She will be loved. |Louis Tomlinson & Tú| TERMINADA.

Cuando llegaron a casa adornaron toda la casa dándole un espíritu muy navideño, tal como te gustaba a ti y tanto adorabas. Ayudaste con todo lo que pudiste y te emocionaste más que las chicas. Mientras que todos adornaban la casa, Jay hizo un montón de fotos y algunas las subió a Twitter, no sabías cómo iban a tomarse eso las fans, estabas con Louis en su casa cuando él acababa de terminar con Eleanor. De momento todo estaba bien pues nadie sospechaba que él y tú tenían una relación, ni siquiera la familia y eso te tranquilizaba en cierto modo… aunque sabías que tampoco podrían continuar escondiéndose por siempre.

—¿Entonces se irán o cómo?—preguntó Jay cuando estaban hablando del viaje al centro de rehabilitación.

—Sí, pero volveremos, sólo haremos una visita a su padre y nos volvemos—aseguró Louis.

—Estarás muy cansado Louis—habló su madre en tono protector—. ¿Por qué no te hacemos nosotros una visita? Será mejor, las chicas así también verán a los chicos, quiero ver a ese rubio irlandés de nuevo, lo extraño.

—Oh Dios, mira, no, no hace falta, no visitaremos a mi padre, es que… estoy haciendo muchas molestias y… bueh, en fin, puedo visitarlo después de Navidad.
—No, da igual, estamos encantados de ir a Londres, nos hace ilusión—habló Jay—. ¿Te parece bien Louis?

—Por mi perfecto…—aseguró él comiendo galletas.

Eso te hizo sentir culpable, no querías estropear los planes que tenía la familia pero te convencieron que no pasaba nada y al final aceptaste. Louis y tú se despidieron a la mañana siguiente y se fueron a Londres, donde directamente fueron al centro de rehabilitación.

—¿Sabes?—te miró él con una pequeña sonrisa.

—No, no sé—reíste.

—Aquí fue la primera vez que te vi, ¿te acuerdas? Chocamos… y tú saliste prácticamente corriendo. Yo estaba con Eleanor… y tú con tu tía—sonrió él, te sorprendía que aún se acordara.

—Me pareciste el chico con los ojos más bellos del mundo—aseguraste mirándole a los ojos, te lo seguía pareciendo por supuesto, él era muy atractivo en todos los sentidos.

—Muchas gracias—te abrazó por la cintura.

—De nada—le besaste la mejilla.

—Estos tardan mucho—gruñó—¿qué tanto hacen?

—Pueden pasar—llegó una enfermera y Louis enrojeció, era más que probable que lo escuchara y no lo había dicho con un tono muy agradable de hecho.

—Gracias—asentiste y cogiendo a Louis de la mano, entraron en la sala de visitas ya tan conocida para ti.

Tu papá estaba sentado en la mesa con gesto impaciente, se veía mejor que la última vez, había algo más de color en su cara y parecía haber engordado un poco… pero en sus ojos se veía aún la tristeza, se veía una pérdida irremplazable. Y lo entendías, tú tenías esa pérdida en el corazón y sabías que tanto como tu padre… y tanto como tú, esa pérdida nunca sería reemplazada por nadie y nada.

—Hola papá—lo saludaste sentándote con lentitud. Él te miró y sonrió débilmente para posar su mirada en Louis que tenía una mano en tu hombro en signo de apoyo.

—Hola _____(TN)—saludó él y en su cara había algo de suavidad, algo de amor, ya no parecía el hombre frío que llegó aquí. Eso te alegraba, parecía que tu papá estaba volviendo a la normalidad, poco a poco pero lo hacía y eso significaba que no estaba todo perdido.

—Te presento a Louis, mi novio—señalaste a Louis que ahora estaba sentándose a tu lado—. Louis, él es mi padre.

—Encantado de conocerte muchacho—se estrecharon las manos—¿desde cuándo cuidas de mi hija?

—No de mucho pero prometo que hago todo lo que puedo—sonrió Louis confiado.

—Bien, bien, ten cuidado que a veces puede ser muy cabezota y niña tonta—te miró con cariño—. ¿Sabes hija? Me han dicho que un mes más aquí y podré salir… será amargo pasar aquí las navidad y el fin de año pero me servirá de lección para el futuro. Quiero pedirte perdón por todo lo que he hecho, sé que no actué como un hombre y tú has tenido que pagar todo. Eres joven y has sufrido tanto…

—No pasa nada papá, todo está bien—cogiste sus manos—lo importante es que salgas de aquí y que seamos una familia de nuevo. Todo está en el pasado, ahora lo que nos importa es el futuro. ¿Vale? No te preocupes por otras cosas.

—Ante todo el presente hija, y en el presente te he fallado—agachó la cabeza avergonzado.

—No papá, no digas tonterías, te quiero, ¿vale? No pasa nada, no te guardo rencor, sigues siendo el mejor padre del mundo—hablaste con lágrimas en los ojos—. Te has equivocado, todos lo hacemos, somos humanos.

—Has madurado…—te acarició la mejilla con suavidad, hacía tiempo que no lo hacía… tanto que ya ni sabías cómo era la textura de sus dedos.

—He tenido que hacerlo—sonreíste.

La visita terminó demasiado pronto para tu gusto… y cuando saliste fuera empezaste a llorar porque eso te estaba superando. Tu papá se había comportado como antes y te sentías en casa de nuevo… como en los viejos tiempos. Louis te abrazó fuerte y te acarició la espalda tranquilizándote, si él no hubiera estado ahí, no sabía qué habrías hecho.

—Shhh cariño—te besó la frente limpiándote las lágrimas—vamos, no pasa nada, piensa que todo estará bien en un mes, él estará contigo en casa y serán una familia.

—Sí… además tengo confianza de que le gustará el regalo—empezaste a reír—. ¿Nos vamos cariño? Nos espera un largo día, tenemos que adornar tu casa también… ¡y el árbol! ¿Tienes árbol? ¡Hay que comprar!

—Cierto—asintió y sonrió al verte animada.

Llevaron los regalos a casa y los dejaron en la sala para después volver a salir al centro comercial. Tenían que comprar un árbol de Navidad y adornos ya que Louis al estar en una casa nueva, no tenía absolutamente nada de esas cosas. Y también tenían que hacer las compras para la cena, la nevera no tenía nada más que tres o cuatro cosas para hacer unos sándwiches y unos macarrones con queso que llevaba ahí como dos días.

—¿Blanco o normal?—preguntó Louis.

—Aunque los blancos son realmente hermosos… creo que los normales dan un ambiente más natural, ¿qué crees tú?—preguntaste mirándolo. Los dos estaban mirando enormes árboles de Navidad de distintos colores.

—Normal sí—asintió—. Veamos, esto es grande.

El árbol tenía dos metros e incluso más… sería un poco difícil meterlo en el coche pero en fin, ya se las arreglarían. Al tener el árbol comprado, fueron a por los adornos… que también fue bastante difícil elegir. Y finalmente acabaron con las compras… donde fueron también fotografiados. Odiabas que los fotografiaran, era algo que te sacaba de todas tus casillas.