The UGG girl (Zayn Malik).

Era temprano, muy temprano a decir verdad. Rondaba las seis de la mañana, hacía un poco de frío pero aquello no le había impedido salir aquella mañana.
Zayn {click} iba sólo, y estaba a tres calles de su casa. Aburrido, pero aún así no perdía la sonrisa y el buen humor. Llegó al parque que frecuentaba todas las tardes. Aunque, por la hora, estaba totalmente vacío. Bueno… sólo había una persona. La muchacha llevaba una sudadera enorme, tapando su cabeza con la capucha de ésta; unos jeans negros y unas UGG en los pies… y para rematar su aspecto ido unos auriculares bastante grandes sobre la capucha. No podía divisar el rostro de la chica.
Su celular sonó, aventándolo lejos de sus pensamientos.

Mensaje de Tiffany:

Oye, amor, lo siento. No quise herirte, y mucho menos de ésa manera. Lo lamento muchísimo. Iba a contarte todo cuando lo sintiera… cuando sintiera que era el momento justo. Siento que las cosas se hayan dado así. Te amo, lo siento, terminamos. Tiff, xoxo.

‹¿Sólo así?› pensó enojado. Haberla visto con Joshua dolió muchísimo. Jamás había pensado aquello de su ‘mejor amigo’, aunque era obvio que no lo era.

Mensaje, en respuesta, de Zayn:

Vete a la mierda Tiffany, oh, y hazlo junto a Joshua. Dile que disfruté de nuestra difunta «amistad». Adiós (: xx.

En verdad estaba enojado. Demasiado.
Le dio algunas vueltas al parque, ya no sonreía… tenía unas inmensas ganas de llorar, sin prohibirse lo que sentía aquello fue lo que hizo.
Se dejó caer en el pasto, recostándose en éste de espaldas. El cielo era su única compañía. Lo celeste del mismo le transmitía tranquilidad, aquella que hacía mucho no sentía.
Paz.
Eso era lo que la soledad le daba, prefería estar sólo a estar con esa hipócrita… con esos hipócritas. Ambos lo eran. Lo peor es que había confiado en Joshua, en verdad le quería… y ahora tenía que tragarse todos sus jodidos sentimientos.
—Joder —susurró ahogado en sus lágrimas.

De pronto y sin aviso recordó a la muchacha de las UGG que estaba sentada bajo un árbol. Se sentó, limpiándose los ojos con sus pulgares, pero no la vio. Ya no estaba. ‹Bueno…› se dijo, ‹quizá otro día la vea de nuevo.›.
Decidió dejar de torturarse a sí mismo y, poniéndose de pie, caminó lejos de aquel parque… de vuelta hacia su casa.
Cuando entró Wyatt {click} corrió hacia él.
—¡¡Zayn!! —sonrió contento. —Hola —abrazó las caderas del moreno, su altura no le permitía nada más.
—¿Cómo estás? —lo miró.
—Bien —dijo risueño. —Mira —le mostró una gorra con la palabra «DOPE» en ella—, es para ti.
—¡Ey! Gracias, Wy —sonrió. —¿De dónde la has sacado? —frunció el ceño. Tenía cuatro años.
—Ayer he ido con mamá a comprarla, ¿te gusta? —dijo esperanzado.
—Claro que sí, ¡ven aquí, demonio! —lo cogió entre sus brazos y el pequeño le puso la gorra. —Joder, estás pesado —bromeó—, ¿qué comes últimamente?
—Lo de siempre, Zayn —dijo inocentemente.
El moreno sonrió ampliamente y abrazó con fuerza al niño.
—¡Me lastimas! —gritó sonriendo en un susurro.
—Ups —rió el moreno. —Lo siento —lo dejó en el suelo. —¿Haz desayunado, ya?
—No… no aún. Mamá está durmiendo.
—¿Y qué haces despierto entonces? —lo miró.
—Es que no podía dormirme…
—Vale, vamos arriba. —Subieron las escaleras y entraron en la habitación del pequeño. Zayn lo tomó en brazos y lo recostó en la cama, para luego acostarse a su lado. —Debes dormir un rato más, Wyatt —dijo—, tan sólo son las siete de la mañana.
—Bueno —susurró el pequeño y cerró los ojos.

««Unas horas más tarde»»

Ya eran casi las diez de la mañana. Zayn también se había quedado dormido.
—Wyatt, Zayn —susurró la madre de ambos—, muchachos ya está el desayuno.
—Uhmmhmmm —se quejó el moreno.
El pequeño castaño se sentó en la cama y se subió al torso de Zayn, recostándose allí para seguir durmiendo.
En el rostro de Trisha de dibujó una sonrisa. Adoraba a sus dos hijos.
—Venga, niños —se sentó en la esquina de la cama.
Zayn abrió un ojo y miró a su madre. —Buen día, mamá —apoyó su mano izquierda en la espalda de Wyatt. —¿Has dormido bien? —cerró los ojos.
—Sí, hijo, gracias. ¿Tú?
—Ajá —sonrió. —Me levanté a caminar como todas las mañanas —susurró—, y cuando llegué Wyatt estaba despierto. Lo traje aquí y nos quedamos dormidos —explicó. —Oh, gracias por la gorra, ma.
—Wyatt quiso comprártela —sonrió.
El moreno dejó a Wyatt en la cama y se levantó.
—Espera, Zayn —la voz del pequeño llegó a sus oídos. Se giró y lo acogió entre sus brazos. Mientras se erguía, el niño se escondió en su cuello.
Trisha y Zayn bajaron las escaleras y caminaron hasta el comedor.
La Sra. Malik había preparado waffles y jugo de naranjas. Luego de sentarse alrededor de la mesa Wyatt despegó su cabeza del cuello de su hermano.
—Hola mami —sonrió.
—Buenos días, Wy.
Comenzaron a desayunar en silencio, cómodamente.
—Zayn… —dijo Wyatt.
—¿Sí?
—¿Me llevas al parque?
—Vale, ve, date una ducha.
—¡¡Sí!! —corrió escaleras arriba.
—Te amo, mamá —dijo Zayn, y se levantó al tiempo que besaba la frente de Trisha para luego subir las escaleras.
Se metió en la ducha, dejando que el agua relajara su cuerpo. Al salir se vistió (una camiseta blanca, un jean celeste y una sudadera Varsity). Tomó la gorra que Wyatt le regaló y la puso sobre su cabeza, acomodándola como él la usaba.
Bajó. Encontrándose con su pequeño hermano sentado en el sofá esperándolo.
—¿Nos vamos?
Él asintió y salieron juntos de la casa.
Wyatt iba de la mano de su hermano. Siempre era así cuando salían. Pasaron por un quiosco y Zayn le compró unas golosinas, le encantaba darle gustos… era una costumbre. Para ambos.
—Gracias —sonrió.
Llegaron al parque y el niño corrió hacia los juegos. El moreno se paró cerca de allí con las manos en los bolsillos de su pantalón. Luego de unos minutos, Malik se sentó en el césped y encendió un cigarrillo. Era un mal hábito, pero lo mantenía tranquilo.
En su rostro reinaba la paz, miraba el suelo perdido. La gente pasaba por delante de él, en una de esas vio un par de botas UGG pasar por allí.
‹La chica› pensó.
Alzó la mirada y la vio. Ahora no llevaba la capucha de la sudadera. Su voluminoso cabello castaño-oscuro le sorprendió. El montón de rulos caía lánguidamente sobre sus hombros. A mitad de su frente un rulo, más corto que los demás, reposaba dándole un aspecto rebelde. Su tez pálida quedaba perfectamente bien con sus ojos azules. Era hermosa. Sus auriculares estaban sobre su cuello, tenía la sudadera desabrochada… debajo de ésta una musculosa blanca; unos jeans grises cubrían sus piernas y claro, las UGG negras estaban abrigando sus pies.
Observó la zona de juegos y se asustó al no ver a Wyatt allí.
Se puso de pie al instante y corrió hasta allí. —¡¡Wyatt!! —exclamó—, ¿dónde estás?
Miró a su alrededor, desesperado. Soltó un suspiro al verlo junto a la muchacha de rulos. Se acercó a ellos. —Wyatt —masculló arrodillándose frente a él—, me has dado un jodido susto, enano —lo abrazó. —No vuelvas a desaparecer así, ¿oíste? —el castaño asintió con la cabeza. Irguiéndose le sonrió a la chica. —Hola.
—Hola —sonrió amablemente.
—Zayn Malik, un gusto —le tendió su mano.
—_____ Khyber {click} —tomó su mano—, lo mismo digo —miró al niño. —¿Es tu hermano?
—Sí —apoyó sus manos en los hombros de él.
—Zayn —dijo Wyatt—, ¿puede venir a jugar a casa?
El moreno miró a su hermano y luego a ella.
_____ sonrió. —¿Eso quieres? —el pequeño Malik asintió. —Así será entonces —respondió risueña.
Malik se sorprendió y volvió a mirarla. —¿En verdad?
—Sí, mira lo que es éste pequeño —se agachó y tomó los cachetes del niño entre sus dedos—, no podría decirle que no. Además… no parecen malos. Ni él ni tú.
—Vale —dijo Zayn. —Entonces ésta fue una visita exprés al parque.