo que Leía llegué pero nunca se sabe. Lucy, Lucy es un tema aparte, me llamó y a pesar de entender sus motivos no puedo contestarle, hay algo que me lo impide pero no se que es.
– Harry.– Alguien grita mi nombre a lo lejos pero lo ignoro, lo ignoro porque realmente disfruto estos momentos, disfruto la extraña tranquilidad en mi ser. Se que no durara, eso es seguro pero al menos disfrutare de estos minutos. Me siento como cuando te sueltan una noticia importante pero no hay reacción alguna, llevo un día así y me gustaría que dure.
La veo llegar y se sienta alado mio, haciendo lo posible por respirar.
– ¿Que te pasa?– Me pregunta molesta.
En el momento en el que mis ojos se encuentran con los de ella siento como si recibiese una cachetada, todos los sentimientos vuelven y siento unas increíbles ganas de correr y internarme en el bosque.
– ¿Harry?– Me vuelve a llamar y yo solo la observó, tengo un nudo en la garganta, tengo mucho que decir pero nada sale de mi boca. Ella se levanta un poco decepcionada.
– Lo siento.– Alcanzó a decir, no se por que me disculpo pero solo lo hago.
– Hasta que hablaste ¿Por que te disculpas?
– No se.– Mis palabras salen de manera suave y pausada, como si fuera un niño al leer, separando cada sílaba.
– Que tienes.
– No se.– Miro a todo sitió confundido, me gustaría saber que es lo que tengo.
– ¿Desde cuando estas así?
– 24 de Junio.– La veo tragar en seco y su rostro cambia.
– ¿Que.. que paso ese día?– Suena nerviosa y asustada.
– Nada.
– Algo tuvo que haber pasado.
– ¿Por que no me contestaste el teléfono?– Cambió totalmente el tema de conversación.
– Lo mismo preguntó yo.
– Yo pregunte antes.
– No quiero hablar de ello.– Mira hacia la nada y de alguna manera odio que haga eso, me gusta verla a los ojos, por que así siento una especie de conexión.
– Te hará bien.– Se que eso no es totalmente cierto por que yo mas que nadie se lo que es recodar y se lo mucho que duele hacerlo.
– No me hará bien, ya lo hice y solo termino llorando.
– ¿Y eso no te ayuda?
– No.
– Cuéntame.– Suplicó.
– Esta bien, pero promete no burlarte de mi historia.
– Lo prometo.
– Tu también me tendrás que contar algo.
– Ya pero dime.– Sueno desesperado y en cierta forma lo estoy, estoy desesperado y nervioso aunque no se porque.
– No, aquí no es algo muy importante para mi como para hablarlo en un parque.
– ¿Y donde quieres hablarlo?
– En el bosque.
– ¿Bosque?
– Si bosque, ya te conté que no lo odió solo me trae recuerdos y para contarte lo que paso necesito esos recuerdos. Tengo un mal presentimiento sobre esto pero quiero lo oír, quiero oír su historia.
– Ya entonces vamos.– Empiezo a caminar hacia mi auto pero Lucy me detiene.
– No ahora no.
– ¿Porque?
– No es el momento.
– Entonces ¿Cuando?
– Ves el sol.– Levanta la mano señalándolo.
– Si.– Afirmó.
– Ya, cuando lo veas ahí.– Baja su dedo señalando la división del mar y el cielo.– En el horizonte, cuando este justo ahí, ve al bosque y justo en medio me encontraras. Dicho esto ella se retira y me deja totalmente confundido. Tengo muchas preguntas, demasiadas quizás, quiero saber cuales son sus respuestas pero también tengo miedo al no ser las que espero.
Las horas pasan y yo no me muevo, estoy esperando a que el sol se mueva y así llegue al horizonte y que todas mis dudas se aclaren pero al parecer hoy el sol decidió demorarse mas que en cualquier otro día, solo me moví para comer y después regrese.
Estuve mirando al cielo todo el día y y no solía creer en que las nueves tenía forma pero al parecer si tienen, es eso o el sol que me esta pegando es tan fuerte que me hace delirar.
Veo que cada vez se acerca mas y me alegro por ello, me levantó y empiezo a caminar, iré caminado tengo tiempo, mucho tiempo y el bosque no es muy lejos. Cuando llegó el sol ya esta apunto de ocultarse y la veo sentada en medio de los árboles, con las piernas cruzadas mirando el cielo.
– Llegas tarde.– Dice sin ni siquiera mirarme.
– ¿Como sabes?– Si de aquí no se puede ver el sol.
– Solo lo se, tengo una especie de radar incluido, siempre desde niña supe cuando se ocultaba el sol.

Estoy sentado contando los minutos para la confesión. Estoy ansioso, quiero saberlo, necesito saberlo.

– Yo tenía una gemela.– Comienza con la historia con algo que me entere hace dos días pero no se lo digo para no interrumpirla.– Y ella murió.– Siento como el dolor sale en sus palabras, ella mira al cielo, toma aire y continua.
– Físicamente eramos iguales.– Sonríe ante el recuerdo.– Pero en gustos no mucho.– Se detiene unos minutos y me pregunto si debo preguntar algo pero no lo hago, ella suelta un suspiro, le esta doliendo pero aún así continua.– Ella amaba el día y yo la noche, le encantaba este lugar y a mi también pero nunca veníamos juntas–. Veo una lagrima caer por su rostro pero la borra rápidamente con la manga de su polera.– Ella venía de día y yo en la noche.
– ¿Cuando? –Hay la posibilidad que diga once pero espero que no lo diga.
– Hace once años.– Respiró hondo, esto tiene que ser una broma, una maldita y estúpida broma. Simplemente no puede pasar, no después de todo lo que pasó.
– ¿Venía todos los días?– Preguntó con temor a su repuesta, tal vez ella venía pero no al mismo sitió, tal vez no sea ella solo una conciencia.
– Si, todos y cada uno de los días.– Otra lágrima resbala por su mejilla.

Me levantó molesto y salgo de ahí, esto tiene que ser una coincidencia, Leia no puede estar muerta.
Me acercó al árbol y lo toco suavemente, esto tiene que ser un sueño, esto no puede estar pasando. Su risa viene a me mente mientras acarició nuestros nombres marcados en el árbol, no puedo evitar no derrumbarme, caigo al piso mientras algunas lagrimas resbalan por mi mejilla, siento como si toda mi infancia había sido un sueño, algo irreal, algo que solo pasó en mi imaginación y eso ciertamente me fastidia. Me recuesto totalmente mientras pequeñas lagrimas caen, me siento un idiota, todos lo días viniendo aquí por alguien que ya no existe al menos ya no en este mundo.

– Harry... –se sienta a lado mío tratando de lucir calmada pero no lo está.– Tu... –Va a decir algo pero parece que se arrepiente.– Esto no puede estar pasando.– Mueve la cabeza negando.
– ¿Qué? –La veo confundido, no se que es lo que sigue y ya no quiero oír mas.
– ¿Han?– Pronuncia mi antiguo apodo con mucha duda y veo como sus ojos se humedecen un poco.
– ¿Cómo sabes?– Una pizca de esperanza nace en mi, no se que es lo que espero exactamente pero aún así me siento ansioso y nervioso por oír la respuesta
– Mi hermana...– Dos palabras que acabaron con las pocas esperanzas que tenía.– Ella era.– Dice cada palabra de una manera triste, molesta, confundida o no se, no se como es que se siente pero no esta feliz, nada feliz
– ¿Leia?– Preguntó sin dejarla acabar, yo sueno igual que ella pero aún así no distingo el sentimiento.
Gira su cabeza y mira al cielo, respira hondo y dice.
– Si, si era.– Se levanta algo triste.
– ¿Ella te contó?– La miró extrañado.
– Si, ella me contó.– No me mira al decirlo, esta molesta y no entiendo el motivo . Se retira del lugar y desaparece entre los árboles. Tengo ganas de detenerla pero no lo hago, era su hermana esto debe ser mas duro para ella que para mi y aunque le quiero preguntar muchas cosas la dejó ir.

Me recuesto en el pasto molestó, me molesta que ella no esté aquí y por ella no me refiero a Leia sino a Lucy, de alguna manera me sentía mejor, de alguna manera era reconfortante tenerla a lado mio pero se que no se siente bien aquí y no se por que pero prefiero que ella este bien y yo... yo no importo.

El cielo se oscurece y lo único que me ilumina es la Luna, hoy es luna llena, hoy es 26 de junio, hoy mis esperanzas desaparecieron por completo, hoy descubrí que la persona que espere durante años ya no esta, hoy me di cuenta que vivo aferrado al pasado y hoy me di cuenta que nunca la olvidaré.
Las horas pasaron, no se que hora es y tampoco quiero saberlo. Me acomodo en el pasto y de alguna manera me quedó dormido, ahí junto al árbol donde pasamos cada día, donde aprendí muchas cosas, donde todos los días sonreía, donde hice dos promesas, dos promesas que jamás serán cumplidas.