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Wild Horses (Harry y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Wild Horses (Harry y Tu)
Nombre: Wild Horses
Autor:nose la vi me gusto y la quise publicar aca pero no pude contactar a la que la escribio
Adaptación:sii
Género:Drama, Romance, etc
Advertencias: no creo yo aviso
Otras páginas: no
Qué nerviosa se sentía, le temblaban las piernas. No recordaba, o eso creía, haber pasado un día tan emocionante como ese. Su cumpleaños número doce.
No podía dejar sus manos quietas y se mordía el labio, nerviosa.
Si, estaba nerviosa. Su padre le había dicho que su regalo estaba escondido en las caballerizas. Se podía imaginar perfectamente cuál era su regalo.
Respiró profundamente y entró al lugar. Aquel familiar olor a caballo y paja entró por su nariz. Lo respiró más aun… quizás fuera la última vez que lo hiciera.
Entró del todo y miró a su alrededor, para luego volver a mirar al frente. Su regalo estaba ahí. Una amplia sonrisa surcó su rostro, y sin poder evitarlo apresuró sus pasos hacia él.
Siempre quiso un caballo blanco y al fin lo tenía. Mordió sus labios, de nuevo, y comenzó a disminuir el paso. Un nuevo sentimiento acaparó toda su emoción. Miedo. Tenía miedo. Era lindo, pero era muy grande, para ella, y no sabía como iba reaccionar.
—No le tengas miedo —escuchó como alguien le hablaba.
Giró para encontrarse con él. Le dedicó una tímida sonrisa y sus mejillas se enrojecieron. Siempre se enrojecía cuando él estaba cerca. Sentía aquel cosquilleo lindo en el estomago y sentía aquellas molestas ganas de tomarle la mano y no soltarlo.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó y se armó de valor para mirarlo.
Su amiga, Cher, siempre le decía que un niño se da cuenta de que una niña gusta de él cuando esta no lo mira a los ojos. Tenía que mirarlo si o si.
—Te estaba buscando. Mañana te vas a la capital, y no sé cuando nos volveremos a ver —le dijo él.
Ella sintió que las cosquillas se hacían más seguidas y algo parecido a la angustia se coló entre sus emociones. Sabía que no iba a volver por mucho tiempo. Su padre había decidió enviarla a estudiar a Londres. Lo iba a extrañar tanto.
—No pienses en eso. Volveré —dijo dulce.
—¿Cuándo?
—No lo sé. Pero volveré.
—Mi madre dice que Lotres…
—Londres —lo corrigió esbozando una pequeña sonrisa.
—Lo que sea —continuó —Queda muy lejos… tomé prestado un mapa del señor Greg para cerciorarme. Y sí, queda muy lejos ¿Y si te pasa algo? ¿Y si me necesitas? —preguntó él con impaciencia.
—Habrá mucha gente para cuidarme, salvaje —dijo divertida.
Él no pudo evitar sonreír, dejando ver sus dos paletas separadas. Salvaje, apodo que ella le había puesto un día que ambos jugaban en los matorrales del campo y él se había comportado tal y como ella lo había llamado.
—Sé que habrá mucha gente cuidándote —continuó. Se rascó la nariz y luego el mentón. Se sentía nervioso —Pero son gente desconocida…
—Mi amiga Cher está allá —comentó.
—Esa niña exasperante… —murmuró. Ella rió por lo bajo.
—Me gusta que utilices las palabras que te he enseñado —le dijo.
—Odio esas palabras que me enseñaste —aseguró —En la escuela se ríen de mí por tu culpa…
—No conozco a tus compañeros de escuela. Nunca los has traído a la casa o me has hablado de ellos. ¿Por qué? —ella caminó un poco hacia un costado acercándose, inconcientemente, al caballo.
—Porque son todos unos idiotas…
—¡Eso es una palabrota! —ella lo retó divertida.
—Solo saben pelearse y buscarme pelea. Porque saben que siempre les gano.
—Porque eres un salvaje.
—Exacto.
Ella comenzó a jugar con la punta de su vestido, apretándolo y arrugándolo en la palma de su mano. Las cosquillas de su estomago aun no se iban.
—La señorita Dolores dice que ella podría enseñarte en casa como a mí…
—No, eso es para niñas.
Ella lo contempló en silencio por unos cuantos segundos. Tenía ganas de decirle muchas cosas. Sabía que dentro de un par de horas ya no se las podría decir.
—¿Vas a extrañarme? —le preguntó ella.
Volvió a caminar hacia el caballo, y entonces chocó con él. El inmenso animal chilló e hizo un relinche. Ella lo miró asustada, pero de pronto sintió una mano que tomaba la suya y la apartaba un poco de la fiera.
—Es un potro salvaje, como yo —le dijo él.
Ella giró la cabeza para observarlo. Ahora estaba a su lado y sostenía su mano. Al parecer no tenía ninguna intención de alejarse o soltarla.
En eso Cher se había equivocado. Él no era como los demás niños… A él no le molestaba tomarla de la mano, tampoco que ella lo hiciera tomar el té o que le enseñara como hablar apropiadamente.
—No sé porque papá lo compró justo ahora que me voy —se lamentó.
—Lo hizo para que no le tomaras cariño y no te doliera tanto dejarlo… ¿Cómo quieres llamarlo?
—¿Es niño verdad? —inquirió.
—Macho… se dice macho.
—Lo que sea —dijo ella tratando de imitar la expresión de él cuando le decía así. Él rió quedamente —Quiero que se llame White.
—¿Quieres tocarlo? —preguntó.
Miró nerviosa al caballo y volvió la mirada a los verdes ojos que estaban frente a ella.
—No lo sé… tengo miedo.
Él tomó con más firmeza la mano de ella, para acercarla con cuidado al caballo.
—White —lo llamó él, por su nuevo nombre. El caballo levantó un poco la cabeza y los miró —Así es como te llamas ahora, potro.
Se acercaron más. El animal parecía tranquilo. Pero a ella no la convencía. Él estaba detrás de ella y todavía sostenía su mano. Estiró sus manos hasta que la de ella se apoyó primero en el hocico de White. El caballo se quedó quieto, recibiendo la caricia. Él hizo que ella moviera la mano un poco más.
—¿Lo ves? Él no te hará daño. Sabe que eres su dueña —le dijo.
Lo miró a los ojos. Parecía ese príncipe del cuento que ella siempre leía. Un príncipe un poco particular, ya que siempre estaba jugando en el barro o con los animales. Pero era tan lindo. Lo iba a extrañar, de todo esto a él era al que más iba a extrañar.
—¿Lo vas a cuidar por mí? —le preguntó. Él se alejó para que ella continuara acariciando a su nuevo caballo por si sola.
—Claro que si, cuando vuelvas no lo vas a reconocer de lo lindo que va a estar —dijo con una sonrisa.
Ella sonrió y se alejó del caballo para acercarse a él. Vio que algo brillaba colgando en su pecho. Semisonrió. Hacía casi dos meses que él había cumplido los trece.
—¿Aun tienes mi regalo? —le preguntó. Él asintió y lo buscó. Alzó a la vista una pequeña medallita de oro. Ella la tomó para mirarla —Siempre la vas a cuidar, ¿verdad?
—Siempre voy a cuidarla. Siempre voy a cuidar todo lo que tenga que ver contigo. Porque… porque… —dejó de hablar.
—¿Por qué? —quiso saber ella.
Él sintió aquel tonto cosquilleo en la boca del estomago. Parecía que se acababa de comer un enjambre de mariposas.
—Porque yo te quiero, enana —se animó a decir al fin.
Ella sintió una felicidad que nunca había sentido.
Él sacó algo del bolsillo de su pantalón y se lo tendió. Ella lo tomó apresuradamente y sin dudarlo abrió la pequeña cajita. Sus ojos no podían creer que lo que estaban viendo.
—¿Lo compraste? —dijo anonadada.
—Si —asintió él tímidamente —Dijiste que te gustaba cuando fuimos la última vez al pueblo. Y estuve ahorrando desde entonces para comprártelo.
—¿Por eso estabas haciéndole mandados al señor de la panadería?
Él solo asintió. Ella sacó el pequeño anillo que tenía una piedrita violeta en el medio y se lo puso. Sintió un nuevo dolor… nunca lo había sentido. Iba a extrañarlo tanto. Lo miró fijo a los ojos.
—Yo también te quiero, salvaje —le dijo dulce.
Con cuidado se acercó a él, se puso en puntas de pie y apoyó sus labios sobre los suyos. Ambos cerraron los ojos, compartiendo así su primer beso.
Autor:nose la vi me gusto y la quise publicar aca pero no pude contactar a la que la escribio
Adaptación:sii
Género:Drama, Romance, etc
Advertencias: no creo yo aviso
Otras páginas: no
Qué nerviosa se sentía, le temblaban las piernas. No recordaba, o eso creía, haber pasado un día tan emocionante como ese. Su cumpleaños número doce.
No podía dejar sus manos quietas y se mordía el labio, nerviosa.
Si, estaba nerviosa. Su padre le había dicho que su regalo estaba escondido en las caballerizas. Se podía imaginar perfectamente cuál era su regalo.
Respiró profundamente y entró al lugar. Aquel familiar olor a caballo y paja entró por su nariz. Lo respiró más aun… quizás fuera la última vez que lo hiciera.
Entró del todo y miró a su alrededor, para luego volver a mirar al frente. Su regalo estaba ahí. Una amplia sonrisa surcó su rostro, y sin poder evitarlo apresuró sus pasos hacia él.
Siempre quiso un caballo blanco y al fin lo tenía. Mordió sus labios, de nuevo, y comenzó a disminuir el paso. Un nuevo sentimiento acaparó toda su emoción. Miedo. Tenía miedo. Era lindo, pero era muy grande, para ella, y no sabía como iba reaccionar.
—No le tengas miedo —escuchó como alguien le hablaba.
Giró para encontrarse con él. Le dedicó una tímida sonrisa y sus mejillas se enrojecieron. Siempre se enrojecía cuando él estaba cerca. Sentía aquel cosquilleo lindo en el estomago y sentía aquellas molestas ganas de tomarle la mano y no soltarlo.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó y se armó de valor para mirarlo.
Su amiga, Cher, siempre le decía que un niño se da cuenta de que una niña gusta de él cuando esta no lo mira a los ojos. Tenía que mirarlo si o si.
—Te estaba buscando. Mañana te vas a la capital, y no sé cuando nos volveremos a ver —le dijo él.
Ella sintió que las cosquillas se hacían más seguidas y algo parecido a la angustia se coló entre sus emociones. Sabía que no iba a volver por mucho tiempo. Su padre había decidió enviarla a estudiar a Londres. Lo iba a extrañar tanto.
—No pienses en eso. Volveré —dijo dulce.
—¿Cuándo?
—No lo sé. Pero volveré.
—Mi madre dice que Lotres…
—Londres —lo corrigió esbozando una pequeña sonrisa.
—Lo que sea —continuó —Queda muy lejos… tomé prestado un mapa del señor Greg para cerciorarme. Y sí, queda muy lejos ¿Y si te pasa algo? ¿Y si me necesitas? —preguntó él con impaciencia.
—Habrá mucha gente para cuidarme, salvaje —dijo divertida.
Él no pudo evitar sonreír, dejando ver sus dos paletas separadas. Salvaje, apodo que ella le había puesto un día que ambos jugaban en los matorrales del campo y él se había comportado tal y como ella lo había llamado.
—Sé que habrá mucha gente cuidándote —continuó. Se rascó la nariz y luego el mentón. Se sentía nervioso —Pero son gente desconocida…
—Mi amiga Cher está allá —comentó.
—Esa niña exasperante… —murmuró. Ella rió por lo bajo.
—Me gusta que utilices las palabras que te he enseñado —le dijo.
—Odio esas palabras que me enseñaste —aseguró —En la escuela se ríen de mí por tu culpa…
—No conozco a tus compañeros de escuela. Nunca los has traído a la casa o me has hablado de ellos. ¿Por qué? —ella caminó un poco hacia un costado acercándose, inconcientemente, al caballo.
—Porque son todos unos idiotas…
—¡Eso es una palabrota! —ella lo retó divertida.
—Solo saben pelearse y buscarme pelea. Porque saben que siempre les gano.
—Porque eres un salvaje.
—Exacto.
Ella comenzó a jugar con la punta de su vestido, apretándolo y arrugándolo en la palma de su mano. Las cosquillas de su estomago aun no se iban.
—La señorita Dolores dice que ella podría enseñarte en casa como a mí…
—No, eso es para niñas.
Ella lo contempló en silencio por unos cuantos segundos. Tenía ganas de decirle muchas cosas. Sabía que dentro de un par de horas ya no se las podría decir.
—¿Vas a extrañarme? —le preguntó ella.
Volvió a caminar hacia el caballo, y entonces chocó con él. El inmenso animal chilló e hizo un relinche. Ella lo miró asustada, pero de pronto sintió una mano que tomaba la suya y la apartaba un poco de la fiera.
—Es un potro salvaje, como yo —le dijo él.
Ella giró la cabeza para observarlo. Ahora estaba a su lado y sostenía su mano. Al parecer no tenía ninguna intención de alejarse o soltarla.
En eso Cher se había equivocado. Él no era como los demás niños… A él no le molestaba tomarla de la mano, tampoco que ella lo hiciera tomar el té o que le enseñara como hablar apropiadamente.
—No sé porque papá lo compró justo ahora que me voy —se lamentó.
—Lo hizo para que no le tomaras cariño y no te doliera tanto dejarlo… ¿Cómo quieres llamarlo?
—¿Es niño verdad? —inquirió.
—Macho… se dice macho.
—Lo que sea —dijo ella tratando de imitar la expresión de él cuando le decía así. Él rió quedamente —Quiero que se llame White.
—¿Quieres tocarlo? —preguntó.
Miró nerviosa al caballo y volvió la mirada a los verdes ojos que estaban frente a ella.
—No lo sé… tengo miedo.
Él tomó con más firmeza la mano de ella, para acercarla con cuidado al caballo.
—White —lo llamó él, por su nuevo nombre. El caballo levantó un poco la cabeza y los miró —Así es como te llamas ahora, potro.
Se acercaron más. El animal parecía tranquilo. Pero a ella no la convencía. Él estaba detrás de ella y todavía sostenía su mano. Estiró sus manos hasta que la de ella se apoyó primero en el hocico de White. El caballo se quedó quieto, recibiendo la caricia. Él hizo que ella moviera la mano un poco más.
—¿Lo ves? Él no te hará daño. Sabe que eres su dueña —le dijo.
Lo miró a los ojos. Parecía ese príncipe del cuento que ella siempre leía. Un príncipe un poco particular, ya que siempre estaba jugando en el barro o con los animales. Pero era tan lindo. Lo iba a extrañar, de todo esto a él era al que más iba a extrañar.
—¿Lo vas a cuidar por mí? —le preguntó. Él se alejó para que ella continuara acariciando a su nuevo caballo por si sola.
—Claro que si, cuando vuelvas no lo vas a reconocer de lo lindo que va a estar —dijo con una sonrisa.
Ella sonrió y se alejó del caballo para acercarse a él. Vio que algo brillaba colgando en su pecho. Semisonrió. Hacía casi dos meses que él había cumplido los trece.
—¿Aun tienes mi regalo? —le preguntó. Él asintió y lo buscó. Alzó a la vista una pequeña medallita de oro. Ella la tomó para mirarla —Siempre la vas a cuidar, ¿verdad?
—Siempre voy a cuidarla. Siempre voy a cuidar todo lo que tenga que ver contigo. Porque… porque… —dejó de hablar.
—¿Por qué? —quiso saber ella.
Él sintió aquel tonto cosquilleo en la boca del estomago. Parecía que se acababa de comer un enjambre de mariposas.
—Porque yo te quiero, enana —se animó a decir al fin.
Ella sintió una felicidad que nunca había sentido.
Él sacó algo del bolsillo de su pantalón y se lo tendió. Ella lo tomó apresuradamente y sin dudarlo abrió la pequeña cajita. Sus ojos no podían creer que lo que estaban viendo.
—¿Lo compraste? —dijo anonadada.
—Si —asintió él tímidamente —Dijiste que te gustaba cuando fuimos la última vez al pueblo. Y estuve ahorrando desde entonces para comprártelo.
—¿Por eso estabas haciéndole mandados al señor de la panadería?
Él solo asintió. Ella sacó el pequeño anillo que tenía una piedrita violeta en el medio y se lo puso. Sintió un nuevo dolor… nunca lo había sentido. Iba a extrañarlo tanto. Lo miró fijo a los ojos.
—Yo también te quiero, salvaje —le dijo dulce.
Con cuidado se acercó a él, se puso en puntas de pie y apoyó sus labios sobre los suyos. Ambos cerraron los ojos, compartiendo así su primer beso.
Última edición por Littlestylesiloveyouhazza el Lun 13 Ago 2012, 5:18 pm, editado 1 vez
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
vas happenin!!!
Primera y fiel Lectora
Me llamo Malena pero dime Male
tengo 13 y soy de Argentina...
Me encanto el capitulo..Pôr sierto si
necesitas chicas me pondras con el DJ Malik???
si no,no importa igual seguire leyendo kisses
Primera y fiel Lectora
Me llamo Malena pero dime Male
tengo 13 y soy de Argentina...
Me encanto el capitulo..Pôr sierto si
necesitas chicas me pondras con el DJ Malik???
si no,no importa igual seguire leyendo kisses
Invitado
Invitado
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
hola segunda lectora puedo estar con .......louis?besos ha y m encanto
Invitado
Invitado
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
holiii! tercera lectora ! :) si necesitas chicas puedo estar con Hazza o Niall? el que tu prefieras de lo dos! jaaj los amo por igual <3
MarinaStyles
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
jajajjajaja gracias chicas y obvio las pongo con los chicos
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
YOOOOO ME OFREZCOOO!! SI QUIERES ESTOY CON HARRY O LIAM!! :D
Invitado
Invitado
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
si queres te pongo con niall porque hazza ay esta ocupado sii :) mandame tu descripcionMarinaStyles escribió:holiii! tercera lectora ! :) si necesitas chicas puedo estar con Hazza o Niall? el que tu prefieras de lo dos! jaaj los amo por igual <3
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
claro pasame tu descripcion besoselidirection escribió:hola segunda lectora puedo estar con .......louis?besos ha y m encanto
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
claro te pongo con liam pasame tu drescripcionPetta.Lennon escribió:YOOOOO ME OFREZCOOO!! SI QUIERES ESTOY CON HARRY O LIAM!! :D
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
Littlestylesiloveyouhazza escribió:si queres te pongo con niall porque hazza ay esta ocupado sii :) mandame tu descripcionMarinaStyles escribió:holiii! tercera lectora ! :) si necesitas chicas puedo estar con Hazza o Niall? el que tu prefieras de lo dos! jaaj los amo por igual <3
aiish perfectooo! *____* perdona, pero es que soy nueva aqui, como te mando la descripcion? :$ <3
MarinaStyles
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
claro pasame tu drecripcion :)malena@ escribió:vas happenin!!!
Primera y fiel Lectora
Me llamo Malena pero dime Male
tengo 13 y soy de Argentina...
Me encanto el capitulo..Pôr sierto si
necesitas chicas me pondras con el DJ Malik???
si no,no importa igual seguire leyendo kisses
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
todo bien yo tambien soy nueva pero puse como 100 novelas jajajaja bueno tenes que ir a mi perfil obvio facil apretas donde dice littlestylesiloveyouhazza (un poquito largo jajajaj) bueno y en las opciones dice contacto o contactar no me acuerdo bueno apretas ahi y pones donde dice MP bueno y ahi escribis como sos y eso jajajajaMarinaStyles escribió:Littlestylesiloveyouhazza escribió:si queres te pongo con niall porque hazza ay esta ocupado sii :) mandame tu descripcionMarinaStyles escribió:holiii! tercera lectora ! :) si necesitas chicas puedo estar con Hazza o Niall? el que tu prefieras de lo dos! jaaj los amo por igual <3
aiish perfectooo! *____* perdona, pero es que soy nueva aqui, como te mando la descripcion? :$ <3
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
Capitulo uno:
¿Cómo podía ser posible que se le perdiera aquella cadenita? ¿Cómo? Él no era descuidado, jamás lo había sido. Y ahora no la encontraba por ningún lado. No quería perder aquel recuerdo de los mejores años de su vida. Siendo un niño él había sido muy feliz… Ahora también lo era, pero desgraciadamente nunca iba a ser igual.
Se maldijo a si mismo… ¿Dónde podría haberla dejado? Ya la había buscado en todos lados: la caballeriza, su cuarto, el baño, el gallinero, la cocina, la casa grande…
Se detuvo a pensar un poco. Quizás la había dejado en la casa de Felicity. Aunque a decir verdad hacía como una semana que no iba a ver a su novia y la cadenita la había perdido ayer. Soltó un suspiro. Y se sentó con cuidado en una de las sillas de la cocina.
—¿Buscabas esto? —preguntó ella.
Al instante él levantó la vista y se puso de pie. Casi corrió hacia donde estaba su madre con la mano levantada y mostrándole lo que había estado buscando desde hacía tantas horas.
—¿Dónde estaba? —quiso saber mientras se la quitaba de la mano.
—La dejaste tirada cerca del horno anoche, después de que lo arreglaste.
—No la dejé tirada. Seguramente se me cayó…
Se la volvió a poner, y se sintió aliviado. Sus bonitos recuerdos ahora estaban de nuevo con él.
Harry Styles era un hombre de campo. Había nacido allí, se había criado allí y pensaba morir allí. Él no se consideraba una persona mala, y estaba muy orgulloso de lo que había logrado en todos esos año en los campos Brooks. Siendo muy joven (con apenas 15 años) su jefe lo había nombrado encargado del lugar, cuando había decidido irse a vivir a la cuidad. Y desde entonces Harry había llevado adelante los asuntos de aquella conocida estancia. Pero a pesar de dejarle toda la responsabilidad, Jhon Brooks iba a verlos todos los años en las vacaciones de verano. Se quedaba allí unos dos meses y luego volvía a su agitada vida de negocios. Harry siempre se preguntaba como era que ese hombre no se había vuelto loco viviendo en la cuidad, siendo que él también había nacido y criado en aquel campo. Pero lo sabía, Jhon era un gran hombre que se adaptaba a cualquier situación de cambio. Y Harry lo admirada… lo admiraba y lo quería como a un padre. Por eso mismo cada vez que el jefe llegaba todo el mundo estaba como loco arreglando y preparando todo.
—Es como la decimaquinta vez que pierdes ese colgante, Harry —lo retó ella pero sin retarlo del todo. Le besó la frente y se acercó a las hornillas para revisar la comida que estaba preparando. La cena siempre comenzaba a prepararse antes del atardecer.
—No es a propósito —aseguró él —Al parecer no le gusta estar en mi cuello.
Anne sonrió y lo miró de manera tierna.
—¿Ya está todo listo? Mira que hoy llega el señor Brooks.
—Si, todo está listo.
—Más te vale, Harry…
—Mamá… bien sabes que me gusta que el jefe venga a encontrar todo en orden y en perfecto estado.
—Si, lo sé. Pero solo te pregunto para que estés completamente seguro. No quiero que nada salga mal. Jhon… —sacudió la cabeza —Digo, el señor Brooks se merece lo mejor.
Harry puso los ojos en blanco. Si había alguien que se ponía quisquillosa con la llegada del jefe en aquel lugar, esa era su madre. Todos los peones huían de ella despavoridos. Se ponía insoportable, histérica y sobre todo intratable. Harry creía saber la razón de sus nervios. Aunque ella jamás llegara a admitirlo, él sabía que su madre sentía algo especial por ese hombre. Y cuando volvía al campo, ella parecía perder los estribos. Los únicos que podían con ella en días así eran Niall y él.
Niall Horan era más que un primo para Harry. Era como su hermano menor. El rubio se había mudado a vivir con ellos cuando su padre (el tío Roger) había muerto en un accidente de campo. Harry y Anne eran la única familia que le quedaba.
Horan entró a la cocina y se detuvo a mirarlos. Harry le sonrió y se puso de pie. Pero dejó de sonreír al ver la cara de preocupación y frustración que tenía su primo.
—¿Qué sucedió? —le preguntó al instante.
—White —murmuró el rubio simplemente.
Harry resopló. ¿Otra vez aquel caballo? ¿Cuándo iba a ser el día en que el corcel blanco no le diera dolores de cabeza?
—¿Qué hizo ahora? —quiso saber.
—Le ha dado un buen susto al pobre de Pedro, casi lo golpea. Luego rompió su bozal, rompió un par de mecheras en las caballerizas, salió hecho una fiera, saltó la cerca y se metió por el bosque.
Harry cerró los ojos y se masajeó el puente de la nariz. Ese caballo no cambiaba más. No había forma de que lo adiestrara. El muy cabeza dura jamás se terminaba de comportar. Solo le gustaba ser un caballo salvaje. Pero ¿Quién podría culparlo de ser así? Nadie.
El castaño se había encargado de criarlo… y jamás le había puesto verdaderamente los límites. Además de que se parecían demasiado. Podría decirse que hasta White estaba mimetizado con Harry. Por ejemplo: cuando él estaba enfermo, White también parecía estarlo. Cuando se sentía enojado, el caballo también. Cuando estaba contento, también él. Cuando se sentía atrapado, frustrado por el trabajo y quería salir corriendo y dejar todo en manos de alguien más… White hacía destrozos y huía al medio del bosque.
Al parecer hoy el caballo también se había mimetizado con él… aquello que White había hecho era lo mismo que Harry quería hacer. Huir.
Y no sabía exactamente por qué. La mayoría de las veces cuando su jefe venía al campo, él estaba contento. Pero hoy no era así. Hoy se sentía extraño. Algo le decía que pronto se sentiría más extraño aun.
Giró para mirar a Anne y le entregó una sonrisa galante. Ella casi siempre se quedaba tranquila cuando él le sonreía así.
—¿Te dije que llamó, Felicity? —le preguntó. Harry frunció el ceño.
—No, no me lo habías dicho —resopló —¿Qué te dijo?
—Que está enojada contigo porque no le devuelves las llamadas y ya no la vas a ver…
—¿Le dijiste que estoy muy ocupado? —inquirió mientras se acercaba a donde estaba parado Niall y le hacía una seña de que comenzara a caminar.
—Si, se lo dije… pero dice que como ella es tu novia tendría que ser tu prioridad.
Harry soltó un lento suspiro. A veces Felicity era demasiado ‘inmadura’. Y él sentía que necesitaba un respiro.
—A la noche iré a verla… si vuelve a llamar dile eso.
Su madre asintió y ellos dos salieron de la casa.
—Tú no estás realmente enamorado de Felicity —habló Niall mientras ambos caminaban hacia la caballeriza. Harry iría a buscar a White.
—¿Por qué lo dices? —preguntó extrañado.
—Porque si la amaras realmente… le harías un espacio aunque te estuvieras muriendo. Solo estás con ella por costumbre. Y créeme cuando te digo que eso no es amor.
—¿Y tú que sabes del amor? —inquirió divertido el castaño.
—Yo estoy enamorado. Solo que soy un maldito cobarde y no me animo a decírselo.
—¿Y por qué no te animas, tonto?
—Hazza, es la hija de un acensado. ¿Acaso no has visto como terminan ese tipo de romances? Si ella llegara a tener algo con un simple peón como yo, su familia sería capaz de darle la espalda y dejarla en la calle… en este caso en medio del campo.
Harry esbozó una pequeña sonrisa y despeinó un poco el cabello del rubio. Niall apenas tenía 19 años y ya sufría de aquella manera tan pasional.
— Lola no es de esas que menosprecian a los peones. Es más,… tú también le gustas.
Niall dejó de caminar. Harry lo miró realmente divertido.
—¿Cómo sabes que le gusto? —preguntó atónito.
—Me lo dijo un pajarito —se hizo el misterioso.
Le encantaba poner nervioso a Niall. Principalmente cuando se trataba de la pequeña Lola. Con apenas 17 años, aquella niña rompía más de un corazón por aquellos lados.
Y Niall no era la excepción.
Niall casi corrió detrás de Harry y lo llenó de preguntas, intentando sacar alguna información que le dijera como sabía que Lola también sentía algo por él.
Pero Harry no soltó nada. Aunque a decir verdad no sabía mucho. Pero no hacía falta saberlo. A Lola se le notaba a leguas el amor por Nialler. Y viceversa. Solo tenían miedo. Miedo de las reacciones de los demás. Miedo de la desaprobación, siendo que amar a alguien no es nada malo.
El castaño soltó un suspiro. A veces él mismo se preguntaba como era amar realmente a alguien. Felicity era su novia desde los 17 y jamás sintió las tontas cosquillas en la panza, la tonta sensación de no querer dejar de verla nunca. ¿Sería eso normal? Él no lo sabía.
Distinto había sido cuando era un niño y había sentido algo por una niña que le rompió el corazón el día en que se fue y no volvió jamás… todavía le dolía. Frunció el ceño. ¿Cómo podía dolerle algo tan… tonto? Era un niño. ¡Los niños no saben nada de amor!
Llegaron al establo. La mayoría de los peones estaban allí arreglando los líos que había hecho el caballo blanco y discutiendo de las nuevas medidas que tendrían que tomar para controlarlo. Pero al instante en que vieron a Harry guardaron silencio. Para ser uno de los peones más joven, después de Niall, a Harry le tenían mucho respeto. No solo por ser el encargado de todo, sino que se lo había ganado con el correr de los años.
Habiendo nacido y criado en aquellos campos, nadie conocía ese lugar tanto como él. Tal vez otro que todavía tenía más antigüedad que el castaño en esos lados era el viejo Pedro. Pero Pedro era más una especie de abuelo para todos que una autoridad.
—Voy a ir a buscar a White —habló a Harry —Prepárenme a Helios, ¿si?
Al instante se pusieron en marcha. Harry se acercó al anciano de cabellos blancos.
—Gran susto me dio el potrillo —dijo Pedro. Harry apoyó una de sus manos sobre su hombro.
—No estás herido, ¿verdad? —quiso saber.
—Nonono, no me ha hecho nada. Solo hizo una de sus típicas pataletas. Al parecer hoy no está de humor.
—Tampoco yo —aseguró el castaño. *Terminaron de preparar a Helios. Era uno de los pocos caballos pura sangre que quedaban en el campo. Por ende, era uno de los mejores. Claro que no superaba ni por asomo a White. Y Harry se sentía orgulloso de eso.
—¿Quieres que te acompañe? —le preguntó Niall mientras él se subía al caballo. Harry se acomodó y luego miró a su primo.
—No, gracias. Necesito que te quedes a supervisar como van con el marcado de las vacas. He escuchado que andan robando las vacas que no tienen marca. No quiero más perdidas.
—Está bien —murmuró Horan —Ve con cuidado por favor. Deberías llevar tu arma por si acaso. Dijeron que hay varios pumas por la zona.
—Tranquilo, Horan —dijo divertido—Estaré bien.
—Yo no estoy preocupado por ti, pelmazo —aseguró —Solo me preocupa que te suceda algo y luego sea yo el que tenga que soportar a la tía Anne.
Harry soltó una estrepitosa carcajada y salió rápidamente del establo. A veces Niall tenía cada ocurrencia y lo hacía sentirse un poco mejor. El buen sentido de su primo lo sacaba de su apestoso mal humor. Helios comenzó a adentrarse en el bosque. Harry estaba siguiendo el camino que los demás peones le habían indicado. Pero en realidad no tenía ni la menor idea de en dónde podía ser que White estaba. Comenzó a aminorar la marcha cuando el sonido de una cascada llegó a sus oídos. Y entonces recordó que por allí estaba el pequeño arroyo… hacía tanto que no iba a ese lugar.
Detuvo a Helios y se bajó con cuidado. Sin hacer ruido caminó hasta asomarse y observar la pequeña porción de paraíso que allí había. La cascada caía con fuerza, llenando el lugar del ruido más bonito del mundo. Y entonces lo vio. Allí estaba el gran caballo blanco tomando agua. Decidió hacerse ver… White casi nunca huía de él.
—Eeey, compañero —lo llamó. El caballo se volteó a verlo y resopló —¿Qué significa eso? Más respeto con tu cuidador… —volvió a rechinar y meneó la cabeza. Harry sonrió y se acercó con cuidado —¿Qué te pasa hoy? ¿Por qué hiciste todos esos líos? ¿Acaso era necesario? —White dio unos pasos hacia atrás —Oye, oye… no te alejes de mí. Solo quiero que vayamos para la estancia. Tengo tantas cosas que hacer, White..
Y de repente Harry vio aquella pequeña casita detrás del caballo. Se quedó quieto y sin poder evitarlo corrió hacia allí ¡Por dios! ¿Cómo pudo él haberse olvidado de que aquel lugar existía?
Se detuvo frente a la puerta. El lugar se veía viejo, abandonado… y su cabeza se llenó de recuerdos de su niñez. Realmente todo era más fácil cuando era niño. Intentó abrir la puerta pero al parecer estaba trabada. Y miró a White. El caballo lo miraba fijamente, como si quisiera decirle algo. Harry frunció el ceño y bajó la mirada hacia el final de la puerta. Se agachó y limpió un poco el polvo…
Salvaje, esto no es correcto. Yo no debería tallar puertas, pero creo que solo por hoy es necesario. Mañana me voy y quiero que cuando te sientas triste y no tengas con quien hablar vengas aquí… a nuestro lugar secreto y pienses en mí… yo siempre pensaré en ti. Jamás, jamás, jamás, jamás voy a olvidarme de ti y de tus ojos. Eres el príncipe de toda princesa, suerte tengo de tenerte. Me gustaría escribirte más pero se me está cansando la mano y tú me estás haciendo tontas preguntas y no me dejas terminar tranquila…
Te amo, Hazza.
Por siempre y para siempre, V.
Así terminaba aquella extraña nota que él jamás había leído… hasta ahora.
¿Cómo podía ser posible que se le perdiera aquella cadenita? ¿Cómo? Él no era descuidado, jamás lo había sido. Y ahora no la encontraba por ningún lado. No quería perder aquel recuerdo de los mejores años de su vida. Siendo un niño él había sido muy feliz… Ahora también lo era, pero desgraciadamente nunca iba a ser igual.
Se maldijo a si mismo… ¿Dónde podría haberla dejado? Ya la había buscado en todos lados: la caballeriza, su cuarto, el baño, el gallinero, la cocina, la casa grande…
Se detuvo a pensar un poco. Quizás la había dejado en la casa de Felicity. Aunque a decir verdad hacía como una semana que no iba a ver a su novia y la cadenita la había perdido ayer. Soltó un suspiro. Y se sentó con cuidado en una de las sillas de la cocina.
—¿Buscabas esto? —preguntó ella.
Al instante él levantó la vista y se puso de pie. Casi corrió hacia donde estaba su madre con la mano levantada y mostrándole lo que había estado buscando desde hacía tantas horas.
—¿Dónde estaba? —quiso saber mientras se la quitaba de la mano.
—La dejaste tirada cerca del horno anoche, después de que lo arreglaste.
—No la dejé tirada. Seguramente se me cayó…
Se la volvió a poner, y se sintió aliviado. Sus bonitos recuerdos ahora estaban de nuevo con él.
Harry Styles era un hombre de campo. Había nacido allí, se había criado allí y pensaba morir allí. Él no se consideraba una persona mala, y estaba muy orgulloso de lo que había logrado en todos esos año en los campos Brooks. Siendo muy joven (con apenas 15 años) su jefe lo había nombrado encargado del lugar, cuando había decidido irse a vivir a la cuidad. Y desde entonces Harry había llevado adelante los asuntos de aquella conocida estancia. Pero a pesar de dejarle toda la responsabilidad, Jhon Brooks iba a verlos todos los años en las vacaciones de verano. Se quedaba allí unos dos meses y luego volvía a su agitada vida de negocios. Harry siempre se preguntaba como era que ese hombre no se había vuelto loco viviendo en la cuidad, siendo que él también había nacido y criado en aquel campo. Pero lo sabía, Jhon era un gran hombre que se adaptaba a cualquier situación de cambio. Y Harry lo admirada… lo admiraba y lo quería como a un padre. Por eso mismo cada vez que el jefe llegaba todo el mundo estaba como loco arreglando y preparando todo.
—Es como la decimaquinta vez que pierdes ese colgante, Harry —lo retó ella pero sin retarlo del todo. Le besó la frente y se acercó a las hornillas para revisar la comida que estaba preparando. La cena siempre comenzaba a prepararse antes del atardecer.
—No es a propósito —aseguró él —Al parecer no le gusta estar en mi cuello.
Anne sonrió y lo miró de manera tierna.
—¿Ya está todo listo? Mira que hoy llega el señor Brooks.
—Si, todo está listo.
—Más te vale, Harry…
—Mamá… bien sabes que me gusta que el jefe venga a encontrar todo en orden y en perfecto estado.
—Si, lo sé. Pero solo te pregunto para que estés completamente seguro. No quiero que nada salga mal. Jhon… —sacudió la cabeza —Digo, el señor Brooks se merece lo mejor.
Harry puso los ojos en blanco. Si había alguien que se ponía quisquillosa con la llegada del jefe en aquel lugar, esa era su madre. Todos los peones huían de ella despavoridos. Se ponía insoportable, histérica y sobre todo intratable. Harry creía saber la razón de sus nervios. Aunque ella jamás llegara a admitirlo, él sabía que su madre sentía algo especial por ese hombre. Y cuando volvía al campo, ella parecía perder los estribos. Los únicos que podían con ella en días así eran Niall y él.
Niall Horan era más que un primo para Harry. Era como su hermano menor. El rubio se había mudado a vivir con ellos cuando su padre (el tío Roger) había muerto en un accidente de campo. Harry y Anne eran la única familia que le quedaba.
Horan entró a la cocina y se detuvo a mirarlos. Harry le sonrió y se puso de pie. Pero dejó de sonreír al ver la cara de preocupación y frustración que tenía su primo.
—¿Qué sucedió? —le preguntó al instante.
—White —murmuró el rubio simplemente.
Harry resopló. ¿Otra vez aquel caballo? ¿Cuándo iba a ser el día en que el corcel blanco no le diera dolores de cabeza?
—¿Qué hizo ahora? —quiso saber.
—Le ha dado un buen susto al pobre de Pedro, casi lo golpea. Luego rompió su bozal, rompió un par de mecheras en las caballerizas, salió hecho una fiera, saltó la cerca y se metió por el bosque.
Harry cerró los ojos y se masajeó el puente de la nariz. Ese caballo no cambiaba más. No había forma de que lo adiestrara. El muy cabeza dura jamás se terminaba de comportar. Solo le gustaba ser un caballo salvaje. Pero ¿Quién podría culparlo de ser así? Nadie.
El castaño se había encargado de criarlo… y jamás le había puesto verdaderamente los límites. Además de que se parecían demasiado. Podría decirse que hasta White estaba mimetizado con Harry. Por ejemplo: cuando él estaba enfermo, White también parecía estarlo. Cuando se sentía enojado, el caballo también. Cuando estaba contento, también él. Cuando se sentía atrapado, frustrado por el trabajo y quería salir corriendo y dejar todo en manos de alguien más… White hacía destrozos y huía al medio del bosque.
Al parecer hoy el caballo también se había mimetizado con él… aquello que White había hecho era lo mismo que Harry quería hacer. Huir.
Y no sabía exactamente por qué. La mayoría de las veces cuando su jefe venía al campo, él estaba contento. Pero hoy no era así. Hoy se sentía extraño. Algo le decía que pronto se sentiría más extraño aun.
Giró para mirar a Anne y le entregó una sonrisa galante. Ella casi siempre se quedaba tranquila cuando él le sonreía así.
—¿Te dije que llamó, Felicity? —le preguntó. Harry frunció el ceño.
—No, no me lo habías dicho —resopló —¿Qué te dijo?
—Que está enojada contigo porque no le devuelves las llamadas y ya no la vas a ver…
—¿Le dijiste que estoy muy ocupado? —inquirió mientras se acercaba a donde estaba parado Niall y le hacía una seña de que comenzara a caminar.
—Si, se lo dije… pero dice que como ella es tu novia tendría que ser tu prioridad.
Harry soltó un lento suspiro. A veces Felicity era demasiado ‘inmadura’. Y él sentía que necesitaba un respiro.
—A la noche iré a verla… si vuelve a llamar dile eso.
Su madre asintió y ellos dos salieron de la casa.
—Tú no estás realmente enamorado de Felicity —habló Niall mientras ambos caminaban hacia la caballeriza. Harry iría a buscar a White.
—¿Por qué lo dices? —preguntó extrañado.
—Porque si la amaras realmente… le harías un espacio aunque te estuvieras muriendo. Solo estás con ella por costumbre. Y créeme cuando te digo que eso no es amor.
—¿Y tú que sabes del amor? —inquirió divertido el castaño.
—Yo estoy enamorado. Solo que soy un maldito cobarde y no me animo a decírselo.
—¿Y por qué no te animas, tonto?
—Hazza, es la hija de un acensado. ¿Acaso no has visto como terminan ese tipo de romances? Si ella llegara a tener algo con un simple peón como yo, su familia sería capaz de darle la espalda y dejarla en la calle… en este caso en medio del campo.
Harry esbozó una pequeña sonrisa y despeinó un poco el cabello del rubio. Niall apenas tenía 19 años y ya sufría de aquella manera tan pasional.
— Lola no es de esas que menosprecian a los peones. Es más,… tú también le gustas.
Niall dejó de caminar. Harry lo miró realmente divertido.
—¿Cómo sabes que le gusto? —preguntó atónito.
—Me lo dijo un pajarito —se hizo el misterioso.
Le encantaba poner nervioso a Niall. Principalmente cuando se trataba de la pequeña Lola. Con apenas 17 años, aquella niña rompía más de un corazón por aquellos lados.
Y Niall no era la excepción.
Niall casi corrió detrás de Harry y lo llenó de preguntas, intentando sacar alguna información que le dijera como sabía que Lola también sentía algo por él.
Pero Harry no soltó nada. Aunque a decir verdad no sabía mucho. Pero no hacía falta saberlo. A Lola se le notaba a leguas el amor por Nialler. Y viceversa. Solo tenían miedo. Miedo de las reacciones de los demás. Miedo de la desaprobación, siendo que amar a alguien no es nada malo.
El castaño soltó un suspiro. A veces él mismo se preguntaba como era amar realmente a alguien. Felicity era su novia desde los 17 y jamás sintió las tontas cosquillas en la panza, la tonta sensación de no querer dejar de verla nunca. ¿Sería eso normal? Él no lo sabía.
Distinto había sido cuando era un niño y había sentido algo por una niña que le rompió el corazón el día en que se fue y no volvió jamás… todavía le dolía. Frunció el ceño. ¿Cómo podía dolerle algo tan… tonto? Era un niño. ¡Los niños no saben nada de amor!
Llegaron al establo. La mayoría de los peones estaban allí arreglando los líos que había hecho el caballo blanco y discutiendo de las nuevas medidas que tendrían que tomar para controlarlo. Pero al instante en que vieron a Harry guardaron silencio. Para ser uno de los peones más joven, después de Niall, a Harry le tenían mucho respeto. No solo por ser el encargado de todo, sino que se lo había ganado con el correr de los años.
Habiendo nacido y criado en aquellos campos, nadie conocía ese lugar tanto como él. Tal vez otro que todavía tenía más antigüedad que el castaño en esos lados era el viejo Pedro. Pero Pedro era más una especie de abuelo para todos que una autoridad.
—Voy a ir a buscar a White —habló a Harry —Prepárenme a Helios, ¿si?
Al instante se pusieron en marcha. Harry se acercó al anciano de cabellos blancos.
—Gran susto me dio el potrillo —dijo Pedro. Harry apoyó una de sus manos sobre su hombro.
—No estás herido, ¿verdad? —quiso saber.
—Nonono, no me ha hecho nada. Solo hizo una de sus típicas pataletas. Al parecer hoy no está de humor.
—Tampoco yo —aseguró el castaño. *Terminaron de preparar a Helios. Era uno de los pocos caballos pura sangre que quedaban en el campo. Por ende, era uno de los mejores. Claro que no superaba ni por asomo a White. Y Harry se sentía orgulloso de eso.
—¿Quieres que te acompañe? —le preguntó Niall mientras él se subía al caballo. Harry se acomodó y luego miró a su primo.
—No, gracias. Necesito que te quedes a supervisar como van con el marcado de las vacas. He escuchado que andan robando las vacas que no tienen marca. No quiero más perdidas.
—Está bien —murmuró Horan —Ve con cuidado por favor. Deberías llevar tu arma por si acaso. Dijeron que hay varios pumas por la zona.
—Tranquilo, Horan —dijo divertido—Estaré bien.
—Yo no estoy preocupado por ti, pelmazo —aseguró —Solo me preocupa que te suceda algo y luego sea yo el que tenga que soportar a la tía Anne.
Harry soltó una estrepitosa carcajada y salió rápidamente del establo. A veces Niall tenía cada ocurrencia y lo hacía sentirse un poco mejor. El buen sentido de su primo lo sacaba de su apestoso mal humor. Helios comenzó a adentrarse en el bosque. Harry estaba siguiendo el camino que los demás peones le habían indicado. Pero en realidad no tenía ni la menor idea de en dónde podía ser que White estaba. Comenzó a aminorar la marcha cuando el sonido de una cascada llegó a sus oídos. Y entonces recordó que por allí estaba el pequeño arroyo… hacía tanto que no iba a ese lugar.
Detuvo a Helios y se bajó con cuidado. Sin hacer ruido caminó hasta asomarse y observar la pequeña porción de paraíso que allí había. La cascada caía con fuerza, llenando el lugar del ruido más bonito del mundo. Y entonces lo vio. Allí estaba el gran caballo blanco tomando agua. Decidió hacerse ver… White casi nunca huía de él.
—Eeey, compañero —lo llamó. El caballo se volteó a verlo y resopló —¿Qué significa eso? Más respeto con tu cuidador… —volvió a rechinar y meneó la cabeza. Harry sonrió y se acercó con cuidado —¿Qué te pasa hoy? ¿Por qué hiciste todos esos líos? ¿Acaso era necesario? —White dio unos pasos hacia atrás —Oye, oye… no te alejes de mí. Solo quiero que vayamos para la estancia. Tengo tantas cosas que hacer, White..
Y de repente Harry vio aquella pequeña casita detrás del caballo. Se quedó quieto y sin poder evitarlo corrió hacia allí ¡Por dios! ¿Cómo pudo él haberse olvidado de que aquel lugar existía?
Se detuvo frente a la puerta. El lugar se veía viejo, abandonado… y su cabeza se llenó de recuerdos de su niñez. Realmente todo era más fácil cuando era niño. Intentó abrir la puerta pero al parecer estaba trabada. Y miró a White. El caballo lo miraba fijamente, como si quisiera decirle algo. Harry frunció el ceño y bajó la mirada hacia el final de la puerta. Se agachó y limpió un poco el polvo…
Salvaje, esto no es correcto. Yo no debería tallar puertas, pero creo que solo por hoy es necesario. Mañana me voy y quiero que cuando te sientas triste y no tengas con quien hablar vengas aquí… a nuestro lugar secreto y pienses en mí… yo siempre pensaré en ti. Jamás, jamás, jamás, jamás voy a olvidarme de ti y de tus ojos. Eres el príncipe de toda princesa, suerte tengo de tenerte. Me gustaría escribirte más pero se me está cansando la mano y tú me estás haciendo tontas preguntas y no me dejas terminar tranquila…
Te amo, Hazza.
Por siempre y para siempre, V.
Así terminaba aquella extraña nota que él jamás había leído… hasta ahora.
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
lose los capitulos son muyyyyyyy largos pero creo que es mejor nose ami me gusta
Littlestylesiloveyouhazza
Re: Wild Horses (Harry y Tu)
Littlestylesiloveyouhazza escribió:todo bien yo tambien soy nueva pero puse como 100 novelas jajajaja bueno tenes que ir a mi perfil obvio facil apretas donde dice littlestylesiloveyouhazza (un poquito largo jajajaj) bueno y en las opciones dice contacto o contactar no me acuerdo bueno apretas ahi y pones donde dice MP bueno y ahi escribis como sos y eso jajajajaMarinaStyles escribió:Littlestylesiloveyouhazza escribió:si queres te pongo con niall porque hazza ay esta ocupado sii :) mandame tu descripcionMarinaStyles escribió:holiii! tercera lectora ! :) si necesitas chicas puedo estar con Hazza o Niall? el que tu prefieras de lo dos! jaaj los amo por igual <3
aiish perfectooo! *____* perdona, pero es que soy nueva aqui, como te mando la descripcion? :$ <3
jejejeje... te lo acabo de enviar, gracias! por cierto, no te lo dije antes pero lei el capitulo y me encanto *_* y ahora este nuevo que has puesto tambien me ha gustado asasdfghjklñ <3<3
MarinaStyles
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