The Last Chance [Zayn Malik].

La morena enroscaba nerviosamente uno de sus rulos en su dedo índice. Ver a Louis en ese estado aquel día la había dejado totalmente perturbada, ese había sido el punto máximo para actuar. No se permitiría seguir viendo a su amigo en ese estado, por lo que había tomado la decisión de hablar con Ivanna; tal vez ella era una de las pocas personas a la que Louis le podría hacer caso.
Tamborileaba sus dedos mientras esperaba la llegada de la castaña, hasta que por fin la vio entrar al pequeño café.
–¿Y bien? –preguntó Ivanna, con esa sonrisa característica en su rostro luego de haber pedido su orden–. ¿Qué es eso tan urgente que tenías que hablar conmigo?
En el rostro de Sam era evidente la preocupación, por más de que tratara de disimular era un sentimiento que podía ocultar.
–Se trata de Louis.
Tal contundencia y su rostro de preocupación, hicieron que la sonrisa en el rostro de Nana se desvaneciera.
–Nana, no pretendo que te alarmes…–hizo una pausa– pero Louis no está pasando por un buen momento. Esto es algo que solo yo sé, he intentado ayudarlo; pero sin resultado alguno….–Sam cayó de repente.
Ivanna estiro su brazo por encima de la mesa hasta llegar a la mano de Sam, dándole un apretón con el que le inspiraba fuerzas para seguir hablando. La morena tomó aire.
–En todo este tiempo que llevo conociendo a Louis no me había hablado mucho de su familia, sólo cosas puntuales. Me había contado que sus padres tienen problemas, que tenía dos hermanas…y coincidencialmente cuando te conocí a ti nunca pensé que ustedes fueran hermanos –ambas chicas sonrieron abiertamente ante tal recuerdo–. Pero no fue hasta ayer que Louis me contó que una de sus hermanas estaba gravemente enferma y he ahí el por qué de las peleas de sus padres. Te descarté a ti inmediatamente, a primera vista te ves estupenda, sin ningún problema…
Ivanna palideció inmediatamente, casi nadie sabía de su enfermedad. Pero ese no era el punto, sino que alguien cercano a Zayn lo sabía y se corría el riesgo de que se entera por un tercero que por ella misma. Una oleada de furia la invadió ¿qué tanto habrá dicho Louis?
–…el problema de Louis es que no ha sabido manejar la situación y eso lo ha llevado a hacer cosas no muy buenas –dijo la morena con sutileza.
Ivanna entrecerró los ojos: –¿Qué clase de cosas?
–En los últimos meses Louis ha optado por emborracharse hasta perder la razón. Sé que no es de mi incumbencia la situación familiar por la que están pasando ustedes, pero Louis de verdad me importa Nana. Y cada vez que está deprimido o enojado por algún problema familiar gasta grandes cantidades de dinero en alcohol. Ayer cuando llegó en ese estado a mi casa, comenzó a llorar como un niño pequeño; de verdad que me destroza verlo así…
La voz de Sam se quebró al final, Nana estaba asombrada…sabía que a Louis le afectaban todos esos problemas, pero nunca se imaginó que se refugiara en el alcohol para olvidarse de todo. Louis era un chico muy transparente, siempre decía lo que sentía o pensaba…pero esta vez no había sido así y eso la desconcertaba.
–No tenía idea de lo que Louis hacía…–dijo en un susurro.
–Ahora lo sabes –Sam le brindó una sonrisa reconfortante–. Te pido por favor que hables con él, pero no le menciones qué fue exactamente lo que me dijo ayer entre su borrachera…sino me contó lo de su hermana estando en sus cinco sentidos habrá sido por algo.
En su fuero interno a Sam le picaba la curiosidad por saber la situación de la hermana de Louis, ya había dado por sentado que se trataba de Summer y no de Ivanna…pero simplemente ella no es de esas personas chismosas y como bien dijo: si Louis no le había contado, habrá sido por algo… y ella prefería mantenerlo así.
–Te agradezco muchísimo que me lo hayas contado, Sam. Ni en un mundo paralelo me hubiera imaginado esto.
–Nana…no te quiero incomodar con mi pregunta y si quieres no me respondas, pero… ¿Qué tiene tu hermana? –preguntó con suma sutileza.
La mirada de Ivanna se entristeció aun más, Sam había asumido de por sí que se trataba de Summer, no de ella. Algo dentro de ella le decía que le contara a Sam, al fin y al cabo no tenía casi nada que perder si le decía que guardara el secreto ya que Sam en el poco tiempo que llevaba conociéndola le había demostrado que era una chica en la cual se podía confiar plenamente…
–Discúlpame, Sam. No te lo tomes a mal, pero no quiero hablar acerca de eso…sólo te puedo confirmar lo que te dijo Louis y que creemos plenamente en que ella se va a mejorar.
…pero no lo hizo. Prefirió seguir ocultándolo, no quería que la vieran con ojos de lastima, de “Oh pobre, tiene más probabilidad de morir que de salir con vida”, todos se terminarán enterando, pero aún no.
–Tranquila, te comprendo y respeto eso.
Sam le sonrió abiertamente, sonrisa la cual Ivanna le devolvió. La tarde pasó rápidamente, después de dejar temas dolorosos abrieron paso a las risas y a los temas triviales como método de curación.


Para un clima tan temperamental como el de Londres, el cielo estaba completamente despajado, las flores tenían sus colores más vivos que nunca y el verdor de las hojas de los árboles parecía de mentira. Sin duda alguna, una hermosa tarde de un sábado de primavera. Sin duda alguna, el mejor momento para salir a pasear al parque en bicicleta con Louis. Hacía tiempo que los hermanos no lo hacían, desde sus decaídas Ivanna había dejado de hacer ciertas cosas, solo por prevención.
–El día está hermoso –dijo el castaño mientras se echaba césped del parque. Ivanna lo imitó.
–Ni que lo digas –sonrió mirando al cielo despejado–.
–¿Por qué nunca me lo dijiste? –preguntó la castaña minutos después, todavía mirando al cielo. Louis se giró a verla con curiosidad.
–¿Qué cosa?
–Lo mal que te sentías. Yo sabía que todo esto te afectaba Louis, aunque no me lo dijeras; pero jamás me imaginé que trataras de huir de los problemas refugiándote en el alcohol.
Al decir eso Ivanna pensó en Zayn. Louis y Zayn se parecían en eso, en huir de los problemas de la manera más tonta e inmadura. Louis se levantó de un salto a escuchar a su hermana.
–Sam…–susurró.
¿Quién más pudo haberle contado? La rabia y la decepción lo invadió, le había hecho jurar a Sam que jamás comentaría algo acerca de eso…confió en ella y simplemente lo defraudó. Ivanna se incorporó sentándose en posición de indio.
–No la culpes, Louis. Sam hizo lo correcto…
–¡Lo correcto! –exclamó molesto–. Lo correcto…claro, Sabes, lo hacía como un método de desahogo…estaba harto de tantas peleas entre nuestros padres, me ponía…o mejor dicho, me pone mal saber que ya tu algún día no estarás…por eso lo hago, Ivanna. Creí que Sam lo respetaría, que mantendría mi “secreto”…pero sabía que eso se complicaría cuando me enteré que ustedes se conocían…
El castaño pasó sus manos desesperadamente por su cabello y dejó caer nuevamente su cuerpo sobre el césped. Ivanna observó como los ojos de su hermano comenzaban a cristalizarse.
–No digas esas cosas, Louis. Sam sólo lo hizo porque te quería ayudar, ¡no seas tan ingrato! Sabes perfectamente que te estás perjudicando y que puedes terminar muy mal. Y deja de pensar en que algún día ya no estaré, siempre voy a estar para ti; eres muy pesimista, todavía me queda mucho tiempo.
Ivana le sonrió abiertamente. Louis escrutó a su hermana por unos cuantos segundos.
–Ese es tu problema –habló tan bajo, pero Ivanna igual escuchó–. Eres demasiado confiada, no eres realista…
–Hablas como si no me conocieras…soy realista, pero sabes perfectamente que lucho por mi vida –dijo apaciblemente.
Aunque por dentro sintiera unas ganas terribles de abofetear a Louis, la castaña siguió manteniendo esa hermosa sonrisa en su rostro; esa sonrisa que siempre lograba reconfortar a cualquiera.
–¿Por qué no me contaste que te sentías así?
Louis se encogió de hombros.
–Porque no quería cargarte de más problemas, quizás.
–Eres un idiota –soltó mordazmente–. Desde siempre nos hemos contado todo.
–Lo siento –Louis sonrió divertido ante el carácter voluble de su hermana.
–Ahora, ¿me puedes devolver al Louis de siempre?
Ambos se sonrieron divertidos. Ivanna había hecho prometer a Louis que dejaría de estar haciendo tonterías. Louis se sentía evidentemente mejor, ahora estaba agradecido con Sam…se recriminó haber juzgado tan mal a Sam; algo que la morena jamás haría era defraudarlo. Después de una tarde cargada de tonterías y risas con su hermana decidió pasarse por casa de Sam.
–No tardaré mucho, sólo te quería dar las gracias.
Louis tomó de las manos a su amiga, haciéndola sonrojar. Era tan ciego que no se daba cuenta de los sentimientos de Sam.
–No me des las gracias, Louis. De verdad que ya no sabía qué hacer…y no quería seguir viéndote así. Sabía que al principio te molestarías, pero era un riesgo que tendría que correr.
–En algún momento me llegué a molestar, pero hiciste lo correcto. Gracias, de verdad. Me hiciste hablar, no sé qué me pasó…no sé por qué no hablé con mi hermana antes. Si no hubiera sido por ustedes dos, no hubiera dado cuenta de la estupidez que estaba haciendo.
Louis besó tiernamente la mejilla de Sam y luego la abrazó fuertemente, ella aspiró aquel aroma que le había sentir ese tonto hormigueo. Louis se retiró a su casa, dejando a Sam en el porche de su casa con una sonrisa tonta de oreja a oreja.

Entre sus sábanas Ivanna mirada el reflejo de la luna por su ventana, feliz por aquella tarde que había compartido con su hermano; pero luego ese sentimiento de rabia y arrepentimiento la embargó. No había hablado con Zayn luego del desafortunado encuentro que los llevó a la discusión, estaba molesta…pero le tenía que pedir disculpas. La castaña no era persona de dejar pasar las cosas como si nada, dar la cara y aceptar sus errores era lo mejor que sabía hacer, tanto como ser sincera y decir la verdad…cosa que hizo aquel día, eso en cierto modo apaciguaba su arrepentimiento. Pero parte de dicho sentimiento seguía estando ahí no por lo que dijo, sino por la forma en que lo hizo…y por como se pudo haber sentido Zayn. Rozó suavemente sus labios recordando aquel cálido beso, había sido perfecto ese momento…pero la magia acabó por un triste regreso a la realidad.

Todos pudieron dormir tranquilos esa noche, unos porque habían liberado parte de esos sentimientos que tenían por dentro y que poco a poco los destruía; otros por la sencilla razón de tener la satisfacción de haber hecho lo correcto, de haberle sido de ayuda a alguien a quien quiere y otros sólo por escuchar, por comprender.