Sin ataduras (Harry) |Continuación|

—Tengo miedo—confesó Tania, ya vestida como vestía Tania, pantalones ajustados, blusa rosa con lentejuelas, argollas grandes de plata colgaban de sus orejas y su rubio pelo estaba atado en una coleta alta despeinada. Esta vez no traía mucho maquillaje, lo que la hacía ver más dulce y menos plástica.
—Tranquila, sabes que estaremos aquí para ti—le sonreí, apretando su mano. Harry, que estaba sentado al lado de ella en la camilla del hospital asintió, poniendo una mano en su hombro.
—No sé por qué hacen esto, después de todo lo que hice… después de haberme metido entre ustedes.
—Ya hemos hablado de esto, Tania—murmuré, mirándola con el ceño levemente fruncido. Harry, que se mostraba un poco incómodo cuando se sacaba el tema a colación, no dijo nada, solo mantuvo la mirada en sus zapatos, como si los encontrara interesantes en ese momento.—Solo vamos a dejar todo eso atrás y vamos a hacerle frente a lo que viene ahora, ¿ok?
—Está bien—asintió brevemente para darme una media sonrisa.
—Tania, ¿lista para irnos?—mamá apareció por la puerta del cuarto de hospital, seguida del doctor que trataba a Tania.
—El centro de rehabilitación es uno de los mejores que pueden haber, te garantizo que te sentirás más que cómoda y segura, y si todo marcha como esperamos, saldrás antes de lo previsto—sonrió amablemente el doctor, un señor de unos cuarenta años, alto, de pelo negro y verdaderamente apuesto.
Tania suspiró, y pude ver el miedo en sus ojos claros. Apreté una vez más su mano y ella se levantó de la cama, dispuesta a salir de aquel hospital por fin; a pesar de que al lugar a donde se dirigía no era mucho mejor. Ella tomó su bolso y lo colgó en su hombro, mientras seguía de cerca a mi mamá y al doctor.
Suspiré y tomé la mano de Harry, el cual me dio un suave apretón y me sonrió de lado.
—Tranquila, creo que estás más nerviosa que la misma Tania—soltó mi mano y pasó su brazo por sobre mis hombros, para luego darme un beso en la sien.
—Han pasado demasiadas cosas en las últimas semanas Harry, es imposible estar tranquilo.

—¡Yo abro!—le grité a Harry, que estaba en la cocina. Al abrir la puerta, mi rostro se iluminó con una gigantesca sonrisa.—¡Zayn, Louis! Dios, parecen que fue hace siglos la última vez que los vi—dije colgándome a sus cuellos. Los dos me arroparon con sus fuertes brazos, elevándome del suelo por unos segundos.
—Sí, sí, y a mí no me abraces, no importa—dijo Sophie detrás de Lou, encogiéndose de hombros y haciéndose la víctima.
—Ven aquí, bruja—la abracé fuertemente, ella me regresó el abrazo.
—Dios, siento n haber estado aquí antes Val, con todo esto que te pasó… me siento como la peor amiga de todo el universo—se lamentó, ahora mirándome con ojos tristes.
—No, por favor, no digas eso—dije apretando sus manos.—Lo bueno es que estoy bien y ya estamos todos juntos, como siempre. Aunque… falta alguien…—dije, frunciendo el ceño.
—Cierto… ¿dónde está Niall?—preguntó Zayn.
—Lo llamé, por supuesto—fruncí el ceño y cerré la puerta—. No debe tardar en llegar—me encogí de hombros.—Sophie, ¿dónde está Liam? ¿por qué no vino con ustedes?
—Me llamó hace rato y se encontró con no sé quién, y sonaba muy entretenido… y bobo…
—Ah… Danielle—reí entre dientes.
—¿Quién?—preguntó confusa.
—Eh, te cuento después. Harry está preparando pizzas, iré a ver que no queme la cocina.
—¡Te escuché!—gritó el aludido, provocando las risas de todos.
Caminé hacia la cocina y encontré a Harry apoyado en la mesada, esperando a que las pizzas estuvieran listas para sacarlas del horno. Se veía realmente adorable con su pelo levemente revuelto, su camisa de cuadros azules abierta sobre una camiseta blanca, y sus pantalones ajustados negros. Lo miré con una sonrisa, la cual él me devolvió.
Dos segundos después él me había acorralado contra la pared, cargándome de manera que mis piernas quedaron enredadas alrededor de sus caderas. Atacó mis labios con fiereza, devorándolos como si fuera la última vez que nos besaríamos. Siguió bajando por mi mentón, por mi cuello, donde se tardó más, besando, lamiendo, mordiendo.
Mis dedos se enredaban en sus rizos, haciéndolo suspirar. Sus manos apretaron mi trasero, pegándome más a él si era posible, y regresó sus labios a los míos.
—Harry, los demás están esperando por nosotros—jadeé.
—Pueden esperar un poco más—dijo sin despegar sus labios de mi piel.
—Harry—lo aparté riendo suavemente. El me miró con un pucherito y en ese instante un timbre me hizo desviar la mirada—. La pizza está lista—miré del nuevo a Harry y le di un casto beso en los labios antes de quitar sus brazos de alrededor de mí e ir a sacar la pizza del horno.
Llevamos todo a la sala, donde los chicos ya ponían la película. Ocupamos el mueble individual. Harry se sentó y yo hice lo mismo en el brazo del sillón, con las piernas apoyadas en las suyas, y de vez en cuando me regalaba una caricia distraídamente.
—¿Qué te pasa?—susurré en su oído, con mis dedos jugando entre sus rizos.
—¿Por qué lo preguntas?—me respondió, sin dejar de mirar la pantalla del televisor.
—Porque te conozco, y estás raro, Hazza—seguí tocando sus rizos, a pesar de que no respondió.
—Hablamos luego de esto, por favor—dijo apesadumbrado, luego de mucho rato en silencio. Asentí y él me tomó entre sus brazos, colocándome sobre su regazo como si fuera un bebé.—Te quiero—murmuró, dándome un beso en la mejilla. Le sonreí y acaricié su mejilla antes de seguir viendo la película.

—Llámame cualquier cosa, ¿sí?—susurré sosteniendo su rostro entre mis manos, mirándolo fijamente.—Puedes quedarte un rato más si quieres, estás un poco alterado aún—noté sus ojos volverse cristalinos nuevamente. Acaricié su mejilla, sintiendo su dolor como el mío.
—No, está bien—se limpió rudamente las lágrimas y se arregló el cabello—, es muy tarde ya y…
—No te hagas el fuerte conmigo, Styles—me crucé de brazos, levantando las cejas. Era la segunda vez en la noche que se lo decía.
El asintió y se acercó y me dio un beso en la frente, para luego abrazarme. Lo rodeé con mis brazos y nos quedamos así un rato más. Una luz lo iluminó desde atrás, y vimos que el auto de mi madre se aparcaba. De ahí salió Chris y ella, luego de pasar el día fuera.
—Hola, Harry—dijo mi madre dándole un beso en la mejilla—. Vamos Chris, directo a la cama, ya es muy tarde.
—¡Adiós Harry!—gritó el pequeño ya dirigiéndose a la casa.
—Adiós, Chris—respondió Harry, más bajito, y sin sonrisa en su rostro. Mamá lo miró extrañada por su actitud, pero subió las escaleras luego de quitarse los tacones.
—Si pudiera hacer algo…
—No, Val—él me interrumpió.—Nadie puede hacer nada… no por el momento.
—Lo siento—murmuré. El asintió y metió las manos dentro de sus bolsillos y dio un paso hacia atrás. Se dio la vuelta y se marchó hacia su auto. Me dolía verlo así, tan decaído y triste.
—Ya se fueron todos, dime qué te pasa—solté cuando la sala estuvo vacía y solo estábamos Harry y yo. Salí de sus piernas y me senté en la mesa de centro frente a él. Harry miraba sus manos y jugaba con sus dedos.—Hazza…
—Mi papá ha vuelto—dijo de repente, interrumpiéndome. Fruncí el ceño.
—¿Y qué es lo que busca aquí? Creí que se había ido a Miami para nunca más volver.
—Eso fue lo que pensé yo también.
—No me digas que quiere volver con tu mamá…
—Lo que hubo entre esas personas no volverá jamás, aunque dudo que alguna vez hubo algo—dijo, sin llamar a sus padres por su nombre. Harry sentía el abandono y la indiferencia de sus padres como una traición, por tanto, para él solo son personas que lo trajeron al mundo, punto.
Hubo un largo silencio entre los dos, tan largo que supuse que la charla había terminado y lo único que lo mantenía intranquilo y alterado era la repentina aparición de su padre. Me levanté, dispuesta a hacer algo de chocolate caliente para los dos, cuando el habló nuevamente.
—Quiere la custodia de Gemma—me senté abruptamente, sorprendida.
—¿Por qué querría eso? Me contaste que cuando se fue no quiso tener ninguna otra forma de comunicación con ustedes, ni con Anne ni con Gemma o contigo. Además, no creo que tu mamá vaya a permitir eso…
—Le ha ofrecido una gran cantidad de dinero. Lo he escuchado habla con su abogado a escondidas. Dijo que le va mejor que nunca en la empresa, y que para lograr su máximo cometido necesita aliarse a su competencia, para luego comprarla, apoderarse de ella o destruirla. Cree que el primer paso es caerles bien a los medios, ¿y qué mejor forma que jugar a ser el papá ideal?—suspiró, y sus ojos se cristalizaron—. El sabe que conmigo no puede hacer nada, al ser mayor de edad, pero con Gemma es menor, y puede hacer lo que se le venga en gana.
—¿Y no hay nada que puedas hacer para impedirlo?
—A mamá la sobornó, y a mí me amenazó. Me dijo que si intervenía haría que me enviaran lejos de aquí, y no volver a tener ninguna otra comunicación con Gemma… o contigo—me miró por primera vez desde que comenzó a narrar los hechos.
—¿Cómo sabe…? Se fue hace años, no ha estado en la mitad de tu vida…
—El dijo que se alejaría, pero tiene ojos y oídos en todos lados, sabe todo, y no me preguntes cómo, pero si no hago caso, puede afectarte a ti, a mí, a Gemma… Estoy de manos atadas.
—Oh Dios mío, Hazza—me arrodillé frente a él y lo cubrí con mis brazos fuertemente. El sollozó en mi hombro.
—No puedo permitirlo, Gemma no será feliz, ella no se merece eso…
—Lo sé, lo sé—murmuré, al borde del llanto también. Harry se separó y se limpió las lágrimas bruscamente. Lo detuve, sosteniéndolo por las muñecas. El bajó la mirada para que no pudiera verlo.—No tienes que hacerte el fuerte conmigo, Harry—lo tomé por el mentón. Las lágrimas volvieron a salir de sus verdes ojos y lo abracé más fuerte aún, queriendo calmarlo por un segundo.
El reloj marcaba las doce en punto cuando se calmó. Se levantó, dispuesto a irse.
—Ya debería irme…
—Si hay algo que pueda hacer, Harry…
—No—me cortó abruptamente—, es mejor así, no hagas nada, por favor. Te puede perjudicar a ti, a mí, y a quién sea que se le pase por la cabeza a ese animal.
Acostada en mi cama repasaba cada palabra que había dicho. Debía haber alguna solución. Me levanté de la cama y corrí hasta el cuarto de mi madre, esperando a que no estuviera dormida.
—¡Pasa!
—Mamá—comencé, acercándome a su cama.
—¿Qué sucede, Valerie? ¿Qué te perturba?—preguntó con el ceño fruncido, sentándose y apagando el televisor.
—Necesito que hables con tu abogado. ¿Es el mejor del país, cierto?
—Sí, pero…
—Perfecto entonces. Tienes que hablar lo más pronto posible con él.

OMG OMG OMG! ME ALEGRO QUE SE TENGAN EL UNO AL OTRO PARA ENFRENTAR LO QUE VIENE.... SI ESTUVIERAN SOLOS SERÍA TERRIBLE Y TAL VEZ NO SERÍAN LO SUFICIENTEMENTE FUERTES PARA PODER SUPERARLOS... EN SERIO ESO ES AMOR!!! OHH HARRY ES TAN LINDOO, DE VERDAD AMOOOO COMO LA TRATA, COMO ES DULCE, TIERNO, Y AL VEZ SEXY Y SALVAJE JAAJAJAJA... BUENO ESPERO QUE LA SIGAS PRONTO, PORQUE VEO QUE ESTO SE VA A PONER PROBLEMÁTICO.... DE VERDAD SI MI VIDA TUVIERA TANTO DRAMA OMG! BUENO TAL VEZ LO TENGA JAJAJAJA EN FIN!! AMOOO TUS NOVELAS TODASSSSSSSS!!!!!!PERO ESTÁ ES GENIALISIMA!!

UN BESOOOOOOOO

¡Woow! Síguela pronto :)

pobre hazza :S maldito padre que tiene !
me gusto el capitulo asi que siguela ya para ver que sucede :)
cuidaaaaate!