The Last Chance [Zayn Malik].

Los días pasaban, pasaban tan rápido como el viento jugando con las hojas de los árboles, tan rápido como lo segundos en el reloj, simplemente tan rápido como un parpadeo. Y esos días se convirtieron en semanas; semanas en las que Zayn e Ivanna compartían cada instante juntos, unidos por unos fuertes lazos no solo de amistad sino también de algo más –aunque no lo admitieran–; semanas en las que Zayn logró abrirse por completo con esa chica, mostrando al chico frágil y sensible que en verdad era; semanas en las que Ivanna seguía ocultándole su estado de salud a Zayn; semanas en la que esos dos jóvenes sentían algo más fuerte que el día anterior. Semanas que se iban descontando de la vida de la chica de los ojos azul-grisáceo, ella lo sabía; se iría, podía ser en unos días, un par de semanas, 5 meses o con mucha suerte su existencia se alargaría unos cuantos años más…había buscado las mil y un maneras de contárselo al moreno, pero no podía; simplemente no le salían las palabras al momento de hablar. Y eso era algo que la carcomía por dentro.

Con los auriculares puestos Zayn lavaba los platos anteriormente usados por los clientes. Tarareaba la canción y se blandía de un lado a otro dejándose llevar por el sonido de la música, pero sus pensamientos estaban en otro lado…en otra persona. Para Zayn era inevitable no pensar en Ivanna, aunque estuviera reacio a enamorarse ya estaba comenzando a perder la cabeza por esa chica. Después de haber despachado a los últimos dos clientes, Harry se adentró a la cocina y con una sonrisilla divertida en su rostro observaba los extraños movimientos que hacía su amigo. Se acercó lentamente hasta quedar a su lado, viéndolo entre divertido e interrogante. Al notar su presencia, del asombro Zayn soltó sin intención el plato en el fregadero y aún con las manos mojadas se arrebató de un tirón los auriculares.

–¡Serás idiota! ¡Me asustaste! –exclamó el moreno.
Harry aún miraba a su amigo con las cejas levantadas y la expresión de burla en su rostro.
–¿Tengo algo en la cara acaso? ¿Por qué me miras así? –soltó a la defensiva.
–¿A qué se debe tanta felicidad?
Harry alcanzó un paño para ponerse a secar tanto platos como cubiertos. Zayn puso los ojos en blanco.
–No sé de donde sacas eso, estoy normal.
–No, normal sería que estuvieras con cara de pocos amigos y con ese humor que cargas siempre. Ese sería el Zayn normal.
El ojiverde reprimió una risa, Zayn sólo lo fulminó con la mirada.
–Zayn, mi amigo del alma…déjame decirte que has perdido.
–¿He perdido? –preguntó confundido el moreno.
El rulado asintió. –Sí, perdiste. Te has enamorado.
–¡No estoy enamorado! –Zayn miró a su amigo con furia y éste solo le regaló una mirada divertida.
–Acéptalo, si lo estás. Y sólo te molestas porque sabes que Harry te está diciendo la verdad.
A sus espaldas una voz de mujer surgió, haciendo que ambos chicos se sobresaltaran y que nuevamente de las manos de Zayn, se escapara otro plato. El moreno cerró el grifo y suspiró pesadamente, dándose vuelta para quedar de cara a Nora.
–Zayn, te enamoraste. Desde estas semanas que has salido con esa chica te noto más contento –Nora acarició tiernamente la mejilla del joven.
–Cierto Zayn, si Nora lo dice es porque es así.
Vociferó Liam entrando a la cocina con más platos.
–Hoy todos ustedes parecen fantasmas –dijo Zayn con voz cansina.
–Te conozco desde toda la vida Zayn, soy una de las pocas personas a las que le puedes mentir. Ivanna te enganchó –dijo Liam, mirando a Zayn desde el otro lado de la amplia cocina.
–¡Sí, tienen razón! –exclamó fastidiado de aquel el moreno, los tres presentes se miraron y sonrieron satisfechos de que por fin lo haya admitido–. Me gusta Ivanna. Pero aún no estoy seguro de querer dar un paso más, ¡ni siquiera estaba seguro de querer comentárselo a alguno de ustedes!
–¡Ja! Lo sabía, sólo teníamos que crear un poco de tensión en ti para que lo terminaras admitiendo, eso era todo –habló Harry.
Nora ignoró el comentario del ojiverde y le sonrió dulcemente a Zayn. –Cariño, díselo. Quizás ella sienta lo mismo por ti, las veces que viene para acá noto un brillo peculiar en sus ojos cada vez que te ve o cada que escucha tu nombre. No pierdes nada con decírselo.
–Deberías escuchar a Nora, Zayn. ¿Qué tal si la invitas a la piscinada del Sábado en casa de Niall? –aconsejó Liam.
No muy seguro Zayn asintió. Eso de decirle lo que sentía a Ivanna no le gustaba mucho, se sentía inseguro.

Ivanna acarició la foto que recién acababa de ser revelada, la fotografía la había tomado Katty mientras Zayn y ella estaban despistados regalándose miradas cargadas de ternura. Ivanna dejó la fotografía sobre la mesa de noche y se sentó al borde de su cama, hacía desde hace unos 4 días que no había visto a Zayn, le inventaba excusas tontas para no salir puesto que desde la última sesión de radioterapia había quedado muy abatida. Tenía que alejarse de Zayn…si no lo hacía no terminaría nada bien, pero era difícil. Nana negó con la cabeza y soltó un suspiro cargado de tristeza. Fue un ruido en su ventana que la hizo sobresaltarse y mirar en aquella dirección…y lo vio. Lo vio ahí de pie detrás del vidrio, con su chaqueta de cuero negra arremangada hasta los codos, con sus pantalones rasgados y sus tenis blancos sin dejar de mencionar esa hermosa sonrisa que le revolvía todo por dentro.
–¿Qué haces aquí? –preguntó luego de abrir el ventanal y quedar a pocos centímetros de él.
–Bueno, puesto que todos estos días me has inventado excusas tontas para no salir…he decidido venir a buscarte por mi propia cuenta.
Ivanna bajó la mirada, avergonzada por las primeras palabras que escuchó.
–Permíteme secuestrarte hoy.
–¿Pides permiso para secuestrarme? –Ivanna optó por una expresión irónica. Zayn sólo rió ante la expresión de la chica.
El moreno no había hecho mención alguna del lugar al que iban. Pero al llegar a la lujosa mansión y ver quiénes eran los que ahí se encontraban Ivanna sonrió de oreja a oreja. Saludó de uno en uno a los chicos, al llegar a Sam y Katty las tres se estrecharon en un gran abrazo. Segundos después frunció el ceño confundida al ver a su hermano atravesando la puerta del living que daba hacia la piscina, donde se encontraban ellos.
–Ah,¡hola hermana! –la saludó de buen ánimo Louis.
–¿Qué haces aquí? –preguntó entre divertida y confundida. No recordaba que Louis conociera al grupo de Niall.
–¿Qué tu hermano no te lo dijo? –Sean pasó su brazo izquierdo alrededor del cuello de Louis y con su mano derecha despeino agresivamente a Louis–. Conocemos a tu hermano desde hace algún tiempo. Íbamos juntos a los entrenamientos de fútbol, yo dejé de ir; pero seguimos en contacto.
Ivanna asintió aún sin comprender. Luego soltó una leve sonrisa, su hermano estaba en todos lados; parecía algo así como el personaje de Droopy. Los 10 jóvenes pasaron un día divertido, en ocasiones las chicas hablando de temas femeninos y los chicos de qué equipo había ganado el juego de fútbol del día anterior, todos rieron cuando entre Niall y Danny arrojaron a Sam a la piscina aún con ropa y rieron aún más cuando Sam bañó a ambos chicos de salsa de tomate. Entre lanzarse a la piscina con ropa y hacer una guerra de comida cuando preparaban las hamburguesas, se iban despidiendo del día para darle paso a las estrellas hacerse dueñas de la noche. Y desde ahí, acostados en el césped Ivanna y Zayn observaban cada estrella; deslumbrándose cada vez más por el brillo de éstas.
Zayn pensó en la conversación que había tenido días antes con Nora, Harry y Liam. Pensó también en la conversación acerca del mismo tema que había tenido con Niall antes de ir a buscar a Ivanna. Todos llegaban a lo mismo: no perdía nada con decirlo. Pero estaba nervioso, más que nunca…estaba extrañado también, puesto que nunca se había sentido tan nervioso en toda su vida con respecto a las mujeres, pero ahí estaba el detalle: se sentía nervioso porque Ivanna era diferente.
–Nana, tengo que decirte algo –susurró Zayn sentándose rápidamente en posición de indio. Ivanna frunció el ceño y también se incorporo.
–¿Pasa algo? –preguntó nerviosa. Zayn inspiró profundamente, jugaba con sus dedos cada vez más nervioso. Ivanna lo notó, en el poco tiempo que llevaba conociendo a Zayn nunca lo había visto así.
–Zayn, estás nervioso ¿Qué sucede?
El moreno llevó su mirada al rostro de la joven. Se quedó embelesado por esos ojos, la luz de la luna y de las estrellas le daban un brillo más especial. No pudo más y simplemente acortó aquella distancia que desde hace tiempo aborrecía y junto sus labios con los de la chica. Fue un beso tierno, ambos lo deseaban desde hace algún tiempo. Para Ivanna fue algo obviamente inesperado, pero que deseaba profundamente; pero en mitad de aquel beso una punzada de arrepentimiento la hizo cortar con el momento que tal vez había anhelado con mayor insistencia. La noche para los dos jóvenes había terminado, después del beso Nana le dijo a Louis que era hora de irse, pero el castaño le respondió con que quizás pasaría la noche en casa de Niall, a lo que Zayn agradeció así el podría llevarla y aclarar la situación que se había creado momentos atrás. Pero ahí estaban, ya enfrente de la casa de Nana sin haber intercambiado palabra alguna.
–Gracias por hoy, la pasé bien –pronunció la castaña cabizbaja.
–Me alegro que te hayas divertido, disculpa si hice algo que te haya incomodado.
–Nos vemos, Zayn.
Ivanna ignoró totalmente aquella disculpa. Se bajó rápidamente de la motocicleta y desde el umbral de la puerta le dio una despedida con la mano a Zayn, para luego entrar. El moreno se quedó observando por el lapso de unos segundos aquella puerta, esperando algo que estaba seguro jamás sucedería; encendió el motor y partió de allí.
–¿Quién era ese chico? –el tono recriminatorio de Lisa hizo que Ivanna se detuviera al pie de las escaleras. Se giró y la vio de brazos cruzados cerca de la puerta principal ¿de dónde demonios había salido?
–Me disculparás, pero no es tu problema mamá –la voz de Ivanna sonó lejana, completamente vacía.
–¡Es un vándalo, Ivanna! –exclamó su madre. La chica frunció el ceño, desconcertada.
–¿De dónde sacas semejante idiotez? –su voz incrementó el tono–. ¡Ni siquiera lo has visto bien, no sabes cómo es! ¡Tú y tu estúpido empeño de juzgar sin conocer! ¡Tú y tu estúpido empeño de no dejarme en paz!
–¡No te dejo en paz porque no quiero que nada malo te pase!
–¡Qué gritos son esos! –la voz del Sr. Tomlinson retumbó desde lo alto de las escaleras. Ambos giraron a verlo.
–¡Tu hija sale con un vándalo!
–¡Por Dios! Dice que es un vándalo porque conduce una moto –Ivanna se refirió a su padre–. ¡Desde que me enfermé me sobreproteges excesivamente, mamá! Estoy harta.
–Lisa –habló más calmado Steven–. Ivanna tiene razón, déjala vivir; déjala respirar por un rato.


Él desde el mismo bar donde iba para ahogar sus penas en alcohol, ella desde la ventana de su habitación. Ambos sumergidos en sus pensamientos, ambos totalmente abatidos. Él porque pensaba que había cometido un gran error al besarla, porque pensaba que ella no lo querría ver más…que ella no le correspondía y decepcionado por la forma en que tenía para olvidar sus problemas: bebiendo en aquel viejo bar. Ella triste por haberlo tratado de esa manera, pero es que simplemente no quería hacerlo pasar por otra pérdida; triste y molesta porque sabía perfectamente que la mayoría de las discusiones entre sus padres, las discusiones de su madre con el resto de la familia eran por culpa de ella; su enfermedad no sólo la estaba matando a ella, sino a su familia también y a todo lo que ella quería. Por eso había decidido en hacer todo lo posible para alejarse de él.
Desde dos lugares completamente distintos, por las mejillas de aquellos dos jóvenes viajó una lágrima; cargada con los sentimientos más potentes. Desde dos lugares distintos él sólo pensaba en ella y ella en él.