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~DEEP IN MY BONES~ (HARRY STYLES)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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~DEEP IN MY BONES~ (HARRY STYLES)
Nombre: Deep in my bones.
Autor: Yo. (Isa)
Adaptación: No.
Género: Hot, Romance, Drama.
Advertencias: Escenas eróticas, lenguaje fuerte, violencia. Si hay bastantes comentarios intentaré subir un capítulo todos los días.
Otras páginas: No.
SINOPSIS
Hebe siempre había estado más que protegida y controlada tanto por su padre, el teniente de policía, como por su hermano mayor Gabriel. Después de la muerte de su madre, ambos hombres se habían juntado más que nunca para blindar la protección de la única mujer de la casa. Ella nunca había objetado nada ante sus extrañas actitudes. Sin embargo, el hecho de quedarse aislada ante lo que pasaba en el mundo exterior, incitó todavía más su curiosidad por saber que había más allá de las cosas. Siempre había respetado las normas de su padre, los horarios, la sinceridad…hasta que el destino quiso que Hebe se encontrara con él.
Harry Styles. Un joven cínico, prepotente, peligroso y misterioso. Sus únicas pasiones eran el rugido de los motores de las carreras ilegales, el alcohol, las peleas y las mujeres. Hasta que una pequeña, inocente y delicada chica se interpone en sus objetivos, haciéndole darse cuenta que todo a lo que había llegado era por culpa del oscuro pasado que se cernía sobre él.
¿Será capaz Hebe de descubrir que, de vez en cuando, hace falta sentir peligro para acercarse a lo que uno se propone? ¿Sentir la adrenalina por sus venas cuando lo ve venir?
Y... ¿Podrá Harry librarse de su pasado, de los remordimientos y dolores, para descubrir nuevas emociones que florecerán en su marchitado, frío y oscuro corazón?
---------------
Espero que les haya gustado la sinopsis, y que comentéis:)) Empecé esta nueva novela porque la que tenía no habían lectores y pensé que, tal vez, este trama os gustaría. Sé que hay varias novelas así, pero tenía ilusión de hacer una propia.
Si hay varios comentarios, subo el primer capítulo.
Besos:P
Autor: Yo. (Isa)
Adaptación: No.
Género: Hot, Romance, Drama.
Advertencias: Escenas eróticas, lenguaje fuerte, violencia. Si hay bastantes comentarios intentaré subir un capítulo todos los días.
Otras páginas: No.
SINOPSIS
Hebe siempre había estado más que protegida y controlada tanto por su padre, el teniente de policía, como por su hermano mayor Gabriel. Después de la muerte de su madre, ambos hombres se habían juntado más que nunca para blindar la protección de la única mujer de la casa. Ella nunca había objetado nada ante sus extrañas actitudes. Sin embargo, el hecho de quedarse aislada ante lo que pasaba en el mundo exterior, incitó todavía más su curiosidad por saber que había más allá de las cosas. Siempre había respetado las normas de su padre, los horarios, la sinceridad…hasta que el destino quiso que Hebe se encontrara con él.
Harry Styles. Un joven cínico, prepotente, peligroso y misterioso. Sus únicas pasiones eran el rugido de los motores de las carreras ilegales, el alcohol, las peleas y las mujeres. Hasta que una pequeña, inocente y delicada chica se interpone en sus objetivos, haciéndole darse cuenta que todo a lo que había llegado era por culpa del oscuro pasado que se cernía sobre él.
¿Será capaz Hebe de descubrir que, de vez en cuando, hace falta sentir peligro para acercarse a lo que uno se propone? ¿Sentir la adrenalina por sus venas cuando lo ve venir?
Y... ¿Podrá Harry librarse de su pasado, de los remordimientos y dolores, para descubrir nuevas emociones que florecerán en su marchitado, frío y oscuro corazón?
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Espero que les haya gustado la sinopsis, y que comentéis:)) Empecé esta nueva novela porque la que tenía no habían lectores y pensé que, tal vez, este trama os gustaría. Sé que hay varias novelas así, pero tenía ilusión de hacer una propia.
Si hay varios comentarios, subo el primer capítulo.
Besos:P
IsabellaStyles
Re: ~DEEP IN MY BONES~ (HARRY STYLES)
Bueno, no han habido comentarios de la sinopsis.
Voy a subir el primer capítulo y si ya nos lo hay la dejaré.
IsabellaStyles
Re: ~DEEP IN MY BONES~ (HARRY STYLES)
~CAPÍTULO UNO~
Mis ojos se encontraban fijos en los movimientos de las personas tras el cristal de la habitación situada enfrente de mí. Podía escuchar los numerosos y ensordecedores gritos, al igual que alguna que otra embestida contra algún objeto, propicio del enfado. Suspiré. Ya había pasado más de una hora desde que llegué a la comisaría de policía y todavía no había podido hablar con el teniente; mi padre. Aunque, siendo razonables, me habían obligado a venir hasta aquí. Mi padre se había empeñado en que no pasara la noche sola en casa, ya que mi hermano Gabriel había salido a tomar unas copas y no regresaría hasta bien entrada la noche. Y últimamente habían incrementado el número de robos y los secuestros.
Alcé la vista, clavando la mirada en el grande y redondo reloj de pared que marcaba casi la una de la madrugada del domingo. Ugh. Otra vez había vuelto a recibir una llamada de Phoebe y ni si quiera podía contestarle porque las intimidantes e irritantes personas que trabajaban para mi padre no me quitaban el ojo de encima. E inclusive el becario que acababa de comenzar a hacer prácticas.
—¿Tienes hambre o necesitas algo de beber?-me preguntó, después de haber formulado la misma pregunta hace veinte minutos.
Negué con la cabeza y me acomodé mejor en el asiento.
—¿Qué es lo que sucede ahí dentro?-señalé con la cabeza la habitación donde se encontraba mi padre, el comisario y un chaval enloquecido. Owen, el becario, clavó la mirada y una sonrisa burlona se formó en las comisuras de su rostro.
—Lo típico; problemas con algún que otro adolescente. Tal vez consumo de drogas o partícipe en alguna carrera ilegal-abrí mis ojos en señal de sorpresa ante su última sugerencia. Owen pareció darse cuenta, porque enseguida se explicó-: Sí, ya ves. Últimamente estamos recibiendo muchas quejas sobre carreras ilegales de coches que siempre acaban en peleas o en destrozos mayores.
Un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral al imaginar a personas ebrias y drogadas peleando por unas estúpidas apuestas de coches, en las cuales se arriesgan a perder la vida. Jamás me gustaron los automóviles y mucho menos desde que perdí a mi madre en un accidente de tráfico.
Dejé escapar un suspiro ahogador al pensar en cada uno de los recuerdos que tenía de ella. Aunque, la verdad, no eran muchos. Ella había fallecido cuando yo aún era una niña de ocho años, y siempre tuve toda la atención y el apoyo de mi padre y de mi hermano.
—Tranquila, estos chicos problemáticos no suelen juntarse con gente que no es de su nivel. A sí que no te preocupes. No te harán nada-Owen apoyó una mano sobre mi hombro, mientras pensaba que mi reacción ante sus palabras había sido por el miedo de ser una de las víctimas de esas personas. Sin embargo, él desconocía al completo mi causa.
Le dediqué una tierna sonrisa, mientras asentía ante sus últimas palabras.
Volví a clavar la mirada en la habitación, y me sorprendió ver como mi padre se había dejado caer exhausto en su sillón y hacía un gesto como para indicarles que ya podían marcharse. Después de eso, el pomo de la puerta giró y detrás de ella salió el comisario acompañado por un muchacho.
Instintivamente me puse en pie, dispuesta a entrar cuanto antes al despacho y echarle en cara a mi padre que ya no era una niña de ocho años a la cual tenía que tener siempre vigilada. Ya no.
Owen imitó mi acción y saludó al comisario, mientras el muchacho que iba detrás de él tenía la mirada fija en el suelo. No pude evitar sentirme atraída ante lo que mis ojos estaban contemplando. Un joven alto, muy alto, con un cuerpo trabajado y fornido que se podía contemplar a través de sus brazos al descubierto (con varios tatuajes en éstos). Vestía con unos jeans ajustados y un poco desgastados, una camiseta negra se adhería a su torso mientras unas converse blancas calzaban sus pies. Su cabello era castaño y muy rizado, a la altura de las orejas. Tenía un perfil completamente perfecto. Cada una de las facciones encajaba a la perfección con las otras. Pero en cuanto desvió la mirada del suelo, para clavar sus ojos en los míos, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Pero este era completamente diferente a los otros. Sus ojos color verde musgo, dejaban en evidencia su enfado e irritación mientras mi cuerpo reaccionaba tensándose y sintiendo como el miedo recorría todo mi organismo. Su oscura y penetrante mirada causaba una sensación de inquietud y nerviosismo en mi cuerpo. La dureza y frialdad de cada una de sus facciones hacía que quisiera entrar cuanto antes en el despacho de mi padre y sentirme protegida.
—Vamos, chaval. No tenemos toda la noche-tiró de él, el comisario, mientras lo cogía bruscamente por el brazo. Él no desvió la mirada de mí hasta que el comisario lo alejo lo suficiente de nosotros.
Sentía mi cuerpo temblar levemente, mientras mi boca se había quedado completamente seca. Realmente no tenía ningún interés en averiguar el porqué de su asistencia a la comisaria. Sin lugar a duda no sería nada bueno.
—Ya puedes entrar-me recordó Owen, que aun continuaba plantado a mi lado.
—Gracias-le contesté, para después entrar rápidamente al despacho de mi padre.
Éste se encontraba con el cuerpo recostado en el sillón mientras se pasaba una mano, irritado y frustrado, por su cabello rubio. Su aspecto reflejaba el cansancio y la falta de tranquilidad, pero él estaba muy entregado en su trabajo y nada podía pararlo para que descansara un poco. Sentía fascinación por la energía y el carácter de mi padre. Desde siempre se ha mostrado como una persona fuerte y capaz de superar cualquier situación, aunque una de ellas fuera la pérdida de la persona que más amaba. Pero, aun así, su instinto sobreprotector estaba acabando con mi paciencia. Desde hacía varios meses atrás no dejaba que nadie se acercara a su pequeña. Tenía que llamarlo cada vez que iba a salir e incluso él debía saber en qué lugar me encontraba para quedarse tranquilo. Incluso en una ocasión en la que él estaba trabajando, Gabriel se había ido a pasar la noche con un amigo y yo me había quedado en casa haciendo un trabajo con Phoebe (mi mejor amiga), llegó a mandar un coche patrulla para que estuviera vigilando la casa.
—Hebe, preciosa-se levantó en cuanto se dio cuenta de mi presencia. Corrió hacia donde me encontraba y me estrechó contra su cuerpo-. ¿Cómo estás? ¿Estás cansada? Si es así, no te preocupes, ya he terminado el trabajo en la comisaria por hoy y…
—No, papá. Estoy bien-lo interrumpí, deshaciendo el abrazo de forma reacia.
Él estudió la expresión de mi rostro, mientras acariciaba mi mejilla con sus dedos.
—¿Sucede algo?-preguntó, observándome a través de esos azulados ojos, mostrando la preocupación en la que se encontraba.
Titubeé antes de confesárselo.
—Papá, no me gusta que seas así-dije, con un hilo de voz, ya que no me gustaba ver a mi padre de esa forma-. No puedo llegar a comprender el porqué de no querer que me quede sola en casa o que vaya a un sitio o a otro. Para ti todo te parece incorrecto, y que en cualquier momento podría estar en peligro. Pero lo único que no sabes es que haciendo estas cosas-señalé a su alrededor-, nunca conseguirás alejarme del peligro. Nunca, papá.
No respondió. Al contrario, se dedicó a estudiar mi rostro mientras clavaba su mirada en mis ojos. Podía ser capaz de ver la preocupación y el dolor que se reflejaban en ellos. Me sentía mal por decirle esas cosas, pero era como me sentía. Ya no tenía ocho años, porque dentro de un par de meses cumpliría la mayoría de edad. Pero él no llegaba a entenderlo. Siempre me echaba en cara que esto era lo que mi madre siempre había querido para mí.
—Vámonos a casa. Es hora de que te acuestes-finalizó el fin de la discusión, mientras recogía su abrigo del perchero y me guiaba hasta la salida.
Bufé, desquiciada y enervada.
Se detuvo unos segundos a comentarle unas ciertas cosas al comisario, mientras yo aprovechaba para despedirme de Owen. Al fin y al cabo había sido el único que me había dirigido la palabra, en lugar de estar vigilándome como si fuera una presa.
A los pocos minutos ya nos encontrábamos de camino a casa, conduciendo por las oscuras y solitarias calles de Londres. Recosté el peso de mi cabeza contra la ventanilla, sintiendo la pesadez de mis párpados y como la cálida sensación de la calefacción del coche se filtraba a través de las capas de ropa, produciendo un agradable efecto en mi organismo.
Cuando volví a abrir los ojos ya nos encontrábamos en la puerta de casa. Me deshice de las dos chaquetas que vestía, colocándolas sobre el perchero, mientras papá dejaba las llaves y demás cosas sobre el cuenco de la entrada. Ninguno de los dos hablaba, y yo cada vez me sentía peor conmigo misma. Había demasiada tensión el ambiente.
—Bueno…yo…erm…me voy a acostar ya-comencé a subir las primeras escaleras, pero me giré para observar la expresión de mi padre.
—Claro. Que descanses, cariño-se acercó para darme un dulce y tierno beso en la frente. Cerré los ojos y cuando los abrí él ya no estaba. Seguramente se habría marchado a prepararse algún café y continuar trabajando en algún caso. Él era así. Su vida dependía del trabajo.
Subí el resto de las escaleras y me dirigí hasta la última puerta del largo pasillo; mi habitación. Toda la casa se encontraba sumergida en un silencio mutuo. Ni si quiera se escuchaba el cantar de los grillos a medianoche. Me dejé caer reventada contra la cama, mientras me deshacía de las botas y me tapaba con las tres mantas que formaban mi cama. No tenía las suficientes ganas de cambiarme de ropa y colocarme un acogedor y calentito pijama.
Mis párpados comenzaron a cerrarse lentamente, mientras la última visión del día era la querida y única fotografía que tenía de mi madre sobre la mesita de noche. Después de eso, me sumergí en un profundo y aterrador sueño en el que los principales protagonistas eran ojos verdes, coches corriendo a toda velocidad y el recuerdo de mi madre vagando por mi subconsciente.
--------------------
Espero que les guste este primer capítulo y espero sus comentarios, pls.
Mis ojos se encontraban fijos en los movimientos de las personas tras el cristal de la habitación situada enfrente de mí. Podía escuchar los numerosos y ensordecedores gritos, al igual que alguna que otra embestida contra algún objeto, propicio del enfado. Suspiré. Ya había pasado más de una hora desde que llegué a la comisaría de policía y todavía no había podido hablar con el teniente; mi padre. Aunque, siendo razonables, me habían obligado a venir hasta aquí. Mi padre se había empeñado en que no pasara la noche sola en casa, ya que mi hermano Gabriel había salido a tomar unas copas y no regresaría hasta bien entrada la noche. Y últimamente habían incrementado el número de robos y los secuestros.
Alcé la vista, clavando la mirada en el grande y redondo reloj de pared que marcaba casi la una de la madrugada del domingo. Ugh. Otra vez había vuelto a recibir una llamada de Phoebe y ni si quiera podía contestarle porque las intimidantes e irritantes personas que trabajaban para mi padre no me quitaban el ojo de encima. E inclusive el becario que acababa de comenzar a hacer prácticas.
—¿Tienes hambre o necesitas algo de beber?-me preguntó, después de haber formulado la misma pregunta hace veinte minutos.
Negué con la cabeza y me acomodé mejor en el asiento.
—¿Qué es lo que sucede ahí dentro?-señalé con la cabeza la habitación donde se encontraba mi padre, el comisario y un chaval enloquecido. Owen, el becario, clavó la mirada y una sonrisa burlona se formó en las comisuras de su rostro.
—Lo típico; problemas con algún que otro adolescente. Tal vez consumo de drogas o partícipe en alguna carrera ilegal-abrí mis ojos en señal de sorpresa ante su última sugerencia. Owen pareció darse cuenta, porque enseguida se explicó-: Sí, ya ves. Últimamente estamos recibiendo muchas quejas sobre carreras ilegales de coches que siempre acaban en peleas o en destrozos mayores.
Un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral al imaginar a personas ebrias y drogadas peleando por unas estúpidas apuestas de coches, en las cuales se arriesgan a perder la vida. Jamás me gustaron los automóviles y mucho menos desde que perdí a mi madre en un accidente de tráfico.
Dejé escapar un suspiro ahogador al pensar en cada uno de los recuerdos que tenía de ella. Aunque, la verdad, no eran muchos. Ella había fallecido cuando yo aún era una niña de ocho años, y siempre tuve toda la atención y el apoyo de mi padre y de mi hermano.
—Tranquila, estos chicos problemáticos no suelen juntarse con gente que no es de su nivel. A sí que no te preocupes. No te harán nada-Owen apoyó una mano sobre mi hombro, mientras pensaba que mi reacción ante sus palabras había sido por el miedo de ser una de las víctimas de esas personas. Sin embargo, él desconocía al completo mi causa.
Le dediqué una tierna sonrisa, mientras asentía ante sus últimas palabras.
Volví a clavar la mirada en la habitación, y me sorprendió ver como mi padre se había dejado caer exhausto en su sillón y hacía un gesto como para indicarles que ya podían marcharse. Después de eso, el pomo de la puerta giró y detrás de ella salió el comisario acompañado por un muchacho.
Instintivamente me puse en pie, dispuesta a entrar cuanto antes al despacho y echarle en cara a mi padre que ya no era una niña de ocho años a la cual tenía que tener siempre vigilada. Ya no.
Owen imitó mi acción y saludó al comisario, mientras el muchacho que iba detrás de él tenía la mirada fija en el suelo. No pude evitar sentirme atraída ante lo que mis ojos estaban contemplando. Un joven alto, muy alto, con un cuerpo trabajado y fornido que se podía contemplar a través de sus brazos al descubierto (con varios tatuajes en éstos). Vestía con unos jeans ajustados y un poco desgastados, una camiseta negra se adhería a su torso mientras unas converse blancas calzaban sus pies. Su cabello era castaño y muy rizado, a la altura de las orejas. Tenía un perfil completamente perfecto. Cada una de las facciones encajaba a la perfección con las otras. Pero en cuanto desvió la mirada del suelo, para clavar sus ojos en los míos, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Pero este era completamente diferente a los otros. Sus ojos color verde musgo, dejaban en evidencia su enfado e irritación mientras mi cuerpo reaccionaba tensándose y sintiendo como el miedo recorría todo mi organismo. Su oscura y penetrante mirada causaba una sensación de inquietud y nerviosismo en mi cuerpo. La dureza y frialdad de cada una de sus facciones hacía que quisiera entrar cuanto antes en el despacho de mi padre y sentirme protegida.
—Vamos, chaval. No tenemos toda la noche-tiró de él, el comisario, mientras lo cogía bruscamente por el brazo. Él no desvió la mirada de mí hasta que el comisario lo alejo lo suficiente de nosotros.
Sentía mi cuerpo temblar levemente, mientras mi boca se había quedado completamente seca. Realmente no tenía ningún interés en averiguar el porqué de su asistencia a la comisaria. Sin lugar a duda no sería nada bueno.
—Ya puedes entrar-me recordó Owen, que aun continuaba plantado a mi lado.
—Gracias-le contesté, para después entrar rápidamente al despacho de mi padre.
Éste se encontraba con el cuerpo recostado en el sillón mientras se pasaba una mano, irritado y frustrado, por su cabello rubio. Su aspecto reflejaba el cansancio y la falta de tranquilidad, pero él estaba muy entregado en su trabajo y nada podía pararlo para que descansara un poco. Sentía fascinación por la energía y el carácter de mi padre. Desde siempre se ha mostrado como una persona fuerte y capaz de superar cualquier situación, aunque una de ellas fuera la pérdida de la persona que más amaba. Pero, aun así, su instinto sobreprotector estaba acabando con mi paciencia. Desde hacía varios meses atrás no dejaba que nadie se acercara a su pequeña. Tenía que llamarlo cada vez que iba a salir e incluso él debía saber en qué lugar me encontraba para quedarse tranquilo. Incluso en una ocasión en la que él estaba trabajando, Gabriel se había ido a pasar la noche con un amigo y yo me había quedado en casa haciendo un trabajo con Phoebe (mi mejor amiga), llegó a mandar un coche patrulla para que estuviera vigilando la casa.
—Hebe, preciosa-se levantó en cuanto se dio cuenta de mi presencia. Corrió hacia donde me encontraba y me estrechó contra su cuerpo-. ¿Cómo estás? ¿Estás cansada? Si es así, no te preocupes, ya he terminado el trabajo en la comisaria por hoy y…
—No, papá. Estoy bien-lo interrumpí, deshaciendo el abrazo de forma reacia.
Él estudió la expresión de mi rostro, mientras acariciaba mi mejilla con sus dedos.
—¿Sucede algo?-preguntó, observándome a través de esos azulados ojos, mostrando la preocupación en la que se encontraba.
Titubeé antes de confesárselo.
—Papá, no me gusta que seas así-dije, con un hilo de voz, ya que no me gustaba ver a mi padre de esa forma-. No puedo llegar a comprender el porqué de no querer que me quede sola en casa o que vaya a un sitio o a otro. Para ti todo te parece incorrecto, y que en cualquier momento podría estar en peligro. Pero lo único que no sabes es que haciendo estas cosas-señalé a su alrededor-, nunca conseguirás alejarme del peligro. Nunca, papá.
No respondió. Al contrario, se dedicó a estudiar mi rostro mientras clavaba su mirada en mis ojos. Podía ser capaz de ver la preocupación y el dolor que se reflejaban en ellos. Me sentía mal por decirle esas cosas, pero era como me sentía. Ya no tenía ocho años, porque dentro de un par de meses cumpliría la mayoría de edad. Pero él no llegaba a entenderlo. Siempre me echaba en cara que esto era lo que mi madre siempre había querido para mí.
—Vámonos a casa. Es hora de que te acuestes-finalizó el fin de la discusión, mientras recogía su abrigo del perchero y me guiaba hasta la salida.
Bufé, desquiciada y enervada.
Se detuvo unos segundos a comentarle unas ciertas cosas al comisario, mientras yo aprovechaba para despedirme de Owen. Al fin y al cabo había sido el único que me había dirigido la palabra, en lugar de estar vigilándome como si fuera una presa.
A los pocos minutos ya nos encontrábamos de camino a casa, conduciendo por las oscuras y solitarias calles de Londres. Recosté el peso de mi cabeza contra la ventanilla, sintiendo la pesadez de mis párpados y como la cálida sensación de la calefacción del coche se filtraba a través de las capas de ropa, produciendo un agradable efecto en mi organismo.
Cuando volví a abrir los ojos ya nos encontrábamos en la puerta de casa. Me deshice de las dos chaquetas que vestía, colocándolas sobre el perchero, mientras papá dejaba las llaves y demás cosas sobre el cuenco de la entrada. Ninguno de los dos hablaba, y yo cada vez me sentía peor conmigo misma. Había demasiada tensión el ambiente.
—Bueno…yo…erm…me voy a acostar ya-comencé a subir las primeras escaleras, pero me giré para observar la expresión de mi padre.
—Claro. Que descanses, cariño-se acercó para darme un dulce y tierno beso en la frente. Cerré los ojos y cuando los abrí él ya no estaba. Seguramente se habría marchado a prepararse algún café y continuar trabajando en algún caso. Él era así. Su vida dependía del trabajo.
Subí el resto de las escaleras y me dirigí hasta la última puerta del largo pasillo; mi habitación. Toda la casa se encontraba sumergida en un silencio mutuo. Ni si quiera se escuchaba el cantar de los grillos a medianoche. Me dejé caer reventada contra la cama, mientras me deshacía de las botas y me tapaba con las tres mantas que formaban mi cama. No tenía las suficientes ganas de cambiarme de ropa y colocarme un acogedor y calentito pijama.
Mis párpados comenzaron a cerrarse lentamente, mientras la última visión del día era la querida y única fotografía que tenía de mi madre sobre la mesita de noche. Después de eso, me sumergí en un profundo y aterrador sueño en el que los principales protagonistas eran ojos verdes, coches corriendo a toda velocidad y el recuerdo de mi madre vagando por mi subconsciente.
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Espero que les guste este primer capítulo y espero sus comentarios, pls.
IsabellaStyles
Re: ~DEEP IN MY BONES~ (HARRY STYLES)
Chicas, ya hay 23 visitas y NADIE se ha indignado en comentar.
Ahora debo ir a estudiar, pero si vuelvo y nadie ha comentado la dejaré.
Lo siento.
De vosotras depende.
IsabellaStyles
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