Homophobia |Larry Stylinson|

Capítulo 6.
Parte 1.
xErikaTomlinson

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05:10 pm ● 11.01.2013 ● Mi casa

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La mano temblorosa de Harry sobre la suya lo hizo callarse de golpe, alzando una ceja más que dudoso. El de rulos alzó el rostro y Simon pudo verlo de una manera diferente, una como nunca lo había visto. Los ojos hinchados, rojos, muertos y heridos le rompieron el corazón.
—Quiero dejar la banda, tío Simon.


—¿Qué?
Harry trazó una mueca angustiada en su rostro al sentir el apretón de manos que le propinó Simon. Mostraba enojo y sorpresa, más que la primera que la segunda, y esa simple palabra y la acción después de pronunciarla le dio a entender que quería una muy buena explicación.
Que estaba decidido a hacerlo cambiar de opinión.
Pero, lamentablemente, eso nunca pasaría. No otra vez.
—Como escuchaste—en esos momentos no se sentía con el mejor ánimo—… yo quiero dejar la banda. Definitivamente.
Y Simon no le dijo nada. Al menos no enseguida. Pero cuando la calidez de sus grandes manos dejó de estar sobre las suyas, Harry supo que no vendría con el discurso que su amigo—quizá ahora ex amigo—le diría si le confesara una situación como esa. No lo regañaría ni le reprendería por ello; al contrario. Se comportaría como alguien maduro, como alguien de su edad, que se imagina o cree saber lo que le está pasando; una persona que, aunque le duela, le puede mentir sobre las razones por las que se va.
Aunque Simon Cowell no lo supiera, estaba soltando a Harry Styles para siempre.
— ¿Puedo preguntar el por qué? No quiero tonterías, no te hagas el gracioso—le miró a los ojos con seriedad, dándole un trago rápido a su whisky, sabiendo de sobra la actitud del chico—. Quiero la verdad.
—Sí… la verdad.
Harry cerró los ojos con fiereza, maldiciéndose a sí mismo por planear esa estúpida reunión en un bar-karaoke donde cantaban estúpidas baladas románticas o nostálgicas de fondo, con su estupidez al límite y prácticamente desnudándose con la verdad. Para él era más que claro que jamás le contaría a Simon que se había peleado con Louis porque era gay y el castaño homofóbico. Tampoco diría que Liam ya lo sabía y que le dejó solo, seguramente odiándolo y uniéndose al bando de Louis Tomlinson. También omitiría el detalle de la charla patética con la chiflada de Eleanor Calder y, por supuesto, lo más importante, era que se iría a Japón.
Puede que le dirá que se va a ir del país, pero darle el nombre o indicios de a dónde, jamás. Ni aunque le prometiera hablar con Louis.
Lo odiaba con toda su alma, o al menos eso era lo que trataba de decirse a sí mismo. Pero no podía por más que lo intentaba; le amaría por siempre, para siempre, en donde sea y cuando fuera. Como aquella película que vieron juntos años atrás, cuando su relación no se tornó seria, seca y algo distante, cuando él aún confundía los sentimientos de amor con los de amistad y Louis aún no mantenía una relación lo demasiado seria con Eleanor.
Ahora se suponía que debería de aborrecerlo. Ya saben, como Louis y Eleanor lo hacen con él.
— ¿Y bien? —le preguntó Simon mientras le daba otro trago a su bebida—. Llevas callado un buen tiempo.
El de ojos esmeraldas al final agachó la cabeza, dejándola caer con pesadez y sin ganas de hablar. Se había arrepentido, como siempre. Insegura, perdido, patético; de seguro si la gente lo viera así se burlarían de él hasta por el más mínimo detalle, y él no quería hacerlo. Si no responde, el mayor hará sus conjeturas y le lanzará preguntas para sacarle así la información de la manera menos dolorosa. Así lo hizo cuando corrió el rumor de separarse de la banda por irse con Taylor Swift.
Silencio. Al final ocurrió lo que Harry Styles tenía previsto. Simon apoyó su mano en su hombro, diciéndole en otras palabras que ahí estaba para él y que no le iba a reñir si le daba, al menos, una muy buena excusa para irse. Si lo recordaba bien, en la pequeña cápsula del contrato decía que sólo una persona de la banda podía irse si los demás estaban de acuerdo. En una decisión precipitada y sospechando que los demás le odiaban, Harry no encontró problema alguno en irse, en lo absoluto. Tomó aire e infló sus mejillas recordando las veces en que su corazón dolía por no tener a Louis a su lado como pareja.
—Veamos—comenzó Simon, dándole a entender que el interrogatorio ya comenzaría. Una canción de Britney Spears comenzó a escucharse de fondo—… ¿Alguien te chantajeó? —Harry golpeó la barra para negarlo—. ¿No? Oh, bueno, entonces…
Pasó un buen rato en donde Simon decía un montón de teorías descabelladas, quizá una más ridícula que la anterior. En esos momentos Harry parecía incluso más maduro que él—porque se mantenía con la cabeza gacha, y en silencio. Sabía qué le pasaba a Simon Cowell: Se le hacía difícil el pensar que hubiese una pelea entre los chicos y él. Eran tan unidos, los mejores amigos y cada que discutían a los cinco minutos ya estaban riendo, así que para él era extraño y lo utilizaría como último recurso, ya cuando sus patéticas idea se hayan esfumado de la nada. Sólo en ese momento. Y al parecer el momento ya había llegado.
—No quiero preguntar esto, la verdad, pero…—escuchó a Simon suspirar con firmeza y él se mordió los labios—… ¿Te peleaste con los chicos?
«Larry Stylinson es una montaña de mierda».
Harry tembló ante el tacto de un aire colándose por el lugar, recordando quizá que un ventanal estaba arriba de ellos. No supo si fue por eso o porque en verdad estaba asustado. Como es de costumbre, no dijo nada en esos momentos. Y, sinceramente, lo único que quería hacer era salir de ahí sin decirle media palabra a Simon, que lo tomara como un asentimiento, como un berrinche, como algo irreal. Pero sabía que no era así.
Finalmente tuvo que soltarlo todo. O al menos un poco.
—Algo así…—suspiró cansado—. Sí.
Desde el momento en que Simon lo vio ahí, dándole la espalda y emborrachándose como últimamente en esos años llevaba haciéndolo, se dio por enterado de una cosa en particular. Algo pasaba.
E igual el de rulos lo sabía. Se dio por enterado en cuanto la canción de Humanity llegó a su oído en su casa, momentos antes de que Liam llegara ahí y de que platicaran. Ya no existía Harry Styles, el famoso cantante de One Direction. Mucho menos existía Hazza, aquél chico de dieciséis años que fue a la audición de The X Factor para cumplir así su sueño. Hoy, ese chico de ojos esmeralda, el que las fans amaban y apoyaban desde siempre, que transmitía alegría y seguridad, fue simplemente remplazado por un Harry que mostraba dolor y tristeza, que estaba perdido y desorientado, pensando que estaba solo en ese mundo. Sin nadie, sin nada.
Él sabía la razón. A pesar de todo eso, sí había una forma de traerlo de vuelta a la vida, a su antiguo yo. Sólo Louis era capaz de lograrlo, sólo él.
Lamentablemente lo odia y es una de las mayores razones—por no decir la única—por las que se encuentra así.


—Y una mierda.
Louis miró con enojo la pared que estaba frente a él, tan limpia y pulcra como siempre. Blanca, iluminando quizá la habitación más de lo que debería.
El golpe que le propinó Liam en el rostro le dolía a cojones, dejando de sentir en breves momentos incluso que tenía movimiento. No quería acariciar la herida o siquiera tocarla, pero en verdad que era algo que su cuerpo hacía por sí solo. Un enojo demasiado grande se apoderó de su interior.
El maldito de Harry había abierto la boca.
—Cariño, ¿estás bien?
La morena entró por la puerta de al lado con un vaso entre las manos. Traía rostro preocupado y estaba rojo de tanto llorar. Louis escuchaba su llanto desde la sala con aire cansino, más que harto en que no se callara. Se supone que el que debería de estar llorando era él, no ella; ésa era una de las cosas que nunca le gustaron de Eleanor y que tanto se empeñaba en ocultar: le encantaba ocupar el papel de la víctima y así salir bien librada del problema.
Probablemente dejándolo a él ahí dentro, pudriéndose.
—Sí, estoy bien—un zumbido molesto le entró en la cabeza, y él gruñó para intentar ignorarlo. El gemido ahogado de Eleanor—. ¿Podrías callarte?, me ha dolido la cabeza.
La aludida le miró con reproche, dejando el vaso que traía en sus manos en la mesilla más cerca de la sala. Se acercó con paso lento a su novio y se sentó a su lado en el sillón blanco de piel. Le miró con ternura, enojo y espanto a la vez, un montón de sentimientos encontrados en su persona. Louis podría decir que odiaba aún más a Harry por abrir su boca, pero ella sabía a la perfección que no era por eso.
Era porque había algo en él. Ese algo que jamás le permitió vivir de la manera feliz que se merecían, lejos del homosexual de Harry Styles y de los amigos que tenía Louis a su lago; era algo mucho más fuerte que ella, incluso que él. No podía vencerlo simplemente, pero tenía que aprovechar la situación al máximo o si no se quedaría sola como le pasó a su prima con su ex marido. Dejarla.
—Disculpa, cariño, yo en realidad…
—¡Que te calles, maldita sea!
Louis se levantó de golpe y a grandes zancadas se dirigió al baño, cerrando la puerta de un portazo. Al quedar en silencio y escuchar el grifo de la llave dentro del baño, Eleanor comenzó a llorar otra vez; sonreía, sí, pero simplemente no podía evitarlo.
No entendía por qué se sentía así. Harry se había ido lejos y no le molestaría nunca más en sus vidas. Quizá en un futuro podría casarse con Louis, ser felices, vivir en una casa en el campo con hijos y con perros, pero había una pequeña piedra en el zapato, ese algo que aún le costaba asimilar.
La presencia de un amor cegado por el odio.
A los diez minutos después, la castaña se secó las lágrimas de manera rápida al ver que la puerta se abría de nuevo. Louis salió con un rostro mejor pero sus ojos azulinos como el mar estaban más cansados de lo normal. Por su apariencia, Eleanor sospechó que se quedó pensando en la situación y que llegó a una conclusión. Pero al parecer no se lo quería decir porque la pasó de largo e intentó escapar por las escaleras, a encerrarse en su habitación, dejarla sola. Ella de manera robótica se puso de pie, moviendo un poco el sillón.
Louis al escuchar el sonido, se detuvo de golpe. Lanzó un suspiro y con expresión hastiada, se giró para mirarla a los ojos. Hizo una mueca de molestia y con un suspiro dio un paso hacia ella. Se lamió los labios y, chasqueando la lengua antes de volverse y seguir subiendo las escaleras, le susurró:
—Voy a dejar la banda.

¡Aaaaaaaahhh~!
En verdad pido perdón por tardarme en actualizar. Creo que ésta es la primera vez en que me tardo más de la cuenta en actualizar. Si mis cálculos son correctos, generalmente son dos días pero en esta ocasión han sido más. Hubo unos problemas por ahí que me incluían a mí y pues por eso no podía hacer la gran cosa.
Eso y aparte de que la imaginación andaba algo corta y luego el vicio que regresó por Queer as Folk, ya saben, una obsesión por Brian y Justin y sus escenas, ASDFJK. ¿Ya vieron mi firma?, la hizo Mili, y está más que hermosa, perfecta. OHDIOSSANTO, la amo. Se quedará ahí por toda la eternidad en esta vida en el foro, ah :love:
Bueno, cambiando de tema... Loreto, esposa mía, utilicé el párrafo que escribiste; espero que no te moleste que le agregue una que otra cosa, ya sabes, para que llores aún más (?). Vale no.
Pues simplemente no tengo muchas cosas que hacer en cuanto el capítulo. Después de mucho pensarle y de platicar con mi hermana la directioner sobre la actitud de Simon, juntas llegamos al acuerdo de que lo mejor sería esto, que Simon no se comportara de manera... hum... eufórica por la noticia. En la segunda parte ya sabremos mejor su expresión y el por qué no hace nada por detenerle.
Ah, Louis. Harry se te adelantó.
Me siento débil y todavía tengo unas cosas que hacer.
Espero que les guste el capítulo. Muchas gracias a las chicas que comentan, me hacen feliz(: ¡10 páginas!, awns, me hacen tan feliz. Las amo :love:
Por cierto, las invito a que pasen por mi más reciente One-shot, Ungealthy.
Sin más, me despido.
Que anden bien. Besos.
Y saludos(: xx