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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Desafió al corazón (Zayn&Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Nombre: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Autor: ZAHIRA_66
Adaptación: No
Género:Drama y Romance
Advertencias: Puede haber escenas HOT
Otras páginas: NINGUNA
Sinopsis
Narra Zayn.
Impulsivo. Irrespetuoso. Provocativo. Mujeriego. Egocéntrico. Vicioso. A sí me describen. Todo lo que quiero, lo consigo. Todo lo que deseo, lo consigo. Todo lo que me propongo, lo consigo. A sí soy yo. ¿Y por qué no? Con tan solo chirriar un dedo, tengo todo a mi alcance. Las chicas se vuelven locas por mí. Relativamente, normal. Normalmente, suelo llegar tarde a las clases. Tan solo tengo que coquetear un poco con alguna chica y así conseguir sus apuntes.Tengo que ponerme un estúpido uniforme para poder entrar en las clases de esta estúpida universidad. Las familias de casi todos los alumnos pertenecen a la alta sociedad o sus padres tienen una gran fortuna. Normalmente, no vemos a nuestros padres en meses ya que tenemos que quedarnos a dormir aquí, en este estúpido sitio de mierda. Y tampoco es que nos importen mucho pasar tiempo sin verles. Todas las chicas son plásticas, estúpidas y para una noche. Quizás para un día, cuando ande falto de cariño y quiera bendecirlas con mi naturaleza están bien, pero a la larga, llegan a agobiar. Todas quieren terminar casándose conmigo y agobiándome durante todo el día. Luego están las aburridas y horrendas que se la pasan estudiando en la biblioteca y leyendo libros de amor. Al menos tengo a mis amigos, que hacen que mi existencia en este calvario sea un poco menos aterradora.
Descripción de ______
La historia de mi vida se basa en una total desgracia. Nunca he sido una niña consentida ni una princesita como todas sueñan ser. Mi padre me abandonó cuando tenía 12 años. Mi padre maltrataba a mi madre y tomaba drogas. Cocaína. Mi madre siempre caía en depresiones y ataques de ansiedad causadas por trastornos psicológicos. Recuerdo que un día, llegué a estar en un centro de rehabilitación ya que yo nunca solté las cosas que llevaba dentro. Siempre me las guardaba. No lloraba. Todo lo guardaba para mí y un día, no pude más. Y allí estaba, aquella hojilla. Salí del centro hace 1 año y medio y ya estoy totalmente recuperada. Tengo 17 años y tengo todas mis cosas bien claras. Mamá lleva 1 año con un señor, Rick. Rick Morrison. A pesar de que lo quiero muchísimo, nunca fue lo mismo que sentir el gran amor de un padre. Quiero sacar mi carrera de fotografía y este año, he decidido registrarme en una universidad colegial aquí en Londres. Todo el mundo se burla de mí por tener aparatos, gafas y no estar a la última todo me la trae en grande. Mamá dice que tengo unas pestañas preciosas y un color de piel muy bonito. Pero es mi madre, también dice que tengo un pelo azabache largo precioso, lástima que siempre esté cogido en una cola. Y mi cuerpo. Soy delgada. Pero siempre llevo ropa ancha y sin conjuntar. Quiero estudiar, quiero sacar mi carrera, quiero conseguir mi sueño de ser una gran fotógrafa. De fotografiar cada momento y coleccionarlo. No soy pobre, realmente mi familia es de dinero. Pero no soy de esas plásticas que se preocupan por cual brillo labial pega más con su color de piel. Me importa una mierda que se burlen de mí. Háganlo, adelante! Ya estoy acostumbrada. Siempre lo han hecho. Mi carácter ha cambiado mucho en estos últimos años, soy bastante fuerte. La gente, me ha hecho ser quien soy.
Autor: ZAHIRA_66
Adaptación: No
Género:Drama y Romance
Advertencias: Puede haber escenas HOT
Otras páginas: NINGUNA
Sinopsis
Narra Zayn.
Impulsivo. Irrespetuoso. Provocativo. Mujeriego. Egocéntrico. Vicioso. A sí me describen. Todo lo que quiero, lo consigo. Todo lo que deseo, lo consigo. Todo lo que me propongo, lo consigo. A sí soy yo. ¿Y por qué no? Con tan solo chirriar un dedo, tengo todo a mi alcance. Las chicas se vuelven locas por mí. Relativamente, normal. Normalmente, suelo llegar tarde a las clases. Tan solo tengo que coquetear un poco con alguna chica y así conseguir sus apuntes.Tengo que ponerme un estúpido uniforme para poder entrar en las clases de esta estúpida universidad. Las familias de casi todos los alumnos pertenecen a la alta sociedad o sus padres tienen una gran fortuna. Normalmente, no vemos a nuestros padres en meses ya que tenemos que quedarnos a dormir aquí, en este estúpido sitio de mierda. Y tampoco es que nos importen mucho pasar tiempo sin verles. Todas las chicas son plásticas, estúpidas y para una noche. Quizás para un día, cuando ande falto de cariño y quiera bendecirlas con mi naturaleza están bien, pero a la larga, llegan a agobiar. Todas quieren terminar casándose conmigo y agobiándome durante todo el día. Luego están las aburridas y horrendas que se la pasan estudiando en la biblioteca y leyendo libros de amor. Al menos tengo a mis amigos, que hacen que mi existencia en este calvario sea un poco menos aterradora.
Descripción de ______
La historia de mi vida se basa en una total desgracia. Nunca he sido una niña consentida ni una princesita como todas sueñan ser. Mi padre me abandonó cuando tenía 12 años. Mi padre maltrataba a mi madre y tomaba drogas. Cocaína. Mi madre siempre caía en depresiones y ataques de ansiedad causadas por trastornos psicológicos. Recuerdo que un día, llegué a estar en un centro de rehabilitación ya que yo nunca solté las cosas que llevaba dentro. Siempre me las guardaba. No lloraba. Todo lo guardaba para mí y un día, no pude más. Y allí estaba, aquella hojilla. Salí del centro hace 1 año y medio y ya estoy totalmente recuperada. Tengo 17 años y tengo todas mis cosas bien claras. Mamá lleva 1 año con un señor, Rick. Rick Morrison. A pesar de que lo quiero muchísimo, nunca fue lo mismo que sentir el gran amor de un padre. Quiero sacar mi carrera de fotografía y este año, he decidido registrarme en una universidad colegial aquí en Londres. Todo el mundo se burla de mí por tener aparatos, gafas y no estar a la última todo me la trae en grande. Mamá dice que tengo unas pestañas preciosas y un color de piel muy bonito. Pero es mi madre, también dice que tengo un pelo azabache largo precioso, lástima que siempre esté cogido en una cola. Y mi cuerpo. Soy delgada. Pero siempre llevo ropa ancha y sin conjuntar. Quiero estudiar, quiero sacar mi carrera, quiero conseguir mi sueño de ser una gran fotógrafa. De fotografiar cada momento y coleccionarlo. No soy pobre, realmente mi familia es de dinero. Pero no soy de esas plásticas que se preocupan por cual brillo labial pega más con su color de piel. Me importa una mierda que se burlen de mí. Háganlo, adelante! Ya estoy acostumbrada. Siempre lo han hecho. Mi carácter ha cambiado mucho en estos últimos años, soy bastante fuerte. La gente, me ha hecho ser quien soy.
ZAHIRA_66
Re: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Hola aqui tu primera y fiel lectora
si necesitas chica para Harry aqui estos o Louis no importa
y si ya tienes igual voy a leer y comentar
besos cuidate y no olvides seguirla
Follow her I loved your novel...
si necesitas chica para Harry aqui estos o Louis no importa
y si ya tienes igual voy a leer y comentar
besos cuidate y no olvides seguirla
Follow her I loved your novel...
Manenitha1D
Re: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Manenitha1D escribió:Hola aqui tu primera y fiel lectora
si necesitas chica para Harry aqui estos o Louis no importa
y si ya tienes igual voy a leer y comentar
besos cuidate y no olvides seguirla
Follow her I loved your novel...
Hola!!!!!!! Bienvenida, Si necesitare chica para harry dame tu descripcion ( te pondre mas adelante si no te molesta :) )
ZAHIRA_66
Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Desafío al corazón. Capítulo {1}
- Creí que no estabas vivo. – me saludó Liam a las afueras de la universidad.
Ya habíamos tenido nuestra semana de vacaciones fuera de este calvario y hoy Viernes, nos teníamos que regresar.
- ¿Por qué dices eso? – pregunté percibiendo el olor de el cigarro que él estaba fumando.
- No lo sé. – elevó los hombros con descaro, volviendo a aspirar de aquel pequeño cigarrillo. – Entre las tías y tus malas calificaciones, pensaba que no estabas vivo. – soltó una gran carcajada al terminar la frase.
Observé a lo lejos, a las escaleras de la universidad, allí estaba Paola y sus amiguitas. Con sus pequeñas faldas negras. Recordé aquella noche, cuando nos la pasamos tan, tan, tan bien ella y yo. Me ponía duro, con tal solo recordarlo. Sacudí mi pelo ahuyentando esos pensamientos. Observé a Liam. Él también las estaba observando, aspirando de su cigarrillo y mirándolas de arriba abajo, comiéndoselas con la mirada literalmente. En un ágil movimiento propio de mí, le quité su cigarrillo y aspiré un poco. Lo tiré al suelo, aplastándolo para luego seguir caminando hacia adelante.
- ¡Imbécil! ¡Era el último!
- No es mi culpa que tus reflejos sean sumamente lentos. – carcajeé victorioso y me acerqué a Paola.
- Hola hermosa. – susurré en su oído mientras jugaba con un rulo que caía de su melena oscura.
- Hola Zayn. – respondió con una sonrisa pícara.
- ¿Por qué no te vienes a mi habitación esta noche? – pregunté divertido mientras mordía mi labio inferior.
- ¿Nos verán? – susurró pasando su lengua esta vez por sus labios.
- En todo caso, nos escucharán. – Volví a ponerme duro. – Haré que grites hasta mi nombre.
- ¿A qué hora? – susurró divertida.
- A las diez, a las diez y media. A esa hora es cuando revisan si todos estamos en nuestras habitaciones y ahí…-observé su escote y volví a mirarla a los ojos. – Ahí, te puedes cambiar. Ella asintió y besé la comisura de sus labios.
- Adiós hermosa. – dije echándole una última mirada.
Caminé hasta donde estaba Liam, acompañado esta vez por Harry, Louis y Niall.
- ¿Ya tienes la noche? – preguntó Harry carcajeando mientras estampaba su mano en mi hombro.
- La tengo. – le guiñe un ojo. - ¿Qué tal tu vida? – pregunté.
- Igual que siempre. – carcajeó. - ¿Y la tuya? – elevó una ceja.
- ¿La mía? – reí con descaro. – La mía, cada vez mejor.
- Hey Niall. – le estreché la mano a Niall.
Él era el más serio del grupo. Liam y yo éramos muy parecidos, Louis lo era, pero no tanto como nosotros y Harry era el ‘Sexy Ruloso’ según las chicas. En ese justo momento, un auto había llamado nuestra atención.
Estacionó al lado de mi coche, justo enfrente de donde estábamos nosotros. Se bajó un señor alto, de muy bien ver, se acercó a la puerta de atrás y le cedió paso a un monstruo, digo…a una chica.
- Mira Niall, para ti. – carcajeé observándola.
Llevaba una cola alta, aún así su pelo caía por su espalda. Unos pantalones de campana vaqueros y una chaqueta deportiva conjuntándola con unas deportivas Nike de los años 60. Sí, un monstruo literalmente.
- Igual tiene una cara bonita…- dijo Harry mientras la observaba. Y entonces, la chica volteó, dándole un beso en la mejilla al señor que la acompañaba. Supongo que sería su padre. Miró hacia nosotros y subió los escalones para entrar en la universidad.
- Sí, tiene unas gafas y unos aparatos, preciosos. – susurró Liam carcajeando.
- Tenía unos ojos bonitos. – susurró esta vez Niall.
- ¿Qué? – dijimos los 4 al unísono.
- Nada, nada. – echó las manos al aire y suspiró pesadamente.
- Creo que te hace falta un buen polvo Nialler. – se burlaron Liam y Louis de él, aspirando de un cigarro que le robó a algún pardillo cuando yo estaba con Paola.
La sirena sonó y todos comenzaron a subir a las clases. Los chicos subieron, pero yo no quería. No tenía ganas. ¿Biología a primera hora? No, definitivamente no. Monté en Carly y me fui a un bar que estaba cerca de la universidad. Me tomé un vodka y di una vuelta por la playa. Volví a última hora. Entré en clases.
- Hola Brown. – caminé por el pasillo de mesas, todas las miradas estaban fijadas en mí. Me senté al lado de Liam, como siempre. Observé a mi lado, allí estaba el monstruo de esta mañana. Ella era la única que no me estaba observando. Imagínense si era rara.
- Don Brown. – me advirtió el profesor. – Don Brown para usted.
- De acuerdo Brown. – solté una gran carcajada.
Algunos soltaron una pequeña risa ahogada. El profesor elevó una ceja furioso.
- Estoy harto de usted. La próxima vez que me falte el respeto tendrá problemas con la dirección. – me reprochó con un tono alto.
- No será la primera vez que les visite. – le desafié. Recibí un codazo por parte de Liam. – Brown.
- Zayn Jaawad Malik. – me señaló con el dedo. - Deje de tomarme el pelo.
- ¿Podemos seguir con la clase? – dijo el pequeño monstruo, ganándose todas las miradas anteriormente fijadas en mí. El profesor me dirigió una mirada llena de fuego para dar una pequeña vuelta y escribir algo en la pizarra.
- ¿Dónde mierda estabas? – me preguntó Liam por lo bajo.
- Por ahí. – carcajeé.
- Te estás ganando demasiados suspensos Zayn. – me advirtió.
- Lo sé. - Elevé los hombros y sonreí.
- ¿Qué es la Física? – preguntó Brown. Todos quedaron callados. Paola y su amiga Rachel estaban pintándose las uñas, algunos chicos estaban con sus teléfonos móviles y otros como yo, observando desde mi asiento los cuerpos de las chicas. Una vez más esa voz, me desconcertó.
- La física, estudia los fenómenos naturales, las moléculas, el universo, el tiempo, la energía y todo aquello, que podamos considerar, como efecto de la naturaleza. Por lo mismo, la física, es el estudio de la naturaleza, pero en su sentido más amplio. – dijo decidida el pequeño moustro.
Todos volvieron a observarla, ella volvió a mirarlos a todos, sin miedo. Y volvió su mirada al profesor que la observaba casi boquiabierto.
- Muy bien señorita….- esperó una respuesta.
- ____. ____ Maslow.
El profesor asintió sonriendo y se dirigió a su libreta. Donde siempre apuntaba a los alumnos que respondían una pregunta que él formulaba. Cosa que nunca solíamos hacer. Volví mi mirada a Maslow y fruncí el ceño, tenía un cuello muy apetecible. Recibí otro codazo de Liam.
- ¿Qué haces Imbécil? – le reproché.
- ¿Qué haces mirando al bicho?
- No la estaba mirando. – negué. – Estaba observando a Sofia. – mentí.
- Está buena. – dijo Liam observando a Sofia.
Sofia era una rubia plástica que siempre estuvo loca por mí, su cabello largo y rubio y sus ojos azules acompañando a su cuerpo de modelo, eran casi un delito.
- Muy buena. – asentí.
- Página 23, ejercicios…
RIN, RIN, RIN, RIN, RIN.
La campana anunció el fin de las clases. Todos salieron disparados con un ‘Lo siento profesor, otro día será’ y unas carcajadas.
|| Narra ____ ||
- ¿No sale a almorzar señorita? – me preguntó el profesor. Levanté la mirada y le sonreí.
- No, no tengo hambre. Prefiero terminar la tarea.
- Muy bien, como usted quiera. – asintió regalándome una sonrisa y desapareció por la puerta.
Después de un rato, decidí ir a almorzar. Mi tripa no aguantaba más. Coloqué mis libros y salí de clase, recorrí el pasillo de la universidad hasta llegar a las taquillas. ____ Maslow. Esta era la mía. Coloqué los libros dentro y pasé la llave. Miré la casilla de al lado. Zayn Jaawad Malik. Gruñí para mis adentros. Ese niñato consentido. Caminé hasta la cafetería, todos estaban en grupos, riendo y almorzando. No sabía dónde ubicarme, sin duda todos allí eran de alto nivel, todas las chicas iban bien conjuntadas, su color de esmalte resaltando con su color de ropa del día, su color de pelo, su maquillaje, todo, sin una imperfección. De repente noté como casi todos me observaban, elevé mi mirada hasta una de las ultimas mesas, allí estaba el niño mimado y su grupito, me estaban observando. Tomé aire y continué caminando, cogí una bandeja y coloqué los cubiertos y mi servilleta. Cogí un poco de ensalada y observé las mesas. Todas estaban ocupadas excepto una al fondo a la derecha. Tomé el suficiente aire como para pasar delante de toda la manada de idiotas y comencé a caminar.
- ¿Te confundiste? El veterinario está por allí. – me gritó un chico riendo en carcajadas.
Todos los demás continuaron burlándose de mí. Yo seguí caminando hacia adelante, sin tomar a nadie en cuenta. Cada día que pasaba la gente me destruía más por dentro, cada día me sentía peor conmigo misma. Me senté en aquella gran mesa de madera. Un chico de ojos azules pasó por delante y me miró fijamente a los ojos. Me sentí intimidada. Pasó y no me dijo nada, no me insultó, no se burló de mí. Tragué y después de comer toda mi comida me levanté a un paso más rápido a dejar mi bandeja. Una chica venía a toda velocidad y no pude hacer nada, todo el resto de la ensalada, le cayó encima.
- ¡Pero, pero, pero! – movía las manos sin parar. - ¡¿Eres idiota?! – gritó observándome mientras hacía pucheros. - ¡Has manchado mi nueva blusa!
- Lo siento. – dije mientras recogía todo lo que había caído al suelo.
- ¿Lo siento? ¿¡Lo siento!? – se acercó a mí. - ¡Claro, como eres ¡FEA! ¡No entiendes! ¡FEA! ¡QUE ERES FEA! – escupió esto último.
- Paola, déjale. – un chico la tomó de la muñeca. El mismo chico de antes. De nuevo, se quedó observándome.
- ¿Cómo que la deje Niall? ¡Cómo voy a dejarla! – dijo tragándose un llanto.
- ¿Has terminado? – pregunté observándola.
- ¿Cómo? – dijo casi boquiabierta.
- Que si has terminado. ¿Terminaste? – volví a preguntar.
Ella no respondió. Miré al chico una vez más y me marché. Esto en vez de una universidad es como si fuera un lugar reservado para alumnos con sus propios guarda espaldas y ponis propios, provenientes de alguna isla mágica. No para alguien como yo, que compra la mayoría de su vestuario en Target. (Tienda de Estados Unidos que también vende ropa por internet). Después de estar un rato en busca de la dirección, di dos toques en la puerta y me cedieron paso.
- Adelante. – dijo la señora Macer.
- Con permiso. – dije mientras entraba en el despacho.
- Hola señorita, ¿Qué desea? – me sonrió.
- Me gustaría saber cuál es mi habitación, aún no he me instalado.
- Si claro. – se puso en pié, cogió un sobre y unas llaves que tenía en un cajón y me los dio.
- ¿Aquí? – pregunté.
- Ahí mismo. – sonrió.
- Está bien, muchas gracias. – me puse en píe y camine hasta la puerta. – Que tenga un buen día.
Cerré la puerta y cogí mi maleta. Quedarme este mes aquí, creo que será lo peor. Todo sea por mi carrera de fotografía. Caminé por los pasillos de la universidad. Ya no teníamos más clases hasta el Lunes supongo. Me dirigí a la zona de habitaciones, al otro lado del campus. Tenía la habitación nº 21. Respiré hondo y abrí la puerta....
- Creí que no estabas vivo. – me saludó Liam a las afueras de la universidad.
Ya habíamos tenido nuestra semana de vacaciones fuera de este calvario y hoy Viernes, nos teníamos que regresar.
- ¿Por qué dices eso? – pregunté percibiendo el olor de el cigarro que él estaba fumando.
- No lo sé. – elevó los hombros con descaro, volviendo a aspirar de aquel pequeño cigarrillo. – Entre las tías y tus malas calificaciones, pensaba que no estabas vivo. – soltó una gran carcajada al terminar la frase.
Observé a lo lejos, a las escaleras de la universidad, allí estaba Paola y sus amiguitas. Con sus pequeñas faldas negras. Recordé aquella noche, cuando nos la pasamos tan, tan, tan bien ella y yo. Me ponía duro, con tal solo recordarlo. Sacudí mi pelo ahuyentando esos pensamientos. Observé a Liam. Él también las estaba observando, aspirando de su cigarrillo y mirándolas de arriba abajo, comiéndoselas con la mirada literalmente. En un ágil movimiento propio de mí, le quité su cigarrillo y aspiré un poco. Lo tiré al suelo, aplastándolo para luego seguir caminando hacia adelante.
- ¡Imbécil! ¡Era el último!
- No es mi culpa que tus reflejos sean sumamente lentos. – carcajeé victorioso y me acerqué a Paola.
- Hola hermosa. – susurré en su oído mientras jugaba con un rulo que caía de su melena oscura.
- Hola Zayn. – respondió con una sonrisa pícara.
- ¿Por qué no te vienes a mi habitación esta noche? – pregunté divertido mientras mordía mi labio inferior.
- ¿Nos verán? – susurró pasando su lengua esta vez por sus labios.
- En todo caso, nos escucharán. – Volví a ponerme duro. – Haré que grites hasta mi nombre.
- ¿A qué hora? – susurró divertida.
- A las diez, a las diez y media. A esa hora es cuando revisan si todos estamos en nuestras habitaciones y ahí…-observé su escote y volví a mirarla a los ojos. – Ahí, te puedes cambiar. Ella asintió y besé la comisura de sus labios.
- Adiós hermosa. – dije echándole una última mirada.
Caminé hasta donde estaba Liam, acompañado esta vez por Harry, Louis y Niall.
- ¿Ya tienes la noche? – preguntó Harry carcajeando mientras estampaba su mano en mi hombro.
- La tengo. – le guiñe un ojo. - ¿Qué tal tu vida? – pregunté.
- Igual que siempre. – carcajeó. - ¿Y la tuya? – elevó una ceja.
- ¿La mía? – reí con descaro. – La mía, cada vez mejor.
- Hey Niall. – le estreché la mano a Niall.
Él era el más serio del grupo. Liam y yo éramos muy parecidos, Louis lo era, pero no tanto como nosotros y Harry era el ‘Sexy Ruloso’ según las chicas. En ese justo momento, un auto había llamado nuestra atención.
Estacionó al lado de mi coche, justo enfrente de donde estábamos nosotros. Se bajó un señor alto, de muy bien ver, se acercó a la puerta de atrás y le cedió paso a un monstruo, digo…a una chica.
- Mira Niall, para ti. – carcajeé observándola.
Llevaba una cola alta, aún así su pelo caía por su espalda. Unos pantalones de campana vaqueros y una chaqueta deportiva conjuntándola con unas deportivas Nike de los años 60. Sí, un monstruo literalmente.
- Igual tiene una cara bonita…- dijo Harry mientras la observaba. Y entonces, la chica volteó, dándole un beso en la mejilla al señor que la acompañaba. Supongo que sería su padre. Miró hacia nosotros y subió los escalones para entrar en la universidad.
- Sí, tiene unas gafas y unos aparatos, preciosos. – susurró Liam carcajeando.
- Tenía unos ojos bonitos. – susurró esta vez Niall.
- ¿Qué? – dijimos los 4 al unísono.
- Nada, nada. – echó las manos al aire y suspiró pesadamente.
- Creo que te hace falta un buen polvo Nialler. – se burlaron Liam y Louis de él, aspirando de un cigarro que le robó a algún pardillo cuando yo estaba con Paola.
La sirena sonó y todos comenzaron a subir a las clases. Los chicos subieron, pero yo no quería. No tenía ganas. ¿Biología a primera hora? No, definitivamente no. Monté en Carly y me fui a un bar que estaba cerca de la universidad. Me tomé un vodka y di una vuelta por la playa. Volví a última hora. Entré en clases.
- Hola Brown. – caminé por el pasillo de mesas, todas las miradas estaban fijadas en mí. Me senté al lado de Liam, como siempre. Observé a mi lado, allí estaba el monstruo de esta mañana. Ella era la única que no me estaba observando. Imagínense si era rara.
- Don Brown. – me advirtió el profesor. – Don Brown para usted.
- De acuerdo Brown. – solté una gran carcajada.
Algunos soltaron una pequeña risa ahogada. El profesor elevó una ceja furioso.
- Estoy harto de usted. La próxima vez que me falte el respeto tendrá problemas con la dirección. – me reprochó con un tono alto.
- No será la primera vez que les visite. – le desafié. Recibí un codazo por parte de Liam. – Brown.
- Zayn Jaawad Malik. – me señaló con el dedo. - Deje de tomarme el pelo.
- ¿Podemos seguir con la clase? – dijo el pequeño monstruo, ganándose todas las miradas anteriormente fijadas en mí. El profesor me dirigió una mirada llena de fuego para dar una pequeña vuelta y escribir algo en la pizarra.
- ¿Dónde mierda estabas? – me preguntó Liam por lo bajo.
- Por ahí. – carcajeé.
- Te estás ganando demasiados suspensos Zayn. – me advirtió.
- Lo sé. - Elevé los hombros y sonreí.
- ¿Qué es la Física? – preguntó Brown. Todos quedaron callados. Paola y su amiga Rachel estaban pintándose las uñas, algunos chicos estaban con sus teléfonos móviles y otros como yo, observando desde mi asiento los cuerpos de las chicas. Una vez más esa voz, me desconcertó.
- La física, estudia los fenómenos naturales, las moléculas, el universo, el tiempo, la energía y todo aquello, que podamos considerar, como efecto de la naturaleza. Por lo mismo, la física, es el estudio de la naturaleza, pero en su sentido más amplio. – dijo decidida el pequeño moustro.
Todos volvieron a observarla, ella volvió a mirarlos a todos, sin miedo. Y volvió su mirada al profesor que la observaba casi boquiabierto.
- Muy bien señorita….- esperó una respuesta.
- ____. ____ Maslow.
El profesor asintió sonriendo y se dirigió a su libreta. Donde siempre apuntaba a los alumnos que respondían una pregunta que él formulaba. Cosa que nunca solíamos hacer. Volví mi mirada a Maslow y fruncí el ceño, tenía un cuello muy apetecible. Recibí otro codazo de Liam.
- ¿Qué haces Imbécil? – le reproché.
- ¿Qué haces mirando al bicho?
- No la estaba mirando. – negué. – Estaba observando a Sofia. – mentí.
- Está buena. – dijo Liam observando a Sofia.
Sofia era una rubia plástica que siempre estuvo loca por mí, su cabello largo y rubio y sus ojos azules acompañando a su cuerpo de modelo, eran casi un delito.
- Muy buena. – asentí.
- Página 23, ejercicios…
RIN, RIN, RIN, RIN, RIN.
La campana anunció el fin de las clases. Todos salieron disparados con un ‘Lo siento profesor, otro día será’ y unas carcajadas.
|| Narra ____ ||
- ¿No sale a almorzar señorita? – me preguntó el profesor. Levanté la mirada y le sonreí.
- No, no tengo hambre. Prefiero terminar la tarea.
- Muy bien, como usted quiera. – asintió regalándome una sonrisa y desapareció por la puerta.
Después de un rato, decidí ir a almorzar. Mi tripa no aguantaba más. Coloqué mis libros y salí de clase, recorrí el pasillo de la universidad hasta llegar a las taquillas. ____ Maslow. Esta era la mía. Coloqué los libros dentro y pasé la llave. Miré la casilla de al lado. Zayn Jaawad Malik. Gruñí para mis adentros. Ese niñato consentido. Caminé hasta la cafetería, todos estaban en grupos, riendo y almorzando. No sabía dónde ubicarme, sin duda todos allí eran de alto nivel, todas las chicas iban bien conjuntadas, su color de esmalte resaltando con su color de ropa del día, su color de pelo, su maquillaje, todo, sin una imperfección. De repente noté como casi todos me observaban, elevé mi mirada hasta una de las ultimas mesas, allí estaba el niño mimado y su grupito, me estaban observando. Tomé aire y continué caminando, cogí una bandeja y coloqué los cubiertos y mi servilleta. Cogí un poco de ensalada y observé las mesas. Todas estaban ocupadas excepto una al fondo a la derecha. Tomé el suficiente aire como para pasar delante de toda la manada de idiotas y comencé a caminar.
- ¿Te confundiste? El veterinario está por allí. – me gritó un chico riendo en carcajadas.
Todos los demás continuaron burlándose de mí. Yo seguí caminando hacia adelante, sin tomar a nadie en cuenta. Cada día que pasaba la gente me destruía más por dentro, cada día me sentía peor conmigo misma. Me senté en aquella gran mesa de madera. Un chico de ojos azules pasó por delante y me miró fijamente a los ojos. Me sentí intimidada. Pasó y no me dijo nada, no me insultó, no se burló de mí. Tragué y después de comer toda mi comida me levanté a un paso más rápido a dejar mi bandeja. Una chica venía a toda velocidad y no pude hacer nada, todo el resto de la ensalada, le cayó encima.
- ¡Pero, pero, pero! – movía las manos sin parar. - ¡¿Eres idiota?! – gritó observándome mientras hacía pucheros. - ¡Has manchado mi nueva blusa!
- Lo siento. – dije mientras recogía todo lo que había caído al suelo.
- ¿Lo siento? ¿¡Lo siento!? – se acercó a mí. - ¡Claro, como eres ¡FEA! ¡No entiendes! ¡FEA! ¡QUE ERES FEA! – escupió esto último.
- Paola, déjale. – un chico la tomó de la muñeca. El mismo chico de antes. De nuevo, se quedó observándome.
- ¿Cómo que la deje Niall? ¡Cómo voy a dejarla! – dijo tragándose un llanto.
- ¿Has terminado? – pregunté observándola.
- ¿Cómo? – dijo casi boquiabierta.
- Que si has terminado. ¿Terminaste? – volví a preguntar.
Ella no respondió. Miré al chico una vez más y me marché. Esto en vez de una universidad es como si fuera un lugar reservado para alumnos con sus propios guarda espaldas y ponis propios, provenientes de alguna isla mágica. No para alguien como yo, que compra la mayoría de su vestuario en Target. (Tienda de Estados Unidos que también vende ropa por internet). Después de estar un rato en busca de la dirección, di dos toques en la puerta y me cedieron paso.
- Adelante. – dijo la señora Macer.
- Con permiso. – dije mientras entraba en el despacho.
- Hola señorita, ¿Qué desea? – me sonrió.
- Me gustaría saber cuál es mi habitación, aún no he me instalado.
- Si claro. – se puso en pié, cogió un sobre y unas llaves que tenía en un cajón y me los dio.
- ¿Aquí? – pregunté.
- Ahí mismo. – sonrió.
- Está bien, muchas gracias. – me puse en píe y camine hasta la puerta. – Que tenga un buen día.
Cerré la puerta y cogí mi maleta. Quedarme este mes aquí, creo que será lo peor. Todo sea por mi carrera de fotografía. Caminé por los pasillos de la universidad. Ya no teníamos más clases hasta el Lunes supongo. Me dirigí a la zona de habitaciones, al otro lado del campus. Tenía la habitación nº 21. Respiré hondo y abrí la puerta....
ZAHIRA_66
Re: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
ok gracias
Nombre:Maria Elena
Apodo: Manenitha o Mane.
Descripción física: Soy de estatura media, tez morena, no soy ni flaca ni gorda estoy normal, tengo poco pecho o en promedio.
Tengo el pelo largo liso pero siempre me hago hondas, pelo negro no tanto tirado a café oscuro (XD) mis ojos son cafes normales , labios carnosos totalmente besables rosados, cuando sonrio me salen margaritas o como se les diga.
Descripción Psicológica: Soy muy graciosa, trato siempre de sacarle una sonrisa a los demás incluso cuando soy yo la que estoy mal. Soy buena amiga trato de dar buenos consejos pero tampoco meterme mucho en la vida de otros.
Cuando estoy entre amigos hago tonterías soy media alocada, pero cuando recién conozco a una persona soy totalmente timida, cuando me dicen cosas como eres linda o graciosa no puedo evitar ruborizarme o sonreir, cuando me gusta un chico no suelo decirlo a menos que yo le guste o simplemente me hago la difícil o como algunas dicen me hago respetar. Me enojo fácilmente pero es porque soy orgullosa y no me gusta que me pasen a llevar.
Gustos y disgustos: Amo leer o escribir novelas, estar unas 3hrs en la computadora y en mi tiempo libre escucho música de todo tipo. Me encanta cantar comer helado de chocolate y pasar tiempo con mis amigas. Lo que no me gusta es que hallan chicos com también chicas que se crean la gran cosa o que “aquí mando yo” o “El señor perfeccion” detesto los chicos que se creen mas que los demás. Oh las típicas chicas plásticas que tiene cada instituto o escuela etc…
No me gusta que se metan con mis amigas o hablen mal de ellas y cuando lo hacen puedo convertirme en su peor pesadilla
Chico: Harry Styles
Nombre:Maria Elena
Apodo: Manenitha o Mane.
Descripción física: Soy de estatura media, tez morena, no soy ni flaca ni gorda estoy normal, tengo poco pecho o en promedio.
Tengo el pelo largo liso pero siempre me hago hondas, pelo negro no tanto tirado a café oscuro (XD) mis ojos son cafes normales , labios carnosos totalmente besables rosados, cuando sonrio me salen margaritas o como se les diga.
Descripción Psicológica: Soy muy graciosa, trato siempre de sacarle una sonrisa a los demás incluso cuando soy yo la que estoy mal. Soy buena amiga trato de dar buenos consejos pero tampoco meterme mucho en la vida de otros.
Cuando estoy entre amigos hago tonterías soy media alocada, pero cuando recién conozco a una persona soy totalmente timida, cuando me dicen cosas como eres linda o graciosa no puedo evitar ruborizarme o sonreir, cuando me gusta un chico no suelo decirlo a menos que yo le guste o simplemente me hago la difícil o como algunas dicen me hago respetar. Me enojo fácilmente pero es porque soy orgullosa y no me gusta que me pasen a llevar.
Gustos y disgustos: Amo leer o escribir novelas, estar unas 3hrs en la computadora y en mi tiempo libre escucho música de todo tipo. Me encanta cantar comer helado de chocolate y pasar tiempo con mis amigas. Lo que no me gusta es que hallan chicos com también chicas que se crean la gran cosa o que “aquí mando yo” o “El señor perfeccion” detesto los chicos que se creen mas que los demás. Oh las típicas chicas plásticas que tiene cada instituto o escuela etc…
No me gusta que se metan con mis amigas o hablen mal de ellas y cuando lo hacen puedo convertirme en su peor pesadilla
Chico: Harry Styles
Manenitha1D
Re: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
awww siguela
esa Paola por dios me cae mal
pero bueno siguela me encanto
gracias por dejar quedarme con harry
besos
Follow her I loved your novel...
esa Paola por dios me cae mal
pero bueno siguela me encanto
gracias por dejar quedarme con harry
besos
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Manenitha1D
Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Desafio al corazón. Capítulo {2}
Cerré la puerta y cogí mi maleta. Quedarme este mes aquí, creo que será lo peor. Todo sea por mi carrera de fotografía. Caminé por los pasillos de la universidad. Ya no teníamos más clases hasta el Lunes supongo. Me dirigí a la zona de habitaciones, al otro lado del campus. Tenía la habitación nº 21. Respiré hondo y abrí la puerta. Habían 2 chicas dentro.
-¡Hola! – dijeron al unísono.
-Hola. – sonreí. – Creo que esta es mi habitación. – volví a sonreír.
-Sí, claro, ven. – dijo una de las chicas. Era rubia, tenía unos ojos azules como el cielo y un pelo rubio y largo precioso. – Esta es tu cama. – señaló.
-Muy bien. – asentí.
-Yo me llamo Emma- dijo sonriendo. Era rubia de ojos azules muy hermosa.
-Yo soy Maria Elena pero me dicen Mane. – dijo sonriendo. Era tez morena tenia el pelo largo liso con hondas, pelo negro no tanto tirado a café oscuro sus ojos son cafés normales.Muy linda también.
-Yo soy ____. ____ Maslow. – dije con una pequeña risa.
-¿Qué tal tu primer día? - preguntó Mane mientras se tiraba en su cama.
-Bueno. – me elevé de hombros. – Bien, supongo. – miré hacia mi maleta y saqué parte de mi vestuario.
-Que poco convincente. – dijo la rubia.
-¿Ya conoces a alguien? – preguntó Mane.
-Sí. – reí. – A ustedes. Creo que son las únicas personas que me han tratado bien hoy aquí.
-¿Por qué dices eso? – preguntó Emma.
-Por lo evidente. – dije señalándome.
-Tienes unos ojos muy bonitos ___. – dijo Mane observándome.
-Gracias. – sonreí y me volví a la cama, sentándome mientras ellas estaban en la de Emma observándome.
-Es todo…. muy rosa. – reí. – Es bonita.
-Sí. – asintieron casi al unísono.
-¿Comparten neuronas? – fruncí el ceño y reí.
-No somos muy diferentes. – carcajearon las dos.
-Arriba está el cuarto de baño. Subes esas escaleras y está. – dijo Emma.
-Está bien. – asentí.
-Llegaste un Viernes. – dijo Mane.
-Sí. ¿Es malo? – pregunté.
-No, solo que no tendremos más clases hasta el Lunes. – respondió sonrio.-
-Super. – reí.
-Oye Emma. – dijo Mane.
-¿Sí? – preguntó Emma.
-¿Qué paso con Zayn? – preguntó sonriendo.
-Nada. – sonrió.
-¿Os liasteis? – preguntó casi boquiabierta.
-¡No! – dijo molesta. – Tu bien sabes que a mí no me gusta Zayn. – negó.
-Es cierto, te va Niall. – dijo haciéndole cosquillas.
-¡Hay ___! – me observaron. Yo las miraba atónita.
-¿Sabes quién es Zayn no? – preguntó curiosa Mane.
-¿El idiota mimado? – pregunté.
-Zayn Jaawad Malik. – dijo Emma.
-Pues eso, el idiota mimado.
-Es el chico popular del instituto. Todas están locas por él. Todas lo quieren. Dicen que nunca se ha enamorado, solo quiere a las chicas para divertirse, luego se olvida de ellas. Las deja y no quiere saber más nada.
-Aparte de mimado, mujeriego, egocéntrico, impulsivo, irrespetuoso, provocativo también ninfomano. - carcajee.
-Sí, así se describe él. – rieron las dos.
-Encima tiene ese descaro. – negué.
-Zayn es así. Todos le tienen miedo. No hay ni una sola chica que él se ligue y no caiga en su juego.
-Todas las chicas de aquí son idiotas. – suspiré. Volví a mirarlas a ellas. –Menos ustedes claro. – me retracté para luego estallar en carcajadas.
El día se pasó volando. Las chicas y yo hablamos mucho, nos contamos muchas cosas. Yo les conté todo lo que me había pasado durante el día y aquel problema con la plástica de Paola. Ellas me dijeron que esa chica siempre traía problemas, que era mejor que no me acercara a ella y que las dos la odiaban. Después de un rato, ellas comenzaron a prepararse.
-Bueno, yo ya estoy lista. Voy al baño y bajo. – dijo Mane levantándose de la cama para luego subir las escaleras.
-¿A dónde van? – pregunté.
-Al campus. Todas las noches bajamos, todos los de la universidad.
-Pues a mí no me apetece. – suspiré.
-Vamos. – dijo Mane. – Te lo pasarás bien.
-No, en serio. Vayan ustedes. – asentí soriendo. – Yo prefiero quedarme aquí, acomodándome.
-Está bien. – dijo ella con su sonrisa con hoyuelos.
-¡Vamos Emmaa! – gritó Mane.
-Yo voy bajando. – dijo Emma.
-¡Ten cuidado! – carcajeé, ella llevaba cara de velocidad.
-Cualquier cosa nos llamas ____. – dijo Mane y cerró la puerta.
Me tiré hacia atrás en la cama y cerré los ojos fuertemente. Se avecinaba lo peor. Creo que estuve suficientemente tiempo con los ojos cerrados porque ya comenzaba a irme de la realidad. Me froté los ojos y me senté. Cogí mi mochila y metí mis cosas en mi armario. Cogí un pijama y subí al cuarto de baño. El baño era bonito. Era rosa, como no. Rosa y blanco y un espejo enorme. Habían cremas por todas partes, peines, maquillajes. Sin duda a las chicas le gustaba estar lindas, pero no eran plásticas como las otras. Simplemente les gustaba lucir bien. Coloqué mis gafas en el lavamanos y quité mi ropa para luego, meterme en la ducha. Abrí el chorro lentamente y dejé que el agua cayera sobre mi cabeza y despejara mis ideas. Después de una media hora de baño, salí de este y me envolví en una toalla, cuando de repente, sentí un ruido en el piso de abajo. Abrí la puerta y bajé dos escalones.
-¡Emma! – dijo una voz masculina.
-¿Dónde estás hermosa? – volvió a preguntar.
¿Qué mierda hace Zayn en la habitación? Tragué saliva, cogí aire, respiré hondo.
-¿Qué haces aquí? – dije mirando hacia abajo. ¿No te enseñaron a tocar? – pregunté. Él se quedó observándome con detenimiento. Bien ___, ¿A ti no te enseñaron que a los chicos no les puedes salir en toalla de baño, mojada y con el pelo suelto? ¡Y menos a este estúpido!
-Estoy buscando a Emma, fea. – dijo sin quitarme mirada, escupiendo la última palabra.
-Pues Ema no está, así que te puedes largar. – volví a subir los dos peldaños que había bajado y cerré la puerta. Sentí como él también subía la escalera.
-¿Dónde se fue? – preguntó.
-No lo sé. – respondí desde adentro.
-Abre la puerta. – ordenó.
-No.
-Abre la puerta, quiero decirte algo.
-Todo lo que me quieras decir, me lo dices desde ahí.
-Abre la puerta te estoy diciendo.
-Que no me da la gana abrirte la puerta, Idiota. – Me coloqué un albornos.
-¡No me faltes el respeto! – gritó.
-¿Me lo dices tú? – carcajeé peinando mi cabello.
-Fea, abre la puerta.
-A ver si me entiendes. No me da la gana abrirte la puerta. – abrí la puerta. - ¿Me quieres dejar en paz y largarte? – le grité. Me asombré por la cercanía. Caminé alrededor de él y comencé a bajar las escaleras.
-¿No te has planteado un cambio? – preguntó carcajeando.
-¿Tú no eres lo suficientemente inteligente para entender que te estoy echando de mi habitación? – abrí la puerta y señalé fuera. – Adiós.
-No me voy a mover de aquí. – elevó una ceja y se tiró en mi cama carcajeando.
-¡Ya te estás levantando de mi cama!
-No. – negó serio.
-Mira Zayn, yo no soy ninguna plástica idiota. – le advertí. El frunció el ceño. – Te sales ya de mi habitación o voy a dirección y digo que estabas acosándome en mi propia habitación. – Se puso en pié y se acercó a mí. Le miré a los ojos. – Y no creo que te beneficie demasiado.
-Sé que no eres plástica. – asintió con una sonrisa arrogante. –Las plásticas son hermosas. ¿Y tú? ¿Tú que eres? O, ¿Quién eres? Eres horrib…-le corté.
Quedé observándolo unos segundos y luego, con toda la fuerza del mundo, estampé mi mano derecha en su cara.
-Encantada Idiota, soy ____ Maslow.
Le empujé hacia la puerta sin tiempo a que dijera nada y la cerré con todas mis fuerzas en su cara, dejándole con la palabra en la boca. Respiré hondo, camine hasta mi cama, me tiré en ella y subí mis sabanas. Cerré los ojos y la imagen de ese niñito insoportable me vino a la mente con tan solo cerrarlos. Suspiré pesadamente y me vino la imagen de mamá. Mi corazón dio un vuelquito, recordando sus palabras: ‘Si alguien te intenta hacer daño hija, sé fuerte. Sé valiente. ____ Maslow es una gran chica, no dejes que nadie te haga caer, cree en ti.’’ Volví a suspirar y una sonrisa simultánea dio el fin de ese horrible día. O eso pensaba yo.
|| Narra Zayn ||
¿El monstruo me ha pegado? ¿A mí? Pensé mientras caminaba hacia mi cuarto. Había quedado con Paola esta noche, pero se me habían quitado las ganas de todo. Abrí la puerta de la habitación, estaba solo, los chicos habían bajado al campus. Cerré con la misma y rápidamente quité toda mi ropa, quedándome en bóxers. Me miré en el espejo. Como hacía cada noche. Alabando el gran cuerpo que Dios me ha había dado.
-No puede ser posible. – acaricie mi mejilla. El monstruo me había dejado una marca con su cachetada. – Es horrible, pero pega duro. – susurré furioso. – Esto no se va a quedar así.
Salí de la habitación, ardiendo en llamas. Me había dejado marca en mi rostro. Corrí los pasillos semidesnudo hasta llegar a su habitación, la ‘21’, mirando a todos lados. Me la jugaba si me veía el cuidador a esta hora de la noche y en la zona de chicas. Abrí el pomo de la puerta y entré rápidamente. Estaba todo oscuro. Encendí la luz.
-Buenas noches pequeño monstruito. – carcajeé mientras ella retiraba sus sabanas y se ponía en píe. Un pijama largo de vaquitas. ¿En serio?
-¿Qué haces idiota? ¿Otra vez aquí? – dijo colocándose sus lentes.
-Vine a darte el besito de buenas noches. – volví a carcajear mientras me acercaba.
-Zayn. – dijo seria. Fruncí el seño. – A ver si te enteras. – sonrió. ¿No te aguanto entiendes? ¡Lárgate ya de mi habitación! ¡Desaparece! - gritó.
-¡Me marcaste la cara! – grité esta vez yo. - ¿¡Lo ves!? - me señalé la mejilla.
-¡Y si no te vas, te haré lo mismo el otro lado! ¡ADIÓS! – gritó y se tiró en su cama.
-Esto no se va a quedar así. – la señalé.
-¿Me estás amenazando? – soltó una carcajada.
-Tómatelo como tú quieras. – y luego, recordé que tan solo estaba en bóxers. Y que este engendro, no había dirigido su mirada a mi cuerpo. Algo andaba mal. Era la única chica que a pesar de verme así, no me miraba. Algo andaba mal Jaawad, ¿Estás perdiendo dotes?
-Adiós. – volvió a decir y subió sus sabanas.
-¿No me vas a echar? - reí.
-¿Eso te daría gusto verdad? – preguntó.
-Sí, es muy excitante.
-42. – susurró.
-¿42? – fruncí el ceño.
-Esa es la habitación de Paola. Si te excitas, allí está ella. Bueno, entra en la que quieras. Seguro que todas te alabaran y se tirarán encima de ti.
-Seguro que…-me cortó.
-¡Lárgate Zayn! – gritó.
Pestañeé y fruncí el ceño. Salí de la habitación, dando un gran portazo.
-¡Zayn Jaawad Malik! – gritó el cuidador.
-¿Qué? – pregunté observándole.
-Está en la zona de chicas. Sabe que aquí no puede estar a esta hora. – observó mi cuerpo. – ¡Y menos así!
-Ya me voy Jean. – le guiñé un ojo y seguí caminando. Él me miró furioso.
Llegué a mi habitación y volví a observarme en el espejo, se me había bajado un poco la hinchazón, me había pegado fuerte. ‘Estúpida’, susurre. Me alejé del espejo y abrí el cajón de Liam. Todos tenemos uno, al lado de la cama. Rebusqué en sus cosas y encontré un cigarrillo, cogí el mechero y lo prendí. Me acosté en la cama y comencé a aspirar. Normalmente no fumaba, sólo cuando lo necesitaba. Quizás solo fumaba 3 cigarros en una semana, sólo lo hacía para relajarme. Estaba claro, para relajarme. Un chico como yo, no aguantaba tanta carga. Me levanté y lo tiré por la ventana. Quedé observando como caía, perdiendo su rumbo, siendo fragil y dejandose llevar por el viento, hasta caer al suelo
Cerré la puerta y cogí mi maleta. Quedarme este mes aquí, creo que será lo peor. Todo sea por mi carrera de fotografía. Caminé por los pasillos de la universidad. Ya no teníamos más clases hasta el Lunes supongo. Me dirigí a la zona de habitaciones, al otro lado del campus. Tenía la habitación nº 21. Respiré hondo y abrí la puerta. Habían 2 chicas dentro.
-¡Hola! – dijeron al unísono.
-Hola. – sonreí. – Creo que esta es mi habitación. – volví a sonreír.
-Sí, claro, ven. – dijo una de las chicas. Era rubia, tenía unos ojos azules como el cielo y un pelo rubio y largo precioso. – Esta es tu cama. – señaló.
-Muy bien. – asentí.
-Yo me llamo Emma- dijo sonriendo. Era rubia de ojos azules muy hermosa.
-Yo soy Maria Elena pero me dicen Mane. – dijo sonriendo. Era tez morena tenia el pelo largo liso con hondas, pelo negro no tanto tirado a café oscuro sus ojos son cafés normales.Muy linda también.
-Yo soy ____. ____ Maslow. – dije con una pequeña risa.
-¿Qué tal tu primer día? - preguntó Mane mientras se tiraba en su cama.
-Bueno. – me elevé de hombros. – Bien, supongo. – miré hacia mi maleta y saqué parte de mi vestuario.
-Que poco convincente. – dijo la rubia.
-¿Ya conoces a alguien? – preguntó Mane.
-Sí. – reí. – A ustedes. Creo que son las únicas personas que me han tratado bien hoy aquí.
-¿Por qué dices eso? – preguntó Emma.
-Por lo evidente. – dije señalándome.
-Tienes unos ojos muy bonitos ___. – dijo Mane observándome.
-Gracias. – sonreí y me volví a la cama, sentándome mientras ellas estaban en la de Emma observándome.
-Es todo…. muy rosa. – reí. – Es bonita.
-Sí. – asintieron casi al unísono.
-¿Comparten neuronas? – fruncí el ceño y reí.
-No somos muy diferentes. – carcajearon las dos.
-Arriba está el cuarto de baño. Subes esas escaleras y está. – dijo Emma.
-Está bien. – asentí.
-Llegaste un Viernes. – dijo Mane.
-Sí. ¿Es malo? – pregunté.
-No, solo que no tendremos más clases hasta el Lunes. – respondió sonrio.-
-Super. – reí.
-Oye Emma. – dijo Mane.
-¿Sí? – preguntó Emma.
-¿Qué paso con Zayn? – preguntó sonriendo.
-Nada. – sonrió.
-¿Os liasteis? – preguntó casi boquiabierta.
-¡No! – dijo molesta. – Tu bien sabes que a mí no me gusta Zayn. – negó.
-Es cierto, te va Niall. – dijo haciéndole cosquillas.
-¡Hay ___! – me observaron. Yo las miraba atónita.
-¿Sabes quién es Zayn no? – preguntó curiosa Mane.
-¿El idiota mimado? – pregunté.
-Zayn Jaawad Malik. – dijo Emma.
-Pues eso, el idiota mimado.
-Es el chico popular del instituto. Todas están locas por él. Todas lo quieren. Dicen que nunca se ha enamorado, solo quiere a las chicas para divertirse, luego se olvida de ellas. Las deja y no quiere saber más nada.
-Aparte de mimado, mujeriego, egocéntrico, impulsivo, irrespetuoso, provocativo también ninfomano. - carcajee.
-Sí, así se describe él. – rieron las dos.
-Encima tiene ese descaro. – negué.
-Zayn es así. Todos le tienen miedo. No hay ni una sola chica que él se ligue y no caiga en su juego.
-Todas las chicas de aquí son idiotas. – suspiré. Volví a mirarlas a ellas. –Menos ustedes claro. – me retracté para luego estallar en carcajadas.
El día se pasó volando. Las chicas y yo hablamos mucho, nos contamos muchas cosas. Yo les conté todo lo que me había pasado durante el día y aquel problema con la plástica de Paola. Ellas me dijeron que esa chica siempre traía problemas, que era mejor que no me acercara a ella y que las dos la odiaban. Después de un rato, ellas comenzaron a prepararse.
-Bueno, yo ya estoy lista. Voy al baño y bajo. – dijo Mane levantándose de la cama para luego subir las escaleras.
-¿A dónde van? – pregunté.
-Al campus. Todas las noches bajamos, todos los de la universidad.
-Pues a mí no me apetece. – suspiré.
-Vamos. – dijo Mane. – Te lo pasarás bien.
-No, en serio. Vayan ustedes. – asentí soriendo. – Yo prefiero quedarme aquí, acomodándome.
-Está bien. – dijo ella con su sonrisa con hoyuelos.
-¡Vamos Emmaa! – gritó Mane.
-Yo voy bajando. – dijo Emma.
-¡Ten cuidado! – carcajeé, ella llevaba cara de velocidad.
-Cualquier cosa nos llamas ____. – dijo Mane y cerró la puerta.
Me tiré hacia atrás en la cama y cerré los ojos fuertemente. Se avecinaba lo peor. Creo que estuve suficientemente tiempo con los ojos cerrados porque ya comenzaba a irme de la realidad. Me froté los ojos y me senté. Cogí mi mochila y metí mis cosas en mi armario. Cogí un pijama y subí al cuarto de baño. El baño era bonito. Era rosa, como no. Rosa y blanco y un espejo enorme. Habían cremas por todas partes, peines, maquillajes. Sin duda a las chicas le gustaba estar lindas, pero no eran plásticas como las otras. Simplemente les gustaba lucir bien. Coloqué mis gafas en el lavamanos y quité mi ropa para luego, meterme en la ducha. Abrí el chorro lentamente y dejé que el agua cayera sobre mi cabeza y despejara mis ideas. Después de una media hora de baño, salí de este y me envolví en una toalla, cuando de repente, sentí un ruido en el piso de abajo. Abrí la puerta y bajé dos escalones.
-¡Emma! – dijo una voz masculina.
-¿Dónde estás hermosa? – volvió a preguntar.
¿Qué mierda hace Zayn en la habitación? Tragué saliva, cogí aire, respiré hondo.
-¿Qué haces aquí? – dije mirando hacia abajo. ¿No te enseñaron a tocar? – pregunté. Él se quedó observándome con detenimiento. Bien ___, ¿A ti no te enseñaron que a los chicos no les puedes salir en toalla de baño, mojada y con el pelo suelto? ¡Y menos a este estúpido!
-Estoy buscando a Emma, fea. – dijo sin quitarme mirada, escupiendo la última palabra.
-Pues Ema no está, así que te puedes largar. – volví a subir los dos peldaños que había bajado y cerré la puerta. Sentí como él también subía la escalera.
-¿Dónde se fue? – preguntó.
-No lo sé. – respondí desde adentro.
-Abre la puerta. – ordenó.
-No.
-Abre la puerta, quiero decirte algo.
-Todo lo que me quieras decir, me lo dices desde ahí.
-Abre la puerta te estoy diciendo.
-Que no me da la gana abrirte la puerta, Idiota. – Me coloqué un albornos.
-¡No me faltes el respeto! – gritó.
-¿Me lo dices tú? – carcajeé peinando mi cabello.
-Fea, abre la puerta.
-A ver si me entiendes. No me da la gana abrirte la puerta. – abrí la puerta. - ¿Me quieres dejar en paz y largarte? – le grité. Me asombré por la cercanía. Caminé alrededor de él y comencé a bajar las escaleras.
-¿No te has planteado un cambio? – preguntó carcajeando.
-¿Tú no eres lo suficientemente inteligente para entender que te estoy echando de mi habitación? – abrí la puerta y señalé fuera. – Adiós.
-No me voy a mover de aquí. – elevó una ceja y se tiró en mi cama carcajeando.
-¡Ya te estás levantando de mi cama!
-No. – negó serio.
-Mira Zayn, yo no soy ninguna plástica idiota. – le advertí. El frunció el ceño. – Te sales ya de mi habitación o voy a dirección y digo que estabas acosándome en mi propia habitación. – Se puso en pié y se acercó a mí. Le miré a los ojos. – Y no creo que te beneficie demasiado.
-Sé que no eres plástica. – asintió con una sonrisa arrogante. –Las plásticas son hermosas. ¿Y tú? ¿Tú que eres? O, ¿Quién eres? Eres horrib…-le corté.
Quedé observándolo unos segundos y luego, con toda la fuerza del mundo, estampé mi mano derecha en su cara.
-Encantada Idiota, soy ____ Maslow.
Le empujé hacia la puerta sin tiempo a que dijera nada y la cerré con todas mis fuerzas en su cara, dejándole con la palabra en la boca. Respiré hondo, camine hasta mi cama, me tiré en ella y subí mis sabanas. Cerré los ojos y la imagen de ese niñito insoportable me vino a la mente con tan solo cerrarlos. Suspiré pesadamente y me vino la imagen de mamá. Mi corazón dio un vuelquito, recordando sus palabras: ‘Si alguien te intenta hacer daño hija, sé fuerte. Sé valiente. ____ Maslow es una gran chica, no dejes que nadie te haga caer, cree en ti.’’ Volví a suspirar y una sonrisa simultánea dio el fin de ese horrible día. O eso pensaba yo.
|| Narra Zayn ||
¿El monstruo me ha pegado? ¿A mí? Pensé mientras caminaba hacia mi cuarto. Había quedado con Paola esta noche, pero se me habían quitado las ganas de todo. Abrí la puerta de la habitación, estaba solo, los chicos habían bajado al campus. Cerré con la misma y rápidamente quité toda mi ropa, quedándome en bóxers. Me miré en el espejo. Como hacía cada noche. Alabando el gran cuerpo que Dios me ha había dado.
-No puede ser posible. – acaricie mi mejilla. El monstruo me había dejado una marca con su cachetada. – Es horrible, pero pega duro. – susurré furioso. – Esto no se va a quedar así.
Salí de la habitación, ardiendo en llamas. Me había dejado marca en mi rostro. Corrí los pasillos semidesnudo hasta llegar a su habitación, la ‘21’, mirando a todos lados. Me la jugaba si me veía el cuidador a esta hora de la noche y en la zona de chicas. Abrí el pomo de la puerta y entré rápidamente. Estaba todo oscuro. Encendí la luz.
-Buenas noches pequeño monstruito. – carcajeé mientras ella retiraba sus sabanas y se ponía en píe. Un pijama largo de vaquitas. ¿En serio?
-¿Qué haces idiota? ¿Otra vez aquí? – dijo colocándose sus lentes.
-Vine a darte el besito de buenas noches. – volví a carcajear mientras me acercaba.
-Zayn. – dijo seria. Fruncí el seño. – A ver si te enteras. – sonrió. ¿No te aguanto entiendes? ¡Lárgate ya de mi habitación! ¡Desaparece! - gritó.
-¡Me marcaste la cara! – grité esta vez yo. - ¿¡Lo ves!? - me señalé la mejilla.
-¡Y si no te vas, te haré lo mismo el otro lado! ¡ADIÓS! – gritó y se tiró en su cama.
-Esto no se va a quedar así. – la señalé.
-¿Me estás amenazando? – soltó una carcajada.
-Tómatelo como tú quieras. – y luego, recordé que tan solo estaba en bóxers. Y que este engendro, no había dirigido su mirada a mi cuerpo. Algo andaba mal. Era la única chica que a pesar de verme así, no me miraba. Algo andaba mal Jaawad, ¿Estás perdiendo dotes?
-Adiós. – volvió a decir y subió sus sabanas.
-¿No me vas a echar? - reí.
-¿Eso te daría gusto verdad? – preguntó.
-Sí, es muy excitante.
-42. – susurró.
-¿42? – fruncí el ceño.
-Esa es la habitación de Paola. Si te excitas, allí está ella. Bueno, entra en la que quieras. Seguro que todas te alabaran y se tirarán encima de ti.
-Seguro que…-me cortó.
-¡Lárgate Zayn! – gritó.
Pestañeé y fruncí el ceño. Salí de la habitación, dando un gran portazo.
-¡Zayn Jaawad Malik! – gritó el cuidador.
-¿Qué? – pregunté observándole.
-Está en la zona de chicas. Sabe que aquí no puede estar a esta hora. – observó mi cuerpo. – ¡Y menos así!
-Ya me voy Jean. – le guiñé un ojo y seguí caminando. Él me miró furioso.
Llegué a mi habitación y volví a observarme en el espejo, se me había bajado un poco la hinchazón, me había pegado fuerte. ‘Estúpida’, susurre. Me alejé del espejo y abrí el cajón de Liam. Todos tenemos uno, al lado de la cama. Rebusqué en sus cosas y encontré un cigarrillo, cogí el mechero y lo prendí. Me acosté en la cama y comencé a aspirar. Normalmente no fumaba, sólo cuando lo necesitaba. Quizás solo fumaba 3 cigarros en una semana, sólo lo hacía para relajarme. Estaba claro, para relajarme. Un chico como yo, no aguantaba tanta carga. Me levanté y lo tiré por la ventana. Quedé observando como caía, perdiendo su rumbo, siendo fragil y dejandose llevar por el viento, hasta caer al suelo
ZAHIRA_66
Re: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Oh por dios mori :imdead:
me encanto siguela cuando puedas
apareci no sabes lo feliz ke me haces :ilusion:
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me encanto siguela cuando puedas
apareci no sabes lo feliz ke me haces :ilusion:
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Manenitha1D
Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Desafío al corazón. Capítulo {3}
|| Al siguiente día. Narra ____||
¿Sabes cuando estás durmiendo y sientes esa presión en tu cabeza? ¿Cuándo y de repente suena una música impertinente y tú estás durmiendo? ¿Cuándo de repente, viene visita, tus hermanos, tus propios padres o el perro y hacen escándalo? ¿Cuándo te despierta el panadero? ¿El señor del taladro de todas las mañanas? Pues nada en comparación con esta sirena que anuncia la llegada de un nuevo día. Una melodía ensordecedora que hasta el que tiene el sueño más profundo logra despertarse de un solo brinco.
-¿Qué es eso? – digo frotando mi ojo izquierdo.
-Eso es el tormento de todos los días. – dice Mane riendo mientras se pone en píe.
-Vamos anda. – dice moviendo enérgicamente a Emma.
-¿Y qué pasa? – digo aún con los ojos pegados.
-Pasa, que es hora del desayuno. Todos tenemos que bajar. – respondió acompañando una risa contagiosa.
-¿Y si no quiero comer?
-___, no seas tan antisocial. – carcajeó Emma mientras tiraba de mi brazo. – Venga, ve a ducharte, que estás dormida.
-Pero…- me cortó.
-Ni peros ni nada, te duchas, te preparas y luego nos dejas a nosotras. – dijo señalando la escalera. Como cuando nuestras madres nos ordenan a ponernos las zapatillas (¡No estés descalza!)
-Me das miedo. – reí. – Eres peor que mi madre.
-Puede llegar a ser peor que una madre. – dijo Mane carcajeando mientras Emma le tiraba un cojín desde la otra punta de la habitación. -¡Oye! – carcajeó.
-Ya bajo, no tardo.
Entré en el cuarto de baño y tras quitar mi ropa, abrí lentamente el chorro. Dejé que se fuera templando el agua mientras dejaba mi mente en blanco y observaba los shampos. Habían unos 14. ¿Por qué tantos? Metí un pié, luego el otro y ya estaba dentro, cerré la mampara y dejé que el agua cayera sobre mí. Cerré los ojos.
|| Narra Zayn ||
Bajamos a desayunar, como todos los días.
-Hola hermosa. – le susurré en el oído a Paola, sentándome justo a su lado.
-Hola Zayn. – sonrió dando la vuelta con su dedo a uno de los rizos que finalizaban en su cabello. - ¿Por qué no viniste anoche? – dejó caer su rizo.
-En realidad tenías que venir tú. – elevé una ceja.
-Yo fui. – frunció el seño. – Pero no estabas.
-¿Ah sí? – carcajeé.
-¿Te estás quedando conmigo?
-Claro que no, preciosa. – acaricié su mejilla. Ella mojó sus labios.
-Entonces, ¿Dónde estabas?
-Estaba hablando con Brown. – mentí.
-¿Tú?
-Yo.
-Mentiroso. Estabas tirándote alguna otra.
-¿Me vez capaz de hacer eso? – sonreí divertido.
-Eres capaz de hacerlo. – asintió. Lo hicimos en la habitación del conserje. – mordió su labio inferior. Noté como se me subía, absolutamente todo.
-Inolvidable día Paola. – carcajeé divertido mientras me acercaba a su boca y la devoraba al completo. Sentí como su mano se encendía por la mesa de madera del comedor y ascendía hacia mis pantalones.
-Para. – reí sobre sus labios. – Aquí no.
-¿Por qué? – preguntó picara mientras masajeaba mi erección.
-No lo hagas.
-Pero, te gusta. – me separé de su boca dejando caer su labio inferior y la miré.
-¿Habitación?
-Hecho. – dijo poniéndose en píe, tirando de mi mano. Las puertas del comedor se abrieron y entró el monstruito y sus amigas.
-Espera, mejor desayunemos. – dije volviendo a sentarme.
-¡Pero Zayn! – se quejó Paola.
-Queda mucho día hermosa. – le miré divertido.
|| Narra ______ ||
Bajamos al comedor, Emma,Mane y yo. Emma vestía con un traje corto muy veraniego y unas sandalias oscuras, su esmalte de uñas resaltaba con su ropa y llevaba el pelo alisado. Mane, llevaba un pantalón corto vaquero, con una blusa caída a un lado de color turquesa y unas converse del mismo tono, ella sin embargo llevaba una cola alta dejando al descubierto sus ojos color marron oscuro.Y yo, llevaba un pantalón de chándal Adidas y una blusa de mangas cortas negra. ¡Ah! Y mis playeras Nike de toda la vida. En mi pelo, hice mi cola de caballo de toda la vida. Coloqué mis lentes e hice una mueca en el espejo observando mis aparatos, dentro de poco, ya tenían que quitármelos. De hecho, hacía medio año que ya deberían habérmelos quitado. Aunque como veran, después de la gran historia que el dentista nos contó a mí y a mi madre, aún los llevo. No recuerdo el por qué.
Entramos en el comedor y observé el frente, allí estaba el niñato mimado, besándose con la plástica. Asquerosos. ¿No les da vergüenza, hacer exhibicionismo? En ese momento él se despegó de ella y le susurró algo, luego ella se puso en pié y le cogió de la mano. Emma tiró de mi, dándome una bandeja.
-¡Estás parada! - ¿Qué te pasa? – me pregunto.
-Nada. – reí y cogí los cubiertos.
-Que rico. – dijo Mane señalando unas tostadas.
-Sí, yo también voy a comerlas. – Puse los cubiertos sobre mi bandeja y cogí un vaso de zumo. Las chicas comenzaron a caminar hacia al fondo.
-Oye, oye – llamé a las chicas. - ¿Y por qué no vamos mejor a las de allí? – dije señalando en la otra dirección. No me apetecía estar cerca del estúpido y menos con lo que pasó ayer. Las chicas me miraron y rieron. ¿A caso tenía cara de payaso? Olvídenlo, pregunta poco adecuada. Sin dirigirles la mirada al grupito de los idiotas, nos sentamos justo en la mesa de atrás. Sentí como las miradas se clavaban en nosotras. Los miré a todos. ¿Creían que iban a intimidarme? No, no lo iban a conseguir. Yo era más fuerte e inteligente, que todos ellos. Puros, niñatos descerebrados que solo les llega la cabeza para pensar como se pone un condón y que esmalte de uña pega con el día de la semana.
-¿Algún problema? – pregunté observándoles.
-Tu cara. – dijo el rubio.
-¿Tú has observado la tuya? – sonreí. El estúpido miró al rubio, éste tenía el seño fruncido.
-¿Y tú? ¿Algún problema? – volví a sonreír falsamente esta vez a la plástica de Paola que me observaba por encima del hombro.
-¿No te estás pasando de lista conmigo? – se puso en píe. Retándome.
-¿Y tú? ¿Piensas que por creerte la Barbie del pueblo te voy a tener miedo? – solté una carcajada. Emma me dio un codazo. – No soy como las otras Paola.
-No te aguanto. – se levantó de su mesa y el rubio la agarró por el brazo.
-¿Ya basta no, monstruito? – dijo Zayn observándome.
-¿Ya le dijiste a tu novia que ayer viniste a verme? – carcajeé. Sabía que eso ‘mancharía’ su reputación. No precisamente por estar en la habitación de una chica, si no…porque yo soy esa chica.
-¿Cómo? – dijeron Mane y Emma a la vez. Yo las observé y elevé una ceja.
-¿Qué dice el feto Zayn? – pregunto el rubio observando a Zayn, casi inmóvil. Igual que el otro chico ruloso, sólo que él miraba atónito la escena sin pronunciar palabra. Luego estaba el otro chico. Este si me llamaba la atención. También, tenía el pelo marron claro, sus ojos eran claros y creo que se llamaba Liam. Este chico me miraba de otra forma, me desconcerté por un momento con su mirada, ninguno de los dos la quitaba. Pestañeé dos veces y volví a mirar a Zayn.
-El feto, no dice nada. – Zayn me miró furioso. – El feto miente. ¿Verdad? – elevó una ceja esperando un ‘Sí, es cierto’.
-No, no lo es.
-¿Cómo que no lo es? Más quisieras tú que yo apareciera en tu habitación. – me levanté de mi asiento y me acerqué a él. Todos me observaban.
-¿Entonces qué significa esto que tienes ahí? – señalé su mejilla y sonreí. Él me miró fijamente a los ojos, traspasando el fuego y odio que sentía por mí.
-¿Y a ti que te importa?
-Los dos sabemos muy bien. – carcajeé y di media vuelta para volver a mi sitio, pero una mano me lo impidió.
-¿Qué haces tonteando con mi chico? – dijo la morena. Observé mi muñeca.
-Suéltame estúpida.
-¿Me vas a responder?
-Yo no tonteo con ningún idiota descerebrado. – Lo observé, solté la mano de Paola y me senté al lado de las chicas. – Y ahora con vuestro permiso, me gustaría tomar mi desayuno.
Mantuvieron la mirada en mí varios segundos, incluso juraría que llegó al minuto. Zayn me miraba con furia, recordando la bofetada que ayer recibió de mi parte. Paolae me miraba con ganas de tirarme de los pelos y los demás, murmuraban entre sí. Después de una gran encuesta de preguntas por parte de las chicas y tomar nuestros desayunos, subimos a nuestras habitaciones.
-¿Nos quieres explicar ahora, que significó todo eso? – preguntó Mane tirándose en la cama.
-Nada. – me elevé de hombros.
-Cuéntanos ____. – dijo Emma sentándose en el suelo.
-Nada, de verdad. – me senté en mi cama.
-Vamos. No sabes mentir.
-Está bien. – suspiré. Ayer me estaba duchando y vino Zayn preguntando por ti. – señalé a Emma. – Yo estaba saliendo de la ducha y sentí un ruido. Pues cuando salí, él estaba abajo buscándote. – Ellas abrieron mucho los ojos. – Total, que le dije que se marchara y entré de nuevo en el cuarto de baño, yo estaba con una toalla. Él subió y porreó la puerta, diciéndome que saliera. Yo me negaba pero al final salí, replicándole que se largara de la habitación. Después de ganarme algunos insultos, uno que colmó mi paciencia pues…se ganó el sello de mi mano en su cara. – me elevé de hombros y carcajeé en esto último. – Cuando estaba a punto de quedarme dormida, volvió a venir. Esta vez hecho un fuego. Me decía que se iba a vengar porque le había dejado la marca de mi mano en su cara. Bueno, eso antes de decirme que me iba a dar un besito de buenas noches. – Ellas abrieron mucho más aún los ojos. – Luego, se marcho. Y eso es todo.
-¿Por qué esas cosas no me pasan a mí? – dijo Mane.
-¿Por qué preguntó por mí? – frunció el seño Emma.
-Hay no sé. – me puse en píe. – A mi no me vuelvan loca. Paso de ese estúpido.
-Pero….- les corté.
-¿Qué vamos a hacer hoy?
-¡____! – gritaron.
-¿¡Qué!? – me exalté.
-¡Es sábado! – rieron.
-¿Y qué?
-Que no podemos salir de aquí, ya tuvimos nuestro mes de descanso fuera. Hasta el próximo mes no podemos salir. – me explicó Mane.
-Ah. – suspiré. – Que aburrido.
-Hasta que te acostumbras. – dijo Emma tirándose en la cama, suspirando.
-¿Por qué no hacemos algo? – pregunté.
-¿Y qué hacemos?
-No lo sé. ¿Por qué no me enseñan un poco la universidad? Sólo conozco nuestra clase, el comedor y esta habitación.
-Claro, vamos. – Mane tiró de mi mano. – Pero quítate ese pulóver, hace mucho calor.
-No, no tengo calor. – negué rápidamente.
-Vamos, quítatelo. – dijo tirando de él.
-No, Mane no. – me alejé. Las tres quedaron mirándome. Sentí un pequeño pinchacito en mi estomago. Desde que había llegado aquí, me la pasaba con pulóveres grandes, de manga larga. No quería que vieran mis cortes en mis muñecas. No quería que también se burlaran por eso.
-Lo siento. – dijo Mane rápidamente, con algo de brillo en sus ojos.
-No, lo siento yo. – tragué saliva. – Algún día os contaré. – suspiré.
-¿El qué? – frunció el ceño.
-Nada, nada sin importancia. – tragué saliva. - Vamos. – sonreí.
-¿Tu vienes Emma? – preguntó Mane.
-Sí. – se puso de pie.
Me mostraron cada rincón de la universidad. Todo. Era enorme, era realmente enorme. Pienso que podría llegar a perderme. Por todas partes hay pasillos. Son blancos y casi todos los armarios, puertas y ventanales son de madera, el suelo de la biblioteca también es de madera, de parqué. Habian muchos libros, era como el paraíso para mí, que me encanta leer y también escribir. Seguro que algun día vendré.
-¡____! – me gritó Mane en la puerta de la biblioteca. Yo tenía un libro en mis manos titulado ‘A un lado del corazón’ me estaba leyedo la sinopsis y tenía muy buena pinta.
-¿Qué? – pregunté exaltada. Mane y Emma rieron. Mane sonrio. – Oye, ¿Me puedo llevar este libro? – pregunté.
-¿Un libro? – preguntó Emma con los ojos como platos.
-¿Es raro? – fruncí el seño.
-Bueno. – se elevó de hombros. – No es raro, sólo que aquí nadie lee. – respondió sincera.
-Desde luego a mí me dicen rara. Pero es que los raros sois vosotros. – cogí el libro en mis manos y solté una pequeñita carcajada insonora. – Anda vamos.
Estabamos bajando las escaleras de la biblioteca cuando un grupo de chicas y chicos se quedaron mirandome como si fuera un mostruo verdadero. ¿Por qué todo el mundo me trata así? ¿Por qué todo el mundo se fija en un puto exterior? ¿Por qué nadie busca en el interior de las personas? ¿¡Por qué!? Yo sin duda soy fuerte, pero a veces es difcil. A veces es muy dificil. A veces dan ganas de llorar y llorar y llorar hasta que no salgan más lagrimas. Pero no. Tienes que aparentar ser fuerte aunque por dentro estés destruida. Respirar hondo, contar y seguir adelante.
-¿Estás bien? – me preguntó Mane colocando su mano en mi hombro.
-Sí. – asentí y solté una pequeña sonrisa finjida. Ella curvó sus labios. Sabía que le estaba mintiendo.
-____, mira. – dijo Emma señalando a lo lejos.
-¡Que es eso! – dije anonadada.
-Esto es la parte más bonita del campus. – carcajéo Mane.
-¡Yo quiero ir! ¡Enseñenmelo!
Tras caminar por un pasto verde hermoso, llegamos a un sitio aún más precioso.
-¿Tenemos piscina? – pregunté casi boquiabierta. – Esto es enorme.
-Sí. – carcajeó Mane.
-Es muy bonito.
-¿Te apetece bañarte? – preguntó. Y recordé las marcas de mis muñecas. Hacia meses, que no iba a la playa. Siempre tuve miedo, miedo de que la gente se burlara de mí.
-No, no. – negué.
-¿Por qué?
-Porque no tengo ganas.
-Eres bipolar. – carcajeó.
-Lo sé. – dije demasiado seria. Emma tosió.
-¿Y que es eso? – señalé a lo lejos, una especie de caseta blanca.
-Ah, eso es una cafetería. – respondió Emma.
-¿Qué hora es? – pregunté.
-Las 2:30.
-Tengo hambre. – reí.
-Yo también. – dijo Mane.
-Y yo. – nos imitó Emma.
-¿Vamos a comer? – sonrió Mane.
-¡Sí! –dijimos las dos al unísono.
-¡Oh dios mio! ¡Se están muriendo mis neuronas! – imité con un tono aterrorizado recordando la primera vez que hablamos en la habitación. Ellas carcajearon.
Yendo hacia la cafetería, le dije a las chicas que me iba a subir un segundo a nuestra habitación. Quería dejar el libro allí. Subiendo las escaleras para llegar a esta, un chico se estampó contra mí, tirando el libro al suelo.
|| Al siguiente día. Narra ____||
¿Sabes cuando estás durmiendo y sientes esa presión en tu cabeza? ¿Cuándo y de repente suena una música impertinente y tú estás durmiendo? ¿Cuándo de repente, viene visita, tus hermanos, tus propios padres o el perro y hacen escándalo? ¿Cuándo te despierta el panadero? ¿El señor del taladro de todas las mañanas? Pues nada en comparación con esta sirena que anuncia la llegada de un nuevo día. Una melodía ensordecedora que hasta el que tiene el sueño más profundo logra despertarse de un solo brinco.
-¿Qué es eso? – digo frotando mi ojo izquierdo.
-Eso es el tormento de todos los días. – dice Mane riendo mientras se pone en píe.
-Vamos anda. – dice moviendo enérgicamente a Emma.
-¿Y qué pasa? – digo aún con los ojos pegados.
-Pasa, que es hora del desayuno. Todos tenemos que bajar. – respondió acompañando una risa contagiosa.
-¿Y si no quiero comer?
-___, no seas tan antisocial. – carcajeó Emma mientras tiraba de mi brazo. – Venga, ve a ducharte, que estás dormida.
-Pero…- me cortó.
-Ni peros ni nada, te duchas, te preparas y luego nos dejas a nosotras. – dijo señalando la escalera. Como cuando nuestras madres nos ordenan a ponernos las zapatillas (¡No estés descalza!)
-Me das miedo. – reí. – Eres peor que mi madre.
-Puede llegar a ser peor que una madre. – dijo Mane carcajeando mientras Emma le tiraba un cojín desde la otra punta de la habitación. -¡Oye! – carcajeó.
-Ya bajo, no tardo.
Entré en el cuarto de baño y tras quitar mi ropa, abrí lentamente el chorro. Dejé que se fuera templando el agua mientras dejaba mi mente en blanco y observaba los shampos. Habían unos 14. ¿Por qué tantos? Metí un pié, luego el otro y ya estaba dentro, cerré la mampara y dejé que el agua cayera sobre mí. Cerré los ojos.
|| Narra Zayn ||
Bajamos a desayunar, como todos los días.
-Hola hermosa. – le susurré en el oído a Paola, sentándome justo a su lado.
-Hola Zayn. – sonrió dando la vuelta con su dedo a uno de los rizos que finalizaban en su cabello. - ¿Por qué no viniste anoche? – dejó caer su rizo.
-En realidad tenías que venir tú. – elevé una ceja.
-Yo fui. – frunció el seño. – Pero no estabas.
-¿Ah sí? – carcajeé.
-¿Te estás quedando conmigo?
-Claro que no, preciosa. – acaricié su mejilla. Ella mojó sus labios.
-Entonces, ¿Dónde estabas?
-Estaba hablando con Brown. – mentí.
-¿Tú?
-Yo.
-Mentiroso. Estabas tirándote alguna otra.
-¿Me vez capaz de hacer eso? – sonreí divertido.
-Eres capaz de hacerlo. – asintió. Lo hicimos en la habitación del conserje. – mordió su labio inferior. Noté como se me subía, absolutamente todo.
-Inolvidable día Paola. – carcajeé divertido mientras me acercaba a su boca y la devoraba al completo. Sentí como su mano se encendía por la mesa de madera del comedor y ascendía hacia mis pantalones.
-Para. – reí sobre sus labios. – Aquí no.
-¿Por qué? – preguntó picara mientras masajeaba mi erección.
-No lo hagas.
-Pero, te gusta. – me separé de su boca dejando caer su labio inferior y la miré.
-¿Habitación?
-Hecho. – dijo poniéndose en píe, tirando de mi mano. Las puertas del comedor se abrieron y entró el monstruito y sus amigas.
-Espera, mejor desayunemos. – dije volviendo a sentarme.
-¡Pero Zayn! – se quejó Paola.
-Queda mucho día hermosa. – le miré divertido.
|| Narra ______ ||
Bajamos al comedor, Emma,Mane y yo. Emma vestía con un traje corto muy veraniego y unas sandalias oscuras, su esmalte de uñas resaltaba con su ropa y llevaba el pelo alisado. Mane, llevaba un pantalón corto vaquero, con una blusa caída a un lado de color turquesa y unas converse del mismo tono, ella sin embargo llevaba una cola alta dejando al descubierto sus ojos color marron oscuro.Y yo, llevaba un pantalón de chándal Adidas y una blusa de mangas cortas negra. ¡Ah! Y mis playeras Nike de toda la vida. En mi pelo, hice mi cola de caballo de toda la vida. Coloqué mis lentes e hice una mueca en el espejo observando mis aparatos, dentro de poco, ya tenían que quitármelos. De hecho, hacía medio año que ya deberían habérmelos quitado. Aunque como veran, después de la gran historia que el dentista nos contó a mí y a mi madre, aún los llevo. No recuerdo el por qué.
Entramos en el comedor y observé el frente, allí estaba el niñato mimado, besándose con la plástica. Asquerosos. ¿No les da vergüenza, hacer exhibicionismo? En ese momento él se despegó de ella y le susurró algo, luego ella se puso en pié y le cogió de la mano. Emma tiró de mi, dándome una bandeja.
-¡Estás parada! - ¿Qué te pasa? – me pregunto.
-Nada. – reí y cogí los cubiertos.
-Que rico. – dijo Mane señalando unas tostadas.
-Sí, yo también voy a comerlas. – Puse los cubiertos sobre mi bandeja y cogí un vaso de zumo. Las chicas comenzaron a caminar hacia al fondo.
-Oye, oye – llamé a las chicas. - ¿Y por qué no vamos mejor a las de allí? – dije señalando en la otra dirección. No me apetecía estar cerca del estúpido y menos con lo que pasó ayer. Las chicas me miraron y rieron. ¿A caso tenía cara de payaso? Olvídenlo, pregunta poco adecuada. Sin dirigirles la mirada al grupito de los idiotas, nos sentamos justo en la mesa de atrás. Sentí como las miradas se clavaban en nosotras. Los miré a todos. ¿Creían que iban a intimidarme? No, no lo iban a conseguir. Yo era más fuerte e inteligente, que todos ellos. Puros, niñatos descerebrados que solo les llega la cabeza para pensar como se pone un condón y que esmalte de uña pega con el día de la semana.
-¿Algún problema? – pregunté observándoles.
-Tu cara. – dijo el rubio.
-¿Tú has observado la tuya? – sonreí. El estúpido miró al rubio, éste tenía el seño fruncido.
-¿Y tú? ¿Algún problema? – volví a sonreír falsamente esta vez a la plástica de Paola que me observaba por encima del hombro.
-¿No te estás pasando de lista conmigo? – se puso en píe. Retándome.
-¿Y tú? ¿Piensas que por creerte la Barbie del pueblo te voy a tener miedo? – solté una carcajada. Emma me dio un codazo. – No soy como las otras Paola.
-No te aguanto. – se levantó de su mesa y el rubio la agarró por el brazo.
-¿Ya basta no, monstruito? – dijo Zayn observándome.
-¿Ya le dijiste a tu novia que ayer viniste a verme? – carcajeé. Sabía que eso ‘mancharía’ su reputación. No precisamente por estar en la habitación de una chica, si no…porque yo soy esa chica.
-¿Cómo? – dijeron Mane y Emma a la vez. Yo las observé y elevé una ceja.
-¿Qué dice el feto Zayn? – pregunto el rubio observando a Zayn, casi inmóvil. Igual que el otro chico ruloso, sólo que él miraba atónito la escena sin pronunciar palabra. Luego estaba el otro chico. Este si me llamaba la atención. También, tenía el pelo marron claro, sus ojos eran claros y creo que se llamaba Liam. Este chico me miraba de otra forma, me desconcerté por un momento con su mirada, ninguno de los dos la quitaba. Pestañeé dos veces y volví a mirar a Zayn.
-El feto, no dice nada. – Zayn me miró furioso. – El feto miente. ¿Verdad? – elevó una ceja esperando un ‘Sí, es cierto’.
-No, no lo es.
-¿Cómo que no lo es? Más quisieras tú que yo apareciera en tu habitación. – me levanté de mi asiento y me acerqué a él. Todos me observaban.
-¿Entonces qué significa esto que tienes ahí? – señalé su mejilla y sonreí. Él me miró fijamente a los ojos, traspasando el fuego y odio que sentía por mí.
-¿Y a ti que te importa?
-Los dos sabemos muy bien. – carcajeé y di media vuelta para volver a mi sitio, pero una mano me lo impidió.
-¿Qué haces tonteando con mi chico? – dijo la morena. Observé mi muñeca.
-Suéltame estúpida.
-¿Me vas a responder?
-Yo no tonteo con ningún idiota descerebrado. – Lo observé, solté la mano de Paola y me senté al lado de las chicas. – Y ahora con vuestro permiso, me gustaría tomar mi desayuno.
Mantuvieron la mirada en mí varios segundos, incluso juraría que llegó al minuto. Zayn me miraba con furia, recordando la bofetada que ayer recibió de mi parte. Paolae me miraba con ganas de tirarme de los pelos y los demás, murmuraban entre sí. Después de una gran encuesta de preguntas por parte de las chicas y tomar nuestros desayunos, subimos a nuestras habitaciones.
-¿Nos quieres explicar ahora, que significó todo eso? – preguntó Mane tirándose en la cama.
-Nada. – me elevé de hombros.
-Cuéntanos ____. – dijo Emma sentándose en el suelo.
-Nada, de verdad. – me senté en mi cama.
-Vamos. No sabes mentir.
-Está bien. – suspiré. Ayer me estaba duchando y vino Zayn preguntando por ti. – señalé a Emma. – Yo estaba saliendo de la ducha y sentí un ruido. Pues cuando salí, él estaba abajo buscándote. – Ellas abrieron mucho los ojos. – Total, que le dije que se marchara y entré de nuevo en el cuarto de baño, yo estaba con una toalla. Él subió y porreó la puerta, diciéndome que saliera. Yo me negaba pero al final salí, replicándole que se largara de la habitación. Después de ganarme algunos insultos, uno que colmó mi paciencia pues…se ganó el sello de mi mano en su cara. – me elevé de hombros y carcajeé en esto último. – Cuando estaba a punto de quedarme dormida, volvió a venir. Esta vez hecho un fuego. Me decía que se iba a vengar porque le había dejado la marca de mi mano en su cara. Bueno, eso antes de decirme que me iba a dar un besito de buenas noches. – Ellas abrieron mucho más aún los ojos. – Luego, se marcho. Y eso es todo.
-¿Por qué esas cosas no me pasan a mí? – dijo Mane.
-¿Por qué preguntó por mí? – frunció el seño Emma.
-Hay no sé. – me puse en píe. – A mi no me vuelvan loca. Paso de ese estúpido.
-Pero….- les corté.
-¿Qué vamos a hacer hoy?
-¡____! – gritaron.
-¿¡Qué!? – me exalté.
-¡Es sábado! – rieron.
-¿Y qué?
-Que no podemos salir de aquí, ya tuvimos nuestro mes de descanso fuera. Hasta el próximo mes no podemos salir. – me explicó Mane.
-Ah. – suspiré. – Que aburrido.
-Hasta que te acostumbras. – dijo Emma tirándose en la cama, suspirando.
-¿Por qué no hacemos algo? – pregunté.
-¿Y qué hacemos?
-No lo sé. ¿Por qué no me enseñan un poco la universidad? Sólo conozco nuestra clase, el comedor y esta habitación.
-Claro, vamos. – Mane tiró de mi mano. – Pero quítate ese pulóver, hace mucho calor.
-No, no tengo calor. – negué rápidamente.
-Vamos, quítatelo. – dijo tirando de él.
-No, Mane no. – me alejé. Las tres quedaron mirándome. Sentí un pequeño pinchacito en mi estomago. Desde que había llegado aquí, me la pasaba con pulóveres grandes, de manga larga. No quería que vieran mis cortes en mis muñecas. No quería que también se burlaran por eso.
-Lo siento. – dijo Mane rápidamente, con algo de brillo en sus ojos.
-No, lo siento yo. – tragué saliva. – Algún día os contaré. – suspiré.
-¿El qué? – frunció el ceño.
-Nada, nada sin importancia. – tragué saliva. - Vamos. – sonreí.
-¿Tu vienes Emma? – preguntó Mane.
-Sí. – se puso de pie.
Me mostraron cada rincón de la universidad. Todo. Era enorme, era realmente enorme. Pienso que podría llegar a perderme. Por todas partes hay pasillos. Son blancos y casi todos los armarios, puertas y ventanales son de madera, el suelo de la biblioteca también es de madera, de parqué. Habian muchos libros, era como el paraíso para mí, que me encanta leer y también escribir. Seguro que algun día vendré.
-¡____! – me gritó Mane en la puerta de la biblioteca. Yo tenía un libro en mis manos titulado ‘A un lado del corazón’ me estaba leyedo la sinopsis y tenía muy buena pinta.
-¿Qué? – pregunté exaltada. Mane y Emma rieron. Mane sonrio. – Oye, ¿Me puedo llevar este libro? – pregunté.
-¿Un libro? – preguntó Emma con los ojos como platos.
-¿Es raro? – fruncí el seño.
-Bueno. – se elevó de hombros. – No es raro, sólo que aquí nadie lee. – respondió sincera.
-Desde luego a mí me dicen rara. Pero es que los raros sois vosotros. – cogí el libro en mis manos y solté una pequeñita carcajada insonora. – Anda vamos.
Estabamos bajando las escaleras de la biblioteca cuando un grupo de chicas y chicos se quedaron mirandome como si fuera un mostruo verdadero. ¿Por qué todo el mundo me trata así? ¿Por qué todo el mundo se fija en un puto exterior? ¿Por qué nadie busca en el interior de las personas? ¿¡Por qué!? Yo sin duda soy fuerte, pero a veces es difcil. A veces es muy dificil. A veces dan ganas de llorar y llorar y llorar hasta que no salgan más lagrimas. Pero no. Tienes que aparentar ser fuerte aunque por dentro estés destruida. Respirar hondo, contar y seguir adelante.
-¿Estás bien? – me preguntó Mane colocando su mano en mi hombro.
-Sí. – asentí y solté una pequeña sonrisa finjida. Ella curvó sus labios. Sabía que le estaba mintiendo.
-____, mira. – dijo Emma señalando a lo lejos.
-¡Que es eso! – dije anonadada.
-Esto es la parte más bonita del campus. – carcajéo Mane.
-¡Yo quiero ir! ¡Enseñenmelo!
Tras caminar por un pasto verde hermoso, llegamos a un sitio aún más precioso.
-¿Tenemos piscina? – pregunté casi boquiabierta. – Esto es enorme.
-Sí. – carcajeó Mane.
-Es muy bonito.
-¿Te apetece bañarte? – preguntó. Y recordé las marcas de mis muñecas. Hacia meses, que no iba a la playa. Siempre tuve miedo, miedo de que la gente se burlara de mí.
-No, no. – negué.
-¿Por qué?
-Porque no tengo ganas.
-Eres bipolar. – carcajeó.
-Lo sé. – dije demasiado seria. Emma tosió.
-¿Y que es eso? – señalé a lo lejos, una especie de caseta blanca.
-Ah, eso es una cafetería. – respondió Emma.
-¿Qué hora es? – pregunté.
-Las 2:30.
-Tengo hambre. – reí.
-Yo también. – dijo Mane.
-Y yo. – nos imitó Emma.
-¿Vamos a comer? – sonrió Mane.
-¡Sí! –dijimos las dos al unísono.
-¡Oh dios mio! ¡Se están muriendo mis neuronas! – imité con un tono aterrorizado recordando la primera vez que hablamos en la habitación. Ellas carcajearon.
Yendo hacia la cafetería, le dije a las chicas que me iba a subir un segundo a nuestra habitación. Quería dejar el libro allí. Subiendo las escaleras para llegar a esta, un chico se estampó contra mí, tirando el libro al suelo.
ZAHIRA_66
Re: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Quien fue el chico
va me dejastes con la intriga siguela cuando puedas
besos enserio me encanto
ame el cap
besos cuidate y no olvides seguirla
:bye:
Follow her I loved your novel...
va me dejastes con la intriga siguela cuando puedas
besos enserio me encanto
ame el cap
besos cuidate y no olvides seguirla
:bye:
Follow her I loved your novel...
Manenitha1D
Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Desafío al corazón. Capítulo {4}
Yendo hacia la cafetería, les dije a las chicas que me iba a subir un segundo a nuestra habitación. Quería dejar el libro allí. Subiendo las escaleras para llegar a esta, un chico se estampó contra mí, tirando el libro al suelo.
-¡Lo siento, lo siento! – dijo recogiendo rápidamente el libro. Me miró. Lo miré. Era el chico rubio de ojos azules. ¿Niall? ¿A sí se llamaba?
-No lo siento yo, soy una torpe. – cogí el libro. – Muchas gracias. – asentí y le regalé una pequeña sonrisa. Me sorprendió nuevamente no recibir un ‘De nada, fea’ o un ‘Oh Dios mío, se me acaban de caer los ojos’. Algún insulto de esos que me regalan diariamente.
-El torpe fui yo, que salí corriendo. – rió. Volvió a ponerse serio. - ¿Cómo te llamas?
¿Qué? ¿Cómo me llamo? ¿Qué cómo me llamo? ¿Me estás preguntando que como me llamo? ¿Acabas de dirigirme la palabra? ¿Me estás haciendo una pregunta? ¿A mí? ¿Estás mirándome sin reírte de mí o no huyes de mí por si te pego la sarna? ¿En serio, acaban de pasar 10 segundos y aún no te has echado a correr?
-Me llamo ____. – asentí.
-Yo Niall. – sonrió.
-Te conozco.
-¿Sí? – frunció el seño.
-Si. Bueno, me salvaste la vida. Agarraste a la Barbie estúpida cuando iba a tirarme de los pelos. – el carcajeó y volvió a mirarme a los ojos. Los suyos eran preciosos. Eran azul, azul como el cielo. Tenían un brillo muy bonito, pero a pesar de este, también se le veía triste. No sé cómo puede ser amigo del estúpido y compañía. Se le ve tan distinto.
-Adiós ___. – sonrió. – Y por cierto…-miró mis manos.- ese libro es precioso.
Y luego se marchó. ‘Y ese libro es precioso’. ¿Se había leído el libro? Desde luego, este chico era totalmente distinto. Pestañeé unas cuantas veces. Era la primera conversación formal que tenía con un chico lindo en años. Me costó asimilarlo. Subí las escaleras y llegué a la zona de chicas. Pasé la llave y entré en mi habitación. La cerré y me acerqué a mi cama, guardé el libro debajo de mi almohada. Di dos pasos y antes de salir, volvía retroceder. Me observé en el espejo. Me acerqué a él y comencé a mirarme. Miré la cama de las chicas. Habían dejado ropa, sus faldas, sus vestidos. Observé la mía. Un chándal, un abrigo grande. Me miré en el espejo. Quité mis lentes y observé mis ojos. Mis pestañas eran grandes y rizadas. Observé mis ojos. No eran oscuros, tampoco eran claros. Eran de un color entre miel y marrón. Abrí la boca y simulé una sonrisa. Observé mis dientes. Ya estaban en su lugar. Me separé del espejo. Y recordé. ‘¿No te has planteado un cambio?’. Fruncí el seño. Y no sabía si lo fruncía por la voz y la imagen de ese momento, me vino como flashback o por la persona y la voz que me vino a la mente. Esperaba que fuera por lo primero. Cogí la llave y cerré la habitación. Llegué a la cafetería.
-¿Qué desea? – preguntó ‘David’ según ponía en su plaquita. El cocinero.
-De esto. – señalé una pechuga. – Y de esto. – señalé la ensalada.
-Buena elección. – sonrió. – Todos eligen hamburguesas o pizzas. Yo reí por lo bajito y una voz fuerte me desconcertó.
-Vamos David, más energía. – dijo aquella voz odiosa. Miré a mi lado. Estaba Zayn esperando.
-Ya voy Zayn, ¿No ves que estoy sirviéndole a la señorita?
-¿Qué señorita? – frunció el seño. - ¿Yo no veo ninguna señorita cerca? – elevé una ceja.
-Quizás usted tiene un gran problema. – dijo David sirviéndome aún más lento.
-¡Ah! – me miró y carcajeó. – Esto. – me señaló.
-Esto tiene nombre. – sonreí. - ¿Quieres que te lo recuerde? – su cara cambió radicalmente.
-¿Tú sabes quién soy yo? – preguntó él esta vez. Aclaró su garganta.
-Claro. – sonreí. - El mimado, mujeriego, egocéntrico, impulsivo, irrespetuoso, ninfomano y gilipollas de la universidad.
-¿Qué tanto me conoces? – sonrió.
-Zayn. – sonreí.
-Ensucias mi nombre.
-Zayn. – repetí.
-¿Qué quieres?
-¿Te gusta la pizza? – pregunté.
-¿Me vas a dar de comer?
-¿Te gustaría?
-Claro, que no.
-Pues a mí me encantaría. – Él elevó una ceja.
-¿Tienes hambre? – volví a preguntar.
-Mucha. – respondió. Miré a David y él asintió. Cogí un pedazo de pizza y la aplasté contra su cara.
-Pues come idiota, come.
Carcajeé, permitiéndome una carcajada de desahogo que erróneamente es interpretada como felicidad. Y de pronto me convertí en el centro de atención de la cafetería. Observé el fondo, a la derecha, donde siempre. Las chicas me miraban boquiabierta mientras Zayn limpiaba su cara diciendo cosas sin sentido. Estoy segura que si hubiera sido un chico, me hubiese matado. David soltó una pequeña risotada y todos los demás murmuraban entre sí. De pronto, la directora entró en la cafetería.
-¡¿Qué está pasando aquí?! – dijo en un tono elevado la señora Macer, mientras se acercaba.
-Ella. – me señaló. - ¡Mire como me ha puesto!
-Sólo me defendí.
-¡Mentira! – gritó.
-¡Cierto! – grité esta vez yo.
-¿¡Me vas a decir que es mentira!?
-¡Te lo digo!
-Eres una….
-¡Basta! ¡Los dos a dirección! – gritó la señora Macer señalando la puerta de la cafetería.
Miré a Zayn con rabia mientras él me dirigía la misma mirada de odio. Llegamos a la dirección y la señora Macer nos dejó solos, sentados en una de sus banquetas. ¿Pretendía que nos matáramos?
-Eres una imbécil.
-Y tú un idiota. – me defendí observando el gran estante marrón que había en el despacho de la señora Macer. No me atrevía mirarle, con tan solo mirarle me exasperaba.
-Qué asco te tengo. – dijo con repugnancia.a
-Muchas gracias. Compartimos el mismo sentimiento.
-A parte de fea, eres insoportable.
-Que caballero Malik, muchas gracias.
La señora Macer abrió la puerta de dirección interrumpiendo nuestra tan agradable conversación y se sentó en su enorme silla de cuero. Enfrente de nosotros. Nos dijo que explicáramos nuestras versiones. Zayn dio la suya. Yo la mía. Finalmente…nos ganamos un ¿merecido? castigo.
-Como sabén, ahora comenzaremos con las pruebas musicales. – asintió la directora.
-¿Qué pruebas? – fruncí el seño.
-¿Tú sabes a donde viniste? – preguntó Zayn riendo. Lo miré con cara de pocos amigos y volví a mirar a Macer.
-Todos los años, hacemos unas pruebas musicales. En su clase de música, tendran que aprender a tocar un instrumento.
-¿Un instrumento? – abrí mucho los ojos.
-¿También eres sorda? – me preguntó Zayn carcajeando.
-¡Ya basta Zayn! – exclamó la directora. Yo me exalté por el fuerte grito.
-Todos tenéis que tocar un instrumento, y dentro de un mes tienen que mostrar su evolución.
-¿Y cuál se supone que es el castigo? –pregunté.
-El castigo será….- miró unas hojas y nos miró sonriente. – Tendran que tocar el mismo instrumento.
-¿¡Cómo!? – dijo Zayn levantándose de su asiento.
-Sí, tendran que tocar el piano. Los dos. Se me desencajó la mandíbula.
- ¡¿Yo?! ¡¿T.o.c.a.r .e.l P.i.a.n.o!? ¡¿C.o.n.Z.a.y.n!? - dije pausadamente, señalándole.
-Así es. – sonrió la directora.
-¿CÓMO? ¡NO, ME NIEGO! – dijo él sacando un cigarro de su bolsillo. - ¿Con ella? – lo prendió - ¡La gente no me puede ver con ella! – gritó aspirando fuertemente.
-¡Zayn Jaawad! – se puso en pié Macer. - ¡Apague eso!
-¡No! – negó en un grito.
-¡Apaga el cigarro o tendrá problemas con sus padres! – Zayn frunció el seño y la miró con odio. ¿Qué pasaba con sus padres? Me pregunté. Cogió el cigarro y aspiró fuertemente, cerrando los ojos. Luego lo escachó en un pequeño cenicero que la directora tenía allí. Me quedé anonadada. Es como Danny Zuko en Grase. Se tira a todas las tías, fuma y no se corta ni un puto pelo.
-Muy bien. – asintió la directora. Me senté.
-¡Siéntese! - señaló. Zayn tiró de la silla fuertemente, haciendo un ruido escandaloso y luego, se sentó. Apreté los dientes.
-Empezaran el lunes. A las 5:00 de la tarde hasta las 6:30. ¡Puntuales! – nos miró. – Y practicaran durante todo este mes. Ayer llegaron de ese mes de ‘vacaciones’ y ahora hasta el otro no van a salir de aquí. Este castigo, no es un simple castigo. En él se ven involucrados su cooperación como ‘equipo’ y también veremos las ganas que tienen de estar en esta universidad.
-¿Pero no hay otro castigo? – dije esta vez yo. - ¡Prefiero limpiar suelos, recoger todas las flores del jardín, cocinar, barrer toda la universidad! ¡Pero con esté idiota no! – La incomodidad aumenta y hablo con más fuerza.
-No, ese es vuestro castigo. – concluyó. – Y no insulte.
-¿Y si me niego? – elevé una ceja.
-Si se niega, se convertirán en tres meses.
-No, desde luego prefiero aguantarlo un mes. – suspiré.
-¿Ya me puedo ir? – Zayn, elevó una ceja suspirando pesadamente.
-Adiós. – dijo la directora. Me puse en pié y caminé hacia la puerta. Zayn me siguió.
-Lo siento Macer. – dije en un susurro. Zayn me miró con furia después de unos minutos.
-Zayn. – le llamó. Este se viró gruñendo por lo bajo. – No quiero volver a verte en mi despacho.
-No creo darle más ese gusto. – carcajea con descaro mientras vuelve a ponerse serio. – Adiós.
Este niño es insoportable. Salgo del despacho tomando una gran bocanada de aire. ¿1 mes entero aguantándole? Creo que esto será el fin del mundo. Bajo las mangas de mi pulóver y sigo caminando. Sin pararme ni un solo instante.
-¡Oye fea! – me gritó. Le ignoré.
-¡Fea! – volvió a gritar. Seguí mi rumbo. Subí los escalones para subir a mi habitación.
-¡Maslow! – gritó esta vez tirando esta vez de mi muñeca. ¿Maslow? Fruncí el ceño antes de sentir sus grandes manos haciendo fuerzas en mis muñecas, girándome rápidamente. Tan fuerte que sentí un gran dolor en estas. Me había hecho daño.
-¡Ah! – me quejé. - ¡Suéltame estúpido! – fruncí el ceño con dolor e hice una mueca con los labios. Miré a Zayn que me observaba con el seño fruncido.
-¿Qué haces? – dijo observándome mientras yo casi me retorcía del dolor.
-Nada. – subí los escalones. – Déjame en paz joder.
Masculló algo que no logré escuchar y corrí hacia mi habitación. Sin encender las luces di un gran portazo y me tiré en mi cama. Me retorcía del dolor. Tenía las muñecas frágiles y sensibles. Desde que me intenté cortar las venas hace 3 años. Un día, papá vino de la calle. Normalmente, salía con sus amigos a bares y tomaba cocaína. Se drogaba. Cuando venía a casa, maltrataba a mamá y a mí, pero muy pocas veces. Mamá siempre se interponía y decía ‘Pégame a mí, a ella no le hagas daño por favor’ recuerdo aquellos días horrorosos. Un día, papá estaba pegándole a mamá con un cinturón. Yo estaba detrás del sillón, observándole. Mamá se retorcía de dolor y sus lágrimas caían como cataratas. Corrí al baño y abrí el cajón de las hojillas y entonces……sucedió. Cerré los ojos y me corté. Luego no recuerdo más nada. Cuando desperté, estaba en un hospital y más tarde, tuve que ingresar en un centro de rehabilitación. ¿Ahora entendéis el por qué de mis pulóveres? ¿De mi dolor en mis muñecas cuando hacen presión sobre estas? Mordí la almohada. Lo último que recuerdo, fue soltar un pequeño grito ahogado
Yendo hacia la cafetería, les dije a las chicas que me iba a subir un segundo a nuestra habitación. Quería dejar el libro allí. Subiendo las escaleras para llegar a esta, un chico se estampó contra mí, tirando el libro al suelo.
-¡Lo siento, lo siento! – dijo recogiendo rápidamente el libro. Me miró. Lo miré. Era el chico rubio de ojos azules. ¿Niall? ¿A sí se llamaba?
-No lo siento yo, soy una torpe. – cogí el libro. – Muchas gracias. – asentí y le regalé una pequeña sonrisa. Me sorprendió nuevamente no recibir un ‘De nada, fea’ o un ‘Oh Dios mío, se me acaban de caer los ojos’. Algún insulto de esos que me regalan diariamente.
-El torpe fui yo, que salí corriendo. – rió. Volvió a ponerse serio. - ¿Cómo te llamas?
¿Qué? ¿Cómo me llamo? ¿Qué cómo me llamo? ¿Me estás preguntando que como me llamo? ¿Acabas de dirigirme la palabra? ¿Me estás haciendo una pregunta? ¿A mí? ¿Estás mirándome sin reírte de mí o no huyes de mí por si te pego la sarna? ¿En serio, acaban de pasar 10 segundos y aún no te has echado a correr?
-Me llamo ____. – asentí.
-Yo Niall. – sonrió.
-Te conozco.
-¿Sí? – frunció el seño.
-Si. Bueno, me salvaste la vida. Agarraste a la Barbie estúpida cuando iba a tirarme de los pelos. – el carcajeó y volvió a mirarme a los ojos. Los suyos eran preciosos. Eran azul, azul como el cielo. Tenían un brillo muy bonito, pero a pesar de este, también se le veía triste. No sé cómo puede ser amigo del estúpido y compañía. Se le ve tan distinto.
-Adiós ___. – sonrió. – Y por cierto…-miró mis manos.- ese libro es precioso.
Y luego se marchó. ‘Y ese libro es precioso’. ¿Se había leído el libro? Desde luego, este chico era totalmente distinto. Pestañeé unas cuantas veces. Era la primera conversación formal que tenía con un chico lindo en años. Me costó asimilarlo. Subí las escaleras y llegué a la zona de chicas. Pasé la llave y entré en mi habitación. La cerré y me acerqué a mi cama, guardé el libro debajo de mi almohada. Di dos pasos y antes de salir, volvía retroceder. Me observé en el espejo. Me acerqué a él y comencé a mirarme. Miré la cama de las chicas. Habían dejado ropa, sus faldas, sus vestidos. Observé la mía. Un chándal, un abrigo grande. Me miré en el espejo. Quité mis lentes y observé mis ojos. Mis pestañas eran grandes y rizadas. Observé mis ojos. No eran oscuros, tampoco eran claros. Eran de un color entre miel y marrón. Abrí la boca y simulé una sonrisa. Observé mis dientes. Ya estaban en su lugar. Me separé del espejo. Y recordé. ‘¿No te has planteado un cambio?’. Fruncí el seño. Y no sabía si lo fruncía por la voz y la imagen de ese momento, me vino como flashback o por la persona y la voz que me vino a la mente. Esperaba que fuera por lo primero. Cogí la llave y cerré la habitación. Llegué a la cafetería.
-¿Qué desea? – preguntó ‘David’ según ponía en su plaquita. El cocinero.
-De esto. – señalé una pechuga. – Y de esto. – señalé la ensalada.
-Buena elección. – sonrió. – Todos eligen hamburguesas o pizzas. Yo reí por lo bajito y una voz fuerte me desconcertó.
-Vamos David, más energía. – dijo aquella voz odiosa. Miré a mi lado. Estaba Zayn esperando.
-Ya voy Zayn, ¿No ves que estoy sirviéndole a la señorita?
-¿Qué señorita? – frunció el seño. - ¿Yo no veo ninguna señorita cerca? – elevé una ceja.
-Quizás usted tiene un gran problema. – dijo David sirviéndome aún más lento.
-¡Ah! – me miró y carcajeó. – Esto. – me señaló.
-Esto tiene nombre. – sonreí. - ¿Quieres que te lo recuerde? – su cara cambió radicalmente.
-¿Tú sabes quién soy yo? – preguntó él esta vez. Aclaró su garganta.
-Claro. – sonreí. - El mimado, mujeriego, egocéntrico, impulsivo, irrespetuoso, ninfomano y gilipollas de la universidad.
-¿Qué tanto me conoces? – sonrió.
-Zayn. – sonreí.
-Ensucias mi nombre.
-Zayn. – repetí.
-¿Qué quieres?
-¿Te gusta la pizza? – pregunté.
-¿Me vas a dar de comer?
-¿Te gustaría?
-Claro, que no.
-Pues a mí me encantaría. – Él elevó una ceja.
-¿Tienes hambre? – volví a preguntar.
-Mucha. – respondió. Miré a David y él asintió. Cogí un pedazo de pizza y la aplasté contra su cara.
-Pues come idiota, come.
Carcajeé, permitiéndome una carcajada de desahogo que erróneamente es interpretada como felicidad. Y de pronto me convertí en el centro de atención de la cafetería. Observé el fondo, a la derecha, donde siempre. Las chicas me miraban boquiabierta mientras Zayn limpiaba su cara diciendo cosas sin sentido. Estoy segura que si hubiera sido un chico, me hubiese matado. David soltó una pequeña risotada y todos los demás murmuraban entre sí. De pronto, la directora entró en la cafetería.
-¡¿Qué está pasando aquí?! – dijo en un tono elevado la señora Macer, mientras se acercaba.
-Ella. – me señaló. - ¡Mire como me ha puesto!
-Sólo me defendí.
-¡Mentira! – gritó.
-¡Cierto! – grité esta vez yo.
-¿¡Me vas a decir que es mentira!?
-¡Te lo digo!
-Eres una….
-¡Basta! ¡Los dos a dirección! – gritó la señora Macer señalando la puerta de la cafetería.
Miré a Zayn con rabia mientras él me dirigía la misma mirada de odio. Llegamos a la dirección y la señora Macer nos dejó solos, sentados en una de sus banquetas. ¿Pretendía que nos matáramos?
-Eres una imbécil.
-Y tú un idiota. – me defendí observando el gran estante marrón que había en el despacho de la señora Macer. No me atrevía mirarle, con tan solo mirarle me exasperaba.
-Qué asco te tengo. – dijo con repugnancia.a
-Muchas gracias. Compartimos el mismo sentimiento.
-A parte de fea, eres insoportable.
-Que caballero Malik, muchas gracias.
La señora Macer abrió la puerta de dirección interrumpiendo nuestra tan agradable conversación y se sentó en su enorme silla de cuero. Enfrente de nosotros. Nos dijo que explicáramos nuestras versiones. Zayn dio la suya. Yo la mía. Finalmente…nos ganamos un ¿merecido? castigo.
-Como sabén, ahora comenzaremos con las pruebas musicales. – asintió la directora.
-¿Qué pruebas? – fruncí el seño.
-¿Tú sabes a donde viniste? – preguntó Zayn riendo. Lo miré con cara de pocos amigos y volví a mirar a Macer.
-Todos los años, hacemos unas pruebas musicales. En su clase de música, tendran que aprender a tocar un instrumento.
-¿Un instrumento? – abrí mucho los ojos.
-¿También eres sorda? – me preguntó Zayn carcajeando.
-¡Ya basta Zayn! – exclamó la directora. Yo me exalté por el fuerte grito.
-Todos tenéis que tocar un instrumento, y dentro de un mes tienen que mostrar su evolución.
-¿Y cuál se supone que es el castigo? –pregunté.
-El castigo será….- miró unas hojas y nos miró sonriente. – Tendran que tocar el mismo instrumento.
-¿¡Cómo!? – dijo Zayn levantándose de su asiento.
-Sí, tendran que tocar el piano. Los dos. Se me desencajó la mandíbula.
- ¡¿Yo?! ¡¿T.o.c.a.r .e.l P.i.a.n.o!? ¡¿C.o.n.Z.a.y.n!? - dije pausadamente, señalándole.
-Así es. – sonrió la directora.
-¿CÓMO? ¡NO, ME NIEGO! – dijo él sacando un cigarro de su bolsillo. - ¿Con ella? – lo prendió - ¡La gente no me puede ver con ella! – gritó aspirando fuertemente.
-¡Zayn Jaawad! – se puso en pié Macer. - ¡Apague eso!
-¡No! – negó en un grito.
-¡Apaga el cigarro o tendrá problemas con sus padres! – Zayn frunció el seño y la miró con odio. ¿Qué pasaba con sus padres? Me pregunté. Cogió el cigarro y aspiró fuertemente, cerrando los ojos. Luego lo escachó en un pequeño cenicero que la directora tenía allí. Me quedé anonadada. Es como Danny Zuko en Grase. Se tira a todas las tías, fuma y no se corta ni un puto pelo.
-Muy bien. – asintió la directora. Me senté.
-¡Siéntese! - señaló. Zayn tiró de la silla fuertemente, haciendo un ruido escandaloso y luego, se sentó. Apreté los dientes.
-Empezaran el lunes. A las 5:00 de la tarde hasta las 6:30. ¡Puntuales! – nos miró. – Y practicaran durante todo este mes. Ayer llegaron de ese mes de ‘vacaciones’ y ahora hasta el otro no van a salir de aquí. Este castigo, no es un simple castigo. En él se ven involucrados su cooperación como ‘equipo’ y también veremos las ganas que tienen de estar en esta universidad.
-¿Pero no hay otro castigo? – dije esta vez yo. - ¡Prefiero limpiar suelos, recoger todas las flores del jardín, cocinar, barrer toda la universidad! ¡Pero con esté idiota no! – La incomodidad aumenta y hablo con más fuerza.
-No, ese es vuestro castigo. – concluyó. – Y no insulte.
-¿Y si me niego? – elevé una ceja.
-Si se niega, se convertirán en tres meses.
-No, desde luego prefiero aguantarlo un mes. – suspiré.
-¿Ya me puedo ir? – Zayn, elevó una ceja suspirando pesadamente.
-Adiós. – dijo la directora. Me puse en pié y caminé hacia la puerta. Zayn me siguió.
-Lo siento Macer. – dije en un susurro. Zayn me miró con furia después de unos minutos.
-Zayn. – le llamó. Este se viró gruñendo por lo bajo. – No quiero volver a verte en mi despacho.
-No creo darle más ese gusto. – carcajea con descaro mientras vuelve a ponerse serio. – Adiós.
Este niño es insoportable. Salgo del despacho tomando una gran bocanada de aire. ¿1 mes entero aguantándole? Creo que esto será el fin del mundo. Bajo las mangas de mi pulóver y sigo caminando. Sin pararme ni un solo instante.
-¡Oye fea! – me gritó. Le ignoré.
-¡Fea! – volvió a gritar. Seguí mi rumbo. Subí los escalones para subir a mi habitación.
-¡Maslow! – gritó esta vez tirando esta vez de mi muñeca. ¿Maslow? Fruncí el ceño antes de sentir sus grandes manos haciendo fuerzas en mis muñecas, girándome rápidamente. Tan fuerte que sentí un gran dolor en estas. Me había hecho daño.
-¡Ah! – me quejé. - ¡Suéltame estúpido! – fruncí el ceño con dolor e hice una mueca con los labios. Miré a Zayn que me observaba con el seño fruncido.
-¿Qué haces? – dijo observándome mientras yo casi me retorcía del dolor.
-Nada. – subí los escalones. – Déjame en paz joder.
Masculló algo que no logré escuchar y corrí hacia mi habitación. Sin encender las luces di un gran portazo y me tiré en mi cama. Me retorcía del dolor. Tenía las muñecas frágiles y sensibles. Desde que me intenté cortar las venas hace 3 años. Un día, papá vino de la calle. Normalmente, salía con sus amigos a bares y tomaba cocaína. Se drogaba. Cuando venía a casa, maltrataba a mamá y a mí, pero muy pocas veces. Mamá siempre se interponía y decía ‘Pégame a mí, a ella no le hagas daño por favor’ recuerdo aquellos días horrorosos. Un día, papá estaba pegándole a mamá con un cinturón. Yo estaba detrás del sillón, observándole. Mamá se retorcía de dolor y sus lágrimas caían como cataratas. Corrí al baño y abrí el cajón de las hojillas y entonces……sucedió. Cerré los ojos y me corté. Luego no recuerdo más nada. Cuando desperté, estaba en un hospital y más tarde, tuve que ingresar en un centro de rehabilitación. ¿Ahora entendéis el por qué de mis pulóveres? ¿De mi dolor en mis muñecas cuando hacen presión sobre estas? Mordí la almohada. Lo último que recuerdo, fue soltar un pequeño grito ahogado
ZAHIRA_66
Re: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Si se lo que piensas soy la peor lectora del mundo por no comentar eh estado desde el celu y no me aparecia este cap si que escribistes pero no aparecia completo LO SIENTO
pero ahora entre por el compu y eme aqui
ame el cap enserio tienes que seguirla
ese Zayn y pobre rayis enserio la vida dura que le ha tocado :(
tienes que seguirla please
okya me dejo pero siguela
besos cuidate y siguela pronto
Good Bye
:bye:
pero ahora entre por el compu y eme aqui
ame el cap enserio tienes que seguirla
ese Zayn y pobre rayis enserio la vida dura que le ha tocado :(
tienes que seguirla please
okya me dejo pero siguela
besos cuidate y siguela pronto
Good Bye
:bye:
Manenitha1D
Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Desafío al corazón. Capítulo {5}
|| 5 horas más tarde. • Narra Zayn ||
-¿Qué tal estuve esta noche? – pregunté colocándome los pantalones.
-Genial. – susurró Paola colocándose su vestido. – Genial como siempre. – se acercó y mordió mi labio inferior.
-¡Ahora, corre! – dijo abriendo la puerta de su habitación. La cerré y la apoyé en la puerta.
-¿No me das un besito antes? – sonreí pícaro agarrándola por la cintura. Ella curvó sus labios y me dio un beso lleno de ardor.
-Adiós, Malik.
-Adiós hermosa. – carcajeé abotonando mi blusa, abrí la puerta y tras observar si estaba el cuidador, fui a paso lento hasta mi habitación.
-Hombre, llegó el caso perdido. – dijo Harry carcajeando en su cama. Cerré la puerta.
-¿Dónde estabas? – preguntó Louis leyendo una revista de los Rolling Stone desde la suya.
-Por ahí. – carcajeé.
-Aún la tienes empinada. – carcajeó Harry contagiando a Louis. – Córtate.
-No la tengo empinada. Es el regalo más grande que Dios le puede dar a un hombre. – me elevé de hombros quitándome la blusa. – Que noche.
-Paola te da fuerte.
-Es una fiera. – suspiré y me tiré en mi cama. – Y tremenda fiera.
-¿No te cansas? – preguntó Harry. - ¿No te cansas de estar siempre con ella?
-No. No siempre estoy con ella. – carcajeé. – El otro día me tiré a Angy. – dije sin rodeos.
-¿Angy?
-Sí, Angy.
-¿Angy Valt? – volvió a preguntar Harry anonadado.
-No, ¿En serio?, esa sí que está buena.
-¡Hey! – dijo Niall bajando por las escaleras con una toalla en la cintura.
-Hola marica. – le saludo.
-Hola romeo. – me saluda Niall buscando un desodorante. Me fijo en el cuerpo de él. ¿Habia estado en el gimnasio? Casi tenía más tríceps que yo. Eso no podía permitirlo. Yo era el galán de la universidad. Fruncí el seño al darme cuenta que llevaba como 10 segundos observando el cuerpo de mi compañero.
-Mira. – dijo Niall levantándose de su cama y sentándose en la mía. Quité mis brazos apoyados en mi cuello y me senté. – Es mi nueva muñeca.
Es una Caguasaqui X4000. El sueño de cualquier chico adolescente. Velocidad. Pura adrenalina. Corriendo a 160 km por hora. Pura libertad.
-No jodas. – dije observando la revista. No me extraña que Louis se compre una nueva moto. Todos los meses cambia. Su padre es empresario. Uno de los empresarios más importantes de aquí. Tiene una gran empresa de electrónica en Atlanta. – Está guapa tío. – asentí. El me miró, sonrió y se volvió a tirar en su cama. Abrió su cajón, sacó un cigarro y lo prendió. Cogió una bocanada de aire y formó una nube.
-Luego vengo. – dijo Niall atándose los cordones.
-¿A dónde vas? – preguntó Harry. Observé a Louis y elevé una ceja. Niall se puso en pié y abrió la puerta.
-Por ahí. – me imitó observándome y luego, cerró la puerta.
-¿Qué le pasa a este? – pregunté.
-Últimamente está medio gay.
-¿Medio gay? – elevé una ceja.
-Medio raro. Medio estúpido. – Harry bostezó. Se puso en pié, se sacó el bóxer del trasero y subió las escaleras.
Me quité la ropa, quedándome en bóxers y me tiré hacia atrás en la cama. Volví a apoyar mis manos en mi nuca. Mirando al techo. Cerré los ojos por un instante. Lo suficiente como para quedarme dormido. ¿Nunca te ha pasado que cierras los ojos y te despiertas por tu propia respiración? ¿O por tu propio ronquido? Abrí los ojos exaltado y miré a Louis que observaba la revista con detenimiento mientras seguía aspirando del cigarrillo. Me puse en pié y subí también al cuarto de baño. Eché prácticamente a Harry estando a medio duchar y entré yo. Me duché y después salí.
-Venga, entra. – dije atando una toalla en mi cintura.
-Te voy a denunciar. – dijo Harry mientras entraba en el baño y cerraba la puerta. Yo carcajeé e hice un gesto de negación con la cabeza mientras bajaba las escaleras.
-Me voy a cenar. – dijo Louis poniéndose en pie. - ¿Te vienes?
-Espera que me vista. – dije revolviendo al cajón. Saqué un vaquero y una blusa negra de pico. Cogí unas vans nergras. Ya tenía el pelo seco. Me puse un poco de desodorante, perfume y cerré la puerta.
-¿Dónde estabas esta mañana? – me preguntó.
-¿Cuándo? – elevé una ceja. Bajamos los primeros escalones de la zona de chicos.
-No te hagas. Todos saben que el monstruito se te enfrentó. – Apreté los dientes.
-Sí, esa estúpida es demasiado lista para ser tan….-me cortó.
-Quizás si es cierto que las feas no son tontas.
-¿Para qué quieres una inteligente, horrenda? – carcajeé.
-Para conquistar el mundo, quedarte con su dinero y luego, matarla.
-Hostia, man. – estallé en carcajadas. – Has sido cruel. Él rió.
De repente, Louis se quedó como sacado de onda. Se quedó mirando al pasillo, a un grupo de chicas. Entre ellas, estaba Mar. Mar Duarte. La chica por la cual está loco desde hace meses. Él no me dice nada, pero se le nota. Se le nota a kilómetros. Yo no soy en un experto en esto del amor. Nunca me he enamorado. ¿Para qué? Dicen que solo traen problemas. Nunca he sentido eso de querer a una persona, no sacártela de la cabeza, pensar en ella y estar obsesionado. Aunque creo que si me pasara algún día, no podría sobrevivir. En mi cabeza solo se mezclan 3 cosas: vivir al límite, beber y pasarla en grande. ¿Amor? ¿Qué es eso?
-¿Por qué no te lanzas? – pregunté.
-¿Qué? – se exaltó y miró hacia la otra dirección. - ¿Qué hablas? – elevé una ceja.
-¿Por qué no te tiras a Mar? – me miró y carcajeó.
-Estás alucinando. Y aún no me has contestado. – cambió radicalmente de tema. Fruncí el seño.
-¿El qué? – di con el pié una patada a la puerta del comedor y sonreí. Todos miraron hacia nosotros y volvieron sus vistas a sus platos. Todos tenían que saber que Zayn Malik había llegado.
-Pues el problema con la fea. – dijo en tono más bajo.
-No pasó nada. – apreté mi mandíbula. Recordé cuando la estúpida estampó aquel trozo de pizza en mi cara. Ninguna chica me había hecho una cosa así nunca.
-Entonces…-le corté.
-¿Deja el temita vale?
-Eeeey. – carcajeó Louis. – Bájate. – dijo con una ceja elevada mientras me miraba serio. Le observé y negué furioso mientras caminaba más rápido para coger la cena.
-Hola Zayn. – dijo Janelle. ¿Recordáis la chica rubia de clases? ¿La que está buenísima?
-Hola preciosa. – sonreí. Su color labial, era rojo. Rojo fuerte.
-¿Qué tal te va todo? – volvió a sonreír mordiendo una manzana demasiado sensual. Pestañeé.
-Bien. – volví a fijarme en como mordía la manzana. Si. Me puse duro otra vez. – Genial. ¿Y a ti? – Coloqué un tenedor en mi bandeja y volví a mirarla.
-Yo necesito cariño.
-¿Una persona como tú… – la observé de arriba abajo. Paré mi mirada en sus labios y seguí hasta encontrarme con su mirada. – está necesitada de cariño? – dije con un tono seductor.
-A sí es Zayn. – nos sentamos en las mesas, ella justo a mi lado. Me miró picara.
-¿Y qué podría hacer yo? –pregunté. Ella revoloteó los ojos a su alrededor y se acercó a mí.
-Muchas cosas.
-Zayn. – dijo Louis sentándose delante de nosotros mientras se echaba a la boca una patata frita.
-¿Qué? – elevé una ceja y Janelle se alejó.
-¿Tienes cigarros? – esbozó una pequeña sonrisa. Lo había hecho queriendo. Muy bien sabe que yo se los robo a él.
-No, no tengo. – negué y cogí en mis manos la hamburguesa. Pegué un bocado.
-¿Está rica? – dijo Janelle observándome instintivamente.
-Buenísima. – lamí mis labios.
|| Narra _____ ||
Enredé unos cachitos de tela alrededor de mis muñecas, las tenía demasiado sensibles. No sabía qué pasaba. Me puse en píe y caminé hasta mi maleta. La había guardado dentro del armario. La abrí y saqué mi cámara de fotos. Me acosté de nuevo en mi cama y comencé a pasarlas. Habian fotos de hace mucho. Unas con mamá cuando fuimos al campo, con los abuelos. Incluso fotos con ese señor que se hacía llamar padre. No quería borrarlas, porque estas formaban parte de mi pasado. Y aunque dolían, prefería dejarlas ahí, como parte de mi historia. De repente, abrieron la puerta muy fuerte.
-¡____! – gritó Mane. Las chicas entraron y cerraron con fuerza.
-Hola. – sonreí.
-¿Dónde estabas? ¿Qué paso con Zayn? ¿Qué les dijo la directora Macer? ¿Por qué no volviste a bajar? - dijo rápidamente.
-¿Qué? – dije anonadada. - ¿Cómo puedes hablar tan rápido?
-¡Cuéntanos! – dijeron las dos.
-Resumiendo. – bostecé. – A partir del lunes tengo que tocar el piano con el estúpido como castigo. Dice Macer que será para ver la cooperación y para ver las ganas que tenemos de pertenecer a esta universidad. ¿Qué tiene que ver la música? – elevé una ceja.
-¿Estás de broma? – dijo Emma con los ojos como platos.
-Ojala estuviera en broma. – suspiré pesadamente.
-¿Y qué vas a hacer? – preguntó Mane.
-Pues joderme. Aprender a tocar el piano, no dirigirle la palabra si no es para el trabajo y fin.
-¿Y podrás aguantar?
-Bueno, si no aguanto lo mato y punto.
-¡_____!
-¿Qué? – carcajeé.
-No seas bruta. – dijo Mane riendo.
-¿Ya cenaste? – preguntó Emma.
-No ahorita voy. – asentí y me puse en pié. – No tardo. – sonreí y cerré la puerta.
Bajé hasta el comedor y pillé una manzana. No tenía hambre. Ni siquiera miré a mí alrededor. Salí como mismo entré y cuando me disponía a subir las escaleras, alguien dijo mi nombre. Y no precisamente era una voz femenina.
-¡___! – dijo el rubio de ojos azules acercándose.
-Hola Niall. – sonreí. - ¿Qué tal?
-Muy bien. – asintió. - ¿No comes?
-Sí. – asentí. Señalé la manzana.
-¿Sólo eso? – elevó una ceja.
-Sólo esto. – reí. Volví a ponerme seria.
-Tienes que comer. – dijo con el típico tono de madre.
-Sí, solo que ahora no me encuentro muy bien.
-Bueno. – sonrió y quedó mirándome a los ojos. Me ruboricé por un momento.
-Bueno adiós, ya voy a dormir. – sonrió. – Buenas noches ___.
-Adiós Nialler. – sonreí. – Que duermas bien.
-Adiós ___ (tu diminutivo).
Subía las escaleras dando un mordisco a mi manzana, hasta que me crucé con una desagradable persona. Zayn. Sin mirarle seguí caminando. Él hizo lo mismo. Estúpido consentido.
-Ya estoy. – abrí la puerta y sonreí.
-Que rápida. – rieron.
-Pues sí. – me elevé de hombros.
-Ve a vestirte.
-¿Para?
-Esta noche bajarás con nosotras al campus.
{1 hora más tarde}
Me había puesto un pantalón vaquero de patas anchas y un pulóver de manga larga de un tal Bob Esponja según Emma. El pulóver era de ella. Decía que el Nike era horroroso. Eso sí, mis playeras no me las quitaba nadie. Hice mi típica cola de caballo y me puse las gafas. Lista. Bajamos al campus, habían como mil cuatrocientos veinticuatro personas. ¿De dónde había salido tanta gente? Las chicas y yo nos sentamos debajo de unos arbolitos, en el césped. Todos estaban así. Algunos jugaban a las cartas, otros reían, otras almacenaban en botes las pinturas que iban con su color de piel entorno a los días de la semana que se acercaban según la previsión del tiempo. Otros observaban revistas de coches, motos, etc.
Después de casi 2 horas charlando y riendo, decidimos dar una vuelta por el campus. Llegamos a una zona donde no había mucha gente. Era a un lado de la piscina. Habían unas mesas, arboles y una luz que enfocaba la piscina. Seguimos dando vueltas y vueltas hasta que nos cansamos y volvimos a nuestra habitación.
-¡Estoy muerta! – dije tirándome en la cama.
-¡Siempre estás acostada! – carcajeó Mane.
-¡Amo dormir! – bostecé. - ¿Les importa si ya cierro el día?
-¿Qué?
-Que si les importa si me acuesto a dormir ya. – reí.
-Ah claro que no. – negaron.
-Pues ahora vuelvo.
Me levanté y me puse mi pijama. Volví abajo y tiré de las sabanas. Ya Mane estaba roncando. ¿En serio?
-Joder. – susurré. - ¿Se ha dormido en menos de dos minutos? Emma la miro y rio. Yo negué y tiré mis sabanas hacia arriba, para en menos de quince minutos, perderme en mis sueños.
|| 5 horas más tarde. • Narra Zayn ||
-¿Qué tal estuve esta noche? – pregunté colocándome los pantalones.
-Genial. – susurró Paola colocándose su vestido. – Genial como siempre. – se acercó y mordió mi labio inferior.
-¡Ahora, corre! – dijo abriendo la puerta de su habitación. La cerré y la apoyé en la puerta.
-¿No me das un besito antes? – sonreí pícaro agarrándola por la cintura. Ella curvó sus labios y me dio un beso lleno de ardor.
-Adiós, Malik.
-Adiós hermosa. – carcajeé abotonando mi blusa, abrí la puerta y tras observar si estaba el cuidador, fui a paso lento hasta mi habitación.
-Hombre, llegó el caso perdido. – dijo Harry carcajeando en su cama. Cerré la puerta.
-¿Dónde estabas? – preguntó Louis leyendo una revista de los Rolling Stone desde la suya.
-Por ahí. – carcajeé.
-Aún la tienes empinada. – carcajeó Harry contagiando a Louis. – Córtate.
-No la tengo empinada. Es el regalo más grande que Dios le puede dar a un hombre. – me elevé de hombros quitándome la blusa. – Que noche.
-Paola te da fuerte.
-Es una fiera. – suspiré y me tiré en mi cama. – Y tremenda fiera.
-¿No te cansas? – preguntó Harry. - ¿No te cansas de estar siempre con ella?
-No. No siempre estoy con ella. – carcajeé. – El otro día me tiré a Angy. – dije sin rodeos.
-¿Angy?
-Sí, Angy.
-¿Angy Valt? – volvió a preguntar Harry anonadado.
-No, ¿En serio?, esa sí que está buena.
-¡Hey! – dijo Niall bajando por las escaleras con una toalla en la cintura.
-Hola marica. – le saludo.
-Hola romeo. – me saluda Niall buscando un desodorante. Me fijo en el cuerpo de él. ¿Habia estado en el gimnasio? Casi tenía más tríceps que yo. Eso no podía permitirlo. Yo era el galán de la universidad. Fruncí el seño al darme cuenta que llevaba como 10 segundos observando el cuerpo de mi compañero.
-Mira. – dijo Niall levantándose de su cama y sentándose en la mía. Quité mis brazos apoyados en mi cuello y me senté. – Es mi nueva muñeca.
Es una Caguasaqui X4000. El sueño de cualquier chico adolescente. Velocidad. Pura adrenalina. Corriendo a 160 km por hora. Pura libertad.
-No jodas. – dije observando la revista. No me extraña que Louis se compre una nueva moto. Todos los meses cambia. Su padre es empresario. Uno de los empresarios más importantes de aquí. Tiene una gran empresa de electrónica en Atlanta. – Está guapa tío. – asentí. El me miró, sonrió y se volvió a tirar en su cama. Abrió su cajón, sacó un cigarro y lo prendió. Cogió una bocanada de aire y formó una nube.
-Luego vengo. – dijo Niall atándose los cordones.
-¿A dónde vas? – preguntó Harry. Observé a Louis y elevé una ceja. Niall se puso en pié y abrió la puerta.
-Por ahí. – me imitó observándome y luego, cerró la puerta.
-¿Qué le pasa a este? – pregunté.
-Últimamente está medio gay.
-¿Medio gay? – elevé una ceja.
-Medio raro. Medio estúpido. – Harry bostezó. Se puso en pié, se sacó el bóxer del trasero y subió las escaleras.
Me quité la ropa, quedándome en bóxers y me tiré hacia atrás en la cama. Volví a apoyar mis manos en mi nuca. Mirando al techo. Cerré los ojos por un instante. Lo suficiente como para quedarme dormido. ¿Nunca te ha pasado que cierras los ojos y te despiertas por tu propia respiración? ¿O por tu propio ronquido? Abrí los ojos exaltado y miré a Louis que observaba la revista con detenimiento mientras seguía aspirando del cigarrillo. Me puse en pié y subí también al cuarto de baño. Eché prácticamente a Harry estando a medio duchar y entré yo. Me duché y después salí.
-Venga, entra. – dije atando una toalla en mi cintura.
-Te voy a denunciar. – dijo Harry mientras entraba en el baño y cerraba la puerta. Yo carcajeé e hice un gesto de negación con la cabeza mientras bajaba las escaleras.
-Me voy a cenar. – dijo Louis poniéndose en pie. - ¿Te vienes?
-Espera que me vista. – dije revolviendo al cajón. Saqué un vaquero y una blusa negra de pico. Cogí unas vans nergras. Ya tenía el pelo seco. Me puse un poco de desodorante, perfume y cerré la puerta.
-¿Dónde estabas esta mañana? – me preguntó.
-¿Cuándo? – elevé una ceja. Bajamos los primeros escalones de la zona de chicos.
-No te hagas. Todos saben que el monstruito se te enfrentó. – Apreté los dientes.
-Sí, esa estúpida es demasiado lista para ser tan….-me cortó.
-Quizás si es cierto que las feas no son tontas.
-¿Para qué quieres una inteligente, horrenda? – carcajeé.
-Para conquistar el mundo, quedarte con su dinero y luego, matarla.
-Hostia, man. – estallé en carcajadas. – Has sido cruel. Él rió.
De repente, Louis se quedó como sacado de onda. Se quedó mirando al pasillo, a un grupo de chicas. Entre ellas, estaba Mar. Mar Duarte. La chica por la cual está loco desde hace meses. Él no me dice nada, pero se le nota. Se le nota a kilómetros. Yo no soy en un experto en esto del amor. Nunca me he enamorado. ¿Para qué? Dicen que solo traen problemas. Nunca he sentido eso de querer a una persona, no sacártela de la cabeza, pensar en ella y estar obsesionado. Aunque creo que si me pasara algún día, no podría sobrevivir. En mi cabeza solo se mezclan 3 cosas: vivir al límite, beber y pasarla en grande. ¿Amor? ¿Qué es eso?
-¿Por qué no te lanzas? – pregunté.
-¿Qué? – se exaltó y miró hacia la otra dirección. - ¿Qué hablas? – elevé una ceja.
-¿Por qué no te tiras a Mar? – me miró y carcajeó.
-Estás alucinando. Y aún no me has contestado. – cambió radicalmente de tema. Fruncí el seño.
-¿El qué? – di con el pié una patada a la puerta del comedor y sonreí. Todos miraron hacia nosotros y volvieron sus vistas a sus platos. Todos tenían que saber que Zayn Malik había llegado.
-Pues el problema con la fea. – dijo en tono más bajo.
-No pasó nada. – apreté mi mandíbula. Recordé cuando la estúpida estampó aquel trozo de pizza en mi cara. Ninguna chica me había hecho una cosa así nunca.
-Entonces…-le corté.
-¿Deja el temita vale?
-Eeeey. – carcajeó Louis. – Bájate. – dijo con una ceja elevada mientras me miraba serio. Le observé y negué furioso mientras caminaba más rápido para coger la cena.
-Hola Zayn. – dijo Janelle. ¿Recordáis la chica rubia de clases? ¿La que está buenísima?
-Hola preciosa. – sonreí. Su color labial, era rojo. Rojo fuerte.
-¿Qué tal te va todo? – volvió a sonreír mordiendo una manzana demasiado sensual. Pestañeé.
-Bien. – volví a fijarme en como mordía la manzana. Si. Me puse duro otra vez. – Genial. ¿Y a ti? – Coloqué un tenedor en mi bandeja y volví a mirarla.
-Yo necesito cariño.
-¿Una persona como tú… – la observé de arriba abajo. Paré mi mirada en sus labios y seguí hasta encontrarme con su mirada. – está necesitada de cariño? – dije con un tono seductor.
-A sí es Zayn. – nos sentamos en las mesas, ella justo a mi lado. Me miró picara.
-¿Y qué podría hacer yo? –pregunté. Ella revoloteó los ojos a su alrededor y se acercó a mí.
-Muchas cosas.
-Zayn. – dijo Louis sentándose delante de nosotros mientras se echaba a la boca una patata frita.
-¿Qué? – elevé una ceja y Janelle se alejó.
-¿Tienes cigarros? – esbozó una pequeña sonrisa. Lo había hecho queriendo. Muy bien sabe que yo se los robo a él.
-No, no tengo. – negué y cogí en mis manos la hamburguesa. Pegué un bocado.
-¿Está rica? – dijo Janelle observándome instintivamente.
-Buenísima. – lamí mis labios.
|| Narra _____ ||
Enredé unos cachitos de tela alrededor de mis muñecas, las tenía demasiado sensibles. No sabía qué pasaba. Me puse en píe y caminé hasta mi maleta. La había guardado dentro del armario. La abrí y saqué mi cámara de fotos. Me acosté de nuevo en mi cama y comencé a pasarlas. Habian fotos de hace mucho. Unas con mamá cuando fuimos al campo, con los abuelos. Incluso fotos con ese señor que se hacía llamar padre. No quería borrarlas, porque estas formaban parte de mi pasado. Y aunque dolían, prefería dejarlas ahí, como parte de mi historia. De repente, abrieron la puerta muy fuerte.
-¡____! – gritó Mane. Las chicas entraron y cerraron con fuerza.
-Hola. – sonreí.
-¿Dónde estabas? ¿Qué paso con Zayn? ¿Qué les dijo la directora Macer? ¿Por qué no volviste a bajar? - dijo rápidamente.
-¿Qué? – dije anonadada. - ¿Cómo puedes hablar tan rápido?
-¡Cuéntanos! – dijeron las dos.
-Resumiendo. – bostecé. – A partir del lunes tengo que tocar el piano con el estúpido como castigo. Dice Macer que será para ver la cooperación y para ver las ganas que tenemos de pertenecer a esta universidad. ¿Qué tiene que ver la música? – elevé una ceja.
-¿Estás de broma? – dijo Emma con los ojos como platos.
-Ojala estuviera en broma. – suspiré pesadamente.
-¿Y qué vas a hacer? – preguntó Mane.
-Pues joderme. Aprender a tocar el piano, no dirigirle la palabra si no es para el trabajo y fin.
-¿Y podrás aguantar?
-Bueno, si no aguanto lo mato y punto.
-¡_____!
-¿Qué? – carcajeé.
-No seas bruta. – dijo Mane riendo.
-¿Ya cenaste? – preguntó Emma.
-No ahorita voy. – asentí y me puse en pié. – No tardo. – sonreí y cerré la puerta.
Bajé hasta el comedor y pillé una manzana. No tenía hambre. Ni siquiera miré a mí alrededor. Salí como mismo entré y cuando me disponía a subir las escaleras, alguien dijo mi nombre. Y no precisamente era una voz femenina.
-¡___! – dijo el rubio de ojos azules acercándose.
-Hola Niall. – sonreí. - ¿Qué tal?
-Muy bien. – asintió. - ¿No comes?
-Sí. – asentí. Señalé la manzana.
-¿Sólo eso? – elevó una ceja.
-Sólo esto. – reí. Volví a ponerme seria.
-Tienes que comer. – dijo con el típico tono de madre.
-Sí, solo que ahora no me encuentro muy bien.
-Bueno. – sonrió y quedó mirándome a los ojos. Me ruboricé por un momento.
-Bueno adiós, ya voy a dormir. – sonrió. – Buenas noches ___.
-Adiós Nialler. – sonreí. – Que duermas bien.
-Adiós ___ (tu diminutivo).
Subía las escaleras dando un mordisco a mi manzana, hasta que me crucé con una desagradable persona. Zayn. Sin mirarle seguí caminando. Él hizo lo mismo. Estúpido consentido.
-Ya estoy. – abrí la puerta y sonreí.
-Que rápida. – rieron.
-Pues sí. – me elevé de hombros.
-Ve a vestirte.
-¿Para?
-Esta noche bajarás con nosotras al campus.
{1 hora más tarde}
Me había puesto un pantalón vaquero de patas anchas y un pulóver de manga larga de un tal Bob Esponja según Emma. El pulóver era de ella. Decía que el Nike era horroroso. Eso sí, mis playeras no me las quitaba nadie. Hice mi típica cola de caballo y me puse las gafas. Lista. Bajamos al campus, habían como mil cuatrocientos veinticuatro personas. ¿De dónde había salido tanta gente? Las chicas y yo nos sentamos debajo de unos arbolitos, en el césped. Todos estaban así. Algunos jugaban a las cartas, otros reían, otras almacenaban en botes las pinturas que iban con su color de piel entorno a los días de la semana que se acercaban según la previsión del tiempo. Otros observaban revistas de coches, motos, etc.
Después de casi 2 horas charlando y riendo, decidimos dar una vuelta por el campus. Llegamos a una zona donde no había mucha gente. Era a un lado de la piscina. Habían unas mesas, arboles y una luz que enfocaba la piscina. Seguimos dando vueltas y vueltas hasta que nos cansamos y volvimos a nuestra habitación.
-¡Estoy muerta! – dije tirándome en la cama.
-¡Siempre estás acostada! – carcajeó Mane.
-¡Amo dormir! – bostecé. - ¿Les importa si ya cierro el día?
-¿Qué?
-Que si les importa si me acuesto a dormir ya. – reí.
-Ah claro que no. – negaron.
-Pues ahora vuelvo.
Me levanté y me puse mi pijama. Volví abajo y tiré de las sabanas. Ya Mane estaba roncando. ¿En serio?
-Joder. – susurré. - ¿Se ha dormido en menos de dos minutos? Emma la miro y rio. Yo negué y tiré mis sabanas hacia arriba, para en menos de quince minutos, perderme en mis sueños.
ZAHIRA_66
Re: Desafió al corazón (Zayn&Tu)
Hola , nueva lectora .. me llamo Claudia , me puedes decir Clau , tengo 13
años y soy de chile ..
amo la novela ..
siguela
besos :)x
años y soy de chile ..
amo la novela ..
siguela
besos :)x
Clau 1D
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
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