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"Más Profundo" (Joe&Tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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"Más Profundo" (Joe&Tú)
Nombre: Más Profundo.
Autor: Megan Hart.
Adaptación: Sí.
Género: Solo para mayores.
Advertencias: Contiene escenas y vocabulario fuerte.
Otras Páginas: No lo sé.
Última edición por Karely Jonatika el Jue 10 Ene 2013, 8:42 pm, editado 3 veces
Karely Jonatika
Re: "Más Profundo" (Joe&Tú)
ARGUMENTO:
Veinte años atrás, tenía toda una vida por delante. Era ______ Walsh, una estudiante de clase media dispuesta a conquistar el mundo del diseño de moda. Y se enamoró locamente. Pero no de Andy, su novio formal e intelectual al que en más de una ocasión le había insinuado su deseo de casarse. No. Durante aquel cálido verano en que trabajó como camarera y vivió en la playa conoció a Joseph, el temperamental y moreno chico malo del lugar. Él no era alguien que pudiera presentarle a su padre, por decirlo suavemente. En vez de eso, Joseph se convirtió en su oscuro secretillo: un ferviente cómplice sexual que sabía cómo avivar aquella devastadora obsesión que no sabía que llevaba dentro.
______ siempre se ha preguntado qué fue de Joseph después de aquel verano, después de su promesa de encontrarse de nuevo. Y ahora, de vuelta en la casa de la playa para tomarse un respiro de sus responsabilidades, del matrimonio, de la vida, descubre cuál fue su terrible destino y por qué nunca volvió a por ella.
De pronto siente su nombre en los labios, sus manos en los muslos, su oscuro cabello y sus ojos la llaman desde las negras profundidades del purgatorio.
Muerto, vivo, o algo entre ambas cosas… pero no pueden controlar la pasión.
______ siempre se ha preguntado qué fue de Joseph después de aquel verano, después de su promesa de encontrarse de nuevo. Y ahora, de vuelta en la casa de la playa para tomarse un respiro de sus responsabilidades, del matrimonio, de la vida, descubre cuál fue su terrible destino y por qué nunca volvió a por ella.
De pronto siente su nombre en los labios, sus manos en los muslos, su oscuro cabello y sus ojos la llaman desde las negras profundidades del purgatorio.
Muerto, vivo, o algo entre ambas cosas… pero no pueden controlar la pasión.
Espero que es interese esta novela, chicas. Realmente es muy buena, Megan Hart es una gran escritora y desde ahora está en mi lista de autoras favoritas:) Si les llama la atención, comenten y subo el primer capítulo. Un beso.
Atte:
Kary♥
Karely Jonatika
Re: "Más Profundo" (Joe&Tú)
Hola! Segunda lectora! Spero q la sigas me encanto
Pao Jonatica Forever :3
Re: "Más Profundo" (Joe&Tú)
CAPÍTULO 01
Ahora…
El mar seguía siendo el mismo. El sonido y el olor no era diferente, ni el empuje ni el atraer de sus olas. Hace veinte años ______ Walsh había estado en esta playa mirando al frente hacia el resto de su vida, y ahora… Ahora no estaba segura de estar lista para lo que venía. Ahora, se puso de pie con la arena fría raspando los dedos de sus pies y el olor a salitre enredándose en el cabello. Ella respiró profundo. Miro la oscuridad de la noche, detrás de los párpados y se perdió en el pasado, así no tenía que pensar en el futuro.
El aire de la noche a finales de mayo aún estaba frío, especialmente tan cerca del agua, y su delgada camisa y falda de mezclilla no proporcionaban mucha calidez. Sus pezones se irguieron al máximo y cruzó los brazos alrededor de sí misma para darse calor. Consideró que era oportuno temblar, recordando ese verano. Recordando lo a él. Durante veinte años había tratado de olvidar, sin embargo aquí estaba de nuevo incapaz de poder olvidarlo por más que lo había tratado.
_______ alzó la cara a la brisa que le apartó el pelo de la cara. Ella abrió la boca para beber de él, era como comer una golosina. El olor llenó su nariz y cubrió su lengua. La llevó de vuelta con más eficacia que sus recuerdos lo harían. Transportándola a ella.
Tonta. Ella estaba demasiado vieja para cuentos de hadas. El viaje por el tiempo no existía. No había manera de ir de vuelta atrás. De ninguna manera, ni siquiera para quedarse donde estaba. Su única opción, la única opción de alguien era seguir adelante.
Pensando en esto, ella se movió hacia delante. Un paso, luego otro. Sus pies se hundían en la arena y ella lanzó una mirada por encima del hombro a la seguridad de su porche y a la única vela que allí se quemaba. El viento bailo la llama y ella esperó a que se apagara, pero se mantuvo encendida en la protección de sus envases de vidrio.
En aquel entonces la casa estaba apartada. Ahora los vecinos la flanqueaban, lo suficientemente cerca para golpearlos si no iba en la dirección correcta, como su abuela hubiera dicho. La casa de atrás, con cuatro pisos de un millón de dólares en su arquitectura, se cernía sobre ella. Ahora salpicada de dunas de pasto marino que no habían estado allí hace veinte años creciendo entre las casas y la playa, y aunque brillaban unas pocas luces en las ventanas más abajo cerca de la plaza principal de Bethany Beach, pero cerca de ella estaban oscuras tal vez porque era temprano en la temporada.
El agua estaba demasiado fría para nadar. Tiburones blancos podían estar al acecho. La resaca podía ser fuerte. ______ fue al agua de todos modos, por sus recuerdos y su deseo. El océano había estado siempre consciente de su cuerpo y sus ciclos. El tira y afloja de la marea había parecido una cosa femenina, atada como estaba la luna. Ella nunca nadó en ella, pero estar cerca del mar siempre hizo a ______ sentirse más sensual y viva, como un gato queriendo frotarse en contra de una mano amiga. Las cálidas aguas de las Bahamas y las olas de frío del Atlántico de Maine, suavizando las ondas del Golfo de México y el azul magnífico de las aguas del Pacifico, todos la habían llamado ya, pero ninguno de ellos con tanta fuerza como este parche de agua y arena. Este lugar.
Veinte años más tarde era más fuerte que nunca.
Sus pies tocaron la arena dura, la última ola de la tarde ya la había dejado atrás. Ella doblo los dedos de los pies por el escalofrío. De vez en cuando un rayo de espuma blanca apariencia, pero nada la había tocado todavía. Ella tomó otro paso y otro, dejando que sus pies la guiaran para no pararse bajó ninguna piedra afilada o concha. Otro paso adelante la llevó a la arena aún más húmeda. Esponjosa. La prisa y el rugido del agua roció la brisa húmeda, y ella abrió la boca para sentir la forma que tenía su olor.
El agua cuando por fin le tocó el pie, no tenía frio. El calor era más chocante que cualquier escalofrió hubiera sido, ______ jadeó. Antes de dar otro paso, otra ola llegó. El calor en el agua se arremolinaba alrededor en sus tobillos y salpicó sus piernas desnudas. Se alejó dejando a sus pies enterrados.
Ella fue más profundo sin pensar. Paso a paso hasta que el agua caliente le toco como un baño, tan caliente como un beso, le lavó los muslos. Se empapo el dobladillo de su falda y salpico su camisa. Riendo, ______ se inclinó para hacer fluir el agua sobre sus manos y sus muñecas. Codos. Rodó bajo su tacto, evadiendo su alcance. Se arrodilló empapándose por las olas.
Fue como ser tocada por mil besos a la vez. Al igual que una lengua lamiendo. Salpico más alto, mojando sus bragas. El agua cubría hasta la cintura cuando estaba sentada. Había subido por encima de su garganta cuando ella se echó hacia atrás. Cubrió su cara y ella contuvo la respiración, esperando a que se retirase.
Su cabello se soltó, pero ______ para nada pensaba en arreglar el clip que lo tenía amarrado. Al igual que las algas marinas, sus cabellos se arremolinaban, cosquilleando sus brazos desnudos y tapándole la cara, sólo para ser arrastrado por la próxima ola. La sal y la arena pintaban sus labios cuando ella los lamió, los abrió como si fuera a darle un beso a un amante. Extendió los brazos, pero el agua no se sostenía. Sal picando sus ojos pero esta vez no era el mar. Eran lágrimas, resbalando por las mejillas espontáneamente. Sabía amargo no como la arena salada o la dulzura de los peces del océano.
______ se abrió al agua y a las olas. Al pasado. Cada vez que se sumergía contuvo el aliento, preguntándose si la próxima vez sería la que la llevara por sorpresa y llenaría sus pulmones de agua. O para empujarla más profundo hacia abajo. Y se preguntó qué haría si eso sucediera. Si ella le importaría. Si ella lucharía o dejaría que el mar la llevara, si ella renunciaría y perderse en la forma en que ella lo había perdido una vez a él.
Habían hecho el amor en esta playa con el sonido del océano cubriendo sus gritos. Él había utilizado su boca y manos para hacerla retorcerse. Había deslizado su miembro dentro de ella para anclar sus cuerpos, pero no importa cuántas veces habían tenido sexo, no había funcionado.
El placer no duró mucho. Todo terminó.
Sus manos fueron un pobre sustituto, pero ______ las utilizo de todos modos. La arena raspaba las yemas de sus dedos cuando las deslizó por debajo de la camisa hacia sus pechos, recordando cómo se había sentido su boca. Bajo las manos como las de él se hubieran movido entre sus muslos. Ella separó las piernas, dejando el mar hacer su trabajo. Sus caderas se levantaron, empujando contra algo que no empujaba hacia atrás.
El agua se retiró con remolinos, exponiéndola al helado aire de la noche. Mas olas llegaron a abrazarla mientras ella misma se acariciaba. Había pasado mucho tiempo desde que se había dado placer, haciendo esto por si sola. Ella no había hecho el amor a sí misma en tanto tiempo que las manos se sentían como las de otra persona.
No había sido su primer amante, o el primer chico que le diera un orgasmo. Él ni siquiera había sido el primero al que ella había amado. Había sido el primero en hacer mecer su interior tan solo con una simple sonrisa. El primero en hacerla tener dudas de si misma. Le había llegado más profundo que nadie había hecho y sin embargo no se había ahogado.
El asunto había sido corto. Una página en su libro de la vida, apenas un capitulo. Solo un versículo de la canción. Había pasado más años sin él que con él. Tampoco, importaba nada de eso.
Cuando ______ se tocó, fue su sonrisa la que ella se imaginó. Su voz, murmurando su nombre. Sus dedos entrelazados con los de ella. Su cuerpo. Su tacto. Su nombre.
—Joseph.
La palabra sola salió por su lengua por primera vez en veinte años, abierta por el mar. Este mar. Esta arena. Esta playa. Este lugar.
—Joseph.
La mano que se cerró sobre su tobillo estaba tan caliente como el agua, y por un momento pensó ______ que un puñado de algas se habían envuelto a su alrededor. Un momento después otra mano le toco su otro pie. Ambas se deslizaron por sus piernas y muslos. El peso y el calor de un cuerpo sólido y no como el agua que la cubría. Ella había abierto la boca para el mar como si aceptara un amante, pero ahora este beso era real. Real eran esos labios, reales eran las manos, una lengua real cayo en su boca y ella la acaricio.
Ella debería haber gritado por esta invasión. Por esta repentina extraña y oscura violación. Sin embargo este no era un tacto extraño. Ella lo conocía. El peso de sus manos. La forma de su pene. El sabor de él. Era su fantasía, un recuerdo. Era una ilusión. A ______ no le importaba. Ella misma se abrió a él de la misma manera en que lo había hecho con el agua.
Mañana al salir el sol y ver su piel irritada por la arena, mañana se llamaría a sí misma tonta, pero aquí y ahora su deseo era demasiado fuerte como para negarlo. Ella no quería negarlo. Tenía que arrojar a un lado su precaución y lo hizo ahora.
La mano de él se movió bajo su cabeza. La boca de él cubrió la de ella, mordisqueando, antes de que su lengua se sumergiera de nuevo en la boca de ella. Su gemido vibro en sus labios. Sus dedos pasaron a través de su cabello.
—______ —dijo y muchas cosas más. El tipo de cosas que los amantes se dicen en el calor de su pasión, las palabras que no la sostuvieron bajo control.
No le importaba. ______ deslizo sus manos por la espalda de Joseph alrededor de esas curvas familiares de sus glúteos. Llevaba vaqueros y ella los empujo hacia abajo hasta que dejarlo desnudo, su piel caliente. Paso sus dedos por la columna vertebral mientras que él la beso reclamándola.
El agua los salpico y se retiró, ya no era suficientemente profunda para cubrirlos. Su mano se deslizo entre sus piernas y tiro de sus bragas. El material delgado dio paso a la vez. El empujo la falda hasta sus caderas. Su camisa estaba tan delgada y tan mojada que era como si no tuviera nada. Cuando la boca se puso sobre un pezón turgente, ______ gritó y se arqueo. Sus dedos encontraron el calor entre sus piernas. Se frotó y su cuerpo se sacudió. Ella estaba lista.
—______ —dijo Joseph en su oído—. ¿Qué es esto?
—No preguntes —le dijo ella.
Tiró de su boca a la suya. Debajo de ella la arena húmeda los acunaba. Ella clavó sus talones en la arena y abrió sus muslos. Ella movió su mano entre ellos para apoderarse de su miembro y el denso calor era tan familiar para ella como todo lo demás.
—No preguntes Joseph o todo puede desaparecer, todo
Ella lo acarició suavemente, demasiado consciente de la sal y la arena para instarle a entrar en ella. Ni siquiera una fantasía podía olvidar la agonía de arena en lugares que no le pertenece. Los recuerdos de él, de cómo ambos habían caminado en ella, la hizo reír en voz alta. ______ se echó a reír de nuevo cuando la boca de Joseph se clavaba en su garganta. Sus manos la recorrían. Los dos se retorcían en conjunto, rodando por la arena mojada. Él se echó a reír a su vez, moviendo su cabeza hacia atrás. Con las débiles luces de las estrellas no parecían muy diferentes de las que fue.
Su mano se movía lentamente entre las piernas, pero no era suficiente. ______ se puso tensa, clavando los dedos en los músculos lisos de la espalda. Ella contuvo su llanto cuando estuvo en el punto culminante de su clímax. Joseph gruñó, sus caderas empujando hacia adelante en su contra.
Calor comenzó dentro de su vientre, desnudo por su toque, y el olor del mar se hizo más fuerte brevemente. Joseph inclinó el rostro hacia su hombro, sosteniéndola con fuerza. El agua le hizo cosquillas en los pies pero no más alto. Su cuerpo desnudo y suave la cubrió.
El mar lo había llevado a ella, un hecho que ______ acepto sin cuestionamientos. Sin dudarlo.
Nada de esto podría ser real, a la luz del día acabaría. No sería real incluso el momento en que salió del agua y tropezó mojada en su cama. Nada de esto era real, pero todo lo era, y ella no lo cuestiono por temor a que todo se desvaneciera.
El aire de la noche a finales de mayo aún estaba frío, especialmente tan cerca del agua, y su delgada camisa y falda de mezclilla no proporcionaban mucha calidez. Sus pezones se irguieron al máximo y cruzó los brazos alrededor de sí misma para darse calor. Consideró que era oportuno temblar, recordando ese verano. Recordando lo a él. Durante veinte años había tratado de olvidar, sin embargo aquí estaba de nuevo incapaz de poder olvidarlo por más que lo había tratado.
_______ alzó la cara a la brisa que le apartó el pelo de la cara. Ella abrió la boca para beber de él, era como comer una golosina. El olor llenó su nariz y cubrió su lengua. La llevó de vuelta con más eficacia que sus recuerdos lo harían. Transportándola a ella.
Tonta. Ella estaba demasiado vieja para cuentos de hadas. El viaje por el tiempo no existía. No había manera de ir de vuelta atrás. De ninguna manera, ni siquiera para quedarse donde estaba. Su única opción, la única opción de alguien era seguir adelante.
Pensando en esto, ella se movió hacia delante. Un paso, luego otro. Sus pies se hundían en la arena y ella lanzó una mirada por encima del hombro a la seguridad de su porche y a la única vela que allí se quemaba. El viento bailo la llama y ella esperó a que se apagara, pero se mantuvo encendida en la protección de sus envases de vidrio.
En aquel entonces la casa estaba apartada. Ahora los vecinos la flanqueaban, lo suficientemente cerca para golpearlos si no iba en la dirección correcta, como su abuela hubiera dicho. La casa de atrás, con cuatro pisos de un millón de dólares en su arquitectura, se cernía sobre ella. Ahora salpicada de dunas de pasto marino que no habían estado allí hace veinte años creciendo entre las casas y la playa, y aunque brillaban unas pocas luces en las ventanas más abajo cerca de la plaza principal de Bethany Beach, pero cerca de ella estaban oscuras tal vez porque era temprano en la temporada.
El agua estaba demasiado fría para nadar. Tiburones blancos podían estar al acecho. La resaca podía ser fuerte. ______ fue al agua de todos modos, por sus recuerdos y su deseo. El océano había estado siempre consciente de su cuerpo y sus ciclos. El tira y afloja de la marea había parecido una cosa femenina, atada como estaba la luna. Ella nunca nadó en ella, pero estar cerca del mar siempre hizo a ______ sentirse más sensual y viva, como un gato queriendo frotarse en contra de una mano amiga. Las cálidas aguas de las Bahamas y las olas de frío del Atlántico de Maine, suavizando las ondas del Golfo de México y el azul magnífico de las aguas del Pacifico, todos la habían llamado ya, pero ninguno de ellos con tanta fuerza como este parche de agua y arena. Este lugar.
Veinte años más tarde era más fuerte que nunca.
Sus pies tocaron la arena dura, la última ola de la tarde ya la había dejado atrás. Ella doblo los dedos de los pies por el escalofrío. De vez en cuando un rayo de espuma blanca apariencia, pero nada la había tocado todavía. Ella tomó otro paso y otro, dejando que sus pies la guiaran para no pararse bajó ninguna piedra afilada o concha. Otro paso adelante la llevó a la arena aún más húmeda. Esponjosa. La prisa y el rugido del agua roció la brisa húmeda, y ella abrió la boca para sentir la forma que tenía su olor.
El agua cuando por fin le tocó el pie, no tenía frio. El calor era más chocante que cualquier escalofrió hubiera sido, ______ jadeó. Antes de dar otro paso, otra ola llegó. El calor en el agua se arremolinaba alrededor en sus tobillos y salpicó sus piernas desnudas. Se alejó dejando a sus pies enterrados.
Ella fue más profundo sin pensar. Paso a paso hasta que el agua caliente le toco como un baño, tan caliente como un beso, le lavó los muslos. Se empapo el dobladillo de su falda y salpico su camisa. Riendo, ______ se inclinó para hacer fluir el agua sobre sus manos y sus muñecas. Codos. Rodó bajo su tacto, evadiendo su alcance. Se arrodilló empapándose por las olas.
Fue como ser tocada por mil besos a la vez. Al igual que una lengua lamiendo. Salpico más alto, mojando sus bragas. El agua cubría hasta la cintura cuando estaba sentada. Había subido por encima de su garganta cuando ella se echó hacia atrás. Cubrió su cara y ella contuvo la respiración, esperando a que se retirase.
Su cabello se soltó, pero ______ para nada pensaba en arreglar el clip que lo tenía amarrado. Al igual que las algas marinas, sus cabellos se arremolinaban, cosquilleando sus brazos desnudos y tapándole la cara, sólo para ser arrastrado por la próxima ola. La sal y la arena pintaban sus labios cuando ella los lamió, los abrió como si fuera a darle un beso a un amante. Extendió los brazos, pero el agua no se sostenía. Sal picando sus ojos pero esta vez no era el mar. Eran lágrimas, resbalando por las mejillas espontáneamente. Sabía amargo no como la arena salada o la dulzura de los peces del océano.
______ se abrió al agua y a las olas. Al pasado. Cada vez que se sumergía contuvo el aliento, preguntándose si la próxima vez sería la que la llevara por sorpresa y llenaría sus pulmones de agua. O para empujarla más profundo hacia abajo. Y se preguntó qué haría si eso sucediera. Si ella le importaría. Si ella lucharía o dejaría que el mar la llevara, si ella renunciaría y perderse en la forma en que ella lo había perdido una vez a él.
Habían hecho el amor en esta playa con el sonido del océano cubriendo sus gritos. Él había utilizado su boca y manos para hacerla retorcerse. Había deslizado su miembro dentro de ella para anclar sus cuerpos, pero no importa cuántas veces habían tenido sexo, no había funcionado.
El placer no duró mucho. Todo terminó.
Sus manos fueron un pobre sustituto, pero ______ las utilizo de todos modos. La arena raspaba las yemas de sus dedos cuando las deslizó por debajo de la camisa hacia sus pechos, recordando cómo se había sentido su boca. Bajo las manos como las de él se hubieran movido entre sus muslos. Ella separó las piernas, dejando el mar hacer su trabajo. Sus caderas se levantaron, empujando contra algo que no empujaba hacia atrás.
El agua se retiró con remolinos, exponiéndola al helado aire de la noche. Mas olas llegaron a abrazarla mientras ella misma se acariciaba. Había pasado mucho tiempo desde que se había dado placer, haciendo esto por si sola. Ella no había hecho el amor a sí misma en tanto tiempo que las manos se sentían como las de otra persona.
No había sido su primer amante, o el primer chico que le diera un orgasmo. Él ni siquiera había sido el primero al que ella había amado. Había sido el primero en hacer mecer su interior tan solo con una simple sonrisa. El primero en hacerla tener dudas de si misma. Le había llegado más profundo que nadie había hecho y sin embargo no se había ahogado.
El asunto había sido corto. Una página en su libro de la vida, apenas un capitulo. Solo un versículo de la canción. Había pasado más años sin él que con él. Tampoco, importaba nada de eso.
Cuando ______ se tocó, fue su sonrisa la que ella se imaginó. Su voz, murmurando su nombre. Sus dedos entrelazados con los de ella. Su cuerpo. Su tacto. Su nombre.
—Joseph.
La palabra sola salió por su lengua por primera vez en veinte años, abierta por el mar. Este mar. Esta arena. Esta playa. Este lugar.
—Joseph.
La mano que se cerró sobre su tobillo estaba tan caliente como el agua, y por un momento pensó ______ que un puñado de algas se habían envuelto a su alrededor. Un momento después otra mano le toco su otro pie. Ambas se deslizaron por sus piernas y muslos. El peso y el calor de un cuerpo sólido y no como el agua que la cubría. Ella había abierto la boca para el mar como si aceptara un amante, pero ahora este beso era real. Real eran esos labios, reales eran las manos, una lengua real cayo en su boca y ella la acaricio.
Ella debería haber gritado por esta invasión. Por esta repentina extraña y oscura violación. Sin embargo este no era un tacto extraño. Ella lo conocía. El peso de sus manos. La forma de su pene. El sabor de él. Era su fantasía, un recuerdo. Era una ilusión. A ______ no le importaba. Ella misma se abrió a él de la misma manera en que lo había hecho con el agua.
Mañana al salir el sol y ver su piel irritada por la arena, mañana se llamaría a sí misma tonta, pero aquí y ahora su deseo era demasiado fuerte como para negarlo. Ella no quería negarlo. Tenía que arrojar a un lado su precaución y lo hizo ahora.
La mano de él se movió bajo su cabeza. La boca de él cubrió la de ella, mordisqueando, antes de que su lengua se sumergiera de nuevo en la boca de ella. Su gemido vibro en sus labios. Sus dedos pasaron a través de su cabello.
—______ —dijo y muchas cosas más. El tipo de cosas que los amantes se dicen en el calor de su pasión, las palabras que no la sostuvieron bajo control.
No le importaba. ______ deslizo sus manos por la espalda de Joseph alrededor de esas curvas familiares de sus glúteos. Llevaba vaqueros y ella los empujo hacia abajo hasta que dejarlo desnudo, su piel caliente. Paso sus dedos por la columna vertebral mientras que él la beso reclamándola.
El agua los salpico y se retiró, ya no era suficientemente profunda para cubrirlos. Su mano se deslizo entre sus piernas y tiro de sus bragas. El material delgado dio paso a la vez. El empujo la falda hasta sus caderas. Su camisa estaba tan delgada y tan mojada que era como si no tuviera nada. Cuando la boca se puso sobre un pezón turgente, ______ gritó y se arqueo. Sus dedos encontraron el calor entre sus piernas. Se frotó y su cuerpo se sacudió. Ella estaba lista.
—______ —dijo Joseph en su oído—. ¿Qué es esto?
—No preguntes —le dijo ella.
Tiró de su boca a la suya. Debajo de ella la arena húmeda los acunaba. Ella clavó sus talones en la arena y abrió sus muslos. Ella movió su mano entre ellos para apoderarse de su miembro y el denso calor era tan familiar para ella como todo lo demás.
—No preguntes Joseph o todo puede desaparecer, todo
Ella lo acarició suavemente, demasiado consciente de la sal y la arena para instarle a entrar en ella. Ni siquiera una fantasía podía olvidar la agonía de arena en lugares que no le pertenece. Los recuerdos de él, de cómo ambos habían caminado en ella, la hizo reír en voz alta. ______ se echó a reír de nuevo cuando la boca de Joseph se clavaba en su garganta. Sus manos la recorrían. Los dos se retorcían en conjunto, rodando por la arena mojada. Él se echó a reír a su vez, moviendo su cabeza hacia atrás. Con las débiles luces de las estrellas no parecían muy diferentes de las que fue.
Su mano se movía lentamente entre las piernas, pero no era suficiente. ______ se puso tensa, clavando los dedos en los músculos lisos de la espalda. Ella contuvo su llanto cuando estuvo en el punto culminante de su clímax. Joseph gruñó, sus caderas empujando hacia adelante en su contra.
Calor comenzó dentro de su vientre, desnudo por su toque, y el olor del mar se hizo más fuerte brevemente. Joseph inclinó el rostro hacia su hombro, sosteniéndola con fuerza. El agua le hizo cosquillas en los pies pero no más alto. Su cuerpo desnudo y suave la cubrió.
El mar lo había llevado a ella, un hecho que ______ acepto sin cuestionamientos. Sin dudarlo.
Nada de esto podría ser real, a la luz del día acabaría. No sería real incluso el momento en que salió del agua y tropezó mojada en su cama. Nada de esto era real, pero todo lo era, y ella no lo cuestiono por temor a que todo se desvaneciera.
Aqui el primer capítulo, siento la tardanza, subire más seguido desde ahora para aprovechar al máximo mis últimas dos semanas de vacaciones:) Un beso y bienvenidas lectoras.
Atte:
Kary♥
Karely Jonatika
Re: "Más Profundo" (Joe&Tú)
Nueva lectora.
Me llamo mucho la atención desde que leí muerto o vivo
Entonces esta muerto? quiero saberlo
Siguelaaa
Me llamo mucho la atención desde que leí muerto o vivo
Entonces esta muerto? quiero saberlo
Siguelaaa
JB&1D2
Re: "Más Profundo" (Joe&Tú)
nueva lectora
sigue por favor me esta encantando esta novela sigue
sigue por favor me esta encantando esta novela sigue
ElitzJb
Re: "Más Profundo" (Joe&Tú)
CAPÍTULO 02
Entonces…
―¿De verdad que no quieres un tiro? ―Missy agitó el porro en dirección a ______, provocando que una nube de humo fragante le hiciera cosquillas en la nariz ―Vamos, ______. Es una fiesta.
―______ es el nombre de una vaca. ―Apartando la mano de la otra chica ______ abrió una lata de refresco. ―Y, no, no necesito tu hierba, gracias.
―Como quieras. ―Respondió Missy respirando profundamente y tosiendo, destruyendo así, la ilusión cuidadosamente armada de ser alguna clase de reina de la droga. ―¡Esto está la mierda de bueno!
_______ puso los ojos en blanco y miró el plato de papas fritas que estaba en la mesa de café.
―¿Cuánto tiempo ha estado eso ahí?
Missy volvió a toser.
―Las acabo de sacar, perra. Justo antes de que llegaras.
______ tomó el recipiente y examinó su contenido cuidadosamente. El remolque de Missy siempre estaba sucio. Pero no se veía ningún bicho o basura, incluso cuando movió el cuenco de lado a lado, _______ se arriesgó. Se moría de hambre.
―Dios, podría ir por una pizza. ―Missy se tumbó sobre el maltratado sillón y colgó las piernas por sobre el brazo del mueble. Las plantas de sus pies estaban oscuras por la suciedad. La falda se le subió, dando un vistazo de su ropa interior de encaje rosa vivo―. Vamos por una pizza.
―Tengo exactamente dos dólares que tienen que durarme hasta el día de pago. ―Haciendo crujir las patatas al morderlas ______ se las tragó con la gaseosa de marca barata, que ya había perdido su efervescencia.
Missy agitó lánguidamente una mano.
―Bueno, llamo a algunos tipos. Que ellos traigan la pizza.
Antes de que ______ tuviera tiempo de protestar, Missy se sentó y con una sonrisa sacudió sobre el hombro su pelo teñido de rubio. El movimiento provocó que, al no tener sostén, uno de sus pechos se saliera de su camiseta sin mangas. Missy tenía un maldito cuerpazo, como ella solía decir, y no le importaba mostrarlo.
―¡Vamos! ―dijo, como si ______ estuviera protestando, aunque ésta ni siquiera había abierto la boca―. Va a ser una fiesta. ¿A quién no le gusta una fiesta? Bueno, además de a ti.
―Me gustan las fiestas. ―______ se recostó en el sofá que Missy había robado en las afueras del Ejército de Salvación. ―Pero tengo que trabajar mañana.
―Mierda. Yo también. ¿Y qué? Vamos a tener una jodida fiesta, ¿de acuerdo? ―Missy saltó del sillón y colocó el cigarrillo en el desbordante cenicero―. Va a ser divertido. Necesitas un poco de diversión, ______.
―¡Me divierto!
Missy puso los ojos en blanco.
―Yo sé qué clase de diversión tienes. Pero estoy hablando de verdadera diversión. Conseguir un poco de color en esas mejillas. Y no me refiero a las de tu cara.
―¡Bien! ―______ se echó a reír, a pesar de la poca halagadora evaluación que Missy hizo de ella. ¿Cómo no reír? Missy con su modo de ser tan peculiar no le permitía a ______ tomarla demasiado en serio―. Así que vas a llamar a algunos tipos y decirles que traigan pizza. Y ellos, ¿simplemente lo harán?
Missy levantó el dobladillo de su diminuta falda y mostró sus pequeñas bragas rosas.
―Por supuesto que lo harán.
―No voy a tener sexo con unos tipos por una pizza, no importa lo hambrienta que esté ―contestó ______ desde sobre la mesa de café a la que se había subido sin quitarse las sandalias. Nunca habría hecho eso en casa, Dios no, ni aún descalza. A Missy no pareció importarle. O notarlo siquiera.
―¿Qué me importa con quién te acuestes? ―ella ya estaba marcando el teléfono mientras rebuscaba una cerveza en el refrigerador―. Quiero decir, ¿alguna vez tú…? ¡Cariño, hola!
______ escuchaba, fascinada, como Missy se las arreglaba para conseguir comida gratis. Después de hacer un par de llamadas colgó y se volvió con una mirada de triunfo en su rostro.
―Hecho. Ryan y Joseph estarán aquí dentro de media hora con la pizza. Le dije a Seth y Brad que trajeran algunas cervezas. Heather y Kelly vienen también. Tú los conoces, ¿verdad?
______ asintió. Conocía a Ryan y se había encontrado con las chicas un par de veces. Eran camareras como Missy en el Fishnet. A los otros no los conocía, pero realmente no le importaba. Conociendo a Missy serían, ya sea muchachos de la fraternidad visitando los barrios bajos, o pueblerinos con el pelo teñido y bronceado permanente.
―Bueno...
―No suenes tan emocionada ¡eh! No todos pueden vivir en una casa en la playa, perra.
El “perra” de Missy no era un insulto, y ______ no se lo tomaba como tal.
―Yo no he dicho nada.
―Oh, no tienes que hacerlo. Tu cara lo dice todo. ―Missy se lo demostró arrugando la nariz y frunciendo los labios.
―Yo no me veo así, ―______ río de nuevo para ocultar la vergüenza de saber que probablemente sí lo hacía.
―Claro, claro. Como sea. ―Missy agitó su mano en el aire y volvió a coger el cigarrillo, aspirando con avidez y tosiendo un poco más. ―Pobre niña rica. ¿No pueden tu abuelita y abuelito soltarte algo de dinero?
______ terminó su refresco y se levantó para poner la lata en la basura, a pesar de que Missy apenas se habría dado cuenta si la hubiera arrojado en el suelo de la sala.
―Me dejan vivir sin pagar alquiler durante el verano. ¿Qué más puedo pedir?
―Una mensualidad. ―Missy, todavía tosiendo, se dirigió a la cómoda que estaba cerca del pasillo que daba a los dormitorios y sacó un bolso de maquillaje del primer cajón. Del bolso sacó más botes, tubos y cepillos de los que ______ hubiera visto en el arsenal de cualquier mujer. Missy ya usaba una capa completa de maquillaje, pero al parecer su rostro “hogareño” no era lo bastante presentable para otra compañía que no fuera ______.
―Tengo veinte años. Ya pasó el tiempo en que me daban una mensualidad. ―_____ tampoco comentó que, aunque con sus cheques de pago semanales ganaba menos de lo que Missy ganaba con sus propinas, ella estaba ahorrando para la universidad y Missy estaba solo... viviendo.
Missy se pintó un nuevo juego de cejas arqueadas y volvió la cara de lado a lado para observar su reflejo.
―Voy a teñirme el pelo de negro.
―¿Qué? ―A estas alturas _____ estaba acostumbrada a sus incongruencias, pero esto era inesperado―. ¿Por qué?
Missy se encogió de hombros, luego se ajustó su camiseta sin mangas para exponer más el escote. Maquilló sus párpados con sombra y habló con los labios fruncidos, mientras usaba un pincel para pintarlos.
―Porque sí. Vamos, ______, ¿nunca has querido hacer algo diferente?
―En realidad no.
Missy se volvió para mirarla de lleno.
―¿Nunca?
______ se mordió el interior de la mejilla antes de recordar que era una mala costumbre, detenerse.
―¿Diferente cómo?
Contoneándose Missy se acercó lo suficiente como para tirar del cuello de la camiseta Izod de _____.
―Te podría prestar algo para que uses antes que lleguen los chicos, si quieres.
______ echó un vistazo su falda de color caqui, sus piernas desnudas y sus sandalias antes de mirar la mini de mezclilla de Missy y su minúscula camiseta.
―¿Qué pasa con lo que tengo puesto?
Missy se encogió de hombros y volvió el rostro.
―Nada... para ti. Supongo.
Las chicas tienen un idioma propio en el que las palabras no tienen nada que ver con el significado. ______ se sonrojó mirando de nuevo sus ropas. Se tocó el pelo, sujeto en la parte superior de su cabeza con una pinza. Se había duchado después del trabajo y utilizado un poco de polvo y brillo, pero nada más que eso. Había imaginado que verían la televisión o algo así, no que tendrían una fiesta.
―Creo que me veo bien ―contestó a la defensiva―. Ya te dije, no estoy planeando tener sexo.
―Por supuesto que no. ―Missy sonaba tan condescendiente y agradable que ______ estalló.
―¿Qué se supone que significa eso? ―Caminó hacia el espejo, empujando a Missy a un lado para ver su reflejo, luego se dio la vuelta y la fulminó con la mirada―. De todos modos, cualquiera a quien no le guste como soy, puede sólo... ¡irse a la mierda!
Missy alzó sus cejas depiladas ante la exclamación de ______.
―Cálmate, dulces pechos. ¡Dios! Bien, no te eches un polvo. Guárdate para tu novio lame culos cuando vuelvas a casa.
―No me estoy guardando para nadie ―dijo ______―. Sólo porque tú no comprendes el concepto de fidelidad no quiere decir que nadie más lo haga. Y él no es un lame culos.
Y podría ya no ser su novio. Missy puso los ojos en blanco.
―Como sea. ¿Acaso me importa?
―No lo sé. ¿Te importa? Porque, maldita sea, siempre lo sacas a colación. ―______ se puso las manos en las caderas.
Missy la fulminó con la mirada. ______ le devolvió la mirada en igual forma. Después de un segundo, sin embargo, los labios de Missy se estremecieron. Un segundo después, las dos estaban riéndose a carcajadas.
―Eres una reina del drama. ―Missy empujó a ______ a un lado para poder guardar el maquillaje.
―Jódete, Missy.
―No sabía que te agitabas de esa manera, dulces pechos ―dijo ésta batiendo sus muy enmascaradas pestañas.
______, como de costumbre, no tenía nada más ingenioso que contestar, y se dedicó a tratar de arreglar el desastre de la sala de Missy. Sólo había conseguido despejar de revistas y periódicos al sofá y las sillas antes de que la puerta se abriera y Heather llegara con Kelly al remolque. Ambas parecían ya muy borrachas.
―¡Oye, chica!
―¡Mírate, perra! ¿Qué demonios? ¿Quién te hizo eso en el pelo?
―¿Dónde está la puta pizza?
______, vio el intercambio y se preguntó cómo sería tener una casa donde la gente entrara sin llamar y se tirara sobre los muebles como si vivieran allí. Estaba bastante segura que lo odiaría. Asintió cuando Kelly la saludó con la mano, pero Heather, como siempre, la ignoró. A Heather no le gustaba ______. El sentimiento era mutuo, pues ______ sabía que Heather pensaba que ella era una princesa engreída.
La gente llegó durante la siguiente hora, muchos más de los que Missy había invitado realmente, pero la noticia de una fiesta siempre se propagaba con rapidez. El remolque, ni siquiera uno de doble ancho, pronto se convirtió en una nube de humo, calor corporal y música.
______, con el estómago gruñendo, tenía la esperanza de que alguien se presentara con la pizza prometida. Las bolsas de patatas fritas y galletas saladas aparecieron junto con botellas de licor de malta y de otros tipos de alcohol. Al menos los amigos de Missy trajeron bastantes snacks como para compartir.
Aunque ______ no era la única menor de edad, probablemente era la única que no bebía. De todos modos a nadie le importaba, allí se suponía que si tenías una copa en la mano, estabas tan colgada como el resto de ellos. Missy se habría dado cuenta, pero estaba tan ocupada paseándose de regazo en regazo que no podía prestarle atención.
Se escucharon vítores cuando, por fin, Ryan apareció con la pizza. ______ ya lo había conocido antes. Él de vez en cuando echaba un polvo con Missy, cuando los dos estaban borrachos o drogados o aburridos. Mantuvo las cajas de pizza en alto, gritando:
―Dos dólares, dos dólares ―a todo el que pasaba.
Dos dólares. Todo lo que ella tenía en el bolsillo. Por dos dólares podría haber ido y comprado su propia rebanada y una bebida, pero en la fiesta, sería capaz de comer todo lo que quisiera, o pudiera agarrar, antes de que todo desapareciera. Sin embargo, Ryan sabía muy bien lo que estaba haciendo, porque había traído cuatro pizzas y el tipo detrás de él, con el rostro ensombrecido por una gorra de béisbol caída sobre sus ojos, llevaba otras tres.
―______. ―Ryan le guiñó un ojo mientras ella movía a un lado las latas vacías y platos de papel ya manchados con pizzas anteriores para hacer espacio para las cajas―. ¿Cómo estás, nena?
―Bien. ―Ella se sacudió las manos. La mesa estaba pegajosa, pero no valía la pena el esfuerzo de limpiarla. Se giró hacia la pequeña cocina de Missy para bajar unos pocos platos de papel del armario. Ya había varias manos hurgando en las cajas y llevándose tajadas. ______ quería la de ella.
―Este es mi amigo Joseph. ―Ryan apuntó con su pulgar por encima del hombro mientras su amigo colocaba las otras cajas en la mesa.
Concentrándose en deslizar las humeantes rebanadas en su plato, ______ echó poco más que un vistazo en su dirección. En su estómago ya había brotado el hormigueo que precede a las sacudidas de bajada de azúcar en la sangre, y aunque habría más de una persona que se desmayaría por allí a finales de la noche, ella no tenía la intención de ser la primera. Cuando levantó la vista, Joseph había desaparecido, tragado por la masa de cuerpos que se retorcían bailando.
Ryan se inclinó por encima de ella para agarrar una servilleta de la encimera que se encontraba detrás. Su brazo le rozó los pechos y su aliento acarició su cuello y mejilla. Atrapada entre la mesa y el mostrador no había lugar a donde ir. _______ se sonrojó ante la intimidad de la situación, especialmente cuando Ryan sonrió y le guiñó un ojo. Él bajó la vista a la parte delantera de su camiseta antes de volver a mirarla a la cara.
―Linda fiesta ―dijo, y volvió a llenar su plato con pizza.
No era la primera vez que Ryan había flirteado con ella, y tampoco era que le preocupara.
Cualquiera que fuera el arreglo que él y Missy tenían no parecía incluir exclusividad de ninguno de los dos. Ryan era guapo y lo sabía. No la hacía sentir especial, sólo un poco fuera de balance. Había pasado tanto tiempo desde que le había prestado atención a algún espécimen masculino, que no estaba muy segura de cómo reaccionar.
―¿Qué estás bebiendo? ―le preguntó un tipo del que no sabía el nombre, aunque lo había visto un par de veces. Él levantó una botella de tequila―. ¿Qué tal una Margarita?
______ buscó una licuadora y no vio ninguna.
―Umm... no, gracias.
―Está bien. ―El tipo se encogió de hombros y se volvió hacia la muchacha que estaba a su lado, esperando con la boca abierta. Tomó la botella de tequila y la de Margarita Mix y las vertió las dos al mismo tiempo en la boca de ella, deteniéndose cuando el líquido comenzó a desbordarse. Ella tragó ahogándose un poco, tosiendo y agitando las manos, para luego reírse junto con el tipo.
______ encontró difícil no hacer un gesto, el mismo que Missy había imitado, pero... ugh. Asqueroso. Sin mencionar que era una buena manera de terminar en el hospital. Escudando su pizza con el cuerpo, pasó entre la multitud, pero no encontró ni un lugar para sentarse en la sala, así que se apoyó contra la pared en una esquina. La gente ya estaba jugando cuartos. Alguien más había colocado una manguera y un embudo a la cerveza. _______ se concentró en comer.
El problema era que, una vez que terminó, tenía sed de nuevo, lo que significaba un viaje de regreso a través del corazón de la fiesta hasta la cocina. En el camino, tuvo que detenerse para bailar un poco con Brian, quien trabajaba con ella en Sugarland, porque éste la agarró de la muñeca y no la dejó pasar sin que antes se sacudieran y estrecharan un poco. A Brian le gustaban los chicos, pero le agradaba recordarle a ______ que para frotase sensualmente el género no importaba.
―¡Te ves guapa esta noche! ―gritó él por sobre el fuerte sonido de la música, "Rump Shaker" resonaba en los parlantes. ―¡Zooma zoom, nena!
______ puso los ojos en blanco al tiempo que él la agarraba del trasero y se frotaba contra ella.
―Gracias, Brian. Te gustan los chicos, ¿recuerdas?
―Cielo ―le dijo al oído, con un lametón que la hizo reír y retorcerse―, eso lo hace más que un cumplido.
Ella no podía negar eso, por lo que le dejó que se restregara contra ella durante unos minutos mientras bailaban.
―Entonces, ¿a quién le echaste el ojo? ―le gritó al oído.
―Oh, chicos, chicos, chicos ―dijo Brian con una sacudida de su flequillo con reflejos―. Los chicos están por todas partes, cielo, pero lamentablemente, la mayoría de ellos son héteros. ¿Qué hay de ti? ¿Todavía fiel a tu Príncipe Azul?
_______ se contuvo de hacer una mueca ante el comentario de Brian de su vida amorosa. Él no tenía por qué saber de sus problemas con Andy, pues o le tendría lástima, cosa que ella no quería, o le daría un consejo, el cual no necesitaba.
―¡Plato! ―ordenó Brian, girándola―. ¿El señor Correcto, de repente, es el señor Equivocado?
Si ella hubiera sido capaz de ponerse en contacto con Andy más de una vez en las últimas tres semanas, tal vez lo sabría. Negó con la cabeza y se movió para liberarse del agarre de Brian.
―Yo no he dicho eso.
―No tuviste que hacerlo ―gritó en su oído, y ella hizo una mueca―. ¿Qué hizo ese bastardo?
―¡Nada! ―______ quitó sus manos de las de él.
Brian no la dejó irse fácilmente.
―¡No te creo!
―Voy a tomar un trago.
―¡Pero tienes que trabajar mañana! ―Él fingió que se escandalizaba, pero su sonrisa fácil le traicionaba.
______ se echó a reír, sacudiendo la cabeza.
―Tú también. Nos vemos más tarde, Brian.
Antes de que él pudiera protestar, le dio un beso rápido en la mejilla y se deshizo de sus manos de pulpo para poder terminar su búsqueda de algo para beber. Se tuvo que abrir camino a empujones hacia la cocina para atravesar la multitud. No quería hablar de Andy con Brian. O con Missy. Realmente no quería hablar o pensar en Andy en absoluto, porque una vez que empezara, podría tener que admitir que las cosas se estaban volviendo de repente, terriblemente amargas.
Los refrescos habían desaparecido de la nevera, y ella no estaba dispuesta a confiar en las botellas abiertas de dos litros que estaban por toda la mesa y la encimera. Las pizzas había sido devoradas por completo, y solo algunos restos de queso y algunas manchas de salsa en las cajas probaban que estuvieron alguna vez allí. ______ recogió las cajas vacías y las metió debajo de la mesa, luego buscó un vaso de plástico que no se viera como si hubiera sido usado, lo llenó con agua del grifo y le agrego el último par de cubitos de hielo, después rellenó las cubiteras y volvió a ponerlas en el congelador.
―No sería una fiesta sin ti, mamá. ―Missy se apoyó sobre el hombro de ______ y la besó con fuerza en la mejilla―. Ya está. Ahora no puedes decir que no tuviste algo de acción esta noche.
―Demasiado tarde. Brian te ganó. ―______ se limpió el beso de Missy de la mejilla y miró hacia la habitación. No se habría sorprendido si hubieran derrumbado hasta sus cimientos al remolque. O encendieran el lugar por combustión espontánea.
Missy balbuceó algo ininteligible, pero ______ no la estaba escuchando. Al otro lado, de pie junto a la pared del fondo cerca del pasillo, había un muchacho. Reconoció la desteñida camiseta un segundo después. El amigo de Ryan. Se había quitado la gorra de béisbol. No estaba haciendo nada especial, sólo se estaba llevando una botella de cerveza a los labios, pero se volvió hacia donde estaba ______ justo cuando ella se fijó en él. Sus ojos se encontraron, o pensó que lo hicieron, ya que era imposible saber si la estaba mirando a ella o no.
Ese momento se quedó grabado en su mente para siempre. El olor de los cigarrillos y la cerveza, el persistente sabor de la pizza, la calidez de la mano de Missy en su brazo. El repentino frío en su pantorrilla cuando alguien derramó una copa en ese instante. El primer momento en que ella realmente le vio.
―Missy. ¿Quién es ése?
Missy, ocupada en reírse del tipo que había derramado su copa, al principio no le prestó atención. En el minuto y medio que le tomó contestar, ______ ya se había imaginado caminando a través de la habitación para quitarle la cerveza de las manos, llevársela a la boca. Llevándoselo a él a la boca.
―¿Quién?
______ indicó, sin importarle si él la veía.
―Oh, ése es Joseph el idiota. ¡Hey amigo! ¡Limpia esta porquería! ―Missy, ya no se divertía viendo a su torpe invitado y le dio un puñetazo en el brazo―. ¡Esto no es un maldito bar!
______ los ignoró, apartándose para permitir que el chico pudiera limpiar el piso mojado. Joseph ya no la estaba mirando, y se alegró, porque eso significaba que ella podía mirar todo lo que quisiera. Imprimió su perfil en su cerebro. Desde esta distancia tenía que imaginar la longitud de sus pestañas, la profundidad de su hoyuelo. El modo en que olía...
―¡______! ―Missy sacudió su brazo.
―¿Tiene novia?
Missy se quedó boquiabierta. Miró a _______, luego hacia Joseph y viceversa.
―Y una mierda. ¿Joseph?
______ asintió. Se había olvidado del agua helada y la tomó ahora, necesitando apagar la repentina sequedad de su garganta. ‹‹Va a decirme que tiene una novia››, pensó. ‹‹Va a decirme que está enamorado de una chica con pechos grandes y gran cabellera. O peor, ella tuvo un revolcón con él. Missy tuvo sexo con él…››
Missy resopló hacia arriba para sacarse el flequillo de la frente y sacudió la cabeza.
―¿Por qué quieres saber?
Echándole la culpa a la bebida y al humo de la hierba por la estúpida pregunta, ______ le lanzó una mirada que Missy probablemente no podía malinterpretar. Ésta se volvió a quedar boquiabierta y entonces se echó a reír.
―¿Joseph? Tienes novio, ¿recuerdas, dulces pechos?
______ no lo había olvidado. Por otra parte, estaba pendiente si todavía tenía uno. Miró a Missy.
―Si yo no tuviera novio, estaría sobre él como abeja sobre la miel.
Missy soltó una carcajada y se golpeó el muslo.
―¿Hablas en serio?
______ nunca había hablado más en serio en su vida.
―¿Sí o no?
―¿Tener una novia? ―los ojos de Missy gruesamente delineados se volvieron calculadores, y miró por encima del hombro de ______, presumiblemente al tema de su conversación―. No. A él le interesan los tipos.
―¿Qué? ¡No! ―______ apretó los puños, volviéndose a mirar a Joseph cuya cabeza se balanceaba al ritmo de la música, mientras volvía a tomar cerveza. ―¿Él es gay?
―Lo siento ―dijo Missy.
Apretó los dientes y cruzó los brazos con los puños aun apretados.
―Maldita sea.
Las cejas de Missy se alzaron hasta casi llegar a su cabello.
―¡Hey amigo!
―Yo no soy un amigo ―le espetó ______, tan decepcionada que no podía pensar con claridad. Missy le palmeó el brazo.
―Tómate una copa. Entonces no parecerá tan malo.
―No es malo ―______ sacudió la cabeza y tragó su agua con hielo―. Olvídate que dije algo.
Missy se río.
―Tómate un trago, de todos modos.
______ levantó su vaso de agua con hielo y se tragó el resto antes de arrojar el vaso vacío en el fregadero.
―Tengo que irme a casa.
Le dolía la cabeza de repente, y el estómago también. Todo por un estúpido chico con el que jamás había hablado. Ella era la estúpida. Hizo a un lado su decepción, enojada consigo misma. Enojada con Missy.
―Hey, no te vayas. ―Missy la agarró de la mano―. La fiesta acaba de empezar.
―Missy, de verdad me tengo que ir. Ya es tarde.
No lo era realmente, y el día siguiente trabajaba en el turno de la tarde. Pero de pronto ______ no quería ver a nadie más beber, fumar o intimar. No quería ver a nadie más echándose un polvo, ni divirtiéndose. Lo peor de todo era que mientras ella había estado hablando con Missy, Joseph había desaparecido.
―¡Llámame mañana! ―Missy gritó tras ella, pero ______ no respondió.
Salió precipitadamente del remolque dándole la bienvenida al fresco aire frío de principios de junio. No muchos de la fiesta estaban afuera. Una pareja se besaba en las sombras, apoyada contra la pared, con las manos explorando a tientas, el sonido de sus jadeantes respiraciones lo bastante alto como para oírse. Una muchacha gemía y vomitaba inclinada sobre los arbustos, mientras que sus amigas le sujetaban el cabello hacia atrás y la instaban a "pararla".
______ se sujetó del corroído barandal metálico de la escalera, pero de todos modos tropezó en el último escalón de concreto y se torció el tobillo lo bastante fuerte como para lanzar una maldición.
―¿Estás bien?
Levantó la vista hasta el brillo intermitente de la punta de un cigarrillo.
―Sí. Acabo de tropezar. No estoy borracha ―añadió, enojada por sentir que tenía que explicarse.
―Eres una de las pocas.
Era demasiada coincidencia, demasiado parecido al destino, pero incluso antes de que él saliera de las sombras y se adentrara en la línea de luz de la farola, _______ sabía que era Joseph. Él dio otra calada a su cigarrillo y tiró la colilla al suelo, donde lo pisó con la punta de su bota. Ambos se volvieron al escuchar el sonido de vómito salpicando y gemidos, él hizo una mueca. Tomó a ______ por el codo y la condujo a una esquina del remolque, hacia la calle, tan tranquilamente que ella no tuvo tiempo de protestar.
La soltó antes de que ella tuviera tiempo de protestar por eso también.
―Algunas personas no deberían beber.
______ se estremeció un poco. La luz era más brillante allí, y le daba a la cara de Joseph reflejos plata y púrpura. Joseph sonrió.
―Hola. Tú eres _______.
―Sí. ―Su voz sonaba ronca. Sus pensamientos parecían borrosos. ¿Drogada por contacto? Se preguntó mientras una ola de vértigo se apoderaba de ella. ¿O era la sonrisa de Joseph?―. Y tú eres Joseph. El amigo de Ryan.
―Sí.
Silencio.
―Me voy a casa ―dijo ______. Gay. ¿Por qué tenía que ser gay? ¿Cómo podía ser gay? ¿Por qué cada chico guapo por aquí era gay?―. Ando en mi bici.
―Eso es genial ―dijo Joseph con otra sonrisa―. ¿Qué usas? ¿Una Harley?
Sus pensamientos normalmente no eran tan lentos, pero de alguna manera la lujuria y la decepción parecían haber embotado su cerebro.
―¿Qué? Oh... no. Una de diez velocidades.
Él se echó a reír. ______ vio su garganta trabajar. Quería lamerlo, y había incluso avanzado un poquito antes de detenerse, avergonzada. Joseph no pareció darse cuenta.
―¿Dónde vives?
Vaciló antes de decirle, no quería admitir que vivía en una de las casas frente al mar.
―No te preocupes, no soy un asesino en serie ―dijo Joseph―. No tienes que decírmelo.
En ese momento se sintió realmente estúpida.
―Oh. No, no es eso. Me quedo en casa de mis abuelos en la calle Maplewood.
Hubo sólo una concisa pausa antes de que él asintiera.
―Uh—huh.
Su mirada se posó sobre ella, observándola de arriba a abajo, y Joseph repentinamente deseó haber usado alguna de las ropas que Missy propuso prestarle. Haberse maquillado un poco. Salvo que, ¿qué importaba, cuando, de todos modos, a él no le gustaban las chicas?
―Encantada de conocerte ―dijo. Sonaba patético, incluso para ella. El tipo de cosa que decías en un cóctel, no en una fiesta improvisada en un estacionamiento de casas rodantes.
―Trabajas en Sugarland, ¿verdad? Te he visto allí. ―Joseph metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros desteñidos.
―Sí. ―Joseph miró su bicicleta, encadenada al enganche del remolque de Missy.
―Con Brian, ¿no?
_______ suspiró mentalmente. Por supuesto que él conocía a Brian.
―Sí.
―Yo trabajo en el Surf Pro. ―Joseph caminó con ella hasta la bicicleta y observó cómo quitaba la cadena y la enroscaba al asiento.
Una de las pocas tiendas a la que ______ nunca había entrado. Los trajes de baño eran demasiado caros allí, y no practicaba surf. O vela. Quitó con el pie el soporte de su bici y agarrando el manubrio pasó la pierna sobre el asiento.
―¿Estás segura de que estás bien? ―preguntó Joseph―. ¿Tu tobillo está bien? ¿Estás bien... para andar?
―Ya te dije, no estoy borracha. ―Su respuesta fue un poco más cortante de lo que había previsto, pero ya era tarde. Estaba cansada. Y era muy difícil intentar ignorar lo agradable que parecía su boca cuando sonreía.
―Está bien, bueno, tal vez nos veremos por ahí. ―Joseph asintió e hizo un gesto de despedida mientras ella se impulsaba y se alejaba andando en su bici.
―Nos vemos―gritó ______ por encima del hombro, sin intención de volver a verlo.
Karely Jonatika
Re: "Más Profundo" (Joe&Tú)
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Siguela me encanto! Jaja me hizo reir
Y me encanto la nove! Siguela ya!
Siguela me encanto! Jaja me hizo reir
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Pao Jonatica Forever :3
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