Letters To You [Larry Stylinson.] {Ziam.}

El ruido de un fuerte golpe y la voz de alguien maldiciendo despertaron a Harry. Se escuchaba como la voz de una chica, y tardo varios segundos en darse cuenta de que él no vivía con una chica.

A medida que entro en conciencia, comenzó a darse cuenta un poco más de su situación, por un lado él no estaba en una cama; aquella superficie fría y dura en la que él estaba debajo se lo indico. Además de eso, tenia un dolor de cabeza terrible, no, era peor que eso, sentía que su cabeza estaba desbocada. Sentía que su cráneo estallaría con cada pulsación. Se esparcía en su corneas y palpitaba atreves de su cuerpo, ya que no dormía en un colchón y – bueno lo que hubiese pasado la oscuridad vacía que recordaba de la noche anterior.

Se escucha nuevamente el sonido de una maldición desde cualquiera que fuese la distancia de la habitación en la que se origino el ruido. Harry se sentó en posición vertical. Pero se arrepintió de su acción inmediatamente, ya que su cabeza ahora estaba aun más cerca de reventar. Por alguna razón recordó la vaga sugerencia de Niall de guardar analgésicos antes de salir, y su tonta decisión de hacer otra cosa al salir de su dormitorio.

Miro hacia su alrededor descubriendo que se durmió en la esquina de una habitación. No podía recordar nada de lo ocurrido la noche anterior. Estaba rodeado de latas de cerveza aplastadas, vasos a medio llenar y ropa tirada que estaba a su alrededor. Y estaba eternamente agradecido de no haber tirado ninguna de sus prendas antes de quedarse dormido en una esquina aleatoria de una habitación aleatoria. Y también estaba un poco aliviado de que nadie se hubiera quedado dormido a su alrededor. O tal vez se hubiera despertado antes que él. De cualquier forma el no sentía exactamente haber tenido un publico a su alrededor en su resaca del lunes en la mañana.

Se levanto rebuscando en sus bolsillos y respiro más relajado cuando se dio cuenta de que la llave de su habitación estaba exactamente donde la había dejado. Al menos no había apostado a la basura. A diferencia de ese momento, esa vez si se había despertado sin las llaves en los bolsillos. Niall en especial lo odio ese día, pero Harry se sentía realmente agradecido con su compañero irlandés. Sin embargo apreciaba el hecho de que ese día no tendría que llamar al servicio de habitaciones esa mañana.

Ignorando los golpes en su cabeza y deslizándose en sus zapatos que encontró tirados al otro lado de la habitación. Prácticamente se arrastro en silencio hacia la sala de estar del apartamento que ahora estaba completamente seguro que no era suyo. Siguió en su confusión con los pasos que se podían oír desde el interior de la cocina.

─¿Hola?─ dijo cubriendo su boca al darse cuenta de lo mal que debería oler su aliento ─ ¿Hay alguien por aquí?─.

Camino con cuidado por la cocina, donde se encontró con una chica rubia tirada en el suelo que tenia puesta la ropa que, obviamente, había traído la otra noche. Ella estaba inclinada sobre una montaña de cristales que, asumió, venían de un vaso.

─Hey, ¿Todo bien por aquí?─ pregunto poniendo la voz suave lo más humanamente posible, a pesar de su resaca.

─En realidad no─ dijo la joven rápidamente, siguiendo concentrada en los vidrios rotos que estaba barriendo en un recogedor─ Perdón, pero tenia mucha sed y, una de mis manos se deslizo y… Termine rompiendo una de tus gafas-

─No son mis lentes,─ dijo él, poniendo sus manos dentro de sus bolsillos─ Yo no vivo aquí. Ningún daño, ningún castigo─.

Ella por fin levanto la mirada y Harry supuso que probablemente era muy guapa sin maquillaje corrido en la cara y el pelo revuelto y desordenado de un sueño de esa noche extraña. Él le ofreció una sonrisa casual, y los ojos de ella se abrieron de realización.

─¡Oh! Eres Harry Styles ¿verdad?─ Ella dejo caer la pala y los fragmentos a el suelo de azulejos, otra vez.

Sintió como la vergüenza se deslizaba hacia sus mejillas.

─Er… Si, soy yo. ¿Cuál es tu nombre y como conoces tú el mío?─.

Él hizo la pregunta como si realmente estuviera sorprendido, pero la verdad es que estaba acostumbrado a que la gente supiera su nombre. No era que él quisiera que la gente supiera su nombre, solo fue a causa de algo que ocurrió en el transcurso de su tiempo en la universidad. Él le echo la culpa por tener muchos amigos en común con la mayoría de las personas en su salón.

─Becca ─ respondió ella levantándose y acomodando su falda negra. Harry noto que cayó seductoramente sobre sus rodillas ─Y creo que todo el mundo sabe tu nombre, además de que tomamos una clase juntos el trimestre anterior, pero nunca nos hablamos─ Y entonces, como si fuera el ultimo momento mas importante en el mundo añadió; ─ estabas tan borracho anoche─.

Y entonces algo más que vergüenza- podría haber sido pena─ se apodero de sus sentidos y de repente, él ya no se sentía con la confianza que tenia hace unos segundos. Jugo con la llave de su bolsillo.

─Supongo que lo estaba─ dijo él en voz baja, con inquietud. «Todo el mundo estaba borracho anoche» razono en silencio «no solo yo». Pero él odiaba que ella pudiera resaltarlo a él del resto de los estudiantes de la uni que sin duda estaban igual de cabreados que él─Definitivamente, se siente como si lo hubiera estado─

─No parece, así que no, no es eso─.

Ella se limitó a sonreír un poco demasiado informal para su gusto, con la cabeza inclinada hacia un lado y lo miraba como si fuera la cosa más divertida que caminar sobre dos piernas.

Él lo tomó en el sentido de interés o tal vez algún tipo de coqueteo suave, y podía sentir como la confianza y la seguridad en si mismo volvían a sí.

─Entonces ─ dijo él, poniendo la voz más profunda de lo habitual y acercándose a ella─
¿Crees que yo podría conseguir tu número?─

Becca - al menos, ese era el nombre que él pensó que ella le había dado - pestañeo varias veces, sus ojos estaban parpadeando con una cuidadosa consideración. Pero luego con las mejillas encendidas, dibujo ese tipo de sonrisa compasiva.

─Probablemente no─ Ella dijo suavemente antes de limpiarse la tierra por delante de él y
mirando como si pudiera estallar de risa en cualquier momento.─ Oye - ¿te importaría limpiar todo esto por mí? Voy a llegar tarde a clase. ─

Entonces ella se fue.

Harry se quedó congelado y sintiéndose bastante conmocionado. Tal vez había fracasado porque no estaba exactamente en su mejor juego, era la resaca. O tal vez era porque ella estaba llegando demasiado tarde a clase.

O bien, Harry contempló el montón de cristales rotos en el suelo de baldosas, tal vez ella es sólo una puta.

Sí, eso fue todo.

Harry Styles no se odiaba a si mismo, pero lo que sentía hacia si mismo no podría llamarse amor.

Era una extraño tipo de dinámica para sostener su sentido indiferente con si mismo. Él no era inconsciente del hecho de que la había tenido fácil con respecto a su encanto durante gran parte de su vida, de hecho, justo antes de llegar a la universidad, su madre incluso le había advertido de "la atracción de su encanto" - lo que sea que eso significase.

Pero el encanto, como se vio después, era algo en lo que Harry tenía en el bote lleno. No era algo a lo que se había aferrado de todo corazón o refregara delante de la cara de la gente. Pero el encanto estaba ahí, y no era algo que el hubiera querido pero aun así lo tenia. Él lo tenía, él tenia encanto, y pensó que podría llegar a usarlo en el momento que necesitase.

Su adolescencia fue fácil, casi de forma injusta. Tenía trece cuando beso a su primera novia – aunque su primer beso fue a los diez - . Era rubia, era tranquila, era dulce como un caramelo y ella era pasajera. No se refería a perder el interés, y no se refería a hacerle daño. Pero él no estuvo exactamente sorprendido cuando ella decidió que no podían ser amigos después de eso.

Y así, en los próximos años fue madurando, como cualquiera pudiese haber esperado. Lo que significaba decir que se alargo, su torso era largo y sus brazos colgaban torpemente de sus lados, pero él hizo el trabajo. Su voz se torno ronca y su canto se volvió angelical, pero no importaba mucho, porque nunca cantaba fuera de la ducha. También había tomado la decisión de dejarse crecer el pelo y tal vez esa había sido una decisión de la cual no planeaba retractarse, ya que a las chicas les encantaba deslizar sus manos por su cabello ─ en clase, en las fiestas, y detrás de la unidad de almacenamiento que servía para besar a las chicas que no eran sus novias, pero tampoco eran solo sus amigas.

Pero las chicas no eran las únicas que amaban su cabello, no eran las únicas que enredaban los dedos en sus rizos y los dejara ahí, como si no fueran lo suficiente. No, los chicos también lo hicieron. Y Harry creyó que no era mala idea explorar el toqueteo de un chico.

Había ocurrido con un chico mayor – su nombre era Chris- pero era una cosa de verano. Un encuentro de mayores-de-edad que le abrió los ojos hacia otro mundo jamás previsto o esperado. Pero hacia calor, era salvaje, y eso lo hizo pensar «Tal vez me gusten los chicos también. Y tal vez eso este bien».

No paso hasta que se hizo un estudiante en la Universidad Butler que esta absolutamente explorando ese lado de si mismo, pero en ese momento sabía lo que quería, y no importaba de quien lo consiguió. El quería algo de diversión, y honestamente ¿Qué chico de dieciocho años de edad no quería un poco de diversión? El amaba la universidad por todas las razones menos por las académicas. El trabajo escolar era… aburrido. Era insignificante y solo lograba concentrarse los primeros minutos de la clase.

Pero… ¿Las fiestas? Esas eran el centro de la experiencia universitaria de Harry; era tan fácil perderse a si mismo socializando, conociendo gente y teniendo un fin de semana diferente al anterior. Las fiestas eran superficiales, él lo sabía. Y pensó que con cada nueva salida y cada nueva aventura, encontraría más amigos y más gente de la cual enamorarse.

Al final resulto que su estilo de vida universitario, vino con una extraña clase de aislamiento. Con cada noche fuera, cada episodio borracho y cada resaca, se daba cuenta de que la gente conocía su nombre, y que sabían quien era, cuando él no tenia la menor idea de quienes eran. Estas fueron las mismas personas que lo saludaron en los comedores, en la biblioteca o en el patio. “Amigos” pero no tan amigos.

Al menos tenía a Niall que frecuentemente amortiguaba el golpe de no reconocer a las personas que a menudo le ocurría si es que alguna vez llegaba el momento. Niall era el mejor compañero de Harry y probablemente su único amigo en todo el campus. Era un poco desconcertante, reconocer que después de un año y medio, su único amigo era un muchacho rubio e irlandés que tenia el estomago como un barril sin fondo. Pero Harry realmente lo amaba, tanto como para elegir estar con él en su segundo año.
Y aunque el pensamiento de Niall de diversión era más acorde pasar el rato en el patio tocando su guitarra, le gustaba tener su rato de diversión.

Pero al parecer anoche no fue lo suficiente como para salir con él.

─¿Dónde demonios acabaste?─Pregunto Niall desde su cama mientras Harry caía en su dormitorio.

Pero Harry ignoro la pregunta y en cambio se abalanzo en su cama que se encontraba en el lado opuesto
de la habitación, colapsando boca abajo y gimiendo de forma miserable. Sus pies colgaban por el lateral
de la cama, si la hubiera ocupado alguien más alto, probablemente no hubiera encajado del todo bien.

─Re-saca.─ Gruño Harry con sus brazos atrapados bajo de su torso y pateando sus zapatos.

─No jodas─ murmuro Niall lanzándole una pequeña botella de analgésicos que guardaba en la mesa de noche que estaba continua a su cama. ─ Te ves como el demonio─

Harry tomo voluntad y se hizo un ovillo junto a la ventana ─Eres un puto placer mañanero ¿lo sabes Nialler?─.

El otro muchacho frunció el ceño. ─¿No tienes clase ahora?─

─¿No crees?─ Respondió Harry.

─Cancelada. Tal vez deberías dejar de salir en las noches de domingo. Sólo es una sugerencia.─
Harry hizo una mueca, se seca al tragar algunas de las píldoras que le habían dado.

─Es solo un infierno de un rato, comparado con el estudio─

Niall se encogió de hombros y salió de la cama de un salto, tomando el primer jumper que vio y deslizándose en sus zapatos.

─ ¿Dónde vas?─ Pregunto Harry con los ojos entrecerrados.

─Iré a comer algo antes de literatura─ Él miró a Harry suspicazmente mientras se movía hacia la puerta─ Voy a verte ahí, ¿no es así?─

Harry lo golpeó fuera con desdén, cayendo hacia atrás sobre la almohada y tapándose la cara con el antebrazo.

─Ve a comer, Nialler─.

El otro muchacho se detuvo, mirando a su amigo tendido en la cama, y luego rodó sus ojos y salió de la habitación.
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