Re: "Deseo": "Un Matrimonio Por Obligación" (Joe&Tú) [TERMINADA]

por **#Ale** Lun 13 Dic 2010, 3:07 pm

SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA....

por Invitado Lun 13 Dic 2010, 4:08 pm

sigue :D

por **#Ale** Mar 14 Dic 2010, 11:50 am

SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA

por Invitado Miér 15 Dic 2010, 12:14 pm

siguela!

por Invitado Miér 15 Dic 2010, 10:46 pm

siguela plisss :D siguela plisss :) siguela plisss :o

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por **#Ale** Lun 20 Dic 2010, 11:50 am

SIGUELA
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por Invitado Lun 20 Dic 2010, 7:03 pm

siguela!!!

por **Karely Jonatika** Lun 20 Dic 2010, 11:28 pm

ahora subo dos caps chicas :D

por **damned** Lun 20 Dic 2010, 11:37 pm

xfisssssss

por **damned** Lun 20 Dic 2010, 11:39 pm

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por **Karely Jonatika** Lun 20 Dic 2010, 11:55 pm

Capítulo Cuatro

Joseph dio la vuelta a la furgoneta mientras ___(Tn) se ponía el cinturón de seguridad. Hacía mucho calor. ___(Tn) se abanicó con la mano. Joseph arrancó y encendió el aire acondicionado. Se concentró en la carretera, y ___(Tn) aprovechó para observarlo.

Joseph llevaba vaqueros ajustados y una camisa que entonaba con su piel. Una semana antes, un día antes incluso, ___(Tn) no lo habría reconocido, pero lo cierto era que era guapo. Su presencia, tan cerca, resultaba arrolladora, la ponía alerta, despertaba sus sentidos. Era como si abriera los ojos por primera vez, y descubriera lo sexy y masculino que era Joseph. Y tenía miedo de no poder olvidarlo.
___(Tn) desvió la vista hacia la ventanilla tratando de pensar en otra cosa, pero fue incapaz de dejar de recordar los momentos de intimidad con Joseph. Quizá simplemente se tratara de que no había esperado verlo nada más ducharse y vestirse. Al abandonar el barracón, se había sentido aliviada. Había temido el momento de volver a verlo, a pesar de saber que era inevitable.

Bien, debía ser sincera consigo misma. Lo cierto era que la idea le producía ansiedad y cierta excitación. ___(Tn) dirigió la vista una vez más hacia él y lo observó. Joseph parecía tan nervioso como ella. ___(Tn) comprendía cómo se sentía. Su mente, su cuerpo, eran un caos. Sabía que lo mejor era no albergar ningún sentimiento hacia él, pero no podía evitar recordar lo maravillosamente que se había sentido cuando Joseph le había hecho el amor. No podía olvidar sus besos o la forma en que la acariciaba.

___(Tn) retorció las manos en el regazo. Su propósito no había sido el de complicar las cosas, pero Joseph tampoco había ayudado, al anunciar que iban a comprar el anillo. ___(Tn) suspiró pesadamente y volvió la vista hacia la ventanilla. Pasaban por un prado lleno de caballos pastando. Había mucho que hacer en el rancho. Por eso era una tontería ir a San Luis por un anillo que ni quería, ni se pondría.

—Esto es una pérdida de tiempo —comentó ___(Tn) con convicción, desafiante.
—He dicho que vamos a comprar un anillo, y vamos a comprar un anillo.
—¿Porque tú lo dices?
—No, porque tú dijiste que íbamos a casarnos.
—Pero no hace falta que malgastes el dinero comprando un anillo —insistió ___(Tn)—. El compromiso es una farsa.
—Entonces tómatelo como si el anillo también lo fuera —respondió Joseph, a quien se le estaba agotando la paciencia.
—Escucha, ¿es que no comprendes que ese anillo va a hacerlo parecer todo más real? Lo hará parecer todo más… no sé, más oficial —añadió ___(Tn), con la clara sensación de que Joseph no la escuchaba.

___(Tn) comenzaba a comprender que Joseph Jonas tenía su propia forma de pensar, y era tenaz.

Bien, pues él tendría también que aprender que ella no estaba dispuesta a ceder.

—De eso se trata. Ya te he dicho lo que pensará la gente si no te pongo un anillo en el dedo —contestó Joseph.

Entonces se hizo el silencio. Joseph no estaba dispuesto a seguir discutiendo y defendiéndose. Y ___(Tn) no estaba dispuesta a creer que tuviera que pagar por una noche de pasión, tal y como creía él. Joseph comprendía sus dudas en torno al hecho de casarse, después de haberla oído decir que no planeaba tener marido. Pues bien, él no había planeado casarse tampoco. Estaba convencido de que carecía de algo esencial, para que las cosas salieran bien. Por eso había fallado su primer matrimonio.

Pero todo eso había sido antes de la noche anterior, antes de hacerle el amor a ___(Tn), antes de arrebatarle su virginidad. Joseph la miró de reojo y deseó por un momento que todo fuera distinto, deseó tener algo que ofrecer. ___(Tn) se apoyaba sobre la puerta, con las piernas cruzadas y expresión de enfado. Contempló sus pechos y anheló rabiosamente tocarlos. Su cuerpo reaccionó de inmediato a la idea, de modo que volvió la vista a la carretera.

Tenía que conseguir dominar su libido. No podía pasarse la vida deseando a ___(Tn) a cada momento, hasta que la farsa hubiera terminado. Pero distanciarse físicamente de ella le costaría un gran trabajo.

—¿Y tú? —preguntó ___(Tn)—. No hablamos más que de mí y de mi reputación, de la que parecen más preocupados Kevin y tú que yo.
—¿A qué te refieres?
—¿Es que no hay mujeres… es decir, no hay una mujer en tu vida, que pueda sentirse desilusionada de no ser ella quien se case contigo? —preguntó al fin ___(Tn), muerta de curiosidad.
—No.
—¿No?, ¿en serio?
—No, no hay nadie de quien tú debas preocuparte —añadió Joseph.

¿Qué significaba eso, exactamente?, se preguntó ___(Tn). ¿Que se veía con mujeres, pero con ninguna en especial?, ¿o significaba que no estaba dispuesto a discutir su vida amorosa con ella?

—¿Y tú?
—Yo no salgo con nadie. Te lo he dicho, ahora mismo no quiero compromisos —respondió ___(Tn).

Joseph pareció quedarse un rato asimilando aquella información, en silencio. Estaban saliendo de Crockett por la carretera interestatal 10 en dirección a Ozona. Joseph aceleró y preguntó:

—¿Qué clase de planes?
—¿Qué? —preguntó ___(Tn) sobresaltada.
—Dijiste que tenías planes y que no querías compromisos. ¿Qué clase de planes?

El tono de voz de Joseph era brusco, como si le resultara difícil entablar conversación. Jamás había sido una persona habladora, aunque se llevara bien con todo el mundo en Bar M. Con todos, excepto con ella. En realidad, ellos dos jamás habían mantenido una conversación. Sorprendida ante el interés repentino de Joseph, preguntándose si sería genuino, ___(Tn) se ruborizó.

—Ah, pues… he estado pensando mucho en qué quiero hacer. Me encanta trabajar con caballos, y por eso quiero tener mi propio rancho.

¿Por qué se lo había contado? ___(Tn) no se lo había dicho ni a sus hermanos, por miedo a que se lo tomaran a broma. Desde luego, Nicholas y Kevin no la tomarían en serio. Nada más volver del barracón de Joseph aquella mañana, ___(Tn) se había enterado de que su hermano Lucas se había vuelto a marchar al alba para tomar parte en un rodeo. En opinión de ___(Tn), Lucas solo estaba interesado en competir.

—¿Quieres tener tu propio rancho de caballos? —preguntó Joseph esforzándose por ocultar su escepticismo ante la idea, pero sin conseguirlo del todo.

Montar un rancho, del tipo que fuera, era un trabajo duro, largo y agotador. Joseph dudaba que ___(Tn) se diera cuenta de lo difícil que le resultaría la aventura, y mucho más tener éxito. ___(Tn), molesta, se cruzó de brazos y contestó:

—Sí, a pesar de lo que puedas pensar de mí, se me dan bien los caballos.

Joseph vaciló. En realidad se merecía la respuesta. No le había puesto las cosas fáciles a ___(Tn), desde que comenzó a trabajar en Bar M. Pero la culpa no era suya, sino de Nicholas. Nicholas le había pedido que le diera a ___(Tn) las tareas más pesadas, quería que su hermana se hartara de los caballos y asistiera a la universidad. Nicholas no había tenido oportunidad de estudiar. Tuvo que abandonar los estudios para encargarse de sus hermanos, cuando sus padres fallecieron en un accidente de avión. En una ocasión le había dicho a Joseph que quería que al menos uno de los McCall fuera a la universidad. Kevin no había asistido, y Lucas estaba más interesado por los rodeos. Pero teniendo en cuenta lo que acababa de decir ___(Tn), ella no parecía más dispuesta que los otros dos a continuar con su educación.

—No pretendía decir que no lo fueras —contestó al fin Joseph.
—Pues es lo que me ha parecido.
—Admito que has aprendido mucho. Y tienes instinto para los caballos, eso desde luego.

Joseph no quería animar a ___(Tn) con la idea del rancho, pero tampoco quería mentir. Había aprendido un par de cosas acerca de ella, en el trabajo día a día. ___(Tn) era inteligente y tenía talento con los caballos. Cualquiera se habría dado cuenta, observándola. El mismo se lo había señalado a Nicholas, en más de una ocasión. ___(Tn) jamás se rendía. Fuera cual fuera la tarea que él le diera, ella siempre la hacía. A veces se enfadaba y montaba un gran escándalo, pero la hacía.

por **Karely Jonatika** Mar 21 Dic 2010, 12:17 am

—Cuidado con los halagos, puede que me desmaye —advirtió __(Tn)—. A Nicholas le cuesta mucho darme independencia. Aún quiere que vaya a la universidad, y yo estoy harta de pelearme con él.
—Él solo quiere lo mejor para ti.
—Lo sé, pero espero que me deje en paz, ahora que se ha casado y tiene un hijo.

Matt se había presentado un día en el rancho sin previo aviso, diciendo que era hijo de Nicholas. Nataly, la madre de Matt y novia de Nicholas en el instituto, había ido a buscarlo, y al final ambos habían vuelto a enamorarse. ___(Tn) se alegraba mucho del reencuentro, después de los años transcurridos. Y se alegraba también de que Nicholas hubiera tenido un hijo natural. Su hermano había tenido un accidente poco después de volver al rancho, al abandonar los estudios, tras la muerte de sus padres. Como resultado de ese accidente, había quedado incapacitado para tener hijos. Pero por fin tenía una familia, y nunca había sido tan feliz.

—Tendrá mucho que hacer, eso seguro —convino Joseph—. Es buena idea, que Kevin haya comenzado a ampliar la casa. Es bastante grande, pero a veces puede resultar difícil, compartirla entre dos familias.
—Esa es otra de las razones por las que quiero tener mi propio rancho —le confió ___(Tn—. No es que no quiera a mi familia, la quiero. Significa mucho para mí. Quiero mucho a las gemelas de Kevin y Ashley, pero pronto podrán andar. Por eso me alegro de que Kevin se traslade a un ala nueva, será mejor para Nicholas, Nataly y Matt.
—Una cosa es que quieras tu propio rancho, ___(Tn), y otra muy distinta hacerlo funcionar —advirtió Joseph—. ¿Tienes idea de lo difíciles que son los comienzos? Demasiado, hasta para un hombre.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que para una mujer es el doble de difícil montar un rancho y conseguir que funcione —contestó Joseph tomando la salida de la interestatal en dirección a San Luis—. Fíjate en Mary Beth Adams —añadió Joseph refiriéndose a la vecina de los McCall, que acababa de perder a su padre y trataba de sacar el rancho adelante—. Nicholas le manda vaqueros a ayudarla constantemente.
—Lo está pasando mal, sí, pero en cuanto salga adelante podrá contratar mano de obra.
—¿Y qué otros planes tienes? —preguntó Joseph sorprendido, al comprender que ambos tenían algo en común. Joseph había comprado unas tierras para montar un rancho por su cuenta. Era pequeño, en comparación con el de los McCall, pero a él le bastaba. Solo necesitaba un poco más de dinero para empezar. Por eso necesitaba el empleo en Bar M.
—Bueno, el rancho es grande, así que supongo que podría quedarme con unos poco acres para mí. Estoy pensando en ir a ver a Linwood Finney para hablar con él sobre un crédito financiero. Él conoce a mi familia desde hace años, y sabe que le devolveré el préstamo. Tengo ya un esquema y planos de los edificios a construir. Quiero empezar con poca cosa, y luego ir creciendo. Podría seguir viviendo en Bar M., mientras monto el rancho, y luego mudarme, una vez construida la casa.

___(Tn) continuó contándole sus planes muy animada. Joseph estaba impresionado. Admiraba su tenacidad y su valentía. ___(Tn) había pensado en todo, tenía un proyecto financiero y era perfectamente capaz de llevarlo a cabo. Pero Joseph no creía que a sus hermanos les gustara el proyecto en absoluto. Sin embargo, no dijo nada. ¿Por qué desanimarla? Aún quedaban ciertos obstáculos, y entre ellos, el más importante, era el compromiso matrimonial.

Joseph se mordió el labio mientras aparcaba frente a un centro comercial de San Luis. En el fondo, lo que ___(Tn) había dicho era cierto. Ella tenía planes, y esos planes no incluían el matrimonio. Fuera él adecuado como hombre para ella o no, lo cierto era que ___(Tn) no estaba interesada. Por eso insistía tanto en que el compromiso era una farsa. Estaba decidida a llevar a cabo sus planes. Joseph sabía que jamás habría nada serio entre ellos dos, pero a pesar de todo el rechazo de ___(Tn) lo hería. Y lo hería más que el de su madre o el de Camille.

Joseph se figuraba que Nicholas le echaría en parte la culpa, cuando conociera los planes de ___(Tn). Se suponía que ambos tenían que trabajar juntos, entrenando caballos, y que él debía enseñarle despacio. Joseph lo había intentado, pero ___(Tn) no perdía detalle jamás. Era inteligente y concienzuda. En realidad, Joseph estaba convencido de que ___(Tn) era capaz de levantar su propio rancho. Si es que Nicholas le daba la oportunidad.

—Ya hemos llegado —comentó Joseph.
—Joseph…
—No empieces —advirtió él saliendo de la furgoneta.
—Lo siento, sé que lo haces de buena fe, pero no puedo ir a comprar un anillo —respondió ___(Tn) saliendo también antes de que Joseph tuviera tiempo de abrirle la puerta.
—Puedes, y lo harás —insistió Joseph tomándola de la mano—. Vamos —añadió haciéndola entrar por un pasillo lleno de boutiques—. Tiene que haber alguna joyería por aquí.

Joseph quería que ___(Tn) tuviera el anillo en el dedo antes de que volvieran Nicholas y Nataly. Bastante había tenido con enfrentarse a uno solo de los hermanos, sin darle antes una explicación.

—He estado aquí miles de veces —comentó ___(Tn)—, y nunca he visto una joyería.

Nada más terminar ___(Tn) de hablar, giraron en una esquina. Joseph se detuvo de golpe, y ___(Tn) chocó contra él.

—¿Ah, sí?, ¿y qué es esto? —preguntó Joseph sarcástico—. ¿Será producto de mi imaginación?
—¡No pienso entrar ahí! —exclamó ___(Tn).

Joseph le soltó la mano y la rodeó con el brazo, empujándola hacia delante. ___(Tn) sintió que se derretía con aquel contacto. Necesitaba ejercitar su autocontrol, no podía fundirse como la gelatina cada vez que él la tocaba. Nada más entrar, una dependiente muy bien vestida se les acercó.

—¿Puedo ayudarlos?
—Sí, señorita. Queremos elegir un anillo de compromiso —asintió Joseph. ___(Tn) había conseguido soltarse, pero Joseph la agarró del brazo y tiró de ella, sujetándola cerca—. Esta es mi novia.
—¡Estupendo! —sonrió la dependienta—. ¿Tienen idea del tipo de anillo que quieren? Tenemos diamantes maravillosos y, por supuesto, hay otras piedras preciosas, si es que lo que buscan es algo único.

La dependienta los hizo seguirla hasta otro mostrador, que abrió, sacando parte de su contenido para ponerlo sobre la mesa. Un surtido de diamantes brillaba sobre el fondo de terciopelo azul.

—¿Cuál te gusta? —preguntó Joseph.
—No puedo elegir ninguno de estos anillos —sacudió la cabeza ___(Tn), hablando en susurros, sin atreverse a mirar a la dependienta.
—Sí, claro que puedes —replicó Joseph—. Vamos, adelante, elige uno.
—No —contestó ___(Tn) respirando hondo y alzando por fin la vista hacia él—. Esto no está bien —insistió en un susurro, esperando que la dependienta no los oyera.

Los anillos de compromiso simbolizaban amor, devoción, una promesa eterna. ___(Tn) deseaba que algún día un hombre la amara de verdad y le regalara uno, pero no le parecía bien aceptar el regalo de Joseph. Joseph no la amaba. Y ella tampoco estaba enamorada de él. En absoluto, se dijo en silencio. Sin embargo aquella silenciosa negación se contradecía con el ritmo acelerado de los latidos de su corazón. Joseph tomó su mano y la alzó, y ___(Tn) trató de retirarla.

—Joseph —rogó ella.
—Tranquila, cariño —contestó él, atrayéndola hacia sí sin vacilar—. Te ayudaré. A mí me gusta este —añadió señalando un diamante redondo, engastado en un anillo de oro, con diamantes más pequeños, triangulares, a los lados.
—Es demasiado grande —se apresuró a contestar ___(Tn). Además, debía costar una fortuna. Joseph no debía tener mucho dinero ni, por otra parte, de tenerlo, debía querer gastárselo en ella. ___(Tn) observó las joyas con el pulso acelerado—. Creo que… mmm… estos anillos son muy caros.
—Bueno, ¿y este? —volvió a intentarlo Joseph, suspirando de frustración.
—Mmm… no, no creo.
—Bien, vamos a intentarlo de otro modo —sugirió Joseph eligiendo otro diamante que le recordó a una pelota de fútbol—. Pruébate este.

por **Karely Jonatika** Mar 21 Dic 2010, 12:33 am

___(Tn) vaciló, pero él tiró de su mano. Ella apartó la de él y por fin se lo probó, suspirando.

—Ya está, ¿satisfecho? Es demasiado grande —dijo ella extendiendo la mano para que Joseph lo viera.
—Bueno, si quiere podemos hacérselo a la medida —se apresuró a explicar la dependienta.
—No, gracias —contestó ___(Tn) quitándoselo y dejándolo en su sitio.

___(Tn) rozó dubitativa otro par de anillos de piedras más pequeñas que, al menos, debían costar menos que un caballo de carreras. Uno le estaba grande, y el otro pequeño. Joseph eligió un diamante redondo engastado en un sencillo aro dorado.

—Vendemos muchos tipos de anillos, pero desde luego ese es el más popular —se apresuró a comentar la dependienta—. ¿Qué le gusta más, el oro o el platino?
—Nunca me lo he planteado —respondió ___(Tn) encogiéndose de hombros.
—Pues debería hacerlo, porque va a llevar este anillo durante mucho tiempo —dijo la dependienta.
___(Tn) esbozó una mueca. La dependienta había dado en el clavo. Llevar un anillo de compromiso significaba también sacrificar su independencia, algo por lo que ___(Tn) había estado luchando.
—Pruébatelo —sugirió Joseph. Antes de que ella pudiera evitarlo, Joseph le agarró la mano y se lo puso—. Te queda bien —añadió él pensativo, observando la expresión del rostro de ___(Tn).
___(Tn) parecía dubitativa, insegura, pero tenía los ojos inmensamente abiertos, lo cual significaba que el anillo le gustaba.
—Es bonito, pero…
—¿Podría disculparnos un momento, por favor? —rogó Joseph a la dependienta.

La dependienta asintió. Guardó la bandeja con la exposición de anillos dentro del mostrador y se alejó, quedándose lo suficientemente cerca como para vigilarlos y darles al mismo tiempo cierta intimidad. Joseph tomó a ___(Tn) de ambas manos y la miró a los ojos. Ella le correspondió, pero con algo de aprensión y cierta sorpresa, al verlo tan serio.

—Si esto fuera real, si fueras a casarte con alguien a quien amaras y con quien fueras a compartir el resto de tu vida, ¿elegirías este anillo? —preguntó él en un susurro.
—Oh, Joseph, ¿qué mujer no querría un anillo como este? —preguntó a su vez ___(Tn) mirando el diamante entusiasmada.
—¿Pero y tú, ___(Tn)? —volvió a preguntar él con una expresión indescifrable.
—Yo… sí —contestó ella con sinceridad, sosteniendo la mirada de Joseph.

Por un momento ambos se miraron, sin hablar. Los ojos de Joseph, directos y francos, la estremecieron. ___(Tn) contempló el anillo. Al deslizado él en su dedo, ella sintió que todo su cuerpo temblaba. Apenas podía respirar. Era ridículo, y ella lo sabía, pero en aquel momento el compromiso parecía completamente real y, a pesar de sus protestas, el anillo era perfecto para ella. Eso la asustaba.

___(Tn) volvió la vista hacia Joseph y notó que él la observaba. El contacto entre ambos la estaba volviendo loca, le hacía pensar en cosas imposibles de ser realidad. Le hacía desear que él la besara. Joseph inclinó la cabeza como si le hubiera leído el pensamiento. Ella alzó la suya en respuesta y se lamió los labios. Justo cuando las bocas de ambos iban a rozarse, él se frenó. ___(Tn) notó que todo el cuerpo de él se ponía tenso.

—Supongo que será mejor no hacer eso —comentó él serio, echándose atrás.
—Mmm… sí. No debemos, no —susurró ella, consumida de frustración.

Joseph tenía razón. Ella lo sabía. El problema era que su cuerpo no quería enterarse. ___(Tn) sabía que debía apartarse de sus brazos, pero no podía. De pronto, como si le hubiera leído el pensamiento, Joseph la soltó. Respiró hondo y se dio media vuelta, dirigiéndose hacia la dependienta.

—Nos llevamos este, y la alianza a juego.
—Una elección espléndida —comentó la dependienta—. Si se lo quita un momento, le quitaré la etiqueta.
—No, no hace falta que te lo quites —se apresuró a decir Joseph, en dirección a ___(Tn), para detenerla. Bastante le había costado que se lo pusiera, como para darle tiempo a cambiar de opinión—. ¿Puede quitarle la etiqueta, con él puesto?
—Por supuesto, caballero —respondió la dependienta confusa, ocupándose inmediatamente de ello—. Le haré la cuenta.
—Espera aquí, no te muevas —le sugirió Joseph a ___(Tn), marchándose detrás de la dependienta hacia la caja registradora.

Minutos más tarde ambos abandonaban el centro comercial. Caminaban muy cerca el uno del otro, pero sin tocarse. Joseph se sentía incapaz. Tocarla le hacía desearla, y ___(Tn) no era suya. El problema era que no había esperado sentir nada cuando deslizó el anillo en su dedo. Joseph había pasado por el mismo ritual con su ex mujer, pero con ___(Tn) algo había cambiado. Ella representaba todo lo que él había esperado de la vida, todo lo que había creído que jamás tendría. Pero el anillo no cambiaba nada. Debía recordarlo, igual que debía recordar que debía pensar con la cabeza, y no con la libido.

Joseph le abrió la puerta del coche, se sentó al volante y arrancó. El silencio entre ambos era tenso, casi palpable. Tras un rato en carretera, Joseph se aventuró a mirarla. ___(Tn) estaba tensa. Joseph respiró hondo y sugirió parar para comer. Sabía que era una estupidez, pero no quería separarse de ella tan pronto.

—Claro, si quieres —contestó ___(Tn) sin mirarlo.

Joseph giró y salió de la interestatal. Condujo en silencio hasta llegar a Kelly's, el único lugar en el que se podía comer algo en Crockett. Siempre estaba lleno de gente. Joseph se alegró. Así, probablemente, se encontrarían a algún conocido, y eso aliviaría la tensión.

___(Tn) no esperó a que Joseph le abriera la puerta de la furgoneta. Entró delante de él en la cafetería, con cuidado de no rozarlo, mientras él le sostenía la puerta. El establecimiento estaba decorado en negro, pero resultaba luminoso gracias a las enormes cristaleras. Joseph puso una mano en la espalda de ___(Tn) y la condujo hacia una mesa, al fondo, de bancos corridos. Por el pasillo, se pararon a saludar a muchos vecinos. La camarera se acercó en cuanto se sentaron.

—Hola, Joseph, ___(Tn), ¿qué tal están? —preguntó Rebecca Baker, dejando cubiertos y servilletas sobre la mesa y ofreciéndoles el menú.
—Bien —contestó ___(Tn) sonriendo a su antigua compañera de instituto, a la que no había vuelto a ver. ___(Tn) escondió la mano debajo de la mesa para que no viera el anillo, y añadió—: ¿Y tú?
—Ah, muy bien. He oído decir que no quieres ir a la universidad. Trabajas en el rancho, ¿no?
—Sí, estoy muy ocupada —repuso ___(Tn).
—Pues no parece que sea eso lo que te tiene tan ocupada —comentó Rebecca con una mirada traviesa.

___(Tn) abrió la boca, pero antes de que pudiera decir nada Joseph se inclinó hacia delante y señaló el menú, diciendo:

—Yo tomaré un té helado y esto, por favor.
—¿Y tú, ___(Tn)? —preguntó Rebecca.
—Lo mismo —contestó ___(Tn) aprisa, deseando deshacerse de ella. Joseph observó la forma en que
___(Tn) escondía la mano, y pensó que se avergonzaba del anillo. Se avergonzaba de él. Rebecca tomó nota y por fin se marchó—. Es imposible que lo sepa —comentó ___(Tn)—. Completamente imposible.
—Cualquier cosa es posible —contestó Joseph—. Las noticias se extienden rápidamente, y los rumores más.
—No, nadie de aquí lo sabe —insistió ___(Tn) en un susurro, sacudiendo la cabeza—. Si lo supieran, si supieran que estamos comprometidos, lo habrían dicho. Creo que Rebecca solo hablaba por hablar.
—Podría ser —convino Joseph.

Minutos más tarde la camarera volvió con los platos. En esa ocasión no se paró a hablar, porque el local se estaba llenando. ___(Tn) se sintió aliviada. Ella y Joseph comieron hamburguesas y patatas en silencio, hablando solo de vez en cuando sobre el trabajo que les esperaba en el rancho. Al terminar, ___(Tn) buscó a Rebecca con la mirada, ansiosa por pedir la cuenta y marcharse. Hasta ese momento, según parecía, nadie se había enterado de la noticia. Con un poco de suerte nadie se enteraría, y todo acabaría mucho antes de lo esperado. Rebecca se acercó a su mesa.

—¿Algo más? —al ver que ambos negaban, arrancó una hoja de papel y la puso sobre la mesa. Entonces exclamó—: ¡___(Tn) McCall! ¡Mira qué diamante llevas en el dedo! ¡Están comprometidos! —añadió a voz en grito, mirando a uno y a otro.

Bueno chicas, aqui estan los caps, hasta el pilón jeje, las kiero besos bye :D

por Invitado Mar 21 Dic 2010, 12:22 pm

sigue me encanta :D

por **andreita** Mar 21 Dic 2010, 1:00 pm

aiiii mui bueno!!!! siiguelaaaaaaaaaa

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