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"Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
CAP HOT
Ella se estremeció de placer. El primer beso dio paso a otro, y a otro, y a uno más, hasta que ninguno de los dos fue consciente de la dureza del suelo bajo sus cuerpos, ni del frío que reinaba a su alrededor.
_______ respondió casi con frenesí a los besos cada vez más excitados de Nick. Cuando éste deslizó la boca por su mejilla hacia abajo, ella volvió la cabeza ciegamente, ofreciéndole el cuello para su deleite.
Y Nick disfrutó plenamente de él, salvaje y malvadamente, como ella había deseado. Le apartó el pelo a un lado con las manos mientras sus dientes se unían a sus labios en unos vampíricos mordiscos amorosos que hicieron rugir la sangre por las venas de _______.
Aturdida, permaneció tumbada en el suelo, con los brazos extendidos tras la cabeza, disfrutando de la aspereza de la piel de Nick contra la suavidad de su garganta, temblando de placer cuando chupaba su piel. Un rayo de sol cayó repentinamente sobre los ojos de ______, haciéndole cerrarlos, y de pronto se encontró sumergida en un mundo de intensificadas sensaciones físicas. Sentir, pero no ver, pareció agudizar sus sentidos. Notó un intenso calor acumulándose entre sus muslos, la inflamación de sus senos bajo la ropa, la creciente urgencia de su deseo recorriendo sus venas, inflamando cada célula sexual que poseía. Estaba preparada para que le hicieran el amor como no lo había estado nunca. Nick debía haber alcanzado el mismo grado de deseo, porque de pronto se colocó sobre ella, haciéndole entreabrir las piernas, colocando su pesada pelvis masculina en el hueco entre sus muslos. Cuando su excitada carne empezó a pulsar contra el derretido valle entre las piernas de _______, ésta respondió alzando las caderas frenéticamente contra él.
Abrió los ojos al notar que Nick le desabrochaba el botón de los vaqueros y le bajaba la cremallera. Estaba arrodillado ante ella, tirando de su ropa, con un brillo salvaje en sus ojos azules.
_____ nunca había tenido una experiencia de aquel tipo con un varón totalmente descontrolado del tamaño y la fuerza de Nick, y a pesar de que al principio le asustó un poco verse desnudada con aquella brusquedad, enseguida reconoció que lo que sentía era una intensa excitación, no miedo. De hecho, le gustó ver a Nick descontrolado de aquella manera, con el rostro encendido por la pasión, las manos temblorosas, casi jadeando.
Nick maldijo cuando las botas de _____ le impidieron quitarle los pantalones y las bragas, y finalmente también le quitó las botas. Enseguida, _____ quedó desnuda de cintura para abajo. Para entonces, _____ tampoco tenía mucho control sobre sí misma. Tal vez habría recuperado cierta conciencia del frío reinante si sus nalgas desnudas hubieran estado en contacto directo con la tierra, pero llevaba puesto un espeso jersey largo que actuaba de manta bajo ella.
La única sensación de _____ era una fiera impaciencia por tener a Nick encima y dentro de ella. Temblando, se irguió para ayudarle a bajarse los pantalones y los calzoncillos, sin esperar a que se los quitara del todo para atraerlo hacia sí.
—Oh… —gimió al sentir el roce de su desnuda erección contra los inflamados labios de su deseo. Un grito surgió de su garganta por la intensidad del placer que le produjo que la penetrara. No podía esperar a sentir que la invadiera por completo, que empezara a moverse. Aferrando con fuerza las tensas nalgas de Nick, lo empujó más y más dentro, moviendo la parte baja de su cuerpo en un ritmo frenético.
_____ se quedó asombrada por la velocidad y fuerza de su clímax. Explotó en su interior y en torno a Nick, espasmo tras espasmo, empujando a éste a un clímax tan intenso como el de ella. ______ dio un grito ahogado al sentir la carne de Nick bombeando poderosamente en su interior, antes de que los labios de éste se entreabrieran para liberar un prolongado y grave gemido. Nick apagó aquel gemido tomando salvaje posesión de la boca de _____, penetrando en ésta con su lengua en un erótico eco de lo que estaba haciendo dentro de ella.
La _____ que había llevado a Nick allí arriba, llena de buenas intenciones, estaba anonadada, tanto por la primitiva naturaleza de su unión como por los sentimientos que estaba evocando en ella. Enseguida supo que después de aquello no volvería a ser nunca la misma.
Había cruzado la línea con aquella abierta rendición, abandonando cualquier pensamiento de lo que estaba bien y lo que estaba mal, cediendo al deseo que había ido creciendo en su interior, sin importarle nada excepto el cuerpo de Nick fundido con el suyo. Los restos de su conciencia seguían diciéndole que debería sentir culpabilidad y vergüenza.
Pero no podía. Estaba demasiado atrapada en lo que acababa de suceder y en el placer que le había producido. Su única preocupación ahora era la memoria de Nick. Ya no quería que la recuperara; al menos, no durante ese fin de semana. Quería que siguiera en la oscuridad, con ella, que le hiciera el amor sin cesar…
De hecho, ya lo deseaba de nuevo. Ya… Su rostro se ruborizó intensamente al reconocerlo. Apenas podía creer los pensamientos que estaban pasando por su cabeza. Era como si se hubiera transformado en otra mujer, una mujer salvaje e insaciable que deseara experimentar todo lo que el sexo podía ofrecerle.
Nick se apoyó en un codo y la miró como si él también estuviera viendo una mujer diferente. —¿Siempre hacemos el amor con esta intensidad? —preguntó, y era evidente que estaba tan asombrado y complacido por la experiencia como ______. Aquel pensamiento hizo que ésta sintiera aún más placer. De un solo golpe, Nick había barrido todos los años que Dwight se había pasado recriminándole su escaso empuje sexual, implicando que había algo anormal en ella.
—No siempre —contestó _____, reconociendo apenas el ronco y sexy sonido de su propia voz. —Ha sido… increíble —murmuró Nick—. Increíble. _____ se llevó una mano al cuello al sentir un ligero y agradable escozor en él. —Lo siento, _____ —dijo Nick—. No sé qué me ha poseído, pero me temo que vas a tener algún moratón en el cuello durante unos días. _____ no lo dudaba. En ese momento se le pasó por la mente que nunca había visto las señales de un mordisco amoroso en el cuello de Lucie, lo que le produjo una absurda satisfacción.
—Mi pelo lo cubrirá. No te preocupes. —¿Que no me preocupe? Ni siquiera he pensado en utilizar protección, a pesar de que siempre llevo un preservativo en la cartera. Siempre he practicado el sexo seguro. Para mí es una religión hacerlo.
_____ tomó el angustiado rostro de Nick entre sus manos y sonrió tranquilizadoramente. —Nick, querido, estoy tomando la pastilla —dijo, pensando que era una suerte que así fuera, pues ella tampoco había pensado en ningún momento en aquello—.Llevo años tomándola —continuó—, y no dejé de hacerlo cuando me separé de Nick. Te aseguro que no hay ninguna posibilidad de que te conviertas en padre este fin de semana. Y te aseguro que tampoco habrá ninguna otra consecuencia desagradable porque hayamos hecho el amor sin protección —añadió, alzando la cabeza para besarlo ligeramente en los labios.
Nunca se había sentido tan segura de sí misma. O tan abiertamente sexual. Tenía que volver a besar a Nick. Tenía que volver a sentirlo dentro. Lo rodeó por el cuello con las manos, atrayéndolo de nuevo hacia su boca. Él se resistió a medias unos segundos, pero cuando su carne empezó a agitarse dentro de ella, gimió su rendición.
______ lo atrajo hacia sí, en cuerpo y alma, manteniéndose al principio medio al margen de la experiencia, disfrutando de la creciente pasión de Nick, del poder de su empuje, de los temblores que lo recorrían cuando ella clavaba sus uñas en sus nalgas.
Una intensa e intoxicante sensación se apoderó de ella al comprobar que podía excitarlo de aquella manera, hasta hacerle volver a perder el control. Pero, inevitablemente, ella también se vio inmersa en el remolino que ya tenía atrapado a Nick. Su corazón empezó a martillear y tuvo que abrir la boca en busca de aire mientras balanceaba la cabeza de un lado a otro. El nombre de Nick escapó de sus pulmones una y otra vez y cuando finalmente se deshizo bajo él, fue Nick el que se alzó finalmente triunfante, fue Nick quien abrazó su cuerpo después, fue él quien la vistió con suavidad y la condujo de vuelta a casa
Ella se estremeció de placer. El primer beso dio paso a otro, y a otro, y a uno más, hasta que ninguno de los dos fue consciente de la dureza del suelo bajo sus cuerpos, ni del frío que reinaba a su alrededor.
_______ respondió casi con frenesí a los besos cada vez más excitados de Nick. Cuando éste deslizó la boca por su mejilla hacia abajo, ella volvió la cabeza ciegamente, ofreciéndole el cuello para su deleite.
Y Nick disfrutó plenamente de él, salvaje y malvadamente, como ella había deseado. Le apartó el pelo a un lado con las manos mientras sus dientes se unían a sus labios en unos vampíricos mordiscos amorosos que hicieron rugir la sangre por las venas de _______.
Aturdida, permaneció tumbada en el suelo, con los brazos extendidos tras la cabeza, disfrutando de la aspereza de la piel de Nick contra la suavidad de su garganta, temblando de placer cuando chupaba su piel. Un rayo de sol cayó repentinamente sobre los ojos de ______, haciéndole cerrarlos, y de pronto se encontró sumergida en un mundo de intensificadas sensaciones físicas. Sentir, pero no ver, pareció agudizar sus sentidos. Notó un intenso calor acumulándose entre sus muslos, la inflamación de sus senos bajo la ropa, la creciente urgencia de su deseo recorriendo sus venas, inflamando cada célula sexual que poseía. Estaba preparada para que le hicieran el amor como no lo había estado nunca. Nick debía haber alcanzado el mismo grado de deseo, porque de pronto se colocó sobre ella, haciéndole entreabrir las piernas, colocando su pesada pelvis masculina en el hueco entre sus muslos. Cuando su excitada carne empezó a pulsar contra el derretido valle entre las piernas de _______, ésta respondió alzando las caderas frenéticamente contra él.
Abrió los ojos al notar que Nick le desabrochaba el botón de los vaqueros y le bajaba la cremallera. Estaba arrodillado ante ella, tirando de su ropa, con un brillo salvaje en sus ojos azules.
_____ nunca había tenido una experiencia de aquel tipo con un varón totalmente descontrolado del tamaño y la fuerza de Nick, y a pesar de que al principio le asustó un poco verse desnudada con aquella brusquedad, enseguida reconoció que lo que sentía era una intensa excitación, no miedo. De hecho, le gustó ver a Nick descontrolado de aquella manera, con el rostro encendido por la pasión, las manos temblorosas, casi jadeando.
Nick maldijo cuando las botas de _____ le impidieron quitarle los pantalones y las bragas, y finalmente también le quitó las botas. Enseguida, _____ quedó desnuda de cintura para abajo. Para entonces, _____ tampoco tenía mucho control sobre sí misma. Tal vez habría recuperado cierta conciencia del frío reinante si sus nalgas desnudas hubieran estado en contacto directo con la tierra, pero llevaba puesto un espeso jersey largo que actuaba de manta bajo ella.
La única sensación de _____ era una fiera impaciencia por tener a Nick encima y dentro de ella. Temblando, se irguió para ayudarle a bajarse los pantalones y los calzoncillos, sin esperar a que se los quitara del todo para atraerlo hacia sí.
—Oh… —gimió al sentir el roce de su desnuda erección contra los inflamados labios de su deseo. Un grito surgió de su garganta por la intensidad del placer que le produjo que la penetrara. No podía esperar a sentir que la invadiera por completo, que empezara a moverse. Aferrando con fuerza las tensas nalgas de Nick, lo empujó más y más dentro, moviendo la parte baja de su cuerpo en un ritmo frenético.
_____ se quedó asombrada por la velocidad y fuerza de su clímax. Explotó en su interior y en torno a Nick, espasmo tras espasmo, empujando a éste a un clímax tan intenso como el de ella. ______ dio un grito ahogado al sentir la carne de Nick bombeando poderosamente en su interior, antes de que los labios de éste se entreabrieran para liberar un prolongado y grave gemido. Nick apagó aquel gemido tomando salvaje posesión de la boca de _____, penetrando en ésta con su lengua en un erótico eco de lo que estaba haciendo dentro de ella.
La _____ que había llevado a Nick allí arriba, llena de buenas intenciones, estaba anonadada, tanto por la primitiva naturaleza de su unión como por los sentimientos que estaba evocando en ella. Enseguida supo que después de aquello no volvería a ser nunca la misma.
Había cruzado la línea con aquella abierta rendición, abandonando cualquier pensamiento de lo que estaba bien y lo que estaba mal, cediendo al deseo que había ido creciendo en su interior, sin importarle nada excepto el cuerpo de Nick fundido con el suyo. Los restos de su conciencia seguían diciéndole que debería sentir culpabilidad y vergüenza.
Pero no podía. Estaba demasiado atrapada en lo que acababa de suceder y en el placer que le había producido. Su única preocupación ahora era la memoria de Nick. Ya no quería que la recuperara; al menos, no durante ese fin de semana. Quería que siguiera en la oscuridad, con ella, que le hiciera el amor sin cesar…
De hecho, ya lo deseaba de nuevo. Ya… Su rostro se ruborizó intensamente al reconocerlo. Apenas podía creer los pensamientos que estaban pasando por su cabeza. Era como si se hubiera transformado en otra mujer, una mujer salvaje e insaciable que deseara experimentar todo lo que el sexo podía ofrecerle.
Nick se apoyó en un codo y la miró como si él también estuviera viendo una mujer diferente. —¿Siempre hacemos el amor con esta intensidad? —preguntó, y era evidente que estaba tan asombrado y complacido por la experiencia como ______. Aquel pensamiento hizo que ésta sintiera aún más placer. De un solo golpe, Nick había barrido todos los años que Dwight se había pasado recriminándole su escaso empuje sexual, implicando que había algo anormal en ella.
—No siempre —contestó _____, reconociendo apenas el ronco y sexy sonido de su propia voz. —Ha sido… increíble —murmuró Nick—. Increíble. _____ se llevó una mano al cuello al sentir un ligero y agradable escozor en él. —Lo siento, _____ —dijo Nick—. No sé qué me ha poseído, pero me temo que vas a tener algún moratón en el cuello durante unos días. _____ no lo dudaba. En ese momento se le pasó por la mente que nunca había visto las señales de un mordisco amoroso en el cuello de Lucie, lo que le produjo una absurda satisfacción.
—Mi pelo lo cubrirá. No te preocupes. —¿Que no me preocupe? Ni siquiera he pensado en utilizar protección, a pesar de que siempre llevo un preservativo en la cartera. Siempre he practicado el sexo seguro. Para mí es una religión hacerlo.
_____ tomó el angustiado rostro de Nick entre sus manos y sonrió tranquilizadoramente. —Nick, querido, estoy tomando la pastilla —dijo, pensando que era una suerte que así fuera, pues ella tampoco había pensado en ningún momento en aquello—.Llevo años tomándola —continuó—, y no dejé de hacerlo cuando me separé de Nick. Te aseguro que no hay ninguna posibilidad de que te conviertas en padre este fin de semana. Y te aseguro que tampoco habrá ninguna otra consecuencia desagradable porque hayamos hecho el amor sin protección —añadió, alzando la cabeza para besarlo ligeramente en los labios.
Nunca se había sentido tan segura de sí misma. O tan abiertamente sexual. Tenía que volver a besar a Nick. Tenía que volver a sentirlo dentro. Lo rodeó por el cuello con las manos, atrayéndolo de nuevo hacia su boca. Él se resistió a medias unos segundos, pero cuando su carne empezó a agitarse dentro de ella, gimió su rendición.
______ lo atrajo hacia sí, en cuerpo y alma, manteniéndose al principio medio al margen de la experiencia, disfrutando de la creciente pasión de Nick, del poder de su empuje, de los temblores que lo recorrían cuando ella clavaba sus uñas en sus nalgas.
Una intensa e intoxicante sensación se apoderó de ella al comprobar que podía excitarlo de aquella manera, hasta hacerle volver a perder el control. Pero, inevitablemente, ella también se vio inmersa en el remolino que ya tenía atrapado a Nick. Su corazón empezó a martillear y tuvo que abrir la boca en busca de aire mientras balanceaba la cabeza de un lado a otro. El nombre de Nick escapó de sus pulmones una y otra vez y cuando finalmente se deshizo bajo él, fue Nick el que se alzó finalmente triunfante, fue Nick quien abrazó su cuerpo después, fue él quien la vistió con suavidad y la condujo de vuelta a casa
♥..:Tiff:..♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
Madre mia... es la primera vez k alguien me deja sin palabras... asi estoy...
SIN PALABRAS!
SIN PALABRAS!
LittleVickJ♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
TIFFANYYYYYYYY DONDE ESTAAAAAAAAAAAS??
QUIEROOOOOOOOOOO CAPIII!!! :x xD
tqm :hug:
QUIEROOOOOOOOOOO CAPIII!!! :x xD
tqm :hug:
LittleVickJ♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
—¿Te encuentras bien? —preguntó Nick con suavidad—. No has dicho nada desde hace un buen rato. —Estoy bien —dijo ______, aunque un poco temblorosamente. ¿Qué le había pasado? ¿Por qué había llorado tanto después de hacer el amor? ¿Por qué se había sentido tan afectada cuando Nick la abrazó para consolarla?
—A veces sucede eso —dijo Nick, como si hubiera leído su mente—. No deberíamos haber vuelto a hacerlo con tanta rapidez. Aunque ha sido fantástico — añadió, sonriendo maliciosamente—. ¿Cuándo crees que estarás lista para el tercero?
_______ lo miró, sintiendo que se le secaba la boca ante la perspectiva. —Vamos, _____ —la reprendió Nick suavemente, tomándola en sus brazos y estrechándola contra su cuerpo—. Ya no hay vuelta atrás. Además, tu idea de mantener una relación platónica hasta que yo recuperara la memoria siempre me ha parecido un poco tonta. Estamos comprometidos. Vamos a casarnos. Tenemos todo el derecho a hacer el amor cuando queramos. Ahora, lo que debemos hacer es darnos una buena ducha, cambiarnos, y sentarnos frente al fuego a comer algo y a abrazarnos ¿Qué te parece?
______ debería haber dicho que no, que no estaban comprometidos. Que no iban a casarse. Que no tenían derecho a hacer el amor cuando quisieran. Pero no dijo nada de eso. Ya se estaba derritiendo de deseo con su último pensamiento, unido al escenario que Nick había sugerido. Siguió mirándolo con los ojos brillantes y los labios entreabiertos. Nick gruñó y se inclinó a besar aquellos labios, estrechándola con fuerza cuando sus lenguas se unieron.
—Dios —murmuró al cabo de un minuto o dos, moviendo inquietamente las manos tras la espalda de _____—. Pensar que he perdido todo un año antes de conocerte de verdad… ¡Vamos rápido a casa!
Tomó a _____ de la mano y prácticamente la arrastró por el sendero, anhelante de renovada pasión. Ella lo siguió totalmente dispuesta. Acababan de girar en la curva que llevaba a la parte trasera del chalet cuando Nick se detuvo de repente. —¿Qué es eso? —preguntó, apartando a _____ a un lado del sendero para que mirara un bulto de piel marrón que se hallaba sobre la hierba. —No se —dijo ______—, pero, sea lo que sea, no creo que esté vivo. Nick soltó la mano de _____ para agacharse y tocar el bulto cuidadosamente. En cuanto ______ vio la cola desenredándose supo lo que estaban mirando. Y también Nick. —Es una zarigüeya —dijo. —¿Está muerta? —preguntó ______, apartando la vista del marsupial. Nada la afectaba tanto como la visión de un animal muerto. Pero mejor sería que estuviera muerta que mutilada.
—Me temo que sí. Debe haberse caído del árbol. ____ alzó la mirada hacia las ramas del gran eucaliptus y luego miró de nuevo a la zarigüeya. Había una rama a su lado, astillada en un extremo, sugiriendo una reciente rotura.
—Sí —dijo Nick, siguiendo la dirección de la mirada de ______—. Supongo que la pobre debía estar en la rama cuando se rompió. Era una hembra y tiene una cría en la bolsa —añadió, sacando de ésta una pequeña bolita peluda.
—¡Oh, pobrecita! —dijo _______ cuando el animalito empezó a dar pequeños chillidos de miedo, aunque se calló rápidamente cuando la sostuvo bajo el calor de su cazadora. Cuando asomó la cabecita un momento al exterior, _____ sintió que el corazón se le encogía al ver sus ojitos marrones, la nariz rosada y las puntiagudas orejas.
—Qué dulce es —dijo, suspirando melancólicamente. —No empieces a pensar que puedes ocuparte de él, _______ —advirtió Nick—. Cuidar a una cría de zarigüeya huérfana no es lo mismo que criar a dos niños. Y tampoco es lo mismo que tomar a un soltero bajo tu protección.
_____ parpadeó al oír aquello. —Supongo que te has fijado en que me tratas maternalmente en la oficina, ¿no? —dijo Nick—. Me traes bollos por la mañana, por si no he desayunado. Te haces cargo de pagar mis facturas a tiempo. Envías mi ropa a la lavandería e incluso a veces me recuerdas cuándo debo cortarme el pelo. _______ se ruborizó intensamente, sintiéndose herida por los burlones comentarios de Nick. —No me estoy burlando de ti, ni te estoy criticando —continuó él al ver su expresión—. Me encanta que me cuides. Es algo que nunca me sucedió cuando crecí y éste año pasado he sido lo suficientemente egoísta como para aprovecharme de tu instinto maternal, aunque creo que tú también obtienes algún placer haciendo ese tipo de cosas. Has nacido para ser madre, ______.
—¿Crees que eso es lo que quiero hacer contigo? —preguntó ______, aún dolida—. ¿Cuidarte como una madre? Te aseguro que eso es lo último que se me ocurre cuando pienso en ti, Nick.
—Eso he descubierto este fin de semana —dijo él, divertido—. Y con gran satisfacción, debo añadir. Y pienso aprovecharme totalmente de ello.
—¿En serio?
—Sí, en cuanto dejemos a esta criatura en algún lugar seguro. ¿Sabes dónde está el veterinario más cercano?—No —replicó _____ con cierta aspereza, aunque sabía que ésta iba dirigida más hacia sí misma que hacia Nick. Pero no pudo evitar un suspiro de total rendición. No tenía la voluntad necesaria para luchar contra las sensaciones que Nick despertaba en ella. ¿Cómo iba a tenerla, si eran totalmente nuevas y excitantes? No recordaba la última vez que había tenido un orgasmo haciendo el amor, y mucho menos como los que acababa de experimentar—. Pero, sé dónde podríamos llevarlo —añadió—. A un lugar mejor que la consulta del veterinario.
—¿Dónde? —Hay una mujer que vive aquí cerca que a menudo cría animales huérfanos, sobre todo los protegidos, como este pequeñín que hemos encontrado. Sabe exactamente cómo alimentarlos y cuidarlos. Puedo llevarlo yo sola, si prefieres no venir.—¿Por qué iba a preferir no ir? —Nick miró a ______ con cautela, pues, sin
duda, había escuchado su suspiro. ______ miró las ropas de Nick, que estaban arrugadas y llenas de polvo por los revolcones. Sin embargo, su ropa no estaba tan mal. Con sacudir un poco sus pantalones y su jersey estaría presentable.
—Estás un poco desarreglado —dijo con sencillez. —Tú no estás mucho mejor, _______ —replicó él—. Y puede que quieras ponerte algo en el cuello antes de que te vea alguien. Tienes un moretón que ni siquiera el pelo podrá taparte. No nos llevará más que unos minutos ducharnos y cambiarnos. No creo que a esta pequeña criatura le pase nada durante ese rato.
______ permaneció de pie frente al espejo del baño después de la ducha, inspeccionando los daños. Era difícil no sentirse perturbada ante la evidencia del primitivo encuentro que acababa de tener con Nick. Él tenía razón; había un moretón en la base de su garganta que no podría ocultar con el pelo ni con maquillaje.
Lo tocó ligeramente, preguntándose si Nick tendría las marcas de sus uñas en las nalgas. El pensamiento la excitó. Se miró a los ojos y se prometió que lo comprobaría antes de que acabara el día; vería, sentiría y besaría cada huella que hubiera dejado marcada en el cuerpo de Nick con su pasión.
Por primera vez en años, contempló su cuerpo desnudo objetivamente, sin la presión de los maliciosos comentarios de Dwight. Se sorprendió al comprobar que había adelgazado más de lo que creía desde que había dejado a su marido. Supuso que era debido al trabajo. No podía evitar tener el cuerpo de una mujer madura que había tenido dos hijos, pero si a Nick no le importaban las curvas, debía reconocer que no estaba nada mal. Y tampoco podría volver a tener los senos tan erguidos como a los diecinueve años, pero con un sujetador adecuado, aún resultaban bastante impresionantes.
Una llamada a la puerta la sacó de su ensimismamiento.
—¿Qué diablos estás haciendo, _____? —preguntó Nick—. Vístete y vamonos.
—De acuerdo. Sólo tardo un segundo. Ya me estoy vistiendo. Ruborizándose, _______ empezó a ponerse la ropa que había seleccionado mientras Nick se duchaba y se cambiaba. Ropa interior negra bastante sexy, unos vaqueros grises, un polo de cuello vuelto rojo que cubriría adecuadamente el moretón, una elegante chaqueta de lana azul marino y mocasines del mismo color.
Tras vestirse, se cepilló el pelo, dejándolo suelto, se dio un poco de rimel en las pestañas y se pintó los labios de rojo, aplicándose finalmente un poco de perfume tras las orejas. _____ sospechaba que no tendría otra oportunidad para aquellas actividades femeninas antes de que Nick volviera a hacerle el amor y quería estar tan atractiva como pudiera para él.
Pensar en Nick haciéndole el amor hizo que sus mejillas se ruborizaran, de manera que no necesitó más maquillaje. Tras echar una última mirada al espejo, decidió que tenía bastante buen aspecto, tragó nerviosamente y salió al pasillo, donde encontró a Nick caminando de un lado a otro, hablando suavemente con la cría de zarigüeya. Tenía un aspecto magnífico con los vaqueros azules y el grueso jersey color crema que había elegido ponerse.
Él se detuvo al verla aparecer, mirándola como un vikingo habría mirado a una doncella a la que estuviera a punto de raptar. —Estás como para comerte —murmuró, mirándola de arriba a abajo—. Vaya momento para tener que encargarnos de esta pequeña criatura. Pero supongo que no estaría nada bien dejarla abandonada mientras nosotros disfrutamos. Así que cuanto antes se la llevemos a tu vecina, mejor. ¿Dónde está su casa?
—A poco más de doscientos metros de ésta. Hay que torcer a la derecha en el sendero. La casa de Marión esta en el borde del claro, sobre el valle. —¿Es así como se llama? ¿Marión? —Sí. Marión Cooper. Está casada y su marido se llama Edward. Y por cierto, Nick, no menciones tu amnesia. —¿Por qué iba a mencionarla? Sólo vamos a dejar a la zarigüeya y luego volveremos a casa, ¿no?
—Er… sí, supongo que sí.
—Entonces, adelante. Cuanto antes vayamos, antes volveremos.
_______ lo siguió hasta el exterior de la casa, deteniéndose un momento para cerrar con llave y guardar ésta bajo el tiesto. Sospechaba que no iban a volver con tanta rapidez como Nick creía, pues Marión no era la clase de mujer a la que le cargabas con una cría y luego te ibas. Y su marido tampoco era dado a dejar que los visitantes se fueran inmediatamente, por inesperados que fueran. En cierto modo, iba a ser interesante ver cómo manejaba Nick aquella situación.
—¡_______! —exclamó Marión con evidente placer cuando abrió la puerta. Marión era una mujer grande, alta y gruesa, de unos cincuenta y cinco años, aficionada a vestir voluminosos caftanes de vividos colores en cualquier época del año. Ese día llevaba uno de fondo blanco con hibiscos rojizos, del mismo tono que su pelo—. ¡Qué alegría que hayas venido a vernos! ¡Edward! —llamó, volviendo la cabeza hacia el interior de la casa—. _______ está aquí. Y ha traído a un amigo. Enciende la barbacoa y saca una botella de vino —volvió de nuevo el rostro hacia ______, cuyas mejillas ya estaban ruborizadas—. ¿No piensas presentarme a este hombre tan atractivo, querida? —preguntó, mirando directamente a Nick.
_______ miró con cierta preocupación a Nick, pero se relajó al ver su divertida expresión.
—Este es Nick Jonas, Marión. Mi… er… um…
—Prometido —concluyó Nick por ella.
—¡Tu prometido! —exclamó Marión—. ¡Pero el fin de semana pasado no me dijiste nada sobre tu compromiso cuando fuimos de compras! —añadió, arreglándoselas para sonar a la vez suavemente ofendida y totalmente intrigada.
—Entonces aún no lo sabía. —¡Oh, qué encantador! Me alegro tanto por ti, querida. Me preocupaba que no quisieras volver a casarte después de haber aguantado a ese terrible marido durante tantos años. Pero la vida es muy solitaria sin alguien con quien compartirla. Yo estaría perdida sin mi Edward —Marión miró a Nick sin ocultar su admiración—. ¡Y esta vez parece que has elegido realmente bien! Este parece un hombre auténtico, al menos por su aspecto; aunque ya sé que hay cosas más importantes, pero no hay duda de que es un buen comienzo. ¿Has dicho que se apellida Jonas? —preguntó, frunciendo el ceño—. Y tú trabajas para la empresa constructora Jonas Homes, ¿no querida?
—Sí —respondió _____, ruborizándose. Marión alzó las cejas y sus azules ojos se iluminaron. —¡Qué romántico! Pero pasad, pasad. Fuera hace bastante frío. En el cuarto de estar os sentiréis mucho más a gusto. ______ miró de reojo a Nick y comprobó que parecía resignado a una breve visita. Marión era abrumadoramente amable, pero tenía un alma tan generosa que ______ no era capaz de negarse a sus improvisadas invitaciones.
—No hemos venido a daros la lata, Marión —dijo con suavidad mientras pasaban al interior—. Esta mañana hemos encontrado una zarigüeya muerta en el bosque que tenía una cría viva en la bolsa. Le he dicho a Nick que tú eras la persona adecuada para cuidarla y hemos decidido venir a entregártela.
—¡Una cría de zarigüeya! —exclamó Marión, uniendo las manos en gesto de gratitud—. ¡Adoro a esos animalitos! ¿Dónde está? ¿La habéis traído con vosotros? Nick alzó la parte baja de su jersey y sacó a la cría. El rostro de Marión pareció derretirse cuando la dejó en sus maternales manos. —La hemos llamado Possie —dijo Nick, sorprendiendo a _____ con aquella inesperada información y con el emotivo tono de su voz. Al parecer, se había encariñado con el animalito.
—No te preocupes, muchacho —dijo Marión—. Yo cuidaré de tu Possie. Ah, ahí estás, Edward. Lleva a nuestros invitados al cuarto de estar, por favor. Y sírveles algo de beber. Yo voy a la cocina a preparar una camita y un biberón para esta criatura. Es un macho —añadió tras una rápida ojeada—. Ah, y por cierto, Edward, _____ y Nick están comprometidos —dijo mientras se alejaba—. Él es Nick Jonas, de Jonas Homes, el jefe de ______. ¿No te parece romántico?
Edward dijo que lo era, moviendo la cabeza mientras su esposa se alejaba susurrándole cosas a la zarigüeya. De unos sesenta años, Edward era tan delgado como Marión gruesa. Era un hombre alto y elegante, de pelo y barba canosa, con una fuerte nariz romana separando sus inteligentes ojos grises. Tenía aspecto de escritor o músico, pero en realidad era un funcionario retirado apasionado por la música, la literatura y el vino. Y por su esposa.
—A veces sucede eso —dijo Nick, como si hubiera leído su mente—. No deberíamos haber vuelto a hacerlo con tanta rapidez. Aunque ha sido fantástico — añadió, sonriendo maliciosamente—. ¿Cuándo crees que estarás lista para el tercero?
_______ lo miró, sintiendo que se le secaba la boca ante la perspectiva. —Vamos, _____ —la reprendió Nick suavemente, tomándola en sus brazos y estrechándola contra su cuerpo—. Ya no hay vuelta atrás. Además, tu idea de mantener una relación platónica hasta que yo recuperara la memoria siempre me ha parecido un poco tonta. Estamos comprometidos. Vamos a casarnos. Tenemos todo el derecho a hacer el amor cuando queramos. Ahora, lo que debemos hacer es darnos una buena ducha, cambiarnos, y sentarnos frente al fuego a comer algo y a abrazarnos ¿Qué te parece?
______ debería haber dicho que no, que no estaban comprometidos. Que no iban a casarse. Que no tenían derecho a hacer el amor cuando quisieran. Pero no dijo nada de eso. Ya se estaba derritiendo de deseo con su último pensamiento, unido al escenario que Nick había sugerido. Siguió mirándolo con los ojos brillantes y los labios entreabiertos. Nick gruñó y se inclinó a besar aquellos labios, estrechándola con fuerza cuando sus lenguas se unieron.
—Dios —murmuró al cabo de un minuto o dos, moviendo inquietamente las manos tras la espalda de _____—. Pensar que he perdido todo un año antes de conocerte de verdad… ¡Vamos rápido a casa!
Tomó a _____ de la mano y prácticamente la arrastró por el sendero, anhelante de renovada pasión. Ella lo siguió totalmente dispuesta. Acababan de girar en la curva que llevaba a la parte trasera del chalet cuando Nick se detuvo de repente. —¿Qué es eso? —preguntó, apartando a _____ a un lado del sendero para que mirara un bulto de piel marrón que se hallaba sobre la hierba. —No se —dijo ______—, pero, sea lo que sea, no creo que esté vivo. Nick soltó la mano de _____ para agacharse y tocar el bulto cuidadosamente. En cuanto ______ vio la cola desenredándose supo lo que estaban mirando. Y también Nick. —Es una zarigüeya —dijo. —¿Está muerta? —preguntó ______, apartando la vista del marsupial. Nada la afectaba tanto como la visión de un animal muerto. Pero mejor sería que estuviera muerta que mutilada.
—Me temo que sí. Debe haberse caído del árbol. ____ alzó la mirada hacia las ramas del gran eucaliptus y luego miró de nuevo a la zarigüeya. Había una rama a su lado, astillada en un extremo, sugiriendo una reciente rotura.
—Sí —dijo Nick, siguiendo la dirección de la mirada de ______—. Supongo que la pobre debía estar en la rama cuando se rompió. Era una hembra y tiene una cría en la bolsa —añadió, sacando de ésta una pequeña bolita peluda.
—¡Oh, pobrecita! —dijo _______ cuando el animalito empezó a dar pequeños chillidos de miedo, aunque se calló rápidamente cuando la sostuvo bajo el calor de su cazadora. Cuando asomó la cabecita un momento al exterior, _____ sintió que el corazón se le encogía al ver sus ojitos marrones, la nariz rosada y las puntiagudas orejas.
—Qué dulce es —dijo, suspirando melancólicamente. —No empieces a pensar que puedes ocuparte de él, _______ —advirtió Nick—. Cuidar a una cría de zarigüeya huérfana no es lo mismo que criar a dos niños. Y tampoco es lo mismo que tomar a un soltero bajo tu protección.
_____ parpadeó al oír aquello. —Supongo que te has fijado en que me tratas maternalmente en la oficina, ¿no? —dijo Nick—. Me traes bollos por la mañana, por si no he desayunado. Te haces cargo de pagar mis facturas a tiempo. Envías mi ropa a la lavandería e incluso a veces me recuerdas cuándo debo cortarme el pelo. _______ se ruborizó intensamente, sintiéndose herida por los burlones comentarios de Nick. —No me estoy burlando de ti, ni te estoy criticando —continuó él al ver su expresión—. Me encanta que me cuides. Es algo que nunca me sucedió cuando crecí y éste año pasado he sido lo suficientemente egoísta como para aprovecharme de tu instinto maternal, aunque creo que tú también obtienes algún placer haciendo ese tipo de cosas. Has nacido para ser madre, ______.
—¿Crees que eso es lo que quiero hacer contigo? —preguntó ______, aún dolida—. ¿Cuidarte como una madre? Te aseguro que eso es lo último que se me ocurre cuando pienso en ti, Nick.
—Eso he descubierto este fin de semana —dijo él, divertido—. Y con gran satisfacción, debo añadir. Y pienso aprovecharme totalmente de ello.
—¿En serio?
—Sí, en cuanto dejemos a esta criatura en algún lugar seguro. ¿Sabes dónde está el veterinario más cercano?—No —replicó _____ con cierta aspereza, aunque sabía que ésta iba dirigida más hacia sí misma que hacia Nick. Pero no pudo evitar un suspiro de total rendición. No tenía la voluntad necesaria para luchar contra las sensaciones que Nick despertaba en ella. ¿Cómo iba a tenerla, si eran totalmente nuevas y excitantes? No recordaba la última vez que había tenido un orgasmo haciendo el amor, y mucho menos como los que acababa de experimentar—. Pero, sé dónde podríamos llevarlo —añadió—. A un lugar mejor que la consulta del veterinario.
—¿Dónde? —Hay una mujer que vive aquí cerca que a menudo cría animales huérfanos, sobre todo los protegidos, como este pequeñín que hemos encontrado. Sabe exactamente cómo alimentarlos y cuidarlos. Puedo llevarlo yo sola, si prefieres no venir.—¿Por qué iba a preferir no ir? —Nick miró a ______ con cautela, pues, sin
duda, había escuchado su suspiro. ______ miró las ropas de Nick, que estaban arrugadas y llenas de polvo por los revolcones. Sin embargo, su ropa no estaba tan mal. Con sacudir un poco sus pantalones y su jersey estaría presentable.
—Estás un poco desarreglado —dijo con sencillez. —Tú no estás mucho mejor, _______ —replicó él—. Y puede que quieras ponerte algo en el cuello antes de que te vea alguien. Tienes un moretón que ni siquiera el pelo podrá taparte. No nos llevará más que unos minutos ducharnos y cambiarnos. No creo que a esta pequeña criatura le pase nada durante ese rato.
______ permaneció de pie frente al espejo del baño después de la ducha, inspeccionando los daños. Era difícil no sentirse perturbada ante la evidencia del primitivo encuentro que acababa de tener con Nick. Él tenía razón; había un moretón en la base de su garganta que no podría ocultar con el pelo ni con maquillaje.
Lo tocó ligeramente, preguntándose si Nick tendría las marcas de sus uñas en las nalgas. El pensamiento la excitó. Se miró a los ojos y se prometió que lo comprobaría antes de que acabara el día; vería, sentiría y besaría cada huella que hubiera dejado marcada en el cuerpo de Nick con su pasión.
Por primera vez en años, contempló su cuerpo desnudo objetivamente, sin la presión de los maliciosos comentarios de Dwight. Se sorprendió al comprobar que había adelgazado más de lo que creía desde que había dejado a su marido. Supuso que era debido al trabajo. No podía evitar tener el cuerpo de una mujer madura que había tenido dos hijos, pero si a Nick no le importaban las curvas, debía reconocer que no estaba nada mal. Y tampoco podría volver a tener los senos tan erguidos como a los diecinueve años, pero con un sujetador adecuado, aún resultaban bastante impresionantes.
Una llamada a la puerta la sacó de su ensimismamiento.
—¿Qué diablos estás haciendo, _____? —preguntó Nick—. Vístete y vamonos.
—De acuerdo. Sólo tardo un segundo. Ya me estoy vistiendo. Ruborizándose, _______ empezó a ponerse la ropa que había seleccionado mientras Nick se duchaba y se cambiaba. Ropa interior negra bastante sexy, unos vaqueros grises, un polo de cuello vuelto rojo que cubriría adecuadamente el moretón, una elegante chaqueta de lana azul marino y mocasines del mismo color.
Tras vestirse, se cepilló el pelo, dejándolo suelto, se dio un poco de rimel en las pestañas y se pintó los labios de rojo, aplicándose finalmente un poco de perfume tras las orejas. _____ sospechaba que no tendría otra oportunidad para aquellas actividades femeninas antes de que Nick volviera a hacerle el amor y quería estar tan atractiva como pudiera para él.
Pensar en Nick haciéndole el amor hizo que sus mejillas se ruborizaran, de manera que no necesitó más maquillaje. Tras echar una última mirada al espejo, decidió que tenía bastante buen aspecto, tragó nerviosamente y salió al pasillo, donde encontró a Nick caminando de un lado a otro, hablando suavemente con la cría de zarigüeya. Tenía un aspecto magnífico con los vaqueros azules y el grueso jersey color crema que había elegido ponerse.
Él se detuvo al verla aparecer, mirándola como un vikingo habría mirado a una doncella a la que estuviera a punto de raptar. —Estás como para comerte —murmuró, mirándola de arriba a abajo—. Vaya momento para tener que encargarnos de esta pequeña criatura. Pero supongo que no estaría nada bien dejarla abandonada mientras nosotros disfrutamos. Así que cuanto antes se la llevemos a tu vecina, mejor. ¿Dónde está su casa?
—A poco más de doscientos metros de ésta. Hay que torcer a la derecha en el sendero. La casa de Marión esta en el borde del claro, sobre el valle. —¿Es así como se llama? ¿Marión? —Sí. Marión Cooper. Está casada y su marido se llama Edward. Y por cierto, Nick, no menciones tu amnesia. —¿Por qué iba a mencionarla? Sólo vamos a dejar a la zarigüeya y luego volveremos a casa, ¿no?
—Er… sí, supongo que sí.
—Entonces, adelante. Cuanto antes vayamos, antes volveremos.
_______ lo siguió hasta el exterior de la casa, deteniéndose un momento para cerrar con llave y guardar ésta bajo el tiesto. Sospechaba que no iban a volver con tanta rapidez como Nick creía, pues Marión no era la clase de mujer a la que le cargabas con una cría y luego te ibas. Y su marido tampoco era dado a dejar que los visitantes se fueran inmediatamente, por inesperados que fueran. En cierto modo, iba a ser interesante ver cómo manejaba Nick aquella situación.
—¡_______! —exclamó Marión con evidente placer cuando abrió la puerta. Marión era una mujer grande, alta y gruesa, de unos cincuenta y cinco años, aficionada a vestir voluminosos caftanes de vividos colores en cualquier época del año. Ese día llevaba uno de fondo blanco con hibiscos rojizos, del mismo tono que su pelo—. ¡Qué alegría que hayas venido a vernos! ¡Edward! —llamó, volviendo la cabeza hacia el interior de la casa—. _______ está aquí. Y ha traído a un amigo. Enciende la barbacoa y saca una botella de vino —volvió de nuevo el rostro hacia ______, cuyas mejillas ya estaban ruborizadas—. ¿No piensas presentarme a este hombre tan atractivo, querida? —preguntó, mirando directamente a Nick.
_______ miró con cierta preocupación a Nick, pero se relajó al ver su divertida expresión.
—Este es Nick Jonas, Marión. Mi… er… um…
—Prometido —concluyó Nick por ella.
—¡Tu prometido! —exclamó Marión—. ¡Pero el fin de semana pasado no me dijiste nada sobre tu compromiso cuando fuimos de compras! —añadió, arreglándoselas para sonar a la vez suavemente ofendida y totalmente intrigada.
—Entonces aún no lo sabía. —¡Oh, qué encantador! Me alegro tanto por ti, querida. Me preocupaba que no quisieras volver a casarte después de haber aguantado a ese terrible marido durante tantos años. Pero la vida es muy solitaria sin alguien con quien compartirla. Yo estaría perdida sin mi Edward —Marión miró a Nick sin ocultar su admiración—. ¡Y esta vez parece que has elegido realmente bien! Este parece un hombre auténtico, al menos por su aspecto; aunque ya sé que hay cosas más importantes, pero no hay duda de que es un buen comienzo. ¿Has dicho que se apellida Jonas? —preguntó, frunciendo el ceño—. Y tú trabajas para la empresa constructora Jonas Homes, ¿no querida?
—Sí —respondió _____, ruborizándose. Marión alzó las cejas y sus azules ojos se iluminaron. —¡Qué romántico! Pero pasad, pasad. Fuera hace bastante frío. En el cuarto de estar os sentiréis mucho más a gusto. ______ miró de reojo a Nick y comprobó que parecía resignado a una breve visita. Marión era abrumadoramente amable, pero tenía un alma tan generosa que ______ no era capaz de negarse a sus improvisadas invitaciones.
—No hemos venido a daros la lata, Marión —dijo con suavidad mientras pasaban al interior—. Esta mañana hemos encontrado una zarigüeya muerta en el bosque que tenía una cría viva en la bolsa. Le he dicho a Nick que tú eras la persona adecuada para cuidarla y hemos decidido venir a entregártela.
—¡Una cría de zarigüeya! —exclamó Marión, uniendo las manos en gesto de gratitud—. ¡Adoro a esos animalitos! ¿Dónde está? ¿La habéis traído con vosotros? Nick alzó la parte baja de su jersey y sacó a la cría. El rostro de Marión pareció derretirse cuando la dejó en sus maternales manos. —La hemos llamado Possie —dijo Nick, sorprendiendo a _____ con aquella inesperada información y con el emotivo tono de su voz. Al parecer, se había encariñado con el animalito.
—No te preocupes, muchacho —dijo Marión—. Yo cuidaré de tu Possie. Ah, ahí estás, Edward. Lleva a nuestros invitados al cuarto de estar, por favor. Y sírveles algo de beber. Yo voy a la cocina a preparar una camita y un biberón para esta criatura. Es un macho —añadió tras una rápida ojeada—. Ah, y por cierto, Edward, _____ y Nick están comprometidos —dijo mientras se alejaba—. Él es Nick Jonas, de Jonas Homes, el jefe de ______. ¿No te parece romántico?
Edward dijo que lo era, moviendo la cabeza mientras su esposa se alejaba susurrándole cosas a la zarigüeya. De unos sesenta años, Edward era tan delgado como Marión gruesa. Era un hombre alto y elegante, de pelo y barba canosa, con una fuerte nariz romana separando sus inteligentes ojos grises. Tenía aspecto de escritor o músico, pero en realidad era un funcionario retirado apasionado por la música, la literatura y el vino. Y por su esposa.
♥..:Tiff:..♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
apareci, sorry por no pasar antes, no me odies mira q soy muy jonven para ser odiada
los cap si palabras, bueno si con una: waoooooooooooooo los ameeeeeeeeeee, q caaaaaaaap
y por supesto el infaltable: siguelaaaaaaaaaaaa o para el pozo
tqm :hug:
los cap si palabras, bueno si con una: waoooooooooooooo los ameeeeeeeeeee, q caaaaaaaap
y por supesto el infaltable: siguelaaaaaaaaaaaa o para el pozo
tqm :hug:
Invitado
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Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
awwwwwwwwwww moriiiiii con el capiiiiiiiiiiiiii
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ivana-ilove
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
Ayy Nick es muy perver, no?? :P
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH MI TIFF SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
KIEROOOOOOOO MAS CAAAAAAAAPS!!!
TIENES K SEGUIR LA NOVE, ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAA!!!
Sigue o te cojes las vacaciones... :yonofui:
TKM :hug:
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TKM :hug:
LittleVickJ♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
Era el segundo marido de Marión. Su primer matrimonio no funcionó porque ella no podía tener hijos. Cuando conoció a Edward, ya estaba divorciada y él era un viudo con una extensa familia. Diez años después de su matrimonio aún seguían siendo inseparables.
—Sospecho que me voy a ver un tanto abandonado durante varios días —dijo Edward mientras los conducía hasta el espacioso cuarto de estar que _____ siempre había admirado por su luminosidad y las vistas que tenía al valle. También le encantaban sus antiguos muebles de madera. Edward recogió un montón de revistas y papeles que se hallaban sobre la gran mesa central y lo dejó caer en el rincón más cercano, estando a punto de dar con él a un gran gato persa que se hallaba allí tomando el sol. El animal no pareció sobresaltarse, demostrando que estaba bastante acostumbrado a la improvisada manera de recoger de su amo.
—Elegid una silla —indicó Edward—. Si encontráis alguna vacía, claro. Lo cierto era que la mayoría de los asientos estaban ocupados por otras criaturas felinas de diversas razas, la mayoría reacias a ceder su puesto. Nick encontró una silla vacía, pero Hannah tuvo que compartir su asiento con un grueso gato abisinio.
—Tienes más gatos que nunca, Edward. —Es cierto —dijo él, asintiendo resignadamente—. Marión no puede resistirse a ellos. Le encanta tener animales a su alrededor. —¿Por qué lo hace? —preguntó Nick—. Me refiero a lo de ocuparse de las crías huérfanas que encuentra o le traen.—Satisface su instinto maternal —explicó Edward—. Marión no puede tener hijos. ¿No te lo ha contado _______?
—Er… no, no lo ha hecho.
—Es una lástima no poder tener hijos.
—No lo sé —dijo Nick con cierta rigidez—. Yo nunca he querido tenerlos.
—¿En serio? ¿Por qué?
Nick se encogió de hombros, pero _____ captó en su gesto un matiz de incomodidad. Evidentemente, aquello era algo sobre lo que no le gustaba hablar. —Supongo que no me veo como buen padre a estas alturas —murmuró—. Pronto voy a cumplir los treinta y cinco. —Un auténtico anciano —dijo Edward, sonriendo irónicamente—. ¿Qué os apetece beber? Un buen Hunter Hermitage estará bien para acompañar los filetes. Y un poco de oporto para después. ¿Tienes alguna preferencia, Nick?
Al ver que Nick dudaba antes de contestar, Edward pareció perplejo. —Pensáis quedaros a comer, ¿no? Ya he encendido fuera la barbacoa de gas. —Por supuesto que van a quedarse —dijo Marión mientras entraba en el cuarto de estar, llevando a Possie en lo que parecía un pequeño calcetín de gruesa lana. El animal tenía la boquita aferrada a una diminuta botella de la que mamaba con auténtica fruición, sujetándola con sus patitas delanteras como lo habría hecho un bebé—. ¡Un Hermitage será perfecto! Toma, Nick, termina de darle el biberón a Possie mientras _____ me ayuda con la ensalada.
—¿Yo? —exclamó Nick, horrorizado. —¿Por qué no? Supongo que tendrás que acostumbrarte a alimentar bebés si vas a casarte con _____. Conociéndola, sé que querrán más hijos… tal vez una hija.
Edward se aclaró la garganta.
—Er… Marión, querida, Nick dice que no quiere tener hijos.
Marión miró a Nick como si fuera un asesino en serie. Pero enseguida rió.
—No seas ridículo, Edward. Todo el mundo quiere tener hijos. Si Nick dice que no quiere, lo más probable es que le suceda algo. Tal vez sufre algún defecto congénito que no quiere transmitir… ¿no es así, Nick?
El corazón de _____ se llenó de compasión por Marión. El dolor de ésta por no poder tener hijos nunca había sido tan evidente. No podía aceptar que alguien eligiera no tenerlos. Miró a Nick, rogándole silenciosamente con la mirada que no decepcionara a Marión. Él asintió imperceptiblemente antes de decir con suavidad:
—Tienes razón, Marión. Tengo un problema que no deseo transmitir a mis hijos. Has sido muy perspicaz dándote cuenta de ello. A continuación, Nick miró a ______ de un modo extraño, y a ésta le pasó por la mente que tal vez no estuviera mintiendo. Tal vez tuviera algún problema. Desde luego, siempre había manifestado con total claridad que no quería tener hijos. Le devolvió la mirada pensativamente, pero antes de que pudiera deducir la verdad por la expresión de sus ojos, Nick volvió a mirar a Marión, que lo contemplaba con auténtica compasión.
—Oh, pobre hombre. Pero no debemos obsesionarnos por lo que no tiene remedio, ¿verdad? Tenemos que seguir adelante con nuestras vidas, haciendo lo que podamos. Lo que incluye cuidar de pequeñas criaturas como nuestro amiguito Possie, que no puede cuidar de sí mismo. Así que toma —dijo, dejando a la cría con su biberón en manos del sorprendido Nick—. Prueba lo que es ser padre. Puede que te guste.
______ observó a Nick, totalmente intrigada, mientras la expresión de éste pasaba en un instante del temor a la fascinación. Parecía incapaz de apartar la mirada de _____ mientras el animalito mamaba sin cesar a la vez que miraba con gesto de adoración al hombre que lo sostenía. «Te conozco», parecían decir sus ojitos. «Tú me salvaste. Eres mi héroe. Te quiero».
______ sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y tuvo que apartar la mirada. Era una típica reacción sentimental femenina, pero no pudo evitarla y se sintió avergonzada. Esperando que nadie se hubiera fijado, bajó la vista y parpadeó repetidas veces, frotándose con disimulo los bordes de los ojos antes de alzar de nuevo la cabeza.
Pero cuando lo hizo, Marión la estaba mirando directamente con expresión perpleja. ______ trató de sonreír a la vez que se levantaba. —Has dicho que querías que te ayudara a preparar la ensalada, ¿no, Marión? —Sí —asintió Marión, añadiendo a continuación en tono imperativo—: ¡Y tú baja al sótano a por el vino, Edward! _____ pensó que había logrado despistar a Marión, pero en cuanto se puso a trocear los vegetales que ésta le entregó, empezó el interrogatorio. —Nick es un hombre muy atractivo —dijo Marión con cautela—. Y estoy segura de que es un amante maravilloso. ¿Pero crees que es prudente que te cases con él? La sentencia de tu divorcio acaba de hacerse firme, ¿no?
______ decidió no tomarse aquella conversación muy en serio. A fin de cuentas, en realidad no iba a casarse con Nick. —No te preocupes. No pienso precipitarme, Marión. Soy consciente de que esta relación podría haber surgido como una especie de reacción. Pero es muy agradable tener a un hombre que te trate como Nick me trata.
—Es muy bueno, ¿verdad?
______ sintió un cálido sentimiento recorriendo su cuerpo.
—Oh, sí… es muy bueno.
—Eso está muy bien. Espero que no te importe que lo diga ahora, pero siempre he pensado que Dwight era un auténtico cerdo. Me sacaba de quicio la forma en que te despreciaba ante nosotros. Si no hubiera dejado de aparecer por aquí cuando lo hizo, habría dejado de invitaros, sencillamente porque no podía soportar verte tan infeliz. No sé cómo pudiste soportarlo tanto tiempo. _____ suspiró, recordando. —Yo tampoco. Dwight tenía una personalidad tan… dominante. Cuando lo conocí pensé que era maravilloso. De hecho, admiré su inteligencia y ambición. Pero una vez casados empecé a ver sus defectos, su arrogancia, la necesidad de despreciar a los demás para sentirse mejor y más listo. Siendo su esposa, yo era su víctima perfecta, su cabeza de turco, y como creía que lo amaba, dejaba que me maltratara.
—¿Estás sugiriendo que te pegaba? —preguntó Marión, horrorizada. —No. Nunca abusó físicamente de mí. Pero últimamente me he dado cuenta de que sí lo hizo mental y emocionalmente. Sus constantes quejas y críticas me hicieron perder mi autoestima, hasta llegar a hacerme sentir que era una gorda estúpida
incapaz de inspirar deseo a nadie.
—¿Gorda? —dijo Marión, asombrada—. ¿Y estúpida? ¿Tú?
—Así me hizo sentir. En los últimos tiempos creía todo lo que me decía.
Marión movió la cabeza con pesar.
—Dios mío, eso es terrible. ¿Y también criticaba de esa forma a los chicos?
—¿Me creerías si te dijera que no? A sus ojos, los niños no podían hacer nada mal. Probablemente los veía como un reflejo de su propia imagen. Ya sabes que se parecen mucho a él físicamente, pero no en la forma de ser. No son niños especialmente intelectuales, aunque, afortunadamente, sí son muy listos.
—Has obtenido la custodia, ¿no? —Sí. Y hay que concederle a Dwight que no se ha mostrado reivindicativo respecto a ese tema. Aunque lo cierto es que cuando lo dejé, él estaba a punto de dejarme a mí porque había encontrado a la esposa perfecta.
—¿Perfecta en qué sentido? —Oh, físicamente. Y supongo que sexualmente también. Yo tampoco di nunca la talla en ese aspecto, por supuesto. Dwight estaba pasando una última revisión a su nueva elegida en su consulta cuando los pillé. En el fondo, siempre había sabido que me engañaba. Pero verlo por mí misma me dio el valor suficiente pare decidirme a iniciar una nueva vida. Afortunadamente, los chicos estaban en el colegio, de manera que me fui de casa ese día y un mes más tarde empecé a trabajar como secretaria de Nick. Él… él…
_____ se interrumpió, presintiendo que había alguien a sus espaldas, y al volverse vio a Nick en el umbral de la puerta de la cocina, mirándola. No tenía idea de cuánto tiempo llevaría allí o de cuánto habría oído. Sus ojos azules no revelaban nada, permaneciendo tranquilos e impenetrables.
Marión se volvió y lo vio. —¿Ha terminado el biberón? —dijo, dejando el cuchillo y acercándose a él—. ¿Qué tal ha ido? Nick sonrió.—Muy bien. Es un chuponcete. No ha dejado ni una gota.
—Eso está muy bien. Ahora voy a sacarlo y a colgarlo en el lavadero.
Nick la miró, perplejo.
—¿Vas a colgarlo? ¿Qué quieres decir?
—Tengo unos cuantos ganchos en las paredes de los que cuelgo toda clase de camas para las crías que están acostumbradas a vivir en los árboles. Parece gustarles el arreglo. Ven conmigo y te lo enseñaré. Vuelvo enseguida, _____. Tú sigue con eso.
_____ siguió cortando las verduras, esperando que Nick no hubiera oído demasiado. No creía que le hubiera dado tiempo. Tal vez sólo la última parte, cuando le había contado a Marión cómo había sorprendido a Dwight con Delvene. Pero eso ya lo sabía Nick. Ella misma se lo había contado, aunque no le había hablado del dominio que llegó a ejercer sobre su personalidad.
Una cosa era reconocer ante Marión que su marido la había humillado durante años, y otra muy distinta que Nick se enterara de ello. Quería que Nick la mirara con admiración y deseo, no con pena.
Sin embargo, había sido liberador poder contarle a alguien la despreciable actitud que había mostrado su ex–marido hacia ella. Tal vez debería haberlo hecho antes, pero se había sentido demasiado avergonzada, pensando que no debería haber soportado durante tanto tiempo los maltratos de Dwight.
Ahora comprendía que uno de los motivos por los que había aguantado era que no contaba con un apoyo familiar de ninguna clase, que no había tenido nadie a quien recurrir. Era hija única y su madre murió cuando ella tenía quince años. Entonces su padre le hizo abandonar los estudios y seguir un curso de secretariado para que ganara dinero y lo ayudara a mantener su adicción al juego. Fue un hombre frío, que nunca la quiso, y _____ no sintió ningún remordimiento cuando abandonó su casa tras encontrar un trabajo con el que mantenerse decentemente.
Cuando su padre se presentó un día en la oficina, montando un escándalo, la despidieron, de manera que _____ se fue de Wollongong a Sydney, donde consiguió trabajo en la universidad como secretaria de uno de los profesores de la facultad de medicina. Allí fue donde conoció a Dwight. Él tenía veintinueve años y ella diecinueve. Dwight le pidió que saliera con él y se quedó asombrado cuando _____ se negó a mantener relaciones sexuales la primera noche. Y la segunda. Y la tercera.
Se casaron tres meses después, siendo ______ todavía virgen. Mirando hacia atrás, comprendió que la noche de bodas debió ser una gran decepción para Dwight; ella lloró toda la noche de dolor, sin permitirle volver a acercarse. Las cosas mejoraron a partir de la siguiente noche, pero fue evidente que nunca llegó a satisfacer las fantasías sexuales que impulsaron a Dwight a pedirle que se casara con él. Los pensamientos de ______ se vieron interrumpidos por Nick y Marión, que entraron en la cocina tomados del brazo, hablando sobre los progresos de Possie. Al parecer, el animalito se había quedado dormido nada más colgarlo.
—Es muy buen chico —le decía Nick orgullosamente a Marión. Marión rió. —Dale un par de horas y verás como se pone a llorar con el resto de sus compañeros pidiendo más comida. Pero nos darán tiempo suficiente para comer y charlar tranquilamente un rato. Me pregunto qué vino habrá seleccionado hoy Edward.
—Lo cierto es que soy más aficionado a la cerveza que al vino —informó Nick a su anfitriona, y Marión rió. —No por mucho tiempo, querido. No conozco a nadie que no haya acabado dejándose corromper por Edward. Pero haré un trato contigo. Toma un vaso de vino, y si no te gusta, te traeré una cerveza. ¿De acuerdo?
Nick bebió más de un vaso. ¡De hecho, se bebió una botella! El reloj de pared del cuarto de estar dio las cinco para cuando _____ y Nick se fueron. —Volved mañana a visitarnos —dijo Marión mientras salían, y su invitación fue alegremente aceptada por Nick. —Te han gustado de verdad, ¿no? —preguntó ______ mientras volvían por el sendero—. No es sólo por tu querido Possie. —¿Te sorprende que me hayan gustado? —preguntó Nick, pasando un brazo por los hombros de ______ y atrayéndola hacia sí mientras caminaban. —La mayoría de la gente encuentra a Marión un poco… er… avasalladora. —¿La mayoría de la gente, ______? ¿O sólo el sádico bastardo con el que estuviste casada?
______ bajó la mirada al suelo.
—Oh… así que estabas escuchando.
Nick le hizo volverse para que lo mirara, pero _____ mantuvo la vista en el suelo.—Mírame, _____. Ella lo hizo lentamente, con tristeza. —¿Qué quieres? —No voy a hacerte preguntas sobre él. O sobre tu matrimonio. Ya he oído suficiente. Sólo voy a decirte que me pareces una mujer preciosa, inteligente y maravillosa. Anoche dije en serio que eras más mujer de lo que jamás había soñado tener. Estoy loco por ti, ______. ¿Cuándo vas a casarte conmigo?
—Sospecho que me voy a ver un tanto abandonado durante varios días —dijo Edward mientras los conducía hasta el espacioso cuarto de estar que _____ siempre había admirado por su luminosidad y las vistas que tenía al valle. También le encantaban sus antiguos muebles de madera. Edward recogió un montón de revistas y papeles que se hallaban sobre la gran mesa central y lo dejó caer en el rincón más cercano, estando a punto de dar con él a un gran gato persa que se hallaba allí tomando el sol. El animal no pareció sobresaltarse, demostrando que estaba bastante acostumbrado a la improvisada manera de recoger de su amo.
—Elegid una silla —indicó Edward—. Si encontráis alguna vacía, claro. Lo cierto era que la mayoría de los asientos estaban ocupados por otras criaturas felinas de diversas razas, la mayoría reacias a ceder su puesto. Nick encontró una silla vacía, pero Hannah tuvo que compartir su asiento con un grueso gato abisinio.
—Tienes más gatos que nunca, Edward. —Es cierto —dijo él, asintiendo resignadamente—. Marión no puede resistirse a ellos. Le encanta tener animales a su alrededor. —¿Por qué lo hace? —preguntó Nick—. Me refiero a lo de ocuparse de las crías huérfanas que encuentra o le traen.—Satisface su instinto maternal —explicó Edward—. Marión no puede tener hijos. ¿No te lo ha contado _______?
—Er… no, no lo ha hecho.
—Es una lástima no poder tener hijos.
—No lo sé —dijo Nick con cierta rigidez—. Yo nunca he querido tenerlos.
—¿En serio? ¿Por qué?
Nick se encogió de hombros, pero _____ captó en su gesto un matiz de incomodidad. Evidentemente, aquello era algo sobre lo que no le gustaba hablar. —Supongo que no me veo como buen padre a estas alturas —murmuró—. Pronto voy a cumplir los treinta y cinco. —Un auténtico anciano —dijo Edward, sonriendo irónicamente—. ¿Qué os apetece beber? Un buen Hunter Hermitage estará bien para acompañar los filetes. Y un poco de oporto para después. ¿Tienes alguna preferencia, Nick?
Al ver que Nick dudaba antes de contestar, Edward pareció perplejo. —Pensáis quedaros a comer, ¿no? Ya he encendido fuera la barbacoa de gas. —Por supuesto que van a quedarse —dijo Marión mientras entraba en el cuarto de estar, llevando a Possie en lo que parecía un pequeño calcetín de gruesa lana. El animal tenía la boquita aferrada a una diminuta botella de la que mamaba con auténtica fruición, sujetándola con sus patitas delanteras como lo habría hecho un bebé—. ¡Un Hermitage será perfecto! Toma, Nick, termina de darle el biberón a Possie mientras _____ me ayuda con la ensalada.
—¿Yo? —exclamó Nick, horrorizado. —¿Por qué no? Supongo que tendrás que acostumbrarte a alimentar bebés si vas a casarte con _____. Conociéndola, sé que querrán más hijos… tal vez una hija.
Edward se aclaró la garganta.
—Er… Marión, querida, Nick dice que no quiere tener hijos.
Marión miró a Nick como si fuera un asesino en serie. Pero enseguida rió.
—No seas ridículo, Edward. Todo el mundo quiere tener hijos. Si Nick dice que no quiere, lo más probable es que le suceda algo. Tal vez sufre algún defecto congénito que no quiere transmitir… ¿no es así, Nick?
El corazón de _____ se llenó de compasión por Marión. El dolor de ésta por no poder tener hijos nunca había sido tan evidente. No podía aceptar que alguien eligiera no tenerlos. Miró a Nick, rogándole silenciosamente con la mirada que no decepcionara a Marión. Él asintió imperceptiblemente antes de decir con suavidad:
—Tienes razón, Marión. Tengo un problema que no deseo transmitir a mis hijos. Has sido muy perspicaz dándote cuenta de ello. A continuación, Nick miró a ______ de un modo extraño, y a ésta le pasó por la mente que tal vez no estuviera mintiendo. Tal vez tuviera algún problema. Desde luego, siempre había manifestado con total claridad que no quería tener hijos. Le devolvió la mirada pensativamente, pero antes de que pudiera deducir la verdad por la expresión de sus ojos, Nick volvió a mirar a Marión, que lo contemplaba con auténtica compasión.
—Oh, pobre hombre. Pero no debemos obsesionarnos por lo que no tiene remedio, ¿verdad? Tenemos que seguir adelante con nuestras vidas, haciendo lo que podamos. Lo que incluye cuidar de pequeñas criaturas como nuestro amiguito Possie, que no puede cuidar de sí mismo. Así que toma —dijo, dejando a la cría con su biberón en manos del sorprendido Nick—. Prueba lo que es ser padre. Puede que te guste.
______ observó a Nick, totalmente intrigada, mientras la expresión de éste pasaba en un instante del temor a la fascinación. Parecía incapaz de apartar la mirada de _____ mientras el animalito mamaba sin cesar a la vez que miraba con gesto de adoración al hombre que lo sostenía. «Te conozco», parecían decir sus ojitos. «Tú me salvaste. Eres mi héroe. Te quiero».
______ sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y tuvo que apartar la mirada. Era una típica reacción sentimental femenina, pero no pudo evitarla y se sintió avergonzada. Esperando que nadie se hubiera fijado, bajó la vista y parpadeó repetidas veces, frotándose con disimulo los bordes de los ojos antes de alzar de nuevo la cabeza.
Pero cuando lo hizo, Marión la estaba mirando directamente con expresión perpleja. ______ trató de sonreír a la vez que se levantaba. —Has dicho que querías que te ayudara a preparar la ensalada, ¿no, Marión? —Sí —asintió Marión, añadiendo a continuación en tono imperativo—: ¡Y tú baja al sótano a por el vino, Edward! _____ pensó que había logrado despistar a Marión, pero en cuanto se puso a trocear los vegetales que ésta le entregó, empezó el interrogatorio. —Nick es un hombre muy atractivo —dijo Marión con cautela—. Y estoy segura de que es un amante maravilloso. ¿Pero crees que es prudente que te cases con él? La sentencia de tu divorcio acaba de hacerse firme, ¿no?
______ decidió no tomarse aquella conversación muy en serio. A fin de cuentas, en realidad no iba a casarse con Nick. —No te preocupes. No pienso precipitarme, Marión. Soy consciente de que esta relación podría haber surgido como una especie de reacción. Pero es muy agradable tener a un hombre que te trate como Nick me trata.
—Es muy bueno, ¿verdad?
______ sintió un cálido sentimiento recorriendo su cuerpo.
—Oh, sí… es muy bueno.
—Eso está muy bien. Espero que no te importe que lo diga ahora, pero siempre he pensado que Dwight era un auténtico cerdo. Me sacaba de quicio la forma en que te despreciaba ante nosotros. Si no hubiera dejado de aparecer por aquí cuando lo hizo, habría dejado de invitaros, sencillamente porque no podía soportar verte tan infeliz. No sé cómo pudiste soportarlo tanto tiempo. _____ suspiró, recordando. —Yo tampoco. Dwight tenía una personalidad tan… dominante. Cuando lo conocí pensé que era maravilloso. De hecho, admiré su inteligencia y ambición. Pero una vez casados empecé a ver sus defectos, su arrogancia, la necesidad de despreciar a los demás para sentirse mejor y más listo. Siendo su esposa, yo era su víctima perfecta, su cabeza de turco, y como creía que lo amaba, dejaba que me maltratara.
—¿Estás sugiriendo que te pegaba? —preguntó Marión, horrorizada. —No. Nunca abusó físicamente de mí. Pero últimamente me he dado cuenta de que sí lo hizo mental y emocionalmente. Sus constantes quejas y críticas me hicieron perder mi autoestima, hasta llegar a hacerme sentir que era una gorda estúpida
incapaz de inspirar deseo a nadie.
—¿Gorda? —dijo Marión, asombrada—. ¿Y estúpida? ¿Tú?
—Así me hizo sentir. En los últimos tiempos creía todo lo que me decía.
Marión movió la cabeza con pesar.
—Dios mío, eso es terrible. ¿Y también criticaba de esa forma a los chicos?
—¿Me creerías si te dijera que no? A sus ojos, los niños no podían hacer nada mal. Probablemente los veía como un reflejo de su propia imagen. Ya sabes que se parecen mucho a él físicamente, pero no en la forma de ser. No son niños especialmente intelectuales, aunque, afortunadamente, sí son muy listos.
—Has obtenido la custodia, ¿no? —Sí. Y hay que concederle a Dwight que no se ha mostrado reivindicativo respecto a ese tema. Aunque lo cierto es que cuando lo dejé, él estaba a punto de dejarme a mí porque había encontrado a la esposa perfecta.
—¿Perfecta en qué sentido? —Oh, físicamente. Y supongo que sexualmente también. Yo tampoco di nunca la talla en ese aspecto, por supuesto. Dwight estaba pasando una última revisión a su nueva elegida en su consulta cuando los pillé. En el fondo, siempre había sabido que me engañaba. Pero verlo por mí misma me dio el valor suficiente pare decidirme a iniciar una nueva vida. Afortunadamente, los chicos estaban en el colegio, de manera que me fui de casa ese día y un mes más tarde empecé a trabajar como secretaria de Nick. Él… él…
_____ se interrumpió, presintiendo que había alguien a sus espaldas, y al volverse vio a Nick en el umbral de la puerta de la cocina, mirándola. No tenía idea de cuánto tiempo llevaría allí o de cuánto habría oído. Sus ojos azules no revelaban nada, permaneciendo tranquilos e impenetrables.
Marión se volvió y lo vio. —¿Ha terminado el biberón? —dijo, dejando el cuchillo y acercándose a él—. ¿Qué tal ha ido? Nick sonrió.—Muy bien. Es un chuponcete. No ha dejado ni una gota.
—Eso está muy bien. Ahora voy a sacarlo y a colgarlo en el lavadero.
Nick la miró, perplejo.
—¿Vas a colgarlo? ¿Qué quieres decir?
—Tengo unos cuantos ganchos en las paredes de los que cuelgo toda clase de camas para las crías que están acostumbradas a vivir en los árboles. Parece gustarles el arreglo. Ven conmigo y te lo enseñaré. Vuelvo enseguida, _____. Tú sigue con eso.
_____ siguió cortando las verduras, esperando que Nick no hubiera oído demasiado. No creía que le hubiera dado tiempo. Tal vez sólo la última parte, cuando le había contado a Marión cómo había sorprendido a Dwight con Delvene. Pero eso ya lo sabía Nick. Ella misma se lo había contado, aunque no le había hablado del dominio que llegó a ejercer sobre su personalidad.
Una cosa era reconocer ante Marión que su marido la había humillado durante años, y otra muy distinta que Nick se enterara de ello. Quería que Nick la mirara con admiración y deseo, no con pena.
Sin embargo, había sido liberador poder contarle a alguien la despreciable actitud que había mostrado su ex–marido hacia ella. Tal vez debería haberlo hecho antes, pero se había sentido demasiado avergonzada, pensando que no debería haber soportado durante tanto tiempo los maltratos de Dwight.
Ahora comprendía que uno de los motivos por los que había aguantado era que no contaba con un apoyo familiar de ninguna clase, que no había tenido nadie a quien recurrir. Era hija única y su madre murió cuando ella tenía quince años. Entonces su padre le hizo abandonar los estudios y seguir un curso de secretariado para que ganara dinero y lo ayudara a mantener su adicción al juego. Fue un hombre frío, que nunca la quiso, y _____ no sintió ningún remordimiento cuando abandonó su casa tras encontrar un trabajo con el que mantenerse decentemente.
Cuando su padre se presentó un día en la oficina, montando un escándalo, la despidieron, de manera que _____ se fue de Wollongong a Sydney, donde consiguió trabajo en la universidad como secretaria de uno de los profesores de la facultad de medicina. Allí fue donde conoció a Dwight. Él tenía veintinueve años y ella diecinueve. Dwight le pidió que saliera con él y se quedó asombrado cuando _____ se negó a mantener relaciones sexuales la primera noche. Y la segunda. Y la tercera.
Se casaron tres meses después, siendo ______ todavía virgen. Mirando hacia atrás, comprendió que la noche de bodas debió ser una gran decepción para Dwight; ella lloró toda la noche de dolor, sin permitirle volver a acercarse. Las cosas mejoraron a partir de la siguiente noche, pero fue evidente que nunca llegó a satisfacer las fantasías sexuales que impulsaron a Dwight a pedirle que se casara con él. Los pensamientos de ______ se vieron interrumpidos por Nick y Marión, que entraron en la cocina tomados del brazo, hablando sobre los progresos de Possie. Al parecer, el animalito se había quedado dormido nada más colgarlo.
—Es muy buen chico —le decía Nick orgullosamente a Marión. Marión rió. —Dale un par de horas y verás como se pone a llorar con el resto de sus compañeros pidiendo más comida. Pero nos darán tiempo suficiente para comer y charlar tranquilamente un rato. Me pregunto qué vino habrá seleccionado hoy Edward.
—Lo cierto es que soy más aficionado a la cerveza que al vino —informó Nick a su anfitriona, y Marión rió. —No por mucho tiempo, querido. No conozco a nadie que no haya acabado dejándose corromper por Edward. Pero haré un trato contigo. Toma un vaso de vino, y si no te gusta, te traeré una cerveza. ¿De acuerdo?
Nick bebió más de un vaso. ¡De hecho, se bebió una botella! El reloj de pared del cuarto de estar dio las cinco para cuando _____ y Nick se fueron. —Volved mañana a visitarnos —dijo Marión mientras salían, y su invitación fue alegremente aceptada por Nick. —Te han gustado de verdad, ¿no? —preguntó ______ mientras volvían por el sendero—. No es sólo por tu querido Possie. —¿Te sorprende que me hayan gustado? —preguntó Nick, pasando un brazo por los hombros de ______ y atrayéndola hacia sí mientras caminaban. —La mayoría de la gente encuentra a Marión un poco… er… avasalladora. —¿La mayoría de la gente, ______? ¿O sólo el sádico bastardo con el que estuviste casada?
______ bajó la mirada al suelo.
—Oh… así que estabas escuchando.
Nick le hizo volverse para que lo mirara, pero _____ mantuvo la vista en el suelo.—Mírame, _____. Ella lo hizo lentamente, con tristeza. —¿Qué quieres? —No voy a hacerte preguntas sobre él. O sobre tu matrimonio. Ya he oído suficiente. Sólo voy a decirte que me pareces una mujer preciosa, inteligente y maravillosa. Anoche dije en serio que eras más mujer de lo que jamás había soñado tener. Estoy loco por ti, ______. ¿Cuándo vas a casarte conmigo?
♥..:Tiff:..♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!
STEPHANY!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
TE VOY A METER EN EL POZO CON EL TIGRE, LEON, PIRAÑAS, TIBURON, LA SELVA, EL CIRCO Y EL OCEANOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
NO NO NOOOOOO DIOS AMO ESTA NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!
TIFF TE AMOOOOOOOOOOOOOOOO PERO SI SUBES MAS CAPS, TE AMO MAAAAASSS!!
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH NICHOLAS, VAMOS A CASARNOS YA, O SI NO, CAYATE Y BESAME!!!
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH SIGUELA MI TIFFF!!!!!!!!!!!!!
TKM!! :hug:
STEPHANY!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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TKM!! :hug:
LittleVickJ♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
y ahora por q me quieres tirar al pozo si subi cap
♥..:Tiff:..♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
tiffany2811 escribió:y ahora por q me quieres tirar al pozo si subi cap
ACOSTUMBRATE! Esto es permanente... :P Yo SIEMPRE voy a querer mas caps, y si no los tengo, hay pozo!! :jeje: :P
LittleVickJ♥
Re: "Un fin de semana inolvidable" (Nick y tu)
no es justo jum
subo cap para el pozo
no subo para le pozo
asi voy hacer contigo vicky quiero cap o si no para el pozo
subo cap para el pozo
no subo para le pozo
asi voy hacer contigo vicky quiero cap o si no para el pozo
♥..:Tiff:..♥
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