She will be loved. |Louis Tomlinson & Tú| TERMINADA.

¿Qué había pasado con Louis? Había peleado con Eleanor muy fuerte, tanto que estaba casi seguro que habían acabado todo lo que tenían. Se notaba que estaba triste por la mirada que tenía. Louis no era una persona muy abierta en eso de las penas, pero con una mirada podía decirte todo lo que tenía escondido. Tal vez eras la única persona que lo podía ver… o tal vez no, pero ese dolor que veías te dolía hasta a ti. Lo distrajiste mucho rato, estuvieron cocinando juntos y mientras que cenaban, estuvieron hablando de películas y cosas tontas… no sabías exactamente cómo comportarte. Normalmente en las chicas funcionaba el helado, con los chicos ya no sabías.

—¿Tienes helado?—suspiró cuando estaban en el sofá mirando la televisión.

—¿Funciona en los chicos también?—preguntaste riendo.

—Sí…—suspiró.

Comieron mucho helado entre los dos. Tú también estabas deprimiéndote y la verdad era que el helado era la mejor cura. No siempre funcionaba ya que después solía venir la depresión de los kilos ganados. Pero en ese momento no te importaba, estabas deprimida, de hecho los dos estaban deprimidos y con helado y viendo películas románticas se hundían más en la miseria.

—¿Sabes? Nunca he tenido suerte en el amor—te encogiste de hombros—. Pensé que con Sam sería diferente y lo único que gané fue una tremenda paliza que todavía me duele cuando recuerdo. Los dos somos desgraciados en eso eh.

—¿Sí verdad?—suspiró dándote la razón—Oye… Harry eh, ¿te gusta él?

—No. ¿Te gusta a ti?

—No, es mi amigo, mi mejor amigo—se encogió de hombros. Esa conversación estaba siendo un poco estúpida pero a las doce de la noche comiendo helado provocaba esas cosas.

—Ah.

—¿Puedo hacerte algo?—preguntó minutos después.

—¿Qué cosa?—levantaste la mirada encontrándote con sus ojos.

—Una cosa… ¿me das tu permiso?—insistió.

—Eh, ¿sufriré? ¿Sentiré dolor o algo parecido?—preguntaste sentándote bien en el sofá.

—¿Me crees masoquista o algo parecido?—arqueó una ceja.

—No, no realmente—aceptaste riendo.

—¿Puedo o no?

—Vale—aceptaste finalmente.

—Cierra los ojos, no te haré nada—prometió. Los cerraste y esperaste a su próximo movimiento.—Solo… uhm, no te opongas, será más fácil si cooperas.

No sabías de qué iba todo eso pero sentías a Louis cada vez más cerca de ti, no entendías qué iba a hacer… y por qué no lo hacía ya pero esperaste paciente hasta que sentiste sus labios encima de los tuyos. La primera vez te quedaste alucinada y abriste los ojos espantada. ¿Louis te estaba besando? ¿Era eso verdad? Con un gruñido llevaste tus manos a su cuello y cooperaste al beso, ¿cómo no hacerlo? Llevabas días deseando besar esos labios. Y vaya, Louis era bueno.

—Yo…—hablaste después del beso.

—No digas nada—apoyó la cabeza en tu hombro.

—Vale—aceptaste pasándole el brazo por los hombros abrazándolo.

Seguiste mirando la televisión con Louis abrazado a ti. No entendías nada. Se había puesto celoso con la escena de Harry, te había acariciado la mejilla defendiéndote de su propia novia y ahora venía a tu casa para decirte que había acabado todo con Eleanor y te besaba haciendo experimentos contigo. ¿De qué iba todo eso? Lo miraste dispuesta a preguntárselo pero tenía los ojos cerrados, estaba durmiendo… ¡qué momento para dormirte Tomlinson! ¿Y ahora quién iba a aclararte las dudas? No eras de las personas que se besaba con otra porque sí.

—Louis…—lo llamaste suavemente, eran las dos de la madrugada y querías irte a la cama, no podías ya que él te abrazaba con fuerza usándote como almohada. Estabas cómoda pero tu cama sonaba a paraíso.

—¡Me he quedado dormido!—te soltó sobresaltado—Lo siento, mierda.

—No pasa nada, solo que es tarde, ¿nos vamos a la cama?—preguntaste dando un bostezo. Él te miró en silencio y tú te mordiste el labio, eso había sonado un poco mal… pero tus intenciones no eran pervertidas, sexuales o lo que pensaba él. Te levantaste y lo miraste nerviosa, no querías que pensara que intentabas algo con él ahora que estaba soltero.

—¿A la cama?—preguntó lentamente.

—Eh, sí, cama, dormir, nada más—empezaste a explicar atropellándote con las palabras, era la primera vez que invitabas a alguien a tu cama.

—Vamos a la cama entonces—y se levantó para cogerte de la mano y tirar de ti camino a las escaleras. Obviamente no parecía muy incómodo de dormir contigo. ¿Cómo te tomabas eso? Eran amigos… pero… lo miraste y viste que no tenía ninguna incomodidad o no se veía realmente pensativo así que dejaste pasar ese tema. Él espero hasta que te metiste a la cama y después se metió él, no antes de quedarse en bóxers y en una camiseta de manga corta blanca.

—Esto no es muy normal, ¿verdad?—preguntaste cuando ya estaban situados en la cama cómodamente.

—No. Dame la espalda—pidió y lo hiciste—bien, buenas noches _____(TN).

—Buenas noches Louis—cerraste los ojos y sonreíste, él te había abrazado por detrás y aunque sabías que no deberías de sentirte así, sentías que todo estaba perfectamente bien. Parecía que tu lugar estaba en sus brazos.

Y dormiste tremendamente bien hasta que de pronto todo se volvió oscuro y reviviste ciertas cosas que no eran agradables. Primero la muerte de tu madre volvió como un flashback. Después el comportamiento de tu padre hacia ti, después su ingreso al centro de rehabilitación. Y todo acabó con todas las malas palabras y la paliza que te había dado Sam. No, no había sido un sueño agradable, parecía que habías dado un repaso a todo lo que había sido tu vida en los últimos meses.

—Ey, ¿qué pasa?—te miró Louis al verte tan inquieta.

—U-una pesadilla—te encogiste en la cama.

—Tranquila, todo está bien—te acarició el pelo y empezaste a relajarte poco a poco.

—¿Quieres contarme?—te miró con una sonrisa tierna—Yo cuando tengo pesadillas las suelo contar, así puedo superar antes el miedo. Inténtalo, te hará bien.

—Ha sido un repaso de mi vida… desde la muerte de mi madre hasta a Sam—parpadeaste mirando la sábana azul oscuro que estaba en la cama. Frunciste el ceño y diste un suspiro, vaya manera de despertar a esa hora. Con eso recordado, miraste el reloj y viste que eran casi las cinco de la madrugada.

—Tranquila, vuelve a acostarte—te empujó para que te tumbaras del todo—respira, relájate, todo está bien, no tienes por qué preocuparte. Piensa en algo que te hace feliz y agárrate a él con todas tus fuerzas.

Y sin poder evitarlo levantaste tus manos y lo abrazaste fuertemente. Él era la única persona que te estaba haciendo feliz en los últimos días. Te escondiste en el hueco de su cuello y te quedaste ahí hasta que volviste a dormirte de nuevo.