Ángeles Caídos |Louis Tomlinson|

Volvió a la realidad y noté que alguien le estaba hablando.
-¿Estás ahí?-Pregunta el ojiazul.
-Disculpa. ¿Qué quieres?-Preguntó fría.
-¿Por qué hiciste eso?
-¿De que hablas?
-De lo de hace unas horas-. Susurró.
-Que te importa. Yo no te debo ninguna explicación-. Respondió del mismo tono.
-Si no fuera por mi no estarías aquí en estos momentos.
-Pues, preferiría eso-. Aseguró soltando algunas lágrimas.
-Oye, tranquila. ¿Qué es lo que te pasó?-Preguntó abrazándola.
-No necesito tu lastima.
-Solo quiero ayudarte-. Susurró.
-No deberías, solo traigo problemas, además no te conozco.
- ¿____? ¿Eres tú?
-Perdona pero no se quién eres.
-Soy yo, Louis.
-Disculpa realmente no se quien eres.
“Lo se” Se dijo a si mismo el castaño.
-No importa-. Tomó su chaqueta y la pasó por los hombros de la chica.
-Gracias-. Responde fría a su dulce acción.
Un frío silencio abunda el tenso ambiente.
-Ya te puedes ir-. Dijo.
-No seas terca. Ya es tarde. Te llevo-. Con su habitual amplia sonrisa.
-Tengo auto-. Mintió.
-Mientes. Se perfectamente que no tienes.
-¿Acaso eres un acosador?-Dice con su característico humor.
Sonríe.-Yo si te conozco-. Dijo mirando sus verdosos ojos. “Mas de lo que tú crees” Se dijo de nuevo ocultando su tristeza.
-De acuerdo. Eso es raro-. Sonríe.
-Estamos juntos en todas las clases. Solo que nadie me nota.
-Lo siento, entonces. No soy de tener amigos.
-No importa-. Susurró.- ¿Vamos?-Le pregunta
-No, quiero ir sola. Mi mamá me regañará si voy contigo.
-¿Por qué?
-No es cosa que deba responderte-. Dijo levantándose de allí y quitando su chaqueta de los hombros, se la dio al muchacho y salió de allí lo más rápido posible.

Lo que ocurrió fue raro para ella, jamás lo había visto cosa que debería ser normal, ya que jamás entablaba conversación con alguien, ni sacaba la vista del profesor aunque ni si quiera lo escuche. Lo que ella quería era simple hacía lo imposible para no tener alguna conexión con las personas, porque en algún momento ellas se irían y romperían su corazón.
De camino a casa chocó con alguien.

-¿Qué te ocurre idiota? Mira por donde vas-. Exclama molesta.
-¿Qué te sucede a ti, estúpida?- Le respondió el rizado.
-A mi nada. Deberías ir a un oculista, ciego-. Dio media vuelta y volvió a su camino, con la frente en alto.
-¡Lava esa boca con jabón!-Le gritó. Ella se giró y le mostró el dedo del medio.
Rió.- ¿Sabes que son los modales? Maleducada.
-Vete a la mie*rda-. Gruñó.

¿Pero que…?

Continuó su rumbo hasta su casa donde se encontró a su mamá sentada sin expresión en el sofá, cambiando desesperadamente los canales.

-¿Qué es lo que te hace mal, hija? Tienes todo. ¿Cuál es el motivo de esto?-Dijo señalando el televisor. Volteó la vista hasta la televisión.