Desafío al corazón. {Harry Styles y tú}

Inma_Styles escribió:Nueva lectora
¡Me encanta! ¡Necesito más!
Que capullo Harry, que gilipollas, a ver si con el castigo se da cuenta de como es ____ realmente, y deja de meterse con ella.
Yo soy ____(obviamente haha) y como me digan algo los gilipollas esos, me lio a dar hostias que me quedo sola en la universidad(que violenta :P)
¡¡Sube el siguiente!!

¡Bienvenida, nueva lectora!
Ya veremos que pasa con Harry y ____ jjjj.
Subo ahora .xx

|| 5 horas más tarde. • Narra Harry ||

-¿Qué tal estuve esta noche? – pregunté colocándome los pantalones.
-Genial. – susurró Emma colocándose su vestido. – Genial como siempre. – se acercó y mordió mi labio inferior.
-¡Ahora, corre! – dijo abriendo la puerta de su habitación. La cerré y la apoyé en la puerta.
-¿No me das un besito antes? – sonreí pícaro agarrándola por la cintura. Ella curvó sus labios y me dio un beso lleno de ardor.
-Adiós, Styles.
-Adiós hermosa. – carcajeé abotonando mi blusa, abrí la puerta y tras observar si estaba el cuidador, fui a paso lento hasta mi habitación.
-Hombre, llegó el caso perdido. – dijo Louis carcajeando en su cama. Cerré la puerta.
-¿Dónde estabas? – preguntó Zayn leyendo una revista de los Rolling Stone desde la suya.
-Por ahí. – carcajeé.
-Aún la tienes empinada. – carcajeó Louis contagiando a Zayn. –Cuenta.
-No la tengo empinada. Es el regalo más grande que Dios le puede dar a un hombre. – me elevé de hombros quitándome la blusa. – Que noche.
-Emma te da fuerte.
-Es una fiera. – suspiré y me tiré en mi cama. – Y tremenda fiera.
-¿No te cansas? – preguntó Louis. - ¿No te cansas de estar siempre con ella?
-No. No siempre estoy con ella. – carcajeé. – El otro día me tiré a Elizabeth. – dije sin rodeos.
-¿Elizabeth?
-Sí, Elizabeth.
-¿Elizabeth Valt? – volvió a preguntar Louis anonadado.
-No, ¿En serio?, esa sí que está buena.
-¡Hey! – dijo Liam bajando por las escaleras con una toalla en la cintura.
-Hola marica. – le saludo.
-Hola romeo. – me saluda Liam buscando un desodorante. Me fijo en el cuerpo de él. ¿Había estado en el gimnasio? Casi tenía más tríceps que yo. Eso no podía permitirlo. Yo era el galán de la universidad. Fruncí el seño al darme cuenta que llevaba como 10 segundos observando el cuerpo de mi compañero.
-Mira. – dijo Zayn levantándose de su cama y sentándose en la mía. Quité mis brazos apoyados en mi cuello y me senté. – Es mi nueva muñeca.
Es una Caguasaqui X4000. El sueño de cualquier chico adolescente. Velocidad. Pura adrenalina. Corriendo a 160 km por hora. Pura libertad.
-No jodas. – dije observando la revista. No me extraña que Zayn se compre una nueva moto. Todos los meses cambia. Su padre es empresario. Uno de los empresarios más importantes de aquí. Tiene una gran empresa de electrónica en Atlanta. – Está guapa, hermano. – asentí. El me miró, sonrió y se volvió a tirar en su cama. Abrió su cajón, sacó un cigarro y lo prendió. Cogió una bocanada de aire y formó una nube.
-Luego vengo. – dijo Liam atándose los cordones.
-¿A dónde vas? – preguntó Louis. Observé a Zayn y elevé una ceja. Liam se puso en pié y abrió la puerta.
-Por ahí. – me imitó observándome y luego, cerró la puerta.
-¿Qué le pasa a este? – pregunté.
-Últimamente está medio gay.
-¿Medio gay? – elevé una ceja.
-Medio raro. Medio estúpido. – Louis bostezó. Se puso en pié, se sacó el bóxer del trasero y subió las escaleras.

Me quité la ropa, quedándome en bóxers y me tiré hacia atrás en la cama. Volví a apoyar mis manos en mi nuca. Mirando al techo. Cerré los ojos por un instante. Lo suficiente como para quedarme dormido. ¿Nunca te ha pasado que cierras los ojos y te despiertas por tu propia respiración? ¿O por tu propio ronquido? Abrí los ojos exaltado y miré a Zayn que observaba la revista con detenimiento mientras seguía aspirando del cigarrillo. Me puse en pié y subí también al cuarto de baño. Eché prácticamente a Louis estando a medio duchar y entré yo. Me duché y después salí.

-Listo, puedes entrar. – dije atando una toalla en mi cintura.
-Te voy a denunciar. – dijo Louis mientras entraba en el baño y cerraba la puerta. Yo carcajeé e hice un gesto de negación con la cabeza mientras bajaba las escaleras.
-Me voy a cenar. – dijo Zayn poniéndose en pie. - ¿Te vienes?
-Espera que me vista. – dije revolviendo al cajón. Saqué un vaquero y una blusa negra de pico. Cogí mis converse negras y me despeiné. Ya tenía el pelo seco. Me puse un poco de desodorante, perfume y cerré la puerta.
-¿Dónde estabas esta mañana? – me preguntó.
-¿Cuándo? – elevé una ceja. Bajamos los primeros escalones de la zona de chicos.
-No te hagas. Todos saben que el monstruito se te enfrentó. – Apreté los dientes.
-Sí, esa estúpida es demasiado lista para ser tan….-me cortó.
-Quizás si es cierto que las feas no son tontas.
-¿Para qué quieres una inteligente, horrenda? – carcajeé.
-Para conquistar el mundo, quedarte con su dinero y luego, matarla.
-Carajo, hermano. – estallé en carcajadas. – Has sido cruel - Él rió.


De repente, Zayn se quedó como sacado de onda. Se quedó mirando al pasillo, a un grupo de chicas. Entre ellas, estaba Adriana. Adriana Benson. La chica por la cual está loco desde hace meses. Él no me dice nada, pero se le nota. Se le nota a kilómetros. Yo no soy en un experto en esto del amor. Nunca me he enamorado. ¿Para qué? Dicen que solo traen problemas. Nunca he sentido eso de querer a una persona, no sacártela de la cabeza, pensar en ella y estar obsesionado. Aunque creo que si me pasara algún día, no podría sobrevivir. En mi cabeza solo se mezclan 3 cosas: vivir al límite, beber y pasarla en grande. ¿Amor? ¿Qué es eso?

-¿Por qué no te lanzas? – pregunté.
-¿Qué? – se exaltó y miró hacia la otra dirección. - ¿Qué hablas? – elevé una ceja.
-¿Por qué no te tiras a Adriana? – me miró y carcajeó.
-Estás alucinando. Y aún no me has contestado. – cambió radicalmente de tema. Fruncí el seño.
-¿El qué? – di con el pié una patada a la puerta del comedor y sonreí. Todos miraron hacia nosotros y volvieron sus vistas a sus platos. Todos tenían que saber que Harry Styles había llegado.
-Pues el problema con la fea. – dijo en tono más bajo.
-No pasó nada. – apreté mi mandíbula. Recordé cuando la estúpida estampó aquel trozo de pizza en mi cara. Ninguna chica me había hecho una cosa así nunca.
-Entonces…-le corté.
-¿Deja el temita vale?
-Eeeey. – carcajeó Zayn. – Bájate. – dijo con una ceja elevada mientras me miraba serio. Le observé y negué furioso mientras caminaba más rápido para coger la cena.
-Hola Harry. – dijo Miranda. ¿Recuerdas la chica rubia de clases? ¿La que está buenísima?
-Hola preciosa. – sonreí. Su color labial, era rojo. Rojo fuerte.
-¿Qué tal va todo? – volvió a sonreír mordiendo una manzana demasiado sensual. Pestañeé.
-Bien. – volví a fijarme en como mordía la manzana. Si. Me puse duro otra vez. – Genial. ¿Y a ti? – Coloqué un tenedor en mi bandeja y volví a mirarla.
-Yo necesito cariño.
-¿Una persona como tú… – la observé de arriba abajo. Paré mi mirada en sus labios y seguí hasta encontrarme con su mirada. – está necesitada de cariño? – dije con un tono seductor.
-Así es Harry. – nos sentamos en las mesas, ella justo a mi lado. Me miró picara.
-¿Y qué podría hacer yo? –pregunté. Ella revoloteó los ojos a su alrededor y se acercó a mí.
-Muchas cosas.
-Harry. – dijo Zayn sentándose delante de nosotros mientras se echaba a la boca una patata frita.
-¿Qué? – elevé una ceja y Miranda se alejó.
-¿Tienes cigarros? – esbozó una pequeña sonrisa. Lo había hecho queriendo. Muy bien sabe que yo se los robo a él.
-No, no tengo. – negué y cogí en mis manos la hamburguesa. Pegué un bocado.
-¿Está rica? – dijo Miranda observándome instintivamente.
-Buenísima. – lamí mis labios.

|| Narra ____ ||

Enredé unos cachitos de tela alrededor de mis muñecas, las tenía demasiado sensibles. No sabía qué pasaba. Me puse en píe y caminé hasta mi maleta. La había guardado dentro del armario. La abrí y saqué mi cámara de fotos. Me acosté de nuevo en mi cama y comencé a pasarlas. Había fotos de hace mucho. Unas con mamá cuando fuimos al campo, con los abuelos. Incluso fotos con ese señor que se hacía llamar padre. No quería borrarlas, porque estas formaban parte de mi pasado. Y aunque dolían, prefería dejarlas ahí, como parte de mi historia. De repente, abrieron la puerta muy fuerte.

-¡____! – gritó Victoria. Las chicas entraron y cerraron con fuerza.
-Hola. – sonreí.
-¿Dónde estabas? ¿Qué paso con Harry? ¿Qué les dijo la directora Macer? ¿Por qué no volviste a bajar? - dijo rápidamente.
-¿Qué? – dije anonadada. - ¿Cómo puedes hablar tan rápido?
-¡Cuéntanos! – dijeron las tres.
-Resumiendo. – bostecé. – A partir del lunes tengo que tocar el piano con el estúpido como castigo. Dice Macer que será para ver la cooperación y para ver las ganas que tenemos de pertenecer a esta universidad. ¿Qué tiene que ver la música? – elevé una ceja.
-¿Estás de broma? – dijo Jen con los ojos como platos.
-Ojala estuviera en broma. – suspiré pesadamente.
-¿Y qué vas a hacer? – preguntó Sol.
-Pues joderme. Aprender a tocar el piano, no dirigirle la palabra si no es para el trabajo y fin.
-¿Y podrás aguantar?
-Bueno, si no aguanto lo mato y punto.
-¡____!
-¿Qué? – carcajeé.
-No seas bruta. – dijo Victoria riendo.
-¿Ya cenaste? – preguntó Sol.
-No ahorita voy. – asentí y me puse en pié. – No tardo. – sonreí y cerré la puerta.
Bajé hasta el comedor y pillé una manzana. No tenía hambre. Ni siquiera miré a mi alrededor. Salí como mismo entré y cuando me disponía a subir las escaleras, alguien dijo mi nombre. Y no precisamente era una voz femenina.

-¡____! – dijo el moreno de ojos cafés acercándose.
-Hola Liam. – sonreí. - ¿Qué tal?
-Muy bien. – asintió. - ¿No comes?
-Sí. – asentí. Señalé la manzana.
-¿Sólo eso? – elevó una ceja.
-Sólo esto. – reí. Volví a ponerme seria.
-Tienes que comer. – dijo con el típico tono de madre.
-Sí, solo que ahora no me encuentro muy bien.
-Bueno. – sonrió y quedó mirándome a los ojos. Me ruboricé por un momento.
-Bueno adiós, ya voy a dormir. – sonrió. – Buenas noches Kendall.
-Adiós Li. – sonreí. – Que duermas bien.


Subía las escaleras dando un mordisco a mi manzana, hasta que me crucé con una desagradable persona. Harry. Sin mirarle seguí caminando. Él hizo lo mismo. Estúpido consentido.

-Ya estoy. – abrí la puerta y sonreí.
-Que rápida. – rieron.
-Pues sí. – me elevé de hombros.
-Ve a vestirte.
-¿Para?
-Esta noche bajarás con nosotras al campus.


{1 hora más tarde}

Me había puesto un pantalón vaquero de patas anchas y un pulóver de manga larga de un tal Bob Esponja según Victoria. El pulóver era de ella. Decía que el Nike era horroroso. Eso sí, mis playeras no me las quitaba nadie. Hice mi típica cola de caballo y me puse las gafas. Lista. Bajamos al campus, había como mil cuatrocientos veinticuatro personas. ¿De dónde había salido tanta gente? Las chicas y yo nos sentamos debajo de unos arbolitos, en el césped. Todos estaban así. Algunos jugaban a las cartas, otros reían, otras almacenaban en botes las pinturas que iban con su color de piel entorno a los días de la semana que se acercaban según la previsión del tiempo. Otros observaban revistas de coches, motos, etc.
Después de casi 2 horas charlando y riendo, decidimos dar una vuelta por el campus. Llegamos a una zona donde no había mucha gente. Era a un lado de la piscina. Habían unas mesas, arboles y una luz que enfocaba la piscina. Seguimos dando vueltas y vueltas hasta que nos cansamos y volvimos a nuestra habitación.

-¡Estoy muerta! – dije tirándome en la cama.
-¡Siempre estás acostada! – carcajeó Sol.
-¡Amo dormir! – bostecé. - ¿Les importa si ya cierro el día?
-¿Qué?
-Que si les importa si me acuesto a dormir ya. – reí.
-Ah claro que no. – negaron.
-Pues ahora vuelvo.

Me levanté y me puse mi pijama. Volví abajo y tiré de las sabanas. Ya Sol estaba roncando. ¿En serio?
-Joder. – susurré. - ¿Se ha dormido en menos de dos minutos? Jen y Vic la miraron y rieron. Yo negué y tiré mis sabanas hacia arriba, para en menos de quince minutos, perderme en mis sueños.


Aquí tenéis el quinto capítulo, espero que os guste mucho .xx

Asahdgsald, Harry me mata. Me encanta demasiado esta novela.
Siguela pronto <3

Inma_Styles escribió:Harry es un puto... Echando al pobre Tommo de la ducha, así de gratis hahaha
Zayn jode-momentos Malik, ole que crack! Le ha jodido el pinchito al rizos hahaha!
'-Bueno, si no aguanto lo mato y punto' Así, por la vía fácil! Hahaha que loca está ____ hahaha, que crack!
Liam se trae algo entre manos con la ____ hum hum ;)
A mí me ha gustado el cap, y me va gustando la fic. ¡Ya quiero leer el siguiente!

Me alegro mucho de que te esté gustando la novela :)
La sigo ahora xx

{вяєєzy} escribió:Asahdgsald, Harry me mata. Me encanta demasiado esta novela.
Siguela pronto <3

asdhkjl, me alegro de que te guste.

La sigo ahora <3

Bajo al campus, a la zona de la piscina. Las chicas no estaban cuando desperté. Victoria y Jen están tumbadas tomando el sol, totalmente embadurnadas de aceite. Los demás están en el agua, entre estas Sol y un chico charlando animadamente. Es Domingo y hace un día totalmente increíble. Increíble para estar tomando sol o en el agua. De pronto veo a Liam. Se pone en píe y se lanza desde el borde de la piscina, mientras que yo, prudente, me siento en una hamaca sobrante al lado de Victoria. Miro hacia al fondo. Emma. Viste un traje corto de raso rojo. El escote le llega casi hasta sus pechos, mientras que la espalda está completamente desnuda hasta el trasero y tiene unos tacones altos negros. Vamos, lo típico para salir un domingo al campus de la universidad. Nótese la ironía.

Vuelvo a mirar a mi lado derecho y veo a Victoria charlando animadamente con Liam. Los dos ríen. Sé que a Vic le encanta Liam, ellos carcajean. Me gustaría saber qué tipo de cosas se están diciendo. En ese previo momento, Liam mira hacia a mí y yo quito rápidamente la mirada. Siento su mirada sobre mí. Me levanto, camino por los altos arboles y me pierdo en aquel lugar.

Me quedo observando cada centímetro. Esto es realmente enorme. Arboles, flores, arboles, más arboles, más flores. Es como un bosque dentro de la universidad. Piso hojas secas, piedras y respiro aire fresco. Un lugar precioso el cual me encantaría fotografiar. Saco mi teléfono móvil y hago algunas fotos, que no tardo en subir a mi página web. Suspiro varias veces inhalando el aire mientras este llega hasta mis pulmones. Me encuentro una hoja. Pero no una hoja cualquiera. Me agacho y la cojo en mis manos mientras la acaricio, como si de una muñequita de porcelana se tratara. ‘’Encontrar un trébol de tres hojas le puede suceder a cualquiera. Pero uno de cuatro hojas. Este es solo para quien tiene suerte. ’’ Según leí un día en un libro, la primera afirma que la primera hoja de la izquierda del tallo trae fama, la segunda hoja riqueza, la tercera amor y la cuarta salud. ¿Y qué hago yo ahora con un trébol? Me pregunté. Lo guarde en mi bolsillo y continué caminando. De pronto, sentí un chasquido de hojas. Miré hacia atrás. No había nadie. Continué caminando. Otra vez el mismo chasquido.

-¿Quién está allí? – pregunté con voz fuerte. Nunca puedes dejarte ver débil ante el enemigo.
-¿Quién mierda es? – volví a preguntar.
-Oh, un espécimen. – dijo un estúpido de rizos, con ojos verdes saliendo de un árbol.
-¿Qué mierda quieres Harry?
-Nada. – carcajeó y caminó delante de mí.
-¿Me estás siguiendo? – pregunté.
-Claro. ¿No ves que no puedo vivir sin ti? – contestó carcajeando mientras seguía caminando.
-¿Y entonces qué haces aquí? - le seguí. Observé su mano. Estaba escachando en su puño una cosa verde.
-Eso a ti no te importa.
Fruncí el seño y di la vuelta, caminando por donde venía. O eso creía yo. Separé ramas, hojas y me clavé púas en los brazos. A pesar del pulóver, los rosales se clavaban.
-Auch. – gruñí frotándome el hombro.

Aún frotándome seguí caminando. No recordaba haber pasado por aquí antes. ‘Si no encuentras la salida, sigue caminando.’ Pues así hice. Seguí caminando. ¿Es posible que no recuerde si he pasado por aquí o no? Prometo que no me suena nada. Quité mis gafas y las limpié con mi chaqueta, volví a colocármelas. Me detuve observando los alrededores, todo eran arboles, y arboles, y arboles, y arboles, y arboles, y arboles. Ah, y arboles. Nuevamente el chasquido de hojas.

-Fea, tienes que ir por allí. – dijo carcajeando mientras caminaba en la dirección contraria.
-No. Yo vine por aquí. – fruncí el seño observándole. Él me miro fijamente a los ojos.
-Bueno, también depende a donde te dirijas. Si vas a volver a la universidad, tienes que venir por aquí. Ahora, si quieres volver a tu casa en Hogwarts, supongo que esa será la dirección. – carcajeó con descaro.
-Eres un estúpido de mierda. Yo vine por aquí.
-Pues, buena suerte.

Observé como caminaba hacia la otra dirección. ¿Y si tenía razón? Yo no estaba nada segura de venir por aquí. Suspiré pesadamente. Tenía razón.

-¡Pues entonces cambiaron la universidad de lugar! – grité.
-¡No estamos en Hogwarts! – gritó.
-¡Harry! ¡¿Dónde estás?! – grité apurada. - ¡Auuuuch! – volví a pincharme.
-¿Me buscas? – gritó de lejos carcajeando.
-¡No idiota, estoy buscando la manera de salir de este bosque de mierda!
-¡Pues a ti te gustaba!
-¡Me gustaba cuando estaba sola!
-¡Si estuvieras sola, ahora estarías en Hogwarts!
-¡Esa mierda no existe!
-¡Si existe! ¡Tú vienes de ahí!
Me paré y elevé una ceja. Lo perdí de vista. Y su voz desapareció.
-¡Que te follen! – grité. Y me quedé totalmente a gusto.

{15 minutos más tarde}

-¿Qué haces así? – me preguntó Sol observándome desde la piscina. Estaba llena de flores y totalmente sucia. – ¡En donde te caíste! – Yo reí.
-Nada, no pasa nada. – negué. – Simplemente me perdí en el bosque.
-¿Fuiste al bosque sola? – abrió mucho los ojos.
-Sí. – fruncí el seño.
-¿Tu sola?
-Sí. – volví a asentir extrañada. - ¿Pasa algo?
-No. Sólo que mucha gente no se atreve a ir.
-¿Por qué no?
-No lo sé. Dicen que hay una leyenda oculta.

No le di importancia y corrí hasta mi habitación. ¿No van porque tienen miedo? ¿Una leyenda oculta? Abrí la puerta. Entré y cerré. Me quité el pulóver y lo tiré al suelo. Pues vaya idiotas. Tiré de mi cola de caballo y la goma saltó hasta caer a un lado del lavamanos. Reí ante eso. Me quité los pantalones y los coloqué encima del lavamanos, justo entonces, calló el trébol al suelo. Lo recogí. Me quité la ropa interior y entré en la ducha. Mi mente comenzó a dar vueltas, y vueltas y vueltas. Se mezclaban cosas entre sí, quería pensar en algo exacto sin saber en qué cosa, pero otro pensamiento venia y ¡Bom! Le quitaba el puesto. Hice un ‘recorrido’ por todas las cosas que he pasado en estos 3 días aquí. La verdad no han sido los mejores días de mi vida, pero tampoco los peores. Me he sentido apartada, he conocido a una persona insoportable, he estado a punto de pelearme con una plástica Barbie estúpida, me he ganado un castigo, mañana tengo que empezar con unas clases de piano que ni siquiera sé como sobreviviré y me he metido en un bosque encantado. Pero también he conocido a Victoria a Sol y a Jen. El cocinero David me cae muy bien, Liam es muy simpático conmigo ¡Y me he encontrado un trébol de cuatro hojas! Tomo un poco de champú en mis manos, es de frutas. Lo froto sobre mi cabeza, en círculos. Me aclaro y tomo un poco de mascarilla. De frutas también. Después de lavarme el cuerpo y permanecer unos 15 minutos más bajo del agua, con esta cayendo sin más, me enredo una toalla y salgo de la ducha. Me dejo el pelo mojado y suelto. Me duele la cabeza de estar tanto tiempo con el pelo recogido. Dejo las gafas allí, ya subiré ahora a por ella. Luego, bajo las escaleras pues se me ha olvidado subirme la ropa.

-¡Sol! – dijo una voz masculina entrando de repente en la habitación. ¡Coño! ¡Que en las habitaciones se toca!
-¡Liam! – dije sosteniendo mi toalla mientras lo miraba con los ojos muy abiertos. Su expresión era la misma. Sólo que sus ojos parecían que en un segundo se salían de orbita. – ¡Liam! – volví a repetir. Pestañeó y se dio la vuelta. Cerró la puerta quedándose dentro.
-¡Lo siento, lo siento!
-¡Joder! ¡No te des la vuelta que me voy a cambiar!
-¡Lo siento, lo siento! – volvió a repetir. Reí ante su disculpa. Busqué algo a mano, algo de ropa ¡Todo estaba al lado de él, en el armario!
-Li. – le llamé.
-¿Qué?
-¿Qué querías? – pregunté.
-Estaba buscando a Sol. ¿Puedo ya darme la vuelta?
-No me he vestido. La ropa está al lado de ti. – miró el armario.
-¿Pero estás en toalla no?
-No, si te parece estoy desnuda.
-¡Qué chistosa! – carcajeó sarcástico.
-Entonces puedo mirarte. – ‘Entonces, puedo mirarte’. No. ¡Entonces puedo mirarte! Tampoco. ‘¿Entonces puedo mirarte?’ ¡NO! ¡No sabía cómo encajar esa frase dentro de los tonos de frases! ¡Qué ha significado ese; entonces puedo mirarte!
-No. No puedes mirarme. No te puedes dar la vuelta.
-¿Por qué? – se dio la vuelta.
-Te dije que no hicieras eso. – Escondí mis muñecas tras la toalla. Liam no dejaba de mirarme. Miró mis piernas. Me ruboricé.
-Me voy. – sonrió.
-Sí, yo también pienso lo mismo.
-¿Me estás echando? – elevó una ceja riendo mientras me observaba.
-No – reí. - Te invito a salir de mi habitación. Él carcajeó y abrió el pomo de la puerta. Yo caminé hacia adelante y se paró. Me miró.
-¿Te han dicho alguna vez que eres muy bonita? – La pregunta me golpeó como una tonelada y media de ladrillos. Esperé que fuera realmente un piropo. No quería pensar que él también se estaba burlando de mí. Liam no. Traté de convencerme de que era completamente cursi y ridículo y que si otro chico hubiera probado una línea como esa, podría haberlo abofeteado o simplemente reído en su cara. Pero en ese caso, sentí como mi rostro cobraba color. Volví a repasar la pregunta. ¿Te han dicho alguna vez que eres muy bonita? Y aunque quise evitarlo, no pude evitar la respuesta.
-¿Te estás burlando de mí? – Él abrió mucho los ojos.
-¿¡Qué!? – se ofendió. - ¡Yo nunca haría eso!
-No, o sea. Ya. Pero...
-Tú eres bonita Kendall. Eres bonita.
-¡Me estás jodiendo! Aquí todas parecen como si hubieran salido de un anuncio de Teen Vogue. ¿Y tú me dices que soy bonita llevando gafas, cola alta y no vistiendo como todas lo hacen aquí? No Liam no. – negué. – Yo no soy como ellas. Así que soy, la maldita fea. No soy bonita.
-Si lo eres.
-No, no lo soy.
-Lo eres. – sonrió.
-No. – negué y se me escapó una sonrisa. Se me soltó un mechón de pelo y quedo casi delante de mi cara. Liam sonrió observándolo. – De todas formas, no hace falta que me digas eso. No tengo a nadie a quien impresionar.
-Creo que cada chica, merece sentirse especial de vez en cuando. – se acercó y llevó el mechón tras de mi oreja. – Incluso tú.
Me miró nuevamente de esa forma intimidante y le dio un repaso a mi cuerpo. Luego susurró un ‘Adiós Kendall’ y cerró la puerta. Yo fui hasta mi armario y cogí un chándal. Me lo puse y me senté en el sillón que había en la habitación, justo al lado, había una pequeña ventana con vistas al campus. Me encogí y me puse a leer el libro que me traje de la biblioteca.


Y aquí tenéis el capítulo 6, espero que os guste.
Tengo muy pocas lectoras por lo que os pediría que recomendárais la novela, por favor.


Besos .xx

|| Narra Harry ||

-Estoy muerto bro. – dijo Louis sentándose en el suelo de la cancha de futbol.
-No hemos jugado tanto como otras veces. – me miró.
-Hemos estado jugando dos horas y media.
-Estás hecho mierda. – carcajeé tomando agua. Algunas gotas se me cayeron mojando mi cuerpo. Hacia tanto calor, que nos habíamos quitado las camisetas.
-¿Nos saltamos mañana las clases? – me preguntó Zayn dando aún patadas al balón.
-Claro hombre. – pateé el balón, robándoselo.
-¡Hey! – gritó Liam entrando por la cancha.
-Hey Li. – estampé mi mano en su hombro. Me robó el balón y echó a correr. Corrí tras él.
-¿Qué pasa Harry? – preguntó vacilando con la pelota.
-Genial. Como siempre. – se la robé. - ¿Y tú?
-Genial también. – pateó y esta llegó hasta Zayn.

Una voz chillona nos interrumpió. Liam y yo volteamos mientras Louis y Zayn estaban sentados en el suelo de la cancha. Zayn estaba fumando un cigarro mientras Louis intentaba sobrevivir. Volteamos. Eran Miranda, Emma, Rachel y Lucy.

-¡Chicos! – dijo la rubia con una corta minifalda.
-Hola hermosa. – sonreí. Emma me miró con el seño fruncido. – Hola preciosa. – le dije esta vez a Emma. Ella sonrió. Miranda tiró de mi brazo.
-¿Hasta cuando Styles? – dijo mordiendo su labio inferior.
-¿Hasta cuándo qué Miranda? – llevé un mechón de cabello tras de su oreja. Observé sus labios. - ¿Qué te pasa? – susurré.
-Hasta cuando…- observó mis labios y mordió el suyo. – Hasta cuando esto. – se acercó más a mí.
-No entiendo. – negué, se me escapó una pequeña sonrisa.
-No te hagas el tonto bonito, yo y tú sabemos muy bien a lo que me refiero. – Sentí como una ola de calor y excitación yacía dentro de mí.
-¿Se puede saber que haces? – dijo Emma tirando fuertemente de mi mano. La observé con el seño fruncido.
-¿Qué haces?
-¿Cómo te atreves a ligar en mi propia cara con esta? – escupió la última palabra.
-Perdona, pero yo no tengo por qué dar explicaciones con quien ligo o dejo de ligar. – Ella hizo un gesto intentando mostrarse sorprendida.
-¡Pero si estás conmigo! – gritó. Rachel y Lucy se fueron alejando poco a poco.
-¿Sí? – carcajeé irónico. – ¿Desde cuándo? Sabes que solamente te quiero para divertirme. Pudimos escuchar perfectamente un ‘’Oooh’’ por parte de los chicos.
-¡Eres un imbécil! – gritó dándome un pequeño puñetazo en el abdomen. La cogí por las muñecas y la acerqué a mí.
-Que sea la última vez, que te atreves a hacer eso. – me acerqué a sus labios. - ¿Me entiendes? – Me separé mirándole esta vez fijamente a los ojos. La solté. Me miró con desprecio para luego dirigir la misma mirada hacia esta vez Miranda. Luego, se fue caminando hacia sus ‘Best friends’.

Miré a Miranda que se encontraba detrás de mí, justo donde la había dejado. Me miró con el seño fruncido para luego marcharse también. Me quedé observando el vaivén de sus caderas mientras se marchaba. Sacudí mi cabeza y miré hacia los chicos. Se encontraban de pie, mirándome aplaudiendo, estallando en carcajadas.

-¡Muy buena hombre! – dijo Zayn carcajeando mientras daba una calada a su cigarro. Reí descaradamente y me acerqué a ellos.
-Eso debe poner mucho bro. – dijo esta vez Louis.
-¿El qué? – carcajeé. Le quité el cigarro a Zayn dando una calada y tirándolo al suelo. Este gruñó algo que no logré escuchar. Expulsé el humo.
-Que dos chicas se estén peleando por ti. – me contestó Louis.
-Ah. – carcajeé y me coloqué la blusa en el hombro. – Pone mucho. Y más si no tan solo son dos chicas si no la universidad entera. - Observé a Liam. Estaba como hundido en pensamientos. Fruncí el seño y le di un leve puñetazo en el hombro. Me miró. Zayn se aclaró la garganta.
-Me voy. – di media vuelta dejándolos atrás.

Los chicos me alcanzaron rápidamente y subimos a nuestra habitación. Luego, de darme una ducha de casi una hora, bajamos a cenar. Zayn y Louis, se escaparon de la universidad a no sé dónde. Liam desapareció desde la cena. Entré en la habitación y cerré la puerta. Me quité la blusa y la tiré al suelo, dando un fuerte salto hasta caer en mi cama. Luego cerré los ojos. ‘Bip, bip, bip’. Llevé mi mano izquierda hasta el bolsillo trasero de mi pantalón y saqué mi móvil. Miré la pantalla y tenía un mensaje.

• ‘’ ¿Estás solo?’’ Miranda.
• ‘’Sí, ven. ’’ Harry.

Lo coloqué encima de la mesa de noche y me senté en mi cama. Rápidamente se abrió la puerta y entró ella. Con un corto vestido negro y el cabello suelto. Me observó con aquellos ojos azules desafiantes. Se fue acercando lentamente mientras mordía su labio inferior y yo mostraba una pequeña franja de mis dientes. Se colocó a horcadas, de rodillas encima de mí. Volvió a morder su labio inferior. Entonces coloqué mis manos en su cintura, estrechándola contra mí, sujetándola con firmeza. Y sin pensarlo, me acerqué rápidamente y mordí sus labios. Ella me dio paso en su boca para poder investigar cada rincón con total descaro. Y no solo en su boca. Me empujó hacia atrás, escapándoseme un pequeño gemido por tenerla sobre mí, aún besándonos. Y el resto, es historia.

|| Nuevo día. • Narra ____ ||

Hoy, empieza la tortura. 6:30 de la mañana. Me levanto con cuidado. Aún faltan unas 2 horas para empezar las clases, pero no puedo dormir. Me acerco a la pequeña ventana y me siento en el banco que tenemos justo debajo. Miro el cielo, que se va aclarando rápidamente y siento una extraña melancolía. Percibo un vacío en mi interior, un vacío que se agita dentro de mi cuerpo durante un instante y me invade añoranza de todo. Mi mamá. Rick. Mi casa. Mi pueblo. La luz avanza por el horizonte y siento que no estoy lista para empezar un nuevo día. Observo nuestros uniformes colgados en el perchero. Una falda negra muy corta, una blusa de botones blanca hasta el codo, una corbata de color roja y unas botas negras. Suspiro y vuelvo la mirada hasta el cielo de nuevo, ya casi es de día. Miro mis muñecas y observo las pequeñas marcas. Ya casi no están visibles, poco a poco se han ido cerrando y a penas se aprecian. Respiro hondo ya que recuerdo el flash de ese día. Vuelvo a mirar el perchero. Nunca me he puesto ese tipo de ropa. La gente nunca ha visto mis piernas. Excepto Liam. Ah, y el estúpido aquella vez. Pero un segundo. Nunca he llevado ese tipo de blusa y menos de botones. Vuelvo a suspirar y recuerdo mi sueño. Ser una gran fotógrafa, por eso estoy aquí.

Repaso lo que va a ser mi día de hoy. Clases por la mañana y a las 5:00 ensayos con el estúpido. Bip bip bip bip, las 7:00 de la mañana. Y comienza, lo que puede llegar a ser el peor de los días. 2 horas más tarde.

Me coloco la falda lentamente. ¡Se me ve como medio metro de piernas! La bajo un poco. Vuelvo a subirla. Vuelvo a bajarla. Me empiezo a poner nerviosa. La subo. Respiro hondo y suelto un ‘Arrrgs’ vuelvo a bajarla. Me quito la chaqueta y me pongo la blusa. Abotono hasta el final. Termino desabotonando dos por falta de aire. Vuelvo a subir la falda. Me pongo las botas y finalmente la corbata. Me miro al espejo. Me lavo los dientes y me pongo las gafas. Hago mi coleta alta y salgo del baño. Bajo las escaleras. Las chicas me miran.

-¿____? – preguntaron las 3 boquiabiertas.
-¿Qué? – frunzo el seño observándolas.
-¡Tienes piernas! – exclama Sol divertida.
-¡Oh dios mío! ¡Tiene piernas! – dice esta vez Victoria.
-¡Tienes pechos! – dice esta vez Jen. Por un momento sus miradas se dirigen a mi escote y me tapo. Termino de bajar las escaleras.
-¡Son idiotas las tres! – carcajeó.
-Pero…- me mira Sol. – Chica, estás muy guapa.
-¿Guapa? – elevo una ceja. - ¡¿GUAPA?!
-¡Sí! – exclamaron las tres.
-¡No! ¡No me gusta nada esta ropa! – suspiré. Ellas estaban vestidas iguales.
-Te queda genial. Le daré las gracias a la señora Macer por la idea de los uniformes. – dijo Victoria riendo.
-Idiota. – carcajeé.
-¿Por qué no te sueltas el pelo? – preguntó esta vez Sol acercándose a mí.
-¡No! – me alejé.
-¿Por qué? Tienes un pelo largo y bonito.
-No me gusta. – negué con la cabeza.
-¿Alguna vez te lo has dejado suelto? – preguntó Jen.
-No, nunca. Pero no me gusta. – finalicé. – Vamos. – abrí la puerta.
Caminé con las chicas hasta llegar a las taquillas. Ellas la tenían al otro lado. Me encontré con Liam por el camino, que me saludó tan lindo como siempre y me dijo lo bien que me quedaba el uniforme. Llegué a mi casillero. Pasé mi llave y comencé a sacar mis libros.

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FLASHBACK.
‘’Coloqué mis libros y salí de clase, recorrí el pasillo de la universidad hasta llegar a las taquillas. ____ Brooks. Esta era la mía. Coloqué los libros dentro y pasé la llave. Miré la casilla de al lado. Harry Edward Styles. Gruñí para mis adentros. ’’
FIN DEL FLASHBACK.
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-Vaya, mira a quien tenemos por aquí. – dijo esa voz insoportable pasando su llave. No le contesté. Seguí ordenando mis libros mientras miraba en mi papelito la clase que me tocaba.
-¿Decidiste abandonar tu vestuario? ¿Lo donaste a las monjitas? – Volví a ignorarle.
-Fea, que sé que no puedes vivir sin mí. – dijo poniendo su mano sobre mi hombro. Le miré. Dirigió su mirada por un instante a mi escote y volvió a mirarme a los ojos.
-Lindo. – susurré. – A ver si el que no puede vivir sin mi eres tú.
Dicho esto pasé la llave mi llave y caminé medio metro.
-¿Estás muy subidita no? – dijo a un paso de mí. Suspiré. Imbécil.
-Harry, déjame en paz. – seguí caminando. Observé mi horario.
-Tienes Biología. – volví a mirar el papelito. Tenía razón. ¿Pero dónde estaba el aula? ¿Y cómo sabia que me tocaba eso?
-Biología es hacia allá, fea. – insistió carcajeando. Volví a ignorarlo.

• 2 minutos más tarde.

-Te dije que era hacia allá. – carcajeó victorioso entrando en la clase. Lo observé con una mirada llena de fuego. – Acepta que tenía razón. Le miré un segundo y pasé delante.
-No tengo por qué aceptar nada.
Y de repente, me convertí en el centro de atención de la clase. ¿Tan raro era verme vestida así? Suspiré y seguí caminando. Como siempre. Sin miedo. Tomé asiento.
-¿Aquí quien va? – pregunté a una chica.
-Liam. Liam Payne.
-Genial. – susurré y tomé asiento. Justo entonces, Liam apareció por la puerta y se acercó a mí.
-¿Vas a ser mi compañera de pupitre? – dijo sonriendo.
-Si tú me dejas. – mi cara cobró color.
-¿En serio? – carcajeó. - ¡Siéntate pero ya! – sonrió.

Después de un rato riendo con Liam, comenzó la clase. Me encantaba estar con él, era divertido, tierno y me ayudaba en las cosas que no entendía. Pero había un problema. Sus amigos. Le despistaban y no terminaba de ser él. Miré a Zayn, observándonos unas dos veces, supongo que sería a Liam, descarto la posibilidad de que me estuviera mirando a mí. El tono de voz más elevado del señor Phills ahuyentó mis pensamientos, haciéndome concentrar a lo largo de las 5 horas restantes en las otras clases.

Al terminar las clases, fuimos a almorzar al comedor. Yo, las chicas y un nuevo chico, un nuevo ligue de Jen. Esta vez, comí pizza.
-¿Qué tal las clases ____? – preguntó Vic sonriendo.
-Un horror. Tengo todas las clases combinadas con el rulos. – suspiré cansada.
-¿Qué rulos? – preguntó Sol.
-El estúpido.
-¿Un rulos estúpido? – preguntó esta vez Jen.
-Idiotas, Harry Styles.
-¡Ah! – abrieron mucho los ojos. - ¿Todas las clases?
-Sí. – bufé.
-Pues te lo pasarás bien. – carcajeó esta vez Chris. El ligue de Jen. Lo miré con una ceja elevada. Él la elevó también. ¿Era un concurso de a ver quien aguantaba más elevando cejas? Finalmente, terminamos carcajeando.
-Como si no fuera poco tenerle que aguantar por las tardes durante todo un mes, también tengo clases con él.
-¿Sobrevivirás? – preguntó Chris.
-Seguro. – asentí. – Si no, lo mato.
-¡Qué cruel! – carcajeó Victoria.
-Cruel no, ley de vida.
-¿Ley de vida? – dijo esta vez Jen.
-‘Matar para poder vivir’ pura ley de vida. – dije mordiendo un pedazo de mi pizza. Los demás negaban riendo mientras me observaban y comían su almuerzo.

• 9 horas más tarde.

-Bueno chicas. – me levanté de mi cama. - ¿Qué hora es? – pregunté.
-Las 5 y 10. – dijo Victoria leyendo su revista de: ‘¿Cómo darle más volumen a tus pestañas?’
-¿Cómo? – pregunté sobresaltada colocando mi falda.
-Las cinco y die…-cerré la puerta.
-¡Adiós! – dijo desde la habitación.

Bajé corriendo las escaleras. ¡Rayos! ¡Donde está la sala! Miré mi papelito, miré a mí alrededor y no había nadie. Luego me acordé que la clase era con el estúpido y me relajé. Que esperara. Después de unos 15 minutos, la encontré. ‘Sala de teatro’ ponía un cartelito en la gran puerta. Hice fuerza sobre esta y se abrió. Me quedé fascinada por la gran cantidad de instrumentos que había. Un momento, volví a recordar por quien estoy aquí. Un ruido. Se abrió la puerta.

-Rapidito. – dijo con aires de superioridad. Se sentó en el piano.
-Créeme que la que menos ganas de estar aquí soy yo. – me senté al lado.
-Le das aquí. – dijo señalando un pedal. – Y luego aquí. Después aquí. Y luego le das a esto, luego a esta tecla y finalmente a este botón. Miré el piano.
-¿Te importaría irme señalando más despacio? Es que no soy una locomotora.
-Dale aquí. – dijo señalando un pedal. Le di y se abrió una cajita dejando al libre las teclas.
-Y ahora aquí. – dijo señalando un botón. Le di y se encendieron unas luces.
-Y ahora teclea. – tecleé una tecla. Me miró. Dirigí rápidamente mi mirada al piano. Se levantó y apoyó sus manos en el piano, justo enfrente, observándome. – Ahora unas cuantas más. – Suspiré y le regalé otra mirada de odio. Miré al piano concentrándome. Hice las manos hacia adelante y suavemente apreté unas cuantas. Sin melodía. Tonos graves y bajos. Lo miré.
-Se te da horriblemente mal. – se burló de mí.
-A cada uno se le da bien, cada tipo de cosas, distintas. – elevé una ceja. – Y desde luego, esto no es lo mío.
-¿Y que se te da bien? – sonrió.
-Cosas que a ti no te interesan. – se borró su sonrisa. Volvió a dar la vuelta y se sentó a mi lado. Me miró.
-Aprende.

Y entonces balanceó sus dedos por el piano, como si de seda se tratara e inundó la sala de letras. Me quedé impresionada. Nunca hubiese imaginado que Harry tocara así. Sentía la música, incluso podría decir que lo que estaba tocando tenía una historia. Y un por qué. Incluso, podría decir, que su corazón estaba latiendo con fuerza. Terminó con bajo y me miró.

-Tocas muy bien. – dije sincera.
-Sí, me lo suelen decir todas. – volvió a sonreír arrogante.
-Eres un hipócrita. – negué y me levanté rápidamente.
-¿A dónde crees que vas? – preguntó. -Tenemos que quedarnos aquí hasta las 6 y media. – elevó el tono de voz. Volví a ignorarle y me acerqué a unos instrumentos. Pasé la mano por una de las guitarras. Tenía un poco polvo. Acaricié mis dedos dejándolo caer al suelo como si de polvo mágico se tratara. Miré a Harry.
-¿Se puede saber que haces fumando? – le reproché. Él estaba sentado con los pies en alto, sobre el piano. Volví a mirarle a los ojos.
-¿Me vas a decir lo que debo o no debo hacer? – elevó una ceja. Dio una calada y soltó el humo en forma de nube. – Ni mi madre lo hace. – carcajeó. ¿O a caso te preocupas por mí?
-¿Sabes Harry? – suspiré sentándome a su lado. Miró mis piernas mientras subía su mirada lentamente. Me miró a los ojos. – Creo que tienes un grave problema. – sonreí. Él elevo una ceja. – No me importas en absoluto. – Me puse seria. – Pero no quiero que se incendie este lugar y mucho menos que ese humo se cuele en mis pulmones y me acorte la vida por mero gusto de un rulos estúpido descerebrado - Me miró aún con la ceja elevada y echó el humo casi en mi cara. Tosí dos veces y me levanté rápidamente. Pero no tan rápidamente. Tiró de mi brazo quedando muy cerca de él.
-____. – dijo casi en un susurro. – No hagas las cosas más difíciles. – soltó mi muñeca.
-Te odio. – susurré y volví a sentarme. Suspiré dos veces. Todo esto se estaba acumulando. Todo eran problemas en mi vida. Sentí como se me subía el corazón a la garganta y se me comenzaban a llenar los ojos de agua. Respiré hondo y noté como Harry me estaba observando. Cerré los ojos y coloqué las manos en el piano. ‘____, concéntrate. Tienes que aprender.’ Me repetía una y otra vez. Tecleé dos notas. Intenté sentirme sola, escapar de la compañía de él. No pude. Lo miré.
-¿Qué hora es? – pregunté.
-6 y media. – dijo observando su reloj.
-Vale, pues adiós. – me puse en píe y apreté el botón haciendo que se cerrara el teclado. Se puso en pié el también. Caminé hasta la puerta sin dirigirle ni una mirada.
-Oye. – gritó. Cerré los ojos tomé aire y di la vuelta.
-¿Qué quieres?
-Tienes unas lindas piernas Brooks. – mojó sus labios.

Inma_Styles escribió:POR FIN SUBES!! Ya se echaba de menos
Harry puto egocéntrico y putero (porque las estupidas esas son sus zorritas), pero que puntazos que tiene el cabrón x)
____ tiene piernas!! Uuuuh le tocan las clases con el rizos ;) y la taquilla al lado, lo va a tener hasta en la sopa x)
'-¿Sobrevivirás? – preguntó Chris.
-Seguro. – asentí. – Si no, lo mato.' LOOOOOOOOOL hahahaha me ha encantado esta parte, y el ''concurso'' a ver quien aguanta más hahaha
Harry con prisas no se va a ninguna parte... Harry tocando el piano :3 yo quiero oír eso!!
*O* ese último comentario!! Uuuuh aquí va a haber tema!!
Espero que el siguiente lo subas más pronto ;)

Ahora mismo subo el siguiente capítulo :)))

Mira, Styles, en serio. Piérdete.
Suspiré pesadamente y abrí la gran puerta del teatro.

|| Narra Harry ||

-¿Qué hora es? – me preguntó. Observé mi reloj.
-Las 6 y media. – la miré con curiosidad.
-Vale, pues adiós. – dicho eso se puso en pié y cerró el teclado.

Luego comenzó a caminar. Una vez más observe sus piernas. ____ tenía un cuerpo bastante llamativo. ¿Quién diría que debajo de esos pulóveres de manga larga de casi 4 tallas más y esos pantalones vaqueros de campana, estaría esta hermosura? Podría ponerle una bolsa en la cabeza y me lo pasaría muy bien. Pestañeé varias veces. Me puse en píe y la llamé divertido.

-¡Oye! – dije en un tono alto.
-¿Qué quieres? – me dijo con desgana. Resopló.
-Tienes unas lindas piernas Brooks. – mojé mis labios. Ella elevó una ceja.
- Mira, Styles, en serio. Piérdete.

Y se marchó. Me quedé de nuevo observando su figura. Observando el vaivén de sus caderas. Esa corta falda señalando sus largas y doradas piernas. Fruncí el seño. ¿Qué te pasa Harry? Negué con la cabeza. Cerré la puerta y salté los escalones de dos en dos hasta llegar a mi habitación.

|| Narra ____ ||

¿Lindas piernas? ¿Brooks? Fruncí el seño. Subí los dos escalones. ¿Brooks? ¡Arrrgs! Corrí los últimos escalones y llegué hasta la habitación. La cerré y me quedé postrada en la puerta mirando a las chicas. Ellas me miraron rápidamente y se quedaron en silencio.

-Voy a morir. – dije por fin seria observándolas. Luego, estallaron en carcajadas. Me acerqué a mi cama y me tiré en ella prácticamente. Me hice hacia atrás, quedándome acostada y me quité las gafas. Llevé mis manos a mis ojos cerrándolos con fuerza. Este mes iba a ser horroroso.
-¿Tan mal fue? – preguntó Jen.
-Un horror. Un autentico horror.
-¿Y qué hicieron? – preguntó esta vez Sol.
-Los idiotas. Los auténticos idiotas.
-¿Pero no ensayaron? – me senté.
-¿Ensayar? ¡Con esa persona no se puede ensayar! ¡Con esa persona no se puede hacer nada serio! – dije gesticulando bastante. Ellas volvieron a reír. – Dejémoslo. – volteé los ojos. - ¿Qué hacen ustedes?
-Pintarnos las uñas. – dijo Victoria poniendo sus manos rectas. Observé sus uñas.
-Que lindas. – sonreí.
-¿Quieres que te las haga? – dijo Vic. Volví a observar sus uñas y miré las mías.
-Bueno. – elevé mis hombros. – Vale.
-Ven. – dijo dando unos golpecitos en su cama. Me levanté y me senté justo al lado.
Después de un rato de risas mientras pintaba mis uñas, giró mi mano. Quedó observando mi muñeca.
-¿Qué es esto? – dijo pasando levemente su pulgar por una de mis marcas. Quité la mano rápidamente.
-Nada. – negué con fuerza. Ella frunció el seño. – Mi gata.
-¿Tenias una gata?
-Sí. – dije algo nerviosa.
-¿Y te aruñó ahí? – volvió a preguntar dudosa.
-Si…es una larga historia. – asentí algo más tranquila. Ella se elevó de hombros y siguió pintándome la otra mano. Suspiré.

El día transcurrió lento y aburrido. Muy aburrido. Leí un poco del libro que había cogido de la biblioteca. A penas había tenido tiempo para leer. Al subir del comedor, que por cierto, me crucé con Emma y él rulos estúpido, me duché y luego me acosté en mi cama. Volví a coger el libro, las chicas ya se habían quedado dormidas.

Estuve unas dos horas leyendo, hasta que mis ojos, comenzaban a cerrarse. Coloqué el libro en mi mesita de noche, retiré mis gafas y me levanté. Caminé hasta la ventana, observando el cielo. Las estrellas. Una estrella se vislumbró, haciéndome pestañear. Otra vez esa nostalgia. Respiré hondo y volví a acostarme, esta vez, hasta el amanecer.
Bip, bip, bip, bip.

Froté uno de mis ojos. Bip, bip, bip. Gruñí. Llevé mi mano a la mesa de noche y paré la alarma. Volví a acostarme y en menos de dos segundos, saltó la horrorosa alarma que anunciaba la llegada de un nuevo día. Volví a gruñir esta vez un poco más fuerte, haciendo que Sol riera. Me senté en la cama y las observé. Sus pelos estaban alborotados, al igual que el mío supongo. Sus ojos hinchados y nuestras caras adormiladas, me hicieron sonreír.

-Buenos días. – dije estirándome.
-Buenos días ____. – dijo Sol poniéndose en pié. Se acercó a la estantería.
-¿Qué haces? – pregunté curiosa.
-Sacando tú uniforme. Hoy tienes gimnasia. ¿No viste tu horario? – me miró.
-¿Gimnasia? – fruncí el ceño. Me levanté y me acerqué a ella.
-Sí. – rió. – Hoy te tienes que poner este uniforme. – me entregó un short corto muy pegado de color negro y una blusa de tirantes negra también. – Y estos zapatos. – dijo dándome unas deportivas blancas.
-¿Broma?
-No, no bromeo. – rió. - ¡Póntelo! ¡No quiero quejas sobre el vestuario! – dijo como madre.
-Pero y estos pantal…-me cortó.
-¡Ya ____! – me miró seria. – Póntelo. – sonrió.
-Que humor. – dije negando mientras subía las escaleras carcajeando.

Después de una ducha, comencé a prepararme. Me puse mi ropa interior y mis cremas y desodorantes. Me coloqué la blusa de tirantes y luego el pequeño short. Era bastante corto. ¿Por qué todo aquí es tamaño micro? Lo bajé un poco. No. Lo volví a subir. ‘¡Joder!’ Susurré. Me puse unos calcetines y luego me coloqué las deportivas. Me miré en el espejo. Esta ropa moldeaba demasiado mi cuerpo. Y…me gustaba. Me acerqué al espejo y simulé una gran sonrisa. Me recogí el pelo, como siempre y me puse las gafas. Abrí la puerta del baño y bajé las escaleras. Ya las chicas me estaban esperando.

-Ya estoy. – dije mientras dejaba mi pijama en mi estantería.
-¿Listas? – preguntó Victoria.
-Sí. – contestamos al unísono. Reímos. – Bien, vamos.
Las chicas siguieron su rumbo y yo llegué al pabellón. Todos estaban en círculo. Corrí hasta llegar a este. Un señor alto y delgado me miró y de repente, volví a convertirme en centro de atención. Sentí la mirada de todos sobre mí.
-Lo siento, se me hizo tarde. – dije con la respiración agitada.
-Que sea la última vez, señorita. – dijo con voz seria.
-Sí. Lo siento. – repetí. Escuché unas pequeñas risas por parte de las plásticas.

El profesor asintió y nos explicó la clase de hoy. Teníamos que correr unos 15 minutos de calentamiento y luego las chicas, nos reuniríamos en una parte ya que vendría una señorita llamada Angie. No sé quién es. Los chicos harán baloncesto justo al lado con Ben. Todos se colocaron juntos, yo estaba sola, en la punta de atrás. Dirigí mi mirada hasta la punta de adelante, donde se encontraba el profesor con un silbato de color azul.

-Listos…-miró su cronometro. - ¡YA!

Y comenzamos a correr. Adelanté a todas las chicas que tenía justo delante, ellas a penas corrían. Parecían abuelas. Estaban cansadas y tan solo llevaban un minuto corriendo. Adelanté a Emma, recibiendo un pequeño codazo adrede por su parte. Yo simplemente sonreí. Eso me causó gracia. Llegué casi a la punta de adelante.

-¡Fea! – dijo una voz masculina algo agitada. Le miré y volví mi mirada al campo. Cogí aire. Expulsé.
-¿No te enseñaron a saludar en el veterinario? – volvió a repetir. Lo observé.
-Estoy en clases.
-Y yo en Narnia. – dijo serio. Se me escapó una ligera sonrisa y lo observé, él también sonrió. Pestañeé. Volví mi mirada al campo. Subí mi fuerza y corrí adelantándole casi 2 metros. Me alcanzó.

|| Narra Harry ||

Me adelantó como dos metros largos, tenía una respiración agitada pero su respiración era normal. Era la única chica que corría, todas las demás parecían abuelas de residencia. Me quedé observándola unos segundos. Aquel short moldeaba su cuerpo, le hacía unas caderas detalladas y aquella blusa… ¡Rayos! ¡Otra vez! Sacudí mi cabeza y la alcancé.

-¿No estás cansada? – pregunté.
-No. – negó mirando hacia adelante. Su respiración iba rápido. Sonreí.
-Tu respiración va rápido. – dije casi en un susurro. Noté como se ponía algo nerviosa.
-Sí. – asintió. – Me suele pasar cuando me agito. – me miró y pasó su lengua por el contorno de sus labios. Necesitaba agua. Estaba casi seguro, de que lo había hecho al propósito. Me excité. Volvió a correr con más fuerza y justo, el profesor Ben tocó el silbato. Paramos y nos acercamos a él.

-Las chicas por aquí. – dijo señalando su izquierda. Todas se colocaron a esta.
-Y los chicos por aquí. – señaló su derecha. Nos colocamos.
-Ahora ustedes. – señaló a las chicas. – Se irán a esa parte. – señaló una parte de la cancha, con la señorita Angie. Y ustedes. – nos señaló a los chicos. – Jugarán un partido de Baloncesto.

Todos asentimos y corrimos hacia nuestro lado. Observé el lado de las chicas. Emma estaba totalmente cansada, casi no se mantenía en pié, pero aún le quedaban fuerzas para moldear los rizos que caían de su pelo, destrozados por el aguante. Miranda estaba totalmente cansada también, pero esta intentaba hacerse un lazo en la blusa, dejando su barriga al descubierto. Rachel, hablaba animadamente con Lucy, otras chicas estaban sentadas en el suelo intentado descansar mientras que ____, observaba a la profesora Angie de pié, asintiendo mientras su pecho iba aún un tanto rápido.

-¡Despierta! – Zayn me lanzó la pelota al pecho. La paré. Reboté dos veces y tiré a canasta. Triple. Le observé y carcajeé. Corrí lejos, quitándosela a Liam y se la pasé a Chris. El profesor tocó el silbato, nos dio unas órdenes y nos señaló los banquillos. Subimos y nos sentamos observando la cancha. Las chicas estiraban mientras la señorita Angie les indicaba unas cosas. Dirigí mi mirada a Emma, estaba preciosa, ella me miró coqueta y sonreí. Miré a su lado y me encontré a ____. Me quedé observándola.

-¿Qué miras? – me dijo Louis.
-Nada. – bostecé. - ¿Tienes cigarros? – pregunté.
-No puedes fumar aquí. – elevó una ceja.
-¿Quién dice que no? – reí.
-Harry, las calificaciones. – me advirtió.
-¡Al diablo las calificaciones! - bufé. - ¿Tienes cigarros o no?
-No, no tengo. – negó.
-Joder. – suspiré hondo. Volví mi mirada hasta las chicas. Hasta ella. Fruncí el seño. Volví a pestañear. La señorita Angie tocó su silbato de color rosado y Liam, saltó los banquillos.

|| Narra ____ ||

Suspiré cansada. Miré mi reloj. Las diez y media. Elevé la vista al cielo y volví a mirar a la señorita Angie. Me miró.
-Muy bien chicas. – dijo con una pequeña sonrisa observándome. Yo se la devolví. Luego miró al resto que se encontraban observándome con el ceño fruncido. – Habéis estado resistentes para ser el primer día. Ya se pueden ir.

Al terminar la frase todas se quedaron paradas observándome como si fuera un bicho raro. Las miré y les dediqué una sonrisa irónica para luego irme caminando por la puerta del pabellón.

-¡____! – dijo una voz masculina detrás de mí. Volteé. Era Liam sonriendo.
-¡Li! – reí y le di un beso en su mejilla. - ¿Qué tal? No te había visto el día de hoy.
-Pues bien, es que estuve ayudando a la señorita Meyer a repartir unos boletos. – sonrió. - ¿Y tú? Ya veo que se te dan bien los deportes.
-Bueno. – se me escapó una pequeña risa. – Algo. – me encogí de hombros.
-¿Ahora tenemos clases juntos verdad? – me preguntó con atención.
-Sí. –asentí. Abrí la cremallera de mi mochila y saqué el horario, lo ojeé y miré a Liam que me miraba con interrogante. – Tenemos matemáticas. – hice una mueca. Él carcajeó.
-Entonces ve a cambiarte, yo te espero aquí. – sonrió. Le devolví la sonrisa y asentí. Entré por un pasillo totalmente blanco, la verdad que asustaba un poco. Eran las duchas y se encontraban en el gimnasio.

Entré en una de las duchas, dejé mi mochila a un lado pues había un espacio para poder vestirte y dejar tus cosas. Me desnudé. Al terminar de ducharme, en 5 minutos he de resaltar, escuché un ruido. Fruncí el ceño y se escucharon unas risas. Me vestí rápidamente y guardé las cosas en mi mochila. Intenté abrir la puerta, pero esta no se abría. Fruncí el ceño y volví a apretar el pomo de la puerta. Otra vez risas. Respiré hondo. Ya estas estúpidas estaban colmando mi paciencia.

-Ya me están abriendo pedazo de descerebradas.

No recibí respuesta. Lo volví a intentar.

-Muy bien. Están agotando mi paciencia.

Miré hacia atrás y di tres pasos, luego, le di una patada a la puerta. Ésta se abrió y Emma me observaba con una expresión de asombro. Cinco chicas más me miraban tras de ella. Sus bocas casi formaban una ‘O’.

-A ver preciosa. – me acerqué a ella. Ella se acercó a mí. – Si tienes algún tipo de problema con tu vida, encuéntrate primero y luego, empieza a resolver tus problemas. Yo no soy ninguna estúpida que intenta joder la vida de los demás porque se siente inservible. ¿Vale? – sonreí y le di un leve empujón. – Así que adiós.

Suspiré pesadamente saliendo del gimnasio, escuché el murmullo de Emma diciéndome algo a lo lejos, pero la ignoré completamente. A las personas como ella, hay que ignorarlas. Eso era lo que decía mi madre. De repente, sentí una gran presión sobre mí.

-¡Joder! – exclamó un chico de rulos, tirándome al suelo. - ¡Mira por dónde vas! Se puso en pié.
-¡Eres idiota! – exclamé esta vez yo poniéndome en pie. - ¡Mira por dónde vas tú! – fruncí el ecño. ¡Estás en las duchas de las chicas!
-¿Y eso qué? – elevó una ceja.
-Que tienes que fijarte tú, – resalté la última palabra. – por dónde vas. Di media vuelta y seguí mi camino. Tiró de mi mano.
-Es por allí. – dijo riendo. Lo miré. Gruñí. Fui en esa dirección.
-¡Ya deja de seguirme Harry! – me paré y lo mire.
-Perdona fea, pero esa también es mi clase. – carcajeó. - ¿O a caso me vas a negar que no te gusta que vaya tras de ti?
-¿Qué? – dije con una expresión de asombro. - ¡Pero si te estoy diciendo que no me persigas!
-No mientas, sé que te encanta.
-Eres un hipócrita infantil. – caminé más rápido. Se puso a mi lado.
-Se escuchó una pequeña risita. – Te encanto. - Lo miré con una expresión de horror.
-Lo que me faltaba. – alcé ambas cejas luego solté una gran carcajada. – ¿Creo que eres un poco egocéntrico no? – lo miré.
-Lo justo para una persona como yo. – dijo resaltando el yo.
-Idiota. – negué. - Nunca desearía soñar contigo. Tendría miedo.
-¿Miedo? Ni en tus sueños más bonitos ha aparecido algo como yo.
-No lo llamaría precisamente sueño si sales tú. Más bien, creo que sería una pesadilla y, te aseguro que sería menos horrible si en vez de tu cara apareciera la niña del exorcista. – Lo miré por última vez con cara de pocos amigos y entré en clases.

La clase de matemáticas no fue totalmente aburrida. Compartí las clases de mates con Liam. A pesar de que no me dejaba concentrar, pues todo el rato me hablaba y me hacia sonreír y sonrojar, la clase se hizo más amena.

-Me gustan tus gafas.
-Gracias. – dije mordiendo la punta del lápiz. Volví mi mirada al señor Flores.

Después de unas 4 horas más, Rin, rin, rin, rin. Las clases terminaron.

-Menos mal. – suspiré pesadamente cerrando mi libro.
-Que día tan pesado. – dijo Liam guardando sus materiales.
-Sí. – coloqué las dos manos en mi espalda y me estiré. – Vamos. – Me puse en pié y esperé a Liam. Salimos por la puerta de clases y llegamos hasta los pasillos donde se empezaban a divisar las escaleras de los chicos y las escaleras de las chicas, desde ahí comenzaban nuestras respectivas habitaciones.
-Bueno Liam, nos vemos. – deposité un beso en su mejilla.
-Adiós ____. – dijo sonriendo mientras corría escaleras arriba.

|| Narra Harry ||

-Sí, y entonces…-me cortó Liam entrando por la puerta. Estaba contándole a Zayn una de mis noches alocadas cuando estaba en Londres.
-Hey. – dijo Liam tirando su mochila encima de su cama. - ¿Qué hacen? – nos miró.
-¿Dónde estabas? – preguntó Zayn.
-En clases. – se elevó de hombros. – Ustedes también están en mi clase. – nos miró con una sonrisa irónica. Miré a Zayn.
-No soy idiota. – dijo Zayn. – Sé que estas en mi clase, pero te fuiste con el monstruo y no volviste.
-Es verdad, ¿Qué te traes con ella? – pregunté. Liam tiró sus deportivas al suelo y comenzó a subir las escaleras.
-Nada que les importe.

Y cerró la puerta del baño. Elevé una ceja y apreté mi puño. Últimamente está muy subido. Y yo le bajaré los humos si hace falta. Me puse de pié y subí las escaleras.

-¿Cómo que nada que nos importe? – grité.
-¿Acaso te importa? – dijo desde adentro.
-¿Eres mi amigo no? - pregunté. Abrió la puerta rápidamente.
-¿Te importo yo? ¿O ella?

Me quedé observándolo. Bufé furioso, molesto y cabreado.

-¿¡Cómo me va a importa eso imbécil!?
-¡Relájate Harry! – me empujo.
-¡NO EMPUJES LIAM! – apreté mi puño. - ¡NO ME EMPUJES! – le empujé esta vez yo.
-¿¡Pero eres idiota!? - Zayn corrió rápidamente hacia arriba y me agarró.
-¡Suéltame! – dije furioso. - ¡Te estoy diciendo que me sueltes!
-¿¡Lo ves como no te importo una mierda!? – dijo Liam dándole una patada a la puerta, volviendo a encerrarse dentro.

Aquí tenéis el capítulo 8, espero que os guste .x

Inma_Styles escribió:El cap se resume en Harry es un capullo, ____ es buena en educación física, las tontas son tontas y además toca-pelotas, Liam busca algo con ____, y Harry es un celoso que no lo admite y se pelea por ello.
Espero el siguiente

De momento no sé si seguirla, porque solo tengo una lectora :c
Lo siento.