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Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Jason se aclaró la garganta. Le dolía ver a su atraigo así cada vez que se encontraban.
-¿Seguro que no cambiarás de parecer respecto a nuestro viaje? A los niños les encantaría que vinierais.
Joseph sonrió con tristeza y negó con la cabeza.
-Quizá la próxima vez.
-Me gustaría poder decirte algo, poder hacer algo... -intentó animarlo Velvet. Se puso de puntillas y lo besó en la mejilla.
-Venir a verme es más que suficiente. Gracias por ser mis amigos.
Jason asintió sin decir nada. Tenía un nudo terrible en la garganta. En ese momento, apareció el mayordomo para anunciar que el almuerzo estaba listo.
-¿Vamos? -los invitó Joseph con una sonrisa y señalando en dirección a la puerta.
Jason pasó un brazo por la cintura de su esposa y la condujo hacia el comedor, pensando que tal vez fuera uno de los pocos hombres que sabía con exactitud cómo debía de sentirse su amigo. Al recordar los siniestros días de su propio pasado, se imaginaba cómo se le rompería el corazón si perdiera a Velvet como Joseph había perdido a _____________.
-¿Seguro que no cambiarás de parecer respecto a nuestro viaje? A los niños les encantaría que vinierais.
Joseph sonrió con tristeza y negó con la cabeza.
-Quizá la próxima vez.
-Me gustaría poder decirte algo, poder hacer algo... -intentó animarlo Velvet. Se puso de puntillas y lo besó en la mejilla.
-Venir a verme es más que suficiente. Gracias por ser mis amigos.
Jason asintió sin decir nada. Tenía un nudo terrible en la garganta. En ese momento, apareció el mayordomo para anunciar que el almuerzo estaba listo.
-¿Vamos? -los invitó Joseph con una sonrisa y señalando en dirección a la puerta.
Jason pasó un brazo por la cintura de su esposa y la condujo hacia el comedor, pensando que tal vez fuera uno de los pocos hombres que sabía con exactitud cómo debía de sentirse su amigo. Al recordar los siniestros días de su propio pasado, se imaginaba cómo se le rompería el corazón si perdiera a Velvet como Joseph había perdido a _____________.
NiinnyJonas
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
CAPITULO 25
_____________ no podría decir por qué programó su viaje de modo que acabara el 15 de marzo. Hacía un año exacto que había dejado el castillo de Running. Si se tenía en cuenta el motivo de su regreso, tal vez era adecuado que el día coincidiera.
Se cerró más la capa a su alrededor y se reclinó en el asiento del carruaje que había alquilado para el viaje. Grady Bosworth, la joven viuda que había empleado en Saint Ives para ayudarla a cuidar del bebé, estaba sentada frente a ella. Grady perdió a su marido y a su hijo por la difteria cuando el pequeño contaba sólo dos semanas. Tenía leche y amamantó a Joe para que _____________ pudiera seguir trabajando. Era amiga de _____________ y la echaría de menos cuando ésta volviera a Cornwall.
-¿Estás segura de que su Excelencia querrá que me quede? -Grady había preguntado lo mismo por lo menos una docena de veces desde que emprendieron la marcha.
-Yo quiero que te quedes, Grady. Joe te necesita. Al principio se sentirá asustado. Mientras tú estés con él, sabrá que no pasa nada malo.
-No me parece bien -murmuró Grady-. No me parece nada bien.
_____________ no contestó. No importaba que Grady lo aprobara o no. Tras meses de darle vueltas, de torturarse con razones para quedarse con el niño, había tornado la decisión que desde el principio supo que era la correcta. Joe Jonas era heredero del marqués de Jonas. Se merecía sus derechos de nacimiento y, aunque eso terminara de partirle el corazón, ella se encargaría de que los tuviera.
Tomó aliento con dificultad. Se encontraba cansada debido a los largos días de viaje, pero el final del trayecto estaba cerca. Ansiaba llegar a su destino y cumplir la dolorosa tarea que se había impuesto.
Y no quería llegar nunca.
El carruaje traqueteaba por las carreteras enlodadas. En el año transcurrido desde que se marchara del castillo, _____________ había administrado bien su dinero, pues ganaba lo suficiente para vivir de un modo modesto y le quedaba aún una buena suma, suficiente para permitirse un vehículo y viajar con cierta comodidad. Pero eso no disminuía la agonía que viviría una vez llegara al castillo de Running.
Cruzaron el pueblo de Gorsham. _____________ se mantuvo oculta tras las cortinas, temerosa de que alguien la reconociera y la delatara a las autoridades. Seguro que la estarían buscando por la muerte de Dunstan. El pueblo estaba tranquilo, la llovizna mantenía a la mayoría de la gente en casa. Un gato callejero se encontraba sentado en el porche de una casa y el parpadeo de las velas era, visible en las ventanas de la taberna Quill and Sword.
En unos cuantos minutos, el pueblo desapareció tras ellos y _____________ descorrió las cortinas lo suficiente para mirar al exterior con el corazón en un puño a medida que se acercaban al castillo. El coche dobló una curva, en el camino lleno de baches y de barro, y aceleró. A través de los árboles, vio las torres almenadas que se elevaban hacia el cielo gris y sintió un escalofrío de terror en el estómago.
El cochero condujo el vehículo por el camino de grava. La rueda pilló un bache, lo que la lanzó contra el asiento, pero el niño no se despertó. Las paredes de piedra gris se alzaban ante ella, altas e imponentes, más fatídicas de lo que las recordaba. Tomó fuerzas e hizo de tripas corazón para llevar a cabo el temido objetivo de su viaje.
En sus brazos, Joe empezó a agitarse bajo la mantita de lana. Se movió un poco, bostezó y estiró el puñito en el aire como si tuviera algo que decir. _____________ le besó los cabellos negros y sedosos, le cantó en voz baja y el pequeño se calmó, cerró sus ojos de motitas plateadas y volvió a dormirse.
El coche se detuvo y el corazón de _____________ pareció detenerse con él. Durante doce meses terribles había anhelado subir esa escalinata y volver a casa. Ahora que estaba allí, temía cada uno de los segundos por llegar.
Un lacayo se acercó y abrió la puerta del carruaje. _____________ se acordó de que se llamaba Dickey. Se cubrió la cabeza con la capucha para protegerse de la llovizna que seguía cayendo y le dirigió una sonrisa vacilante mientras él la ayudaba a bajar. El sirviente abrió unos ojos como platos cuando se dio cuenta de quién era y vio al bebé que llevaba en los brazos, corrió hacia la puerta y la golpeó con fuerza. Reeves abrió y le dejó entrar. La sorpresa de su rostro largo y majestuoso se convirtió en una sonrisa inusual y emocionada cuando vio a _____________ con el bebé.
-Si me lo permite, milady, estamos todos muy contentos de verla. Esperábamos que estuviera bien y a salvo, pero no había forma de saberlo con certeza.
Era lo más largo que Reeves le había dicho nunca y _____________ sintió una punzada en el corazón y unas lágrimas en los ojos, que suprimió de inmediato parpadeando.
-Gracias, Reeves. -El mayordomo le retiró la capa mojada, pero no se detuvo a colgarla.
-Avisaré a su Excelencia. Esta mañana no se sentía muy bien..., siendo el día que es. ¿Por qué no lo espera en el Gran Salón? Siempre le gustó a usted esa habitación.
-El Gran Salón... -Se sintió complacida de que el mayordomo se acordara-. Sí, me gustará mucho. Gracias, Reeves.
Mientras el mayordomo salía disparado, _____________ se dirigió a la sala más antigua del castillo. La inmensa chimenea estaba encendida y ella se puso delante para entrar en calor. Sentía un peso terrible en el pecho. El corazón le dolía de un modo insoportable.
Esa habitación le recordaba mucho a Joseph. ¿Qué diría él cuando la viera? ¿Qué pensaría cuando conociera a su hijo? ¿Qué habría pasado ese año en que habían estado separados? Se preguntaba si todavía estarían casados y la idea le lanzó una punzada de dolor que la atravesó por completo.
Se cerró más la capa a su alrededor y se reclinó en el asiento del carruaje que había alquilado para el viaje. Grady Bosworth, la joven viuda que había empleado en Saint Ives para ayudarla a cuidar del bebé, estaba sentada frente a ella. Grady perdió a su marido y a su hijo por la difteria cuando el pequeño contaba sólo dos semanas. Tenía leche y amamantó a Joe para que _____________ pudiera seguir trabajando. Era amiga de _____________ y la echaría de menos cuando ésta volviera a Cornwall.
-¿Estás segura de que su Excelencia querrá que me quede? -Grady había preguntado lo mismo por lo menos una docena de veces desde que emprendieron la marcha.
-Yo quiero que te quedes, Grady. Joe te necesita. Al principio se sentirá asustado. Mientras tú estés con él, sabrá que no pasa nada malo.
-No me parece bien -murmuró Grady-. No me parece nada bien.
_____________ no contestó. No importaba que Grady lo aprobara o no. Tras meses de darle vueltas, de torturarse con razones para quedarse con el niño, había tornado la decisión que desde el principio supo que era la correcta. Joe Jonas era heredero del marqués de Jonas. Se merecía sus derechos de nacimiento y, aunque eso terminara de partirle el corazón, ella se encargaría de que los tuviera.
Tomó aliento con dificultad. Se encontraba cansada debido a los largos días de viaje, pero el final del trayecto estaba cerca. Ansiaba llegar a su destino y cumplir la dolorosa tarea que se había impuesto.
Y no quería llegar nunca.
El carruaje traqueteaba por las carreteras enlodadas. En el año transcurrido desde que se marchara del castillo, _____________ había administrado bien su dinero, pues ganaba lo suficiente para vivir de un modo modesto y le quedaba aún una buena suma, suficiente para permitirse un vehículo y viajar con cierta comodidad. Pero eso no disminuía la agonía que viviría una vez llegara al castillo de Running.
Cruzaron el pueblo de Gorsham. _____________ se mantuvo oculta tras las cortinas, temerosa de que alguien la reconociera y la delatara a las autoridades. Seguro que la estarían buscando por la muerte de Dunstan. El pueblo estaba tranquilo, la llovizna mantenía a la mayoría de la gente en casa. Un gato callejero se encontraba sentado en el porche de una casa y el parpadeo de las velas era, visible en las ventanas de la taberna Quill and Sword.
En unos cuantos minutos, el pueblo desapareció tras ellos y _____________ descorrió las cortinas lo suficiente para mirar al exterior con el corazón en un puño a medida que se acercaban al castillo. El coche dobló una curva, en el camino lleno de baches y de barro, y aceleró. A través de los árboles, vio las torres almenadas que se elevaban hacia el cielo gris y sintió un escalofrío de terror en el estómago.
El cochero condujo el vehículo por el camino de grava. La rueda pilló un bache, lo que la lanzó contra el asiento, pero el niño no se despertó. Las paredes de piedra gris se alzaban ante ella, altas e imponentes, más fatídicas de lo que las recordaba. Tomó fuerzas e hizo de tripas corazón para llevar a cabo el temido objetivo de su viaje.
En sus brazos, Joe empezó a agitarse bajo la mantita de lana. Se movió un poco, bostezó y estiró el puñito en el aire como si tuviera algo que decir. _____________ le besó los cabellos negros y sedosos, le cantó en voz baja y el pequeño se calmó, cerró sus ojos de motitas plateadas y volvió a dormirse.
El coche se detuvo y el corazón de _____________ pareció detenerse con él. Durante doce meses terribles había anhelado subir esa escalinata y volver a casa. Ahora que estaba allí, temía cada uno de los segundos por llegar.
Un lacayo se acercó y abrió la puerta del carruaje. _____________ se acordó de que se llamaba Dickey. Se cubrió la cabeza con la capucha para protegerse de la llovizna que seguía cayendo y le dirigió una sonrisa vacilante mientras él la ayudaba a bajar. El sirviente abrió unos ojos como platos cuando se dio cuenta de quién era y vio al bebé que llevaba en los brazos, corrió hacia la puerta y la golpeó con fuerza. Reeves abrió y le dejó entrar. La sorpresa de su rostro largo y majestuoso se convirtió en una sonrisa inusual y emocionada cuando vio a _____________ con el bebé.
-Si me lo permite, milady, estamos todos muy contentos de verla. Esperábamos que estuviera bien y a salvo, pero no había forma de saberlo con certeza.
Era lo más largo que Reeves le había dicho nunca y _____________ sintió una punzada en el corazón y unas lágrimas en los ojos, que suprimió de inmediato parpadeando.
-Gracias, Reeves. -El mayordomo le retiró la capa mojada, pero no se detuvo a colgarla.
-Avisaré a su Excelencia. Esta mañana no se sentía muy bien..., siendo el día que es. ¿Por qué no lo espera en el Gran Salón? Siempre le gustó a usted esa habitación.
-El Gran Salón... -Se sintió complacida de que el mayordomo se acordara-. Sí, me gustará mucho. Gracias, Reeves.
Mientras el mayordomo salía disparado, _____________ se dirigió a la sala más antigua del castillo. La inmensa chimenea estaba encendida y ella se puso delante para entrar en calor. Sentía un peso terrible en el pecho. El corazón le dolía de un modo insoportable.
Esa habitación le recordaba mucho a Joseph. ¿Qué diría él cuando la viera? ¿Qué pensaría cuando conociera a su hijo? ¿Qué habría pasado ese año en que habían estado separados? Se preguntaba si todavía estarían casados y la idea le lanzó una punzada de dolor que la atravesó por completo.
NiinnyJonas
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
ahhh llego al castillo!!
Pero como que va a dejar a Joe con Joseph!!
Ojala que la convezca de que la quiere!!
Siguela!!!
Pero como que va a dejar a Joe con Joseph!!
Ojala que la convezca de que la quiere!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
GUUUUAAUU REGRESOOOOOO!!!!!... OJALA Y JOE NO LA DEJE IIIRR!!!!...
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!
PON EL QUE SIGUEEEE!!!
PORFIISSS
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!
PON EL QUE SIGUEEEE!!!
PORFIISSS
chelis
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
waaaaaa me perdi que paso el 15 de marzo?
siguela pronto plizzzz
que se quede con Joseph :aah:
siguela pronto plizzzz
que se quede con Joseph :aah:
Samantha
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Rogó a Dios que le diera fuerzas para hacer lo que tenía que hacer y levantó la mirada en el momento en que el marqués entraba en la sala. Se detuvo a unos pasos de ella, con la espalda muy recta, y a _____________ le pareció todavía más alto de lo que lo recordaba. Vio que estaba más delgado. Quizá fuera ésa la razón.
Aparte de eso, su atractiva imagen era tan íntima, tan querida para ella que por un momento creyó. que volvía a soñar. Al ver esos ojos negros y plateados, la mandíbula fuerte y los labios bellos y sensuales, anheló acercarse para tocarlo y descansar la cabeza en su hombro.
Pero sabía que no podía hacerlo.
Joseph observó a la mujer que tenía delante y, por un momento, sus piernas se negaron a moverse. En los últimos meses se había resignado por fin a no volver a verla. Ahora estaba ahí, ante la chimenea, como si no se hubiera ido nunca, tan esbelta y encantadora como la recordaba. Sus cabellos parecían más oscuros, sus ojos, de un tono verde más fuerte.
Dejó de mirarla a ella y su vista bajó al pequeño bulto que, envuelto en una manta, llevaba en los brazos. Al advertir que era un niño sintió una mezcla de confusión e incertidumbre.
-Me alegro de verte, _____________...
Ella se humedeció los labios. Joseph notó que estaba nerviosa y temblando de pies a cabeza. ¿Sería de _____________ el niño, o de otra persona? ¿Lo había abandonado por eso? ¿Habría pasado algo que él no sabía? ¿Era hijo suyo, o de otro hombre? Ese último pensamiento le provocó una gran amargura, que se obligó a sofocar.
-Debes de tener frío. Te traeré un poco de brandy -le ofreció.
-No... por favor. Estoy bien. -Levantó una mano, como para que no se moviera, y Joseph se detuvo antes de llegar al aparador-. Perdona que no te avisara -se excusó con voz entrecortada-. Sé que no me esperabas. ¿Por qué ibas a hacerlo? Llevo fuera un año. No tenía intención de volver, pero...
Dejó la frase en el aire y bajó los ojos hacia el pequeño. A Joseph se le hizo un nudo en el estómago.
-El niño... ¿es tuyo? -preguntó en voz baja, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Tenía miedo de decir lo que no debía, tenía miedo de lo que _____________ pudiera decirle.
-Nuestro -contestó ella en voz baja, y una oleada de dolor obligó a Joseph a cerrar los ojos-. Joe es el motivo de mi vuelta.
-¿Joe? -repitió mientras la cabeza le daba vueltas, y la palabra le salió tensa y forzada.
-Joseph William Jonas. Cuando me fui no sabía que estaba embarazada. Aunque supongo que no habría importado. Con la muerte de mi tío...
-Dunstan no murió -le interrumpió Joseph, sacudiendo la cabeza y luchando por no perder el control-. Estás a salvo de las autoridades. Ya no te buscan. Por lo menos ahora.
Los hombros de _____________ se relajaron de alivio. Se la veía muy pálida, y muy desdichada. Se moría de ganas de acercarse a ella, de estrecharla entre sus brazos. Se obligó a permanecer donde estaba por miedo a que volviera a huir.
-Yo no lo envenené.
Joseph tragó saliva, para mitigar la tensión, antes de decir:
-Ya lo sé. Todavía no se sabe quién fue, pero no te creo capaz de una cosa así.
_____________ lo observó un momento para decidir si debía creerle. Volvió a mirar al pequeño, que se despertó un momento. Joseph vio que tenía los cabellos negros y los ojos oscuros de los Jonas. Por un momento, la garganta le dolió tanto que le impidió hablar.
-Tenía que venir -afirmó _____________, con los ojos llenos de lágrimas-. No podía mantenerlo alejado de ti. Lo intenté: Dios sabe que lo intenté. Pero Joe se merece sus derechos de nacimiento y yo sabía que serías bueno con él, que lo amarías tanto como yo.
Había algo en las palabras, algo que faltaba. Joseph hizo un esfuerzo y por fin le salió la voz:
-Es precioso, _____________.
-Es un bebé muy bueno. Apenas llora de noche y tiene una risa muy dulce. Cuando me mira siempre pienso en ti y... -No terminó. Las lágrimas le resbalaban por las mejillas-. ¿Quieres tenerlo en brazos?
A Joseph le temblaban las manos. Con mucho cuidado, alargó los brazos y aceptó el bultito envuelto en una manta, que había vuelto a dormirse.
-Necesitará una nodriza -estaba diciendo _____________-. He traído a una mujer del pueblo, la señora Bosworth. Ha estado con nosotros casi desde el principio. Está esperando fuera, en el coche. Te la mandaré cuando me vaya.
Ahí estaba, la verdad que no había dicho o que él se había negado a oír. Le escocían los ojos. No podía pretender abandonar a su hijo. Seguro que no la había escuchado bien.
-Le gusta sentir el sol en la cuna por la mañana -continuó _____________ tras secarse las lágrimas, y, temblándole la mano, se puso a envolver bien al pequeño con la manta-. Eso siempre le hace sonreír. A veces tiene cólico, pero la señora Bosworth sabe qué hacer. Te he escrito una lista con lo que necesitarás. Te la dejaré en la mesa.
Joseph contempló la cara hermosa y llena de dolor de la mujer que amaba y pensó que el corazón se le hacía añicos dentro del pecho.
-No quiero imaginarme la clase de hombre que debes de pensar que soy.
-Pienso que eres el mejor de los hombres -se extrañó ella, mirándolo directamente a los ojos con el entrecejo algo fruncido-. No te habría traído a Joe si pensara otra cosa.
-Pero crees que te dejaré renunciar a este niño, al que es evidente que adoras, y que te dejaré irte de esta casa sin tu hijo.
-No..., por favor. -Unas lágrimas enormes le resbalaron por las mejillas-. No hay nada en este mundo que desee menos que abandonarlo, pero también es hijo tuyo. Y te lo debo. Por todo lo que ha pasado, te debo tu hijo.
Aparte de eso, su atractiva imagen era tan íntima, tan querida para ella que por un momento creyó. que volvía a soñar. Al ver esos ojos negros y plateados, la mandíbula fuerte y los labios bellos y sensuales, anheló acercarse para tocarlo y descansar la cabeza en su hombro.
Pero sabía que no podía hacerlo.
Joseph observó a la mujer que tenía delante y, por un momento, sus piernas se negaron a moverse. En los últimos meses se había resignado por fin a no volver a verla. Ahora estaba ahí, ante la chimenea, como si no se hubiera ido nunca, tan esbelta y encantadora como la recordaba. Sus cabellos parecían más oscuros, sus ojos, de un tono verde más fuerte.
Dejó de mirarla a ella y su vista bajó al pequeño bulto que, envuelto en una manta, llevaba en los brazos. Al advertir que era un niño sintió una mezcla de confusión e incertidumbre.
-Me alegro de verte, _____________...
Ella se humedeció los labios. Joseph notó que estaba nerviosa y temblando de pies a cabeza. ¿Sería de _____________ el niño, o de otra persona? ¿Lo había abandonado por eso? ¿Habría pasado algo que él no sabía? ¿Era hijo suyo, o de otro hombre? Ese último pensamiento le provocó una gran amargura, que se obligó a sofocar.
-Debes de tener frío. Te traeré un poco de brandy -le ofreció.
-No... por favor. Estoy bien. -Levantó una mano, como para que no se moviera, y Joseph se detuvo antes de llegar al aparador-. Perdona que no te avisara -se excusó con voz entrecortada-. Sé que no me esperabas. ¿Por qué ibas a hacerlo? Llevo fuera un año. No tenía intención de volver, pero...
Dejó la frase en el aire y bajó los ojos hacia el pequeño. A Joseph se le hizo un nudo en el estómago.
-El niño... ¿es tuyo? -preguntó en voz baja, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Tenía miedo de decir lo que no debía, tenía miedo de lo que _____________ pudiera decirle.
-Nuestro -contestó ella en voz baja, y una oleada de dolor obligó a Joseph a cerrar los ojos-. Joe es el motivo de mi vuelta.
-¿Joe? -repitió mientras la cabeza le daba vueltas, y la palabra le salió tensa y forzada.
-Joseph William Jonas. Cuando me fui no sabía que estaba embarazada. Aunque supongo que no habría importado. Con la muerte de mi tío...
-Dunstan no murió -le interrumpió Joseph, sacudiendo la cabeza y luchando por no perder el control-. Estás a salvo de las autoridades. Ya no te buscan. Por lo menos ahora.
Los hombros de _____________ se relajaron de alivio. Se la veía muy pálida, y muy desdichada. Se moría de ganas de acercarse a ella, de estrecharla entre sus brazos. Se obligó a permanecer donde estaba por miedo a que volviera a huir.
-Yo no lo envenené.
Joseph tragó saliva, para mitigar la tensión, antes de decir:
-Ya lo sé. Todavía no se sabe quién fue, pero no te creo capaz de una cosa así.
_____________ lo observó un momento para decidir si debía creerle. Volvió a mirar al pequeño, que se despertó un momento. Joseph vio que tenía los cabellos negros y los ojos oscuros de los Jonas. Por un momento, la garganta le dolió tanto que le impidió hablar.
-Tenía que venir -afirmó _____________, con los ojos llenos de lágrimas-. No podía mantenerlo alejado de ti. Lo intenté: Dios sabe que lo intenté. Pero Joe se merece sus derechos de nacimiento y yo sabía que serías bueno con él, que lo amarías tanto como yo.
Había algo en las palabras, algo que faltaba. Joseph hizo un esfuerzo y por fin le salió la voz:
-Es precioso, _____________.
-Es un bebé muy bueno. Apenas llora de noche y tiene una risa muy dulce. Cuando me mira siempre pienso en ti y... -No terminó. Las lágrimas le resbalaban por las mejillas-. ¿Quieres tenerlo en brazos?
A Joseph le temblaban las manos. Con mucho cuidado, alargó los brazos y aceptó el bultito envuelto en una manta, que había vuelto a dormirse.
-Necesitará una nodriza -estaba diciendo _____________-. He traído a una mujer del pueblo, la señora Bosworth. Ha estado con nosotros casi desde el principio. Está esperando fuera, en el coche. Te la mandaré cuando me vaya.
Ahí estaba, la verdad que no había dicho o que él se había negado a oír. Le escocían los ojos. No podía pretender abandonar a su hijo. Seguro que no la había escuchado bien.
-Le gusta sentir el sol en la cuna por la mañana -continuó _____________ tras secarse las lágrimas, y, temblándole la mano, se puso a envolver bien al pequeño con la manta-. Eso siempre le hace sonreír. A veces tiene cólico, pero la señora Bosworth sabe qué hacer. Te he escrito una lista con lo que necesitarás. Te la dejaré en la mesa.
Joseph contempló la cara hermosa y llena de dolor de la mujer que amaba y pensó que el corazón se le hacía añicos dentro del pecho.
-No quiero imaginarme la clase de hombre que debes de pensar que soy.
-Pienso que eres el mejor de los hombres -se extrañó ella, mirándolo directamente a los ojos con el entrecejo algo fruncido-. No te habría traído a Joe si pensara otra cosa.
-Pero crees que te dejaré renunciar a este niño, al que es evidente que adoras, y que te dejaré irte de esta casa sin tu hijo.
-No..., por favor. -Unas lágrimas enormes le resbalaron por las mejillas-. No hay nada en este mundo que desee menos que abandonarlo, pero también es hijo tuyo. Y te lo debo. Por todo lo que ha pasado, te debo tu hijo.
NiinnyJonas
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
AAAAAAAIIII!!!!.. PERO JOEE HABLAAAAA CLAROOO!!!!... SI NO ELLAA SE IRAAA!!!..... Y NO QUIERES ESOOOO!!!!.....
EL 15 DE MARZO ES CUANDO _____ SE FUE!!!!!!.... POR ESO LA FECHA!!!!
PORQUE PASO UN AÑO!!!!!!
EL 15 DE MARZO ES CUANDO _____ SE FUE!!!!!!.... POR ESO LA FECHA!!!!
PORQUE PASO UN AÑO!!!!!!
chelis
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
ooooo gracias es que hace un tiempito no leía la novela me estoy actualizando recién :omg:
sigue con la novela plizz que me muero por saber que pasará :ilusion:
sigue con la novela plizz que me muero por saber que pasará :ilusion:
Samantha
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
ahh Joseph has algo!!
No dejes que se vaya!!!
Siguela!!
No dejes que se vaya!!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
A Joseph le dolía el pecho. No parecía poder inspirar aire suficiente.
-Te lo suplico, _____________. Con cada palabra que dices me consumo en el infierno que yo mismo he creado.
_____________ no pareció oír sus palabras, porque preguntó:
-¿Todavía estamos...? ¿Es Joe legítimo?
-No ha habido ninguna anulación -respondió él con un dolor terrible en la garganta-. No tengo otra esposa que tú.
Lo miró un momento más, como si quisiera memorizar sus rasgos. Después, desvió la mirada.
-Tengo que irme -dijo-. Tengo que marcharme.
Joseph le obstruyó el paso, con el niño recostado con cuidado en su hombro.
-No puedes irte, _____________. No te lo permitiré. -Algo le nubló la visión. El corazón parecía haberle dejado de funcionar mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas-. El día del accidente todo salió mal. Vino la policía y, luego, lo del miedo de perder a Michael. Todo fue muy confuso, pero fue el día en que lo supe. Por primera vez lo supe. Te vi atendiendo a ese niño y supe sin lugar a dudas que te amaba. Vi lo mucho que te arriesgabas para salvarlo y en ese momento comprendí todo lo que eres, todo lo que has aprendido a ser, y te amé aún más. Me fui porque no sabía cómo decírtelo, cómo decirte que yo estaba equivocado. -Bajó la vista y vio que le temblaban las manos-. Casi me vuelvo loco sin ti, _____________. Creías que no te necesitaba, pero te equivocabas. Te amo, _____________, y no sabes cómo te necesito.
-Joseph...
_____________ tenía los ojos muy abiertos y la cara bañada en lágrimas. Se acercó y él la atrajo hacia sí y los estrechó con fuerza a los dos, a ella y a su hijo, mientras combatía con las lágrimas que querían brotar de sus ojos.
-Te he echado de menos cada día, cada hora -susurró Joseph con los labios junto a los cabellos de su mujer-. Te amo, _____________. Te amo más que a mi vida y no quiero que te vayas.
Ella se echó a llorar con unos sollozos desgarradores que se le clavaron en el corazón y amenazaron con desmoronarlo por completo. Le acarició los cabellos y le susurró una y otra vez lo mucho que la amaba. Durante un buen rato permanecieron así: dos personas que habían sufrido demasiado y durante demasiado tiempo, abrazadas al hermoso bebé que las unía de nuevo.
-No dejaré que vuelvas a irte -prometió Joseph.
-No quiero irme -dijo _____________ en un susurro-Nunca quise. Te amo, Joseph. Te amo mucho. -Acarició la mejilla de su marido y lo miró con una sonrisa triste y tierna-. Aquí es donde siempre me despierto. Noche tras noche, soñaba que me decías esas palabras y después me despertaba y veía que sólo había sido una ilusión.
Él bajó la cabeza y la besó con mucha dulzura.
-Te prometo que soy muy real. A partir de ahora, me aseguraré de que todos tus sueños se hagan realidad. -Recorrió la cara de _____________ con los ojos, absorto en sus rasgos elegantes, en la curva de sus labios carnosos-. En cuanto estés dispuesta, cariño, te enseñaré lo real que soy.
_____________ se sonrojó un poco, pero justo en ese momento el bebé se movió y se despertó, lo que interrumpió el momento sensual. _____________ se separó un poco para aceptar al pequeño y Joseph se lo entregó.
-¿Estás seguro? -le preguntó, con sólo una chispa de duda-. Si no decías en serio esas palabras, ésta es la última oportunidad que vas a tener para librarte de mí.
-Entonces, supongo que estaremos juntos para siempre -afirmó Joseph, y de repente sintió que el corazón le brincaba dentro del pecho.
_____________ esbozó la sonrisa más linda que él le había visto y eso le hizo pensar que ninguno de los recuerdos que tenía de ella le hacía justicia. Y nada ni nadie volvería a interponerse entre los dos.
Joseph sabía que tendrían problemas. Cuando la policía descubriera que _____________ residía otra vez en el castillo, iría a hacerle preguntas sobre su inoportuna partida. El intento de asesinato de Dunstan no estaba aclarado y, aunque no había habido más tentativas, el caso seguía abierto y _____________ continuaba siendo sospechosa.
Pero nada de eso importaba. Ya no. _____________ estaba en casa y a salvo, y él se aseguraría de que siguiera así. Se juró protegerla, costara lo que costara.
No quería volver a perderla.
La tormenta se intensificó. El brillo de los relámpagos rasgó el paisaje y los truenos sacudieron las ventanas de las altas paredes de piedra del castillo. Un fortísimo viento de marzo sacudía las ramas de los árboles.
En el salón de los aposentos del marqués, con un vestido de seda verde, _____________ estaba sentada frente a Joseph ante una mesita redonda y cubierta con una tela de lino blanco. Llevaba los cabellos sueltos, como le había pedido su marido, y sorbía las últimas gotas de una copa de vino, que temblaba ligeramente en su mano.
Todavía no había visto a Michael, pues el chico estaba visitando a los hijos de los Sinclair en Carlyle Hall, el bebé llevaba horas acostado y la cena íntima compartida con Joseph había terminado ya. Mientras degustaban una elegante comida consistente en perdiz asada y pescadilla con salsa cremosa que la cocinera había preparado en honor de la vuelta de _____________, ella le relató a su marido el año que había pasado en Saint Ives y él le contó los meses de su búsqueda infructuosa.
Aunque Joseph le restó importancia a su dolor personal, los extremos a los que había llegado para encontrarla hacían patente la intensidad de su sufrimiento. _____________ lloró al pensar que le había causado tanta angustia. Ni por un momento se le hubiera ocurrido que le importara tanto a él como para sufrir de ese modo.
A medida que avanzaba la cena, los temas fueron cambiando y pasaron a hablar de su tío y del crimen que se había cometido. Joseph le explicó que era muy probable que las autoridades volvieran a hacerle preguntas, pero le prometió que, pasara lo que pasara, la mantendría a salvo. Esta vez _____________ le creyó.
-Te lo suplico, _____________. Con cada palabra que dices me consumo en el infierno que yo mismo he creado.
_____________ no pareció oír sus palabras, porque preguntó:
-¿Todavía estamos...? ¿Es Joe legítimo?
-No ha habido ninguna anulación -respondió él con un dolor terrible en la garganta-. No tengo otra esposa que tú.
Lo miró un momento más, como si quisiera memorizar sus rasgos. Después, desvió la mirada.
-Tengo que irme -dijo-. Tengo que marcharme.
Joseph le obstruyó el paso, con el niño recostado con cuidado en su hombro.
-No puedes irte, _____________. No te lo permitiré. -Algo le nubló la visión. El corazón parecía haberle dejado de funcionar mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas-. El día del accidente todo salió mal. Vino la policía y, luego, lo del miedo de perder a Michael. Todo fue muy confuso, pero fue el día en que lo supe. Por primera vez lo supe. Te vi atendiendo a ese niño y supe sin lugar a dudas que te amaba. Vi lo mucho que te arriesgabas para salvarlo y en ese momento comprendí todo lo que eres, todo lo que has aprendido a ser, y te amé aún más. Me fui porque no sabía cómo decírtelo, cómo decirte que yo estaba equivocado. -Bajó la vista y vio que le temblaban las manos-. Casi me vuelvo loco sin ti, _____________. Creías que no te necesitaba, pero te equivocabas. Te amo, _____________, y no sabes cómo te necesito.
-Joseph...
_____________ tenía los ojos muy abiertos y la cara bañada en lágrimas. Se acercó y él la atrajo hacia sí y los estrechó con fuerza a los dos, a ella y a su hijo, mientras combatía con las lágrimas que querían brotar de sus ojos.
-Te he echado de menos cada día, cada hora -susurró Joseph con los labios junto a los cabellos de su mujer-. Te amo, _____________. Te amo más que a mi vida y no quiero que te vayas.
Ella se echó a llorar con unos sollozos desgarradores que se le clavaron en el corazón y amenazaron con desmoronarlo por completo. Le acarició los cabellos y le susurró una y otra vez lo mucho que la amaba. Durante un buen rato permanecieron así: dos personas que habían sufrido demasiado y durante demasiado tiempo, abrazadas al hermoso bebé que las unía de nuevo.
-No dejaré que vuelvas a irte -prometió Joseph.
-No quiero irme -dijo _____________ en un susurro-Nunca quise. Te amo, Joseph. Te amo mucho. -Acarició la mejilla de su marido y lo miró con una sonrisa triste y tierna-. Aquí es donde siempre me despierto. Noche tras noche, soñaba que me decías esas palabras y después me despertaba y veía que sólo había sido una ilusión.
Él bajó la cabeza y la besó con mucha dulzura.
-Te prometo que soy muy real. A partir de ahora, me aseguraré de que todos tus sueños se hagan realidad. -Recorrió la cara de _____________ con los ojos, absorto en sus rasgos elegantes, en la curva de sus labios carnosos-. En cuanto estés dispuesta, cariño, te enseñaré lo real que soy.
_____________ se sonrojó un poco, pero justo en ese momento el bebé se movió y se despertó, lo que interrumpió el momento sensual. _____________ se separó un poco para aceptar al pequeño y Joseph se lo entregó.
-¿Estás seguro? -le preguntó, con sólo una chispa de duda-. Si no decías en serio esas palabras, ésta es la última oportunidad que vas a tener para librarte de mí.
-Entonces, supongo que estaremos juntos para siempre -afirmó Joseph, y de repente sintió que el corazón le brincaba dentro del pecho.
_____________ esbozó la sonrisa más linda que él le había visto y eso le hizo pensar que ninguno de los recuerdos que tenía de ella le hacía justicia. Y nada ni nadie volvería a interponerse entre los dos.
Joseph sabía que tendrían problemas. Cuando la policía descubriera que _____________ residía otra vez en el castillo, iría a hacerle preguntas sobre su inoportuna partida. El intento de asesinato de Dunstan no estaba aclarado y, aunque no había habido más tentativas, el caso seguía abierto y _____________ continuaba siendo sospechosa.
Pero nada de eso importaba. Ya no. _____________ estaba en casa y a salvo, y él se aseguraría de que siguiera así. Se juró protegerla, costara lo que costara.
No quería volver a perderla.
La tormenta se intensificó. El brillo de los relámpagos rasgó el paisaje y los truenos sacudieron las ventanas de las altas paredes de piedra del castillo. Un fortísimo viento de marzo sacudía las ramas de los árboles.
En el salón de los aposentos del marqués, con un vestido de seda verde, _____________ estaba sentada frente a Joseph ante una mesita redonda y cubierta con una tela de lino blanco. Llevaba los cabellos sueltos, como le había pedido su marido, y sorbía las últimas gotas de una copa de vino, que temblaba ligeramente en su mano.
Todavía no había visto a Michael, pues el chico estaba visitando a los hijos de los Sinclair en Carlyle Hall, el bebé llevaba horas acostado y la cena íntima compartida con Joseph había terminado ya. Mientras degustaban una elegante comida consistente en perdiz asada y pescadilla con salsa cremosa que la cocinera había preparado en honor de la vuelta de _____________, ella le relató a su marido el año que había pasado en Saint Ives y él le contó los meses de su búsqueda infructuosa.
Aunque Joseph le restó importancia a su dolor personal, los extremos a los que había llegado para encontrarla hacían patente la intensidad de su sufrimiento. _____________ lloró al pensar que le había causado tanta angustia. Ni por un momento se le hubiera ocurrido que le importara tanto a él como para sufrir de ese modo.
A medida que avanzaba la cena, los temas fueron cambiando y pasaron a hablar de su tío y del crimen que se había cometido. Joseph le explicó que era muy probable que las autoridades volvieran a hacerle preguntas, pero le prometió que, pasara lo que pasara, la mantendría a salvo. Esta vez _____________ le creyó.
NiinnyJonas
Re: Seda y Acero (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
owww al fin se reconciliaron!!
Y le dijo que la ama!!
Siguela!!
Y le dijo que la ama!!
Siguela!!
aranzhitha
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