The Last Chance [Zayn Malik].

―Summer, nos vamos…
El Sr. Tomlinson hizo acto de presencia en la cocina de su hogar, donde el resto de la familia desayunaba apenas para comenzar con sus rutinas. A penas Steven entró a la cocina, Lisa le lanzó una mirada fría levantándose para lavar los platos. Steven se acercó a sus dos hijos mayores para darle un pequeño beso en la frente a cada uno.
―Te esperan afuera ―le susurró Steven a Ivanna.
En seguida una gran sonrisa apareció en el rostro de Ivanna, se levantó rápidamente del taburete y con un rápido “adiós mamá, adiós Louis” salió de la cocina justo detrás de su padre.
―Summer, ve a buscar tu mochila…te espero aquí. No tardes, ¿eh? ―ordenó Steven a la pequeña, esta asintió y subió velozmente las escaleras.
―Nos vemos luego pá, que tengas un lindo día.
Ivanna iba tan apresurada y contenta a la vez que daba pasos torpes y sus palabras se atropellaban unas con otras, cualquier rastro de fortaleza y decisión que la caracterizaba se esfumaba con el solo hecho de escuchar “Zayn”. Ivanna iba a abrir la puerta, pero la mano de su padre la volvió a cerrar.
―Hija, ¿hay algo que quieras contarme? ―preguntó el padre de la chica con una sonrisa burlona en su rostro.
―¿Sobre qué? ―Ivanna lo miró extrañada―. Oye pá, hablamos luego ¿sí? Me esperan.
―¿Estás saliendo con ese chico? ―preguntó sin rodeos Steven, aparentando un tono serio.
Ivanna se cruzó de brazos y miró entretenida a su padre.
―No te queda hacerte el serio ―se burló haciendo sacar una sonrisa al rostro de su padre―. Y sí, se puede decir que estamos…saliendo.
―Ya sabía yo que esas sonrisas espontáneas y tantas horas fuera de casa se debían a alguien.
Las mejillas de Nana se tornaron de un color carmesí.
―¿Le has contado sobre…?
Steven se interrumpió a sí mismo, hizo un gesto con las manos tratando de explicar lo que quería decir; pero simplemente no era necesario.
―No, aún no…sólo no se ha presentado el momento adecuado para decirlo.
―Deberías invitarlo un día, ―Steven cambió el tema― sabes…para conocerlo mejor y ese tipo de cosas…
―Pensé que no te gustaría la idea de que saliera con él…
―Hija, no soy como tu madre que juzga antes de conocer. A demás, eres lo suficientemente grande y madura para tomar decisiones por ti misma…ya no eres más una niña.
Ivanna sonrió a su padre con ternura para luego abrazarlo, éste besó la frente de la joven.
―Le hablaré sobre tu invitación. Te amo, papá. Que tengas un buen día.
Dicho esto Ivanna cerró la puerta tras de sí. Y estaba Zayn recostado sobre su motocicleta, jugueteando con sus llaves; al verse, las sonrisas de ambos salieron a relucir.
―Pensé que jamás saldrías, estaba por irme ―bromeó el moreno.
―Muy gracioso, Malik ―Nana golpeó levemente el estómago del chico.
Zayn ayudó a la castaña a subir a la motocicleta, luego subió él y enseguida emprendieron el camino hacia la universidad. Ivanna abrazó fuertemente la cintura del chico y recostó su mejilla de la espalda de él, Zayn sonrió ampliamente; esa era la nueva rutina de ambos…y a decir verdad les encantaba. Basta de misterios, basta de desaparecerse por días; desde aquella noche en casa de Zayn las cosas iban tomando un buen rumbo: el moreno la pasaba recogiendo todas las mañanas para llevarla a la Universidad, pasaban tardes enteras en el Day-Spring e incluso se ayudaban con trabajos y proyectos de la universidad aunque llevaran carreras distintas. Ivanna se sentía como una quinceañera teniendo a su primer amor, Zayn lograba hacerla sacar su lado más “ridículo” como ella solía decirle y Zayn…cuando estaba al lado de la castaña el chico rudo se iba dejando al Zayn sensible.
―Señorita, hemos llegado.
Ivanna bajó de la motocicleta y haciendo una reverencia un poco exagerada dijo:
―Señor, gracias por haberme escoltado hasta mi destino.
―No me dé la gracias, señorita. Es todo un honor para mí ―ambos rieron―. Que te tengas suerte en tu examen.
Sin anticipación alguna, Nana dio corto beso en los labios de Zayn.
―Ten un gran día…y no te desconcentres en clases ¿eh? ―señaló con sorna Nana.
―Teniendo en cuenta ese beso…no me pidas mucho.
Ivanna rió y puso los ojos en blanco, desde lejos se despidió con un gesto de mano del moreno el cual éste le regresó. La castaña caminó por el campus de la universidad, se sentía flotando como en una especie de nube; pero todo ese estado de felicidad se esfumaba rápidamente cuando pensaba en que esos momentos de felicidad no serían eternos, aunque tratara de luchar contra aquella enfermedad y pensara positivamente; todo aquello era como una gran nube negra que podía aplastar en un par de minutos su sonrisa.


―¡No puedo creer que no me lo hubieras contado antes! ―exclamó enojada Katty, Nana alejó un poco el auricular de su oreja para evitar que los gritos de la pelirroja la dejaran sorda.
―Katty, te lo iba a contar; pero…
―¡Claaaro! ¡Pero Katty no se hubiera enterado si no le hubiera sacado a fuerzas el cuento a Sam!
―Katty, lo siento…le dije a Sam que no te dijera nada porque te lo quería contar yo misma, pero estabas tan ocupada con tus clases que estás consciente que no nos habíamos podido ni ver…
―¡Pero no es el hecho! ¡Nos debiste de haber contado a las dos juntas! No a Sam primero.
Ivanna soltó una fuerte risotada.
―¡Y encima te ríes!
―Roja, deja los celos ―dijo Nana burlonamente.
―No son celos, estoy algo conmocionada por los hechos ¿okey?
―Katty, eres una exagerada…
Ivanna se levantó de su cama y comenzó a caminar por toda su habitación.
―¿Exagerada? No, exagerada no…Zayn se desapareció un mes ¡un mes! Y luego aparece así, de una forma tan sacada de película tonta de romance; luego te lleva a su casa; te cuenta absolutamente ¡TODO! y luego se besan…y ahora son novios. Y Katty, claaaro…Katty se viene a enterar casi tres mil años después.
Ivanna puso los ojos en blanco, sonriendo por la forma de decir las cosas que tiene la pelirroja.
―Katty, aún no somos novios…estamos, saliendo.
―¡Ay por Dios! Son novios, sólo que ninguno ha hecho mención del tema. Ese Zayn…es todo un tierno aunque lo trate de ocultar siendo el chico malote.
―¡El chico malote! ―Ivanna estalló en risas―. Katty, dices unas cosas…
Ivanna dejó las palabras en el aire por la fastidiosa tos que la amenazaba de nuevo, permaneció tosiendo por unos segundos; luego se aclaró la garganta.
―Uy, te escuchas mal…¿estás bien? ―Nana sintió la preocupación de Katty.
―Sí, no te preocupes…es sólo una tonta tos que he tenido desde hace algunos días, ya se me pasará.
Un leve ruido en la ventana de su balcón la hizo girar para sonreír ampliamente al encontrarse con el moreno detrás del vidrio. Caminó hacia la ventana y la abrió.
―Oye Roja, mañana hablamos…tengo que colgar.
Nana cortó la comunicación y luego lanzó el teléfono inalámbrico encima de su cama caminó unos cortos pasos hacia el exterior de su habitación.
―¿Katty? ―preguntó el moreno.
Ivanna asintió con una sonrisa de burla en su rostro.
―¿Qué haces aquí a esta hora? ―la castaña se cruzó de brazos.
―Venía a darte las buenas noches, pero como por lo visto no te alegra que haya venido…me voy.
Zayn se dio vuelta para bajar por el árbol que estaba cerca, pero Nana lo haló del brazo.
―No seas ridículo, entra..
Nana cerró la ventana y ambos se echaron uno al lado del otro boca arriba sobre la cama, observando el techo blanco.
―¿Te imaginas que tu madre entre y me vea aquí? Como mínimo le daría un infarto.
Ambos rieron.
―Difícil que eso ocurra, es tarde y ya todos están dormidos.
―Y tú también deberías estar dormida. Tienes que descansar…
―Sí, papá lo siento. Pero si no hubiera estado despierta ¿quién te hubiera abierto?
―Me las hubiera ingeniado, soy Zayn…recuerda.
―Entonces…entrabas, me despertabas, luego me decías “buenas noches” y te ibas…eso es algo extraño ―Ivanna rió.
―Quería verte, así estuvieras dormida…
―Quien lo diría, Zayn Malik: todo un chico cursi.
Zayn sonrió. Ivanna se giró hacia su lado derecho y rodeó con un brazo el torso de Zayn. Pocos minutos después ya Nana se encontraba en los brazos de Morfeo, mientras que Zayn sólo la miraba. Miraba con atención su nariz y sus pequeñas pecas sobre esta, sus pestañas, sus mejillas, sus parpados cerrados, sus labios…ella era especial y Zayn simplemente quería permanecer junto a ella. La abrazó y depositó un beso cálido en su frente provocando que la chica se moviera entre sueños. Zayn sonrió, no había escena que le produjera tanta ternura como esa.

―¿Quién invitó a ese…joven a mi casa?
Ivanna giró sobre sus talones y se encontró con la mirada recriminatoria de su madre. Lisa mantenía sus brazos cruzados, la mandíbula apretada y sus ojos chispeantes de ira. Ivanna reprimió una carcajada, ambas mujeres tenían aquel fuerte temperamento…así que cuando había roces entre ellas se podría armar fácilmente una 3era Guerra Mundial.
―A decir verdad, también es mi casa. Y pues, papá quería conocerlo.
Ivanna giró nuevamente para terminar de preparar los refrigerios. Lisa inhaló todo el aire que sus pulmones le permitieron como un simple método de relajación para no arremeter contra su hija.
―Sabes que ese chico no me gusta…
―Ni siquiera has entablado una conversación con él…deberías de intentarlo, no es mala persona.
Ivanna le guiñó un ojo a su madre, resaltando más su tono irónico; siempre que hacía aquello lograba sacar de sus cabales a su madre. La castaña tomó la bandeja y salió de la cocina sin decir más, dejando a su madre con el enojo a flor de piel. A Lisa le molestaba que no se hicieran las cosas como ella decía, no siempre había sido así…ese pequeño rasgo se fue acentuando más en los últimos años, eso también influía en las miles de peleas familiares de los Tomlinson.
―Aquí tienen sus…
Nana no terminó si quiera de colocar la bandeja en la pequeña mesa cuando ya Louis, Steven y Zayn se habían apoderado de lo que había en ella. Nana los miró con asombro.
―¿Al menos la próxima vez pueden ser un poco más delicados?
―Lo siento, teníamos hambre ―se disculpó Louis con la comida en la boca.
―Zonzo, no hables con la comida en la boca ―dijo Ivanna al tiempo de colocar la bandeja en la mesa de centro.
―Desde pequeña siempre ha sido así de controladora ―Steven codeó a Zayn, el moreno rió.
―¡Oye, eso es mentira! ―exclamó la castaña.
Ivanna se abrió espacio en el sofá entre su padre y Zayn, luego subió los pies a la pequeña mesa y abrazó un cojín. El segundo tiempo del juego de Fútbol apenas comenzaba, Ivanna suspiró y se hundió más en el sofá al momento en que los tres hombres exclamaban eufóricos en cada intento de gol. Al menos a su padre le había caído bien Zayn y viceversa. Desde que Zayn atravesó la puerta de su casa Ivanna sólo quería pasar unos segundos con él, pero desde que llegó parecía que el supuesto “noviazgo” que mantenían más bien era entre su padre y el moreno.
―¿Quieres jugar Sniper Ghost Warrior conmigo? ―preguntó una eufórica Summer a Zayn.
Ivanna suspiró exasperada hace ya unos 10 minutos en que se había desprendido de su padre y de su hermano porque el partido había terminado. Ahora llegaba su pequeña hermana a jugar quien sabe cuántas horas.
―¿No es un juego muy fuerte para una niña de tu edad? ―preguntó Zayn entrecerrando los ojos.
―Tengo casi siete y es un simple juego de francotiradores…nada fuerte ―la pequeña le tendió un control a Zayn.
―Tenaz… ―susurró Zayn tomando el control del PS3― pero te tengo que advertir que nadie me gana en ningún juego ―una sonrisa de superioridad se asomó en el rostro del moreno. La pequeña rubia enarcó una ceja.
―Ya veremos ―sonrió malvadamente la niña.
Ivanna se terminó de acostar por completo en el sofá, ya estaba completamente resignada a que eso tardaría horas.
―¡No puede ser! ―exclamó Zayn luego de varios minutos― No puedo creer que ya haya matado a todos mis francotiradores.
―Summer es un monstruo en los videojuegos, acostúmbrate a perder con ella.
Zayn hizo un ademán con su mano restándole importancia al comentario de Nana.
―¿Vas a llorar nenita? ―se burló Summer. Las dos hermanas rieron y chocaron palmas.
―Quiero la revancha ―Zayn las miró con los ojos entrecerrados.
―¿En serio quieres que te siga pisoteando?
Ivanna soltó una carcajada por el comentario de Summer, Zayn solo miró impresionado a la rubia de 7 años…ocultaba su monstruo interior tras la apariencia de niña tierna. Tres partidas en las cuales la niña se llevó la victoria, tres partidas en las cuales Zayn se creía una basura con los videojuegos…pero, hasta donde él recordaba era muy bueno. El moreno lanzó el control hacia el mueble y se cruzó de brazos.
―Me rindo, eres una excelente jugadora.
―Ya lo sabía ―Summer sonrió complacida.
―Okey, Malik. Deja de llorar y juega conmigo.
Ivanna se incorporó en el sofá.
―Destrúyelo, hermana ―Summer le pasó su control a la castaña para luego chocar palmas nuevamente.
Entre risas, exclamaciones de furia y trampas ya para el final de la partida contra Ivanna la autoestima de Zayn estaba por el piso.
―Aún no puedo creer que hayan ganado más de cinco veces seguidas…
Ivanna soltó una carcajada.
―Deja el drama, chico malo. Superarás algún día que dos chicas te hayan ganado en un videojuego.
El momento esperado por Nana, poder estar a solas con Zayn por fin lo tenía. Sentados en el césped del pequeño jardín, mientras Zayn la abrazaba por la espalda; la castaña pensó que aquel momento no podría ser más perfecto.
―Tu familia es agradable. A excepción de la hostilidad de tu mamá.
―No le hagas caso, siempre quiere que las cosas se hagan a su manera…
―Sabes, aún no se me olvida que te tengo una promesa pendiente. ―soltó de repente el moreno. La castaña frunció el ceño.
―¿Promesa? ―preguntó.
Zayn rió mientras ella ponía cara de pensativa y arrugaba la nariz.
―No puede ser que no te acuerdes.
Ivanna seguía haciendo memoria, pero seguía sin llegar a algo.
―Tu lista de cosas por hacer.
―Eso…―Nana sonrió con vergüenza― son sólo unos simples deseos, Zayn. Cosas de niñas soñadoras…
―Nunca es malo soñar con algo, te lo prometí…y lo cumpliré.
―En verdad, no tienes por qué hacerlo.
―Deja de preocuparte tanto ―el moreno plantó un beso en la cabeza de la chica.
―Y tú…¿tienes lista de deseos?
―Nunca me planteé hacer una…
―¿Qué es lo que más deseas? ―preguntó Ivanna. Zayn quedó pensativo por un momento, nunca se había detenido a pensar con insistencia en eso.
―A decir verdad…no lo sé. En este momento sólo quiero estar con una chica en especial, hasta que ella me diga que se aburrió de mí…
Ivanna lo miró con ternura y luego sonrió.
―Uhmm…¿acaso conozco a esa chica? ―sonrió con picardía.
Zayn entrelazó sus manos con las de ella.
―No lo sé, quizás has escuchado hablar de ella. Es un poco temperamental…a simple vista aparenta la edad de 12 años por su estatura…
Ivanna aburó los ojos, fingiendo hacerse la sorprendida.
―…cuando arruga la nariz se ve más tierna de lo ya es. Tiene unos increíbles ojos azules grisáceos, que con solo verlos te pueden dejar petrificado.
Ambos jóvenes se fueron acercando, hasta poder sentir la respiración del otro en sus rostros.
―Ah sí, ¿qué más? ―preguntó en un susurro la chica.
―Me tiene completamente loco y todos la conocen como “Nana” ―susurró aún más cerca Zayn―, aunque en verdad no sé por qué le dicen así…
―¡Oh, era yo! ―Ivanna fingió sorpresa ante la confesión. Zayn sonrió y acabó con esa corta distancia que los separaba.
―Ahora, aclárame algo ―dijo Zayn al término de aquel beso― ¿por qué te dicen así?
Ivanna soltó una pequeña risa.
―Cuando estábamos pequeños Louis y yo nos poníamos todo tipo de sobrenombre. Cada día nos levantábamos con uno nuevo, unos más locos que otros, más ofensivos…¡el que más odiaba era Ivanna Banana! Y ahora que lo veo era tan tonto que me molestara porque me dijera así ―Ivanna rió―. Un día simplemente me dijo Nana, era el más normal de todos…así que me gustó y él me siguió llamando así. Cuando Summer nació no podía decir mi nombre y se le hacía más fácil repetir dos veces la última sílaba de mi nombre. Y esa es la historia.
―¡Ana Banana! ―soltó en una carcajada Zayn.
―Oye, no te rías. Era tan estúpido ese sobrenombre…
―Sí, tienes toda la razón Banana.
Ivanna puso los ojos en blanco. Simplemente amaba esos momentos, nunca se imaginó estar así con Zayn. No era la sombra de lo que antes era, aquel trato hostil que recibía de él pasó al olvido; se sentía plenamente feliz, todas sus preocupaciones o pensamientos negativos pasaban a un lado con tan sólo un beso, una mirada, una palabra de aquel chico.

Insomnio. Maldijo para sus adentros aquel estúpido insomnio que no lo dejó pegar ni un solo ojo durante toda la noche. Descendió por las escaleras lentamente, se llevó una mano a su estómago al momento en que sus tripas rugieron. Se quedó estático al pie de las escaleras, mirando fijamente las tres maletas frente a la puerta, escuchó murmullos desde la cocina y sin pensarlo dos veces se acercó hasta poder escuchar la conversación de sus padres.
―¿Qué se supone que le diré a los chicos? ―preguntó Lisa.
―No lo sé, siempre tienes todo controlado ¿no? Entonces, deberías saber que decirles ―respondió con hostilidad Steven.
―¿A dónde irás?
―¿Debería de importarte? ―respondió el Sr. Tomlinson a la defensiva―. Cuando hayas firmado los papeles del divorcio, házmelos llegar.
Louis cerró con fuerza sus puños y como un acto impulsivo entró a la cocina, abrió la nevera en busca de algo con que apaciguar su hambre, todo esto bajo la mirada y el silencio absoluto de sus padres. Desde el día en que descubrió lo del divorcio trataba de evitar a su madre y era extraño cuando hablaba con su padre y aunque ellos lo habían tratado de buscar para hablar sobre el tema, Louis estaba reacio a hacer mención de ello. El castaño cogió el bol de cereal y dio marcha a su habitación, pero detuvo sus pasos en seco antes de salir de la cocina.
―¿Ni siquiera lo pensaran mejor? ―preguntó. Su voz sonó áspera, vacía; él mismo se asombró de lo distinta que había sonado. Steven y Lisa intercambiaron miradas inexpresivas, el silencio seguía siendo el anfitrión en ese momento.
―Sólo así, sin más…sin pensarlo dos veces. ¿Qué les dirán a las chicas?
―Louis…por favor ―suplicó su madre.
―¡Louis nada, mamá! ―exclamó furioso el chico.
El castaño se dio vuelta para ver a sus padres, en un acto brusco colocó el bol sobre la encimera haciendo regar parte de la leche y el cereal contenido en él.
―¡Ustedes dos son unos cobardes!
―¡Louis! Baja el tono de la voz, somos tus padres y nos debes respeto ―exigió Steven.
Louis sonrió irónicamente e ignoró aquel comentario.
―¡No se dan cuenta que nuestra familia está pasando por una grave situación! ¡Es el momento en que tenemos que estar todos unidos y ustedes…simplemente deciden llevarse todo por el medio!
―¡Louis, no entiendes! ―soltó Lisa, tratando de aguantarse sus lágrimas― ¡Lo hacemos porque sabemos que nuestras peleas los afectan!
―¿Saben por qué pelean? ―preguntó―. ¡Porque tú te has vuelto una obsesiva y controladora! Desde que Ivanna enfermó lo único que has hecho es enfocarte más en ella y te has olvidado de tus otros dos hijos y de tu esposo. Mamá a todos nos duele, a todos nos duele Ivanna…pero no es sólo ella contra la batalla, ni tú sola contra la batalla, somos los cinco…la familia completa.
―Hijo, cálmate ―Steven trató de acercarse al muchacho, pero este en un movimiento brusco se apartó.
―¡No me pidas que me calme! ―gritó con lágrimas resbalándole por las mejillas―, ¿qué le van a decir a Ivanna? ¡A SUMMER! Ivanna pensará que esto es culpa de ella y Summer no lo entenderá, ustedes simplemente no están pensando en nadie… ¡un divorcio! ¡ja! Lo que faltaba…
Louis pasó desesperadamente sus manos por su cabello, despeinándolo aún más.
―Tratamos de explicártelo todos estos días, pero tú simplemente huías ―dijo Lisa al borde las lágrimas.
―¿Divorcio? ―preguntó un hilo de voz de espaldas a ellos.
Los tres observaron enseguida aquel rostro pálido, aquellos ojos cristalizados y el cabello enmarañado de Ivanna, la chica estaba parada un poco más allá del comienzo de la puerta de la cocina.
―Ivanna, no te ves muy bien ¿te sientes mal? ―preguntó preocupado el padre de la chica.
―¿Cuándo pensaban decírmelo? ―preguntó la castaña.
―Nana, estás muy pálida… ¿estás bien? ―intervino Louis.
―¡No me cambies de tema, Louis! ―exclamó al borde del colapso.
―¿Qué tanto escuchaste? ―preguntó resignado el castaño.
―Todo.
Ivanna tosió.
―¿Qué fue esa tos? ―preguntó alarmada Lisa acercándose unos cuantos pasos a su hija, ésta retrocedió un poco.
―¡Sólo una tos, mamá! ―Louis y su padre fruncieron el ceño.
―Esa tos no estaba ahí hace algunos días…
―¡Qué sé yo! Puede ser una simple gripe… ―hizo una pausa― ¿Es en serio? ¡Me van a seguir esquivando el tema! ―gritó exasperada.
Cada segundo que pasaba la chica palidecía más y su respiración se volvía más dificultosa. Sentía como sus pulmones se cerraban, impidiéndoles el paso del aire; comenzó a respirar apresuradamente por la boca, pero era imposible…se sentía asfixiada. Todo a su alrededor comenzó a volverse más pequeño, las voces de sus padres y Louis comenzaban a escucharse más lejanas. Todo le daba vueltas, el aire estaba ausente y lo último que pudo ver fueron las miradas de espanto de sus padres y a Louis caminar hacia a ella para impedir su fatídico contacto sobre la cerámica del piso.


Abrió sus ojos lentamente tratando de acostumbrarse de a poco a la cegadora luz de la habitación. Reconoció al instante las paredes blancas de la habitación de la clínica, observó la mano de Louis tomando la de ella, luego al castaño durmiendo con la boca abierta en la silla justo al lado de ella. Sonrió al ver a su hermano.
―Louis…―susurró la joven moviendo suavemente el brazo de su hermano― Louis, despierta.
―Cinco minutos más ―el castaño se removió en la silla, aún sin abrir los ojos.
―¡Louis! ―Ivanna golpeó el pecho de su hermano. Louis se sobresaltó, abrió sus ojos de a tope y luego se tranquilizó.
―¿Estás bien? ―su preocupación volvió al mirar a Ivanna, ésta le asintió.
―¿Desde hace cuánto estoy aquí? ―preguntó Ivanna con voz carrasposa.
Louis miró su reloj y se talló un ojo.
―Desde esta mañana, muy temprano. Ya son casi las tres de la tarde.
―¿Dónde están mamá y papá? ―preguntón la chica con pesar, recordando lo del asunto del divorcio.
Louis suspiró y bajó la mirada. Ivanna lo observó, se le veía cansado con unas grandes ojeras bajo sus ojos y la piel sin color alguno.
―Mamá se puso muy nerviosa cuando te traíamos para acá, así que me tuve que quedar con ella hasta tranquilizarla y luego cuando se quedó dormida pude llevar a Summer a la escuela. Le pedí el favor a la Sra. Miller que se quedara con mamá mientras yo venía a traerle algo de comer a papá…ya sabes que la comida de la cafetería de aquí es asquerosa.
Ivanna trató de esbozar una sonrisa por aquel comentario.
―Estabas llorando ―afirmó―. No hay buenas noticias, ¿verdad?
Ivanna lo miró muy seria. Louis sólo trató de esquivarle mirada, pasó sus manos por su rostro tallándose de nuevo los ojos. Luego tomó la mano de su hermana y depositó un beso en ella. Se levantó.
―El Doctor pidió que le avisáramos cuando despertaras, quiere hablar contigo.
Mientras dijo eso Louis intentó no mirar a los ojos a su hermana, sabía que si lo hacía terminaría llorando como un niño pequeño por la noticia dada hace unas horas. No lo soportaba, tenía que salir de ahí lo antes posible. Antes de marcharse de la habitación presionó fuertemente la mano de su hermana, eso para ambos era una señal de que todo saldría bien.
Pasados unos minutos el especialista en oncología el Dr. Sullivan entró la habitación, aquel hombre alto de lentes tomó asiento en la silla donde antes estaba sentado Louis.
―Bueno, Ivanna ¿Qué tal te sientes?
―Mejor, supongo…me siento todavía un poco débil.
Sullivan le brindó una sonrisa sincera.
―Siempre has sido muy fuerte y lo sabes. Han sido tres años luchando y nunca has caído.
―Doc, vaya al grano. Deme el golpe final de una vez, sin anestesia.
El médico frunció los labios, a todos los doctores y enfermeras que la habían atendido en esos tres años siempre les sorprendía la tenacidad de aquella joven que a pesar de estar pasando por momentos difíciles siempre era capaz de mantener una sonrisa y de reconfortar a su familia. Ivanna clavó su mirada en el doctor, éste suspiró y dio la noticia justo como ella lo pidió: sin anestesia. Sintió como algo se rompía en su interior; pero aún así no lloró, ni siquiera sintió las ganas de hacerlo, cerró los ojos e inhaló todo el aire que pudo para luego soltarlo.


A lo que eran días encerrada en su habitación, a ella le parecían minutos. Después de que le dieron de alta de la clínica se encerró en su habitación a pensar. Tenía más vivas que nunca las palabras del doctor hace tres años, cuando ella apenas había cumplido 16.
―Su hija tiene un tipo de cáncer denominado Sarcoma. Esta es una variedad poco común del cáncer. Por lo general, se diagnostican cada año sólo en cuatro o cinco personas de cada cien mil.
Sonrió ante la rudeza que a veces tenían los doctores para informarles sobre el estado de salud a sus pacientes. Cerró los ojos recordando las palabras recientes del doctor Sullivan.
―El sarcoma hizo metástasis en tus pulmones. Ya está algo avanzado, pero sólo queda en tus manos la decisión de realizar una cirugía. Si la hacemos hay un 25% de que vivas unos cinco años más la otra posibilidad de vida son 25 meses.
―¿Y si dedico que no quiero la cirugía, cuánto tiempo me estima?
―Diez meses.
Las lágrimas se agolparon de nuevo en sus ojos, a los dieciséis no había llorado. En esos tres años no había llorado y en estos días se había dedicado a desahogarse, ella sabía que no se encontraba bien…lo sabía; pero esa noticia fue en definitiva una estaca clavada en su corazón sin piedad alguna. Observó el desastre en su habitación, en un acto de desahogo había arrancando unas cuantas fotos de la pared, había roto papeles, lanzado sus cojines y peluches al suelo y algo que nunca esperó hacer: rompió en miles de pedazos aquella lista de deseos. Se levantó del suelo, volteó a ver sobre su mesa de noche el dibujo que Summer le había entregado el día en que le dieron de alta. Su celular comenzó a sonar sobre la mesa de noche, Nana suspiró y lo tomó; una nueva llamada de Zayn aparecía en la pantalla. Millones de llamadas y mensajes de texto llegaron a su celular todos esos días de Zayn, de Katty, de Sam, de Liam, de Harry y sorprendentemente unas cuantas de Niall. Con un gruñido arrojó su celular contra la pared y se lanzó boca arriba contra su cama.
―No hace falta que te desahogues con tu teléfono.
No se inmutó al escuchar la voz de su madre desde la puerta. Lisa cerró la puerta tras de sí y caminó hasta la cama hasta sentarse cerca de su hija. Para sorpresa de todos la mujer era la más calmada y serena en esos días.
―Tienes que salir de estas cuatro paredes, no puedes seguir así…
Ivanna seguía sin mover un solo músculo.
―¿Tienes hambre?
La castaña negó con la cabeza. Lisa suspiró y acarició tiernamente el brazo de la chica, probó con decirle otra cosa que fuera de su importancia.
―Ivanna, Zayn está abajo.
La chica finalmente la miró y se incorporó rápidamente.
―¿Qué? ―dijo atónita― No puede ser, dile que se vaya…que…que luego lo veo ¡No sé inventa algo! ―tartamudeó.
Lisa le acarició la mejilla tratando de tranquilizarla.
―Hija, ha llamado miles de veces todos estos días. Más bien me extraña que no se haya aparecido antes por aquí ―hizo una pausa― ¿Él no se imagina nada de esto verdad?
Ivanna negó con la cabeza, ahogó un sollozo y se lanzó a los brazos de su madre. Lisa colocó su mentón sobre la cabeza de la castaña y la estrechó más entre sus brazos.
―Se lo tienes que decir, se enterará de igual forma ―susurró. Ivanna soltó más lágrimas aún―. Calma, yo estoy aquí para ti.