"Can you see me?" {Jack Frost & ______ Copper}

Sentía los pasos de Jack detrás de mí. Cuando por fin llegamos a los pasillos desiertos fuera de la vista de Sam u otras personas, dije:

—No sé quien seas ni que es lo que pretendas, pero… -me gire y me lleve la sorpresa de que él ya no estaba- ¿Jack? –Musite mirando a mí alrededor-. Lo sabía, me estoy volviendo loca.

Fui a buscar los libros que necesitaba a mi casillero y después fui a mi otra clase.


Y era hora de mi última clase, pero por motivos del clima el profesor había faltado. Yo no podía irme gracias a que tenía dos horas de detención. Fantástico.

Jack no se había aparecido nuevamente en lo que iba del día, eso extrañamente me inquietaba. Trataba de pensar en otras cosas para mantenerlo a él fuera de mis pensamientos pero me era imposible.

La pequeña tormenta de nieve afuera se había calmado, así que preferí salir a las bancas en lugar de quedarme en la cafetería a esperar el momento de mi tormento. El aire casi se me va al verlo a él parado frente a mí a pocos metros de distancia. Allí estaba Damen Kenedy, mi amor platónico desde que íbamos juntos en pre-escolar. Nunca le había dirigido la palabra.

El timbre había sonado anunciando la salida de algunos y una eternidad de tortura para otros. Tome mis cosas y fui a Detención.

Entre al aula de Detención y estaba sola. Tome mi lugar alejado de la mesa del profesor y a un lado de la ventana. Era mi primera vez en detención y espero sea la última.

Pasaron los minutos y nadie más llegaba, ni siquiera la profesora a cargo. Comencé a garabatear en la última hoja de mi cuaderno cuando de repente un golpeteo en el cristal de la ventana me hace salir de mis pensamientos.

Y allí estaba él sonriendo.

—Esto no puede estar pasando –cubrí cara con ambas manos apoyando mis codos sobre la mesa-. Él es producto de mi imaginación. Cuando cuente 3 él ya no estará –murmure rápidamente-. Uno… dos… ¡tres! –destape mi ojos y mire a la ventana para darme cuenta de que Jack ya no estaba allí.

Suspire más relajada.

—¿Cuándo comprenderás que no soy producto de tu imaginación? –escuche a alguien a mi lado.

Me gire rápidamente y allí estaba Jack sentado en la mesa a mi lado.

—¿Podrías dejar de aparecerte así? –dije.

—No te prometo nada –se burlo-. Solo vine a hacer compañía ya que gracias a mi estas aquí.

—Creo ya te agradecí por eso ¿no? –dije irónicamente a lo que él solo rió.

—¿Qué tal si comenzamos de nuevo? –dijo y yo lo mire confundida-. Mi nombre es Jack Frost –me tendió la mano.

Aun dudando, tome su mano. Se sentía fría pero era una sensación agradable.

—_____ Copper –dije.

—Lindo nombre –susurro.

—¿Qué? –obviamente si lo había escuchado, pero… quería volver a oírlo.

—Nada –dijo rápidamente-. Y dime ¿Qué haces para divertirte aquí?

—Esperar a que la profesora diga que puedo irme –dije sin pensarlo.

—Que aburrida –hizo una mueca.

—Perdóname por serlo, pero no quiero ganarme otras dos horas de castigo –dije sarcásticamente.

—Guarde silencio, señorita Copper –dijo la entrenadora entrando a la sala.

Nada puede ser peor.

Mire a la entrenadora que no se había dado cuenta de la presencia de Jack, en cambio él parecía ignorarla por completo mientras observaba los libros del pequeño mueble que estaba del otro extremo del salón. Mi mirada no dejaba de posarse en Jack y luego en la entrenadora que ya había tomado asiento en el escritorio y estaba leyendo unos papeles. ¿Acaso ella tampoco lo ve?

Casi como si Jack hubiera leído mis pensamientos me miro y al ver mi cara de pánico rió y dijo:

—Ella no puede verme, al parecer en este lugar solo tú puedes hacerlo –me explico.

—¿Por qué? –masculle.

La entrenadora siseo ordenándome que guardara silencio.

—Tú crees en mí –respondió Jack.

—Ni idea tenia de quien eras –masculle nuevamente.

—¿Quiere otra hora de castigo, señorita Copper? –dijo la entrenadora sin despegar la mirada de las hojas.

—¿Enserio no sabes quién soy? ¿No tienes idea de quien hace que los días amanezcan nevados? –Jack se sentó a mi lado demasiado cerca de mí y me miraba fijamente. Yo solo negué con la cabeza -. Qué extraño –Jack se alejo de mi con el ceño fruncido.

Arranque una hoja de mi cuaderno y comencé a escribir en ella. La doble y discretamente la deslice sobre la mesa frente a Jack. Él, curioso, la tomo y leyó en voz alta:

—“¿Dónde estuviste el resto del día?” –él me miro divertido-. ¿Enserio te preocupo tanto? –se acerco mas a mi dejando poco centímetros entre nosotros.

Rodee los ojos y lo empuje hacia atrás por el pecho.

—Nada en es especial, estuve recorriendo tu escuela y haciendo una que otra travesura –dijo respondiendo a mi pregunta mientras caminaba por el borde de las mesas tratando de mantener el equilibrio y saltaba de una a otra.

Después de eso ya no dije nada ni él. Solo me dedicaba a ver a Jack haciendo de las suyas y a la entrenadora que parecía completamente ajena aquella escena. Trataba de no reír pero me era imposible, era divertido ver a Jack rompiendo las reglas y que la entrenadora no se diera cuenta.

—Tanto silencio me aburre –exclamo Jack.

Me estaba quedando dormida, así que cuando lo escuche abrí los ojos de golpe y lo mire asustada mientras se acerba a la ventana. Mire a la entrenadora que estaba dormida por completo.

—¿Qué piensas hacer? –susurre y me ignoro-. ¡Jack!

—Solamente agregar un poco de diversión al lugar –dijo riendo y abrió la ventana que estaba a un lado del escritorio-. ¡Hey, Viento! ¿Podrías ayudarme? –grito por la ventana.

Una fuerte ráfaga de viento entro por la ventana causando que todos los papeles sobre el escritorio volaran por el aire, incluso arraso con algunos mapas y papeles que estaban colgando de la pared. A mí alrededor comenzó a formarse un torbellino, yo solo podía mirar maravillada.

La entrenadora se despertó y comenzó a gritar alarmada mirando el espectáculo.

—¡Copper! ¿Qué está pasando aquí? –dijo asustada contra la pared.

Mire a Jack que estaba parado sobre la mesa en medio del gran remolino, él giraba y gritaba divertido. Sonreí.

—No tengo idea, entrenadora –dije.

—Viento, ya sabes que hacer –murmuro Jack.

No supe como paso, pero en pocos segundos la entrenadora esta gritando pidiendo auxilio al momento de que los papel chocaban contra ella impidiéndole llegar a la puerta. Justo cuando tomo la perilla, esta se abrió y entro el Director alarmado.

—¿Pero que pa… ¡Por todos los cielos! –Grito al ver todo el espectáculo que había provocado Jack-. ¡_______! Ven aquí… ¡ahora! –me ordeno.

Mire a Jack que solo hizo una mueca.

—Los adultos siempre terminando con la diversión –gruño-. Viento, se acabo. Es todo.

En poco tiempo, todos papeles fueron cayendo al suelo.

—¿Qué paso aquí? –el Director miro a la Entrenadora buscando una respuesta.

—No lo sé. Yo estaba leyendo los documentos que usted me dio a firmar cuando de repente la ventana se abrió y paso todo esto –explico.

Jack a mi lado comenzó reír a carcajadas por la mentira de la entrenadora, me fue imposible no unirme a él.

—¿______? –me llamo el Director.

—¿Si? –dije seria.

—¿Tienes idea de que paso?

Yo solo negué con la cabeza nerviosa.

—Bueno, puedes retirarte por el momento, ______. Investigaremos que paso y arreglaremos todo este desastre para mañana.

—Ok –asentí tratando de no reír.

Con Jack a mi lado, salimos de la escuela y cuando ya estábamos en el estacionamiento comenzamos a reír a carcajadas.


Jack y yo íbamos camino a casa y aun no podíamos parar de reír.

—¿Viste la cara que puso la Entrenadora? –dije-. Me hubiera gustado tener una cámara en ese momento.

—Lo más gracioso es que jamás sabrán que fue lo que paso –dijo Jack y comenzó a reír.

Me uní a sus risas y me detuve al ver que él había parado y me miraba sonriendo.

—Tienes una risa muy linda, deberías usarla más.

—Ehm… Gracias… supongo –sonreí y sentí como mis mejillas comenzaban a arder.

—¿Jack? ¿Eres tú? –dijo alguien detrás de nosotros.